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Dirección por hábitos - TopTen Management Spain

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INTRODUCCIÓN xv<br />

cumple la teoría del caos: una actuación aparentemente accidental en un lugar,<br />

puede provocar impresionantes ventajas (o daños) para otros.<br />

Liderar es en buena medida descubrir y promover un adecuado equilibrio entre<br />

los objetivos de la Compañía y la maximización de las capacidades de los recursos<br />

humanos con los que se cuenta. Hay que procurar el empowerment del personal,<br />

pero —discúlpese la expresión— sin perder las riendas: incitar al caballo a<br />

cabalgar ligero, pero sin caerse de la montura”.<br />

Insiste el profesor Fernández Aguado en que si los miembros de la dirección<br />

sólo son capaces de motivar empleando consideraciones crematísticas, nunca alcanzan<br />

los más profundos resortes de la persona. Asumir <strong>hábitos</strong> es más exigente<br />

y eficaz que proponer valores.<br />

La DPH —insiste— muestra que la fuente del verdadero valor del trabajo subjetivo<br />

es el perfeccionamiento mismo de la persona.<br />

Escribe nuestro pensador que “señalar la orientación correcta de los actos, para<br />

que se conviertan en <strong>hábitos</strong>, supone facilitar a los trabajadores su camino hacia<br />

la felicidad. La razón y la voluntad cooperan de forma estrecha. Como decían los<br />

clásicos: utrasque ad actum alterius operatur: la voluntad desea que la razón llegue<br />

a conocer; y la razón entiende que la voluntad quiere, y también lo que quiere.<br />

De este manera, lo que nos resulta razonable y lo que se nos presenta como<br />

apetecible son realidades que se comprometen mutuamente.<br />

Los retos de la DPH son dos: definir qué <strong>hábitos</strong> convienen a la persona, y mostrar<br />

los senderos para lograrlos. En sentido estricto, el trabajo —la vida, en general—<br />

consiste en que la persona conquiste la verdad de sí misma. Esto exige saborear<br />

la verdad sobre el bien de cada acto, y la realización del bien subordinado<br />

a la verdad sobre su propio ser.<br />

¿Qué <strong>hábitos</strong> debería ejercitar una persona en el trabajo? Por señalar algunos:<br />

lealtad, sinceridad, discreción, afabilidad, puntualidad, laboriosidad, reciedumbre,<br />

prudencia, saber estar, buen gusto, responsabilidad, alegría, naturalidad, sencillez,<br />

generosidad, magnanimidad, justicia, comprensión, paciencia, audacia, amistad,<br />

valentía, buen humor, agradecimiento...<br />

Cada acción va predeterminándonos para el futuro. En la medida en que la persona<br />

va calando en el conocimiento del mundo puede, con más acierto, subordinar<br />

sus actividades al logro de su bien más pleno. Una mayor profundización en<br />

el sentido de su existencia, permite al hombre apreciar y desarrollar mejor sus aptitudes,<br />

sus competencias, obteniendo más provecho de sí mismo.<br />

Quien asume <strong>hábitos</strong> operativos adecuados alcanza la libertad. La puesta en<br />

marcha de una DPH ha de contar con los esfuerzos tanto de las promociones que<br />

van de retirada, como de las que impetuosamente se incor<strong>por</strong>an al mundo del trabajo.<br />

Como señalaba un pensador español del siglo pasado, al joven le falta prudencia,<br />

al viejo le faltan fuerzas. Junta a los dos y tendrás las dos cosas en cada uno.<br />

Cada persona se experimenta a sí misma como origen de su bien y de su mal:<br />

la DPH señala las trochas para superar las limitaciones que sean susceptibles de

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