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1 INTRODUCCIÓN AL INFORME
La sexualidad ocupa una parcela en la vida de las personas, que podríamos denominar
crucial, desde una perspectiva de género. Se trata de un escenario privilegiado para valorar las
relaciones entre los sexos y detectar las desigualdades que pudieran existir entre los mismos.
Durante años y todavía hoy, la vía de transmisión de conocimientos utilizada en
materia de sexualidad ha sido principalmente la informal, que se caracteriza por ofrecer gran
cantidad de información, que en la mayoría de los casos no ha sido filtrada previamente y por
tanto, es una información difícil de controlar.
Actualmente vivimos en un conflicto permanente entre la erotización del ambiente, a
través, sobre todo de la hipersexualización del cuerpo femenino mediante cirugía,
cosmética… (Miriam, K. 2007), y la coerción sexual que impide una educación sexual
formal, suficiente y adecuada basada en la igualdad de género (Caricote Agreda, E. 2007).
Esta situación comporta el riesgo de transmitir una información sesgada, basada en el
aprendizaje a través de estereotipos tradicionales, que son interpretados como la norma a
seguir y por tanto, aquello que se aleje de la norma puede ser juzgado e incluso rechazado.
A pesar de conocer que la sexualidad humana está en continuo desarrollo a lo largo de
la vida, la adolescencia es un periodo decisivo en la conformación de la identidad sexuada y
en el propio desarrollo sexual, tanto físico como psicológico y social de los individuos. Se
caracteriza por ser una etapa donde la adquisición de conocimientos procedentes de fuentes
informales, como podría ser el grupo de pares o determinados medios de comunicación, cobra
especial importancia; pasando a un segundo plano la familia y el personal docente. Si a esto le
añadimos que los adolescentes, en tanto que se encuentran en una etapa de cambio y búsqueda
de la propia identidad, pueden ser altamente influenciables; este conflicto social podría
traducirse en una influencia negativa con capacidad de modelar sus valores y actitudes. Si no
fomentamos una educación sexual igualitaria, si no que lo hacemos en base a estereotipos de
género clásicos, el resultado más probable será una sociedad basada en la diferencia, que
transmitirá su mismo modelo generación tras generación. Por este tipo de razones he
considerando interesante: indagar en las interpretaciones que los y las adolescentes hacen de
la sexualidad y de las prácticas sexuales, valorar a través de sus opiniones si se percibe
desigualdad de género en este grupo de personas y por último, en caso de que ésta se probara,
conocer si nuestra población de estudio es consciente de la misma. Pues los adolescentes de
hoy, son los hombres y mujeres adultos que conformarán nuestra sociedad mañana.
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