Historia: Dr. Ramón Carrillo / Médicos argentinos ... - Revista Ambo
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Entrevista a Liniers<br />
40 ¿De verdad no sabías qué era lo que te te de nuestra infancia, algo de esto guar- 41<br />
gustaba o no te animabas a tomar la decisión?<br />
No tenía la menor idea. Seguro que Picasso,<br />
a los 16 o 17 años, sabía que era<br />
un artista, pero yo no era el que mejor dibujaba<br />
de la clase, ni tampoco tenía una<br />
pulsión tan grande para el dibujo. A esa<br />
edad, para mí era lo mismo ver tele, jugar<br />
a los “fichines”, leer a Stephen King o<br />
dibujar (risas). Es difícil saber de antemano<br />
lo que a uno puede o no gustarle. Lo descubrí<br />
haciéndolo, y así conocí gran parte<br />
de mi profesión.<br />
¿Sentís que los años previos al dibujo<br />
fueron una pérdida para tu<br />
profesión?<br />
¡Nooo, al contrario! Si<br />
hoy puedo vivir de las<br />
historietas, es por todo<br />
lo que hice antes.<br />
Es como la película El<br />
efecto mariposa (un film<br />
sobre la manipulación del<br />
tiempo): si alterás algo del pasado,<br />
quizá el presente se modifique, y si<br />
no hubiera estudiado lo que estudié, tal<br />
vez no llegaba a lo que soy hoy. Por todo<br />
lo que pasé, fueron como “un montón<br />
de buenas mini noticias” que me acercaban<br />
a mi profesión. Todo es para bien.<br />
Lo que uno estudia te enseña a pensar y<br />
a conocer.<br />
¿Es verdad que muchos historietistas son<br />
muy tímidos?<br />
Sí. Es una constante en el 90% de los dibujantes.<br />
Este trabajo es una evasión enorme<br />
y es muy antisocial. Metemos la cabeza<br />
en el escritorio y, durante tres o cuatro<br />
horas, no le hablamos a nadie (se ríe).<br />
Todos nosotros tenemos, en alguna par-<br />
dado. Por ejemplo, conozco a muy pocos<br />
historietistas que jueguen bien al fútbol.<br />
En mi caso, cuando estaba en el colegio<br />
y había un partido, como jugaba mal,<br />
me quedaba en clase dibujando; y si hubiera<br />
jugado bien, por ahí ahora sería abogado<br />
(risas).<br />
¿Te dio cierto desahogo poder comunicarte<br />
a través del dibujo?<br />
Sentí que le ponía voz a mi timidez. Cuando<br />
era chico, me acercaba a las mujeres<br />
y les decía (con voz baja y finita): “¿Hola,<br />
querés bailar?”. Entonces, me decían que<br />
no, y me iba destrozado. Ese “querés<br />
bailar” no era mi verdadera<br />
voz; era apenas una vocecita<br />
llena de pánico. La<br />
historieta fue una manera<br />
de contar lo que<br />
me pasaba.<br />
¡Entonces fue un recurso<br />
para levantar minas!<br />
(Carcajada) ¡No, porque ya había<br />
conocido a mi mujer! Me enamoré<br />
y hoy estoy con ella. ¡Un desperdicio total<br />
de posibilidades! Ése es el humor cruel<br />
que tiene Dios. A los 18 años, me decía a<br />
mí mismo: “¡Dónde están las minas!”. Y<br />
ahora que vienen un montón a pedir que<br />
les firme el libro, no puedo hacer nada…<br />
Una desgracia.<br />
¿Cómo evolucionaron tus tiras hasta llegar<br />
a Macanudo?<br />
Arranqué en Página/12, con Bonjour, que<br />
salía muy escondido una vez por semana<br />
en un suplemento, y buscaba llamar la<br />
atención. No estaba tan preocupado por<br />
lo que decía o cómo hacía, y cada idea ex-