¿Y yo? Cómo sobrellevar el secuestro de un hermano o una hermana

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CASA
Quizás no todas estas preguntas tengan buenas
respuestas. Probablemente tengas un millón de
preguntas más. Es totalmente natural que las tengas y
está bien que hagas esas preguntas. Quizás tus padres
tampoco tengan las respuestas. Recuerda que esta
situación también es nueva y desconocida para ellos.
A veces ayuda hacer las preguntas en voz alta en vez
de mantenerlas guardadas dentro tuyo.
Estas son algunas otras cosas que
puedes hacer:
• Sé paciente. Es posible que las
cosas no vuelvan a ser como eran
antes, pero que tampoco parezcan
tan extrañas por mucho tiempo.
• A veces tu casa puede ser un
ambiente demasiado intenso.
Quizás necesites irte por un tiempito.
Pregunta si puedes pasar la noche
en la casa de un amigo.
• Pasa tiempo con amigos. Sal a andar
en bicicleta. Ve al centro comercial
con tus amigos. Hagas lo que hagas,
asegúrate de decirles a tus padres a
dónde vas para que no se preocupen
por ti.
• No seas demasiado duro contigo
mismo o con tu familia. Intenta
relajarte aunque la situación sea
difícil.
• Haz algo para distraerte. Lee.
Escucha música. Mira un video o DVD.
Sal a correr.
• Busca hacer cosas que le den
estructura a tu vida. Empieza a ir a
un club. Inscríbete en una actividad
extraescolar. Escribe un diario.
Prueba un nuevo deporte. Decide
ejercitarte 3 veces por semana. Haz
algo que te haga bien.
TU PROPIO ESPACIO
Puede ser muy perturbador cuando tu
casa está tomada por extraños y
sientes que no tienes nada de
privacidad. Cuando sientes que tu
vida está siendo invadida, es
importante tener espacio para ti.
• Habla con tus padres sobre la
necesidad de tener un espacio para
ti. Encuentra un lugar en tu casa—
un lugar seguro solo para ti—que
todos los demás sepan que está
fuera de alcance. Nadie puede entrar
a menos que tú lo digas.
• Cuelga un letrero en la puerta de
tu habitación que diga “Este es mi
espacio personal: ¡no pasar!”.
Mientras estés en tu propio espacio,
puedes pensar lo que quieras y sentir
lo que se te dé la gana.
• Piensa en un lugar en el que siempre
te sentiste feliz, como la playa o la
casa de tu abuela el Día de Acción
de Gracias. Piensa cómo se ve, cómo
huele y cómo sabe. Solo viajar hacia
allí con tu mente puede reconfortarte
por un rato.