La Ley de Memoria Histórica: reparación e insatisfacción Julio ...

econociendo en muchos casos la ilegitimidad del levantamiento armado que provocó una guerra civil,
no dejan de encontrar éste explicable y, lo que es más determinante, justificable. Esa opinión tiene su
asiento más notable en la derecha política, a cuyo frente se encuentra el Partido Popular, y cuenta con el
apoyo de la jerarquía eclesiástica en bloque, parte de la magistratura y algunos sectores más minoritarios.
En la otra parte, la posición genérica de la ideología de izquierda española y de algún grupo nacionalista,
como es el caso de Esquerra Republicana de Cataluña, mostró también inequívocamente su oposición a
un texto legal que tal como se presentaba no satisfacía sus aspiraciones a una reparación completa de
la memoria de los vencidos. Desde este ámbito surgieron incluso documentos como el “Manifiesto de
Barcelona”, de noviembre de 2006, en el que un amplio conjunto de instituciones de diverso tipo pedían
la tajante retirada del proyecto auspiciado por el Gobierno. Y es que esta posición se movía sobre el eje
de la exigencia de una declaración explícita de nulidad de todos los procesos y las correspondientes sentencias
dictadas por los Tribunales Civiles y militares que los sublevados erigieron y la Dictadura mantuvo
durante dos decenios para juzgar los supuestos delitos políticos cometidos por quienes defendieron la
legalidad republicana. La posición genérica de las izquierdas es, pues, la de que el documento puesto en
marcha era claramente insuficiente como instrumento reparador y no cumplía sus propósitos.
Aún así, estas dos posiciones realmente inconciliables no recogen en su totalidad el espectro de las disconformidades,
totales o parciales, que se manifestaron ante la posibilidad de la promulgación de una
Ley de este tipo. Hubo una importante corriente de opinión ciudadana, tanto como de expertos y eruditos,
que, tiene que ser reconociendo en principio la necesidad de una acción reparadora definitiva, divergía
en las formas de su expresión y en los instrumentos aplicables para ello. La declaración de nulidad de
Tribunales y sentencias obra de los sublevados y la Dictadura dividió por lo pronto a los juristas, ciertamente
según la línea que separa a conservadores y progresistas. Las formas concretas en que la Memoria
Colectiva –mejor “las memorias”– debía hacerse cargo de esta necesidad socialmente inaplazable y proceder
a las rectificaciones debidas son también fuente de criterios encontrados. Pero es que, por demás,
la necesidad y la posibilidad de que la Memoria misma pudiese ser fundamentada y rectificada precisamente
con una disposición con rango de Ley dividió a políticos, intelectuales, magistrados y medios de
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A la derecha, arriba, Hogares destruidos. Madrid, 1936-1939. Abajo, Refugios abiertos en las calles contra la aviación facciosa.
Madrid, 1936-1939. Archivo Rojo. Archivo General de la Administración, Ministerio de Cultura.
they come from, and how have they tried to present
themselves?
There exists an unjustified but fairly generalized belief
that the opposition is framed only in one or another of
two postures which would come to coincide with the
historic and memorial heritage of the two factions to
which, with certain simplification as well, the origin of
the great Spanish confrontations of the 20th Century is
also attributed, which have, as is known, their nascence
in the Republican period of the 1930s, which culminated
in a Civil War and which had as a more enduring consequence
almost forty years of a Dictatorship maintained
by the victorious side of the Civil War, that is, those who
rebelled against the legitimacy of the Republic existing
between 1931 and 1936. More than two thirds of a century
later, the historic and memorial relevance of that period
of our History, of which scant living witnesses remain,
continues to have a potency that needs no highlighting.
It bears asking ourselves, therefore, and this would be
the most relevant question when one approaches a conflict
such as this, for the reasons behind its persistence
in the Memory. An answer to this question would be
much more clarifying than many resistances of obscure
origin...
Definitively, one of these oppositions is represented by
those who maintain that seventy years after the central
conflict and more than thirty since the end of the
Dictatorship, the Law does nothing but reopen a traumatic
memory, and a historic conflict where it is supposed,
moreover, that the character and the specific dispositions
of the transitional period to the constitutional
democracy in the 1970s were left substantially compensated.
The reconciliation of the Spanish, the forgetting of
the tragedies, the amnesties for those guilty of them,
have marked, between the years 1975 and 1982 approximately,
the moment of a new history and a new memorial
consideration: that of overcoming the conflict, the
recognition of the collective error and the proposal, also
collective, of its not being repeated. Normally, this socomfortable
position is maintained by sociological and
ideological sectors of the Spanish population which, even
recognizing in many cases the illegitimacy of the armed
uprising which provoked a Civil War don’t cease to find
this explainable and, what is even more crucial, justifiable.
This opinion has its most notable seat in the political
right, at whose forefront one finds the Partido Popular, and
has the support of the full ecclesiastical hierarchy, part of
the judicature, and some more minority sectors.
On the other side, the generic position of the ideology of
the Spanish left and of some nationalist groups, such as
the case of Esquerra Republicana de Cataluña, also
unquestionably show their opposition to a legal text
which as it is presented doesn’t satisfy their aspirations