Temas de espiritualidad - Autores Catolicos

latía el corazón fuertemente cuando entraba en el confesionario.
Nuestro párroco era un espantapájaros.
Cuando el marido dejó el hogar, ¿es que la joven abandonada,
que no quería salir con otros hombres, tiene buena salud y siente
algunas veces deseos sexuales normales, puede a veces
masturbarse sin estar obligada a confesar este acto íntimo y
personal que no molesta ni escandaliza a nadie? Me digo que es
su cuerpo.
Igualmente una mujer cuyo marido no tiene salud y que no la
toca desde hace años. Sé que muchas mujeres se plantean la
cuestión sin atreverse a hablar de ella, por pudor.
***
Preferiría no responder a estas cuestiones. Conozco la doctrina, y
también los problemas concretos de hombres y mujeres . No
quiero falsear las conciencias. Tampoco quiero culpabilizar a las
personas escrupulosas o delicadas. Sin embargo contesto a tu
pregunta, ya que se me plantea con frecuencia.
Desde el inicio, señalo la buena voluntad de estas personas que
evitan una falta mucho más grave, la del adulterio.
La masturbación, cualquiera que sea el estado de nuestra vida,
permanece en sí como un desorden y, digámoslo, un pecado. La
Iglesia ha creído bien recodarlo. Hay que reaccionar contra la
publicidad que no ve en el acto masturbatorio nada más que un
gesto anodino y natural.
¿Nos pertenece muestro cuerpo? ¿No pertenece más bien a Dios?
Algunos actos secretos pueden que no escandalicen a nadie, pero
pueden ofender a Dios. Hay faltas contra el prójimo, contra sí
mismo y faltas contra Dios.
Algunas circunstancias atenúan la gravedad de la falta. Así, una
mala costumbre o hábito previene hasta cierto punto o totalmente
la libertad de la voluntad.