IV Domingo de Cuaresma, Ciclos A, B y C. - Autores Catolicos

El estatalismo y la infamia (1) ayudada por la (2).
(Ignacio Arsuaga y M. Vidal Santos: Crónica de un asalto a la
sociedad; Hazteoir).
Seny.-El panico.
“No admitimos la enfermedad y para huir de ella sacrificamos embriones,
manipulamos genes y jugamos a aprendices de brujo, con cierta base, sí pero
al albur de consecuencias insospechadas”. (Nicolás Retana, médico).
“Vivimos un momento que reclama dos coas: que la sociedad
sea consciente de su desnudez y que despierte a recuperar lo que
es suyo frente al exceso de Estado y a la endogamia de los
políticos. Hacen falta voces que denuncien, que aviven
conciencias. La Plataforma “Hazte Oír responde a la necesidad.
El libro que tiene en sus manos el lector, al margen de
ideologías concretas, denuncia la invasión del poder político
sobre esferas que deberían ser privativas de la sociedad. Una y
otro, plataforma y libro, son iniciativas muy positivas en el
camino de la recuperación por la sociedad civil de lo que
propiamente le pertenece”. De todos modos este texto, por mucho
que diga y hable de social civil, no queda claro el carril sin
el cual, no hay ninguna seguridad civil para que debidamente
guiada, no vuelva a estar donde hoy está. Porque, quiérase o no,
ha sido la sociedad civil, anodina, la que facilitó esto.
De hecho el libro tiene un último capítulo donde se muestra
el estado de podredumbre. Al fin se trata de un estado de
“pecado”, y el pecado como oscuridad sólo lo vence la luz de
Dios, porque toda luz es de Dios o es Dios.
“Los voluntarios que recogimos las firmas (más de un millón)
compartimos nuestra sorpresa al encontrarnos con que una mayoría
de los ciudadanos apuesta por defender el derecho a vivir del
nasciturus. Y sin embargo, algunos de ellos reconocían que no se
atreven a expresar su opinión sobre el aborto en su entorno. Por
el contrario, los que se declaran a favor del aborto, no tienen
problemas en hacerlo público”.
“A pesar de los ataques contra la vida, la familia y las
libertades, nuestra experiencia y los datos a los que hemos
podido acceder nos demuestran que la mayoría de la gente en
España, y en el resto del mundo, quiere proteger y preservar la
familia, el matrimonio y el derecho a vivir. El problema con el
que nos enfrentamos es muy simple: aunque seamos una mayoría,
demasiada gente permanece en silencio”.
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