EL MERCANTIL VALENCIANO - Levante-EMV

cuadernoagrario
Levante EL MERCANTIL VALENCIANO ■ Domingo, 4 de marzo de 2007 7
AGRICULTURA, PESCA, ALIMENTACIÓN E INDUSTRIA AGROPECUARIA
Sergio Carbó, Valencia
—El campo tiene fama de ser una
ocupación dura, pero, de acuerdo
con su propia experiencia ¿trabajar
como agricultora tiene aún
más inconvenientes que hacerlo
como agricultor?
—En ambos casos se trata de un
trabajo duro. Lo que sucede es
que si además eres mujer pues
tienes que añadirle al trabajo habitual
de agricultora el de madre,
el de ama de casa y el del
cuidado de los mayores. Todo
esto en medio de la falta de infraestructuras
que suele caracterizar
a los pueblos de las zonas
rurales.
—¿Cómo llegó usted a convertirse
en una profesional de la actividad
agraria?
—Por tradición familiar. Todos
en mi familia han sido agricultores.
Yo me he criado en el campo,
siempre he vivido aquí y seguiré
viviendo aquí. No conozco
otra cosa.
—¿Trabaja entonces en el campo
porque no tiene más remedio, no
le gusta lo que hace?
— Me gusta lo que hago, pero
aún me gustaría más si pudiese
vivir con una renta digna. Digan
lo que digan, cada día resulta
más insoportable seguir siendo
agricultor a título principal.
—¿Por qué?
—Lo primero de todo por los
precios. Nuestros productos valen
cada vez menos, hasta el
punto de que muchas veces tenemos
que poner dinero del bolsillo
para sacar nuestras explotaciones
adelante. Mire, aquí la
única realidad que conocemos
es que los tractores y todos los
productos que tenemos que
comprar para realizar nuestros
trabajo son cada vez más caros,
mientras nosotros cobramos
cada día menos por lo que producimos.
A este paso, llegará un
día que no tendremos más remedio
que abandonar la agricultura.
—Supongo, no obstante, que el
trabajo en la agricultura también
tendrá algún aspecto positivo.
—Sí, sí, claro. A mi me gusta trabajar
al aire libre y me gusta estar
viviendo en la aldea o en el
pueblo, que es donde he decidido
vivir y, de hecho, no lo cambiaría
por nada, pero claro todo
esto me gustaría aún más con
una renta digna.
—Según su punto de vista, ¿cuá-
Pilar Latorre
entrevista MUJER AGRICULTORA Y PRESIDENTA DE LA ASOCIACIÓN SALVIA
■ La responsable de la asociación Salvia, la entidad de la Unió de Llauradors que agrupa a las mujeres
agricultoras, ha trabajado todo su vida en el campo y dice que le gusta dicha ocupación, pero que le gustaría
aún más si las rentas fuesen mínimamente dignas. A sus 51 años, Latorre, que vive en las Cuevas
de Utiel, se mantiene firme al frente de sus explotaciones de viñas y almendros.
«A nuestros hijos les decimos que sólo
vengan al campo a comer la paella»
EN LA EXPLOTACIÓN. Pilar Latorre ha trabajado como agricultura durante toda su vida.
les son las causas que han llevado
a esa situación de crisis de
rentas que denuncia?
—Hace unos seis o siete años
vino a darnos una charla un señor
que era un especialista en temas
económicos y no habló de
la globalización. No habíamos
escuchado nunca esa palabra y
nos quedamos perplejas. Ahora
ya sabemos lo que es la globalización
y lo que ese señor quería
decirnos. No hace tanto tiempo
obteníamos unos precios por
nuestras cosecha que no es que
fuesen gran cosa pero al menos
nos permitían vivir. Sin embargo,
ahora las cosas han cambiado
y ya entiendo lo que aquel señor
nos estaba explicando.
■ La agricultura me
gusta y todavía me
gustaría más si
pudiera vivir con
una renta digna
JOSÉ FERRER
EMV
—¿Considera, no obstante, que la
situación actual es reversible, que
pueden mejorar las cosas?
—El campo tendría que cambiar
mucho. Son muchos los agricultores
que están tirando la toalla
porque ya no pueden más.
La gente mayor de esta zona
está dejando perder las viñas y
eso es algo que yo no había visto
en mi vida. Lo mismo está empezando
a suceder con los naranjos.
La realidad es que no podemos
competir con los grandes
y las opciones que nos quedan
son la de limitarse a sobrevivir
o la de abandonar la agricultura.
—La veo muy pesimista
—Le hablo con el corazón en la
mano. Actualmente, lo que existe
en la agricultura es una gran
desilusión y los que nos quedamos
les decimos a nuestros hijos
que sólo vengan al campo a
comer la paella del domingo.
—¿Cree que los últimos cambios
legislativos en materia de Seguridad
Social agraria o las recientes
leyes de atención a personas en
situación de dependencia pueden
contribuir a paliar esa situaciones
de desventaja en las que, según
usted, se encuentran los profesionales
del campo?
—Bueno, todas las mujeres integradas
en la Unió-Coag venimos
reclamando desde hace
muchísimo tiempo la titularidad
compartida de las explotaciones
y de este nuevo reconocimiento
van a beneficiarse un millón de
mujeres. Ahora bien, la última
reforma de la Seguridad Social
sólo recoge bonificaciones a las
mujeres menores de cuarenta
años cuando la mayoría de las
mujeres que trabajamos en el
sector agrario hemos sobrepasado
esa edad. Por tanto, hay aspectos
de esas últimas leyes que
han sacado que no nos valen,
aunque también pensamos que
sería todavía peor que no se hubiese
hecho nada al respecto.
Ahora contamos con una base
legal a partir de la cual podemos
reclamar. Por otro lado, la ley de
atención a las personas en situación
de dependencia también
es beneficiosa en general, si
bien este tipo de servicio no se
prestará en pueblos con menos
de 20.000 habitantes. Yo entiendo
que no pongan un centro de
día en una aldea en la que somos
600 personas, pero eso quiere
decir que el cuidado de los mayores
seguirá estando a cargo
de las mujeres. Aunque nos den
160 euros al mes por hacerlo,
esa cantidad no compensa el
desgaste físico y psicológico
que conlleva esta clase de ocupaciones.
Me temo que los pequeños
pueblos nos vamos a
quedar como estamos.
—Así, que vivir en el mundo rural
entraña casi siempre una dificultad
añadida.
—En este caso ser mujer en una
zona rural es más complicado,
sí, porque aquí el nivel de envejecimiento
es más elevado y es,
por tanto, donde más se necesitan
este tipo de ayudas.