Mujeres Empresarias

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Esto que parece una ventaja, en
ocasiones se convierte en un
arma de doble filo, ya que las
empresas creadas por estas
mujeres no crecen tanto como
las masculinas porque no fueron
concebidas con ese fin.
Podríamos decir que prefieren
que no crezcan para que no les
implique más tiempo y recursos.
La influencia de la estructura familiar y de la maternidad, en muchos casos, a la hora
de emprender por parte de las mujeres, nos lleva a entender la importancia de la
renta familiar, no la individual, como la variable que condiciona muchas de las
decisiones de emprendimiento. En la mayoría de las familias, el ingreso por parte del
hombre es considerado como el principal aporte monetario y se considera el de la
mujer como secundario y menos ligado a la estructura familiar. Es por esta razón que
muchas mujeres se lanzan a la aventura de crear sus propias empresas casadas y/o
cuando sus hijos son un poco más mayores y puede organizar mejor su jornada
laboral.
En esta misma línea, en los países donde los niveles de ingresos en el trabajo por
cuenta ajena son mayores, el número de emprendedoras, suele ser menor, por el
coste de oportunidad que implica, mientras que en economías en transición o con
altas tasas de desempleo, donde además las mujeres suelen disfrutar de salarios más
bajos, hay obviamente más mujeres que optan por crear su propia empresa.
En los países en vías de desarrollo el emprendimiento femenino es una manera de salir
de la pobreza con su propio esfuerzo y en los países que están sufriendo la crisis global
actual, es una manera de conseguir un hueco en el mercado laboral y aquí entra
otra variable a tener en cuenta: La desigualdad de renta. Tanto las diferencias de
ingresos entre hombres y mujeres, como las diferencias entre clases, empujan a los
más perjudicados por estas diferencias al emprendimiento, de nuevo, como una
opción de refugio.
Revista de Negocios CLN | América Latina – Europa – Asia