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La experiencia musical cervantina - Centro Virtual Cervantes

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<strong>La</strong> <strong>experiencia</strong> <strong>musical</strong> <strong>cervantina</strong> ...<br />

Confinado el 2 de julio de 1552, Rodrigo se enterará dos días más tarde de que<br />

sus bienes, entre los que se encontraba una vihuela, han sido confiscados. Esta<br />

afición paterna, indudablemente, tuvo que dejar huella de algún modo en el<br />

escritor. Sería sencillo aludir como prueba de ello a las veces que <strong>Cervantes</strong><br />

alude a este instrumento en sus obras\ aunque -dada su asunción convencional<br />

en buena parte de la literatura áurea [Salomón, 1985: 442]- creemos que la<br />

verdadera influencia <strong>musical</strong> de Rodrigo de <strong>Cervantes</strong> sobre su hijo se sitúa en el<br />

ámbito de las relaciones sociales que le procuró al aproximarle a la cercana tutela<br />

de dos personajes singulares: Alonso de Vieras y Alonso de Getino de Guzmán.<br />

Tras la estancia en Valladolid, debemos a Astrana Marín el descubrimiento del<br />

testimonio del asentamiento de la familia <strong>Cervantes</strong> en Córdoba [Canavaggio,<br />

2003: 62], donde debió de transcurrir la primera etapa de formación de nuestro<br />

autor. Aunque los documentos no nos informan acerca de estos primeros años de<br />

estudio podemos realizar una composición de lugar más o menos aproximada. Si<br />

recordamos las relaciones de amistad, indudables y patentes [Astrana, 1948/58:<br />

1, 314 Y ss.] entre la rama de los <strong>Cervantes</strong> venidos de Granada a Córdoba<br />

(Gonzalo de <strong>Cervantes</strong> y Beatriz de Vieras, su mujer, y sus hijos Álvaro de<br />

<strong>Cervantes</strong>, Alonso de Vieras, Alejo de <strong>Cervantes</strong>, Claudia de Vieras y María<br />

un castillo y unas cruces. -Más un tapiz de verdura. -Más una alhombrilla. -Más un chapeo de<br />

terciopelo con un cordón de seda. -Más unos zapatos de terciopelo. -Más otra alhombrilla vieja.<br />

-Más cuatro almohadas de estrado. -Más una silla de cuero. -Más tres libros, el uno de Antonio, y<br />

el otro de Prática de zurogía, y otro Libro de las cuatro enfermedades. -Más una espada. -Más un<br />

cofrecillo de joyas. -Más unas chinelas de raja. -Más una vihuela. -Más otra almohada de cama con<br />

su lana [ ... ]» [Astrana, 1948/58: 1, 271]. En su comentario a la relación precitada Astrana señala<br />

lo siguiente: «Don José Gómez Ocaña, en su elegante obrita El autor del «Quijote» (Madrid,<br />

1914, pág. 32), cree que quien tocaba tal vihuela era doña María y no Rodrigo, pues «este no tenía<br />

ni humor ni oído para tocarla». Yo opino lo contrario. <strong>La</strong> sordera de Rodrigo no sería entonces<br />

tan acentuada como en su vejez. <strong>La</strong> excesiva afición de los platicantes y barberos a la vihuela es<br />

motivo de frecuentes pullas en nuestros clásicos. Según Quevedo, tenían «guitarra gratis data»<br />

[Astrana, 1948/58: 1, 272].<br />

4 Vid. <strong>La</strong> ilustrefregona ledo 2001: 388, soneto del paje] y Don Quijote [Il, XII, 723], donde<br />

don Quijote templa un «laúd o vigüela». Cuando estudiemos los instrumentos en <strong>Cervantes</strong> nos<br />

ocuparemos de la vihuela detalladamente. Sin embargo, conviene citar los siguientes trabajos:<br />

Harder [1992: 14-18] ofrece una bibliografía crítica sobre el instrumento y sintetiza los elementos<br />

básicos en su evolución; Harder [1992: 27-30] expone las diferentes formas de tocar la vihuela.<br />

De carácter general contamos con los estudios de Arco y Garay [1951: 537-538], Haywood [1948:<br />

143-144], Istel [1927: 443-444]; Gallego [1990: 10] y Querol [1949: 140-141]. Sobre los problemas<br />

de afinación, vid. Salazar [1948: 223-234], y Otaola [1997: 147-162], quien estudia su afinación<br />

en Bermudo, resaltando el valor de la afinación en la vihuela común. De la confusión con el laúd<br />

y otros instrumentos de púa, vid. Bellow [1970: 56-57], quien se detiene en los compositores para<br />

este instrumento en el XVI: Milán, Narváez, Mudarra, Valderrábano, Pisador, Fuenllana, Venegas,<br />

Mateo Aranda, Diego Ortiz en pp. 56-64; Fresno-Robles [1992: 163] desarrolla la transformación<br />

de la vihuela en la guitarra según el Tratado de los instrumentos <strong>musical</strong>es de Bermudo; Griffiths<br />

[1988: 61 y ss.] examina el repertorio de la vihuela en el XVI.<br />

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