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Pediatría<br />

Pediatría<br />

Cuidados en el auto y en el avión<br />

Una investigación de la organización civil<br />

Luchemos por la vida hecha en base a la<br />

observación de 796 niños que viajaban en<br />

autos encontró graves contradicciones entre<br />

los que los padres dicen hacer y lo que<br />

efectivamente hacen.<br />

. El 86% de los padres dijo que sus hijos<br />

menores de cuatro años contaban con sillas<br />

especiales para los menores, y de ellos el<br />

97% aseguró haberlas usado la última vez<br />

que viajaron, lo que implica que el de los 84%<br />

de niños de esa edad viajarían seguros. Sin<br />

embargo, en las observaciones sistemáticas,<br />

se reveló que tan sólo el 16 % de los niños<br />

viajan sentados en sus sillas especiales.<br />

. Del mismo modo se apreció una significativa<br />

diferencia entre la respuesta de los padres<br />

de niños mayores de 4 años y menores de<br />

10 años a la encuesta verbal acerca de si sus<br />

niños usaban el cinturón de seguridad en<br />

sus autos. El 70% dijo que lo usaban siempre<br />

mientras que la observación sistemática<br />

mostró que solamente el 21 % viajaban con<br />

sus cinturones de seguridad colocados.<br />

. En relación con la ubicación de los niños<br />

dentro del vehículo, se pudo comprobar<br />

que un 19 % de niños menores de 10 años<br />

viajaban sueltos o en brazos de sus padres<br />

en el asiento delantero de los vehículos,<br />

conducta de alto riesgo para los pequeños,<br />

que además está expresamente prohibida en<br />

la ley nacional de tránsito.<br />

Es importante que los niños cuenten con sus<br />

sillas especiales porque pueden salvar su vida<br />

en un accidente. Según explica Luchemos<br />

por la vida en su sitio web, cuando mamá,<br />

papá y el bebé viajan en el auto, aunque no<br />

lo sientan, están desplazándose a la misma<br />

velocidad que el vehículo y al unísono con<br />

él. Pero, en caso de una detención brusca,<br />

todo lo que no se encuentra atado dentro del<br />

auto seguirá su viaje hacia adelante y sólo se<br />

detendrá cuando choque contra algo (puede<br />

ser la parte delantera del coche, el parabrisas,<br />

el asfalto, entre otros).<br />

Ante un choque, si los ocupantes del auto<br />

no están atados, golpearán contra la parte<br />

delantera del automóvil y contra el parabrisas.<br />

Y los ocupantes de los asientos traseros serán<br />

impulsados con esa misma fuerza hacia la<br />

parte de adelante. Golpearán a los ocupantes<br />

delanteros y la parte frontal del vehículo. Más<br />

grave aún, todos pueden ser despedidos<br />

y eyectados fuera del vehículo, hacia una<br />

muerte casi segura.<br />

Por ello, es importantísimo que los niños<br />

mayores y los adultos viajen con los<br />

cinturones de seguridad ajustados y los niños<br />

más pequeños viajen sujetos en sus sillas<br />

especiales, las que se fijan al asiento con<br />

el cinturón de seguridad del vehículo y con<br />

anclajes que traen los vehículos de fábrica. A<br />

los niños, por estatura y estructura ósea, los<br />

cinturones de seguridad del auto solamente<br />

no los protegen adecuadamente. Siempre,<br />

los menores de 12 años deberán viajar los<br />

asientos traseros y los menores de cuatro<br />

años en sus sillas especiales.<br />

El lugar más seguro para colocar la sillita suele<br />

ser en el medio del asiento de atrás, salvo que<br />

tenga apoyabrazos. El asiento delantero del<br />

acompañante es el más peligroso, sobre todo<br />

si tiene air bag porque en caso de choque se<br />

activa y puede asfixiar al bebé. En las sillitas<br />

los bebés deben mirar hacia atrás hasta que<br />

pesan alrededor de 10 kilos y tienen al menos<br />

un año porque antes los músculos del cuello<br />

no son lo suficientemente fuertes como para<br />

aguantar el peso de la cabeza. Al estar hacia<br />

atrás, el asiento protege la cabeza y hace que<br />

la fuerza del impacto se distribuya en toda la<br />

espalda.<br />

Si se viaja en avión, aunque a veces se permite<br />

que los niños menores de dos años viajen en<br />

el regazo de un adulto, lo mejor es tratar de<br />

asegurarse que cada uno tenga su propio<br />

asiento. Algunas aerolíneas ofrecen juegos a<br />

los niños o materiales para dibujar, pero esto<br />

no es lo más usual, por ello es bueno llevar<br />

algunos juguetes para que no se aburran<br />

durante el vuelo.<br />

Para disminuir el dolor de oídos al aterrizar<br />

es bueno que los bebés tomen la mamadera<br />

o la teta, ya que succionar les destapará los<br />

oídos. Los niños más grandes pueden mascar<br />

chicle o chupar un chupetín. Otra opción es<br />

llenar un vaso de agua y soplar con una cañita<br />

para hacer burbujas; si la aerolínea lo permite<br />

pueden intentar inflar un globo.<br />

Más allá de estas recomendaciones es<br />

importante preguntarle al médico si el niño<br />

puede viajar, ya que no se recomienda que lo<br />

hagan los bebés menores de siete semanas<br />

y los chicos que han tenido infecciones de<br />

oídos con dos semanas de antelación o que<br />

fueron sometidos a una operación quirúrgica<br />

en esa zona.<br />

jueguen entre ellas y que lo hagan en lugar<br />

donde el pasto está cortado.<br />

Las antiparras son necesarias<br />

para proteger los ojos del<br />

exceso de cloro.<br />

Chapuzones sin peligro<br />

Cuando vamos con los chicos a la pileta, siempre<br />

debe haber un adulto que sepa nadar con<br />

ellos. Si todavía no saben nadar correctamente<br />

deben usar salvavidas, que se eligen por peso<br />

y no por edad, y alitas en los brazos. La mayoría<br />

de los accidentes se dan en piletas privadas<br />

donde no hay control.<br />

También hay que tener en cuenta que el exceso<br />

de cloro es agresivo para los ojos, nariz,<br />

pelo, piel y por ingestión involuntaria. Los niveles<br />

de cloramina -un compuesto químico<br />

que se potencial en piscinas no ventiladas, con<br />

exceso de cloro, con mayor temperatura del<br />

agua y malas condiciones higiénicas de los nadadores-<br />

puede agravar problemas de asma<br />

existentes o desencadenarlos, por ejemplo.<br />

Además, es esencial decirles a los niños que<br />

no deben tomar agua de la pileta.<br />

Las antiparras son necesarias para proteger<br />

los ojos del exceso de cloro, que también puede<br />

causar conjuntivitis. Picazón, lagrimeo, párpados<br />

hinchados, enrojecimiento y secreción<br />

de lagañas son síntomas de esta enfermedad.<br />

En la pileta también es posible contagiarse<br />

diversos tipos de hongos, por ejemplo el pie<br />

de atleta, que afecta los dedos, uñas, plantas<br />

y costados de los pies con picazón, agrietamiento<br />

y sequedad. Otro padecimiento es la<br />

dermatofitosis, que es la infección de la piel<br />

por mohos y aparece en cualquier zona de la<br />

piel pero especialmente en áreas calidad y<br />

húmedas como pliegues inguinales, cuero cabeulldo<br />

y uñas. Para prevenir es recomendable<br />

secarse bien cada vez que se sale del agua,<br />

no quedarse con la ropa mojada y utilizar talco<br />

para secar bien la piel.<br />

Disfrutar seguros es posible. ¡Te recomendamos<br />

tener en cuenta estas sugerencias para<br />

pasar el mejor verano!<br />

Ante cualquier duda consultá a tu médico.<br />

Fuentes: Materna.com, Sociedad Argentina de Pediatría,<br />

Oftalmología Abreu, Todobebe.com<br />

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