La sociedad del espectáculo, Guy Debord - Revista Observaciones ...
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<strong>Revista</strong> <strong>Observaciones</strong> Filosóficas 48<br />
progreso. <strong>La</strong> clase que acumula las mercancías y el capital modifica<br />
continuamente la naturaleza modificando el trabajo mismo, desencadenando<br />
su productividad. Toda la vida social se ha concentrado ya en la pobreza<br />
ornamental de la Corte, atavío de la fría administración estatal que culmina en<br />
el "oficio de rey"; y toda libertad histórica particular ha debido consentir su<br />
pérdida. <strong>La</strong> libertad <strong>del</strong> juego temporal irreversible de los feudales se consumió<br />
en sus últimas batallas perdidas con las guerras de la Fronde o el<br />
levantamiento de los escoceses en favor de Carlos Eduardo. El mundo ha<br />
cambiado de base.<br />
141<br />
<strong>La</strong> victoria de la burguesía es la victoria <strong>del</strong> tiempo profundamente histórico,<br />
porque es el tiempo de la producción económica que transforma la <strong>sociedad</strong> de<br />
modo permanente y de arriba a abajo. Durante tanto tiempo como la<br />
producción agraria sigue siendo el trabajo principal, el tiempo cíclico que<br />
continúa presente en el fondo de la <strong>sociedad</strong> sostiene las fuerzas coaligadas<br />
de la tradición, que van a frenar el movimiento. Pero el tiempo irreversible de la<br />
economía burguesa extirpa estas supervivencias en toda la extensión <strong>del</strong><br />
mundo. <strong>La</strong> historia que había aparecido hasta entonces como el movimiento de<br />
los individuos de la clase dominante únicamente, y por tanto escrita como<br />
historia de acontecimientos, es ahora comprendida como el movimiento<br />
general, y en este severo movimiento los individuos son sacrificados. <strong>La</strong><br />
historia que descubre su base en la economía política conoce ahora la<br />
existencia de lo que era su inconsciente, pero sigue no obstante sin poder<br />
sacarlo a la luz. Es solamente esta prehistoria ciega, una nueva fatalidad que<br />
nadie domina, lo que la economía mercantil ha democratizado.<br />
142<br />
<strong>La</strong> historia que se halla presente en toda la profundidad de la <strong>sociedad</strong> tiende<br />
a perderse en la superficie. El triunfo <strong>del</strong> tiempo irreversible es también su<br />
metamorfosis en tiempo de las cosas, porque el arma de su victoria ha sido<br />
precisamente la producción en serie de objetos según las leyes de la<br />
mercancía. El principal producto que el desarrollo económico ha hecho pasar<br />
de la rareza lujosa al consumo corriente ha sido por tanto la historia, pero<br />
solamente en tanto que historia <strong>del</strong> movimiento abstracto de las cosas que<br />
domina todo uso cualitativo de la vida. Mientras que el tiempo cíclico anterior<br />
había sostenido una parte creciente de tiempo histórico vivido por algunos<br />
individuos y grupos, la dominación <strong>del</strong> tiempo irreversible de la producción<br />
tiende a eliminar socialmente este tiempo vivido.<br />
143<br />
De este modo la burguesía ha hecho conocer y ha impuesto a la <strong>sociedad</strong> un<br />
tiempo histórico irreversible, pero negándole su uso. "Hubo historia, pero ya<br />
no", porque la clase de los poseedores de la economía, que no puede romper<br />
con la historia económica, debe también rechazar como una amenaza<br />
inmediata todo otro empleo irreversible <strong>del</strong> tiempo. <strong>La</strong> clase dominante,<br />
compuesta por especialistas de la posesión de las cosas que son ellos<br />
<strong>Guy</strong> <strong>Debord</strong><br />
<strong>La</strong> Sociedad <strong>del</strong> Espectáculo