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49 Neruda
cubierta de vidrio transparente, vajilla blanca
con motivos florales y cristalería color verde…
como la tinta con la que el poeta solía escribir.
Completan la habitación una chimenea y una
puerta de medio arco que conduce a otro
rincón de la casa, quizás el favorito de Neruda
y sus invitados: la “Cantina”, el bar de la casa.
Es aquí donde Neruda solía animar largas
y regadas conversaciones con su exclusivo
círculo de amigos; una barra plagada de copas
y figuritas varias, un cuadro que a su vez es
una caja de música, una sala de “pedicuro”
y un baño sin la más mínima privacidad
decorado solo con imágenes de señoritas
ligeras de ropa forman parte de este peculiar
paisaje.
Nuevamente en las escaleras, esta vez hacia
el cuarto piso, subimos flanqueados por
claraboyas que miran hacia los cerros hasta
llegar al dormitorio que pese a ser muy
sencillo en su mobiliario, impresiona por su
vista ilimitada hacia el Pacífico.
La cama muy simple, de bronce, flanqueada
por una gran ventana hacia su derecha, dos
veladores de madera, una cómoda, una silla y
un tocador; simple pero magnífica decoración
cuya pieza central es la vista. En la misma
planta está ubicada la sala baño del poeta con
una gran tina enlozada y ventilación natural.
De aquí continuamos nuestro ascenso hacia
el quinto piso de la casa, que es el
sello de Pablo pues fue agregado para
ubicar ahí su fábrica de poemas, su
escritorio: un sencillo mueble con una
silla poltrona de madera y aplicaciones
de cuero blanco junto a un enorme
ventanal; el lugar perfecto para hacer
volar su imaginación a través de la
pluma de tinta verde.
No contento con la vista a la bahía,
la habitación se encuentra llena de
pinturas marinas, un gran mapa de
América, una vieja máquina de escribir,
un hermoso baúl y un lavamanos sin
conexión a la red ni desagüe, otra
excentricidad de este genio.
La visita autoguiada resulta muy cómoda para
el visitante que puede disfrutar de la casa a
su aire y en su idioma, no obstante en cada
planta de la casa se encuentran trabajadores
de la Fundación Neruda prestos a responder
cualquier consulta que se pueda tener.
Terminada la visita en lo más alto de la casa se
puede repasar algún área de la casa o iniciar el
descenso hacia el exterior para un recorrido
por los hermosos jardines e incluso tomarse
una fotografía con el mismísimo Pablo en una
banqueta que cuenta con la silueta de éste
en uno de sus extremos. Con este recuerdo
nos podemos despedir
simbólicamente
de él y
agradecerle
por la maravillosa
oportunidad de
visitar su casa, La
Sebastiana.