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En la nebulosa ciudad de las muñecas cautivas

Esta es una historia íntimamente ligada al cariño y a las remembranzas de juventud de su principal protagonista. Es decir, una historia íntimamente ligada a un chico y a sus dos amigos en una mística y misteriosa ciudad llena de secretos indesvelables. Una ciudad, en la cual, ellos conocen y se enamoran de varias mujeres, unas mujeres sumamente extrañas, hermosas y singulares, que van desapareciendo poco a poco sin dejar el más mínimo rastro. Esta, en consecuencia, es una historia como sucedida desde un intensísimo arrebato pasional o desde el más alocado y extraño estremecimiento de ternura. Aunque también, cabe decirlo, es una historia rodeada de costa a costa por cierto halo de misterio, cierto frenesí de erotismo y cierta aura de terror níveo e inexpugnable. Una historia nebulosa como la nebulosa ciudad en la cual tienen lugar los extraños y muy poco usuales sucesos que en ella acontecen. Una historia en la cual desaparecen mujeres e inhibiciones varias mientras van apareciendo mil y un incógnitas distintas. Unas incógnitas tan extrañas como el más extraño de los lugares en el que puede situarse la misma vida.

Esta es una historia íntimamente ligada al cariño y a las remembranzas de juventud de su principal protagonista. Es decir, una historia íntimamente ligada a un chico y a sus dos amigos en una mística y misteriosa ciudad llena de secretos indesvelables. Una ciudad, en la cual, ellos conocen y se enamoran de varias mujeres, unas mujeres sumamente extrañas, hermosas y singulares, que van desapareciendo poco a poco sin dejar el más mínimo rastro. Esta, en consecuencia, es una historia como sucedida desde un intensísimo arrebato pasional o desde el más alocado y extraño estremecimiento de ternura. Aunque también, cabe decirlo, es una historia rodeada de costa a costa por cierto halo de misterio, cierto frenesí de erotismo y cierta aura de terror níveo e inexpugnable. Una historia nebulosa como la nebulosa ciudad en la cual tienen lugar los extraños y muy poco usuales sucesos que en ella acontecen. Una historia en la cual desaparecen mujeres e inhibiciones varias mientras van apareciendo mil y un incógnitas distintas. Unas incógnitas tan extrañas como el más extraño de los lugares en el que puede situarse la misma vida.

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Luego <strong>de</strong> que aquel<strong>la</strong>s chicas se presentarán, el<strong>la</strong>s me explicaron muy rápidamente que<br />

<strong>la</strong> Universidad <strong>de</strong> <strong>la</strong> Nébu<strong>la</strong> Creciente (tal y como mis amigos y yo <strong>la</strong> l<strong>la</strong>mamos), les<br />

estaba pagando a el<strong>la</strong>s una buena suma <strong>de</strong> dinero por tenerme a mí como huésped. Por<br />

esa razón, entre muchas otras, el<strong>la</strong>s me instaron a que me sintiera como en casa.<br />

Y así, aprovechando esa confianza que yo veía que se estaba forjando allí, les pregunté<br />

a <strong>la</strong>s dueñas <strong>de</strong> <strong>la</strong> casa, o <strong>de</strong>l apartamento, o <strong>de</strong> lo que fuera, puesto que lo que<br />

realmente importa es que era muy lujoso y acogedor, unas dos o tres cosas. Les<br />

pregunté que quién más vivía allí y el<strong>la</strong>s me contestaron que nadie más. Les pregunté si<br />

el<strong>la</strong>s eran hermanas o algo así, y luego <strong>de</strong> reírse muy alegre y coquetamente durante<br />

unos cuantos segundos me contestaron que no, que el<strong>la</strong>s únicamente eran amigas.<br />

Finalmente les pregunté por qué razón el<strong>la</strong>s se atrevían a tomar un baño en un jacuzzi<br />

tan espectacu<strong>la</strong>r sin poner algún programa en el televisor p<strong>la</strong>sma <strong>de</strong> cincuenta y tantas<br />

pulgadas que estaba en una <strong>de</strong> <strong>la</strong>s pare<strong>de</strong>s <strong>de</strong> aquel<strong>la</strong> sa<strong>la</strong>, o un poco <strong>de</strong> música siquiera<br />

para amenizar un poco el ambiente. El<strong>la</strong>s me preguntaron entonces qué c<strong>la</strong>se <strong>de</strong> música<br />

escuchaba yo, y yo les dije que hacía mucho tiempo atrás me había <strong>de</strong>sentendido <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

música. El<strong>la</strong>s insistieron en querer saber qué música escuchaba yo con el argumento<br />

irrefutable <strong>de</strong> que <strong>la</strong> música es una dimensión esencial <strong>de</strong>l ser humano, y <strong>de</strong> que<br />

siempre, sin importar cómo ni dón<strong>de</strong>, hay alguna tonada sonando por allá, en lo más<br />

recóndito <strong>de</strong> <strong>la</strong> existencia, <strong>de</strong> <strong>la</strong> existencia más personal. De modo que terminé<br />

diciéndoles a el<strong>la</strong>s tres que en mi juventud yo no escuchaba otra cosa que no fuera rap.<br />

A el<strong>la</strong>s les pareció interesante y al poco tiempo, una <strong>de</strong> el<strong>la</strong>s, más exactamente Mariana,<br />

dijo que iba a ir a colocar algo <strong>de</strong> música y en ese mismo instante se levantó y salió <strong>de</strong>l<br />

jacuzzi. Fue entonces cuando mi sorpresa, o más bien mi consternación, fue mucho más<br />

que absoluta, mucho más que gigante y mucho más que inmensa. Fue mucho más que<br />

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