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En la nebulosa ciudad de las muñecas cautivas

Esta es una historia íntimamente ligada al cariño y a las remembranzas de juventud de su principal protagonista. Es decir, una historia íntimamente ligada a un chico y a sus dos amigos en una mística y misteriosa ciudad llena de secretos indesvelables. Una ciudad, en la cual, ellos conocen y se enamoran de varias mujeres, unas mujeres sumamente extrañas, hermosas y singulares, que van desapareciendo poco a poco sin dejar el más mínimo rastro. Esta, en consecuencia, es una historia como sucedida desde un intensísimo arrebato pasional o desde el más alocado y extraño estremecimiento de ternura. Aunque también, cabe decirlo, es una historia rodeada de costa a costa por cierto halo de misterio, cierto frenesí de erotismo y cierta aura de terror níveo e inexpugnable. Una historia nebulosa como la nebulosa ciudad en la cual tienen lugar los extraños y muy poco usuales sucesos que en ella acontecen. Una historia en la cual desaparecen mujeres e inhibiciones varias mientras van apareciendo mil y un incógnitas distintas. Unas incógnitas tan extrañas como el más extraño de los lugares en el que puede situarse la misma vida.

Esta es una historia íntimamente ligada al cariño y a las remembranzas de juventud de su principal protagonista. Es decir, una historia íntimamente ligada a un chico y a sus dos amigos en una mística y misteriosa ciudad llena de secretos indesvelables. Una ciudad, en la cual, ellos conocen y se enamoran de varias mujeres, unas mujeres sumamente extrañas, hermosas y singulares, que van desapareciendo poco a poco sin dejar el más mínimo rastro. Esta, en consecuencia, es una historia como sucedida desde un intensísimo arrebato pasional o desde el más alocado y extraño estremecimiento de ternura. Aunque también, cabe decirlo, es una historia rodeada de costa a costa por cierto halo de misterio, cierto frenesí de erotismo y cierta aura de terror níveo e inexpugnable. Una historia nebulosa como la nebulosa ciudad en la cual tienen lugar los extraños y muy poco usuales sucesos que en ella acontecen. Una historia en la cual desaparecen mujeres e inhibiciones varias mientras van apareciendo mil y un incógnitas distintas. Unas incógnitas tan extrañas como el más extraño de los lugares en el que puede situarse la misma vida.

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VI<br />

Como muchos han podido intuir hasta ahora, el siguiente y último caso que siento que<br />

<strong>de</strong>bo mencionar, es el <strong>de</strong> mi amigo Julián. Aunque para hab<strong>la</strong>r <strong>de</strong> este caso, ahora que<br />

lo pienso un poco mejor, siento, antes que nada, que <strong>de</strong>bo hab<strong>la</strong>r un poco <strong>de</strong> el<strong>la</strong>, es<br />

<strong>de</strong>cir, <strong>de</strong> <strong>la</strong> hermosa Amalia, <strong>de</strong> <strong>la</strong> prostituta más hermosa y <strong>de</strong>seada <strong>de</strong> <strong>la</strong> Ciudad <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

Nébu<strong>la</strong> Creciente. Pues bien, sobre el<strong>la</strong>, lo primero que <strong>de</strong>bo <strong>de</strong>cir es que el suyo no es<br />

un corazón cualquiera. No, el <strong>de</strong> el<strong>la</strong> es un corazón con vida propia que sabe hi<strong>la</strong>r <strong>la</strong><br />

noche a su antojo y que sabe recorrer hábilmente <strong>la</strong>s aristas <strong>de</strong> <strong>la</strong> luna. Un corazón que<br />

sabe galopar como ningún otro sobre un exquisito sabor <strong>de</strong> aquiescencia suprema. Por<br />

otra parte, el nombre completo <strong>de</strong> el<strong>la</strong> es Amalia Rubio, aunque el<strong>la</strong> es más conocida<br />

por sus clientes <strong>de</strong> <strong>la</strong> Ciudad <strong>de</strong> <strong>la</strong> Nébu<strong>la</strong> Creciente como “La chica <strong>de</strong> los ojos <strong>de</strong><br />

cristal marino”. Quién sabe, ahora que lo pienso, si así se l<strong>la</strong>me el corazón apasionado<br />

<strong>de</strong> aquel<strong>la</strong> hermosa chica.<br />

El<strong>la</strong>, por cierto, no es muy joven, aunque tampoco es que sea muy vieja. Sí, aún no<br />

quiero arriesgarme a <strong>de</strong>cir que era, ya que por estos días aún tengo <strong>la</strong> férrea y viva<br />

esperanza <strong>de</strong> que <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> muy poco el<strong>la</strong> volverá a aparecer. <strong>En</strong> fin, sobre el<strong>la</strong> también<br />

puedo <strong>de</strong>cir que es muy usual, a<strong>de</strong>más, que todo el que <strong>la</strong> conozca termine creyendo que<br />

<strong>la</strong> hermosa Amalia Rubio tiene una rara y arrobadora magia en sus ojos, como si ellos<br />

tuvieran acaso <strong>la</strong> urdimbre líquida <strong>de</strong> <strong>la</strong> realidad o <strong>de</strong> <strong>la</strong> fantasía. Una urdimbre que, <strong>de</strong><br />

cualquier forma, parece contener <strong>la</strong>s coor<strong>de</strong>nadas exactas <strong>de</strong> esa pasión tan cálida y<br />

rampante que, a su vez, parece poseer el brillo más iridiscente que se haya visto en<br />

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