En la nebulosa ciudad de las muñecas cautivas
Esta es una historia íntimamente ligada al cariño y a las remembranzas de juventud de su principal protagonista. Es decir, una historia íntimamente ligada a un chico y a sus dos amigos en una mística y misteriosa ciudad llena de secretos indesvelables. Una ciudad, en la cual, ellos conocen y se enamoran de varias mujeres, unas mujeres sumamente extrañas, hermosas y singulares, que van desapareciendo poco a poco sin dejar el más mínimo rastro. Esta, en consecuencia, es una historia como sucedida desde un intensísimo arrebato pasional o desde el más alocado y extraño estremecimiento de ternura. Aunque también, cabe decirlo, es una historia rodeada de costa a costa por cierto halo de misterio, cierto frenesí de erotismo y cierta aura de terror níveo e inexpugnable. Una historia nebulosa como la nebulosa ciudad en la cual tienen lugar los extraños y muy poco usuales sucesos que en ella acontecen. Una historia en la cual desaparecen mujeres e inhibiciones varias mientras van apareciendo mil y un incógnitas distintas. Unas incógnitas tan extrañas como el más extraño de los lugares en el que puede situarse la misma vida.
Esta es una historia íntimamente ligada al cariño y a las remembranzas de juventud de su principal protagonista. Es decir, una historia íntimamente ligada a un chico y a sus dos amigos en una mística y misteriosa ciudad llena de secretos indesvelables. Una ciudad, en la cual, ellos conocen y se enamoran de varias mujeres, unas mujeres sumamente extrañas, hermosas y singulares, que van desapareciendo poco a poco sin dejar el más mínimo rastro. Esta, en consecuencia, es una historia como sucedida desde un intensísimo arrebato pasional o desde el más alocado y extraño estremecimiento de ternura. Aunque también, cabe decirlo, es una historia rodeada de costa a costa por cierto halo de misterio, cierto frenesí de erotismo y cierta aura de terror níveo e inexpugnable. Una historia nebulosa como la nebulosa ciudad en la cual tienen lugar los extraños y muy poco usuales sucesos que en ella acontecen. Una historia en la cual desaparecen mujeres e inhibiciones varias mientras van apareciendo mil y un incógnitas distintas. Unas incógnitas tan extrañas como el más extraño de los lugares en el que puede situarse la misma vida.
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corazón, cada vez que él escucha nombrar aquel almibarado nombre que tantas veces le<br />
quitó el sueño. También resulta evi<strong>de</strong>nte que todos sus pensamientos tratan <strong>de</strong> cruzar el<br />
árido <strong>de</strong>sierto <strong>de</strong> <strong>la</strong> ausencia, <strong>de</strong> <strong>la</strong> ausencia <strong>de</strong> Amalia, c<strong>la</strong>ro está. Y <strong>de</strong> igual forma,<br />
resulta evi<strong>de</strong>nte que tras el silencio reverencial que él utiliza para recordar<strong>la</strong> a el<strong>la</strong>, y en<br />
alguna que otra lágrima alojada en el lúgubre pasillo <strong>de</strong> <strong>la</strong> nostalgia, se escon<strong>de</strong> un<br />
secreto que nadie más que él, en todo el mundo, conoce.<br />
La historia <strong>de</strong> Julián con Amalia, no comenzó en <strong>la</strong> Ciudad <strong>de</strong> <strong>la</strong> Nébu<strong>la</strong> Creciente.<br />
Comenzó aquel insospechado y remoto día en el cual él <strong>de</strong>cidió imaginar a una mujer <strong>de</strong><br />
aire para amar<strong>la</strong>. Él <strong>la</strong> imaginó entonces a el<strong>la</strong>, a dicha mujer, como a <strong>la</strong> viva<br />
representación <strong>de</strong> una escultura helénica, con unas piernas que evocaban los capullos <strong>de</strong><br />
una rosa, unos pechos <strong>de</strong>sbordantes y unos ojos en los que se podía adivinar una pasión<br />
vibrante y sobrecogedora. Unos ojos en los que navegaban <strong>la</strong>s más ca<strong>de</strong>ntes y eléctricas<br />
turbulencias <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida y, a su vez, <strong>la</strong> tranquilidad propia <strong>de</strong>l remanso <strong>de</strong> algún sereno y<br />
rumoroso río.<br />
Él llegó a imaginar<strong>la</strong> a el<strong>la</strong> con tal vigor y con tal intensidad, que a veces, cuando aún<br />
no conocía a <strong>la</strong> verda<strong>de</strong>ra Amalia, Julián solía exten<strong>de</strong>r <strong>de</strong> repente sus brazos para<br />
atrapar<strong>la</strong> a el<strong>la</strong> en el vacío <strong>de</strong>l aire y llevar<strong>la</strong> hacia su <strong>de</strong>seoso y cálido cuerpo. La<br />
imaginaba con tal intensidad mental que a veces él podía sentir incluso que podía beber<br />
<strong>de</strong> los ojos perennes y profundos <strong>de</strong> aquel<strong>la</strong> mujer <strong>de</strong> aire. Unos ojos que irradiaban a<br />
borbotones el azul eléctrico <strong>de</strong> un rayo, pero que eran poseedores, al mismo tiempo, <strong>de</strong><br />
una pureza tal, que más bien parecían una especie <strong>de</strong> cristal marino.<br />
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