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En la nebulosa ciudad de las muñecas cautivas

Esta es una historia íntimamente ligada al cariño y a las remembranzas de juventud de su principal protagonista. Es decir, una historia íntimamente ligada a un chico y a sus dos amigos en una mística y misteriosa ciudad llena de secretos indesvelables. Una ciudad, en la cual, ellos conocen y se enamoran de varias mujeres, unas mujeres sumamente extrañas, hermosas y singulares, que van desapareciendo poco a poco sin dejar el más mínimo rastro. Esta, en consecuencia, es una historia como sucedida desde un intensísimo arrebato pasional o desde el más alocado y extraño estremecimiento de ternura. Aunque también, cabe decirlo, es una historia rodeada de costa a costa por cierto halo de misterio, cierto frenesí de erotismo y cierta aura de terror níveo e inexpugnable. Una historia nebulosa como la nebulosa ciudad en la cual tienen lugar los extraños y muy poco usuales sucesos que en ella acontecen. Una historia en la cual desaparecen mujeres e inhibiciones varias mientras van apareciendo mil y un incógnitas distintas. Unas incógnitas tan extrañas como el más extraño de los lugares en el que puede situarse la misma vida.

Esta es una historia íntimamente ligada al cariño y a las remembranzas de juventud de su principal protagonista. Es decir, una historia íntimamente ligada a un chico y a sus dos amigos en una mística y misteriosa ciudad llena de secretos indesvelables. Una ciudad, en la cual, ellos conocen y se enamoran de varias mujeres, unas mujeres sumamente extrañas, hermosas y singulares, que van desapareciendo poco a poco sin dejar el más mínimo rastro. Esta, en consecuencia, es una historia como sucedida desde un intensísimo arrebato pasional o desde el más alocado y extraño estremecimiento de ternura. Aunque también, cabe decirlo, es una historia rodeada de costa a costa por cierto halo de misterio, cierto frenesí de erotismo y cierta aura de terror níveo e inexpugnable. Una historia nebulosa como la nebulosa ciudad en la cual tienen lugar los extraños y muy poco usuales sucesos que en ella acontecen. Una historia en la cual desaparecen mujeres e inhibiciones varias mientras van apareciendo mil y un incógnitas distintas. Unas incógnitas tan extrañas como el más extraño de los lugares en el que puede situarse la misma vida.

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anfitrionas, <strong>de</strong> <strong>la</strong> Ciudad <strong>de</strong> <strong>la</strong> Nébu<strong>la</strong> Creciente. Aunque, eso sí, él no brindó muchos<br />

<strong>de</strong>talles sobre el<strong>la</strong> en esos instantes y sólo se limitó a <strong>de</strong>cir que era hermosísima. De<br />

todos modos, ya habría tiempo <strong>de</strong> sobra para que Gonzalo y yo nos enteráramos <strong>de</strong> que<br />

Julián se había enamorado <strong>de</strong> una prostituta <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>ciudad</strong>. Una prostituta con un aire<br />

mágico y apasionado aunque un tanto lúgubre y opaco; un aire que en todo momento, y<br />

en todo insignificante y fugaz retazo <strong>de</strong> suspiro fugitivo y moribundo, le daba a aquel<strong>la</strong><br />

singu<strong>la</strong>r y bel<strong>la</strong> chica <strong>la</strong> apariencia <strong>de</strong> estar a punto <strong>de</strong> morir y a punto <strong>de</strong> renacer luego<br />

junto a <strong>la</strong> espuma <strong>de</strong> algún <strong>de</strong>saparecido y enamorado océano. Un renacer incierto y<br />

teñido <strong>de</strong> sombras cuyo único objetivo era el <strong>de</strong> hacer que el<strong>la</strong> volviera a morir.<br />

Tres semanas <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> mi llegada a <strong>la</strong> Ciudad <strong>de</strong> <strong>la</strong> Nébu<strong>la</strong> Creciente, <strong>la</strong> bel<strong>la</strong> Angie,<br />

que era <strong>la</strong> mujer por <strong>la</strong> que Gonzalo sería capaz <strong>de</strong> dar hasta su vida, era casi tan amiga<br />

mía como lo era el mismo Gonzalo. Fueron incluso varias <strong>la</strong>s ocasiones en <strong>la</strong>s que los<br />

tres estuvimos por ahí, en algún centro comercial, mirando vitrinas para per<strong>de</strong>r el<br />

tiempo o <strong>la</strong>miendo <strong>la</strong> bo<strong>la</strong> <strong>de</strong> algún <strong>de</strong>licioso he<strong>la</strong>do <strong>de</strong> sabores. No obstante, <strong>de</strong>bo <strong>de</strong>cir<br />

que <strong>la</strong> historia que tiene que ver con Gonzalo y con <strong>la</strong> bel<strong>la</strong> Angie, es una historia que<br />

aún no <strong>de</strong>bo contar en <strong>de</strong>talle. Si bien po<strong>de</strong>mos recordar, yo dije que iba a contar <strong>la</strong><br />

misteriosa historia <strong>de</strong> lo que a Gonzalo, a Julián y a mí nos sucedió durante nuestra<br />

estadía en <strong>la</strong> Ciudad <strong>de</strong> <strong>la</strong> Nébu<strong>la</strong> Creciente. Y si bien po<strong>de</strong>mos recordar, yo dije que<br />

dicha historia <strong>la</strong> comenzaría con mi caso, puesto que los sucesos sumamente misteriosos<br />

en los que mis dos amigos y yo nos vimos envueltos, no fueron, a fin <strong>de</strong> cuentas,<br />

exactamente los mismos, aunque tengan alguna que otra semejanza.<br />

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