Viaje del tiempo, escritos de prensa (2004) - segunda parte
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confrontación <strong>de</strong> revancha en caso <strong>de</strong> per<strong>de</strong>r el título.<br />
Todo el mundo parecía convencido <strong>de</strong> que el nuevo sistema<br />
favorecería la creatividad, la iniciativa y el espíritu<br />
<strong>de</strong> lucha, restando importancia a las tablas como recurso<br />
<strong>de</strong> jugadores seguros y pasivos. De otro lado, un<br />
documentado estudio estadístico indicaba que el número<br />
esperado <strong>de</strong> partidas para <strong>de</strong>cidir el encuentro sería relativamente<br />
bajo. Las cosas funcionaron en 1978 y 1981,<br />
hasta llegar al <strong>de</strong>sastre <strong>de</strong> 1984-1985.<br />
¿Qué paso en la confrontación <strong>de</strong> Karpov y Kasparov?<br />
Los entendidos perdieron <strong>de</strong> vista un aspecto, a saber,<br />
que las tablas sí cuentan, como se verá más a<strong><strong>de</strong>l</strong>ante. De<br />
don<strong>de</strong> tal vez se <strong>de</strong>duzca que el viejo sistema no era tan<br />
malo, y que 24 partidas para dirimir la superioridad entre<br />
dos jugadores <strong>de</strong>berían ser suficientes.<br />
El encuentro Karpov-Kasparov<br />
Después <strong>de</strong> unas pocas fechas <strong>de</strong> iniciado el certamen <strong>de</strong><br />
Moscú, ya Karpov iba a<strong><strong>de</strong>l</strong>ante por marcador <strong>de</strong> 4-0 y se<br />
presentía un rápido <strong>de</strong>senlace. El estilo agresivo y arriesgado<br />
<strong><strong>de</strong>l</strong> retador había fracasado frente al estilo posicional<br />
seguro y <strong>de</strong>fensivo <strong><strong>de</strong>l</strong> campeón, particularmente preciso<br />
en la fase final <strong>de</strong> la partida. Convencido <strong>de</strong> que este no era<br />
el camino, Kasparov cambia <strong>de</strong> estrategia; <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> jugar con<br />
más calma y un poco a la espera. Y como el campeón sigue<br />
en su talante, empiezan a dominar las tablas.<br />
Conviene señalar que entre gran<strong>de</strong>s maestros <strong>de</strong> ajedrez<br />
es mucho más fácil buscar tablas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio, si se<br />
<strong>de</strong>sea, que ganar. Ello explica que si dos jugadores <strong>de</strong><br />
grueso calibre <strong>de</strong>ci<strong>de</strong>n jugar en forma conservadora, el<br />
empate es inevitable. La casi interminable sucesión <strong>de</strong> tablas<br />
en Moscú pudo buscar varios efectos: ayudar a<br />
equilibrar la situación psicológica cuando uno <strong>de</strong> los contrincantes<br />
perdía por un abultado marcador, o inducir un<br />
cambio <strong>de</strong> estilo en el otro, que observaba pasar el <strong>tiempo</strong><br />
sin volver a ganar. Pero tuvo un efecto indudable y<br />
objetivo: alargar el encuentro. ¿A quién beneficiaba esta<br />
prolongación? Es tremendo el <strong>de</strong>sgaste psicológico y físico<br />
<strong>de</strong> un encuentro por el título mundial, sea a 20, 30 ó 50<br />
partidas; la tensión pue<strong>de</strong> llegar a ser insoportable por<br />
momentos. La fragilidad física <strong>de</strong> Karpov, manifiesta en<br />
algunos encuentros largos <strong><strong>de</strong>l</strong> pasado, contrasta con la<br />
robustez y juventud <strong>de</strong> Kasparov. Por lo tanto, el alargamiento<br />
<strong>de</strong> la contienda favorecía al retador, y éste así lo<br />
entendió; o sea, las tablas sí cuentan. Basta reproducir las<br />
partidas 47 y 48 para darse cuenta que el campeón se<br />
<strong>de</strong>rrumbaba, y que la estrategia <strong>de</strong> Kasparov empezaba a<br />
rendir frutos.<br />
Importante es señalar que el curso <strong>de</strong> la confrontación<br />
estaba causando <strong>de</strong>smedro al ajedrez mundial. Los simpatizantes<br />
<strong><strong>de</strong>l</strong> juego bostezaban <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hacía rato, y la<br />
<strong>prensa</strong> <strong>de</strong>portiva casi no se ocupaba ya <strong><strong>de</strong>l</strong> asunto, o lo<br />
hacía para resaltarlo por su curiosidad. Ningún beneficio<br />
para la difusión <strong><strong>de</strong>l</strong> ajedrez se <strong>de</strong>rivaba <strong>de</strong> este <strong>de</strong>sarrollo<br />
interminable.<br />
Al llegar a la partida 27, y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> un registro sin prece<strong>de</strong>ntes<br />
<strong>de</strong> 17 tablas consecutivas, el campeón se anota su<br />
quinta victoria. El marcador era 5-0 a su favor, y sólo bastaba<br />
un triunfo. Previendo las consecuencias <strong>de</strong> un encuentro<br />
muy largo, resulta increíble que Karpov no se hubiese arriesgado,<br />
como tuvo oportunidad <strong>de</strong> hacerlo; aún perdiendo<br />
varias partidas, podría haber obtenido el punto ansiado para<br />
la victoria total. Prefirió seguir en su ley. Y estaba muriendo<br />
en ella, cuando lo salvó la campana. Una campana muy <strong>de</strong>stemplada,<br />
por cierto.<br />
188 <strong>Viaje</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> Tiempo