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iernos y comunidades en Asia y el Pacífico debe desplazarse de las promesas financieras<br />
de la minería, a menudo vanas, a sus efectos medioambientales y sociales. Esto es especialmente<br />
cierto para los grupos indígenas, cuyas tierras contienen con frecuencia yacimientos<br />
de calidad.<br />
En Europa, las instituciones jesuitas participan de un esfuerzo más amplio de la sociedad<br />
civil por mejorar la transparencia y responsabilidad de las compañías mineras con sede en<br />
el continente. Esto implica investigación, compromiso y diálogo con las instituciones europeas,<br />
incluida la Comisión y el Parlamento europeos. Sin embargo, el avance hacia una regulación<br />
común a toda Europa es dificultado a menudo por la incongruencia de los criterios nacionales<br />
e internacionales.<br />
Reflexión<br />
Expansión de las fronteras de extracción<br />
7] A medida que las fronteras de la explotación de los recursos naturales y minerales se expanden,<br />
se incrementa la necesidad de una incidencia eficaz en favor de los pueblos vulnerables<br />
y marginados.<br />
La minería y la explotación de recursos naturales, en especial la madera, continúan extendiéndose<br />
a áreas ecológica y socialmente sensibles. La creciente demanda de recursos ha<br />
movilizado inversiones de miles de millones de dólares para la exploración y el desarrollo de<br />
nuevas minas y pozos de petróleo. Esta demanda procede de economías emergentes como<br />
Brasil, China, India y Sudáfrica, así como de los ya ricos países del “Norte global”, y es consecuencia<br />
de un sistema económico que mide el éxito en términos de riqueza financiera, mayormente<br />
para el beneficio de una elite selecta, con escasa consideración por el medio ambiente<br />
y los recursos naturales de los que dependen las generaciones futuras. Los gobiernos<br />
son parte de este sistema, porque apoyan a las empresas extractivas y las autorizan para que<br />
se apropien de los recursos naturales. Esto supone una amenaza para la tierra, la biodiversidad<br />
y otros recursos de los que los pueblos y comunidades dependen para su sustento. Los cambios<br />
en el uso de la tierra a consecuencia de las actividades extractivas impulsan asimismo<br />
el cambio climático.<br />
Los efectos negativos en los más vulnerables, incluidas las mujeres y los pueblos indígenas,<br />
están bien documentados. La demanda de minerales proporciona también un medio de vida<br />
en todos y cada uno de los continentes a millones de personas que trabajan como mineros<br />
artesanales a pequeña escala: una forma de minería célebre por sus pobres réditos, sus peligrosas<br />
condiciones de trabajo y sus impactos medioambientales destructivos.<br />
Somos conscientes de los daños causados por la explotación de la madera, la agricultura a<br />
gran escala y el esquilme de acuíferos, que pueden tener asimismo efectos destructivos sobre<br />
las comunidades pobres e indígenas; sin embargo, por el momento nuestra incidencia se centrará<br />
en las industrias extractivas.<br />
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