Descargar el libro - Ciudadania Bolivia
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POLÍTICA E IDENTIDAD EN COCHABAMBA<br />
fue urdido por la historiografía, particularmente cochabambina, proclive al proyecto<br />
político y cultural de 1952 3 . Por lo tanto, <strong>el</strong> imaginario d<strong>el</strong> mestizo que se instaló en <strong>el</strong><br />
discurso d<strong>el</strong> poder impregnó a la historiografía valluna.<br />
Desde una perspectiva historiográfica, la cuestión campesina adquiría de por sí una<br />
significación teórica articulada al proyecto hegemónico cultural resultante d<strong>el</strong> NR ya que una<br />
de las consecuencias de la utilización de este concepto es la invisibilización de lo indígena<br />
que no cabía en aqu<strong>el</strong> proyecto cultural emergido En rigor, este proyecto modernizante, por<br />
la vía d<strong>el</strong> imaginario d<strong>el</strong> mestizaje, se ha constituido en un factor de violencia simbólica, de<br />
segregación sociopolítica y de subalternización, particularmente con los sectores indígenas.<br />
En todo caso, <strong>el</strong> pap<strong>el</strong> de los int<strong>el</strong>ectuales ilustrados post revolución de 1952 fue determinante<br />
para la legitimación de este proyecto cultural d<strong>el</strong> mestizaje. Al respecto, Silvia Rivera afirma:<br />
La ciencia social compartía, consciente o inconscientemente, <strong>el</strong><br />
imaginario nacionalista de la homogeneización cultural, al ver o desear<br />
ver (tan intensamente como para confundir sus deseos con la realidad)<br />
en <strong>el</strong> mestizo la desaparición d<strong>el</strong> conflicto que oponía a sus progenitores<br />
confirmando así un promisorio panorama de seres armoniosos, que dan la<br />
cara al futuro y están dispuestos a gestar lides de la modernidad (1993:60).<br />
18<br />
Dentro de la historiografía cochabambina, este imaginario erigido en torno al<br />
mestizo tiene como antecedentes inmediatos a Eufronio Viscarra y a Natani<strong>el</strong> Aguirre<br />
que, influenciados por las olas emergentes d<strong>el</strong> liberalismo, buscaban la construcción de un<br />
fundamento simbólico acorde con <strong>el</strong> mod<strong>el</strong>o liberal civilizador en ciernes. El imaginario<br />
tuvo su continuum durante <strong>el</strong> gobierno populista de Gualberto Villarro<strong>el</strong> en la década de<br />
los años cuarenta, recuperó aqu<strong>el</strong>la narración construida en Juan de la Rosa –por ejemplo,<br />
se incorporó esta nov<strong>el</strong>a como texto oficial educativo. Al respecto Laura Gotkowitz<br />
dice:<br />
Bajo <strong>el</strong> régimen de Villarro<strong>el</strong>, la c<strong>el</strong>ebración d<strong>el</strong> Día de la Madre y de las<br />
Heroínas sirvió para poner en escena un mito nacionalista de integración cultural<br />
y política, arraigado en la historia escrita por Natani<strong>el</strong> Aguirre en 1885 sobre<br />
Cochabamba, <strong>el</strong> heroísmo histórico de la nación. La función d<strong>el</strong> desfile d<strong>el</strong> Día<br />
de la Madre y de las Heroínas –publicitado en todo <strong>el</strong> país a través de diversos<br />
medios de comunicación—era la de inspirar lealtad hacia la patria, tanto en <strong>el</strong><br />
plano emocional como moral (2008:81)<br />
3 Desde la antropología, José Antonio Rocha (1999) da cuenta de los mecanismos de identidad de los campesinos<br />
de los valles cochabambinos en términos de una sociedad valluna. Desde la perspectiva histórica-política, José M.<br />
Gordillo (1998) a través de un intercambio de testimonios entre actores d<strong>el</strong> proceso revolucionario e int<strong>el</strong>ectuales<br />
cochabambinos desentrañan las perspectivas estatales de la revolución de 1952. En esta misma dirección, “Gordillo<br />
(2000) estudia la experiencia política que adquieren los campesinos vallunos durante la postrevolución de 1952 en<br />
sus negociaciones con <strong>el</strong> Estado y con otras clases de la sociedad boliviana, argumentando que <strong>el</strong> sindicalismo fue la<br />
herramienta que le permitió articular una posición colectiva coherente y demandar una serie de políticas concretas,<br />
que se manifi estan a través de un imaginario de nación diferente a las comunidades indígenas d<strong>el</strong> Altiplano” (Gordillo<br />
y Garrido 2005: 24).