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Echarle la culpa<br />
A las personas les encanta dar la responsabilidad de sus cosas a los<br />
demás, por eso procuran echarle la culpa a todo el m<strong>un</strong>do menos a sí<br />
mismos. Hacer sentir culpable tal vez logre hacerle sentir mal pero no<br />
que vuelva a ti; y si vuelve, no será la misma que conociste desde el<br />
principio.<br />
¿Quieres tener ahora a otra persona? ¿Una que esté siempre con miedo<br />
por cada cosa que te pueda hacer? ¿Dónde está el <strong>amor</strong> que dices<br />
tener?<br />
Frases como “Mi vida sin ti no es nada” carecen de sentido ya que tú<br />
mismo eres culpable de casi todo lo que sucede en tu vida y de lo que<br />
permites que suceda en ella.<br />
Ten la valentía de reconocer que es tu culpa: por no mejorar tu<br />
atractivo físico y personal, por no traer nuevas sorpresas, por enfriarte<br />
<strong>un</strong> poco, o por otras cosas más que estaban en tus manos pero que no<br />
hiciste y eso ha hecho posible el fin de la relación; inclusive por no<br />
buscar a alguien mejor, por no reclamar a la vida lo que<br />
verdaderamente te mereces.<br />
Si has querido <strong>un</strong>a mujer más alegre entonces tú tienes la culpa de<br />
contentarte con <strong>un</strong>a renegona que siempre te hizo sentir mal. Tú tienes<br />
la culpa de no atreverte a buscar mejores opciones.<br />
Si has querido dejar de sentir celos entonces tú eres culpable de<br />
imaginar situaciones muy tontas y alocadas de tu pareja; de ni siquiera<br />
buscar en Internet cómo dejar de sentir celos, o tal vez de no buscar a<br />
alguien que sea mucho más fiel y que te sepa valorar.