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Dorfman_Ariel_Mattelart_Armand_Para_leer_al_pato_Donald

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DEL NIÑO AL BUEN SALVAJE 51<br />

rante a causa de su edad? ¿No comparten acaso magia, inocencia,<br />

ingenuidad, este fondo natur<strong>al</strong> de una humanidad perdida, castigada,<br />

generosa? ¿No se h<strong>al</strong>lan los dos igu<strong>al</strong>mente indefensos<br />

frente a la fuerza y <strong>al</strong> subterfugio de los adultos?<br />

La representación que este tipo de revista infantil, elaborada<br />

por y para el padre en su juego narcisista, hace del niñolector,<br />

concuerda con la imagen qué construye de este sector<br />

adulto marginado e inferior Si así fuera, este buen s<strong>al</strong>vaje resultaría<br />

el único niño que no tiene agregado como una sombra<br />

simultánea los v<strong>al</strong>ores paternos: <strong>al</strong> carecer de inteligencia, astucia,<br />

conocimiento enciclopédico, capacidad de maniobra, disciplina,<br />

saber tecnológico, todas cu<strong>al</strong>idades que evidencian los<br />

pequeños de la ciudad (y también las ardillas; eMobito, Bongo,<br />

habitantes de los bosques metropolitanos de Patolandia), el nativo<br />

carga con las características de la niñez, t<strong>al</strong> como ha sido<br />

concebida por la revista, sin tener las llaves y puertas y esc<strong>al</strong>eras<br />

que conducen a la entrada del mundo adulto;<br />

Aquí parece ponerse pesada la pista. Confuso el ambienté.<br />

En este baile de disfraces, ya es posible tener la impresión de<br />

que no se sabe quién es hiño, quién es adulto, quién es quién.<br />

Si se acepta que él auténtico niño es él s<strong>al</strong>vaje, entonces<br />

¿qué representa el chieuelo de Patolandia? ¿Hay diferencias entre<br />

ellos? ¿Hay semejanzas?<br />

Los niños de la ciudad son niños sólo en apariencia. Tienen<br />

de niños la forma física y la estatura, la constante posición dependiente<br />

inici<strong>al</strong>, la supuesta buena fe, las actividades escolares<br />

y a veces los juguetes. Pero, según se ha visto, representan<br />

la fuerza que juzga y rectifica cada desliz de sus mayores con<br />

los argumentos, racion<strong>al</strong>idad, perspectiva y preocupada madurez<br />

de los mismos adultos. En 42 episodios de Don<strong>al</strong>d y sus<br />

sobrinos, éstos tienen razón en 38. En cambio, sólo én 4 (éj.<br />

Burladores burlados), los pequeños son los que han transgredido<br />

las leyes del comportamiento adulto y son verdaderamente castigados<br />

por haber adoptado la conducta de los niños. El lobito<br />

feroz (30 episodios) no admite variación ya que su padre es negro,<br />

feo, grande y m<strong>al</strong>o; siempre vence el niño que <strong>al</strong>ecciona a<br />

su padre que ha descendido por la inocente pendiente de la<br />

flojera y el delito. La aparición de esta figura paterna física, ra-

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