Atònits! - Gremi d'Indústries Grà fiques de Catalunya

TALLIN
EN AUGE
Paola Rives
Tallin es la capital de Estonia y fue fundada en 1154. Conocida como la pequeña Praga por sus numerosas y
bonitas construcciones medievales muy bien conservadas, es el principal puerto marítimo del país. Su recinto
amurallado de la Ciudad Vieja conforma el punto de partida de la visita a una ciudad que cuenta con más de
1.300 edificios históricos.
LA COLINA DE TOOMPEA
En esta área se encuentra la mayor concentración de monumentos
históricos de la localidad. La catedral ortodoxa de Alexandr Nevsky y la
luterana de Toomkirik, así como el parlamento de Estonia, que es el antiguo
castillo de la zona, son algunos ejemplos de lo que se puede ver.
Es imprescindible conocer lo que fue el centro de la vida de la ciudad
durante siglos, la plaza del Ayuntamiento, que conserva el propio Ayuntamiento
y muchas casas de su alrededor. El consistorio se edificó en el
siglo XIII y fue reformado entre 1402 y 1404. Cerca de él, figura la vieja
farmacia, la más antigua de Europa aun en funcionamiento. Muchos de
los restaurantes y terrazas al aire libre que encontramos en esta zona
están situados en las mismas casas y en calles próximas.
Para cerrar el recorrido de esta área, cabe ver el edificio del Gran Gremio
de los Comerciantes, construido en 1410, y que actualmente es el Museo
de Historia. El casco medieval de Tallin, que fue declarado patrimonio
de la humanidad de la UNESCO el año 1997, es sin lugar a dudas
uno de los lugares indispensables en la visita a la capital estonia.
EL PARQUE DE KADRIORG
A dos kilómetros al este de la ciudad hay el parque de Kadriog en cuyo
centro, rodeado de robles, castaños y lagos, se halla el palacio diseñado
por el arquitecto Niccolo Michetti para el zar ruso Pedro el Grande y
construido entre 1720 y 1736. Hoy en día este palacio alberga el museo
estatal de arte. El barrio en el que se encuentra todavía preserva
algunas casas de madera.
EL PUERTO
El puerto de Tallin es uno de los más importantes del Báltico, con varias
líneas que unen a diario la ciudad con San Petersburgo, Helsinki, Estocolmo
y otras localidades más o menos cercanas. En él desembarcaron
los vikingos daneses a principios del siglo XIII fundando la ciudad. Desde
entonces Tallin ha estado casi siempre bajo una fuerza extranjera,
un hecho que se refleja en la mezcla de culturas que existe. La mayor
influencia fue alemana; pero también estuvo durante siglos dominada
por la corona sueca y más tarde, controlada por los zares de Rusia. Todos
dejaron su huella y de ahí proviene el encanto de esta ciudad.
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