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a 61 años del voto femenino
Paridad Política
Evolución y desarrollo
democrático en México
La ciudadanía debe tener presente que los derechos políticos de las mujeres no están en
juego ni a disposición de nadie. Son garantías que deben respetarse y hacerse valer
Votaciones federales y locales en la Ciudad de México, junio 2012.
Paula Soto*
Hablar de paridad política implica un complejo
desafío histórico, cultural y jurídico, que tiene
una estrecha relación con la evolución social y
política del país. El concepto y las características
que conlleva continúan generando debates, y
seguramente será uno de los motivos que provocará
inconformidades y un sinfín de juicios
durante los procesos electorales de 2014-2015.
Lograr que el término retumbara en todos los
recovecos hasta impactar en la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos, requirió de
una ardua labor y consenso que se impulsó con gran
fuerza hace un año con el trabajo de distintos
grupos de mujeres, organizaciones e instituciones
del estado, que se manifestó durante el 60 aniversario
del Voto de las mujeres en México, con la iniciativa
del titular del poder ejecutivo federal, quien
hizo un llamado a reconocer la paridad y a garantizar
a las mujeres la igualdad sustantiva.
La paridad política para el registro de candidaturas
a las legislaturas federales y locales se
encuentra establecida en el artículo 41 constitucional;
sus disposiciones están reflejadas en las
leyes secundarias que surgieron con la reforma
político electoral de 2014.
Los alcances de la reforma dependen de múltiples
factores; involucran en todos los sentidos
a las instituciones, a los partidos políticos, a la
militancia partidista, pero sobre todo a la ciudadanía,
que debe encargarse de que las normas no
queden solo en el papel.
La futura integración de los congresos federal
y estatales puede convertirse en un indicador de
que el acto jurídico ha logrado crear conciencia
en la esfera política, pero también existe la posibilidad
de que, en contraparte, se reflejen las
prácticas negativas y llenas de artilugios que las
mujeres hemos enfrentado por siglos.
Si partimos de un supuesto optimista, el proceso
electoral federal 2014-2015 debe dar resul-
tados contundentes y una muestra fehaciente de
que el trabajo de la sociedad, la academia y las
institucionales ha creado las bases democráticas
para redistribuir las posibilidades de acceso a
cargos de elección popular y eliminar cualquier
tipo de discriminación por género, ya que la paridad
conlleva una estrategia de democratización
de los partidos políticos.
Sin duda, los comicios serán muy atractivos
para quienes tenemos la política en la piel, pero
estoy convencida de que a todas las mujeres y a
los hombres que hemos participado en la lucha
por la igualdad sustantiva en la política la información
nos mantendrá a la expectativa y en
constante seguimiento.
Esa es nuestra labor, impedir que se retroceda.
Seguir con atención los procesos y actuar cuando
se requiera; la tarea no es sencilla, se necesita compromiso
y pasión, pero son los mismos elementos
que han logrado que más mujeres se encuentren en
los espacios de toma de decisiones y son justo esas
características las que continúan impulsando el trabajo
de instituir la paridad de género.
Como muestra, el pasado 19 de septiembre la
sala regional de Monterrey del Tribunal Electoral
del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) dejó
en claro que el Estado y sus instituciones continuarán
la ruta hacia la paridad política, al emitir
una sentencia que modificó las listas de representación
proporcional para integrar el Congreso
de Coahuila, apegándose al principio de
igualdad y a la ley electoral vigente, por lo que a
partir del 1 de enero de 2015 la entidad tendrá
13 diputadas y 12 diputados, siendo éste el
primer Poder Legislativo en la historia del país
con mayoría de legisladoras.
La sentencia de Coahuila es excepcional;
rinde cuentas a la ciudadanía, a las mujeres, pero
en esencia hace justicia y fortalece la democracia,
contribuyendo con el progreso del país y
estableciendo los criterios suficientes para replicarla
en otras entidades; en términos legales,
genera jurisprudencia, pero también un es un
detonante para que las mujeres estén atentas y
con el ánimo de defender sus derechos.
Hoy la paridad política se establece solo para
las diputaciones, por lo cual es imprescindible
continuar trabajando en conjunto e incluso
sumar otros esfuerzos para que este criterio se
aplique para todos los cargos de representación
popular, con lineamientos que no puedan ser
vulnerados y con los mecanismos que sancionen
a quienes violen los derechos de las mujeres.
Las normas creadas han sido necesarias
porque en el nivel social el papel de las mujeres
ha estado constreñido al espacio privado y han
sido relegadas de las decisiones públicas; por ello
es fundamental incidir para lograr un cambio
cultural que visibilice y erradique las desigualdades
de género.
Somos muchas y muchos quienes buscamos
la paridad política, porque es en ese ámbito en
donde se toman las decisiones que inciden en
todos los espacios de la vida pública y privada;
de manera que si hay más mujeres, nuestros intereses
y necesidades podrán concretarse, pero
también la distribución de responsabilidades
sociales, políticas y económicas de la Nación
estarán niveladas en justa proporción.
La paridad genera un diálogo entre mujeres
y hombres. No es un asunto solo de mujeres.
Su objetivo es terminar con la subrepresentación,
porque todas tenemos derecho a estar en
lo político.
Se trata de igualdad y justicia. Se trata de paridad.
De pensar en pares y no en diferencias. La
paridad no es solo ocupar 50% de los espacios,
es una nueva forma de concebir a las sociedades.
Es el cambio sustancial para el logro de la división
sexual del trabajo, es la verdadera conciliación
del trabajo y la familia e implica una sólida
construcción y reconocimiento de las aportaciones
de mujeres y hombres por igual.
* Directora de Participación Social y Política
de la Mujer del Inmujeres.
Foto: Héctor Téllez
En los comicios
2014-2015
participarán
18
entidades
federativas
y los cargos que se
disputan son
9
gubernaturas,
la integración de la
Cámara
903
presidencias
municipales,
639
diputaciones
locales
y más de
60
alcaldías
en Oaxaca,
que se renovarán por
usos y costumbres
MILENIO 11
TODAS • 27 de octubre, 2014