Descargar libro - Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau

Prólogo
Cuando Víctor Casaus, director del Centro Pablo, me pidió
traducir Médicos revolucionarios, de Steve Brouwer, yo acababa
de terminar una traducción prolongada y farragosa que
me había dejado no solo agotado, sino también con el estilo algo
maltrecho. Necesitaba, por tanto, un respiro, que para mí
significa releer obras que me mejoren, además del espíritu, la
condición profesional y sirvan de antídoto a lo que a veces me
enfrento en mi oficio de traductor. Por eso le di a Casaus una
fecha de terminación a mediano plazo, para poder recuperarme.
De todas maneras, decidí echarle un vistazo al libro, pues
este es un tema del que solo sabemos lo que dice la prensa, a
veces de manera un tanto reiterativa y que no siempre –o raras
veces– vale de alimento para el espíritu. Por otra parte,
estaba seguro de que una obra de testimonio publicada por el
Centro superaría con mucho mi experiencia reciente.
Sin embargo, desde las palabras introductorias, Médicos…
me atrapó por la humildad y pasión con que el autor se acerca
al tema, un tema que sorprende a Brouwer, ya que no era su
intención escribir este libro cuando llegó a Venezuela, sino hacerlo
acerca de los campesinos de la comunidad de Monte Carmelo,
un pueblo perdido en las estribaciones de los Andes, en
el estado de Lara. No obstante, el contacto con la colaboración
médica cubana y cómo está transformando la vida de la gente,
tanto en el campo como en la ciudad, le hicieron cambiar
de propósito, o digamos mejor, de ampliarlo, porque la obra
incluye el plan original.
Brouwer no se propuso –y lo logra– ser solamente un descriptor
impersonal, una cámara fría que recoge lo que desfila
ante sus ojos de manera imparcial, sino que se suma al paisaje,
toma partido, lo vive (a veces también lo sufre) y lo sitúa en
el contexto de la Revolución bolivariana y de la Revolución
7

cubana para entregar una obra inflamada, en mi opinión, la
mejor y más detallada descripción hasta el momento del internacionalismo
médico de Cuba.
Por eso, al comenzar a leer, al comprender que este es un
libro necesario, sentí la urgencia de que los demás lo conocieran
y decidí que Médicos… mismo podría ser el antídoto reparador
que me proponía buscar en otros libros. Hay otra cosa
(y me perdonen los lectores si me cito a mí mismo), como escribí
para la presentación de la novela Roscoe, de William
Kennedy, que también tuve el placer de traducir: «…el traductor
es también un lector culpable a quien traiciona su oficio,
alguien condenado como un Sísifo literario a rodar cuesta
arriba la roca de todo texto que cae en sus manos. Desde las
primeras palabras, aun de aquel libro al que se acerca por el
solo placer de leer, comienza a trasladar la obra un poco a
vuela ojo, a impregnarse del estilo y del vocabulario, a desaparecer
en la lectura, a fundirse con el autor». Treinta páginas
después de iniciar la lectura de Médicos…, comencé a
traducirlo.
No pretendo describir el libro ni descubrirle al lector cosas
que encontrará por sí mismo. Los valores están ahí, al alcance
de su mano. Pero sí quisiera señalar que uno de los aportes
importantes del autor, más allá de contar una verdad silenciada
por la prensa globalizada, es lo que yo llamaría ponernos
al día a los cubanos. A fuerza de leer tantas noticias acerca
del tema, dichas ad infinitum con las mismas palabras y consignas,
para muchos la épica médica internacionalista de Cuba
se acepta como hecho consumado, se ha convertido en parte
del paisaje.
Brouwer nos abre los ojos a una realidad mayor, nos pone al
día, nos demuestra que la entrega revolucionaria, la que cimentó
la sociedad, sigue estando viva en una generación que
no es la histórica. Ante la aseveración de los enemigos de que la
Revolución está agotada, Brouwer contrapone la verdadera
ética.
«Los médicos revolucionarios –escribe el autor–, debido a
que están enfrascados en el cuidado de la salud, están ejerciendo
la medicina, pero como también son revolucionarios,
8

están ejerciendo la construcción de la sociedad revolucionaria;
es decir, mientras están construyendo, también están adquiriendo
nuevas habilidades, conciencia y comportamiento
social».
En medio de tanta luz, el autor también escribe sobre la sombra
de las deserciones de médicos cubanos, un tema ignorado
por nuestra prensa, cuando en realidad el ínfimo número de
desertores en relación con los miles que prestan servicio en el
mundo demuestran que, a pesar de programas especiales y organizaciones
dedicadas a promover la deserción, son muy pocos
los que se deslumbran por las promesas hollywoodenses
del gobierno norteamericano. Compárese la cifra con el siguiente
pasaje del libro: «En las naciones en desarrollo más pobres,
un porcentaje mucho mayor de médicos recién graduados, a
menudo más de 50 %, están acostumbrados a marcharse en
busca de nuevos horizontes en las ciudades y suburbios de los
países ricos industrializados».
Médicos revolucionarios, sin estridencias, nos da las razones
para la permanencia masiva del personal cubano de salud
en sus misiones y nos recuerda que estos médicos, enfermeras
y técnicos han encontrado un propósito en su ejercicio
diario, un propósito que Noel Nicola nos subrayó en una canción
de la década de los setenta: «Hay un almanaque lleno de
días 26».
Con su obra, Steve Brouwer nos entrega una historia de
hechos y de esperanza. Más allá de la importancia que tienen
los resultados concretos en los índices de salud de los pueblos
que reciben la colaboración médica cubana, de las vidas salvadas,
de la visión devuelta, de la formación de nuevos médicos
de otros países, se demuestra que hacer revolución genera
más revolución, una espiral que ayuda al desarrollo y a la vez
desarrolla aún más a los revolucionarios, como seres humanos,
para alcanzar el escalón más alto del hombre, como pedía
el Che.
GERMÁN PINIELLA
9

Agradecimientos
No fui a Venezuela en septiembre de 2007 para escribir un libro
acerca de la práctica revolucionaria de la medicina. Fui a vivir
en una aldea de montaña y a escribir acerca de cómo la gente
del campo, especialmente los campesinos de Monte Carmelo y
sus alrededores, estaban transformando sus vidas por medio
de la participación activa en la Revolución bolivariana. Mientras
me dedicaba a contar una parte importante de este proceso
revolucionario y su relación con la Revolución cubana, aprendí
una enormidad acerca de la vida rural por medio de mis vecinos
campesinos de Monte Carmelo, los cuales brindaron apoyo,
bondad y amistad a mis hijos y a mí durante nuestra estancia
de nueve meses. Esta pequeña aldea está ganando notoriedad
en toda Venezuela por su espíritu cooperativo, solidaridad, agricultura
experimental y capacidad organizativa de base, por tanto,
se merece tener su propio libro. (Espero escribir más acerca
de Monte Carmelo. Mientras tanto, los lectores aún pueden encontrar
artículos que escribí para el blog entre 2007 y 2008. Ver
en www.venezuelanotes.blogspot.com).
Aunque no puedo mencionar los nombres de todos a quienes
debo agradecer, quiero dar las gracias en especial a la
familia de Gaudy y Omar García y a la familia de Abigaíl y
Gabriel García, así como a otros miembros de su familia ampliada:
Sandino, Luz Marina, Polilla, Carmen Alicia, Héctor,
Alexis, Arturo, César, Javier y Maira. Ellos no solo nos dieron
hospitalidad, gran amistad y un lugar donde vivir, sino
que compartieron de manera inestimable el conocimiento
íntimo que tienen de la vida en la aldea, la agricultura y el
hermoso mundo natural que los rodea.
Debo mucho en especial a los estudiantes de Medicina y a
los médicos del área de Monte Carmelo y Sanare, quienes me
permitieron pasar tiempo en las clínicas y aulas, así como
11

conocer de su vida y sus aspiraciones. Los menciono solo por
su nombre propio porque no registré el apellido de todos.
Los estudiantes venezolanos: Mariela, Milena, Édison, Jonás,
Arelys, Iris, Yeiny, Inés, Odalys, Luisa, Antonio, Magaly, Vanesa,
Dilbex, José, Hilario, Rosana, Mileidy, Karina, Juan y José
Antonio; los estudiantes surinameses: Georgo, Isabel y Meredith;
los médicos que trabajaban en las clínicas ambulatorias y
el Centro Diagnóstico de Barrio Adentro: las doctoras Tomasa,
Bárbara, Edita y Alina, los doctores Raúl y Humberto, y los dos
doctores Frank.
Muchas gracias a dos amigos norteamericanos, Lisa Sullivan
y Charlie Hardy, quienes llevan décadas en Venezuela, la mayor
parte del tiempo viviendo y trabajando entre los pobres en
los barrios de Caracas y Barquisimeto. Ellos fueron indispensables
para presentarme a muchos venezolanos que se convirtieron
en amigos y en contactos, e invaluables en su ayuda para
varios viajes que hice a Venezuela. Cinco amigos provenientes
del cercano pueblo de Sanare, todos ellos maestros –Honorio,
Irlanda, Rubén, Goya y Luis–, me brindaron especial ayuda
para familiarizarme con las tradiciones progresistas y revolucionarias
del lugar en materia de educación, política, religión
y sociedad que antecedieron a las instituciones del gobierno de
Chávez. Los dos Morocho, antropólogos y poetas no oficiales
de Monte Carmelo, fueron muy generosos al enseñarme la historia
y el folclor locales. Mis primeros guías en Caracas, Marcela
y Antonio, me brindaron una introducción excepcional a
los barrios y al resto de la ciudad. Otros valiosos amigos que
me ayudaron en Venezuela fueron: Mario, Rosa Elena, Pablo,
Ledys, David, Pachi, Maia, Joseíto y el padre Mario Grippo.
En Cuba, mis buenos amigos el poeta Víctor Casaus y el
periodista Hedelberto López fueron de gran ayuda en La Habana.
Gail Reed y Conner Gorry, periodistas destacados en
La Habana que trabajan para MEDICC Review, me suministraron
valiosos consejos e información. MEDICC Review, que
publica artículos escritos por cubanos y norteamericanos expertos
en medicina, es la única revista científica en inglés,
revisada por colegas, dedicada a la medicina cubana. Esta revista
y su sitio web, un empeño conjunto de expertos cubanos
12

y norteamericanos en medicina, son un gran recurso y extremadamente
confiables.
Quiero agradecer al filósofo y periodista Enrique Ubieta Gómez
por dedicarme su tiempo y pensamientos relacionados con su
excelente libro Venezuela rebelde: dinero versus solidaridad.
En la ELAM, la Escuela Latinoamericana de Medicina en La
Habana, la doctora Midalys Castilla Martínez, vicerrectora de
la institución, compartió generosamente su tiempo conmigo
mientras me introducía en la escuela y me presentaba a algunos
de los estudiantes. También gracias a los estudiantes norteamericanos:
Frances, Ian, Pasha y Malik, que hablaron conmigo
sobre sus experiencias.
Quisiera agradecer en Monthly Review Press a Fred Magdoff,
quien nos hizo una corta visita en Venezuela y sugirió que la
editorial estaría interesada en un libro acerca de la medicina
revolucionaria. Michael Yates ha sido un excelente editor de gran
paciencia y buen juicio, y Erin Clermont fue una gran correctora
con una pupila alerta para la claridad.
Mis dos hijos, Jan y Ari, que tenían dieciocho y dieciséis años
por entonces, vivieron conmigo en Monte Carmelo y me brindaron
compañía maravillosa y buen humor. También terminaron
trabajando a tiempo completo con nuestros vecinos campesinos
en la granja cooperativa de agricultura orgánica Las Lajitas:
comenzaban su ascenso de media hora montaña arriba a las
5:30 cada mañana y pasaban los días cavando, sembrando, cosechando
y preparando abono con lombrices; hasta aprendieron
a arar con un arado de caballo en la inclinada ladera de la
montaña. Por las tardes regresaban a casa con una extraordinaria
variedad de vegetales y el yogur más sabroso del mundo.
Estoy muy agradecido, como siempre, a mi esposa Susan, la
que solo pudo visitarnos durante unas pocas semanas porque
tenía que permanecer en casa en Pennsylvania impartiendo
sus clases mientras nos brindaba mucho ánimo, amor y apoyo
material.
Por último, quiero dedicar este libro a la memoria de mi
padre, el doctor Stephen W. Brouwer, médico famoso por su
buen humor y disposición para escuchar a sus pacientes. Una de
las pocas cosas que podían sacarlo de quicio era la muerte
13

de alguien que había buscado tratamiento demasiado tarde debido
a preocupaciones por el costo. Culpaba de esas muertes a
un sistema de salud que no toleraba la atención médica gratuita
y universal. Mi padre fue el único médico socialista que conocí
de joven –es más, era el único socialista que conocí–, así
que seguramente se alegraría al saber que en la actualidad hay
médicos revolucionarios que están transformando los servicios
de salud en los lugares más pobres y remotos de las Américas.
EL AUTOR
14

1. ¿De dónde son
los médicos revolucionarios
Los campesinos hubieran corrido, inmediatamente,
y con todo entusiasmo,
a socorrer a sus hermanos.
CHE GUEVARA: «El médico revolucionario»,
discurso de 1960
A pesar de haber venido a Cuba con un fusil al hombro y entrar
a La Habana como uno de los comandantes victoriosos de la
Revolución cubana, continuaba considerándose un médico. Cinco
años antes, aquel argentino de veinticinco años había llegado a
Guatemala y se había ofrecido para poner su nuevo título de
médico al servicio de una transformación social pacífica.
El doctor Ernesto Guevara esperaba encontrar trabajo en los
servicios públicos de salud y contribuir con las reformas de
amplio alcance que iniciaba el presidente Árbenz, pero nunca
tuvo mucha oportunidad de trabajar como médico en Guatemala.
A los pocos meses de su llegada, el gobierno de Árbenz
fue derrocado por el golpe de Estado militar ideado por la United
Fruit Company, algunos coroneles guatemaltecos, el Departamento
de Estado y la CIA.
Che nunca olvidó el valor de su aspiración original: combinar
la humanitaria misión de la medicina con la creación de
una sociedad justa. Cuando se dirigió a los milicianos cubanos
el 19 de agosto de 1960, año y medio después del triunfo de la
Revolución, decidió hablar acerca de la «medicina revolucionaria»
y la posibilidad de educar a un nuevo tipo de médico:
Hace un tiempo, pocos meses, sucedió aquí en La Habana
que un grupo de estudiantes ya recibidos, de médicos recién
recibidos, no querían ir al campo, y exigían ciertas retribuciones
para ir.
[…]
15

Pero ¿qué ocurriría si en vez de ser estos nuevos muchachos,
cuyas familias pudieron pagarles en su mayoría unos cuantos
años de estudio, los que acabaran sus carreras, si en vez de
ellos, fueran doscientos o trescientos campesinos, los que
hubieran surgido, digamos por arte de magia, de las aulas
universitarias
Hubiera sucedido, simplemente, que esos campesinos hubieran
corrido, inmediatamente, y con todo entusiasmo, a
socorrer a sus hermanos.
Desde entonces, la medicina cubana y los servicios de salud
se han desarrollado de varias formas singulares y revolucionarias,
pero solo ahora, cincuenta años después, el sueño de
Che se ha concretado por completo. Actualmente es literalmente
cierto que los campesinos, conjuntamente con los hijos
de la empobrecida clase trabajadora y de las comunidades indígenas,
se están convirtiendo en médicos y corren «con entusiasmo,
a socorrer a sus hermanos».
Mientras esto sucede en las montañas de Haití, entre el pueblo
garífuna en la costa caribeña de Honduras, en las aldeas
de África y el altiplano de Bolivia, en la mayor de las escalas
está ocurriendo en los pueblos rurales y barrios urbanos de
Venezuela.
Cuando viví en las montañas del occidente venezolano en
2007 y 2008, fui testigo del surgimiento de médicos revolucionarios
cada mañana mientras salía de nuestra pequeña casa
de techo de hojalata. Che hubiera quedado encantado con la
escena: mientras el sol sale sobre la montaña tras la aldea de
Monte Carmelo y la blanca neblina comienza a desaparecer
del bosque nuboso, cuatro jóvenes campesinos van por el camino
en sus camisetas color vino tinto y sus limpias batas
blancas dobladas bajo el brazo para protegerlas del polvo.
A las siete de la mañana saludan a los estudiantes de la escuela
secundaria que esperan para comenzar sus clases en tres aulas
de la cooperativa de mujeres; luego se suben al «taxi», una
curtida camioneta Toyota de treinta años que a menudo lleva
16

a veinte o más personas en la parte trasera. Descienden por el
serpenteante camino de montaña, a través de la profunda cañada
en el fondo, y luego cuesta arriba al otro lado del valle
hacia el pueblo mayor de Sanare, donde trabajarán toda la
mañana junto a los médicos cubanos en la consulta del vecindario
y en la moderna Clínica de Diagnóstico.
Alrededor de las siete y cuarenta y cinco, otros cuatro estudiantes
de Medicina de la aldea, ya vestidos con sus batas blancas,
pasan junto a nuestra casa, por el parque y la pequeña
iglesia y se reúnen frente a un pequeño edificio de bloques de
concreto llamado el «ambulatorio». Más o menos a la misma
hora, se les unen otros tres estudiantes de Medicina que
emergen de El navegador, el jeep azul brillante de Carlos, otro
de los vehículos de la cooperativa de taxis que da servicio a la
aldea.
Estos estudiantes de Sanare se ponen sus batas blancas,
abrazan a sus compañeros y esperan a que Elsy, una voluntaria
del Comité de Salud que estudia Enfermería, abra la reja
del ambulatorio, la clínica que ofrece servicios médicos Barrio
Adentro. Mientras paso, veo a los potenciales pacientes sentados
en los bancos del pequeño patio cubierto, frente a la
puerta de entrada. Ellos esperan por la doctora Tomasa, la especialista
médico de la familia. Dos alegres muchachas adolescentes
se sientan junto a la consulta de odontología del
doctor Raúl y sonríen con una dentadura que parece perfecta.
«¿Pero ustedes tienen problemas en sus dientes», les pregunta.
«Ninguno –responde una de ellas–. El doctor Raúl nos va
a hacer otro chequeo». ¿Otro chequeo Sus padres jamás asistieron
a la consulta de un dentista cuando eran jóvenes; por
consiguiente, hay muchas personas mayores de cuarenta o
cincuenta años con muy pocos dientes.
A las ocho de la mañana uno de los estudiantes de Medicina
se para detrás del sencillo mostrador de madera para realizar
el trabajo de recepcionista. Otro va y viene de los estantes
donde están las historias clínicas y pone al día la información
médica que se registra de cada familia en la comunidad.
Un tercero conversa informalmente con los pacientes que esperan,
entretiene a los niños y pregunta de manera casual
por la salud de sus familiares. Los otros cuatro estudiantes
17

están junto a la doctora Tomasa en la consulta, observando
cómo escucha historias familiares e individuales y examina a
pacientes. También buscan medicamentos, toman la temperatura
y pesan a niños sanos que vienen acompañados por
sus respectivas madres.
Hoy, al igual que todos los días, la doctora Tomasa dice a
sus estudiantes: «Por favor, háganme más preguntas. Así es
como aprendemos. Nunca se puede preguntar lo suficiente».
Monte Carmelo es una pequeña aldea a lo largo de un único
camino pavimentado en una cadena montañosa de las estribaciones
de Los Andes, en el estado de Lara. Antes de que
Hugo Chávez accediera a la presidencia de Venezuela en 1999,
el camino no estaba pavimentado y la escuela secundaria no
existía.
Según el censo de 2007, la población se componía de 129 familias
y aproximadamente 700 individuos, casi todos ellos
dedicados a una agricultura de subsistencia en pequeñas parcelas
de tierra, trabajando a mano o con caballos y bueyes.
Ese mismo año, nueve residentes de Monte Carmelo eran estudiantes
de Medicina. Ocho estudiaban Medicina Integral Comunitaria
(conocida popularmente como MIC), un curso
intensivo de seis años. Un noveno residente de la aldea estaba
estudiando Medicina en Cuba. Otras dos mujeres jóvenes de
una aldea vecina también estaban en la Escuela de Medicina.
Todos eran parte de un grupo de 67 estudiantes en esta región
agrícola que estudiaban para ser doctores en Medicina.
Los estudiantes son un grupo diverso: algunos tienen diecinueve
o veinte años y han terminado recientemente la secundaria;
otros tienen casi treinta y tienen hijos pequeños; unos
pocos son aún mayores. Algunas madres jóvenes han terminado
recientemente su educación secundaria por medio de la
Misión Ribas, una de las misiones sociales bolivarianas que
permiten que los adultos vuelvan a la escuela por las noches
y los fines de semana.
Todos los estudiantes se muestran muy entusiastas por su papel
en la promoción de la buena salud y en la introducción de
18

servicios de salud confiables en la estructura de su comunidad
y en el mundo en general. Muchos de ellos sueñan con
emular a sus profesores cubanos y con servir ellos mismos,
algún día, como médicos internacionalistas en remotas y
empobrecidas partes del mundo.
Esta experiencia en la formación de nuevos médicos en MIC
debiera merecer la atención internacional, aunque el programa
estuviera limitado a 67 estudiantes en esta remota región
cafetalera del estado de Lara. Pero en realidad representa solo
una mínima fracción de un gigantesco esfuerzo por transformar
la educación médica y los servicios de salud en toda Venezuela.
Casi 25 000 estudiantes se enrolaron en los cuatro
primeros años de MIC entre 2007 y 2008, y para 2009 y 2010
se les unieron más, lo que elevó la cifra de estudiantes matriculados
en los seis años de MIC a aproximadamente 30 000. Esto
es casi el número total de médicos que practicaban la medicina
en Venezuela en todas las especialidades cuando Hugo
Chávez fue elegido presidente en 1998.
Un aspecto singular de la MIC es que los estudiantes en Monte
Carmelo no tienen que dejar el campo, ni los estudiantes de
los vecindarios más pobres de las ciudades venezolanas tienen
que abandonar sus barrios, a fin de acudir a la Escuela de
Medicina. La Medicina Integral Comunitaria es una «universidad
sin muros» que entrena a jóvenes médicos en su propio
entorno. No es un curso corto para asistentes sanitarios o
para «médicos descalzos», 1 sino un programa riguroso diseñado
para formar a un nuevo tipo de médico. Durante sus años
de estudio, todas las mañanas los estudiantes de MIC ayudan a
médicos que trabajan en Barrio Adentro a atender las enfermedades
de sus pacientes y aprenden a comprender las amplias
1
Campesinos que en la República Popular China son entrenados como
paramédicos para trabajar en áreas rurales en actividades tales como:
primeros auxilios, ayuda al parto, despacho de medicamentos y medicina
preventiva. El nombre proviene de los agricultores que a menudo
trabajan descalzos en los arrozales. (Nota del Traductor). (Salvo que
se indique lo contrario, todas las notas son del autor).
19

necesidades de salud pública de sus comunidades. Y todas las
tardes se reúnen con sus profesores en una serie de clases
formales de Medicina que constituyen un riguroso currículo
e incluyen toda la ciencia médica estudiada en universidades
formales.
El programa de educación de MIC no podría existir sin Barrio
Adentro, el sistema nacional de salud que comenzó a brindar
atención primaria en 2003, gracias a un enorme compromiso
con la experiencia de Cuba. De 2004 a 2010, Barrio Adentro
desplegó continuamente entre 10 000 y 14 000 médicos cubanos
y de 15 000 a 20 000 miembros del personal de salud –dentistas,
enfermeras, fisioterapeutas, optometristas y técnicos.
Sus servicios están disponibles gratuitamente para todos los
venezolanos en casi 7 000 ambulatorios y en más de 500 clínicas
de diagnóstico de mayor envergadura, y han sido muy eficientes
para enfrentar las necesidades del 80 % de la población
que había recibido poca o ninguna atención en el viejo sistema
de servicios de salud.
Obviamente, Cuba no puede darse el lujo de dedicar de manera
indefinida tanto personal médico a Venezuela, ni el gobierno
de Chávez quiere depender para siempre de médicos
extranjeros. Así, mientras se lanzaba Barrio Adentro en 2003,
expertos cubanos y venezolanos en Medicina idearon un nuevo
programa de educación médica que permitiría a Venezuela
mantener en funcionamiento de manera permanente su programa
de servicios universales de salud.
A partir de 2005, a los médicos cubanos se les pidió que cumplieran
un riguroso doble deber: no solo continuaron atendiendo
a pacientes en las clínicas de Barrio Adentro, sino que
muchos de ellos comenzaron a trabajar como profesores/tutores
del programa de Medicina Integral Comunitaria. El objetivo
de la MIC es integrar la formación de médicos de familia
en el entorno de las comunidades en un esfuerzo holístico que
satisfaga las necesidades médicas de todos los ciudadanos, use
recursos locales y promueva el cuidado preventivo de salud y
una vida sana. La misión cubana en Venezuela es posible porque,
durante el último medio siglo, Cuba ha desarrollado una
visión de servicios médicos que va más allá de sus propias
20

fronteras. Los trabajadores cubanos de la salud, además de
brindar servicios gratuitos a sus conciudadanos, se han convertido
a sí mismos en un «arma de solidaridad», una fuerza
revolucionaria que se ha desplegado en más de 100 países alrededor
del mundo. Sin embargo, desde el año 2000, el compromiso
cubano ha crecido de manera sustancial porque la
Revolución bolivariana en Venezuela ha contribuido con su
propio entusiasmo, voluntarios y recursos económicos.
Por medio de varios acuerdos de cooperación, Cuba y Venezuela
se han dedicado a un número de proyectos en otros campos
como educación, agricultura, energía y desarrollo industrial, y
luego han extendido estas experiencias cooperativas a otras naciones,
en particular en el seno del ALBA, la Alianza Bolivariana
para los Pueblos de Nuestra América, la cual incluye a Bolivia,
Nicaragua y Ecuador, así como a las pequeñas islas de Dominica,
Antigua y Barbuda, y San Vicente y las Granadinas. De todas
estas ambiciosas empresas, la atención médica es con mucho
la más prominente.
A fin de hacer llegar los servicios universales de salud a los
pobres y a la clase trabajadora de manera que sean compatibles
con la nueva visión igualitaria de estas sociedades, se necesitan
muchos más médicos. Con esto en mente, Cuba está formando
más médicos en su país, a pesar de que está educando
a decenas de miles en Venezuela. En 2008 había 29 000 cubanos
matriculados en escuelas de Medicina, además de casi
24 000 estudiantes extranjeros (incluyendo a más de 100 de
Estados Unidos) en la Escuela Latinoamericana de Medicina
en La Habana o en escuelas del Nuevo Programa para la Formación
de Médicos Latinoamericanos situadas en otras cuatro
provincias.
Un ejército de batas blancas
Por primera vez tuve conciencia de la magnitud de esta revolución
médica en 2004, durante mi primer viaje a Venezuela.
Cuando el doctor Yonel (un joven dentista cubano que trabajaba
en un barrio de Caracas) me informó que había trabajado
21

en Venezuela más de 10 000 médicos, exclamé: «¡Un ejército de
médicos!». El doctor Yonel sonrió y replicó: «Un ejército de paz».
Sin dudas, la colaboración entre la rejuvenecida Revolución
cubana y la naciente Revolución bolivariana está arrojando
impresionantes resultados. Y un creciente número de países
del hemisferio occidental, durante largo tiempo bajo el yugo de
ricas minorías conservadoras y militares autoritarios, dependientes
del capital y la instrucción política proveniente del
Norte, ya no estaban dispuestos a seguir escuchando a Estados
Unidos cuando este les decía que renegaran de Cuba y Venezuela.
Como estaba fracasando su bloqueo económico de larga
data contra Cuba, Estados Unidos trató de lanzar un movimiento
disidente perjudicial y de apoyar un golpe de Estado en
Venezuela.
Al fracasar esos esfuerzos, el gobierno norteamericano impuso
más draconianas restricciones económicas y de viajes a
Cuba en 2004 y financió varios planes para socavar a ambos
Gobiernos revolucionarios. En 2006 llegó a rebajarse a bajezas
excepcionales cuando trató de sabotear directamente las misiones
médicas humanitarias de Cuba con la creación del Programa
de Admisión de Profesionales Médicos Cubanos. Esta
fue una ley destinada específicamente a atraer médicos, enfermeras
y técnicos cubanos, en misiones en el extranjero, por
medio del ofrecimiento de un estatus inmigratorio especial y una
rápida entrada a Estados Unidos.
Estos esfuerzos hostiles no lograron disminuir la solidaridad
internacional y el prestigio que Cuba y Venezuela estaban
adquiriendo en todo el mundo, ni evitaron que ambos países
expandieran sus programas de ayuda médica humanitaria y de
educación médica internacional. En 2007 una joven chilena, la
doctora Katia Millaray, miembro de la tercera promoción de
graduados de la Escuela Latinoamericana de Medicina en La
Habana, habló en su ceremonia de graduación y dijo a sus compañeros:
«Hoy somos un ejército de batas blancas que llevará
la salud y un poco más de dignidad a nuestro pueblo». 2
2
Citada en Rodolfo Romero Reyes: «Le nacen retoños a la salud pública
cubana y latinoamericana», Alma Mater, agosto de 2007. Disponible
en: http://www.almamater.cu/sitio%20nuevo/sitio%20viejo/
webalmamater/2007/univers%2007/agosto/medicos.html.
22

Para 2010, Cuba y Venezuela habían demostrado aún más su
capacidad al estar entre los proveedores más prominentes de
ayuda de emergencia y a largo plazo a Haití después de su devastador
terremoto. Brasil, el gigante económico de Latinoamérica,
hizo patente su admiración al anunciar que estaría
encantado de unirse a Cuba en una sociedad para crear un nuevo
sistema de salud pública en Haití. José Gómes, ministro
brasileño de Salud, explicó por qué su país había escogido trabajar
con los cubanos en un proyecto tan significativo y exigente:
«Acabamos de firmar un convenio –Cuba, Brasil y Haití–
según el cual los tres países se comprometen a unir nuestras
fuerzas para reconstruir el sistema de salud en Haití […].
Nosotros aseguraremos esto conjuntamente con Cuba, un país
con una muy larga experiencia internacionalista, un alto grado
de capacidad técnica, una gran determinación y un corazón
enorme». 3
Para Cuba, Venezuela y por extensión sus aliados del ALBA,
estos triunfos durante la primera década del siglo XXI fueron,
más que golpes diplomáticos, victorias morales. Las dos naciones
demostraron el poder de la solidaridad social y la preocupación
humanista por otra gente, valores que contrastan
con el comportamiento materialista, egoísta y agresivo de las
sociedades capitalistas avanzadas.
Este libro tiene como objetivo familiarizar al lector con las
maneras en que los médicos y demás trabajadores revolucionarios
de la salud se han convertido en importantes protagonistas
del cambio socialista y están definiendo lo que el cambio
debe parecer. Los capítulos del 2 al 4 ofrecen algunos atisbos
de las misiones médicas internacionales de Cuba, su profundo
impacto en distintas partes del mundo, y su relación con el desarrollo
general del servicio cubano de salud durante los últimos
cincuenta años. Los capítulos del 5 al 8 describen cómo se ha creado
Barrio Adentro, un nuevo sistema público de salud en Venezuela,
y cómo los nuevos médicos de este país son educados
3
Emily J. Kirk y John M. Kirk: «Cuban Medical Aid to Haiti», 1.º de
abril de 2010. Disponible en: http://www.counterpunch.org/2010/04/
01/cuban-medical-aid-to-haiti/.
23

para que asuman en el futuro la responsabilidad de este sistema.
Esta descripción se basa en mis propias observaciones
día a día de la interacción de médicos, estudiantes de Medicina,
comités de salud y miembros de las comunidades que ellos
atienden. Finalmente, los últimos cuatro capítulos ilustran
la manera en que las culturas capitalistas y las fuerzas imperialistas
se enfrentan al desarrollo de la medicina revolucionaria
y a la conciencia revolucionaria, mientras que las
culturas socialistas emergentes avanzan con nuevas ideas y
crean los patrones de práctica y compromiso en la vida diaria
que están produciendo a los revolucionarios del futuro.
24

2. Solidaridad e internacionalismo
…empecé a viajar por América […] primero como estudiante
y después como médico, empecé a entrar en estrecho contacto con la
miseria, con el hambre, con las enfermedades, con la incapacidad de
curar a un hijo por la falta de medios, con el embrutecimiento que
provocan el hambre y el castigo continuo, hasta hacer que para un
padre perder a un hijo sea un accidente sin importancia,
como sucede muchas veces en las clases golpeadas
de nuestra patria americana. Y empecé a ver que había cosas que,
en aquel momento, me parecieron casi tan importantes como
ser un investigador famoso o como hacer un aporte substancial
a la ciencia médica: y era ayudar a esa gente.
CHE GUEVARA: «El médico revolucionario», discurso de 1960
Los viajes de Che por el hemisferio americano a principios de
1950 fueron sus primeros pasos hacia el desarrollo de una conciencia
revolucionaria internacional. Durante los próximos
años, su deseo de ayudar a los pobres y a los oprimidos se transformó
en una decisión de ser solidario con ellos y de unírseles
en su lucha por reafirmar su dignidad y humanidad. Cuando llegó
a Guatemala con la esperanza de poner sus conocimientos médicos
al servicio del pueblo, no había redes latinoamericanas que
promovieran el internacionalismo y la solidaridad por parte de
profesionales jóvenes de la salud que quisieran trabajar y vivir
entre la gente más pobre del hemisferio.
Fundado en 1998, tal lugar existe en la actualidad y lleva la
siguiente inscripción en las paredes de su sala de recepción:
ESTA SERÁ UNA BATALLA DE LA SOLIDARIDAD
CONTRA EL EGOÍSMO
Estas palabras de Fidel pueden verse dentro de la Escuela
Latinoamericana de Medicina, generalmente conocida como
ELAM, en las afueras de La Habana. Están en letras manuscritas
de gran tamaño, encima de un enorme mapa del mundo
25

que indica todos los lugares donde las brigadas médicas cubanas
han realizado misiones humanitarias por medio de un programa
de cooperación médica internacional conocido como
Plan Integral de Salud. La escuela, como la inscripción, es un
testimonio de la visión de Che y del ejemplo dejado por los
profesionales cubanos de los servicios de salud. Al abrazar la
solidaridad de la cooperación internacional y ofrecer atención
médica gratuita para todos, ellos representan el ideal de
servicio para los estudiantes extranjeros que ingresan a la
ELAM.
En otros grandes mapas del vestíbulo de la Escuela de Medicina
hay listas del número exacto de estudiantes matriculados,
originarios de veinte países. La gran mayoría son los
primeros de su familia en estudiar en cualquier tipo de universidad
y proceden de comunidades pobres que no tienen instalaciones
médicas adecuadas. La obligación de los estudiantes,
a cambio de la educación gratuita que reciben, es regresar a
casa en solidaridad con los pobres de su país y dedicarse
a practicar la atención de salud comunitaria y la medicina
preventiva.
En marzo de 2009, cuando visité la ELAM en La Habana
(hay otra facultad de la ELAM, mucho más pequeña, en Santiago
de Cuba, con estudiantes de cinco países, incluyendo a
Haití), había 1 576 estudiantes de primer año en la instalación
y otros 1 287 en segundo año de un programa de seis
cursos. El resto de los 5 310 estudiantes de la ELAM, del tercero
al sexto año de sus estudios, continuaban su formación
en otras facultades médicas situadas en las trece provincias
de Cuba. 1 El número mayor de estudiantes de primer año, 144,
era de México; el segundo mayor era el de los 108 de Bolivia;
casi al final de la lista, el penúltimo en cantidad era Belice,
con 27; y finalmente, 23 estudiantes de Estados Unidos.
1
A partir del 1.º de enero de 2011, con la creación de las provincias de
Mayabeque y Artemisa, Cuba cuenta con 15 provincias (más el municipio
especial de Isla de la Juventud). (Nota del traductor).
26

Los estudiantes estadounidenses
y la Escuela Latinoamericana de Medicina
Cuatro de los estudiantes estadounidenses conversaron conmigo
durante su tiempo libre entre clases. Uno de ellos, Pasha
Jackson, tenía una inusual historia personal para un estudiante
de la ELAM porque, a diferencia de la mayoría de sus compañeros,
no vino directamente a Cuba proveniente de una familia
pobre de una zona empobrecida del hemisferio. Pasha provenía
del mundo del football profesional estadounidense. Había jugado
en la Universidad de Oklahoma, luego en la Liga Nacional
de Football con los San Francisco 49ers, los Colts de Indianápolis
y los Raiders de Oakland. Acosado por una lesión
recurrente en un hombro durante su carrera profesional de
cuatro años, finalmente decidió retirarse. «No fue tan difícil
–dijo– porque toda la vida yo había soñado con dos cosas: ser
jugador de football y médico. Ahora podía convertirme en
médico».
¿Por qué vino a Cuba «Yo estaba buscando un camino revolucionario
en la medicina, una manera de convertirme en un
médico y en un revolucionario que puede servir al pueblo de
la manera más eficaz posible. Las escuelas de Medicina en
Estados Unidos no me ofrecían esa posibilidad. Ellas producen
un tipo distinto de médico. Fue mi padre quien se enteró
de cómo podía estudiar en Cuba y me alentó para que me inscribiera».
Frances, cuya familia es oriunda de Nigeria, se crió en el sur
del Bronx en la ciudad de Nueva York. Había terminado sus
estudios universitarios y un año de cursos de postgrado
predoctorales como preparación para la Escuela de Medicina
cuando supo por medio del pastor de su iglesia de la posibilidad
de estudiar en Cuba. Dijo que anteriormente había pensado
matricular en una escuela de Estados Unidos –«la Universidad
de Pennsylvania tenía un currículo integrado que me gustaba
en particular»–, pero el costo era prohibitivo. En 2009,
ella y Pasha estaban terminando su año de Premédica, un importante
curso preparatorio que sitúa a todos los estudiantes
en el mismo nivel e incluye cursos intensivos de lenguaje para
27

los que no son hispanoparlantes. A fin de meterse de lleno en el
idioma, Frances decidió salir de su área original de dormitorio,
que albergaba a estudiantes angloparlantes de Estados Unidos
y Belice, y residir solo con estudiantes latinos.
Ian Fabian, un dominicano-estadounidense también de la
ciudad de Nueva York, estaba en su primer año regular de
Medicina en la ELAM en 2009. Cuando terminó sus estudios
en la universidad y trabajaba en un laboratorio universitario de
neurociencia en Nueva York, también comenzó a pensar en
solicitar su ingreso a una escuela de Medicina. El costo le pareció
muy alto para él, en especial cuando se fijó en el tipo de
estudiante de Medicina que pasaba por el laboratorio. «Esos
estudiantes eran supercompetitivos e individualistas. Es una
atmósfera de “arranca pescuezo”, sin ningún signo de espíritu
cooperativo y de trabajar juntos. Yo quería algo muy diferente,
una atmósfera de contribuir entre todos, de ayudarse
unos a otros, de trabajar por el objetivo común de servir a la
sociedad. Cuando me enteré de la posibilidad de estudiar aquí,
supe que era lo indicado para mí».
Malik Sharif, otro estudiante de primer año, también trabajaba
en un laboratorio en su Cleveland natal pero, al igual
que otros, lo desalentaba el costo de matricular en una escuela
de Medicina y la abrumadora carga de obtener préstamos
que fácilmente podrían llegar a 150 000 o 200 000 dólares.
Un día, un profesor de Medicina de Berkeley visitó su laboratorio,
habló encomiásticamente de la calidad de la educación de
la ELAM y sugirió a Malik que pensara en estudiar en Cuba.
Por medio de la Fundación Interreligiosa de Interfé para la
Organización Comunitaria, creada por el reverendo Lucius
Walker en Nueva York, Malik supo que podía presentar
online, de manera muy eficiente y directa, una solicitud a la
ELAM. Una vez en Cuba, el joven y sus compatriotas estadounidenses
quedaron complacidos al descubrir que no era difícil
adaptarse a vivir en una sociedad diferente. «Y sabe, puede
que sea algo sin importancia, pero yo temía que no me fuera a
gustar la comida. El personal de la cafetería nos ha cuidado
a todos muy bien». Él se refería no solo a la calidad de la comida,
sino al hecho de que él y Pasha tratan de seguir una dieta
28

musulmana. Las cafeterías de la ELAM atienden a aquellos
que tienen necesidades especiales de alimentación, ya sea por
razones de salud o religiosas. De esta forma, los dos jóvenes
podían evitar comer cerdo, una de las carnes favoritas de los
cubanos.
Estos cuatro estudiantes esperan practicar la medicina familiar
en un entorno comunitario, y quieren encontrar la manera
de integrar esa práctica en una red social de cuidados
preventivos y de promoción de buena salud cuando regresen a
Estados Unidos. Saben que la práctica familiar y comunitaria
no está tan bien remunerada como otras especialidades de la
medicina estadounidense, pero dijeron que el salario menor debe
ser suficiente para sus necesidades, en especial porque no tendrán
que pagar enormes préstamos como tantos de sus colegas
estadounidenses.
La doctora Midalys Castilla Martínez, vicerrectora docente
de la ELAM, explicó que no se realizan pruebas ideológicas a
los estudiantes que ingresan, los cuales se distinguen por sus
opiniones políticas y antecedentes religiosos; a los que tienen
creencias religiosas diferentes se les ayuda a encontrar un lugar
donde puedan practicar su religión mientras están en Cuba.
Con el tiempo, la ELAM ha ideado formas de hacer que esta
amplia gama de estudiantes extranjeros se sienta cómoda durante
su estancia en Cuba, y por consiguiente la retención estudiantil
en 2009 fue de más de 85 %, como 10 % más de lo que
era originalmente. El primer año es el más difícil, y una vez
que los estudiantes han logrado pasar al segundo año y más
allá, la tasa de retención es de más de 90 %. La escuela comprende
que todos los estudiantes van a estar separados de sus
culturas durante un largo tiempo, así que brinda varios tipos
de apoyo. La doctora Castilla dijo que asesores y psicólogos
están disponibles para hablar con los estudiantes acerca de
problemas personales y sociales que puedan surgir. Además, a
los estudiantes se les asignan guías, tutores/asesores del claustro
que hablan con ellos a menudo y saben de su progreso académico
y conducta personal, de manera que se darían cuenta si
un estudiante está deprimido, frustrado o se retrasa. Siempre
hay tutoría especial disponible, de manera que cualquiera que
29

esté ansioso por su progreso o comprensión pueda recibir ayuda
inmediata.
En lo concerniente al compromiso del estudiante de regresar
a casa a trabajar con las comunidades olvidadas y excluidas,
la doctora Castilla reconoció que Cuba no tiene forma de forzarlos
a cumplir esa obligación. Sin embargo, la ELAM ha
tratado de trabajar con grupos progresistas y ministerios de
Gobiernos en otros países para facilitar el internado y la entrada
en el servicio público. Con un número de países, tales
como Guatemala y Haití, la ELAM ha realizado acuerdos que
establecen para los graduados la residencia formal en Medicina
Integral Comunitaria. Los jóvenes médicos guatemaltecos
y haitianos regresan a casa y van a trabajar en clínicas en las
remotas áreas rurales donde los médicos cubanos llevan más
de una década trabajando, y se preparan para asumir esa responsabilidad
en el futuro. Estos programas de residencia,
como la propia ELAM, son un producto directo del Plan Integral
de Salud de 1998. En Estados Unidos no existe un apoyo
público para los graduados de la ELAM; es más, en 2004 la
administración Bush hubiera impedido a los estadounidenses
estudiar Medicina en Cuba si no hubiera sido por la intervención
del secretario de Estado Colin Powell, quien argumentó
que el Gobierno de Estados Unidos sería criticado por impedir
que estudiantes pertenecientes a minorías recibieran una
educación médica gratuita.
El nacimiento del Plan Integral de Salud
El edificio de la ELAM fue en otra época la Academia Naval de
Cuba, un lugar donde se formaban en el pasado los oficiales de la
Marina de Guerra y los de la Marina Mercante. Sus sólidos
edificios blancos con ribetes azules se encuentran en un lugar
pintoresco junto al mar de la costa norte de Cuba, al oeste
de La Habana. Según la doctora Castilla, en 1998 el general de
Ejército Raúl Castro, por entonces a cargo de las fuerzas armadas
cubanas, estaba supervisando el desmantelamiento de
varias instalaciones militares por toda Cuba porque la nación
30

estaba decidida a reducir sustancialmente su presupuesto militar.
Raúl sugirió a su hermano, el entonces presidente Fidel
Castro, que la Academia Naval sería un lugar ideal para una
nueva escuela de Medicina que formara a estudiantes de Latinoamérica.
La conversión fue aprobada en noviembre de 1998,
y los primeros estudiantes pudieron matricularse y comenzar
sus clases a fines de 1999.
La súbita transformación de la Academia Naval en una escuela
de Medicina fue inmediatamente después de la creación
del Plan Integral de Salud, la respuesta de Cuba a dos devastadores
huracanes, George y Mitch, que barrieron al Caribe
y Centroamérica en octubre de 1998. George alcanzó a Haití
y a la República Dominicana en el verano, y Mitch provocó
inundaciones devastadoras y mató a 30 000 personas en Nicaragua,
Belice, Guatemala y Honduras en octubre de 1998. Muchas
de las áreas más dañadas por estos desastres se encontraban en
lugares remotos donde la gente tenía poco o ningún acceso a
servicios de salud de cualquier tipo. Inmediatamente, Cuba envió
a 2 000 médicos y a otro personal de salud para brindar servicio
de emergencia a las víctimas de los desastres, pero también
ofreció otro tipo de compromiso que demostró ser aún más valioso.
El Plan Integral de Salud es un acuerdo que promete asistencia
médica gratuita por parte de Cuba durante un largo período
para ayudar a rectificar las deficiencias de los sistemas
locales de salud. Hay tres condiciones principales en el acuerdo
entre Cuba y el país anfitrión:
1.El país anfitrión acepta a los colaboradores médicos
cubanos, incluyendo a especialistas en Medicina General
Integral, enfermeras y otros profesionales, quienes permanecen
por períodos de dos años y son luego reemplazados
por nuevos voluntarios.
2.El personal cubano no solo brinda atención primaria de
salud a la población local, sino que comienza a desarrollar
recursos humanos locales que podrán promover la buena
atención de salud en el futuro. Esto incluye la formación
en el lugar de asistentes de salud y educadores de base en
31

medicina preventiva, así como la matrícula de jóvenes en
la ELAM para formarse como médicos en seis años.
3.Los equipos médicos cubanos evitan interferir en las
prácticas de los médicos locales; usualmente a los equipos
se les sitúa en áreas rurales, donde jamás se ha brindado
asistencia médica.
Cuba ha sido fiel a estos acuerdos, los cuales rápidamente
se extendieron más allá de las víctimas centroamericanas y
caribeñas de los huracanes de 1998, de manera que diez años
más tarde, el Plan Integral de Salud incluía el servicio a
36 países en África, Asia, Oceanía, Latinoamérica y el Caribe.
A fines de 2008, había 3 462 colaboradores trabajando en estas
misiones, 2 393 de ellos médicos. Debido a que el nuevo
personal médico rota en estos países de manera regular, el
total acumulativo de cubanos que participan es muy alto.
Aproximadamente 67 000 profesionales de la salud trabajaron
en misiones del Plan Integral de Salud entre 1998 y 2008.
De ellos, más de 6 000 solo en Haití.
Como Cuba nunca tuvo la intención de permanecer por siempre
en los países anfitriones, se concibió la Escuela Latinoamericana
de Medicina, que entró en funcionamiento tan pronto
como fueron despachadas las primeras brigadas médicas en
1998. Durante los primeros años de existencia de la ELAM, el
mayor número de estudiantes matriculados y graduados provinieron
de los tres países que originalmente aceptaron participar
en el Plan Integral de Salud: Haití, Guatemala y Honduras.
Ahora que la ELAM ha graduado a unos 9 000 médicos en los
seis primeros grupos (de 2005 a 2010), cada uno de estos países
tiene a varios cientos de nuevos médicos preparados para brindar
cuidado a sus poblaciones poco atendidas.
El apoyo cubano a Haití
La significación del compromiso cubano con la solidaridad
internacional en el campo de la salud puede apreciarse ob-
32

servando la situación médica en Haití el 12 de enero de 2010. En el
momento en que el monstruoso terremoto destrozó el país,
había menos de 2 000 médicos haitianos para una población
de 9 millones de personas. En muchas partes, el único servicio
médico disponible antes del terremoto era el que brindaban
344 profesionales cubanos de la medicina que estaban
desplegados en misiones por medio del Plan Integral de Salud.
Más de la mitad eran médicos; los otros eran enfermeras
muy bien entrenadas y técnicos en Medicina. Trabajaban en
hospitales públicos y en pequeñas clínicas públicas junto al
personal médico haitiano, muchos de ellos graduados de la
Escuela Latinoamericana de Medicina. (Entre 2005 y 2009,
547 haitianos se graduaron en la ELAM). 2
El grupo fundamental de los trabajadores médicos formados
en Cuba se movilizó rápidamente ese día después del terremoto
hacia las áreas más golpeadas, incluyendo la capital,
Puerto Príncipe. Con 400 haitianos graduados de la ELAM
trabajando a su lado, ellos demostraron ser la mayor, más
confiable y mejor organizada fuente de tratamiento de emergencia
en la nación. En pocas semanas, 185 estudiantes
haitianos que estudiaban Medicina en Cuba pudieron unirse
también al grupo como internos, para lo cual se les concedió
una licencia de su quinto y sexto años en la ELAM, a fin de
que ayudaran a su sufrida nación. Esto resultó ser una coordinada
presencia médica de casi mil cubanos y haitianos que
estaban familiarizados con la cultura de Haití y el creole, la
lengua de la inmensa mayoría de los habitantes del país.
Como hablaban tanto español como creole, este grupo estaba
bien preparado para traducir para los contingentes de médicos
hispanoparlantes educados en Cuba que rápidamente comenzaron
a llegar a Haití. Durante la primavera y el verano, el
número de médicos que había sido formado en Cuba continuó
creciendo, de manera que para julio había más de 1 500,
2
«Haitian Fact Sheet», MEDICC Review, 15 de enero de 2010. Disponible
en: http://www.medicc.org/ns/index.phps=104. (El sitio web continúa
con información actualizada de Haití).
33

incluyendo a haitianos graduados de la ELAM así como de
otros 26 países. También entre los que se habían graduado
recientemente de la ELAM estaban los que llegaron en febrero
para unirse a la Brigada Henry Reeve. Era la primera vez
que graduados de la ELAM se incorporaban al prestigioso
grupo, compuesto por veteranos expertos cubanos en Medicina
que responden regularmente a desastres naturales en todo
el mundo.
La Brigada Médica Henry Reeve lleva ese nombre en honor
de un estadounidense de diecinueve años que fue a Cuba como
voluntario para luchar por su independencia en la Guerra de
los Diez Años (1868-1878). Henry Reeve encabezó tropas de caballería
contra el ejército español en más de 400 combates.
Fue herido en una pierna de manera tan grave que tuvo que
usar un aparato metálico ortopédico y atarse a su caballo para
poder combatir. Terminó como brigadier general bajo el mando
del héroe revolucionario Máximo Gómez y murió cuando
su unidad de caballería fue rodeada por los españoles en 1876.
Como Henry Reeve era un joven internacionalista, era lógico
que los primeros estudiantes en llegar de la ELAM fueran siete
muchachas de Estados Unidos. Eran recién graduadas que
interrumpieron su preparación para su examen de reválida en
Estados Unidos a fin de vivir y trabajar en el seno del pueblo
haitiano. Para ellas «no fue problema dormir en tiendas de campañas
y trabajar a cualquier hora del día y de la noche». 3
A la semana siguiente otra graduada de la ELAM, la colombiana
Marcela Vera, llegó con un grupo mayor de voluntarios
de la Henry Reeve. Un mes antes había tratado sin éxito de
unirse a otros esfuerzos de ayuda. Médecins sans Frontières
(Médicos sin Fronteras) la rechazó porque no hablaba francés,
y la Cruz Roja le dijo que ella no tenía los dos años requeridos
de experiencia en ayuda ante desastres. Cuando supo
que la ELAM estaba formando una brigada de antiguos alumnos,
empacó su mochila y salió para Cuba en menos de cuarenta
y ocho horas. Marcela y otros graduados de la ELAM
3
Leticia Martínez Hernández: «Haití: médicos estadounidenses trabajan
en hospitales cubanos», Granma, 5 de febrero de 2010.
34

ecibieron en La Habana un curso intensivo por parte de expertos
en ayuda médica ante desastres; luego fueron a Haití
para asistir a los experimentados equipos que para esa altura
habían creado más de veinte hospitales de campaña. Una vez
allí, Marcela se mudó a una tienda de campaña en un campamento
donde vivían personas sin hogar y, como a muchos de
otros recién llegados de la ELAM, de inmediato se le puso a
trabajar vacunando a todo el mundo contra enfermedades infecciosas.
4
En el período inmediato al terremoto, hubo muchos otros
voluntarios extranjeros que llegaron a trabajar en misiones a
corto plazo con varias organizaciones de ayuda que no tenían
relación con Cuba. Algunos de ellos descubrieron que nadie
sabía adónde debían ser destinados a trabajar, o se les envió a
lugares donde no había suministros o coordinación de ningún
tipo. Pero otros descubrieron que podían ser incorporados
fácilmente al esfuerzo conjunto Cuba-Haití. En el Hospital
La Paz, una de las pocas instalaciones médicas en la capital
que no fue destruida, un equipo cubano se había hecho cargo
de su manejo desde el día siguiente al terremoto. Cuando médicos
y enfermeras llegaron de España, Chile, México, República
Dominicana, Canadá y otras naciones, fueron integrados
de inmediato con sus colegas cubanos y haitianos. La reportera
Leticia Hernández describió una escena: «Rosalía, una
monja, estaba acariciando a una pequeña niña cuya pierna
estaba en peligro debido a la gangrena. Ella es española […].
Para Asmyrrehe Dollin, un médico haitiano graduado en Cuba,
ayudar a sus compatriotas es lo mejor que la vida le ha regalado
[…]. Trabajar con los médicos que en algún momento
fueron sus profesores es un inmenso orgullo para él». 5
La doctora Mirta Roses, la argentina que dirige la Organización
Panamericana de la Salud, elogió a los cubanos por su
4
Leticia Martínez Hernández: «Campaña de vacunación en Haití»,
Granma, 17 de febrero de 2010.
5
Leticia Martínez Hernández: «Médicos cubanos en Haití: “La peor
tragedia es no poder hacer más”», Granma, 18 de enero de 2010.
35

capacidad para coordinar los esfuerzos de especialistas llegados
de decenas de países: «Ya conocíamos de su capacidad
organizativa, de su experiencia en manejo de desastres; y ha
sido una enorme ventaja que ya ellos estuvieran aquí». Hubo
voluntarios bien intencionados, señaló ella, que estaban llegando
a Haití sin infraestructura o un equipo de trabajo; su
talento no solo se estaba desperdiciando, sino que ellos mismos
podían convertirse potencialmente en «personas desplazadas»
que hubieran usado recursos valiosos destinados a
ayudar a haitianos hambrientos y sin hogar.
Hubo, por supuesto, mucho personal médico abnegado y eficaz
que llegó de todas partes del mundo y realizó un invalorable
trabajo de asistencia médica, sin estar asociado a los contingentes
dirigidos por los cubanos. Pero los cubanos y sus colaboradores
formados en la ELAM se distinguieron por su
capacidad para organizar y coordinar esfuerzos en un proyecto
sostenible a largo plazo. Fue también la mayor presencia
en ayuda ante desastres en el país, mucho mayor que el contingente
extranjero de 269 personas del bien financiado y respetado
grupo Médecins sans Frontières. 6
Aproximadamente un mes después del terremoto, Cuba anunció
que su presencia iba a ser mucho mayor. Después de reunirse
con el presidente René Preval de Haití, el vicepresidente
cubano Esteban Lazo prometió que a largo plazo su país brindaría
al menos 2 000 médicos, además de una cantidad de enfermeras
y técnicos que primero se dedicarían a la rehabilitación
de miles de heridos graves y a la prevención de epidemias. Sin
embargo, su misión general era de mayor alcance: Cuba trabajaría
con el Gobierno haitiano en la ardua tarea a largo plazo
de construir un sistema de salud pública y atención primaria que
serviría a toda la nación.
Este esfuerzo tenía el apoyo de la pertenencia de Cuba a la
Alianza Bolivariana para los Pueblos de América (ALBA, cuyos
otros miembros incluyen a Bolivia, Nicaragua, Ecuador
y Venezuela). El ALBA votó concentrar una parte significati-
6
Tom Jawthrop: «Cuba’s Aid Ignored by Media», Al Jazeera, 19 de febrero
de 2010.
36

va de la ayuda material al sistema de salud, un esfuerzo que ya
había comenzado antes del terremoto. Cinco clínicas de diagnóstico
integral habían sido construidas con fondos del ALBA
en distintos lugares del país, y poco después del desastre equipos
de trabajo venezolano-haitianos terminaron con urgencia
cinco más que estaban en construcción. Venezuela, la primera
nación en enviar un embarque de ayuda a Haití un día después
del terremoto, también canceló la deuda haitiana de
cientos de millones de dólares.
El secreto del éxito: toda una vida de dedicación
Mientras esta ayuda se organizaba y realizaba, los medios principales
en Estados Unidos evitaban informar acerca de la significativa
contribución de Cuba y Venezuela. Sin embargo, uno
de los más eficaces proveedores estadounidenses de ayuda médica,
Partners in Health (Socios en Salud), conocía de primera
mano de la experiencia y valor de trabajar con profesionales
cubanos de la medicina. El doctor Paul Farmer, el médico y
antropólogo que fundó Partners in Health, tiene una extraordinaria
reputación como constructor de sistemas de cuidados
comunitarios de salud entre los pobres en zonas rurales de Haití
y África. En 2006 explicó en una entrevista por qué su equipo
médico de Partners in Health decidió que necesitaba la ayuda
de los médicos cubanos, incluso después de que su operación
hospitalaria en zonas rurales de Haití estaba bien establecida.
Llevábamos diez años trabajando aquí, trabajo realmente
duro, prestando valiosos servicios, tratando de brindar servicios
básicos de salud a gente pobre en la zona central de
Haití cuando nos preguntamos: «Bueno, ¿qué hemos hecho
para fortalecer el sector público». En un lugar como Haití,
es fácil para grupos como el nuestro decir: «Lo estamos
haciendo muy bien. Hemos construido un quirófano y
creamos un banco de sangre». Pero uno sabe que siempre se
puede hacer mejor.
37

¿La solución Trajeron especialistas experimentados. La primera
opción lógica eran los médicos haitianos, según Farmer, pero
Partners in Health no pudo encontrar a nadie que estuviera
interesado en abandonar su estilo de vida urbano de clase media
para vivir en el campo primitivo. Así que pidieron ayuda a
Cuba –no de expertos que dieran un breve seminario acerca de
técnicas que pudieran promover la salud pública, sino veteranos
que vivieran y trabajaran con el personal de Partners in
Health.
Llegaron dos médicos para la misión normal de dos años que
cumplen los voluntarios cubanos cuando trabajan con sus propias
brigadas del Plan Integral de Salud. Farmer nos contó:
Pedimos un pediatra y un cirujano y nos los dieron. El cirujano
tenía treinta años de experiencia trabajando por todo
el mundo. Podía hacer cualquier cosa. Cualquier tipo de cirugía
de emergencia, cirugía general; tenía una experiencia
muy amplia. El pediatra llevaba veintisiete años de ejercicio.
La presencia de estos médicos muy maduros, con mucha
experiencia en salud pública, realmente sirvió para elevar
el nivel de la atención en todo el hospital y en el sistema.
Los profesionales de Partners in Health –médicos, enfermeras
y coordinadores de salud que ya eran conocidos por su
servicio desinteresado y su disposición a vivir entre los pobres–
supieron que necesitaban más entrenamiento en la práctica.
Los médicos/tutores cubanos vinieron al rescate. Como
explicó Farmer: «No hay sustituto para eso en medicina […]
tener a gente experimentada dando a conocer a otros su forma
de atender –a aprendices, a aquellos que son más jóvenes
o menos experimentados. Pero la cosa maravillosa y casi mágica
acerca de ellos dos –y de sus sucesores– es su ética de
trabajo y su ética profesional». 7
7
Paul Farmer: «Further Interview Excerpts from Salud!», Salud, febrero
de 2006. Disponible en: http://www.saludthefilm.net/ns/farmer.html.
38

La transmisión de las habilidades y la ética médicas
de los cubanos en circunstancias adversas
Lo que el doctor Paul Farmer y Partners in Health experimentaron
a pequeña escala se ha convertido en uno de los
retos principales para las brigadas médicas cubanas mientras
trabajan en más de setenta países en todo el mundo. En el
curso de poco más de una década, por medio de la interacción
entre la cooperación internacional y nuevos tipos de formación
médica, Cuba ha perfilado sus ideas acerca de cómo realizar
de inmediato mejoras sustanciales en el país anfitrión,
mientras que al mismo tiempo se transfieren habilidades y
ética médicas a la población anfitriona, permitiendo que gente
joven trabaje junto a médicos y enfermeras en situaciones
de la vida real. En Haití, que no solo es terriblemente pobre,
sino también víctima de una serie de desastres naturales y
políticos, esto ha sido especialmente difícil.
Cuando en diciembre de 1998 la primera brigada médica llegó
a Haití, después del huracán George, al menos 90 % de los
médicos haitianos bajo el Plan Integral de Salud tenían su
práctica en las ciudades, a pesar de que más de las dos terceras
partes de los haitianos vivía en el campo. La presencia
cubana tuvo un impacto médico casi inmediato: la estadística
de 2002 mostraba que la tasa de mortalidad infantil (el número
de bebés que mueren al nacer) era solo la mitad de lo
que había sido tan solo dos años antes. 8 Durante los once años
siguientes, 6 094 cubanos ofrecieron ayuda médica a la población
haitiana. En distintos momentos hubo entre 350 y 800 de
ellos.
Durante su rotación de dos años, los médicos cubanos aprendieron
suficiente creole para extenderse por todo el país, en
especial en las áreas rurales y pueblos más pequeños, lo que
hizo posible brindar servicios de atención primaria local a
8
Ernesto de la Torre Montejo: Salud para todos, sí es posible. Sociedad
Cubana de Salud Pública, Sección de Medicina Social, La Habana,
2004, p. 260.
39

aproximadamente las tres cuartas partes de la población
haitiana. Entre 1998 y 2007, realizaron casi 15 millones de
visitas a pacientes, las que ayudaron a producir grandes cambios
en la salud general de la nación: el promedio de expectativa
de vida en Haití creció de 54 a 71 años, y la tasa de
mortalidad materna y el número de niños que mueren antes
de los cinco años se redujo a menos de la mitad. Hacia el final de
este período, los estudiantes haitianos en la ELAM estaban
regresando y comenzando a asumir un papel en la medicina
comunitaria. 9
Cuando el primer grupo de estudiantes provenientes de toda
Latinoamérica se graduó en la ELAM en 2005, un estudiante
haitiano, el doctor Jean Pierre Brizmar, se dirigió al público
y habló acerca de su último año como interno (2004-2005),
cuando él y otros estudiantes trabajaron seis meses en zonas
rurales de Haití. Había sido un año duro, ya que parte de la
costa norte del país fue devastada por inundaciones causadas
por un huracán y toda la nación fue sacudida por la agitación
política. Esto no desanimó al doctor Brizmar ni a sus colegas.
«Vivíamos con nuestros profesores –dijo, refiriéndose a
los médicos cubanos que supervisaban su internado–. Y durante
ese tiempo atendimos a 773 000 pacientes. Donamos
nuestra propia sangre cuando fue necesario, y nadie regresó
a su casa sin ser atendido». 10
Fue extraordinario que los profesores de Brizmar aún estuvieran
en Haití durante el año escolar 2004-2005, porque 2004
fue el año en que la administración Bush alentó a la élite opositora
haitiana, financiada por el Instituto Internacional Republicano
y la USAID, para derrocar al gobierno del presidente
9
Emily J. Kirk y John M. Kirk: «Cuban Medical Aid to Haiti», 1.º de
abril de 2010. Disponible en: http://www.counterpunch.org/2010/04/
01/cuban-medical-aid-to-haiti/.
10
Gail A. Reed: «Where There Were No Doctors: First MDs Graduate
from Latin American Medical School», MEDICC Review, agosto-septiembre
de 2005. Disponible en: http://www.medicc.org/publications/
medicc_review/0805/top-story.html.
40

Aristide, elegido democráticamente. Como el gobierno de Aristide
había creado lazos más estrechos con Cuba y sus representantes
médicos, parecía que el nuevo gobierno interino del
primer ministro Gerard Latortue, como deferencia a Washington,
exigiría el retiro de los 525 trabajadores de la salud presentes
en el país. Pero esto nunca sucedió, porque no había una
alternativa médica; la gran mayoría de los médicos haitianos,
que se concentraba en la capital y competía entre sí para atender
a clientes acomodados, no estaba dispuesta a vivir en el
campo.
Burnet Cherisol, un exsacerdote director de Child Care Haiti,
describió la situación posterior al golpe: «En muchas zonas, la
única atención disponible es la que brindan los médicos cubanos,
a pesar de que el actual gobierno haitiano no los ayuda.
Pocos médicos haitianos están dispuestos a aventurarse hasta
tan lejos, donde no hay electricidad ni hoteles. Para ellos, la
buena vida termina en las afueras». 11
El considerable aporte de enfermeras y otros profesionales
cubanos de la medicina no puede ser ignorado. Ellos fueron el
40 % del personal cubano presente en Haití en el momento del
terremoto, y además de brindar atención médica sirvieron como
importantes educadores de salud pública. En su tiempo libre
antes del desastre, se unieron a equipos cubanos de alfabetización
que enseñaban a leer a jóvenes haitianos. Sin embargo, los
principales beneficiarios de su instrucción fueron las enfermeras
haitianas. La enfermera cubana Maritza Acosta explicó a
Radio Guantánamo que un importante resultado de su formación,
en particular a la luz de la ayuda extranjera que llegó
después del terremoto, fue que familiarizaron a muchos haitianos
con los usos de la moderna tecnología médica: «Desarrollamos
un programa en los centros diagnósticos con el
personal haitiano de enfermería el cual, a pesar de poseer su
11
Paul Jeffrey: «Haiti’s Health Crisis Grows Worse with Political Turmoil»,
ACT International, Dateline ACT (Action by Churches Together), 26 de
mayo de 2004. Disponible en: http://act-intl.org/news/dt_nr_2004/
dthaiti0204.html.
41

licencia y estar calificado no dominaba elementos técnicos o el
equipamiento moderno que nunca había habido en el país». 12
Los cubanos han tenido tanta experiencia trabajando en sociedades
con pocos recursos médicos o ninguno, que sus propios
equipos de ayuda ante desastres llegan preparados para
cualquier cosa al arribar al lugar. Los cirujanos de la Brigada
Henry Reeve hicieron instalar modernos salones de operaciones
en tiendas de campaña, y los tuvieron funcionando a las
cuarenta y ocho horas de su llegada a Haití. Esto fue posible
porque llevaron a sus propios «electromédicos», equipos de cinco
electricistas que saben exactamente cómo preparar tiendas de
campaña con equipos sofisticados alimentados por generadores
portátiles.
Debido a que el desastre haitiano mató a cientos de miles de
personas y destrozó a toda una sociedad, fue necesario también
pensar en lo que iba a suceder después de que se brindara la
atención de emergencia. Como preparación para un proceso de
recuperación que llevaría muchos meses y años, equipos de psicólogos
clínicos cubanos llegaron para ayudar a los residentes a
superar el trauma. Junto con los psicólogos llegó un grupo de 50
artistas: pintores, músicos, bailarines, titiriteros, acróbatas y
payasos que se autodenominaban Brigada Martha Machado, los
cuales levantaron el ánimo y brindaron compañía y actividades
a más de 100 000 niños y adolescentes haitianos.
«Primero está Dios, y después los médicos cubanos»
Observadores familiarizados con el papel de Cuba en Haití sabían
que la ayuda experta y sostenida era la clave para ayudar
a los haitianos a crear un nuevo y viable sistema de salud.
La doctora Henriette Chamouillet, a cargo de las operaciones de
la Organización Mundial de la Salud en Haití después del terre-
12
«Destacan humanismo de la enfermería cubana en Haití», Radio Guantánamo,
28 de febrero de 2010.
42

moto, dijo que la ayuda de Cuba en la formación de médicos era
«absolutamente necesaria». Durante los diez años anteriores,
la Escuela Latinoamericana de Medicina había formado tantos
médicos como la propia escuela de Medicina haitiana, con
la diferencia de que los médicos formados en Cuba estaban preparados
por su experiencia educacional para trabajar con los
pobres. La doctora Chamouillet señaló que «Cuba está formando
a médicos haitianos, unos 80 al año. Y eso ya ha sido durante
años y años. Tres grupos de médicos, médicos graduados, ya
salieron de la Universidad y se encuentran de práctica en Haití.
La mayor parte de ellos regresa a Haití. Cuba mantiene allá
a unos pocos para formarlos como especialistas». 13
El doctor Patrick Dely, un haitiano graduado de la ELAM,
dijo a la reportera Conner Gorry que en el pasado él había visto
a otros médicos haitianos que aceptaban trabajar en hospitales
públicos que pagaban muy mal. Pronto comenzaban a cambiar
para atender de manera privada a pacientes que podían
pagarles y al final solo trabajaban en el hospital un día o dos a
la semana. Él pensaba que lo mismo pudo haberle pasado, excepto
que él fue transformado durante su estancia en Cuba:
Al igual que todos los jóvenes, yo fui con mis propias ideas y
filosofía. Yo tenía definidos mis objetivos y mi perspectiva
de vida. Por supuesto, fui a Cuba a hacerme médico para regresar
y servir a mi pueblo, pero también para alcanzar un
nivel, lograr un cierto estilo de vida que estaba más allá de
mis posibilidades anteriores. Usted sabe el prestigio que
tienen los médicos en Haití. Pero no llevaba en Cuba ni dos
años cuando mi pensamiento comenzó a cambiar, y también
mis objetivos.
El doctor Dely comenzó a comprender que ya era muy privilegiado
porque le habían permitido obtener una buena educación
13
«Cuban Health Professionals Are “Absolutely” Important for Haiti:
WHO Official», Radio Naciones Unidas, 17 de febrero de 2010.
43

en una carrera honorable, y que no necesitaba otros privilegios.
«En mi mente comenzó a tomar forma una filosofía. Comencé
a soñar en grande, más allá de ser solo un médico para
mi provecho. Comencé a pensar en mi país y a pensar en los
demás. Empecé a sentir una responsabilidad de ayudar a tantas
personas como fuera posible». 14
Aunque la dedicación del doctor Dely era admirable, Haití necesitaba
desesperadamente la participación a gran escala de
otros países para apoyar los proyectos cubanos, de manera que
más profesionales de la atención de salud pudieran ganar salarios
adecuados y trabajar en instalaciones equipadas para tratar
a los pobres. Por fortuna, los otros miembros del ALBA, incluyendo
a Venezuela, ya se habían comprometido para apoyar el
esfuerzo cubano con sus propios recursos. Y el 27 de marzo de
2010, Haití, Cuba y Brasil hicieron un importante anuncio acerca
de su cooperación, que tenía la meta de construir un sistema
de salud completamente nuevo. José Gomes, ministro de Salud de
Brasil, dijo que su país colaboraría en el esfuerzo con 80 millones
de dólares, además de la participación de educadores y
personal médico brasileño que trabajarían junto a sus homólogos
cubanos: «Haití necesita un sistema permanente de
servicios de salud de calidad apoyado por profesionales bien
formados […]».
El presidente René Preval de Haití, que estaba presente en
aquella reunión, señaló que el proyecto era posible porque durante
años las misiones médicas cubanas en Haití se habían
ganado un increíble grado de confianza de la gente: «Para los
haitianos, primero está Dios, y luego los médicos cubanos.
Y no soy solo yo quien lo dice, alguien que está convencido,
sino también la gente pobre en las comunidades, los ciudadanos
realmente más pobres». 15
14
Conner Gorry: «Interview with Dr. Patrick Dely: Part I», and «Part
II», Field Notes from MEDICC, 5 y 20 de abril de 2010. Disponible en:
http://mediccglobal.wordpress.com/2010/04/20/interview-with-drpatrick-dely-part-ii/.
15
W. T. Whitney Jr.: «First There Is God and Then the Cuban Doctors»,
People’s World, 3 de mayo de 2010. Disponible en: http://peoplesworld.org/
for-haitians-first-there-s-god-then-cuban-doctors/.
44

Una de las maneras de apreciar la magnitud especial del papel
de los cubanos en Haití es compararlo con el esfuerzo médico
del Gobierno estadounidense inmediatamente después del
terremoto. La Marina de Estados Unidos fue elogiada merecidamente
por los medios norteamericanos por haber enviado
el USN Comfort, un buque hospital con un personal médico de
550 personas, y por tratar a 871 pacientes y realizar 843 operaciones
quirúrgicas. Pero después de siete semanas, al igual que
muchos otros suministradores de ayuda, el barco abandonó Haití.
Durante ese mismo período de tiempo, las brigadas médicas
cubanas hicieron una labor incomparable al atender a 227 442 pacientes
y realizar 6 499 cirugías. Pero eso solo fue una pequeña
muestra de su contribución, porque permanecieron allí y aumentaron
sus esfuerzos.
Según el ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno
Rodríguez, para abril, tres meses después del desastre, las iniciativas
Cuba-ALBA habían logrado poner en operación 23 centros
de atención primaria, 15 hospitales de referencia y 21 instalaciones
de rehabilitación. Y eso fue solo el principio. En la Conferencia
de Naciones Unidas para la recuperación de Haití,
Rodríguez dijo que Cuba se había comprometido a «dar una amplia
cobertura de salud a la población» y presentó una lista de
las instalaciones que serían creadas: 101 centros de atención
primaria, 30 hospitales comunitarios de referencia, 30 instalaciones
de rehabilitación, un «Hospital Nacional Haitiano de
Especialidades», dirigido por 80 especialistas cubanos, y nuevas
instalaciones educativas para más médicos haitianos. 16
Está claro que uno de los mejores aspectos del internacionalismo
médico cubano es que continúa creciendo, porque inspira
a otros a unírsele. Bolivia se benefició inmensamente de la
ayuda brindada por médicos cubanos entre 2006 y 2010, así
como de la inversión significativa en educación y bienestar
social por medio de su asociación con las naciones del ALBA.
16
W. T. Whitney Jr.: «Cuba, ALBA Send Aid Directly to Haiti», People’s
World, 3 de mayo de 2010. Disponible en: http://peoplesworld.org/cubaalba-send-aid-directly-to-haiti/.
45

No fue sorpresa, por lo tanto, que el periódico La Razón, de
La Paz, anunciara con orgullo el 28 de febrero de 2010 que el
mayor contingente extranjero de graduados de la ELAM que se
sumó a la Brigada Henry Reeve estaba formado por 50 jóvenes
médicos bolivianos, 21 mujeres y 29 hombres. Aunque casi todos
estos médicos educados en Cuba disfrutaban en Bolivia de
trabajo en la medicina y buenos salarios, decidieron abandonar
de inmediato sus puestos y permanecer en Haití por tiempo
indefinido; según el periódico, permanecerían allí mientras su ayuda
fuera necesaria para el pueblo haitiano. Unas pocas semanas
después, el doctor Lucio Pinto dijo a los reporteros que había
dejado su empleo en el campo boliviano a pesar de que no estaba
seguro de tenerlo cuando regresara. Y también agregó: «Así
es como hacemos realidad el sueño de Fidel Castro cuando creó
la ELAM: ir a trabajar a países donde no existen los médicos».
46

3. Crear dos, tres. . . cien mil Che Guevara
La vida de Che es una gran inspiración para toda
persona que ame la libertad.
NELSON MANDELA, 1991
Antes de que Che Guevara marchara a Bolivia en 1967, escribió
una carta a los países no alineados del Tercer Mundo de
Asia, África y Latinoamérica en la que los alentaba a unir esfuerzos
para evitar la histórica dominación de las potencias
colonialistas e imperialistas de Europa y Norteamérica. Recomendó
iniciar muchas luchas revolucionarias y tanta resistencia
simultánea que a Estados Unidos y sus aliados no les
fuera posible dominar a las fuerzas de liberación. La carta fue
publicada al año siguiente y las palabras de su título, «Crear
dos, tres… muchos Vietnam», pronto fueron repetidas en todo
el mundo. 1
En general, la estrategia recomendada por Che no funcionó.
Con la excepción del propio Vietnam y unas pocas naciones
que lograron la liberación de sus amos europeos, los movimientos
de liberación del Tercer Mundo en la década del sesenta
fueron frustrados por brutales estrategias de derecha o
abatidos por sus propios conflictos internos y la corrupción.
Los movimientos para el cambio progresista en Latinoamérica
fueron arrasados por los regímenes militares fascistas apoyados
o tácitamente tolerados por Washington. En la década del
ochenta, la administración Reagan calificó a Cuba de «nación
terrorista» por inspirar y apoyar los legítimos esfuerzos de los
pueblos que luchaban por su libertad en Centroamérica y África,
mientras que Estados Unidos, abierta o encubiertamente,
apoyaba a una gama de dictadores, bandidos contrarrevolucionarios
y regímenes racistas que buscaban destruir esos
movimientos de liberación.
1
Ernesto Guevara: «Crear dos, tres... muchos Vietnam, esa es la consigna»,
Tricontinental, abril de 1967.
47

Sin embargo, aún quedaba una estrategia para construir la
solidaridad internacional y demostrar que «otro mundo es
posible». Entre 1961 y 2008, Cuba envió 185 000 especialistas
en Medicina a trabajar en 103 naciones. 2 Para ampliar este
esfuerzo y alentar la participación de otros países, a fines de
la década del noventa Cuba comenzó a brindar educación gratuita
a unos 1 500 estudiantes extranjeros por año en la Escuela
Latinoamericana de Medicina en La Habana. Pero esto
significaba una mínima fracción de los médicos que el mundo
necesitaba.
Al hablar en la primera graduación de la ELAM en 2005,
Fidel Castro anunció la solución: Cuba y Venezuela unirían
esfuerzos para educar a 100 000 médicos más durante los diez
años siguientes: 30 000 venezolanos, 60 000 provenientes
de otros países de Latinoamérica y el Caribe, y otros 10 000 de
naciones de África y Asia. Cuba y Venezuela se comprometían
a crear una fuerza de combate internacionalista de nuevo tipo,
formada por brigadas que batallarían contra la enfermedad y
la miseria.
Reverberaciones desde Bolivia
Un mediodía de enero de 2008 salí de nuestra casa en Monte
Carmelo y pasé frente al local de la clínica Barrio Adentro donde
se congregaban nueve o diez estudiantes de Medicina Integral
Comunitaria (MIC) con sus batas blancas. Me llamaron
para que conociera a sus nuevos colegas, Karen de Perú, y
Georgo de Surinam, que estaban comenzando el curso de primer
año de MIC. Ambos eran parte de un contingente de estudiantes
extranjeros que la ELAM había seleccionado para un programa
experimental de formación. En vez de ir al campus de la
ELAM en La Habana, habían venido a Venezuela para unirse a
estudiantes de Medicina Integral Comunitaria en varias loca-
2
Enrique Milanés León: «Fidel, principal inspiración para cooperación
médica cubana», Granma Internacional, 5 de noviembre de 2008.
48

lidades del país. Según Karen y Georgo, había 335 estudiantes
extranjeros en el nuevo programa y «el contingente realmente
grande, al menos la mitad del grupo, viene de Bolivia».
¿Bolivia Los generales derechistas creían que habían acabado
de una vez con Che Guevara en Bolivia. Lo asesinaron,
le cortaron las manos y enviaron las huellas dactilares a
Washington. Hasta escondieron sus restos en una tumba anónima,
donde permanecieron sin tocar durante treinta años.
Pensaron que podían matar el espíritu de la revolución, que
no habría más Vietnam ni más revolucionarios como Che.
Sus esfuerzos fueron en balde. Ahora hay doctores Guevara
bolivianos, muchos de ellos, entre los cientos de miles de jóvenes
idealistas que quieren seguir sus pasos, dedicados a servir a
la humanidad con un fuerte sentido de compromiso revolucionario,
aprovechando la oportunidad de hacer exactamente
lo que el joven Che quería: servir a los pobres, sanar al enfermo,
hacer un mundo mejor.
Quizás la CIA, que desempeñó un papel directo al ayudar al
ejército boliviano a capturar y asesinar a Che en 1967, se alarmaría
ante esta nueva amenaza cuarenta años más tarde.
Aquella misma semana de enero de 2008 en que los jóvenes
estudiantes extranjeros, incluyendo a los bolivianos, comenzaron
sus clases con los médicos cubanos en Venezuela, la
CIA presentó un informe de inteligencia al Senado de Estados
Unidos en el que aseguraba que Cuba y Venezuela ejercían
una influencia negativa en los Gobiernos de Bolivia,
Ecuador y Nicaragua. El canciller de Bolivia pronto rechazó
las acusaciones de la CIA: «No sé de dónde vienen ni dónde
obtienen su información. El pueblo de Bolivia sabe cómo son
las relaciones con Cuba y Venezuela».
¿De qué influencia negativa hablaba la CIA Por aquel tiempo
había 2 200 trabajadores cubanos de la salud –1 553 médicos,
además de enfermeras, paramédicos, técnicos de laboratorio
y personal auxiliar– trabajando en toda Bolivia, y Venezuela
estaba financiando la construcción de varias instalaciones médicas.
Durante los dos años anteriores, de 2006 a 2008, médicos
cubanos devolvieron de forma gratuita la visión a más de 300 000 bolivianos
en un programa llamado Operación Milagro, financiado
49

por Venezuela y que ha brindado de forma gratuita cirugía
oftalmológica a más de millón y medio de personas en Latinoamérica
y el Caribe.
Al principio, se llevó a Cuba a muchos bolivianos para operarlos,
y luego se construyeron quince clínicas en la propia
Bolivia bajo la dirección conjunta de equipos médicos cubanobolivianos.
En 2006, los oftalmólogos cubanos operaron a un
empobrecido y anónimo paciente en una clínica de Santa Cruz.
Poco después su hijo escribió al periódico local para agradecer
a los médicos por el servicio prestado a su anciano padre.
El hombre era Mario Terán, el suboficial del ejército boliviano
al que sus superiores habían ordenado que asesinara a Che Guevara
después de su captura en 1967.
Un mes después de que la CIA entregara su informe de 2008
acerca de la malvada influencia de Cuba y Venezuela, Noticias
ABC transmitió una provocativa historia acerca de voluntarios
del Cuerpo de Paz y académicos Fulbright que trabajaban
en proyectos en Bolivia. Los visitantes estadounidenses informaron
que se escandalizaron por el comportamiento de representantes
de su propia embajada que se les habían acercado y
les habían pedido que espiaran a los médicos cubanos y a cualquier
otro venezolano o cubano que estuviera trabajando en
proyectos de ayuda. 3
Por alguna razón, al Departamento de Estado de Estados
Unidos no se le había ocurrido que muchos jóvenes estadounidenses,
especialmente los que se enfrentaban al grado de pobreza
en Latinoamérica, pudieran no simpatizar con la antipatía
de años que su gobierno sentía por la Revolución cubana y por
el legado de Che.
Unos años antes, cuando Kevin Hall, reportero de la cadena
Knight-Ridder, visitó el lugar donde murió Che en Vallegrande
y La Higuera, se encontró con Emily George, de Carolina del
Norte, que estaba haciendo una especie de peregrinaje des-
3
Jean Friedman-Rudovsky y Brian Ross: «Peace Corps, Fulbright Scholar
Asked to “Spy” on Cubans, Venezuelans: U. S. Embassy Official’s “Spy”
Request Violated Long-Standing U. S. Policy», Noticias ABC, 8 de febrero
de 2008.
50

pués de terminar sus deberes en los Cuerpos de Paz en Bolivia.
«Che encarnaba mucho de lo que le falta a mi generación
–le dijo George– [en] su idealismo y preocupación por la justicia
social en Latinoamérica».
El grado de admiración entre los vecinos era aún mayor, según
el agricultor Manuel Cortez, quien vivía al lado de la escuela
de La Higuera donde Guevara fue asesinado: «Nosotros
decimos: “Che, ayúdanos en nuestro trabajo o con esta siembra”
y siempre sale bien. Él sufrió casi tanto como Nuestro
Padre, en carne y hueso». 4
Muchas personas de los alrededores tienen fotos de Che en
las paredes de su casa junto a la imagen de Jesús y la Virgen
María porque creen que él hace milagros o trae buena suerte.
Pero el reportero Nick Buxton notó en 2007 que el poder simbólico
de Che había adquirido una poderosa y nueva realidad
terrenal cerca del edificio del hospital en Vallegrande, donde
en 1967 el agente de la CIA Félix Rodríguez fotografió el cadáver
de Che (en una pose extraordinariamente parecida a la
de Cristo).
Detrás del hospital había una gran clínica atendida por veintiséis
profesionales cubanos de la medicina que brindaban
atención gratuita a la zona. Buxton escribió:
Carmen, una enfermera cubana, sentía con certeza que el
sueño de Che se estaba cumpliendo. «Imagínese si él viera
esto. Demuestra que su muerte no fue en vano». Trabajando
siete días a la semana, sin apenas descanso y lejos de su familia,
Carmen dice que ella recibe su «fuerza del Comandante».
Julio y Norma, vecinos de Santa Clara, en Cuba, una
ciudad que la brigada de Che liberó, agregaron: «Che dijo
que uno debe entregarse a los demás: eso es lo que estamos
haciendo, viviendo el legado de Che». 5
4
Kevin Hall: «In Bolivia, Push for Che Tourism Follows Locals’ Reverence»,
Knight-Ridder, 17 de agosto de 2004.
5
Nick Buxton: «Searching for Che», Red Pepper, 25 de octubre de 2007.
51

El origen de las brigadas médicas
internacionalistas cubanas
Desde el inicio, los revolucionarios cubanos consideraron una
obligación mostrar solidaridad con sus hermanos y marchar a
cualquier lugar del mundo donde otros seres humanos necesitaran
ayuda médica. Después de la victoria de la Revolución en
1959, Cuba perdió a la mitad de sus médicos porque 3 000 de
ellos prefirieron marcharse del país, la mayoría hacia Estados
Unidos.
Aunque el éxodo de médicos creó una grave escasez de personal
de la salud, a algunos de los que permanecieron en la Isla se
les pidió que marcharan voluntariamente a cumplir misiones
en el extranjero. Había dos tipos de brigadas médicas destinadas
a propósitos totalmente diferentes. Una daría respuesta
inmediata de urgencia para paliar el sufrimiento de la gente
golpeada por desastres naturales. Se esperaba que el personal
médico estuviera en el extranjero durante meses. El otro tipo
debía realizar una colaboración a largo plazo para desarrollar
el sistema de atención primaria de otras naciones. Los médicos
y enfermeras que aceptaron sabían que permanecerían allí
por dos años, para luego ser relevados por otros cubanos.
Una foto de 1960 muestra al doctor Oscar Fernández Mell,
presidente del Colegio Profesional Médico de Cuba, dando la
mano al doctor Salvador Allende, quien en aquel momento era
senador de Chile. Fernández Mell había abandonado la urbe
cubana en la década de los cincuenta para unirse a las guerrillas
en la Sierra Maestra, donde había brindado una ayuda muy
necesaria al primer médico-guerrillero del grupo de Fidel, el
doctor Guevara, quien se encontraba sobrecargado de trabajo.
En la foto, el doctor Fernández Mell y un equipo médico cubano
están abordando un avión en La Habana con destino a
Valdivia, una pequeña ciudad chilena que acababa de ser devastada
por el terremoto más poderoso que se haya registrado
jamás en el mundo. La primera brigada cubana de ayuda médica
viajaba para asistir a los heridos y a los sin hogar.
Las brigadas médicas de ayuda marchan a cualquier país,
independientemente de su orientación política o religiosa, y
52

en algunos casos han ayudado a naciones con las cuales Cuba
no tenía relaciones diplomáticas. Por ejemplo, en 1972 Nicaragua
se encontraba aún bajo el rígido control dictatorial de
la notoriamente corrupta familia Somoza, la cual no solo había
maltratado a la población, sino que había permitido abiertamente
a la CIA entrenar a exiliados cubanos en territorio
nicaragüense para la invasión a Bahía de Cochinos en 1961.
Sin embargo, cuando un terremoto arrasó con casi toda la
capital, Managua, Cuba envió una brigada de ayuda ante desastres.
El otro tipo de ayuda médica cubana, concentrada en la ayuda
a largo plazo, se le brindó a Argelia en 1963. Este fue un
gesto de solidaridad cubana con el gobierno revolucionario del
presidente Ben Bella inmediatamente después de que el Frente
Argelino de Liberación Nacional concluyera su larga guerra
anticolonial contra Francia. A la semana de su llegada, un grupo
de cincuenta y ocho profesionales médicos cubanos comenzaron
a llenar algunas de las lagunas en la atención de salud que
habían sido creadas por la rápida partida de los médicos franceses.
Una de las voluntarias cubanas fue la doctora Sara Perelló,
nacida en 1920 y que había comenzado una carrera en las artes
plásticas antes de iniciar sus estudios de Medicina en La
Habana y graduarse en 1953. Cuando el periodista Hedelberto
López Blanch la entrevistó en 2004, la doctora Perelló señaló
con agrado que 1953 fue el mismo año en que Che Guevara
recibió su título de Doctor en Medicina en Buenos Aires. En
1963, cuando trabajaba como especialista en Pediatría en un
hospital de La Habana, ella y su madre estaban escuchando
un programa de radio acerca de Ben Bella de Argelia y su solidaridad
revolucionaria con Cuba. Su madre se dirigió a ella
y le dijo: «Hay que ayudar a este muchacho». Como el esposo de
la doctora Perelló la alentó y le aseguró que su anciana madre
estaría bien cuidada, ella de inmediato se presentó como
voluntaria para unirse a la brigada médica que marchaba a
Argelia.
Cuarenta años más tarde, la doctora Perelló aún podía contar
muchos detalles acerca de la ayuda médica en Argelia y
53

sus relaciones amistosas con familias argelinas. Reflexionó
acerca del impacto que la misión tuvo en ella y sus colegas:
«Para nosotros, médicos, nos hizo crecer como seres humanos.
Nos permitió ver el papel que los médicos deben tener en
realidad, ya que la mayoría de nosotros fue educada bajo el
capitalismo, con lecciones y conceptos muy alejados de los
propuestos por la Revolución». Según la doctora, los médicos
cubanos se habían hecho más útiles en su profesión porque
esta había sido dotada con un mejor propósito. La infatigable
Perelló nunca perdió ese norte en su vida; en 2004, a la edad
de ochenta y cuatro años, aún estaba impartiendo un curso
acerca de mitigación de desastres en una escuela de Medicina
en La Habana. 6
El papel sin precedentes de Cuba en África
Después de Argelia, y durante cinco décadas, Cuba dedicó muchas
misiones de solidaridad a África, en las que participaron
más de medio millón de voluntarios cubanos. El mayor compromiso
con mucho fue la ayuda a Angola inmediatamente
después de que esta ganara la guerra de independencia contra
Portugal. Cuando en 1975 Sudáfrica comenzó a atacar a Angola,
Mozambique y Namibia y a apoyar a ejércitos mercenarios
(con el auxilio de la CIA), Cuba insistió en ayudar al
Gobierno del MPLA (Movimiento Popular para la Liberación
de Angola), a pesar de que la Unión Soviética era remisa a dar
asistencia armada a los movimientos revolucionarios africanos.
Mientras Washington acusaba a Cuba de exportar la Revolución,
los cubanos señalaron que estaban defendiendo a
un movimiento revolucionario y a una revolución que ya había
triunfado, pero que estaba amenazada por fuerzas extraordinariamente
reaccionarias, en particular el régimen de
apartheid de Sudáfrica. Miles de médicos, enfermeras, técni-
6
Hedelberto López Blanch: Historias secretas de médicos cubanos.
Ediciones La Memoria, Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau,
La Habana, 2005.
54

cos en Medicina y otros expertos civiles ayudaron al gobierno
revolucionario de Angola, pero no fueron ni remotamente
tan numerosos como los 300 000 soldados cubanos que se
rotaron cumpliendo misión durante los siguientes dieciséis
años. Las tropas cubanas finalmente salieron de Angola en
mayo de 1991, inmediatamente después de entrar en vigor un
acuerdo de paz que garantizaba el fin de las amenazas de
Sudáfrica. Durante un período de dieciséis años en Angola,
Cuba tuvo más de 10 000 soldados heridos y 2 077 perdieron
la vida.
La presencia cubana no solo fortaleció a Angola, sino que
ayudó a liberar el continente. Dos meses después de que los
últimos cubanos regresaran a casa, el 26 de julio de 1991 Nelson
Mandela visitó Cuba para dar las gracias a la nación: «El
pueblo de Cuba tiene un lugar muy especial en el corazón del
pueblo africano […]. En la historia de África, no existe otro
caso de un pueblo que haya acudido en nuestra defensa».
En 1995, en la Primera Reunión de Sudafricanos en Solidaridad
con Cuba, repitió el mensaje: «Los cubanos vinieron a nuestra
región como médicos, maestros, soldados, expertos en
agricultura, pero nunca como colonizadores. Han compartido
las mismas trincheras con nosotros en la lucha contra el
colonialismo, el subdesarrollo y el apartheid». 7
Desde 1991, la ayuda internacional cubana a África ha sido
estrictamente civil. Cuando Sudáfrica alcanzó el gobierno
democrático de la mayoría africana, comenzó a pedir a Cuba
su asistencia para enfrentar aplastantes problemas médicos,
tales como diseñar programas para luchar contra la extraordinariamente
alta tasa de infección por VIH y ayudar a aliviar la
carencia de médicos en zonas rurales empobrecidas. Por momentos,
hasta cuatrocientos médicos cubanos trabajaron en
áreas carentes de atención, a pesar de que los médicos sudafricanos
los criticaban por inmiscuirse en el sistema médico
del país.
7
Argiris Malapanis y Roman Kane: «Mandela: “Cuba Shared the Trenches
with Us”», The Militant, 59/39, 23 de octubre de 1995.
55

En realidad, Sudáfrica tenía (tiene) dos sistemas médicos:
un sistema caro al estilo europeo en busca de ganancias, que
en su mayor parte atendía a la población blanca, y un sistema
público apenas funcional que supuestamente debía atender a
la empobrecida mayoría africana. En la provincia más pobre,
Cabo Oriental, donde existía una crítica escasez de médicos
generales, treinta y dos especialistas cubanos pasaron a formar
parte del claustro de profesores de la Escuela de Medicina
Walter Sisulu a fin de ayudar a solucionar el problema. Pero
Sudáfrica, rica en recursos naturales como Venezuela, no está
políticamente preparada para redistribuir la riqueza del país
y generar una masiva reasignación de recursos médicos y sociales.
Por otra parte, Sudáfrica y otros países africanos relativamente
ricos, como Nigeria y Angola, se comprometieron a usar
modestas sumas de sus ingresos provenientes de recursos
naturales para ayudar a algunas de las naciones más desesperadas
del continente. En la reunión del Grupo de los 77 del
año 2000, a la que asistieron muchos de los países en vías de
desarrollo, se decidió suministrar fondos para pagar el salario
de 3 000 médicos cubanos que atenderían a los países más
pobres por medio del desarrollo de nuevas infraestructuras
para servicios primarios y educación de salud. 8 A pesar de
que 777 africanos continuaban estudiando Medicina en Cuba
entre 2005 y 2009, los cubanos habían comenzado a dedicar el
grueso de su atención al continente africano, donde desarrollaban
nuevos programas de superación para médicos y otros
profesionales de la salud en Guinea-Bissau, Guinea Ecuatorial
y Gambia. Estos esfuerzos comenzaron al mismo tiempo
que los educadores cubanos reevaluaban el currículo utilizado
por estudiantes de Medicina en Cuba, tanto cubanos como
extranjeros.
En una conferencia de ayuda internacional en 2008, la doctora
Yiliam Jiménez, viceministra de Relaciones Exteriores
para la Cooperación Internacional, explicó la necesidad de
8
Margaret Blunden: «South-South Development Cooperation», International
Journal of Cuban Studies, junio de 2008.
56

cambios en los métodos de formación: «Los modelos tradicionales
en la formación de médicos no pueden solucionar la terrible
carencia de profesionales de la salud y la urgente necesidad
de acceso a los servicios de salud en el mundo de hoy». Por
esta razón, Cuba había revisado sus muy aclamados programas
de educación médica para establecer nuevas escuelas de
medicina extramuros de las universidades tradicionales. Esto
no solo estaba sucediendo en Cuba y a gran escala en Venezuela,
sino en nuevos programas a menor escala en Bolivia y
África. «Estamos regresando al método tutorial –dijo la doctora
Jiménez– complementado con tecnologías de la información
y otras ayudas didácticas, de manera que los estudiantes
de familias de bajos ingresos puedan ser educados en aulas y
en clínicas de sus propias comunidades, donde son tan necesarios
sus servicios». 9
En 2009 conversé con el periodista Hedelberto López Blanch
quien, cuando no está escribiendo incisivos artículos para la
prensa cubana acerca de la política económica global, está publicando
libros acerca de las misiones de profesionales médicos
cubanos en el extranjero, por ejemplo, Historias secretas de
médicos cubanos, el cual recoge testimonios de médicos que
estuvieron en misiones clandestinas con los ejércitos guerrilleros
africanos en las décadas de los sesenta y los setenta. López
acababa de regresar de visitar una de las últimas misiones de
médicos cubanos en África, una escuela de Medicina recién
abierta en Zanzíbar, la isla del océano Índico que forma parte
de Tanzania. En 2007, los educadores/médicos cubanos fueron
allí para lanzar el primer Programa de Formación de Médicos
para la Comunidad en África. La escuela de Medicina de
Zanzíbar fue establecida según los mismos parámetros que los
programas de seis años que actualmente preparan a decenas de
miles de médicos en Cuba y Venezuela para la práctica de Medicina
Integral Comunitaria.
9
Luis Jesús González: «Concluye VII Encuentro Hemisférico de Lucha
contra los TLC», Trabajadores, 11 de abril de 2008. Gail Reed:
«Cuban Doctors around the Globe, More Doctors for the World»,
MEDICC Review, 14 de abril de 2008.
57

Los cuarenta estudiantes que formaron el primer grupo en
2008 incluían veinte hombres y veinte mujeres; estas, según
las reglas de sus comunidades locales, usaban ropa tradicional
musulmana. Todos hablaban muy bien el español, según
López Blanch, porque habían completado un curso intensivo
de ocho meses que los preparó para poder conversar con sus
profesores. Al igual que los estudiantes formados por profesores/tutores
en otros programas cubanos de educación médica,
el grupo de Zanzíbar dividía su tiempo entre trabajar
junto a los profesores en instalaciones médicas locales y asistir
a clases formales. 10
Cuba y la ayuda ante desastres: Cachemira, Pakistán
Además de su gran compromiso con la asistencia médica a largo
plazo y con programas de educación en el exterior, Cuba continúa
incrementando la fuerza de sus altamente calificados
equipos internacionales de ayuda ante desastres. Este aumento
llamó la atención internacional en el otoño de 2005, cuando
más de 1 500 expertos entrenados en medicina de desastres, la
Brigada Henry Reeve, se reunieron en el aeropuerto de La Habana
llevando a la espalda mochilas de primeros auxilios, listos
para volar hacia la costa del golfo de Estados Unidos para
ayudar a las víctimas de las horribles inundaciones producidas
por el huracán Katrina.
La administración Bush inmediatamente rechazó la oferta
de La Habana calificando el gesto humanitario como una vacía
estratagema propagandística. Pronto los cubanos demostraron
que no era así. Apenas un mes después de que el huracán
Katrina golpeara a Estados Unidos, los 1 536 miembros de la
Brigada Henry Reeve fueron despachados a las montañas de
Cachemira, en Pakistán, luego de que un enorme terremoto
matara a miles de personas y dejara sin hogar a cientos de mi-
10
Hedelberto López Blanch: «La escuela cubana de Medicina en Zanzíbar»,
Juventud Rebelde, 23 de junio de 2009.
58

les, justamente cuando estaba por comenzar la dura temporada
invernal. Otros grupos internacionales de asistencia también
llegaron con ayuda, incluyendo equipos europeos y
estadounidenses; establecieron grandes campamentos de base
y se quedaron por un mes. Los cubanos permanecieron por siete
meses y construyeron siete grandes campamentos de base y
dos hospitales de campaña a medida que su fuerza médica aumentaba
hasta incluir a 2 400 voluntarios. A pesar de que los
cubanos nunca habían conocido un invierno verdadero en su
vida, no solo soportaron bajas temperaturas, sino que sobrevivieron
al colapso bajo la nieve de las tiendas de campaña, cuando
sus hospitales de campaña estuvieron incomunicados por
una semana debido a una tormenta. Antes de marcharse, entrenaron
a 450 médicos pakistaníes en los procedimientos necesarios
para operar los equipos y los hospitales de campaña
que dejaron allí.
Durante los siete meses siguientes, Cuba contribuyó al esfuerzo
de ayuda, lo cual finalmente llevó a ambos países a
establecer relaciones diplomáticas formales por primera vez
desde 1990. Antes de marcharse de Pakistán la brigada médica
cubana, se anunció que se darían becas gratuitas a mil jóvenes
pakistaníes para estudiar Medicina en Cuba.
Las dificultades encontradas para promover
la ayuda médica cubana: Honduras y Guatemala
En 1998, Honduras y Guatemala fueron dos de los primeros
países que enviaron estudiantes a la Escuela Latinoamericana
de Medicina en La Habana. Aunque cientos de alumnos de
estos países avanzaron en sus estudios durante los primeros
cinco años, se hizo evidente que tendría que haber una mejoría
de las relaciones de Cuba con esas dos naciones para que a
su regreso pudieran servir con eficacia a sus compatriotas.
Durante una grave epidemia de dengue en 2004 en Tegucigalpa,
la capital de Honduras, más de 400 estudiantes hondureños
de Medicina abandonaron sus estudios en la ELAM para unirse
a las brigadas de médicos cubanos y ayudar a controlar el
59

ote. Los estudiantes cuidaron de los enfermos y educaron al
público acerca de medidas preventivas. Muchos de ellos formarían
parte el próximo año del primer grupo de graduados de la
ELAM y esperaban recibir formación adicional en su residencia
trabajando junto a los cubanos que estaban en su país. Desafortunadamente,
2005 fue el año en que el conservador presidente
hondureño Ricardo Maduro, presionado por la Asociación Médica
Hondureña, anunció que la brigada de médicos cubanos
iba a ser expulsada porque su presencia era perjudicial. La asociación
médica aseguraba que los cubanos les quitaban trabajo
a los médicos hondureños, cuando en realidad, al igual que en
otros países, a pocos galenos hondureños les interesaba atender
a los pobres en áreas aisladas del país. La presión derechista
por parte de personas como la columnista Mary McGrady de
The Wall Street Journal echó leña al fuego de una antipatía
entre la élite hondureña y sus aliados extranjeros. McGrady
escribió que los médicos eran «soldados de Fidel» que tenían
«el potencial del adoctrinamiento suave, como cultivar el suelo
de un pobre país de manera que esté listo cuando se presente la
oportunidad política, en la misma forma que sucedió recientemente
en Venezuela».
De manera inesperada, hubo tantas protestas por la salida
de los médicos cubanos por parte de miembros comunes y
corrientes de la sociedad civil, sindicatos y organizaciones
comunitarias en toda Honduras, que el presidente hondureño
tuvo que cancelar la orden. 11 Pocos meses después, Maduro fue
reemplazado por un nuevo presidente moderadamente liberal,
José Manuel Zelaya Rosales, quien rápidamente se amistó
con los gobiernos cubano y venezolano y prometió un apoyo
considerable a los estudiantes hondureños de Medicina a su
regreso a casa. Cuando volvieron los graduados de la ELAM
a la región garífuna en la Mosquitia hondureña en 2005 y 2006,
fueron designados para hacer su residencia de postgrado con
especialistas cubanos y un puñado de médicos hondureños que
11
«Cuban Doctors Serving Poor to Be Expelled from Honduras», NotiCen:
Central American & Caribbean Affairs, 1.º de septiembre de 2005. Disponible
en: http://news-business.vlex.com/vid/cuban-doctors-servingexpelled-honduras-55665557.
60

optaron por participar. Esto permitió a algunos graduados
servir a su pueblo en nuevas instalaciones hospitalarias, como
la construida y equipada en el aislado pueblo de Ciriboya con
la ayuda para el equipamiento médico de sindicatos progresistas
y organizaciones estadounidenses sin fines de lucro.
En 2008, los nuevos edificios fueron inaugurados por el presidente
Zelaya en una ceremonia a la que asistieron los representantes
de la ayuda médica cubana y los ingenieros que
habían ayudado a diseñar y equipar la instalación. En un sorprendente
cambio de actitud, la Asociación Médica Hondureña,
la cual tres años antes había tratado de expulsar del país
a los médicos cubanos, se unió a la celebración. 12
Desafortunadamente, este reconocimiento del valor de la
asociación con Cuba duró poco tiempo, hasta el verano de 2009,
cuando la oligarquía y los militares hondureños, con la ayuda
de exiliados cubanos en Miami, organizaron un golpe de
Estado contra el presidente Zelaya. Posteriormente, los soldados
hostigaron al personal médico y amenazaron con cerrar
el hospital garífuna. El doctor Luther Castillo, fundador del
hospital y primer garífuna en graduarse de la ELAM, tuvo
que ocultarse para escapar de la persecución y fue obligado a
abandonar el país. En 2010 sirvió como coordinador del primer
gran contingente de graduados de la ELAM en la Brigada
Henry Reeve, cuando esta acudió rápidamente a Haití para
servir voluntariamente después del terremoto. 13
En Guatemala, la presencia cubana también provocó controversia
y considerable oposición por parte de elementos de derecha.
En el año 2000, el Ejército Secreto Anticomunista (ESA)
12
Diane Appelbaum y Hope Bastian Honduras: «Cuban-Trained
Garifuna Doctor: Story of American Honduran Cuban Cooperation in
Honduras», Cuba Health Reports, MEDICC Review, septiembre de 2008.
13
En 2011 y 2012 Luther Castillo pudo regresar a trabajar al hospital
garífuna; sin embargo, debido a que el Gobierno hondureño suprimió
todo apoyo financiero, ha tenido que viajar al exterior, a menudo como
conferencista, en busca de donaciones para apoyar los esfuerzos de los
graduados de la ELAM y el otro personal médico que trabaja en la
comunidad garífuna.
61

envió cartas que amenazaban la vida de 459 cubanos (médicos
y personal auxiliar) que trabajaban en el país. Las cartas del
ESA, publicadas en el diario Siglo XXI, acusaban a los cubanos
de ser «mercenarios encubiertos en la noble profesión» que
estaban diseminando «ideas totalitarias comunistas». Y advertían:
«Si no abandonan de inmediato el país, comenzarán las
ejecuciones». El gobierno guatemalteco no reaccionó ante la
amenaza y los cubanos nunca cedieron.
Las brigadas médicas se han mantenido durante una década
más, a medida que nuevos voluntarios cubanos sustituyen a
los que terminan su misión. Además, el clima político se hizo
más favorable no solo hacia los cubanos, sino también hacia los
jóvenes que habían estudiado en Cuba.
Cuando el presidente Álvaro Colom prestó juramento en enero
de 2008, inmediatamente envió a su vicepresidente recién
electo, el doctor Rafael Espada, en un viaje oficial a Cuba para
que estudiara el sistema cubano de salud. El doctor Espada, un
experimentado cardiólogo que estudió y trabajó en Estados Unidos,
visitó a los 900 guatemaltecos que estudiaban en la ELAM
y elogió la calidad de su educación. 14 Para fines de 2008, el apoyo
del presidente Colom y del doctor Espada resultó ventajoso
para muchos graduados, los cuales pudieron regresar a recibir
entrenamiento de postgrado aprobado por la Asociación Guatemalteca
de Medicina. En 2009 y 2010, estos exestudiantes
pudieron terminar su residencia trabajando junto a profesores
cubanos en clínicas de medicina comunitaria en la Guatemala
rural, o pudieron colaborar con otros médicos cubanos que llegaron
para ayudar a entrenar a graduados de la ELAM en las
especialidades que el Ministerio de Salud guatemalteco había
determinado que eran las más necesarias. Por primera vez, a
los médicos cubanos se les invitaba a trabajar junto a expertos
guatemaltecos en cinco hospitales para entrenar a nuevos especialistas
en Pediatría, Ortopedia, Anestesiología, Ginecología/Obstetricia
y Cirugía.
14
«Guatemala planea enviar más estudiantes de Medicina a Cuba»,
Granma, 31 de enero de 2008.
62

4. La medicina en la Cuba revolucionaria
Muchas veces debemos cambiar
todos nuestros conceptos, no solamente
los conceptos generales, los conceptos sociales o filosóficos,
sino también, a veces,
los conceptos médicos.
CHE GUEVARA: «El médico revolucionario», discurso de 1960
Ningún otro país ha sido tan coherente como Cuba
en tomar medidas para lograr
el objetivo de «salud para todos».
DR. HALFDAN MAHLER, exdirector de la
Organización Mundial para la Salud, 2000
La extraordinaria capacidad de Cuba para brindar cuidados de
salud y construir nuevos sistemas médicos, en cooperación con
Venezuela y otras naciones, se desarrolló durante décadas. Para
entender cómo un país relativamente pequeño y pobre logró
este compromiso, es necesario comprender la manera en que
fueron desarrollados los recursos humanos, el conocimiento
científico y la experiencia social de Cuba mientras se construía
su propio sistema médico. Inmediatamente después del triunfo
de la Revolución en 1959, Cuba hizo cambios en la manera en
que se brindaban los servicios médicos y comenzó a hacer énfasis
en el cuidado preventivo. Con el tiempo, también rediseñó
la formación del personal médico para promover la integración
total del cuidado de salud de la familia en la vida comunitaria.
Aunque la Isla nunca abandonó su deseo de construir un sistema
de salud de primera clase, debió diseñarlo y construirlo
dentro de los parámetros limitados de un país en desarrollo
que a menudo operaba en circunstancias económicas muy difíciles.
Esto requirió de una disposición a experimentar, mientras
se mantenía un compromiso filosófico inquebrantable de
brindar servicios universales de salud. Como Cuba tuvo éxito
63

en la construcción de un singular sistema de salud que sirve a
todo el pueblo, está especialmente calificada para brindar la
ayuda apropiada y el entrenamiento a las naciones más pobres
del mundo.
El sistema médico igualitario cubano es la envidia de la
mayoría de los países en desarrollo, y también de muchos
desarrollados. Su desempeño médico, siguiendo la medición
de las normas estadísticas globales, tales como las tasas de
mortalidad infantil y de la niñez, y la expectativa de vida es
prueba de esto, así como un sistema educacional que ha logrado
producir más médicos por habitantes que cualquier
otra nación del mundo. Para 2009, Cuba tenía 74 880 médicos,
o uno por cada 150 ciudadanos, en comparación con uno
por cada 330 en Europa occidental y uno por cada 417 en
Estados Unidos. 1
En 1958, antes de la Revolución, había más de 6 000 médicos,
o uno por cada 1 051 habitantes, una proporción un poco más
alta que la de la mayoría de los países latinoamericanos. Esta
relación pronto se deterioró, ya que muchos médicos decidieron
que no querían practicar la medicina en una sociedad revolucionaria
y abandonaron Cuba para buscar fortuna en otras
partes. Para mediados de la década de los sesenta, solo quedaba
la mitad, unos 3 000, y el proceso de reconstrucción de sus filas
por necesidad fue lento. Cuando la Escuela de Medicina de la
Universidad de La Habana reabrió sus puertas en 1959 (el dictador
Fulgencio Batista había clausurado la Universidad en 1956),
solo 23 de sus 161 profesores regresaron a impartir clases. 2
1
Ministerio de Salud Pública de Cuba: «Salud en el tiempo. 1970-
2009», 2010. Disponible en: http://files.sld.cu/dne/files/2010/11/saluden-el-tiempo-2010.pdf.
Las cifras para Estados Unidos y Europa se
derivan de la tasas de la OCED en cuanto a médicos en ejercicio por
cada 1 000 habitantes. Casi 25 % de los médicos cubanos trabajan en
el exterior.
2
Ileana del Rosario Morales Suárez, José A. Fernández Sacasas y
Francisco Durán García: «Cuban Medical Education: Aiming for the
Six-Star Doctor», MEDICC Review, 10/4, otoño de 2008.
64

A pesar de este contratiempo, el gobierno revolucionario
insistió en tratar de brindar servicio de salud a todos los cubanos
tan pronto como fuera posible. Absorbió todos los programas
privados de seguros de salud y hospitales y los
convirtió en un sistema público nacional. Los precios de los
medicamentos disminuyeron y las compañías farmacéuticas
fueron nacionalizadas. El cobro del tratamiento se redujo y
finalmente se eliminó.
El esfuerzo en 1959 por brindar salud a toda la población
causó una conmoción en la Escuela de Medicina de la Universidad
de La Habana. Los estudiantes que cursaban el último
año de la carrera realizaron una «serie de tormentosas reuniones»
3 y discutieron si se les debía obligar a hacer su internado
para dar servicios de salud a los que en el pasado se
habían visto privados de él. Muchos deseaban quedarse en las
ciudades y formarse en la práctica tradicional, pero la mayoría
decidió ir voluntariamente a las regiones rurales de Cuba
donde los campesinos nunca recibieron atención médica. El Ministerio
de Salud Pública respondió creando 318 puestos de trabajo
para los médicos recién graduados en el Servicio Rural
de Salud, la mayoría en remotas zonas montañosas como la
Sierra Maestra. Este esfuerzo sirvió de modelo para todos los
nuevos médicos en el futuro, así que para fines de la década de
los sesenta, se requería de todos los graduados que trabajaran
en un sistema de salud pública que brindaba servicios
gratuitos a todos.
Al año siguiente, cuando Che Guevara pronunció su discurso
«El médico revolucionario», reflexionó sobre la situación
de aquellos graduados de Medicina que estaban reacios a servir
voluntariamente en áreas rurales. En vez de simplemente
criticar a ese grupo por su falta de solidaridad con la Revolución
y los pobres, Che prefirió hacer énfasis en que su renuencia
se debía más a algo como la avaricia y reconoció que él,
cuando estudiaba Medicina, había tenido sueños idealistas de
gloria individual, pero no estaba preparado para una vida de solidaridad
revolucionaria:
3
Ibíd.
65

Hace un tiempo, pocos meses, sucedió aquí en La Habana
que un grupo de estudiantes ya recibidos, de médicos recién
recibidos, no querían ir al campo, y exigían ciertas retribuciones
para ir. Y desde el punto de vista del pasado es lo más
lógico que así ocurra; por lo menos, me parece a mí, que lo
entiendo perfectamente.
Simplemente me parece estar frente al recuerdo de lo que
era y de lo que pensaba, hace unos años. […]
…cuando empecé a estudiar medicina, la mayoría de los conceptos
que hoy tengo como revolucionario estaban ausentes
en el almacén de mis ideales.
Quería triunfar, como quiere triunfar todo el mundo; soñaba
con ser un investigador famoso, soñaba con trabajar infatigablemente
para conseguir algo que podía estar, en definitiva,
puesto a disposición de la humanidad, pero que en
aquel momento era un triunfo personal. Era, como todos
somos, un hijo del medio.
Che estaba reconociendo que los sueños idealistas de gloria
individual no preparaban necesariamente a los estudiantes
para una vida de solidaridad social, así que no era extraño
que algunos médicos jóvenes no pudieran comprometerse con
la Revolución, a pesar de que vivían inmersos en ella.
A medida que esos estudiantes abandonaban la Isla junto
con otros médicos experimentados, Cuba tuvo que comenzar
a formar sus reemplazos con solo una escuela de Medicina en
la Universidad de La Habana. Alberto Granados, el antiguo
amigo argentino de Che que lo había acompañado en su viaje
en motocicleta por Sudamérica, ayudó a remediar la situación.
Granados, quien poseía un título en Bioquímica y trabajaba
en un leprosorio, marchó en 1960 a Cuba para ayudar
a la Revolución. Para 1962, él y un grupo de médicos cubanos
inauguraron la segunda universidad médica del país en Santiago
de Cuba, a 800 kilómetros de La Habana. Aunque comenzó
con solo 63 estudiantes, cuarenta y cinco años más
tarde había crecido hasta incluir a 18 333 alumnos en cinco
escuelas: una para Medicina, y otras cuatro para Enfermería,
66

Odontología y ciencias conexas de la salud. Para 2008 había
25 escuelas médicas en Cuba y 29 000 estudiantes cubanos, los
cuales eran solo una fracción de los 202 000 estudiantes matriculados
en todos los campos de la medicina, entre ellos: Odontología,
Enfermería, Tecnología Médica y Rehabilitación.
Sin embargo, no fue hasta 1976 que el país alcanzó de nuevo su
tasa prerrevolucionaria de médicos por habitante. A pesar de
que el porcentaje de médicos no era mayor que el de 1958, el
sistema cubano de salud había logrado avances excepcionales
en cuanto a la reducción de la mortalidad, porque los médicos
y otros trabajadores de la salud estaban situados de manera
muy diferente. El nuevo servicio nacional de salud intentó
situar a médicos en todas las áreas anteriormente abandonadas;
hizo énfasis en varias medidas preventivas de salud pública
entre la población en general por medio de campañas
educativas del gobierno que implicaban a voluntarios en cada
vecindario.
Cuando muchos años más tarde se entrevistó a los médicos
que habían marchado a las montañas como parte de la primera
ola del servicio médico rural en la década de los sesenta,
ellos recordaron la experiencia como factor fundamental en
su preparación para practicar un nuevo tipo de medicina. Los
entrevistadores descubrieron una progresión común en su
experiencia: al principio «los médicos vivían en los bohíos de
la gente» y su «papel era tan solo cuidar de los enfermos, dado
el enorme número de pacientes que venían a verlos a diario».
Luego, «a medida que los médicos se integraron a sus comunidades,
su papel social y educativo alcanzó su potencial». 4
Muchos de estos médicos llegaron a convertirse en las décadas
subsiguientes en figuras importantes de la medicina cubana;
su experiencia temprana de vivir entre los pobres y
aprender acerca del origen de sus enfermedades se convirtió
en la piedra angular moral del énfasis universal en el cuidado
preventivo y primario.
En la década de los setenta, se crearon las policlínicas locales,
que se convirtieron en las instituciones de base para brindar
un servicio integral a la comunidad, con énfasis en el cuidado
4
Ibíd.
67

primario brindado de manera eficiente a toda la población.
A fin de que los médicos, las enfermeras y otros trabajadores
de la salud comprendieran mejor su obligación de crear comunidades
sanas, en 1976 la supervisión de toda la formación educativa
médica se transfirió del Ministerio de Educación al
Ministerio de Salud Pública. Este último recomendó cambios
inmediatos:
Tradicionalmente, nuestros médicos han sido educados casi
de manera exclusiva en el hospital, con una clara tendencia
a convertirse en técnicos en enfermedad y sin suficiente
entrenamiento en los aspectos sociológicos, psicológicos o
higiénico-epidemiológicos de la salud […]. La atención primaria
se subvaloró […]. Durante décadas hubo una exagerada
tendencia a la especialización […] que ha deformado
el concepto de lo humano. 5
Para que el modelo de la policlínica funcionara como el eje
de la atención primaria, fue necesario cambiar durante las
décadas siguientes los paradigmas de la educación médica y la
filosofía del cuidado de salud. Cuando los expertos cubanos se
refieren a la historia de los avances que ellos han logrado,
casi siempre se refieren a la guía acordada en Alma Atá en
1978, durante la Conferencia Internacional acerca de la Atención
Primaria de Salud en esa ciudad de la Unión Soviética
(actualmente Kazajstán). Las conclusiones de la conferencia,
publicadas en un informe por la Organización Mundial de la
Salud (OMS) y el Fondo para la Infancia de las Naciones Unidas
(Unicef), establecieron un programa internacional para
desarrollar la salud universal en todas las naciones, y en particular
en el mundo en desarrollo. El informe hizo énfasis en
los nuevos sistemas de atención de salud organizados a base
de la primacía del cuidado primario, con médicos de familia
5
Ernesto de la Torre Montejo: Salud para todos, sí es posible. Sociedad
Cubana de Salud Pública, Sección de Medicina Social, La Habana,
2004, p. 50.
68

formados para integrar el tratamiento médico a iniciativas
públicas y a la educación preventiva. 6
Inmediatamente después de la conferencia, hubo mucho entusiasmo
por esta idea entre expertos en salud y escuelas de
Medicina de todas partes del mundo, incluyendo países desarrollados
como Estados Unidos y Canadá, que tienen vastas zonas
rurales y centros urbanos empobrecidos con graves carencias
de personal médico. Pero durante las dos décadas siguientes, el
impulso para rediseñar la educación médica a fin de priorizar
el cuidado primario de salud decayó en gran parte del mundo,
tanto en sistemas capitalistas cautivados por las ganancias en
«mercados de la atención de salud», como en las economías en
desarrollo diezmadas por políticas neoliberales que no contemplaban
la inversión en servicios públicos de salud.
El doctor Halfdan Mahler, de Dinamarca, director de la OMS
entre 1973 y 1988, hizo en 2008 la siguiente reflexión acerca
del significado de la Declaración de Alma Atá: «Para la mayoría,
era una verdadera revolución del pensamiento. Salud para
todos es un sistema de valores que tiene el cuidado primario
de salud como su componente estratégico. Ambos son inseparables».
Sugirió que el consenso global acerca del énfasis en
la salud pública y la atención primaria se había logrado porque
«la década de los setenta fue una década favorable para la
justicia social. Por eso, después de Alma Atá en 1978, todo parecía
posible». De la misma manera, cuando en la década siguiente
la idea de la atención integral de salud basada en la
equidad social se abandonó rápidamente en casi todas partes
del mundo, fue debido a «una revocación abrupta, cuando el
Fondo Monetario Internacional (FMI) promovió el Programa
de Ajuste Estructural con todo tipo de privatizaciones, y eso
provocó escepticismo hacia el consenso de Alma Atá y debilitó
el compromiso con la estrategia de atención primaria de salud.
6
Organización Mundial de la Salud y Fondo para la Infancia de Naciones
Unidas: «Informe de la Conferencia Internacional de atención Primaria
Médica, Alma-Atá, URSS, 6-12 de septiembre de 1978», Serie
OMS Salud para Todos, no. 1, Ginebra, 1978.
69

Las regiones de la OMS siguieron luchando en los países,
pero no hubo apoyo por parte del Banco Mundial ni del FMI». 7
Sin embargo, Cuba mantuvo su dedicación con la visión de
Alma Atá y en cada década agregó nuevos elementos a su propio
sistema de atención de salud para hacer que esa visión se
convirtiera en realidad. En la década de los ochenta, el Ministerio
de Salud Pública pudo formar a especialistas más calificados
en atención primaria de salud porque se crearon facultades
de Medicina en todas las provincias del país. Para 1984, Fidel
Castro anunció que Cuba tendría 75 000 médicos en el año 2000,
lo que crearía un excedente tal que permitiría que 10 000 de
ellos sirvieran en el exterior en cualquier momento. En 1986,
en interés de la precisión, el gobierno ajustó esta meta a 65 000
médicos, un número que fue superado a principios de siglo,
cuando se alcanzó la cantidad de 66 000, un cambio sorprendente
–de un médico por cada 1 000 habitantes en 1967, a uno
por cada 167 veinticuatro años más tarde.
En 1984, el Ministerio de Salud Pública también dio un paso
adelante para que todos esos futuros médicos estuvieran calificados
para la promoción de la atención primaria. Se adoptó
un programa de medicina familiar llamado Medicina General
Integral. Para el final de la década, el programa estaba graduando
especialistas en Medicina General y creando Equipos Básicos
de Salud formados por un médico y una enfermera que
eran asignados a servir en cada vecindario pequeño del país
durante la década de los noventa. Estos equipos eran asistidos
por brigadistas sanitarios, residentes del vecindario que se
reunían con frecuencia con los médicos y las enfermeras y eran
especialmente valiosos para promover la atención preventiva
y la participación en campañas de salud pública.
Para 2004, los equipos eran capaces de atender a más del 99 %
de la población cubana; cada uno tenía bajo su cuidado a un
vecindario urbano pequeño o una zona rural, compuestos de
120 a 150 familias (unos 700 u 800 individuos). Generalmente
se requería que el médico y la enfermera vivieran en el vecinda-
7
«La atención primaria médica vuelve al punto de partida. Entrevista
con el doctor Halfdan Mahler», Boletín de la Organización Mundial de
la Salud, octubre de 2008.
70

io en que trabajaban, siempre dispuestos a realizar visitas a
cada familia; esto era clave para la práctica de la medicina preventiva
porque permitía al equipo comprender los asuntos
médicos más urgentes de cada vecindario. Al acopiar estadísticas
vitales de cada uno y luego hacer énfasis en la atención
preventiva y la educación sanitaria, los médicos y las enfermeras
hicieron a los ciudadanos cubanos más conscientes de la
importancia de mantener una buena salud, lo cual logró una
marcada reducción de la tasa de hospitalización. Los equipos
de médico y enfermera podían referir a pacientes a los centros de
diagnóstico en las policlínicas para pruebas de laboratorio y
para ser examinados por médicos especialistas, y estos, a su
vez, podían enviar a pacientes para tratamiento o cirugía cuando
fuera necesario. Cada policlínica estaba localizada donde
pudiera atender a un grupo considerable de equipos de médico
y enfermera, y de 20 000 a 40 000 personas.
Cuando a principios de la década de los noventa un equipo
de expertos en medicina familiar de Estados Unidos examinó
los logros de Cuba en atención primaria, hizo énfasis en la
increíble meticulosidad de la atención dada por los equipos de
médico y enfermera, los cuales conocían literalmente a todo el
mundo en su área asignada. «Cada médico de familia –escribieron–
debe ver a todos los pacientes en su zona de captación
al menos dos veces al año. El médico lleva un registro de servicios
preventivos y situación de cada paciente en el área de
captación». Describieron cosas que eran increíbles para el consumidor
estadounidense de atención de salud: «El médico de
familia viaja personalmente al hospital de referencia. Allí se
reúne con especialistas que asumen la responsabilidad del
ingreso del paciente, coordina los servicios de hospitalización
a fin de garantizar la continuidad después del alta, y mantiene
frecuentes contactos con el paciente para aumentar la relación
paciente-médico a largo plazo». 8 Con la proliferación
8
Howard Waitzkin, Karen Wald, Romina Kee, Ross Danielson y Lisa
Robinson: «Primary Care in Cuba: Low and High-Technology Developments
Pertinent to Family Medicine», División de Medicina Comunitaria,
Universidad de Nuevo México, Centro de Práctica Familiar,
1997.
71

del programa del médico y enfermera de la familia, se cambió
el currículo médico general para que se correspondiera con el
modelo de médico de la familia. En la década de los noventa se
decidió que casi todos los estudiantes de Medicina fueran formados
primero en medicina familiar, incluyendo una residencia
de tres años, antes de estudiar otras especialidades.
Además de garantizar la primacía de la atención familia/comunidad
dentro de Cuba, esta insistencia en la formación a
nivel primario dio a los voluntarios cubanos una gran flexibilidad
para futuras misiones médicas en países con graves
déficits de suministradores de atención de salud. Todos los médicos
eran capaces de brindar una atención integral consistente
a la familia, pero aquellos que alcanzaban otros títulos
de especialidades (y había muchos de ellos) podían ofrecer otro
tipo de experiencia médica cuando fuera necesario. Los doctores
Ileana del Rosario Morales Suárez, José A. Fernández Sacases
y Francisco Durán García esbozaron los conceptos cambiantes
de la educación médica que se instituyeron en aquel tiempo.
Al formar a todos los médicos en la atención primaria de salud,
se enfatizaron los siguientes elementos:
1) La medicina está concebida como una ciencia sociobiológica
integrada con procesos de la vida real.
2) Los métodos interactivos de aprendizaje basados en problemas
se usan para incrementar la independencia cognitiva.
3) Hay un mayor énfasis en epidemiología y en ciencia de salud
pública.
4) Se introducen las habilidades médicas y clínicas desde el
inicio de los estudios.
5) Se les pide a los profesores que continúen mejorando los
métodos de enseñanza y a los estudiantes que participen
en el aprendizaje en el servicio.
6) Se requiere de todas las escuelas de Medicina que tengan
departamentos de Medicina General Integral.
72

7) Antes de que los estudiantes realicen sus exámenes teóricos,
deben pasar un examen práctico que muestre el dominio
de habilidades y procedimientos que se necesitan para
la medicina de familia. 9
Los servicios de salud durante el Período Especial
Como la economía cubana aumentó a la enérgica tasa anual
de aproximadamente 4 % desde 1975 hasta 1989, las condiciones
parecían ideales para que la nación continuara expandiendo
el sistema de atención primaria con los equipos de médico
y enfermera, así como implementando el nuevo programa de
formación en Medicina General Integral. Desafortunadamente,
1989 fue el año en que grandes cambios de la economía política
internacional obligarían a Cuba a pasar por el Período
Especial, la misma década difícil que amenazó no solo la supervivencia
de su sistema de salud, sino a la Revolución misma.
Con el colapso de los socios comerciales de Cuba en la
Unión Soviética y Europa oriental a inicios de la década de
los noventa, Cuba sufrió una disminución de 76 % en sus exportaciones
y en cuatro años el Producto Interno Bruto de la
nación bajó en 35 %.
La población tuvo que ajustarse a cambios drásticos en su
estilo de vida, como la carencia de combustible que hizo que
muchos cubanos viajaran en bicicleta y en coches tirados por
caballos en vez de usar autos y autobuses, y utilizaran bueyes
para arar los campos en vez de tractores. La carencia de alimentos
se hizo tan grave en 1993 y 1994 que el promedio de
ingestión de calorías disminuyó, en especial entre hombres
adultos, al menos en 25 %. Solo el estricto racionamiento de los
alimentos hizo posible entregar las dietas recetadas a los enfermos
y a las madres que amamantaban a sus hijos, mientras
9
Ileana del Rosario Morales Suárez, José A. Fernández Sacasas y Francisco
Durán García: ob. cit.
73

se proveía a los niños de su ración diaria de leche y 100 % de las
calorías necesarias.
El Congreso de Estados Unidos estaba decidido a empeorar
las cosas para Cuba y aprobó en 1992 la Ley Torricelli, ignominiosamente
llamada Ley de Democracia para Cuba. Con
la intención de acelerar el colapso total de la sociedad cubana,
la ley ordenaba a las corporaciones estadounidenses con
subsidiarias en otros países a detener todo comercio con Cuba
y con compañías extranjeras que comerciaran con la Isla.
Debido a que los alimentos, medicinas y suministros médicos
representaban el 90 % del comercio cubano con subsidiarias
de Estados Unidos, a partir de 1992 la Ley Torricelli exacerbó
la escasez de medicamentos que ya afectaba a pacientes
cubanos. A medida que se hacía más grave el Período Especial
durante 1993 y 1994, aproximadamente la mitad de los
1 200 medicamentos de mayor uso no existían en las farmacias
locales; esto significó un aumento del sufrimiento humano
–por ejemplo, cientos de miles de asmáticos no tenían el
medicamento necesario. En 1993, la privación alimentaria fue
tan extrema que más de 50 000 cubanos sufrieron una epidemia
de neuropatía oftalmológica, una grave afección de los
ojos y el sistema nervioso que probablemente haya sido provocada
por una deficiencia de vitaminas del complejo B. 10
En general hubo escasez de antibióticos, equipamiento, libros
de texto actualizados y suministros médicos básicos; por ejemplo,
el número de placas de rayos X disminuyó en 75 % debido a
una escasez de película de rayos X y piezas de repuesto para
máquinas rotas. Ante esta crisis, el gobierno cubano continuó
dedicando recursos a la atención primaria de salud y prosiguió
con sus planes de aumentar la cifra de médicos de familia,
a pesar de que la nación estaba tan carente de dinero que ni
siquiera podía imprimir nuevos libros de texto para el creciente
grupo de estudiantes de Medicina General Integral.
Durante la década de los noventa se formaron cuatro veces
más médicos que en la década de los setenta. En 1985 había
10
Louis A. Pérez Jr.: Cuba: Between Reform & Revolution. Oxford University
Press, New York, 1988.
74

10 000 médicos de familia en todo el país; para el año 2000,
sus filas se habían triplicado hasta llegar a 31 000 que trabajaban
junto a un número similar de enfermeras. Los expertos
médicos de otros países tenían la opinión de que Cuba había
evitado «una catástrofe humana» durante el Período Especial
y lo atribuyeron a la rápida expansión del nuevo sistema de
equipos de salud básica que brindaban cuidados integrales y
preventivos a nivel de vecindario. Después de una breve baja
en los indicadores de salud durante dos años a mediados de la
década de los noventa, las tasas de mortalidad decrecieron
durante el resto de la década y mostraron una mejoría general
en comparación con las cifras de la década de los ochenta.
Además de la expansión del servicio primario, otros acontecimientos
comenzaron a cambiar la concepción de «buena
salud» en Cuba durante el Período Especial. Los hospitales
alentaron a las nuevas madres a permanecer más tiempo hospitalizadas
y a disfrutar de la ventaja de una mejor dieta, al
mismo tiempo que promovían la lactancia materna: la prevalencia
de esta práctica en el momento del alta hospitalaria se
elevó de 63 % en 1990 a 97 % en 1994. Aunque la dieta promedio
de la mayoría de la gente era deficiente en proteínas debido
a la escasez de carne, esto tenía un aspecto positivo: la
gente consumía menos grasas. A medida que la producción de
alimentos se hizo más local debido a la escasez de combustible
y fertilizantes químicos, cooperativas urbanas a pequeña
escala comenzaron a producir alimentos orgánicos y los cubanos
empezaron a consumir una combinación más saludable
de frutas y vegetales. En muchos lugares, tales como La Habana,
se alentó el crecimiento de los organopónicos, jardines
orgánicos comunitarios que ahora suministran a la ciudad la
mayor proporción de los productos vegetales consumidos.
Se aceleró durante el Período Especial un emergente interés
en la medicina alternativa y métodos folclóricos de curación,
incluyendo el uso de remedios a base de hierbas, debido
al interés por encontrar sustitutos para fármacos alopáticos
que escaseaban. Durante la segunda mitad de la década de los
noventa, el Ministerio de Salud Pública emitió orientaciones
compiladas por un panel de científicos acerca de la medicina
75

verde, basada en el uso de plantas medicinales. La mayoría de
los hospitales y clínicas mostraban de manera prominente
listas de tratamientos recomendados a base de hierbas y las
afecciones que pudieran ser tratadas, desde la gastritis hasta
el dolor muscular. El aumento del respeto por la medicina alternativa
tuvo un efecto duradero en la medicina cubana, ya
que fue incorporada como parte regular del currículo de todas
las escuelas de Medicina en Cuba y llegó a incluir medidas
curativas de otras culturas, como la acupuntura.
En el año 2000, a medida que Cuba emergía de la sombra del
Período Especial, su sistema de salud estaba afectado y cansado,
pero aún intacto. El Programa de Desarrollo de Naciones
Unidas publicó un estudio acerca del desarrollo humano y la
igualdad que declaraba: «Una evaluación de 25 países en las
Américas que medía las relativas desigualdades en salud reveló
que Cuba es el país con la mejor situación de salud en
Latinoamérica y el Caribe. Es también el país que ha logrado el
mayor impacto efectivo con los recursos, aunque escasos, invertidos
en el sector de la salud». 11
Cuando dos profesores cubanos de medicina, la doctora
Clarivel Presno Labrador y el doctor Felix Sansó Soberat, escribieron
en 2004 acerca del desarrollo del programa del médico
de la familia, elogiaron el impacto general positivo del
programa y las medidas tomadas para salvar el sistema de
atención de salud durante el Período Especial, pero también
señalaron que las dificultades habían dejado su huella en
muchos profesionales de la salud. Uno de los efectos duraderos
era el estrés psicológico debido a que «los médicos de familia
y las enfermeras que vivían en las comunidades que
atendían, eran testigos día a día de las duras consecuencias
de la crisis económica en sus pacientes, compartiendo sus dificultades
y sus efectos en la salud». A medida que la economía
cubana continuaba mejorando en el nuevo siglo, escribieron,
era extremadamente importante que el gobierno cubano y el
Ministerio de Salud Pública hubieran decidido iniciar un nuevo
esfuerzo, «una revolución dentro de la Revolución», con el
11
«UNDP Publishes Report on Human Development and Equity in
Cuba», MEDICC Review, 3/2, 2000.
76

propósito expreso de «incrementar la accesibilidad a los servicios
de salud acercándolos aún más a la población en su conjunto
y mejorando la calidad general de los cuidados médicos». 12
Reconstruyendo el sistema médico de Cuba
A medida que se adentraba en el siglo XXI, Cuba se preparaba
para integrar una variedad de ideas renovadoras a sus distintos
programas de formación médica, tanto en el país como en
el exterior. Se desarrolló un nuevo currículo que hacía uso de
las innovaciones tecnológicas e integraba las ciencias biomédicas
en una relación más estrecha con la práctica médica. El doctor
Juan Carrizo, rector de la Escuela Latinoamericana de
Medicina, explicó por qué los cambios en el currículo benefician
a los estudiantes extranjeros que matriculan en la ELAM:
Hemos reemplazado la enseñanza de las ciencias de forma
aislada –anatomía un semestre, microbiología en el siguiente–
con un enfoque pedagógico morfofisiológico, lo
cual permite a los estudiantes un mejor análisis, solución
de problemas e integrar el conocimiento de manera acumulativa
e integral. Diseñamos nuestros cursos de manera
que todo esté conectado, lo que hace entender mejor al paciente
como un todo, mientras que se tiene cuidado en no
comprometer la calidad del entrenamiento científico del estudiante.
Hemos encontrado que los estudiantes absorben
mejor el conocimiento científico con esta metodología y que
están mejor preparados para solucionar problemas clínicos
de salud, dedicarse a la investigación y desarrollarse profesionalmente.
13
12
Clarivel Presno Labrador y Félix Sansó Soberat: «20 Years of Family
Medicine in Cuba», MEDICC Review, 6/2, 2004.
13
André-Jacques Neusy y Bjorg Palsdottir: «A Roundtable of Innovative
Leaders in Medical Education», MEDICC Review, 10/4, otoño de 2008.
77

Este tipo de currículo y entrenamiento fue desarrollado no
solo para los estudiantes de la ELAM, sino para todos los estudiantes
de Medicina de Cuba. A partir de 2008 había 17 000
estudiantes cubanos en las 21 facultades tradicionales de Medicina
en varias provincias y otros 12 000 cubanos aprovechando
la ventaja de un nuevo tipo de formación médica que
había sido creado en 2004-2005, fuera de las muros de las escuelas
tradicionales, llamado Programa de Medicina Preventiva
Policlínica Universitaria. Este programa utiliza 292 de
las 498 policlínicas del país y todas las clases formales se desarrollan
en aulas de cada policlínica. La mayor parte de la
extensiva formación práctica implica tratar a pacientes junto
con los médicos en instalaciones comunitarias de atención
primaria, vinculadas a una policlínica en particular, e incluye
también experiencia en el laboratorio de la clínica, las instalaciones
de rehabilitación y el centro de documentación. Una
porción menor de formación práctica, como el 20 %, tiene lugar
en hospitales y otras instalaciones.
Por último, una variante del modelo de la policlínica fue
utilizada también en 2007-2008 para instituir un nuevo programa
de formación médica para 14 000 estudiantes internacionales
(además de los 10 000 en la ELAM). El Nuevo Programa
para la Formación de Médicos Latinoamericanos (NPFML)
está formando a estudiantes de 36 países, incluyendo a los
1 000 de Pakistán a los que se les concedió becas gratuitas
después del esfuerzo cubano de ayuda en Cachemira, en 2005-
2006. 14 Los estudiantes que se gradúan con el nuevo programa
reciben sus diplomas de Doctor en Medicina de la ELAM,
a pesar de haber sido formados en otras partes del país.
Se seleccionaron grupos de policlínicas como centros de enseñanza
en cuatro polos diferentes bajo la dirección de las facultades
de Medicina de cuatro provincias distintas: Pinar del Río
en el oeste, Matanzas y Cienfuegos en la zona central del país,
y Holguín en el este.
14
Para 2012, la mayoría de estos estudiantes se sumaron a un gran
programa como parte de la ELAM. La Escuela calculó que en 2012 se
habían matriculado unos 20 000 estudiantes.
78

Además de los avances en el currículo médico, Cuba pudo
reconstruir partes del sistema de atención de salud que había
sufrido por la devastación económica del Período Especial.
Se realizaron importantes inversiones para reparar policlínicas
y hospitales en mal estado y para adquirir sistemas tecnológicos
que fueran adecuados al alto grado de capacidad científica
que médicos, enfermeras y técnicos habían obtenido a
través de los años. La doctora Cristina Luna, directora nacional
de atención ambulatoria, ha subrayado que el sistema
médico depende cada vez más de las policlínicas como centros
organizativos de la mayor parte de la atención cubana de salud:
«Desde 2007, se espera que las policlínicas desempeñen
un papel fundamental en las comunidades entre todas las instituciones
relacionadas con la salud», incorporando así en un
equipo integral a directores y expertos de los asilos de ancianos,
farmacias, centros de maternidad y otras instituciones
locales de salud.
El nuevo e importante papel de las policlínicas modernizadas
para crear más profesionales de la salud se hace en momentos
en que los médicos cubanos que viven y trabajan en
todo el mundo están alcanzando el número de 20 000, superando
por mucho el ambicioso objetivo de Fidel que se estableció
a mediados de la década de los ochenta. No solo el
continuo compromiso en el exterior exige un flujo constante
de médicos voluntarios sino que, según la doctora Luna, hay
otra prioridad absoluta: el sistema de atención primaria necesita
muchos más médicos, «42 % más, para garantizar que
tengamos los suficientes para cumplir el compromiso con
nuestro pueblo». 15
A medida que el papel de la policlínica se redefine, ha sido
necesario hacer otros cambios, y no todos han sido fáciles. El
número de personas atendidas por los antiguos equipos de médico
y enfermera era lo suficientemente pequeño como para
que el médico fuera «de la familia», pero cuando se decidió que el
número de familias atendidas por cada médico de la comunidad
15
Gail Reed: «La revolución de Cuba en la atención médica primaria:
Hace 30 años», Boletín de la Organización Mundial de la Salud, no. 86,
mayo de 2008.
79

podía ser el doble, algunos equipos de médico y enfermera resultaron
responsables de 1 500 o más personas. Aunque este
grado de cobertura de atención primaria aún era generoso
según las normas internacionales, la relación médico-paciente
tendía a ser menos personal que en el pasado. La cifra de personas
cubiertas por cada policlínica también creció: entre 30 000
y 60 000 incluidos en un área de policlínica, a diferencia de
los 20 000 a 40 000 en el pasado.
Matilde, de 56 años, una experimentada médica en Camagüey
que también había cumplido misiones en el extranjero, explicó
en 2005 a una reportera de The Boston Globe: «Antes, teníamos
un médico en cada fábrica, en cada escuela, en cada
prescolar. Estaban subutilizados. Hemos eliminado a muchos
médicos de posiciones administrativas de nivel medio, y ahora
el sistema probablemente sea más eficiente». Es posible
que su explicación no fuera suficiente para algunos residentes
de La Habana, los cuales se quejaron a la misma reportera
que se estaba haciendo más difícil ver a los médicos de la familia,
que en otro tiempo eran más accesibles. 16 Los residentes
de La Habana con los que yo hablé en 2009 dijeron que sin
duda eso era cierto en algunas áreas, pero que los problemas
estaban siendo solucionados gradualmente. Ellos dieron el
crédito a grupos de barrio y a delegados locales de las asambleas
municipales por estar vigilantes mientras presionaban
a favor de una cobertura médica adecuada y balanceada bajo
la reorganización de los equipos de médico y enfermera. Incluso
con 20 000 médicos trabajando en el exterior, Cuba tenía
los suficientes en casa (unos 55 000 en 2009) para atender a
su población de manera más que adecuada: había 4,9 médicos
por cada 1 000 ciudadanos, el doble de los de Estados Unidos.
Biotecnología y biorresultados
La pericia médica cubana va mucho más allá de su capacidad
para brindar atención primaria y educar a médicos de la fa-
16
Indira A. R. Lakshmanan: «As Cuba Loans Doctors Abroad, Some
Patients Object at Home», The Boston Globe, 25 de agosto de 2005.
80

milia, ya que ha causado un gran impacto en el mundo de las
vacunas y medicamentos de alta tecnología y ha realizado acuerdos
de producción con muchos socios extranjeros. Cuando en
2010 la Organización Mundial de la Salud anunció que la mayor
parte de África estaba amenazada por mortíferos brotes de
meningitis, Cuba y Brasil tenían la capacidad de producir 50 millones
de dosis de la única vacuna en el mundo que neutraliza
con eficacia la bacteria meningocóccica tipo B. Después de que
científicos cubanos desarrollaran la vacuna en el Instituto
Finlay de La Habana, Brasil invirtió conjuntamente con Cuba
en una planta de producción de gran volumen que comenzó a
funcionar en 2007 y pronto fue capaz de enfrentar amenazas
a gran escala en el mundo en desarrollo.
El Centro de Inmunología Molecular (CIM) de Cuba, situado
en las afueras de La Habana, ha desarrollado un número de
prometedores medicamentos contra el cáncer, incluyendo Nimotuzumab,
un anticuerpo monoclonal que ha demostrado ser
eficaz contra tumores de cuello, cabeza y cerebro y ha mostrado
gran potencial para combatir otros tumores con riesgo de
muerte. Fue probado clínicamente y luego producido para su
aplicación por medio de varios esfuerzos conjuntos con compañías
en la India, China y otros países. Desafortunadamente, no
se pudieron realizar pruebas clínicas en Estados Unidos debido
al embargo estadounidense, hasta que en 2009 una compañía
canadiense, YM Biosciences, obtuvo una licencia para comenzar
pruebas con investigadores en centros médicos de la nación
norteña.
Las exportaciones de todos los productos biotecnológicos cubanos,
que incluyen unas 1 200 patentes, ingresaron al país
más de 340 millones de dólares en 2008, un incremento de 20 %
con relación al año anterior. El doctor Luis Herrera, director
del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), considera
que el rápido desarrollo de la industria biotecnológica
se facilitó por la intensa cooperación entre todas las instituciones
cubanas de investigación: «Desde el inicio comprendimos
que éramos demasiado pobres para dedicarnos a competir
entre nosotros». 17 Entre muchos otros éxitos, el CIGB produjo
17
Patricia Grogg: «CUBA: World Class Pharma that Puts People First»,
International Press Service, 1.º de diciembre de 2009.
81

una vacuna contra la hepatitis B, enfermedad responsable de una
cantidad significativa de afecciones del hígado en la Isla, y en
ocho años se eliminaron completamente todos los casos tempranos
de la enfermedad en niños.
Estas instituciones de investigación, muy respetadas en el
campo internacional de producción de medicamentos de alta
tecnología, tuvieron sus inicios en la década de los ochenta y
lograron sobrevivir durante el Período Especial a pesar de la
depresión económica y la dificultad para invertir en sofisticados
equipos de laboratorio e instalaciones de producción.
Aunque escaseaba el dinero para recursos materiales, el gobierno
tuvo la visión de seguir expandiendo su capital humano
educando a científicos de laboratorio cada vez mejor
formados y luego apoyándolos en los institutos de investigación.
Debido a que el desarrollo científico se concentró en un
área al oeste de La Habana, el país emergió de la devastación
económica del Período Especial con centros de investigación
muy capaces que llamaron la atención de compañías y naciones
de todo el mundo que estaban interesadas en realizar negocios
conjuntos. En la actualidad, la industria biotecnológica
se ha convertido en una parte tan importante del comercio
exterior de Cuba que nuevos centros de investigaciones, llamados
«polos científicos», se han desarrollado en otras doce
provincias del país para facilitar nuevos tipos de cooperación
entre científicos, profesores e innovadores comerciales.
Aunque la investigación científica cubana es impresionante,
la atención dedicada al bienestar de cada ciudadano, especialmente
durante los años en que el país apenas podía alimentarse,
ha sido lo que ha dado a este país relativamente pobre los
resultados de salud de un país muy rico. Incluso con sus avances
tecnológicos Cuba no puede brindar a todos los tratamientos
sofisticados y las intervenciones quirúrgicas que existen
en los mayores centros médicos de Estados Unidos. Aunque ha
desarrollado un excelente servicio de cirugía ortopédica y de
muchas otras especialidades, a menudo Cuba no puede comprar
el equipo más nuevo o los medicamentos desarrollados en
los países ricos, y el bloqueo económico de Estados Unidos ha
hecho imposible o muy difícil importar muchos medicamentos
82

y suministros esenciales. A pesar de las escaseces, los resultados
generales de mortalidad se comparan favorablemente con
los de Estados Unidos. Aunque el país norteño tiene una mínima
ventaja en expectativa de vida para hombres y mujeres
(setenta y nueve años en Estados Unidos y setenta y ocho en
Cuba), la Isla tiene tasas inferiores de mortalidad infantil para
infantes y niños menores de cinco años. Según la Organización
Mundial de la Salud, la tasa de mortalidad infantil descendió
de once a cinco por mil nacidos vivos en Cuba, mientras
que en Estados Unidos disminuyó de diez a siete. La mortalidad
de niños menores de cinco años también descendió en más
de la mitad en Cuba, de trece a seis por mil, mientras que en
Estados Unidos cayó de once a ocho. 18
El doctor José Luis Fernández Yero, director del Centro de
Inmunoensayo en La Habana, describió sucintamente por
qué funciona en Cuba la atención de salud basada en la comunidad:
La valoración de las determinantes sociales de la salud
revela que la gente pobre, la gente no educada y la gente
que vive en vecindarios marginales tienen más probabilidades
de enfermarse y morir que aquellos de mejor posición
económica. Esto nos dice que los esfuerzos en todos
los campos deben priorizar a estas personas por medio de
estrategias de prevención apoyadas por las tecnologías
apropiadas. En nuestra experiencia, la salud sostenible
depende más de la promoción de salud y la evitación de
enfermedades –incluyendo la aplicación de tecnologías para
cobertura mayor que son apropiadas para el entorno
socioeconómico– que en una aplicación de tecnologías
complejas o los últimos modelos anunciados por los fabricantes
transnacionales enfocados en el mercado […]. Tomemos
la mortalidad infantil en Cuba como índice de salud: en
2008 disminuyó a menos de 5 muertes por cada 1 000 nacidos
18
Cifras para el año 2008 de la Organización Mundial de la Salud. Disponibles
en: http://www.who.int/gho/publications/world_health_statistics/
EN_WHS08_Full.pdf (consultadas en 2010).
83

vivos. No tenemos la misma capacidad tecnológica de
Estados Unidos o Canadá, pero tenemos una menor
mortalidad infantil –en parte porque hemos sido capaces
de llevar la tecnología necesaria más cerca de las embarazadas
y los recién nacidos. 19
.
19
Gail Reed: «Generating Appropriate Technologies for Health Equity»,
MEDICC Review, 11/1, invierno de 2009.
84

5. Barrio Adentro
Y la medicina tendrá que convertirse un día, entonces,
en una ciencia […] para dar asistencia
al mayor número posible de personas, y sirva
para prevenir todo lo previsible en cuanto a enfermedades,
y para orientar al pueblo […].
Y entonces se vuelven a plantear los interrogantes anteriores.
¿Cómo hacer, efectivamente, un trabajo de bienestar social […]
CHE GUEVARA: «El médico revolucionario», discurso de 1960
En 2004, durante mi primer viaje a Venezuela, me recibió en
el aeropuerto Michel, un joven médico de cuidados de emergencia.
Lo hizo como un favor a su hermana Marcela, una
reportera radial que iba a ser una de mis guías en Caracas
durante las dos semanas siguientes. Michel decidió desviarse
por el camino de la costa pasando por Monte Ávila, la alta
montaña que se eleva para formar un muro de más de 2 000 metros
entre el mar Caribe y Caracas. Me señaló las ruinas y los
escombros a lo largo de los profundos barrancos de la ladera,
el lugar de tremendas avalanchas de barro que enterraron a
decenas de miles de personas en 1999, primer año de la presidencia
de Hugo Chávez. Muchos otros, la mayoría de ellos
pobres, se habían quedado sin hogar cuando sus casuchas fueron
arrasadas por la avalancha.
Algunas de estas personas todavía no tenían casa en 2004 y
vimos a veinticinco o treinta personas reunidas entre paredes
de concreto y alimentando una pequeña hoguera con ramas
y basura. Michel me señaló las torres de apartamentos y
las lujosas casas de los ricos que se alineaban en la estrecha
franja costera, un área de unos 400 metros donde casi nadie
había muerto. Casi todas las estructuras se habían salvado
de los aludes de barro y permanecían en buenas condiciones.
Desde entonces, gente del vecindario me ha informado que la
mayor parte de estas viviendas siguen siendo propiedad de
las clases altas, pero casi no se han usado desde 1999. Este
85

desastre fue el legado de la vieja Venezuela, una metáfora del
más amplio desastre social de un país que tenía los medios
para mantener a todos sus ciudadanos, pero que había degenerado
para convertirse en un lugar donde las clases alta y
media vivían cómodamente, mientras que la mayoría estaba
condenada a construir débiles chozas en lugares peligrosos
en donde nadie debiera haber vivido.
«¿Y qué sucedió con el servicio de salud», pregunté. «Es
aún peor», me informó Michel. Su cuerpo de guardia en un
hospital público de Caracas nunca tenía suministros suficientes,
y él y sus colegas trabajaban demasiado y el salario era
poco. «Mi hospital es terrible. No, peor aún, es abominable.
Nuestros hospitales públicos han estado abandonados al menos
durante veinticinco años».
¿Entonces por qué apoyas a Chávez «Porque necesitamos un
sistema de salud pública que funcione, que dé servicio a todos».
Michel suponía que solo 20 % de los médicos de Venezuela coincidían
con él, y que la mayoría era gente como él, trabajando en
algo dentro del viejo y decrépito sistema de salud pública.
Él esperaba que la renovación de hospitales como el suyo un día
fuera una prioridad bien financiada, pero no tenía problemas
con el hecho de que el gobierno de Chávez hubiera concentrado
sus esfuerzos en llevar a miles de médicos cubanos al país durante
el año previo. «Los necesitamos para dar atención primaria
en los barrios, porque apenas hay médicos de la familia
para los pobres. Este es el primer paso lógico para conformar
un sistema universal e igualitario. Los médicos de las clínicas
privadas que sirven a los ricos y a la clase media no tienen
interés en servir a la mayoría de la población».
Una crisis del servicio de salud
En 2003 el doctor Miguel Requena, rector de la Escuela de
Medicina de la Universidad Central de Venezuela en Caracas,
la principal universidad de la nación, había hecho énfasis en
el mismo punto en una entrevista concedida a The Wall Street
Journal. Dijo que los cubanos eran absolutamente necesarios
86

para satisfacer las necesidades de médicos generales en las
clínicas rurales y urbanas de atención primaria porque los
graduados venezolanos, sus propios estudiantes, no estaban
dispuestos a hacerlo: «Casi todos los nuevos médicos quieren
vivir en Caracas y otras grandes ciudades y dedicarse a especialidades
lucrativas, como la cirugía estética». 1
La antigua red de élite de las escuelas universitarias de
Medicina en Venezuela había estado produciendo médicos calificados
durante la década de los noventa, graduando de
1 000 a 1 500 por año. Después de graduarse, más de la mitad
de ellos pasaban directamente a la práctica privada, y otro 10 %
se marchaba del país con la esperanza de trabajar en mercados
más lucrativos, especialmente en España. Solo unos 4 000
médicos, un aproximado del 10 % de todos los médicos del país,
trabajaban en la atención primaria o en la medicina familiar
de algún tipo, y de esos solo 1 500 trabajaban en clínicas públicas
deterioradas. 2
En la década de los sesenta, el gobierno venezolano tenía
aspiraciones de construir un sistema viable de salud pública
basado en instalaciones rudimentarias llamadas ambulatorios
o consultorios, pequeñas consultas situadas tanto en áreas
urbanas como rurales. Pero a medida que sucesivos gobiernos
eran víctimas de los descendentes precios del petróleo y
del aumento de la corrupción, la economía y la sociedad no
pudieron sostener esos esfuerzos. Una de las razones evidentes
para el poco personal y las estructuras en ruinas era los
recursos cada vez menores: de 1970 a 1996 el financiamiento
del gobierno para la salud disminuyó de 13,3 % del presupuesto
federal a 7,89 %.
1
Citado en Argiris Malapanis y Camilo Catalán: «Cuban Doctors in
Venezuela Operate Free Neighborhood Clinics», The Militant, 23 de
octubre de 2003.
2
Eugenio Radamés Borroto Cruz y Ramón Syr Salas Perea: «National
Training Program for Comprehensive Community Physicians, Venezuela»,
MEDICC Review, 10/4, otoño de 2008.
87

Un informe de la Organización Panamericana de la Salud
(OPS) aseguraba: «Durante la década de los noventa, la capacidad
de la red de salud pública para suministrar servicios de
salud y solucionar problemas de salud se hizo críticamente
insuficiente». 3
Para 1998, el año en que Hugo Chávez fue elegido, 17 millones
de personas de un total de 24 millones no tenían acceso a
los servicios médicos. Además de los problemas de salud, estaba
la escandalosa escasez de alimentos para los niños de la
nación. Más de 4 millones de niños y adolescentes padecían
desnutrición y 1,2 millones sufrían desnutrición severa.
La situación no mejoró con suficiente rapidez durante los
primeros años de la presidencia de Chávez, así que era necesario
tomar medidas drásticas, según el exministro de Educación
Superior Héctor Navarro. En 2004 el ministro explicó
a la reportera Claudia Jardim que había una escasez de al
menos 20 000 médicos y que 70 % de la población carecía de
atención médica regular. Y agregó: «Tenemos una crisis humanitaria
en las manos». 4
Antecedentes económicos y políticos
El fracaso de los anteriores gobiernos en la continuidad de la
contribución con la salud pública fue exacerbado por el hecho
de que en 1998 la mitad de la población vivía en la pobreza;
20,3 % de esa cifra vivía en pobreza extrema. Moises Naim,
un acervo crítico de Chávez en años recientes, que reside en
Estados Unidos y es editor de la revista Foreign Policy, fue
ministro de Comercio y Turismo de 1989 a 1990. No obstante,
él ha reconocido lo mal que estaba la economía antes de que
Chávez asumiera la presidencia. En un artículo de 2001, escribió:
«Durante los últimos 20 años, la pobreza extrema se
3
Ibíd.
4
Claudia Jardim: «Prevention and Solidarity: Remedies for Democratizing
Health in Venezuela», 13 de octubre de 2004. Disponible en:
http://venezuelanalysis.com/analysis/735.
88

ha triplicado y la pobreza en general ha aumentado en más
del doble […]. Los salarios reales están 70 % por debajo de lo
que eran en 1980». 5
Materialmente, las cosas no mejoraron mucho para el pueblo
venezolano durante los primeros tres años de la presidencia
de Chávez (1999-2001). En ese tiempo, los bajos precios
del petróleo en el mercado mundial y otros factores mantuvieron
a la economía en un estado de poco crecimiento y estancamiento.
Además, Chávez no había sido capaz de consolidar
una mayoría política en la legislatura nacional o entre los
gobernadores de la nación, y el Tribunal Supremo, que seguía
los deseos de los grandes negocios, constantemente se le oponía.
Un hecho positivo era que un amplio espectro del pueblo
venezolano participó en una convención constitucional en 1999
y aprobó una de las constituciones democráticas más progresistas
del mundo. Según la analista política venezolana Eva
Gollinger, este fue
el primer y más importante logro durante la administración
Chávez […]. La Constitución de 1999 fue, en realidad,
redactada –escrita– por el pueblo venezolano en uno de los
ejemplos más participativos de la construcción de una
nación, y fue ratificada luego por medio de un referendo
popular nacional por el 75 % de los venezolanos.
La Constitución de 1999 es una de las más avanzadas del
mundo en el campo de los derechos humanos. Garantiza
los derechos a vivienda, educación, atención de salud,
alimentos, tierras indígenas, idiomas, derechos de la mujer,
derechos del trabajador, salarios que permitan vivir, y toda
una pléyade de otros derechos que pocos países reconocen
a nivel nacional. Mi derecho favorito en la Constitución
venezolana es el derecho a una vida digna. 6
5
Moises Naim: «The Venezuelan Story: Revisiting the Conventional
Wisdom», Carnegie Endowment for International Peace, abril de 2001.
6
Mike Whitney: «Interview with Eva Golinger», 18-20 de diciembre de
2009. Disponible en: http://www.counterpunch.org/2009/12/18/chavezs-venezuela/.
89

Los derechos a la atención de salud están detallados en artículos
específicos de la Constitución bolivariana –del 82 al
86– que definen el acceso al servicio médico como un derecho
fundamental de todos los ciudadanos. Los artículos dan al
gobierno la responsabilidad de proveer y financiar un sistema
participativo y universal de salud pública. En 2001, el presidente
Chávez utilizó esta nueva constitución para promulgar
una serie de leyes y programas que sembraron el pánico entre
la oligarquía venezolana. Entre estas había disposiciones que
permitían al gobierno crear misiones sociales, incluyendo el programa
médico Barrio Adentro que mejoraría grandemente la
vida de la gente pobre y de la clase trabajadora en los años
venideros. Pero en cuanto concernía a los ricos, había muchas
medidas preocupantes que los afectaron de inmediato en 2001.
Ellos temían a las nuevas leyes acerca de la reforma agraria
y la distribución de los ingresos petroleros y a sus límites
legales que ponían coto a la desenfrenada búsqueda de propiedades
y riqueza. Otras leyes cambiaron la estructura tributaria
o sencillamente pedían al gobierno que tomara medidas
más estrictas para recolectar impuestos que no se habían pagado
durante años. La oligarquía y el mundo de los negocios decidieron
actuar de manera rápida antes de que estos cambios
pudieran implementarse.
Desde fines de 2001 hasta principios de 2003, la oligarquía
hizo repetidos intentos por expulsar a Chávez y a su administración.
Un aluvión de trastornos económicos precedió a un
golpe de Estado en abril de 2002, ideado por los grandes negocios
y algunos generales alentados por grupos de presión financiados
por Estados Unidos. El golpe expulsó a Chávez del
poder, pero solo por poco más de veinticuatro horas. Fracasó
porque la mayoría de los militares y millones de pobres acudieron
en defensa de Chávez. En los meses subsiguientes al
intento de golpe, casi ninguno de los participantes en el mismo
fue arrestado mientras Chávez hacía una serie de gestos
conciliatorios hacia la comunidad de negocios y sus opositores
políticos. Esto fue interpretado por la oligarquía como
una señal de debilidad, por lo que la confederación de negocios,
FEDECÁMARAS, realizó tres intentos de sabotaje económico.
Trató de paralizar al país cerrando negocios y fábricas,
90

con la esperanza de que el desesperado estado de la economía
hiciera imposible que Chávez pudiera gobernar. Las maquinaciones
de FEDECÁMARAS culminaron entre diciembre de 2002
y enero de 2003 con la devastadora huelga gerencial que cerró
el negocio estatal de petróleo, Petróleos de Venezuela S. A., conocido
como PDVSA. Los actos de sabotaje instigados por altos
ejecutivos y corruptos dirigentes sindicales provocaron la
paralización de todas las exportaciones de petróleo. Aunque
Chávez fue capaz de resistir estos ataques, el golpe a la economía
venezolana fue catastrófico. El Producto Interno Bruto
(PIB) disminuyó como en 16 % en 2002 y 2003, y contribuyó a
un incremento aún mayor de los niveles nacionales de pobreza.
Casi dos terceras partes de la población (62,1 %) vivía en la pobreza,
y casi un tercio (29,8 %) vivía en pobreza extrema.
El cambio económico-social bajo Chávez (2003-2008)
Chávez reaccionó al sabotaje de la industria petrolera despidiendo
a los más altos ejecutivos de PDVSA y a miles de importantes
empleados que habían cooperado con el cierre. Los
nuevos directores nombrados por Chávez consolidaron el control
sobre los ingresos petroleros y comenzaron a invertir
directamente las ganancias en proyectos sociales que beneficiaban
al pueblo venezolano. Esta inversión ayudó a que la
economía venezolana lograra un crecimiento notable en los
seis años subsiguientes, desde mediados de 2003 hasta 2008,
y permitió al gobierno de Chávez cambiar por completo el
rumbo del país. La tasa de pobreza, 62,1 % en 2003, disminuyó
a la mitad, 31,5 % en 2008. La tasa de pobreza extrema
declinó en dos tercios, de 29,5 a 9,5 %. 7 El Producto Interno
Bruto creció en 78 % y el ingreso promedio más de 50 % en
7
Mark Weisbrot, Rebecca Ray y Luis Sandoval: «The Chávez
Administration at 10 Years: The Economy and Social Indicators»,
Center for Economic and Policy Research, febrero de 2009. A pesar de
la recesión mundial de 2008-2009, la cual afectó a la economía venezolana,
los niveles de pobreza continuaron disminuyendo en 2012.
91

términos reales, es decir, después del ajuste a las altas tasas
de inflación. (Esta cifra ha sido confirmada por el «reporte
por países» de la CIA para Venezuela, el cual cita los ingresos
per cápita de 8 000 dólares en 1998 y de 13 500 en 2008).
Además del fuerte crecimiento económico durante este período,
hubo una extraordinaria redistribución del ingreso,
debido principalmente al aumento de las oportunidades de
empleo y a los generosos incrementos del salario mínimo ordenados
por el gobierno. Aunque la mayoría de los grupos de
altos ingresos no sufrieron pérdida del ingreso, de 80 a 90 % de la
población (el grupo de menores ingresos) tuvo ganancias
mucho mayores. La compañía privada Datanalysis, que por
regla general emite estudios de estadística para las asociaciones
venezolanas de negocios, reportó incrementos del ingreso
entre 1998 y 2006 de 445 % para las clases más bajas de
Venezuela, a diferencia de 195 % para las clases más altas. 8
Este incremento de los ingresos para la mayoría significó que
el coeficiente Gini, una medición económica estándar del grado
de desigualdad económica, disminuyó dramáticamente entre
1999 y 2010, de 0,49 a 0,39. Esta fue una reducción sustancial,
en especial en tan corto tiempo. Una forma de ilustrar el
impacto de este cambio es mirando un movimiento similarmente
grande en el índice Gini de desigualdad, pero en la dirección
opuesta, de 40,3 a 46,9, que ocurrió en Estados Unidos. 9
Este viraje, que tuvo lugar durante un período mayor de tiempo
(de 1980 a 2005), transfirió una enorme cantidad de ingresos
al 1 % más alto de la población estadounidense, la cual vio
cómo su cuota del ingreso nacional saltaba de 9 a 22 %, mientras
que la cuota del ingreso de la enorme mayoría de los trabajadores,
el 90 % de menores ingresos de la población, disminuyó
vertiginosamente de 65 a 50 %.
Además del crecimiento en el ingreso real para toda la población,
el cual por regla general solo se calcula en cifras de
8
Bernardo Álvarez: «Revolutionary Road», Foreign Affairs, julio-agosto
de 2008.
9
Mark Weisbrot, Rebecca Ray y Luis Sandoval: ob. cit.
92

dinero según los salarios, hubo también otras ganancias económicas
significativas para la mayoría de los venezolanos.
Estas ganancias no pueden ser calculadas en términos monetarios
exactos, pero sin duda han elevado el nivel de vida del
80 % de la población que se consideraría pobre o de la clase
trabajadora. Estos nuevos «salarios» sociales contribuyen
grandemente a la dirección igualitaria que ha tomado la sociedad
venezolana bajo Chávez, porque benefician de manera
rotunda a los ciudadanos más pobres.
El gasto social es una cuota aplastante del PIB. Según los
economistas Mark Weisbrot y Luis Sandoval: «El gasto social
del gobierno central ha aumentado de manera masiva, de
8,2 % del PIB en 1998, al 13,6 % para 2006; en términos reales
(ajustados para la inflación), el gasto social por persona ha
aumentado en 170 % durante el período de 1998-2006».
Weisbrot y Sandoval reportan que este no es el verdadero alcance
del gasto social en Venezuela, porque muchos gastos no
están registrados en las cifras del gobierno central. Miles de
millones de dólares para las misiones sociales fluyen directamente
de los cofres de la industria petrolera nacional (PDVSA);
esta contribución per se significó el 7,3 % del PIB en 2006.
Incluyendo esto, «el gasto social alcanzó 20,9 % del PIB en
2006, al menos 314 % más que en 1998 (en términos reales por
persona, ajustados a la inflación)». 10
Entre las muchas fuentes de ingreso no monetario suministrado
por medio de las misiones sociales y que no se cuentan al
valorar la redistribución del ingreso están: la atención gratuita
de salud, programas gratuitos de educación, alimentos gratis
para millones de niños en las escuelas y para los adultos más
empobrecidos, alimentos con fuertes subsidios en más de 15 000
tiendas de alimentos Mercal, decenas de miles de programas gratuitos
de recreación y deportes en el vecindario, donaciones gratuitas
o préstamos sin intereses para viviendas, y programas
10
Mark Weisbrot y Luis Sandoval: «Update: The Venezuelan Economy
in the Chávez Years», Center for Economic and Policy Research, febrero
de 2008.
93

gratuitos de entrenamiento laboral. Además, hay muchas labores
públicas que a menudo benefician más a las personas
pobres y de la clase trabajadora que a los ricos, como son las
nuevas líneas del metro y de autobuses que se agregaron al
sistema público de transporte.
Comienza Barrio Adentro
Después de que los ataques económicos y políticos en 2002-
2003 casi acabaran con la economía, a la administración
Chávez le tomó unos pocos años alcanzar los grandes aumentos
de las ganancias citadas anteriormente. En contraste, el
gobierno venezolano fue inmediatamente capaz de dedicarse
a muchas de las misiones sociales autorizadas por la nueva
constitución. Aunque la determinación política del presidente
Chávez era importante en la implementación de mejoras
imprescindibles en educación, atención de salud y otras áreas
sociales, fueron decisivos otros dos factores: el control directo
de los ingresos provenientes del petróleo por parte del gobierno
venezolano, y su estrecha relación con Cuba. El 20 de
octubre de 2000, Fidel Castro y Hugo Chávez firmaron el primer
Acuerdo Integral de Cooperación Cuba-Venezuela. Este
permitía un intercambio creciente de bienes, servicios y conocimientos
entre los dos países. La mayor contribución de
Venezuela fue el petróleo, que comenzó con 53 000 barriles al
día en 2001 hasta llegar a casi 100 000 barriles diarios en
2007, un nivel mantenido hasta 2010. Cuba reciprocó con su
más importante recurso, el capital humano: miles de maestros,
agrónomos, técnicos y otros expertos que ayudaron a
reconstruir la sociedad venezolana. Para 2009 este intercambio
bilateral, que apenas había existido en la década de los
noventa (30 millones de dólares al año en comercio) estaba
valorado en más de 3 000 millones, según el ministro venezolano
de Economía, Alí Rodríguez.
Una vez que el gobierno de Chávez consolidó a principios de
2003 el control de los ingresos de la compañía petrolera estatal
PDVSA, pudo sostener la gran inversión en las misiones
94

sociales que se convirtieron en el corazón y el alma de la Revolución
bolivariana. El programa insignia de todas las misiones
sociales fue Barrio Adentro, hecho posible por el
Convenio de Cooperación Integral de Salud. Este permitió que
llegara a Venezuela el mayor y más importante contingente
de voluntarios cubanos: los profesionales de la salud.
En 2002, en medio de toda la lucha política, el gobierno venezolano
estaba haciendo planes para brindar atención gratuita
de salud a todos los vecindarios del país que no tuvieran
instalaciones médicas adecuadas. Según Luis Montiel Araujo,
médico del ministerio venezolano de Salud y Desarrollo Social,
«Barrio Adentro fue concebido como una forma de llevar
servicios médicos a los excluidos […] poner un médico en cada
comunidad». Las palabras «barrio adentro» fueron tomadas
literalmente; es decir, se esperaba que los médicos de la salud
pública estuvieran dentro de los barrios, no solo para atender
a los residentes, sino para vivir con el pueblo. (La palabra
«barrio» tiene un significado distintivo en Venezuela, donde
significa un distrito mayor compuesto de vecindarios más
pequeños de gente pobre y clase trabajadora. Los vecindarios
de gente rica y clase media alta no son «barrios»). En esta
fase de planificación, el gobierno hizo un llamado a los médicos
venezolanos para que se presentaran como voluntarios.
«Ellos no se mostraron receptivos», dijo el doctor Montiel.
Unos 50 médicos respondieron al llamado, pero cuando al año
siguiente el programa comenzó a funcionar, solo 29 médicos
venezolanos estaban participando. 11
Por esa época, Freddy Bernal era el alcalde de Libertador,
un municipio de gran tamaño de la ciudad de Caracas, con
una población de 1,5 millones de personas, la mayoría pobres
y de clase trabajadora. Con el apoyo del Ministerio de Salud,
Bernal decidió sortear la escasez de médicos venezolanos y
poner en funcionamiento el programa de Barrio Adentro empleando
ayuda del exterior. En abril de 2003, por invitación
11
Peter Maybarduk: «A People’s Health System in Venezuela», Multinational
Monitor, 1.º de diciembre de 2004.
95

de Bernal, llegaron 54 médicos cubanos para abrir las oficinas
de Barrio Adentro en Libertador. En mayo, otros 100 médicos
cubanos llegaron, y para julio había 625 trabajando en
los barrios del municipio. En este punto, el gobierno nacional
decidió que Barrio Adentro era un proyecto que debía
replicarse de inmediato en otros seis estados de Venezuela:
Zulia, Lara, Trujillo, Vargas, Miranda y Barinas. Para octubre,
un total de 2 000 médicos cubanos se habían instalado
por toda Venezuela, algunos de ellos en remotas áreas rurales.
Por esta época, una médica venezolana que estaba a cargo
de una vieja clínica pública de Caracas, la doctora Rosa Martins,
explicó a los reporteros Argiris Malapanis y Camilo Catalán
por qué los médicos cubanos eran necesarios. Su clínica
podía atender tan solo a un tercio de los pacientes que debía
manejar porque los otros médicos venezolanos que habían sido
asignados a trabajar con ella raras veces se presentaban. «Para
ellos es ofensivo trabajar en el barrio. Prefieren trabajar en el
Hospital Central de Caracas. Dicen que este barrio es feo. Consideran
que la gente aquí es sucia, huele mal y es peligrosa». 12
Los médicos cubanos que se presentaron a trabajar en Venezuela
vieron a la gente pobre de manera diferente. Las circunstancias
desesperadas de muchos venezolanos eran el
objetivo de su preocupación humanitaria, en vez de ser algo
que debía ser evitado. Una de las recién llegadas, Nilda Collazo,
comenzó a trabajar en un lugar remoto del estado occidental
de Lara en julio de 2003. Más tarde, ese mismo año, contó a
reporteros que la visitaron: «Aquí se encuentran enfermedades
que hace mucho se erradicaron en nuestro país. Es difícil
encontrar un niño que no sufra de parásitos o una mujer embarazada
que haya sido examinada alguna vez por un médico
[…]. Es una situación que hace aflorar la sensibilidad humana
de una».
Collazo se convirtió inmediatamente en una heroína de su
área cuando una niña fue mordida por una serpiente venenosa
en la aislada aldea de Los Portones. Como no había un
12
Argiris Malapanis y Camilo Catalán: ob. cit.
96

vehículo disponible, la doctora Collazo arropó a la niña con
una manta, caminó tres horas hasta el hospital más cercano
y le salvó la vida. 13
En Los Potocos, 240 kilómetros al este de Caracas, los médicos
eran testigos de los mismos efectos del abandono social.
«Esta es la primera vez que viajo fuera de Cuba, y nunca he
visto nada igual», dijo Leonardo Hernández, un médico de
veintisiete años. Cuando él y sus colegas llegaron en 2003,
encontraron niños desnutridos y diarrea generalizada. Para 2005,
Hernández contó a un reportero de la Associated Press que
los niños evidentemente eran más sanos ahora debido a cuidados
rudimentarios, más alimentos y vitaminas y mejores
condiciones sanitarias. 14
Cualquiera que visite Venezuela y haya estado en otros países
latinoamericanos se da cuenta de que los venezolanos de
clase media alta, quizás como 10 % de la población, no parecen
vivir en un país en desarrollo. Durante décadas han vivido
de manera tan confortable como la gente en países
capitalistas desarrollados y se identifican fuertemente con la
cultura consumista de Estados Unidos. Una de sus actividades
favoritas en el pasado era viajar a Miami para ir de compras.
Sin embargo, la clase trabajadora y los pobres no se
parecen a los de Estados Unidos o a los de cualquier otra nación
desarrollada. Una gran porción de las clases inferiores
ha sufrido las mismas indignidades y aflicciones a las sufridas
por sus iguales en las zonas más pobres de África y Latinoamérica.
Por tanto, cuando los médicos cubanos más
experimentados llegaron a Venezuela en 2003, encontraron
las mismas dolencias que habían visto en sus misiones en los
países más pobres del mundo, naciones cuyo PIB per cápita
era una fracción del promedio de 8 000 de dólares de Venezuela
por esa época. En las Américas, por ejemplo, los médicos
cubanos estaban atendiendo a gente pobre en naciones como
13
Ibíd.
14
«Cuba y Venezuela fortalecen lazos con trueque de médicos por petróleo»,
Associated Press, 13 de julio de 2005.
97

Honduras y Haití (PIB de 2 050 y 1 340 dólares per cápita,
respectivamente), y en África en lugares aún más pobres, Etiopía
(560 dólares) y Angola (1 030 dólares). 15
La estructura en desarrollo de Barrio Adentro
Para el otoño de 2004, Barrio Adentro había crecido en su
primer año a un ritmo sorprendente, de un programa de prueba
en Caracas en la primavera de 2003 a una red nacional de
13 000 médicos que trabajaban en los veinticuatro estados
de Venezuela. Se reportó que había en operación 8 500 consultorios
populares de atención primaria. Esto era un aproximado,
ya que las primeras instalaciones a menudo se encontraban
en sedes temporales localizadas en cualquier espacio disponible
del vecindario. Se utilizaron portales de tiendas y habitaciones
vacías en hogares; se acondicionaron rincones de
iglesias, escuelas y edificios públicos para su uso temporal, y
los vacíos ambulatorios del viejo sistema público una vez más
se emplearon como clínicas de atención primaria. 16
15
Cifras de estudio de la CIA por países para 1998. En 2008, los estudios
mostraron que el PIB per cápita de Venezuela era de 12 000 dólares,
mucho más que el de los países de bajos ingresos, pero a gran
distancia aún de un país verdaderamente rico como Estados Unidos,
donde el ingreso per cápita es de 46 000 dólares.
16
En la práctica diaria, cuando Venezuela se refiere a las pequeñas
consultas de los vecindarios de Barrio Adentro I como consultorios o
ambulatorios, podría significar cualquiera de las instalaciones de atención
primaria, independientemente de que se encuentren en espacios
recién construidos o renovados. Sin embargo, consultorios populares
es el nombre utilizado por la Misión Barrio Adentro para las consultas
creadas específicamente para el programa, y se sigue utilizando el término
ambulatorios para las consultas que fueron construidas hace
muchos años por gobiernos anteriores. No obstante, cuando dicen que
el consultorio es un «módulo», significa solo la nueva estructura octagonal
de ladrillos rojos, recién construida.
98

El proceso de alojar al personal médico de Cuba requirió de
un inmenso esfuerzo por parte de los venezolanos y dio a
muchos residentes de los barrios que habían sido marginalizados
su primera experiencia de ser participantes activos de
la Revolución bolivariana. A medida que los médicos y otros
trabajadores de la salud comenzaron su labor, se formaron
los primeros comités de salud en barrios y aldeas. Cada vecindario
de 1 500 a 2 000 personas que deseaba ser atendido
por un médico cubano debía organizar un comité de 10 a 20 voluntarios
de la comunidad que se comprometían a encontrar
espacio para el consultorio, brindar alojamiento, buscar muebles
y artefactos sencillos, y alimentar a los proveedores de
atención de salud. Los comités de salud también debían apoyar
a los médicos de otras maneras, como acompañarlos en
sus visitas casa por casa, ayudarlos a compilar información
acerca de problemas de salud, desnutrición y enfermedades
crónicas, y a colaborar en campañas de salud para educar a
sus vecinos acerca del cuidado preventivo y una forma sana
de vida.
Los médicos de Barrio Adentro atendían cada mañana a pacientes
en sus consultorios y andaban por el vecindario cada
tarde conociendo a gente, preguntando por la salud de la familia
y atendiendo a los que eran reacios a visitar las clínicas.
Por lo general, los médicos cubanos vivían en habitaciones
espartanas anexas a los consultorios de Barrio Adentro o en
las casas de vecinos cercanos, de manera que estuvieran disponibles
para visitas de emergencia las veinticuatro horas
del día, siete días a la semana. Este tipo de atención médica
era algo que la gente a la que ellos servían nunca había conocido.
Antes de 2003, había solo 1 500 médicos empleados por
el gobierno venezolano para dar atención primaria en un sistema
público que tenía consultas llamadas «ambulatorios».
El pequeño número de médicos significaba que muchas de estas
consultas estaban prácticamente vacías, atendidas solo
uno o dos días a la semana por médicos o solamente por enfermeras.
En los seis años posteriores a la fundación de Barrio Adentro,
el número de consultorios decreció aproximadamente
99

en 20 %, ya que se clausuraron las instalaciones temporales
que ya no eran necesarias y el sistema se consolidó y organizó
en 335 municipios de los 24 estados de Venezuela. 17 En octubre
de 2009, el presidente Chávez usó su programa dominical
de televisión «Aló presidente» para resumir los logros de Barrio
Adentro durante los seis años anteriores. Reportó que el
gobierno tenía 6 711 consultorios populares para atender a
pacientes en vecindarios urbanos y aldeas rurales. 18 Estos forman
Barrio Adentro I, la primera etapa de la atención integral
comunitaria, la cual ofrece atención primaria gratuita a
cualquier ciudadano que la solicite. Casi la mitad de los consultorios
(3 249 de ellos) estaban situados en edificios recién
construidos, llamados «módulos». Estos eran pequeñas e inconfundibles
estructuras octagonales de dos pisos y ladrillos
rojos que podían verse en la mayoría de los barrios de las grandes
ciudades y en algunos entornos rurales. Según el presidente,
en 2009 los consultorios populares estaban atendidos
por 6 323 cubanos, especialistas en Medicina General Integral,
y por 1 641 médicos venezolanos que habían completado
su residencia de dos años en esta especialidad mientras trabajaban
en Barrio Adentro I.
La cifra de médicos de atención primaria, un poco menos de
8 000, era significativamente menor que los 13 000 que habían
atendido los consultorios provisionales de Barrio Adentro
en 2004, pero era porque el sistema Barrio Adentro había
17
Los municipios en Venezuela difieren mucho. Algunos pueden ser
grandes zonas urbanas con 1,5 millones de habitantes, como el municipio
de Libertador, en Caracas, que es más o menos el equivalente de
una división administrativa como Brooklyn, Nueva York. Otros municipios
son el equivalente de los condados rurales en Estados Unidos,
donde 50 000 personas o más pueden estar desperdigadas en una gran
zona geográfica, como en el caso de Andrés Eloy Blanco, el municipio
donde yo vivía en el estado de Lara.
18
El desarrollo de Barrio Adentro I estaba casi terminado por esa
época, ya que en 2011 el gobierno citó casi el mismo número de consultorios
populares (6 712) en operación.
100

evolucionado gradualmente hacia diferentes niveles de atención
organizada. Para octubre de 2009 había 5 296 médicos
cubanos trabajando en otras labores, la mayor parte de ellos
especialistas en los centros de diagnóstico de Barrio Adentro
II, y el resto en supervisión educacional y otras tareas especializadas.
Otro aspecto importante de Barrio Adentro I fue la atención
dental. Aunque no eran tan numerosas como las clínicas
médicas ambulatorias, las consultas odontológicas de Barrio
Adentro también tuvieron un profundo impacto en la salud
de las comunidades pobres. Al igual que en la atención primaria
médica, hubo intentos por parte de gobiernos anteriores
de brindar alguna atención dental en instalaciones públicas;
en 2002, había 2 371 dentistas venezolanos empleados por el
Servicio de Seguridad Social y el Ministerio de Salud, pero su
nivel de productividad, en cuanto a pacientes atendidos, era
muy bajo. Al igual que con la atención médica primaria antes
de que Chávez fuera presidente, los gastos cada vez menores del
gobierno en el servicio de salud provocaron el deterioro de la
atención dental pública.
Una gran cantidad de dentistas empleados por el Gobierno
dedicaban solo unas pocas horas a sus empleos de servicio
público porque estaban tratando de expandir sus oportunidades
en el área más lucrativa del servicio privado. A fines de
2003, tres dentistas cubanos comenzaron un programa de prueba
en un barrio de Caracas. Poco más de un año después se les
unieron 3 000 de sus compatriotas que se dispersaron por todos
los estados de Venezuela. Para 2009, había más de 1 600 gabinetes
dentales de Barrio Adentro dando servicio con 4 767 dentistas,
2 683 cubanos y 2 084 venezolanos. Entre los venezolanos,
algunos habían trabajado en los viejos programas públicos y
otros eran recién graduados de las tradicionales escuelas venezolanas
de Odontología y que completaron su residencia en
dentística general integral trabajando junto a experimentados
dentistas cubanos. Aunque el nuevo personal era solo el doble
de los viejos programas gubernamentales, las consultas
de odontología Barrio Adentro estaban atendiendo a diez veces
más pacientes que el viejo sistema.
101

Como la atención médica no solo la realizan médicos y dentistas,
había también muchos cubanos trabajando en los distintos
niveles de Barrio Adentro. Cifras suministradas por la
Misión Médica Cubana para 2008 muestran que había 4 158 enfermeras
en Venezuela, la mayoría con un título de nivel universitario;
aproximadamente 7 500 técnicos de alto nivel
trabajaban en laboratorios, imagenología, rehabilitación y
otras especialidades; técnicos optometristas operaban 450 consultas
de optometría a las que cualquier venezolano podía
acudir para que le suministraran gratuitamente sus espejuelos.
Finalmente, había más de 5 000 entrenadores deportivos
que trabajaban en colaboración con el personal médico en
centros del vecindario, escuelas y otras instalaciones bolivarianas.
El tratamiento secundario y Barrio Adentro II
Desde el inicio del acuerdo cooperativo venezolano-cubano de
salud, quedó claro que Barrio Adentro II era esencial para el
buen funcionamiento de Barrio Adentro I, ya que las redes de
atención primaria deben complementarse con una red más
sofisticada de clínicas secundarias. A partir de 2004, el gobierno
de Chávez comenzó a localizar y construir un sistema
secundario de clínicas de diagnóstico integral (CDI) Barrio
Adentro II, cada una de ellas diseñada para servir a un grupo
de diez a veinte consultas ambulatorias con tratamientos y
análisis sofisticados que no pueden brindarse a nivel de vecindario.
Las CDI son instalaciones más importantes con
unidades de emergencia, consultas de especialistas, locales
para una variedad de modernos equipos de laboratorio e imagenología
y un número pequeño de camas hospitalarias, generalmente
de seis a doce, para pacientes de cuidados
intensivos y personas gravemente enfermas que no pueden
ser trasladadas a un hospital de mayor capacidad.
El objetivo del gobierno en 2004 era incorporar 600 CDI al
sistema bolivariano de salud; en octubre de 2009 estaban dotadas
con más de 4 477 médicos cubanos, varios cientos de
102

médicos venezolanos y miles de técnicos y enfermeras de ambos
países. Para 2011, había 533 CDI en funcionamiento.
Los planes para Barrio Adentro en 2004 contemplaban otros
dos importantes componentes: 35 centros de alta tecnología y
600 salones de rehabilitación integral. Los centros de alta tecnología
(CAT) brindan complejas pruebas de laboratorio clínico
y servicios diagnósticos de apoyo, tales como resonancia
magnética nuclear, tomografía axial computarizada, ultrasonido
en 3D, mamografía, endoscopía en video y electrocardiografía.
Los salones de rehabilitación integral (SRI) brindan terapia
física de distintos tipos. Son instalaciones espaciosas que se
construyen como parte de cada clínica de diagnóstico y se localizan
en alas separadas o en edificios cercanos. Ofrecen
regímenes sofisticados con el uso de máquinas de ejercicios,
hidroterapia, electroterapia y acupuntura bajo la orientación
de experimentados técnicos cubanos en rehabilitación, con venezolanos
que se entrenan junto a ellos. La mayor parte de los
STI ofrece también terapias alternativas, tales como
acupuntura y estimulación electrónica. Para principios de 2011,
estaban completados y funcionando 41 CAT y 570 SRI. 19
Durante una breve visita a Venezuela en enero de 2009, hablé
con Gaudy García, una maestra de cincuenta y tantos años.
Había obtenido su título universitario después de trabajar
durante treinta años como campesina en los inclinados campos
cerca de la aldea de Monte Carmelo. Debido a que había
sufrido fuertes dolores en las piernas y la espalda, su médico
de Barrio Adentro le recetó veintiuna sesiones de rehabilitación
–durante una hora, tres veces a la semana– en el SRI
adjunto a la CDI del cercano pueblo de Sanare. Gaudy dijo
riendo: «Es como si me dieran tres vacaciones a la semana.
Me encanta el tratamiento con agua y las enfermeras y los
especialistas son divertidos; bromeamos todo el tiempo. Pero
también son serios y se aseguran de que yo haga los ejercicios
apropiados para recuperar mis fuerzas».
19
Datos ofrecidos por el presidente Hugo Chávez mientras hablaba el
2 de febrero de 2011 en la televisión nacional acerca de los logros de la
Revolución bolivariana.
103

Un paso más desafiante: Barrio Adentro III
La tarea más difícil al crear el nuevo sistema público de salud
en Venezuela ha sido el desarrollo de Barrio Adentro III, el
cual implica al sistema hospitalario público existente. Estas
instalaciones estuvieron abandonadas y se deterioraron durante
al menos veinte años antes de que Hugo Chávez llegara
al poder, pero hubo que esperar a brindarles la atención necesaria
mientras se formaban los niveles básicos de Barrio Adentro.
No fue hasta junio de 2006, más de dos años después de
que comenzara Barrio Adentro I, que el Gobierno venezolano
anunció la formación de Barrio Adentro III: «Esta misión tiene
un objetivo integral que incluye: modernización y actualización
de la tecnología médica, cambio del modelo de asistencia,
reestructuración del modelo de dirección por medio del
cual se pueda promover la sinergia, promoción de la participación
comunitaria en construcción de nuevos hospitales para
garantizar el acceso a la atención médica para todos los ciudadanos».
En 2006, 44 hospitales que atendían a 60 % de la población
fueron seleccionados para su actualización, y para 2008 este
programa se amplió a más de 90 hospitales, con el objetivo
final de reparar los 300 hospitales públicos del país. La tardanza
en comenzar la reconstrucción del sistema hospitalario
se debió a una selección consciente por parte de los expertos
médicos que diseñaron Barrio Adentro: querían concentrarse
en construir un sistema de atención universal de salud pública
y gratuita de inicio a fin, es decir, comenzar con la atención
primaria a nivel de vecindario. Esto se logró rápidamente,
aunque de manera ad hoc, porque 14 000 médicos cubanos
estaban preparados para trabajar y vivir en condiciones bastante
primitivas, y porque los voluntarios de los vecindarios
hicieron un gran esfuerzo para suministrarles alojamiento,
alimentos y consultas improvisadas para la práctica médica.
Reparar los viejos hospitales, equiparlos con nueva tecnología,
construir otros nuevos y coordinar el trabajo con otros
elementos de las redes de salud era, por necesidad, una tarea
mucho más larga y cara. No solo requirió de una planifica-
104

ción extraordinaria y asignar recursos, sino que era complicado
por una enmarañada red de obligaciones en conflicto del
viejo sistema. Las estructuras burocráticas del pasado –como
las oficinas de gobernadores, el IVSS (Instituto Venezolano
de Seguridad Social), PDVSA (Petróleos de Venezuela), el Sistema
Militar de Salud, IPASME (Instituto para la Prevención y
Asistencia Social a Empleados del Ministerio de Educación),
y el Ministerio de Salud del gobierno federal– aún existían y
todos tenían su respectiva red hospitalaria y sistemas definidos
para contratar y compensar a profesionales de la medicina.
La reconstrucción y reorganización requería de acuerdos
especiales para mantener funcionando las cosas; por ejemplo,
a los hospitales militares, que muchos consideraban que mantuvieron
la atención de mayor calidad durante décadas anteriores,
se les pidió que atendieran a los pacientes civiles que
no tenían relación con los servicios de los militares.
Las ineficiencias de la burocracia hospitalaria eran exacerbadas
por la ausencia de supervisión pública a los niveles estatal
y local, a medida que gran parte de la renovación y la
construcción de nuevos proyectos se pasaban de presupuesto,
se atrasaban en el cumplimiento del calendario y quedaban
sin terminar. Encima de esto, Venezuela fue golpeada duramente
por la recesión económica de 2008-2009 que hizo que
los precios del petróleo disminuyeran de manera radical junto
con los ingresos que el gobierno podía dedicar a este proyecto
multimillonario. Algunos hospitales, a menudo los más
necesitados, sufrieron escasez de suministros y medicamentos,
así como la rotura de equipamiento médico, y tuvieron
dificultades para dar la atención adecuada a sus pacientes.
Cuando la economía mundial emergió de la recesión en 2010
y los precios del petróleo subieron, el gobierno de Chávez pudo
llevar más proyectos a su terminación y comenzar a confrontar
uno de los mayores problemas subyacentes.
En febrero de 2011, la ministra de Salud, doctora Eugenia
Sader, informó a la Asamblea Nacional que se habían terminado
148 de los más importantes proyectos hospitalarios, y que
su ministerio había presionado de manera más diligente para
la terminación de otros. Ella subrayó que muchos de estos pro-
105

yectos estaban incompletos debido a negocios deshonestos
de compañías privadas. Varios contratistas habían recibido
el pago total por adelantado y habían dejado la construcción
a medio terminar, dijo ella, y el Gobierno iba a emitir órdenes
de arresto. Esta respuesta inflexible por parte de la doctora
Sader y el Gobierno de Chávez era inusual y muy prometedora.
Era una señal de que estaban dispuestos a combatir al
peor enemigo del proceso revolucionario: los chanchullos y
la corrupción que durante tanto tiempo habían sido endémicos
en la sociedad venezolana y que parecía que ningún gobierno,
incluyendo el bolivariano, podía eliminarlos. 20
Barrio Adentro IV
El cuarto componente del nuevo sistema es la construcción
de quince hospitales altamente especializados, enfocados en
la investigación y las más modernas formas de tratamiento
para problemas médicos y pacientes específicos. Uno de los
primeros en terminarse en agosto de 2007 fue el Hospital Latinoamericano
de Cardiología Infantil Dr. Gilberto Rodríguez
Ochoa, una instalación de última tecnología que tiene la aspiración
de convertirse en la mejor de su tipo en Latinoamérica.
Se programó la construcción de otros hospitales –incluyendo
los especializados en oncología, nefrología, gastroenterología
y cardiología para adultos– en los estados de Guárico, Apure,
Mérida, Miranda y Barinas. Estos proyectos se retrasaron por
limitaciones presupuestarias debido a la recesión de 2008-
2009, pero recuperaron el ritmo en 2010.
Aunque Barrio Adentro IV parece estar menos inclinado a
la corrupción que Barrio Adentro III, sus esfuerzos constructivos
han sido criticados tanto por la oposición política, a la que
no le complace este tipo de alto gasto en la medicina pública,
como por algunos seguidores de Chávez que argumentan que
20
«Dictan auto de detención a constructores que abandonaron obras
en hospitales», Correo de Orinoco, 10 de febrero de 2011.
106

la prioridad debe ser gastar estos fondos para completar la
fase preventiva (de tecnología menos avanzada) de un sistema
médico universal.
Los logros de Barrio Adentro
En el contexto general del crecimiento económico, la redistribución
de los ingresos y el gasto social, la Venezuela bolivariana
ha sido capaz de dar la vuelta de manera radical a la
inversión decreciente del gobierno en los servicios de salud. El
gasto venezolano en salud, como porcentaje del PIB, aumentó
de 2,8 % en 1997 a 6 % en 2007. 21 Esta cifra estaba en camino de
ser mayor cuando la recesión económica mundial provocó que
la economía venezolana se estancara a fines de 2008 y limitara
la expansión de las misiones sociales. Para 2009, el número de
personas que utilizaban el nuevo sistema de atención de salud
relacionado con Barrio Adentro era impresionante. Las encuestas
mostraron que 82 % de la población estaba usando los servicios
del personal y las instalaciones médicas públicas. Según
INE (Instituto Nacional de Estadísticas), más de 75 % estaba
satisfecho con el servicio. La gran mayoría de la gente que estaba
pagando seguros privados de salud y clínicas privadas reportaron
que también estaban satisfechos con el servicio, pero
solo constituía el 18 % de la población. 22
La decisión gubernamental de hacer accesible el sistema público
de salud para todos ha provocado un tremendo incremento en
el número de pacientes atendidos. Desde la cifra de 3,5 millones
de pacientes atendidos en 1998, el servicio comenzó a crecer
con rapidez, en particular después de la introducción de
21
Kiraz Janicke: «Venezuelan Health Spending among Highest in the
Americas», 20 de febrero de 2008. Disponible en: http://venezuelanalysis.com/news/3184.
22
Tamara Pearson: «82 % of Venezuelans Use Public Health System»,
8 de junio de 2009. Disponible en: http://venezuelanalysis.com/news/
4504.
107

Barrio Adentro en 2003. Entre 2004 y 2010, el número de pacientes
consultados por médicos en Barrio Adentro I promedió
más de 60 millones al año. Las consultas en Barrio Adentro II
aumentaron a 15 millones al año a medida que se terminaban
de construir los centros de diagnóstico. En octubre de 2010, el
presidente Chávez anunció que los médicos de Barrio Adentro
I y II habían realizado 482 millones de consultas desde abril de
2003 hasta finales de agosto de 2010, y que 83 % de los venezolanos
habían sido atendidos por Barrio Adentro.
Durante los primeros diez años de la Revolución, el aumento
de la atención médica demostró rápidamente su eficacia en
términos humanos a medida que la mortalidad infantil descendía
de 19 a 13,9 por 1 000 nacidos vivos entre 1999 y 2008,
y la mortalidad infantil de menores de cinco años cayó de 26,5
a 16,7. La mortalidad postneonatal se redujo en más de la
mitad, de 9,0 a 4,2 muertes por 1 000 nacidos vivos. La expectativa
de vida del venezolano promedio creció en 1,5 años entre
2000 y 2009. 23
Charles Briggs y Clara Mantini-Briggs, antropólogos de la
Universidad de California, escribieron acerca de Barrio Adentro
en 2009, y subrayaron el hecho de que el desarrollo de más
relaciones positivas e igualitarias médico-paciente y profesionales-comunidad
«puede que sea una de las maneras más
fáciles y eficaces en que la profesión médica puede contribuir
a superar las disparidades en salud». Escribieron que «la Misión
Barrio Adentro emergió de interacciones creativas entre
los decisores de política, clínicos, trabajadores comunitarios
y residentes que adoptaron estrategias flexibles de solución
de problemas». Adicionalmente, la información indicó que las
relaciones igualitarias médico-paciente y la implicación directa
de los comités de salud locales superaron la desconfianza
y generaron apoyo popular al programa. El antagonismo
de los medios y la oposición complicó la vida de los médicos y
23
Sistema Integrado de Indicadores Sociales de Venezuela, Ministerio de
Poder Popular de Planificación y Finanzas, Gobierno de Venezuela: «Salud
de niñez». Disponible en: http://www.sisov.mpd.gob.ve/indicadores.
108

la práctica clínica, pero incrementó la visibilidad del programa.
Los esfuerzos de arriba hacia abajo y viceversa son menos
eficaces que la colaboración «horizontal» entre profesionales
y residentes en las comunidades subatendidas. La participación
local directa puede generar esfuerzos creativos y dinámicos
para enfrentar las agudas disparidades de salud en estas
zonas. 24
En resumen, esta valoración académica subrayó la eficacia
de Barrio Adentro para dar atención médica primaria y cuidados
preventivos a una gran población previamente subatendida,
y dio especial importancia a las relaciones igualitarias
y a las interacciones que provocan la confianza en el pueblo
común y corriente. Cuando se consideran estos factores junto
con el cambio positivo en las estadísticas de salud, encontramos
una receta razonable para brindar atención de salud para
todos.
24
Charles Briggs y Clara Mantini-Briggs: «Confronting Health Disparities:
Latin American Social Medicine in Venezuela», American
Journal of Public Health, 99/3, marzo de 2009.
109

6. Testigo de Barrio Adentro en acción
Crece su comprensión de que lo que necesitan
los pobres no es tanto su conocimiento científico
como médico, sino su fuerza y persistencia
en tratar de provocar el cambio social
que les permitiría recuperar la dignidad
que se les había arrebatado y pisoteado durante siglos.
Con su sed de conocimiento y su mayor capacidad de amar,
él nos demuestra cómo la realidad,
si se interpreta adecuadamente, puede permear a un ser humano
hasta el punto de cambiar su forma de pensar.
ALEIDA GUEVARA, pediatra cubana, acerca de Che, su padre
Tan solo a pocos días de llegar a Venezuela en noviembre de
2004, conocí junto a mi guía Marcela a Juan Ramón Echeverría,
un trabajador social y residente de toda su vida en un
barrio, quien nos enseñó una breve y eficaz historia política y
social del barrio caraqueño de Antímano. Echeverría hizo énfasis
en que los muchos años de luchas sociales y protestas,
mucho antes de la Revolución bolivariana, habían desarrollado
una conciencia política progresista en la población. Nos
llevó a uno de los consultorios populares que estaban
desperdigados por todo el barrio, una comunidad de 250 000 personas
localizada en las colinas al sur de la ciudad. Este consultorio
en particular era uno de los pocos módulos recién
construidos, un octágono de dos pisos de ladrillos rojos y con
techo de metal azul brillante. El edificio característico era
sencillo y compacto: una sala de espera y dos habitaciones
para consultas y examen en la planta baja, además de un pequeño
apartamento de dos dormitorios para un par de médicos
de familia en el segundo piso. Los médicos no trabajaban
solo en el barrio, sino que también vivían en él.
En aquel momento solo existían en Venezuela unas 280 de
estas estructuras octagonales, porque el gobierno acababa de
comenzar su construcción en ese año. (Para 2010, ya existían
110

más de 3 200 de estos nuevos módulos). Pero la ausencia de
nuevas instalaciones no había impedido que Barrio Adentro
se hubiera expandido hasta casi todos los municipios de los
veinticuatro estados de Venezuela. Muchas de las instalaciones
de Barrio Adentro eran temporales: habitaciones en casas
privadas, portales vacantes de tiendas, espacios vacíos en
edificios comunitarios y en iglesias. Algunos de los viejos
consultorios, conocidos también como ambulatorios, habían
sido creados por otros gobiernos cuarenta años antes y luego
abandonados; ahora los ocupaba nuevamente el personal
médico cubano. En ese momento ya había actividad que desembocaría
en la implementación del siguiente nivel de atención,
Barrio Adentro II, pero era sobre todo a nivel de comentario.
Barrio Adentro II iba a requerir mayores y más sofisticadas
clínicas de diagnóstico, conocidas como clínicas de diagnóstico
integral (CDI) y salones de rehabilitación, espacios dedicados
a los servicios de terapia física. Desde noviembre de 2004
solo se habían construido en el país seis de esas nuevas CDI,
de las 600 que finalmente se necesitarían. 1
Cuando entramos en el módulo de Barrio Adentro, los médicos
cubanos estaban tan ocupados con una larga fila de pacientes
que no tenían tiempo para hablar con nosotros. Un miembro
del Comité de Salud local dijo que era normal que atendieran
a 100 personas en un día, incluyendo a unos pocos que venían
de otro vecindario y que también recibían atención gratuita.
Nos enseñó un listado impreso pegado a una de las paredes
del área de recepción que recordaba las estadísticas pertinentes
acerca de la salud: 1 712 residentes, 82 niños que padecían
asma, 92 adultos hipertensos. La preocupación por el bienestar
de la comunidad era grande, como se evidenciaba en el
dato del número de adultos empleados y desempleados en el vecindario.
Desde el nuevo módulo octagonal, caminamos colina arriba
por un empinado camino hacia otro pequeño vecindario. Allí el
consultorio de Barrio Adentro era sencillamente dos desnudas
1
Peter Maybarduk: «A People’s Health System in Venezuela», Multinational
Monitor, 1.º de diciembre de 2004.
111

habitaciones de concreto sin repellar en el semisótano de una
casa de familia. La médica cubana estaba de vacaciones en Cuba,
pues había trabajado dieciocho meses sin descanso. Un par de
mesas y un alto gabinete estaban completamente vacíos, porque
todo lo de valor, todos los medicamentos y algún equipo
modesto había sido guardado para que no lo robaran mientras
ella estaba ausente.
El alojamiento personal de la doctora consistía en un baño
mínimo y un dormitorio cuyos únicos muebles eran una pequeña
cama, una mesa de noche, una banqueta y una lámpara.
Juan Ramón Echeverría explicó que esta situación era típica
de muchas instalaciones temporales de Barrio Adentro en todo
Antímano. Un miembro del Comité de Salud local nos contó
que su primera tarea había sido buscar espacios vacíos, encontrar
los fondos para alquilarlos y amueblarlos con objetos
donados. Luego se echó a reír y dijo:
Lo segundo que hicimos, cuando llegaron nuestros médicos,
fue organizar un equipo de seguridad. Este es un barrio peligroso
y no es un lugar seguro para una joven que no sabe
cómo moverse. Así que íbamos a todos lados con ella, a
veces hasta diez de nosotros, solo para demostrar cuánto
apoyo había de la comunidad. Era importante también
acompañarla cuando hacía visitas de casa en casa, porque
algunas personas eran tímidas o estaban temerosas. Nos
preocupaban en especial las mujeres embarazadas que no
se estaban aprovechando de los exámenes gratuitos porque
habían oído la propaganda anticubana en TV por parte de
la oposición política y de la asociación médica venezolana.
Ahora todas vienen de manera regular y confían en ella.
Dentro de poco ella las enviará a una clínica diagnóstica si
hay problemas con el embarazo.
Al salir del consultorio, notamos de nuevo que había estadísticas
en la pared, escritas a mano por miembros del Comité de
Salud. Esta es una razón clave para el éxito de Barrio Adentro
y el concepto de medicina integral comunitaria: demuestra que
la gente del vecindario está participando en la creación de una
112

cultura de bienestar desde el mismo principio. Los datos de todo
el vecindario, compuesto por unas 120 familias de 1 460 individuos,
indicaban que había tres problemas fundamentales
para la comunidad: niños con asma, adultos hipertensos y tanto
niños como adultos con riesgo de diabetes. Además de estas
tres enfermedades crónicas, había una afección inmediatamente
prevenible: la desnutrición. En esa categoría se encontraban
150 personas, más del 10 % de la población. En muchos casos,
miembros del Comité de Salud habían buscado a esas personas
en sus casas y las habían convencido de que vieran a la médica
cuando ella hiciera sus visitas para que luego las ayudara con
un tratamiento. El tratamiento, después de que la médica las
examinara y determinara que en realidad estaban desnutridas
y no tenían los recursos para una alimentación adecuada, era
recibir hasta dos comidas diarias servidas por la «casa de alimentación»,
una cocina comunitaria operada por cinco mujeres
del vecindario en una casa particular. Esa era nuestra próxima
visita.
El gobierno suministraba fogones adicionales, un surtido de
grandes cazuelas y entregas regulares de ingredientes de calidad
con los cuales preparaban diversos platos. Las mujeres
trabajaban de forma voluntaria, pero tenían derecho a llevar
la comida que necesitaran sus propias familias. Los recipientes
de alimentos o los encargados llegaban con su propia colección
de fuentes tipo Tupperware y se llevaban la comida.
La casa de la cocina colectiva solo tenía una pequeña sala con
una mesa, un sofá y un par de sillas. Almorcé lo que se había
preparado ese día para todos: pollo en una salsa sabrosa, arroz,
ensalada de col y zanahoria, plátanos y un delicioso jugo de
melocotón. Al despedirnos, el camión de la comida llegaba y
los niños del vecindario estaban allí para recibirlo. Niños entre
cinco y diez años agarraban sacos de ajo, cebollas y otros vegetales
y comenzaban a andar la estrecha escalera en zigzag
que pasaba frente a varias casas antes de llegar a la cocina.
Uno de los niños mayores estaba orgulloso de demostrar que
podía cargar un enorme saco de papas que pesaba casi tanto
como él y luego, balanceándolo sobre un hombro, corrió por
los escalones hacia la cocina.
113

El espíritu de participación comunitaria que despertó el éxito
de Barrio Adentro era contagioso. Permitió que el vecindario
organizara otros esfuerzos que mejoraron la calidad de vida,
como el proyecto de salubridad que se había realizado un par
de meses antes de mi visita. Usando materiales donados por el
Gobierno, pero dependiendo del trabajo voluntario de la comunidad,
los residentes habían abierto zanjas en la calle principal
y habían instalado una nueva red de alcantarillado y acueducto.
Cuando el trabajo estuvo terminado, el municipio asfaltó la
calle y dejó las tuberías y accesorios sobrantes para el uso del
vecindario. Estos se distribuyeron entre los miembros de la
comunidad que podían hacer uso de ellos en sus propios proyectos
constructivos, tales como baños que aún debían ser conectados
al sistema público de alcantarillado.
Juan Ramón Echeverría explicó que este tipo de actividad
nunca hubiera sido posible en el pasado, porque nunca hubo
organizaciones del vecindario como el Comité de Salud que atendía
a todos. Estaban los Círculos Bolivarianos, grupos de voluntarios
politizados que eran un importante apoyo para las
primeras campañas políticas de Chávez, pero nunca se habían
convertido en una fuerza cohesiva que pudiera hacer que todos
definieran y cumplieran los objetivos de la comunidad.
Cuando salíamos de la casa de alimentación, un individuo de
edad avanzada asomó la cabeza desde una casa cercana. Anteriormente
sufría de un glaucoma severo y acababa de regresar
de Cuba, donde lo operaron de los ojos con éxito. Era uno de los
más de 200 000 venezolanos que habían viajado a Cuba para
recibir cirugía restaurativa bajo un programa llamado Operación
Milagro. Posteriormente, otros 300 000 venezolanos se
operaron de la vista en nuevas clínicas oftalmológicas creadas
en su país; para fines de la década, cirujanos tanto de Cuba como
de Venezuela estaban realizando las operaciones en pacientes
de toda Latinoamérica y el Caribe.
Luego conocimos a una madre que iba con su hijo de ocho
años. Nos explicó que el niño había estado sufriendo de fiebre
alta, dolor en el cuello y debilidad, hasta que la médico de Barrio
Adentro sospechó que tenía meningitis bacteriana y le recetó
un análisis de sangre en la clínica de diagnóstico. La sospecha
114

de la doctora resultó cierta y el niño fue ingresado. En la clínica
lo trataron con los antibióticos indicados y se recuperó totalmente.
«Si no –dijo la madre–, estoy segura de que hubiera
muerto».
El ejército de paz del doctor Yonel
Esa tarde, al fin pude conocer a mi primer cubano profesional
de la medicina, el doctor Yonel, un joven dentista que llevaba
trabajando unos cinco meses en Antímano. Yonel dijo que la
mayor parte del personal médico cubano estaba dispuesto a
venir de voluntario para una misión de dos años, como había
hecho él, pero sabía que algunos tenían responsabilidades familiares
y otras obligaciones que les impedían venir. Otros,
sencillamente preferían no viajar.
«Yo soy joven y soltero y quiero ver el mundo», dijo, y luego
agregó: «Honestamente, la razón más importante por la que
estoy aquí es que desde niño siempre soné con ser médico, y
mis verdaderos héroes eran los médicos cubanos que por aquella
época viajaban a otras tierras para ayudar a la gente, en especial
a África. Antes de venir, trabajé en una policlínica en
La Habana con un equipo de diecinueve dentistas, y todos me
alentaron para que aprovechara esta oportunidad».
Alguien decidió tomarle el pelo al doctor Yonel, probablemente
porque era bien parecido y soltero. «¿No te gustan las
muchachas venezolanas A lo mejor decides casarte con una
y entonces, ¿dónde vas a vivir, aquí o en Cuba».
«Bueno, las muchachas de aquí son bonitas, y también bastante
agresivas». Sonrió. «Yo creo que pudiera hacer cualquiera
de las dos cosas, pero mi trabajo y mis colegas esperan por mí
en La Habana, así que creo que voy a regresar. No estoy seguro
de que una venezolana esté preparada para vivir allá, ya
que la esposa de un médico cubano no puede esperar tener
posesiones materiales».
Anteriormente una mujer del Comité de Salud del reluciente
primer módulo octagonal de Barrio Adentro que visité había
explicado que, cuando llegaron a Antímano los primeros
115

médicos, el Comité de Salud del vecindario temía por su seguridad
e insistía en que sus miembros acompañaran a los médicos
a todos lados y actuaran como sus guardaespaldas.
Cuando le pregunté por esto al doctor Yonel, me dijo: «Hay un
nivel de criminalidad en las calles que a los cubanos nos resulta
difícil comprender, así que, por supuesto, yo tomo precauciones
que no tomo en La Habana. Al principio, nuestro
barrio temía que las fuerzas de la oposición política nos acosaran,
pero yo nunca he tenido un solo problema». Yonel llegó
al barrio un año después de que llegaran los primeros cubanos,
y se sentía cómodo explorando la ciudad, visitando varios museos
y la Universidad Central, y hablando con toda libertad
con muchos venezolanos, incluso con unos pocos que se oponían
al presidente Chávez. Sin embargo, los residentes de
Antímano tenían razón al ser cautelosos en relación con el
doctor Yonel. Estaban dispuestos a admitir que el nivel de
criminalidad era una verdadera amenaza para todos, hasta
para su nuevo dentista. En el estado de Aragua habían asesinado
a un médico cubano en 2003 y a otro lo habían matado
en Anzoátegui en 2004. A varios trabajadores de la salud los
mataron durante los primeros seis años de la existencia de
Barrio Adentro, a algunos de ellos cuando trataron de proteger
a sus vecinos de ladrones armados.
Al mismo tiempo, circulaban varias historias de criminales
que perdonaban a cubanos cuando se enteraban de que eran
los médicos que atendían a su comunidad. Un médico relató
su experiencia con un ladrón que lo amenazó con un gigantesco
«matavaca» en un barrio de Caracas. Cuando se dio cuenta de
que estaba a punto de matar o herir a un médico cubano, el
ladrón se arrepintió de inmediato; luego quiso guiar al médico
para evadir a los «verdaderos criminales» del vecindario.
Otra historia más apócrifa, que se repetía en los estados de
Lara y Miranda, e incluso por los que visitaban a las brigadas
médicas cubanas que operaban en Honduras, cuenta de ladrones
que se indignaban con sus víctimas porque no llevaban
dinero, así que querían matarlas. Pero cuando se enteraban
de que sus víctimas eran médicos cubanos, se excusaban y les
daban algún dinero, para que tuvieran algo en el bolsillo para
que la próxima banda de ladrones no se decidiera a matarlos.
116

Estábamos parados junto a dos nuevos sillones dentales blancos
y verdes, hechos en China, y que habían llegado desde Cuba
junto con los dentistas. El doctor Yonel los acarició con cariño.
Pero luego reveló que algún día quisiera tener más equipamiento
y materiales. «Trabajo aquí con un colega y hacemos
procedimientos muy elementales –empastes, extracciones y
otras reparaciones pequeñas– porque hay miles de residentes
que llevan años y años sin tratamiento, y muchos de ellos jamás
han sido atendidos por un dentista. Así que todavía no hay
equipo para tratamientos de canal y otras operaciones más
complicadas. Eso tendrá que esperar».
«Hay tantos de ustedes. Es como un ejército de doctores»,
dije.
«Podría decirse –dijo y sonrió– que somos un ejército de paz».
Los comités de salud de Antímano
Inmediatamente después de hablar con el doctor Yonel, fuimos
a una reunión de representantes de comités de salud de
más de cuarenta vecindarios del barrio de Antímano. La reunión
se realizó en el más grande salón de reuniones de la zona,
que era simplemente una estructura amarilla en forma de
cajón de bloques de concreto. Pertenecía a la Iglesia evangélica
pentecostal llamada Comunidad Cristiana Nueva vida.
El salón era espartano y la única decoración era una tela brillante
sobre un atril de madera. Uno de los pastores de la iglesia
llevaba jeans y una camiseta con la efigie de Che Guevara.
Estaba apoyado contra una pared y escuchaba a los participantes.
Había cuatro estudiantes de Sociología de la Universidad
Central de Venezuela, un lugar presentado a menudo
como una institución anti-Chávez por las protestas de oposición
políticas generadas allí en años recientes. Sin embargo,
también hay profesores y estudiantes que apoyan a la Revolución
bolivariana –de los cuatro estudiantes, dos muchachas
apoyaban de todo corazón a Chávez, mientras que los dos muchachos
eran ni ni (gente que no están ni a favor ni en contra del
presidente). A estos dos no les gustaba la actitud de confrontación
de Chávez con la oposición política, pero sí apoyaban con
117

fuerza todos los programas sociales implementados por el
gobierno. Los cuatro estaban de acuerdo con su profesor en
que debían realizar un proyecto de investigación que fuera de
uso verdadero para los barrios. Los estudiantes brindaron
ayuda a los comités de salud que habían estado compilando,
de manera aislada, todo tipo de información acerca del estado
social y de salud de sus pequeños vecindarios. Se ofrecieron
para crear listas maestras en sus computadoras, así como a
sistematizar ciertas preguntas y datos de manera que fueran
coherentes para cada comité. También se ofrecieron a compilar
datos más confiables acerca de las condiciones de las casas,
incluyendo el tipo de construcción y servicios de todas
las estructuras. Esperaban presentar al final ante el barrio
de Antímano un conjunto completo de datos acerca de asuntos
importantes de la comunidad que afectaban a sus 250 000 residentes.
Los asistentes, principalmente mujeres, quedaron encantados
con la propuesta. Algunos de ellos esperaban trabajar junto
a los estudiantes universitarios, ya que habían regresado a
la escuela para estudiar a tiempo parcial Computación y Ciencias
Sociales en clases de la Misión Sucre y querían adquirir
destreza para realizar su propio acopio de información y análisis.
(La Misión Sucre es la misión educativa que provee continuación
de la educación de nivel universitario a tiempo parcial).
A medida que continuaba la reunión, los miembros de los comités
plantearon otros asuntos, como la importancia de continuar
promoviendo la lactancia materna, ya que muchas madres
jóvenes aún estaban influidas por la mucha publicidad de las
fórmulas comerciales. Hubo una corta discusión acerca del
control de la natalidad, con todo el mundo a favor de los distintos
contraceptivos gratuitos disponibles en cada consultorio y
pidiendo aún más información brindada tanto por los médicos
como por los voluntarios de los comités. Sin embargo, nadie
mencionó el tema del aborto, que en general no es aceptado por
la mayoría de las mujeres venezolanas de clase baja. Por esta
razón, me dijeron, los médicos cubanos, que en su país están
habituados a realizar abortos a petición de las pacientes, no
hacen proselitismo acerca del tema con sus pacientes venezolanas.
118

Una de las mujeres miembro de un comité quería señalar a
los estudiantes universitarios que en el estudio no debían ser
olvidados los entrenadores deportivos y el gran número de
personas que acudían a sus clases de ejercicios. «Su actividad
está contribuyendo mucho a la salud de nuestras comunidades
–afirmó–. Es más, el santuario de esta iglesia se llena
cada mañana con adultos de mediana edad y con abuelos que
hacen sus ejercicios aeróbicos».
Barrio Adentro Deportivo
Además de los médicos, muchos otros cubanos ayudan al pueblo
venezolano; entre ellos, enfermeros, especialistas en rehabilitación
física, dentistas, técnicos de laboratorio y optometristas.
En mi primer viaje a Venezuela, visité cuatro lugares de Barrio
Adentro en cuatro barrios diferentes de Caracas, pero nunca
tuve la oportunidad de hablar con un médico de familia. En dos
lugares estaban demasiado ocupados hablando con pacientes,
en otro la médico estaba ausente por tres semanas de vacaciones
en Cuba, y en la cuarta visita conocí al doctor Yonel, el
joven dentista. Pero fue a otro profesional al que conocí, no a
un médico, quien encarna el epítome del espíritu de solidaridad
revolucionaria que los cubanos comparten con el pueblo venezolano.
Es un negro alto, delgado que me encontré en una fiesta nocturna
en uno de los barrios más pobres de Caracas donde mirábamos
a niños de ocho y nueve años representar una viva danza
dramática. Parecía como si fuera un lanzador de Grandes Ligas,
la clase de individuo que pudiera salir a relevar en la novena
entrada en Camden Yards, en Baltimore, y dar un cero a los
Orioles. Al menos así le parecía a una joven junto a mí, una
aficionada al béisbol que había estudiado durante poco tiempo
en Cuba y acudía con frecuencia a los estadios. Sonrió sorprendida
y sacó una postal de béisbol de una pequeña colección que
guardaba en su bolso. Sí, realmente era Felipe Fernández. Jugó
para el equipo Camagüey y para el equipo nacional de Cuba. Su récord
de juegos salvados como lanzador de relevo estaba entre
119

los diez mejores de todos los tiempos. Fernández había estado
con el equipo la noche que derrotaron a los Orioles en Baltimore,
en el verano de 1999. (Yo había conducido noventa minutos al
sur desde mi casa en Pennsylvania para ver el juego junto con
mis dos hijos. Si mal no recuerdo, los Orioles recibieron tal
paliza esa noche que los lanzadores de relevo no tuvieron que
actuar).
Mientras el gran grupo del barrio bailaba hasta bien tarde
en la noche, Felipe y yo bebimos cerveza y conversamos.
Escuché una historia que sería totalmente ajena a casi todos
los atletas profesionales que dominan los deportes en Norteamérica,
Europa y gran parte del resto del mundo. Este estelar
atleta tenía casi cuarenta años cuando se retiró. Estaba en
buena forma física y era bien parecido. ¿Y qué estaba haciendo
¿Anunciando espuma de afeitar en televisión o modelando
camisetas ajustadas Eso no era para Felipe. Se había presentado
como voluntario para vivir en un barrio pobre con alta
tasa de criminalidad en Sudamérica. Contrato mínimo: un
compromiso de dos años con opción de prórroga. Salario: 200 dólares
mensuales. Alojamiento: un dormitorio mínimo y espartano
en la casa de una familia del barrio. Actividades en
tiempo libre: lanzar pelotas a niños harapientos, explorar la
ciudad en el metro y bailar con los vecinos en las fiestas del
barrio.
Cuando Felipe aún jugaba béisbol había comenzado a prepararse
para una segunda carrera. Durante varios años, al terminar
la temporada, se matriculó en un riguroso programa
universitario para entrenadores de educación física, una profesión
que hace mayor énfasis en la educación del estado físico
y la salud que en el entrenamiento deportivo. Cuando se
retiró como lanzador, trabajó por poco tiempo como entrenador
de béisbol con el equipo de Camagüey de la liga nacional
cubana, pero luego descubrió una oportunidad de mayores
retos. Los equipos médicos de Cuba que brindaban atención a
millones de venezolanos pobres deseaban tener entrenadores
deportivos para que trabajaran con ellos. Salud integral es salud
holística. Se espera que los médicos promuevan la buena
salud de la misma manera que combaten las enfermedades y
curan a los enfermos.
120

Aunque Felipe dedicaba algunas de sus tardes después de
clases a entrenar a los niños en béisbol y baloncesto, su deber
fundamental eran los programas de educación física que se
coordinaban directamente con las clínicas de Barrio Adentro.
Los médicos recomendaban y hasta recetaban la participación
en ejercicios aeróbicos cada mañana y clases de ejercicios
para los residentes de mediana y tercera edades, muchos
de los cuales venían lidiando con problemas crónicos de salud
durante años. Las listas detalladas en cada consultorio médico
mostraban que gran parte de la población de mayor edad
era hipertensa. Aunque muchos tuvieron una mala alimentación
en el pasado, con el crecimiento de las oportunidades de
empleo y los alimentos subsidiados muchas personas, incluidas
jóvenes amas de casa, estaban aumentando demasiado de
peso. Para enfatizar la medicina preventiva, Felipe y el equipo
médico diseñaron nuevos ejercicios y regímenes nutricionales
para individuos y familias, y los convencieron de que
participaran en apoyo a la comunidad –amplios esfuerzos para
ayudar a vecinos cuyo riesgo de salud es más severo. El entusiasmo
por la educación física parecía estarse expandiendo;
en la fiesta, un grupo de abuelitas que se reunían tres o cuatro
veces a la semana en las clases de ejercicios aeróbicos de
Felipe bailaron toda la noche.
Por esa época, aunque admiraba mucho el compromiso individual
de Felipe, yo no tenía la menor idea de la magnitud de la
contribución general de Cuba en el entrenamiento deportivo.
Más tarde supe que el primer programa piloto comenzó en el
municipio de Libertador, Caracas, en 2002, varios meses antes
de que llegaran los primeros médicos de Barrio Adentro. Un pequeño
grupo de dieciséis profesores creció a cincuenta en junio
de 2003; a medida que su número se multiplicaba por todo el
país, se dieron a conocer oficialmente como Barrio Adentro
Deportivo. Para 2004, había más de 5 000 cubanos y cubanas
como entrenadores de educación física y deportes, y durante el
resto de la década llegó un número similar. Muchos atletas famosos
han participado en la solidaridad internacional, como
Ariel, el campeón olímpico de boxeo en peso medio y que fue el
entrenador de boxeo de mi hijo durante nuestra estancia en las
121

montañas del estado de Lara. Era tan modesto, que nunca conocimos
su verdadera identidad hasta que regresamos a Estados
Unidos. 2
Los comités de salud empoderan a las mujeres
La doctora María Hansen, una exprofesora universitaria y
en aquel momento directora de un programa de educación
social de PDVSA, dijo en una reunión de grupo en Maracay en
2005: «El Comité de Salud es una de las organizaciones de la
comunidad de base en el que la comunidad puede comenzar a
adquirir lo que será el poder popular». 3 A veces este poder
popular se expresa por medio de grupos colectivos de manera
abiertamente política. En agosto de 2004, cuando los seguidores
del presidente Chávez derrotaron fácilmente el voto nacional
de revocación iniciado por la oposición, su lema político
favorito era: «¡Uh, ah, Chávez no se va!». Antes de las elecciones
en el pequeño estado agrícola de Yaracuy, 15 000 seguidores
de Chávez, incluyendo a muchos miembros de comités de
salud locales, se reunieron en un mitin de última hora donde
explicaron en alta voz y de manera sucinta con su nueva versión
del lema por qué seguían apoyando al presidente: «¡Uh,
ah, Barrio no se va!». 4
En muchas otras ocasiones, el empoderamiento ganado por
medio de la participación en los comités de salud ha provoca-
2
Fue solo después de leer un año más tarde (2009) el libro Venezuela
rebelde, de Enrique Ubieta, que supe que Ariel era Ariel Hernández,
dos veces campeón olímpico y dos veces campeón mundial amateur, a
quien Ubieta había hecho una larga entrevista en 2005 para su libro.
3
Enrique Ubieta Gómez: Venezuela rebelde: solidaridad versus dinero.
Casa Editora Abril, La Habana, 2006, pp. 114-115.
4
Robin Nieto: «Inside the Barrio: Venezuelan Health Care Takes Off»,
5 de agosto de 2004. Disponible en: http://venezuelanalysis.com/
analysis/615.
122

do un fuerte compromiso y una transformación personales.
El periodista cubano Enrique Ubieta describió la evolución
en la conciencia y actividad de Rosario, una mujer que vive en
Nueva Esparta (conocida también como Isla Margarita, un
importante destino turístico). Primero ella participó en su
Comité de Salud local y luego decidió que ella y su esposo
brindarían una habitación para el primer médico cubano del
vecindario. Con el tiempo, Rosario comenzó a presentarse
como voluntaria para otras tareas, trabajando gratuitamente
por las mañanas en Barrio Adentro y terminando su educación
secundaria por las tardes. Finalmente se formó como
asistente de enfermería y obtuvo empleo en uno de los consultorios.
5
Lo mismo sucedió con mi vecina Elsy Pérez en Monte
Carmelo. Ella había sido miembro del Comité de Salud original
que dio la bienvenida al primer médico y al primer dentista
cubanos que llegaron a la aldea en 2004. Además, le brindó
una habitación en su casa al médico hasta que se consiguiera
un alojamiento permanente. Elsy comenzó a trabajar de manera
voluntaria en un ambulatorio local; luego trabajó como
enfermera práctica en el hospital local del cercano Sanare.
También estudió con tesón durante tres años en un programa
de enfermería de la Misión Sucre y en 2009 estaba terminando
su tesis, un análisis de las necesidades locales de salud, el
paso final para obtener su título.
Con la maduración de Barrio Adentro, se regularizaron y formalizaron
algunas de las funciones que se brindaban sobre una
base ad hoc o voluntaria. En el caso de la mayoría de las cocinas
comunales en los barrios de Caracas, aún preparaban comida
gratuita para los vecinos más pobres y de mayor edad, siempre
y cuando los médicos de Barrio Adentro lo consideraran necesario.
Pero para entonces las cocineras recibían un salario regular
por su labor, así como ingredientes gratuitos para ayudar
a satisfacer sus necesidades familiares.
En Monte Carmelo, el desarrollo del concejo comunitario de
autogobierno ha permitido que la aldea pague directamente la
5
Enrique Ubieta Gómez: ob. cit., pp. 215-218.
123

comida de los médicos que antes se preparaba de manera voluntaria
por el Comité de Salud. Gran parte de la comida se
elabora en la misma cocina de la escuela elemental que ahora
prepara dos comidas diarias para cada escolar; pero el concejo
comunal, con su sentido correcto y buena contabilidad, insiste
en reembolsar a la escuela la cantidad exacta que se ha gastado
en preparar las comidas de los médicos. Además, el concejo
comunitario ahora puede tomar decisiones de concierto con el
Comité de Salud local acerca de grandes proyectos, como la
construcción y expansión de instalaciones. En 2009, en vez de
tener que esperar por las interminables maniobras de las burocracias
estatales, el concejo comunitario decidió usar su acceso
directo a los fondos federales para ampliar el espacio del
ambulatorio de manera que se pudiera instalar un pequeño laboratorio
y un médico adicional. El Comité de Salud a menudo
era el vehículo por medio del cual las mujeres de la localidad
podían reafirmarse y desempeñar un papel activo en su comunidad.
Al igual que otros grupos de base de la Revolución bolivariana
en la comunidad, la mayoría de los participantes son
mujeres y, con el tiempo, más y más de ellas adoptan posiciones
de liderazgo como jefas de comités bancarios de la comunidad y
jefas de concejos comunitarios. Es muy posible que la participación
de las mujeres venezolanas en los comités de salud esté
influyendo en las carreras que sus hijas escogen: 73 % de los
estudiantes de Medicina Integral Comunitaria son mujeres.
También ayuda que una alta proporción de los médicos cubanos
en Venezuela sean mujeres. (Aunque el porcentaje de mujeres
entre los médicos voluntarios no parece estar publicado, el
Ministerio de Salud de Cuba ha declarado que desde 1999 más
del 50 % de todos los médicos cubanos son mujeres).
Extraordinarios ejemplos a nivel local
En 2007 y 2008, la doctora Edita era la única venezolana que
trabajaba con los cubanos en el programa Barrio Adentro en
nuestra zona. (Nuestra aldea de Monte Carmelo estaba situada
en el gran municipio rural de Andrés Eloy Bello, con una
124

población de 50 000 habitantes, el cual incluye el pueblo de
Sanare con 25 000 residentes, y más de cien aldeas desperdigadas
por las montañas). De los otros once médicos venezolanos a
tiempo completo en la zona, cinco se dedican a la práctica privada
como médicos generales y los otros seis como especialistas.
Ninguno de estos once trabajaba en el hospital público,
cuyo personal era un grupo rotativo de cinco médicos empleados
a tiempo parcial por el gobierno y que provenían de fuera
del área. Cada uno de ellos viajaba a la instalación de Sanare
por unos días a la semana para atender a la población local. 6
Dos hacían el viaje de hora y media desde la gran ciudad más
próxima, Barquisimeto, y los otros tres desde más lejos, el vecino
estado de Zulia. Con frecuencia no aparecían en los días
indicados y el hospital tenía gran necesidad de un médico residente,
en especial durante la noche. Llamaron a la doctora Edita.
«Ella es increíble», dijo la doctora Bárbara, una médica cubana
que trabajó durante casi dos años con Edita en el ambulatorio
Barrio Adentro de Palo Verde, una aldea situada justo en
las afueras de Sanare. «Si no está aquí o en el hospital, la gente
va a su casa y toca a la puerta. Y por supuesto, ella atiende a
todo el mundo».
La doctora Edita ya había terminado su formación como especialista
y estaba trabajando como pediatra dedicada a ayudar
a los pobres aún antes de que el gobierno de Chávez llegara
al poder. Cuando Barrio Adentro pidió a los médicos venezolanos
que se formaran como residentes en la especialidad de medicina
integral comunitaria, ella fue una de las primeras en
inscribirse. Terminó su formación en 2006 y al año siguiente,
cuando la conocí, estaba compartiendo una oficina con la doctora
Bárbara, quien había llegado cinco meses antes a reemplazar
a otro médico cubano.
6
Estos médicos del gobierno no trabajaban para Barrio Adentro, sino
en el servicio público establecido por gobiernos anteriores, que a menudo
choca con los programas bolivarianos. Ellos y los médicos que
trabajan en el sector privado en Sanare se negaron a colaborar con los
médicos cubanos.
125

Cada médico tenía un buró, uno a cada lado de la consulta,
donde recibían a un flujo constante de pacientes, mientras los
estudiantes de Medicina asignados a trabajar con ellos realizaban
diferentes tareas. Una madre llegó con cuatro niños pequeños,
dos en las rodillas y dos de pie sujetándose a ella. Los
estudiantes se acercaron uno a uno para entretener a los niños,
luego lograron medir sus tallas y examinarles los ojos, los
oídos y la garganta. Mientras tanto, la doctora Bárbara tomaba
muchas notas acerca de los antecedentes médicos de la madre,
que era la enferma. Las historias clínicas individuales y
familiares son detalladas y permiten a los médicos y estudiantes
revisar las distintas tendencias en el seno de la comunidad.
Ellos usan esa información para crear gráficos que describen
los problemas predominantes de salud en Palo Verde. Esto les
brinda una visión integral de las necesidades más urgentes que
la medicina integral comunitaria debe solucionar.
Un componente importante del trabajo del equipo médico es
educar al público acerca de las medidas preventivas. Muchas
de las enfermedades comunes que aparecen en los gráficos en
las paredes –como diabetes, asma e hipertensión– se combaten
mediante la introducción de programas de ejercicios y cambio
de hábitos alimentarios. Hay también una variedad de gráficos
informativos que describen medidas de salubridad pública y de
buena nutrición. Pósters cerca de la entrada presentan distintos
tipos de control de la natalidad que están disponibles y alientan
a las mujeres a discutirlos con su médico y su enfermera.
Como ya se ha dicho, la rápida mejoría de la salud en general
de los venezolanos se ha debido en su mayor parte al vertiginoso
movimiento hacia la atención universal con base en la comunidad,
en vez de depender en secretos de alta tecnología.
El éxito en la disminución de las tasas de mortalidad se logró
en pocos años, a pesar de que las grandes inversiones en la
atención a nivel hospitalario estaban empezando. Sin embargo,
hay algunas soluciones con tecnología de nivel medio que pueden
ser de gran ayuda, si la comunidad puede obtenerlas. Por
ejemplo, nuestro municipio invirtió en grandes y fuertes jeeps
Toyota para su programa Campo Adentro, el cual lleva el programa
Barrio Adentro al campo. Los jeeps pueden transportar
126

equipos de diez o doce médicos y estudiantes a los lugares remotos
poco poblados del municipio. Como pueden realizar viajes
de dos a cinco horas por caminos fangosos y en mal estado
(por los que otros autos no pueden transitar) también funcionan
como vehículos de emergencia que pueden sacar a los pacientes
del campo en caso de una situación de peligro de muerte. La
estadística más reveladora relacionada con este servicio, según
el alcalde Orozco, es que en los primeros ocho meses de
2007, por primera vez en la historia de la zona, ni una sola madre
ni un solo niño murieron durante el parto.
127

7. Nuevos médicos para Venezuela
Hacer es la mejor manera de decir.
José Martí
El 19 de agosto de 1960, Che Guevara habló a los milicianos
cubanos acerca de la organización de la «salud pública de tal
manera que sirva para dar asistencia al mayor número posible
de personas». Explicó que la práctica de la medicina revolucionaria
debía ser una vocación basada en el servicio público
y que los médicos revolucionarios se definirían por su práctica
de solidaridad e igualdad. Terminó con su cita favorita de
José Martí: «Hacer es la mejor manera de decir».
Los médicos que trabajan en Barrio Adentro siguen el espíritu
de la máxima de Martí: están enseñando con la acción.
En enero de 2006, menos de tres años después de que se iniciara
el ambicioso programa de salud pública, estos médicos
comenzaron a enseñar a los primeros estudiantes de primer
año que un día serían su reemplazo. Además de brindar atención
primaria de salud a la mayoría de la población venezolana, los
cubanos han aceptado la responsabilidad de ser profesores/
tutores –trabajar junto a los estudiantes cada día, tutoreándolos
en las habilidades para reconocer cómo funcionan los
cuerpos normales, diagnosticando las anormalidades que son
señales de una enfermedad, y dando clases formales de ciencias
médicas. Con su comportamiento y dedicación a la atención
primaria de salud en los barrios, están demostrando la manera
en que un médico revolucionario promueve la confianza
entre sus pacientes, y luego los implica en la creación de una
sociedad más sana.
En enero de 2007 visité el pueblo de Sanare, en el estado de
Lara, con un grupo de estudiantes universitarios norteamericanos
y los llevé al recién construido Centro de Diagnóstico
Barrio Adentro II. Este da servicio al municipio Andrés Eloy
Blanco, el cual tiene 25 000 residentes en Sanare, el principal
pueblo agrícola, y otros 25 000 que viven en más de cien al-
128

deas y caseríos desperdigados sobre un quebrado terreno montañoso.
Una de estas aldeas es Monte Carmelo, a donde fui
a residir ocho meses más tarde. Tuvimos la oportunidad de pasar
unas pocas horas discutiendo los nuevos programas de
atención primaria con dos oftalmólogos, el doctor Frank y su
joven colega, el doctor Eulogio, que atendían en el centro de diagnóstico
a pacientes enviados por los consultorios de Barrio
Adentro I de la zona. Pero ellos también tenían otro trabajo:
formar a los médicos que un día los reemplazarían. En 2007
había cuarenta y dos residentes del municipio en primer y
segundo años de un programa médico intensivo conocido como
Medicina Integral Comunitaria (en Venezuela todos se refieren
al programa por sus iniciales, MIC). Casi al final de nuestra
reunión, el doctor Frank nos presentó a tres estudiantes
cuyas edades fluctuaban entre veinte y veintiséis años, y otro
que era mucho mayor. Este último nos dijo: «Tengo cuarenta
y siete años, pero estoy decidido a terminar los seis años de la
carrera y luego hacer mi residencia. Siempre me ha interesado
la medicina y dediqué más de quince años como ayudante
de un médico en su consulta, pero nunca soñé que sería posible
que fuera a la universidad y me convirtiera en médico».
Juan y los otros tres estudiantes no asistieron a la universidad
tradicional establecida en la gran ciudad de Barquisimeto, a
hora y media de camino. En su lugar, una nueva universidad
había venido hasta ellos. Los estudiantes dedicaban la mañana
junto al doctor Frank mientras este pasaba visita. Ellos
observaron los diagnósticos y la atención, y discutieron la fisiología
y la patología pertinente de sus estudios actuales.
El doctor dijo que él se mantenía al tanto del tema que estaban
estudiando cada semana sus alumnos en sus clases para
poder demostrar los procedimientos apropiados o las lecciones
anatómicas. «A veces es extremadamente sencillo –explicó–
si están estudiando el sistema pulmonar y las patologías
de los pulmones, entonces ante todo ellos deben saber cómo
deben sonar una variedad de pulmones sanos. Así que cuando
estoy escuchando con mi estetoscopio los pulmones perfectamente
sanos de alguien, me aseguro de que los estudiantes
129

aprendan a escuchar y hagan preguntas acerca de lo que están
escuchando».
Después de estudiar durante seis años y luego completar una
residencia de dos en Medicina Integral Comunitaria, los estudiantes
de MIC serán parte del cuerpo de la familia completa
de médicos que dotará de personal a los consultorios Barrio
Adentro de esta zona y otras partes de la nación. El compromiso
por parte de los estudiantes, la mayoría de ellos campesinos
de bajos ingresos, requiere de un esfuerzo y apoyo a largo
plazo.
Aunque la educación es gratuita y los estudiantes reciben
modestos estipendios para ayudar a sus gastos de manutención
mientras terminan sus estudios, Juan quería que yo comprendiera
la importancia de la familia: «La única razón por la
que puedo hacer una carrera médica es el apoyo que recibo,
tanto financiero como moral, de mi esposa, su familia y mis
padres y hermanos».
El doctor Frank y el doctor Eulogio subrayaron que sus estudiantes
venezolanos eran los beneficiarios de una «revolución
dentro de la Revolución» en Cuba, donde muchos sistemas
educativos han estado cambiando radicalmente desde 2000.
Por ejemplo, en 2004 los estudiantes cubanos de Medicina comenzaron
a pasar visita a los pacientes en su primer año,
como en Venezuela, en vez de esperar hasta el cuarto año como
en el pasado. Otros tipos de avances, que no tienen que ver
directamente con la medicina, son también evidentes en la
evolución educacional en Cuba. Por ejemplo, hay un énfasis
en elevar la calidad de las escuelas primarias y secundarias
y en formar más maestros, de manera que el número de alumnos
por aula, ya reducido a veinte estudiantes o menos, no sea
mayor de quince en el futuro.
Aunque ellos consideraban que el desempeño académico de
sus alumnos venezolanos era impresionante, los oftalmólogos
cubanos hicieron énfasis en otra cosa: «Lo que es más satisfactorio
para nosotros es ver la creación de valores morales y
éticos que les permitan a ellos influir realmente en sus propias
comunidades». Por su experiencia en Cuba, ellos piensan
que la conciencia social y la madurez emocional que se requiere
para el trabajo es al menos tan importante como tener una
130

actitud avanzada para estudiar ciencias. En Cuba, el proceso
de selección ha cambiado a partir del que favorecía solo a los
estudiantes que alcanzaban altas notas en las pruebas académicas,
porque se descubrió que esas personas no siempre son
los médicos de mayor conciencia. Hay, por supuesto, un énfasis
en poseer capacidad para las ciencias, pero se da el mismo
peso al potencial del estudiante para trabajar con colegas y
comunidades, y comprender y establecer relación con todo tipo
de pacientes. «Creo que nosotros y nuestros estudiantes estamos
creando un nuevo modelo de lo que se supone que sea un
profesional de la medicina», explicó el doctor Eulogio. «El viejo
estereotipo venezolano de un médico, al menos en las ciudades,
era alguien que conduce un auto elegante con ventanas
negras y aire acondicionado. Así que nadie sabe quién es –la
gente solo puede verlo en la consulta, si es que puede pagar».
¿Cómo se creó la Medicina Integral Comunitaria
Cuando comenzaba en Venezuela el sistema de atención primaria
de salud Barrio Adentro, la cifra de médicos cubanos
que trabajaba en él se multiplicó a un ritmo sorprendente, de 53
en el distrito Libertador en Caracas, en abril de 2003, a más
de 10 000 para mayo de 2004. Durante ese tiempo, los educadores
médicos cubanos y venezolanos que estaban implicados
en Barrio Adentro contemplaban también la mejor manera de
incorporar al programa a médicos venezolanos. El doctor Juan
Marcano, que trabajó en esos años con el Ministerio de Salud
como coordinador de Barrio Adentro, dijo a un reportero que
tenían dificultad para reclutar a los médicos venezolanos existentes
o a los estudiantes que se encontraban en el sistema
universitario tradicional de élite: «La mayoría está estudiando
para ganar dinero. Será difícil cambiar la cultura de las
escuelas médicas establecidas». 1 Marcano consideraba que la
mayoría de los médicos venezolanos iba a seguir sintiéndose
1
Peter Maybarduk: «Cultural Change and Community Care», Multinational
Monitor, 1.º de diciembre de 2004.
131

atraída por la práctica privada de especialidades de alto precio
en vecindarios más ricos. Había también discusión acerca
de expandir la educación médica como parte de un esfuerzo
para abrir la educación superior a estudiantes de clase trabajadora
y pobres dentro de la recién inaugurada Universidad
Bolivariana de Venezuela (UBV) y en algunas otras universidades
experimentales en distintos lugares del país. Otra idea,
sugerida por el ministro de Educación Héctor Navarro, era la
creación de un curso intensivo de tres años que crearía una
especie de paramédico que estuviera calificado para ciertas
situaciones quirúrgicas de emergencia para salvar vidas, y
así liberar de alguna carga a los médicos de formación completa.
Esta idea nunca despegó.
En el otoño de 2003, jóvenes cubanos graduados de Medicina
llegaron para trabajar codo a codo en Barrio Adentro con sus
experimentados compatriotas de más edad que habían comenzado
el programa en la primavera y el verano anteriores. Estos
jóvenes, al igual que casi todos los cubanos que esperaban graduarse,
estaban obligados a completar su especialidad haciendo
una residencia en una instalación de atención primaria. El
doctor Radamés Borroto, director de la Escuela Nacional de
Salud Pública en La Habana y coordinador nacional académico
para Barrio Adentro en Caracas, explicó al periodista cubano
Enrique Ubieta que los cubanos «que terminaban su formación
aquí han tenido una preparación extraordinaria, porque
han tenido una práctica de atención que es muy superior a lo
que hubieran podido tener en Cuba». 2
Borroto dijo que aquel fue el momento en que nació la idea
de formar a venezolanos, porque «simultáneamente en muchos
estados mucha gente se presentó y pidió trabajar junto a
nuestros médicos». Algunos de los venezolanos eran estudiantes
de las universidades elitistas, como un joven de pensamiento
revolucionario llamado Joel Pantoja, de veintiséis
años, que se acababa de graduar de la Escuela de Medicina de
la Universidad de Carabobo en Valencia. Él y otros colegas querían
inaugurar su propia clínica Barrio Adentro, porque los
2
Enrique Ubieta Gómez: Venezuela rebelde: solidaridad versus dinero.
Casa Editora Abril, La Habana, 2006, pp. 201-204.
132

Gobiernos de su estado y ciudad estaban dirigidos por antichavistas
que se negaban tajantemente a recibir ayuda de
médicos cubanos. 3 Los gobiernos de Venezuela y Cuba decidieron
que recién graduados como el doctor Pantoja se podían
unir a los jóvenes residentes cubanos que trabajaban en
Barrio Adentro, y de esa manera se convirtieron en los primeros
médicos venezolanos en completar su residencia. Tan pronto
como se institucionalizó el programa de residencia a principios
de 2004, los médicos venezolanos que querían servir en
las comunidades pobres tuvieron una manera de prepararse
para ello. En 2006 ya existía un grupo de 1 013 venezolanos
que habían completado exitosamente su residencia y eran profesionales
completos de Barrio Adentro.
Además de este grupo, varios cientos de estudiantes venezolanos
se encontraban en la ELAM en La Habana y se graduarían
entre 2005 y 2008. Finalmente formaron el Batallón 51, un
grupo especial de voluntarios que estaban dispuestos a servir
en Barrio Adentro en los lugares más inaccesibles y atrasados
del país. Sin embargo, estos nuevos reclutas no eran suficientes
para satisfacer las necesidades de salud pública de la nación,
pues el gobierno de Chávez calculó que necesitaba un
verdadero ejército de médicos, de veinte a treinta mil de ellos,
para dotar a los cuatro niveles de atención que finalmente
serían creados en Barrio Adentro. Aunque los programas de
residencia solo producirían una pequeña fracción de los médicos
venezolanos que Barrio Adentro necesitaba, llevó a la creación
de la Medicina Integral Comunitaria por un equipo de
educadores médicos venezolanos y cubanos que planeaban un
sistema totalmente nuevo de educación médica.
El doctor José Jean Carlos Yépez, el venezolano al que a menudo
se da el crédito por ser el «padre» de la MIC, 4 era vicerrector
3
Argiris Malapanis y Camilo Catalán: «Cuban Doctors in Venezuela
Operate Free Neighborhood Clinics», The Militant, 23 de octubre de 2003.
4
Entrevista del autor con Ruth Martínez, coordinadora de la Educación
de Salud de la Misión Sucre para el estado de Miranda, en la Universidad
Bolivariana de Venezuela, Caracas, primavera de 2009.
133

del Colegio Universitario Francisco de Miranda, una universidad
experimental en el estado de Falcón. En 2003 fue nombrado
presidente de una comisión nacional que debía desarrollar y
supervisar el Programa Nacional de Formación en Medicina
Integral Comunitaria. La comisión reunió a miembros del
Ministerio de Salud y de seis universidades venezolanas con
un equipo de seis educadores médicos cubanos que tenían experiencia
tanto en el desarrollo de Barrio Adentro como en el
currículo para el nuevo programa de formación de médicos de
la Policlínica Universitaria en Cuba.
El doctor Yépez y algunos de los representantes venezolanos
ya estaban dedicados a la planificación de una de las grandes
misiones educativas del gobierno de Chávez: la Misión Sucre.
Fue creada para llevar la educación de nivel universitario a los
ciudadanos pobres y de la clase trabajadora en los barrios y
pueblos rurales, y de esa manera brindar una «universidad sin
muros» que maximizara la participación comunitaria. Los educadores
médicos venezolanos y cubanos en la comisión decidieron
utilizar la Misión Sucre para reclutar a estudiantes que serían
formados de conjunto con Barrio Adentro.
A fin de enseñar medicina en los barrios y pueblos de casi
todos los 335 municipios de Venezuela, era necesario incorporar
a un gran porcentaje de los médicos cubanos que trabajaban
en Barrio Adentro. Los cubanos tuvieron la suerte de tener
a su disposición un nuevo currículo médico que acababa de
ser desarrollado para el programa de medicina general en las
escuelas policlínicas cubanas en 2004 (Programa de Formación
Médica en Policlínicas Universitarias). Este currículo era
ideal para adaptarlo a las necesidades de la MIC en Venezuela
porque estaba diseñado para ser incorporado a entornos basados
en la comunidad, como la Misión Sucre.
La estructura de la MIC
Tanto el Programa de Formación Médica en Policlínicas Universitarias
como el programa de la MIC se diferencian del modelo
tradicional de educación médica adoptado en Estados Unidos
134

a principios del siglo XX. Este influyó notablemente en los programas
médicos de Cuba, Venezuela y de muchos otros países.
En 1910, el innovador en educación Abraham Flexner
redactó un informe para la Fundación Rockefeller, el cual ayudó
a sistematizar un programa de cuatro años de estudios médicos
y un entrenamiento científico más riguroso en autorizadas
escuelas de Medicina en Estados Unidos. El modelo flexneriano
se hizo norma en todo Estados Unidos y en gran parte del
mundo, ya fuera en programas de cuatro o en los de seis años.
Los alumnos pasan su primer año estudiando ciencias básicas
por separado (Fisiología, Anatomía, etc.) y en años subsiguientes
pasan a las ciencias clínicas. Finalmente se enfrentan
a la práctica en situaciones médicas reales de un entorno hospitalario.
Las escuelas médicas del programa policlínico en Cuba y
Venezuela dejan a un lado la universidad tradicional y su hospital
docente asociado, aunque siguen impartiendo instrucción
en clases de medicina científica. Desde el inicio del primer
año, esta educación en aulas se complementa con mucha participación
y observación junto a especialistas en medicina comunitaria,
al mismo tiempo que dan atención en consultorios
y centros diagnósticos cercanos de Barrio Adentro. En los
lugares que visité en Venezuela, lo típico es que pequeños grupos
de estudiantes trabajen cuatro horas cada mañana con
un médico/profesor cubano en un pequeño consultorio de
Barrio Adentro o en los centros diagnósticos más grandes y
modernos. A veces los estudiantes trabajan en la instalación
Barrio Adentro de sus propios vecindarios, pero también rotan
a otros locales cercanos para tener la oportunidad de trabajar
en varios entornos con personal experimentado. Por las
tardes, los estudiantes convergen en un lugar central dedicado
a la educación en aulas y allí les imparten clases muchos
de los mismos médicos que por las mañanas son sus tutores.
Si no tienen clase a una hora determinada, hacen uso de los
recursos de computación y de una biblioteca con materiales
escritos de referencia. También organizan sesiones de estudio
en grupo.
El material de aula, altamente organizado, incluye un sofisticado
currículo preparado por sesenta profesores de medicina
135

en Cuba que son especialistas de una amplia gama de las ciencias
biomédicas y sociomédicas. El núcleo del contenido científico
tradicional que Flexner identificó hace un siglo aún se
mantiene, pero no se enseña en cursos distintos de disciplinas
por separado. El nuevo currículo diseñado por los cubanos, y
que se usa ahora en todas sus escuelas de Medicina, combina estas
asignaturas separadas en nuevos cursos interdisciplinarios.
Uno de estos es un curso en cuatro partes de primer y segundo
años conocido como Morfofisiología, el cual teje conjuntamente
cursos tales como Anatomía, Fisiología, Genética, Biología
Celular y Molecular e Inmunología. Otro importante curso interdisciplinario
es Morfofisiopatología, que se estudia en segundo
año. Combina las otras ciencias relacionadas con la
práctica clínica, por ejemplo, laboratorio clínico, imagenología,
parasitología, microbiología y patología anatómica, así como
los principales procesos inmunes, heterodinámicos y patológicos
neoplásicos. 5 Se han compilado materiales muy desarrollados
en DVD para cada curso, de forma que cada conferencia en
clase sea acompañada por un DVD específico que el profesor
utiliza de manera intermitente durante la conferencia; todos
los estudiantes tienen sus propias copias de estos DVD para
estudio y revisión ulteriores.
La Escuela Latinoamericana de Medicina en La Habana aún
mantiene un campus separado para los estudiantes internacionales
y tiene algunos aspectos curriculares que difieren
tanto del programa de la MIC como del programa cubano de
policlínicas universitarias. Sin embargo, la ELAM ha adoptado
los mismos cursos interdisciplinarios que usan los otros
programas de formación. El doctor Juan Carrizo, rector de la
ELAM, describió los aspectos positivos del currículo científico
en una discusión con innovadores de la educación médica
de Canadá, Australia, Venezuela y Filipinas:
Hemos reemplazado la enseñanza aislada de las ciencias –anatomía
un semestre, microbiología el próximo– con un enfoque
5
Eugenio Radamés Borroto Cruz y Ramón Syr Salas Perea: «National
Training Program for Comprehensive Community Physicians, Venezuela»,
MEDICC Review, 10/4, otoño de 2008.
136

pedagógico morfofisiológico, lo cual permite a los estudiantes
un mejor análisis, solución de problemas e integrar el conocimiento
de forma acumulativa e integral. Diseñamos
nuestros cursos de manera que todo esté conectado, lo que
hace más fácil comprender al paciente como un todo, mientras
que tenemos cuidado en no comprometer la calidad de la
formación científica de los estudiantes. Hemos descubierto
que los estudiantes absorben mejor el conocimiento científico
con esta metodología y están mejor preparados para
solucionar problemas clínicos de salud, dedicarse a la investigación
y desarrollarse profesionalmente. 6
Los profesionales cubanos de la medicina que han trabajado
en Venezuela están convencidos de que los cursos interdisciplinarios
funcionan mejor en programas basados en la comunidad,
como la MIC. La doctora Bárbara, quien me permitió
observar su rutina diaria de trabajo con los estudiantes de
MIC en el consultorio de Barrio Adentro, considera que el
sistema educativo de MIC es una mejora sustancial del viejo
modelo cubano, y no solo debido a la experiencia social que
integran los estudios de los alumnos con su trabajo y sus comunidades.
Ella cree que están aprendiendo de manera más
rápida y que la combinación de participación in situ con la
exigente instrucción en el aula les permite asimilar más rápidamente
la información y hacer preguntas más pertinentes.
Cuando le pregunté si ella pensaba que el componente de trabajo
diario era demasiada distracción para el estudio regular
de los alumnos se echó a reír y respondió:
Por el contrario, su exaltación acerca del aprendizaje
académico, combinado con el entusiasmo por interactuar
con nuestros pacientes y comprenderlos les hace preguntar
todo el tiempo, así que los alumnos tienen una experiencia
mucho más dinámica de la que tienen los estudiantes en
6
André-Jacques Neusy y Bjorg Palsdottir: «A Roundtable of Innovative
Leaders in Medical Education», MEDICC Review, 10/4, otoño de 2008.
137

las universidades convencionales en Cuba, y esto acelera
el proceso de aprendizaje. Creo que para cuando lleguen a
tercer año, estarán al menos un año más adelantados que
los estudiantes tradicionales cubanos. Parecen colegas
médicos confiables más que estudiantes.
El doctor Borroto, quien encabezó la evaluación formal de
los tres primeros años de la formación de la MIC en toda Venezuela,
confirmó su opinión en una entrevista: «El resultado,
les aseguro, es del mismo nivel que en Cuba –en contenido,
asimilación del contenido– y, cuando se analiza la asimilación
del conocimiento, es superior a Cuba». 7 Una de las razones a
las que él atribuye el éxito es que el contexto venezolano está
verdaderamente fresco y desconectado de los viejos métodos
de impartir conocimientos. Cuando la enseñanza integral de
materias multidisciplinarias fue introducida en Cuba, incorporó
más práctica estudiantil en las policlínicas y en consultorios
del médico de la familia, pero la Facultad de Medicina
no estaba lista para cambiar su enfoque de la enseñanza de la
ciencia. «Ellos sencillamente querían transportar las viejas
ciencias básicas al policlínico», explicó el doctor Borroto. 8
La concepción de un nuevo sistema que usa tecnología y
comunicación modernas, computadoras, DVD, CD y videos
para transformar el estudio de las ciencias básicas en algo
diferente encontró resistencia en Cuba por un tiempo. Pero
como esos avances curriculares fueron totalmente incorporados
al programa de MIC en Venezuela, al regresar a casa
los médicos cubanos que habían estado expuestos a ellos facilitaron
el uso de los nuevos métodos en el entorno de la policlínica.
7
Enrique Ubieta Gómez: ob. cit., p. 206.
8
Ibíd., p. 205.
138

El currículo de la MIC
Lo que sigue es un breve resumen del currículo de la MIC que
describe el trabajo en cursos, estudio clínico y requerimientos
para el internado que se cumplen en cada uno de los seis
años requeridos para completar la carrera de Medicina Integral
Comunitaria. 9
El primer año está dominado por conferencias de Morfofisiología
Humana; esta es la combinación interdisciplinaria
de todas las ciencias básicas que se enseñan por separado en la
escuela médica flexneriana tradicional. Hay también un componente
de Salud y Medicina Comunitarias (ciencias sociomédicas
y ciencias sociales) que incluye: Introducción a las
Ciencias Sociales, Introducción a la Atención Primaria de Salud
y Comunicación Social y Cívica.
El segundo año continúa el estudio de las ciencias básicas
en Morfofisiología Humana y comienza el estudio de Morfofisiopatología
Humana. El componente de Salud y Medicina
Comunitarias cubre la Salud Pública, Historia de la Salud,
Epidemiología e Higiene, Investigación Médica, Intervención
Comunitaria y Análisis de Salud, y una Introducción al Pensamiento
Político Latinoamericano.
El tercer año hace un mayor énfasis científico en la Medicina
Clínica e incluye cursos de Farmacología I y II y Psicología de
la Atención de Salud. Salud y Medicina Comunitarias cubre
los mismos temas que en segundo año, además de un curso de
Ética Médica.
El cuarto año se concentra una vez más en la Medicina Clínica
e incluye Pediatría I y II, Psiquiatría, y Obstetricia y Ginecología.
El componente de Salud y Medicina Comunitarias
incluye Crecimiento Normal y Desarrollo, Salud Familiar, Atención
a Pacientes Oncológicos, Análisis de Salud Comunitaria,
Rehabilitación Comunitaria y Entornos Especiales.
9
Mi compilación de un gráfico detallado por el doctor Pedro Díaz, del
Comité Coordinador Nacional Académico de Barrio Adentro, el cual aparece
en Eugenio Radamés Borroto Cruz y Ramón Syr Salas Perea, ob. cit.
139

El quinto año pasa a la fase de internado en Medicina Clínica
y se concentra en Cirugía General; Ortopedia, Traumatología
y Rehabilitación; Pediatría III: Atención Hospitalaria; Obstetricia
y Ginecología: Atención Hospitalaria; Urología; Dermatología;
Otorrinolaringología, y Oftalmología. Los campos
de Salud y Medicina Comunitarias son: Salud Pública, Administración,
Medicina de Desastres, Medicina Forense, Toxicología,
Principios de Investigación Médica y el estudio de la
Medicina Natural y Tradicional.
El sexto año hace énfasis en el internado en Medicina Integral
Comunitaria. Los estudiantes trabajan en tres rotaciones
de doce semanas cada una en Atención al Adulto, Atención
a Niños, Atención a Mujeres y Embarazo, y una rotación de
nueve semanas en Atención de Cirugía.
El rápido crecimiento de la MIC en Venezuela
Hubo quienes pensaron que Fidel Castro estaba soñando lo
imposible cuando habló a los primeros 1 500 graduados de la
ELAM en 2005. Dijo que Cuba comenzaría a formar a 100 000 nuevos
médicos que servirían a los pobres y a la población marginalizada
de los países en desarrollo. Y aseguró que la tarea
sería completada ¡en solo diez años! En la Latinoamérica revolucionaria,
este optimismo quijotesco es compartido por
otros. En una oportunidad Che Guevara escribió a su madre
que él ya podía sentir «el costillar de Rocinante» bajo sus talones
en el momento en que iba a iniciar otra aventura. Frecuentemente
Hugo Chávez ha bromeado acerca de sus propias
tendencias quijotescas y la oposición a menudo lo ha acusado
de atacar molinos de viento cuando él ha propuesto metas
ambiciosas para la nación. La respuesta de su gobierno fue
distribuir gratuitamente al pueblo venezolano un millón de
ejemplares de Don Quijote, para que se pudieran familiarizar
con esa obra maestra de la literatura española. En 2005, el
presidente venezolano apareció junto a Fidel y no vaciló en
unirse a este proyecto exageradamente ambicioso: las dos pequeñas
naciones juraron educar a 100 000 médicos. De este
número, se comprometieron a educar a 30 000 médicos de la
140

familia en Venezuela, con el objetivo de que dentro de diez
años, es decir, para 2015, estarían listos para tomar en sus
manos la operación Barrio Adentro y sustituir a los cubanos.
Apenas cuatro años después, mientras hablaba a la nación
en su programa de televisión «Aló presidente», Chávez indicó
que el país tenía todas las posibilidades de alcanzar este ambicioso
objetivo. Anunció que la matrícula en ese momento
en MIC era de 24 811 estudiantes. De ellos, 8 875 estaban terminando
su cuarto año, 7 819 completaban el tercero, 3 513 el
segundo y 4 694 el primero. En estas cifras no estaban incluidos
los estudiantes matriculados en estudios de Premédica y
que comenzarían su primer año de MIC en 2010. Chávez declaró
que «un ejército de batas blancas» entraría en combate
en 2010 en clínicas y hospitales de Barrio Adentro de todo el
país, y ayudarían a ganar la lucha por instalar un nuevo sistema
de medicina pública universal. Se refería a los 8 875 estudiantes
que con sus batas blancas de algodón estarían listos,
después de terminar su cuarto año de MIC, a asumir su internado
junto a los aproximadamente 14 000 médicos cubanos y venezolanos
que ya estaban trabajando en los distintos niveles de
Barrio Adentro.
Evidentemente, un recuento escrito en 2010 no puede garantizar
que todos esos médicos en formación serán empleados
con utilidad en el futuro. Pero sí puede, al menos, citar
algunos estudios realizados por investigadores cubanos y venezolanos
que indican que la Medicina Integral Comunitaria
está encaminada en la dirección correcta. Una investigación
publicada en 2008 demuestra que la tasa de deserción escolar
fue bastante alta durante los primeros dos años de existencia
del programa de MIC; en 2006 y 2007, 4 503 alumnos, o sea,
26 %, causaron baja, principalmente debido a pobre desempeño
docente. Esta retención o tasa de aprobación de 74 % mejoró a
medida que se superaron rápidamente las deficiencias iniciales
del programa de MIC. Durante el siguiente curso académico,
la tasa de aprobación se incrementó a 82 % entre
estudiantes de primer año y de 94 % entre los de segundo año. 10
10
Ibíd., p. 40.
141

Se puede suponer con seguridad (aunque no hay datos disponibles
en este momento) que la tasa de aprobación fue aumentando
a medida que los estudiantes completaban sus estudios
de tercero y cuarto años, ya que habían demostrado su entereza
y estaban cada vez más entregados a su vocación. Con
más estudiantes matriculados en 2009 y 2010, parecía que
incluso, a pesar de algunas bajas entre los recién llegados, se
graduarían 30 000 nuevos médicos en MIC entre 2012 y 2017.
Los directores médicos de la MIC han demostrado que no
están interesados en obtener cifras impresionantes a medida
que presionan a los estudiantes durante el exigente currículo
de seis años. También tienen la intención de mejorar el programa
a medida que este crece. En marzo de 2008, cuando llegué
a un consultorio de Palo Verde, cerca de Sanare, para
una cita con estudiantes de Medicina, el miembro del Comité de
Salud que estaba como recepcionista me informó que todos se
habían marchado rápidamente a Sanare. Había una «reunión
de emergencia» de todo el personal de Barrio Adentro y de los
estudiantes de la zona. Según descubrí después, la emergencia
era una investigación de acción conducida por el Comité
Nacional de Coordinación Académica de Barrio Adentro, el
cual estaba haciendo un intenso recorrido por todo el país para
entrevistar a todos los estudiantes y profesores que trabajaban
juntos en la MIC. En dos meses, estos investigadores
lograron entrevistar una muestra representativa de todo el
programa de MIC, 1 277 profesores y 2 594 estudiantes. Para
agosto de 2008 habían analizado la información e identificado
las más importantes tareas futuras:
1.Realizar un mejor trabajo en la selección y retención de
alumnos, para así facilitar la superación de los obstáculos
y alcanzar el éxito fundamentalmente en la población estudiantil
de pocos ingresos y marginalizada.
2.Garantizar la mejor asimilación de los nuevos conceptos
pedagógicos por parte de los especialistas cubanos en medicina
familiar, ya que se requiere de ellos un esfuerzo extra
desde los puntos de vista organizativo, académico e indi-
142

vidual, con nuevos cursos que son bastante diferentes de
los que ellos estudiaron como alumnos de Medicina.
3.Enfrentar el hecho de que Barrio Adentro en sí se está
expandiendo y adaptando como parte de un nuevo sistema
nacional de salud, y que tiene desarrollo desigual en distintas
partes del país. Es decir, el nivel de participación de
las comunidades locales y el apoyo dado a los estudiantes
locales de Medicina varían mucho.
4.Enfrentar la demanda creciente por parte de comunidades
y pacientes que, después de cinco años de servicio de
Barrio Adentro, tienen nuevas y mayores expectativas de lo
que constituye una buena atención.
El doctor Borroto, quien desempeñó un importante papel
tanto en el desarrollo del programa de MIC como con el Comité
Nacional de Coordinación Académica en la preparación
de esta evaluación acerca del progreso hasta la fecha, fue cuidadoso
y agregó una nota de advertencia: «Una valoración
definitiva del éxito del programa –su impacto en la atención
de salud y la accesibilidad, en el estado de la salud de población
y en el compromiso futuro de los graduados a una carrera
en el servicio público– no se podrá hacer hasta dentro de
varios años». 11
Otras importantes ventajas del programa de MIC
Los venezolanos se han beneficiado inmensamente del programa
de MIC porque podrán dotar en el futuro a su sistema
de atención primaria universal con personal propio, pero no
son los únicos que se benefician con esta revolucionaria forma
de educación médica. Como resultado de la colaboración y
la improvisación durante la evolución de la Medicina Integral
11
Ibíd., p. 41.
143

Comunitaria, los cubanos han logrado desarrollar nuevas áreas
de pericia. Para los médicos cubanos más experimentados, incluyendo
los establecidos en sus especialidades y que habían
trabajado anteriormente en el exterior, hubo nuevas ventajas
educacionales. El doctor Borroto y su equipo de investigadores
de la salud pública han subrayado que la mayoría de los
médicos cubanos que imparten clases en Venezuela han tenido
que mantenerse constantemente al día, a fin de cumplir
con el exigente trabajo del curso de sus estudiantes de MIC.
De los aproximadamente 13 000 médicos cubanos que estaban
trabajando de diferentes maneras en Venezuela en 2008,
aproximadamente la mitad también sirvieron como profesores
en el programa de MIC, y la mayor parte de ellos tuvo que
hacer más estudios académicos a fin de poder cumplir con sus
deberes docentes.
Según un reporte de MEDICC Review, en 2008 «un total de
6 175 profesores –especialistas en atención primaria que también
eran parte de las clínicas de Barrio Adentro– imparten
clases en el programa; 4 602 (68,5 %) han alcanzado el rango
académico de al menos instructor o profesor asistente por haber
cumplido los requisitos establecidos por el Ministerio de
Educación Superior de Cuba». A menudo, sus estudios avanzados
incluían una combinación de cursos en Cuba, seminarios
junto con otros médicos que servían en Venezuela y una
variedad de cursos de extensión por computación que podían
ser completados por Internet. Para aquellos a quienes se pedía
que manejaran las complejidades a nivel municipal y local,
se les ofrecía un programa de maestría de 18 a 24 meses
en educación médica, por medio de la Escuela Nacional de
Salud Pública de Cuba; 125 profesores y directores de programa
que trabajaban en varios niveles en Venezuela alcanzaron
estos títulos de Máster. 12
Todos los médicos cubanos que participaron en la combinación
de actividades Barrio Adentro-MIC han aceptado la difícil
tarea de servir como tutores y profesores, así como médicos
12
Ibíd., p. 40.
144

de la comunidad. Esto implica atención simultánea a la práctica
de la medicina, educar a la comunidad, comunicarse con
colegas no experimentados y al mismo tiempo cumplir como
docentes. Y las clases formales con un nuevo currículo exigen
conocimientos extras –regresar a Cuba para recibir clases,
asistir a seminarios con otro personal médico en Venezuela
y completar cursos por correspondencia en computadora.
Según el periodista y filósofo Enrique Ubieta, para los médicos
cubanos «la tarea más difícil es convertirse en profesores.
Tienen que regresar a la escuela, pero el día está pleno de
tareas –consultas, visitas médicas, servir de tutores a estudiantes,
impartir clases en la Misión Sucre y recibir ellos
mismos cursos de postgrado y de maestrías». 13
Para desarrollar un nuevo tipo de educación médica en Venezuela,
los médicos cubanos tuvieron que llevar a cabo la
tarea del autodesarrollo. Han logrado convertirse en «médicos
seis estrellas», además de haber logrado la categoría
de «cinco estrellas», un concepto desarrollado por el doctor
Charles Boelen en la Organización Mundial de la Salud, que
se refiere al médico ideal para satisfacer las necesidades de programas
universales de salud con base en la comunidad. Los
médicos cubanos, la mayor parte de los cuales se formaron
como médicos de familia antes de especializarse en algún otro
campo, tenían los cinco atributos requeridos por Boelen: 1) dar
atención, 2) tomar decisiones, 3) comunicar, 4) administrar, y
5) ser líder en la comunidad. En Venezuela han agregado una
sexta estrella: la de ser maestros. 14
Los médicos cubanos más jóvenes, que se graduaron en la
primera década de este siglo y pudieron completar su residencia
en Venezuela en Medicina Integral General, lograron expandir
su experiencia médica de manera diferente. Ellos se
enfrentaron a una gama de experiencias con enfermedades y
13
Enrique Ubieta Gómez: ob. cit., p. 211.
14
Charles Boelen: The Five-Star Doctor: An Asset to Health Care Reform
Monografía en Internet. Organización Mundial de la Salud, Ginebra,
1993. Disponible en: http://www.who.int.
145

dolencias a las que nunca se hubieran enfrentado en Cuba, lo
cual les servirá de buena preparación para otras misiones
internacionalistas, incluyendo la educación médica en otros
países pobres en desarrollo. Hubo una experiencia similar para
otro grupo de jóvenes graduados cubanos: los graduados como
estomatólogos en Cuba que llegaron a Venezuela para completar
su residencia de dos años en Estomatología General Integral
(EGI) trabajando en los consultorios dentales de Barrio
Adentro.
La especialidad en Estomatología Integral fue desarrollada
diez años antes en Cuba, pero había generado poco interés,
en parte porque, según el doctor Borroto, un prejuicio entre
muchos dentistas en Cuba les hizo subestimar el valor de dar
atención dental básica y educar a nivel de comunidad. Esto puede
haber sucedido porque los dentistas cubanos, a diferencia de
los médicos de familia, apenas habían participado en misiones
en el exterior y no apreciaban las necesidades extremas y
la ausencia de atención de ese tipo en otros países. De todas
maneras, de los 2 900 dentistas que fueron a Venezuela para
participar en Barrio Adentro, las tres cuartas partes eran jóvenes
graduados que pasaron la residencia en la especialidad
de EGI. El doctor Borroto consideraba que este era un desarrollo
«revolucionario» porque los dentistas comenzaron a
regresar a Cuba con «un tipo de entrenamiento que es muy
superior y mucho más acorde con las necesidades de salud de
nuestro país». 15 Un beneficio adicional de este entrenamiento
de residencia en estomatología integral fue que también estaba
abierto a los graduados de las escuelas venezolanas de Estomatología,
con el resultado de que más de 2 000 dentistas
venezolanos terminaron trabajando junto a los cubanos en
Barrio Adentro. Sin embargo, el programa de formación de estomatología
en Venezuela no se expandió para ofrecer el curso
universitario de seis años del tipo que la MIC estaba ofreciendo
a sus futuros médicos.
La experiencia médica obtenida por los cubanos en Venezuela
con certeza será de ayuda para ellos en futuras misio-
15
Enrique Ubieta Gómez: ob. cit., p. 202.
146

nes internacionalistas, pero hay otra experiencia, un poco más
difícil de definir, que ellos han obtenido. Enrique Ubieta cree
que la exposición de los médicos cubanos a las transformaciones
sociales que tienen lugar en Sudamérica los ayudan a acercarse
a su propia historia. «En Venezuela, y ahora en Bolivia,
hay una posibilidad adicional de que los cubanos se reúnan con
el pasado revolucionario de su propio país, la cual no experimentó
la inmensa mayoría de ellos». 16
Esta experiencia de «reciclar la Revolución», según Ubieta, ha
sido parte de un rejuvenecimiento general del espíritu internacionalista
y revolucionario en Cuba que comenzó con las misiones
médicas de la Isla en Centroamérica y Haití en 1998. Él cree
que este rejuvenecimiento de la sociedad cubana es la ventaja
más valiosa obtenida por medio de la creciente cooperación cubana
con Venezuela y otras naciones del ALBA, incluso más valiosa
que las sustanciales ventajas debido al intercambio de
servicios de atención de salud por petróleo barato venezolano.
Este espíritu revolucionario renacido es contagioso, porque los
médicos cubanos han sido modelos inspiradores para sus estudiantes
y las comunidades donde sirven. La estructura educacional
de la MIC permite a los estudiantes estrechar lazos con
los médicos que son, en efecto, no solo tutores que comparten su
conocimiento, sino también maestros artesanos que enseñan con
paciencia a sus aprendices los detalles y las habilidades necesarias.
De igual importancia es que sirven como modelos de dedicación
humanitaria, transmitiendo sus valores socialistas por
medio del ejemplo, y no por proselitismo.
La doctora Bárbara, a quien pude observar trabajando con
pacientes y estudiantes en su consultorio de Barrio Adentro,
realizó otras misiones médicas en Yemen, Etiopía y Haití antes
de llegar a Venezuela. Ella fue una clara inspiración para
sus estudiantes de MIC de Sanare y Monte Carmelo debido a su
energía y sentido de la aventura, y ahora algunos de estos campesinos
sueñan con seguir sus pasos e ir de voluntarios algún
día a sus propias misiones internacionalistas.
16
Aday del Sol Reyes: «Creo en los caballeros andantes de la solidaridad»,
entrevista con Enrique Ubieta Gómez, Cubasí, 7 de febrero de
2007. Disponible en: http://www.rebelion.org/noticia.phpid=46174.
147

8. La construcción día a día
de la medicina comunitaria
Yo nací socialista, así que para mí
esta es la manera correcta de terminar mi vida:
sirviendo al pueblo.
JOSÉ, 71 años, estudiante de primer curso de MIC
Dos o tres veces a la semana durante el año que pasé en Venezuela
yo subía a la montaña que domina Monte Carmelo para
visitar la granja cooperativa orgánica situada en las faldas,
justo debajo del bosque nuboso. Un día, mientras recorría el
empinado camino, surgió rugiendo una motocicleta del recodo
de una curva llena de baches y desapareció montaña abajo en
una nube de polvo. Me detuve a recuperar el aliento y a conversar
con un agricultor que estaba junto a la cerca de alambre de
púas con dos de sus diez vacas. «Salió para sus clases en Sanare»,
dijo mientras observábamos cómo la motocicleta reaparecía
mucho más abajo en la carretera pavimentada. «Jonás está solo
en segundo año y ya está viendo a pacientes».
Él estaba muy orgulloso de que su hijo estudiara Medicina.
Tan orgulloso que el domingo siguiente, cuando me invitaron
a su casa, dijo una vez más: «Está en segundo año y ya está
viendo a pacientes». «Recuerda, papá –interrumpió Jonás–, que
aunque vea a pacientes y hable con ellos no tomamos decisiones
de tratamiento. Solo estamos para observar y ayudar a
nuestros profesores y hacerles preguntas».
«Eso lo sé –dijo su padre–. Lo que quiero decir es lo importante
que es que todos ustedes estén aprendiendo a hablar a
los pacientes, a tratarlos como seres humanos, hacerles saber
que pueden confiar en ustedes». Luego me explicó por qué
eso era tan importante. Su hijo no era la primera persona de la
familia en estudiar en la escuela de Medicina. Hubo una prima
que muchos años antes soñó con hacerse médico y su madre,
que era muy pobre, trabajó constantemente para ahorrar
cada centavo y le pidió a la hija que estudiara mucho. Muchos
148

familiares y amigos colaboraron para ayudar de distintas maneras
a la madre.
El padre de Jonás nos explicó:
Así que la hija, mi prima, realmente logró matricular en la
escuela de Medicina en la gran universidad de la ciudad.
Era muy raro en esos días que una campesina estudiara en
la Universidad. Luego continuó hasta terminar su especialidad,
y ahora vive en Caracas y atiende a pacientes en
su elegante vecindario. Por supuesto, en lo que a ella respecta
yo no existo. Ninguno de nosotros existe. Ella no trata
a nadie de la familia ni habla con ninguno de nosotros.
Jonás y su padre me habían invitado a unirme a su familia y
a otros siete estudiantes de MIC de segundo y tercer años para
un poco de descanso y relajamiento. Disfrutaron de un infrecuente
rato de tiempo libre, de música y de baile, de conversación
y de disfrute del paisaje allá abajo en el valle. La doctora
Bárbara, una de los médicos cubanos que somete a los estudiantes
de MIC a un riguroso programa los otros seis días de la
semana, se había hecho cargo de la cocina y estaba aprendiendo,
con algunos consejos de sus alumnos, a preparar una gran
cazuela de sancocho, 1 un sabroso guiso de carne y vegetales
que los campesinos comen a menudo en ocasiones festivas.
Jonás se graduó del liceo, o escuela secundaria, antes de que
comenzara el programa de MIC. Durante los primeros años
de la Revolución bolivariana, él y otros estudiantes fueron a
aldeas aisladas como voluntarios de la alfabetización para enseñar
a leer a adultos y para alentarlos a que continuaran en la
Misión Robinson y terminar el equivalente de una educación
primaria. Durante este período, Jonás también ayudaba a su
padre con las vacas y trabajaba con los vecinos cuando traían
una cosecha, y ayudó a construir una modesta casa de bloques
de concreto para la familia, con la ayuda de un préstamo
1
Plato tradicional, muy similar al ajiaco cubano. (Nota del traductor).
149

gubernamental sin intereses. Los ocho estudiantes que se encontraban
en casa de Jonás me dijeron que su año de Premédica
y el primer año de Medicina eran lo suficientemente exigentes
para eliminar a los menos motivados del grupo de estudiantes
serios que realmente sentían vocación por la medicina.
Jonás y Luisa, quienes crecieron en granjas, pensaban que
los estudiantes como ellos tenían más posibilidades de seguir
en el programa, ya que estaban acostumbrados al trabajo duro
desde la infancia. Luisa se crió en La Bucarita, una aldea cafetalera
al otro extremo del municipio, a tres horas del principal
pueblo de Sanare. Tuvo que mudarse con un familiar de
avanzada edad en Sanare para asistir a las clases de MIC, y
aunque extrañaba a su gran familia, dijo, «ellos me alientan
constantemente, así que estoy decidida a completar mis estudios
de Medicina». Luisa quería regresar a La Bucarita y convertirse
en su primer médico. Jonás dijo que esperaba algún
día poder viajar a zonas remotas de otras naciones y servir
como médico internacionalista.
Aunque se suponía que el domingo era día de descanso y
estudio para los alumnos, a veces dedicaban ese día a visitar
a residentes de Yacambú, los cuales casi nunca veían a un
médico. En esta zona exuberante y muy boscosa, habitada por
empobrecidos cultivadores de café, hay cerca de cien pequeñas
aldeas que son mucho más pequeñas y pobres que La Bucarita
y Monte Carmelo. Para llegar a esos lugares se tarda
de cuatro a seis horas de viaje, incluso si uno tiene un jeep
que pueda transitar por los lodosos caminos y arroyos salidos
de madre en el bosque nuboso. En la temporada de lluvia,
la oficina del alcalde prestaba uno de sus grandes vehículos
«Campo Adentro» de tracción en las cuatro ruedas y los médicos
cubanos y sus estudiantes lo llenaban de suministros
médicos y dentales y realizaban miniclínicas de un solo día.
Pero en otros momentos, cuando los caminos eran transitables,
se aventuraban con José, un colega estudiante que poseía
un viejo auto y conocía el camino de las oscuras rutas de
Yacambú. José, un estudiante de primer año residente en
Sanare, tenía setenta y un años. Sus compañeros de estudio
me contaron que una vez, hace casi cincuenta años, ayudó a
las guerrillas revolucionarias y les llevaba suministros a sus
150

escondites en las montañas. Los estudiantes más jóvenes decían
que estaban orgullosos de José, porque a pesar de su edad
trabajaba tanto como ellos en sus estudios. Algunos de los otros
estudiantes tenían diecinueve o veinte años, recién graduados
de secundaria, otras eran jóvenes madres de veintitantos, y unos
pocos estaban en su tercera o cuarta década de edad.
«Todos tenemos un alto nivel de compromiso –dijo Hilario,
estudiante de tercer año–, pero hay que admirar a las mujeres
en particular. Muchas son madres y tienen hijos pequeños y
deberes familiares que cumplir. Francamente, no sé cómo pueden
hacerlo». El propio Hilario no era ningún holgazán, ya que
a sus cuarenta y tres años podía sentirse cansado de toda una
vida de trabajo en una amplia gama de empleos –entre otros,
chofer de camión, carpintero y capataz de obras de construcción.
«Por supuesto –señaló–, pocos de nosotros podríamos
sobrevivir sin la ayuda de nuestra familia. Ellos nos alientan
y nos apoyan. Todos tenemos a alguien que ayuda con los gastos».
Cada estudiante recibe un modesto estipendio mensual
del gobierno, y aunque pudiera ser suficiente para alguien que
vive con sus padres, casi no alcanza para los que tienen una
familia propia. «Muchos miembros de la familia dan ayuda
económica, pero los abuelos son pieza clave», dice Dilbex, una
madre joven de Sanare. «Saber que ellos cuidan bien a los niños
me permite dedicarme a los estudios».
La práctica y el estudio de la medicina
Los médicos en formación pasaban la mañana trabajando con los
médicos en Sanare o en las aldeas que tenían sus propios consultorios,
y por la tarde se concentraban en los exigentes materiales
académicos. Para las clases formales convergían en
un lugar central de Sanare llevando grandes y gruesas carpetas
de tres anillas rellenas con 400 o 500 hojas de material
fotocopiado –hojas de libros de texto y artículos. En el área de
aulas había material suplementario disponible en libros y en
las computadoras, de manera que durante el tiempo que los
estudiantes no tenían clases estaban revisando este material
y discutiéndolo entre sí.
151

Magaly y Dilbex me dijeron que el material era cada vez más
desafiante durante los tres años que llevaban estudiando.
Durante las clases de la tarde que impartían los médicos cubanos,
ellos tomaban muchas notas. «Luego, por la noche –dijeron–,
a menudo nos reuníamos en grupo y podíamos preguntarnos
unos a otros». Sus notas eran respaldadas por uno de los recursos
claves del programa de MIC: el material en DVD que
acompaña a cada clase. Aunque la mayoría de los estudiantes
de primer y segundo años no pueden darse el lujo de tener una
computadora personal, alguien de la familia generalmente
tenía un reproductor de DVD, así que podían repasar las lecciones
en casa cuantas veces fuera necesario. Y como los estudiantes
siempre se alientan y ayudan mutuamente, al
alumno que no tuviera el equipo para DVD lo invitaban a verlo
en compañía de otros. Es obvio que las familias tenían que
cooperar también, ya que estaban dispuestas a renunciar a
parte de su tiempo dedicado a la televisión a fin de apoyar el
estudio de los alumnos.
Según Milena y Mariela, estudiantes de tercer año, el programa
de MIC era más difícil cuando comenzaron en 2006.
Fuimos los pioneros en aquel primer año, cuando muchos
de los materiales de curso aún se estaban procesando. A
menudo veíamos películas más viejas o videos en VHS que
proyectaban en los televisores de las aulas. Pero no había
copias adicionales, y de todas maneras nadie de por aquí
tenía máquinas de VHS en la casa. Incluso cuando llegaron
los primeros DVD fue difícil, porque eran un tipo de disco
que no se podía copiar. Pero ahora todo se ha rectificado y
a los estudiantes de primer y segundo años les es más fácil.
Estas dos mujeres comenzaron a estudiar tres años y medio
antes como parte del primer grupo de MIC en el municipio.
Respondieron a un anuncio público que invitaba a la gente
interesada a reunirse con funcionarios de las oficinas locales
de la Misión Sucre, que tienen a su cargo todos los programas de
educación extramuros de nivel universitario. Mariela, que recientemente
había terminado su bachillerato, dijo que siempre
había soñado con ser médico, pero dudaba de que fuera a
152

tener la oportunidad de estudiar en una de las grandes universidades
urbanas. «Así que cuando supe que podríamos estar
calificadas para entrar al programa de Medicina Integral Comunitaria,
corrí montaña abajo hasta Sanare para matricular».
Milena ya estaba casada y era madre de una niña de dos años
cuando fue aceptada en el programa, y se sentía dichosa de que
tanto su esposo como la familia la alentaran. Por la época en
que vivía en Monte Carmelo, su hija tenía cinco o seis años y a
menudo veía cómo su padre o su abuelo la llevaban al prescolar
a las 8:15 de la mañana porque Milena ya estaba trabajando en
Barrio Adentro. Cuando Mariela y ella fueron aceptadas en el
programa, primero tuvieron que pasar el curso de Premédica,
que estaba diseñado para poner al mismo nivel a todos los alumnos
–los recién graduados de bachillerato y los que llevaban
tiempo sin estudiar. Cuando pasaron al tercer año de MIC, el
Gobierno les concedió premios especiales por sus esfuerzos:
nuevas computadoras laptop. Esto les permitió estudiar con
DVD, filmes digitalizados y artículos médicos, y buscar en los
sitios web dedicados a la medicina cada vez que quisieran.
Estaban encantados porque sentían que la complejidad e intensidad
de su trabajo había aumentado en el tercer año. Específicamente
mencionaron el curso de Farmacología, ya que
exigía una gran memorización de varios compuestos químicos y
medicamentos, además de conocer las dosis y posibles efectos
secundarios en el paciente. Los estudiantes de tercer año también
tenían deberes especiales que cumplir, además de trabajar
todos los días junto a sus tutores cubanos. Una vez cada catorce
noches, dos de los veintiocho estudiantes de tercer año debían
permanecer toda la noche en la CDI, el grande y moderno centro
de diagnóstico en medio de Sanare que fue inaugurado en 2006.
De 9 p. m. a 8 a. m. ayudaban a ingresar a pacientes de emergencia
y a asistir al único médico cubano que estaba de guardia.
«Es un régimen muy estricto», dije, pero Mariela y Milena
solo sonrieron y se encogieron de hombros, como diciendo que
es lo que ellas esperaron siempre. Entonces pregunté: «¿Cuántos
estudiantes de tercer año han causado baja durante la carrera».
Y me respondieron: «De treinta y nueve que empezamos,
cinco ya no están con nosotros. Solo hubo uno que pensó que
era demasiado duro, demasiado trabajo. Otra va a tener un niño
y espera poder regresar. Otros tres consideraron que la presión
financiera o familiar era demasiado grande».
153

«Pero ustedes solo son veintiocho», señalé. «Por supuesto. Eso
es porque seis del grupo original no están estudiando aquí en
Sanare, pero aún siguen en la carrera. Están estudiando en Cuba».
Si cinco del grupo inicial no continuaron más allá de su
primer o segundo año, la tasa de deserción fue ligeramente superior
a 10 %, bien por debajo de la tasa nacional de 26 % reportada
por la evaluación del programa de MIC en todo el país.
Integración con la comunidad
Los estudiantes de Medicina en Monte Carmelo recibieron el
apoyo de muchos amigos y vecinos, incluida Elsy Pérez, una
enfermera práctica. Ella había sido miembro fundador del Comité
de Salud de la aldea cuando llegaron los primeros médicos
cubanos en 2004 y continuó haciendo tareas voluntarias
en el ambulatorio, a pesar de que tenía un empleo pagado en el
pequeño hospital municipal del cercano pueblo de Sanare. Por
las noches y los fines de semana, Elsy dedicaba su tiempo a estudiar
para obtener su título de enfermera en el programa universitario
de la Misión Sucre. Un día, ella y un grupo de estudiantes
de Enfermería y de Medicina estaban discutiendo acerca de los
médicos venezolanos que conocían, incluyendo a los cinco que
estaban empleados en el hospital municipal de Sanare. Ellos
pensaban que algunos, posiblemente porque fueron formados
hace años en las establecidas escuelas de Medicina de las grandes
ciudades, tenían una forma fría y distante de tratar a los
pacientes. Una enfermera dijo que había un patrón claro de algunos
pacientes que eran tratados mejor que otros por parte de
los médicos venezolanos en el hospital donde ella trabajaba con
Elsy; ella lo atribuía a sus prejuicios de clase, ya que parecían
suponer que los campesinos pobres eran estúpidos o incapaces
de comprender las explicaciones de sus enfermedades y sus tratamientos.
Esto contrastaba claramente con los médicos cubanos,
ya que según ella: «Ellos dan a todo el mundo igual atención
y tratamiento y tranquilizan a la gente con su trato relajado y
amistoso. Todos les llaman por sus nombres comunes».
154

Sin embargo, había un par de médicos generales venezolanos
en Sanare que durante sus años de trabajo habían ganado la
confianza de las familias de Monte Carmelo, y algunas personas
de edad seguían acudiendo a ellos. Una estudiante de Enfermería
bromeó acerca de su tío, a quien un médico cubano
del Centro Diagnóstico en Sanare le hizo un examen y le dio
antibióticos, ambos gratuitos, para su bronquitis. Después fue
al viejo médico general para confirmar el diagnóstico. «Supongo
que tenía algún dinero extra que necesitaba gastar», dijo la
joven.
En otra ocasión, una estudiante de primer año de Monte Carmelo,
Yeiny, me dijo que ella también deseaba otro tipo de medicina,
basada en los valores humanitarios, pero también
relacionada con las tradiciones médicas folclóricas del campo.
Cuando era niña, Yeiny había adquirido un respeto por las propiedades
curativas de las plantas de la localidad al ver a las
mujeres, incluyendo a su tía, atender sus herbarios con decenas
de especies que usaban para curar enfermedades como resfriado,
gripe, mal de estómago y dolores de cabeza. Durante los
años que dejó de ir a la escuela para criar a su hijo pequeño,
aumentó su interés en la medicina naturalista al trabajar con
el padre Mario, el sacerdote local que ocasionalmente aparecía
por la iglesia para predicar un sermón, pero pasaba la mayor
parte del tiempo trabajando junto a los campesinos en la granja
cooperativa. Yeiny ayudaba a Mario en el minilaboratorio
que él había creado para producir tinturas, tés y otros remedios
rurales a partir de cientos de plantas de la localidad. Cuando
ingresó al programa de MIC a la edad de veintisiete años,
ella notó que la mayor parte de su formación con los médicos
cubanos se basaba en la ciencia occidental convencional, pero
que la medicina alternativa a partir de remedios folclóricos
tradicionales no era rechazada.
Aprendiendo junto a los médicos/tutores
La mayor parte de mis observaciones de los estudiantes de MIC,
mientras trabajaban junto a sus tutores cubanos, tuvo lugar
155

en las dos clínicas ambulatorias de las aldeas de Monte Carmelo
y Palo Verde, así como en el nuevo CDI en el centro de Sanare.
En mi primera visita a Palo Verde, la doctora Bárbara y su colega
venezolana, la doctora Edita, simplemente me aceptaron
en su consulta, me sentaron en una silla entre sus dos burós y
me invitaron a pasar la mañana observando y escuchando un
desfile continuo de pacientes a medida que el área de recepción
los enviaba. Había siete estudiantes presentes, e incluso los del
primer curso, dos de ellos de solo diecinueve años, usaban la
misma bata blanca de algodón que los médicos. Se desenvolvían
con un sentido de dignidad, seriedad y atención a los detalles
que les habían inculcado sus profesores/tutores cubanos;
su comportamiento pregonaba al resto del mundo que ellos ya
eran asistentes médicos de confianza.
Los miembros de la comunidad que acudían en busca de tratamiento,
algunos de los cuales conocían personalmente a los estudiantes,
parecían sentirse totalmente a gusto con la situación
y no parecían estar ansiosos por su privacidad. Incluso la presencia
de este gringo en la consulta no parecía molestar a nadie.
Había una pequeña habitación a un lado, donde los médicos y los
estudiantes podían llevar a los pacientes para examinarlos. Pero
primero les hacían una extensa historia clínica, así como el recuento
de sus síntomas y de su estado físico. La doctora Bárbara,
como médico a cargo de la instrucción, insistía a sus alumnos
para que le hicieran preguntas a intervalos regulares, tanto en
cuanto al tipo de información que ella acopiaba en la entrevista
como en cuanto a la clase de manifestaciones físicas que buscaba
al hacer el examen físico del paciente.
La doctora Tomasa era la única médico de la comunidad de
Monte Carmelo en 2007-2008, y en una oportunidad tuvo que
ausentarse para viajar a Cuba y organizar el cuidado de sus
padres, muy mayores, que además estaban bastante enfermos.
Cuando regresé a Monte Carmelo a principios de 2009 para
una breve visita y pasé por el ambulatorio para saludarla, los
vecinos me dijeron que había terminado su misión en Venezuela
antes de los dos años para poder regresar a casa y cuidar
de sus padres, cuya salud había continuado deteriorándose.
156

Aunque estaba preocupada por ellos durante su estancia en
Monte Carmelo, se tomaba su trabajo muy en serio. Los estudiantes
me contaron que ella insistía aún más que la doctora
Bárbara para que le hicieran más preguntas en el curso de
sus mañanas juntos. Según Antonio, uno de los estudiantes
de Sanare: «Ella siempre está exigiendo más preguntas porque
dice que esa actitud inquisitiva es una de las claves para
ser médicos de éxito».
La propia curiosidad de la doctora Tomasa la llevó a preocuparse
por el gran número de mujeres rurales con bronquitis
crónica y otros problemas pulmonares y respiratorios a
pesar de que ellas, a diferencia de los hombres, raras veces
fumaban. Por esa época, Tomasa y los otros médicos de Barrio
Adentro estaban ansiosos por hacer el máximo uso del laboratorio
y de la capacidad de imagenología del Centro de Diagnóstico
Barrio Adentro II en Sanare, a fin de desarrollar una línea
coherente de información de base de cada residente, saludable
o no. Ella decidió pedir a sus estudiantes que prepararan
citas para la mayor cantidad posible de residentes, pero especialmente
de las mujeres, para hacerles rayos X, análisis de
sangre y otras pruebas de rutina. Si los pacientes se sentían
incómodos por ir solos, los estudiantes debían acompañarlos.
Los resultados de los rayos X de las mujeres, incluso las que
no tosían ni estaban enfermas, a menudo mostraban en los
pulmones áreas congestionadas ensombrecidas, igual que si
fueran fumadoras de alto consumo. Aunque el clima húmedo
y frío durante la temporada de lluvias probablemente contribuyera
a esas dolencias, ahora había evidencia de la presencia
de otro villano: el humo de las fogatas de leña que muchas
mujeres aún usaban para cocinar, a menudo en habitaciones
cerradas de techo bajo y sin chimenea u otras formas de ventilación
apropiada.
Este tipo de investigación intensiva de los problemas de salud
de la comunidad hace que los estudiantes tomen conciencia
desde el principio de su carrera de la importancia de analizar
en particular las condiciones sociales de la localidad y del entorno
en el que trabajan, y luego, debido a su familiaridad
y la confianza con la comunidad, promover la prevención
157

de enfermedades. Los estudiantes fueron eficaces en lograr
que los residentes participaran en campañas de vacunación, y
ayudaron a reclutar y motivar a escolares durante la temporada
de lluvia en los esfuerzos por eliminar fuentes de agua
estancada, que sirven como criaderos de los pequeños mosquitos
que transmiten el dengue. Y como la mayor parte de los
estudiantes son jóvenes que generalmente esperan por un tiempo
para tener hijos, estaban idealmente capacitados para hablar
con sus iguales acerca del sexo y las distintas formas
disponibles de control de la natalidad.
Nuevos compañeros venidos de Surinam
La mayoría de los residentes de Monte Carmelo son descendientes
en parte del pueblo indígena que vivió en las estribaciones
de los Andes durante miles de años. A partir del siglo XVI,
los indios comenzaron a casarse con los colonialistas europeos
que empezaron a llegar tierra adentro desde la costa para
asentarse allí. Se mezclaron además con los esclavos africanos
que se rebelaron en las plantaciones de caña de azúcar y
escaparon para vivir en las montañas. Diferentes lenguas indígenas
y costumbres tribales desaparecieron en esta parte
del país, y las danzas y músicas tradicionales que se practican
son el resultado de una mezcla durante cientos de años de
elementos indios, españoles y africanos. En cuanto a apariencia
física, la mayoría son de piel oscura con una gama de rasgos
faciales que atestiguan su herencia étnica mezclada. Un día
de enero de 2009, los residentes de Monte Carmelo comenzaron
a susurrar porque tres jóvenes de aparente ascendencia
afrocaribeña y vestidos de bata blanca aparecieron en el camino
de Monte Carmelo con otros estudiantes de Medicina.
¿Serán de Barlovento –se preguntaba la gente–, la parte de
Venezuela cerca de la costa que está poblada por los descendientes
de cimarrones, los esclavos rebeldes que siglos antes
escaparon a las selvas húmedas y construyeron sus propios
pueblos ¿O serán afrocubanos, como el popular doctor Frank,
el médico de cuidados intensivos del centro de diagnóstico de
Sanare
158

Más tarde, cuando pasaba frente al ambulatorio, los estudiantes
me llamaron para que conociera a los tres nuevos compañeros.
Uno de los recién llegados, Georgo, me identificó de
inmediato: «Creo que detecto un acento estadounidense en su
español». Él también hablaba con acento norteamericano, pero
en inglés. Dijo que su lengua materna era el holandés, porque
había nacido en Surinam, pero en su país el inglés es una lengua
importante en secundaria y en la universidad. Georgo, su media
hermana Isabella y su amiga Meredith eran parte de un
contingente de estudiantes extranjeros que llegó a Venezuela en
2007 bajo los auspicios de la ELAM, a fin de comenzar a estudiar
junto a los alumnos de MIC. Después de terminar cursos
de Premédica en un lugar cerca de Caracas, estos 335 futuros
médicos fueron agregados a grupos de estudiantes venezolanos
de primer año en varias localidades de todo el país. Aproximadamente
la mitad del grupo provenía de Bolivia, otros de
países hispanoparlantes, y un número bastante grande de culturas
de otros idiomas, como Brasil y Surinam. Georgo había
sido un alumno eminente en Paramaribo, la capital de su país,
pero no estaba allí cuando se realizó la lotería para obtener
plaza en la pequeñísima Escuela de Medicina. Comenzó a buscar
otras maneras de estudiar; supo que había un largo período
de espera para ser elegible para escuelas en Holanda y que
las escuelas de Medicina de Estados Unidos eran prohibitivamente
caras. Oyó hablar por primera vez de la formación
médica cubana de boca del ministro de Salud de Surinam, quien
se hizo médico en Cuba, pero descubrió que había una larguísima
lista de espera para ingresar a la ELAM.
El doctor Juan Carrizo, rector de la ELAM, ha reconocido
que la cifra de solicitantes ha crecido tanto que la escuela solo
puede aceptar uno de cada veinte estudiantes calificados. Cuando
Georgo supo que en Venezuela iba a comenzar una sucursal
especial de la ELAM, él y su hermana Isabella solicitaron directamente
en la embajada venezolana en Surinam su ingreso
al programa. Karen, otra nueva estudiante de Perú, dijo que
muchos de los cuarenta peruanos que llegaron a Caracas habían
presentado su solicitud por medio de grupos juveniles socialistas.
Muchos de ellos, incluyendo a Karen, habían pedido
159

anteriormente su admisión en la ELAM de La Habana, pero
también se encontraban en una lista de espera. En la primavera
de 2008, mientras estos estudiantes comenzaban su primer
año de estudios regulares de MIC, otro contingente de 600 alumnos
extranjeros seleccionados por la ELAM llegó a Venezuela
para comenzar el curso de Premédica. Al año siguiente, Georgo
pasó a Cuba a estudiar en la sede principal de la ELAM. Informó
que le gustaban las clases académicas, pero que la experiencia
práctica que estaba adquiriendo en La Habana no era
comparable a la riqueza de su experiencia diaria junto a los
médicos cubanos y venezolanos en Barrio Adentro.
Clases con estudiantes de primer año
Una semana después de conocer a los nuevos estudiantes, pude
asistir a una de las clases por la tarde con los veinte alumnos
de primer año, trece del área de Sanare más los siete extranjeros
recién llegados. La doctora Alina, que trabajaba por las
mañanas en un consultorio Barrio Adentro en un vecindario
pobre de Sanare, comenzó su clase haciéndoles una breve prueba
acerca de genética molecular, el principal tema de estudio de la
semana anterior. Los otros siete –tres de Surinam, dos de Colombia,
uno de Brasil y otro de Perú– esperaron pacientemente
en la calle, porque no habían estado presentes las dos primeras
semanas de clase. Después de la prueba, la doctora Alina llamó
a los estudiantes extranjeros para que se sumaran al grupo y
preguntó a todos si podrían explicar algunos conceptos relacionados
con la prueba. Arelys, de Monte Carmelo, no tuvo problemas
para explicar de manera concisa las interacciones entre
los cromosomas XX, XY y XYY. Luego la doctora se dirigió a
uno de los estudiantes extranjeros y le pidió que hiciera un gráfico
en seis partes relacionado con «operadores, promotores,
reguladores y cistrones». El alumno pareció un tanto perdido y
sonrió de modo avergonzado mientras luchaba por escribir cosas
en la pizarra. La sonrisa no pareció agradar a la doctora y,
aunque no lo reprendió, sí sugirió a todo el grupo que en esta
clase era necesario un serio compromiso con el estudio. Se di-
160

igió a otro recién llegado, Georgo, y repitió la pregunta. Este
no tuvo dificultad en mapear un diagrama y explicar en detalle
los procesos requeridos. Hasta ese momento todos estaban apiñados
en una sala de recepción que tenía a un costado una puerta
a la calle, y en el rincón opuesto un buró y una computadora
para el doctor Humberto, quien servía de director de actividades
educativas en el centro de MIC. Él y el doctor Frank del
centro de diagnóstico estaban encimados sobre la computadora
discutiendo las oclusiones cardioarteriales, buscando en
Internet varios datos de investigación y tomando muchas notas
relacionadas con el problema que debían solucionar. Cuando
los de tercer año terminaron su clase en un aula anexa, los
estudiantes de primero pasaron a la sala mayor, que era más
tranquila y estaba equipada con antiguos pupitres escolares,
además de una computadora y un gran televisor para ver
los DVD.
La doctora Alina dividió el horario de clase con el DVD.
Alrededor del 70 % se dedicó a la concisa conferencia de la
doctora y 30 % al filme, durante un período de dos horas y media.
El filme era una combinación muy bien hecha de animación,
gráficos y diagramas, acompañados de una explicación
sucinta e informativa por parte de una narradora. No era lo que
yo esperaba, ya que yo tenía la impresión errónea de que los filmes
usados en clase eran conferencias tradicionales que impartían
profesores en universidades cubanas. Quizás yo
pensaba así porque en 2006, cuando comenzó la instrucción
de MIC, se había utilizado una mezcla de cintas VHS y viejas
diapositivas que ahora había sido sustituida por un juego integral
de DVD. La colección, diseñada para abarcar el currículo
completo de la MIC, presentaba el tema para cada semana y
para cada módulo del programa de seis años. Muy importante
para la transmisión de este conocimiento fue el hecho de que
durante los dos años previos los médicos/tutores cubanos
habían regresado al aula; como estudiaron los conceptos educacionales
subyacentes en el currículo de MIC y el estilo
de los DVD, estaban preparados para incluir coherentemente
el contenido de los filmes en sus conferencias. Durante la primera
clase a la que asistí, la doctora Alina puso un DVD que
161

anunciaba que veríamos Morfofisiología Humana: segunda
parte, 1. er trimestre, 1. er año. Como el filme estaba destinado a
ser una herramienta interactiva, la doctora Alina hacía un
uso frecuente del control remoto, siempre que lo considerara
necesario, para detener y reiniciar la acción. Ella era precisa
y animada cuando agregaba detalles, subrayaba materiales
relacionados y repetía la información de manera fresca, para
asegurarse de que los estudiantes comprendieran. Los alentaba
a levantar la mano y a hacer preguntas en cualquier
momento. El tema general, que era una consecuencia natural
del material genético de la semana anterior, era la reproducción
humana: de qué manera se forman las células de un bebé
y cómo se logra un embarazo normal. Un titular anunciaba temas
relacionados: «Gametogénesis, Fertilización, Desarrollo
del Cigoto, Alteraciones, Contracepción». Después de que el
filme presentara los distintos patrones de la unión de cromosomas
y casos específicos excepcionales, la doctora Alina
señaló algunos de los procesos anormales que con mayor probabilidad
pudieran provocar defectos de nacimiento. Después de
que el filme mostró la manera en que el óvulo fertilizado se
implanta en la pared del útero, ella dedicó un tiempo considerable
a responder preguntas de los alumnos acerca de embarazos
no exitosos y los tipos de implantación incorrecta que
pueden provocar abortos espontáneos, embarazos ectópicos y
demás.
«Este es el tipo de material que ustedes necesitan dominar
–dijo– porque algún día van a tener que explicar estos procesos
a algunos de sus pacientes». Después de que la doctora profundizara
en «blastocitos, zona pelúcida, trofoblasto» y otras definiciones
exóticas (al menos para mí), hubo bastante discusión
acerca del «ciclo sexual femenino». La doctora sugirió que había
varias maneras de ayudar a las mujeres a comprender las
variaciones individuales, desde la duración promedio del período
y el momento de la ovulación, incluyendo el uso de un
termómetro rectal. Esta discusión estaba relacionada con la
primera tarea de los estudiantes, algo bastante sencillo: se les
pidió que describieran en detalle los procesos de ovogénesis y
espermatogénesis. Un poco más tarde, la doctora Alina tuvo
162

una tarea de tipo diferente: pidió a los estudiantes que consideraran
un hipotético caso. Un camionero que pasa la mayor parte
del mes en la carretera está casado con una mujer que viaja
regularmente por todo el país para promover una de las nuevas
misiones sociales de Venezuela. Llevan tres años de casados
y ella no puede salir embarazada. «¿Qué harían ustedes
como médicos –preguntó– ¿Aconsejarles que lo discutieran
¿Y qué sencillas medidas podrían tomar para mejorar su oportunidad
de tener un hijo».
Un estudiante de Colombia levantó la mano y dijo: «Creo que
leí un artículo acerca de los camioneros de larga distancia y la
posibilidad de que debido a todo el tiempo que permanecen sentados
inmóviles en la cabina disminuya su producción de esperma».
La médica puso los ojos en blanco y luego sacudió enfáticamente
la cabeza. «No, no, no, eso es especulación hipotética
que proviene de la prensa popular. Aunque pueda ser cierto o
no, hay un enfoque más sencillo que probablemente solucionaría
la situación de esta pareja, y ustedes debieran probar
eso primero».
Su última pregunta tenía la intención de introducir a los estudiantes,
como jóvenes relacionados con la medicina, a su papel
de practicantes de medicina integral comunitaria. Como
comunicadores responsables de mejorar la conciencia pública
acerca de varios temas de salud, tendrían que compartir sus
conocimientos con otros y desarrollar la compasión por las
personas que traten. «Ustedes están en su consultorio Barrio
Adentro en un vecindario pobre, y una muchacha llega y dice:
“Creo que estoy embarazada. Pero no sé cómo sucedió”. ¿Qué
tienen que preguntarle ¿Qué tienen que explicarle».
En otra clase unas semanas después, la doctora Alina caminaba
por los pasillos entre los pupitres llevando sobre un carrito
la réplica de un esqueleto. La lección comenzó con preguntas
a los estudiantes acerca de la columna vertebral y las funciones
de los distintos tipos de vértebras. Los tres estudiantes de
Surinam, siempre dispuestos a responder, tenían su mano en el
aire. «Ustedes son demasiado impacientes –dijo la doctora
Alina–. Bajen la mano». Los otros alumnos, en particular los
163

campesinos locales, rieron porque les divertía la rivalidad fraternal
entre Georgo y su hermana Isabella. O quizás estaban
reaccionando ante los estudiantes urbanos, criados en la capital
de Surinam (no exactamente un enorme centro metropolitano,
con unos 250 000 habitantes, pero diez veces del tamaño
de Sanare) que tenían un estilo más competitivo, ya que habían
estudiado en escuelas muy exigentes con instrucción tanto
en holandés como en inglés.
«Vamos a oír a los demás alumnos –dijo la doctora–. ¿Yeiny
Por favor, explícanos tres rasgos de las vértebras torácicas».
Yeiny, una estudiante de veintiocho años de Monte Carmelo,
dio con su suave voz una respuesta correcta e integral.
Otra pregunta: «¿Por qué las vértebras lumbares son mayores».
La mano de Isabella apareció con rapidez y la doctora Alina
bromeó con ella: «Si no dejas de hacer eso te vas a lastimar un
músculo del brazo». Luego la doctora la ignoró y preguntó a
José, el de mayor edad en el aula. «Son mayores –dijo él– porque
están al final de la columna vertebral y tienen que soportar
más peso». Luego respondió exitosamente otras preguntas
detalladas acerca de la función espinal.
Durante la siguiente hora, la doctora Alina, acompañada por
su esqueleto, hizo preguntas a los estudiantes, los invitó a que
le preguntaran a ella y describió hipotéticos dilemas de diagnóstico
con los que un médico local pudiera encontrarse. «Un
individuo ha bebido muchas cervezas y sale en su motocicleta
por un camino rural –algo bastante común en el área– y pierde
el control en la curva y cae. No parece tener fracturas en brazos
y piernas o en el cráneo, pero tiene dificultad para respirar
y sus pulmones se están llenando de líquido. Una posibilidad
–explicó ella y señaló a su compañero esquelético– es de que
una de estas, una costilla flotante, haya perforado un pulmón».
Seguidamente, el DVD presentó el «sistema osteomioarticular»
o sistema esquelético. Comenzó con una imagen de un embrión
en su tercera semana, la aparición de las primeras células óseas en
la sexta semana, el inicio de la formación de huesos grandes en la
semana ocho (primero los brazos, luego las piernas dos días
después). En un momento determinado, la doctora Alina detuvo
el filme para hablar brevemente acerca de defectos menores
164

del sistema esquelético que pueden ser debidos a características
hereditarias, tales como la ausencia o adición de dedos de
las manos o de los pies; luego dijo: «Estudiaremos mucho más
acerca de los distintos tipos de defectos de nacimiento y sus
causas posibles, tanto genéticas como medioambientales, cuando
lleguen a tercer año».
Después de darles tareas para realizar, la primera petición
de la doctora fue: «Quiero que describan todas las diferencias
en estructuras óseas y en el tejido conectivo entre hombres y
mujeres, prestando particular atención a todo por debajo de
la cintura, incluyendo pelvis, piernas y cadera». Luego señaló
que quería las diferencias normales:
Por ejemplo, algo que se debiera esperar es una mayor densidad
de los huesos de los hombres comparados con los de
las mujeres. Lo que fue sorprendente para nosotros al examinar
a hombres y mujeres en Venezuela durante años
anteriores, en especial en áreas rurales y barrios pobres
donde trabajamos los médicos de Barrio Adentro, es que no
hay mucha diferencia en la densidad ósea de hombres y
mujeres. Esto puede deberse solo a una cosa: la dieta inadecuada
que muchos venezolanos han tenido durante la mayor
parte de su vida.
La segunda tarea sugirió un papel que estos estudiantes pudieran
desempeñar en el futuro si fueran a servir en la selva
tropical en una parte aislada de Venezuela o Brasil:
Uno de ustedes es el médico que atiende a una comunidad
indígena en el estado de Amazonas. A un niño lo encuentran
deambulando y nadie de la aldea sabe quién es. Parece ser
muy pequeño, pero la mayoría de las personas del área son
de corta estatura. El médico debe determinar qué edad tiene,
y como tiene a su disposición un aparato de rayos X, hace
una placa de una mano. Se ve que esa parte de la mano no
está totalmente osificada, es decir, los huesos no están formados
totalmente. Díganme algunas características que
165

habría que buscar en esos huesos para poder indicar su
edad aproximada.
Misión Sucre: el plan extraordinario
Aunque muchos de los componentes del currículo de la Medicina
Integral Comunitaria llegaron a Venezuela con los cubanos,
se pudo implementar al mismo tiempo la MIC en cientos
de municipios venezolanos porque el país había creado un sistema
bolivariano alternativo de educación. Bajo las varias
misiones educativas que comenzaron a funcionar después del
año 2000, millones de venezolanos tuvieron la oportunidad
de completar su educación elemental y secundaria o avanzar
hacia un nivel más alto de formación técnica o universitario.
La Misión Robinson comenzó por enseñar a leer y a escribir
a los analfabetos, y luego rápidamente evolucionó hacia la
Misión Robinson II que guio a los estudiantes hasta completar
seis grados de escuela primaria.
La Misión Ribas permitió a otros completar sus estudios de
escuela secundaria y muchos de ellos, tanto jóvenes como adultos
mayores, quisieron continuar estudiando en el nivel universitario.
Estos, junto con los que habían terminado la secundaria
convencional, pero que nunca tuvieron la oportunidad
de matricular en las universidades tradicionales, fueron admitidos
por cientos de miles en el Plan Extraordinario Mariscal
Antonio José de Sucre o Misión Sucre. Se abrió ante
ellos una variedad de campos; algunos de los más populares
son: Ciencias Sociales, Informática, Agroecología, Ciencias
Jurídicas, Enfermería, Entrenamiento Deportivo, Tecnología
Científica, y Educación. A fines de 2010, había más de dos
millones de estudiantes universitarios en Venezuela, aproximadamente
el triple que antes de asumir Chávez la presidencia.
La mayoría estaba estudiando en instituciones que no
existían ocho años antes. Cifras aproximadas sugieren que
unos 400 000 estaban estudiando en instituciones públicas
convencionales, incluyendo universidades pedagógicas y técnicas,
y las escuelas de élite como la Universidad Central de
166

Venezuela, en Caracas; unos 600 000 estaban en universidades
privadas, muchas de ellas relacionadas con la Iglesia católica;
unos 500 000 estudiaban en las nuevas universidades
experimentales bolivarianas; y como 600 000 estaban matriculados
en la «universidad extramuros» que se encuentra en todo
el país bajo la forma de la Misión Sucre. Esta última tenía la
misma cantidad de estudiantes que estaba matriculada en todo
el sistema tradicional de educación superior cuando el presidente
Chávez fue elegido por primera vez en 1998: 600 000.
Para 2008, graduados de programas de la Misión Sucre en
educación primaria y secundaria ya impartían clases en escuelas
bolivarianas. Jesús, quien hizo su práctica docente en
Monte Carmelo, fue contratado como maestro en un liceo de
Sanare. Una joven graduada que vivía al lado de nosotros en
Monte Carmelo viajaba cinco horas en jeep a la selva del valle
del Yacambú todos los domingos por la noche. Vivía allí con
una familia durante la semana y enseñaba a niños de diferentes
edades en una escuela de una sola aula; los viernes por la
noche regresaba a casa en jeep.
Cada municipio en Venezuela tiene una oficina central de la
Misión Sucre y coordinadores que matriculan a estudiantes
en los distintos programas. Aunque ayuda a reclutar y a entrevistar
a estudiantes para el programa de MIC, la principal
tarea de la Misión Sucre es proveer de otros programas de
educación universitaria a las comunidades locales. Muchos
de estos (tales como enfermería, entrenamiento de deportes,
rehabilitación física y tecnología médica) desempeñan importantes
papeles de apoyo para garantizar la salud y el bienestar
de la comunidad.
Hay otras maneras en que la Misión Sucre contribuye a la
conciencia de la salud pública en toda la comunidad. Por ejemplo,
cada estudiante que matricula en Ciencias Sociales tiene
que trabajar como parte de un equipo que identifica un problema
o preocupación de una comunidad. Además de su trabajo
convencional de curso, el equipo de estudiantes debe realizar
su tesis acerca de un problema identificado en reuniones con
esa comunidad; luego investiga en la literatura de la disciplina
167

en busca de un análisis del problema particular y concluye con
material escrito y audiovisual que sugiere posibles soluciones
para la comunidad. Para graduarse, los estudiantes deben participar
en un foro público en el que presentan sus conclusiones
a los ciudadanos de todo el municipio, y en particular de la comunidad
o vecindario donde se realizó el estudio, que estén interesados.
A menudo estos proyectos de tesis tienen una relación
directa con problemas de salud de la comunidad que pueden
solucionarse o mejorar. Carmen Alicia, una abuela de Monte
Carmelo que estudia Ciencias Sociales (y madre de Yeiny, la
estudiante de primer año de MIC), trabajó con dos muchachas
de la vecina aldea de Bojó el viejo problema de eliminar las amenazas
que significan los plaguicidas para los campesinos locales
y sus familias. Aunque la comunidad ya había reducido en
60 % el uso de controles químicos de plagas, y algunos individuos
y cooperativas estaban dedicados a la agricultura orgánica,
podían demostrar que seguía siendo de importancia hacer
que los campesinos dejaran de usar productos químicos venenosos
y convencerlos de utilizar métodos agrícolas más sanos.
Uno de los principales objetivos era eliminar esas sustancias
en la leche materna. Para convencer a los vecinos de que esto
era importante, los estudiantes acopiaron pruebas de estudios
médicos en el estado de Lara. En la vecina ciudad de Quibor, la
leche del 80 % de las madres que amamantaban a sus hijos estaba
contaminada por insecticidas agrícolas. En una investigación
de 15 000 nacimientos en el hospital de Barquisimeto
en 1990, la tasa de defectos de nacimiento era cinco veces superior
que la del promedio nacional. Un estudio similar en 2004
demostró que esta tasa había aumentado a once veces por encima
del promedio nacional.
Elsy, la voluntaria del Comité de Salud, también estaba trabajando
en una tesis de Misión Sucre de su programa de enfermería.
Solo una persona en Monte Carmelo había alcanzado
en el pasado un título universitario de Enfermería, y lo había
logrado viviendo en casa de unos familiares en Barquisimeto.
Elsy y otras 46 estudiantes estaban completando un curso de
tres años para hacerse enfermeras; si completaban otro programa
de dos años obtendrían un título de Bachiller en Cien-
168

cias en Enfermería. Para su proyecto final de tesis, ella y otras
tres compañeras de curso evaluaron las necesidades de salud
en la aldea de Monte Carmelo. Entre otras recomendaciones,
identificaron la necesidad de mejores instalaciones públicas
de recreación y aconsejaron mejoras para la única pequeña
área deportiva de la aldea: un terreno de cemento para baloncesto
que también se usaba para voleibol y futbolito. Sugirieron
la construcción de una concha para techar el terreno, ya
que la lluvia limitaba el uso del área en la temporada húmeda
y el sol fuerte impedía a los niños jugar al mediodía en el área
durante otros meses del año. Después de que el grupo de Elsy
hiciera una presentación pública de sus recomendaciones, llevaron
la propuesta al concejo comunal de la aldea y solicitaron
fondos federales para financiar la construcción.
Misiones: dedicación a la educación
En junio de 2005, cuando realicé mi primera visita al área de
Sanare-Monte Carmelo, tuve la fortuna de conocer a Honorio
Dam, el director de maestros rurales para el municipio de Andrés
Eloy Blanco. Durante años, Honorio había trabajado con
un extraordinario grupo de maestros que estaban dispuestos
a dedicarse a las escuelas experimentales y a la enorme tarea
de servir al pueblo en 123 aldeas y miles de pequeñas fincas desperdigadas
en el muy quebrado paisaje de empinadas montañas
y profundos valles. Muchos de los maestros eran católicos
progresistas influidos por la filosofía educacional de Paolo
Freire y la teología de la liberación, y que mucho antes de que
Chávez llegara al poder habían iniciado programas experimentales
que beneficiaban a campesinos. Apoyaban unánimemente al
Gobierno de Chávez, no solo porque mejoró materialmente la vida
de los pobres y marginalizados, sino también porque las
misiones educativas y la construcción de nuevas escuelas secundarias
rurales abrieron la posibilidad de revolucionar la
práctica educativa.
«El mayor cambio en Venezuela –insistía Honorio– es que millones
de venezolanos van a la escuela desde 2005, y no estaban
169

haciéndolo en 1997». Para 2009, la estadística le daba la razón:
437 000 adultos se habían graduado de educación elemental
con la Misión Robinson, 510 000 de la educación
secundaria por la Misión Ribas y más de 600 000 se habían
matriculado por la Misión Robinson o estaban ya graduados.
Había centros de cuidado gratuito para niños de tres a cinco
años, con un 66 % de asistencia; la asistencia a la educación
elemental había aumentado de 86 a 93 %, y muchas de esas
escuelas ofrecían a los estudiantes dos comidas gratuitas al
día. La asistencia al nivel de escuela secundaria creció de 47 a
68 %, y la cifra de estudiantes en la educación superior era
más del doble, gracias a la creación de las universidades
bolivarianas y a la Misión Sucre.
En junio de 2005, Honorio Dam me invitó a acompañarlo a
la primera ceremonia de graduación de la Misión Ribas en
Sanare, un importante acto en el que 58 personas, la mayor
parte mujeres, fueron honradas por los dignatarios locales,
incluyendo el alcalde. Muchos de los maestros rurales dieron
un elocuente testimonio a favor de los graduados; a muchos
de ellos los conocían desde niños y, años después, les impartieron
clases como adultos. Mientras contaban las dificultades
que estos estudiantes habían superado a fin de completar
sus estudios de escuela secundaria, los maestros no mencionaron
sus propios sacrificios: ellos habían renunciado a
su tiempo libre por las noches y en los fines de semana para
servir como maestros voluntarios en sus primeras clases de
la Misión Ribas. Amigos, familiares y, en varios casos, hijos
de los graduados, estaban presentes en el acto, lo cual proporcionó
una atmósfera festiva. Cuando terminó la ceremonia,
muchos de los graduados hablaban con entusiasmo de su futura
educación universitaria y de las carreras que deseaban
hacer. Cinco años después revisé mis notas de este viaje de
2005 y descubrí una que se refería a un alcalde que había sugerido
en televisión que los cinco mejores graduados de la
Misión Ribas en el municipio irían al año siguiente a Cuba a
estudiar Medicina. Mi anotación era: «¡¡¿¿What’s this!!»
(¡¡¿¿Qué cosa es esto!!). Supongo que pensé que el alcalde
estaba haciendo una hipérbole política, porque por esa época
170

yo desconocía que ya había campesinos venezolanos en la
ELAM. Tampoco sabía de desarrollos aún más increíbles.
Aquel verano, más de 24 000 estudiantes de toda Venezuela se
estaban matriculando en el curso de calificación de Premédica
para la MIC. Para el mes de enero, los que tuvieran un buen
desempeño comenzarían el primer curso de una formación
médica de seis años. Indudablemente, algunas de las mujeres
que yo había visto en la graduación de la Misión Ribas iban a
matricular en la escuela de Medicina (si no en Cuba, ciertamente
en casa, en su propia comunidad).
171

9. La medicina revolucionaria
en conflicto con el pasado
¿Será un acto inevitable que las universidades
sean conservadoras o incluso focos de inflamación
para la reacción
CHE GUEVARA, 1959
«Durante los tres años que un médico permanece aquí haciendo
su residencia de postgrado, gana un salario que no le permite
vivir independientemente, tener su propia casa o vehículo, o
fundar una familia». Así explicó José, un estudiante tradicional
de Medicina en la Universidad Central de Venezuela, en
Caracas –la universidad pública más prestigiosa del país–, por
qué había decidido marcharse a España en 2009 para hacer
su residencia. 1
Arelys, una joven madre y estudiante no tradicional de medicina
matriculada en Medicina Integral Comunitaria en Sanare,
estado de Lara, explicó por qué ella esperaba trabajar en el
futuro como médico de la familia en el sistema Barrio Adentro:
«Estamos pensando en la medicina como una vocación, nuestra
manera de servir al pueblo y de construir valores socialistas.
No deseamos una profesión en el sentido antiguo, en el que
muchos médicos estaban motivados por un deseo de dinero y
prestigio, querían sentirse superiores a los pacientes, a las enfermeras
y a todos los demás». 2
En 2009 a José lo citó un importante diario de Caracas opuesto
al presidente Chávez desde que tomó posesión en 1999 –como
la inmensa mayoría de los medios privados en Venezuela.
El artículo implicaba que el sistema médico del país estaba al
1
«Fuga de médicos», Tal cual, Caracas, 27 de marzo de 2009.
2
Entrevista del autor con Arelys y otros estudiantes de MIC, Monte
Carmelo, 8 de febrero de 2008.
172

orde del colapso porque José y otros estudiantes, un estimado
de 20 % de los médicos graduados de las universidades tradicionales,
estaban solicitando hacer su residencia en el exterior,
en particular en España. No se mencionaba a otros estudiantes
no tradicionales que, como Arelys, estudiaban Medicina Integral
Comunitaria; el incremento extraordinario en la cifra
de estudiantes de MIC en sentido general era ignorado por los
medios privados, a pesar de que para 2009 superaban ampliamente
en número a los estudiantes de Medicina en universidades
tradicionales.
No citamos a José aquí para menospreciarlo, ya que su forma
de pensar es probablemente típica de la mayoría de los médicos
jóvenes de todo el mundo, quienes creen que deben ser bien recompensados
por la práctica de su profesión. Ni tampoco es
nuevo ni único el fenómeno del robo de cerebros, porque antes
de que Hugo Chávez fuera presidente un estimado de 10 % de
jóvenes médicos venezolanos se marchaba a España y otros
países. En las naciones en desarrollo más pobres, un porcentaje
mucho mayor de médicos recién graduados, a menudo más
de 50 %, están acostumbrados a marcharse en busca de nuevos
horizontes en las ciudades y suburbios de los países ricos
industrializados. Pero una razón para el incremento de la deserción
en Venezuela es que existe un conflicto entre dos sistemas
médicos diferentes: el modelo tradicional orientado al capitalismo
que favorece la práctica privada para las clases media y
rica, y el nuevo modelo bolivariano que da atención pública
universal por medio de Barrio Adentro. Por supuesto que esto
no es tan solo un conflicto médico, sino también un conflicto
de clases, el mismo que Che Guevara encontró en Cuba cincuenta
años antes.
En octubre de 1959, tan solo diez meses después de que el
victorioso Ejército Rebelde entrara en La Habana, Che visitó
los campus universitarios y descubrió que muchos estudiantes
no se entusiasmaban con la transformación de la sociedad.
Según Paco Ignacio Taibo II, biógrafo de Che, estos estudiantes
se mantenían «al margen, y de conformidad con la oposición
liberal al Gobierno de sus profesores resistían la presión de
173

unirse al proceso revolucionario». 3 El argentino Guevara sostuvo
un movido debate con estudiantes de la Universidad de
Oriente, en Santiago de Cuba, y cuestionó sus ideas. Les preguntó:
«¿Será un acto inevitable que las universidades sean
conservadoras o incluso focos de inflamación para la reacción».
Che no hablaba a futuros médicos, ya que la ciudad de Santiago
de Cuba aún no tenía Escuela de Medicina, pero él tenía la
esperanza de ganarse para la Revolución a algunos de aquellos
jóvenes, a pesar de que la mayoría provenía de familias de las
clases media y alta que no tenían aspiraciones revolucionarias
para sus hijos.
Las familias habían enviado a aquellos jóvenes a la Universidad
esperando que administraran sus negocios o practicaran
profesiones bien pagadas. Muy pronto no tendrían esas opciones.
Para 1960 y 1961, la dirección de la Revolución estaba decidida,
y a los jóvenes privilegiados se les pidió que se adaptaran
a las expectativas igualitarias de la nueva Cuba. Aunque algunos
de ellos no aceptaron la invitación y terminaron por abandonar
el país, sigue siendo impresionante que muchos estudiantes
universitarios sí fueron a servir a empobrecidos campesinos,
trabajando ya fuera en la Campaña de Alfabetización o en el
Servicio Médico Rural, y más tarde se convirtieron en la columna
vertebral de nuevos y diferentes sistemas de salud y de
educación. Aunque ellos sin dudas fueron energizados por su
idealismo juvenil, también fueron beneficiarios de la precondición
que, según el discurso de Che de 1960, «El médico revolucionario»,
era necesaria para subvertir el viejo orden médico
y social: «para ser médico revolucionario o para ser revolucionario,
lo primero que hay que tener es revolución».
La Revolución bolivariana: un rumbo diferente
La Revolución bolivariana ha seguido un rumbo muy diferente
al de la Revolución cubana. En Venezuela no hubo una
3
Paco Ignacio Taibo II: Ernesto Guevara: Also Known as Che. St.
Martin’s, New York, 1997, p. 307.
174

victoria militar que señalara la llegada de la Revolución y la
derrota del viejo poder. El proceso bolivariano ha seguido un
deliberado camino de reforma y organización pacíficas dentro
de la sociedad capitalista existente con la intención de alcanzar
en definitiva una nueva forma de socialismo democrático.
No fue hasta que el presidente Chávez llevara en el cargo cinco
años que habló explícitamente acerca del socialismo a un
grupo de escritores y artistas extranjeros y nacionales al presentar
una versión muy heterodoxa de este, en la cual las enseñanzas
de Jesús y las actividades de Bolívar eran tan prominentes
como el análisis de Marx. 4 Unos pocos meses después, en el
Foro Social Mundial realizado en Brasil a principios de 2005,
compartió su visión política ampliada con el resto del mundo
y la llamó «socialismo del siglo XXI». A partir de ese momento,
su mensaje ha sido único, aunque bastante coherente en su
esencia; en 2010, Chávez aún estaba concluyendo su columna
semanal de opinión, «Las líneas de Chávez», con las palabras
«Con Marx, con Cristo, con Bolívar».
4
Cuando asistí al Encuentro de Artistas e Intelectuales en Defensa de
la Humanidad en Caracas, en diciembre de 2004, el presidente Hugo
Chávez estuvo presente en cuatro días distintos y habló en detalle
acerca de sus opiniones socialistas. Una tarde-noche dedicó siete horas
a responder preguntas de una amplia gama de izquierdistas de
Latinoamérica y el resto del mundo relacionadas con sus opiniones, la
situación política mundial y las influencias históricas y filosóficas en
su pensamiento. Demostró ser extraordinariamente paciente y estar
bien informado, y aunque tiene una reputación de usar un lenguaje
dramático en sus discursos, su comportamiento fue profesoral (por
supuesto, él había sido profesor del Colegio Militar Nacional antes de
participar en política). Escuchó numerosas preguntas, a menudo precedidas
de extensas proclamas por parte de miembros del público de más
de 300 personas, y tomó con cuidado notas de cada pregunta y de la
identidad del que preguntaba. Después de cada cinco preguntas, formulaba
sus respuestas de manera concisa, sin desviarse apenas del
tema. Insistió en permanecer allí hasta que cada participante tuviera
oportunidad de hacer una pregunta o una corta declaración.
175

La Revolución bolivariana, con sus nuevas corrientes de
pensamiento y práctica socialistas, ha estado desarrollándose
por más de una década, y al mismo tiempo la clase capitalista
venezolana ha continuado manteniendo la mayor parte
de sus propiedades y ventajas materiales. Una gran porción de
la clase media alta ha tratado de proteger sus viejos privilegios
de dominación cultural y educacional, incluyendo el
acceso a las mejores carreras profesionales. Estas minorías
privilegiadas ejercen una fuerte corriente reaccionaria que se
opone a la marea progresista de la Revolución. Muchos estudiantes
de las tradicionales universidades públicas y privadas
de Venezuela (quizás la mayoría) creen que merecen las
ventajas heredadas de sus padres, y también están inmersos
en la cultura consumista global dominada por Estados Unidos
que los mantienen pendientes de expectativas de altas recompensas
materiales. No es de extrañar, ahora que viven en
una sociedad más equitativa, que teman les sean bloqueadas
carreras que una vez desembocaban en altos ingresos y prestigio
social, como la práctica de la medicina.
Sin embargo, la administración Chávez no ha interferido
mucho con los viejos modelos del suministro de atención médica
privada o la formación de médicos en las universidades
tradicionales. Los servicios de salud para menos de 20 % de la
población continúan siendo financiados por aseguradoras
privadas, atendidos por especialistas que trabajan en clínicas
particulares y fueron formados, como José, en las mejores universidades
de la nación. El precio de este tipo de atención, demasiado
caro para el 90 % de la población cuando Chávez fue
elegido por primera vez en 1998, seguía siendo prohibitivamente
caro en 2010.
Tampoco el gobierno de Chávez ha interferido en otros tipos
de negocios; por ejemplo, los promotores inmobiliarios de
elegantes centros comerciales y comunidades cerradas de viviendas
(los emblemas de los derechos de la propiedad privada
de fines del siglo XX) siguieron construyendo como locos
cuando la economía estaba en ascenso de 2003 a 2008. En general,
los negocios en el sector privado y el gasto privado por
todos los ciudadanos no fueron limitados por el presidente
Chávez o por los gobiernos estatales y locales. En su lugar, el
176

gobierno federal dedicó la mayor parte de sus energías e ingresos
a desarrollar un mundo paralelo de misiones sociales que
han mejorado la calidad de vida de la gran mayoría de la población
y ahora sirve como base de la construcción de instituciones
alternativas en todo el país, tales como un sistema
universal y gratuito de atención de salud.
El divorcio de la clase media alta
En la primavera de 2009, hablé con el escritor y filósofo cubano
Enrique Ubieta Gómez acerca de los diez meses que él pasó
viajando por Venezuela en 2005 y 2006. Ubieta visitó lugares
de Barrio Adentro en los veinticuatro estados venezolanos y
entrevistó a cientos de personas: médicos cubanos, residentes
de los barrios, campesinos, millonarios, editores de periódicos
privados, empresarios médicos de cirugía estética y
promotores de concursos de belleza. A partir del material,
publicó el libro Venezuela rebelde: solidaridad versus dinero,
5 el cual no solo recoge las experiencias de la Venezuela
contemporánea de manera tan exacta como cualquier libro
reciente, sino que también hace énfasis en la importante batalla
que se libra, de una parte, por una mayoría democrática
que se basa en nuevos compromisos de solidaridad social, y
de la otra, por una minoría atrincherada pero en descenso
que trata de mantener su poder por medio del capital que controla.
La enorme diferencia entre ricos y pobres no es solamente
un asunto de diferencia de ingresos, ya que un cuidadoso análisis
económico por parte de organizaciones como el Centro
de Investigaciones para la Economía y la Política en Washington
ha demostrado que el 80 % más pobre de la población ha
venido aumentando de manera continua su proporción del
ingreso nacional. El coeficiente Gini, la medida estándar para
la desigualdad, ha disminuido significativamente. Para 2009,
5
Enrique Ubieta Gómez: Venezuela rebelde: solidaridad versus dinero.
Casa Editora Abril, La Habana, 2006.
177

Venezuela, uno de los países más ricos per cápita en Sudamérica,
se convirtió en la nación con la distribución más equitativa
del ingreso. Ubieta considera que a pesar de que los
estratos más altos de la sociedad pudieran estar perdiendo
terreno en la estadística económica, la gran brecha entre las
clases estaba aumentando (por razones políticas y económicas).
Este fue el resultado del «divorcio de la clase media alta»,
una separación del resto de la sociedad venezolana que se estaba
haciendo permanente.
El «divorcio» probablemente comenzó a partir del deseo de
las clases altas de aislarse a sí mismas cada vez más de otros
venezolanos a medida que su sociedad se deterioraba en las
décadas de los ochenta y los noventa. Al igual que en la mayoría
de los países latinoamericanos, gran parte de las crecientes
desigualdad y miseria social estaban engendradas por la
privatización neoliberal, la obsequiosa aceptación del dominio
de las finanzas globales y las reducciones en los servicios
públicos. Al mismo tiempo, la creciente globalización de la
cultura del consumo se aceleraba por la televisión, Internet y
la experiencia de los turistas y estudiantes de las clases altas,
quienes veían a Miami y Estados Unidos como modelos dignos
de imitar. A la larga, este divorcio no fue de un solo lado, porque
después de que los privilegiados comenzaran el proceso,
Chávez fue elegido presidente y las clases populares decidieron
que ya no necesitaban consentir los caprichos de una clase
media alta mimada, exigente y paternalista.
Con el advenimiento de Barrio Adentro y otras actividades
participativas, las clases más bajas desempeñaron un papel
tan activo en la vida política del país que no respetaron
automáticamente los pronunciamientos de los líderes de opinión
favorecidos por los ricos. El gobierno de Chávez se aseguró
de que los lugares de la cultura frecuentados por los ricos,
como el Teatro Nacional Teresa Carreño en el centro de Caracas,
alentaran la asistencia de todo el pueblo, incluyendo el
perteneciente a las clases más bajas. En una ocasión en la que
me encontraba en Caracas, las miles de lunetas del auditorio
estaban repletas de entusiastas ciudadanos que habían entrado
gratuitamente a un festival internacional de poesía.
178

Un amigo me dijo que muchos caraqueños ricos habían dejado
de asistir a tales eventos culturales, incluso a los conciertos,
ya que se quejaban de que «apesta allí». Aparentemente,
según opinaban ellos, el teatro había sido contaminado por
los que no se bañan.
Debido a que la administración Chávez se alió solidariamente
con la mayoría del pueblo, la divorciada clase media alta se
marginalizó cada vez más. En el sentido económico, la mayoría
sufrió muy poco, pero en el sentido de prestigio y poder
social, estaba más y más frustrada por su incapacidad para
controlar el aparato cada vez más democrático del estado y
por la disminución del aprecio a la vista del público en general.
Fue como si el resto de la población les hubiera dicho:
«Vamos a crear nuestra propia realidad social construida sobre
nuestros propios valores».
El proceso de severa y creciente estratificación social que
comenzó en la década de los ochenta se exacerbó en la de los
noventa y afectó a Venezuela de la misma manera en que a la
mayoría de las naciones: las políticas neoliberales hambreaban
a los servicios públicos mientras recortaban los impuestos a
los ricos. En esa atmósfera, las universidades públicas de élite
introdujeron nuevos exámenes de ingreso que favorecían a los
estudiantes de las clases altas educados en escuelas privadas
y excluían a estudiantes de clases más bajas. Durante una
discusión que tuvieron maestros y activistas políticos locales
con el sociólogo Carlos Ganz en una localidad rural del
estado de Lara, en marzo de 2008, un participante citó estadísticas
relacionadas con los estudiantes de la Universidad
Central de Venezuela (UCV), la más prestigiosa de las universidades
públicas del país. Dos o tres décadas antes, dijo, casi
20 % de los estudiantes de la UCV provenían de «clases populares»
(lo que significaba de clases pobre y trabajadora); pero
después del año 2000, solo lo hacía el 4 %. Una razón para
esto era que a medida que se asignaba menos dinero para la
educación pública por parte del estado en las décadas de los
ochenta y los noventa, más y más estudiantes de clase media
y alta asistían a escuelas secundarias privadas que podían
darles una mejor preparación para los competitivos exámenes
de ingreso a la Universidad.
179

Al igual que la educación pública, la salud pública estaba
hambrienta de fondos, con el resultado de que la atención primaria
y la hospitalaria en las instalaciones públicas se deterioraron
rápidamente. Esto coincidía con la preponderancia
con la que los estudiantes de las clases más altas obtenían
títulos profesionales en las universidades, lo que los predisponía
a buscar oportunidades en las lucrativas clínicas privadas
en vez de sumarse al servicio público. Por otra parte, no
todos los venezolanos graduados de las escuelas tradicionales
de medicina buscaban hacer mucho dinero en la práctica
privada, ya fuera por un deseo de trabajar con la mayoría desatendida
o sencillamente porque el sector privado era limitado
y solo podía absorber un número finito de médicos para trabajar
con el 20 % de la población.
Mucho antes de que Chávez asumiera el poder, miles de médicos
trabajaban en hospitales públicos, pero estaban mal remunerados.
Muchos de ellos estaban frustrados por las malas
condiciones de las instalaciones hospitalarias, la no posibilidad
de integrar sus lugares de trabajo al sistema Barrio Adentro
y el retraso en aumentarles el salario, condición que persistió
durante los primeros años del gobierno de Chávez, incluso después
del incremento de los ingresos petroleros que eran insuficientes
para mejorar la situación. Por ejemplo, no fue hasta
2010 que aumentaron los niveles de salario y los beneficios extras
y se igualaron los de los médicos que trabajaban en dos
tipos diferentes de instalaciones públicas: los hospitales del
Ministerio de Salud y los hospitales de la Seguridad Social.
Estos últimos habían disfrutado durante muchos años de un
sistema significativo de pagos extras. Esto no fue un tratamiento
prejuiciado de los dentistas, médicos y enfermeras que ejercían
en el viejo sistema público, ya que incluso los que trabajaban
en Barrio Adentro tuvieron que hacer campaña para obtener
los merecidos aumentos. Los aproximadamente 2 500 médicos
venezolanos que habían estudiado en las universidades tradicionales
y luego dieron el paso de completar su residencia en
medicina integral comunitaria tomaron una decisión consciente
de apoyar el proceso bolivariano y trabajar como colegas de
los médicos cubanos en Barrio Adentro I y II. Algunos de estos
180

médicos llevaron la voz cantante en la demostración de las deficiencias
del Ministerio de Salud.
El doctor Adolfo Delgado, presidente de la Sociedad Bolivariana
de Medicina General Integral, organización que representa
a los venezolanos que trabajan de distintas formas
en Barrio Adentro, publicó una serie de cartas en las páginas
de Aporrea, un concurrido sitio de Internet que presenta noticias,
opiniones y enérgicos escándalos. Él reclamó aumentos
de salarios que les habían prometido en 2008 a los médicos
de Barrio Adentro y lideró una movida lucha que provocó la
salida del ministro de Salud Jesús Mantilla en 2009, el cual fue
culpado por muchos de permitir que los programas de Barrio
Adentro se deterioraran. En una protesta pública a la que asistieron
muchos de sus colegas, Delgado propuso cambios drásticos
en la coordinación nacional de Barrio Adentro: «Los
comités regionales de la Fundación Barrio Adentro debieran
ser eliminados o reorganizados; en el 90 % de los casos han sido
ineficientes para solucionar problemas de personal, equipamiento
y salarios». Durante estas protestas, el doctor Delgado
tuvo que dejar en claro que él y otros médicos revolucionarios
en la organización no tenían ningún interés en paralizar
el servicio público de salud. Esto se hizo porque la oposición
política había estado haciendo propaganda contra Barrio Adentro
desde que se instituyó y alentaba a los médicos del servicio
a que sabotearan el nuevo sistema de salud. Delgado estimó
que un 10 % de los médicos públicos pudieran estar influidos
por campañas que los alentaban a declarar la huelga y declaró:
«No caeremos en esta maniobra de la oposición que quiere
que abandonemos nuestro deber». En marzo de 2009, una carta
de Delgado y otros médicos a Aporrea explicó a los lectores
que brindar atención primaria era la base del nuevo sistema
médico universal, y que la Constitución bolivariana daba «prioridad
a la promoción de salud y a la prevención de enfermedades». 6
6
«Situación actual de los médicos venezolanos de Barrio Adentro»,
Aporrea, 12 de enero de 2009. Disponible en: http://www.aporrea.org/
venezuelaexterior/a70238.html.
181

Advirtió que la desatención a las complejidades de expandir
Barrio Adentro a los niveles II, III y IV estaba poniendo en
peligro los servicios comunitarios integrales de salud en su
nivel más importante, Barrio Adentro I.
Este tipo de crítica activa y certera por parte del doctor
Delgado y muchos otros tuvo su efecto, porque el gobierno
nombró a un nuevo ministro de Salud que inició un análisis
de las deficiencias de Barrio Adentro. Ese verano, en agosto
de 2009, el presidente Chávez dijo a través de la televisión a
una audiencia nacional que hasta 2 000 lugares de atención
primaria de Barrio Adentro I no funcionaban adecuadamente
o estaban cerrados por falta de personal. En un segundo discurso
a la nación en octubre, esbozó los tipos de medidas que
se estaban tomando para restaurar el servicio apropiado al
público, incluyendo la llegada de otros 1 000 médicos cubanos
antes de fin de año. Para enero de 2010, todos los consultorios
de Barrio Adentro I estaban de nuevo en operación.
Los ataques de la oposición política a Barrio Adentro
El doctor Douglas León Natera, jefe de la Federación Médica
Venezolana, ha estado sembrando la alarma acerca de Barrio
Adentro desde que los primeros médicos cubanos llegaron en
2003. Durante años menospreció sus actividades diciendo: «Les
dieron empleo sin ni siquiera averiguar si eran realmente
médicos. Esto está causando grandes problemas de salud […].
Nos están invadiendo unos supuestos médicos entrenados en
el marxismo-leninismo y el Castro-comunismo del dictador
de la isla caribeña de Cuba». 7 Por esa época, antes de que el
gobierno de Chávez consolidara el proceso bolivariano, los
extremistas de derecha creyeron que podrían intimidar a los pobres
con violentos ataques verbales. Los seguidores de Coor-
7
Grace Livingston: «Venezuela Tries to Put Chávez to the Test:
Opposition Raises Petition for Mid-Term Referendum on the President’s
Revolution», The Guardian, 16 de agosto de 2003.
182

dinación Democrática, el grupo opositor que realizaba mítines
antichavistas en 2003-2004, llevaban carteles que decían:
«Sé un patriota, mata a un médico cubano». 8
Al año siguiente, Oswaldo Álvarez Paz, director político de
otro grupo opositor, aseguró que «en todo el territorio nacional
se pueden encontrar más de 45 000 cubanos con entrenamiento
militar camuflados en actividades especiales como
médicos y paramédicos, maestros, profesores y entrenadores
deportivos». 9 En 2008 ORVEX (Organización de Venezolanos
en el Exilio), fundada por ricos expatriados en Miami, provocó
la más indignada reacción cuando lanzaron un filme titulado
La Universidad del terrorismo patrocinada por el gobierno de
Venezuela. Según esta pieza de desinformación que apareció en
YouTube, «se ha creado una Universidad de terrorismo en la
Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) en La Habana
donde se preparan a médicos terroristas para atacar a todo el
hemisferio occidental bajo el patronazgo de Hugo Chávez y el
Gobierno venezolano». Estos ataques verbales a Barrio Adentro
y a la formación cubana en medicina eran acompañados
por la negativa de algunos estados y ciudades, aún bajo control
de la oposición política, a permitir la presencia de médicos de
Barrio Adentro.
En 2003, en la ciudad de Barcelona, capital del estado de Anzoátegui,
el médico cubano Germán Carreras llegó a un barrio
en el que no había un espacio libre para un consultorio de
Barrio Adentro. El Comité de Salud del vecindario y el personal
médico comenzaron a reconstruir una dilapidada y abandonada
estación de policía para que sirviera de alojamiento temporal
para la misión médica. Por esa época, el gobierno local
estaba bajo el control de un gobernador y un alcalde opuestos
a Chávez, los que decidieron enviar a agentes policiales a clausurar
la improvisada clínica. No tuvieron éxito, porque 100 personas
se presentaron, rodearon el nuevo consultorio y bloquearon
a la policía. El grupo creció hasta 300 residentes decididos a
8
Argiris Malapanis, The Militant, 5 de mayo de 2004.
9
«Noticiario», El Diario de los Deltanos, 2 de septiembre de 2005.
183

defender su derecho a la atención de salud. Los médicos continuaron
trabajando y los residentes dijeron a la policía: «Si
quieren pasar para sacar a los médicos, tendrán que hacerlo
sobre nuestros cadáveres». 10 La policía no volvió a molestar
al consultorio de Barrio Adentro. En 2004, el pueblo del estado
de Anzoátegui eligió a un gobernador favorable a Chávez:
el poeta y abogado Tarek William Saab. Desde entonces las
instalaciones de Barrio Adentro, en vez de amenazadas, están
protegidas.
Después de 2004, los medios de oposición y las fuerzas políticas
han tenido poco éxito en sus ataques a Barrio Adentro. Aunque
muchos médicos privados siguen siendo antagónicos, ha
habido también un número de médicos bien establecidos que,
debido a su conocimiento e interés, se incorporaron a Barrio
Adentro y a sus instituciones de apoyo. Uno de ellos fue el doctor
Claudio Letelier, director del primer hospital y clínica de
diagnóstico de Barrio Adentro II que se inauguró en Venezuela
en 2004, y que estaba situado en el barrio de Caricuao, en las
afueras de Caracas. Al igual que la mayoría de los principales
profesionales médicos que estaban a cargo del nuevo sistema
bolivariano de salud, Letelier era un producto del sistema de universidades
de élite, pero a pesar de eso reconocía la necesidad
de crear un nuevo sistema de salud pública. Él también provenía
de un entorno familiar de élite. En 2005 dijo a un reportero:
Yo vivo en la parte oriental de la ciudad. Mi familia tiene antecedentes
de ultraderecha. Somos una familia de terratenientes.
Sin embargo, mis padres también me enseñaron
responsabilidad social. Los programas de salud del gobierno son
muy beneficiosos para el pueblo de Venezuela. Quiero apoyarlos.
Por eso apoyo este proceso. Antes […] en algunos
hospitales la situación era terrible. Los pacientes morían
en los pasillos debido a la falta de médicos y de medicinas.
En la actualidad, la mayoría de los directores de hospitales
apoya el proceso bolivariano.
10
Enrique Ubieta Gómez: ob. cit., p. 225.
184

El hospital Barrio Adentro II del doctor Letelier, cuyo personal
era venezolano, había desarrollado una relación muy
exitosa con las 72 pequeñas clínicas ambulatorias del barrio
que les enviaban a sus pacientes. El personal de estos consultorios
era de expertos cubanos en medicina integral comunitaria.
«Desafortunadamente, algunas de las organizaciones
médicas en Venezuela estaban muy politizadas –dijo el doctor
Letelier– y aseguraban que los médicos cubanos eran comunistas
y que la calidad de su trabajo no podía ser tan buena
como la nuestra. Sin embargo, los cubanos vienen aquí a ayudar.
Son demasiado profesionales para ocuparse de política;
vienen aquí en una misión puramente humanitaria». 11
Tres o cuatro años más tarde, casi no había vocero de la
oposición o aspirante a un cargo público que estuviera dispuesto
a decir que quería cerrar Barrio Adentro. Esto no significa
que hayan terminado los ataques al programa. Debido a que
el sistema político representativo en Venezuela había seguido
siendo democrático y abierto a los retos competitivos de la
derecha, varios candidatos anti-Chávez fueron elegidos como
alcaldes y gobernadores en el otoño de 2008, en especial en
lugares donde los chavistas que tenían los cargos en disputa
eran considerados incompetentes o corruptos. Unos pocos seguidores
airados de la oposición recientemente elegida consideraron
que el triunfo electoral les daba una licencia para
reanudar una abierta guerra de clases contra los pobres y
comenzaron a intimidar a los trabajadores de Barrio Adentro.
Por ejemplo, los empleados del Centro de Diagnóstico Integral
de Barrio Adentro II del vecindario Los Dos Caminos,
del municipio de Sucre, en Caracas, informaron que miembros
de Primero Justicia amenazaron con quemar su edificio médico
y estaban circulando una petición para expulsar a los médicos
cubanos. En el estado de Carabobo, otro lugar que acababa
de elegir a un gobernador de la oposición, dos médicos cubanos
fueron gravemente heridos cuando tres hombres entraron en
11
Jeroem Kuiper: «Barrio Adentro II: Victim of Its Own Success», 28 de julio
de 2005. Disponible en: http://venezuelanalysis.com/analysis/1265.
185

su centro de diagnóstico, destruyeron valiosos equipos y los
atacaron. 12
Estas limitadas movilizaciones de violenta antipatía no levantaron
vuelo y fueron condenadas rotundamente. Lo mismo
sucedió con las tácticas semiilegales utilizadas para interrumpir
Barrio Adentro en el estado de Miranda, donde Henrique
Capriles Radonsky, un vociferante opositor de Chávez, fue elegido
gobernador en 2008. A principios de 2009, la oficina del
gobernador envió a la policía para que exigiera que 25 médicos
cubanos abandonaran una gran casa que se había puesto a disposición
de ellos como alojamiento en El Hatillo, una rica zona
suburbana construida alrededor de un pintoresco pueblo colonial.
Como en la zona vive una gran minoría de residentes de
bajos ingresos, Barrio Adentro había estado atendiendo tanto
a vecindarios pobres como de ingresos mixtos. Los vecinos de las
instalaciones de Barrio Adentro no querían que se pusiera en peligro
su atención médica, así que inmediatamente movilizaron
a 70 concejos comunitarios diferentes y rodearon el edificio con
cientos de personas que apoyaban al personal médico. Declararon
que no permitirían a la policía de la localidad ni a nadie
más que expulsaran a sus médicos. Cuando al fin a la policía y
al gobernador no les quedó más remedio que echarse atrás, una
abogada de la localidad, Omaira Camacho, se aseguró de informar
a los reporteros que sería difícil cerrar las instalaciones
de Barrio Adentro porque estaban dando servicio a los pobres:
«Muchos residentes de clase media alta de La Lagunita, La Boyera
y Los Naranjos han recibido consultas y tratamiento gratuitos».
13
En 2009, el gobierno no había dado el adecuado mantenimiento
a partes de Barrio Adentro y el presidente Chávez tuvo
que reconocer públicamente el problema en un detallado discurso
por televisión, y luego actuar con rapidez para corregir
12
Radio Nacional de Venezuela, 9 de diciembre de 2008.
13
«Denuncian atropellos: Asociación de Médicos por Venezuela alerta
para impedir acciones contra Barrio Adentro», Aporrea, 25 de febrero
de 2009. Disponible en: http://www.aporrea.org/misiones/n129618.html.
186

las deficiencias. La oposición y el doctor León Natera, jefe de la
asociación médica nacional, estaban encantados con este contratiempo
y nuevamente usaron a los medios anti-Chávez para
atacar al presidente. Pero esta vez, en lugar de atacar a Barrio
Adentro, León Natera lo defendió. Aunque su declaración de
que 80 % de los consultorios de Barrio Adentro no estaban en
funcionamiento era una gran exageración, su argumento tenía
posibilidad de provocar algún impacto en el público.
Según él, el Gobierno de Chávez era tan ineficiente y corrupto
que estaba traicionando al pueblo de Venezuela al no operar
adecuadamente Barrio Adentro.
Un año más tarde, en marzo de 2010, cuando todos los escaños
de la Asamblea Nacional venezolana estaban en juego en
las elecciones, el doctor León Natera decidió presentarse como
candidato de oposición en El Hatillo, la misma comunidad
donde los funcionarios trataron de expulsar el año anterior a
los médicos cubanos. Él se comprometió a que «verificaremos
que todos los módulos (los recién construidos consultorios de
Barrio Adentro) que están cerrados sean abiertos de nuevo».
En realidad, todos aquellos consultorios habían sido provistos
otra vez de personal y ya estaban reabiertos, pero evidentemente
León Natera no iba a renunciar a una buena promesa
de campaña.
Algunas deficiencias de Barrio Adentro
Aunque los ataques provocadores inventados por el viejo establishment
médico, repetido con regularidad por los medios
privados, no desaparecerían mientras el antagonismo de la
clase alta tratara de socavar la Revolución bolivariana, quedaban
problemas con el desarrollo de Barrio Adentro de los que
no se puede culpar a la oposición y que eran internos del proceso
político y social bolivariano. A pesar de que el programa
ha sido un sorprendente logro porque ha puesto la atención
integral de salud al alcance de casi todos los venezolanos, fue
puesto en práctica de manera tan rápida que algunas partes
se hicieron difíciles de manejar. El vertiginoso resurgimiento
187

en 2009 de los consultorios a los que faltaba personal fue posible
debido a la fuerza de base de los comités de salud locales
de los vecindarios y a la sostenida solidaridad del personal
médico cubano, el cual fue capaz de suministrar una nueva infusión
de voluntarios. Hasta la fecha, no existe un análisis
completo de por qué Barrio Adentro experimentó este período
de inestabilidad, pero un número de factores ha sido analizado
durante los últimos años. 14
1.Aunque las instalaciones Barrio Adentro de atención
primaria tenían su personal completo en el curso del primer
año del programa (2003-2004), la mayoría de los consultorios
eran temporales y no estaban situados necesariamente en
los vecindarios que más los necesitaban. En barrios urbanos
muy populosos, donde habitaban cientos de miles, algunos
vecindarios pequeños tenían mejor cobertura que otros, y
algunos de los comités menos organizados tuvieron problemas
para mantener el tipo de fuerza de comité que era
necesaria para generar el apoyo comunitario que necesitaba
el personal médico cubano y venezolano.
2.Muchos médicos cubanos aceptaron la formidable tarea
doble de realizar consultas médicas en las mañanas y luego
preparar e impartir clases formales en las tardes. En muchos
lugares esto significaba que ya no verían a pacientes por las
tardes. Hubo también otros trastornos, ya que muchos
médicos cubanos que impartían clases a estudiantes venezolanos
tuvieron que regresar a Cuba para tomar cursos
14
El sitio web pro-Chávez de noticias y opiniones Aporrea estuvo lleno
de discusiones acerca de la atención médica y revelaciones de problemas
a medida que surgían en Barrio Adentro. Aunque los trabajadores
cubanos de la salud no son propensos a criticar a sus anfitriones, un
reporte en 2008 del Comité Cubano-Venezolano de Amistad, realizado
por el viceministro de Salud de Cuba, Aldo Muñoz, mencionaba que la
desatención burocrática y las demoras injustificadas por parte de contratistas
privados estaban impidiendo que Barrio Adentro cumpliera a
tiempo todos sus objetivos esperados.
188

cortos intensivos y acreditación que los prepararan para
enfrentarse al nuevo currículo médico y al material computarizado.
3.Con el tiempo, cambiaron las necesidades de las comunidades
y la naturaleza de las visitas a pacientes. Mientras
que en los primeros años de servicio los médicos cubanos
regularmente iban de casa en casa para ganar la confianza
de los pacientes, esto no era tan necesario una vez que las
personas se sentían cómodas yendo directamente a los consultorios
o a los centros de diagnóstico. Algunos pacientes
parecían preferir los centros de diagnóstico de mayor tamaño,
porque estaban abiertos durante períodos más largos
y tenían instalaciones más sofisticadas.
4.En cualquier localidad, podrían cambiarse los programas
de los doctores debido a la rotación de los médicos voluntarios
o a otras situaciones especiales. Por ejemplo, la doctora
Tomasa regresó a Cuba para cuidar de sus padres
enfermos (ver capítulo 8), por lo que otro médico cubano
tuvo que compartir su tiempo con otra comunidad y viajar
a Monte Carmelo dos o tres veces por semana para consultar a
los pacientes.
5.En muchas áreas disminuyó la necesidad de responder a
emergencias, así como los asuntos de salud anteriormente
abandonados, ya que en los primeros años de la existencia
de Barrio Adentro los médicos habían atendido las dolencias
que no habían tenido tratamiento durante años. Con
el tiempo, las más urgentes necesidades de atención primaria
fueron disminuyendo; así fue posible que un médico
sirviera en una zona donde con anterioridad había habido
dos, o que el personal médico atendiera áreas más extensas
que antes.
6.El suministro cubano de médicos no era infinito; muchos
decidían regresar a casa después de terminar su misión de
dos años, y otros que deseaban continuar misiones en el
exterior eran necesarios para el creciente compromiso de
Cuba con otros países. Por ejemplo, en 2006 Bolivia necesitó
189

a algunos de los más experimentados veteranos y se convirtió
rápidamente en el destino de la segunda mayor misión
de Cuba, más de 2 000 trabajadores de la salud.
Todas estas deficiencias no son tan sorprendentes, dada la
naturaleza específica de este masivo programa médico, pero
los ajustes necesarios probablemente se hubieran podido hacer
si no fuera por la dificultad de implementar las directivas del
gobierno central de manera que se atendiera con eficiencia a
los participantes activos a nivel del vecindario de base. Los
mayores problemas de Barrio Adentro han surgido de una aflicción
común a muchas misiones sociales en Venezuela, atinadamente
diagnosticada por el doctor Delgado, de la Sociedad
Bolivariana de Medicina General Integral, quien citó la debilidad
de los burócratas regionales y estatales: «En 90 % de los
casos han sido ineficaces». Debido a que Venezuela sufre de una
enfermedad burocrática que la ha plagado durante muchas décadas,
Chávez heredó de anteriores presidencias y gobiernos
estatales un incomprensible laberinto de inútiles oficinas. La
proliferación de más programas públicos tendió a magnificar
el problema. Hay pocos modelos eficientes y directos de administración
pública y civil en Venezuela, así que no debe extrañar
que en muchas partes del país las oficinas encargadas de
coordinar las misiones médicas y sociales a nivel local fueran
incompetentes, desatentas o corruptas. Por fortuna, las estructuras
emergentes de democracia participativa, personificadas
en los comités de salud de los vecindarios y en los concejos
comunales, a menudo han podido sacar a la luz esas ineficiencias.
Aún así, la construcción de coherentes redes de responsabilidad
y autoridad que basen su fuerza en esas instituciones
democráticas populares sigue siendo uno de los mayores retos de
la Revolución bolivariana.
Intentos contrarrevolucionarios
para entorpecer las misiones médicas
Tan pronto como se estableció Barrio Adentro, un grupo de venezolanos
desafectos y exiliados cubanos comenzaron a alen-
190

tar activamente al personal médico cubano para que desertara
de sus misiones en el exterior. En 2004, una pequeña organización
de Miami llamada Solidaridad sin Fronteras cooperó con
miembros de la oposición política en Venezuela en la creación
de una organización llamada Barrio Afuera. El Universal, uno de
los principales periódicos opositores en Caracas, publicó una
noticia en 2004 acerca de «Médicos cubanos escapan con ayuda
de una red venezolana, Barrio Afuera». Un cubano que respondió
a Barrio Afuera fue Otto Sánchez, médico que llegó a Venezuela
en octubre de 2003. Posteriormente conspiró para abandonar
el país con ayuda de partidarios de la oposición, los cuales
le brindaron alojamiento gratuito y ayuda en Venezuela hasta
que la embajada de Estados Unidos aprobó su defección a Miami.
Sánchez dijo a los reporteros que no se sentía feliz cuando lo
enviaron a Venezuela y fue usado para un «programa político».
También se quejó del salario: «Uno se da cuenta de que lo están
explotando con el tipo de salario que le pagan». Según resultó,
las razones fueron un pretexto. Más tarde Sánchez reveló que
había intentado abandonar sus obligaciones mucho antes de
llegar a Venezuela, porque durante años había sido miembro
de un pequeño grupo opositor en Cuba. Su primo, miembro del
mismo grupo disidente, había marchado al exilio años antes y
era uno de los fundadores de Solidaridad sin Fronteras en
Miami.
Aunque un pequeño número del personal médico abandonó
su puesto en Barrio Adentro durante los años siguientes, en
2006 la administración Bush trató de incrementar el nivel de
deserción. En un esfuerzo excepcionalmente cínico por entorpecer
las misiones humanitarias cubanas no solo en Venezuela,
sino en todo el mundo, Estados Unidos instituyó el Programa
de Admisión de Profesionales Médicos Cubanos. La política
permitía a los cubanos (médicos, enfermeras, administradores,
técnicos de laboratorio, entrenadores deportivos y otras personas
asociadas tangencialmente con las misiones médicas humanitarias)
visitar la embajada de Estados Unidos en un país
anfitrión y solicitar rápidamente una fácil visa de entrada a
la nación del Norte. Una vez que llegaran a Estados Unidos,
organizaciones del exilio como Solidaridad sin Fronteras y
otros grupos de Miami prometían ayudar a mantener a los
191

desertores. Julie M. Feinsilver, una experta estadounidense
en atención cubana de salud e internacionalismo médico, escribió
que la administración Bush había reconocido «el beneficio
político y económico para Cuba que significa su programa
de diplomacia médica» y decidió «desbaratarlo ofreciendo asilo
rápido a los médicos cubanos que brindaran ayuda médica en
países del Tercer Mundo». 15
Un artículo en The Wall Street Journal de agosto de 2010,
escrito por un cubano-americano, reportó que según el Departamento
de Seguridad Interna casi 1 500 trabajadores cubanos
de la salud habían entrado a Estados Unidos entre 2006 y 2010
bajo el programa de «admisión». Esto parece ser una gran exageración,
como tres veces el número citado en cables enviados
por la embajada estadounidense en Caracas que fueron revelados
por WikiLeaks en 2010. 16
Otra noticia basada en entrevistas a exiliados cubanos en
Miami aseguró en un titular que «Casi 500 médicos cubanos
desertaron a Estados Unidos», mientras que el artículo reportaba
correctamente que 500 era el número aproximado de deserciones
entre todos los que trabajaban en áreas relacionadas
con la salud. Aunque las cifras pueden estar infladas por parte
de los interesados, incluso los números exagerados demuestran
que los desertores constituyen un pequeño porcentaje de
aquellos que realizan misiones internacionalistas, ya que el
mismo artículo dice que 45 000 miembros del personal médico
cubano estaban trabajando en Venezuela en 2010. La cifra total
de trabajadores cubanos de la salud implicados en Barrio
Adentro desde su inicio sería mucho mayor, ya que la mayoría
de los voluntarios rota en misiones de dos años. La idea de que
el personal médico y el pueblo cubano en general son explota-
15
Julie M. Feinsilver: «Cuban Medical Diplomacy», en Mauricio A.
Font (ed.): Changing Cuba, Changing the World. CUNY Bildner Center
for Western Hemisphere Studies, New York, 2008, p. 283.
16
Maria C. Werlau: «Cuba’s Cash-for-Doctors Program: Thousands of
Its Health-Care Missionaries Flee Mistreatment», The Wall Street
Journal, 16 de agosto de 2010.
192

dos con «trabajo esclavo» por parte de «Fidel, Raúl y Hugo» es
un tema constantemente explotado por rabiosos sitios web anti-
Castro y organizaciones de Miami. En febrero de 2010, siete
médicos y una enfermera presentaron una reclamación judicial
a un tribunal federal en Miami asegurando que habían
sufrido terriblemente debido a su «involuntaria servidumbre»
y peligrosas condiciones de alojamiento mientras trabajaban
en Venezuela; cada uno de ellos quería ser recompensado por
parte del gobierno venezolano, el gobierno cubano y PDVSA,
la compañía petrolera estatal venezolana, con 60 millones de
dólares por daños. Tales exagerados espectáculos mediáticos
orquestados por abogados cubano-americanos no es probable
que tengan éxito, ni tampoco mucha influencia en la gran mayoría
de los voluntarios cubanos que continúa sintiendo orgullo
por cumplir misiones. Larry Birns, director del Concejo para
los Asuntos Hemisféricos en Washington, dijo a The South Florida
Sun Sentinel que otros cubanos consideran a los médicos
desertores como que «se han vendido por las más cobardes razones».
Según Leonardo Hernández, un joven médico cubano
que trabajó en la Venezuela rural, esto significa más que deserción
del deber nacional, porque es también un abandono de la
integridad personal. Cuando un reportero de la Associated Press
le preguntó por su reacción ante los desertores, contestó: «Es
como traicionarse a sí mismo como médico, como persona.
Lo que estamos haciendo aquí es demasiado hermoso como para
detenerlo». 17
Algunos desertores individuales no tenían que ver con la profesión
médica, como Beny Alfonso Rodríguez, un joven de veintitrés
años, quien debía coordinar la alimentación, el alojamiento
y el transporte para un grupo de médicos cubanos que llegaban
a un pueblo venezolano. Rodríguez dijo a los reporteros que se
17
«Fuentes de la masiva comunidad cubana exiliada en Miami dicen
que alrededor de 200 000 médicos y otro personal afín han desertado
desde 2006 y solicitado visas para venir a Estados Unidos. De ese
número, 500 llegaron desde Venezuela y tan solo desde el año pasado
unos 200 llegaron a Miami», Merco Press, 9 de enero de 2010.
193

unió a la misión con la firme intención de huir una vez que
llegara a Venezuela. «Yo nací en la Revolución –dijo–, pero yo
no la escogí». 18 Con la ayuda de venezolanos opuestos a Chávez,
Rodríguez empacó alguna ropa, se echó unos 600 dólares en el
bolsillo y partió para la frontera colombiana. Pudo llegar a
Bogotá, donde solicitó su «admisión» en la embajada de Estados
Unidos, y le fue aprobada en menos de un mes. Una vez en
Miami, le ofrecieron un empleo como mensajero nocturno de
una pizzería. Aunque los medios estadounidenses y los blogs
de los exiliados cubanos han sugerido que un número creciente
de cubanos que trabajan en distintos puestos en Venezuela son
atraídos y abandonan su misión, no está claro si el programa
de «admisión» ha incrementado la tasa de deserción entre los
profesionales de la salud. El gobierno cubano supo desde hace
muchos años que perdería a un cierto número de voluntarios;
en gran parte, esta es gente tentada por un estilo de vida más
rico del que pueden disfrutar en la austera Cuba, o que inicia
relaciones amorosas en otros países. El documental de 2006
Salud!, 19 que da un impresionante panorama de las misiones
médicas de Cuba y su formación de médicos, revela que un porcentaje
fijo, aproximadamente 2 % de todos los voluntarios
médicos, ha decidido no regresar a la Isla. Dos médicos entrevistados
en el audiovisual revelan que se quedaron en Sudáfrica
para casarse y montar lucrativas prácticas privadas, y los
cineastas ilustran la situación al hablar con uno de los médicos
que llega a su lujosa casa en su gran Mercedez-Benz. Este
tipo de médico es superado muchas veces en número por los
médicos cubanos a quienes les han gustado tanto sus misiones
en el exterior que se han comprometido con segundas, terceras
y cuartas misiones en otros países. Adicionalmente, la cantidad
de médicos que están disponibles para marchar a misiones
revolucionarias sigue en aumento y ayuda a Cuba a cumplir
nuevos compromisos que serían sobrecogedores, si no imposibles,
para cualquier otra nación. Cuando se solucionaron los
18
Ibíd.
19
Dirigido por Connie Field. Disponible en: http://www.saludthefilm.net/
ns/cubaand-global-health.html.
194

problemas de Barrio Adentro en 2009, de manera que ningún
consultorio de vecindario permaneciera vacío, fue porque 1 000 nuevos
médicos cubanos estuvieron dispuestos de inmediato para
marchar a Venezuela como refuerzo. Una de ellas, la doctora
Lejany Galano, quien llegó el 8 de octubre de 2009, en el aniversario
cuarenta y dos de la captura de Che, dijo a reporteros
venezolanos: «Al igual que Che Guevara dio su vida por la causa
latinoamericana, los médicos cubanos estamos dispuestos a
hacer lo mismo […]. Los médicos cubanos dedicamos todo al
amor y a la solidaridad porque es lo que nos han enseñado desde
niños en la escuela, que Che Guevara es el mejor ejemplo de
internacionalismo». 20
Este espíritu intrépido ha sido señalado por la cirujana australiana
Katharine Edyvane, quien trabajó en proyectos internacionales
de ayuda financiados por el gobierno australiano
en Timor-Leste, la pequeña isla cuya sociedad fue devastada en
su batalla contra Indonesia por la independencia. Durante años
ella ha conocido a muchos médicos cubanos a quienes elogia
por sus conocimientos y dedicación, mientras que señala
que algunos han tenido que soportar situaciones de soledad y
dificultades: «Un médico general de 25 años vivió y trabajó durante
los últimos dos años en una aldea de montaña que estaba
a ocho horas de camino a pie del hospital […]. Vivía en una
pequeña habitación anexa a la clínica, con solo cuatro horas de
electricidad por la noche, lo que significaba que no había ventilador
ni aire acondicionado para el opresivo calor, nada de tela
metálica contra insectos, solo un mosquitero sobre la cama, y
nada de televisión». 21
Los médicos cubanos que van a Timor-Leste, según señaló
la doctora Edyvanen, tienen las mismas motivaciones que
llevan a sus colegas a Venezuela, Latinoamérica y África: el
deseo de ver diferentes partes del mundo y diferentes culturas;
20
«Leiany Galano: Médicos cubanos se entregan a la causa latinoamericana»,
ABN, Agencia Bolivariana de Noticias, 8 de octubre de 2009.
21
Katherine Edyvane: «Timor, Cuba, and the Making of a Medical
Superpower», The New Internationalist, octubre de 2008.
195

la dedicación humanitaria para ayudar a los que sufren; la oportunidad
de desarrollarse como clínicos, ya que están tratando
enfermedades que no se ven en Cuba; y finalmente, la oportunidad
de ganar algo de dinero extra, generalmente unos pocos
cientos de dólares al mes que a menudo los usan para comprar
equipos electrónicos y cámaras que en Cuba son muy caros.
Sin embargo, reconoció la doctora Edyvane, hay pocos médicos
que deciden no regresar a su país cuando terminan su misión
en Timor-Leste: 9 de 202. Por tanto, parece que el programa
de «admisión» y los esfuerzos vinculados de los medios han
fracasado en su empeño por desalentar a los trabajadores cubanos
de la salud y desbaratar las misiones médicas internacionales.
Estas actividades son notables porque demuestran no
solo la determinación de Estados Unidos de entorpecer como
sea necesario las iniciativas cubanas, sino también lo preocupados
que están en Washington por los movimientos democráticos
revolucionarios que están surgiendo en el hemisferio
occidental. A pesar de las pomposas palabras provenientes de
Estados Unidos y sus aliados conservadores en Latinoamérica
acerca de la superioridad del capitalismo globalizador, están
acudiendo al sabotaje porque no pueden competir con las nuevas
ideas y prácticas que generan los nuevos enfoques que están
apareciendo en el siglo XXI.
196

10. La Batalla de Ideas
y la batalla por Nuestra América
¡Nosotros enviamos médicos, no soldados!
Fidel Castro
La batalla de ideas, esa es la clave.
Hugo Chávez
Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedra.
José Martí
Cuando José Martí murió en 1895, Cuba estaba a punto de ganar
su guerra de independencia y terminar con 400 años de
colonización a manos de España. Unos años antes, Martí había
advertido que Cuba y Nuestra América (es decir, toda la América
al sur de Estados Unidos) iban a enfrentarse a otra amenaza:
«El desdén del vecino formidable, que no la conoce, es el
peligro mayor de nuestra América». Cuando España fue echada
a un lado en 1898, el coloso del Norte estaba listo para invadir
económica y políticamente, en especial a su más cercano
vecino. Estados Unidos invadió Cuba y pronto entregó sus
principales industrias (azúcar y tabaco) a corporaciones estadounidenses,
estableció una base naval en Guantánamo, y
prosiguió durante sesenta años a tolerar y alentar a Gobiernos
corruptos, brutales y obsequiosos. Cuando en 1959 la
Revolución cubana liquidó con éxito el control de Estados Unidos,
la influencia negativa del peligroso vecino no amainó.
Estados Unidos comenzó entonces una arremetida de cincuenta
años de ataques múltiples (invasiones, bombazos terroristas,
guerra biológica, un bloqueo económico extremadamente cruel
y constante, y un torrente interminable de desinformación y
sabotaje por parte de los medios).
Uno de los mejores resúmenes de la guerra terrorista de la
CIA contra Cuba durante las décadas de los sesenta y los
197

setenta provino de Richard Helms, director de la CIA durante
parte de ese período. En 1978, Helms dio testimonio ante
el Comité Selecto de la Cámara de Representantes para los
Asesinatos acerca de los intentos de la CIA para matar a
Fidel Castro; declaró que la estrategia también incluía «invasiones
a Cuba que se realizaban constantemente bajo auspicios
gubernamentales. Teníamos fuerzas de tarea que golpeaban
constantemente a Cuba. Tratábamos de hacer estallar plantas
energéticas. Tratábamos de arruinar centrales azucareros.
Tratábamos de hacer todo tipo de cosas en ese período.
Era un asunto de política gubernamental estadounidense». 1
Desde entonces, la magnitud de los ataques violentos ha decrecido
grandemente, aunque terroristas cubano-americanos
de Miami, tolerados o alentados por varias administraciones
de Estados Unidos, han continuado perpetrando esporádicos
atentados con bombas e intentos de asesinato. Sin embargo,
eso no significa que haya disminuido el odio de Estados Unidos
hacia un gobierno socialista independiente en el hemisferio;
después de la caída de la Unión Soviética y sus aliados, Estados
Unidos decidió intensificar el bloqueo económico, las argucias
diplomáticas y los ataques mediáticos contra Cuba. En las
primeras décadas de gobierno revolucionario, la supervivencia
de Cuba implicó una dependencia de la Unión Soviética y sus
satélites, un proceso que amarró a Cuba a las redes económicas
y políticas de esos países. En general, los cubanos continuaron
desarrollando su propio camino hacia el socialismo, y
con el tiempo imbuyeron a su sociedad de una visión distinta
del futuro, fuertemente enraizada en el legado histórico de José
Martí y otros patriotas cubanos. Este legado ayudó a escritores
como Cintio Vitier, el renombrado poeta católico, a ser leal
a la Revolución a pesar de lúgubres períodos como el «quinquenio
gris», entre 1971 y 1975, cuando la influencia soviética provocó
la represión cultural a la expresión intelectual y artística.
1
Report of the Select Committee on Assassinations of the U. S. House
of Representatives, United States Government Printing Office, Washington
D. C., 1979.
198

En un ensayo titulado «Resistencia y libertad», escrito durante
las profundidades del Período Especial, Vitier explicó por
qué la nación cubana no sucumbiría incluso a presiones extremas
del capitalismo:
El colapso del socialismo de Europa oriental, incluyendo la
URSS, no ha provocado en Cuba, a pesar del enorme trauma
económico que estamos sufriendo, el vacío ideológico que
espera Estados Unidos y los reaccionarios cubanos que desean
retomar el control de la Isla. La razón es sencilla:
independientemente de lo importante que pudiera haber sido
nuestra alianza con los países socialistas, no era más que
eso: una alianza. Donde ellos esperaban un vacío ideológico,
encontraron a Carlos Manuel de Céspedes, a Antonio Maceo
y a Martí –esto es, más que una ideología, una vocación concreta
de justicia y libertad. La interpretación nacional popular
cubana del socialismo marxista-leninista fue ponerlo
al servicio de esa vocación. Desde la primera generación de
marxistas cubanos, la de los años veinte, estaba claro que la
tradición nacional que culminaba en Martí no sería subsidiaria
del marxismo, más bien lo contrario. Curiosamente, es
esta jerarquización lo que explica, en la esfera de la cultura
popular, por qué los valores ideológicos del socialismo no se
han destruido entre nosotros debido al colapso de la alianza
anteriormente mencionada. No es que los cubanos seamos
más marxistas que nadie, sino que nuestra forma de asumir
«qué es» el marxismo en la interpretación intuitiva popular
tiene esas características ancilares que el colapso hace salir
a la luz y lo deja intacto, ya que han hecho posible una tarea
de justicia que es visible para y por la que clamaba nuestra
vocación histórica concreta. 2
2
Cintio Vitier: «Resistance and Freedom», 1992, traducido al inglés en
Boundary, 2, 29/3, Duke University Press, Durham, NC, otoño de
2002.
199

La Batalla de Ideas
El Gobierno cubano sobrevivió a la desesperada situación económica
durante el Período Especial al conceder espacio a influencias
capitalistas y tolerar desigualdades provocadas por
la entrada de dólares a la industria turística. Pero para fines
de la década de los noventa Cuba decidió que era necesario reconstruir
de manera consciente la base revolucionaria de igualdad
y solidaridad en la sociedad y reafirmar la importancia
de valores socialistas y humanistas. En su discurso del primero
de mayo de 2000, Fidel Castro dijo al pueblo cubano que
la capacidad de sobrevivir de la nación y la capacidad de mantener
su independencia revolucionaria dependía de su decisión
de luchar y triunfar en una «Batalla de Ideas». Entre
otras cosas, hizo énfasis en que «Revolución quiere decir […]
ser tratado y tratar a los demás como seres humanos». En el
proceso de servir al ser humano en vez de al capital, habría
que sacrificar algunas cosas, y a la cabeza de la lista estaba la
fantasía de alcanzar niveles de riqueza material del primer
mundo. En una entrevista con los periodistas Alejandro Massia
y Julio Otero en 2003, el entonces ministro cubano de Cultura
Abel Prieto señaló que Cuba no podía competir con las opulentas
sociedades de consumo y prometer a cada familia
cubana dos automóviles, piscina y su propia casa de vacaciones.
«Sin embargo –dijo– podemos garantizar condiciones para
una vida decente y al mismo tiempo rica en términos espirituales
y culturales. Es una concepción de la cultura como forma
de crecimiento y realización personal que está relacionada
con la calidad de vida. En este sentido, estamos convencidos
de que la cultura puede ser un antídoto contra el consumismo
y contra la muy repetida idea de que solo comprar crea la felicidad
en este mundo». 3
En un mundo que parece decidido a glorificar el consumo y
los valores del mercado de la bolsa, Cuba decidió hacer énfa-
3
Entrevista a Abel Prieto por Alejandro Massía y Julio Otero para
Tiempo de Cuba, 7 de noviembre de 2004.
200

sis en el desarrollo social y humano por encima de las medidas
convencionales del desarrollo económico capitalista e
incrementó las inversiones en salud y educación, al mismo
tiempo que daba tipos inéditos de servicios sociales. La formación
de nuevos maestros permitió reducir el número de
estudiantes por aula en todos los niveles de la educación primaria
y secundaria, y el gobierno creó también nuevas formas
de informar a todo el público: nuevos canales de televisión
ofrecieron cursos universitarios, se crearon nuevos cursos de
extensión en todos los municipios del país, se fundaron escuelas
especiales en las más remotas zonas rurales y se efectuaron
nuevos cursos técnicos de computación a medida que había
disponibles computadoras personales y de oficina. 4 Considerando
que la Batalla de Ideas implica la construcción de valores
socialistas y resistir la amenaza del capitalismo, también
se requirió en Cuba confrontar los problemas reales que la
Revolución aún no había solucionado.
En importantes discursos pronunciados en 2005, Fidel alertó
que algunas de las amenazas más graves a la nación no eran
externas, sino internas, y alabó a miles de jóvenes que se habían
utilizado en las gasolineras del estado para luchar contra
el hurto y la corrupción a bajo nivel. Y en 2010, Raúl Castro
y otros líderes cubanos admitieron con franqueza que la economía
general no estaba funcionando tan bien como podía y
se dedicaron a una reorganización a gran escala del trabajo
que se enfocó en más iniciativa, propiedad y responsabilidad
en el nivel individual, y menos del paternalismo de estado
que garantizaba empleo a trabajadores innecesarios. La Central
de Trabajadores de Cuba anunció que la fuerza de trabajo
del sector estatal sería reducida de manera paulatina en medio
millón de personas; estas, a su vez, tendrían que adscribirse
al sistema de trabajo por cuenta propia o buscar empleos
en granjas y negocios cooperativos. En el mundo de la cultura,
4
Mauricio A. Font: «Cuba and Castro: Beyond the Battle of Ideas», en
Mauricio A. Font (ed.): Changing Cuba, Changing World. CUNY Bildner
Center for Western Hemisphere Studies, New York, 2009.
201

se alentó a los intelectuales cubanos a que compartieran su
trabajo con toda la Isla y demostraran que la teoría revolucionaria
y el arte pueden adaptarse a las realidades del siglo XXI.
A veces este esfuerzo ha tenido un carácter defensivo, con énfasis
en el antimperialismo (en particular la resistencia a las
intervenciones de Estados Unidos, en toda América y el resto
del mundo) y el heroísmo de «los Cinco»: los antiterroristas cubanos
presos en Estados Unidos por tratar de descubrir las
redes del terror que operan desde Miami.
Por otra parte, Cuba también ha realizado las alternativas
a la globalización capitalista en la forma del internacionalismo
socialista, y está preparada para reafirmarse como una potencia
internacional, no en el sentido militar, sino en términos
de tratar de demostrar que puede llevar sus ideas al mundo
en desarrollo, donde podrían ser aceptadas y adaptadas a las
necesidades de los pueblos, en especial en Latinoamérica.
En este contexto, Cuba ha desarrollado brigadas médicas y
educacionales que luchan contra las enfermedades y el analfabetismo,
esfuerzos que contrastan por completo con el énfasis
en la intervención militar y la cruel explotación de recursos
minerales aún preferido por el mundo capitalista. Cuba, como
país pequeño, no posee el potencial para ayudar a otras naciones
a resistirse por la fuerza al capitalismo, pero sí tiene la capacidad
para actuar como modelo para otros que no se han beneficiado
de los patrones capitalistas de desarrollo durante
los últimos quinientos años. En este sentido, la identidad cubana
está permeada de un fuerte componente internacional
que fue sugerido por Martí hace más de un siglo, cuando escribió:
«Patria es humanidad». El intelectual Abel Prieto ha
explicado por qué este proceso de renovación fue tan importante,
no solo para Cuba, sino para el mundo:
En contraste con la estupidez, la barbarie y la ley del más
fuerte que pretende imponerse en la actualidad a todo el
mundo, tratamos de defender la idea de que otro mundo es
posible. Creemos que lo que debe globalizarse no son las bombas
ni el odio, sino la paz, la solidaridad, la salud, la educación
para todos, cultura, etc. Por eso es que cuando nuestros mé-
202

dicos van a ayudar a otros países, aunque su misión es la de
la atención médica, ellos son también portadores de nuestros
valores y de nuestras ideas de solidaridad. Esta es la esencia
de la Batalla de Ideas. 5
¿Por qué Venezuela se une a la Batalla
En 1948 el novelista más famoso de Venezuela, Rómulo Gallegos,
primer presidente elegido democráticamente en el país,
obtuvo el voto de 73 % de los electores. El pueblo se entusiasmó
con sus planes de gobierno para obtener 50 % de todos los
ingresos del petróleo, redistribuir entre los pobres parte de
las tierras agrícolas ociosas propiedad de los muy ricos y terminar
con la dominación de la Iglesia sobre la educación. Estas
propuestas no fueron bienvenidas por la oligarquía local, los
intereses petroleros de los Rockefeller, la Iglesia católica y
los principales generales venezolanos, así que a los seis meses
de ocupar el cargo Gallegos fue derrocado por un golpe de
estado. El presidente creía que el gobierno estadounidense
estaba implicado (directa o indirectamente) en su derrocamiento,
aunque esto nunca ha sido probado de manera concluyente.
Pero sin dudas Estados Unidos estaba feliz con la situación,
al igual que se sintió feliz con los golpes de Estado en Irán y
Guatemala unos pocos años después, de cuya orquestación sí
hay una clara evidencia histórica en documentos de la CIA y
el Departamento de Estado.
Medio siglo después otro presidente venezolano, Hugo Chávez,
comenzó a hablar de utilizar los ingresos petroleros, redistribuir
tierras a los pobres y reconstruir los sistemas de salud
y educación en beneficio de la mayoría. Cuando Venezuela firmó
acuerdos de cooperación con Cuba en 2000 y 2001 y obtuvo
la experiencia cubana para reformar sus sistemas de educación
y medicina, el gobierno de Estados Unidos, las corporaciones
petroleras multinacionales, la oligarquía venezolana
5
Ibíd.
203

y la jerarquía de la Iglesia católica estuvieron de acuerdo en que
Chávez era una seria amenaza para el hemisferio occidental. Pero
esta vez, a diferencia de 1948, el golpe militar no tuvo éxito. Aunque
el Departamento de Estado estadounidense trató de negar
su participación en el golpe, su propia Oficina del Inspector General
opinó lo contrario meses después cuando reportó: «Está
claro que la NED, el Departamento de Defensa y otros programas
estadounidenses de asistencia brindaron entrenamiento,
formación institucional y otros apoyos a individuos y organizaciones
que se sabe que están implicados activamente en el breve
derrocamiento del Gobierno de Chávez». 6 Mientras trataba de
sabotear la naciente Revolución bolivariana y enterrar a la Revolución
cubana y su increíble persistencia, Estados Unidos
reveló la escasez de ideas que afectaba al centro del mundo capitalista
avanzado. Hugo Chávez se dio cuenta de esta ausencia de
confianza filosófica subyacente y en su audaz estilo característico
anunció que era hora de que los que se oponían a la globalización
capitalista pasaran a la ofensiva.
En la reunión Artistas e Intelectuales en Defensa de la Humanidad
(una amplia gama de personas de tendencia de izquierda,
provenientes de América y otras partes del mundo), Chávez declaró
que no era suficiente que los que trabajaban en el campo de
las ideas y la imaginación defendieran los valores humanistas.
También era necesario, según Chávez, pasar a la ofensiva en el
sentido de expandir los valores humanistas y demostrar que otro
mundo sin duda es posible. En la clausura de esta reunión el 5
de diciembre de 2004, Chávez dijo: «Es necesario revisar la historia
del socialismo y rescatar el concepto de socialismo». Y el
30 de enero de 2005, en el Foro Social Mundial, agregó: «Tenemos
que reinventar el socialismo. No puede ser el tipo de socialismo
que vimos en la Unión Soviética». Luego, en la Cumbre de
la Deuda Social, el 25 de febrero de 2005, Chávez anunció públi-
6
Departamento de Estado de Estados Unidos: «A Review of U. S. Policy
toward Venezuela: November 2001-April 2002», reporte no. 02-OIG-
003, julio de 2002. Disponible en: http://oig.state.gov/documents/
organization/13682.pdf.
204

camente por primera vez que la tarea por delante era «inventar
el socialismo del siglo XXI», un término que había sido usado unos
cinco años antes por el sociólogo chileno Tomas Moulian. 7
La idea del imperialismo norteamericano amenazando a
Latinoamérica no surgió en la mente de Chávez porque los cubanos
le lavaran el cerebro, sino porque el Movimiento Revolucionario
Bolivariano, creado en 1982 por un grupo de oficiales
progresistas del ejército, descendía directamente del pensamiento
de Simón Bolívar, el héroe nacional de Venezuela. Después
de haber liberado a la mitad de Sudamérica del dominio imperial
de los españoles, Bolívar había alertado: «Estados Unidos
parece estar destinado por la providencia a plagar de miserias
a [nuestra] América en nombre de la libertad». Además, cuando
Chávez identificó a la oligarquía venezolana como el enemigo
interno, no se estaba refiriendo tan solo a su connivencia
con el capitalismo internacional y su apoyo al golpe para derrocarlo
en 2002, sino que estaba expresando el sentimiento
visceral que se había arraigado profundamente durante siglos
en la mayoría oprimida del país, certeramente expresado por
Ezequiel Zamora, otro héroe venezolano, el cual lideró un ejército
de campesinos y esclavos en las guerras federales de las
décadas de los cincuenta y los sesenta del siglo XIX y exigió «elecciones
libres, tierra libre y hombres libres, horror de la oligarquía».
ALBA y la perspectiva de cambio
Cuba y Venezuela no hubieran podido dedicarse a su ambicioso
proyecto de la última década sin la creciente cooperación
7
Me encontraba en Caracas cuando Chávez mencionó por primera vez
el rumbo hacia el socialismo. Las tres citas provienen de Marta
Harnecker: «Latin America and Twenty-First Century Socialism:
Inventing to Make Mistakes», Monthly Review, julio-agosto de 2010.
Ella cita a Tomas Moulian: Twenty-First Century Socialism: The Fifth
Way, 2000.
205

de otros países de Latinoamérica. Algunas grandes naciones,
como Brasil y Argentina, y países más pequeños como Chile y
Uruguay, tenían Gobiernos de centro-izquierda que no promovían
una política muy a la izquierda en cuestiones internas,
pero que sí daban una solidaridad internacional diplomática
a Cuba y Venezuela. Esos países se unieron a otras naciones
dentro del creciente círculo de Unasur, Mercosur y otros organismos
hemisféricos para ayudar a proteger a las sociedades
más revolucionarias de los ataques lanzados por Estados Unidos.
Brasil en particular estaba dispuesto y capacitado para
realizar muchos proyectos sociales prácticos a gran escala que
beneficiaban tanto a Venezuela como a Cuba, y protegerlas en
alguna medida de las subversivas estrategias económicas y
políticas de Estados Unidos. Los brasileños admiraban a Fidel
Castro y a Hugo Chávez y se sentían en deuda con ellos por
haberles demostrado que era posible enfrentarse a la presión
imperial y sobrevivir en el hemisferio occidental, permitiendo
de esa manera al resto de América reafirmar, aunque de
forma menos fuerte, su propia independencia.
El movimiento más significativo hacia la cooperación internacional
en el hemisferio occidental llegó por medio de la creación
del ALBA, la Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra
América (entre 2005 y 2009 se llamó Alternativa Bolivariana
para los Pueblos de Nuestra América). Las palabras «Nuestra
América» en el nombre de la organización son un eco del título
de uno de los más famosos ensayos de José Martí, en el cual se
desarrolla el concepto de una América mayor que no permite
que Estados Unidos abuse de ella y la controle. El ALBA no llega
a ser un rival formidable para la nación del Norte, ya que
hasta 2009 solo consistía de cinco pequeños países (Cuba, Venezuela,
Bolivia, Ecuador, Honduras y Nicaragua) y las pequeñísimas
islas-naciones de Dominica, Antigua y Barbuda, y San
Vicente y las Granadinas. Colectivamente, la fuerza de estos
países no es nada comparada con la de Estados Unidos, ya que
en conjunto la alianza tiene una población de unos 75 millones,
tan solo la cuarta parte de la de Estados Unidos, y un Producto
Interno Bruto combinado de unos 650 000 millones de dólares,
menos del 5 % del PIB de 14,5 billones generados anualmente
206

por Estados Unidos. 8 (Las cifras del ALBA disminuyeron un
tanto en 2010, cuando un golpe militar sacó a Honduras de la
ecuación, con sus 8 millones de habitantes y sus 32 000 millones
de dólares de PIB).
Los países del ALBA están cooperando unos con otros, cada
cual con políticas definidas dentro de su propio contexto nacionalista,
cada uno con sus propios objetivos sociales y culturales
vinculados con el socialismo del siglo XXI. Las medidas
concretas que buscan son implementadas en parte por medio
del control sobre el desarrollo y la venta de los recursos naturales,
a fin de promover más gasto e igualdad sociales. Estas
acciones progresistas por parte de los gobiernos del ALBA
no tienen nada en común con las expropiaciones en masa de
los medios de producción industrial y agrícola al estilo soviético,
y no utilizan a la policía secreta ni ningún otro tipo de
coerción estatal. Es más, muchas de las medidas sociales, políticas
y económicas que están poniendo en práctica no se diferencian
mucho de las realizadas bajo el llamado «nuevo trato» en
Estados Unidos o por los gobiernos socialdemócratas de Europa
en el siglo XX. Los cambios implementados incluyen la
educación libre para todos y la eliminación del analfabetismo,
el uso de los ingresos de la producción de los recursos
naturales para ayudar a reducir la pobreza, la búsqueda de la
reforma agraria moderada, un cobro más eficiente y honesto
de los impuestos, la expansión de la seguridad social y de las
pensiones, aumento general del salario del pueblo trabajador,
y la creación de más incluyentes sistemas universales de salud
pública. Esto no quiere decir que los objetivos a largo plazo
de las naciones del ALBA solo consisten en el mejoramiento
democrático y social de los excesos capitalistas, ya que han
declarado o implicado que se instituirá la propiedad social de
varias actividades productivas y se introducirá el control democrático
directo y participativo de muchas instituciones sociales.
Cada país ha declarado también que realizará los cambios a
8
Las cifras provienen de 2010 Country Guide de la CIA, que puede encontrarse
en Internet.
207

su particular manera, de acuerdo con su propia cultura nacional,
y que dejará partes de la economía en manos privadas,
para lo cual alentará las pequeñas empresas y respetará la
propiedad individual cuando no represente una amenaza al
bienestar público.
Como Cuba y Venezuela fueron los miembros originales del
ALBA en 2005, han podido brindar la mayor ayuda cooperativa
a los otros miembros. Cuba ha suministrado la mayor parte
del capital humano y de personal experto en atención de salud,
educación y otros campos. Venezuela ha estado contribuyendo
con el esfuerzo de sus técnicos, ingenieros y otros expertos a
los proyectos de construcción e instalaciones médicas en varias
naciones, pero ha hecho su mayor impacto con embarques
de petróleo a precio reducido o concediendo subsidios completos
y préstamos sin intereses para proyectos socialmente útiles.
Aunque este tipo de diplomacia útil es caracterizada por
críticos como una manera de «comprar apoyo político», en realidad
es similar a los paquetes de ayuda conformados por los
países capitalistas ricos, con la excepción de una disposición
importante: Venezuela no exige obligaciones o acuerdos comerciales.
Muchas naciones ricas, incluyendo a Estados Unidos,
han instaurado programas de ayuda que promueven activamente
el ingreso de sus propias corporaciones multinacionales de
producción y extracción. Aunque Venezuela no es ni remotamente
tan rica como esas naciones capitalistas, sí lo es en relación
con la mayoría de los países en desarrollo, y está tratando
de demostrar cómo un gran productor estatal de recursos naturales
puede compartir, de manera más justa, las ganancias
de la extracción de recursos, en este caso el propio petróleo,
con otros países y poblaciones pobres que carecen de esas riquezas
y están en desventaja en el mercado mundial.
Las naciones del ALBA incluso han desarrollado su propia
moneda, el SUCRE, 9 que se calcula electrónicamente para
9
El Sistema Unitario de Compensación Regional (SUCRE) es una
moneda «virtual» que comienza a utilizarse para pagos de bienes y
servicios entre los países miembros del ALBA. (Nota del Traductor).
208

facilitar los intercambios de bienes a gran escala entre los
miembros, bajo condiciones justas no influidas por las fluctuaciones
de los mercados mundiales de productos o monedas.
Si las naciones del ALBA pueden resistir la creciente reacción
política y económica de Estados Unidos en su contra, probablemente
capten aún más miembros en el hemisferio occidental.
Nicaragua y Bolivia:
rompiendo amarras con el neoliberalismo
Mucho antes de la creación del ALBA, y dos décadas antes de
las misiones médicas cubanas en Venezuela, Cuba estaba ayudando
a construir nuevos sistemas educacionales y de atención
médica primaria en otro país latinoamericano. Tan pronto
como la Revolución sandinista logró derrocar a la dictadura
somocista en Nicaragua en 1979, llegaron médicos cubanos a
ayudar a formar clínicas rurales y urbanas para atender a los
pobres. Los sandinistas pueden considerarse los precursores
de los que construyen el socialismo del siglo XXI, porque trataron
de construir una forma distinta de revolución acorde
con su particular historia y cultura. Tres de los ingredientes
claves eran: una fuerte identificación nacionalista con los objetivos
democráticos e igualitarios de su héroe guerrillero,
Augusto César Sandino; una fe positiva en la teología de la
liberación que en aquel momento estaba cambiando a la Iglesia
católica en Latinoamérica (y también al gobierno, ya que
tres de los siete miembros de la dirección del movimiento
sandinista eran sacerdotes); y una mezcla en evolución de ideas
progresistas y marxistas que eran muy distintas al viejo modelo
socialista soviético.
Poco después de que los sandinistas tomaran el poder, se estimó
que 300 de los 1 300 médicos que ejercían la medicina
habían abandonado el país. Esto pronto se remedió con la llegada
de aproximadamente 850 médicos extranjeros, muchos
de ellos simpatizantes provenientes de Europa, Canadá y Estados
Unidos, pero la mayoría de Cuba. El incremento del personal
fue oportuno, ya que permitió al nuevo gobierno expandir
209

con rapidez su programa de atención primaria: en 1977 había
en todo el país 172 centros de salud; para 1982 ya había 492 y
otros 37 debían ser construidos en 1983. Los gastos para la
atención de salud en el presupuesto nacional habían crecido
de 3 a 11 %. En términos de estadística, el Canadian Medical
Association Journal reportó que entre 1978 y 1983 la mortalidad
infantil decreció de 121 a 80,2 por cada 1 000 nacidos
vivos, y la expectativa de vida aumentó de 52 a 59 años. 10
Otro cambio trascendental en los primeros años del Gobierno
sandinista fue la expansión de la educación médica. Menos
de cinco años después del triunfo revolucionario, había diez
veces más jóvenes estudiando para médicos (900) y los profesores
cubanos ayudaban a la instrucción, seis veces más estudiantes
se estaban formando para graduarse en Enfermería, y
tres veces más estaban estudiando como auxiliares de enfermería.
Expertos cubanos en educación también ayudaron en las
escuelas primarias y secundarias después de que brigadas de
estudiantes nicaragüenses de secundaria y nivel universitario
se dispersaran por todo el país para enseñar a la mayoría
analfabeta a leer y escribir. En menos de una década, sus esfuerzos
redujeron significativamente la tasa de analfabetismo
de 52 a 12 %. Todo esto fue malas noticias para la administración
Reagan, la cual aseguraba que toda la operación era orquestada
por terroristas cubanos, los cuales a su vez eran
agentes de la Unión Soviética. Estados Unidos dedicó toda la
década de los ochenta a tratar de socavar los esfuerzos sandinistas
por mejorar la realidad económica y social de la población
nicaragüense, impuso un aplastante embargo económico
y lanzó una mortífera guerra contrarrevolucionaria.
Los «contras» (las fuerzas contrarrevolucionarias creadas por
la CIA) disfrutaron de manera particular destruyendo las instalaciones
de salud pública y escuelas en lugares remotos e
intimidando a trabajadores de la salud y a maestros. En 1983,
a solo cuatro años del triunfo de la Revolución, «han muerto
16 trabajadores de la salud, incluyendo a un médico francés y
10
Douglas Lefton: «Nicaragua: Health Care under the Sandinistas»,
Canadian Medical Association Journal, 15 de marzo de 1984.
210

otro alemán, mientras otros 27 han resultado gravemente heridos
y 30 fueron secuestrados y torturados a lo largo de la frontera
norte del país. Adicionalmente, tres educadores de salud, siete
estudiantes de Medicina y al menos 40 voluntarios de salud han
sido asesinados por los contras. Al menos dos hospitales y 18 centros
y puestos de salud fueron destruidos». 11
También los planes de construcción de más de la mitad de
los puestos sanitarios tuvieron que ser abandonados debido
a los ataques a lo largo de la frontera con Honduras y Costa Rica.
Varios años de constantes ataques militares y económicos
dejaron exhaustos a todos los nicaragüenses, a tal punto que
las fuerzas políticas de oposición, abiertamente apoyadas y
financiadas por Estados Unidos, ganaron las elecciones de
1990. Los sandinistas entregaron pacíficamente el poder a los
victoriosos conservadores, los cuales durante los siguientes
diecisiete años siguieron obedientemente las orientaciones e
instrucciones estadounidenses de libre mercado provenientes
de la embajada de Estados Unidos. Se pensaría que la nación
del Norte, aunque fuera tan solo para mejorar su imagen
durante ese período de tiempo, asignaría un poco de dinero
para mejorar las condiciones sociales, de manera que los nicaragüenses
comunes y corrientes pudieran vivir de forma
un poco más decente. No fue así. El retorno al dominio conservador
de libre mercado se caracterizó por el abandono social,
y fue claramente desastroso para la mayoría de los
nicaragüenses. Para 2007, el país tenía la mayor tasa de desnutrición
en Centroamérica, y 80 % de sus habitantes vivía
en la pobreza y 45 % en pobreza extrema absoluta. El analfabetismo
casi se triplicó en el curso de la década y media de
dominio proestadounidense, en gran medida porque las políticas
neoliberales significaban que no había suficientes ingresos
del gobierno para continuar con el compromiso
sandinista con la educación gratuita para todos los niños; para
2007, una aplastante cifra de 800 000 niños (del total de la
11
Eugenio Taboada y Richard M. Garfield: «Health Services Reforms
in Revolutionary Nicaragua», American Journal of Public Health, no. 74,
1984, pp. 1138-1144.
211

población nicaragüense de solo 6 millones) no asistía a la escuela.
12
En ese año los sandinistas lograron recuperar la presidencia,
a pesar de una fuerte oposición diplomática y financiera
desde el Norte y una campaña política orquestada por la embajada
de Estados Unidos que hacía énfasis en el peligro de
Hugo Chávez, a quien acusaban de tratar de apoderarse de Nicaragua
(con la ayuda de Cuba, por supuesto). Los sandinistas,
que ganaron a pesar de esta injerencia, dieron la bienvenida a
la ayuda humanitaria cubana, ya que inmediatamente después
de la victoria relanzaron un programa de alfabetización, esta
vez utilizando el sistema cubano Yo sí puedo, el cual ya se
había utilizado con éxito en la lucha contra el analfabetismo
en Venezuela y Bolivia. En 2009, tan solo dos años después, la
UNESCO anunció que Nicaragua era, según sus normas, «libre
de analfabetismo», lo que significaba que la tasa estaba por
debajo del 4 %. De manera simultánea, las oportunidades educacionales
se ampliaron para cientos de miles de escolares nicaragüenses
que habían sido excluidos de la educación pública
debido a la extrema pobreza. Esos niños comenzaron a asistir
regularmente a la escuela porque el gobierno eliminó todos
los pagos en las escuelas públicas y luego instituyó un programa
de alimentación gratuita para los que la necesitaran.
Adicionalmente, los sandinistas también declararon que una
vez más se brindaría atención gratuita de salud a toda la población
y utilizaron la ayuda de Cuba, Venezuela y el ALBA
para construir y equipar 16 nuevos hospitales y clínicas de
alta tecnología.
Las nuevas alianzas y la reconfiguración de las fuerzas sociales,
políticas y económicas en el hemisferio occidental, que
habían permitido a Nicaragua regresar a un rumbo progresista,
eran también importantes para apoyar el surgimiento
político en 2006, después de que Evo Morales fuera elegido
presidente. Estados Unidos reaccionó de manera negativa,
12
Hedelberto López Blanch: «Gobierno sandinista: revertir el deterioro
económico y social», 26 de julio de 2010. Disponible en: http://
www.rebelion.org/noticia.phpid=110353.
212

pero no solo porque Morales y Bolivia se unieran al ALBA
pocos meses después de su elección. Mucho antes de que Morales
se convirtiera en el primer líder indígena en gobernar
su país en cinco siglos, Estados Unidos lo había identificado,
junto a su organización social y política MAS (Movimiento al
Socialismo), como el contendiente más amenazador contra los
candidatos presidenciales neoliberales que Washington apoyaba.
En 2002, el embajador de Estados Unidos, Manuel Rocha,
dio el paso agresivo de advertir públicamente al pueblo
boliviano que no votara por Morales, pensando que así atemorizaría
a los electores, sugiriendo que el apoyo del candidato
a los empobrecidos cultivadores de coca significaba que
él también estaba en contubernio con las organizaciones internacionales
de la droga: «Como representante de Estados
Unidos, quiero recordar al electorado boliviano que si eligen
a los que desean que Bolivia se convierta de nuevo en un gran
exportador de cocaína, eso pondría en peligro el futuro de la
ayuda estadounidense a Bolivia». Aunque Morales no logró
ganar aquellas elecciones, no fue debido a la injerencia del
embajador; la mayoría de los observadores en Bolivia pensaron
que la popularidad de Evo aumentó debido a este tipo de
grosera injerencia.
Bolivia, al igual que Nicaragua y Venezuela, ha comenzado
a construir una identidad socialista propia, de acuerdo con
su historia nacional. Evo Morales y su administración hablaron
confiadamente de tomar un rumbo de socialismo del siglo
XXI particularmente boliviano, un «socialismo comunitario»
basado en los antiguos valores indígenas de compartir y de
trabajo en común. En esta visión está incluido un fuerte interés
por proteger la Pachamama o Madre Tierra del calentamiento
global y de otras amenazas al medio ambiente. El líder
boliviano subrayó la idea de «vivir bien» en vez de «vivir mejor»,
lo que significa que los ciudadanos deben rechazar el
impulso capitalista/consumista de competir para ver quién
amasa más posesiones y en su lugar crear una sociedad en la
cual todo el pueblo viva con dignidad, llevando una vida modesta
y suficientemente material que esté en armonía con la
naturaleza. La idea de un socialismo construido sobre la base
213

de tradiciones indígenas comunitarias no es nueva en las naciones
andinas.
A principios del siglo XX el revolucionario y teórico peruano
José Carlos Mariátegui insistía en que los modelos europeos
para la Revolución no serían apropiados para Sudamérica, y
propuso construir un tipo de «socialismo natural» que expandiera
el proyecto revolucionario más allá de la clase trabajadora
urbana e incluyera a las empobrecidas masas que trabajaban
el campo: «En Perú, esas masas son cuatro quintas partes indígenas.
Por tanto, nuestro socialismo debe declarar su solidaridad
con el pueblo nativo». 13 «Con toda certeza no deseamos que
el socialismo en América sea un calco y una copia. Debe ser una
creación heroica. Debemos, con nuestra propia realidad, en
nuestra propia lengua, hacer nacer el socialismo indoamericano».
14
Un escritor indígena boliviano, Marcelo Saavedra Vargas, dice
que los pueblos indígenas tienen una interpretación de «materialismo»
que es totalmente diferente del sobreconsumo
rampante practicado por las naciones llamadas materialistas
del Norte. «Es la sociedad capitalista la que rechaza el materialismo.
Hace la guerra al mundo material y lo destruye. Nosotros,
por el contrario, aceptamos el mundo material, nos
consideramos parte de él y lo cuidamos». 15 Tan pronto como
Evo Morales tomó posesión de su cargo en 2006 los bolivianos
supieron que debían elevar la educación de los pobres si querían
construir un tipo diferente de sociedad. Inmediatamente
pusieron en práctica el programa cubano de alfabetización Yo
sí puedo, con el resultado de que un millón y medio de personas
13
Mike González: «Latin America’s Forgotten Marxist», International
Socialism, 2 de julio de 2007.
14
José Carlos Mariátegui: «Aniversario y balance», Amauta, no. 26,
17 de septiembre de 1928.
15
John Riddell cita una entrevista a Marcelo Saavedra Vargas en
«From Marx to Morales: Indigenous Socialism and the Latin Americanization
of Marxism», 17 de junio de 2008. Disponible en: http:
//mrzine.monthlyreview.org/2008/riddell170608.html.
214

aprendieron a leer y a escribir en los dos años siguientes. A
finales de 2008, UNESCO declaró que la nación estaba libre de
analfabetismo. Mientras tanto, el gobierno había iniciado varios
esfuerzos para ayudar a que continuaran sus estudios las
personas que se habían alfabetizado. Para 2010, nuevos programas
e incentivos habían permitido a un millón de personas
alcanzar un nivel de educación de quinto grado.
Desde que en 2006 Bolivia decidió convertirse en el tercer
miembro del ALBA, aprovechó la oportunidad para mejorar los
servicios de salud y llevar la atención médica gratuita a los pobres.
En el primer año, además de recibir a 2 000 trabajadores
cubanos de la salud para brindar atención primaria en zonas
subatendidas, los acuerdos del ALBA concedieron 5 000 becas
a jóvenes bolivianos para estudiar Medicina en Cuba. Equipos
venezolanos de ingeniería llegaron para ayudar a construir
numerosos hospitales y policlínicas, así como centros quirúrgicos
para la Operación Milagro, los cuales de inmediato procedieron
a realizar 500 000 cirugías oculares durante los cuatro
años siguientes. Es interesante señalar que casi 100 000 de esos
pacientes eran residentes pobres de Brasil, Perú, Paraguay y
Argentina que cruzaban entusiasmados la frontera con Bolivia
en busca de la clínica oftalmológica más cercana que pudiera
brindarles cirugía gratuita y cuidados médicos.
Estados Unidos, por supuesto, estaba tomando nota de estos
éxitos y tratando de fortalecer a la oposición local. Cuando los
médicos cubanos comenzaron a dar atención a la empobrecida
mayoría boliviana, hubo respuestas negativas de las élites locales
y protestas de parte de la asociación médica boliviana,
campañas difamatorias similares a las montadas en Venezuela
y otras partes de América. Por una parte menospreciaban a los
médicos cubanos calificándolos de ineptos, practicantes no calificados
que solo podrían perturbar el desarrollo de la atención
médica, o los presentaban como agentes político-militares
inmensamente astutos que podrían lavar el cerebro al público
con propaganda comunista. En pocos meses, a medida que la
calidad de la atención circulaba entre las comunidades de base,
este tipo de crítica se disipó. En algunas zonas, como el rico departamento
de Santa Cruz, estas campañas fueron sustituidas
215

por acciones directas por parte de fuerzas políticas de derecha,
ayudadas en sus acciones antigubernamentales y separatistas
por funcionarios y contratistas del Departamento de Estado
de Estados Unidos. Algunos de tendencia violenta, envalentonados
por este apoyo, decidieron realizar ataques físicos al personal
médico cubano. 16 En agosto de 2008, miembros de los
ultraderechistas Comité Cívico y de la Unión Juvenil Cruceñista
secuestraron a varios miembros del equipo médico cubano de
una residencia que ocupaban en Santa Cruz; los golpearon, los
amenazaron de muerte, los obligaron a subir a una camioneta,
los llevaron al campo, a diez kilómetros de distancia, los lanzaron
a un lado del camino y les advirtieron que regresaran a
Cuba si deseaban conservar la vida. 17 Este tipo de incidentes,
incluyendo muchos violentos ataques racistas contra ciudadanos
indígenas, no tuvo el mismo éxito que en Nicaragua en la
década de los ochenta. Por el contrario, motivaron al presidente
Evo Morales a actuar con más fuerza contra el movimiento
insurreccional en el departamento de Santa Cruz y a tomar
medidas contra el embajador estadounidense, Philip Goldberg,
quien se había estado reuniendo con los separatistas. Fue expulsado
de Bolivia en septiembre de 2008.
Honduras y Haití: no hay manera de escapar
de la influencia de Estados Unidos
No son felices todas las historias del ALBA, porque a pesar de
la fragilidad de la nueva independencia de Nicaragua, otros
países en Centroamérica y el Caribe, como Honduras y Haití,
son aún más vulnerables a la intervención proveniente del Nor-
16
Los grupos derechistas de Santa Cruz estaban dominados por europeos
blancos vinculados a los neonazis. Las organizaciones juveniles realizaban
frecuentes ataques racistas contra indígenas y a veces mostraban
suásticas y lemas fascistas.
17
«Brutal agresión contra médicos cubanos en Bolivia», Cubainformación
TV, 14 de agosto de 2008.
216

te. Fue sorprendente que Honduras, la cual ha estado dominada
por la presencia diplomática y militar estadounidense
desde las guerras centroamericanas de la década de los ochenta,
pudiera convertirse en miembro del ALBA, aunque por corto
tiempo, de 2007 a 2009. Ocurrió durante la presidencia de
Manuel Zelaya, un rico ganadero y maderero cuyos antecedentes
en el Partido Liberal no parecían calificarlo como político
de centroizquierda, mucho menos como revolucionario.
Sin duda Honduras, un país con una gran base de la Fuerza
Aérea de Estados Unidos, sus propias fuerzas armadas bien
entrenadas en la fidelidad derechista al Norte, y una oligarquía
dominante que tenía el control frente a una empobrecida
mayoría, no era una candidata probable para la transformación
socialista.
Sin embargo, el presidente Zelaya, con el apoyo de activos
movimientos sociales a nivel de base, pudo realizar un número
de importantes reformas. Esto sucedió porque el ALBA
estuvo dispuesta a prestar ayuda práctica a Honduras, y también
porque el fermento provocado por la Batalla de Ideas y
varias concepciones del socialismo del siglo XXI hacían que la
gente común creyera que un cambio, incluso paulatino, era
posible. Las donaciones y préstamos a bajo interés del ALBA
financiaron el desarrollo rural y la agricultura, así como la
asistencia a programas de salud, educacionales y tecnológicos.
Precios favorables del petróleo comprado por medio del
programa venezolano Petrocaribe permitieron al Gobierno
hondureño disponer de dinero para propósitos sociales, como
la iniciativa de que la educación pública para todos los niños
fuera enteramente gratuita. Al principio, algunos de estos cambios
fueron aceptados o tolerados por el Partido Liberal de
Zelaya y muchos otros de las clases de élite, y en 2008 el Congreso
estaba dispuesto a aprobar tanto el acuerdo petrolero
de Petrocaribe como la pertenencia al ALBA.
Como se mencionó en el capítulo 3, la Asociación Médica
Hondureña llegó a abandonar su actitud hostil hacia los médicos
cubanos e incluso asistió junto con el presidente Zelaya a
celebraciones por la colaboración cubana en nuevos proyectos
hondureños de salud, como la inauguración de un hospital en
217

la remota zona garífuna con médicos graduados de la ELAM.
Luther Castillo, el primer garífuna graduado de médico y fundador
del hospital, recibió el título Médico Hondureño del Año
de manos del Club Rotario Internacional de la capital. Desafortunadamente,
este reconocimiento de la clase alta al valor de
la cooperación con Cuba y Venezuela fue de breve duración,
hasta el verano de 2009, cuando la oligarquía y los militares
hondureños, con ayuda de los exiliados cubanos de Miami y
aliados derechistas cada vez más alarmados entre los militares
estadounidenses, el Departamento de Estado y tanques pensantes
de Washington, organizaron un golpe de Estado contra
el presidente Zelaya. Posteriormente, cuando soldados y policías
suprimieron violentamente las protestas de la sociedad
civil contra el golpe, también acosaron al personal médico del
hospital garífuna y amenazaron con clausurarlo. El doctor Luther
Castillo, como partidario del presidente Zelaya, tuvo que
ocultarse para escapar de la persecución y fue obligado a abandonar
el país. En 2010 aún no había podido regresar, así que
sirvió de coordinador del primer gran contingente de graduados
de la ELAM que se unió a la Brigada Henry Reeve después
del terremoto y se apresuraron en llegar a Haití para servir
como médicos voluntarios.
Si el éxito del experimento político fue singular en Honduras,
fue aún más difícil lograrlo en Haití unos pocos años antes.
En el momento en que la Revolución sandinista fue casi
aplastada por Estados Unidos a inicios de la década de los noventa,
otra situación revolucionaria comenzaba a desarrollarse
en Haití, excepto que en este caso no hubo un ejército rebelde
que derrotara a militares corruptos y redistribuyera el poder
económico acaparado por una reducida élite. Lo que Haití tenía
en común con Nicaragua era el desarrollo de un intenso
movimiento político popular de la empobrecida mayoría, basado
en la teología de la liberación. Su organización, Fanmi
Lavalas, liderada por sacerdotes de parroquia como Jean
Bertrand Aristide, quien había vivido entre los pobres, logró el
apoyo de la enorme mayoría de los haitianos. En 1990, dos tercios
de los electores escogieron a Aristide como su presidente,
pero, por desgracia, en aquel momento otros países del hemis-
218

ferio no estaban en disposición de ayudar a un gobierno que
quería practicar «una opción preferencial por los pobres» proclamada
por Aristide. Animados por una administración estadounidense
conservadora bajo el primer presidente Bush,
corruptos oficiales del ejército no tuvieron dificultad en sacar
a Aristide del poder ocho meses después de su elección, en 1991.
La brutalidad del régimen militar estaba tan generalizada que la
administración Clinton intervino con las fuerzas armadas de
Estados Unidos en 1994 y restauraron a Aristide en la presidencia,
pero bajo condiciones onerosas. Aristide y los que le
sucedieron en el gobierno tuvieron que aceptar los acuerdos con
el FMI y el Banco Mundial que parecían descartar cualquier
legislación progresista que ayudara a los pobres.
Sin embargo, después de que en 2000 Aristide fue reinstaurado
en la presidencia por una enorme mayoría de más de 90 %, el
gobierno haitiano pudo hacer algunos compromisos serios para
con el cambio social, a pesar de graves limitaciones impuestas
por las instituciones financieras internacionales, Estados Unidos,
Francia y Canadá. En 2001, Aristide declaró que 20 % del
presupuesto nacional se dedicaría a la educación, y luego organizó
en el verano una masiva campaña de alfabetización.
En febrero de 2003, Aristide promovió reformas económicas y
elevó el salario mínimo al doble; tres meses más tarde, su gobierno
aprobó una ley que prohibía el tráfico de personas y regulaba
el trabajo doméstico infantil. Esta vez Cuba y Venezuela
estaban comenzando a cooperar en acuerdos bilaterales de ayuda
mutua e intercambio económico entre los dos países; pero el
ALBA aún no se había creado, así que no estaban en posición
de brindar la amplia gama de ayuda que ofrecieron a Bolivia
algunos años después. No obstante, Cuba había continuado suministrando
a Haití sustanciales recursos de atención médica
bajo el Plan Integral de Salud, desde que sus brigadas llegaran
en diciembre de 1998. Por esa época había menos de 2 000 médicos
en Haití y 90 % de ellos trabajaban en las ciudades. La presencia
cubana tuvo un impacto sustancial durante los tres
primeros años; para junio de 2002, habían cumplido misión en
Haití 1 452 colaboradores de la salud y las estadísticas mejoraron
considerablemente en las zonas donde se encontraban los
219

médicos cubanos (aproximadamente tres cuartas parte del
país). Por ejemplo, mientras en 2000 morían 59 niños de cada
1 000 nacidos vivos, en 2002 la tasa de mortalidad se redujo a
33 por cada 1 000. 18
Para 2003, las perspectivas eran aún mejores, ya que además
de los más de 300 haitianos estudiando Medicina en la
ELAM en La Habana, se habían matriculado otros 200 estudiantes
de Medicina en una universidad recién construida en
Puerto Príncipe con la ayuda del gobierno de Taiwán y con
profesores cubanos. Aunque el ALBA aún no se había creado
y Barrio Adentro estaba comenzando en Venezuela, la élite
privilegiada de Haití y sus promotores conservadores en Washington
estaban muy alarmados. Pronto formaron organizaciones
políticas, como el Grupo de 184 y la Convergencia
Democrática, con el objetivo de agitar en pro de la caída de
Aristide. «Sabemos que fondos de Estados Unidos financiaron
abiertamente a la oposición», escribió el doctor Paul Farmer
en 2004, y agregó que esas actividades políticas parecían
estar coordinadas con unidades armadas rebeldes que se habían
entrenado en la frontera con República Dominicana y
habían adquirido armas norteamericanas antes de lanzar violentos
ataques contra el gobierno de Aristide en varios pueblos
y ciudades de Haití. 19
18
Ernesto de la Torre Montejo: Salud para todos, sí es posible. Sociedad
Cubana de Salud Pública, Sección de Medicina Social, La Habana,
2005, p. 260.
19
Paul Farmer: «Who Removed Aristide», London Review of Books,
15 de abril de 2004. En respuesta al artículo, el investigador canadiense
Anthony Fenton reportó que Sam Goff, Brian Concannon, y el padre
Luis Barrios realizaron una investigación del Comité de Acción
Internacional acerca del papel de República Dominicana en el golpe.
Pudieron determinar que los rebeldes haitianos (exmilitares y miembros
de FRAPH) fueron incorporados al ejército dominicano en 2000.
Estos paramilitares fueron entrenados de inicio por los dominicanos y
financiados por el Instituto Internacional Republicano y el Fondo Nacional
para la Democracia.
220

En febrero de 2004, con el país al borde del caos, Estados
Unidos intervino con tropas, y organizó un golpe de Estado.
Rápidamente sacó al presidente Aristide del país bajo el pretexto
de un «rescate», y luego lo depositó al otro lado del océano,
en África. La infantería de Marina de Estados Unidos ocupó
la nueva escuela de Medicina creada por Aristide, expulsó a
los médicos y a los estudiantes y usó la instalación como cuartel
general. La escuela permaneció cerrada hasta la primavera
de 2010, cuando comenzaron de nuevo las clases con la ayuda
y el personal suministrados por el ALBA. De forma simultánea,
Brasil se unió a las naciones del ALBA para ayudar al
gobierno haitiano a crear el sistema universal de salud que el
país necesitaba desde hacía mucho tiempo.
Luther Castillo, el médico hondureño graduado de la ELAM
que fue expulsado de su propio país por el golpe militar de
2009, era parte del contingente de médicos formados en Cuba
que llegó a Haití después del terremoto, en enero de 2010. «Hay
muchas necesidades –dijo el doctor Castillo–, pero el reto
de crear un sistema de salud en Haití es una oportunidad única
para nosotros […]. Estamos brindando atención médica,
abriendo pequeñas clínicas como base para crear un modelo
de atención primaria con énfasis en la promoción de salud
y la prevención […]. Al mismo tiempo, aprendemos el idioma,
la historia e idiosincrasia de este pueblo, la moral y los valores
filosóficos, la épica lucha de esta nación».
Venezuela y el ALBA ayudan a Cuba
a «salir de la trinchera»
La creación del ALBA no solo libró a Cuba de su aislamiento
diplomático y económico, sino que ha brindado espacio para
que la Isla expanda sus ideas en relación con el pensamiento
revolucionario que se desarrolla en otras partes. Esto permite
que el sabor emancipatorio del socialismo cubano emerja
una vez más de sus raíces históricas. En 1992 Cintio Vitier,
el renombrado poeta que fuera durante muchos años el pilar
del Centro de Estudios Martianos en La Habana, escribió
221

un ensayo titulado «Resistencia y libertad». En el escrito, el
autor menciona las cinco condiciones esenciales para la fundación
del socialismo y la democracia en Cuba, idénticas a
los grandes principios éticos de José Martí:
1) antimperialismo,
2) solidaridad con los pobres y los oprimidos,
3) formación de una república de trabajadores,
4) el ejercicio integral del ser, y
5) el respeto, como una especie de honor familiar, al bienestar
integral de otros.
Luego agregó:
Los últimos dos [el cuarto y quinto de la lista anterior] son
los más difíciles de poner en práctica en la asediada trinchera
en la que nuestra Revolución ha sido forzada a estar cada
vez más. Una trinchera no es un parlamento. El propio Martí,
al decir que «Trincheras de ideas valen más que trincheras
de piedra», aceptó que a la vista del enemigo las ideas deben
atrincherarse, unirse para una resistencia sin fisuras. Está
claro que la batalla de ideas, cuando se inició a fines de la
década de los noventa, tenía la intención de inculcar en el pueblo
el orgullo en su sociedad y en su heroica resistencia ante el
Imperio. Pero también tenía la intención de rejuvenecer los
conceptos y la práctica revolucionarios que se habían resentido
duramente por las dificultades del Período Especial,
y generar un entusiasmo acerca de la creación de nuevas
ideas y proyectos socialistas que encarnan el espíritu de solidaridad
y humanidad.
Vitier escribió que «una trinchera no es un parlamento» porque
sabía que una trinchera de ideas requiere de vigilancia y
resistencia, y que Cuba no podía experimentar un debate totalmente
abierto de todas las ideas (un «parlamento» de ideas)
porque aún era demasiado vulnerable a los ataques del Imperio
como para salir de la trinchera. Pero sí sugirió cómo, en el
222

curso de los próximos años, Cuba pudiera ser capaz de liberarse
a sí misma y salir de la trinchera:
Mientras más profundicemos en el reto de la década de los
noventa, cada paso que demos, no importa cuán pequeño, debe
ser en contra de un enemigo y a favor de nuestra resistencia
[…]. Paradójicamente, también tenemos en contra nuestra el
há-bito de resistir al Imperio, el cual tiende a mantenernos
firmes en nuestra convicción, pero también inmóviles, como
hipnotizados por la resistencia. Convertir la resistencia en la
madre de una nueva libertad es el reto que se nos impone.
Para enfrentar este reto, no hay mejor inspiración que el espíritu
libertario de Martí.
En la primera década del siglo XXI, Cuba ha sido capaz de comenzar
a salir de su trinchera no para rendirse, sino para
aventurarse en la Batalla de Ideas, fortificada al tener a otros
a su lado. Las naciones del ALBA y los pueblos de otros países
que han sido inspirados por la resistencia de Cuba están contribuyendo
a la lucha no solo con su energía fresca, sino también
con sus propios conceptos de lo que el socialismo puede
ser. Hugo Chávez, Evo Morales, Rafael Correa, Daniel Ortega,
y los hombres y mujeres de sus respectivos países están generando
ideas nuevas, pero no están obligados necesariamente a
tener los mismos planes y las mismas ideas, y sin duda parte de
su pensamiento no está totalmente desarrollado. Sin embargo,
casi todas sus ideas comparten una confianza en el espíritu de
su pueblo y por esa razón no temen experimentar con nuevos
conceptos y prácticas revolucionarios.
Durante tres décadas, los movimientos progresistas en América
han mantenido que la globalización neoliberal de libre
mercado impuesta por Estados Unidos no solo es dañina para
sus naciones, sino evitable, y que «otro mundo es posible». ALBA,
el acrónimo de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra
América, también significa «amanecer», sugiriendo de esa
manera que el alba de un mundo alternativo está cerca. Los
programas humanitarios de salud y educación también pueden
223

considerarse como una forma de democracia positiva o de «diplomacia
pública», ya que uno de los propósitos de Cuba es desarrollar
relaciones amistosas y de confianza con otros países
en momentos en que Estados Unidos y las fuerzas conservadoras
la tildan de peligrosa nación terrorista. Mientras que detractores
de derecha, como los exiliados cubanos de Miami y la
oposición política venezolana, califican como «propaganda» los
esfuerzos cubanos y venezolanos, ambas naciones se han ganado
un respeto considerable de parte de muchos otros países y
organizaciones internacionales, no solo por los muy reales logros
de sus programas, sino también por la generosidad, la dedicación
y la competencia demostradas por médicos, enfermeras,
maestros y técnicos. De muchas maneras están diciendo al mundo:
«Tenemos nuestras propias ideas de cómo las naciones y
los pueblos debieran tratarse unos a otros», y luego dan una
demostración práctica. En sentido general, Cuba y Venezuela
están combinando con éxito una ayuda que anuncia su buena
voluntad (diplomacia pública positiva) con una misión mucho
más profunda: demostrar con su participación a nivel de base
que su comportamiento y su ética son coherentes con los conceptos
sociales, culturales y políticos del desarrollo socialista
que los dos países sostienen.
Si en el lenguaje de sus críticos estadounidenses los cubanos
y los venezolanos están «vendiendo» algo o colocando una
«marca» en el «mercado de ideas», entonces su producto es solidaridad.
Enrique Ubieta escribió en su libro Venezuela rebelde:
solidaridad versus dinero:
Por primera vez ha aparecido en Venezuela otro concepto de
vida que no está centrado en tener, sino en ser. Los médicos
internacionalistas cubanos fueron un símbolo de este nuevo
concepto. Mientras que el gobierno revolucionario impulsa
las misiones sociales y eleva la calidad de vida de los más
pobres, ofreciéndoles salud, educación y cultura, y nuevas
oportunidades para insertarse en el trabajo y la vida social,
la prensa y televisión opositoras siguen estimulando el deseo
de individualismo, la esperanza de la riqueza fácil, la idea de
que la calidad de vida solo puede sostenerse por la acu-
224

mulación de dinero, por el consumo, y por la idolatría del
modo de vida norteamericano. 20
Los únicos pecados que están cometiendo las naciones del
ALBA son los de luchar contra la pobreza a expensas de las
élites afianzadas desde hace mucho –las mismas que tienen
estrechos vínculos y relaciones de negocios con Estados Unidos–
y rechazar la mantra neoliberal que ha sido transmitida
por Estados Unidos y Gran Bretaña, y requerida por el FMI y
el Banco Mundial. Desde que Margaret Thatcher anunció su
TINA (There is No Alternative [No hay alternativa]) a fines
de la década de los setenta, al mundo en desarrollo se le ha
obligado a tragar una filosofía basada totalmente en la glorificación
del libre mercado, con el propósito de que se permita
a las corporaciones industriales y financieras de Occidente
una mayor penetración y dominación de las naciones en desarrollo,
donde tienen una participación significativa en los
recursos naturales y la producción agrícola, así como en la
manufactura transnacional. A pesar de que estas políticas
fueron desastrosas para casi toda Latinoamérica y muchas
otras partes del Tercer Mundo durante las décadas de los
ochenta y los noventa, treinta años después los amos del capital
global siguen insistiendo en que un sistema de mercados
abiertos para todas las corporaciones y bancos transnacionales
es favorable a los países en desarrollo. Pero ahora, la parte
del mundo a la que Che Guevara se refirió como «América
con “A” Mayúscula» tiene una alternativa real, precisamente
con «A Mayúscula»: la Alternativa (ahora Alianza) Bolivariana
para los Pueblos de Nuestra América. El ALBA está utilizando
el potencial humano, el capital humano, y los recursos
naturales a escala nacional y regional con énfasis no solo en
la justicia social, sino en regenerar la cultura y el orgullo locales.
Desde que los bolivarianos y los otros nuevos socialistas
comenzaron a decidirse a «construirlo ahora» (precisamente
20
Enrique Ubieta Gómez: Venezuela rebelde: solidaridad versus dinero.
Casa Editora Abril, La Habana, 2006, p. 306.
225

el título del libro de Michael Lebowitz acerca del surgimiento
del socialismo para el siglo XXI), la confrontación ideológica
entre las necesidades del capital y las necesidades de los seres
humanos es inevitable. Aunque no todos los experimentos realizados
por Venezuela, Cuba y las otras naciones del ALBA
tendrán éxito, se está demostrando que muchas de sus ideas
son superiores a la globalizada y homogeneizada cultura del
consumo ofrecida por el capitalismo desarrollado. Por consiguiente,
el ALBA está inspirando a otros el sueño de cambios
sociales y económicos que pueden promover una vida más sana
y digna para sus pueblos. Hay incluso señales de que naciones
que están sólidamente asociadas a la economía política
capitalista del Primer Mundo se darán cuenta de las estrategias
que tienen éxito en la «batalla de ideas» y decidirán colaborar
de manera inusual.
En una conferencia de prensa en junio de 2010, el ministro
cubano de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez, y el primer
ministro de Australia, Stephen Smith, anunciaron su
intención de cooperar en proyectos conjuntos en Timor-Leste
y Haití. Smith declaró:
Tanto en el Pacífico, como ustedes en el Caribe, tenemos
pequeños estados insulares, bajos ingresos, necesitados de
construir capacidades y por tanto, debido a las credenciales
de clase mundial de Cuba en el campo de la formación médica,
y dada nuestra experiencia de clase mundial en la
atención de salud materna e infantil, creemos que existe
un potencial para que trabajemos juntos. Y eso es lo que
estamos explorando. 21
Este tipo de exploración de nuevas ideas es precisamente lo
que Estados Unidos ha tratado de evitar.
.
21
«Australia and Cuba Look to Aid Cooperation», The Sydney Morning
Herald, Sydney, 8 de junio de 2010. Disponible en: http://
news.smh.com.au/breaking-news-national/australia-cuba-look-ataid-cooperation-20100608-xtc5.html.
226

11. La guerra a las ideas: la campaña
de contrainsurgencia de Estados Unidos
En la guerra de ideas, a veces
es más eficaz destruir la marca de ellos
que construir la propia.
JAMES K. GLASSMAN, subsecretario para la Diplomacia Pública,
Departamento de Estado de Estados Unidos
Chávez y Venezuela están desarrollando
la capacidad conceptual y física
para desafiar el status quo en Latinoamérica,
y para generar una «superinsurgencia».
CORONEL MAX MANWARING, Instituto de Estudios Estratégicos,
Escuela Superior de Guerra del Ejército de Estados Unidos
Los esfuerzos de Cuba, Venezuela y las naciones del ALBA para
satisfacer las necesidades sociales, brindar atención médica
y educar a sus poblaciones están progresando, no sin errores y
equivocaciones, pero en general con resultados consistentes con
la igualdad socialista y la solidaridad humanista que propugnan.
Estados Unidos ha tomado nota de la filosofía contendiente
que se desarrolla en el sur, pero no está interesado en
enfrentarse en una «batalla de ideas» o en un debate intelectual
con aquellos cuyos conceptos y valores desafían los principios
básicos del capitalismo globalizador. En su lugar, emplea una
estrategia que podría describirse como una «guerra a las ideas»,
un ataque intensivo de desinformación destinado a garantizar
que la mayor cantidad de personas, no solo en Estados Unidos,
sino en todo el mundo, nunca sean conscientes de que existe
una alternativa a los valores capitalistas que se está desarrollando
en el hemisferio occidental.
En 2002 y posteriormente en la primavera de 2004, poco
después de que más de 10 000 médicos cubanos comenzaran a
trabajar en Venezuela en las clínicas de Barrio Adentro, Washington
dio indicios indirectos de que estaba disgustado con
227

estos hechos. John Bolton, subsecretario de Estado en la administración
Bush, declaró: «Nos preocupa que Cuba esté desarrollando
un esfuerzo limitado de armas biológicas», y sugirió
que los sofisticados laboratorios cubanos de investigación médica
pronto estarían creando armas de destrucción masiva
(ADM). Aunque expertos en política exterior tildaron la acusación
de ridícula, las palabras de Bolton tenían un claro propósito:
el Gobierno norteamericano estaba incrementando su vieja
hostilidad hacia Cuba, porque casi medio siglo de intentos por
aislar, intimidar y empobrecer a la Isla habían fracasado. Bolton
estaba utilizando el «marcaje negativo», una práctica que sería
aplicada durante los años subsiguientes con una intensidad cada
vez mayor, no solo contra Cuba, sino contra todas las fuerzas
progresistas.
James K. Glassman, quien fuera subsecretario de Estado para
la Diplomacia Pública en la administración Bush en 2008, dio
una sucinta descripción de este enfoque. Glassman, quien
se autodescribía como el «comandante regional en la guerra
de ideas», 1 dijo al reportero Spencer Ackerman: «En la guerra de
ideas, a veces es más eficaz destruir la marca de ellos que construir
la propia». La tarea principal, según él, era «empañar la
marca de los enemigos de Estados Unidos». 2 Durante las tres
décadas pasadas el Departamento de Estado, el de Defensa y la
1
La frase «guerra de ideas» puede haberse originado en un artículo de
la Fundación Heritage en 1993, que declaró que el gobierno de Estados
Unidos debía mantener su compromiso con la «batalla de ideas», a
pesar de haber ganado la Guerra fría. James Glassman fue un innovador
del «marcaje negativo», especialmente en Tech Central Station,
un servicio corporativo y sitio web que se especializaba en «cabildeo
periodístico». Esto significa redactar noticias propagandísticas para
las corporaciones y disfrazarlas de periodismo legítimo. Tech Central
Station era bien conocida por su trabajo con gigantes energéticos,
como Exxon-Mobil, para diseminar informes seudocientíficos que desmentían
artículos científicos válidos acerca del calentamiento global y
la destrucción del medio ambiente.
2
Spencer Ackerman: «Future of Public Diplomacy Unsettled at State»,
Washington Independent, 17 de febrero de 2009.
228

CIA, así como los contratistas corporativos que esas tres entidades
gubernamentales emplean, han atacado al enemigo ideológico
con armas preparadas para la «guerra de la información», la
«información estratégica» y el «manejo de percepción». La terminología
y el lenguaje provienen principalmente de dos fuentes:
las estrategias de publicidad negativa de las campañas
políticas estadounidenses, y los ataques de desinformación, perfeccionados
por expertos militares en operaciones psicológicas
(PsyOps).
A medida que Cuba y Venezuela han avanzado con sus ambiciosos
programas de colaboración en la medicina y otros campos,
Estados Unidos ha aumentado sus esfuerzos por desacreditar y
desestabilizar a ambas naciones. A fin de distraer la atención de
la pericia médica cubana y sus esfuerzos humanitarios, altos
jefes militares y líderes civiles propagan mensajes peyorativos
que no son específicos ni fáciles de refutar, como la acusación de
Bolton acerca de las ADM. Esos mensajes sugieren que Cuba y
Venezuela son amenazas a la democracia y que de alguna manera
están vinculadas al terrorismo global. En 2004, el general
James Hill, jefe del Comando Sur de Estados Unidos (SouthCom),
informó al Congreso que la «amenaza emergente» a la «seguridad
nacional» en el hemisferio occidental es el «autoritarismo»
de Hugo Chávez, culpable de promover un «populismo radical
con el que se socava el proceso democrático». El general Craddock,
quien sustituyó a Hill, dijo al Senado de Estados Unidos que las
fuerzas armadas estadounidenses necesitan aumentar su participación
en el hemisferio a fin de «llevar a cabo la guerra al terrorismo»,
«incrementar la cooperación de seguridad regional para
contrarrestar amenazas transnacionales», «coordinar estrechamente
la ayuda a los esfuerzos de naciones asociadas para
resistir las amenazas que enfrentan, y mantener democracias
eficaces». 3
3
El Departamento de Estado estadounidense estaba haciendo una declaración
similar por esta época: «Los vecinos de Venezuela están
molestos por los estrechos vínculos entre los gobiernos venezolano y
cubano y su peligro potencial para la democracia», dijo en mayo de
2004 Adam Ereli, vocero del Departamento de Estado.
229

Al año siguiente, la secretaria de Estado Condoleezza Rice
siguió el consejo de los generales y alertó que el gobierno de
Chávez significaba «una importante amenaza para toda la región»
y que Estados Unidos «no puede permanecer indiferente
a lo que Venezuela está haciendo más allá de sus fronteras».
Según un teórico militar que trabajaba en la red del Comando
Sur, el presidente Chávez de Venezuela, con la complicidad de
Cuba, es un nuevo tipo de superenemigo, un experto en la guerra
«asimétrica» y de «cuarta generación» que está organizando una
campaña de «superinsurgencia» destinada a subvertir el orden
establecido de todo el hemisferio. En respuesta, según ese análisis,
el Departamento de Defensa junto con todo el aparato de
relaciones exteriores y de espionaje de Estados Unidos, iban a
tener que movilizar nuevos tipos de fuerzas de contrainsurgencia
para destruir la amenaza. 4
El complejo militar-industrial-diplomático-académico
Es cierto que Venezuela está influyendo activamente sobre
muchos en todo el hemisferio, pero solo de manera pacífica,
que de ninguna manera puede interpretarse como una amenaza
transnacional vinculada al terrorismo global. A principios
de 2005, en el Foro Social Mundial de Brasil, el presidente
Chávez presentó la idea de transición democrática al «socialismo
del siglo XXI». Cuba continuaba enviando personal médico
y asesores técnicos a muchos países en desarrollo, y
4
Max G. Manwaring: «Venezuela’s Hugo Chávez, Bolivarian Socialism,
and Asymmetric Warfare», Strategic Studies Institute, U. S. Army War
College, octubre de 2005. Muchas de sus ideas eran compartidas por
participantes militares y neoconservadores en la conferencia «Trazando
nuevos enfoques de la defensa y los retos de seguridad en el hemisferio
occidental», copatrocinada por el Centro Latinoamericano y
Caribeño de la Universidad Internacional de la Florida y el Instituto
de Estudios Estratégicos del Colegio Militar del Ejército de Estados
Unidos en Coral Gables, Florida, 9-11 de marzo de 2005.
230

Venezuela estaba haciendo donaciones a gran escala para proyectos
de ayuda humanitaria y económica porque los precios
del petróleo eran altos. En 2007, Venezuela anunció compromisos
en ayuda por valor de 8 870 millones de dólares para
otras naciones en el hemisferio, sin ninguna relación con el
uso militar, con la excepción quizás de los 10 millones de dólares
destinados a la renovación de barracas destartaladas
del ejército de Bolivia. Por el contrario, de los 2 070 millones
de dólares suministrados por Estados Unidos para Latinoamérica
en 2007, aproximadamente 45 % fue ayuda militar a
Colombia. 5
El antagonismo de Estados Unidos hacia gobiernos independientes
inclinados a la izquierda en el hemisferio occidental no
es nada nuevo. Desde la década de los cincuenta hasta principios
de la de los setenta, las instituciones del Gobierno estadounidense
ejecutoras de la política exterior (los departamentos
de Estado y Defensa, así como la CIA) combinaron sus fuerzas
para desestabilizar y destruir Gobiernos progresistas elegidos
democráticamente en Guatemala, Brasil, República Dominicana
y Chile. Entonces, como ahora, Estados Unidos aseguró
que estaba apoyando la democracia, cuando en realidad estaba
implantando regímenes represivos o dictatoriales. En 1964 Lincoln
Gordon, embajador de Estados Unidos en Brasil, envió un
cable a Washington para alardear de que estaba brindando «apoyo
encubierto a manifestaciones callejeras a favor de la democracia»,
una táctica desestabilizadora que ayudó directamente
al exitoso golpe militar contra el presidente João Goulart y a la
dictadura subsiguiente. En la década de los ochenta, Estados
Unidos instigó con éxito la guerra interna contra los sandinistas,
mientras que al mismo tiempo «promovía la democracia»
por medio de la NED (Fundación Nacional para la Democracia),
una organización que se usó anteriormente para financiar a la
oposición política en Nicaragua.
5
«Venezuela provides 4 times the assistance of the U. S. in Latin America»,
según el Centro Quijote, 29 de agosto de 2007. Disponible en:
http://quixote.org/venezuela-provides-4-times-assistance-us-latinamerica.
Las cifras citadas aparecieron en The Miami Herald.
231

Hoy más que nunca la «construcción de democracia» es el
nombre del juego de «poder suave» o «poder inteligente» realizado
por el Departamento de Estado, el Departamento de Defensa
y las corporaciones privadas que trabajan para ellos.
El Departamento de Defensa, con diez veces más presupuesto
que el Departamento de Estado, se ha convertido en el principal
actor en la definición de la reglas de la democracia, ya que está
gastando cientos de miles de millones de dólares para establecer
Gobiernos complacientes en Irak y Afganistán. Los militares
estadounidenses esperan estimular formas obedientes
de actividad seudodemocrática por medio de sus «operaciones de
información», realizadas por el Comando Central de Estados
Unidos en el Medio Oriente. Sus requerimientos de financiamiento
para todos los tipos de propaganda que necesitan para
inundar el territorio ocupado –artículos noticiosos, vallas,
programas de radio y televisión, encuestas y grupos de enfoque–
pasaron de 220 millones de dólares en 2009 a 244 millones
en 2010. 6
El gobierno estadounidense distribuye gran parte del dinero
a contratistas privados para «trabajo de inteligencia», «diplomacia
pública», «información estratégica» y «desarrollo
internacional». Muchos de esos contratistas han descubierto
que los productos del «poder suave» son tan lucrativos como
los del viejo «poder duro», tales como armamentos y soldados
mercenarios. Este fenómeno puede ilustrarse brevemente con
la trayectoria de DynCorp, la cual comenzó como una compañía
de mantenimiento de aviación que trabajaba para la Fuerza
Aérea de Estados Unidos en la década de los cincuenta, y
que durante los años siguientes se expandió a muchas otras
áreas de apoyo militar, como entrenamiento paramilitar y de
fuerzas de policía en Asia, África y Latinoamérica. En 2010,
la compañía quiso aumentar sus ventas anuales de 3 200 millones
de dólares mediante el suministro de servicios de «manejo
de información» y de «desarrollo internacional». Para eso
compró una compañía mucho más pequeña, pero de gran ex-
6
Walter Pincus: «Pentagon Reviewing Strategic Information Options»,
The Washington Post, 27 de diciembre de 2009.
232

periencia, Casals y Asociados Inc., que, dirigida por una expatriada
cubana, Beatriz Casals, durante años había realizado
muchos trabajos para la USAID y el Departamento de
Defensa, entre ellos contratos con las emisoras de propaganda
anticubana Radio y TV Martí. Uno de los nuevos contratos de
Casals y Asociados era coordinar con CamTransparencia, la
cual se supone que promueva la «transparencia, la anticorrupción
y la responsabilidad en Centroamérica y México». En
parte, la tarea consistía en apoyar a opositores políticos del
revitalizado Gobierno sandinista en Nicaragua. Unos años
antes, Casals había realizado una función similar en Bolivia en
un esfuerzo por socavar al Gobierno de Evo Morales y ayudar
a la oposición política. La compañía distribuyó 18,8 millones
de dólares de la USAID a más de 450 organizaciones. 7 DynCorp
anunció que la fusión «uniría las habilidades complementarias,
experiencia y capacidad de Casals y de DynCorp International
[…]. Ellas ofrecen la mejor combinación de su clase
para suministrar servicios en apoyo a la defensa, diplomacia
y objetivos de Estados Unidos». Parece que hay un gran futuro
en este tipo de actividad económica. Una semana después
de que DynCorp comprara a Casals, apareció Cerberus Capital,
una gigantesca firma de capital privado que compró DynCorp.
Cerberus estaba buscando corporaciones de seguridad militar
con el mayor potencial para una expansión mundial. (Por
aquella época de la compra, el exvicepresidente de Estados
Unidos, Dan Quayle, estaba a cargo de las operaciones internacionales
de Cerberus). 8
Otro ejemplo de la manera en que los militares están asumiendo
el control de la diplomacia pública y de la manipulación estratégica
de otras culturas puede encontrarse en el Comando
Sur de Estados Unidos, con sede en Miami. Al mismo tiempo
7
Néstor García Iturbe: «Hitting Cuba through Bolivia, USAID
Objective: Bolivia», Global Research, 29 de mayo de 2008. Disponible
en: http://www.globalresearch.ca/index.phpcontext=va&aid=9120.
8
Juan O. Tamayo: «Colombia: Private Firms Take On U. S. Military Role
in Drug War», Miami Herald, 22 de mayo de 2001.
233

que está expandiendo su alcance en Latinoamérica con la reactivación
de la IV Flota y la utilización de otras siete bases aéreas
en Colombia, SouthCom creó también el cargo de director
de comunicación estratégica e inventó la disciplina académica
de «Cultura Estratégica». La antropóloga Adrienne Pine reporta
que «un complejo académico-militar-industrial sin fines de
lucro» se ha formado alrededor del cuartel general del Comando
Sur de Estados Unidos en Miami, donde opera una «iniciativa de
cultura estratégica» conjuntamente con la Universidad Internacional
de la Florida. Allí científicos sociales y estrategas militares
combinan sus respectivos talentos para producir informes
acerca de los atributos específicos de naciones individuales de
Latinoamérica y el Caribe. Según Pine, quien analizó el informe
acerca de Honduras, sus investigaciones no tenían mucho rigor
académico: «La investigación de alta calidad es mucho menos
importante para la alianza que la creación de propaganda antidemocrática
de alta calidad para justificar el apoyo al gobierno
instalado por el golpe y el aumento de la presencia y ayuda militar
de Estados Unidos». 9
Ayuda que no es ayuda
Aunque durante medio siglo la Agencia de Estados Unidos para
el Desarrollo Internacional (USAID) ha distribuido ayuda a
países en todo el mundo, una alta proporción de esos programas
ha estado vinculada directamente al poder duro de la
contrainsurgencia militar estadounidense. En sus inicios,
USAID estuvo implicada en Vietnam en entrenamiento policíaco,
pacificación rural y apoyo general al sistema de aldeas
estratégicas. En épocas recientes, USAID ha desarrollado nuevos
métodos para realizar programas de poder suave, inclu-
9
Adrienne Pine: «Coup University: SOUTHCOM and FIU Team Up on
Counterinsurgency», 10 de diciembre de 2010. Disponible en: http://
upsidedownworld.org/main/international-archives-60/2775-coupuniversity-southcom-and-fiu-team-up-on-counterinsurgency.
234

yendo la promoción de la democracia, apoyo a las operaciones
militares de contrainsurgencia y asistencia a todos los aspectos
de pacificación en Irak y Afganistán. También está usando
algunas de esas técnicas de contrainsurgencia en su Oficina de
Iniciativas de Transición (OTI) para desestabilizar gobiernos
y provocar el cambio de régimen en países donde no hay razones
para una guerra. Trabajando usualmente de conjunto con
la NED, la OTI tiene como objetivos desestabilizar y socavar
Gobiernos que Estados Unidos no aprueba. La desestabilización
es denominada «transición democrática».
En 2001-2002, después de que Cuba y Venezuela firmaran el primero
de sus acuerdos de cooperación económica, social y médica,
el Departamento de Estado envió a Venezuela a Otto
Reich –quien encabezó la primera Oficina de Diplomacia Pública
en la década de los ochenta– para que trabajara con la
oposición política y operativos de la NED en sus esfuerzos
por socavar al Gobierno democráticamente elegido del presidente
Chávez. La NED había comenzado a preparar el terreno
por medio del abrupto incremento del financiamiento a la
actividad de oposición política, de 50 000 dólares en 2000 a
340 000 en 2001, y luego hasta casi 1 millón a principios de
2002. 10 Con total falta de originalidad, los injerencistas estadounidenses
y sus aliados venezolanos dieron a la coalición
anti-Chávez el mismo nombre que Otto Reich y la NED habían
usado para la oposición antisandinista creada en Nicaragua
dos décadas antes: Coordinadora Democrática.
A esta desestabilización civil la siguió de inmediato el fracasado
golpe oligárquico-militar contra Chávez en abril de 2002,
pero Estados Unidos no iba a darse por vencido. Más tarde,
ese mismo año, USAID entró en la escena para ayudar a la
NED mediante la creación de una Oficina de Transición para
Venezuela. La deseada «transición democrática» era, por
10
Eva Golinger: «Washington Increases Clandestine Ops Against Venezuela»,
Postcards from the Revolution, 11 de noviembre de 2010.
Disponible en: http://www.chavezcode.com/2010/11/washingtonincreases-clandestine-ops.html.
235

supuesto, el derrocamiento del gobierno bolivariano que había
ganado las elecciones democráticas con transparencia y
una alta tasa de participación ciudadana. Durante los ocho
años siguientes, USAID gastó más de 50 millones de dólares
en contratos con firmas consultoras privadas estadounidenses,
en particular con Development Alternatives Inc. (DAI),
las cuales a su vez financiaron y entrenaron a más de 500
grupos de oposición política. 11 En 2005, el exagente de la CIA
Philip Agee escribió que Estados Unidos estaba siguiendo el
mismo patrón de subversión que había utilizado por muchas
décadas en Nicaragua, Latinoamérica y el mundo en desarrollo:
«DAI estableció después una oficina en Caracas, muy posiblemente
como fachada de la CIA y con personal de la agencia,
mientras que se presentaba como una subsidiaria ordinaria
de una corporación transnacional de Estados Unidos. En realidad,
es una oficina clave de la embajada estadounidense disfrazada
de compañía privada». Incluso aunque DAI no estuviera
operando como una fachada directa para personal de la CIA,
sin duda la CIA estaba desempeñando su histórico «papel de
suministrador de fondos secretos y apoyo clandestino» 12 a las
fuerzas que querían derrocar a Chávez. 13 La DAI ha cumplido
11
Eva Golinger: «Agent Captured in Cuba», Postcards from the Revolution,
13 de diciembre de 2009. Disponible en: http://www.chavezcode.com/2009/
12/cia-agent-captured-in-cuba-employee-of.html.
12
Philip Agee: «Use of a Private U. S. Corporate Structure to Disguise
a Government Program», 8 de septiembre de 2005. Disponible en: http:
//venezuelanalysis.com/analysis/1350.
13
No hay manera de saber cuánto ha gastado Estados Unidos más
allá de los fondos declarados de la NED y de USAID en operaciones
contra Venezuela, Cuba y sus aliados. El récord histórico en Latinoamérica
(por ejemplo, Chile, 1970-1973) indicaría que las agencias estadounidenses
de inteligencia sin duda alguna están financiando varios
tipos de operaciones encubiertas y de sabotaje económico. Los fondos
secretos disponibles son considerables, incluso aunque no sean más
que una pequeña fracción de los enormes gastos dedicados por la inte-
236

contratos por todo el mundo para la USAID y el Departamento
de Defensa, incluyendo un amplio trabajo de «pacificación»
en Irak y Afganistán; en 2008 aceptó importantes contratos
de USAID para el proceso de «transición democrática» en Cuba
porque miembros de las organizaciones cubano-americanas
de Miami, los anteriores beneficiarios del financiamiento,
habían sido declarados culpables de fraude y corrupción generalizados.
Al año siguiente, el operativo de la DAI Allan Gross fue arrestado
en La Habana por distribuir sofisticados equipos de comunicación
a ciudadanos cubanos. La analista de asuntos
cubanos con sede en Washington Anya Landau French reportó
que otro contratista del Gobierno le informó que «organizaciones
financiadas por USAID habían estado enviando a Cuba
hasta cincuenta personas al mes a fin de entregar ayuda “técnica
y financiera” a activistas disidentes en la Isla». 14 Cuba, por
supuesto, ha sido el objetivo número uno del acoso estadounidense
desde que triunfó la Revolución en 1959. Pero en 2002, al
mismo tiempo que la injerencia abierta estaba aumentando en
Venezuela, James Cason llegó a La Habana a hacerse cargo de
__________________
ligencia de Estados Unidos en el mundo entero. Para 2010, la cantidad
gastada en las operaciones globales de espionaje había crecido tanto
que The Washington Post (el periódico estadounidense quizás mejor
relacionado con círculos del Pentágono, la CIA y los militares) dijo
que «estaba fuera de control», con un presupuesto mínimo de 75 000 millones
de dólares, «pero la cifra total es considerablemente mayor, según
entrevistas a expertos en inteligencia» (Dana Priest y William M.
Arkin: «A Hidden World, Growing Beyond Control», The Washington
Post, 19-20 de julio de 2010). De estos fondos, las dos terceras partes o
más de 50 000 millones eran parte del «presupuesto negro» de la agencia
de Inteligencia del Departamento de Defensa, según expertos en
Aviation Week, lo que deja a la CIA unos 25 000 millones.
14
Anya Landau French: «Hillary Clinton Got It Wrong: We’re Sabotaging
Ourselves with USAID Program in Cuba», Havana Notes,
13 de abril de 2010. Disponible en: www.havananote.com.
237

la Sección de Intereses de Estados Unidos con la nueva misión
de alentar y apoyar directamente la desestabilización interna.
Cason reclutó a un pequeño grupo de opositores políticos y les
suministró apoyo monetario y equipos de comunicación, e incluso
viajó por todo el país para reclutar a nuevos colaboradores.
Roger Noriega, secretario asistente del Departamento de Estado
para Asuntos del Hemisferio Occidental en la administración
Bush, reveló posteriormente que él y sus colegas en Washington
habían orientado a Cason que adoptara el comportamiento
más perjudicial y escandaloso posible. Esperaban que él provocara
tanto «caos» que el gobierno cubano lo expulsaría, para
precipitar de esa manera una total ruptura de las relaciones
diplomáticas con Estados Unidos. 15 Cuba prefirió no expulsar a
Cason, pero su reacción contra los disidentes que habían cooperado
con él fue utilizada por Estados Unidos para alimentar
una guerra mediática que escaló rápidamente y que nunca ha
cesado. Cuando Cuba arrestó a unas setenta y cinco personas
por recibir ayuda de una potencia extranjera a fin de dedicarse
a actividades contra el gobierno (un delito no solo en Cuba, sino
también en Estados Unidos y en la mayoría de los países), el Departamento
de Estado y los medios corporativos globales proclamaron
escandalosamente que eso era un serio ataque a la
democracia, los derechos humanos y la libertad de expresión.
La administración Bush, con su Departamento del Hemisferio
Occidental bien apertrechado de expertos anticubanos,
usaron la respuesta cubana a esas provocaciones como el pretexto
para un mayor financiamiento para la desestabilización
y el «cambio de régimen». En 2004, la administración Bush
creó la Comisión para la Ayuda a una Cuba Libre, con el fin
de «explorar formas que Estados Unidos pueda usar para ayudar
a acelerar y facilitar una transición democrática en Cuba».
Al año siguiente se implementó un número de medidas que
harían la vida más difícil para la gente en la Isla, incluyendo
15
Noriega entrevistado en un programa de radio de WQBA en Miami,
Lo que no dicen otros, 20 de mayo de 2010.
238

mayores restricciones a los viajes, la limitación de las transferencias
de dinero por parte de cubano-americanos a sus familiares,
y la asignación de más fondos para campañas
entorpecedoras de «guerra de información». Para aumentar
la presión internacional sobre Cuba, Estados Unidos canalizó
sustanciales fondos por medio de otros países; por ejemplo,
en 2005 la NED pagó 2,4 millones de dólares a los gobiernos
de Polonia, Rumania y la República Checa para subsidiar organizaciones
anticubanas en sus respectivos países. 16 En 2006,
el programa de desestabilización se incrementó con el plan
«Fondo Cuba para un futuro democrático» que asignaba otros
80 millones de dólares para propaganda contra la Isla y para
fortalecer las fuerzas opositoras dentro del país. Como complemento
de este esfuerzo, en agosto de 2006 la administración
Bush trató de sabotear las iniciativas médicas cubanas
lanzando un ataque sin precedentes contra el programa de
ayuda humanitaria de esa nación.
El «Programa de admisión de profesionales médicos cubanos»
fue diseñado específicamente para hacer que colaboradores
cubanos de la salud abandonaran sus misiones en el extranjero
y recibieran un estatus especial de inmigrantes en Estados
Unidos. Aunque la ley de admisión parece haber hecho poco
para reducir la eficacia de las misiones médicas cubanas o incrementar
la tasa de deserción, sí demuestra el grado de animosidad
engendrado en la mente de los burócratas de Washington. Un
sitio web del gobierno estadounidense asegura que se permitió
esta cínica medida antihumanitaria por un estatuto de Seguridad
Interna que «consiente la admisión de un extranjero en
Estados Unidos por razones humanitarias urgentes o beneficio
público significativo».
El sabotaje contra Cuba estaba apoyado directamente por
las acciones de los embajadores de Estados Unidos en Venezuela,
William Brownfield y Patrick Duddy, quienes estuvieron
16
Hernando Calvo Ospina: «The CIA’s Successors and Collaborators»,
Znet, 10 de agosto de 2007, citando a Laura Wides-Munoz, Associated
Press, 29 de diciembre de 2006.
239

destacados allí entre 2004 y 2010. La embajada en Caracas intervenía
regularmente en los asuntos políticos de ese país,
cooperaba con grupos opositores venezolanos que alentaban
al personal médico cubano a desertar, y facilitaba las visas
para el pequeño número que se fue para Miami. Cables expedidos
por la embajada desde Venezuela indicaban que Barrio
Adentro era un objetivo primordial de las campañas estadounidenses
de desinformación; esos cables ignoraban las mejoras
generalizadas y bien demostradas en el campo de la salud
y repetían las falsas aseveraciones sin pruebas de la prensa
opositora (a veces financiadas por la embajada o la NED) de
que «la calidad de la atención médica en Venezuela ha disminuido».
En 2008, Duddy pidió ayuda a expertos militares
estadounidenses para dirigir los ataques de «comunicaciones
estratégicas» de la embajada a la opinión pública. Uno de los
cables de la embajada, revelado por WikiLeaks, dice: «La embajada
en Caracas solicita el apoyo del DOD [Departamento de
Defensa] en la ejecución de su plan de comunicaciones estratégicas.
El objetivo de este programa es influir el entorno informativo
dentro de Venezuela […]. El apoyo del DOD ampliaría
en gran medida las existentes actividades de Diplomacia Pública
y prodemocracia de la embajada».
La vigorosa participación de los embajadores en operaciones
de desestabilización estaba relacionada con su fuerte orientación
militar y de seguridad nacional; al inicio de su carrera,
Brownfield fue asesor político del comandante en jefe del Comando
Sur durante la invasión y ocupación de Panamá, y tanto
él como Duddy lograron titularse en Estrategia de Seguridad
Nacional en la Universidad de Defensa Nacional. Ellos son
representativos de todo un grupo de veteranos del Departamento
de Estado en las guerras centroamericanas cuyos miembros
ascendieron hasta las posiciones más importantes en
embajadas de Estados Unidos de toda Latinoamérica. Muchos
de ellos también sirvieron en el Buró de Cuba en Washington
y en la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana.
Casi todos comparten también antecedentes de haber trabajado
en estrecho contacto con el Departamento de Defensa y
240

la CIA, la poderosa comunidad del exilio cubano anticastrista
y tanques pensantes conservadores como la Fundación Heritage. 17
17
Ejemplos de especialistas de Washington en desestabilización/ anti-
Cuba/ seguridad nacional que son miembros del cuerpo diplomático en
Latinoamérica: Hugo Llorens, un exiliado cubano, fue nombrado embajador
en Honduras en 2008; anteriormente trabajó con Otto Reich
en la administración Bush y fue director de Asuntos Andinos del Consejo
Nacional de Seguridad Nacional en 2002, cuando el intento de
golpe de Estado contra el presidente venezolano Hugo Chávez. Su
antecesor, Charles Ford, fue transferido al Comando Sur de Estados
Unidos en la Florida para brindar «asesoría estratégica» al Pentágono
en Latinoamérica. Robert Callahan fue nombrado embajador en Nicaragua
en 2008; trabajó como enlace entre los militares y el Departamento
de Estado y como ayudante del embajador John Negroponte,
cuando este coordinaba el apoyo desde Honduras a la guerra contra
los sandinistas. Paul Trivelli, su antecesor, se especializaba en antagonizar
al Gobierno de Daniel Ortega y después fue vicejefe civil y
asesor de política exterior del Comando Sur en Miami. Otros nombramientos
en Centroamérica en 2008: Robert Blau, exsubdirector de
Asuntos Cubanos en el Departamento de Estado en Washington y director
político de la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana,
pasó a ser segundo al mando de la embajada estadounidense en
El Salvador; Stephen McFarland, embajador en Guatemala, previamente
había sido segundo al mando en la embajada estadounidense en
Venezuela y director de Asuntos Cubanos en el Departamento de Estado.
James Foley, quien sirvió como embajador en Haití de 2003 a 2005
y supervisó el derrocamiento del presidente Aristide por tropas de Estados
Unidos, trabajó anteriormente en el cuartel general de la OTAN
en Bruselas. Después de que se marchara de Haití, se convirtió en
vicecomandante y asesor de asuntos internacionales de la Universidad
Superior de Guerra en Washington. En Bolivia, la injerencia de la
embajada de Estados Unidos disminuyó cuando el presidente Evo
Morales expulsó del país al embajador Philip Goldberg por conspirar
con fuerzas secesionistas. Goldberg había ayudado a organizar la secesión
de Kosovo de Serbia en la década de los noventa. El hombre que
quedó al frente, el encargado de negocios John S. Creamer, obtuvo su
241

La guerra mediática
__________________
Está demostrado que las noticias publicadas en los medios corporativos
estadounidenses son abrumadoramente negativas
cuando reportan acerca de Venezuela, Cuba y sus aliados del
ALBA. 18 En 2006, justo antes de que el «Programa de admisión
de profesionales médicos cubanos» entrara en vigor, Michael
Parmly, jefe de la Sección de Intereses de Estados Unidos en
La Habana, envió un cable al resto de las embajadas estadounidenses
en Latinoamérica recordándoles que ellos estaban «siempre
a la búsqueda de historias de interés humano y otras noticias
que destruyeran el mito de los avances médicos cubanos, lo cual
se ha convertido en un rasgo clave de la política exterior del régimen
y su propaganda de autobombo». 19 Por regla general, artículos
basados en informes diplomáticos se entregan a reporteros
de importantes medios que están acostumbrados a socializar
con personal militar y de las embajadas; estas informaciones se
publican sin ninguna o casi ninguna verificación. Los medios
constantemente son alimentados por tanques pensantes conservadores
que tienen vínculos estrechos con los departamentítulo
de Máster en Estrategia de Seguridad Nacional en la Universidad
de Defensa Nacional. En Washington, P. J. Crowley es el principal
vocero del Departamento de Estado y vicesecretario del Buró de Asuntos
Públicos; anteriormente perteneció a la Fuerza Aérea durante veintiséis
años, de donde se retiró con el grado de coronel en 1999. Su campo
de especialización era la seguridad nacional.
18
Por ejemplo: Imparcialidad y Precisión al Informar (FAIR, por sus
siglas en inglés), demostró que hay una cobertura mucho más negativa
de Venezuela que de Colombia, en relación con los derechos humanos,
por parte de cuatro importantes periódicos estadounidenses. «Human
Rights Coverage of Venezuela and Colombia Serving Washington’s
Needs», febrero de 2009; Justin Delacour: «Framing Venezuela: The
U. S. Media’s Anti-Chávez Frías», Counterpunch, 1.º de junio de 2005.
19
WikiLeaks: Cable de Michael Parmly desde la Sección de Intereses de
Estados Unidos en La Habana, 6 de junio de 2006.
242

tos de Defensa y Estado y producen un constante flujo de propaganda
en serie acerca de crecientes amenazas en el hemisferio
occidental. Con regularidad se refieren a los presidentes
electos de Venezuela y Bolivia como dictadores y presionan en
pro de acciones drásticas con mensajes tales como «Estados
patrocinadores del terrorismo: ya es hora de agregar a Venezuela
a la lista» y «Estados Unidos debiera rechazar el ilegítimo
proceso electoral en Bolivia». 20 Los gobiernos progresistas
del hemisferio consideran que son víctimas de una guerra mediática
y de terrorismo mediático, ya que los medios globales
no les ofrecen ningún espacio para refutar esas acusaciones
engañosas. Mientras que los medios corporativos solo cuentan
las historias que el gobierno de Estados Unidos desea que se
cuenten, ellos tienen una manera mucho más eficaz de empañar
la imagen de Cuba, Venezuela y las naciones del ALBA;
cuando se trata de la cooperación Cuba-Venezuela y del internacionalismo
médico en la región, no reportan las noticias.
Es decir, por regla general se puede estar seguro de que nunca
publican o transmiten noticias favorables que presenten los
extraordinarios logros en atención médica y educación. La rareza
de las noticias positivas puede ilustrarse con la cobertura del terremoto
de Haití en 2010. Menos de una semana después del terremoto,
hubo una noticia favorable, un reporte acerca de los médicos
cubanos dado por el reportero Steve Kastenbaum en la televisora
CNN.
Hay muy pocos lugares a donde los haitianos pueden acudir
cuando necesitan atención médica urgente en el centro de la
ciudad. Descubrimos uno: el Hospital La Paz. Está administrado
ahora por personal médico cubano aquí en Haití junto
con equipos procedentes de España y Latinoamérica. Y es
asombroso de ver. Ellos están brindando atención médica
20
Ray Walser: «State Sponsors of Terrorism: Time to Add Venezuela to
the List», Fundación Heritage, 20 de enero de 2010; James M. Roberts
y Gonzalo Schwarz: «U. S. Should Reject Illegitimate Election Process
in Bolivia», Fundación Heritage, 4 de diciembre de 2009.
243

–atención médica de calidad– a personas gravemente heridas,
de seiscientos a setecientos pacientes diarios, varias docenas de
cirugías al día. Tienen tres salones de operaciones que funcionan
24 horas, siete días a la semana, y es uno de los únicos
lugares en plena ciudad adonde pueden acudir los haitianos,
recibir tratamiento y tener una esperanza razonable de sobrevivir.
Durante los meses subsiguientes, CNN, incluso con sus muy
conocidos corresponsales Anderson Cooper y Sanjay Gupta que
permanecieron semanas en Haití e incontables horas en televisión,
ni una sola vez dio seguimiento a ese reporte. Los periodistas
ni siquiera visitaron las instalaciones médicas cubanas
que estaban a su alrededor. Los principales periódicos de Estados
Unidos se portaron tan mal como CNN, o quizás peor, en su
cobertura de un período de dos meses y medio después del terremoto,
según una investigación de Emily y John Kirk: «Entre
The New York Times y The Washington Post publicaron 750
noticias acerca del terremoto y de la ayuda enviada, pero ni
una sola analizaba en ningún grado de detalle el apoyo cubano».
21 La investigación de los Kirk confirmó que el mismo patrón
de negligencia continuó durante muchos meses. Cuando
Proyecto censurado mencionó las noticias más importantes que
fueron ignoradas por los principales medios corporativos en el
año, una de ellas fue «Cuba brindó la mayor ayuda médica a
Haití después del terremoto».
Justo por esa época, en diciembre de 2010, unas pocas noticias
acerca de las hazañas médicas cubanas aparecieron en
importantes medios. Una de ellas, del servicio de noticias Reuters,
reproducida por un número de periódicos y sitios web de
21
Emily J. Kirk y John M. Kirk: «One of the World’s Best Kept Secrets»,
Counterpunch, 1.º de abril de 2010. Noticias no reportadas acerca de
Cuba: «Cuba Provided the Greatest Medical Aid to Haiti after the
Earthquake», Project Censored, diciembre de 2010. Disponible en: http:
//www.projectcensored.org/top-stories/articles/12-cuba-provided-thegreatest-medical-aid-to-haiti-after-the-earthquake/.
244

Estados Unidos, daba una atención favorable a los intensos
esfuerzos de los equipos cubanos de salud que encabezaban la
lucha contra la epidemia de cólera en Haití. 22 La tendencia llegó
a Gran Bretaña, con un artículo de Nina Lakhami en The
Independent, «Los médicos de Cuba son la columna vertebral
de la lucha contra el cólera en Haití», que luego fue reproducido
en varios periódicos. 23 Poco después, Ray Suárez, en el programa
NewsHour de PBS (Servicio de Emisoras Públicas),
dedicó dos largos y favorables reportajes al sistema cubano de
atención médica universal y a la educación médica brindada
por la Escuela Latinoamericana de Medicina. 24 Aunque estas
noticias pueden haber sido aberraciones que no indican cambios
importantes en la cobertura de los medios, Cuba y Venezuela
aún pueden esperar que la marea cambie. La guerra
mediática realizada contra ellas a fin de desacreditar a sus sociedades
solo puede tener éxito si no hay brechas en las barricadas
que bloquean las noticias verdaderas. Si una información
certera comienza a penetrar la mediosfera, la nube de desinformación
esparcida por el esfuerzo estadounidense de contrainsurgencia
pronto se disipará y desvanecerá.
22
Pascal Fletcher: «Cuban Medics a Big Force on Haiti Cholera Front
Line», Reuters, 3 de diciembre de 2010.
23
Nina Lakhami: «Cuba’s Doctors Are the Backbone of the Fight against
Cholera in Haiti», The Independent, 27 de diciembre de 2010.
24
Ray Suárez: «Debt-Free Doctors Part of Cuba’s Foreign Policy Strategy»,
PBS NewsHour, 22 de diciembre de 2010.
245

12. La práctica de la medicina,
la práctica de la Revolución
Sobre todo, sean siempre capaces de sentir
en lo más hondo cualquier injusticia cometida
contra cualquiera en cualquier parte del mundo.
Es la cualidad más linda de un revolucionario.
CHE GUEVARA, carta a sus hijos, 1965
De todas las formas de desigualdad, la injusticia
de la atención médica es la más escandalosa e inhumana.
Martin Luther King Jr.
Los médicos y estudiantes revolucionarios de Cuba, Venezuela
y el resto de América –y las enfermeras, terapeutas físicos, entrenadores
deportivos y otros técnicos graduados que trabajan
con ellos– están planteando al resto del mundo un serio reto.
Por medio de sus actos diarios y su compromiso con la solidaridad
socialista, están demostrando que la humanidad es capaz
de dar atención médica a todos –no en el futuro remoto, sino de
inmediato– y lo están logrando mientras desafían abiertamente
la lógica del desarrollo capitalista que domina la mayor parte
del mundo. Cuba y Venezuela han demostrado que un modelo
de medicina integral comunitaria, basado en más de medio siglo
de exitosa experimentación en Cuba y en el exterior, puede
adaptarse a las necesidades de otras naciones. No es un asunto
fácil, ya que al mismo tiempo que están construyendo un sistema
público universal de atención primaria, también forman al
personal médico que sostendrá a largo plazo ese sistema.
La intensa participación democrática a nivel de base del pueblo
venezolano en el actual desarrollo de Barrio Adentro ha sido
crucial para el éxito de los colaboradores cubanos; ha sido
también indispensable en la evolución y profundización del proceso
revolucionario bolivariano. Por esta razón, el experimento
venezolano es una inspiración para otras sociedades que están
246

tratando de inventar sus propias versiones del socialismo del
siglo XXI. Los ciudadanos están aprendiendo a satisfacer una
de sus más importantes necesidades por medio de la invención de
una nueva lógica de atención médica y de educación, y en el
caso de los jóvenes campesinos que fueron mis vecinos en Monte
Carmelo, ellos están alcanzando sus objetivos haciendo lo
que en otras circunstancias parecería imposible. Los graduados
de la escuela secundaria de tres aulas en la aldea y los que
han completado sus estudios de nivel secundario en las clases
nocturnas de las misiones de educación son ahora estudiantes
que trabajan con diligencia para terminar el riguroso programa
médico de seis años. El elemento crucial que hace esto posible
es exactamente el estipulado por Che hace cincuenta años:
«para ser médico revolucionario, o para ser revolucionario, lo
primero que hay que tener es revolución». 1
Como los médicos y sus alumnos están operando en el contexto
de un radical cambio social, ha sido posible desarrollar
un singular currículo médico y comunicar el conocimiento científico
de manera totalmente nueva. Los nuevos médicos revolucionarios
aprenden la misma ciencia médica que se enseña
en todo el mundo, solo que con una formulación que hace énfasis
en la interrelación de las distintas ciencias médicas tradicionales,
y las integra en cursos amplios de morfofisiología y
morfopatología. En el curso de sus estudios formales, su contacto
diario con pacientes y las cuestiones prácticas de la atención
los han habituado a integrar su creciente conocimiento
científico a las complejidades del diagnóstico y el tratamiento.
El hecho de que los estudiantes tengan acceso diario a un amplio
material en DVD que relata cada clase formal, a menudo
revisada en sesiones de estudio con otros alumnos, les da múltiples
oportunidades para interpretar el significado de los conceptos
científicos y sus aplicaciones sociomédicas. En el curso
de sus rotaciones de trabajo que comienzan en el primer año,
1
Che Guevara: «El médico revolucionario», discurso a los milicianos
cubanos, 19 de agosto de 1960.
247

adquieren una amplia experiencia con una gran variedad de
médicos, profesores y tutores que dura todo el período de formación
de seis años; esto les permite una profundidad y un
alcance de interpretaciones del material académico y de la evidencia
diagnóstica que no pueden ser duplicados en la experiencia
educacional de los privilegiados estudiantes de Medicina
del Primer Mundo.
El nuevo sistema cubano-venezolano de formación médica,
Medicina Integral Comunitaria, ha tomado el concepto de aprendizaje
y lo ha reconfigurado. Al trabajar medio día junto a un
maestro-tutor, el aprendiz-estudiante asimila no solo el conocimiento
y las técnicas de la especialidad, sino también el contexto
social y las maneras en que la comunidad puede hacer
uso de este arte. Aunque los artistas médicos cubanos son profesores
dedicados a diseminar el uso consciente de la profesión,
al igual que los maestros han hecho durante siglos, tienen una
motivación muy distinta. A diferencia de los artesanos que crearon
en el pasado gremios profesionales y de oficios y las ricas
asociaciones médicas que actualmente controlan el arte de los
galenos en muchas partes del mundo, los cubanos no tienen la
intención de limitar el número de practicantes. Debido a que
no les preocupa la posibilidad de que la competencia económica
disminuya sus ingresos y a que las normas éticas de su profesión
les exigen tratar a cualquiera que sufra, sin importarles
el pago, los miembros del gremio revolucionario están dedicados
a multiplicar su número hasta que lleguen a todos los que
necesiten su atención y apoyo. Todo esto es posible porque el
prestigio de los médicos proviene no de los altos ingresos y
el conspicuo consumo, sino del alto nivel de respeto que reciben
de las comunidades donde sirven. Este respeto es generado por
el ejemplo personal de servicio desinteresado de los médicos,
su disposición a vivir entre la gente que tratan, su enfoque de
igualdad a sus pacientes, y su interés en promover la conciencia
y la participación de la comunidad en el mejoramiento de su
salud y bienestar.
La abrumadora mayoría de los cubanos que se presentan como
voluntarios para este tipo de servicio no va a ser tentada por
las recompensas monetarias que promete la medicina capita-
248

lista, y esto deja una impresión duradera en las personas a quienes
tratan y en aquellos a quienes forman. La inspiración que
brindan los médicos tiene un efecto práctico en aquellos que un
día los sustituirán, ya que les están ofreciendo no solo el necesario
conocimiento científico, sino también las lecciones de
cómo deben comportarse los médicos con sus pacientes, interactuar
con las comunidades y trabajar como un grupo
cohesionado. Los nuevos miembros del gremio deben demostrar
una considerable iniciativa individual y adaptabilidad personal
ante difíciles condiciones locales, pero también deben
saber cómo cooperar.
Según la receta que provee Che en su discurso «El médico revolucionario»,
esta mezcla de individualismo creativo y solidaridad
social es absolutamente necesaria:
Pero para esta tarea de organización, como para todas las
tareas revolucionarias, se necesita, fundamentalmente, el
individuo. La Revolución no es, como pretenden algunos,
una estandarizadora de la voluntad colectiva, de la iniciativa
colectiva, sino todo lo contrario, es una liberadora de la
capacidad individual del hombre.
Lo que sí es la Revolución es, al mismo tiempo, orientadora
de esa capacidad. Y nuestra tarea de hoy es orientar la capacidad
creadora de todos los profesionales de la medicina
hacia las tareas de la medicina social. 2
La práctica de la medicina, praxis revolucionaria
La manera en que los trabajadores revolucionarios de la salud
están reproduciéndose e incrementando su número sugiere
un camino, un modelo de práctica y educación diarias que
va más allá del campo de la atención médica. Los médicos revolucionarios,
debido a que están enfrascados en el cuidado
de la salud, están ejerciendo la medicina, pero como también
2
Ibíd.
249

son revolucionarios, están ejerciendo la construcción de la sociedad
revolucionaria; es decir, mientras están construyendo,
también están adquiriendo nuevas habilidades, conciencia y
comportamiento social. Se están dedicando a la praxis, que para
Aristóteles significaba la participación del pensamiento filosófico
en la actividad humana, y para los teóricos revolucionarios, y
en especial para Marx, significaba la «actividad revolucionaria,
crítico-práctica» que es necesaria para cambiar el mundo.
Marx –e igualmente Gramsci, Freire y otros que lo siguieron–
comprendió que los humanos no van a transformar sus sociedades
a no ser que de manera simultánea se transformen a sí
mismos por medio de la práctica del comportamiento revolucionario,
el compromiso social y la ética humanitaria en su vida
y trabajo diarios.
Sin embargo, a menudo, cuando los socialistas han llegado al
poder y han determinado los parámetros de las organizaciones
políticas y económicas, han producido pocos modelos funcionales
de la necesaria praxis diaria para crear nuevos tipos de
interacción humana. El mundo del «socialismo real» del siglo XX
–representado al final por los fracasados estados burocráticos
de la Unión Soviética y Europa oriental– ofrecieron pocos ejemplos
de pueblos dedicados al trabajo significativo y productivo
en escenarios libres e igualitarios con sus compatriotas. Ni
tampoco hubo señales que apuntaran hacia la asociación
liberadora de los pueblos que los autores del Manifiesto Comunista
habían proclamado como el objetivo de la Revolución: «una
asociación en la cual el libre desarrollo de cada cual es la condición
para el libre desarrollo de todos». Uno de los retos claves
para las revoluciones socialistas del siglo XXI, debido a que
son conscientes de las graves deficiencias de las revoluciones
del siglo XX, es proveer trabajo y actividad diarios que sean funcionales
en una forma económica y social, pero que permita a
la gente desarrollarse de manera más plena como seres humanos
cuando se dedican al desarrollo completo y revolucionario
de sus comunidades y sociedad, como es la base de la medicina
integral. A lo largo de gran parte de este libro hemos utilizado
la palabra integral en el sentido de «global», «absoluto», para indicar
que un servicio o programa es de amplio alcance y total.
250

Sin embargo, la palabra integral también significa «completo»,
y de esa manera connota la forma en que los individuos deben
ser tratados dentro del programa comunitario. Médicos, enfermeras,
técnicos de la salud y miembros de la familia aprenden
a pensar en la buena salud, la salud holística –física, emocional,
social y espiritual– de cada persona. Otra dimensión que
concierne al individuo es el desarrollo del médico integral, el
médico completo y total, de quien se espera que ejerza, a menudo
en las circunstancias más duras, una amplia gama de habilidades
y de percepción científica, así como un fuerte espíritu
de empatía y solidaridad. En este sentido, los médicos cubanos
y los que son formados por ellos cumplen la norma de «médicos
cinco estrellas»: proveedor de salud, tomador de decisiones,
comunicador, administrador y líder comunitario. 3 Estas cinco
cualidades se amplían con el servicio internacional y las exigencias
de relacionarse con otras culturas, y en el caso de aquellos
que asumen los deberes de profesor/tutor, su total desarrollo se
completa con una estrella extra: la de maestro.
La cooperación médica cubana y venezolana, por tanto, no es
solo ofrecer mejores cuidados de salud, sino preparar a la gente
para rehacer el mundo. Como declaró Hugo Chávez en 2004, ha
llegado la hora no solo de «defender la humanidad», sino de
«pasar a la ofensiva» y «rescatar el concepto de socialismo». 4 Durante
los años subsiguientes, Chávez abundó a menudo en esta
idea, explicando que el socialismo tenía que ser un proceso liberador
que permitiera a los pobres y a los trabajadores ser los
protagonistas en la construcción de una nueva sociedad y la
búsqueda de su propio autodesarrollo. En una conversación
transmitida a todo el país en 2009, Chávez citó una carta que el
famoso anarquista ruso Piotr Kropotkin escribió a Lenin: «Sin
la participación de las fuerzas locales, sin la organización desde
debajo de los propios obreros y campesinos, es imposible
3
Tal como lo describe el doctor Charles Bohlen, de la Organización
Mundial de la Salud. (Ver capítulo 7).
4
En el Encuentro en Defensa de la Humanidad, Caracas, diciembre de
2004, al que asistió el autor.
251

construir una vida nueva». 5 Para el teórico socialista Michael
Leibowitz, quien ha estado viviendo en Venezuela y apoyando
el proceso bolivariano durante la mayor parte de la pasada década,
esto marca el regreso a la amplia visión humanista que
debe ser la base de la revolución socialista: «La idea de hacer
del desarrollo humano el centro de un concepto de socialismo,
y enfatizar que este desarrollo ocurre solo por medio de la práctica
es, de hecho, un regreso a la comprensión crítica de Marx». 6
Nuevos modelos de autodesarrollo atemorizan al Norte
Según la visión distorsionada de los analistas militares y políticos
del gobierno de Estados Unidos, la nueva actividad socialista
en América ha adoptado el aura de «superinsurgencia». 7
La animosidad estadounidense contra todo lo relacionado con
Cuba y los hermanos Castro ha existido durante cincuenta años,
pero en la década pasada Washington extendió su atención paranoide
a Hugo Chávez. Para ellos, Chávez es el cerebro que ha
mesmerizado al pueblo venezolano y lo ha convertido en rehén
5
Citado en Marta Harnecker: «Latin America and Twenty-First-
Century Socialism: Inventing to Avoid Mistakes», Monthly Review,
julio-agosto de 2010. Este ensayo es una de las mejores introducciones
para comprender las diferentes corrientes, nuevas y viejas, que contribuyen
al socialismo contemporáneo.
6
Michael Lebowitz entrevistado por Sreæko Horvat durante el Festival
de Cine Subversivo y la conferencia acerca del socialismo, Zagreb,
Croacia, 1-25 de mayo de 2010.
7
La descripción de «superinsurgencia» es original de un teórico militar
estadounidense (ver capítulo 11), pero no se usa comúnmente en
declaraciones de política exterior de Estados Unidos ni por otros estudiosos
derechistas. Sin embargo, en mi opinión, resume muy bien el
enfoque de Estados Unidos y de otras fuerzas imperialistas, las cuales
no pueden dejar de considerar cualquier reto a su hegemonía, no importa
cuán pacífico, como una insurgencia rebelde contra el dominio
imperialista.
252

de sus fantasías dictatoriales; es más, creen ellos que Chávez
está tentando a otros líderes, como Evo Morales y Rafael Correa,
para que practiquen el mismo tipo de demagogia. Los guerreros
de la contrainsurgencia en Washington no pueden comprender
lo que les sería por completo evidente si pasaran unas
semanas o meses entre los residentes de Venezuela o Bolivia:
estos pueblos están participando en una insurrección popular
contra la desigualdad y la pobreza, y su llamada insurgencia
es en realidad un movimiento de base de millones de personas
que usan los medios democráticos para transformarse ellos mismos
y transformar a su nación.
Existe, por supuesto, otro factor dominante detrás del errado
análisis y la proyección de malvadas intenciones: Hugo Chávez,
Evo Morales y los hermanos Castro son líderes de pequeños
países que se han atrevido a mostrar independencia económica
y política. Los ingresos del petróleo venezolano son canalizados
hacia las necesidades del pueblo de Venezuela y de América,
en vez de ir hacia los bancos de Estados Unidos, el Reino
Unido, España y el resto del mundo capitalista avanzado.
Según Evo Morales, las ganancias de los depósitos de litio recién
descubiertos en Bolivia serán controladas por el estado,
no por los mayores inversionistas corporativos transnacionales.
La mayor riqueza de Cuba, el capital humano generado por su
extraordinario sistema educativo, no se invierte en capitales
de riesgo y actividades bancarias, sino es compartido generosamente
con otras naciones.
El pánico en el centro del mundo capitalista se debe al hecho
de que ese socialismo del siglo XXI es una propuesta atractiva
para muchas naciones. ¿Qué pasaría si Sudáfrica, por ejemplo,
poseedora de riquezas minerales e ingresos por exportaciones
comparables a los de Venezuela, decidiera tomar el control de
su destino económico y social 8 La mayor parte de la población
8
Después de todo, este es muy bien el tipo de camino por el que se
hubiera sentido atraído Nelson Mandela, uno muy diferente al de la
economía política sudafricana en la actualidad, la cual parece estar
creando cada vez más miseria para la mayoría, así como unos pocos
253

sudafricana vive en condiciones mucho peores que las que sufría
el pueblo venezolano hace una década, a pesar de pertenecer
ambos a la misma categoría de países de «ingresos medios» (los
que tienen un ingreso per cápita entre 10 000 y 14 000 dólares
anuales). Aunque los ingresos per cápita en Venezuela se encuentran
cerca del límite máximo de esta categoría (junto con
los más ricos países de Sudamérica, como Argentina, Uruguay
y Chile), ni siquiera se acercan al estatus de altos ingresos de
los países industrialmente avanzados de Europa, América del
Norte y Asia, en los cuales los ingresos per cápita son tres veces
más. No obstante, es evidente que este nivel de prosperidad,
bastante modesto a escala global, es suficiente para financiar
grandes transformaciones de las condiciones sociales y económicas
en el país y en el exterior. El primer paso del proceso en
Venezuela fue difícil políticamente, pero sencillo en su concepción:
las ganancias por la extracción de los recursos naturales
deben quedarse en casa, en vez de enviarse a los centros corporativos
y financieros en las naciones ricas.
Esta reorganización de las reglas de la economía política
global puede producir fondos para reproducir nuevos modelos
de producción social, como es el caso de la atención a la
salud vinculada a la cooperación médica cubana. Es una invención
social que amenaza la producción global de privilegio
social, de la misma manera que la nacionalización de los
recursos naturales amenaza la apropiación global de la plusvalía.
En este caso, socava en los países en desarrollo los cimientos
de una medicina basada en la división de clases, la
cual hasta ahora ha imitado la organización de la práctica
médica existente en las sociedades avanzadas. La profesora
Julie Feinsilver, de la Universidad de Georgetown, ha explicado
por qué la presencia de los médicos de la igualdad hace encogerse
de temor a las élites atrincheradas en países que
reciben ayuda cubana:
__________________
nuevos multimillonarios africanos. El socialismo del siglo XXI en
Sudáfrica pudiera tener efectos aún más trascendentales en toda África
que el que está teniendo en Latinoamérica.
254

La diplomacia médica cubana es un gran beneficio para los
países receptores, pero también una amenaza. La amenaza
reside en el hecho de que los médicos cubanos sirven a los
pobres en áreas donde ningún médico local ejercería, hacen
de las visitas médicas una parte integral de su ejercicio
profesional y están disponibles sin cobro alguno las 24 horas
y siete días a la semana. Debido a que hacen un diagnóstico
de la comunidad y tratan a los pacientes como personas
completas que viven y trabajan en un entorno específico, y
no tan solo clínicamente, y como problema específico o
parte específica del cuerpo, llegan a conocer mejor a sus
pacientes. Este enfoque más familiar está cambiando las
expectativas, así como la naturaleza de las relaciones médico-paciente
en los países anfitriones. Como resultado, la
diplomacia médica cubana ha forzado el reexamen de los
valores sociales y de la estructura y el funcionamiento del
sistema de salud y la profesión médica en el seno de los países
a donde fueron enviados y donde continúan ejerciendo.
En algunos casos, como en Bolivia y Venezuela, esta
amenaza ha resultado en huelgas y otras acciones de protesta
por parte de las asociaciones médicas, ya que están
amenazadas por estos cambios, así como por lo que perciben
como competencia por sus puestos. A medida que la ayuda
de Cuba se concentra más en la implementación de alguna
adaptación de su modelo de atención médica, la amenaza
se extiende. 9
Esta amenaza, que pudiera afectar ligeramente a los médicos
que ya están insertados en el sistema de salud que sirve a la
élite, palidece ante la amenaza mayor y más general del modelo
cubano-venezolano. La extracción mundial de las ganancias
por parte de los centros imperiales de las finanzas ha sido practicada
durante los últimos cinco siglos y siempre ha dependido
9
Julie M. Feinsilver: «Cuba’s Medical Diplomacy», en Mauricio A.
Font (ed.): Changing Cuba, Changing the World. CUNY Bildner Center
for Western Hemisphere Studies, New York, 2008, p. 284.
255

del uso explícito o implícito de la violencia, ya sea por los propios
países imperialistas o por las clases compradoras y los
ejércitos locales que les sirven. Hace cincuenta o sesenta años,
parecía que los movimientos de liberación nacional y las fuerzas
guerrilleras como la que triunfó en Cuba eran el principal
impedimento para la expansión global del capitalismo. Como
respuesta, los países imperialistas desarrollaron entonces sus
doctrinas de contrainsurgencia. Ahora que los «insurgentes»
están creando el «ejército de batas blancas», los estrategas de
Washington no están preparados en absoluto ni equipados mentalmente
para montar una defensa. Las misiones médicas cubanas,
los graduados de la ELAM, la Brigada Henry Reeve y
otros estudiantes aún en formación no representan una amenaza
militar, ya que se consideran a sí mismos como un «ejército
de paz», como me dijo el doctor Yonel en Caracas en 2004.
Al mismo tiempo, representan un arma moral y ética que está
golpeando el vacío núcleo de los valores capitalistas.
Ante todo, los insurgentes suscriben una filosofía de economía
política que desvía hacia la satisfacción de necesidades humanas
básicas en el Sur las ganancias que sustentan el sobreconsumo
en el Norte. Segundo, la cuestión de la sinceridad, o al
menos la eficacia, del tipo de humanitarismo que actualmente
está de moda en el Norte. Las organizaciones no gubernamentales
(ONG) que surgen por cientos en las ricas regiones del mundo,
han demostrado ser una débil forma para solucionar los problemas
sociales y las necesidades de salud de las naciones pobres de
la Tierra (y a veces existen en detrimento de los problemas y las
necesidades). Unni Karunakara, miembro de Médicos sin Fronteras
(una organización que logra realizar un trabajo útil en
Haití y en otras partes), pronunció una fuerte reprimenda a otras
ONG que operaron en Haití durante todo un año después del
terremoto. Exigió saber por qué ellas no podían ni siquiera organizarse
para entregar agua limpia al pueblo haitiano. «¿Por
qué han muerto de cólera al menos 2 500 personas –escribió–
cuando existen como 12 000 ONG en el país». 10
10
Unni Karunakara: «Haiti: Where Aid Failed», The Guardian, 28 de
diciembre de 2010.
256

En todo el mundo, las ONG dicen que quieren ayudar a los
pobres, pero pocas de ellas envían a personal calificado de
salud como hacen las brigadas cubanas, que están equipadas
científica y psicológicamente para dedicarse a vivir y trabajar
entre los pobres y aprender de ellos acerca de las necesidades
más urgentes de salud en sus comunidades. Según Daniel
Esser, experto en ayuda internacional de la Universidad de
Columbia, la mayoría de los donantes extranjeros no adopta
este tipo de enfoque: «Cuando se comprometen fondos, ni las
agencias multilaterales ni las fundaciones parecen tener en
cuenta lo que los receptores en África, Latinoamérica y las
zonas más pobres de Asia consideran las causas más graves
de la mala salud». 11 Otro estudioso, William Easterly, de la
Universidad de Nueva York, autor de The White Man’s Burden
(La carga del hombre blanco), critica los programas de ayuda
del Primer Mundo en general debido a que imponen sus prioridades
a los pobres, pero señalando en particular a organizaciones
como el Banco Mundial. Lo típico del enfoque de este
organismo es insistir en más fondos para el VIH/SIDA en
Malaui, a pesar de que otros donantes ya estaban solucionando
esa necesidad, y luego eliminar los fondos para la nutrición
y la reforma general del sistema nacional de atención
médica. 12 Aunque los países del Primer Mundo han inundado
sus planes de prevención de SIDA con dólares de caridad y
desarrollo, descuidando los programas de salud pública, sus
éxitos en la lucha contra la infección por VIH son a veces
11
Daniel E. Esser: «More Money, Less Cure: Why Global Health Assistance
Needs Restructuring», Ethics & International Affairs, 23/3, otoño
de 2009.
12
William Easterly: «World Bank AIDS Drive Crowds Out Other Health
Programs—but Fails to Make Progress on AIDS», 1.º de mayo de 2009.
Disponible en: http://aidwatchers.com/2009/05/world-bank-aids-drivecrowds-out-other-health-programs-%E2%80%93-but-fails-to-makeprogress-on-aids/.
Aunque Easterly pone demasiado énfasis en la actividad
económica de libre mercado como una solución, su crítica a la ineficacia
de los programas de ayuda paternalista a menudo da en el blanco.
257

efímeros. En el pasado Uganda había alardeado de haber hecho
un gran progreso con su programa de prevención del SIDA,
pero estadísticas recientes de Naciones Unidas muestran que
por cada 100 personas que reciben tratamiento en Uganda, se
infectan otras 250. 13
Durante las tres últimas décadas, la ascendencia del neoliberalismo
y el énfasis extremo en soluciones de mercado para
cada necesidad humana han distorsionado seriamente los enfoques
internacionales de la atención médica. A medida que
vastas sumas de riqueza van a parar a los inversionistas más
ricos en los países capitalistas avanzados, las instituciones filantrópicas
y las ONG privadas aumentaron grandemente su
participación en los asuntos globales de cuidados de salud y
otros esfuerzos humanitarios. 14 Los superricos que se reúnen
en el Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, para vitorear
al «capitalismo creativo» y a las «empresas sociales», seleccionan
anualmente a un grupo de «jóvenes líderes globales».
En 2010, esas 60 personas decidieron que eran lo suficientemente
numerosas como para anunciar su propio «Plan Popular
de Acción» que «enfrentaría los retos principales de la pobreza
en todo el mundo». Un caso típico de los supuestos jóvenes líderes
globales que aparecen en el sitio web del Foro Económico
13
Donald G. McNeil Jr.: «At Front Lines, AIDS War Is Falling Apart»,
The New York Times, 9 de mayo de 2010.
14
Las ONG son el séptimo motor de actividad económica en el mundo,
generando anualmente 1,3 billones de dólares y empleando más de
45 millones de personas, según el jefe del Fondo Hermanos Rockefeller,
quien tomó la información de estudios de la Universidad Johns Hopkins.
Sospecho que la cifra incluye todas las actividades financiadas por organizaciones
religiosas de caridad y realizadas por sus miembros, así
que la mayor parte no puede ser atribuida a la generosidad de los
superricos. Stephen Heintz: «The Role of NGOs in Modern Societies
and an Increasingly Interdependent World», Conferencia Anual del Instituto
para la Sociedad Civil, Universidad Zhongshan, Guangzhou,
China, 14 de enero de 2006.
258

Mundial era Nicky Newton King, vicedirector general de la
Bolsa de Valores de Johannesburgo. 15
Esta clase de implicación de los intereses económicos privados
más ricos ha cambiado el enfoque de la ayuda médica a los
programas de la salud pública integrada y «horizontal» que hacen
énfasis en la atención primaria y la prevención (programas
tradicionalmente apoyados por la Organización Mundial
de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud), en
favor de campañas verticales (de arriba hacia abajo) que se concentran
en generar campañas generadoras de publicidad y de
rápido efecto contra enfermedades individuales. Aunque algunos
de estos programas a veces han sido eficaces, a menudo
afectan a los servicios primarios de salud, en particular contratando
a los pocos trabajadores de la salud que brindan atención
primaria y que están disponibles para trabajar en el sistema de
salud pública. La intervención mal concebida ha agravado el
gran déficit que enfrentan los países en desarrollo más pobres
respecto al cuidado de salud: la escasez de médicos, enfermeras
y trabajadores de la salud de todo tipo.
Como promedio, los países más ricos tienen unos veintiocho
médicos por cada 10 000 habitantes, mientras que los países
con menos desarrollo, como Etiopía, Kenia, Ruanda, Sierra
Leona y Somalia, tienen menos de uno por cada 10 000 habitantes.
Aunque la escasez de recursos financieros e instituciones
educacionales es un factor clave, la magnitud de la fuga
de cerebros que envía personal del Sur al Norte es igualmente
perjudicial. Más de la mitad de los trabajadores de la salud
nacidos en Kenia trabaja actualmente en el extranjero, según
un grupo británico defensor de los cuidados de salud. Ghana,
aunque sustancialmente mejor que Kenia desde el punto de
vista económico, malgastó 52,5 millones de dólares entre 1998
y 2002 para formar profesionales de la salud que terminaron
trabajando en el Reino Unido. Esto fue una ganga para el Reino
15
Tomado de «Jóvenes líderes globales», Foro Económico Mundial. Disponible
en: http://redesignourworld.com/2010/01/18/a-people%E2%80%99splan-of-action-for-the-millennium-development-goals/.
259

Unido, ya que hubiera tenido que gastar mucho más para formar
en el país el mismo número de médicos. 16
Del otro lado del espectro, en el país que gasta mucho más
per cápita que otras naciones en los cuidados de salud, el futuro
de la atención primaria y de la verdadera atención médica
universal es sorprendentemente sombrío. En 2008, solo
2 % de todos los estudiantes de Medicina en Estados Unidos
se decidieron a ejercer la medicina interna de atención primaria,
un retroceso desde el 9 % en 1990. 17 Por consiguiente, los
estudiantes que se graduaban de escuelas estadounidenses de Medicina
estaban aceptando solo 42 % de las residencias de
postgrado ofrecidas en medicina familiar; los graduados extranjeros
ocuparon el resto de las posiciones, un factor que
también contribuye a la fuga global de cerebros. Gran parte
del descenso del interés en atención primaria es debido a uno
de los destructivos mecanismos de mercado que ejercen tanta
influencia en el sistema médico estadounidense. Según la Asociación
estadounidense de escuelas de Medicina, la deuda educacional
promedio en 2009 para graduados que obtenían
préstamos para matricular en la disciplina (la gran mayoría)
era enorme: 156 456 dólares. No es de extrañar, por tanto, que
los estudiantes acudieran en manada a carreras en Cirugía
Ortopédica, Dermatología y Cirugía Estética que ofrecían
ingresos anuales promedios de 400 000 dólares, y rechazaran
la medicina familiar y la interna, ya que en esas carreras se
gana menos de la mitad de la cifra anterior.
Cuba y Venezuela, que poseen una población conjunta de
39 millones de habitantes, actualmente tienen más estudiantes
en escuelas de Medicina que Estados Unidos, con una po-
16
«The Global Shortage of Health Workers», Health Poverty Action,
[s. f.]. Disponible en: http://www.healthpovertyaction.org/policy-andresource/health-systems/the-global-shortage-of-health-workers/.
17
Carla K. Johnson: «U. S. Medical Students Shunning Primary Care»,
Associated Press, 9 de septiembre de 2008.
260

lación de más de 300 millones. 18 Todos los médicos en Cuba y
Venezuela reciben gratuitamente su educación –algunos de
ellos reciben estipendios para gastos de manutención– y casi
todos al graduarse estudiarán una especialidad de tres años
en medicina familiar, después de lo cual pueden proseguir a
estudiar una segunda especialidad. En general, Estados Unidos
en un momento tuvo matriculados de 68 000 a 70 000 estudiantes
en todas sus escuelas de Medicina, y alrededor de
16 000 graduados cada año. Si 2 % se especializara en medicina
familiar, esto significaría 320 de ellos. Por supuesto, hay
muchos estudiantes potenciales en Estados Unidos a quienes
les gustaría pertenecer al campo de la medicina por razones
éticas y humanitarias y trabajar en sus comunidades de origen,
en especial si se les ofreciera un salario anual de 200 000 dólares.
Si las escuelas de Medicina deciden aumentar su
matrícula a fin de producir más médicos de familia, sería relativamente
fácil ponerlos a trabajar. Esto requeriría unas pocas
garantías que los países capitalistas avanzados con certeza
se pueden dar el lujo de ofrecer: formación educacional médica
gratuita, cobertura universal e igualitaria de seguros para
sus pacientes, e instalaciones médicas adecuadas en las zonas
más pobres, urbanas y rurales. El hecho de que este país
tan rico esté dispuesto a negar las oportunidades que podrían
brindar con eficacia una atención médica a su propio pueblo,
mientras que también sabotea los esfuerzos de naciones más
pobres por establecer nuevos tipos de sistemas de atención
primaria pública, es uno de los grandes escándalos del capitalismo
del siglo XXI.
18
En cifras redondas, 30 000 en Venezuela, 29 000 cubanos y 24 000 estudiantes
extranjeros en Cuba. Esto no incluye a varios miles que
estudian la medicina tradicional en las universidades elitistas de Venezuela.
El estimado estadounidense, también en cifras redondas, se
aproxima al número promedio de estudiantes matriculados cada año
en Medicina durante la última década. Estados Unidos probablemente
gradúe unos pocos miles más, ya que sus estudiantes se encuentran
en un programa de cuatro años, en vez de un programa de seis años.
261

Seremos como el Che
Afortunadamente, como consecuencia de la determinación, experiencia
y colaboración de Cuba y Venezuela, el socialismo del
siglo XXI continúa su lucha a favor de una medicina integral
comunitaria. Muchos países que ya están recibiendo ayuda de
Venezuela o instrucción por parte de internacionalistas cubanos
quisieran formar a su propio cuerpo de dedicados médicos
comunitarios. Una cualidad singular de la colaboración Cuba-
Venezuela, y de los experimentos menores en educación médica
que Cuba está realizando en otros países, es que los estudiantes
no sean separados de su hogar y su vecindario, lo cual hace
mucho más probable que los graduados formen parte de los
planes de salud a largo plazo en su comunidad y su nación.
El exministro de Salud de Timor-Leste, Rui Araujo, espera que el
espíritu y valores del servicio médico demostrados por los cubanos
en su país, ayude a combatir la fuga de cerebros y anime
a los nuevos médicos formados por los cubanos a mantenerse
trabajando a nivel de aldea. 19 Sin embargo, esto será difícil de
lograr, a no ser que esta empobrecida nación desgarrada por la
guerra encuentre apoyo financiero para un sistema universal
de atención primaria de salud y condiciones decentes de empleo
para sus trabajadores de la salud.
Es posible que algún financiamiento para nuevos sistemas
de cuidados de salud y salarios de los médicos provenga de
una fuente externa, como Australia, la cual ha discutido la
participación conjunta con los cubanos para ayudar a Timor-
Leste. En Haití, Brasil ya ha hecho una serie de firmes compromisos
de trabajar con Cuba para diseñar y construir un
nuevo programa nacional de atención médica que finalmente
será administrado y atendido por los propios haitianos. El
ministro de Salud Pública de Cuba, doctor José Ramón Balaguer,
habló en la celebración de unos de esos acuerdos en
Croix du Bouquets, Haití, en marzo de 2010, e hizo grandes
19
Tim Anderson: «Solidarity Aid: The Cuba-Timor L’Este Health Programme»,
International Journal of Cuban Studies, diciembre de 2008.
262

elogios del potencial inherente de este tipo de cooperación:
«¿Cómo sería el mundo si todos los hombres y mujeres dieran
su conocimiento y su solidaridad como lo hace la Brigada
Henry Reeve Sería un mundo lleno de paz, de amor –un mundo
diferente». 20 Al otro lado del mundo, un trabajador voluntario
cristiano expresó sentimientos similares acerca de las
brigadas médicas cubanas en Timor-Leste: «Es la amistad del
pobre y no del rico, del débil y no del fuerte. Es extraño que
los mejores ejemplos de comportamiento cristiano y buenas
acciones provengan de un país seglar. Este es un gran misterio;
un misterio en el que deben pensar los que como nosotros
profesan la fe cristiana». 21
Realmente no es tan misterioso si uno sabe dos cosas. Una,
lo que Che escribió una vez:
A riesgo de parecer ridículo, permítanme decir que el verdadero
revolucionario está motivado por una gran dosis de
amor […]. En estas circunstancias, uno debe tener una gran
dosis de humanidad, una gran dosis de sentido de la justicia
y de la verdad a fin de evitar los extremos dogmáticos, el frío
esquematismo o aislarse de las masas. Debemos luchar cada
día para que este amor de la humanidad viva se transforme
en hechos concretos, en hechos que sirvan de ejemplo, como
fuerza movilizadora. 22
Y la segunda: durante décadas los escolares cubanos han iniciado
cada día diciendo «Seremos como el Che». Hoy esos niños
20
Conner Gorry: «Trilateral Accord Signed to Rebuild Haitian Public
Health System», MEDICC Review, 30 de marzo de 2010. Disponible
en: http://mediccglobal.wordpress.com/2010/03/30/trilateral-accordsigned-to-rebuild-haitian-public-health-system/.
21
Tim Anderson: ob. cit.
22
Che Guevara: «Desde Argelia, para Marcha», Marcha, 12 de marzo de
1965. Reproducido como «Socialism and Man in Cuba». Esta versión en
inglés está tomada de Che Guevara Reader. Ocean Press, New York,
2005).
263

han crecido y se han dedicado a intrépidas misiones en algunos
de los lugares más miserables del mundo, y los estudiantes de
Medicina en Venezuela y los voluntarios internacionalistas
de la Escuela Latinoamericana de Medicina están siguiendo sus
pasos. Van tras las huellas del Guerrillero Heroico al hacerse
«médicos heroicos» y usar sus batas blancas en un nuevo tipo
de ejército, el «ejército de batas blancas». El 8 de octubre, día
en que fue capturado Che Guevara en Bolivia, se celebra en
Cuba el Día del Guerrillero Heroico. Desde 2009, ese día también
se celebra en Venezuela, pero allí se le llama el Día del
Médico Integral Comunitario. En este caso, los nuevos «médicos
integrales de la comunidad» son saludados como herederos
del legado de Che, quien es reconocido como el prototipo del
médico heroico.
En Cuba y Venezuela, Che significa el ideal del internacionalista
consciente que lucha por la humanidad y que, al dedicarse
a la actividad revolucionaria, él mismo cambia en el
proceso, pero nunca pierde su individualidad o identidad definida.
Tras ese ideal y ocupados en construir la realidad, están
los miles de médicos y otro personal afín comprometido
–los propios individuos valientes, ingeniosos, empáticos, imaginativos
y perseverantes– que durante cincuenta años han
sido los que verdaderamente trazaron el curso de la atención
médica revolucionaria, desarrollaron los conceptos e innovaciones
en la educación, se adaptaron a serias restricciones
económicas y procedieron a construir nuevos sistemas de atención
médica. Los logros de los médicos revolucionarios y de
sus colegas internacionalistas tienen una importancia que va
más allá de proveer a otros de atención médica y aliviar el
sufrimiento. La combinación del servicio médico y de la formación
médica en Venezuela sirve de ejemplo de lo que puede
lograr la fusión de las revoluciones cubana y bolivariana, y
demuestra que los más difíciles y desafiantes tipos de tareas
pueden organizarse sobre la base de pautas universales e
igualitarias. Los socialistas del siglo XXI, y algunos de nosotros
que ya éramos socialistas en el siglo XX, han sabido desde
hace algún tiempo que la praxis revolucionaria requiere el
«decir haciendo». Es relativamente fácil para intelectuales y
264

líderes políticos decir a campesinos y obreros urbanos que
ellos deben crear lugares cooperativos de trabajo productivo. Es
mucho más difícil para cualquiera de nosotros acopiar la energía,
dominar las habilidades necesarias y las relaciones
interpersonales, y luego encontrar la situación revolucionaria
que nos permita construir esas nuevas estructuras económicas
y sociales.
En la actualidad, las lecciones aprendidas en el campo de la
medicina pueden aplicarse a otros tipos de trabajo y de servicio
social. Esto puede significar la adopción de porciones pertinentes
del modelo maestro-aprendiz o echar abajo las barreras
entre la teoría y la práctica. Los muros innecesarios que dividen
el trabajo manual del intelectual –por ejemplo, entre expertos
técnicos y trabajadores de la producción en la agricultura, la
construcción y la manufactura– caerán cuando el trabajador
manual labore en un entorno agradable e igualitario donde «el
libre desarrollo de cada cual es una condición para el libre desarrollo
de todos». 23 Los esfuerzos cooperativos de Venezuela y
23
Este reto me es particularmente cercano porque mi «pueblo natal» en
Venezuela, Monte Carmelo, sigue siendo una aldea agrícola. Muchos
jóvenes estudian por la Misión Sucre –Computación, Enfermería, Pedagogía,
Derecho–, pero no encontrarán necesariamente trabajo en
esta zona. Muy pocos estudian agroecología, un nuevo curso que ha
sido adicionado, a pesar de estar rodeados por su propia familia de
agricultores y por parcelas de tierra. Monte Carmelo es un lugar con
una maravillosa tradición cooperativa que se remonta a más de treinta
años, con una fuerte base de experiencia campesina en la organización
cooperativa, sofisticadas técnicas agrícolas y una profunda
comprensión de la autorganización igualitaria. Lo que no existe allí
(ni en todo el país) es un programa racional de formación vinculado a
un programa nacional para consolidar la tierra –debería haber una
manera de iniciar a los jóvenes de diecisiete y dieciocho años a trabajar
medio día en el campo y medio día en el aula o el laboratorio, junto
a maestros agrícolas que no solo les enseñarían las habilidades, sino
también los patrones apropiados del trabajo diario que hace la perseverancia
física tanto productiva como disfrutable. Esto no debiera durar
265

Cuba, subrayados por sus programas médicos, están sirviendo
de modelos de relaciones humanitarias y justo intercambio económico
entre naciones del Sur. Los trabajadores revolucionarios
de la salud, por medio de su ejemplo y de su compromiso
con la construcción de un nuevo tipo de socialismo en un nuevo
siglo, están brindando pruebas convincentes de que otro
mundo –un mundo mejor– es posible.
__________________
unos pocos meses, sino años (digamos tres o cuatro) y estar subsidiado
como fuera necesario. El objetivo de la parte económica sería la producción
de más alimentos sanos, y del lado humano la producción de
un nuevo tipo de agricultor agroecológico, el campesino integral comunitario,
el cual a la larga recibirá de la comunidad tanta dignidad y
tanto respeto como su contraparte médica.
266

Índice
Prólogo / 7
Agradecimientos / 11
1. ¿De dónde son los médicos revolucionarios / 15
Un ejército de batas blancas / 21
2. Solidaridad e internacionalismo / 25
Los estudiantes estadounidenses
y la Escuela Latinoamericana de Medicina / 27
El nacimiento del Plan Integral de Salud / 30
El apoyo cubano a Haití / 32
El secreto del éxito: toda una vida de dedicación / 37
La transmisión de las habilidades y la ética médicas
de los cubanos en circunstancias adversas / 38
«Primero está Dios, y después los médicos cubanos» / 42
3. Crear dos, tres… cien mil Che Guevara / 47
Reverberaciones desde Bolivia / 48
El origen de las brigadas médicas internacionalistas cubanas / 52
El papel sin precedentes de Cuba en África / 54
Cuba y la ayuda ante desastres: Cachemira, Pakistán / 58
Las dificultades encontradas para promover
la ayuda médica cubana: Honduras y Guatemala / 59
4. La medicina en la Cuba revolucionaria / 63
Los servicios de salud durante el Período Especial / 73

Reconstruyendo el sistema médico de Cuba / 77
Biotecnología y biorresultados / 80
5. Barrio Adentro / 85
Una crisis del servicio de salud / 86
Antecedentes económicos y políticos / 88
El cambio económico-social bajo Chávez (2003-2008) / 91
Comienza Barrio Adentro / 94
La estructura en desarrollo de Barrio Adentro / 98
El tratamiento secundario y Barrio Adentro II / 102
Un paso más desafiante: Barrio Adentro III / 104
Barrio Adentro IV / 106
Los logros de Barrio Adentro / 107
6. Testigo de Barrio Adentro en acción / 110
El ejército de paz del doctor Yonel / 115
Los comités de salud de Antímano / 117
Barrio Adentro Deportivo / 119
Los comités de salud empoderan a las mujeres / 122
Extraordinarios ejemplos a nivel local / 124
7. Nuevos médicos para Venezuela / 128
¿Cómo se creó la Medicina Integral Comunitaria / 131
La estructura de la MIC / 134
El currículo de la MIC / 139
El rápido crecimiento de la MIC en Venezuela / 140
Otras importantes ventajas del programa de MIC / 143
8. La construcción día a día de la medicina comunitaria / 148
La práctica y el estudio de la medicina / 151
Integración con la comunidad / 154
Aprendiendo junto a los médicos/tutores / 155
Nuevos compañeros venidos de Surinam / 158
Clases con estudiantes de primer año / 160

Misión Sucre: el plan extraordinario / 166
Misiones: dedicación a la educación / 169
9. La medicina revolucionaria en conflicto con el pasado / 172
La Revolución bolivariana: un rumbo diferente / 174
El divorcio de la clase media alta / 177
Los ataques de la oposición política a Barrio Adentro / 182
Algunas deficiencias de Barrio Adentro / 187
Intentos contrarrevolucionarios
para entorpecer las misiones médicas / 190
10. La Batalla de Ideas y la batalla por Nuestra América / 197
La Batalla de Ideas / 200
¿Por qué Venezuela se une a la Batalla / 203
ALBA y la perspectiva de cambio / 205
Nicaragüa y Bolivia:
rompiendo amarras con el neoliberalismo / 209
Honduras y Haití: no hay manera de escapar
de la influencia de Estados Unidos / 216
Venezuela y el ALBA ayudan a Cuba a «salir de la trinchera» / 221
11. La guerra a las ideas: la campaña de contrainsurgencia
de Estados Unidos / 227
El complejo militar-industrial-diplomático-académico / 230
Ayuda que no es ayuda / 234
La guerra mediática / 242
12. La práctica de la medicina, la práctica de la Revolución / 246
La práctica de la medicina, praxis revolucionaria / 249
Nuevos modelos de autodesarrollo atemorizan al Norte / 252
Seremos como el Che / 262