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Sin embargo, aún quedaba una estrategia para construir la
solidaridad internacional y demostrar que «otro mundo es
posible». Entre 1961 y 2008, Cuba envió 185 000 especialistas
en Medicina a trabajar en 103 naciones. 2 Para ampliar este
esfuerzo y alentar la participación de otros países, a fines de
la década del noventa Cuba comenzó a brindar educación gratuita
a unos 1 500 estudiantes extranjeros por año en la Escuela
Latinoamericana de Medicina en La Habana. Pero esto
significaba una mínima fracción de los médicos que el mundo
necesitaba.
Al hablar en la primera graduación de la ELAM en 2005,
Fidel Castro anunció la solución: Cuba y Venezuela unirían
esfuerzos para educar a 100 000 médicos más durante los diez
años siguientes: 30 000 venezolanos, 60 000 provenientes
de otros países de Latinoamérica y el Caribe, y otros 10 000 de
naciones de África y Asia. Cuba y Venezuela se comprometían
a crear una fuerza de combate internacionalista de nuevo tipo,
formada por brigadas que batallarían contra la enfermedad y
la miseria.
Reverberaciones desde Bolivia
Un mediodía de enero de 2008 salí de nuestra casa en Monte
Carmelo y pasé frente al local de la clínica Barrio Adentro donde
se congregaban nueve o diez estudiantes de Medicina Integral
Comunitaria (MIC) con sus batas blancas. Me llamaron
para que conociera a sus nuevos colegas, Karen de Perú, y
Georgo de Surinam, que estaban comenzando el curso de primer
año de MIC. Ambos eran parte de un contingente de estudiantes
extranjeros que la ELAM había seleccionado para un programa
experimental de formación. En vez de ir al campus de la
ELAM en La Habana, habían venido a Venezuela para unirse a
estudiantes de Medicina Integral Comunitaria en varias loca-
2
Enrique Milanés León: «Fidel, principal inspiración para cooperación
médica cubana», Granma Internacional, 5 de noviembre de 2008.
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