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La diplomacia médica cubana es un gran beneficio para los
países receptores, pero también una amenaza. La amenaza
reside en el hecho de que los médicos cubanos sirven a los
pobres en áreas donde ningún médico local ejercería, hacen
de las visitas médicas una parte integral de su ejercicio
profesional y están disponibles sin cobro alguno las 24 horas
y siete días a la semana. Debido a que hacen un diagnóstico
de la comunidad y tratan a los pacientes como personas
completas que viven y trabajan en un entorno específico, y
no tan solo clínicamente, y como problema específico o
parte específica del cuerpo, llegan a conocer mejor a sus
pacientes. Este enfoque más familiar está cambiando las
expectativas, así como la naturaleza de las relaciones médico-paciente
en los países anfitriones. Como resultado, la
diplomacia médica cubana ha forzado el reexamen de los
valores sociales y de la estructura y el funcionamiento del
sistema de salud y la profesión médica en el seno de los países
a donde fueron enviados y donde continúan ejerciendo.
En algunos casos, como en Bolivia y Venezuela, esta
amenaza ha resultado en huelgas y otras acciones de protesta
por parte de las asociaciones médicas, ya que están
amenazadas por estos cambios, así como por lo que perciben
como competencia por sus puestos. A medida que la ayuda
de Cuba se concentra más en la implementación de alguna
adaptación de su modelo de atención médica, la amenaza
se extiende. 9
Esta amenaza, que pudiera afectar ligeramente a los médicos
que ya están insertados en el sistema de salud que sirve a la
élite, palidece ante la amenaza mayor y más general del modelo
cubano-venezolano. La extracción mundial de las ganancias
por parte de los centros imperiales de las finanzas ha sido practicada
durante los últimos cinco siglos y siempre ha dependido
9
Julie M. Feinsilver: «Cuba’s Medical Diplomacy», en Mauricio A.
Font (ed.): Changing Cuba, Changing the World. CUNY Bildner Center
for Western Hemisphere Studies, New York, 2008, p. 284.
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