Descargar libro - Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau

8. La construcción día a día
de la medicina comunitaria
Yo nací socialista, así que para mí
esta es la manera correcta de terminar mi vida:
sirviendo al pueblo.
JOSÉ, 71 años, estudiante de primer curso de MIC
Dos o tres veces a la semana durante el año que pasé en Venezuela
yo subía a la montaña que domina Monte Carmelo para
visitar la granja cooperativa orgánica situada en las faldas,
justo debajo del bosque nuboso. Un día, mientras recorría el
empinado camino, surgió rugiendo una motocicleta del recodo
de una curva llena de baches y desapareció montaña abajo en
una nube de polvo. Me detuve a recuperar el aliento y a conversar
con un agricultor que estaba junto a la cerca de alambre de
púas con dos de sus diez vacas. «Salió para sus clases en Sanare»,
dijo mientras observábamos cómo la motocicleta reaparecía
mucho más abajo en la carretera pavimentada. «Jonás está solo
en segundo año y ya está viendo a pacientes».
Él estaba muy orgulloso de que su hijo estudiara Medicina.
Tan orgulloso que el domingo siguiente, cuando me invitaron
a su casa, dijo una vez más: «Está en segundo año y ya está
viendo a pacientes». «Recuerda, papá –interrumpió Jonás–, que
aunque vea a pacientes y hable con ellos no tomamos decisiones
de tratamiento. Solo estamos para observar y ayudar a
nuestros profesores y hacerles preguntas».
«Eso lo sé –dijo su padre–. Lo que quiero decir es lo importante
que es que todos ustedes estén aprendiendo a hablar a
los pacientes, a tratarlos como seres humanos, hacerles saber
que pueden confiar en ustedes». Luego me explicó por qué
eso era tan importante. Su hijo no era la primera persona de la
familia en estudiar en la escuela de Medicina. Hubo una prima
que muchos años antes soñó con hacerse médico y su madre,
que era muy pobre, trabajó constantemente para ahorrar
cada centavo y le pidió a la hija que estudiara mucho. Muchos
148