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dos con «trabajo esclavo» por parte de «Fidel, Raúl y Hugo» es
un tema constantemente explotado por rabiosos sitios web anti-
Castro y organizaciones de Miami. En febrero de 2010, siete
médicos y una enfermera presentaron una reclamación judicial
a un tribunal federal en Miami asegurando que habían
sufrido terriblemente debido a su «involuntaria servidumbre»
y peligrosas condiciones de alojamiento mientras trabajaban
en Venezuela; cada uno de ellos quería ser recompensado por
parte del gobierno venezolano, el gobierno cubano y PDVSA,
la compañía petrolera estatal venezolana, con 60 millones de
dólares por daños. Tales exagerados espectáculos mediáticos
orquestados por abogados cubano-americanos no es probable
que tengan éxito, ni tampoco mucha influencia en la gran mayoría
de los voluntarios cubanos que continúa sintiendo orgullo
por cumplir misiones. Larry Birns, director del Concejo para
los Asuntos Hemisféricos en Washington, dijo a The South Florida
Sun Sentinel que otros cubanos consideran a los médicos
desertores como que «se han vendido por las más cobardes razones».
Según Leonardo Hernández, un joven médico cubano
que trabajó en la Venezuela rural, esto significa más que deserción
del deber nacional, porque es también un abandono de la
integridad personal. Cuando un reportero de la Associated Press
le preguntó por su reacción ante los desertores, contestó: «Es
como traicionarse a sí mismo como médico, como persona.
Lo que estamos haciendo aquí es demasiado hermoso como para
detenerlo». 17
Algunos desertores individuales no tenían que ver con la profesión
médica, como Beny Alfonso Rodríguez, un joven de veintitrés
años, quien debía coordinar la alimentación, el alojamiento
y el transporte para un grupo de médicos cubanos que llegaban
a un pueblo venezolano. Rodríguez dijo a los reporteros que se
17
«Fuentes de la masiva comunidad cubana exiliada en Miami dicen
que alrededor de 200 000 médicos y otro personal afín han desertado
desde 2006 y solicitado visas para venir a Estados Unidos. De ese
número, 500 llegaron desde Venezuela y tan solo desde el año pasado
unos 200 llegaron a Miami», Merco Press, 9 de enero de 2010.
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