Descargar libro - Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau

la remota zona garífuna con médicos graduados de la ELAM.
Luther Castillo, el primer garífuna graduado de médico y fundador
del hospital, recibió el título Médico Hondureño del Año
de manos del Club Rotario Internacional de la capital. Desafortunadamente,
este reconocimiento de la clase alta al valor de
la cooperación con Cuba y Venezuela fue de breve duración,
hasta el verano de 2009, cuando la oligarquía y los militares
hondureños, con ayuda de los exiliados cubanos de Miami y
aliados derechistas cada vez más alarmados entre los militares
estadounidenses, el Departamento de Estado y tanques pensantes
de Washington, organizaron un golpe de Estado contra
el presidente Zelaya. Posteriormente, cuando soldados y policías
suprimieron violentamente las protestas de la sociedad
civil contra el golpe, también acosaron al personal médico del
hospital garífuna y amenazaron con clausurarlo. El doctor Luther
Castillo, como partidario del presidente Zelaya, tuvo que
ocultarse para escapar de la persecución y fue obligado a abandonar
el país. En 2010 aún no había podido regresar, así que
sirvió de coordinador del primer gran contingente de graduados
de la ELAM que se unió a la Brigada Henry Reeve después
del terremoto y se apresuraron en llegar a Haití para servir
como médicos voluntarios.
Si el éxito del experimento político fue singular en Honduras,
fue aún más difícil lograrlo en Haití unos pocos años antes.
En el momento en que la Revolución sandinista fue casi
aplastada por Estados Unidos a inicios de la década de los noventa,
otra situación revolucionaria comenzaba a desarrollarse
en Haití, excepto que en este caso no hubo un ejército rebelde
que derrotara a militares corruptos y redistribuyera el poder
económico acaparado por una reducida élite. Lo que Haití tenía
en común con Nicaragua era el desarrollo de un intenso
movimiento político popular de la empobrecida mayoría, basado
en la teología de la liberación. Su organización, Fanmi
Lavalas, liderada por sacerdotes de parroquia como Jean
Bertrand Aristide, quien había vivido entre los pobres, logró el
apoyo de la enorme mayoría de los haitianos. En 1990, dos tercios
de los electores escogieron a Aristide como su presidente,
pero, por desgracia, en aquel momento otros países del hemis-
218