Descargar libro - Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau

El espíritu de participación comunitaria que despertó el éxito
de Barrio Adentro era contagioso. Permitió que el vecindario
organizara otros esfuerzos que mejoraron la calidad de vida,
como el proyecto de salubridad que se había realizado un par
de meses antes de mi visita. Usando materiales donados por el
Gobierno, pero dependiendo del trabajo voluntario de la comunidad,
los residentes habían abierto zanjas en la calle principal
y habían instalado una nueva red de alcantarillado y acueducto.
Cuando el trabajo estuvo terminado, el municipio asfaltó la
calle y dejó las tuberías y accesorios sobrantes para el uso del
vecindario. Estos se distribuyeron entre los miembros de la
comunidad que podían hacer uso de ellos en sus propios proyectos
constructivos, tales como baños que aún debían ser conectados
al sistema público de alcantarillado.
Juan Ramón Echeverría explicó que este tipo de actividad
nunca hubiera sido posible en el pasado, porque nunca hubo
organizaciones del vecindario como el Comité de Salud que atendía
a todos. Estaban los Círculos Bolivarianos, grupos de voluntarios
politizados que eran un importante apoyo para las
primeras campañas políticas de Chávez, pero nunca se habían
convertido en una fuerza cohesiva que pudiera hacer que todos
definieran y cumplieran los objetivos de la comunidad.
Cuando salíamos de la casa de alimentación, un individuo de
edad avanzada asomó la cabeza desde una casa cercana. Anteriormente
sufría de un glaucoma severo y acababa de regresar
de Cuba, donde lo operaron de los ojos con éxito. Era uno de los
más de 200 000 venezolanos que habían viajado a Cuba para
recibir cirugía restaurativa bajo un programa llamado Operación
Milagro. Posteriormente, otros 300 000 venezolanos se
operaron de la vista en nuevas clínicas oftalmológicas creadas
en su país; para fines de la década, cirujanos tanto de Cuba como
de Venezuela estaban realizando las operaciones en pacientes
de toda Latinoamérica y el Caribe.
Luego conocimos a una madre que iba con su hijo de ocho
años. Nos explicó que el niño había estado sufriendo de fiebre
alta, dolor en el cuello y debilidad, hasta que la médico de Barrio
Adentro sospechó que tenía meningitis bacteriana y le recetó
un análisis de sangre en la clínica de diagnóstico. La sospecha
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