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Castellano - Gobierno de Navarra

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cierto es que, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los programas renovados <strong>de</strong> EGB,<br />

allá por los años 1982, poco o casi nada se habla <strong>de</strong> la<br />

creatividad en las proclamas <strong>de</strong> los gerifaltes <strong>de</strong> altura y<br />

que tienen la misión, encomendada por vete a saber qué<br />

<strong>de</strong>miurgo especial, <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminar lo que <strong>de</strong>bemos enseñar<br />

y lo que pue<strong>de</strong>n apren<strong>de</strong>r los alumnos; eso, sí,<br />

nunca lo que estos quieren apren<strong>de</strong>r, con quién quieren<br />

hacerlo y cómo.<br />

Si se repara en las activida<strong>de</strong>s que se hacen y se promueven<br />

con la lengua, se verá la poca o nula presencia<br />

<strong>de</strong> la dimensión creativa <strong>de</strong> las mismas. No es <strong>de</strong> extrañar<br />

que muchas <strong>de</strong> ellas asqueen al sujeto que está formándose<br />

en los años más caóticos y difíciles, como son<br />

los <strong>de</strong> la pubertad y adolescencia.<br />

Considérese que las preguntas convergentes se agotan<br />

muy pronto. La mayoría se acaban en su pura literalidad.<br />

En cambio, las preguntas creativas, analógicas, divergentes,<br />

nunca.<br />

Cierto pensamiento social, cautivo <strong>de</strong> las pretensiones<br />

uniformantes <strong>de</strong> la cultura, consi<strong>de</strong>ra que la creatividad<br />

es peligrosa, porque cultiva la divergencia, el ir en dirección<br />

distinta a la que marcan los cánones <strong>de</strong> la normalidad<br />

y <strong>de</strong> la colectividad, que es, en <strong>de</strong>finitiva, lo que<br />

algunos ilustrados consi<strong>de</strong>raban <strong>de</strong> los textos <strong>de</strong><br />

Rabelais. Kant mismo abominaba <strong>de</strong> las novelas porque<br />

conducían al ser humano a <strong>de</strong>spistarse <strong>de</strong> su verda<strong>de</strong>ro<br />

fin ontológico: lograr su autonomía ética mediante el<br />

ingente esfuerzo <strong>de</strong> la masa encefálica. Y las novelas, en<br />

este quehacer, servían <strong>de</strong> muy poco. La imaginación,<br />

como la creatividad, apenas contaron en el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong><br />

esa sensibilidad autónoma, producto en exclusiva<br />

<strong>de</strong>l cultivo <strong>de</strong> la racionalidad, y don<strong>de</strong> lo<br />

sentidos no tenían arte ni parte garantizada.<br />

No extrañará, por tanto, que uno <strong>de</strong> nuestros<br />

más consumados errores <strong>de</strong> perspectiva <strong>de</strong> la<br />

enseñanza <strong>de</strong> la lengua consista en que seguimos<br />

instalados en una lingüística <strong>de</strong> la lengua,<br />

en <strong>de</strong>trimento <strong>de</strong> una lingüística <strong>de</strong>l habla y<br />

procedimental. Por mucho que se diga, la enseñanza<br />

adolece <strong>de</strong> un verbalismo tan absorbente<br />

como autoritario, incompatible con cualquier<br />

aprendizaje placentero.<br />

Una pregunta convergente no va más allá <strong>de</strong>l texto; una<br />

pregunta creativa, en cambio, revoluciona el interior <strong>de</strong><br />

todo el individuo. En la pregunta convergente, el texto<br />

es el protagonista; en la pregunta creativa, el lector y el<br />

texto.<br />

La pregunta convergente rara vez produce placer; la<br />

pregunta divergente, por el contrario, te pone en su dispara<strong>de</strong>ro.<br />

La pregunta convergente está orientada a mo<strong>de</strong>lar el<br />

carácter <strong>de</strong>l individuo en función <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más; la pregunta<br />

creativa, en cambio, busca mo<strong>de</strong>lar al sujeto en<br />

clave personal, respetando su interioridad.<br />

La pregunta convergente se pasa el tiempo sancionando<br />

la corrección o incorrección <strong>de</strong> las respuestas; la pregunta<br />

divergente acepta la pluralidad <strong>de</strong> respuestas y ve<br />

en ellas un pretexto excelente para seguir indagando en<br />

lo que sabe y siente el lector.<br />

La pregunta convergente sanciona el error con <strong>de</strong>scalificaciones;<br />

la pregunta divergente aprovecha el error<br />

como un pretexto más <strong>de</strong>l aprendizaje.<br />

Está comprobado que, gracias a la divergencia<br />

individual, la sociedad alcanza las dosis necesarias<br />

para su cohesión interna, que es lo mismo<br />

<strong>de</strong>cir que su domesticación social. Sin la divergencia<br />

y la libertad creadora, la cohesión social<br />

sería una filfa. Para <strong>de</strong>cirlo plásticamente, el<br />

vicio -que siempre ha sido divergente-, ha<br />

hecho mucho más que la virtud para convertirnos<br />

en mejores ciudadanos.<br />

No pue<strong>de</strong> negarse que, si algo respeta el pensamiento<br />

divergente creativo, son los ritmos y peculiarida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l<br />

sujeto. Ante todo y sobre todo busca que el sujeto se<br />

encuentre a gusto consigo mismo, condición indispensable<br />

para po<strong>de</strong>rlo estar con los <strong>de</strong>más.<br />

En los procesos creativos lo importante es el flujo individual,<br />

lo que uno pone en ellos. Pero <strong>de</strong> ahí no se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong><br />

que la sociedad que<strong>de</strong> al margen y pierda un<br />

grado en su cohesión interna. Más bien suce<strong>de</strong> lo contrario.<br />

Está comprobado que, gracias a la divergencia<br />

individual, la sociedad alcanza las dosis necesarias para<br />

su cohesión interna, que es lo mismo <strong>de</strong>cir que su<br />

domesticación social. Sin la divergencia y la libertad creadora,<br />

la cohesión social sería una filfa. Para <strong>de</strong>cirlo<br />

plásticamente, el vicio -que siempre ha sido divergente-<br />

, ha hecho mucho más que la virtud para convertirnos<br />

en mejores ciudadanos. La persecución <strong>de</strong>l vicio ha<br />

cohesionado social, cultural y políticamente mucho más<br />

que la práctica <strong>de</strong> cualquier virtud.<br />

En resumen: la divergencia no nos aleja <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más;<br />

al contrario, nos acerca. El pensamiento divergente y<br />

creativo, también crítico, lo que hace es respetar las<br />

diferencias. Las diferencias nos marcan <strong>de</strong> modo particular.<br />

¿Qué mérito pue<strong>de</strong> haber en respetar a los que<br />

piensan y sienten como nosotros La gracia está en<br />

hacerlo con quienes son diferentes.<br />

Sé que la afirmación pue<strong>de</strong> resultar un tanto restrictiva,<br />

pero cabe asegurar que sólo el cultivo <strong>de</strong> un pensamiento<br />

divergente y creativo educa al sujeto. Un cultivo que,<br />

por supuesto, <strong>de</strong>bería adoptar un planteamiento interdisciplinar.<br />

Lo cual es, lo sé, más que un imposible, un<br />

milagro. Y no <strong>de</strong>l currículum, precisamente.<br />

.<br />

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