Castellano - Gobierno de Navarra
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Esta realidad pue<strong>de</strong> y <strong>de</strong>be ser modificada. Sólo hace<br />
falta un poco <strong>de</strong> trabajo y un mucho <strong>de</strong> entusiasmo. El<br />
cambio es posible. Hay cosas que pue<strong>de</strong>n funcionar<br />
mejor y sólo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la colaboración docente y la experiencia<br />
compartida podremos renovar la enseñanza. La<br />
soledad <strong>de</strong>l profesor no es buena para nada, incluyendo<br />
su salud mental.<br />
Por eso, y porque el movimiento se <strong>de</strong>muestra andando,<br />
quiero compartir mi experiencia con todos aquellos que<br />
sienten preocupación por la enseñanza <strong>de</strong> la Lengua.<br />
He utilizado los cinco cua<strong>de</strong>rnos <strong>de</strong> redacciones <strong>de</strong>l<br />
Método Explora en los dos ciclos <strong>de</strong> la ESO y en 1º <strong>de</strong><br />
Bachillerato. Todo comenzó hace tres años con dos grupos<br />
reducidos <strong>de</strong> apoyo <strong>de</strong>l primer ciclo.<br />
El Club <strong>de</strong> los investigadores sirvió para<br />
dar un enfoque diferente a la asignatura<br />
<strong>de</strong> Lengua <strong>de</strong> primero <strong>de</strong> ESO. Tenía<br />
alumnos que arrastraban una historia<br />
larga <strong>de</strong> fracasos en la enseñanza. Otros<br />
nunca habían logrado superar la materia<br />
en Primaria. Y el tercer grupo eran repetidores<br />
sin ganas <strong>de</strong> trabajar.<br />
Mis objetivos eran claros:<br />
a) interiorizar hábitos <strong>de</strong> investigación<br />
elemental a través <strong>de</strong> conversaciones<br />
orales con la familia,<br />
b) aumentar el vocabulario básico activo<br />
<strong>de</strong> los alumnos,<br />
c) elaborar composiciones narrativas y<br />
<strong>de</strong>scriptivas con coherencia, corrección<br />
y a<strong>de</strong>cuación,<br />
d) <strong>de</strong>ducir y compren<strong>de</strong>r el uso y función <strong>de</strong> las categorías<br />
gramaticales básicas.<br />
Los comienzos no fueron fáciles. Mi primera batalla fue<br />
hacerles compren<strong>de</strong>r que escribir no era sólo un juego.<br />
Que el trabajo previo <strong>de</strong> investigar, seleccionar y or<strong>de</strong>nar<br />
la información era imprescindible.<br />
Les costó bastante enten<strong>de</strong>r que la lengua escrita tiene<br />
sus leyes. Que sólo se pue<strong>de</strong> apren<strong>de</strong>r a escribir con<br />
corrección si antes se ha or<strong>de</strong>nado el pensamiento. Que,<br />
para hacerlo, hay que elaborar un esquema previo, respetar<br />
las reglas que aparecían en el método y ser organizado.<br />
Fueron días difíciles en los que las protestas y las preguntas<br />
se amontonaban.<br />
"¿Por qué tengo que tener una libreta". "¿Por que <strong>de</strong>bo<br />
repetir el esquema". "¿Qué más da si no sigo las normas".<br />
"¿Otro borrador"...<br />
Poco a poco, fuimos limando asperezas. Nos ayudó la<br />
temática <strong>de</strong>l cua<strong>de</strong>rno, que fomentaba la búsqueda <strong>de</strong><br />
información en fuentes orales cercanas: familia, amigos...<br />
Resultó entrañable el <strong>de</strong>scubrimiento, tras las preguntas<br />
a la familia, <strong>de</strong>l color <strong>de</strong>l primer cochecito, el primer<br />
regalo <strong>de</strong> cumpleaños, las primeras palabras. El<br />
abuelo era la fuente <strong>de</strong> los juegos antiguos. La madre y<br />
el padre contaban la historia <strong>de</strong> su noviazgo o los apodos<br />
<strong>de</strong> la familia. Hasta los tíos, amigos y vecinos se<br />
implicaron en las averiguaciones.<br />
Al acabar el trimestre, me confesaron algunos padres<br />
que, por vez primera, se habían sentido cómplices <strong>de</strong>l<br />
estudio <strong>de</strong> sus hijos. Aquello era bastante diferente <strong>de</strong><br />
los oscuros sintagmas y <strong>de</strong> los escurridizos<br />
monemas.<br />
El premio <strong>de</strong> mis alumnos fue comprobar<br />
que, tras cuatro, cinco y hasta más borradores,<br />
el escrito tomaba forma, mejoraba.<br />
Que eran capaces <strong>de</strong> escribir casi<br />
correctamente, sin faltas, sin incoherencias,<br />
siguiendo normas a<strong>de</strong>cuadas y creando<br />
su propio estilo. Se sentían protagonistas<br />
<strong>de</strong> su aprendizaje. A<strong>de</strong>más, sin<br />
darse cuenta, iban automatizando hábitos.<br />
El segundo trimestre fue más ligero.<br />
Aunque íbamos lentos, no nos importaba<br />
porque lo esencial era hacerlo bien. Eso<br />
ya lo tenían asumido.<br />
Yo también había entendido que las<br />
angustias por el dichoso programa no<br />
importaban. Estaba haciendo lo mismo que otros años<br />
<strong>de</strong> manera diferente y ellos parecían más interesados.<br />
Cuando una narración o una <strong>de</strong>scripción se resistía, leíamos<br />
algún texto y copiábamos i<strong>de</strong>as. El Principito <strong>de</strong><br />
Saint- Exupéry nos ayudó mucho. El "marciano", como<br />
lo llamaban algunos, pasó a formar parte <strong>de</strong> la clase<br />
como uno más. Algún alumno aún lo recuerda con cariño<br />
varios cursos <strong>de</strong>spués.<br />
En el tercer trimestre su vocabulario había aumentado,<br />
usaban el diccionario, planificaban, diferenciaban fuentes<br />
orales y escritas, sabían citarlas. Sus textos eran al<br />
menos coherentes y a<strong>de</strong>cuados. La corrección era un<br />
grado, y alguno hasta <strong>de</strong>scubrió que era creativo.<br />
Hicimos balance en junio y evaluamos la tarea. Ellos<br />
compararon sus primeros escritos con los últimos y <strong>de</strong>cidieron<br />
que el trabajo había valido la pena. Lo que no<br />
pudimos terminar fue la tarea <strong>de</strong>l verano. Ya sabían trabajar<br />
solos. Me llevé la agradable sorpresa <strong>de</strong> ver cua<strong>de</strong>rnos<br />
casi terminados en septiembre.<br />
Pero eso no fue lo más importante. Aquel grupo había<br />
funcionado <strong>de</strong> manera diferente. Sabían, por experiencia,<br />
la morfología y uso sintáctico <strong>de</strong> sustantivos, adjetivos,<br />
verbos, adverbios y conectores. Conocían sus fallos<br />
en puntuación y sabían solucionarlos. Narraban y <strong>de</strong>scribían<br />
aceptablemente y tejían textos <strong>de</strong> diecisiete líneas<br />
coherentes y a<strong>de</strong>cuados. A<strong>de</strong>más, se habían hecho amigos<br />
<strong>de</strong>l entrañable Principito.<br />
No menos gratificante resultó la relación personal con<br />
cada uno. Borrador a borrador, esquema a esquema,<br />
tropiezo tras tropiezo... hasta llegar al resultado final. Lo<br />
importante era llegar, no el número ni la intensidad <strong>de</strong><br />
los fallos. Aunque nos esforzábamos para que disminuyeran.<br />
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