No.106 - Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau
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Una enseñanza fundamental se <strong>la</strong> escuché <strong>de</strong>cir con mo<strong>de</strong>stia, pero con sabiduría, a los<br />
trabajadores <strong>de</strong> <strong>la</strong>s Prisiones: “Ninguna cárcel es buena”. Sin per<strong>de</strong>r <strong>de</strong> vista esa certeza, en<br />
<strong>la</strong>s cárceles cubanas hay realida<strong>de</strong>s que rompen los esquemas y muchos prejuicios. Para ser<br />
presidios <strong>de</strong> un país <strong>de</strong>l Tercer Mundo y para colmo bloqueado, se ven experiencias <strong>de</strong><br />
rehabilitación asombrosas, <strong>la</strong>mentablemente poco conocidas.<br />
Discutí mucho con <strong>la</strong>s autorida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> prisión sobre <strong>la</strong> necesidad <strong>de</strong> divulgar esos logros. No<br />
era <strong>la</strong> primera vez que hacíamos una gira por prisiones; en esta ocasión el hecho fue más<br />
publicitado, creo que para bien. Quizá por eso nuestra visita dio lugar a ciertas mejoras<br />
materiales, al menos en <strong>la</strong>s 16 cárceles que visitamos. El arte se genera en una parte<br />
inaprensible <strong>de</strong>l ser humano; en todos los presidios nosotros compartimos <strong>la</strong> escena con los<br />
reclusos y con los custodios. Allí <strong>de</strong>scubrimos aficionados con vocaciones muy fuertes.<br />
Hace poco leí que una orquesta sinfónica <strong>de</strong> Madrid había empezado a visitar algunas<br />
prisiones españo<strong>la</strong>s. Traté <strong>de</strong> seguir <strong>la</strong> secuencia, pero fue una noticia solitaria. Aún así me<br />
sirvió para pensar en <strong>la</strong> posibilidad <strong>de</strong> hacer lo mismo aquí, cuando superemos los <strong>de</strong>sastres<br />
que nos <strong>de</strong>jaron los ciclones.<br />
¿Cómo ve <strong>la</strong>s ten<strong>de</strong>ncias, los gustos y <strong>la</strong>s modas musicales <strong>de</strong> <strong>la</strong>s nuevas<br />
generaciones<br />
Creo que siempre he estado algo <strong>de</strong>sfasado respecto a algunas manías momentáneas. En mi<br />
juventud escribí una canción l<strong>la</strong>mada “Aunque no esté <strong>de</strong> moda”. El sábado pasado encendí <strong>la</strong><br />
televisión y, en un programa <strong>de</strong> horario este<strong>la</strong>r, vi un montón <strong>de</strong> caras completamente nuevas<br />
para mí. La ten<strong>de</strong>ncia musical que parece predominar es <strong>la</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong>rgos discursos sobre ritmos<br />
hipnóticos. Yo mismo tengo un hijo que hace rap. Él actúa en <strong>la</strong>s afueras <strong>de</strong> La Habana, en<br />
eventos medio c<strong>la</strong>n<strong>de</strong>stinos que hacen los jóvenes en <strong>la</strong>s p<strong>la</strong>yas. Me da igual el estilo que<br />
adopte, siempre que lo anime un espíritu artístico, como es su caso.<br />
Todas <strong>la</strong>s épocas tienen sus corrientes y <strong>de</strong>sagües. Lo valioso comienza confundido entre el<br />
montón, quemándose en el crisol <strong>de</strong> <strong>la</strong> perseverancia. Lamentablemente, no solo queda<br />
hojarasca en el camino; también caen talentos que no tuvieron suerte o <strong>la</strong> consistencia<br />
necesaria. Es muy importante que los jóvenes artistas se cultiven y que no paren <strong>de</strong> superarse.<br />
Las instituciones culturales <strong>de</strong>bieran estar llenas <strong>de</strong> personas cultas, <strong>de</strong> expertos <strong>de</strong>tectores <strong>de</strong><br />
talentos para prestar ayuda a los jóvenes.<br />
Los medios y <strong>la</strong>s nuevas tecnologías <strong>de</strong> <strong>la</strong> comunicación han hecho a Cuba más<br />
permeable a consumos que durante años se venían rechazando. Esto incluye a <strong>la</strong><br />
cultura. ¿En qué medida consi<strong>de</strong>ra estas influencias positivas y en qué modo le parecen<br />
negativas<br />
En lo personal veo como positivo lo que me libera, pero no a tontas y a ciegas, porque hay<br />
ensanchamientos que son anzuelos para incautos. Entiendo que Ud. me hab<strong>la</strong> <strong>de</strong> que <strong>la</strong><br />
tecnología pue<strong>de</strong> introducirnos hábitos <strong>de</strong> <strong>la</strong>s socieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> consumo y yo parto <strong>de</strong> que es<br />
necesario –inevitable– aprehen<strong>de</strong>r el mundo, con <strong>de</strong>fectos y todo. Por conocer <strong>la</strong> diversidad se<br />
llega a saber que no todo lo que hace otro es bueno para uno mismo. Tampoco es secreto que<br />
los l<strong>la</strong>mados “medios” suelen respon<strong>de</strong>r a los intereses que dominan.<br />
Las tradiciones –<strong>la</strong>s culturas, <strong>la</strong>s i<strong>de</strong>ologías– se <strong>de</strong>fien<strong>de</strong>n justificándose y <strong>de</strong>scalificando a<br />
quienes no acatan sus normas. Una característica <strong>de</strong> <strong>la</strong> l<strong>la</strong>mada “cultura occi<strong>de</strong>ntal” es su<br />
fanatismo por <strong>la</strong> tecnología. Los que no lucen el último artificio son vistos, al menos, con<br />
lástima. Pues yo no le encuentro sentido a <strong>la</strong> tecnología por <strong>la</strong> tecnología, y tampoco al<br />
consumismo <strong>de</strong>senfrenado. Son hábitos que están agotando los recursos y <strong>de</strong>jando sin futuro a<br />
nuestros hijos. Sin embargo, <strong>la</strong> tecnología pue<strong>de</strong> estar en función <strong>de</strong>l mejoramiento humano y<br />
<strong>de</strong> <strong>la</strong> forma <strong>de</strong> ser <strong>de</strong> cada cual.<br />
Décadas <strong>de</strong> bloqueos y restricciones pue<strong>de</strong>n propiciar <strong>de</strong>slumbramientos. Pero que podamos<br />
ser ingenuos no quiere <strong>de</strong>cir que <strong>la</strong> tecnología adolece <strong>de</strong> un pecado original. Porque <strong>la</strong><br />
inteligencia también pue<strong>de</strong> reformu<strong>la</strong>r los avances –cualquier conocimiento– en función <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
propia i<strong>de</strong>ntidad.