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Año 8 | Número 52<br />
JUNIO - JULIO 2014<br />
CONSEJO EDITORIAL<br />
Adolfo de Vincenzi<br />
Jorge González<br />
Luz Henríquez<br />
Antonio Dalto<br />
DIRECCIÓN<br />
Jorge González<br />
EDICIÓN<br />
Carla Pandolfo<br />
COORDINACIÓN<br />
Hugo Cayssials<br />
Melina Dorfman<br />
DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN<br />
Raúl Bruno | Preciada Imagen, Inc.<br />
FOTOGRAFÍA<br />
Silvana Sergio<br />
CORRECCIÓN<br />
Esteban Bertola<br />
COLABORAN EN ESTE NÚMERO<br />
Florencia Álvarez, Laura Berti, Juan Manuel Cibeira,<br />
Antonela de Alva, Horacio de Dios, Flora de la Iglesia,<br />
Eduardo Dubians, Marina García, Martín Garrido,<br />
Nancy Giampaolo, Silvia Hopenhayn, Ignacio Iraola,<br />
Nadia Koval, Roger Alan Koza, Christian Kupchik,<br />
Mauro López Oyanarte, Felipe Pigna, Gabriel Rolón,<br />
Lucila Rolón, Emilia Simison, Maximiliano Tomas,<br />
Mónica Tracey, Sergio Varela, Nando Varela Pagliaro<br />
y Gonzalo Villamayor.<br />
PUBLICIDAD Y REDACCIÓN<br />
Tel.: 4943-8219/22<br />
Patagones 2463 | c1282aca | CABA<br />
Correo: revistaquid@ilhsa.com<br />
Web: yenny-elateneo.com / Sección <strong>Quid</strong><br />
REVISTA QUID<br />
Grupo Ilhsa S.A. es propietaria de <strong>Quid</strong>, publicación de<br />
Yenny y El Ateneo. Queda prohibida la reproducción<br />
del contenido de esta publicación, aun mencionando<br />
la fuente.<br />
Los editores no son responsables por las opiniones<br />
vertidas por los colaboradores, entrevistados, las notas<br />
firmadas y el contenido de los mensajes publicitarios.<br />
Registro Nacional de la Propiedad Intelectual<br />
Nº 506670. ISSN 1669738-3.<br />
Distribución en locales Yenny y El Ateneo de la Ciudad<br />
de Buenos Aires, GBA e interior del país.<br />
Luke es un psiquiatra exitoso y padre de familia de 36 años. Un día descubre que<br />
su vida no tiene sentido y pone en manos de un par de dados todas sus decisiones.<br />
Al principio dejaba a su suerte si se acostaba con su vecina o no. Con el tiempo,<br />
deja que el azar decida cada una de las acciones de su vida. Más tarde, incluye los<br />
dados en las sesiones con sus pacientes y crea una terapia basada en el azar.<br />
Luke reflexiona: “Es un experimento sobre el cambio de personalidad, sobre la<br />
destrucción de la personalidad”, pero va más allá: “¿No soy maravilloso He dejado<br />
a Lil y mi trabajo para lanzar un dado y convertirme en un hombre totalmente<br />
aleatorio. Si tienes suerte, es posible que el dado me deje acabar esta conversación”.<br />
Los dados lo deciden todo.<br />
Su vida y el azar están íntimamente ligadas y llega a fundar la Religión del Dado.<br />
Hay merchandising (camisetas, llaveros, ropa de cama, etc.) y la moda no termina<br />
ahí.<br />
El hombre de los dados, fue escrito por George Cockcroft bajo el seudónimo de<br />
Luke Rhinehart, el protagonista de su novela. A partir de ella se montaron obras<br />
de teatro y se filmaron algunas películas en cine.<br />
El azar determinó cada una de sus decisiones; y tal vez, también lo haga en las<br />
nuestras, como dice Luke: “¡Ah, lector! No tendrías que haberme dejado nacer.<br />
Otros egos mordisquean aquí y allá, sin duda. Pero la pulga del Hombre de los<br />
Dados exige rascarse a cada momento: es insaciable. No volverás a vivir ni un solo<br />
instante más sin ese escozor”.<br />
Disfruten este nuevo número de <strong>Quid</strong>.<br />
Adolfo de Vincenzi<br />
Director General<br />
Grupo Ilhsa
MISCELáneas<br />
Adelanto<br />
Al cumplirse cinco años de la<br />
muerte de Michael Jackson,<br />
Caja Negra publica Jacksonismo,<br />
Michael Jackson como síntoma,<br />
una compilación de ensayos escritos<br />
por críticos musicales como<br />
Simon Reynolds, Ian Penman<br />
y Barney Hoskyns, entre otros.<br />
Este volumen se sumerge en la<br />
vida y la obra del rey del pop,<br />
que se convirtió en un síntoma<br />
cultural. Su compilador, Mark Fisher, es escritor y teórico<br />
especializado en cultura musical. Colabora en destacadas<br />
publicaciones además de ser el autor de K-punk, uno de los<br />
blogs más populares sobre teoría musical.<br />
Radiografía al día<br />
La nueva guía de Nueva York que acaba<br />
de publicar De Dios Ediciones tiene<br />
todo lo que hay que saber para visitar la<br />
gran manzana. En su prólogo a esta nueva<br />
edición, Julián de Dios escribe: “Viajé<br />
a New York por primera vez hace más de<br />
30 años, con mi padre, Horacio de Dios<br />
(…) él me dijo en aquel viaje: ‘New York es más un lugar en<br />
el tiempo que en el espacio’”.<br />
Una guía con todas las novedades, muchas escondidas, donde<br />
el dato preciso es fundamental para poder descubrirlas y disfrutarlas:<br />
hoteles boutique en los suburbios donde se puede<br />
dormir por cien dólares la noche, el increíble High Line Park,<br />
los bares ocultos, una guía completa de Brooklyn, donde los<br />
neoyorquinos van para descubrir “qué hay de nuevo”. Dieciocho<br />
distritos con mapas, cincuenta áreas de los diferentes barrios,<br />
restaurantes, alojamientos para todos los presupuestos,<br />
caminatas virtuales para elegir la más atractiva, y todo lo que<br />
hay que saber para descubrir una fascinante y actual Nueva<br />
York, más amigable y desacartonada.
LA RECOMENDACIÓN DEL LIBRERO<br />
Los análisis sobre la obra de Julio Cortázar aún no se agotan.<br />
Sus redefiniciones de ciertos géneros literarios se deben, en gran<br />
parte, a que para el autor, todo puede ser visto desde la óptica<br />
del azar.<br />
Kasner y Newman, en su libro Matemáticas e imaginación, explican:<br />
“Podemos predecir el movimiento<br />
de los planetas alejados a millones<br />
de kilómetros en el espacio, pero nadie<br />
puede pronosticar el resultado de<br />
arrojar una moneda o de tirar un par<br />
de dados. Eventos de esta categoría,<br />
y muchísimos más, los atribuimos al<br />
azar. Pero el azar es simplemente un<br />
eufemismo para la ignorancia. Decir<br />
que un evento está determinado por<br />
el azar equivale a decir que no sabemos<br />
cómo está determinado”. Pero,<br />
¿puede aplicarse esta lógica a la literatura<br />
Ambos autores afirman que en algunos casos sí y ponen<br />
como ejemplo los razonamientos de las novelas policiales. Sin<br />
embargo, si alguien tratase de aplicar premisas lógicas a la obra<br />
de Cortázar (como si se tratase de Conan Doyle, por ejemplo),<br />
llegaría rápidamente a la conclusión de que el rioplatense no<br />
considera las certezas como un valor mayúsculo en su literatura.<br />
Por el contrario, se diría que la búsqueda de no certezas resulta<br />
más apropiada para definir su estilo.<br />
La vuelta al día en ochenta mundos, por ejemplo, contiene<br />
ensayos y apuntes, realizados en diferentes momentos y sobre<br />
distintos autores. Reúne temáticas disímiles, relacionadas con<br />
el mundo del arte, la filosofía o la ciencia. Propone un orden no<br />
establecido de lectura. Quien tome el libro puede “hojearlo” y<br />
saltear páginas, dejándose seducir por títulos y tipografías. Esta<br />
asociación libre creará inesperadas discusiones y sentidos. Entonces,<br />
sería válido decir que en el libro la escritura y la lectura son<br />
consideradas como actos que el azar potencia. Introduciéndonos<br />
en esta idea, el autor cita en el prólogo a Lebel, un personaje de<br />
Duchamp, quien dice: “Todo lo que ve usted en esta habitación, o<br />
mejor, en este almacén, ha sido dejado por los locatarios anteriores;<br />
por consiguiente no verá gran cosa que me pertenezca, pero<br />
yo prefiero estos instrumentos del azar”.<br />
Por otro lado, Rayuela, su novela más importante, también es reconocida<br />
como un homenaje literario al más improvisado de los<br />
géneros musicales: el jazz. Desde su célebre inicio: “¿Encontraría<br />
a la Maga” se abre la puerta al mundo de las improbabilidades.<br />
Pero además, el establecimiento de una lectura asociada entre un<br />
orden lineal y uno no cronológico provoca que toda interpretación<br />
se multiplique incalculablemente.<br />
Lo fantástico en Cortázar también se relaciona con la lógica del<br />
azar. Por ejemplo, si lanzásemos cien veces una moneda al aire,<br />
casi podríamos afirmar que no caerá todas las veces del mismo<br />
lado. Sucede que, debido a que las probabilidades de que lo haga<br />
son ínfimas, desestimamos que pueda suceder. Pero estas probabilidades<br />
existen. Y ya que existen, también puede reconocerse<br />
que existe una realidad que aún no ha sido comprobada. En ella<br />
es donde habitan los cuentos fantásticos de Cortázar. Cuando el<br />
registro real cambia al fantástico, lo hace de manera tan natural<br />
e inexplicable que, como dicen Kasner y Newman, solemos creer<br />
en el azar.<br />
Mauro López Oyanarte<br />
UNA MIRADA SOBRE<br />
LOS JUEGOS EN EL<br />
NUEVO CONTEXTO<br />
TECNOLÓGICO<br />
Una investigación con base<br />
en entrevistas a niños y niñas<br />
sobre sus preferencias,<br />
elecciones, juegos y amigos.<br />
www.editorialcapin.com.ar
o8<br />
Nota<br />
de tapa
Todo es fruto del azar<br />
y la necesidad.<br />
Demócrito<br />
La semántica<br />
DEL AZAR<br />
Hasta que un día, asqueado,<br />
lo arriesga todo<br />
al ciego azar<br />
de una sola carta.<br />
William Faulkner<br />
Por Christian Kupchik*<br />
Una moneda se demora en el aire. Duda: cara o cruz. Y así<br />
desaparece… Los dados de Dios ruedan en la Tierra. Hay<br />
quien cree en el número mágico, lo alimenta, lo sueña,<br />
pone en sus manos su destino.<br />
Azar, contingencia, hado, sino, predestinación, acaso… Allí<br />
está la cifra que puede dar vuelta un camino señalado como<br />
único, el aliento inesperado capaz de romper de manera<br />
imprevista con las señales que indican una trayectoria definitiva.<br />
En el azar predomina la casualidad, sin intervención<br />
de la causalidad en la aparición de un fenómeno concreto.<br />
Hay ciertos hechos imposibles de explicar como resultado<br />
de uno o varios factores, sin embargo existe un determinismo<br />
que sostiene que siempre debe haber una causa, negando<br />
valor a la aleatoriedad. En el misterio de su esencia,<br />
quizá, radica la seducción que provoca su posibilidad.<br />
Anaximandro (610-546 a.C.) habló de la existencia de un<br />
estado primario de imperfección del cosmos conocido como<br />
el Caos (apeiron), que regía en el principio de los tiempos,<br />
y este estado, indefinido e infinito a partir del cual luego<br />
surgió el orden y la perfección de toda la realidad material<br />
conocida del universo, produjo así cierto equilibrio entre<br />
estos dos instantes antagónicos. El azar provoca un caos original<br />
al romper con un orden dado para crear otro posible.<br />
El origen de la palabra azar hay que buscarlo en el árabe,<br />
zahr, y su significado originario evoca la flor del naranjo e<br />
incluso del limonero (de allí, “azahar”). Luego pasó a designar<br />
la marca que daba la suerte en el juego de la taba,<br />
el hueso astrágalo de un mamífero mediano. De allí pasó<br />
a nombrar al dado, cuyo valor máximo (seis puntos) era<br />
representado por la flor invocada. Y en un nuevo giro, el<br />
significado de azar derivó como hoy lo conocemos: suerte,<br />
probabilidad, fortuna, imprevisibilidad o casualidad, ligado<br />
probablemente al alea latín.<br />
El azar ha dejado su marca ante todo tipo de eventos y<br />
circunstancias, desde episodios de la vida cotidiana a descubrimientos<br />
científicos, hallazgos deportivos o creaciones<br />
artísticas. Quizá una de las primeras irrupciones del azar en<br />
la literatura fue la que le impidió a Romeo enterarse de la<br />
estrategia de Julieta. El correo del padre Lorenzo que le informaba<br />
que Julieta iba a dormirse simulando estar muerta<br />
no llega a Romeo, ya que algunos en Mantua piensan que el<br />
mensajero puede contagiarlos de una enfermedad. ¿Acaso<br />
los asaltantes no debieron haberse informado mejor para<br />
salvar a los amantes No, porque el azar les había dado una<br />
misión.<br />
En Match Point, el film de Woody Allen, un anillo se balancea<br />
sobre el Támesis, en un salto que definirá la suerte<br />
de Chris, el protagonista asesino de Nola. Si el anillo hubiera<br />
caído al agua, otra habría sido la suerte de Chris, y la película.<br />
Del mismo modo, Paul Auster confiesa que al contestar<br />
afirmativamente la tercera llamada consecutiva que<br />
inquiría por la agencia de detectives Pinkerton y aceptar<br />
vivir naturalmente el error, la impostura dio lugar no sólo al<br />
origen de la Trilogía de Nueva York, sino a la totalidad de su<br />
o9
1o<br />
obra literaria en la que el azar, como se sabe, juega un rol<br />
fundamental. La clave hay que buscarla en que opera como<br />
fuerza transformadora del universo entero: “Ahora no podía<br />
hacer nada que no fuese una equivocación. Cualquiera que<br />
fuera su elección –y tenía que elegir– sería arbitraria, una<br />
sumisión al azar. La incertidumbre le perseguiría hasta el<br />
final”, escribe Auster. El azar en su obra aparece como un<br />
espacio donde se materializa la inevitable perplejidad del<br />
ser humano ante las peripecias de lo inesperado: existe una<br />
certeza, la de comprender que nada de lo que pueda hacer<br />
es más que una equivocación por la que el hombre cae en<br />
la cuenta de su condición vital. Si en la literatura clásica,<br />
con particular énfasis en las obras de los trágicos griegos, los<br />
protagonistas seguían las consignas del destino, la literatura<br />
moderna parece apuntar al azar y al error como los principales<br />
motores de las historias.<br />
Y si bien a menudo el azar arriba de manera inesperada y<br />
repentina, en otras ocasiones es procurado por herramientas<br />
que ayudan a su estímulo. A través de sus estudios de<br />
filosofía india y budismo zen a finales de los años 40, John<br />
Cage llegó a concebir la idea de una música aleatoria o bien<br />
controlada por el azar. Para ello se valió del I Ching o Libro<br />
de las Mutaciones, un clásico chino sobre eventos cambiantes,<br />
que en Cage se convertiría en una herramienta compositiva<br />
habitual (también fue una instrumento recurrente<br />
para el escritor de ciencia ficción Philip K. Dick, tal como<br />
lo expuso en la novela El hombre en el castillo). En diferentes<br />
trabajos de piano, como Music of Changes (1951), todo<br />
el material era compuesto exclusivamente a partir de los<br />
procedimientos del azar derivados a partir de los resultados<br />
que indicaba el I Ching. Otra serie de trabajos aplicaron<br />
procesos azarosos a música preexistente de otros compositores,<br />
como Cheap Imitation (1969), basado en Erik Satie,<br />
Some of “The Harmony of Maine” (1978), basado en Belcher,<br />
e Hymns and Variations (1979). Al utilizar procesos<br />
basados en el azar, Cage se proponía eliminar los gustos<br />
preexistentes del compositor o intérprete.<br />
En el campo literario quien también se destacó en abrir<br />
nuevos caminos por intermedio del azar fue Italo Calvino,<br />
pero no a través del I Ching sino de las cartas del Tarot.<br />
En El castillo de los destinos cruzados (1973), el italiano<br />
confiesa “que quiere ser una especie de máquina de multiplicar<br />
las narraciones partiendo de elementos icónicos de<br />
muchos significados posibles, como un mazo de tarots”. El<br />
escritor asume el azar y el rigor de las combinatorias como<br />
posibilidad abierta de la literatura, donde la palabra es un<br />
sueño que al pasar por quien la escribe lo libera y se libera.<br />
El yo imaginario del autor son todas las cartas del Tarot y al<br />
mismo tiempo es sólo una: la primera, el prestidigitador o<br />
ilusionista que desplaza, combina e intercambia un número<br />
específico de figuras que se encuentran en su tablado de<br />
feria. Sin embargo, cabe aclarar que este libro de relatos<br />
deja de lado la interpretación simbólica de los tarots, y sólo<br />
retiene la idea de que el significado de cada carta individual<br />
depende del lugar que ocupa en la sucesión de las cartas<br />
que la preceden y la siguen, por lo que a partir de dicha serie<br />
el autor se obliga a extraer pensamientos y asociaciones,<br />
de acuerdo a una iconología imaginaria. Incluso Calvino<br />
sugiere, en los comentarios últimos del texto, que con este<br />
nuevo experimento literario aparecieron todavía mayores<br />
dificultades en comparación a Las cosmicómicas: “Cada<br />
historia se hacía cada vez más complicada y concitaba una<br />
cantidad cada vez mayor de cartas, disputándolas a las otras<br />
historias a las que tampoco quería renunciar. Pasé así días<br />
enteros descomponiendo y recomponiendo mi puzzle, imaginaba<br />
nuevas reglas del juego, trazaba cientos de esquemas<br />
en forma de cuadrado, de rombo, de estrella, pero siempre<br />
quedaban fuera cartas esenciales y terminaban en el centro<br />
cartas superfluas, y los esquemas se complicaban tanto<br />
(adquiriendo a veces una tercera dimensión, volviéndose<br />
cúbicos, poliédricos) que yo mismo me perdía”.<br />
El juego, por decirlo de alguna forma, se asemeja a un<br />
crucigrama de las figuras del Tarot, donde cualquier secuencia<br />
puede ser leída en sentido vertical y horizontal. Lo<br />
interesante es que cada historia varía según el camino que<br />
se tome en las bifurcaciones, de tal manera que las cartas<br />
cambian de significado de acuerdo con el orden que se siga.<br />
El autor insinúa que el juego combinatorio, donde cada historia<br />
individual tiene múltiples posibilidades de combinarse<br />
con otras, da luz a infinitas vidas diversas. De esta manera<br />
el texto afirma la multiplicidad de las direcciones de sentido<br />
y se acerca al método conjetural: no hay respuestas seguras<br />
porque todo acto implica imaginación, y ella es en sí misma<br />
una construcción hipotética.<br />
El filósofo danés Søren Kierkegaard remarcó que un<br />
talento verdadero y natural tiene de su lado la suerte, no<br />
el azar. Ambos serían fenómenos distintos. La suerte es la<br />
confluencia de un factor histórico con un sujeto apto para<br />
hacerlo suyo e inmortalizarse juntos; es la confluencia de un<br />
tema con su justa objetivación, en el territorio estético que<br />
sea. El destino resulta algo ineludible: es el orden al que<br />
estamos sometidos desde el momento de nacer. A algunos<br />
los favorece con la suerte, a la mayoría nos somete al imperio<br />
del azar, en el cual sólo interviene un factor: la historia<br />
y el talento no se articulan. El azar es el destino en plena<br />
desarticulación, y no se abre a la mirada de los hombres. En<br />
virtud de la concepción kierkegaardiana acerca de la suerte<br />
y del azar, y considerando el papel que, según él, juega la<br />
ocasión en el proceso artístico, debemos suponer que tiene<br />
un papel diferente entre quienes están determinados por la<br />
suerte y quienes están determinados por el azar. En ambos<br />
tipos de creadores la ocasión está presente pero de modo
distinto, lo cual viene a corroborar el aserto de Kierkegaard,<br />
según el cual estamos sujetos al imperio de la fortuna.<br />
Borges, quizá a la manera de Calvino y también Kafka,<br />
aunque con mayor distancia irónica, asociaba el azar a<br />
las posibilidades del infinito. O mejor, quiebra uno de los<br />
fundamentos de lo real, su certeza de finitud, a partir de la<br />
imposibilidad de representación del infinito. De este modo,<br />
por ejemplo, en “Tlön, Uqbar, Orbis Tertius” las repeticiones<br />
se hacen interminables hasta su irrupción en lo real. En<br />
“Las ruinas circulares”, un hombre es soñado por otro hombre<br />
que a su vez lo será por otro, y este por otro, y así hasta<br />
el infinito, como infinitamente divisible será el espacio que<br />
impedirá que Aquiles alcance a la tortuga. En los versos<br />
de uno de los sonetos sobre el ajedrez se dibuja esta duplicación<br />
al infinito: “Dios mueve al jugador, y este, la pieza<br />
/ ¿Qué dios detrás de Dios la trama empieza / de polvo y<br />
tiempo y sueño y agonías”.<br />
Borges utiliza las teorías de los matemáticos Cantor y<br />
Gödel en su exposición del concepto del infinito. Al contrario<br />
que la tradicional idea del infinito como un número<br />
inimaginablemente grande, Georg Cantor introdujo al final<br />
del siglo XIX los números transfinitos, representados por<br />
el número que denominó aleph. Y es precisamente en “El<br />
Aleph” donde Borges nos acerca al infinito de otra manera:<br />
todos los puntos coinciden en uno. E insiste con lo mismo a<br />
lo largo de su obra. En “El jardín de los senderos que se bifurcan”,<br />
todos los tiempos coinciden sin excluirse, fundando<br />
de este modo una nueva espacialidad y una nueva temporalidad.<br />
Borges dice: “Lo que llamamos azar es nuestra<br />
ignorancia de la compleja maquinaria de la causalidad. Esa<br />
compleja maquinaria incluiría en sí todo lo que el orden<br />
normal excluiría: lo falaz, el crimen, lo infinito”.<br />
Sheldon Cooper, uno de los científicos/nerds que protagoniza<br />
la popular y magnífica serie The Big Bang Theory, decide<br />
entregarse a los designios del azar para no ver forzada su<br />
brillante mente analítica a tener que resolver sobre situaciones<br />
domésticas y cotidianas que enturbian los sentidos afectados<br />
a planteos superiores. De este modo, intenta resolver<br />
sobre lo banal, como qué plato elegir, qué camisa llevar o<br />
cualquier otra situación mundana, simplemente arrojando<br />
un cubilete con dados. El azar decidiría por él y de esa<br />
forma no se vería forzado a distraer su inteligencia. Sólo se<br />
encontró con un pequeño inconveniente: el azar no siempre<br />
coincidía con el deseo que, según parece, lo enturbia todo.<br />
Incluso, la semántica del azar<br />
* ESCRITOR, TRADUCTOR y PERIODISTA, ha publicado varios libros de poesía y<br />
editó la colección Planeta Nómade sobre literatura de viajes. Aparecieron los<br />
títulos El camino de las damas, La ruta argentina, En busca de Cathay y Las huellas<br />
del río, todos en Editorial Planeta. También la antología En la vía - Relatos<br />
desde un tren y Relatos de París.
12<br />
El<br />
señalador<br />
Creer, lo que se dice creer, la verdad es<br />
que mucho no creemos. Pero al parecer<br />
nos encanta desoír el segundo mandamiento,<br />
y jugar a inventar dioses. Lo hacemos<br />
permanentemente. De este lado<br />
del mundo, Maradona es Dios y Messi,<br />
el Mesías. Del otro lado, por ejemplo,<br />
Clapton puede ser Dios, como aseguraban<br />
aquellos grafitis de la Londres<br />
de la década del 60. Si cada uno goza<br />
de la libertad de inventarse su propio<br />
panteón, el mío estaría probablemente<br />
regido por un tipo llamado John Cheever<br />
(1912-1982).<br />
Seguro lo conocen: Cheever escribió<br />
novelas notables como Bullet Park, Falconer<br />
o Esto parece el paraíso pero, sobre<br />
todo, es autor de decenas de relatos<br />
en los que ha elevado el nivel del género<br />
a alturas que dan un poco de vértigo.<br />
De tantos que se han dedicado al oficio<br />
de imaginar historias breves desde fines<br />
del siglo XIX, pocos han dejado una<br />
huella imborrable en la tradición cuentística<br />
(¿la escritura del Dios), y Cheever<br />
merece figurar en ese selecto grupo<br />
junto a nombres como los de Chéjov,<br />
Kafka, Borges, Hemingway o Rulfo.<br />
Cheever, como todo narrador en pleno<br />
dominio de las herramientas de su oficio,<br />
sabía que debía evitar incurrir en lo<br />
que se conoce como “deus ex machina”:<br />
la arbitrariedad utilizada como recurso,<br />
tan recurrente en malas películas y<br />
Mi Dios tampoco<br />
juega a los dados<br />
Por Maximiliano Tomas*<br />
series televisivas. ¿Pero dónde trazar el<br />
límite entre lo que puede ser considerado<br />
una arbitrariedad y lo que vendría a<br />
ser el factor azar En literatura, se trata<br />
de una cuestión de lógica interna, pero<br />
también de verosimilitud, o de “efecto<br />
de verdad”.<br />
Tomemos como ejemplo uno de los<br />
relatos más celebrados de la obra breve<br />
de Cheever, “El marido rural”. En esta<br />
historia, donde seguimos la vida de<br />
Francis Weed durante algunos días, se<br />
encuentran condensados los temas y<br />
los ambientes de la mayor parte de sus<br />
cuentos: la clase media suburbana de<br />
los Estados Unidos, la hipocresía que<br />
sostiene la fachada familiar, el alcohol<br />
y sus efectos corrosivos, la infidelidad,<br />
el sexo y la doble moral, la memoria<br />
de la guerra y la humillación, la belleza<br />
física y los problemas que puede ocasionar<br />
obedecer ciegamente al deseo.<br />
Las escenas del texto se desarrollan una<br />
tras otra sin respiro, como encadenadas<br />
por el azar o un destino inescrutable:<br />
el accidente aéreo del protagonista, el<br />
regreso a casa, la caída amorosa, la traición<br />
y la posterior redención. La calma<br />
que, luego de la tormenta, cae como un<br />
manto sobre todos.<br />
¿Pero acaso hay algo azaroso en la envidiable<br />
construcción de este relato,<br />
repleto de personajes que se esfuman<br />
poco después de aparecer, y en el que<br />
suceden tantas cosas en apenas treinta<br />
páginas como en una novela Evidentemente<br />
no. Cuando solía dar clases de<br />
literatura, Vladimir Nabokov enseñaba<br />
este texto a sus alumnos. Y precisamente<br />
escribió acerca de “El marido rural”:<br />
“La historia constituye en realidad una<br />
novela en miniatura bellamente narrada,<br />
de modo que la impresión inicial de<br />
demasiadas cosas sucediendo al mismo<br />
tiempo se ve finalmente redimida por la<br />
satisfactoria coherencia a la hora de ordenar<br />
sus correlaciones temáticas”. Las<br />
palabras clave aquí son “coherencia” y<br />
“correlaciones”.<br />
Albert Einstein mantuvo durante años<br />
una disputa con otros grandes físicos<br />
que aseguraban, siguiendo algunas de<br />
sus teorías, que la base estructural de<br />
nuestro universo es caótica y desorganizada.<br />
El origen del mundo que habitamos<br />
y sus alrededores es el caos (o el<br />
azar) y hacia ese mismo caos nos dirigimos.<br />
Fue en una de las intervenciones<br />
de ese largo debate en las que acuñó<br />
aquella frase que fue resumida en un<br />
famoso epigrama: “Dios no juega a los<br />
dados con el universo”. Einstein se refería<br />
a que, sin ser una persona religiosa,<br />
en el fondo él creía en la existencia de<br />
una ley y un orden último.<br />
Esta suerte de demiurgo que Cheever<br />
demostró ser en sus mejores relatos<br />
también lo cree. Después de leer “El<br />
marido rural” una y otra vez sabemos<br />
que todo lo que sucede en la vida de<br />
Francis Weed, su protagonista, responde<br />
a una o a varias causas. Que su<br />
devenir no es producto del azar, a pesar<br />
de que muchas veces lo parezca. Por<br />
supuesto que no se trata de causas evidentes,<br />
Cheever es lo suficientemente<br />
diestro como para hacer que el lector<br />
deba buscarlas en los resquicios de la<br />
trama. En lo dicho y en lo no dicho.<br />
Que el sentido de los actos y sus derivaciones<br />
sea esquivo tiene que ver con<br />
otra cosa: en esa incertidumbre descansa<br />
nada menos que el secreto de la<br />
mejor literatura<br />
* Editor literario, crítico y periodista cultural.
Tema de tapa<br />
uno / cine<br />
Escena de Al azar de Baltasar, de Robert Bresson (1966)<br />
LOS Simpatizantes del viento<br />
Por Roger Koza*<br />
14<br />
Una sentencia tan precisa como enigmática: “Ningún vencedor<br />
cree en el azar”. La declaración proviene de un aforismo que<br />
pertenece a ese libro feliz y feroz titulado La gaya ciencia, de<br />
Friedrich Nietzsche. Como sucede con cualquier aforismo su<br />
fuerza semántica no radica en el silogismo. El aforismo concluye,<br />
su conclusión es directa y sus premisas, por decirlo cinematográficamente,<br />
permanecen en fuera de campo. No sabemos<br />
cómo llegó el pensador a semejante veredicto. La frase enuncia<br />
y se agota en su enunciación, como si fuera un relámpago en el<br />
discurso.<br />
También podríamos decir lo opuesto: “Ningún perdedor cree<br />
en el azar”. La inversión de la fórmula sugiere una vecindad entre<br />
ambas actitudes pero con alguna diferencia. En principio, el<br />
aforismo original y su enunciación contraria remite a un modelo<br />
de interpretación de la conducta, a una forma de revisión que<br />
se pone en juego frente a situaciones extremas o importantes.<br />
La pregunta frente a un accidente no suele recaer en una interrogación<br />
sobre qué debe hacerse frente a él sino más bien en<br />
querer saber por qué el acto en cuestión ha sucedido. La desgracia<br />
invita a una indagación inevitable por el sentido. “Todo<br />
sucede por algo” es la fórmula delirante que suele ordenar el<br />
malestar, la inquietud y el dolor. Se cree que si un evento trágico<br />
tiene algún sentido determinado, el descifrarlo conjura la<br />
sinrazón y naturaleza gratuita de él. Por eso, frente a estas cuestiones,<br />
siempre se cita al viejo sabio de la física: “Dios no juega<br />
a los dados”. Si Einstein lo dijo debe ser verdad.<br />
Los vencedores, efectivamente, se creen elegidos. El coronel,<br />
el político, el líder deportivo miran al cielo como si tuvieran<br />
una conexión directa con otra dimensión que influye en su rendimiento.<br />
Es un empujón que no corresponde exclusivamente<br />
a la voluntad propia. En ese gesto se invoca a otro poder. Es el<br />
plus metafísico de los atletas y estadistas. Ellos ponen lo suyo,<br />
pero existe una ayuda que no es enteramente de este mundo.<br />
Los perdedores, efectivamente, creen que sus desgracias constituyen<br />
una prueba de aprendizaje. La mala suerte es solamente<br />
una apreciación superficial, ya que existen razones que deben<br />
descubrirse para entender el fracaso y la decadencia. El perdedor<br />
asume su culpa, pero suele dotarla de un sentido. Habría<br />
entonces un plan, pero él o ella no estuvo a la altura de las circunstancias.<br />
La reparación consiste así en entender el mensaje<br />
secreto del error y actuar en consecuencia. El equívoco es un<br />
desvío, jamás una naturaleza.<br />
En las comedias románticas, los amantes casi siempre se sienten<br />
elegidos. No es el azar la fuerza que los reúne sino una<br />
especie de predestinación insensata que dadas ciertas circunstancias<br />
permite el encuentro entre un hombre y una mujer. La<br />
gran mayoría de las comedias románticas tienen un enemigo<br />
difuso pero identificable: el azar. En verdad, nada está librado<br />
al acaso, porque el amor de la vida presupone destinación. Los<br />
amantes solamente deben saber oír el lenguaje del corazón; el<br />
error consiste en desoírlo. El credo de los amantes es el de muchos:<br />
“Todo pasa por algo”.
La domesticación del azar es una tara metafísica que tiene<br />
siglos. Como si fuera un mantra visceral se repite un principio<br />
hasta el adoctrinamiento: el mundo no puede ser fruto del azar,<br />
menos aún la Historia, que nos conduce colectivamente hacia<br />
algún lugar mejor. He aquí, indirectamente, una función no<br />
declarada del cine desde sus inicios: el relato cinematográfico<br />
reproduce y valida una racionalidad de todos los actos en su<br />
conjunto. El encadenamiento de secuencias no es azaroso.<br />
Todo lleva a un lugar. De aquí se desprende ese gesto que<br />
tanto molesta al histérico y al pastor del sentido último de las<br />
cosas cuando alguien revela el final de una película. El placer<br />
por los finales, nuestra fijación por elevar el desenlace de una<br />
película como criterio último de su ingenio responde secretamente<br />
al imperativo metafísico que lleva al asentimiento de<br />
que todo pasa por algo. Los finales suelen operar una suerte<br />
de demostración de que así tenían que ser las cosas, como si<br />
en ese tiempo final el hilo conductor pudiera develarse por<br />
completo. Es que el relato es una forma de ordenar los eventos<br />
cotidianos, como si estos necesariamente respondieran a una<br />
lógica orientada a cumplir con un plan. ¿No será por eso que<br />
los finales abiertos irritan al espectador metafísico El bellísimo<br />
epílogo de Like Someone in Love, de Abbas Kiarostami, molesta<br />
justamente porque más que concluir su relato lo detiene abruptamente.<br />
El novio de la heroína arrojará una piedra a la ventana<br />
de la casa del viejo que se ha “acostado” con su novia. La piedra<br />
rompe el vidrio, y justo ahí empiezan los créditos. No solamente<br />
la ventana se viene abajo sino también el contrato poético<br />
por el cual se espera en la resolución de cualquier relato refrendar<br />
una forma de clausura de la que se predica un sentido.<br />
Filmar es siempre planificar un encuentro con el azar. La cámara<br />
sin guión registra el devenir, el paso del tiempo sin telos. Una<br />
vez que se elige un tema y un espacio, el guión organiza qué y<br />
cómo filmar un evento y producir una experiencia. Narrar constituye<br />
una forma de enlace entre acontecimientos en búsqueda<br />
de un sentido. El famoso guión de hierro no solamente remite<br />
al trabajo a conciencia de conjugar la palabra, los actos y la psicología<br />
de los personajes en un sistema coherente de representación.<br />
Es también una forma de expulsar el azar como fuerza<br />
que trastoca tanto el plan de rodaje como la ilustración de una<br />
idea y su desarrollo. Todo lo que está frente a cámara tiene que<br />
remitir a una idea central y alinearse a un concepto rector. He<br />
aquí uno de los problemas que el cine deberá enfrentar en los<br />
próximos años: la preeminencia de las nuevas series televisivas<br />
determinan una nueva modalidad de poéticas: la escritura<br />
colectiva del guión, instancia que está por encima del registro.<br />
Dos o tres guionistas piensan absolutamente todas las variables<br />
de un relato; la puesta en escena se dirime tan sólo en cómo<br />
ilustrar ese texto plural sin fisuras. Escribir sobre lo real para<br />
que lo real no interfiera en lo más mínimo.<br />
Hay algo singular en cierta tradición del documental. Películas<br />
como Hacia el sur, de Van der Keuken; Historia del viento, de<br />
Joris Ivens; Figuras de guerra, de Sylvain George; y Conforme<br />
avanzaba, ocasionalmente veía breves vistazos de belleza,<br />
de Jonas Mekas, por citar solo algunos títulos, se construyen a<br />
partir de detectar y apropiarse del azar como método para mirar<br />
el mundo circundante. O dicho de otro modo: el azar debe<br />
considerarse como materia real de la puesta en escena. Lo que<br />
el cineasta busca es estar abierto a lo caótico y a la sorpresa. La<br />
cámara sería entonces un radar, un detector de fenómenos que<br />
tienen lugar sin aviso. El cineasta sale a buscar, como si fuera<br />
a pescar. Espera, observa, registra. Conforme al movimiento<br />
de lo real él se dispone. Van der Keuken busca de esa forma<br />
la otredad; Ivens consigue filmar el viento que jamás avisa su<br />
recorrido y aparición; George se mimetiza con la marcha de los<br />
indocumentados para retratarlos; Mekas captura la inesperada<br />
belleza en lo cotidiano; los cineastas aquí nombrados van hacia<br />
la experiencia, no la producen mas la reciben. Se preparan para<br />
perseguir lo imprevisible. En Figuras de guerra, una vez que<br />
George es uno más con sus personajes y viaja con ellos descubre<br />
la insólita práctica de los inmigrantes que borran con fuego<br />
sus huellas digitales para evitar el reconocimiento informático<br />
de los sistemas de control policial. Ese pasaje define la totalidad<br />
de la película, un hallazgo que no puede ser siquiera imaginado<br />
en el trabajo previo a un rodaje.<br />
Pero el azar no es necesariamente prerrogativa del documental.<br />
Los grandes cineastas de ficción saben dejar cierto espacio<br />
indefinido y susceptible a lo abierto. Es que el cine no empieza<br />
en la palabra sino en un contacto indefinido y extraño con lo<br />
real. Robert Bresson tenía razón: “el viento sopla donde quiere”.<br />
Es decir: el cineasta (o todos los simpatizantes del azar)<br />
sabe(n) que lo aleatorio es el indicio de un signo viviente para<br />
una película.<br />
Una de las grandes películas de Bresson es justamente Al azar<br />
de Baltasar. ¿Quién es Baltasar Un burro. ¿Es posible entonces<br />
hacer un film cuyo protagonista es un cuadrúpedo de mala<br />
fama Sí. La vida de un animal no solamente refleja la vida de<br />
los hombres sino que toda su trayectoria por el mundo, funciona<br />
como una alegoría (anti)metafísica acerca de cómo una vida<br />
cualquiera depende del contexto donde tiene su desarrollo. El<br />
burro y sus circunstancias.<br />
Lo que ocurre con Baltasar es lo que pasa con todos nosotros:<br />
sus circunstancias fuerzan una forma de adaptación. En sus<br />
primeros dueños, los hijos de un campesino lo tratarán con<br />
amabilidad. Baltasar juega con los niños casi como si se tratara<br />
de un juguete viviente. Los primeros planos de una mano acariciando<br />
al burro destilan una ternura ausente en el mundo. De<br />
ahí en adelante, el burro pasará de un amo a otro, y su vida, en<br />
cierto sentido, estará signada por la crueldad de los hombres.<br />
En la montaña, rodeado de ovejas, Baltasar dejará de existir. Tal<br />
vez se trate de la muerte más extraordinaria jamás vista en la<br />
historia del cine.<br />
Lo que hace Bresson es intensificar el carácter azaroso de todos<br />
los actos que se encadenan sin motivos y determinan la vida del<br />
burro. Bresson se abstiene incluso, siendo él un hombre de fe,<br />
de introducir la gracia, la única fuerza espiritual fuera del alcance<br />
del azar que puede detener el choque infinito de actos que<br />
no responden a ningún elemento externo a su propia dinámica.<br />
Invocar a los dioses de antaño para recuperar el encanto perdido,<br />
postular un guión invisible que explique el mundo y el<br />
destino de todos sus entes, derrotar la ignominia de la evolución<br />
que no va hacia ningún lado y que no tiene al hombre como sus<br />
protagonista exclusivo, acciones simbólicas frente a un malestar<br />
y una sospecha asociado a lo aleatorio. El azar es la intrusión de<br />
un elemento salvaje en el seno de cómo miramos e interpretamos<br />
la vida. Inesperada paradoja: tal vez el azar no sea otra<br />
cosa que el reverso antipático de un valor del que nadie duda:<br />
la libertad<br />
* CRÍTICO DE CINE de La voz del interior, Córdoba. Publicó El inconsciente de las<br />
películas, ed. Brujas. Programador del Festival de Cine de Hamburgo.<br />
15
Acerca de sufrimientos y<br />
de castigos divinos<br />
Opinión<br />
Por Lic. Gabriel Rolón<br />
16<br />
Un hombre dobla a la derecha y encuentra<br />
la muerte. Quizás si hubiera<br />
doblado a la izquierda hubiera hallado el<br />
amor. Ese y no otro es el milagro de la<br />
vida y quizás eso que llamamos decisión<br />
no sea más que el hecho de entregarnos<br />
a las manos caprichosas del azar.<br />
El azar supone la idea de que no hay<br />
voluntad ni divina ni humana que rija<br />
nuestro destino, sino que se trata sólo<br />
de la intromisión de lo imprevisto, de<br />
algo que parece carecer de toda lógica y<br />
sentido.<br />
Esta idea ha obsesionado desde siempre<br />
al ser humano. Todos desearíamos poder<br />
controlar la vida y encontrarle una coherencia<br />
al universo. Muchas películas<br />
utilizan la inquietud de lo azaroso como<br />
arcilla para generar tensión y misterio.<br />
Pienso, por ejemplo, en El efecto mariposa,<br />
Corre, Lola, corre o en la recientemente<br />
estrenada Cuestión de tiempo.<br />
En esta última, un joven descubre que<br />
todos los hombres de su familia tienen<br />
el poder de volver en el tiempo a alguna<br />
situación de su vida para modificar algo<br />
y corregir las consecuencias de sus actos.<br />
Entusiasmado por esto que parece<br />
ser una bendición, utiliza esta potestad<br />
para encontrar el amor, compartir momentos<br />
con su padre muerto o evitar<br />
una tragedia.<br />
Pero luego descubre que no hay magia<br />
que no tenga un precio y finalmente<br />
opta por dejar de usar esta aptitud y<br />
vivir directamente cada día de su vida<br />
como si lo estuviera haciendo por segunda<br />
vez, pensando ante cada paso cuáles<br />
serán los efectos de sus decisiones.<br />
Intentar controlar el azar es ni más ni<br />
menos que negar la esencia de la vida,<br />
aquello que hace que nuestros corazones<br />
se aceleren ante la duda y el misterio.<br />
Es esperable, e incluso sano, que alguien<br />
planifique lo que desea para su<br />
futuro, que se esfuerce en lograrlo y emprenda<br />
el camino que conduce hacia sus<br />
proyectos. Pero hemos de entender que<br />
a pesar de todo lo que hagamos y de lo<br />
mucho que pongamos de nosotros mismos,<br />
siempre habrá una cuota de algo<br />
que no podremos manejar, una sorpresa<br />
que a veces tomará la forma de una injusticia<br />
y otras de un milagro.<br />
Por eso creo que la vida de cada uno es<br />
la consecuencia de esa mixtura entre<br />
lo que desea, el esfuerzo que haga por<br />
conseguirlo y esa pizca azarosa que<br />
aguarda en cada esquina.<br />
Dijo Sartre que somos lo que hacemos<br />
con lo que hicieron de nosotros. Agregaría<br />
que somos también la manera en<br />
la que enfrentamos lo inesperado; esas<br />
circunstancias que a veces parecen condenarnos<br />
injustamente pero que otras,<br />
por suerte, abren las puertas de cielos<br />
que ni siquiera nos habíamos animado a<br />
soñar<br />
“Quizás eso que<br />
llamamos decisión no<br />
sea más que el hecho<br />
de entregarnos a las<br />
manos caprichosas<br />
del azar”
18<br />
Entrevista<br />
uno
“Mi país<br />
me da vergüenza ”<br />
Almudena Grandes es una de las escritoras españolas más leídas en su país y en el mundo. Sus temas<br />
favoritos son los más comprometidos de los que ya casi nadie quería hablar en España y lo está volviendo<br />
a hacer gracias a ella y sus notables novelas: El corazón helado, Inés y la alegría, El lector de Julio Verne<br />
y la última, la que la trajo a nuestra Feria del Libro, Las tres bodas de Manolita. El que sigue es un diálogo<br />
imperdible con Felipe Pigna, en el que hablaron, por supuesto, de historia<br />
Por Felipe Pigna<br />
–¿Cree que en España se ha instalado desde los pactos<br />
de La Moncloa una política de la desmemoria Hay una<br />
especie de contrapolítica de memoria más exactamente. Ese ha<br />
sido siempre el tema más complicado en la historia de la democracia<br />
reciente, porque fue como la asignatura pendiente de la<br />
transición. La democracia española se fundó con un pecado original,<br />
una fragilidad congénita, que es su relación con el pasado.<br />
Todo lo que fue la transición, que bueno, la imagen que se vendía<br />
a los españoles era que íbamos a trazar entre todos una raya<br />
en el suelo, íbamos a hacer como que pasábamos al otro lado de<br />
la raya y que ya no había pasado lo que había pasado. Una propuesta<br />
un poco infantil, como los niños que no quieren pensar<br />
en monstruos para no tener pesadillas.<br />
–¿Qué papel jugó la izquierda española en ese proceso<br />
La izquierda española se integró a la democracia con muy mala<br />
conciencia, porque de alguna forma ahora ya se puede ver, no<br />
era tanto ganas de no poner problemas, como asumir hasta<br />
cierto punto la versión de los vencedores. Cuarenta años de<br />
dictadura implican cuarenta años de versión oficial. Entonces<br />
tanto el Partido Socialista como el Partido Comunista aceptaron<br />
ese invite absurdo y que además iba en contra de su propia tradición<br />
y en contra de su propio orgullo, y de hecho el PC pagó<br />
un precio muy alto por eso, porque desapareció, prácticamente,<br />
era el partido más importante de la oposición, había sido el partido<br />
que había sostenido casi en solitario la oposición y cuando<br />
renunció a esa tradición de alguna forma se hundió.<br />
–¿Y la Ley de Memoria histórica Muy tarde el gobierno de<br />
Zapatero hizo un tímido intento de desarrollar una ley, la ley de<br />
la memoria histórica, para arreglar un poco, normalizar un poco<br />
la situación española y cuando llega la derecha al poder lo que<br />
hace es paralizar eso. Por eso yo no creo que sea una política de<br />
desmemoria, sino más bien de contramemoria, de desmontar<br />
lo poco que se había hecho. Es una situación muy rara, España<br />
es un país muy raro, un país muy anormal y este es un aspecto<br />
específicamente anormal. Es un país muy anormal que no lo<br />
sabe, o que por lo menos nunca ha reconocido en público ni ha<br />
analizado en público su anormalidad y bueno, periódicamente<br />
aflora este tema porque es un tema que no está resuelto.<br />
–¿Qué es lo más anormal de esa anormalidad española<br />
Bueno, yo creo que España ha sido un país anormal desde<br />
1945. Nosotros nunca hemos ido a la misma velocidad que el<br />
resto de Europa, ni en la misma dirección, pero sobre todo<br />
nunca a la misma velocidad. En el primer tercio del siglo XX<br />
éramos los más modernos de Europa, luego, durante cuarenta<br />
años, fuimos los más antiguos; luego, durante los últimos treinta<br />
años, volvimos a ser los más modernos. Pero cuando en España<br />
hubo una guerra, en Europa no había guerra. En España<br />
ganó la guerra el aliado de los que la perdieron en Europa. Y la<br />
anormalidad definitiva se consagra en 1945 cuando los aliados<br />
deciden contrariar una máxima latina universal, que es la que<br />
dice que el amigo de mis enemigos es mi enemigo y deciden<br />
conjugarla diciendo el amigo de mi enemigo es mi amigo. Entonces,<br />
en contra de lo que se ha creído mucho tiempo y de<br />
lo que se ha dicho mucho tiempo, los máximos responsables y<br />
sostenedores de la victoria de Franco y la dictadura fueron las<br />
democracias, porque a políticos como Churchill los demócratas<br />
españoles les gustaban mucho menos que Franco, porque<br />
era la democracia más progresista de Europa.<br />
–¿La transición consagra de alguna manera esa anormalidad<br />
¡Claro! Porque es verdad que hubo una guerra, hubo<br />
guerras, en los años centrales del siglo XX. Entonces en los<br />
países de Europa se dan unas condiciones que en España no<br />
19
2o<br />
se dieron, es decir, se funda la democracia sobre la tradición<br />
antifascista, se rompe expresamente con el fascismo. Eso en España<br />
no se dio y hay una cosa todavía más sangrante, que es lo<br />
que tiene que ver con la novela que escribí ahora, la que acabo<br />
de publicar, que es que en España, después de la guerra, no ha<br />
llegado la paz. En toda Europa después de la guerra hubo un<br />
momento virulento de revancha con colaboracionistas colgados,<br />
fusilamientos, eso duraba unos meses normalmente y luego llegaba<br />
la paz. Y la paz implica políticas de reconciliación nacional,<br />
políticas asistenciales, políticas de integración y reformulaciones<br />
del país, una reformulación para que quepan todos y todos se<br />
integren y en España no pasó eso.<br />
–¿Cuáles son las fuentes históricas que utiliza para escribir<br />
sus novelas Estudié Historia en la Universidad, tenía la<br />
sensación de que yo sabía bastante, tenía que documentar un<br />
par de temas y decidí que iba a leer un poco para refrescarme<br />
la memoria y, como no es lo mismo tener veinte años que cuarenta,<br />
lo primero que descubrí fue que no sabía nada y a partir<br />
de ahí me enganché con la historia contemporánea como se<br />
enganchan los niños con los video juegos. Fue como una fila de<br />
fichas de dominó, que la primera tira la siguiente y pum pum<br />
pum. Cada libro que leía me obligaba a leer cuatro más, cada<br />
uno de esos cuatro me obligaba a leer cuatro más y me metí en<br />
una especie de bucle obsesivo del que no he acabado de salir<br />
todavía, pero ahora de vez en cuando puedo leer novelas americanas,<br />
durante años no pude. Leía de todo, leía historia, leía<br />
novelas, leía ficción, leía memorias, contemporáneas, de aquella<br />
época, del exilio, del interior, o sea, leía de todo.<br />
–Y ahí, además de documentarse sobre la guerra civil,<br />
se habrá sorprendido por esas notables historias de la<br />
posguerra… Sí, en ese proceso me fui encontrando con una<br />
serie de historias que eran historias de la posguerra y no sabía<br />
muy bien qué hacer con ellas, las fui apuntando en un cuaderno,<br />
acabé El corazón helado, no sabía muy bien qué hacer y de<br />
repente pensé: “si yo lo que sé hacer son novelas”. Y contar la<br />
posguerra tiene un sentido y es que, por todas estas anomalías<br />
de las que hemos hablado antes, en España la posguerra fue<br />
mucho más cruel que la guerra.<br />
–¿Por qué Fue mucho más cruel porque la guerra ya se sabe<br />
que es una calamidad, es un horror incomparable, pero tiene<br />
una fecha de caducidad en el horizonte. El problema es que<br />
la posguerra tuvo caducidad en España, nunca llegó la paz y la<br />
posguerra nunca se acababa, entonces para mucha gente fue<br />
mucho más cruel la posguerra que la guerra. Lo que descubrí<br />
es que los españoles vivíamos encima de una mina de oro,<br />
debajo de los pies tenemos un filón de historias que contar,<br />
de personajes, de misterios que nunca se resolverían. Yo, ante<br />
todo, soy escritora. Mi compromiso fundamental es con la literatura,<br />
mi obligación es escribir buenos libros, y a mí aquello<br />
me sedujo ante todo porque para un narrador la sensación de<br />
que ha descubierto un filón es irresistible y entonces me pareció<br />
que era muy buena idea, y me quedé aquí y estoy contenta.<br />
–¿Hasta dónde llegaba esta represalia contra los hijos de<br />
los “rojos” vencidos Hasta muy lejos. En Manolita… hay<br />
una historia verdadera, otra historia que nadie sabe –ahora,<br />
cuando publico el libro, cuando voy con Las tres bodas de Manolita,<br />
todo el mundo me dice “yo no sabía nada de lo de los niños…”–.<br />
Esa historia, que es una historia real, a mí me la contó<br />
una persona real, que aparece en el libro con su nombre y apellido,<br />
que me vino a ver un día en un acto político, un homenaje<br />
a los represaliados, y me preguntó qué sabía yo de los niños<br />
esclavos del franquismo, me contó esta historia de que ella había<br />
ido a un colegio de Bilbao y la habían hecho trabajar en vez<br />
de darle educación y que además a su hermana pequeña, que<br />
la habían separado de la hermana mayor, sí la habían educado…<br />
–Nada menos que los “ángeles custodios”… Claro, eran<br />
ángeles custodios de aquella manera. La hermana tenía nueve<br />
años. Supongo que las monjas pensaron que merecía la pena<br />
invertir en niñas de nueve años, aleccionarlas y adoctrinarlas.<br />
Pero ella tenía catorce y a las niñas de su edad las hacían trabajar.<br />
Entonces, me contó esa historia terrible, que yo jamás<br />
podría haberme inventado, y fíjate que yo tengo muy mal concepto<br />
del franquismo pero así y todo me parecía demasiado<br />
increíble. Ella me contaba que llegó a pesar treinta y siete kilos,<br />
que tenía anemia perniciosa, que estuvo dos años sin bañarse,<br />
dos años sin tener la regla, dos años sin salir a la calle. Yo le pregunté:<br />
“¿tú no tenías un pariente de tu hermano, de tu madre,<br />
aunque sea un tío, que pudiera ir a buscarte, que te llevara”.<br />
Y ella me dijo: “tú no entiendes, yo no podía salir del colegio<br />
hasta que mi madrastra saliera de la cárcel”. Y eso me resultaba<br />
muy difícil creérmelo. Entonces investigué un poco e Isabel<br />
tenía razón.<br />
–¿Cuántos niños estaban en esa condición de represaliados<br />
Había casi once mil niños bajo la tutela del patronato<br />
de redención de penas. Y esos niños, efectivamente, estaban<br />
vinculados en su destino al destino de sus padres. De tal forma<br />
que los hijos de los rojos redimían la pena de sus padres. Eso es<br />
una monstruosidad jurídica descomunal. Es una barbaridad tan<br />
grande que parece mentira, bueno, pues es otra cosa que tampoco<br />
se conoce y que tampoco se sabe y la historia de Isabel es<br />
muy dura porque la hacían trabajar en esas condiciones y porque<br />
era una niña doblemente explotada porque en el negocio<br />
de coger hijos de presos para los colegios era el Estado quien<br />
pagaba una cantidad para su manutención y si te gastabas la mitad<br />
en alimentarle lo demás te lo quedabas tú. Pero en el caso<br />
de estas niñas es una explotación doble y es una barbaridad,<br />
quiero decir que es otra historia terrorífica de la posguerra que<br />
nadie sabe en España.<br />
–¿Qué sabemos ahora de los niños desaparecidos o apropiados<br />
en España Los niños desaparecidos empezaron a<br />
desaparecer –los niños robados, decimos nosotros– gracias al<br />
mismo decreto que permitió meter a Isabel en ese colegio. Fue<br />
un decreto muy polifacético, que se publicó el 23 de noviembre<br />
del 40. Entonces, ese fue el que permitió robar niños también<br />
y hacer todas estas cosas. El tema de los niños robados a mí me<br />
parece muy interesante porque el hecho de que llegara hasta<br />
los años 80, el hecho de que llegara más allá de la transición,<br />
revela muy bien lo que es un país que ha vivido cuarenta años<br />
de dictadura, hasta qué punto una dictadura es un régimen vil,<br />
que envilece a sus ciudadanos y crea estructuras de miedo, de<br />
terror, de impotencia, que se perpetúan más allá de su vida.<br />
Porque el negocio de los niños robados al principio era robar
los niños de las presas políticas. En Madrid había una cárcel,<br />
la Prisión de Madres Lactantes, a la que las presas procuraban<br />
no ir, porque aunque allí tenían camas y tenían cunas, se sabía<br />
que cuando un niño caía enfermo no volvía. Entonces preferían<br />
tener a los niños en la cárcel de mujeres o dárselo a su hermana<br />
o a quien fuera que se quedara con él. Y eso es una práctica<br />
sistemática que empezó a escasear cuando las presas políticas<br />
dejaron de tener niños. Eso fue un gran negocio en los años 40.<br />
Luego ya en los 50 las presas de la guerra eran más mayores y<br />
llevaban toda la vida presas así que no había más niños y las que<br />
ingresaban pues ya era otro tema.<br />
–¿Cómo continuó el nefasto negocio Para mantener vivo el<br />
negocio empezaron a robar niños a mujeres indefensas, mujeres<br />
solas y sobre todo mujeres marcadas, porque eso les daba una<br />
especie de coartada moral, de que se le podía robar un niño a<br />
una prostituta, se le podía robar un niño a una mujer separada,<br />
se le podía robar el niño a una madre soltera. Ellos, como para<br />
justificarse entre ellos, tomaban este tipo de decisiones y esa<br />
práctica llegó hasta los 70 por una razón: porque en España a<br />
una mujer sola, que entraba sola en un hospital y venía un médico<br />
o venía un cura o una monja a decirle “tu hijo se ha muerto”<br />
no se le ocurría dudar, no se le ocurría protestar. Porque lo<br />
que tenía adelante era la autoridad y eran muchas décadas de<br />
sometimiento y muchas décadas de humillación. Este negocio,<br />
que era muy buen negocio, se acabó en los primeros 80, porque<br />
cambió la actitud de los españoles. Entonces, eso es un tema<br />
lamentable, tristísimo y atroz, pero que da también muy bien la<br />
medida de lo que es una dictadura, de cómo se moldea la conciencia<br />
de la gente. Esta monja monstruosa que vivía en Madrid<br />
y ya murió, se llamaba Sor María, ella decía: “este me la voy a<br />
quedar yo porque total no te lo mereces y tú ya tienes uno. Y<br />
como protestes te vamos a quitar el otro” y cosas así.<br />
–¿Usted se define como republicana ¿Siente que España<br />
está preparada para terminar con la monarquía en algún<br />
momento Es que yo creo que la monarquía española también<br />
es anormal, o sea, tenemos un rey que fue el heredero de<br />
un dictador, elegido por un dictador, nombrado heredero por<br />
unas cortes, por un Parlamento –por un seudoparlamento– que<br />
obedecía los designios del dictador. Y aparte de eso, el gran problema<br />
que había con el tema del republicanismo era que una<br />
de las grandes victorias del franquismo fue siempre convertir a<br />
las víctimas en culpables, eso lo consiguieron hacer muy bien.<br />
Los franquistas se rebelaron contra un Estado legítimamente<br />
constituido y lo primero que hicieron fue decir que todos los<br />
republicanos eran reos de rebelión, porque la rebelión había<br />
sido proclamar la república. Y entonces, a partir de ahí, le dieron<br />
la vuelta a todo. Y consiguieron convencer o instaurar en la<br />
opinión pública durante generaciones la conciencia de que la<br />
república había sido la causante de la guerra, cuando en realidad<br />
la república fue la víctima de la guerra. Eso está muy claro,<br />
es muy demostrable, y los historiadores no tienen la menor<br />
duda. Pero la república, en España, hace unos años tenía esa<br />
fama tormentosa de régimen aventurero que podía traer una<br />
catástrofe. Sin embargo, en los últimos años la monarquía se ha<br />
degradado tanto por sus propios errores, que la percepción de<br />
la república cambió. Creo que los defensores de la monarquía<br />
ya son muy pocos, a lo mejor de la monarquía como institución<br />
son más, pero creo que a Juan Carlos ya no le quedan defensores,<br />
sobre todo por el caso de Urdangarin, el yerno, que<br />
ha robado dinero público y su hija, que está igual de pringada<br />
que él, aunque el fiscal haga todo lo posible por no implicarles.<br />
Entonces, la república se ve de otra manera, se ve con mucha<br />
más normalidad, que es como se tiene que ver, como un estado<br />
alternativo.<br />
–¿Y cómo está España hoy Fatal. España está fatal. A ver,<br />
en este momento en España hay varias crisis concomitantes.<br />
Creo que la económica es la menos grave de todas. Porque es la<br />
única que se va a resolver sola. O sea, que sea económica se resolverá<br />
cuando suba la bolsa, cuando baje no sé qué, cuando los<br />
inversores no sé cuantitos y cuando tal. Pero en España misma<br />
hay una crisis moral muy importante y una crisis institucional<br />
que tiene que ver con la falta de confianza de los ciudadanos<br />
en las instituciones y con la desafección de los ciudadanos a las<br />
instituciones, empezando por la monarquía.<br />
–¿Qué opina de los juicios que se les están haciendo en<br />
la Argentina a los torturadores franquistas Hombre, pero<br />
me parece muy vergonzoso, por un lado, a mí me da mucha<br />
vergüenza mi país, y muy conmovedor, por otro lado, por lo que<br />
tiene de fenómeno de solidaridad internacional. En España<br />
tenemos un refrán que a mí me gusta mucho que es “hoy por<br />
ti y mañana por mí”, eso me parece muy conmovedor y muy de<br />
agradecer. Pero, sobre todo, me da mucha vergüenza. Mi país<br />
últimamente me da mucha vergüenza.<br />
–¿Cómo se siente en nuestro continente latinoamericano<br />
A mí, irme dos días a Londres me da mucha más pereza<br />
que irme a Ecuador una semana. Yo creo que Europa es un<br />
continente en decadencia. Es normal. Hemos estado en la<br />
cresta de la ola muchos siglos. Pero sobre todo es un continente<br />
viejo y de viejos y un continente muy anquilosado y muy acomodado<br />
en su bienestar, muy egoísta, muy poco curioso, muy<br />
poco interesado en lo que pasa en el resto del mundo. En ese<br />
sentido yo creo que en España somos unos privilegiados por<br />
formar parte también de la comunidad americana, por la lengua<br />
y por estar en dos sitios a la vez. Y a mí me parece que América<br />
Latina es un continente que lo que transmite es mucha energía<br />
y mucho entusiasmo<br />
21
Entrevista<br />
dos<br />
Rodrigo Fresán<br />
“Cada vez me gusta<br />
más escribir<br />
23<br />
y menos ser<br />
escritor”<br />
Por Christian Kupchik
24<br />
Al ser consultados sobre sus deseos cuando adultos, los<br />
niños argentinos pueden variar entre una infinidad de<br />
posibilidades, como convertirse en estrellas de rock,<br />
doctores, bomberos, casi con seguridad en futbolistas europeos<br />
(sic) e incluso en astronautas. Pero lo que resulta<br />
casi imposible es que alguno conteste que su deseo es “ser<br />
escritor”. Rodrigo Fresán (Buenos Aires, 1963) parece ser<br />
la excepción. Lector y voraz, a partir de su primer libro,<br />
Historia argentina, se convirtió en un actor indispensable<br />
de la literatura argentina de los 90, ya desde la narrativa<br />
como en el periodismo cultural, pero siempre reivindicando<br />
su rol como escritor. En aquella década dejó como<br />
testimonio de su fecundidad cinco títulos que marcaron<br />
–a veces de manera controvertida– el panorama literario<br />
nacional. En 1999 partió a Barcelona, donde reside desde<br />
entonces, y su obra se hizo más morosa, más rica, de largo<br />
aliento. Luego de nueve años volvió al país para presentar<br />
en la Feria del Libro su última novela, La parte inventada,<br />
en la que un escritor (“el Escritor”) se plantea su crisis<br />
existencial entre su vida y la creación. Al día siguiente de<br />
esa presentación, Fresán recibe a <strong>Quid</strong> satisfecho de la<br />
experiencia: “Fue muy divertida… En un momento dado,<br />
se levantó una señora mayor en la sala y comenzó a gritar:<br />
‘¡Yo fui su maestra de primer grado!’. ‘¡Señorita Rosita!’,<br />
respondí. ‘¡Sííí!’, gritó ella. Pero lo que quería saber era<br />
otra cosa: ‘¿Fue importante lo que te enseñé’. Bueno, me<br />
enseñó a escribir, técnicamente hablando, así que fue más<br />
importante que lo que me pudo haber dejado cualquier<br />
escritor. La gente estaba azorada”.<br />
–Historia argentina apareció en 1991. A 23 años de<br />
distancia, ¿cómo ve en retrospectiva su historia personal<br />
como escritor, luego del éxito de aquel primer<br />
libro Me considero muy afortunado porque no reniego<br />
de mis obras. Algunos escritores eliminan los primeros<br />
libros de su bibliografía o no permiten su reedición. No<br />
es mi caso. Es tan especial para mí Historia..., que uno de<br />
los epígrafes es la carta de Gerald Murphy a Scott Fitzgerald<br />
que dice: “Sólo la parte inventada de nuestra historia<br />
–la parte irreal– ha tenido alguna estructura, alguna<br />
belleza”, cosa en que no había reparado hasta el momento<br />
en que La parte inventada estaba por ingresar a imprenta.<br />
Entonces ahí sí, dije: “Oh, qué curioso”. Aunque no es tan<br />
curioso... Por lo general, no establezco demasiadas diferencias<br />
entre mis libros. Es como recorrer los diferentes ambientes<br />
de una casa a la que no conozco del todo, de la que<br />
voy abriendo habitaciones y prendiendo luces para pensar<br />
en volver a visitar y que, en definitiva, es la mía. Me siento<br />
privilegiado por tener desde el principio un mundo propio.<br />
Hay escritores que demoran mucho en encontrarlo.<br />
–Además de las formas (Historia argentina es un<br />
libro de relatos, en tanto los últimos son novelas de<br />
largo aliento), se nota también un cambio en el tono,<br />
más allá de la lógica identidad del estilo… Sí, aunque<br />
no pienso demasiado en la cuestión del género: creo que<br />
mis libros de cuentos son novelísticos y mis novelas cuentísticas,<br />
pero sí es cierto que hubo una modificación. Tuve<br />
una experiencia radical y decisiva como lector antes de escribir<br />
Esperanto, quizá mi despedida de ese primer Fresán<br />
al que le gustaba más patinar sobre el hielo, por decirlo<br />
así: un verano leí entero En busca del tiempo perdido y<br />
ya nada fue lo mismo. Ahí se modificó por completo mi<br />
genoma creativo, creo que a cualquiera le puede ocurrir…<br />
Lo que ocurre también –y lo cuento en La parte inventada–<br />
es que antes, al escribir, se me ocurrían tramas, en<br />
tanto que ahora se me ocurren frases. Entonces se da un<br />
movimiento invertido en mi creación: debo buscar tramas<br />
que se adecuen a esas frases, cuando antes era al revés.<br />
–En algún momento afirmó que La parte inventada<br />
es una suerte de celebración de la lectura, y lo que<br />
vino como consecuencia de Proust fue La velocidad<br />
de las cosas, título algo profético que anunciaba un<br />
cambio también en la forma de la lectura… Sí, creo<br />
que La parte inventada forma un díptico con La velocidad…,<br />
y quizá en veinte años escriba otra cosa que forme<br />
una trilogía con estos dos. Todo escritor ansía una trilogía<br />
en su vida. En efecto, anuncia un cambio en la lectura<br />
que se dio, definitivamente para mal. Esto es algo en lo<br />
que insistió mucho la prensa española en relación al libro,<br />
porque los periódicos parecen buscar en los escritores algo<br />
que los remita a la realidad, ya que la ficción por sí misma<br />
no parece ser digna de figurar en un diario. Entonces, se<br />
puso mucho énfasis en la diatriba del personaje contra los<br />
soportes electrónicos, que no es un tema que me preocupe<br />
tanto. Hay que tomar en cuenta que antes para mí los escritores<br />
eran semidioses y ahora son dioses caídos en desgracia,<br />
y el protagonista, el Escritor, es bastante patético.<br />
En consecuencia, le busqué un enemigo tonto, y no puede<br />
existir enemigo más tonto que Twitter donde lo máximo<br />
que puedes expresar se resume a ciento cuarenta caracteres,<br />
o Facebook, que te hace creer en amigos imaginarios.<br />
Su gran enemigo, en verdad, es el vacío creativo que le<br />
impide escribir. Buscar razones para no escribir es absurdo.<br />
Grandes obras de la literatura universal se han escrito<br />
a la luz de la luna en campos de concentración. Siempre se<br />
puede escribir algo.<br />
–Lo cierto es que, recurriendo a Freud, hoy la novela<br />
parece ocupar el lugar del malestar en la cultura:<br />
obliga a otros tiempos, otras formas de procesar la
información… Sí, es cierto. Un libro muy interesante en<br />
este sentido es The Shallows: What the Internet is Doing<br />
to Our Brains, de Nicholas Carr. Allí se habla puntualmente<br />
del efecto de Internet a la hora de leer. Y la verdad<br />
es que no pasan cosas buenas. Yo vivo en un sitio que no<br />
tiene muy buena recepción de Internet ni wi-fi, lo que me<br />
obliga a consultar diccionarios o enciclopedias y eso está<br />
bueno: a veces uno busca una palabra en el diccionario y<br />
descubre que la que está abajo es interesante, y posiblemente<br />
la que está arriba también lo sea. Cuando uno la<br />
busca en Internet encuentra esa palabra y nada más, y ojalá<br />
que sea precisa la definición porque tampoco hay ninguna<br />
garantía. A veces por curiosidad entro a alguno de esos<br />
blogs de cultura, y me asombra la capacidad de toxicidad,<br />
maledicencia y odio que existe. Un comentario elogioso<br />
genera otros tres, pero uno crítico da lugar a un ejército<br />
de hordas salvajes pidiendo sangre, como en el Coliseo<br />
romano. En fin, creo que Internet está algo sobrevalorado:<br />
toda esa apología de surfear a mí no me representa ninguna<br />
novedad, los escritores vivimos surfeando, pasando de<br />
una cosa a la otra, incluso mucho antes de la existencia de<br />
Internet.<br />
25
26<br />
–Eso queda de manifiesto en ciertos íconos que aparecen<br />
en su obra, no sólo literarios sino musicales<br />
(hay todo un capítulo dedicado a Pink Floyd)… Sí,<br />
aunque he de reconocer que tanto la música como el cine<br />
son territorios de los que me he apartado un poco. Puedo<br />
comentar el próximo disco de Bob Dylan, pero el de Neil<br />
Young, hmmm, no lo sé, ya estamos grandes…<br />
–¿Y qué significa ser contemporáneo hoy ¿Respecto<br />
a si yo soy contemporáneo No tengo idea… Sí sé que soy<br />
lo opuesto a lo que mucha gente piensa de mí. Estoy continuamente<br />
leyendo autores del siglo XIX o XVIII. Ocurre<br />
que también la lectura rabiosa de autores anglosajones<br />
actuales se ha potenciado por una de mis ocupaciones:<br />
soy lector de esa literatura para una editorial. Es distinto<br />
a lo que me ocurría antes, donde leía con la voracidad de<br />
quien vive en la Argentina y quiere comerse el mundo.<br />
Pero siempre jugué a dos bandas; a mí me causan mucha<br />
gracia esas etiquetas que te ponen periódicamente y son<br />
como esas calcomanías que pegan mal y se caen, como<br />
“mediático”, “planetario”, “narrativista”, “escritor periodístico”,<br />
etc. Después leés los libros y te das cuenta que esas<br />
etiquetas no significan nada. Pero bueno, yo me resigno a<br />
seguir pagando la terrible afrenta de haber publicado un<br />
primer libro exitoso, lo cual no se perdona nunca. Tendrán<br />
que pasar dos o tres generaciones para ser disculpado.<br />
–A lo largo de su última novela, el Escritor parece<br />
estar obligado a tener que elegir entre el arte y la<br />
vida, lo que reenvía de algún modo a aquella célebre<br />
opción que plantea Faulkner: “entre la pena y la<br />
nada…”. ¿Se le presentaron estas opciones Sí, aunque<br />
me parece que entre la pena y la nada, Faulkner optaba<br />
después por el whisky. Creo que se puede ajustar más<br />
la pregunta, que la opción vital para un escritor no está<br />
dada por elegir entre la vida o la obra, sino por tener hijos<br />
o no. Incluso he elaborado cierta teoría al respecto, me he<br />
convertido en un gran observador de escritores sin hijos…<br />
Considero que un escritor que no tuvo hijos en cierto sentido<br />
no envejece, son una suerte de Peter Pan, y eso puede<br />
ser muy bueno y muy ventajoso en muchas cosas. Hay otra<br />
especie similar, que son los escritores que tuvieron demasiados<br />
hijos pero con muchas mujeres distintas, son como<br />
eternos adolescentes. No voy a dar nombres… Esto lo viví<br />
como una cuestión central. Tuve a mi hijo a los 43 años, y<br />
la verdad es que quería tener un hijo pero a la vez dejaba<br />
pasar un poquito más de tiempo y ya cruzaba la frontera<br />
(obviamente, mi mujer de un modo mucho más tangible<br />
por cuestiones biológicas). Y es claro, la llegada de un<br />
hijo te modifica por completo todo un sistema de valores.<br />
Mientras uno no los tiene puede pensar: no voy a tener<br />
hijos sino libros, no voy a tener amores, sino musas. Es un<br />
tipo de pensamiento juvenilista, no infantil, porque creo<br />
que lo infantil es más sabio…<br />
–¿Y a Borges cómo lo catalogaría ¡Es muy interesante<br />
la pregunta! No lo he pensado, pero en realidad siempre<br />
digo que Borges es como Hal 9000, es una computadora y<br />
no un ser humano. También es posible que se trate más de<br />
una cuestión generacional, que abarca más a los escritores<br />
que van de los 50 en adelante, los que se formaron en la<br />
generación del 60. Mis padres me tuvieron muy jóvenes y<br />
quizás por eso nunca dejaron de ser hijos.<br />
–En los 90 publicaba casi un libro por año, en tanto<br />
que entre los tres últimos hay una distancia de casi<br />
cinco o seis años. ¿A qué se debe El gran cisma para<br />
mí fue cuando entre Esperanto y La velocidad de las cosas<br />
pasaron tres años, eso me pareció una eternidad. Ahora<br />
me parece que no fue nada… Creo que tiene que ver con<br />
diversas causas. Por un lado, hay cierta fatiga de materiales.<br />
Por otro, en sintonía con lo que estábamos diciendo,<br />
un hijo te lleva a otras zonas de diversión que antes estaban<br />
sólo en la escritura. Y la tercera razón y quizá la más<br />
importante, es que ahora disfruto más de escribir. Mi<br />
protagonista en un momento de la novela dice: “Cada vez<br />
me gusta más escribir y menos ser escritor”. Es una frase<br />
a la que suscribo. La función social del escritor o lo que se<br />
supone que tiene que hacer para ser escritor, la verdad no<br />
me interesa.<br />
–Ha cultivado la amistad de Roberto Bolaño, quien<br />
incluso le dedicó un cuento (“El gaucho insufrible”,<br />
que da título al libro), y que se ha convertido en una<br />
suerte de fenómeno cultural, una especie de “boom”<br />
en sí mismo. ¿Qué cosas rescata como primordiales<br />
de esa amistad Es curioso, pero nada que tuviera que<br />
ver con la literatura. Es muy bueno coincidir en la amistad<br />
con un escritor cuando los dos ya están formados y seguros<br />
de su camino. Se crea una relación sana, más pura. En lo<br />
personal, no tengo una compulsión competitiva, nunca he<br />
salido a ganarle nada a nadie en la vida ni me preocupan<br />
esas cosas y Roberto tampoco era así. Lo que más rescato<br />
es el recuerdo de un gran amigo que era un tremendo<br />
escritor con el que hablábamos de la vida. Lo único que<br />
hacíamos en relación a nuestra actividad era comprar libros<br />
juntos. Pero nunca leí un manuscrito suyo ni él uno<br />
mío. Sólo me preguntaba si en alguna de mis obras morían<br />
niños, y si tenía una respuesta afirmativa me amenazaba<br />
con no leerlo. Me decía: “Ya verás cuando seas padre, no<br />
te quedarán más ganas de hacer esa hijaputez. Nunca<br />
se mata a un niño, ni siquiera en la ficción”. Además era<br />
un tipo muy divertido. Creo que él y Alan Pauls son las
personas con las que más me he reído en mi vida. Era un<br />
gran tipo Roberto, con una característica que ya no abunda<br />
mucho: te decía y le decía a cualquiera lo primero que<br />
se le pasaba por la cabeza, muchas veces se excedía en la<br />
generosidad y otras en la crueldad.<br />
–Acaba de presentar La parte inventada. ¿Ahora<br />
cuál es la parte por inventar Estoy escribiendo dos cosas<br />
en este momento. Por un lado una novela “histórica”,<br />
que creo se puede relacionar de algún modo con Jardines<br />
de Kensington (dedicada a James Matthew Barrie, autor<br />
de Peter Pan), no por tener un personaje real sino porque<br />
transcurre en la realidad, y luego me pasó algo curioso.<br />
Mientras escribía esta novela la “voz” del personaje de La<br />
parte inventada se me metía todo el tiempo. Entonces,<br />
para sacármelo de encima, estoy escribiendo “la parte<br />
reinventada”, una suerte de bonus track en el que intento<br />
purgar lo que queda de esta novela ya publicada<br />
27
Entrevista<br />
tres<br />
Una religión<br />
sin Dios<br />
28<br />
El escritor chileno Alejandro Zambra acaba de publicar Mis documentos,<br />
una antología con once relatos sobre temas muy variados.<br />
Hay textos atravesados por la relación entre padres e hijos;<br />
el Chile de los años ochenta y el actual; la memoria y los recuerdos de la infancia;<br />
las dinámicas de pareja y la frustración; un tratamiento para dejar de fumar<br />
e interesantes reflexiones sobre la lectura<br />
Por Nando Varela Pagliaro<br />
“Los cigarros son los signos de puntuación de la vida. Ahora<br />
vivo sin puntuación, sin ritmo. Mi vida es un tonto poema<br />
de vanguardia”, escribe en “Yo fumaba muy bien”. “El<br />
título del libro suena como a algo muy personal, pero esa<br />
carpeta está en los computadores de todo el mundo. Todos<br />
tenemos esa carpeta y esa ilusión de vida propia”, dice el<br />
autor de Bonsái.<br />
Sobre su último libro, pero también sobre la clase media,
29<br />
la crítica literaria, los límites en la escritura y la posibilidad<br />
de transformarse en director de cine, hablamos en esta<br />
entrevista con uno de los narradores más destacados de su<br />
generación.<br />
–Pedro Mairal cuando completa la tarjeta de embarque<br />
prefiere poner que es docente antes que poeta<br />
o escritor. Le parece que poniendo docente queda<br />
menos sospechoso. En su caso varias veces declaró
3o<br />
que prefiere pensarse como lector antes que como<br />
escritor, ¿por qué a muchos de su generación les<br />
cuesta asumirse como escritores Creo que al decir<br />
eso, Pedro Mairal demuestra algo que yo siempre he<br />
pensado de él: que en el fondo es chileno. Pero yo tengo<br />
un par de amigos que en la papeleta ponen poeta, por joder,<br />
o quizás porque afuera suena mejor poeta chileno que<br />
narrador chileno.<br />
–En “Camilo”, uno de los once relatos de Mis documentos,<br />
recurre al fútbol como manera de relacionarse,<br />
como un lugar de encuentro entre padre e<br />
hijo, ¿piensa que la literatura puede llegar a ocupar<br />
ese lugar o eso es imposible Creo que la literatura es<br />
un lugar de encuentro. Siempre lo ha sido y siempre lo<br />
será. No sé si entre padres e hijos, aunque justamente Pedro<br />
Mairal (quiero seguir hablando de Mairal, quiero que<br />
toda esta entrevista sea sobre Pedro) publicó hace poco un<br />
libro con prólogo de su padre, qué lindo eso. Aunque no<br />
transmita algo así como un mensaje unívoco, o justamente<br />
por eso, la literatura sirve como lugar de encuentro y también<br />
de desencuentro. Quizás la literatura sirve para lidiar<br />
con una cierta incertidumbre que compartimos. Hacer<br />
presentes las ausencias.<br />
–“Nunca tuve, en todo caso, esos devaneos racionales<br />
sobre la existencia de Dios, porque después empecé<br />
a creer, de manera ingenua, intensa y absoluta<br />
en la literatura”, escribe en un pasaje de Mis documentos.<br />
Juan Forn, en alguna entrevista, dijo que<br />
para él la literatura es una religión politeísta, ¿está<br />
de acuerdo con esa concepción de la literatura ¡Qué<br />
buena definición! Estoy de acuerdo, sí, creo que hay algo<br />
de religioso en la escritura, una religión sin Dios, o con<br />
muchos dioses, como dice Juan, ninguno de ellos omnipotente,<br />
ninguno de ellos tan autoritario. En mi caso fue así.<br />
Dejé de creer en Dios más o menos al mismo tiempo en<br />
que empecé a creer en la literatura.<br />
–Mucho de sus textos son autorreferenciales, en<br />
“Yo fumaba muy bien” son muy claras las alusiones<br />
a personajes del ambiente literario argentino, por<br />
ejemplo. ¿Se pone algún límite a la hora de sentarse<br />
a escribir o todo y todos pueden ser incluidos dentro<br />
de un texto No me pongo límites, o más bien no pienso<br />
en esos límites, porque al escribir no estoy pensando<br />
tampoco en incluir esto o lo otro. Hay un momento, en la<br />
escritura, en que ya perdiste todas las certezas que tenías<br />
antes de escribir. Me gusta eso. En general tomo una imagen<br />
o una situación e indago en ella. A veces me parece<br />
absurdo inventar, no le veo sentido. Además que siempre,<br />
de algún modo, aunque no queramos, inventamos.<br />
–Algunos de los cuentos de Mis documentos, en<br />
cierta forma constituyen un guiño a sus ficciones<br />
anteriores. Fabián Casas dice que él suele dar vuelta<br />
sobre los mismos temas y que son esos mismos temas<br />
los que luego se transforman en poesía, ensayo,<br />
cuento o novela. En su caso, ¿el proceso de trabajo<br />
es similar o su imaginación ocupa un lugar más relevante<br />
que los elementos de la realidad No soy disciplinado<br />
como escritor: soy obsesivo. Escribo un rato todos<br />
los días, pero es una escritura de bocetos, que no entiendo<br />
de antemano como “literaria”, y lo que sucede con los libros<br />
es que de pronto ya no puedes pensar en nada más y<br />
entonces sí escribo varias horas al día, pero no por disciplina,<br />
digo: por obsesión. En un sentido pienso como Fabián,<br />
y también creo que en alguna medida cada libro nuevo<br />
nace como una respuesta al anterior. Es como si en lugar<br />
de corregirlo hubieras preferido escribir otro. De pronto<br />
son más visibles las continuidades, pero para mí son más<br />
importantes las fisuras del proyecto.<br />
–Desde hace algunos años lleva, según sus palabras<br />
“un diario de vida” en el que registra lo que le va<br />
pasando. También dijo que, si fuera presidente,<br />
obligaría a todo el mundo a llevar un diario y nunca<br />
publicarlo. ¿Qué le aporta a su vida y a su literatura<br />
ese registro cotidiano Básicamente no joder a los demás.<br />
No responsabilizar a los demás de lo que te pasa a ti.<br />
Y desahogarse, claro, que es el propósito primordial de un<br />
diario, al menos del mío. En todo caso, si supiera que voy<br />
a morir pronto, lo primero que haría sería quemar el diario,<br />
porque a veces hablo mal de gente que quiero y bien<br />
de gente que no quiero.<br />
–Durante un tiempo trabajó como crítico literario<br />
para diferentes medios. En No leer están incluidas<br />
algunas de esas experiencias de lectura. Teniendo en<br />
cuenta que sabe muy bien lo que es estar a ambos<br />
lados del mostrador, ¿cuál es hoy su relación con la<br />
crítica Buena, entiendo ambos lugares. Nunca hablo<br />
sobre las críticas de mis libros, no me interesa, no creo<br />
que tenga sentido. Nunca he pataleado en público por una<br />
reseña negativa ni agradecido una reseña positiva.<br />
–Alguna vez dijo que su generación en cierta medida<br />
está enferma de nostalgia. ¿Por qué cree eso ¿De<br />
qué se sienten culpables los escritores de su generación<br />
No lo sé, no podría hablar por los demás. Creo que<br />
eso lo dije pensando en la moda de la nostalgia, que tiende<br />
a simplificarlo todo, a banalizar la experiencia, a volverla<br />
líquida.<br />
–“Pienso que nos encaminamos a un mundo de<br />
mierda donde todas las canciones las canta Diego
Torres y todas las novelas<br />
las escribe Roberto<br />
Ampuero y en todas las<br />
películas actúa Robin<br />
Williams. Un mundo<br />
donde es mejor ni siquiera<br />
pensar en el postre<br />
porque lo único que hay<br />
es una fuente inmensa<br />
repleta de nauseabundo<br />
arroz con leche”, ¿cuánto<br />
de ficción y cuánto de<br />
su pensamiento hay en<br />
esta cita que forma parte<br />
de “Yo fumaba muy bien” En esta entrevista me has<br />
hablado de Pedro Mairal, de Juan Forn, de Fabián Casas:<br />
a todos ellos los quiero y respeto y admiro su trabajo. A los<br />
que mencionas en este enunciado, no. Debo reconocer, en<br />
todo caso, que a veces me pinto la cara, no de color esperanza,<br />
pero me la pinto.<br />
–En “Vida de familia”, Bruno le deja a Martín una<br />
pila con libros para gente que no lee. Si usted tuviera<br />
que hacer esa pila, ¿qué libros pondría Martín<br />
piensa que la existencia de libros para gente que no lee es<br />
absurda. En esta pasada estoy con él. Tengo un amigo que<br />
siempre hace esa broma. Recomienda un libro y dice: te<br />
va a gustar mucho. Y cuando le preguntan si a él le gustó,<br />
responde: no, lo encontré pésimo, pero a ti te va a gustar.<br />
–“La clase media es un problema si se quiere escribir<br />
literatura latinoamericana”, escribe en otro pasaje<br />
de Mis documentos. ¿Qué importancia tiene el hecho<br />
de pertenecer a esa clase y querer ser escritor<br />
Eso lo piensa un personaje que está intentando escribir un<br />
relato que parezca latinoamericano, un escritor que piensa<br />
más en el público que en la literatura: un mal escritor. Yo<br />
no sé qué es la clase media, al menos en Chile los ricos y<br />
los pobres dicen que son de clase media, porque queda<br />
mejor. Me interesa esa indefinición, esa inestabilidad.<br />
Creo que un escritor siempre termina interrogando su<br />
propia clase, sobre todo en un país tan clasista como Chile.<br />
–En alguna entrevista adelantó que tiene pensado<br />
realizar una película a partir de su relato “Vida de<br />
familia”, ¿Es un proyecto inmediato o todavía hay<br />
que esperar mucho para conocer al cineasta Alejandro<br />
Zambra Es más o menos inmediato. Ya escribí el<br />
guión y con dos amigos cineastas que admiro un montón<br />
queremos filmar este verano. No quiero hablar de eso todavía,<br />
pero estoy feliz, creo que de este experimento va a<br />
salir algo bueno
Ser<br />
editor<br />
32<br />
Fortunas y desventuras<br />
de un publicador<br />
Por Ignacio Iraola<br />
Escribir en esta sección en la que<br />
escribieron Alberto Díaz y Luis Chitarroni,<br />
para mí, no deja de ser un<br />
atrevimiento, una vergüenza y un honor.<br />
No me considero editor; me considero<br />
más bien un “publicador” con la suerte<br />
de jugar en un equipo con los mejores<br />
editores de América. Esto es lo que Planeta<br />
significa para mí: el mejor equipo<br />
con los mejores jugadores.<br />
Trabajar en una editorial debe ser una<br />
de las fantasías más grandes de una<br />
persona a la que le guste leer y, particularmente,<br />
creo que es uno de los<br />
mejores trabajos. Haber conocido a
Líneas paralelas,<br />
de Charly García<br />
Osvaldo Bayer, Juan José Saer, Fogwill,<br />
es algo que de por sí confirma<br />
lo que digo. Por suerte empecé de muy<br />
chico y tuve la posibilidad de tratar con<br />
mucha gente que me permitió crecer.<br />
Que a los 18 años te recomienden libros<br />
Fresán y Saccomanno es una master<br />
class. Tomar unas copas con Charlie<br />
Feiling y escucharlo hablar de libros<br />
es algo que jamás olvidaré. Almorzar<br />
con Tomás Eloy Martínez y pensar el<br />
lanzamiento de Santa Evita es algo que<br />
me emociona aún hoy. En fin: trabajé<br />
con José Pablo Feinmann, Martín Caparrós,<br />
Alejandro Dolina, publiqué el<br />
libro de Charly García. Si fuera por los<br />
nombres, este sería el mejor trabajo del<br />
mundo, pero…<br />
Pero: una editorial es también uno los<br />
lugares con mayor demanda, y esta<br />
demanda permanente puede llegar a<br />
amargar un poco pues no siempre se<br />
puede contentar a los escritores. Eso<br />
es algo que me dijo un gran editor y<br />
que confirmo día a día. Escritores espontáneos<br />
que te envían una novela<br />
por e-mail y pretenden que la leas de<br />
un día para el otro (y se enojan si no lo<br />
hacés). Autores dolidos por una crítica<br />
desfavorable en un diario que culpan a<br />
la editorial de no “defenderlos”. Celos.<br />
Malas ventas. Todas estas cuestiones<br />
–dentro de un mundo “narciso” como es<br />
el mundo editorial– generan un combo<br />
que hay que estar dispuesto a soportar.<br />
Dentro de Planeta existen varias ramas:<br />
la literatura plena en Emecé y Seix<br />
Barral; el libro de denuncia en Planeta-<br />
Espejo de la Argentina; el ensayo académico<br />
en Paidós. Pero lo que subyace<br />
todo el tiempo es la posibilidad de publicar<br />
para distintos públicos, tratando<br />
siempre de entretener. Esa búsqueda es<br />
algo que también nos entretiene a nosotros.<br />
Trabajar con la libertad de probar<br />
Mal comidos,<br />
de Soledad Barruti<br />
temáticas nuevas y autores nuevos es<br />
algo que nos divierte y nos mantiene<br />
unidos como equipo.<br />
Esta búsqueda permanente también<br />
nos llevó a publicar libros de cocina e<br />
inventar un nicho ahí, algo que habíamos<br />
visto en Europa. Trabajar con Nar-<br />
El Flaco,<br />
de José Pablo Feinmann<br />
pecable, primer libro de la periodista<br />
Soledad Barruti. Un sorpresivo best<br />
seller que advierte sobre lo mal que se<br />
come, sobre cómo cambió radicalmente<br />
nuestra alimentación y sobre los tejemanejes<br />
políticos detrás de la industria<br />
alimentaria. Lo pongo como ejemplo,<br />
entre otros, porque publicar un libro<br />
con estas características es un orgullo:<br />
muy pocas veces se puede concientizar<br />
desde un libro y a la vez lograr que ese<br />
libro sea un fenómeno de ventas. Eso es<br />
una de las cosas que más me gusta del<br />
trabajo de editor.<br />
Pensándolo bien, hay muchas cosas que<br />
me dan orgullo de mi trabajo: haberle<br />
insistido a José Pablo Feinmann para<br />
que escribiera El Flaco; publicar El<br />
dueño de Luis Majul, el libro más vendido<br />
de los últimos diez años; trabajar<br />
con Felipe Pigna, Gabriel Rolón, Guillermo<br />
Martínez, Fabián Casas, son<br />
motivos de orgullo y placer. Básicamente,<br />
trabajar con escritores es trabajar<br />
con personas de las que uno aprende<br />
constantemente: algo que es un privilegio,<br />
y por lo que estoy agradecido<br />
33<br />
Cartas marcadas,<br />
de Alejandro Dolina<br />
da Lepes, Osvaldo Gross, Donato de<br />
Santis, Pablo Massey, Pietro Sorba es<br />
divertido y una excusa para hacer libros<br />
lindos, de lujo, con otro tipo de trabajo,<br />
más arty si se quiere. Es editar de otra<br />
manera, más atentos al diseño y la fotografía<br />
pero sin descuidar los textos.<br />
También el hecho de acertar comercialmente<br />
es algo que nos gusta como<br />
equipo. Siempre tratamos de tener un<br />
mix de contenido con venta. Durante<br />
2013 tuvimos la felicidad de publicar<br />
Mal comidos, una investigación im-<br />
El dueño,<br />
de Luis Majul
Aniversario<br />
34<br />
Los maravillosos ecos<br />
del
Dossier<br />
literatura / cine<br />
o1<br />
Marguerite Duras<br />
La pasión<br />
Por Nancy Giampaolo<br />
El hecho de haber nacido en Gia Dinh, una aldea cerca de Saigón, el 4 de abril de 1914, cuando<br />
la zona aún era parte de la Indochina francesa, fue determinante en la biografía de Marguerite<br />
Donnadieu, hoy conocida como Marguerite Duras. “A los 18 años envejecí. No sé si<br />
a todo el mundo le ocurre lo mismo (...), ese envejecimiento fue brutal”, reveló cuando ya era<br />
considerada una de las más grandes figuras de la literatura francesa de su tiempo. Fue escritora,<br />
dramaturga, directora, guionista y productora de cine, pero antes de eso –muy lejos de
o2<br />
Francia, país en el que su familia tenía una casa de veraneo, en un pueblo llamado Duras, del<br />
que tomó su nombre– se forjaba el hierro con el que construiría su obra. Los primeros años<br />
en el actual Vietnam, antes de radicarse en París a los 18, son esenciales para la autora porque<br />
supo rescatar la fuerza dramática, y en igual medida estética, del lugar y la situación. Aquel<br />
entorno colonial y exótico para el occidental medio, es el motivo principal de gran parte de sus<br />
textos y películas.<br />
En Marguerite Duras, la pasión suspendida / Entrevistas con Leopoldina Pallota Della Torre,<br />
el libro prologado por Silvio Mattoni y traducido por César Aira, en respuesta a si tuvo o no<br />
una infancia especial, Duras responde: “A veces creo que toda mi escritura nace de ahí, entre<br />
los arrozales, las selvas, la soledad. De esa niña flaca y despistada que era, pequeña, blanca de<br />
paso, más vietnamita que francesa, siempre descalza, sin horarios, sin modales, habituada a<br />
contemplar el largo crepúsculo sobre el río, la cara quemada por el sol”.<br />
Su madre, Marie Legrand enviudó de su padre, colono y profesor de matemáticas, Henri<br />
Donnadieu, cuando Marguerite tenía cuatro años. La viuda tuvo otros dos hijos y todos terminaron<br />
en la pobreza debido a sus pésimas inversiones. La influencia de la personalidad materna,<br />
fue descripta por Duras en varios párrafos muy elocuentes, durante la serie de entrevistas<br />
realizadas por Della Torre: “Su locura me marcó para siempre. Su pesimismo también. Vivía<br />
a la espera incesante de una guerra, de una catástrofe natural que nos aniquilaría, a todos. (…)<br />
Se vestía siempre con ropa vieja y usada y puedo verla en su cuarto dando vueltas en camisón,<br />
o en la penumbra del comedor colonial, aullando, desesperada, diciendo que no quería volver<br />
a Francia”. Semejante mujer, a quien Duras también reconoció positivamente describiéndola,<br />
por ejemplo, como una excelente narradora, a pesar de no haberla visto nunca con un libro en<br />
la mano, apareció en varias de sus novelas, al igual que sus hermanos. Pero recién pudo hablar<br />
con total libertad de ellos cuando habían muerto. “El menor tenía un cuerpo delgado, ágil, me<br />
recordaba quién sabe por qué al de mi primer amante, el chino. (…) El otro era un pillo, sin<br />
escrúpulos, sin remordimiento, quizás incluso sin ningún sentimiento. Autoritario, nos daba<br />
miedo (… ). Creo que es de ahí de donde proviene esta desconfianza que siempre he experimentado<br />
hacia los hombres. (…) Yo nunca quería bailar con él, cuando nos regalaron un tocadiscos:<br />
el contacto con su cuerpo me horrorizaba a las vez que me atraía”.<br />
El amante chino al que alude Duras también fue una de sus inspiraciones literarias. La iniciación<br />
sexual es central en El amante, la novela ganadora del premio Goncourt en 1984, traducida<br />
a alrededor de cuarenta idiomas, con la que conoció la fama internacional, a los 70 años. La<br />
descripción del protagonista masculino de la historia es dolorosa: “Fue esa tarde cuando Léo<br />
me besó en la boca. Lo hizo por sorpresa. Experimenté una repulsión verdaderamente indescriptible”.<br />
Y el contexto pesa tanto como la trama: “Tengo quince años y medio, en ese país<br />
las estaciones no existen, vivimos en una estación única, cálida, monótona, nos hallamos en la<br />
larga zona cálida de la tierra, no hay primavera, no hay renovación”.<br />
El deseo, el erotismo con perfume oriental, el abuso, la prostitución, el capricho sexual, las<br />
aventuras efímeras con desconocidos, se repiten en los relatos autobiográficos de Duras: “Una<br />
vez tuve dieciséis años –escribió en su cuento “El tren a Burdeos”–. A esa edad todavía tenía<br />
Izq. Con su madre y sus hermanos,<br />
en Hanoi: “Su locura (la de su<br />
madre) me marcó para siempre.<br />
Su pesimismo también. Vivía a la<br />
espera incesante de una guerra,<br />
de una catástrofe natural que nos<br />
aniquilaría, a todos.”<br />
Der. Con su hermano mayor:<br />
“Era un pillo, sin escrúpulos, sin<br />
remordimiento, quizás incluso sin<br />
ningún sentimiento. Autoritario,<br />
nos daba miedo (…). Creo que es<br />
de ahí de donde proviene esta<br />
desconfianza que siempre he<br />
experimentado hacia los hombres.”
Izq. Marguerite con su hermano<br />
menor: “Tenía un cuerpo delgado,<br />
ágil, me recordaba quién<br />
sabe por qué al de mi primer<br />
amante, el chino.”<br />
Der. Junto a Jeanne Moreau,<br />
quien protagonizó junto a<br />
Jean Paul Belmondo<br />
Moderato cantabile<br />
(Peter Brook, 1960).<br />
aspecto de niña. Era al volver de Saigón, después del amante chino, en un tren nocturno,<br />
el tren de Burdeos, hacia 1930. Yo estaba allí con mi familia, mis dos hermanos y mi madre.<br />
Creo que había dos o tres personas más en el vagón de tercera clase con ocho asientos, y también<br />
había un hombre joven enfrente mío que me miraba. Debía de tener treinta años. Debía<br />
de ser verano. Yo siempre llevaba estos vestidos claros de las colonias y los pies desnudos en<br />
unas sandalias. No tenía sueño. Este hombre me hacía preguntas sobre mi familia, y yo le<br />
contaba cómo se vivía en las colonias, las lluvias, el calor, las veranadas, la diferencia con Francia,<br />
las caminatas por los bosques, y el bachillerato que iba a pasar aquel año, cosas así, de<br />
conversación habitual en un tren, cuando uno desembucha toda su historia y la de su familia.<br />
Y luego, de golpe, nos dimos cuenta de que todo el mundo dormía. Mi madre y mis hermanos<br />
se habían dormido muy deprisa tras salir de Burdeos. Yo hablaba bajo para no despertarlos. Si<br />
me hubieran oído contar las historias de la familia, me habrían prohibido hacerlo con gritos,<br />
amenazas y chillidos. (…) Soy yo la que dije que debíamos dormir para no estar demasiado<br />
cansados a la mañana siguiente, al llegar a París. Él estaba junto a la puerta, apagó la luz. Entre<br />
él y yo había un asiento vacío. Me estiré sobre la banqueta, doblé las piernas y cerré los<br />
ojos. Oí que abrían la puerta, salió y volvió con una manta de tren que extendió encima mío.<br />
Abrí los ojos para sonreírle y darle las gracias. Él dijo: Por la noche, en los trenes, apagan la<br />
calefacción y de madrugada hace frío. Me quedé dormida. Me desperté por su mano dulce y<br />
cálida sobre mis piernas, las estiraba muy lentamente y trataba de subir hacia mi cuerpo”.<br />
En 1932, Duras se fue a París donde la juventud silvestre de Saigón quedó muy atrás. Europa<br />
ofrecía otras eventualidades y otro entorno, daba la posibilidad de intentar una vida más normal,<br />
civilizada. Decidió formarse académicamente: estudió derecho, matemáticas y ciencias<br />
políticas; y para pagar las cuentas trabajó como secretaria en el Ministerio de Colonias, de<br />
1935 a 1941.<br />
En 1939 se casó con Robert Antelme y tres años más tarde con Dyonis Mascolo, con quien<br />
participó de la resistencia contra los nazis y con quien tuvo un hijo, Jean Mascolo, quien, de<br />
adulto, participó en algunas de sus películas en roles técnicos. Aunque nunca habló demasiado<br />
acerca de su propia maternidad, prefiriendo siempre ubicarse en el rol de hija, Duras hizo<br />
algunas pocas declaraciones que resultan conmovedoras: “En la vida llega un momento, y creo<br />
que es fatal, al que no se puede escapar, en que todo se pone en duda: el matrimonio, los amigos,<br />
sobre todo los amigos de la pareja. El hijo, no. El hijo nunca se pone en duda”.<br />
Cuando ya estaban en pareja, Mascolo fue apresado y enviado a un campo de concentración.<br />
Duras lo asistió cuando volvió del encierro en 1945 y narró la experiencia en una novela<br />
muy posterior, El dolor (1985): “El cuerpo de Robert L. 35 kilos. Raspadura. Transparencia.<br />
Gluten. Hueso a través. Cómo puede un cuerpo. Cómo puede un hombre. Cómo pueden<br />
un cuerpo un hombre volver a ser. Cómo puede un hombre volver a ser cuerpo volver a ser<br />
hombre. ¿Puede También un cuerpo enfermo alberga su propio ‘conatus’ (Spinoza). Lo que<br />
hace que sea: ‘natura naturans’. El empuje del fantasma. Eclosión de lo que rompe la espina<br />
de la muerte. Reducido a los mínimos de su existencia, Robert L. insiste en hablar. Antes de<br />
morir, quiere comer una trucha. Expresa su deseo, aunque no pueda comerla. Sólo por el ha-<br />
o3
o4<br />
bla sobrevive. Un habla distinta. Lechosa. Un habla narrante, que quiere narrar, contar lo que<br />
asombra, lo espantoso. Quien ha pasado por experiencias límite lo sabe: el habla o su espejismo<br />
sobreviven. Existe un habla que sobrevive al hundimiento, a la cercanía o al presagio de la<br />
muerte. A la extenuación. Hablar entonces es hablar también una lengua fantasma”.<br />
Más tarde, Duras destacó a Della Torre los que ella juzgaba como principales méritos de<br />
aquel texto tan visceral: “Haber elegido como punto de vista el miedo de una mujer que debe<br />
hablar de la guerra y no sólo de los temas generales. Que cuenta hechos íntimos que conciernen<br />
incluso a la fisiología humana en sus aspectos más animales, como el cuerpo descarnado<br />
de mi marido al volver de Dachau, o la historia de ese Pierre Rabier de la Gestapo, que quería<br />
acostarse conmigo y que yo no exploté hasta el fin para poder denunciarlo. O la escena,<br />
más atroz todavía, del interrogatorio que le infringí al informador de los alemanes”.<br />
La ocupación la había encontrado consustanciada con el trabajo de Jean-Paul Sartre y Simone<br />
de Beauvoir y afiliada al Partido Comunista. Pero a mediados de la década del 50 se fue, y<br />
criticó las políticas totalitarias de la Unión Soviética y el machismo dentro del partido. Posteriormente<br />
reconoció como nobles sólo algunos de los hitos de la izquierda: “Creí en (Salvador)<br />
Allende, sí, en la Revolución de 1917, en la Primavera de Praga, en los primeros tiempos de<br />
Cuba, en el Che Guevara”.<br />
Como muchos otros escritores, Duras combinó sus ficciones con textos periodísticos que fueron<br />
publicados en medios como Le Monde, France Observateur y hasta revistas femeninas<br />
como Vogue. “Siempre me gustó eso –decía–, la urgencia del periodismo. El texto debe tener<br />
en sí la fuerza, y por qué no, lo límites del apuro con el que ha sido redactado. Antes de ser<br />
consumido y descartado”. También justificó su actividad periodística como una necesidad que<br />
no podía omitir y que, de alguna manera, se complementaba a la perfección con sus textos<br />
ficcionales: “Se me hizo necesario, de pronto, exponer públicamente lo que pensaba sobre<br />
ciertos temas. Una necesidad de salir a la luz, de medirme conmigo misma más allá de las<br />
paredes de mi cuarto. Empecé a redactar artículos en momentos de vacío, en las pausas de mi<br />
escritura cotidiana. Cuando escribía un libro, ni siquiera leía los diarios. Pero los artículos, no<br />
puede imaginarse el tiempo que me llevaban, la tensión era muy fuerte, aun cuando llevaba<br />
años haciéndolo”.<br />
Aquellas columnas de opinión que Duras dio a conocer a lo largo de décadas tienen su sello,<br />
su manera de pensar, su impronta. Sobre Christine Villemin, una mujer acusada de haber<br />
matado a su hijo después de haber sido violada, escribió en Libération: “Ningún hombre en el<br />
mundo puede saber lo que significa para una mujer ser tomada por un hombre que ella no desea.<br />
La mujer penetrada sin deseo está en el crimen. El peso cadavérico del goce viril encima<br />
del cuerpo tiene el peso del crimen que ella no tiene la fuerza de devolver: el de la locura”.<br />
Habitualmente relacionada al feminismo por haber ahondado en la situación de la mujer, haciendo<br />
foco en la opresión, el maltrato, la discriminación, etc. Duras fue capaz de reflexionar<br />
sobre muchas otras cuestiones que nada tienen que ver con el género, como la existencia de<br />
Dios, y fue premonitora a la hora de mirar hacia el futuro: “La robotización, la telecomunicación,<br />
la informatización le ahorran todo esfuerzo al hombre, para terminar embotando<br />
Izq. Durante la filmación de<br />
India song.<br />
“No se puede escribir sin la<br />
fuerza del cuerpo. Para abordar la<br />
escritura hay que ser más fuerte<br />
que uno mismo, hay que ser más<br />
fuerte que lo que se escribe.”
Izq. Una de las tantas ediciones<br />
de El amante, traducida<br />
a más de cuarenta idiomas.<br />
Der. Luego de recibir el<br />
premio Goncourt en 1984<br />
por El amante.<br />
sus capacidades creativas. El riesgo de la humanidad es terminar achatada, sin memoria”. Y<br />
sintetizó, cuando Della Torre le preguntó si era creyente: “Saber si hay una divinidad no está<br />
sino en nosotros, en tanto sólo nos rodea el vacío, no ayuda a resolver el problema. No creer<br />
en Dios es apenas una creencia más. Dudo que sea posible no creer en absoluto. Sería como<br />
quitarles todo sentido, toda eternidad, a las grandes pasiones de nuestra vida. Todo se volvería<br />
un fin en sí, privado de consecuencias. Y tampoco se puede excluir que sea precisamente eso,<br />
el porvenir de la humanidad”.<br />
Sus reivindicaciones feministas, su estilo erótico, sus personajes y su tono general, tuvieron<br />
detractores como el escritor Jean-Edern Hallier quien escribió, en su libro El rechazo, que<br />
Duras “no es más que una vieja dama indigna de las letras francesas”, autora de una “literatura<br />
Tampax, al gusto de las secretarias ejecutivas y de las divorciadas sobre la cuarentena”, cuya<br />
“indigencia” literaria tenía “la ilusión de poner la vanguardia a la puerta de las clases medias<br />
sin cultura”.<br />
Duras tenía 28 años cuando publicó Les Impudents (1942), su primera novela, y 30 en la segunda,<br />
La vie tranquille (1944), acusadas por la crítica posterior de querer emular a Virginia<br />
Woolf, Ernest Hemingway, o a la literatura inglesa de fines del siglo XIX en general. La<br />
escritura de Duras, en efecto y según sus propias palabras, cambiaría: “Durante años tuve<br />
una vida social y la facilidad con la que conocía gente o les hablaba se reflejaba en mis libros.<br />
Hasta que conocí a un hombre, y poco a poco toda esa mundanidad desapareció. Era un amor<br />
violento, muy erótico, más fuerte que yo, por primera vez. Hasta quise matarme, y eso cambió<br />
incluso mi modo de hacer literatura. La mujer de Moderato cantabile y la de Hiroshima, mon<br />
amour, era yo”.<br />
Con la tercera novela, Un dique contra el Pacífico (1950), obtuvo bastante repercusión, y con<br />
El marino de Gibraltar (1952) comenzó a afianzarse en el panorama artístico de su país. En<br />
esos años de escritura sostenida también se editaron Los caballitos de Tarquinia (1953) y El<br />
Square: días enteros en las ramas (1955). Luego, escribió textos más breves como Moderato<br />
cantabile (1958), llevado a la gran pantalla en 1960 por Peter Brook, con Jeanne Moreau y<br />
Jean Paul Belmondo, y La tarde de M. Andesmas (1960) con un cambio de estilo que se vinculó<br />
al surgimiento del nouveau roman, relación que Duras desmintió luego, juzgándolo como<br />
un movimiento, pretencioso y sin gran interés.<br />
Muchos años después de haber publicado sus primeros libros, Duras habló de sus influencias<br />
literarias principales: “Digo simplemente que mis maestros son y serán siempre otros escritores:<br />
los diálogos de Hemingway, los análisis amorosos de Madame De La Fayette, y de Benjamin<br />
Constant, y después Faulkner, Musil, Rousseau”.<br />
La relación de Duras con la escritura fue, a todas luces, de sincera e inevitable entrega, reflexionó<br />
sobre ello hacia el final de su vida, en el texto titulado Escribir (1993): “La soledad<br />
de la escritura es una soledad sin la cual el escribir no se produce, o se fragmenta exangüe de<br />
buscar qué seguir escribiendo. Se desangra, el autor deja de reconocerlo. Y ante todo, nunca<br />
debe dictarse a secretaria alguna, por hábil que sea, y, en esta fase, nunca hay que dar a leer lo<br />
escrito a un editor. Alrededor de la persona que escribe libros siempre debe haber una sepa-<br />
o5
o6<br />
ración de los demás. Es una soledad. Es la soledad del autor, la del escribir. Para empezar, uno<br />
se pregunta qué es ese silencio que lo rodea. Y prácticamente a cada paso que se da en una<br />
casa y a todas horas del día, bajo todas las luces, ya sean del exterior o de las lámparas encendidas<br />
durante el día. Esta soledad real del cuerpo se convierte en la, inviolable, del escribir”.<br />
A partir de finales de los años 50, Duras se volcó con entusiasmo al cine: colaboró con celebridades<br />
del rubro como René Clément en This angry age (1958) o Alain Resnais en Hiroshima<br />
mon amour (1959), film antibelicista, inscripto entre los fundacionales de la nouvelle vague,<br />
cuyo guión, centrado en la relación de una actriz francesa y un arquitecto japonés, Duras<br />
escribió en nueve semanas. Las películas que guionó y dirigió, guardan estrecha relación con<br />
sus escritos, al punto de que una obra como India Song, derivara en un guión que fue reescrito<br />
y publicado como libro en 1973. El texto transcribe diálogos de la película y describe sus<br />
imágenes. Lo mismo hizo con varios de sus largometrajes y cortometrajes, transmutándolos<br />
en textos poéticos que se publicaron con el nombre de El navío Night (1979). A mediados de<br />
la década del 60, había publicado El arrebato de Lol V. Stein (1964) y El vicecónsul (1966),<br />
dos de sus novelas más celebradas, en tanto seguiría trabajando como guionista hasta estrenar<br />
su primera película, La música (1967) protagoniza por una pareja en proceso de divorcio.<br />
En Jaune de Soleil (1972), dirigió a su esposo, Dionys Mascolo y estrenó Nathalie Granger. En<br />
Des journees entieres dans les arbres (1976), Indochina y París, sus escenarios predilectos, son<br />
el marco para la historia de un hijo que rechaza la riqueza de su madre. Duras dirigiría películas<br />
hasta 1984, año en que estrenó Les infants. Su escritura, en tanto, no se detuvo, y publicó<br />
Ojos azules, pelo negro (1986), La vida material (1987) y El amante de la China del Norte<br />
(1991), entre otros títulos.<br />
Si bien el cine la convocó como para haber dirigido películas durante años, la fascinación de<br />
Duras con la escritura, siempre se antepuso: “Un escritor es algo extraño. Es una contradicción<br />
y también un sinsentido. Escribir también es no hablar. Es callarse. Es aullar sin ruido.<br />
Un escritor es algo que descansa, con frecuencia, escucha mucho. No habla mucho porque es<br />
imposible hablar a alguien de un libro que se ha escrito y sobre todo de un libro que se está<br />
escribiendo. Es imposible. Es lo contrario del cine, lo contrario del teatro y otros espectáculos.<br />
Es lo contrario de todas las lecturas. Es lo más difícil. Es lo peor. Porque un libro es lo desconocido,<br />
es la noche, es cerrado, eso es. El libro avanza, crece, avanza hacia su propio destino<br />
y el de su autor, anonadado por su publicación: su separación, la separación del libro, como el<br />
último hijo, siempre al más amado. Un libro abierto también es la noche. Estas palabras que<br />
acabo de pronunciar me hacen llorar, no sé por qué”. Otra de las tantas reflexiones que hizo<br />
en torno a la escritura puso a la vacilación, la falta de certidumbres propias del humano y sus<br />
circunstancias, como motor: “La duda es escribir. Por tanto, es el escritor, también. Y antes de<br />
que esté completamente escrito; es decir: solo y libre de ti, que lo has escrito. Es tan insoportable<br />
como un crimen. No creo a la gente que dice: ‘He roto mi manuscrito, lo he tirado’. No<br />
lo creo. O bien lo que estaba escrito no existía para los demás, o no era un libro. Y uno siempre<br />
sabe lo que no es un libro. Siempre se ha sabido. Creo también, que sin esa duda primera<br />
del gesto hacia la escritura, no hay soledad”.<br />
Izq. Afiche del film India song (1975).<br />
Der. Dirigiendo Des journees entieres<br />
dans les arbres (1976).
Izq. Biografía de Duras por Laetitia<br />
Cenac (2013).<br />
Der. Marguerite en su escritorio.<br />
“Un libro es lo desconocido, es la<br />
noche, es cerrado, eso es.”<br />
En su novela El amante, Duras escribió sobre el alcoholismo, uno de los más grandes horrores<br />
de su vida: “Ahora comprendo que muy joven, a los dieciocho, a los quince años, tenía ese<br />
rostro premonitorio del que se me puso luego con el alcohol, a la mitad de mi vida. El alcohol<br />
suplió la función que no tuvo Dios, también tuvo la de matarme, la de matar. Ese rostro del<br />
alcohol llegó antes que el alcohol. El alcohol lo confirmó. Esa posibilidad estaba en mí, sabía<br />
que existía, como las demás, pero, curiosamente, antes de tiempo. Al igual que estaba en mí<br />
la del deseo. A los quince años tenía el rostro del placer y no conocía el placer. Ese rostro parecía<br />
muy poderoso. Incluso mi madre debía notarlo. Mis hermanos lo notaban. Para mí todo<br />
empezó así, por ese rostro evidente, extenuado, esas ojeras que se anticipaban al tiempo, a los<br />
hechos”.<br />
Para el momento en que Della Torre entrevistó a Duras, ella vivía con Yann Andréa, quien<br />
sería su último compañero, homosexual, cuarenta años menor que ella (“todos los hombres<br />
son homosexuales en potencia, sólo les falta saberlo”, había dicho la autora). Yann y Marguerite,<br />
según se cuenta en la biografía escrita por Laure Adler, ganadora en Francia del Premio<br />
Femina al ensayo, vivían en un modesto piso de París (Duras amaba esa ciudad: “París es mi<br />
mundo, un lápiz y un papel son mi vida”), bebían desde que se levantaban y apenas comían.<br />
“Me gustaba darme asco a mí misma –contaría la escritora–. Me veía destrozándome. Era<br />
placentero aquel desplome.” La crisis alcohólica de Marguerite, en 1982, la acercó a la muerte<br />
por coma etílico. Dijo que haber estado hospitalizada la confrontó con un temor que no había<br />
experimentado antes: “Me dijeron que si tomaba una copa más, moriría. Entonces sentí un<br />
miedo extraño. El miedo de un animal acorralado. De joven, durante más de treinta años, le<br />
temía a la locura más que a la muerte. Siempre me reprochaban ser loca, ilógica. Pero en mí<br />
no había más que una apariencia de desorden, de contradictorio. Terminaron creándome una<br />
pequeña neurosis, y tuve que hacer grandes esfuerzos para librarme de la locura que me suscitaban<br />
los hombres”.<br />
Yann fue quien la asistió en su recuperación, y relató la experiencia en un libro al que tituló<br />
con el nombre de la autora. Pero en 1988, Duras nuevamente sería víctima fatal de sus vicios<br />
y sufrió una traqueotomía a causa del cigarrillo, pasando hospitalizada alrededor de un año.<br />
Aun durante las desintoxicaciones, Duras escribía. El arrebato de Lol V. Stein, que es juzgada<br />
como su novela más compleja desde el punto de vista estilístico, es fruto de un período en<br />
el que intentaba dejar el alcohol: “Yo estaba desintoxicándome cuando la escribí. Y siempre<br />
asociaré el libro al miedo de vivir sin alcohol. Es una novela en sí, la historia de una mujer que<br />
se vuelve loca por un amor latente, que no enuncia nunca, que no pasa al acto”. Desintoxicarse,<br />
enloquecer, estar postrada, no poder levantarse de la cama, todas esas vivencias fueron<br />
impregnadas de literatura para Duras. Dijo, en una entrevista que le hizo Pierre Dumayet<br />
a fines de los años 80: “Hay una relación de locura entre las camas y el escritor. Cuando se<br />
abandona la cama no se puede volver a ella tan fácilmente. Yo estuve un año en cama. En<br />
coma. Tenía pánico a la cama. No podía andar ni aunque me apoyase en los muebles. Estaba<br />
en un coma total. Pero he conservado el pánico a las camas sin hacer”. También el amor fue<br />
para ella una pulsión inevitablemente hermanada a la escritura: “Siempre pensé que el amor<br />
o7
o8<br />
se hacía de a tres: un ojo que mira, mientras el deseo circula de uno a otro. El psicoanálisis<br />
habla de repetición obligada de la escena primitiva. Yo hablaría de la escritura como tercer<br />
elemento de una historia. Por lo demás, no coincidimos nunca enteramente con lo que hacemos,<br />
no estamos por completo ahí donde creemos estar (…). Los personajes miran sabiendo<br />
que a su vez se los mira. Están excluidos y al mismo tiempo incluidos en la ‘escena primitiva’<br />
que se desarrolla una vez más frente a ellos”. Su libro más famoso, El amante, le proporcionaría<br />
una gran felicidad, incluso antes de ser el éxito que la consagró mundialmente, y al que<br />
relacionó estrechamente con la figura de Yann. Aseguró que mientras lo escribía sentía “una<br />
cierta dicha. (…) El amante es un texto salvaje: y ese aspecto brutal que tengo en mí fue Yann<br />
Andréa”. Duras enfatizó la realidad de lo que se cuenta en la novela, relacionándola con la<br />
muerte de su madre: “Yo había debido mentir durante años sobre tantas historias del pasado.<br />
Mi madre vivía todavía, no quería que ella se enterara de ciertas cosas. Y después, un día, me<br />
encontré sola y me dije, ¿por qué no decir la verdad ahora. Todo en ese libro es verdad: la<br />
ropa, la cólera de mi madre, la comida dulzona que nos hacía comer, la limusina de mi amante<br />
chino. (…) Sentía que era mi deber tomar dinero de un millonario y llevarlo a casa. Él me<br />
hacía regalos, nos paseaba y nos invitaba a todos al restaurante más caro de Saigón. En la mesa<br />
nadie le dirigía la palabra. Eran un poco racistas, en las colonias, y en mi familia lo odiaban.<br />
Por supuesto, cuando se trataba de dinero, cerraban los ojos. Así al menos no tendríamos que<br />
vender o empeñar los muebles para comer. (…) Su cuerpo chino me gustaba”.<br />
Duras nunca ocultó la preocupación por las opiniones que sus lectores guardaran sobre ella,<br />
arriesgó incluso una guía para ser leída y supo ponerse en el lugar de los que celebraban su<br />
obra en términos psicológicos: “Una lectura no continua, que vaya por saltos de temperatura,<br />
en relación con los hábitos del lector. Contrariamente a linealidad de la novela clásica, balzaquiana,<br />
se trata de libros abiertos, inacabados que, en última instancia, apuntan a un mundo<br />
en devenir, que no cesa nunca en su movimiento (…). Lo que le llega al lector nunca es el<br />
relato directo, la información bruta de lo que ha sucedido. Le llega la emoción, el residuo sublimado.<br />
¿No es como lo que pasa cuando contamos los sueños”.<br />
El 3 de marzo de 1996, la matriarca de las letras francesa murió en París, víctima del cáncer<br />
de garganta. Según cuenta Adler, poco antes de su muerte, al releer sus propios textos, la escritora<br />
se preguntaba: “¿Esto es Duras No parece Duras en absoluto”.<br />
En Escribir, el texto más explícito acerca de sus motivaciones para consagrar, como lo hizo, su<br />
vida a la escritura, Duras sintetiza su pensamiento en cada párrafo y en cierta forma se explica<br />
como mujer, artista y escritora: “No se puede escribir sin la fuerza del cuerpo. Para abordar la<br />
escritura hay que ser más fuerte que uno mismo, hay que ser más fuerte que lo que se escribe.<br />
Es algo curioso, sí. No es sólo la escritura, lo escrito, también los gritos de las bestias de la<br />
noche, los de todos, los vuestros y los míos, los de los perros. (…) Un libro es lo desconocido,<br />
es la noche, es cerrado, eso es (...). En el libro hay eso: la soledad es la del mundo entero. Está<br />
por todas partes. Lo ha invadido todo. Sigo creyendo en esta invasión. Como todo el mundo.<br />
La soledad es eso sin lo que nada se hace. Eso sin lo que ya no se mira nada. Es un modo de<br />
pensar, de razonar, pero sólo con el pensamiento cotidiano (...). Cada libro, como cada escritor,<br />
tiene un pasaje difícil, insoslayable. Y debe optar por dejar este error en el libro para que<br />
siga siendo un verdadero libro, no una falsedad. La soledad no sé en qué se convierte luego.<br />
Aún no puedo decirlo. Creo que esa soledad se torna trivial, a la larga se convierte en algo vulgar,<br />
y que es un gran acierto (…). Escribir a pesar de todo pese a la desesperación. No: con la<br />
desesperación. Qué desesperación, no sé su nombre. Escribir junto a lo que precede al escrito<br />
es siempre estropearlo. Y sin embargo hay que aceptarlo: estropear el fallo es volver sobre<br />
otro libro, un posible otro de ese mismo libro”<br />
Fuentes<br />
La pasión suspendida. Entrevistas<br />
con Leopoldina della Torre<br />
(Paidós).<br />
Escribir, Marguerite Duras<br />
(Tusquets).<br />
Diario El País.<br />
Diario La Nación.<br />
TijeretazosLITERARIA.
Billie Holiday,<br />
Edith Piaf,<br />
Frank Sinatra,<br />
Muddy Waters,<br />
Ingrid Bergman,<br />
María Félix,<br />
Orson Welles,<br />
Roland Barthes,<br />
Marguerite Duras,<br />
Philippe Ariès,<br />
Romain Gary,<br />
William Burroughs,<br />
Samuel Bellow,<br />
Arthur Miller,<br />
Bernard Malamud,<br />
Oscar Lewis,<br />
James Purdy,<br />
Robert Aickman,<br />
Dylan Thomas,<br />
Laurie Lee,<br />
Bohumil Hrabal,<br />
Arno Schmidt,<br />
Gregor von Rezzori,<br />
Alberto Moravia,<br />
Ana María Ortese,<br />
Julián Marías,<br />
Julio Caro Baroja,<br />
Martín Riquer,<br />
Efraín Huerta,<br />
José Revueltas,<br />
Octavio Paz,<br />
Adolfo Bioy Casares,<br />
Julio Cortázar;<br />
son sólo algunos de<br />
los nacidos en el año de la<br />
Gran Guerra<br />
Por Eduardo Dubians<br />
En la breve pero intensa última novela<br />
del francés Jean Echenoz, 14 (Anagrama),<br />
se nos plantea, sobre el trasfondo<br />
dramático del inicio de la Primera<br />
Guerra Mundial, el conflicto de<br />
un triángulo amoroso protagonizado<br />
por los hermanos Charles y Anthime,<br />
y Blanche, hija de unos industriales<br />
progresistas de la zona de Vendée. En<br />
verdad, ni siquiera hay espacio para<br />
el drama sentimental: los hermanos,<br />
diferentes entre sí, parten a la guerra<br />
con la convicción de ir a una excursión<br />
que no puede durar más que un<br />
par de semanas. Charles, aficionado a<br />
la incipiente aviación y la fotografía,<br />
será la primera víctima al caer derribado<br />
su avión. Anthime verá hundirse<br />
la vida de sus tres amigos de la vida, y<br />
la suya propia al perder un brazo. Un<br />
consuelo: es licenciado. Encontrará a<br />
Blanche con un hijo de Charles (aunque<br />
nunca fue pública la relación) y<br />
él le engendrará otro hacia el final.<br />
Anthime y Blanche, más el fantasma<br />
de Charles, se aferrarán sin palabras,<br />
también sin amor, con la rabia y el<br />
resentimiento de haber sobrevivido al<br />
sinsentido de una guerra absurda (la<br />
Gran Guerra, se recordará en Europa<br />
hasta el presente), que marcará al<br />
siglo XX como una centuria de violencia<br />
y barbarie como pocas.<br />
Es probable que muchas parejas hayan<br />
sentido lo mismo que Anthime y<br />
Blanche en diversas partes del mundo.<br />
No resulta sencillo averiguarlo<br />
ni encontrar respuestas a por qué en<br />
el momento de mayor oscuridad un<br />
hombre y una mujer apuestan a la luz<br />
eterna de un hijo. Lo notable es que a<br />
un siglo de distancia, aquella apuesta<br />
pareció tener resultados notables. Si<br />
el 14 es recordado como el fin de las<br />
esperanzas del siglo XIX y el comienzo<br />
de la incertidumbre, hoy merece<br />
celebrarse también el centenario de<br />
una insólita cantidad de creadores<br />
que llegaron al mundo en aquel año<br />
fatídico. Se podría nombrar a Billie<br />
Holiday, Edith Piaf, Frank Sinatra,<br />
Muddy Waters, entre los músicos<br />
notables que nacieron aquel año, las<br />
actrices Ingrid Bergman y María Félix<br />
o el director Orson Welles, pero<br />
la cuestión se vuelve aún más notable<br />
si lo referimos a la literatura: no menos<br />
de ochenta escritores de prestigio<br />
en todo el mundo cumplirían hoy cien<br />
años.<br />
Entre los nombres de mayor impacto<br />
se cuentan los franceses Roland<br />
Barthes, Marguerite Duras, Philippe<br />
Ariès, Romain Gary; los americanos<br />
William Burroughs, Samuel<br />
Bellow, Arthur Miller, Bernard<br />
Malamud, Oscar Lewis y James Purdy,<br />
entre otros; los ingleses Robert<br />
Aickman, Dylan Thomas, Laurie Lee,<br />
además del checo Bohumil Hrabal<br />
(autor de la inolvidable novela Trenes<br />
rigurosamente vigilados), el alemán<br />
Arno Schmidt, el austríaco Gregor<br />
von Rezzori, los italianos Alberto<br />
Moravia y Ana María Ortese, los<br />
españoles Julián Marías, Julio Caro<br />
Baroja y Martín Riquer, dentro de<br />
una larga lista de notables. Pero no<br />
sólo Europa fue pródiga en engendrar<br />
genios literarios para el siglo XX. En<br />
México, además de los excelentes<br />
Efraín Huerta y José Revueltas,<br />
se celebra este año el centenario de<br />
quien fuera su ícono literario más destacado:<br />
Octavio Paz, Premio Nobel<br />
en 1990. Y entre nosotros, también<br />
contamos con dos pesos pesados:<br />
Adolfo Bioy Casares y Julio Cortázar<br />
(a quien se le dedicó la Feria del<br />
Libro de París y se hará lo propio en<br />
Guadalajara).<br />
Pero hay un caso cercano por demás<br />
peculiar, que merecerá con toda<br />
justicia una celebración especial: el<br />
5 de septiembre próximo el chileno<br />
Nicanor Parra, hermano de Violeta,<br />
creador de la “antipoesía” y un<br />
ejemplo de energía vital, llegará al<br />
35
36<br />
centenario en vida. Aunque fiel a sí<br />
mismo y sin tiempo que perder, Parra<br />
empezó a celebrarlo con el principio<br />
del año en una AntiGala en playa de<br />
las Cruces, donde el escritor se radicó<br />
varios años, con la presencia de conocidos<br />
poetas y músicos.<br />
No resulta sencillo trazar paralelos<br />
entre existencias que tuvieron tanto<br />
un origen como un destino común<br />
a través de la palabra escrita. Obviamente,<br />
algunos hechos históricos<br />
marcaron necesariamente a quienes<br />
se veían hermanados generacionalmente,<br />
como la Guerra Civil Española<br />
o la Segunda Guerra Mundial en<br />
el caso de los europeos. Marguerite<br />
Duras [Ver dossier], por caso, participó<br />
en la Resistencia francesa y<br />
su grupo cayó tras una emboscada,<br />
y sólo logró escapar con la ayuda de<br />
François Mitterrand.<br />
Con Duras se aplica otra singularidad:<br />
junto con Romain Gary, quien nació<br />
en Lituania, y Julio Cortázar, que lo<br />
hizo en Bélgica, conforma la trilogía<br />
de autores que vieron la luz en un<br />
destino lejano, pero murieron todos<br />
en París (y la última, precisamente,<br />
fue Marguerite, en 1996). Su apellido<br />
original era Donnadieu y nació en lo<br />
que fue Saigón y hoy llaman Ho Chi<br />
Minh, en lo que era Cochinchina y<br />
hoy es Vietnam. Allí creció y se perdió<br />
en la soledad, el amor y la destrucción,<br />
sobre la que escribiría frenética<br />
novelas, guiones, y casi una veintena<br />
de películas para acabar despidiéndose<br />
de la vida con estas palabras:<br />
“Yo soy una escritora, no vale la pena<br />
decir nada más”.<br />
Otro eje temporal que seguramente<br />
marcó a esta generación de autores<br />
fueron los 60, y si bien el ánimo rupturista<br />
de sus respectivas obras se manifiesta<br />
de diversa forma, plasmando<br />
un abanico de estéticas sumamente<br />
enriquecedor, las experiencias de su<br />
tiempo dejaron una huella indeleble.<br />
En un conjunto tan amplio resultaría<br />
difícil dar con puntos de encuentro<br />
demasiado manifiestos, pero si lo reducimos<br />
a una lengua, por ejemplo,<br />
resultará sorprendente ver ciertas<br />
coincidencias. Cortázar conocía y quizá<br />
hasta admiraba las obras de Duras<br />
y Gary, pero las afinidades hay que<br />
localizarlas en otros paralelos. Con<br />
Bioy Casares, por ejemplo, no tuvo<br />
un trato intenso, pero sí participaban<br />
del entusiasmo por un mismo mundo:<br />
el fantástico. Bioy recuerda que “una<br />
vez, Cortázar publicó en una revista<br />
de Buenos Aires. El caso es que él ya<br />
era bastante conocido, pero yo no lo<br />
sabía y pensando que le iba a dar un<br />
placer le mandé el recorte y unas líneas<br />
afectuosas. Quiso ser un gesto de<br />
amistad y así lo interpretó él, que me<br />
lo agradeció. Yo lo admiraba muchísimo<br />
y me di cuenta de repente que<br />
todo el mundo lo admiraba”. Además,<br />
Cortázar y Bioy coincidieron en escribir<br />
casi el mismo cuento: “La puerta<br />
condenada” y “Un viaje o El mago<br />
inmortal”, respectivamente. Bioy, al<br />
recordarlo, afirmaba: “Fue una cosa<br />
extrañísima. (...) Creo que Cortázar y<br />
yo lo sentimos como una prueba del<br />
destino, de que éramos amigos”.<br />
No obstante, la mayor afinidad se dio<br />
entre Julio y Octavio Paz.<br />
En 1968 Cortázar<br />
y Aurora<br />
Bernárdez vivieron<br />
durante más<br />
de dos meses<br />
en la casa que<br />
los Paz tenían<br />
en Nueva Delhi<br />
(allí el argentino<br />
escribió “720<br />
círculos”, poema<br />
circular y abierto<br />
a la vez, en consonancia<br />
con la<br />
poética de Paz).<br />
Pero es posible<br />
incluso encontrar un parentesco estético<br />
entre ambos artistas. En Blanco<br />
(1967), el extenso poema espacial de<br />
Paz que pone en diálogo a Mallarmé<br />
con la vanguardia occidental y el tantrismo<br />
hindú, está precedido por una<br />
“Advertencia” que funciona igual que<br />
el “Tablero de dirección” al comienzo<br />
de Rayuela (1963), paratexto que<br />
señala varias posibilidades de lectura.<br />
Pero hay algo más: precisamente, en<br />
la novela paradigmática de Cortázar,<br />
aparece un poema de Paz. Lo hace en<br />
uno de los imprescindibles capítulos<br />
prescindibles (el número 149) de<br />
Rayuela, texto escogido seguramente<br />
porque funciona como microrreflejo<br />
no sólo de la estructura novelesca,<br />
sino también del tiempo que les tocó<br />
vivir. A ellos y sus compañeros, los<br />
creadores del 14:<br />
“Mis pasos en esta calle<br />
Resuenan<br />
En otra calle<br />
Donde<br />
Oigo mis pasos<br />
Pasar en esta calle<br />
Donde<br />
Sólo es real la niebla”
Tema de tapa<br />
dos<br />
38<br />
Literatura,<br />
el juego del amor<br />
y de la suerte<br />
Por Silvia Hopenhayn<br />
El azar es una carta que no se tiene en la mano. Sin embargo, se<br />
la juega, y en la vida suele ser tan codiciada como temida. Comodín<br />
de lo inesperado –sorpresa o accidente– es también un<br />
recurso: cuando la voluntad afloja, mejor apostar a ella.<br />
En la literatura, el azar se sirve de otro golpe de suerte: el amor.<br />
Lo casual del encuentro; su imposibilidad de preverlo al tiempo<br />
que la imposibilidad de evitarlo. Es lo que ocurre en varias novelas,<br />
desde Las afinidades electivas (1809), de Goethe, hasta la<br />
obra de teatro El juego del amor y del azar, de Marivaux (1730)<br />
o Rayuela (1963), de Julio Cortázar. En todos estos libros, la<br />
pasión amorosa se deslinda del encuentro fortuito, ya sea con<br />
una mirada, la caída de un guante o las páginas de un libro.<br />
Goethe establece un puente fecundo entre la química y la literatura.<br />
Se basa en la Tabla de diferentes relaciones observadas en<br />
química entre las diferentes sustancias, de 1718 y otro texto relevante<br />
sobre el tema que aparece en 1775, del sueco Tornbern<br />
Bergman, titulado Las afinidades electivas. En su novela homónima,<br />
el azar proviene de una fuerza de atracción, que al mismo<br />
tiempo implica una separación. Así, lo que ocurre con ciertas<br />
sustancias, que se dividen por aparición de una tercera, produciendo<br />
un nuevo elemento, distinto del anterior, también sucede<br />
entre las personas que, por azar (luego atribuido a la necesidad<br />
o a la elección), se atraen y rompen con anteriores uniones. La<br />
nueva pareja formada no tiene otro argumento que la irrefrena-
le atracción de las partes azarosamente encontradas.<br />
La obra de Marivaux también se sostiene en los encuentros azarosos<br />
e inevitables. Y esto puede leerse en el texto dramatúrgico<br />
como también verse en la película de Leopoldo Torres Ríos,<br />
con la actuación de Silvia Legrand (sí, la hermana de Mirta)<br />
basada en la obra del escritor francés. En esta historia, más<br />
próxima a la comedia de enredos, el juego de engaños posibilita<br />
el surgimiento del verdadero amor. El disfraz del enamorado<br />
habilita una nueva libertad: atraerse sin el mandato de una identidad<br />
previa. Algo así como “no sé quién sos pero algo inevitable<br />
me lleva hacia vos”.<br />
Paul Auster, autor de la paradigmática novela La música del<br />
azar, escribe: “Cualquiera que fuera su elección –y tenía que<br />
elegir– sería arbitraria, una sumisión al azar”. En el caso de Rayuela,<br />
más que sumisión, se trata de un estreno. El de la propia<br />
vida. Y es gracias al azar, que esta parece adquirir cualidades<br />
nuevas. Como cuando se ingresa en una lengua (por fuera de la<br />
materna): la realidad se acentúa de otro modo.<br />
Ya desde el comienzo la invitación a la lectura es juguetona. La<br />
novela de Cortázar cuenta con un permiso en la primera página<br />
para cambiar el itinerario de su lectura. Así como el azar salpica<br />
la vida de imprevistos, aquí el autor (suerte de demiurgo) ofrece<br />
un “Tablero de dirección” como alternativa a la previsible sucesión<br />
de los capítulos que, ordenadamente, irían del 1 al 155.<br />
Claro que esta nueva forma de deriva por las páginas… ¡tampoco<br />
es variable! Obedece a una estricta disposición del autor para<br />
comenzar por el capítulo 73, luego seguir por 1, el 2, el 116, el<br />
3, el 84… hasta llegar al último de esta nueva travesía, el 131.<br />
De todas maneras, la existencia de un “Tablero de dirección”,<br />
con la idea de cambiar el rumbo de la lectura (al estilo “Elige tu<br />
propia aventura”), produce un efecto de posible alteración del<br />
orden de los acontecimientos. Ya no parece tan severa la relación<br />
entre causa y efecto; más valiosa es “la piedrita y la punta<br />
del zapato”. O sea, el juego de la rayuela que Cortázar explicita<br />
en el capítulo 36: “La rayuela se juega con una piedrita que hay<br />
que empujar con la punta del zapato. En lo alto está el Cielo,<br />
abajo está la Tierra, es muy difícil llegar con la piedrita al Cielo.<br />
Un día se aprende a salir de la Tierra y remontar la piedrita<br />
hasta el Cielo, hasta entrar en el Cielo, lo malo es que justamente<br />
a esa altura, cuando casi nadie ha aprendido a remontar la<br />
piedrita hasta el Cielo, se acaba de golpe la infancia y se cae en<br />
las novelas, en la angustia al divino cohete, en la especulación<br />
de otro Cielo al que también hay que aprender a llegar (…). Y<br />
porque se ha salido de la infancia se olvida que para llegar al<br />
Cielo se necesitan, como ingredientes, una piedrita y la punta<br />
de un zapato”.<br />
En este sentido, la rayuela se convierte en el juego de la vida del<br />
que nadie sale ganador, pero sí ganando, que no es necesariamente<br />
lo mismo. La aparición de la Maga forma parte de esta<br />
fatalidad lúdica. “Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que<br />
andábamos para encontrarnos.” Según Borges, “maravilloso es<br />
el destino que disfrazamos de azar y que tiene la sustancia del<br />
milagro”.<br />
La novela comienza con una pregunta, bajo la forma especulativa<br />
del condicional: “¿Encontraría a la Maga”. Es una puerta de<br />
entrada perfecta. Como otros célebres comienzos (el de Moby<br />
Dick o Anna Karenina), el de Rayuela inaugura un nuevo camino<br />
dentro de la ficción. En un mismo interrogante, se plantea<br />
una ilusión de amor y el vislumbre de su fracaso. ¿La encontraría<br />
o no la encontraría, ¿qué es encontrar a una mujer ¿Toparse<br />
con ella por casualidad en una esquina o descubrirla en su<br />
frágil condición Horacio Oliveira (la primera persona que nos<br />
cuenta esta historia) inicia una búsqueda, a la manera de un periplo,<br />
tan metafísico como vital. Asegura, del lado del azar: “No<br />
nos encontraríamos en nuestras casas. Preferíamos encontrarnos<br />
en el puente, en la terraza de un café, en un cine-club o agachados<br />
junto a un gato en cualquier patio del barrio latino”.<br />
Los cuerpos también se enlazan sin pautas previas, casi movidos<br />
por la adivinación y el impulso. En el capítulo 7, leemos: “toco<br />
tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola<br />
como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se<br />
entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y<br />
recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que<br />
mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas,<br />
con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi<br />
mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender<br />
coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la<br />
que mi mano te dibuja”. La coincidencia es una figura del azar,<br />
quizá la más cercana al éxtasis; un remate inesperado de la justa<br />
proporción.<br />
Este juego del amor y del azar se completa o complementa con<br />
la imprevisibilidad de las palabras. Sobre todo con la invención<br />
de las mismas en el remoloneo de la conversación. Horacio y la<br />
Maga crean una lengua que los enlaza: “el gíglico”. Sus términos<br />
refieren a lo que surge del cuerpo como ansia de un decir. Es lo<br />
que ocurre cuando mantienen relaciones en el breve e intenso<br />
capítulo 68, que comienza con el famoso despunte: “Apenas él<br />
le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en<br />
hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes...”.<br />
Este azar del decir también es material de escritura. Morelli,<br />
el personaje misterioso de Rayuela, álter ego de Horacio y del<br />
propio Cortázar, último protagonista de la novela, se pregunta<br />
en el capítulo 82: “¿Por qué escribo esto No tengo ideas claras,<br />
ni siquiera tengo ideas. Hay jirones, impulsos, bloques, y todo<br />
busca una forma, entonces entra en juego el ritmo y yo escrito<br />
dentro de ese ritmo, escribo por él, movido por él y no por eso<br />
que llaman el pensamiento y que hace la prosa, literaria u otra”.<br />
El ritmo es al azar lo que la corriente al río. En cierto sentido,<br />
determina su caudal, y por ende, las orillas. En Rayuela, quien<br />
fluye es la Maga. No hace pie en la vida, pero se desliza gozadora.<br />
Horacio, aferrado al intelecto no alcanza la magia de la existencia<br />
sino a través de ella. Lo explicita en el capítulo 21: “Hay<br />
ríos metafísicos, ella los nada como esa golondrina está nadando<br />
en el aire, girando alucinada en torno al campanario. Yo describo<br />
y defino y deseo esos ríos, ella los nada. Yo los busco, los<br />
encuentro, los miro desde el puente, ella los nada. Y no lo sabe,<br />
igualita a la golondrina. No necesita saber como yo, puede vivir<br />
en el desorden sin que ninguna conciencia de orden la retenga.<br />
Ese desorden que es su orden misterioso, esa bohemia del cuerpo<br />
y el alma le abre de par en par las verdaderas puertas”<br />
39
Tema de tapa<br />
tres<br />
4o<br />
Tras el<br />
negocio<br />
de las<br />
ilusiones<br />
Desde las inocentes partidas de tabas en<br />
la época de los egipcios, hasta las grandes<br />
cadenas de casinos, el negocio de los juegos<br />
de azar se ha expandido por todo el mundo<br />
y ha crecido exponencialmente<br />
Por Flora de la Iglesia<br />
Las esperanzas se renuevan a cada instante, ganar siempre<br />
es posible, aunque parezca imposible. Sólo es cuestión<br />
de seguir intentando. Por eso se construyeron industrias<br />
millonarias alrededor de la apuesta. Se calcula que en el<br />
mundo hay unos 6341 casinos y casas de juego, 1755 están<br />
en Estados Unidos, por lejos el país que más casinos
tiene con una ciudad como Las Vegas, la meca del póker,<br />
el black jack, la ruleta y las tragamonedas. Le siguen Australia<br />
con 520, Francia con 461, el Reino Unido con 414,<br />
Alemania con 318 y Argentina con 160, el sexto país del<br />
planeta con más lugares habilitados para probar suerte.<br />
Se calcula que los juegos de azar existen desde hace miles<br />
y miles de años, ya en las pinturas rupestres se mostraban<br />
ciertos indicios. Algunos grupos primitivos se entretenían<br />
con unos dados hechos de huesos de tobillo de oveja<br />
llamados astragali, algo así como las tabas cuyas caras representaban<br />
diferentes valores. También se sabe que los<br />
chinos desarrollaron un juego en el que utilizaban baldosas<br />
de piedra sobre el que tallaban un tablero y en Tébes,<br />
Egipto, se han encontrado dados de marfil que datan del<br />
año 1500 a.C. En China, India y Roma se hallaron registros<br />
que indican que cerca del año 2300 a.C., tanto los juegos<br />
de azar como las apuestas ya existían y eran bastante<br />
populares.<br />
Los emperadores y soldados del Antiguo Imperio Romano<br />
dedicaban gran parte de su tiempo a jugar, era una época<br />
en la que, por ley, instruían a los niños a lanzar los dados<br />
desde muy chiquitos. También se sabe que el emperador<br />
Calígula llegó a confiscar propiedades a los caballeros para<br />
cobrarse deudas de juego. Y que el emperador Claudio<br />
hizo ampliar su carruaje para que se pudiera jugar a los<br />
dados en su interior más cómodamente. Hay historiadores<br />
que aseguran que los soldados romanos apostaron sobre<br />
la túnica sagrada de Jesús después de su crucifixión. Pero<br />
también se jugaban hasta sus mujeres e hijos. En cuanto a<br />
los juegos de cartas, a los que llamaban “tickets de papel”,<br />
se cree que fue inventado por los chinos luego de que empezara<br />
a circular el papel moneda, hacia el siglo VII.<br />
En América, los nativos creían que los juegos de azar habían<br />
sido creados por los dioses y utilizaban carozos de ciruela<br />
como dados pintándolos de blanco y negro. También<br />
los usaban para predecir cómo serían las futuras cosechas<br />
y hasta confiaban en ellos para adivinar si los miembros de<br />
la tribu con enfermedades graves se curarían o no.<br />
Desde esos tiempos ancestrales hasta la actualidad, mucha<br />
agua corrió debajo del puente. Lo cierto es que la palabra<br />
casino es una derivación del italiano que quiere decir casa<br />
de campo. En esos hermosos caserones de las afueras de<br />
las ciudades se reunían los nobles y la gente adinerada no<br />
sólo a jugar sino a realizar diferentes actividades recreativas.<br />
El Ridotto, en Venecia, abrió sus puertas en 1638 y<br />
fue la primera casa de apuestas en Europa. En 1830, Cincinnati,<br />
Estados Unidos, se convirtió en la primera ciudad<br />
desarrolladora de casinos impulsada por estafadores que<br />
abrieron las primeras “Cuevas de lobo” o “Casas de 10 por<br />
ciento”, llamadas así debido a que los juegos de azar representaban<br />
el 10% del total de la recaudación local. Después<br />
de la Guerra Civil estadounidense, entre 1861 y 1865, la<br />
reforma evangelista acabó con este tipo de prácticas convirtiéndolas<br />
en delitos, sobre todo en Nevada donde, paradójicamente,<br />
volvieron a permitirse en 1931 y el estado<br />
se convirtió en la capital de los juegos de azar, seguida por<br />
Atlantic City que la copió a partir de 1978.<br />
También surgieron sitios como estos en distintas partes del<br />
mundo, como por ejemplo Mónaco, donde estos inmensos<br />
espacios de entretenimiento se transformaron en uno de<br />
sus principales atractivos. Desde la época de los saloons<br />
–lo más parecido a una casa de juego de la actualidad–<br />
hasta hoy, se considera que el siglo XX fue la edad de oro<br />
de los juegos de azar. En ese momento la idea se expandió<br />
por el planeta dando lugar a un sinfín de posibilidades: la<br />
lotería, las carreras de caballos, los bingos y las ruidosas y<br />
luminosas máquinas tragamonedas, entre muchas otras.<br />
La lotería es otro curioso fenómeno que fue ganando<br />
adeptos a través de los siglos. Se popularizó cuando, en<br />
1759, Carlos III accedió al trono de España y concibió<br />
la idea de la beneficiata, un juego de lotería de gran éxito<br />
instaurado en Italia para beneficio de los hospitales y otras<br />
obras públicas. Años más tarde se presentaría la propuesta<br />
en la Corte de Cádiz que sería aprobada sin un solo voto<br />
en contra y se llamó Lotería Moderna. El 4 de marzo de<br />
1812, quince días antes de que se proclamara la primera<br />
constitución española, se celebró en Cádiz el sorteo de<br />
esta nueva modalidad de lotería.<br />
En Argentina, la Lotería Nacional fue creada el 16 de octubre<br />
de 1893 mediante un decreto del Congreso Nacional<br />
que la autorizó para que sus fondos sean destinados a “mejorar<br />
la calidad de vida del pueblo a través del desarrollo<br />
edilicio, auxilio de la población ante catástrofes naturales y<br />
equipamiento de la Biblioteca Nacional”. Fue el único juego<br />
disponible durante 51 años, hasta que en 1944 la Lotería<br />
Nacional de Beneficencia comenzó a administrar los<br />
casinos y las salas de juegos, y en 1953, los hipódromos de<br />
Palermo y San Isidro. En 1993 se firmaron convenios con<br />
jurisdicciones provinciales e internacionales para regular la<br />
actividad clandestina y se inauguró la primera sala de bingo.<br />
A partir de ahí, se propagaron sin demasiados límites<br />
las salas de juego por todo el territorio nacional, y en 1999<br />
se inauguró el Casino Flotante de Puerto Madero, abierto<br />
las 24 horas, los 365 días del año.<br />
Es que en los casinos todo está preparado para darle la<br />
más cálida bienvenida al cliente, sus deseos deben servirse<br />
en bandeja permanentemente, sobre todo en los más grandes<br />
y majestuosos donde las propuestas de gastronomía,<br />
41
hotelería, turismo y compras acompañan con precios más<br />
que tentadores.<br />
El objetivo es que cada persona que pise esa tierra se retire<br />
dejando en las arcas del establecimiento la mayor cantidad<br />
de dinero posible, y al mismo tiempo mantener viva la<br />
ilusión de que la próxima vez habrá mejor suerte.<br />
Para ello, se plantean espacios gigantes y laberínticos plagados<br />
de mesas de juego y máquinas tragamonedas para<br />
que salir no sea nada fácil; techos bajos para crear un sitio<br />
íntimo, y líneas curvas en lugar de rectas para invitar a la<br />
exploración. Hay pocos lugares donde sentarse en las zonas<br />
públicas, predomina el color rojo, asociado a la buena<br />
suerte, y el dorado, relacionado con la riqueza. El azul se<br />
descarta, hace que la gente se vea pálida, enferma, algo<br />
que puede afectar el humor y, por ende, las ganas de jugar.<br />
No hay relojes ni ventanas para que los jugadores pierdan<br />
la noción del tiempo, al punto de no saber si es de noche<br />
o de día. Incluso el ruido está regulado, se incrementa una<br />
y otra vez en las tragamonedas para mantener el nivel de<br />
excitación, máquinas a las que se las impregna con esencias<br />
florales ya que aseguran que un estudio demostró que<br />
al sentir rico aroma los clientes juegan mayores cantidades<br />
de dinero. Las luces, el ambiente, los tragos gratis, los<br />
regalos, los colores y texturas de las alfombras, todo, absolutamente<br />
todo, está pensado para que los apostadores<br />
permanezcan firmes al pie del cañón.<br />
El casino más grande del mundo es el Venetian Macao<br />
ubicado en Macao, China. Pertenece a la cadena Las Vegas<br />
Sands, y es una construcción monumental. Tiene 40<br />
pisos, con un hotel de 3000 suites incluido, y es el tercer<br />
edificio más grande del mundo con 975.481,92 metros<br />
cuadrados. Tres millones de hojas de oro decoran sus pa-<br />
42
edes, el servicio de catering está capacitado para servir a<br />
10.000 invitados en un santiamén y cuenta con 16.000 empleados.<br />
Las fortunas que allí se manejan son incontables,<br />
inimaginables. Hay muchos que atraviesan pésimas rachas,<br />
y no sólo en el Venetian Macao. Un ejemplo es el sirio<br />
Fouad al-Zayat, considerado por muchos el jugador con<br />
mayores pérdidas de la historia, quien sólo en el Aspinallis<br />
de Londres dejó 23 millones de dólares.<br />
En las casas de juego, la imagen de éxito, riqueza e ilusión<br />
tiene que ganarle la batalla a la mala fama que a través del<br />
tiempo se ganaron ligándose a la mafia, la delincuencia,<br />
la estafa, la prostitución y los vicios. “Los casinos han sido<br />
esenciales para el desarrollo de Estados Unidos”, afirmó<br />
el presidente de la Asociación Americana de Juego, Frank<br />
Fahrenkopf, en relación a que “crean riqueza, especialmente<br />
en las áreas con más recesión y desempleo. La<br />
industria del juego ha sido esencial en zonas de Estados<br />
Unidos con desempleados de larga duración, ya que junto<br />
al puesto de trabajo ofrecemos formación y facilidades de<br />
promoción”, declaró.<br />
En la Ciudad de Buenos Aires, el juego creció un 70% en<br />
los últimos seis años, y se cree que el monto jugado sólo<br />
el año pasado en el Casino Flotante, las máquinas de los<br />
hipódromos y las salas de bingo supera varios presupuestos<br />
sociales y toda la obra pública del Estado nacional.<br />
Sin embargo, a pesar de los grandes esfuerzos puestos<br />
en atraer jugadores a inmensas moles de cemento, donde<br />
todos los caprichos y deseos son cumplidos con sólo<br />
chasquear los dedos, hoy, la gran fija se concentra en los<br />
apostadores on line. Existen más de 100.000 salas virtuales<br />
con millones de usuarios en todo el planeta, aunque por el<br />
momento no amenazan con hacer saltar la banca<br />
Los periodistas Federico Poore y Ramón<br />
Indart han publicado un libro muy recomendable,<br />
El poder del juego (Aguilar), que<br />
investiga los vínculos entre los políticos<br />
con los operadores del juego en Argentina.<br />
-¿Siempre estuvieron vinculados los políticos<br />
y los empresarios del juego, o es<br />
una tendencia de los últimos años<br />
FP: En el libro incluimos un capítulo que<br />
repasa los inicios del juego en nuestro<br />
país, en el que descubrimos que ya a<br />
finales del siglo XIX se consolidan las relaciones<br />
entre políticos y empresarios a<br />
partir de las necesitadas arcas estatales. Lo<br />
que se advierte en las últimas décadas es<br />
la descentralización de estas actividades:<br />
cada provincia pasa a recibir los ingresos<br />
del juego en sus distritos, por lo que sus<br />
gobernantes se han dedicado a estimular y<br />
masificar las apuestas en cada distrito.<br />
RI: En las últimas décadas, sobre todo a<br />
partir de los 90, el negocio explota en Buenos<br />
Aires de una manera insospechada<br />
hasta entonces, con la instalación de numerosas<br />
salas de bingos, no ya en lugares<br />
de veraneo, sino en cada distrito del conurbano<br />
bonaerense. Con esta explosión<br />
se dio, inevitablemente, una relación muy<br />
cercana entre los empresarios del juego y<br />
la clase política. Esto no sólo se mantuvo<br />
hasta el presente, sino que hoy esta relación<br />
es mayor. Es uno de los puntos que<br />
remarcamos en el libro.<br />
-¿Qué circunstancias determinaron que<br />
así sea<br />
RI: Los dueños de la ruleta vieron el negocio<br />
antes que nadie. Por eso a fines de los<br />
80 comenzaron a buscar las zonas donde<br />
instalarse. Fue el entonces gobernador<br />
de Buenos Aires, Eduardo Duhalde, quien<br />
permitió la instalación masiva. Y el Estado<br />
comenzó a recaudar. Entonces se dio una<br />
necesidad mutua: los empresarios de la<br />
política para obtener garantías jurídicas<br />
y viceversa ya que el sistema político comenzó<br />
a alimentarse de este negocio.<br />
-¿Cómo ven el futuro en esta situación<br />
¿Hay más proyectos para más casinos en<br />
el territorio nacional<br />
FP: Depende de las decisiones políticas<br />
que tome cada jurisdicción. En Misiones<br />
hay un proyecto bastante avanzado para<br />
armar un “mini Las Vegas” en Puerto Iguazú.<br />
Pero en Córdoba, por ejemplo, el juego<br />
en la Capital está prohibido y la instalación<br />
de nuevas salas es resistida por varias<br />
localidades.<br />
El poder del juego,<br />
de Federico Poore y Ramón Indart<br />
Aguilar<br />
43
Entrevista<br />
cuatro<br />
Creer sólo<br />
EN LA<br />
LITERATURA<br />
44<br />
Treinta años después de haber sido escrita,<br />
El pudor del pornógrafo, la primera novela<br />
de Alan Pauls, se reedita con un posfacio<br />
inédito en el que el autor cuenta por qué<br />
la suya es la última generación de creyentes<br />
literarios en este país. Además, trabaja en un<br />
ensayo sobre el cineasta chileno Raúl Ruiz,<br />
una adaptación para cine de La pista de hielo<br />
de Roberto Bolaño y una traducción de los diarios<br />
íntimos de Baudelaire<br />
Por Nancy Giampaolo<br />
–Sus novelas se traducen y se venden en el exterior,<br />
¿se enfrentó a la idea de no ser lo suficientemente<br />
latinoamericano o argentino en su literatura Me<br />
refiero a un preconcepto por el cual un argentino<br />
debe escribir sobre ciertos temas: dictaduras, villas<br />
miseria, etc… Es común que los medios te pongan en<br />
ese lugar. Imposible escapar a ese estereotipo, o ser escritor<br />
argentino y no ser hijo de Borges y Cortázar.
45<br />
–Mujica Láinez prohibió la reedición de su segundo<br />
libro porque le parecía “horroroso”. Usted celebra<br />
la reedición de su primera novela El pudor del pornógrafo,<br />
treinta años más tarde. ¿La releyó después<br />
de mucho tiempo cuando le propusieron reeditarla<br />
o la tenía presente No releí El pudor... hasta que tuve<br />
el pdf de las pruebas en mis manos. De hecho no lo había<br />
releído cuando escribí el posfacio que acompaña la novela.
46<br />
Me pareció que el estado de malentendido nítido en el<br />
que la novela vegetaba gracias a una memoria capciosa era<br />
mejor para reconstruir cómo se escribió que cualquier relectura<br />
sensata, adulta, etc.<br />
–¿Relee sus trabajos habitualmente Releo sólo lo que<br />
publico en los medios, y apenas aparece publicado, siempre<br />
con el terror de haber cometido algún error irreparable.<br />
(Risas) El resto es literatura y no, no suelo releerlo,<br />
salvo para chequear alguna traducción.<br />
–La nueva edición viene con un posfacio inédito, ¿en<br />
qué consiste Trato de reconstruir las condiciones en las<br />
que escribí ese libro. Entre esas condiciones hay un editor<br />
genial (Enrique Pezzoni), un contratapista doblemente<br />
genial (Luis Chitarroni), una pasión malsana (los epistolarios,<br />
tanto el de Kafka con Felice como el de los consultores<br />
sexuales de las revistas porno con sus lectores desesperados),<br />
un título patético que por suerte me bocharon<br />
y, por fin, un tipo de 21 años que descubre que sólo cree y<br />
sólo creerá en la literatura.<br />
–¿Cuál era el título que le bocharon y con qué argumentos<br />
En el punto inmóvil. No era espantoso; era un<br />
título “de época”, como todos los títulos de las películas<br />
de Wim Wenders, que me encantaban y estaban de moda:<br />
En el transcurso del tiempo, Movimiento falso, El estado<br />
de las cosas. No hubo argumentos. Enrique Pezzoni tenía<br />
demasiada autoridad para gastarse en argumentaciones.<br />
Se limitaba a mordisquear la boquilla de sus cigarrillos y a<br />
reírse con desdén.<br />
–A propósito de esto de “creer en la literatura” dijo<br />
que usted pertenece a la que podría ser “la última<br />
generación de escritores creyentes literarios de este<br />
país”, ¿en qué sentido Creyentes en el sentido de que<br />
la literatura nunca fue para nosotros un medio sino un fin,<br />
un fin absorbente, exclusivo, que sobrevivió a todo y que<br />
nos formó, nos esculpió, nos permitió (mal)entender el<br />
mundo, guió nuestras decisiones vitales, etc. Sabemos que<br />
no hay garantías en el mundo, pero la literatura es quizá lo<br />
que más se acerca.<br />
–Además de estar presentando la reedición de su<br />
primera novela, encaró la traducción de los diarios<br />
íntimos de Baudelaire, ¿por qué Me la ofreció Matías<br />
Rivas, el capo de las ediciones de la Universidad Diego<br />
Portales, en Chile. Mi editor chileno. Él publicó mi libro<br />
de ensayos Temas lentos. Un tipo tan sagaz que cuesta seguirlo,<br />
sobre todo porque su oficina es su coche, un<br />
Volkswagen medio chocado en cuyo baúl esconde toda clase<br />
de sorpresas. Tiene ese ojo de lince que sólo tienen los<br />
buenos editores, que descubren los deseos de sus autores<br />
mucho antes que los autores mismos. Y a mí, Mi corazón<br />
al desnudo siempre me gustó muchísimo.<br />
–También está realizando un ensayo biográfico sobre<br />
el director cinematográfico chileno Raúl Ruiz<br />
¿Usted es fan de su cine Me gusta mucho Ruiz, como<br />
puede gustarte un cineasta que hacía muchas películas en<br />
una y que tiene una obra monstruosa, por lo enorme (130<br />
películas), por lo variada (largos, cortos, medios, documentales<br />
institucionales, programas de televisión, video,<br />
registro de teatro, etc.), por lo extravagante (películas<br />
underground, adaptaciones de Proust y de Stevenson,<br />
largos con estrellas, experimentos de entrecasa con amigos<br />
borrachos), etc. Prefiero decir “me interesa”, en el sentido<br />
en que se dice que una bala “te interesó” un órgano vital.<br />
Me inspira, me hace pensar, me zamarrea, me deja perplejo.<br />
Me interesa incluso cuando me repele o me aburre.<br />
¿De cuántos cineastas latinoamericanos se puede decir lo<br />
mismo ¿Uno ¿Glauber Rocha<br />
–Y está trabajando en una adaptación para cine de<br />
La pista de hielo de Bolaño con otra chilena, Valeria<br />
Sarmiento, que va a dirigirla… Conocía a Valeria por<br />
su película Notre mariage, que me había gustado mucho.<br />
La conocí personalmente cuando la entrevisté por el libro<br />
sobre Ruiz. La misma sensibilidad silenciosa que ya había<br />
descubierto en su película. Pocos meses después me llamó<br />
para ofrecerme el guión de La pista de hielo. La novela<br />
es de un Bolaño primerizo, muy observador y bastante<br />
pirotécnico, de la época en que vivía de ganar concursos<br />
literarios con sus novelas y sus cuentos. Muy buena para el<br />
cine, porque está armada como un trenzado de monólogos<br />
de tres personajes e inventa el camping como heterotopía<br />
propia del sudaca exiliado.<br />
–Entre su obra como ensayista, Manuel Puig, Lino<br />
Palacio y Jorge Luis Borges han sido personas a las<br />
que abordó. Entiendo que a los dos primeros los<br />
conoció y comprendió mejor como autores después<br />
de haber escrito sobre ellos. ¿Con Borges fue lo mismo<br />
No había leído a Borges “en serio” hasta que escribí<br />
el libro, y cuando terminé de escribirlo me di cuenta de<br />
que Borges era un extraordinario escritor para leer “en<br />
broma”. Escribir es también una forma de leer; en mi<br />
caso, lo más parecido al close reading que practican los filólogos<br />
(si todavía existe alguno) y los traductores.<br />
–Alguna vez dijo que un tipo como Mansilla le interesa<br />
por ser un gran escritor, ante todo. ¿Ve, en<br />
el presente, algún análogo de aquel dandismo que<br />
encarnaba Mansilla ¿Algún paralelo actual de un<br />
hombre que va con guantes, bonete y capa a negociar<br />
con los ranqueles y hace una novela sobre eso<br />
Los desplantes públicos del colombiano Fernando Valle-
jo, tan genial como performer vituperador que como escritor,<br />
elegante y autoconsciente como un loco al que acaban<br />
de sacarle su chaleco de fuerza. Los actings de Mario Bellatin,<br />
con sus túnicas negras y su garfio enjoyado.<br />
–Hace poco presentó la última novela de un escritor<br />
de su generación, Rodrigo Fresán, un escritor que<br />
se vale mucho de las referencias en sus ficciones.<br />
Usted suele usarlas muy ocasionalmente, ¿cuál es<br />
su criterio con eso Cuando uno en una ficción nombra<br />
algo real (y nada más real que un nombre propio) usa eso<br />
que nombra por su valor conceptual, por ese plus que trae<br />
de la realidad. Mi política en ese sentido es distinta: cito<br />
poco, lo indispensable (porque no me gusta el name dropping),<br />
y cuando cito, lo que cito está en relación con lo que<br />
pasa en la ficción, nunca o rara vez con mis gustos personales.<br />
Por eso puedo citar cosas que detesto, o que me son<br />
indiferentes, o que no tienen nada que ver con mis gustos.<br />
Listá la gente que cita Rodrigo en sus libros y tendrás<br />
la lista de sus predilecciones. Listá la que aparece en los<br />
míos y tendrás... la lista de los que aparecen en los míos<br />
47
INTERNET<br />
Cincuenta tips que inspiran para<br />
escribir a partir de los consejos –y la<br />
catarsis– de autores de renombre.<br />
http://ebookfriendly.com/50-most-inspiring-quotes-about-books-and-reading/<br />
Infografías que detallan qué herramientas<br />
han usado y usan para<br />
escribir directores de cine y escritores,<br />
como Tarantino, Stephen<br />
King y J. K. Rowling, entre otros.<br />
Steve McQueen, “el Rey Cool” de<br />
los sesenta, y una serie de fotos de<br />
su costado más relajado.<br />
Una diseñadora gráfica e ilustradora<br />
de Nueva Zelanda y su<br />
proyecto Found in Translation, en<br />
el que diseñó piezas gráficas para<br />
una serie de expresiones extranjeras<br />
que no se pueden traducir<br />
palabra por palabra al inglés.<br />
http://www.mediabistro.com/galleycat/<br />
top-writing-tools-of-famous-authors-infographic_b85834<br />
Las veinticinco iglesias y templos<br />
más hermosos del mundo.<br />
https://www.behance.net/gallery/9633585/Found-In-Translation<br />
http://www.kulfoto.com/celebrity/2376/20-photos-of-steve-mcqueen/31315/steve-mcqueen<br />
La luna siempre parece estar en<br />
el mismo lugar del cielo, lo cual es<br />
imposible. Esta animación, hecha<br />
de imágenes reales tomadas del<br />
espacio, ficcionaliza el amanecer<br />
de la tierra visto desde la luna.<br />
49<br />
Hace casi 40 años, le preguntaron<br />
a Simone de Beauvoir por qué era<br />
feminista, y en este video está su<br />
respuesta.<br />
http://all-that-is-interesting.com/cinemagraph-gifs<br />
http://www.openculture.com/2013/05/simone_de_beauvoir_explains_why_im_a_<br />
feminist_in_a_rare_tv_interview_1975.<br />
html<br />
Los gifs, emblemas de Internet,<br />
son piezas gráficas animadas a través<br />
de fotogramas, combinaciones<br />
de foto y video que buscan cierto<br />
efecto. Esta es una selección de 43<br />
gifs de cine para coleccionar.<br />
http://www.entrepreneur.com/article/232193<br />
http://elmeme.me/AnaGeekLogue/las-25-iglesias-mas-hermosasde-todo-el-mundo_40993utm_<br />
content=bufferd270f&utm_<br />
medium=social&utm_source=twitter.<br />
com&utm_campaign=buffer<br />
Siete tips que ayudan a recordar<br />
los nombres propios.<br />
http://www.slate.com/blogs/bad_astronomy/2014/05/08/earthrise_lro_animation_of_the_earth_rising_over_the_lunar_limb.html
RECOMENDADOS<br />
Tejiendo Sueños<br />
Patti Smith<br />
Lumen<br />
Música, pintora, fotógrafa y también escritora,<br />
este es el tercer libro de la genial Patti<br />
Smith. Lo fue armando durante muchas etapas<br />
de su vida y terminó de escribirlo a los<br />
45 años. Junto a una serie de fotos, cuenta<br />
sencillamente pequeños y grandes acontecimientos<br />
que marcaron su vida a fuego. “Con<br />
el tiempo lo desentrañamos. Reconocemos<br />
en nosotros mismos una mano de nuestra<br />
madre, una extremidad de nuestro padre.<br />
Pero la mente, eso es otro asunto. De ella<br />
nunca puedes estar seguro.”<br />
La economía de tu vida<br />
Tomás Bulat<br />
Sudamericana<br />
La idea de esta especie de manual es ayudarnos<br />
a decidir dónde y de qué manera<br />
utilizamos e invertimos nuestro dinero y<br />
nuestro tiempo para que rinda mejor en las<br />
transacciones del día a día. “Tanto en la economía<br />
como en la vida en general el tiempo<br />
vale oro, como dice el refrán. Lo que decidas<br />
hacer con él en esta etapa te marcará para<br />
siempre. La persona que se pase el día mirando<br />
tele en lugar de entregarle horas al<br />
estudio, la lectura o la capacitación tarde o<br />
temprano recibirá la factura o lo terminará<br />
pagando en calidad de vida.”<br />
Ciber Bullying<br />
Fernando Osorio<br />
Urano<br />
Se dan un sinnúmero de situaciones en las<br />
que los niños y jóvenes aparecen involucrados<br />
en el mundo cibernético de manera<br />
compleja; ya sea porque provocaron una acción<br />
violenta puntual o porque son víctimas<br />
del maltrato y el acoso de otros. Según el<br />
autor, “los adultos deben estar advertidos de<br />
que existe una utilización poco conveniente<br />
de las Tecnologías de Información y Comunicación<br />
(TIC) que pueden transformarse en<br />
una trampa mortal y dejar a nuestros hijos y<br />
alumnos atrapados en las redes”.<br />
5o<br />
Relatos reunidos<br />
Marcelo Cohen<br />
Alfaguara<br />
Ficciones que se tornan realidades en los<br />
mundos que provienen de la imaginación de<br />
Cohen. Relatos reunidos está conformado<br />
por textos de diferentes libros que escribió a<br />
lo largo de treinta años y está dividido en dos<br />
partes: “Cuentos de este mundo” y “Cuentos<br />
del Delta panorámico”. Pero también contiene<br />
un bonus track de relatos inéditos. “Una<br />
mañana había llamado a Sergio para decirle<br />
algo. Y le había dicho que se cuidase sobre<br />
todo la salud, para no llegar minado a la vejez<br />
y poder seguir siempre adelante, adelante hasta<br />
el fin, como un titán del mundo moderno.”<br />
A Lupita le gustaba planchar<br />
Laura Esquivel<br />
Suma de letras<br />
Lupita es una policía poco agraciada físicamente,<br />
con problemas de alcoholismo, que<br />
ha padecido la violencia y sobrevive en un<br />
medio donde reinan las apariencias, el dinero<br />
y el poder. Una sociedad donde no parece<br />
haber salidas verdaderas. “Cuando una persona<br />
se interpone en el camino de otra no es<br />
extraño pensar ‘cómo no se muere ese hijo,<br />
o hija, de la chingada’. Ella lo había pensado<br />
varias veces. La primera vez con su padrastro.<br />
Luego con su marido. Luego la ‘Mami’<br />
y luego… bueno, no valía la pena detenerse<br />
en ese punto.”<br />
Un gato callejero llamado Bob<br />
James Bowen<br />
El Ateneo<br />
Cada uno de los protagonistas de esta historia<br />
real encontró en el otro la fuerza para<br />
sobrevivir. El músico James Bowen vivía en<br />
las calles de Londres consiguiendo dinero<br />
para comprar drogas; Bob, un hermoso gato<br />
anaranjado necesitaba de alguien que lo<br />
cuidara. Se encontraron y la vida de ambos<br />
mejoró drásticamente. Este inspirador libro<br />
cuenta las aventuras, y los buenos y malos<br />
momentos que pasaron juntos, habiendo llegado<br />
al corazón de miles y miles de lectores<br />
en todo el mundo.
RANKING<br />
FICCIÓN NO FICCIÓN INFANTIL JUVENIL<br />
1. BAJO LA MISMA ESTRELLA<br />
John Green<br />
Nube de Tinta<br />
2. Cien años de soledad<br />
Gabriel García Márquez<br />
Sudamericana<br />
3. África. tormenta de libertad<br />
Hernán Lambers<br />
Plaza & Janés<br />
4. Cincuenta sombras de Grey<br />
E.L. James<br />
Grijalbo<br />
5. LA LADRONA DE LIBROS<br />
Markus Zusak<br />
Lumen<br />
1. NO QUIERO ENVEJECER<br />
Pilar Sordo<br />
Planeta<br />
2. historias inconscientes<br />
Gabriel Rolón<br />
Planeta<br />
3. usar el cerebro<br />
Facundo Manes<br />
Planeta<br />
4. 10 K<br />
Jorge Lanata<br />
Planeta<br />
5. AUDIENCIA CON EL DIABLO<br />
Víctor Hugo Morales<br />
Aguilar<br />
1. El principito<br />
Antoine de Saint-Exupéry<br />
Emecé<br />
2. Frozen<br />
N/A<br />
Guadal<br />
3. Gaturro y el secreto de los<br />
inmortales<br />
Nik<br />
Sudamericana<br />
4. Abremente 6/7<br />
Editores de Catapulta<br />
Catapulta<br />
5. Abremente 10/11<br />
Editores de Catapulta<br />
Catapulta<br />
1. SImplemente tini<br />
Martina Stoessel<br />
Planeta<br />
2. Maze Runner - correr o morir<br />
James Dashner<br />
V&R Editoras<br />
3. Caídos del mapa<br />
María Inés Falconi<br />
Quipu<br />
4. SINSAJO<br />
Suzanne Collins<br />
Del Nuevo Extremo<br />
5. Los juegos del hambre<br />
Suzanne Collins<br />
Del Nuevo Extremo<br />
51<br />
MÚSICA<br />
1. TUS OJOS MIS OJOS<br />
Axel<br />
Sony<br />
2. VIAJE<br />
Ricardo Arjona<br />
Sony<br />
3. Junior Express (CD+DVD)<br />
Topa<br />
Disney<br />
4. ABEL<br />
Abel Pintos<br />
Sony<br />
5. FÓRMULA - VOLUMEN 2<br />
Romeo Santos<br />
Sony<br />
PELÍCULAS<br />
1. FROZEN - UNA AVENTURA CONGELADA<br />
Chris Buck y Jennifer Lee<br />
Walt Disney<br />
2. VIOLETTA EN VIVO - EL SHOW<br />
N/D<br />
Walt Disney<br />
3. Tinkerbell - Hadas y piratas<br />
N/D<br />
Walt Disney<br />
4. PRINCESITA SOFÍA: UN PALACIO EN EL AGUA<br />
N/D<br />
Walt Disney<br />
5. EL HOBBIT - LA DESOLACIÓN DE SMAUG (2 DISCOS)<br />
Peter Jackson<br />
Warner<br />
Esta información comprende los libros (ficción/no ficción/infantiles/juveniles), CDs y películas más vendidos en todos los puntos de venta del Grupo ILHSA entre el 12/5/14 y el 18/5/14.
52<br />
Entrevista<br />
cinco
RETRATO<br />
DE UN<br />
HOMBRE<br />
afortunado<br />
La revista <strong>Quid</strong> fue el primer medio que Leonardo Sbaraglia eligió para hablar de Aire libre,<br />
la película que protagoniza junto a Celeste Cid dirigida por Anahí Berneri<br />
(Un año sin amor, Encarnación, Por tu culpa).<br />
Este actor iberoamericano que se despliega entre Argentina, España y México nos recibió en<br />
una locación muy acorde: el bar del tradicional hotel Castelar, en la hispánica Avenida de Mayo.<br />
Un diálogo relajado donde reflexionó sobre la intimidad de su oficio,el amor (casado hace más<br />
de una década, tiene una hija de 8 años), los riesgos de la alta exposición y la suerte que<br />
lo acompaña desde que arrancó su carrera<br />
Por Nadia Zimerman<br />
53<br />
–¿Cómo resumiría Aire libre Dejame pensar, es la primera<br />
vez que hablo de la película… Así: una pareja joven<br />
se quiere hacer una casa; como va a tardar, ella se vuelve<br />
a vivir con la mamá y él con sus padres. Eso les empieza a<br />
gustar, empiezan a sentirse cómodos, a sentir que recuperan<br />
un espacio que habían perdido. El planteo sería: ¿se puede<br />
encontrar un espacio aunque uno esté muy cerca de otra<br />
persona Es difícil, pero yo creo que sí.<br />
–Su vida podría ser una prueba… Claro. Mi mujer dice<br />
que hay que ser valiente para seguir con el otro, mucho más<br />
que para separarse. Es una lucha cotidiana; de eso se trata el<br />
amor, el respeto con el otro. Ahí estamos y ahí están muchas<br />
parejas, y el gran tema de la película: cuando uno se siente<br />
asfixiado hay que cambiar el chip… siempre se pueden encontrar<br />
alternativas, ¿no Anahí, la directora, pone en juego<br />
experiencias personales, y por eso hace resonar muchas<br />
cosas.<br />
–¿A usted qué le resuena Somos de la misma generación;<br />
son temas que empiezan cuando tenés hijos, estás<br />
hace mucho tiempo con alguien y querés ver cuál es el<br />
mejor proyecto para seguir. Es duro porque se ve todo el<br />
tiempo, también en los amigos. Cuando tenés un hijo se<br />
crean condiciones que nunca habías tenido con tu pareja;<br />
aparece en el otro alguien nuevo, y en uno alguien nuevo<br />
también. Cuando cimbra toda una base, se mueve el piso, si<br />
la pareja no se acomoda, si no se revalida, hay una regresión.<br />
La madurez tiene que ver con tener la suficiente espalda,<br />
posibilidades de diálogo, de confrontación, de poner los deseos<br />
arriba de la mesa para resistir los embates. Antes había<br />
otro modelo; la mayoría de nuestros padres se ha separado.
54<br />
La gente se enganchaba muy joven; mis padres a los 27 y<br />
25 años ya tenían tres hijos, con una naturalidad brutal. Me<br />
criaron ellos pero también mis abuelos. Tengo mucha más<br />
relación con mis abuelos que la que puede tener mi hija hoy<br />
con los suyos. En cierta clase social ahora hay una intención<br />
de ocuparse mucho más de la infancia de los hijos, hay más<br />
conciencia y más cuidado con la crianza.<br />
–Con Celeste Cid es la primera vez que trabaja; el<br />
vínculo de los personajes es complicado, ¿pudieron<br />
ensayar No más de tres semanas, porque yo estaba en<br />
México [grabando la serie Dos lunas]. Lo ideal es juntarse<br />
unos meses antes. Pero Anahí es una directora muy obsesiva;<br />
de pronto me hacía repetir once veces una escena; yo decía<br />
“¡pero cortá el plano!”, como hacen muchos directores:<br />
si no consiguen lo que buscan en una toma, tal vez en cinco,<br />
montaje mediante, lo logran. Ella quería todo en una sola;<br />
para el actor eso requiere más ensayo. Muchas veces me<br />
ponía nervioso y me preguntaba “pero qué pasa, ¿no le gusta<br />
nada de lo que estoy haciendo”.<br />
–¿Hubo margen para improvisar Sí, empezamos a encontrar<br />
el propio “caldo” que se iba cocinando con la película.<br />
El director sabe exactamente la receta, la tira dentro de la<br />
cacerola, pero con los actores eso se cocina de otra manera.<br />
–En este trabajo hizo desnudos totales en escenas muy<br />
comprometidas, ¿hay entrenamiento que valga No,<br />
entrenamiento no se tiene nunca. Lo había hecho en Plata<br />
quemada. En este caso no era para nada gratuito. Como<br />
los personajes se han “dejado estar”, tanto Celeste como<br />
yo engordamos adrede. Venía de hacer un galán mexicano,<br />
pero antes del rodaje empecé a morfar para tener un cuerpo<br />
abandonado. Se me ve desnudo, pero se me ve la zapán. En<br />
una de esas tomas ni siquiera entró el cámara, solamente se<br />
quedó el foquista; después nos preguntaron si estábamos<br />
de acuerdo en dejar esa parte. Lo mismo para la escena de<br />
cama. En ese momento te entregás: yo a Celeste le dije:<br />
“Soy tuyo” y ella me dijo lo mismo. Los dos somos pudorosos,<br />
pero uno tiene que tirarse a la pileta. ¿Dura 3, 5 minutos<br />
Bueno, me tiro a la pileta. Acá era importante.<br />
–¿Otras veces se lo propusieron y se negó No tengo<br />
complejos con mi cuerpo, pero no me parece que desnudarse<br />
tenga que ser gratuito. Nunca hice una foto para una<br />
revista “en cuero”, como los galancitos; tal vez alguna cuando<br />
empecé. Me parece algo obsceno, muy “argento”; todos<br />
muestran todo: las minas, los culos; los tipos, sus abdominales;<br />
nunca me gustó eso.<br />
–¿Cómo sobrelleva un actor escenas de pelea como las<br />
que tiene esta pareja Al momento del “¡Corte!”, ¿no<br />
queda “cargado” No salís inmediatamente de ese estado;<br />
te podés hacer el canchero, pero una carga te queda. El<br />
personaje te lo podés “sacar”, pero algo “cargadito” seguís.<br />
Si expresivamente lograste lo que tenías que lograr, salió. En<br />
cambio, cuando te trabás y no terminás de lograr la identidad<br />
que buscabas, ahí te quedás mal.<br />
–Habla muy claro de lo afectivo y lo profesional,<br />
¿cuántos años de terapia tiene encima Me analicé un<br />
montón. Desde los 7 hasta los 12 años. Después dejé y volví<br />
de los 19 hasta los 25, 26. Retomé hace cuatro o cinco años.<br />
–Análisis, compromiso… ¿queda algo librado al azar<br />
El azar, la suerte, acompaña. Yo me siento muy afortunado.<br />
Habiendo empezado joven, enseguida traté de manejar el<br />
timón en este medio que es tan complicado, que ejerce una<br />
presión social muy fuerte, de siempre tener que estar en la<br />
“cresta de la ola”. Nunca me preocupé por eso; mi intención<br />
fue buscar calidad, aprender, crecer. Te podés equivocar;<br />
todo el tiempo estás tan vigilado, tan en el candelero que<br />
por momentos te creés eso de “actor serio”; te empiezan a<br />
rotular; de ahí tenés que salir, si no estás frito. Hablando de<br />
azar, algo que surgió de casualidad fue el canto. Hace cuatro<br />
años, para mejorar la voz en una obra de teatro empecé a<br />
estudiar bel canto. Ahora canto todo el día; incluso hice un<br />
tema en un disco de mi hermano Pablo, que es músico. Lo<br />
mismo pasó con un espectáculo, El territorio del poder, que<br />
hago hace un tiempo, donde canto tres canciones. Surgió<br />
casi azarosamente a partir de un homenaje a Rodolfo Walsh.<br />
Leía cuentos en un atril con una banda de jazz que improvisaba;<br />
planteamos otros textos y terminamos con quince<br />
funciones por todo el país; sigo con la gira los fines de semana.<br />
En cada trabajo me rompo el alma; si me dejás, estoy 24<br />
horas trabajando. Ahora, si no te acompaña el azar estás un<br />
poco frito. ¿Cuánta gente se rompe el culo y no la pega<br />
–Cuéntenos algo de los films Choele (de Juan Sasiaín)<br />
y Relatos salvajes (de Damián Szifrón)... Choele la hicimos<br />
el año pasado. Ahí soy un mecánico de pueblo; mi<br />
mujer se va a la ciudad llevándose a nuestro hijo que, en sus<br />
vacaciones, vuelve conmigo: por primera vez padre e hijo<br />
están solos. Es emocionante: habla de gente simple envuelta<br />
en una circunstancia triste, en un lugar delicioso al lado<br />
del río (Choele Choel, en Río Negro). Con Relatos salvajes<br />
vamos al festival de Cannes. Todavía no la vi entera, sólo mi<br />
parte; son seis relatos de veinte minutos con un denominador<br />
común: todos los protagonistas pasan un umbral moral o<br />
físico y pierden el control.<br />
–¿Es la primera vez que va a Cannes No, había ido con<br />
la “Selección española” (por las películas Intacto y Salvador)<br />
pero en la “Selección argentina” es la primera vez. Relatos…<br />
compite con films de Cronenberg, Mike Leigh, Ken<br />
Loach… A mí me encantaría trabajar con ellos. Ahora, si los<br />
cruzo, no sé qué haría; soy cero cholulo, muy pudoroso. Laburé<br />
con De Niro y ni me animé a sacarme una foto…<br />
–Hablando de contactos internacionales… Una vez<br />
dijo que quería aprender otro idioma… Es que de vez<br />
en cuando me llaman de Estados Unidos; te mandan una
audición, la preparás durante diez días y la mandás. La última<br />
fue para Sense8, una serie de los hermanos Wachowski<br />
[creadores de Matrix]. La hice con un amigo inglés; un laburo<br />
de locos.<br />
–¿Le gustaría trabajar en Hollywood Si me contratan,<br />
encantado. No iría sin un proyecto. Allá me respetan, no hay<br />
muchos actores que tengan cuarenta películas, eso es un<br />
capital para ellos. Una mina que hace castings me dijo “ni en<br />
pedo te vengas a vivir acá; si tuvieras 20 años todavía, pero<br />
¿para qué vas a dejar la carrera que estás haciendo, para hacer<br />
pruebas Cuando aparezca un personaje te lo mando”.<br />
–¿En qué otras películas vamos a poder verlo Tengo<br />
cerradas tres para filmar en 2015: No te olvides de mí, de<br />
Fernanda Ramondo, una historia de inmigrantes en 1925;<br />
Sangre en la boca, de Hernán Belón, sobre un boxeador; y<br />
con Alejandro Maci, director de En terapia, vamos a hacer<br />
junto a Luisana Lopilato la adaptación de la novela Los que<br />
aman odian, de Bioy Casares y Silvina Ocampo<br />
aviso_quid_12-05-2014crv.pdf 1 12/05/14 12:55
Música<br />
alternativa<br />
El toque<br />
hispanoamericano<br />
Raíz es un formidable disco con un tridente<br />
ofensivo que se las trae: Lila Downs, Niña Pastori<br />
y Soledad Pastorutti juegan y cantan,<br />
con estilo exquisito, la música que más nos gusta:<br />
“la nuestra”<br />
56<br />
Por Sergio Varela<br />
Hay un libro de Juan Sasturain, publicado en su momento<br />
por Ediciones de la Flor, en un formato audaz e innovador,<br />
con sublimes ilustraciones de Roberto Fontanarrosa, que se<br />
llama El día del arquero. Una obra que merece relecturas más<br />
allá del paso del tiempo. En ese bello y breve libro, Sasturain<br />
ensaya una desopilante “Geopolítica y fútbol”, estableciendo<br />
idiosincrasias futbolísticas con humor, pero a la vez con rigor<br />
casi antropológico.<br />
Algo de ese espíritu respira el disco Raíz, en el que tres grandes<br />
de la canción hispanoamericana coinciden y representan<br />
diferentes modos de vida, estilos, culturas, pero también condensan<br />
una garra visceral y a la vez un saber decir en su manera<br />
de cantar que es una síntesis inspirada entre “la nuestra”<br />
menottista (o el juego exquisito del Barsa y la España campeona<br />
de 2010) y la afanosa búsqueda del resultado triunfal del<br />
bilardismo más exasperante.<br />
México, España y Argentina, tres países que tanto en fútbol<br />
como en música juegan al ataque, sin especulación, con el corazón,<br />
se unen en esta placa con tres representantes de lo más<br />
bellamente emotivo y genuino de su estilo de juego musical.<br />
Lila Downs, Niña Pastori y Soledad Pastorutti son tres<br />
entidades e identidades individuales, pero también conforman<br />
en conjunto una delantera del mejor Brasil setentoso en su<br />
desparramo de talento, irreverencia, humor y sensibilidad.<br />
La Cumbia del Mole, un clásico de la mexicana, cantada casi a<br />
coro, reflota el espíritu tribal de las hinchadas, pero en versión<br />
femenina, afinada, casi como un remanso entre tanta vocinglería<br />
de las barrabravas europeas y su cantos de gesta con acento<br />
medieval.<br />
Zapata se queda, recupera un tono folclórico de peña contracultural<br />
de los años 70, con la voz de la Downs y Niña Pastori<br />
como una especie de atenuante que invita a escucharla no<br />
entre vinos baratos y empanadas, sino con un buen espirituoso<br />
más cercano a la gauche caviar de quien disfruta de los placeres<br />
de la vida sin haber resignado sensibilidad social en su<br />
camino al progreso personal.<br />
Agua de rosas aporta ritmo y el especial lucimiento de la Pastori<br />
y su cadencia gitana, para “que esta tristeza se acabe de<br />
una vez”, con arreglos eléctricos y sintetizadores (los instrumentos,<br />
aunque los arreglos también, por qué no), para acompañar<br />
y sostener una mezcla deliciosa, entre la tremenda humanidad<br />
de estas voces únicas, irrepetibles, y los instrumentos<br />
–valga la palabra– sampleados, cabalgando sobre los recursos<br />
que les brinda la tecnología.<br />
El tema insignia del disco es La raíz de mi tierra, donde la voz<br />
líder de Niña Pastori aporta toda esa desmesura irresistible del<br />
cante hondo andaluz, esa liturgia pagana sonora, ese llamado<br />
árabe a la oración, y al mismo tiempo esa sutil sensualidad<br />
expresada con un tono dramático, casi trágico. Hay atrapados<br />
en cada detalle, cada silencio y cada ritmo contagioso de esta<br />
placa muy pero muy moderna, siglos de historia, de culturas<br />
que fueron subsumidas: la prodigiosa civilización árabe conquistada<br />
dentro mismo de España por el cattenaccio cultural<br />
manchego, las culturas maya y azteca, destruidas a punta de<br />
bala, la cultura de la pampa, la llanura y las selvas de El Dorado,<br />
arrasadas por voraces expediciones múltiples. Y hay una<br />
reivindicación de esa riqueza intangible que son las canciones,<br />
las composiciones que las recuerdan y las unen.<br />
Gran mérito para el director técnico que concibió en Raíz esta<br />
formación imbatible que se cita de memoria con una sonrisa<br />
de placer y un gesto de abstracción memoriosa al evocarla
Música<br />
clásica<br />
Modest Mússorgski<br />
La gran<br />
ESTRELLA FUGAZ<br />
Por Nadia Koval<br />
58<br />
Modest Mússorgski, el gran compositor ruso que produjo un<br />
importante impacto sobre la música del siglo XIX, nació el 21<br />
de marzo de 1839. Perteneciente a una familia de la nobleza<br />
rusa que supuestamente procedía del primer gobernante de<br />
Rutenia, Rúrik, y los príncipes soberanos de Smolensk que le<br />
siguieron. Su infancia transcurrió en el pueblo de Karevo, 400<br />
km al sur de San Petersburgo, en una atmósfera de vida campesina<br />
y patriarcal. En sus notas biográficas, Mússorgski resaltaba<br />
que “la familiaridad con el espíritu de la vida popular fue el<br />
principal impulso en mi labor creativa”.<br />
Su talento musical fue descubierto tempranamente. A los siete<br />
años de edad, Modest, bajo la tutoría de su madre, podía tocar<br />
algunas obras simples para piano de Franz Liszt y de John<br />
Field. Sin embargo, nadie en la familia pensaba seriamente sobre<br />
su futuro musical. De acuerdo con la tradición familiar, en<br />
1849, Modest y su hermano mayor Filaret ingresaron al colegio<br />
alemán Petrischule en San Petersburgo y luego a la Escuela<br />
de Cadetes de Guardia. La formación del joven Mússorgski en<br />
el entorno militar se llevó a cabo de una manera muy contradictoria:<br />
por un lado se destacaba en las materias de ciencia militar,<br />
pero por el otro tomaba clases de piano con el reconocido<br />
pedagogo A. Gerke y asistía a los espectáculos de ópera. Los<br />
cadetes tenían que hacer guardia en el palacio real, participar<br />
en desfiles en la Plaza del Palacio y también realizar el servicio<br />
en los hospitales militares. Una vez allí, Mússorgski se encontró<br />
con Alexandr Borodin, un médico-químico y un famoso músico<br />
aficionado. Borodin describe a Mússorgski en sus memorias:<br />
“Sus maneras eran agraciadas, aristocráticas. Hablaba tranquilo,<br />
intercalando sus palabras con frases en francés, un poco pretenciosas.<br />
Su cortesía y sus modales eran extraordinarios”.<br />
Mientras la vida de un cadete de guardia sopesaba a Mússorgski,<br />
su interés por la música se hacía más profundo y serio. En<br />
una oportunidad Modest se encontró con el amigo de Mijaíl<br />
Glinka, el famoso compositor Alexandr Dargomyzhski, en<br />
cuya casa se reunían varios músicos para interpretar canciones y<br />
fragmentos de óperas. En la casa de Dargomyzhski, Mússorgski<br />
por primera vez pudo percibir la actitud profesional hacia la<br />
música y también conocer gente que pensaba seriamente en el
desarrollo de la cultura musical en Rusia. El efecto de la música<br />
de Dargomyzhski sobre el joven músico fue enorme. Su credo<br />
creativo expresado en la frase “Quiero expresar las palabras con<br />
el sonido correcto”, posteriormente se convirtió en el lema propio<br />
de Mússorgski.<br />
En 1856, después de su graduación, Mússorgski fue nombrado<br />
oficial del regimiento Preobrazhensky. Ante él se abría una brillante<br />
carrera militar. Sin embargo, el encuentro con los músicos<br />
Cesar Cuí y Mili Balákirev lo inspiró a elegir otro camino.<br />
A pesar de los ruegos de los amigos y de los familiares, dejó el<br />
servicio militar presentando su renuncia. Ese mismo verano, a<br />
raíz de la elevada carga emocional por la ruptura con el servicio<br />
militar y también por la intensa dedicación a la música, Mússorgski<br />
sufrió un severo agotamiento nervioso. Por un tiempo<br />
ocultó su depresión, apatía, sensibilidad mórbida y las ideas<br />
místicas. Un año más tarde escribió a Balákirev: “Últimamente<br />
he hecho un esfuerzo para vencer mi enfermedad”. Sin embargo,<br />
más tarde, los brotes del malestar se repitieron.<br />
En enero de 1860, para gran alegría de Mússorgski, fue interpretado<br />
su Scherzo para orquesta en un concierto de la Sociedad<br />
Musical Rusa bajo la dirección de Anton Rubinstein. El<br />
famoso crítico musical A. Serov hizo un importante comentario<br />
sobre la obra: “Interpretada junto con la música del Maestro<br />
Meyerbeer, la composición de Mússorgski no ha perdido ante<br />
esta, sino que ha ganado”. Los años sesenta para Rusia fueron<br />
época de grandes cambios: se destruían las relaciones feudales<br />
y la nobleza y la monarquía estaban perdiendo su poder. La<br />
complejidad social se profundizó con la derrota de Rusia en la<br />
Guerra de Crimea en 1856. Por supuesto todo esto tuvo una<br />
gran influencia sobre la vida cultural. En este período comenzó<br />
la formación del famoso Grupo de los Cinco, integrada por Balakirev,<br />
Borodin, Cuí, Mússorgski y Rimski-Korsakov, quienes<br />
eligieron el camino del desarrollo de las tradiciones musicales<br />
de M. Glinka. En 1868, Mússorgski empezó a trabajar sobre<br />
su obra maestra, la ópera Boris Godunov y al mismo tiempo<br />
empezó a pensar en Jovánshchina. En este período fue cuando<br />
se hizo cercano a Rimski-Korsakov. Desde el otoño de 1871 los<br />
dos compositores incluso compartieron el mismo departamento.<br />
Desde la mañana hasta el mediodía el piano era utilizado<br />
por Mússorgski, mientras el otro trabajaba con partituras. Después<br />
del mediodía Mússorgski iba a trabajar al Departamento<br />
Forestal y Rimski-Korsakov se sentaba al piano.<br />
Lamentablemente, en los años siguientes Mússorgski se resistía<br />
cada vez menos a su obsesión por la bebida. Por sus frecuentes<br />
ausencias había perdido su trabajo en el servicio civil. Componía<br />
poco. A principios de 1881 sufrió cuatro ataques en rápida<br />
sucesión. A pesar de que sus amigos le habían encontrado una<br />
habitación cómoda en un buen hospital, la situación era desesperante.<br />
Ilya Repin pintó el famoso retrato que reflejó los últimos<br />
días del compositor. Una semana después de cumplir los<br />
42 años, Mússorgski murió. Fue enterrado en el cementerio del<br />
Monasterio de Alexander Nevsky en San Petersburgo.<br />
“No sé cómo fue mi desempeño en el arte; pero siento que he<br />
hecho algo justo e irrevocable.” El ciclo vocal de Canciones y<br />
danzas de la muerte, la suite pianística Cuadros de una exposición,<br />
la pieza orquestal Una noche en el Monte Pelado, Boris Godunov<br />
y Jovanshchina son brillantes ejemplos de su talento<br />
RECOMENDADOS<br />
RECOMENDADO DE NOTA PRINCIPAL<br />
Mússorgski, Boris Godunov. DVD<br />
Es una ópera basada en la tragedia homónima de<br />
Alexander Pushkin. Después de su primera versión,<br />
Mússorgski tuvo que revisar el libreto para poder<br />
estrenar la obra en el Teatro Imperial. Previamente<br />
este teatro había rechazado el original por ser poco<br />
convencional (por ejemplo, no incluía una figura<br />
principal femenina) y rozar en numerosas ocasiones<br />
el tema de la política. Posteriormente Rimski-Korsakov<br />
hizo dos nuevas versiones de la obra en 1896 y<br />
1908. La ópera se estrenó en París en 1908, siendo el<br />
papel principal interpretado por el genial bajo ruso<br />
Fiodor Chaliapin.<br />
NOVEDAD<br />
Rolando Villazón, Arias de Mozart<br />
El sello Deutsche Grammophon realizó el lanzamiento<br />
del nuevo CD de Rolando Villazón Mozart,<br />
Concert Arias. Se trata de una recopilación de arias de<br />
concierto para tenor, una de esas curiosidades poco<br />
oídas y siempre agradables para ser descubiertas.<br />
Rolando Villazón canta acompañado por la London<br />
Symphony Orchestra dirigido por Antonio Pappano.<br />
El cantante y el director juntos seleccionaron diez<br />
arias para incluirlas en el disco. Las arias abarcan<br />
toda la carrera de Mozart y recorren un amplio espectro<br />
emocional, desde el patetismo y la tragedia<br />
hasta la alegría y la comedia.<br />
PARA ARMAR SU COLECCIÓN DE MÚSICA CLÁSICA<br />
Verdi, Falstaff. DVD<br />
Falstaff es una ópera bufa en tres actos con libreto en<br />
italiano de Arrigo Boito, basado en la pieza The Merry<br />
Wives of Windsor (Las alegres comadres de Winsdor)<br />
y con escenas de Enrique IV de Shakespeare. Fue<br />
estrenada el 9 de febrero de 1893 en el Teatro de la<br />
Scala de Milán con gran éxito. Fue la última ópera<br />
compuesta por Verdi, escrita por el compositor octogenario,<br />
y se trata de la segunda comedia (la primera<br />
fue Un Giorno di Regno) entre sus 26 óperas. Es, además,<br />
la tercera ópera de Verdi basada en una obra de<br />
Shakespeare, después de Macbeth y Otelo.<br />
LIBRO RECOMENDADO<br />
Los Maestros cantores del siglo XX<br />
Horacio Sanguinetti<br />
Este libro hace recordar a los cantantes de ópera más<br />
famosos: Caruso, Gigli, Martinelli, Schipa, Pertile,<br />
Merli, Tagliavini, Del Mónaco, Björling, Melchior, Fleta,<br />
Thill, entre otros. El autor del libro habla acerca<br />
de las características vocales de cada uno, evocando<br />
sus personalidades y vidas. El libro contiene varias<br />
anécdotas, a veces ejemplares y otras pintorescas,<br />
que hace la lectura entretenida y agradable. A través<br />
de los retratos de cada uno de los cantantes, Sanguinetti<br />
cuenta sobre las particularidades de las escuelas<br />
de canto lírico de distintas partes del mundo.<br />
59
Tema de tapa<br />
cuatro<br />
Mala suerte,<br />
buena suerte...<br />
quién sabe<br />
6o<br />
En el pop, el rock & roll y el punk también hubo quienes se beneficiaron (o no) de las casualidades.<br />
Líneas abajo, algunas historias del mundo de la música<br />
Por Juan Manuel Cibeira*<br />
¿Cómo se puede catalogar lo que le pasó a Dick Rowe, el hombre<br />
del sello Decca, el responsable del repertorio artístico de la<br />
compañía , el que siempre será recordado por… no haber contratado<br />
a los Beatles, un grupo que buscaba afanosamente editar<br />
un disco ¿Fue el azar Qué imponderable se cruzó en la mente<br />
de este hombre, que los escuchó luego de que un tal Brian<br />
Epstein se presentara como manager del grupo y pagara por<br />
una hora de audición. Qué hizo que Rowe decidiera quedar en<br />
la historia como el hombre que luego de escucharlos dijo: “Lo<br />
siento señor Epstein, los grupos de guitarras ya no interesan”.<br />
Rowe remedió a medias su “azarosa” decisión, un periodista le<br />
acerca una banda que podía competir con los Beatles. Esta vez<br />
no dejó nada librado al azar y rápidamente firmó a ese grupo<br />
algo estrafalario pero con nombre llamativo: The Rolling Stones.<br />
En cambio, definitivamente fue un golpe del azar lo que ocurrió<br />
con el primer número uno del ranking conseguido por The<br />
Jam, el legendario trío new wave británico liderado por Paul<br />
Weller. El single iba a llevar de lado A el tema “Dreams of<br />
Children”, y el lado B era “Going Underground”. Pero por un<br />
error en la fábrica francesa que prensó el disco, terminó saliendo<br />
con dos lados A. Y los programadores de las radios eligieron<br />
“Going Underground”, convirtiendo en un hit un tema que podría<br />
haber sido “otro lindo lado B”.<br />
Acaso fue azaroso que mientras trabajaban juntos en la música<br />
para un álbum, Paul McCartney y Michael Jackson, este<br />
consultara al ex Beatle acerca de dónde invertir su dinero. Y<br />
McCartney no dudó en responder que la mejor inversión estaba<br />
en los derechos editoriales de las canciones. Así que Jackson
tomó nota, llamó a su ejército de abogados y sorprendió a Paul<br />
comprando los derechos editoriales de las canciones de los<br />
Beatles. McCartney no podía creerlo, simplemente nunca<br />
pensó que Jackson fuera directamente a comprar los derechos<br />
de las canciones más rentables de la historia. Encima, una de<br />
las cosas que los Beatles habían conseguido administrando sus<br />
derechos era que las canciones no fueran utilizadas para publicidad<br />
comercial… Y Michael Jackson lo primero que hizo<br />
fue ceder, a cambio de una tonelada de dinero, música para un<br />
comercial de Nike.<br />
Otro golpe del azar le ocurrió a un ignoto grupo estadounidense<br />
llamado The Knack, que tenía que sacar un single extraído de<br />
su álbum debut. Al líder y cantante de la banda, Doug Fieger<br />
se le ocurrió incluir un tema titulado “My Sharona”, que contaba<br />
su relación sentimental con una chica llamada Sharona Alperin,<br />
de la que estaba perdidamente enamorado. La canción la<br />
compusieron en quince minutos el guitarrista Berton Averre,<br />
con un riff que tenía de años atrás, y Fieger que escribió la letra<br />
hablando de su amor por Sharona y hasta la convenció para<br />
que apareciera en la tapa del single… Fue el azar que hizo que<br />
Doug entrara a una tienda de Los Ángeles y quedara completamente<br />
prendado de la vendedora de 17 años que lo atendió.<br />
Entonces decidió que la mejor forma de cortejarla era escribirle<br />
una canción. Ante semejante repercusión, Sharona cedió y salió<br />
con él durante tres años. “My Sharona” le cambió la vida a Fieger,<br />
de hecho ese fue su único éxito discográfico; mientras ella<br />
se convirtió en agente inmobiliaria (hasta participó en el film<br />
Anywhere But Here interpretando ese papel) pero siempre fue<br />
recordada por “My Sharona”.<br />
En momentos en que el punk retrocedía y la música disco lo invadía<br />
todo, el contundente ostinato de la guitarra de Averre y el<br />
pegadizo estribillo dispararon la canción hacia la cima del ranking.<br />
Editado en junio de 1979, el single se convirtió en Disco<br />
de Oro (más de un millón de copias) en 8 semanas y en agosto<br />
era el número 1 del ranking.<br />
Quizás también fue el azar el que dispuso que en diciembre<br />
de 1971 los músicos de Deep Purple estuvieran alojados en<br />
un hotel frente al casino ubicado a orillas del lago Geneva, en<br />
Montreux, Suiza, en diciembre de 1971. La idea era utilizar<br />
el lugar para grabar su nuevo disco de estudio en el estudio<br />
móvil alquilado a los Rolling Stones. La noche previa al comienzo<br />
de la grabación, actuaba en el casino Frank Zappa y la<br />
banda en pleno decidió ver el concierto. En medio del show,<br />
entre el público apareció un idiota que no tuvo mejor idea que<br />
disparar una bengala al techo, que se incendió de inmediato,<br />
anticipando una trágica costumbre. Afortunadamente, tanto los<br />
músicos como el público pudieron retirarse sin consecuencias.<br />
Deep Purple regresó a su hotel y desde allí vio cómo las llamas<br />
consumían el que iba a ser su lugar de trabajo. Luego de intentar<br />
reemplazar el casino por el teatro Pavilion, a través de las<br />
gestiones de Claude Nobs, el creador del mítico Montreux Jazz<br />
Festival, la banda finalmente recaló en el Gran Hotel Montreux<br />
y empezó a grabar. Con los primeros ensayos surgió un simple<br />
pero atrapante riff en la guitarra de Blackmore y luego sería<br />
el bajista Roger Glover quien sugirió que hicieran un tema<br />
referido al incendio del casino… Y fue él quien le puso título:<br />
“Smoke on the Water”.<br />
Deep Purple terminó de grabar su álbum, al que tituló Machine<br />
Head, y como primer single sacó el tema “Never Before”. Sin<br />
embargo, mucho tiempo después, la banda comprendió que<br />
tenía un tema en ese álbum que todos pedían y decidió lanzarlo<br />
como simple. “Smoke on the Water” explotó en los rankings<br />
de Estados Unidos y Canadá y posteriormente en Europa, y se<br />
convirtió en uno de los himnos del rock, con un riff emblemático<br />
que es un símbolo del sonido de guitarra eléctrica. El azar<br />
había reunido una montón de elementos, el estudio, el show de<br />
Zappa, la bengala, el incendio del casino, las mudanzas y la grabación,<br />
que luego resultaron en un hito para la historia del rock.<br />
Tampoco el azar fue ajeno al lanzamiento y éxito de otro de los<br />
temas más populares de la historia del rock, el himno de Queen<br />
“Bohemian Rhapsody”. Esta canción escrita por Mercury era<br />
sumamente compleja por su inusual estructura, más cercana a<br />
una rapsodia clásica que a un tema de rock. No tenía un estribillo<br />
y estaba dividida en seis partes, incluyendo un fragmento<br />
operístico, uno rockero, algo de balada y uno de los solos de<br />
guitarra que marcaron la historia del rock. Las partes vocales<br />
son otro hito en la música popular, sobre todo porque en los<br />
tempranos 70 los recursos técnicos disponibles eran muy limitados<br />
aún. Por eso tardaron tres semanas en grabarla, apelando<br />
constantemente a las sobregrabaciones ya que sólo disponían<br />
de cintas analógicas de 24 pistas. Cantando hasta diez horas por<br />
día, la banda obtuvo 180 registros vocales separados. Semejante<br />
trabajo terminó convirtiendo la grabación de la canción en una<br />
de las más caras de la historia.<br />
Cuando todo estuvo listo, llevaron la canción a la compañía<br />
discográfica. Sorprendidos, los ejecutivos aceptaron que la<br />
canción ofrecía una visión musical muy diferente y en cierto<br />
modo atractiva, pero la vetaron como single debido a su extensión<br />
y constantes cambios de ritmo. Los Queen y su productor<br />
discográfico Roy Thomas Baker, decidieron mostrarle el tema<br />
a Kenny Everett, un musicalizador amigo. Everett escuchó el<br />
tema y les pidió que le dejaran una copia de la canción, con la<br />
promesa de que nunca la emitiría ya que no era un single para<br />
promoción. Sin embargo, tentado por la primicia la emitió un<br />
par de veces. El impacto en la audiencia fue tal que durante los<br />
dos días siguientes llegó a pasarla 14 veces por día. La locura<br />
llegó a las disquerías que recibían pedidos de “Bohemian Rhapsody”<br />
una canción que no estaba a la venta… También por azar,<br />
Paul Drew que dirigía la emisora RKO en los Estados Unidos,<br />
escuchó el tema en el programa de Everett en Londres. Impactado,<br />
rápidamente consiguió una copia del single y empezó a<br />
emitirlo con gran suceso entre su audiencia. Sorpresivamente,<br />
una canción que la compañía discográfica consideraba inapropiada<br />
para ser emitida como single, se transformaba en un éxito<br />
rotundo en ambos lados del Atlántico<br />
* Periodista. Fue integrante del staff de la mítica revista Pelo. Actualmente<br />
forma parte del Departamento de Promoción de Warner Music.<br />
61
Entrevista<br />
seis<br />
La compañera<br />
fiel<br />
Una minúscula nación africana imaginaria<br />
es el punto de partida desde el que<br />
Eduardo De la Puente construye la que es<br />
su primera novela, La última tentación del rey<br />
Zumbabwe Ambaata<br />
Por Nancy Giampaolo<br />
62<br />
–¿Cómo definiría La última tentación del rey Zumbabwe<br />
Ambaata en pocas palabras Es una especie de guiño al best<br />
seller playero, porque es una novela que tiene espionaje, acción,<br />
romance, drama, pueblos originarios con una cultura muy<br />
extraña y una religión igual de extraña.<br />
–Habla de una similitud con el best seller pero en la novela<br />
hay otros elementos que no suelen verse en estos…<br />
Es verdad: hago chistes que son totalmente segregacionistas,<br />
homofóbicos, misóginos, antisemitas… Sencillamente porque<br />
también me tiro contra los nazis, contra los católicos, contra los<br />
blancos… básicamente, para mí, todos somos motivo de chiste.<br />
Yo te puedo hacer un chiste de judíos con una liviandad absoluta<br />
y sin ningún tipo de culpa porque no soy antisemita. Es decir:<br />
¿cayó alguien de la cole en la volteada Bueno cayó, ¿cayó un<br />
gallego Cayó, y ¿caí yo, perfecto, caí, caeré.<br />
–Podemos decir entonces que su novela no es políticamente<br />
correcta, si bien muchos best seller lo son… No,<br />
no lo es.<br />
–Es decir que termina siendo una parodia del best seller…<br />
Sí, una parodia, una sátira… terminó siendo así pero no<br />
era la primera intención. Creo que todo es pasible de ser satirizado,<br />
sin ofender ni hacer apologías horribles.<br />
–Antes había publicado cuentos, ¿sabía de entrada que<br />
esta iba a ser una novela No. Siempre escribí sin plan, para<br />
divertirme, como entretenimiento. Entonces nunca sé qué<br />
extensión va a tener algo o siquiera si voy a terminarlo. Por ahí<br />
algo que escribo hoy queda en la nada, por ahí me causó gracia<br />
y lo seguí. Nunca escribí con el objetivo de publicar, es más<br />
bien un placer lúdico y del momento.<br />
–¿Está atento a lo que escriben los autores argentinos<br />
de su generación Voy leyendo lo que me va cayendo sin una
tendencia, ni escuela, ni nacionalidad preferida. Además no<br />
tengo tanto tiempo para la lectura como antes.<br />
–¿Podría darme una suerte de autobiografía literaria<br />
(como lector) Arranqué muy chico, a eso de los seis años.<br />
Creo que lo primero debe haber sido Ray Bradbury, y de ahí<br />
le di bastante parejo a la lectura durante la primaria. Entré al<br />
secundario habiendo leído a todos los autores que publicaba<br />
Minotauro, habiendo leído el Martín Fierro, a Borges, a Cortázar.<br />
En casa se leía mucho y tuve mucha orientación de parte<br />
de mi vieja que, cuando me veía manotear algún libro de su biblioteca,<br />
me decía cosas como “Ese ahora no lo agarrés porque<br />
te va a cansar, pero está este que va bien para tu edad”. Después,<br />
en la secundaria empecé a abrirme a autores como Walt<br />
Whitman, los beatniks, cosas muy leídas en esa época, cosas<br />
que componen el folclore yanki por decirlo de alguna manera.<br />
También me gustaba Kafka, Camus… Pero más tarde me cansé<br />
de eso y entré en una cosa más pasatista, y hoy te diría que prefiero<br />
que los libros que leo no se metan a bucear en aguas pantanosas<br />
para llegar a un punto incierto. Quiero cosas ágiles que<br />
tengan una idea. No me convoca mucho esa cosa de que el libro,<br />
para ser inteligente, tiene que demostrarlo. Demostrar eso<br />
haciendo que la lectura sea empantanada y dificultosa no me<br />
tira ni un poco. Uno de los últimos libros que me gustó al punto<br />
de decirte que me partió la cabeza fue El curioso incidente del<br />
perro en la medianoche de Mark Haddon. Me parece que este<br />
tipo logró un equilibrio narrativo muy lindo y que tiene una<br />
sensibilidad extraordinaria. Logra ser popular sin ser idiota.<br />
–¿Piensa que lo antipopular, en términos literarios, tiende<br />
a ser un fenómeno de corto alcance en el tiempo Por<br />
cómo es el mundo de la palabra hoy te diría que sí. No sé si un<br />
tipo como Kafka, que llegó a ser mundialmente reconocido, va<br />
a seguir igual. No sé cuántas generaciones más va a sobrevivir<br />
La metamorfosis. En el ámbito académico seguramente sí, pero<br />
fuera de ahí, qué sé yo. Fuera de ahí la gente está usando la palabra<br />
de otra forma, fijate en Twitter o Facebook.<br />
–¿Qué relación tiene en lo personal con las redes sociales<br />
Tengo Twitter y lo uso para difundir tocadas de mi banda,<br />
o la publicación de esta novela, o para hacer chistes que me<br />
gustan, pero nada más. Con Facebook creo que es increíble<br />
que sus usuarios no se den cuenta de que están dejando ahí<br />
un montón de información personal y privada que sin duda es<br />
vista por servicios de inteligencia. Es como una especie de policía<br />
encubierta. En un punto, es inexplicable que tenga tanta<br />
aceptación. Pero, bueno, supongo que la gente se copa porque<br />
tienen la sensación de que ahí pueden mostrar una imagen<br />
idealizada de sí mismos, no sé...<br />
–Habló recién de ella como mentora literaria de sus primeros<br />
años ¿Vive su madre No, falleció cuando yo tenía 17<br />
años. Era alcohólica. Fue duro ser su hijo, pero como todo el<br />
mundo, tuvo sus cosas malas y buenas.<br />
–Usted es un referente para quienes lo han seguido por<br />
televisión y quienes lo escuchan por radio desde hace<br />
tantos años, ¿se hace cargo de eso Lo reconozco pero no<br />
me hago cargo porque yo no me puse en ese lugar, no pontifico<br />
desde mi lugar, no digo cómo hacer las cosas, simplemente soy<br />
un tipo que, desde donde está, entretiene y divierte o, mejor<br />
dicho, se entretiene, se divierte, hace lo que puede y muchas<br />
gracias, hasta ahí llego. Si yo soy tu referente en lo que sea, empezá<br />
a mirar para otro lado porque está lleno de referentes que<br />
valen más la pena (Risas). Porque, además, el hecho de asumirse<br />
como referente, podría implicar que alguien te venga a decir<br />
“vos como referente tenés que asumir tal o cual posición” y es<br />
algo que yo no podría hacer de ninguna manera.<br />
–¿Tiene una idea de cuál es el perfil de sus oyentes No.<br />
Actualmente, no. Antes sí tenía un poco más de idea. Ahora<br />
tengo menos detalle, sé que es mucha gente, y que es muy<br />
distinta entre sí. De golpe te encontrás con gente que es de<br />
una inocencia que te dan ganas de abrazarlos y decirles “Vení<br />
que te acompaño unas cuadras en la vida porque te vas a morir,<br />
sino” hasta otros que son directamente nazis. Y uno se pregunta<br />
“¿Por qué este tipo me está escuchando a mí”. Pero, bueno,<br />
capaz que el tipo decodifica lo que uno dice de una manera<br />
muy personal y extraña. Cuando hacíamos el programa con Mario<br />
(Pergolini) y Marcelo Gatman, que obviamente, es de “la<br />
cole”, Gatman a veces hacía chistes pesados como “¡Qué corto<br />
se quedó Adolfo!”, y no sé, quizás alguno se lo tomó en serio.<br />
Yo no tengo problemas con esas cosas, no me asusta lo políticamente<br />
incorrecto, como ya dijimos.<br />
–¿Se define como periodista No. Yo laburé de periodista<br />
gráfico porque lo único que sabía hacer era escribir. Empecé<br />
a editar una revista de rock con Sergio Marchi, y después de<br />
eso, empecé a colaborar en Satiricón, Eroticón, Diario Popular...<br />
hacía crónicas, entrevistas, iba saltando por todos lados. Y<br />
el ingreso a la radio fue también a través de la escritura porque<br />
hacía guiones, informes, esas cosas.<br />
–Digamos que la escritura ha sido como una aliada incondicional,<br />
un refugio… Sí, es el refugio, es una herramienta<br />
importante que siempre está ahí. Hoy tengo la suerte enorme de<br />
no tener que escribir por encargo ni nada por el estilo, pero de<br />
tener que hacerlo, lo haría. Escribir me ha salvado la vida, me ha<br />
mantenido, me divierte, la escritura es la compañera más fiel.<br />
–¿Habiendo trabajado muchos años en tele, es hoy un asiduo<br />
espectador No, todo lo contrario. Pero no voy a decirte<br />
una tilinguería como “No miro tele porque estoy releyendo el<br />
Ulises de Joyce”. Simplemente no miro porque no me convoca.<br />
–¿Y cómo recuerda los años frente a cámara Al principio,<br />
especialmente los cinco primeros años en América, la pasábamos<br />
muy bien. Nos cagábamos de risa. El programa éramos<br />
nosotros. El equipo era muy chico y nosotros escribíamos,<br />
actuábamos, realizábamos, era todo muy artesanal. Cuando el<br />
programa creció y vino la época de Telefé y todo eso, hubo que<br />
encararlo con un criterio más comercial que artístico y ya ahí no<br />
me gustaba tanto. En algún momento no tuvimos nada que ver<br />
con lo que se hacía, era más ir y ver y presentar lo que hacían<br />
otros. Se pagaba muy bien, eso sí.<br />
–¿Cómo encara la actividad con su banda, Tristemente<br />
célebres De manera lúdica, como la escritura. Me gusta tocar<br />
la guitarra, me gusta la música y soy muy afortunado de poder<br />
formar parte de una banda con músicos a los que quiero y<br />
respeto<br />
63
Fútbol<br />
El juego<br />
bonito<br />
Llegó el Mundial y junto con la pasión dentro<br />
y alrededor de la cancha,<br />
emergen nuevas expresiones literarias<br />
en torno al fútbol.<br />
Un género muy difundido y<br />
bien desarrollado en Argentina<br />
64<br />
Por Sergio Varela
Se saludaron con la<br />
caballerosidad impostada de<br />
los capitanes de un<br />
Argentina-Inglaterra,<br />
pero no intercambiaron<br />
banderines.<br />
Juan Sasturain<br />
“¿Qué tiene que ver el fútbol con la<br />
literatura”, se pregunta un testigo de<br />
un evento cultural donde uno de los<br />
espacios ha sido asignado al juego más<br />
popular de la Argentina. La pregunta,<br />
involuntariamente, resulta retórica<br />
en un país que respira fútbol desde la<br />
infancia durante todos los días de la<br />
vida de cada argentino.<br />
El fútbol en la Argentina no es un<br />
simple pasatiempo de los domingos,<br />
en el que “22 hombres corren en pantaloncitos<br />
cortos alrededor de un balón”,<br />
como simplificó, es de suponer<br />
–en su favor– que irónicamente, Jorge<br />
Luis Borges, quien también gustaba<br />
de autodefinirse irónicamente como<br />
un “humilde poeta de provincias”.<br />
Hay en el fútbol una simple competencia<br />
deportiva, pero cualquier lector<br />
medianamente entrenado sabe que<br />
detrás de ese espectáculo es posible<br />
descifrar una épica, hay confabulaciones,<br />
estratagemas, habilidades y debilidades,<br />
traiciones, lealtades, todos los<br />
condimentos que abonan una buena<br />
construcción dramática y narrativa.<br />
Incluso grandes “arrepentidos” de<br />
haber incursionado en el fútbol como<br />
tema han dejado páginas imborrables<br />
en la memoria de lectores-hinchas de<br />
su pluma inspirada.<br />
El fútbol es un relato, no sólo a través<br />
de quienes transmiten sus alternativas<br />
por radio. Es un relato en sí mismo.<br />
Y sobre todo, ha desarrollado, como<br />
dato cultural identitario de nuestro<br />
país, una especie de periferia conceptual,<br />
alrededor del “hincha” (vale<br />
recordar la maravillosa película de<br />
Enrique Santos Discepolo con ese<br />
título), que puebla innumerables páginas<br />
de fragmentos emotivos enhebrados<br />
desde la pasión por un cuadro,<br />
es decir, por un barrio, una identidad,<br />
un estilo, y sus alegrías o tristezas,<br />
emociones que resultan reconocibles,<br />
muchas veces emparentadas, valga la<br />
palabra, con legados familiares, generalmente<br />
transmitidos de padre a hijo<br />
varón. La elección de un equipo de<br />
fútbol no es un dato vano en la biografía<br />
personal de los argentinos, es<br />
una toma de posición, es la adopción<br />
de toda una escala de valores en la<br />
vida. De eso, también, trata la literatura<br />
argentina sobre fútbol. Se podrá<br />
decir que es una pavada que a uno le<br />
cambie el humor por un resultado deportivo.<br />
Se podrá también decir que<br />
la pavada es decir lo anterior.<br />
El fútbol –como el rugby– proviene<br />
del calcio, una especie de batalla<br />
entre pequeños pueblos europeos<br />
medievales, contiendas épicas en las<br />
que se entreveraban familias, identidades<br />
locales, idiomas, y disputaban<br />
una encarnizada trifulca con el balón<br />
como excusa para poner la trama en<br />
movimiento.<br />
Con transmisión en directo y on line<br />
a millones de espectadores, el fútbol<br />
internacional actual, ese de los mundiales<br />
y los relatores quejándose de la<br />
“innecesaria” ceremonia de los himnos<br />
previos al tiempo de juego, revive<br />
la misma sensación de aquel calcio<br />
medieval, pero a escala videogame.<br />
Con la llegada de un Mundial, el<br />
mundo también respira fútbol. Y son<br />
escasas las acotaciones o anécdotas<br />
referidas a jugadas específicas, con<br />
aséptica mirada de disfrute del juego<br />
por el juego mismo, como un conocedor<br />
de vinos. Abunda en cambio la<br />
pasión por los colores nacionales. Curiosamente,<br />
el equipo del que nadie<br />
elige hacerse “hincha” es el que despierta<br />
pasiones más enfervorizadas.<br />
En épocas de Mundial, el fútbol es<br />
tema excluyente. También en la literatura.<br />
Sobre este deporte hay mucho<br />
y muy bueno escrito en la Argentina.<br />
Así como en el teatro el género mejor<br />
desarrollado es el monólogo (por<br />
razones presupuestarias de nuestras<br />
sempiternas crisis económicas, y<br />
también porque permite expresar el<br />
65
66<br />
grotesco y el humor, rasgos culturales<br />
propios de nuestro arte dramático),<br />
y en cambio en Estados Unidos el<br />
género distintivo son las comedias<br />
musicales, con grandes despliegues<br />
de personal y vestuario (pero ligeras<br />
de contenido, por lo general); la literatura<br />
sobre fútbol revela blanco<br />
sobre negro que para los argentinos<br />
ese aspecto de la formación desde la<br />
infancia es mucho, pero mucho más<br />
que un juego. O por lo menos que<br />
permite otros juegos alrededor de él,<br />
si se acepta que la literatura de algún<br />
modo también lo es.<br />
Roberto Fontanarrosa, desde el<br />
humor y la crónica de costumbres fue<br />
uno de los más creativos narradores<br />
sobre fútbol, con su amado Rosario<br />
Central como territorio mítico, como<br />
si sus textos fueran crónicas de cruzados;<br />
Juan Sasturain ha sido quizás<br />
el más consistente de los escritores<br />
sobre fútbol, porque básicamente es<br />
un gran escritor que incorpora el fútbol<br />
a sus formidables textos; Eduardo<br />
Sacheri fue la figura emergente que<br />
sintetizó humor, emoción, intimidad<br />
familiar y luego, cuando ya no quiso<br />
“contar historias tan inocentes de padres<br />
buenos”, sorprendió con textos<br />
crudos y sórdidos que, de todas maneras,<br />
mantenían la eficacia para reflejar<br />
el mundo del fútbol y de sus hinchas<br />
con precisión.<br />
Más recientemente se han incorporado<br />
al fútbol las escritoras mujeres. Y<br />
está muy bien que ello haya sucedido.<br />
El futuro del fútbol es mujer. El<br />
fútbol femenino reclama visibilidad<br />
mediática y es un espectáculo fabuloso,<br />
donde se puede apreciar una<br />
especie de déjà vú del mejor fútbolespectáculo<br />
de los 70, con triangulaciones<br />
que recuerdan a la “Naranja<br />
Mecánica” de Holanda en el Mundial<br />
74, el Huracán del 73, o las gambetas<br />
y pases milimétricos del Brasil 70 de<br />
Pelé.<br />
Las mujeres que lo hacen juegan muy<br />
pero muy bien al fútbol. Y las que no,<br />
saben mirar y apreciar el juego aunque<br />
no hayan recibido desde niñas el<br />
mandato cultural familiar de hacerlo.<br />
El mérito entonces es doble.<br />
En Las dueñas de la pelota, un título<br />
de reciente publicación por Editorial<br />
El Ateneo, catorce escritoras, a cual<br />
más talentosa, integran un equipo de<br />
hábiles narradoras de historias, aglutinadas<br />
por Claudia Piñeiro como<br />
capitana. En el prólogo, esta notable<br />
autora hace referencia a los escritores<br />
y el fútbol, mencionando también<br />
al inolvidable Osvaldo Soriano (es<br />
recomendable releer su cuento famoso<br />
referido al “penal más largo del<br />
mundo”) y las estilizadas filigranas<br />
orientales de Eduardo Galeano en<br />
su Fútbol a sol y sombra (particularmente<br />
destacable la memoria sobre<br />
el plantel entero del Dynamo de Kiev<br />
fusilado en la cancha luego de vencer<br />
a un equipo nazi).<br />
En este nuevo libro desfilan, como<br />
entrando a la cancha bajo la manga,<br />
Esther Cross, Ana María Shua,<br />
Gabriela Saidon, Betina González,<br />
Gabriela Cabezón Cámara, Selva<br />
Almada, Alejandra Laurencich,<br />
Alejandra Zina, Claudia Piñeiro,<br />
Sandra Lorenzano, Débora Mundani,<br />
María Rosa Lojo, Susana Swarcz<br />
y Fernanda García Lao. Todas ellas<br />
tienen algo en común, más allá del<br />
género. Aplicando ese maravilloso<br />
poder transformador del fútbol sobre<br />
el lenguaje, se puede afirmar que<br />
ninguna de estas escritoras podría ser<br />
acusada, por su forma de escribir, de<br />
ser “pecho frío”.<br />
Como Borges, por ejemplo (genio inconmensurable,<br />
admirable por toda la<br />
eternidad, pero “pecho frío”).<br />
El fútbol en la literatura exige embarrarse<br />
las rodillas para escribir<br />
ficción sobre él. Y estas mujeres han<br />
transmitido una versión actualizada y<br />
posmoderna de esos conmovedores<br />
monólogos discepoleanos en blanco y<br />
negro.<br />
Otra cosa son los libros periodísticos<br />
sobre el fútbol, que también abundan.<br />
Allí, no se le reclama pasión a<br />
sus páginas, sino todo lo contrario:<br />
ecuanimidad, precisión informativa.<br />
El periodista sobre fútbol es fuera<br />
de la cancha como el árbitro dentro<br />
de ella. El mejor es el que pasa más<br />
inadvertido.<br />
Alejandro Fabbri cumple esos requisitos<br />
con creces y méritos de extraordinario<br />
periodista sobre fútbol,<br />
a quien ya se lo ha podido escuchar<br />
con atinadas intervenciones y lecturas<br />
del juego en su rol de comentarista<br />
televisivo. Ahora, en el plano de la<br />
gráfica, hace la pausa para recopilar<br />
en un libro las Historias secretas de<br />
los mundiales. Estas competencias<br />
internacionales tienen en sí mismas<br />
un glamour y a la vez una serie de<br />
pequeñas intrigas, detalles, y sutilezas<br />
que hacen que los textos sobre mundiales<br />
sean a los textos sobre fútbol<br />
lo que las novelas de espionaje en la<br />
Guerra Fría a los relatos épicos de la<br />
Segunda Guerra Mundial. En este<br />
texto en particular, según adelanta su<br />
autor: “La lista de hechos curiosos,<br />
ridículos, increíbles y secretos es muy<br />
extensa y la idea al hacer este libro<br />
fue contar aquellos que se conocen<br />
poco, refrescar algunos que han sido<br />
históricos y merecen revivirse, además<br />
de hurgar en archivos poco leídos<br />
o directamente ignorados”.<br />
Un banquete literario y de apostillas<br />
para el entretiempo
Entrevista<br />
siete<br />
68<br />
Y para que aumentaran las visitas hospitalarias, para que la<br />
gente no viera a los chicos con cáncer como chicos enfermos.<br />
En España aumentaron un 40% las visitas a los hospitales<br />
y en muchos hospitales, los héroes no llevan capas, llevan<br />
pulseras rojas. Creo que lo bonito de ayer en la Feria es que<br />
pude comprobar cómo le había llegado la serie a otro país,<br />
otra cultura.<br />
–¿Por qué cree que es necesario generar héroes Siem-<br />
Albert Espinosa<br />
“Aún creo que este es<br />
el día de mi muerte”<br />
Es el escritor del momento. Su libro El mundo amarillo es best seller en Europa y un éxito en América.<br />
Fue adaptado para la televisión en una serie que está haciendo furor, Pulseras rojas y<br />
de la que Spielberg compró los derechos para adaptarla en Estados Unidos. Aquí, en exclusiva, las<br />
confesiones de un hombre que vive de un modo distinto al que conocemos<br />
Por Antonela de Alva<br />
–¿Qué cree que pasó con Pulseras rojas que es tan exitoso<br />
Vivimos una experiencia deliciosa. Nunca sabes cómo<br />
la serie puede tocar a tanta gente. Lo hemos visto en otros<br />
países pero nunca en Argentina y es precioso todo. Las notas<br />
que me han dejado, los abrazos, el cariño, la gente que está<br />
luchando contra el cáncer y que vino, los que te cuentan que<br />
han seguido luchando en otras cosas de la vida por la serie. La<br />
escribí para ayudar a los niños a tener héroes en su vida real.
pre que uno ve una película o una serie, el personaje que<br />
tiene cáncer se morirá. Esa es la gracia de enseñar un personaje<br />
con cáncer: lo tienes que matar rápido. Y, realmente, el<br />
cáncer no produce dolor más que en un 3% de los casos. Pero<br />
en las películas siempre aparece con dolor. Entonces, es muy<br />
complicado, si luchas contra el cáncer, no encontrar ninguna<br />
serie en televisión ni nadie que sienta lo mismo que vos, que<br />
está feliz, que lucha, que tiene ganas de salir adelante, de<br />
enamorarse. Nuestros personajes tienen cáncer pero no paran<br />
de luchar, no paran de estar felices.<br />
–¿Qué significa en su vida el arte y sus distintas manifestaciones<br />
Creo que la música era la que me inspiraba<br />
mucho. Nos dormíamos con música porque en los hospitales<br />
hay muchos ruidos. Desde los 14 hasta los 24 estuve en un<br />
hospital y creo que la música es lo más increíble para la gente<br />
que está en un hospital. Siempre digo que si vas a ver a alguien<br />
a un hospital, le regales un CD y será feliz.<br />
–¿Cómo fue su vida en el hospital No teníamos moto<br />
pero teníamos sillas de ruedas, no podíamos ir a discotecas<br />
pero teníamos siete plantas. Además, a casi todos nos faltaba<br />
una pierna, por lo que teníamos un grito de guerra: “no somos<br />
cojos, somos cojonudos”. Parábamos poco en la habitación.<br />
–¿Cómo decidió escribir su historia, transformada primero<br />
en El mundo amarillo y luego, en televisión, Pulseras<br />
rojas En el hospital teníamos un pacto de vida. Y a mí<br />
me tocó vivir 3,7 vidas más la mía, 4,7. Esa fue la sensación<br />
que tuve para escribir la historia. Mucha gente cree que yo<br />
escribía en el hospital pero ahí no escribía nada. Y tampoco lo<br />
hice después. Cuando estudié ingeniería química industrial,<br />
me apunté a un grupo de teatro y ahí empecé a escribir obras<br />
sobre la universidad. La carrera de ingeniería tiene un fracaso<br />
del 47% y yo hice una obra con humor sobre lo duro que es el<br />
primer año y la tasa de fracaso bajó a un 22%. Así me di cuenta<br />
del poder del teatro y vi la luz: hacer una obra sobre lo que<br />
pasé con mis amigos. Todo empezó como una obra de teatro<br />
que se llama Los pelones y que acabó siendo Pulseras rojas.<br />
–¿Qué cree qué es lo importante cuando se atraviesa<br />
un proceso como el del cáncer Siempre pienso y digo<br />
que no sé cómo se cura el cáncer, no tengo la receta. Nunca<br />
he hecho un libro de cómo superar el cáncer; he hecho un<br />
libro, El mundo amarillo, del cáncer aplicado a la vida. No<br />
tengo ninguna receta, ojalá la tuviera. Pero siempre digo que<br />
lo importante es luchar. Y que no es tan importante vivir o<br />
morir. Los amigos que perdí son igual de sobrevivientes que<br />
yo. En el hospital pensábamos que cuando alguien luchaba<br />
contra el cáncer y, teóricamente, perdía su batalla, lo que<br />
hacían era distraerlo para que nos curáramos dos o tres. Con<br />
lo cual, yo me curé porque hubo amigos que distrajeron el<br />
cáncer un rato y pude pasar.<br />
–¿En qué cree Mi religión es la gente buena. Entré con 14<br />
años al hospital y mi madre me dijo: “no hables con desconocidos”<br />
y yo le contesté: “no hablaré con nadie”. Pero no fue<br />
así. Me tropecé con gente de 70, 80, 90 años. Dejé el colegio<br />
a los 13, así que me eduqué con aquellas personas, con la<br />
gente buena. Creo que hay mucha gente buena, confío en esa<br />
gente. Creo que si en el hospital la gente no hubiera perdido<br />
el tiempo conmigo, contándome cosas, historias, pues no sé<br />
si hubiera salido de la misma manera y con la felicidad que<br />
poseo. Esa es mi religión.<br />
–Toda la experiencia de hospital lo hizo vivir de otro<br />
modo. ¿Qué diferencia nota en su vida Me rijo mucho<br />
por vivir al día. Aún creo que este es el día en el que moriré.<br />
Cuando me despierto, tengo la primera gran ilusión del día,<br />
que es estar vivo. En general, la gente hace planes a largo<br />
término y yo los hago máximo a dos meses vista. No intento<br />
pensar mucho más allá. Creo que es un error pensar a largo<br />
plazo. Hay que disfrutar el día a día, hubiese muertes o no.<br />
Es una cuestión de mentalidad. Equivocarse, estar enfermo,<br />
fracasar o no, seguir los cánones que se esperan, te sitúan en<br />
un punto extraño en la sociedad. Y creo que contra eso hay<br />
que luchar. Me creé mi mundo amarillo en el hospital, con<br />
mis amigos y aún creo en mi mundo amarillo. Siempre habrá<br />
gente que te diga que no tiene sentido pero, al final, creo en<br />
la ternura... Siempre digo que están los diez terroristas más<br />
buscados en el mundo y los diez “ternuristas”. Hacer ternura<br />
es un delito. Cuando viene alguien y me dice: “no me gusta<br />
tu mundo, no me lo creo”, yo le digo: gracias. Gracias porque<br />
me da la oportunidad de convencerte en el futuro. No hay un<br />
problema. Creo que, al final, cada uno tiene que hacer lo que<br />
le dé la gana siempre que no ataque la libertad de otra persona.<br />
Forma parte de lo que me enseñaron en el hospital y es<br />
muy difícil que te olvides de eso. Creo que el niño de 14 no<br />
creció, está aquí conmigo y es el que me dice “detente”.<br />
–¿Qué consejo le daría a alguien que está luchando<br />
El consejo más importante que tengo me lo dio mi madre<br />
hospitalaria. Me dijo: “nunca te preguntes el por qué”. El<br />
por qué solo te lleva a la tristeza, a la depresión. Y si alguien<br />
te hace daño, sea una pareja o una persona muy cercana, de<br />
la familia, no intentes entenderla. Si no puedes entenderte a<br />
ti mismo que, en un día, haces siete cosas diferentes, no entiendo<br />
porque la gente se empeña en conocer a los demás. Y<br />
sobre todo la frase de que cuando conoces todas las respuestas,<br />
llega el universo y te cambia todas las preguntas. Cuando<br />
me pasa algo, pienso que el universo me ha visto calmado y<br />
me ha cambiado la pregunta, quiere que me enfrente a una<br />
nueva parte del videojuego. El gran problema de los mayores<br />
es que dejan de jugar y el mundo es genial porque es un patio,<br />
el más grande que existe. Tener un cáncer es parte de una<br />
de las pantallas de ese videojuego y que la serie funcione es<br />
otra parte. Finalmente, si no te preguntas excesivamente por<br />
el por qué y entiendes que hay que pasar el duelo, superarlo<br />
y entenderlo, no has perdido ese tiempo. Lo has dedicado a<br />
un duelo. Y creo que eso es lo divertido, esas pausas que le<br />
dan sentido a todo. Lo de la Feria no tiene sentido sino gozas<br />
con las 90, 120 notas, 200 cosas que te han dejado e intentas<br />
entender qué han depositado en ti<br />
69
Tema de tapa<br />
cinco<br />
Alegoría de la fortuna y la virtud, de Peter Paul Rubens (1630-1635)<br />
Fortuna y virtud<br />
Mírame a la cara, mi nombre es Pudo Haber Sido…<br />
Dante Gabriel Rossetti<br />
7o<br />
¿Cuánto de azar y cuánto de virtud hay en un político exitoso Probablemente seamos muchos los que nos hayamos hecho<br />
esta pregunta aunque más no sea disfrazada en un “¿y si no hubiese estado justo ahí en ese momento” o “¿y qué si no<br />
hubiese conocido a X cuando éramos jóvenes o estudiado con Y”. Y es que aunque a veces uno quisiera creer que la<br />
virtud y la propia capacidad son lo que más pesa en la selección de quienes nos gobiernan, con mucha frecuencia debemos<br />
reconocer que la suerte y el azar juegan un papel que, en ocasiones, es de igual o de mayor importancia aún<br />
Por Emilia Simison*<br />
Encontramos en El Príncipe de Niccolò<br />
Machiavelli, libro de lectura sin<br />
duda obligatoria para todo aquel interesado<br />
en la política, una sugestiva reflexión<br />
sobre el lugar que juegan el azar<br />
y la fortuna en la vida de todos nosotros<br />
y, en especial, en la de los políticos. Allí,<br />
luego de exponer una larga lista de consejos<br />
y recomendaciones para aquellos<br />
que deseen gobernar, le reconoce también<br />
a la fortuna un rol de importancia<br />
en el éxito o fracaso de un gobierno. Y<br />
de hecho, una multiplicidad de estudios<br />
posteriores, desde el ya clásico de<br />
Glenn Abney y Larry Hill hasta los<br />
más recientes de Kevin Arceneaux y<br />
Robert Stein y de John Gasper y Andrew<br />
Reeves, muestran cómo algo tan<br />
azaroso y fuera del alcance de los hombres<br />
como un desastre natural o malas<br />
condiciones climáticas para la producción<br />
agrícola pueden perjudicar los resultados<br />
electorales de los gobernantes<br />
en ejercicio. Y al que no le interesen las<br />
investigaciones académicas que piense<br />
en casos recientes como los de Barack<br />
Obama o Michelle Bachelet…<br />
Tal vez por esto, continúa reflexionando<br />
Machiavelli, la creencia en el poder de<br />
la fortuna en nuestras vidas sea tan intensa<br />
que nos lleve a pensar que no vale<br />
la pena preocuparse demasiado por lo<br />
que se hace o se deja de hacer. Sin em-
argo, nos recomienda no apresurarnos<br />
a sacar semejante conclusión. Para explicar<br />
por qué nuestras acciones tienen<br />
importancia más allá de la medida en<br />
que pueda ayudarnos o perjudicarnos el<br />
azar, compara la fortuna de los hombres<br />
con un río que se desborda. Si bien no<br />
hay mucho que se pueda hacer en el<br />
momento frente a un río que avanza<br />
impetuoso sobre una ciudad y por más<br />
impredecible que pueda ser dicho río,<br />
nada impide que los hombres se preparen<br />
en los períodos de calma para<br />
enfrentar sus crecidas. Y es aquí donde<br />
entra en juego nuevamente la virtud. La<br />
virtud, entonces, aunque no inmunice al<br />
príncipe de los efectos de la fortuna, sí<br />
le permite estar preparado para hacerle<br />
frente a una mala jugada del azar o para<br />
aprovechar las buenas manos que puedan<br />
tocarle.<br />
Aunque hayan pasado más de quinientos<br />
años desde que Machiavelli escribió<br />
su libro, la fortuna y la virtud siguen jugando<br />
un rol clave en nuestros destinos<br />
y en los de los políticos, así encontramos<br />
versiones renovadas de la alegoría del<br />
río hasta en las series de televisión. De<br />
hecho, la idea de la fortuna y la virtud<br />
residen en el fondo de la costumbre de<br />
Francis Underwood en House of Cards<br />
de golpear alguna superficie de madera<br />
con los rudillos cuando abandona algún<br />
cuarto. Como él mismo explica en la<br />
segunda temporada de la serie (no se<br />
preocupen, no les voy a contar a quién<br />
así no me acusan de spoiler los que todavía<br />
no la vieron), golpear los nudillos<br />
los fortalece mientras que “tocar madera”<br />
permite mantener alejada a la mala<br />
suerte. Y nuevamente virtud y fortuna<br />
se conjugan en el accionar político.<br />
El juego entre ambas tiene, además, un<br />
rol heurístico destacado en el método<br />
contrafáctico de razonamiento, muy<br />
utilizado en la historia política y de las<br />
relaciones internacionales y cuya base<br />
es algo tan simple y complejo a la vez<br />
como el interrogante por lo que “pudo<br />
haber sido”. La estructura lógica detrás<br />
del mismo es una proposición contrafáctica<br />
condicional que toma la forma<br />
genérica de “si hubiese sido el caso de<br />
C (o no C), entonces habría sido el caso<br />
de E (o no E)” y que se sostiene en la<br />
idea que, con fines y resultados más<br />
poéticos, expresa André Maurois: “no<br />
existe un pasado privilegiado (...) existen<br />
una infinidad de pasados, todos igualmente<br />
válidos (...). En todos y cada uno<br />
de los instantes del tiempo, por breves<br />
que los supongamos, la línea de los<br />
acontecimientos se bifurca”. Así, este<br />
método mediante el cual se busca identificar<br />
mentalmente las cadenas causales<br />
que llevan a los resultados históricos<br />
parte de preguntarse qué hubiera sucedido<br />
si la fortuna y la virtud de los hombres<br />
hubieran interactuado de manera<br />
diferente. De esta manera, por ejemplo,<br />
en un libro editado por el politólogo estadounidense<br />
Nelson W. Polsby con un<br />
título tan sugerente como ¿Y qué si…<br />
Exploraciones en la Ciencia Ficción Social,<br />
distintos académicos se preguntan<br />
cómo hubiese cambiado el curso de la<br />
historia mundial si la virtud de los hombres<br />
hubiese sido otra, interrogándose<br />
acerca de qué hubiera sucedido si los<br />
científicos alemanes hubieran logrado<br />
construir una bomba atómica en 1944<br />
o si Napoleón hubiera decidido aliarse<br />
con Rusia en lugar de invadirla, o si, por<br />
otro lado, la fortuna hubiera sido otra y,<br />
por ejemplo, Marx se hubiera ahogado<br />
en un accidente de ferry en 1847 no pudiendo<br />
llegar a escribir sus principales<br />
obras. Del mismo modo, se enfocan en<br />
la fortuna la serie de estudios que hipotetizan<br />
sobre cómo hubiera cambiado<br />
la política económica estadounidense<br />
si Franklin D. Roosevelt no hubiera<br />
contraído polio o si los médicos hubiesen<br />
tardado más aún en encontrar<br />
el diagnóstico correcto retrasando su<br />
tratamiento y empeorando sus secuelas.<br />
En nuestro caso, tal vez podríamos<br />
preguntarnos qué hubiera sucedido si<br />
Domingo Faustino Sarmiento no hubiese<br />
tenido la suerte de que fallara el<br />
tiro de su agresor en 1873 o si quienes<br />
planearon el atentado hubieran tenido<br />
la suficiente virtud como para prepararlo<br />
correctamente.<br />
Y hablando de Argentina, Juan Carlos<br />
Torre, quizás quien más sabe sobre el<br />
peronismo, nos propone, en su artículo<br />
“La Argentina sin el Peronismo”, que<br />
forma parte del libro Historia virtual:<br />
¿Qué hubiera pasado si… editado<br />
por el historiador británico Niall<br />
Ferguson, preguntarnos qué hubiera<br />
sucedido si la falta de virtud de algunos<br />
dirigentes sindicales y las vueltas de la<br />
fortuna hubiesen provocado el fracaso<br />
de la movilización del 17 de octubre<br />
de 1945 exponiendo toda una cadena<br />
de acontecimientos alternativa que se<br />
hubiera desatado en la historia nacional<br />
con sólo cambiar el desarrollo de una<br />
jornada. Asimismo, en “El factor Perón”,<br />
conferencia dictada el año pasado<br />
en la Universidad Torcuato Di Tella y<br />
disponible en Internet, sugiere ir aún<br />
más atrás y preguntarnos qué hubiera<br />
sucedido si la fortuna o la virtud de algún<br />
médico hubiesen evitado que Aurelia,<br />
la primera esposa de Juan Domingo<br />
Perón falleciera de cáncer en 1938. Según<br />
Torre, si este hubiera sido el caso,<br />
lo más probable habría sido que Perón<br />
no hubiera viajado en misión militar a<br />
Italia no teniendo, entonces, la posibilidad<br />
de observar la realidad argentina de<br />
la época desde la perspectiva europea.<br />
Según Torre, esto hubiese cambiado<br />
radicalmente la historia argentina ya<br />
que habría sido dicha perspectiva la que<br />
le permitió a Perón ganar relevancia en<br />
el escenario político nacional y la que le<br />
dio forma, luego, a gran parte de su accionar<br />
en el gobierno. Cuánto de cierto<br />
hay en estos pasados alternativos nunca<br />
lo sabremos pero no deja de ser interesante<br />
ver cómo eventos aparentemente<br />
tan pequeños podrían haber cambiado<br />
radicalmente la historia de un país.<br />
Fortuna y virtud, entonces, se conjugan<br />
continuamente en el desarrollo de los<br />
acontecimientos políticos dando forma<br />
a los resultados que, si bien tomamos<br />
como dados, no pueden ocultar del todo<br />
su dependencia del azar y de la virtud, o<br />
falta de ella, de quienes lo enfrentaron.<br />
Porque siempre, para cada evento y por<br />
inevitable que parezca, será posible preguntarnos<br />
qué pudo haber sido si...<br />
* Licenciada en Ciencias Políticas, UBA.<br />
71
72<br />
Historia<br />
y política<br />
SER judío eN los años<br />
setenta<br />
Daniel Goldman y<br />
Hernán Dobry<br />
Siglo XXI Editores<br />
UNA propuesta<br />
para volver a<br />
mirar el pasado<br />
Por Felipe Pigna<br />
Produce una gran satisfacción la aparición<br />
de este libro de Historia en un momento<br />
de una fuerte ofensiva en contra de una<br />
memoria que afortunadamente ya es historia.<br />
Es notable el pobre concepto de la<br />
historia que nos han inculcado, que cuando<br />
se dice vulgarmente eso ya es historia,<br />
se quiere decir que eso hay que olvidarlo,<br />
que no volveremos a hablar del asunto.<br />
Pero en realidad debemos decir que cuando<br />
convertimos la memoria en historia, le<br />
estamos dando una categoría superior, le<br />
estamos dando la jerarquía que merece<br />
a un determinado período, en este caso,<br />
nada más y nada menos que a la peor dictadura<br />
de nuestra historia.<br />
No sólo porque como decía Walter<br />
Benjamin, la historia puede ser una de las<br />
formas de la justicia, sino porque incorporamos<br />
ese período al acervo de un país. El<br />
libro tiene la enorme virtud de combinar<br />
muy buenos textos sobre temas claves de<br />
la relación de los judíos con aquel período<br />
con esclarecedores y en muchos casos,<br />
muy conmovedores relatos y testimonios.<br />
El texto comienza hablando de los judíos<br />
desaparecidos y se detiene con toda<br />
justicia en el tratamiento “especial” que<br />
recibían los judíos en los campos de concentración,<br />
tema altamente documentado<br />
en los testimonios de los sobrevivientes<br />
Hay una especie de naturalización, como<br />
si dijéramos que se trata de una obviedad.<br />
Pero esta obviedad, el mal trato por parte<br />
de represores de ultraderecha a los judíos,<br />
debe ser analizado, no dado por supuesto,<br />
porque cuando esto ocurre, la función<br />
terapéutica de la historia no funciona, la<br />
supuesta obviedad obtura la razón. Estos<br />
grupos perfectamente adoctrinados tenían<br />
como modelo a la sociedad occidental y<br />
cristiana, aquella que asume acríticamente,<br />
la inquisición, la expulsión de los judíos<br />
de España, la Conquista de América y<br />
desde ya, la Shoá, llegando a cuestionar el<br />
número de muertos, como se hará con el<br />
caso argentino. Esa sociedad Occidental<br />
y cristiana, no contiene obviamente a los<br />
judíos. Es la lógica de la Bolsa de Julián<br />
Martel de 1891, de los Pogroms contra los<br />
barrios judíos y las bibliotecas e imprentas<br />
obreras del centenario y la Semana Trágica,<br />
son los herederos de la Liga Patriótica,<br />
la Alianza Libertadora Nacionalista y la<br />
Triple A, los que decían haga patria mate<br />
un judío. Era la lógica transparentemente<br />
expresada por el almirante Massera en<br />
una charla en la Universidad Católica<br />
Argentina:<br />
“La crisis actual de la humanidad se debe<br />
a tres hombres. Hacia fines del siglo XIX,<br />
Marx publicó tres tomos de El capital y<br />
puso en duda con ellos la intangibilidad de<br />
la propiedad privada; a principios del siglo<br />
XX, es atacada la sagrada esfera íntima del<br />
ser humano por Freud, en su libro La interpretación<br />
de los sueños, y como si fuera<br />
poco, para problematizar el sistema de los<br />
valores positivos de la sociedad, Einstein,<br />
en 1905 hace reconocer la teoría de la<br />
relatividad, donde pone en crisis la estructura<br />
estática y muerta de la materia”.<br />
Estaba hablando del peligro de que implicaba<br />
para él todo tipo de evolución de las<br />
conciencias, pero también estaba hablando<br />
de tres judíos peligrosos.<br />
El capítulo el antisemitismo en Malvinas<br />
nos recuerda, y creo que hace falta, que<br />
muchos de los oficiales y suboficiales que<br />
actuaron en Malvinas venían de participar<br />
activamente en la primera línea de la<br />
represión y que su conducta en las Islas<br />
no los hizo naturalmente mejores. Los padecimientos<br />
de nuestros soldados son por<br />
todos conocidos, pero como en los campos<br />
de concentración, para los judíos también<br />
había un trato especial, en el peor sentido<br />
del término.<br />
Resultó particularmente interesante el<br />
capítulo dedicado a la DAIA y los desaparecidos<br />
donde se analiza con seriedad y<br />
profundamente la conducta de la entidad<br />
judía durante aquellos años.<br />
Finalmente, son de destacar los rescates<br />
de la figura del llamado por los autores “el<br />
rabino del siglo”, Marshall Mayer, recordado<br />
por su valiente y hasta temeraria<br />
defensa de los derechos humanos, y del<br />
periódico Nueva Presencia, uno de los pocos<br />
medios que podían leerse en aquellos<br />
años, dirigido por Herman Schiller. Un<br />
libro altamente recomendable<br />
Recomendados<br />
Historias secretas de los mundiales,<br />
Alejandro Fabbri, Capital Intelectual.<br />
La enseñanza de la historia contemporánea de<br />
América Latina en las universidades del Cono<br />
Sur, Josefina Pérez y Viviana Vega, Prohistoria<br />
Ediciones.<br />
2922 días, Eduardo Jozami, Sudamericana.<br />
Cines rigurosamente vigilados. Censura peronista<br />
y antiperonista (1946-1976), Hernán<br />
Invernizzi, Capital Intelectual.<br />
El origen de las fiestas patrias. Hispanoamérica<br />
en la era de las independencias, Pablo Ortemberg<br />
(dir.), Prohistoria Ediciones.<br />
Contame una historia. Relatos sobre la Revolución<br />
y la Independencia, Pablo Camogli,<br />
Aguilar.<br />
Enigmas y misterios de la historia. Mitos, engaños<br />
y fraudes, Massimo Pelidoro, Crítica.<br />
La historia de los hombres: el siglo XX, Josep<br />
Fontana Lázaro, Crítica.<br />
Una historia de la lectura, Alberto Manguel,<br />
Siglo XXI.<br />
Tres días de julio, Luis Romero, Ariel.<br />
Españoles en guerra. La Guerra Civil en 39<br />
episodios, Carlos Gil Andrés, Ariel.<br />
La Batalla del Somme. La batalla más sangrienta<br />
de la Primera Guerra Mundial, Sir Martin<br />
Gilbert, Ariel.
Entrevista<br />
ocho<br />
Benjamin Lacombe,<br />
un control freak<br />
Pasó por la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires y descolló. Fue uno de los más esperados y dos<br />
firmas en el stand de Edelvives y una en El Ateneo no dieron abasto para que todos sus fans lo vieran<br />
y se llevaran un ejemplar firmado. En exclusiva para <strong>Quid</strong>, el ilustrador francés del momento que conmueve<br />
con sus libros álbum y maravillosos dibujos<br />
75<br />
Por Antonela de Alva
76<br />
–Sabemos que empezó con un libro llamado Cereza<br />
guinda, que es el ilustrador del momento y que escribe<br />
muchos de sus libros pero, ¿por qué decidió dedicarse<br />
a esto, a dibujar Siempre dibujé. Nunca me pregunté por<br />
qué. Pero hablando con colegas ilustradores y niños –doy<br />
muchas clases–, me di cuenta de que, en realidad, siempre<br />
dibujamos. Todos empezamos a dibujar en algún momento de<br />
la vida pero por la educación u otros intereses, algunos paran<br />
y otros siguen. Yo soy parte de los que siguieron.<br />
–En este camino y en su profesión, ¿qué hay de azar<br />
En la imagen siempre hay azar. Trabajo de manera manual<br />
y no en digital así que siempre puede aparecer una mancha.<br />
Pero trato de controlar al máximo el azar. No me gusta estar<br />
en manos del azar. Cuando redacto o hago elecciones editoriales,<br />
lo pienso mucho. No hay nada librado al azar.<br />
–¿Y cómo controla el azar Tomando decisiones, pensando<br />
y no dejando que la decisión nos guíe. Dejo libre las decisiones<br />
cuando estoy de vacaciones pero cuando trabajo no lo<br />
hago porque soy una persona control freak. Me gusta tener<br />
todo muy bien controlado. Escribo los textos, elijo con qué<br />
personas trabajar, tengo que conocerlos, con qué editorial<br />
trabajaré y con qué editor voy a hacer las maquetas y también<br />
cómo sigue, cómo se va a presentar, distribuir y promocionar<br />
el libro. Por supuesto, estoy en cada etapa, controlando que<br />
todo vaya bien así que el azar no puede intervenir. Podría<br />
hacerlo si yo dejara algunas de las etapas del proceso. Pero no<br />
puedo, es parte de mi personalidad.<br />
–¿Siempre fue así o la necesidad de estar en cada etapa<br />
es cada vez mayor Las cosas fueron evolucionando.<br />
Al principio con Cereza guinda lo hacía. Pero es una política<br />
difícil de sostener porque para poder controlar hay que tener<br />
decisión y poder elegir la editorial. Tenés que tener la libertad<br />
para hacer ese proceso de control.<br />
Al principio, cuando trabaje con la editorial francesa Cirque<br />
du soleil, pude elegir cada paso. Pero cuando terminé la escuela<br />
de arte y me empezaron a caer los primeros trabajos<br />
por encargo, perdí esa libertad y el azar se apoderó bastante<br />
del proceso. Incluso hay tres libros que odio y que me rehúso<br />
a firmar cuando me lo piden. No están traducidos al español,<br />
los prohibí. Pude recuperar algo de control (Risas).<br />
–Usted se dedicó un<br />
tiempo a la publicidad,<br />
¿qué le aportó<br />
esa disciplina a la<br />
ilustración Sinceramente,<br />
nada. Es otra<br />
profesión y diría que es<br />
casi opuesta. Te buscan<br />
por lo que haces, después<br />
vas de reunión en<br />
reunión, con un brief<br />
y te piden que hagas<br />
algo que no tiene nada<br />
que ver con lo que<br />
sos. Entonces, yo miro el resultado final y no me reconozco.<br />
La publicidad es muy difícil. Si se hace es porque es rentable<br />
pero no es un trabajo de autor.<br />
–Pero ¿cómo maneja el trabajo de publicidad que se<br />
hace con sus libros En Francia, lo que se hace en marketing<br />
del libro es muy limitado. No se hacen grandes campañas.<br />
Para mí, es una pena porque eso sí funciona. Creo que es<br />
fundamental que la promoción esté directamente relacionada<br />
con el contenido del libro. Por ejemplo, con Madame Butterfly,<br />
organizamos una salida a la Ópera de París e hicimos<br />
ahí una firma. La campaña tiene que estar relacionada con el<br />
contenido del libro y tener su matiz.<br />
–¿Cómo fue el proceso de Memories Es el catálogo de<br />
una exposición que hice. A veces, se interpreta mal la palabra<br />
memories, que no significa memorias sino recuerdos. Y<br />
todos tenemos recuerdos. Era la primera vez que hacía una<br />
exposición con imágenes que no pertenecían a mis libros.<br />
Entonces, traté de captar cuál era el tema que aparecía en<br />
forma matemática en mi trabajo, sin que lo controlara. Había<br />
un leiv motiv que volvía a aparecer por lo que traté de buscar<br />
imágenes matrices de esos recuerdos que tienen que ver con<br />
mi infancia, cosas que viví y que tuve que plasmar a través de<br />
la cultura, de objetos. Así, se organizó la exposición-venta y lo<br />
que quise hacer fue un catálogo de edición limitada pero que<br />
fuera en sí mismo una obra, un objeto; que las personas jóvenes<br />
que no pueden acceder a un original, pudieran llevarse
algo. Algo que estuviera al alcance pero que fuera un verdadero<br />
objeto de arte.<br />
–Pero ahí estaban casi todos sus trabajos… ¿Qué fue<br />
lo más difícil Lo difícil no fue ver mis recuerdos sino la<br />
entrevista que había en ese libro. Ahí, tuve que explicar esos<br />
recuerdos, que son íntimos y personales. Por eso, lo volví a<br />
ver, rever y me costó mucho trabajo soltarlo y dejarlo ir. No<br />
soy una persona que habla de sí misma. Considero que en un<br />
trabajo hay suficiente de mi vida, de cosas que voy contando.<br />
Siempre hay una parte de uno en lo que haces. Por eso, lo<br />
difícil fue hablar de mí. Me costó un año porque no podía<br />
soltarlo.<br />
–Parece haber mucho de su infancia en sus dibujos,<br />
muchos creen que tienen cierta melancolía, ¿está de<br />
acuerdo con esta visión de los críticos No estoy de<br />
acuerdo con la melancolía. Son libros llenos de vida. Lo que<br />
sí creo es que uno se acuerda más de las emociones fuertes.<br />
Sí hay elementos tristes y duros, pero no en la totalidad, y los<br />
lectores lo entienden muy bien.<br />
–¿Cómo fue su infancia De mi niñez hay suficiente en mis<br />
libros. No hablo de eso.<br />
–Muchos de sus libros son cuentos clásicos, ¿por qué<br />
decidió ilustrarlos cuando ya había un mercado Elegí<br />
cada uno por distintas razones. En el caso de “Blancanieves”,<br />
por ejemplo, porque el tema es muy interesante. Me gusta<br />
muchísimo y es muy moderno porque habla de la sociedad<br />
que tenemos hoy en día, basada en las imágenes, con esas mujeres<br />
que tienen miedo a envejecer. Si observan, creo que esa<br />
reina cruel es muy moderna. Cuando la dibuje pensé en una<br />
mezcla de Madonna con Nicole Kidman, dos mujeres que<br />
no quieren envejecer. Pero para cada clásico hay una razón<br />
distinta. En los otros, por ejemplo, es el gusto el que me hizo<br />
elegirlos y lo que su lectura me provoca. Lo cierto es que hay<br />
otra cuestión y es que los textos son excelentes. Eso es una<br />
garantía.<br />
–¿Por qué Tené en cuenta que cuando uno hace un libro se<br />
está exponiendo de forma muy extrema: los críticos comentan,<br />
los lectores son muy exigentes. Y uno, muchas veces, se siente<br />
juzgado por uno mismo por las elecciones que hizo, el texto,<br />
la imagen. El objeto que presenté se volvió en un objeto comercial.<br />
Entonces, con los clásicos entendí que, por lo menos,<br />
el texto es bueno. Ahora, sí creo que no hay que caer en el defecto<br />
de hacer sólo textos clásicos porque me parece que algo<br />
de la creatividad, de la creación, se puede perder.<br />
–Pero, entonces, ¿por qué animarse a escribir Primero<br />
por lo que ya hablamos, de poder controlar las cosas. Pero<br />
también para poder desarrollar mi propio universo. En Francia,<br />
uno dibuja y otro escribe. Es muy difícil que entiendan<br />
que uno puede ser ilustrador, escritor o grafista porque tienden<br />
a encasillar a cada artista en un solo universo. Muchas<br />
veces, la gente se olvida de que yo escribí mis textos. Cuando<br />
lo hago en colaboración piensan que la otra persona los escribió<br />
y se olvidan. Así que no lo hago por el reconocimiento.<br />
Es muy difícil ser reconocido como autor cuando uno viene<br />
de otro universo como es la ilustración. Pero lo hago porque<br />
necesito desarrollar un universo para cada libro.<br />
–¿Y qué pretende desarrollar en cada universo El efecto<br />
sorpresa. Quiero desarrollar ese efecto, ir cambiando de<br />
universo tan rápido que la gente no sepa qué esperarse. Por<br />
eso, elijo los textos o los escribo yo. Si esperara que llagaran<br />
a mí, la gente me daría textos relacionados con la representación<br />
que se hacen de mí. Por eso es que prefiero buscarlos<br />
personalmente.<br />
–¿Qué le pasa en el proceso de la ilustración No sé si<br />
lo logro pero lo que espero es poder transmitir una reflexión,<br />
una apertura hacia el mundo y una posibilidad de evasión.<br />
Cuando hago libros o afiches siempre trato de poner poesía o<br />
evasión. Me gustan las cosas que son dobles, que no sean sólo<br />
un bloque, salado y dulce, esa ambivalencia, esa dualidad. Por<br />
ejemplo, cuando dibujo un conejito, todos dicen “qué dulce<br />
es”, “qué tierno” pero a mí me gusta hacerlo con los ojos rojos<br />
para que también sea un poco asustador, genere esa ambivalencia<br />
y diferentes niveles de lectura. Siempre trato de poner<br />
poesía y proponer ciertos niveles de reflexión. Si lo logro o no,<br />
77
En este Mundial<br />
jugá con<br />
los libros de<br />
crónicas mundiales<br />
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que los hace ideales para<br />
los más chiquitos.<br />
no sé, pero es lo que trato de hacer. Y trato de crear la sorpresa.<br />
También trato de incluir la magia, siempre recuperar el<br />
contexto de las cosas y pensar el por qué. Trato de apartarme<br />
de los estereotipos.<br />
–¿Pero qué pasa internamente Son muchas las cosas<br />
que pasan al momento de crear. Sobre todo, mucha duda. La<br />
duda está muy presente pero también hay momentos de satisfacción<br />
que son cortos y mucho estrés porque tenemos que<br />
respetar fechas y deadlines por las entregas. Y también es una<br />
necesidad. No digo que sea fácil. Muchas veces, cuando tengo<br />
que terminar un libro, no salgo. Sólo saco a pasear a los perros<br />
y si mis amigos están sentados tomando un café al sol, no puedo<br />
ir porque tengo que terminar mi trabajo. Pero también es<br />
un placer. Es como ser un poco un investigador que busca el<br />
ángulo, el personaje, justo la maqueta y que, de vez en cuando,<br />
descubre y es esa magia de encontrarlo<br />
sobre ruedas<br />
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historia, una pista desplegable<br />
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un perro, pierde su miedo a los perros, entonces lo<br />
sigue hasta el país de los miedos perdidos, donde su “medio<br />
amigo”, el miedo a los perros, lo lleva en un tour de lo más<br />
curioso. Las ilustraciones de Sebastián Dufour acompañan<br />
muy bien el relato. Muy recomendable.<br />
Sudamericana propone un<br />
divertidísimo libro de Silvia<br />
Schujer con ilustraciones<br />
de Pablo Bernasconi,<br />
La abuela electrónica. El<br />
cuento que lleva el nombre<br />
de este trabajo, se trata<br />
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una abuela puede esperarse,<br />
pero todos los cuentos<br />
son igualmente graciosos y<br />
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Cinthia Scoch (Alfaguara) es una nena muy graciosa que<br />
tiene tres amigos con los que no para de divertirse. Dos invitaciones<br />
de Ricardo Mariño con ilustraciones de Chavetta<br />
Lepipe: A la escuela con Cinthia Scoch y Cinthia Scoch, el<br />
libro del recreo. Juegos, pasatiempos, comentarios graciosos,<br />
consejos y mucho más.<br />
79
Entrevista<br />
nueve<br />
La<br />
aventura del<br />
Escritor<br />
en su<br />
Laberinto<br />
El estadounidense James Dashner<br />
es autor de la saga Maze Runner,<br />
entre otras producciones de<br />
literatura juvenil. Esa saga ha sido<br />
recientemente adaptada al cine,<br />
y ahora presenta su nueva obra<br />
La doctrina de la mortalidad, que<br />
reflexiona sobre los video games y<br />
la realidad virtual<br />
Por Sergio Varela
81<br />
–Su propia historia parece seguir ciertos sorprendentes<br />
“giros de guión” de las mejores sagas de<br />
aventuras. ¿Cómo fue que un graduado en contabilidad<br />
cambió drásticamente su destino y se convirtió<br />
en autor de best sellers de literatura juvenil Cuando<br />
era chico amaba la aventura y me encantaba escribir. Tenía<br />
el sueño de convertirme en autor de historias apasionantes.<br />
Pero pensaba que ese sueño era demasiado bueno
82<br />
para ser cierto, así que me inscribí para estudiar “una<br />
carrera en serio” y tener “un trabajo de verdad”. Así fue<br />
como me convertí en contador. Pero ya en el último año de<br />
la universidad me di cuenta de que odiaba esa carrera y lo<br />
que significaba, la obsesión por el cálculo, la especulación.<br />
Y para poder soportar ese año empecé a escribir mi primera<br />
novela, que me llevó siete años poder publicarla, pero<br />
pude concretar mi sueño, que ahora es mi realidad. Y te<br />
juro que no extraño la contabilidad, que fue mi pesadilla.<br />
–En su saga Maze Runner, más allá de su aparente<br />
levedad como literatura juvenil de entretenimiento,<br />
hay una metáfora muy fuerte sobre la vida: los personajes<br />
llegan, sin saber muy bien cómo ni por qué,<br />
a un laberinto y deben correr para sobrevivir. Con<br />
un mínimo de capacidad de simbolizar se podría<br />
decir que eso mismo es la vida de cada uno. Tratar<br />
de resolver cómo sobrevivir en medio de un laberinto<br />
lleno de sorpresas e imponderables. Y es un<br />
tema muy dramático, muy literario: Borges era muy<br />
afecto al tema de los laberintos, por otra parte. Mi<br />
primer objetivo fue el de entretener con una historia que<br />
atrapara al lector, pero es cierto que la del laberinto es una<br />
metáfora muy fuerte sobre la vida. Yo mismo pasé en mi<br />
adolescencia por un período de mucha confusión que me<br />
llevó a reflexionar para qué estoy acá, por qué vine a este<br />
mundo. Creo que la adolescencia misma es un laberinto,<br />
en el que nos enteramos de cuán difícil puede ser la existencia.<br />
Te sentís adulto, pero a la vez tenés toda la vida por<br />
delante para superar obstáculos que te van sorprendiendo<br />
y sobre los que no tenés ninguna información previa, y que<br />
a la vez te van transformando como personaje en el escenario<br />
de tu biografía, y de los cambios del mundo que se<br />
van dando a tu alrededor. Creo que cuando escribí Maze<br />
Runner, todas esas emociones y memorias de mi propia<br />
adolescencia fluyeron en mi mente de alguna manera.<br />
Siempre me han encantado y fascinado los laberintos. Y<br />
aún hoy me dan miedo.<br />
–Más allá de las lógicas “reglas” del género, hay en<br />
su obra un tratamiento muy especial sobre la idea<br />
del peligro, del riesgo, que se acrecienta en cada<br />
nuevo episodio de la saga. ¿Qué es lo que lo fascina<br />
del peligro ¿Hay algo en su vida que lo perturba<br />
especialmente respecto de los riesgos que conlleva<br />
la propia vida Creo que influyó que tuve que atravesar<br />
varias tragedias familiares muy seguidas, o por lo menos<br />
que resultaron muy impactantes para mí. Mi abuelo murió<br />
en un accidente cuando yo era muy chico y, más tarde, un<br />
sobrino mío de sólo 2 años de edad murió al ingerir una<br />
pastilla, un medicamento, por accidente también. A mis<br />
20 años falleció mi papá. Creo que todas esas experiencias<br />
tuvieron mucha incidencia en mí, ya no se trataba tanto<br />
del peligro, sino de una especie de repentina conciencia<br />
sobre la fragilidad de la vida, que despertó en mí una potente<br />
inquietud sobre el propósito de la existencia, que<br />
podría concluir de golpe y en cualquier momento. No sé si<br />
logré alcanzar esos propósitos, pero visto en retrospectiva,<br />
creo que lo más importante de esos pensamientos, de esas<br />
ideas, se ha plasmado. Y se ha expresado a través de mi<br />
escritura.<br />
–Se ha mencionado que Hunger Games inspiró en<br />
alguna medida a Maze Runner. ¿Qué similitudes y<br />
diferencias hay entre ambas sagas En primer lugar,<br />
quiero decir que escuchar a mi trabajo mencionado en una<br />
misma oración con Hunger Games es para mí un honor<br />
como escritor. Pero debo aclarar que yo escribí Maze Runner<br />
tres años antes que Hunger Games, en 2005, aunque<br />
finalmente se publicó en 2009 por las demoras habituales<br />
entre la llegada de un original y la publicación por parte<br />
de la editorial, por eso se piensa que fue el éxito de Hunger<br />
Games el que motivó Maze Runner. Creo que ambas<br />
historias rescatan el valor de la lealtad, el heroísmo, la<br />
amistad, el superar obstáculos. Y tratan sobre la esperanza.<br />
Además de ser muy entretenidos, un valor también importante<br />
en una obra artística.<br />
–Su nuevo libro, La doctrina de la mortalidad, incursiona<br />
en las obsesiones de los videogamers, en la<br />
realidad virtual de la época posapocalíptica. ¿Cuáles<br />
son sus preocupaciones al respecto y cómo las refleja<br />
esta nueva producción suya Hace muchos años me<br />
sentí realmente impactado cuando vi la película Matrix. Y<br />
con el tiempo, con el surgir de las redes sociales, del auge<br />
de la comunicación virtual a través de Internet, sentí que<br />
esa utopía se estaba volviendo realidad. Creo que toda esa<br />
fantasía de los juegos instala un mundo muy dark, muy<br />
opresivo, pero espero que eso nos lleve a un resurgir de la<br />
mejor ciencia ficción. También creo que en esos estímulos<br />
hay una posibilidad de que nos animemos a darle un poco<br />
más de complejidad a las historias, insistir en el heroísmo<br />
y la épica, pero también darle espacio a cierta reflexión<br />
psicológica que nos acerque cada vez más a las mejores<br />
expresiones del género.<br />
–Maze Runner está por ser llevada al cine. ¿Cuáles<br />
son sus expectativas respecto de la película En<br />
broma, le digo a mi mujer que el hecho de que mis libros<br />
sean llevados al cine es mejor que haberme casado y tener<br />
hijos. Es lo más lindo que me ha pasado hasta ahora.<br />
La posibilidad de ver en la pantalla grande aquello que<br />
he imaginado, y sobre todo que han respetado mucho la
esencia de los libros. Cuando empezó todo este proceso de<br />
adaptación tenía altas expectativas y, al ver los resultados,<br />
puedo decir que esas expectativas se han visto superadas.<br />
–¿Cuál es su libro favorito The stand, de Stephen<br />
King. Es un autor al que admiro mucho, porque cambió el<br />
criterio de reconocimiento de la literatura. Antes se pensaba<br />
que la mejor lectura era la que ganaba premios otorgados<br />
por los críticos especializados. Con Stephen King la<br />
lectura se convirtió en hábito divertido, que crea comunidades<br />
de fans que intercambian libros, un antiguo gusto<br />
de elites, él lo ha convertido en un gesto pop al estilo de<br />
los seguidores de las grandes bandas de rock. Y eso hace<br />
mucho más por la difusión de la lectura que los premios.<br />
Aunque él mismo se merece varios, por su profundidad y<br />
calidad en la escritura.<br />
Del mismo modo aspiro a poder cambiar algo en la vida de<br />
las personas que leen mis libros, que generen amistades a<br />
partir de compartir y comentar las historias y los libros, y<br />
que piensen en cosas que antes no se habían cuestionado
Danza<br />
La<br />
voluntad activa<br />
84<br />
Preparándose para la próxima Gala Internacional de Ballet de Buenos Aires, Martín Boschet,<br />
director artístico del Grupo Ars, analiza las razones del aislamiento de la danza local,<br />
además de adelantar la visita a los mejores doce bailarines del mundo, entre ellos a las grandes figuras<br />
Daniil Simkin y María Kochetkova<br />
Por Emilia Simison<br />
El próximo mes de agosto, y por cuarta<br />
vez consecutiva, llegará de la mano del<br />
Grupo Ars, la Gala Internacional de<br />
Ballet de Buenos Aires donde se podrá<br />
ver en escena a doce de los mejores<br />
bailarines del mundo. Además, a estas<br />
galas que ya nos ha acostumbrado a ver<br />
el teatro Coliseo rebosando de talento,<br />
se agregará el próximo noviembre la presentación<br />
de Daniil Simkin y María Kochetkova<br />
en Don Quijote. Para quienes<br />
no los conozcan (a quienes les aconsejo<br />
buscarlos en YouTube), y tomando prestadas<br />
las palabras de Javier Fernández<br />
Ortega en El País, es como si pudiéramos<br />
ver jugar a Messi un fin de semana<br />
con algún equipo nacional. Mientras<br />
esperamos ansiosos y vamos consiguiendo<br />
nuestras entradas (que ya están a la<br />
venta), nos juntamos a conversar con<br />
Martín Boschet, director artístico del<br />
Grupo Ars.<br />
Ante la obligada pregunta por el origen<br />
de las Galas, Boschet nos cuenta que la<br />
idea surge de la necesidad de “volver a<br />
poner delante de los ojos lo que sucede<br />
en el mundo”. Hoy en día, gracias a la<br />
tecnología, cualquier joven que baila o<br />
cualquiera al que le interesa la danza<br />
puede ver a sus ídolos en YouTube o en
Facebook, “pero eso, en vez de calmar<br />
la curiosidad, genera angustia porque<br />
es como tener la ñata contra el vidrio”.<br />
Así, las galas se presentan como una<br />
oportunidad de “ver a esos pibes que<br />
están triunfando en el mundo, acá en el<br />
Coliseo. Y ver que no sólo son maravillosos<br />
sino que también son pibes comunes<br />
que estudiaron, estudian, se rompen el<br />
lomo… pero que son chicos como cualquiera<br />
de acá”.<br />
Además de calmar la curiosidad del<br />
balletómano, las Galas servirían a otros<br />
dos grandes fines. Por un lado, Boschet<br />
cuenta que su gestión en el teatro Colón<br />
le permitió “ver las cosas desde el otro<br />
lado del mostrador” y entender como<br />
una de las razones por las que la danza<br />
en la Argentina perdió nivel competitivo<br />
y de excelencia profesional el aislamiento<br />
en que la actividad local ha estado<br />
durante los últimos veinte años. Tal vez<br />
una de las principales consecuencias en<br />
que se pueda observar dicho aislamiento<br />
sea en la cantidad de bailarines argentinos<br />
que triunfan en el exterior pero<br />
que nunca bailaron en Argentina, como<br />
es el caso de algunos de los que sí lo hicieron<br />
gracias a las Galas como Daniel<br />
Proietto. Según Boschet, no suelen venir<br />
a bailar a la Argentina “no porque no<br />
quieran sino porque no son convocados.<br />
Y no son convocados por dos razones<br />
centrales. Una: ni siquiera los que arman<br />
las funciones los conocen (…). Y después<br />
por mezquindad. Hay una mezcla rara e<br />
inexplicable de resentimiento frente al<br />
que se fue, es como una cuestión de ‘te<br />
fuiste y nosotros nos quedamos peleándola<br />
frente a la circunstancias, ¿ahora<br />
qué querés’”. De esta manera, la falta<br />
de voluntad, pero también la falta de conocimiento<br />
que viene con el aislamiento,<br />
impide que tengamos la oportunidad<br />
con mayor frecuencia de verlos bailando<br />
acá aún cuando “el argentino triunfante<br />
en el exterior debería ser el ejemplo,<br />
primero para entender qué es lo que nos<br />
falta para estar en un punto de comparación<br />
con otras compañías y, segundo,<br />
para entender qué falta en la educación<br />
o la enseñanza de la danza aquí para<br />
que un argentino que quiere triunfar en<br />
las grandes ligas deba partir”. Y por eso<br />
también las Galas incluyen siempre bailarines<br />
de los grandes teatros nacionales<br />
ya que sostiene que “la mejora en casa<br />
viene con la participación presencial”.<br />
A su vez, las Galas se han transformado<br />
en una oportunidad para ampliar el público<br />
de la danza. Por la selección coreográfica<br />
y de bailarines, se han transformado<br />
en un lugar para la demostración<br />
apasionada y “donde se generan fanatismos<br />
por A o por B” que en ocasiones le<br />
dan cierto “espíritu de cancha”. De esta<br />
manera, “las galas sirven para eso: para<br />
que un tipo que en principio jamás iría al<br />
ballet porque fue alguna vez y se aburrió<br />
o porque no fue nunca pero tiene prejuicio<br />
vaya porque acompaña a alguien pero<br />
salga fascinado y no tenga miedo de decirte<br />
‘la verdad es que lo pasé bárbaro’”.<br />
En el marco de este deseo por ampliar el<br />
público, Boschet nos cuenta la intención<br />
de armar un circuito y aprovechar que<br />
los bailarines ya están en Buenos Aires<br />
para incluir funciones en otras partes del<br />
país. Y, aunque todavía no está confirmado,<br />
es muy probable que este año se<br />
realice en Salta la primera Gala fuera de<br />
Buenos Aires.<br />
Charlando, entonces, sobre al futuro<br />
del ballet en Argentina y al ser consultado<br />
por el proyecto de la Ley Nacional<br />
de Danza (ver recuadro) la opinión de<br />
Boschet es que, si bien las leyes son<br />
importantes y podrían ayudar a resolver<br />
problemas como las jubilaciones y el<br />
bajo número de funciones de la mayoría<br />
de las compañías oficiales, las leyes por sí<br />
mismas no solucionan los problemas, por<br />
lo que el proyecto debería estar acompañado<br />
por una voluntad activa.<br />
Puntualmente sobre los eventos de este<br />
año, Boschet destca que a medida que<br />
pasaron las galas, el aval que en un comienzo<br />
se necesitaba obtener de parte<br />
de las compañías de pertenencia de los<br />
bailarines pasó a estar dado por la misma<br />
Gala. Esto les permitió pensar, para la<br />
Gala de 2014, “más en las coreografías,<br />
luego en los intérpretes para dichas<br />
coreografías y después, eventualmente,<br />
saber de qué compañía vienen” y, a lo<br />
largo de las cuatro Galas, darle más lugar<br />
a la danza contemporánea. Por otro<br />
lado, este año el Grupo Ars montará<br />
por primera vez un ballet entero y con<br />
música en vivo, lo cual hace que el desafío<br />
sea doble “porque no sólo tenés 60<br />
bailarines en escena sino que también<br />
tenés 60, 70 músicos en el foso” y “todas<br />
las partes tienen que estar bien”. Con<br />
dicho fin, se encuentra en tratativas un<br />
convenio con el Ballet del Centro del<br />
Conocimiento de Misiones en cuya joven<br />
compañía, director musical, maestro repositor<br />
y ensayistas, Boschet tiene plena<br />
confianza, lo que les deja como mayor<br />
desafío la producción, aunque proyecta<br />
que para eso contará también con ayuda<br />
del teatro Coliseo. Además, le da confianza<br />
“tenerlos a Daniil [Simkin] y María<br />
[Kochetkova] que son dos estrellas”<br />
ya que cuando se incluyen artistas como<br />
ellos “todo mejora, enseguida se nota la<br />
energía y se fluye distinto y todos naturalmente<br />
se esfuerzan más”.<br />
Antes de que se termine la entrevista, le<br />
preguntamos si pensaban armar alguna<br />
publicación más allá de los catálogos<br />
coleccionables que regalan en las funciones,<br />
a lo que Boschet respondió que<br />
tienen pensado armar un libro que recapitule<br />
todo lo que pasó en esos cinco<br />
años y que incluya fotos, información de<br />
los bailarines y anécdotas pero que planean<br />
esperar a la V Gala. Mientras tanto,<br />
entonces, seguiremos disfrutando de las<br />
funciones<br />
85<br />
Ley Nacional de Danza<br />
El 29 de abril ingresó, acompañado como corresponde por clases, una coreo multitudinaria y un festival, el proyecto para una Ley Nacional<br />
de Danza. Dicho proyecto establece que “la danza, en sus diversos géneros y manifestaciones, por su valor social y por constituir un factor<br />
esencial en el desarrollo de la cultura al ser creadora de valor simbólico, será objeto de promoción, estímulo y apoyo del Estado” y busca<br />
jerarquizar la actividad de la danza en su conjunto y a sus trabajadores. Más información en: www.leynacionaldedanza.com
Reseña<br />
Salinger: el último Peter Pan<br />
86<br />
Por Eduardo Dubians<br />
A fin de cuentas, era inevitable que<br />
las cosas sucedieran de este modo. La<br />
breve e intensa obra de J. D. Salinger,<br />
la misma que fuera saludada como la<br />
expresión renovada de la moderna literatura<br />
anglosajona, la que diera pie<br />
–a partir de su novela emblemática, El<br />
guardián entre el centeno– al absurdo<br />
de tragedias y asesinatos (el de John<br />
Lennon es el más recordado, pero no<br />
el único), terminó por convertir a su<br />
autor en un personaje más, recluido<br />
en el misterio de su ostracismo, cierto<br />
misticismo e incluso violencia. En consecuencia,<br />
de una biografía que debía<br />
luchar contra el mito y el silencio, sólo<br />
cabía esperar la desmesura. Y esto es lo<br />
que se apura en enseñar este Salinger<br />
(Seix Barral, 2014) por el que responden<br />
David Shields y Shane Salerno:<br />
una torre de babel hecha de voces superpuestas,<br />
mentiras y verdades, que<br />
componen una sinfonía chirriante y por<br />
momentos ensordecedora de más de<br />
setecientas páginas.<br />
Aunque tampoco hay que ser del todo<br />
injustos. Salinger aparece tres años después<br />
de J. D. Salinger: una vida oculta<br />
(Galaxia Gutenberg, 2011), de Kenneth<br />
Slawensky –a quien, curiosamente o<br />
no tanto, los autores omiten citar una<br />
sola vez, lo que no deja de llamar la<br />
atención dado el maremágnum de citas<br />
presentes–, que representa la biografía<br />
“oficial” del autor de Nueve Cuentos<br />
y Franny y Zooey. En rigor, en este<br />
caso no podemos hablar de biografía<br />
en sentido estricto sino, como lo hacen<br />
sus autores, de un libro que sirvió de<br />
base a un documental. Shane Salerno<br />
(Memphis, 1972) es guionista y director<br />
de Salinger, estrenado en el festival de<br />
Toronto y que acompañó a la aparición<br />
del volumen, en tanto David Shields<br />
(Los Ángeles, 1956) es un conocido<br />
escritor a partir de la publicación del<br />
ensayo Reality Hunger: A Manifesto<br />
(2010), compuesto exclusivamente con
citas de otros autores. Libro y documental<br />
ofrecen un retrato salingeriano<br />
poliédrico y discontinuo, sustentado<br />
por más de 150 fotografías inéditas,<br />
cartas, fragmentos de diarios y más de<br />
dos centenares de testimonios directos,<br />
muchos de los cuales se habían negado<br />
a hablar de su relación con Salinger hasta<br />
producirse su fallecimiento, el 28 de<br />
enero de 2010, con 91 años de edad; tal<br />
vez atenazados por el severo carácter de<br />
un personaje tan refractario, en vida, a<br />
revelar datos íntimos o familiares.<br />
La saturación informativa exhibida por<br />
los autores a través de los muchos materiales<br />
acumulados –indiscutiblemente<br />
valiosos–, otorgan cierto aire enciclopedista<br />
a la obra. Incluso, dada la propia<br />
estructura y disposición de los materiales,<br />
la concatenación de múltiples voces<br />
originadoras de una larga sucesión de<br />
entradas yuxtapuestas, a modo de polifonía<br />
coral o de guión documental –algo<br />
lógico considerando que Salerno ha<br />
escrito y dirigido el film complementario–<br />
no varían, en lo sustancial, al perfil<br />
humano ya esbozado por Slawenski en<br />
su libro sobre Salinger: sus orígenes en<br />
el seno de una adinerada familia judía<br />
de Nueva York; su formación académica,<br />
que pasó por diversos centros hasta<br />
acabar en la escuela militar de Valley<br />
Forge, donde adquirió la severidad y<br />
disciplina necesarias a su carácter rebelde;<br />
su aprendizaje literario en la Universidad<br />
de Columbia y sus primeras<br />
publicaciones en las llamadas revistas<br />
de poca trascendencia, y su actitud perseverante<br />
al ver rechazados muchos de<br />
sus relatos sobre jóvenes de clase alta,<br />
decadentes y triviales, hasta conseguir<br />
su verdadero objetivo: irrumpir en las<br />
páginas de The New Yorker. Pero sin<br />
duda el hecho más significativo fue su<br />
alistamiento en el ejército y la traumática<br />
experiencia de la guerra: el desembarco<br />
de Normandía, la cruenta batalla<br />
de las Ardenas, la pérdida de la mayoría<br />
de sus compañeros y el horror de los<br />
campos de exterminio en Dachau… Su<br />
retorno a la vida civil estuvo marcado<br />
por el extrañamiento dentro de una sociedad<br />
que ignoraba las crueldades que<br />
él había conocido, un sentimiento implícitamente<br />
trasladado al dilema planteado<br />
por su ícono adolescente, Holden<br />
Caulfield, al incorporarse a un mundo<br />
adulto hostil y del que, sin embargo,<br />
inexorablemente hay que formar parte.<br />
La experiencia de la guerra condujo a<br />
Salinger a abrazar la filosofía zen y el<br />
hinduismo vedanta como forma –quizá–<br />
de superar sus traumas. Por otra<br />
parte, se vio sorprendido por los problemas<br />
que, tras el éxito obtenido por su<br />
célebre Guardián…, comenzó a tener<br />
para manejar su fama emergente, lo<br />
que se tradujo en una voluntad de “no<br />
ser” renunciando –aparentemente– a su<br />
ego, para encerrarse en una recóndita<br />
casa de campo en New Hampshire,<br />
desvaneciendo paulatinamente su deseo<br />
de seguir publicando hasta que, a la<br />
aparición de su último relato en 1965,<br />
sucedieron cuarenta largos años de silencio<br />
literario, en los que parece que<br />
continuó escribiendo, pero no volvió a<br />
publicar.<br />
A todo esto hay que sumar la pérdida<br />
de su primer gran amor, Oona O’Neill,<br />
quien con sólo 18 años se casó con<br />
Charlie Chaplin. Desde entonces,<br />
Salinger se obsesionó con seducir y<br />
perseguir a jovencitas entre la infancia y<br />
la adolescencia, físicamente parecidas a<br />
la mujer del gran cómico y sexualmente<br />
sin “experiencia suficiente para juzgarle”,<br />
como forma de parar el tiempo<br />
y perpetuar una inocencia que nunca<br />
recuperaría. Y es en esta cuestión, la<br />
sentimental, donde más y mejor se revelan<br />
las debilidades y contradicciones<br />
que definen el perfil íntimo de Salinger,<br />
la dudosa sinceridad de su sentimiento<br />
religioso y su solamente relativo<br />
aislamiento cuyo misterio sí logró, en<br />
cambio, que incrementara la fascinación<br />
pública hacia su figura hasta convertirlo<br />
en mito. Salinger retiró su fotografía de<br />
la portada de El guardián… porque no<br />
creía en la autopromoción, pero cuando<br />
vio a Joyce Maynard en una portada del<br />
New York Magazine se sintió inmediatamente<br />
atraído por ella; se deshizo de<br />
su primer matrimonio con una mujer<br />
alemana tras saber que había trabajado<br />
para la Gestapo, pero aseguraba seguir<br />
comunicándose telepáticamente con<br />
ella. Pretendía ser puro y fiel al dharma,<br />
y sin embargo se enamoraba de jóvenes<br />
actrices que veía por televisión, como<br />
Catherine Oxemberg… En definitiva,<br />
pese a sus esfuerzos por parecer humilde<br />
nunca pudo desprenderse de su ego<br />
desmesurado ni fue capaz de renunciar<br />
al mundo ni dejar de preocuparse, hasta<br />
el extremo, por su reputación como escritor<br />
y por todo aquello que se decía o<br />
publicaba sobre su figura.<br />
A pesar de la negativa de la familia a<br />
colaborar con el libro y el documental<br />
(tanto su hijo Matt como su viuda, Colleen<br />
O’Neill, son los herederos de su<br />
legado), Shields y Salerno aseguran que<br />
se viene una avalancha de inéditos de<br />
Salinger que serán publicados a partir<br />
del año próximo: un libro titulado The<br />
family Glass, que reuniría sus relatos<br />
sobre la celebrada saga de niños prodigio;<br />
un manual de religión védica; una<br />
novela de amor ambientada en la guerra<br />
y en su matrimonio alemán; el diario de<br />
un agente de contrainteligencia, basado<br />
en los interrogatorios de prisioneros<br />
llevados a cabo por Salinger; y, por<br />
último, un volumen que reuniría todos<br />
los relatos protagonizados por Holden<br />
Caulfield con el título de uno de ellos,<br />
El último y mejor de los Peter Pans. A<br />
fin de cuentas, el título que mejor define<br />
a su autor<br />
Salinger,<br />
de David Shields y Shane Salerno.<br />
Seix Barral, 2014<br />
87
VIDA GOURMET<br />
Pequeños detalles que hacen la diferenciA<br />
Por Mónica Tracey<br />
El queso, el sabor más preciado<br />
88<br />
Ingrediente básico de muchísimos platos de la cocina internacional y un fiel compañero de<br />
tantos momentos especiales, el queso tiene una larga historia y un papel fundamental en<br />
el mundo de la alimentación y los sabores. Mucho de esa historia, de su presente y de sus<br />
secretos están en el libro que Pablo Battro acaba de publicar.<br />
A partir de un minucioso entrenamiento en los principales países productores de quesos y<br />
de su propia experiencia como productor, este ingeniero industrial es, hoy, un referente en<br />
el tema. Ahora afincado en Lincoln, es asesor de queserías en distintos países, dicta cursos<br />
y ha publicado dos libros, Quesos artesanales, dirigido a quienes deseen hacer quesos de<br />
calidad a pequeña escala, y este último, Todo lo que siempre quiso saber sobre los quesos.<br />
De este alimento excepcional que permitió un día lejano mantener las propiedades de la<br />
leche en el tiempo, cuando no se podía ordeñar por falta de pasturas o para poder cargar<br />
en la trashumancia, el libro aporta datos de todo tipo. Hay una completa clasificación de<br />
quesos, con sus especificaciones, detalles de producción, lugares y anécdotas de origen,<br />
informando también de esas variedades qué se hizo y se hace en nuestro país, a nivel<br />
industrial y, sobre todo, a nivel artesanal, con experiencias relativamente nuevas que son<br />
casi una revolución en el mundo gourmet. Con producciones de excelente calidad tanto en<br />
quesos de leche de vaca como de oveja, cabra e incluso de búfala.<br />
A medida que se avanza en el libro y se van viendo las fotos, se hace agua la boca y en ese<br />
estado se llega a los consejos más prácticos para el consumidor: dónde y cómo comprar,<br />
cuándo se sirven, antes o después de la comida, antes o después del postre… Según<br />
asegura Battro, el queso se puede servir incluso como plato principal en un almuerzo:<br />
“Una buena selección con una ensalada verde, pickles o chutney, fruta fresca, nueces<br />
y buen pan y vino”. También da pautas para armar una tabla de quesos según distintos<br />
criterios, pero aclara: “Casi como una obligación, una buena tabla de quesos debe<br />
servir para comentar, explicar, discutir; debe ser un elemento desencadenante de una<br />
conversación interesante”. Y a esa altura, uno deja el libro por un rato y se va, lleno de<br />
nuevos deseos y específicas exigencias, a visitar a su quesero.<br />
Pablo Battro<br />
Todo lo que siempre quiso saber sobre<br />
los quesos<br />
Albatros
Más sabor, distintos saberes, sentir<br />
más, gustar mejor, tradición, novedad,<br />
catas, un camino para conocerse en<br />
las propias elecciones<br />
Quesera gourmet,<br />
en Chiapas<br />
Un día, sólo con la certeza de que necesitaba hacer un cambio,<br />
Cecilia Etchegaray dejó de trabajar en la escribanía familiar<br />
en Buenos Aires y con sus fotografías a cuestas –había hecho<br />
un par de exposiciones–, fue a pasar un tiempo a México. Poco<br />
después fundaba una nueva vida en San Cristóbal de las Casas,<br />
un bello lugar de Chiapas. Allí empezó a hacer quesos con una<br />
amiga italiana y ahora, ocho años después, vive en una hermosa<br />
casa sustentable en la montaña, es una reconocida artesana de<br />
quesos, que ella misma vende en su puesto en el tianguis, esos<br />
mercados que se han mantenido de la época prehispánica. “La<br />
profesión tiene que ver con el aprender cosas”, dice, con su<br />
acento ya un poco mexicano, “yo estudié fotografía, trabajaba<br />
en una escribanía, y ahora hago quesos”.<br />
Sorprendida por la vida y dejándose llevar, Cecilia vive hoy<br />
como nunca lo imaginó antes, trabajando como artesana, en la<br />
montaña, en un espacio de total convivencia con la naturaleza<br />
y sus ciclos. “Que mi casa es sustentable significa que tengo<br />
captación de agua de lluvia, energía solar, baño seco. Ha sido<br />
mucho cambio, adaptarme y aprender a vivir de esta manera.<br />
Tengo un jardín con todas las hierbas que utilizo en mis quesos,<br />
una huerta, frutas, y todo en un lugar donde durante cuatro<br />
meses no cae lluvia”, explica y no es difícil imaginar el esfuerzo,<br />
aunque la belleza de esa casa hecha de adobe con tierra del lugar,<br />
llena de luz, seguramente ayuda a compensarlo.<br />
Cecilia cuenta que su primer intento con los quesos fue un<br />
desastre y pronto comprendieron que el problema era la leche.<br />
Todo llevó su tiempo, también conseguir esa preciada materia<br />
prima de calidad. “Eso fue fundamental, lo demás fue a prueba<br />
y error, y guiándome por mis gustos pero también aprendiendo<br />
con la gente en el mercado. Allí tengo la posibilidad de abrir un<br />
queso que vengo añejando y ver qué aceptación tiene. Luego<br />
vuelvo a mi cuadernito y comparo, cambio, pruebo cosas<br />
nuevas”.<br />
La mesa del mercado muestra variedades de quesos blandos y<br />
duros, dispuestos sobre hojas de plátano. “Hoy, en la mesa hay<br />
yogur natural, un queso untable que se puede comer con dulce<br />
o salado, hago la ricota fresca y ricotas horneadas, que las preparo<br />
con sal, aceite de oliva, distintas hierbas o distintos tipos<br />
de chiles, o semillas, hago con cacahuate, con hinojo, con curry,<br />
romero, orégano con ajo… También hago quesos añejados, el<br />
clima de San Cristóbal es fresco, bueno para añejar”, cuenta<br />
Cecilia entusiasmada.<br />
Lo que no cuenta es que sus quesos tienen un reconocimiento<br />
destacable. Es la proveedora de un exclusivo restaurante francés<br />
de la zona, entre otros, ha sido invitada por el movimiento<br />
Slow Food para formar parte del equipo, un conocido productor<br />
de mezcal ha elegido sus quesos para sus maridajes, además<br />
de tener su sostenida y entusiasta clientela en el mercado. Ella<br />
sólo quiere aclarar: “Trabajo en forma artesanal y natural, no<br />
uso aditivos, no le pongo cloruro, almidón, nada. En el caso de<br />
los quesos duros sí utilizo fermentos, aparte de cuajo, pero nada<br />
de lo que la industria utiliza para generar más ganancia. Hay<br />
mucho de sueño y pasión en esto, la pena es que no ha sido lo<br />
mismo desde lo económico”, reflexiona mientras acomoda amorosamente<br />
sus deliciosas creaciones sobre las hojas de plátano.<br />
89
TV<br />
SERIES<br />
Por LAURA BERTI<br />
Game of Thrones<br />
Es una fantasía medieval, mix de drama<br />
y aventuras, creada por David Benioff y<br />
D. B. Weiss para la cadena HBO, que ya<br />
lleva cuatro temporadas. Basada en la serie<br />
de novelas Canción de hielo y fuego,<br />
de George R. Martin.<br />
Su trama se centra en las violentas luchas<br />
dinásticas entre varias familias nobles<br />
por el control del Trono de Hierro del<br />
continente de Poniente. La historia se<br />
sitúa en un mundo medieval de ficción,<br />
con tres líneas argumentales: la crónica<br />
de la guerra civil dinástica por el control<br />
de Poniente entre varias familias nobles;<br />
la creciente amenaza de los Otros, apenas<br />
contenida por un inmenso muro de<br />
hielo que protege el norte de Poniente;<br />
y el viaje de Daenerys Targaryen, la hija<br />
exiliada del rey que fue asesinado en<br />
otra guerra civil hace quince años, quien<br />
busca regresar a Poniente a reclamar sus<br />
derechos.<br />
Es una brutal narración en la que brillan<br />
fabulosos personajes, valientes giros de<br />
guión y una épica medieval magnética.<br />
La serie tuvo, en sus tres primeras<br />
temporadas (2011, 2012 y 2013), una<br />
excelente acogida por parte de crítica y<br />
público, y está considerada como una de<br />
las mejores series televisivas de todos los<br />
tiempos. Recibió un gran número de premios<br />
(un Globo de Oro y once premios<br />
Emmy).<br />
Cuenta con un excelente elenco de grandes<br />
actores, que se funden en uno con<br />
los personajes, sobresalientes tramas y<br />
locaciones elegidas magistralmente, en<br />
síntesis, todo, hasta la vestimenta, es impresionante.<br />
Es común encontrarse con escenas de<br />
sexo y desnudos en Game Of Thrones.<br />
Muchas de esas imágenes tienen como<br />
locación el prostíbulo de Petyr Baelish,<br />
un Lord que forma parte del selecto grupo<br />
de consejeros del Rey. Algunas de las<br />
protagonistas de esos momentos calientes<br />
tienen experiencia en eso de aparecer<br />
sin ropa o en el medio de una relación<br />
sexual, pues vienen de la industria pornográfica.<br />
Dado el exitoso debut de la cuarta<br />
temporada (es el programa con mayor<br />
audiencia de HBO desde el capítulo final<br />
Los Soprano en 2007), se filmarán dos<br />
temporadas más.<br />
Recomendación: preparar un lugar cómodo<br />
ver las primeras tres temporadas<br />
seguidas y esperar a que salga la cuarta<br />
completa para verla de la misma manera.<br />
emitirse en el año 2009, sus productores<br />
ejecutivos son los de 24 y Arrested Development.<br />
Cuenta con la magnífica actuación<br />
de Tim Roth acompañado Kelli<br />
Williams, Brendan Hines y Monica<br />
Raymund.<br />
El eje de la serie es el Dr. Cal Lightman<br />
(Tim Roth) que es el especialista en<br />
detección de mentiras más importante<br />
del mundo. Analizando las expresiones<br />
faciales, inflexiones de la voz y el lenguaje<br />
corporal involuntario de las personas,<br />
puede leer sus sentimientos. Su<br />
trabajo le brinda los conocimientos y la<br />
habilidad tanto para engañar como para<br />
detectar mentiras. Pero Lightman sabe<br />
que su habilidad científica es tanto una<br />
bendición como una desgracia en su vida<br />
personal pues detecta cuando familiares<br />
y amigos mienten. No es que lo piense,<br />
lo sabe, debido a que ha desarrollado su<br />
habilidad de observación hasta convertirla<br />
en inconsciente, transformándose<br />
así en un detector de mentiras humano.<br />
De este modo, Cal puede descubrir los<br />
secretos mejor guardados y solucionar<br />
los casos más difíciles. Más exacto que<br />
cualquier prueba de polígrafo, sabe que<br />
su presencia no siempre resulta cómoda.<br />
Cal encabeza una agencia que ofrece sus<br />
servicios al FBI, la policía local, firmas de<br />
abogados, etc. Una serie para ver, para<br />
aprender y/o sólo para disfrutar.<br />
La serie se encuentra disponible en Tematika,<br />
Yenny y El Ateneo<br />
91<br />
La serie se encuentra disponible en Tematika,<br />
Yenny y El Ateneo<br />
Lie to Me<br />
Entre el thriller y el drama, con tres<br />
temporadas, esta serie está basada en<br />
el estudio e investigación realizado por<br />
el psicólogo Paul Ekman. Comenzó a
92<br />
Tema de tapa<br />
seis<br />
La casualidad<br />
DE LAS COSAS<br />
La ley de gravedad, el antibiótico, el Viagra, la Coca-Cola,<br />
las papas fritas, los Rayos X, el dulce de leche, y tantos más.<br />
Inventos que nacieron del azar<br />
Por Florencia Álvarez<br />
Si bien muchas veces los científicos,<br />
investigadores e inventores se han propuesto<br />
encontrar soluciones a problemas<br />
o necesidades concretas, lo cierto es que<br />
la gran mayoría de las cosas se fueron<br />
creando por azar. Desvíos en el camino<br />
que abrieron puertas impensadas.<br />
Los hermanos Kellogg no se sentaron a<br />
inventar los Corn Flakes, tampoco era la<br />
intención de Wilhelm Conrad Roentgen<br />
descubrir los Rayos X, la de Alexander<br />
Fleming hallar el poder antibiótico de la<br />
penicilina o la de John Pemberton crear<br />
la Coca-Cola. Ellos, y decenas de personas<br />
más encontraron cosas por puro azar,<br />
y en muchos casos significaron golpes de<br />
timón en el rumbo del mundo.<br />
Isaac Newton estaba refugiado de la<br />
epidemia de peste bubónica que en 1665<br />
azotó Londres en su casa de campo de<br />
Lincolnshire, Inglaterra. Descansaba debajo<br />
de un manzano cuando vio cómo un<br />
fruto caía al suelo. En ese instante, el físico<br />
comprendió que había algo que atraía<br />
a las cosas hacia abajo, y así creó una de<br />
las leyes que han definido la historia moderna:<br />
la de gravitación universal. Aunque<br />
muchos piensan que esto es una leyenda,<br />
en 2010 la Royal Society de Londres<br />
develó un manuscrito original que el también<br />
físico, amigo y contemporáneo de<br />
Newton, William Stukeley, utilizó para<br />
la novela biográfica Memorias de la vida<br />
de Sir Isaac Newton. “Me dijo que había<br />
estado en esta misma situación cuando la<br />
noción de la gravedad le asaltó la mente.<br />
Fue algo ocasionado por la caída de una<br />
manzana mientras estaba sentado en actitud<br />
contemplativa. ¿Por qué esa manzana<br />
siempre desciende perpendicularmente<br />
hasta el suelo, se preguntó a sí mismo”.<br />
El árbol original se vino abajo durante<br />
una tormenta en 1814, su madera se utilizó<br />
para hacer sillas, pero antes de que<br />
el manzano cayera ya se habían obtenido<br />
una gran cantidad de injertos que se plantaron<br />
en diferentes facultades de física<br />
del mundo entero.<br />
Siglos después, algo que también tiene<br />
que ver con la gravedad, alegró la vida<br />
de muchos hombres. El Viagra fue un<br />
descubrimiento al azar concebido por<br />
científicos galeses del Hospital de Morriston<br />
que trabajaban en la búsqueda de una<br />
droga para tratar la hipertensión arterial<br />
y la angina de pecho. Para su sorpresa, el<br />
gran “efecto colateral” de la prueba era el<br />
potente poder en la erección del pene. Ni<br />
lerdos ni perezosos, los laboratorios Pfizer<br />
decidieron comercializar el Sildenafil en<br />
Estados Unidos y patentarlo, en 1996.<br />
Desde ese año hasta hoy, se calcula que<br />
se vendieron mundialmente millones,<br />
millones, millones y millones de pastillas<br />
azules. Dar una cifra exacta sería como<br />
especular acerca de cuántos bebés nacen<br />
por segundo en el mundo. Sólo en Argentina,<br />
en 2012 se vendieron 3,6 millones<br />
de unidades.<br />
Otro ejemplo es el de la penicilina, fue<br />
en 1928 cuando el científico Alexander<br />
Fleming, que era muy desordenado, investigaba<br />
la gripe y al irse de vacaciones<br />
durante dos semanas se olvidó sobre la<br />
mesa de su laboratorio una placa de Petri<br />
con un cultivo de la bacteria del stafilococo.<br />
Al regresar se encontró con que un<br />
moho azul verdoso, que era un hongo, había<br />
impedido que la bacteria creciera. De<br />
esa forma descubrió el efecto antibiótico<br />
de la penicilina.<br />
Algo similar ocurrió con la invención de<br />
los Rayos X, el físico Wilhelm Conrad<br />
Roentgen no se propuso encontrar una<br />
forma de fotografiar el cuerpo humano<br />
por dentro; había descubierto la relación<br />
entre una especie de gas y unos extraños<br />
rayos catódicos que atravesaban papel,<br />
metales y la emulsión fotográfica. Casi<br />
que estaba jugando con eso hasta que<br />
decidió experimentar con su esposa. Le<br />
pidió a Berta que colocase su mano durante<br />
quince minutos sobre la placa de<br />
cristal que había creado y al revelarla no<br />
podía creer estar viendo las falanges de la<br />
mano de su esposa con su anillo de bodas.<br />
Lo llamó X por desconocido, y así nació la<br />
radiología.<br />
Pero hablando de científicos y de químicos,<br />
el suizo Albert Hofmann haría un<br />
descubrimiento que marcaría la contracultura<br />
de los años 60. En 1938, comenzó<br />
a trabajar con derivados del ácido lisérgico<br />
pensando que podría ser útil como<br />
estimulante de los sistemas circulatorios<br />
y respiratorios, pero las pruebas en animales<br />
fallaron. Cinco años más tarde,<br />
siguiendo “un curioso presentimiento”,<br />
volvió a experimentar sobre el compuesto.<br />
Enseguida se sintió mareado y se<br />
fue a su casa en un “estado similar a la<br />
ebriedad”, y la imaginación extraordinariamente<br />
estimulada. Pensó que se debía<br />
a la absorción del ácido por la piel. Por<br />
lo tanto al tercer día tomó una dosis mucho<br />
mayor. Sintió que le costaba hablar<br />
y regresó a su casa en bicicleta. Escribió<br />
en su diario que todo lo que había en su<br />
campo de visión ondulaba, distorsionado<br />
como una imagen en un espejo cóncavo.<br />
Después de pasar varias horas aterroriza-
do, convencido de que lo había poseído<br />
un demonio y de que los muebles de su<br />
casa lo amenazaban, el doctor Hofmann<br />
creyó enloquecer. Finalmente, se quedó<br />
dormido y al día siguiente despertó con<br />
sus sentidos “vibrando con una sensibilidad<br />
superior”.<br />
Ha habido otros inventos por azar, más<br />
banales quizás, pero no por eso menos<br />
trascendentes, como la Coca-Cola, las papas<br />
fritas y los Post-it.<br />
Se dice que la historia de la bebida más<br />
famosa del mundo nació de la mano de<br />
John Pemberton, farmacéutico y coronel<br />
de la Armada de la Confederación estadounidense<br />
quien, tras caer herido en una<br />
batalla y no tolerar el dolor, se hizo adicto<br />
a la morfina. Buscando un remedio para<br />
su adicción, experimentó con hojas de<br />
coca y semillas de nuez –algo parecido a<br />
lo que se utilizaba para hacer el famoso<br />
vino Mariani– creando una bebida a la<br />
que llamó Pemberton’s French Wine<br />
Coca. Averiguó que la planta en la que se<br />
basaba su elixir actuaba como estimulante,<br />
ayudante de la digestión, afrodisíaco<br />
y prolongaba la vida. La fórmula final se<br />
concretó el 18 de mayo de 1889, y fue su<br />
contador, Frank Robinson quien le dio el<br />
nombre y diseñó el logo de su puño y letra.<br />
Él fue quien también sacó los mayores<br />
réditos económicos de The Coca-Cola<br />
Company, y murió en agosto de 1888 de<br />
cáncer de estómago.<br />
Años antes, en 1853, se habían inventado<br />
las papas fritas tipo chips de manera<br />
también fortuita. George Crum era un<br />
reconocido chef del restaurante Moon<br />
Lake Lodge’s, en Saratoga Springs, Nueva<br />
York, que tenía la habilidad de convertir<br />
cualquier cosa en un verdadero manjar, y<br />
por eso muchos multimillonarios y famosos<br />
de la época iban a comer ahí. Había<br />
un cliente que siempre se quejaba por el<br />
grosor de las papas y devolvía los platos.<br />
Crum, cansado y con ganas de fastidiar a<br />
su quisquilloso comensal, cortó las papas<br />
redondas extremadamente finas, las introdujo<br />
en aceite por mucho más tiempo<br />
que el habitual y le puso sal en demasía<br />
para que ahora sí, el cliente devolviera<br />
el plato con razón. Pero el plan funcionó<br />
al revés, el hombre quedó encantado y<br />
pidió más. El invento de Crum tuvo tanto<br />
éxito que al poco tiempo abrió su propio<br />
restaurant donde las estrellas fueron las<br />
Saratoga Chips, como las bautizó.<br />
Los Post-it es uno de los materiales de<br />
oficina más vendidos de la actualidad. Se<br />
crearon en 1970 y se comenzaron a usar<br />
cuatro años más tarde. Surgieron cuando<br />
el químico Spencer Silver estaba trabajando<br />
en el desarrollo de un poderoso pegamento<br />
en los laboratorios de 3M, pero<br />
lo único que consiguió fue un pegote leve<br />
que al ponerlo entre dos trozos de papel<br />
se quedaba pegado tanto en uno como<br />
en otro. Le pareció un hallazgo bastante<br />
inútil, así que se olvidó de él. Un colega<br />
suyo que cantaba en el coro de la iglesia,<br />
siempre utilizaba señaladores para marcar<br />
el cantoral, pero se le caían y los perdía<br />
todo el tiempo, así que decidió ponerles<br />
un poco del pegamento creado por Silver.<br />
Así comprobó que los señaladores ya no<br />
se movían, y que al despegarlos no rompían<br />
las hojas.<br />
El celofán se inventó de forma parecida<br />
cuando el ingeniero textil suizo, Jacques<br />
Brandenberger, se había propuesto<br />
crear otra cosa. Sentado a la mesa en<br />
un restaurante vio cómo a un comensal<br />
se le derramaba el vino sobre el mantel<br />
manchándolo por completo. Volvió a su<br />
laboratorio decidido a descubrir algún<br />
tipo de capa transparente e impermeable<br />
que repeliera el líquido, sin embargo,<br />
luego de infinidad de pruebas aplicó a la<br />
tela un líquido viscoso que la dejó tiesa y<br />
quebradiza. Eso no serviría para proteger<br />
manteles, pero se dio cuenta que se podía<br />
separar en capas y tener otras utilidades.<br />
Otro suizo, George de Mestral, inventó<br />
el velcro en 1941 paseando por los Alpes.<br />
Le llamó la atención cómo se pegaban las<br />
espiguillas de las setarias en su ropa y en<br />
el pelo de su perro. Luego de examinar el<br />
fenómeno bajo el ojo de su microscopio,<br />
diseñó un cierre copiándolo. Comprobó<br />
que el nylon, cosido con rayos infrarrojos,<br />
formaba unos ganchitos resistentes que<br />
se pegaban muy fácilmente a una tela de<br />
nylon más suave y aterciopelada. Llamó<br />
a su descubrimiento velcro por la palabra<br />
francesa velours (terciopelo) y la inglesa<br />
crochet (gancho).<br />
En China, dos talentosos hermanos<br />
creaban hermosas piezas de porcelana<br />
requeridas por muchísimos clientes, lo<br />
que provocaba la envidia de sus vecinos<br />
que también eran fabricantes. Un día, los<br />
hermanos pusieron sus objetos en el horno<br />
y les pidieron a sus envidiosos vecinos<br />
si en cierto momento lo podían apagar<br />
porque no iban a poder volver a tiempo.<br />
Los vecinos no apagaron el horno y el<br />
resultado fue que la cerámica se craqueló.<br />
Cuando uno de los muchachos llegó vislumbró<br />
maravillado que ese craquelado<br />
era bellísimo y que, además, era mucho<br />
más resistente. Los envidiosos, con su<br />
mala actitud, provocaron que sus vecinos<br />
se hicieran ricos.<br />
William y John Kellogg dedicaron gran<br />
parte de su vida a investigar formas para<br />
mejorar la salud. Ambos eran médicos,<br />
pero John se destacó por ser un fanático<br />
extremista, ferviente impulsor de los<br />
enemas para limpiar el intestino llegaba a<br />
inyectar 57 litros de agua y un cuarto de<br />
yogur en el interior de sus pacientes por<br />
vía rectal, y férreo opositor de la masturbación,<br />
recomendaba la circuncisión sin<br />
anestesia a los niños para que la sensación<br />
de dolor perdurara, y un químico llamado<br />
fenol para el clítoris de las mujeres. En<br />
esa búsqueda de lo sano, los hermanos<br />
quisieron desarrollar un alimento liviano<br />
para vegetarianos que sustituyera al pan<br />
común. Pusieron a hervir el trigo para<br />
la masa y al pasarse de hervor, el grano<br />
se empezó a separar en escamas. Luego<br />
utilizaron maíz en lugar de trigo, y le<br />
agregaron azúcar. Este sacrilegio hizo que<br />
John abandonara la compañía cerca de<br />
1920 porque “era exactamente contrario<br />
al propósito inicial”.<br />
Y hablando de cosas que cambian de<br />
estado al pasarse en el fuego, dicen que<br />
también el dulce de leche nació así. La<br />
versión más firme sostiene que fue cuando<br />
Rosas y Lavalle se reunieron en Cañuelas<br />
a preparar la Organización Nacional.<br />
El 17 de julio, Lavalle, firme opositor<br />
rosista llegó al campamento de Rosas<br />
muy cansado y pidió verlo. Mientras lo<br />
esperaba, se durmió en un catre de campaña.<br />
Una sirvienta mulata preparaba un<br />
mate de leche para esperar la llegada de<br />
su patrón, a quien le gustaba con mucha<br />
azúcar. Pero al ver a Lavalle dormido en<br />
el camastro, la mulata se desesperó e intentó<br />
sacarlo de allí. Cuando llegó Rosas y<br />
vio la cara de consternación de su mulata<br />
por la cama usurpada, tapó a Lavalle con<br />
su poncho y le dijo: “Dejalo, que es un<br />
valiente”. Cuando la mujer fue a buscar el<br />
jarro para preparar el mate, había pasado<br />
demasiado tiempo. Encontró una crema<br />
color marrón claro, dulce y espesa a la<br />
que llamaron “dulceleche”<br />
93
Museos<br />
del mundo<br />
El juego NO TIENE MUSEO<br />
Por Martín Garrido<br />
“Los hombres no dejan de jugar porque envejecen, sino que<br />
envejecen, porque dejan de jugar”, es una de las citas memorables<br />
de Oliver Wendell Holmes (médico y escritor estadounidense,<br />
1809-1894). Unos años más tarde, Bernard Shaw<br />
(escritor irlandés, 1856-1950) lo reiteró: “El hombre no deja<br />
de jugar porque envejece, sino que se hace viejo porque deja<br />
de jugar”. No hay plagio sino experiencias compartidas porque<br />
ambos, además de ser personalidades notables en disciplinas<br />
distintas, fueron igualmente longevos y divertidos. Entonces a<br />
jugar, jugamos todos. Nadie quiere envejecer. Como en todas<br />
las recetas lo difícil es elegir la mejor manera.<br />
Pensemos, para poner un límite, en el azar. Los museos son<br />
habitualmente una herramienta para familiarizarnos con el conocimiento<br />
a través del tiempo pero, aunque parezca mentira,<br />
no conocemos ningún espacio que muestre en forma sistemática<br />
dados, barajas, cartas de tarot, tabas y los infinitos artículos<br />
que acompañan al hombre (y, por supuesto, a la mujer) en su<br />
pulseada con la suerte.<br />
El año pasado hubo una formidable exposición temporal en el<br />
Museo de Cluny en París. En esa única reunión, las colecciones<br />
más importantes del mundo prestaron 250 piezas entre sus<br />
joyas destacada que luego volvieron a poner en su lugar en el<br />
Louvre, el British Museum o el Metropolitan de Nueva York.<br />
Bajo el título Los juegos en el arte desde Babilonia hasta el Occidente<br />
Medieval, los elementos que formaban parte de la vida<br />
cotidiana durante la Antigüedad y la Edad Media se exhibieron<br />
en forma cronológica y temática. El mehen y senet, el juego de<br />
la palmera, el backgammon, ajedrez o tarot, junto a material<br />
arqueológico y manuscritos ilustrados.<br />
Pero como nada se pierde sino que todo se transforma, el mundo<br />
de las cosas físicas hoy se ha ido transformando en un catálogo<br />
virtual. Por eso en la televisión, junto a la programación de<br />
juegos, desde el fútbol al tenis pasando por todas las prácticas<br />
deportivas, han crecido los dedicados al póker on line que reúnen<br />
un número de participantes que algunos estiman en seis<br />
millones jugando al mismo tiempo a través de Internet con sus<br />
computadoras o teléfonos inteligentes.<br />
Mi sorpresa positiva fue encontrar un museo virtual. Físicamente<br />
está en Segovia, España, pero el acceso es por el ciberespacio:<br />
www.museodeljuego.org. Su director es Manuel Hernández<br />
Vázquez que junto con un amplio comité de expertos<br />
y científicos estudian el tema y publican en la revista Athlos<br />
los mejores trabajos. Es apasionante seguir en la pantalla esta<br />
historia desde las cavernas pasando por Egipto, Grecia, Roma y<br />
otros imperios y religiones. Sin perder de vista los sistemas, que<br />
son las piedras filosofales del jugador para ganar o por lo menos<br />
no perder ni en la ruleta de Montecarlo, los casinos de Las Vegas<br />
o el póker on line de la actualidad<br />
95
Turismo<br />
internacional<br />
96<br />
Montecarlo,<br />
un playroom de dos kilómetros<br />
Por Horacio de Dios<br />
Los chicos modernos suelen tener su propio cuarto y un espacio<br />
para jugar con los amigos, un playroom. Los grandes<br />
también tienen el suyo, y en lugar del pijama party prefieren<br />
la ruleta. Puede ser al lado del mar, en el casino de Mar del<br />
Plata, o en las mesas de juego de los cruceros. Pero ningún<br />
lugar compite con Montecarlo.<br />
Mónaco es muy pequeño, con sus dos kilómetros cuadrados,<br />
no supera el tamaño de Puerto Madero en Argentina. En lugar<br />
de estar junto al Río de la Plata está en el Mediterráneo,<br />
en la Costa Azul, donde su idioma oficial es el francés y su<br />
lengua franca el inglés.<br />
El casino de Montecarlo es el punto central de atención,<br />
no sólo por el juego sino por la magnificencia de su edificio<br />
beaux arts de Charles Garnier, el mismo arquitecto de la<br />
Ópera de París. Junto con el Hotel de París abierto en 1864<br />
(con su restaurante, Le Louis XV de Alain Ducasse, el chef<br />
más famoso del mundo) y el Gran Teatro de Montecarlo, que<br />
es sede de importantes ballets, conforman un complejo.<br />
Un dato para guardar: uno puede ir a la Trattoria en el Sporting,<br />
a disfrutar platos italianos frente al mar, y gastar menos<br />
para darse un gran recuerdo.<br />
La puerta del casino es el punto de partida del legendario<br />
rally y también pasa a su lado el espectacular Gran Premio de<br />
Mónaco de Fórmula Uno. La carrera que deslumbra por atravesar<br />
calles estrechas, ángulos cerrados de curvas y la entrada<br />
en el túnel donde Ayrton Senna alcanzaría el éxtasis con la<br />
velocidad y el riesgo. Lo ganó ganó seis veces antes de matarse<br />
en San Marino en 1994. Algunos pilotos como Jenson
Button, Felipe Massa y Lewis Hamilton no sólo ganaron la<br />
prueba sino que se radicaron luego en Mónaco mezclando los<br />
negocios con el placer.<br />
No es difícil obtener la residencia en este paraíso fiscal donde<br />
muchos no pagan impuestos. Sólo hay que hacer una inversión<br />
importante en el Principado. Por eso algunos extranjeros<br />
no viven en edificios importantes ni en hoteles de lujo, a los<br />
efectos prácticos de pasarla bien y reducir gastos, lo que es<br />
una habilidad de millonarios, algunos simplemente alquilan<br />
algo modesto. Lo que no pueden hacer es ingresar al casino,<br />
algo prohibido para locales y residentes porque en Montecarlo,<br />
con el juego no se juega.<br />
En cambio, cualquier visitante –doy fe porque lo hice– puede<br />
entrar a este palacio fabuloso con pasaporte, ropa formal y zapatos.<br />
Una visita guiada cuesta 15 euros y los vale. Se conocen<br />
los salones con demasía en mármol y oro y los juegos. Hay varias<br />
formas de roulette en salones exclusivos y en algunos las<br />
apuestas mínimas son de 5000 euros. Por supuesto están las<br />
mesas generales como en cualquier casino. Hay stud poker,<br />
blackjack, trente et quarante, craps, snap, baccarat y video<br />
póker. Incluso, lo que parece un sacrilegio para los puristas,<br />
316 máquinas tragamonedas (slot machines).<br />
Mónaco apeló al juego como fuente de ingresos en 1863 y se<br />
convirtió en la principal actividad económica. En la actualidad,<br />
el turismo es la primera industria, luego vienen las finanzas<br />
y recién en el quinto lugar los juegos de azar. Al principio<br />
imitaba a los centros europeos de spas con azar como el Baden<br />
Baden en Alemania. La idea tardó en imponerse porque<br />
el acceso era difícil, pero ayudó la construcción del ferrocarril<br />
y la expansión del automóvil que transformaron a Montecarlo<br />
en el casino más famoso del mundo. Luego, su apogeo fue<br />
todavía mayor a partir de los viajes en yates y aviones. Si bien<br />
en Montecarlo no se puede aterrizar, está a sólo quince minutos<br />
en helicóptero del aeropuerto de Niza. Por eso hay una<br />
presencia tan amplia de ricos (no tantos y se hacen ver poco)<br />
y famosos (que son muchos y en número creciente para los<br />
paparazzi y sus propios selfist).<br />
Guillermo Vilas estuvo vinculado a Carolina de Mónaco<br />
en 1982, las fotos recorrieron el mundo. El mejor tenista<br />
de nuestra historia hacía juego con Carolina, considerada la<br />
“novia de Europa” por Time, la más fotografiada y protagonista<br />
de tapas del jet set. Ella y su mundo cambiaron el 13<br />
de septiembre de 1982 cuando se mató su madre, la princesa<br />
Grace, en un accidente de auto.<br />
Al pasear por Montecarlo no podemos abandonar la sensación<br />
de haberlo visto antes, el déjà vú, que explican los psicólogos.<br />
Las películas tienen que ver. Por un lado, el agente 07 con las<br />
aventuras que seguimos en video (Casino Royale, Goldeneye<br />
y Never Say Never Again), y la polémica por la nueva biografía<br />
de Grace con Nicole Kidman que los monegascos califican<br />
de pura ficción. Por otra parte, y es mi preferida, la creación<br />
de Alfred Hitchcock de 1954, Para atrapar al ladrón, en la<br />
que la futura princesa junto a Cary Grant manejaba vertiginosamente<br />
por los caminos de Mónaco que luego se convirtió<br />
en una hecho real.<br />
También recuerdan su casino en La gran estafa de 2001 y<br />
La nueva gran estafa de 2004, de Steven Soderbergh con<br />
George Clooney. Es una presencia frecuente como el auto<br />
de carreras en Iron Man 2, los dibujos animados Spy, Cars 2,<br />
de Pixar, o Madagascar 3.<br />
Y, por último pero no menos publicitada, Montecarlo (Princesa<br />
por accidente) donde tres chicas se hacen pasar por gente<br />
de la alta sociedad. Una de ellas es Selena Gómez, nacida en<br />
Texas hace 22 años, de fama infantil con Disney y últimamente<br />
pareja de Justin Bieber<br />
Horacio de Dios<br />
TESTIMONIO PERSONAL<br />
Peatón en Montecarlo<br />
Desde Niza, donde estaba haciendo una nota sobre la Costa Azul, descubrí<br />
que frente a la Plaza Garibaldi (don Giuseppe nació allí cuando el<br />
lugar era italiano) salía el bus número 100. El dato lo conocen los locales<br />
pero no los turistas. Y que, por sólo un euro y medio, ese ómnibus me<br />
llevaba a Montecarlo en menos de 45 minutos por la ruta escénica junto<br />
a la Costa.<br />
El servicio, cada 15 minutos, sólo tiene una limitación: el último sale<br />
desde Niza a las 20 horas y vuelve de Montecarlo a las 22. Ideal para una<br />
visita durante el día pero no para la noche.<br />
Atravesé paisajes memorables, que había visto en películas y podía elegir<br />
seis paradas al llegar. Elegí la Office de Tourisme cerca de la Place du<br />
Casino y me puse a caminar. Fue una experiencia formidable y la recomiendo<br />
a mis amigos, como lo son el lector/a de <strong>Quid</strong>.<br />
Durante varias horas, hasta volverme antes de las 20, entré al casino,<br />
tomé varios cafés, curioseé por los jardines, comí un par de sándwiches<br />
y saqué fotos, muchas con el celular. Un periodista es un hombre común<br />
y corriente que tiene el privilegio de vivir de un oficio que es la manera<br />
más divertida de ser pobre. O de no ser rico en dinero.<br />
97
98<br />
Cocina<br />
Pan, QUESO,<br />
pan...<br />
Hablar de azar es hablar de juego. Y como no<br />
se puede jugar con la comida, lo que se puede<br />
hacer es jugar comiendo y aquí empieza nuestro<br />
viaje de cartas, islas y finger food<br />
Por Marina García<br />
Es probable que todos conozcamos la leyenda del inventor del<br />
sándwich, pero como el público se renueva y el revisionismo<br />
histórico aporta chismes inesperados, vamos a situarnos en<br />
1762, en una mesa donde el ludópata John Montagu, IV conde<br />
de Sandwich, llegó a pasar 24 horas seguidas jugando a las<br />
cartas. Parece ser que Johnny necesitaba comer algo que no lo<br />
obligara a dejar la mesa, pero que además se pudiera comer con<br />
una sola mano y al mismo tiempo que no le ensuciara los dedos.<br />
La suma de requerimientos y el ingenio de sus criados terminó<br />
por crear un bocadillo de fiambre entre panes, que a fuerza de<br />
moda (sus compañeros de mesa comenzaron a pedir “lo mismo<br />
que Sandwich”), resultó imponiéndose como una nueva forma<br />
de comer y un plato que recorrería el mundo entero versionándose<br />
en cada sitio con las costumbres locales.<br />
Otro dato de color es que el conde de Sandwich era un fan<br />
del capitán James Cook y fue quien aprobó los fondos para la<br />
segunda y tercera expedición del capitán inglés por el Océano<br />
Pacífico. De allí que en su honor, el capitán Cook bautizó las<br />
islas Sandwich (ahora Hawai).<br />
Pero no dejemos que el azar nos cambie el rumbo.<br />
Sería un poco inocente pensar que hubo que esperar a que el<br />
conde “inventara” este bocadillo (el recurso de encerrar algo<br />
entre panes es casi instintivo, especialmente cuando hay más<br />
pan que carnes), pero lo que sí es muy probable es que fuera la<br />
primera vez que este recurso gastronómico llegara a las mesas<br />
de la aristocracia, donde justamente el comer con las manos era<br />
considerado un gesto de poca alcurnia.<br />
Vale acotar que los ingleses le dieron su toque personal con el<br />
tipo de pan que lleva su marca, el “pan inglés” o para nosotros<br />
“pan lactal” o de molde, es un aporte delicado que en algunos<br />
países como el nuestro define incluso toda una categoría como<br />
es el “sándwich de miga”. Los antecedentes de este preciado<br />
bocado de cumpleaños y reuniones informales se remontan al<br />
cucumber sandwich que acompaña el clásico Tea time –sólo<br />
Dios sabe por qué alguien comería algo tan feo con té– pero<br />
aquí va la receta: finísimas rebanadas de pan de molde, sin corteza,<br />
untadas con mayonesa o manteca batida y rellenas con aún<br />
mas fínísimas rorajas de pepino apenas rociado con limón. No<br />
sería de extrañar que los ingleses que pisaron estas pampas (o<br />
sus fans locales, que los hubo y los hay) reemplazaran el ingrato<br />
vegetal por fiambres y esto derivara en los muy preciados “de<br />
miga” que parece que sólo se consumen en Argentina y Uruguay.<br />
Su variante tostada, es otra delicia de las mesas rioplatenses<br />
y también es válido para desayunos trasnochados de largas<br />
veladas de juegos, mate y azar<br />
365 bocadillos<br />
Carlota Máñez<br />
Uno de esos libros que son<br />
bellos de ver, leer, que disparan<br />
ideas y sobre todo que<br />
son aliados al momento de resolver<br />
sándwiches con lo que<br />
hay en casa. Super tentadoras<br />
las fotos y recetas para todos<br />
los gustos.<br />
Hamburguesas<br />
La reina indiscutida de las<br />
comidas rápidas es quizás la<br />
variante de sándwich más<br />
consumida en el mundo. En<br />
este libro superdivertido, con<br />
recursos de cómic y mucho<br />
humor, se pueden encontrar<br />
originales variantes para darle<br />
una vuelta gourmet.<br />
Pan & otras masas<br />
María Paz Valdes<br />
La clave del éxito en un buen<br />
sándwich será sin dudas un buen<br />
pan de base. Hay que animarse a<br />
vivir la experiencia de amasarlo<br />
para valorar todo su aporte en<br />
sabor y textura. En este libro, la<br />
autora recorre variedades de todo<br />
el mundo con excelentes fotos y<br />
cuidadas recetas para tentarse.