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Revista Quid N°52

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Año 8 | Número 52<br />

JUNIO - JULIO 2014<br />

CONSEJO EDITORIAL<br />

Adolfo de Vincenzi<br />

Jorge González<br />

Luz Henríquez<br />

Antonio Dalto<br />

DIRECCIÓN<br />

Jorge González<br />

EDICIÓN<br />

Carla Pandolfo<br />

COORDINACIÓN<br />

Hugo Cayssials<br />

Melina Dorfman<br />

DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN<br />

Raúl Bruno | Preciada Imagen, Inc.<br />

FOTOGRAFÍA<br />

Silvana Sergio<br />

CORRECCIÓN<br />

Esteban Bertola<br />

COLABORAN EN ESTE NÚMERO<br />

Florencia Álvarez, Laura Berti, Juan Manuel Cibeira,<br />

Antonela de Alva, Horacio de Dios, Flora de la Iglesia,<br />

Eduardo Dubians, Marina García, Martín Garrido,<br />

Nancy Giampaolo, Silvia Hopenhayn, Ignacio Iraola,<br />

Nadia Koval, Roger Alan Koza, Christian Kupchik,<br />

Mauro López Oyanarte, Felipe Pigna, Gabriel Rolón,<br />

Lucila Rolón, Emilia Simison, Maximiliano Tomas,<br />

Mónica Tracey, Sergio Varela, Nando Varela Pagliaro<br />

y Gonzalo Villamayor.<br />

PUBLICIDAD Y REDACCIÓN<br />

Tel.: 4943-8219/22<br />

Patagones 2463 | c1282aca | CABA<br />

Correo: revistaquid@ilhsa.com<br />

Web: yenny-elateneo.com / Sección <strong>Quid</strong><br />

REVISTA QUID<br />

Grupo Ilhsa S.A. es propietaria de <strong>Quid</strong>, publicación de<br />

Yenny y El Ateneo. Queda prohibida la reproducción<br />

del contenido de esta publicación, aun mencionando<br />

la fuente.<br />

Los editores no son responsables por las opiniones<br />

vertidas por los colaboradores, entrevistados, las notas<br />

firmadas y el contenido de los mensajes publicitarios.<br />

Registro Nacional de la Propiedad Intelectual<br />

Nº 506670. ISSN 1669738-3.<br />

Distribución en locales Yenny y El Ateneo de la Ciudad<br />

de Buenos Aires, GBA e interior del país.<br />

Luke es un psiquiatra exitoso y padre de familia de 36 años. Un día descubre que<br />

su vida no tiene sentido y pone en manos de un par de dados todas sus decisiones.<br />

Al principio dejaba a su suerte si se acostaba con su vecina o no. Con el tiempo,<br />

deja que el azar decida cada una de las acciones de su vida. Más tarde, incluye los<br />

dados en las sesiones con sus pacientes y crea una terapia basada en el azar.<br />

Luke reflexiona: “Es un experimento sobre el cambio de personalidad, sobre la<br />

destrucción de la personalidad”, pero va más allá: “¿No soy maravilloso He dejado<br />

a Lil y mi trabajo para lanzar un dado y convertirme en un hombre totalmente<br />

aleatorio. Si tienes suerte, es posible que el dado me deje acabar esta conversación”.<br />

Los dados lo deciden todo.<br />

Su vida y el azar están íntimamente ligadas y llega a fundar la Religión del Dado.<br />

Hay merchandising (camisetas, llaveros, ropa de cama, etc.) y la moda no termina<br />

ahí.<br />

El hombre de los dados, fue escrito por George Cockcroft bajo el seudónimo de<br />

Luke Rhinehart, el protagonista de su novela. A partir de ella se montaron obras<br />

de teatro y se filmaron algunas películas en cine.<br />

El azar determinó cada una de sus decisiones; y tal vez, también lo haga en las<br />

nuestras, como dice Luke: “¡Ah, lector! No tendrías que haberme dejado nacer.<br />

Otros egos mordisquean aquí y allá, sin duda. Pero la pulga del Hombre de los<br />

Dados exige rascarse a cada momento: es insaciable. No volverás a vivir ni un solo<br />

instante más sin ese escozor”.<br />

Disfruten este nuevo número de <strong>Quid</strong>.<br />

Adolfo de Vincenzi<br />

Director General<br />

Grupo Ilhsa


MISCELáneas<br />

Adelanto<br />

Al cumplirse cinco años de la<br />

muerte de Michael Jackson,<br />

Caja Negra publica Jacksonismo,<br />

Michael Jackson como síntoma,<br />

una compilación de ensayos escritos<br />

por críticos musicales como<br />

Simon Reynolds, Ian Penman<br />

y Barney Hoskyns, entre otros.<br />

Este volumen se sumerge en la<br />

vida y la obra del rey del pop,<br />

que se convirtió en un síntoma<br />

cultural. Su compilador, Mark Fisher, es escritor y teórico<br />

especializado en cultura musical. Colabora en destacadas<br />

publicaciones además de ser el autor de K-punk, uno de los<br />

blogs más populares sobre teoría musical.<br />

Radiografía al día<br />

La nueva guía de Nueva York que acaba<br />

de publicar De Dios Ediciones tiene<br />

todo lo que hay que saber para visitar la<br />

gran manzana. En su prólogo a esta nueva<br />

edición, Julián de Dios escribe: “Viajé<br />

a New York por primera vez hace más de<br />

30 años, con mi padre, Horacio de Dios<br />

(…) él me dijo en aquel viaje: ‘New York es más un lugar en<br />

el tiempo que en el espacio’”.<br />

Una guía con todas las novedades, muchas escondidas, donde<br />

el dato preciso es fundamental para poder descubrirlas y disfrutarlas:<br />

hoteles boutique en los suburbios donde se puede<br />

dormir por cien dólares la noche, el increíble High Line Park,<br />

los bares ocultos, una guía completa de Brooklyn, donde los<br />

neoyorquinos van para descubrir “qué hay de nuevo”. Dieciocho<br />

distritos con mapas, cincuenta áreas de los diferentes barrios,<br />

restaurantes, alojamientos para todos los presupuestos,<br />

caminatas virtuales para elegir la más atractiva, y todo lo que<br />

hay que saber para descubrir una fascinante y actual Nueva<br />

York, más amigable y desacartonada.


LA RECOMENDACIÓN DEL LIBRERO<br />

Los análisis sobre la obra de Julio Cortázar aún no se agotan.<br />

Sus redefiniciones de ciertos géneros literarios se deben, en gran<br />

parte, a que para el autor, todo puede ser visto desde la óptica<br />

del azar.<br />

Kasner y Newman, en su libro Matemáticas e imaginación, explican:<br />

“Podemos predecir el movimiento<br />

de los planetas alejados a millones<br />

de kilómetros en el espacio, pero nadie<br />

puede pronosticar el resultado de<br />

arrojar una moneda o de tirar un par<br />

de dados. Eventos de esta categoría,<br />

y muchísimos más, los atribuimos al<br />

azar. Pero el azar es simplemente un<br />

eufemismo para la ignorancia. Decir<br />

que un evento está determinado por<br />

el azar equivale a decir que no sabemos<br />

cómo está determinado”. Pero,<br />

¿puede aplicarse esta lógica a la literatura<br />

Ambos autores afirman que en algunos casos sí y ponen<br />

como ejemplo los razonamientos de las novelas policiales. Sin<br />

embargo, si alguien tratase de aplicar premisas lógicas a la obra<br />

de Cortázar (como si se tratase de Conan Doyle, por ejemplo),<br />

llegaría rápidamente a la conclusión de que el rioplatense no<br />

considera las certezas como un valor mayúsculo en su literatura.<br />

Por el contrario, se diría que la búsqueda de no certezas resulta<br />

más apropiada para definir su estilo.<br />

La vuelta al día en ochenta mundos, por ejemplo, contiene<br />

ensayos y apuntes, realizados en diferentes momentos y sobre<br />

distintos autores. Reúne temáticas disímiles, relacionadas con<br />

el mundo del arte, la filosofía o la ciencia. Propone un orden no<br />

establecido de lectura. Quien tome el libro puede “hojearlo” y<br />

saltear páginas, dejándose seducir por títulos y tipografías. Esta<br />

asociación libre creará inesperadas discusiones y sentidos. Entonces,<br />

sería válido decir que en el libro la escritura y la lectura son<br />

consideradas como actos que el azar potencia. Introduciéndonos<br />

en esta idea, el autor cita en el prólogo a Lebel, un personaje de<br />

Duchamp, quien dice: “Todo lo que ve usted en esta habitación, o<br />

mejor, en este almacén, ha sido dejado por los locatarios anteriores;<br />

por consiguiente no verá gran cosa que me pertenezca, pero<br />

yo prefiero estos instrumentos del azar”.<br />

Por otro lado, Rayuela, su novela más importante, también es reconocida<br />

como un homenaje literario al más improvisado de los<br />

géneros musicales: el jazz. Desde su célebre inicio: “¿Encontraría<br />

a la Maga” se abre la puerta al mundo de las improbabilidades.<br />

Pero además, el establecimiento de una lectura asociada entre un<br />

orden lineal y uno no cronológico provoca que toda interpretación<br />

se multiplique incalculablemente.<br />

Lo fantástico en Cortázar también se relaciona con la lógica del<br />

azar. Por ejemplo, si lanzásemos cien veces una moneda al aire,<br />

casi podríamos afirmar que no caerá todas las veces del mismo<br />

lado. Sucede que, debido a que las probabilidades de que lo haga<br />

son ínfimas, desestimamos que pueda suceder. Pero estas probabilidades<br />

existen. Y ya que existen, también puede reconocerse<br />

que existe una realidad que aún no ha sido comprobada. En ella<br />

es donde habitan los cuentos fantásticos de Cortázar. Cuando el<br />

registro real cambia al fantástico, lo hace de manera tan natural<br />

e inexplicable que, como dicen Kasner y Newman, solemos creer<br />

en el azar.<br />

Mauro López Oyanarte<br />

UNA MIRADA SOBRE<br />

LOS JUEGOS EN EL<br />

NUEVO CONTEXTO<br />

TECNOLÓGICO<br />

Una investigación con base<br />

en entrevistas a niños y niñas<br />

sobre sus preferencias,<br />

elecciones, juegos y amigos.<br />

www.editorialcapin.com.ar


o8<br />

Nota<br />

de tapa


Todo es fruto del azar<br />

y la necesidad.<br />

Demócrito<br />

La semántica<br />

DEL AZAR<br />

Hasta que un día, asqueado,<br />

lo arriesga todo<br />

al ciego azar<br />

de una sola carta.<br />

William Faulkner<br />

Por Christian Kupchik*<br />

Una moneda se demora en el aire. Duda: cara o cruz. Y así<br />

desaparece… Los dados de Dios ruedan en la Tierra. Hay<br />

quien cree en el número mágico, lo alimenta, lo sueña,<br />

pone en sus manos su destino.<br />

Azar, contingencia, hado, sino, predestinación, acaso… Allí<br />

está la cifra que puede dar vuelta un camino señalado como<br />

único, el aliento inesperado capaz de romper de manera<br />

imprevista con las señales que indican una trayectoria definitiva.<br />

En el azar predomina la casualidad, sin intervención<br />

de la causalidad en la aparición de un fenómeno concreto.<br />

Hay ciertos hechos imposibles de explicar como resultado<br />

de uno o varios factores, sin embargo existe un determinismo<br />

que sostiene que siempre debe haber una causa, negando<br />

valor a la aleatoriedad. En el misterio de su esencia,<br />

quizá, radica la seducción que provoca su posibilidad.<br />

Anaximandro (610-546 a.C.) habló de la existencia de un<br />

estado primario de imperfección del cosmos conocido como<br />

el Caos (apeiron), que regía en el principio de los tiempos,<br />

y este estado, indefinido e infinito a partir del cual luego<br />

surgió el orden y la perfección de toda la realidad material<br />

conocida del universo, produjo así cierto equilibrio entre<br />

estos dos instantes antagónicos. El azar provoca un caos original<br />

al romper con un orden dado para crear otro posible.<br />

El origen de la palabra azar hay que buscarlo en el árabe,<br />

zahr, y su significado originario evoca la flor del naranjo e<br />

incluso del limonero (de allí, “azahar”). Luego pasó a designar<br />

la marca que daba la suerte en el juego de la taba,<br />

el hueso astrágalo de un mamífero mediano. De allí pasó<br />

a nombrar al dado, cuyo valor máximo (seis puntos) era<br />

representado por la flor invocada. Y en un nuevo giro, el<br />

significado de azar derivó como hoy lo conocemos: suerte,<br />

probabilidad, fortuna, imprevisibilidad o casualidad, ligado<br />

probablemente al alea latín.<br />

El azar ha dejado su marca ante todo tipo de eventos y<br />

circunstancias, desde episodios de la vida cotidiana a descubrimientos<br />

científicos, hallazgos deportivos o creaciones<br />

artísticas. Quizá una de las primeras irrupciones del azar en<br />

la literatura fue la que le impidió a Romeo enterarse de la<br />

estrategia de Julieta. El correo del padre Lorenzo que le informaba<br />

que Julieta iba a dormirse simulando estar muerta<br />

no llega a Romeo, ya que algunos en Mantua piensan que el<br />

mensajero puede contagiarlos de una enfermedad. ¿Acaso<br />

los asaltantes no debieron haberse informado mejor para<br />

salvar a los amantes No, porque el azar les había dado una<br />

misión.<br />

En Match Point, el film de Woody Allen, un anillo se balancea<br />

sobre el Támesis, en un salto que definirá la suerte<br />

de Chris, el protagonista asesino de Nola. Si el anillo hubiera<br />

caído al agua, otra habría sido la suerte de Chris, y la película.<br />

Del mismo modo, Paul Auster confiesa que al contestar<br />

afirmativamente la tercera llamada consecutiva que<br />

inquiría por la agencia de detectives Pinkerton y aceptar<br />

vivir naturalmente el error, la impostura dio lugar no sólo al<br />

origen de la Trilogía de Nueva York, sino a la totalidad de su<br />

o9


1o<br />

obra literaria en la que el azar, como se sabe, juega un rol<br />

fundamental. La clave hay que buscarla en que opera como<br />

fuerza transformadora del universo entero: “Ahora no podía<br />

hacer nada que no fuese una equivocación. Cualquiera que<br />

fuera su elección –y tenía que elegir– sería arbitraria, una<br />

sumisión al azar. La incertidumbre le perseguiría hasta el<br />

final”, escribe Auster. El azar en su obra aparece como un<br />

espacio donde se materializa la inevitable perplejidad del<br />

ser humano ante las peripecias de lo inesperado: existe una<br />

certeza, la de comprender que nada de lo que pueda hacer<br />

es más que una equivocación por la que el hombre cae en<br />

la cuenta de su condición vital. Si en la literatura clásica,<br />

con particular énfasis en las obras de los trágicos griegos, los<br />

protagonistas seguían las consignas del destino, la literatura<br />

moderna parece apuntar al azar y al error como los principales<br />

motores de las historias.<br />

Y si bien a menudo el azar arriba de manera inesperada y<br />

repentina, en otras ocasiones es procurado por herramientas<br />

que ayudan a su estímulo. A través de sus estudios de<br />

filosofía india y budismo zen a finales de los años 40, John<br />

Cage llegó a concebir la idea de una música aleatoria o bien<br />

controlada por el azar. Para ello se valió del I Ching o Libro<br />

de las Mutaciones, un clásico chino sobre eventos cambiantes,<br />

que en Cage se convertiría en una herramienta compositiva<br />

habitual (también fue una instrumento recurrente<br />

para el escritor de ciencia ficción Philip K. Dick, tal como<br />

lo expuso en la novela El hombre en el castillo). En diferentes<br />

trabajos de piano, como Music of Changes (1951), todo<br />

el material era compuesto exclusivamente a partir de los<br />

procedimientos del azar derivados a partir de los resultados<br />

que indicaba el I Ching. Otra serie de trabajos aplicaron<br />

procesos azarosos a música preexistente de otros compositores,<br />

como Cheap Imitation (1969), basado en Erik Satie,<br />

Some of “The Harmony of Maine” (1978), basado en Belcher,<br />

e Hymns and Variations (1979). Al utilizar procesos<br />

basados en el azar, Cage se proponía eliminar los gustos<br />

preexistentes del compositor o intérprete.<br />

En el campo literario quien también se destacó en abrir<br />

nuevos caminos por intermedio del azar fue Italo Calvino,<br />

pero no a través del I Ching sino de las cartas del Tarot.<br />

En El castillo de los destinos cruzados (1973), el italiano<br />

confiesa “que quiere ser una especie de máquina de multiplicar<br />

las narraciones partiendo de elementos icónicos de<br />

muchos significados posibles, como un mazo de tarots”. El<br />

escritor asume el azar y el rigor de las combinatorias como<br />

posibilidad abierta de la literatura, donde la palabra es un<br />

sueño que al pasar por quien la escribe lo libera y se libera.<br />

El yo imaginario del autor son todas las cartas del Tarot y al<br />

mismo tiempo es sólo una: la primera, el prestidigitador o<br />

ilusionista que desplaza, combina e intercambia un número<br />

específico de figuras que se encuentran en su tablado de<br />

feria. Sin embargo, cabe aclarar que este libro de relatos<br />

deja de lado la interpretación simbólica de los tarots, y sólo<br />

retiene la idea de que el significado de cada carta individual<br />

depende del lugar que ocupa en la sucesión de las cartas<br />

que la preceden y la siguen, por lo que a partir de dicha serie<br />

el autor se obliga a extraer pensamientos y asociaciones,<br />

de acuerdo a una iconología imaginaria. Incluso Calvino<br />

sugiere, en los comentarios últimos del texto, que con este<br />

nuevo experimento literario aparecieron todavía mayores<br />

dificultades en comparación a Las cosmicómicas: “Cada<br />

historia se hacía cada vez más complicada y concitaba una<br />

cantidad cada vez mayor de cartas, disputándolas a las otras<br />

historias a las que tampoco quería renunciar. Pasé así días<br />

enteros descomponiendo y recomponiendo mi puzzle, imaginaba<br />

nuevas reglas del juego, trazaba cientos de esquemas<br />

en forma de cuadrado, de rombo, de estrella, pero siempre<br />

quedaban fuera cartas esenciales y terminaban en el centro<br />

cartas superfluas, y los esquemas se complicaban tanto<br />

(adquiriendo a veces una tercera dimensión, volviéndose<br />

cúbicos, poliédricos) que yo mismo me perdía”.<br />

El juego, por decirlo de alguna forma, se asemeja a un<br />

crucigrama de las figuras del Tarot, donde cualquier secuencia<br />

puede ser leída en sentido vertical y horizontal. Lo<br />

interesante es que cada historia varía según el camino que<br />

se tome en las bifurcaciones, de tal manera que las cartas<br />

cambian de significado de acuerdo con el orden que se siga.<br />

El autor insinúa que el juego combinatorio, donde cada historia<br />

individual tiene múltiples posibilidades de combinarse<br />

con otras, da luz a infinitas vidas diversas. De esta manera<br />

el texto afirma la multiplicidad de las direcciones de sentido<br />

y se acerca al método conjetural: no hay respuestas seguras<br />

porque todo acto implica imaginación, y ella es en sí misma<br />

una construcción hipotética.<br />

El filósofo danés Søren Kierkegaard remarcó que un<br />

talento verdadero y natural tiene de su lado la suerte, no<br />

el azar. Ambos serían fenómenos distintos. La suerte es la<br />

confluencia de un factor histórico con un sujeto apto para<br />

hacerlo suyo e inmortalizarse juntos; es la confluencia de un<br />

tema con su justa objetivación, en el territorio estético que<br />

sea. El destino resulta algo ineludible: es el orden al que<br />

estamos sometidos desde el momento de nacer. A algunos<br />

los favorece con la suerte, a la mayoría nos somete al imperio<br />

del azar, en el cual sólo interviene un factor: la historia<br />

y el talento no se articulan. El azar es el destino en plena<br />

desarticulación, y no se abre a la mirada de los hombres. En<br />

virtud de la concepción kierkegaardiana acerca de la suerte<br />

y del azar, y considerando el papel que, según él, juega la<br />

ocasión en el proceso artístico, debemos suponer que tiene<br />

un papel diferente entre quienes están determinados por la<br />

suerte y quienes están determinados por el azar. En ambos<br />

tipos de creadores la ocasión está presente pero de modo


distinto, lo cual viene a corroborar el aserto de Kierkegaard,<br />

según el cual estamos sujetos al imperio de la fortuna.<br />

Borges, quizá a la manera de Calvino y también Kafka,<br />

aunque con mayor distancia irónica, asociaba el azar a<br />

las posibilidades del infinito. O mejor, quiebra uno de los<br />

fundamentos de lo real, su certeza de finitud, a partir de la<br />

imposibilidad de representación del infinito. De este modo,<br />

por ejemplo, en “Tlön, Uqbar, Orbis Tertius” las repeticiones<br />

se hacen interminables hasta su irrupción en lo real. En<br />

“Las ruinas circulares”, un hombre es soñado por otro hombre<br />

que a su vez lo será por otro, y este por otro, y así hasta<br />

el infinito, como infinitamente divisible será el espacio que<br />

impedirá que Aquiles alcance a la tortuga. En los versos<br />

de uno de los sonetos sobre el ajedrez se dibuja esta duplicación<br />

al infinito: “Dios mueve al jugador, y este, la pieza<br />

/ ¿Qué dios detrás de Dios la trama empieza / de polvo y<br />

tiempo y sueño y agonías”.<br />

Borges utiliza las teorías de los matemáticos Cantor y<br />

Gödel en su exposición del concepto del infinito. Al contrario<br />

que la tradicional idea del infinito como un número<br />

inimaginablemente grande, Georg Cantor introdujo al final<br />

del siglo XIX los números transfinitos, representados por<br />

el número que denominó aleph. Y es precisamente en “El<br />

Aleph” donde Borges nos acerca al infinito de otra manera:<br />

todos los puntos coinciden en uno. E insiste con lo mismo a<br />

lo largo de su obra. En “El jardín de los senderos que se bifurcan”,<br />

todos los tiempos coinciden sin excluirse, fundando<br />

de este modo una nueva espacialidad y una nueva temporalidad.<br />

Borges dice: “Lo que llamamos azar es nuestra<br />

ignorancia de la compleja maquinaria de la causalidad. Esa<br />

compleja maquinaria incluiría en sí todo lo que el orden<br />

normal excluiría: lo falaz, el crimen, lo infinito”.<br />

Sheldon Cooper, uno de los científicos/nerds que protagoniza<br />

la popular y magnífica serie The Big Bang Theory, decide<br />

entregarse a los designios del azar para no ver forzada su<br />

brillante mente analítica a tener que resolver sobre situaciones<br />

domésticas y cotidianas que enturbian los sentidos afectados<br />

a planteos superiores. De este modo, intenta resolver<br />

sobre lo banal, como qué plato elegir, qué camisa llevar o<br />

cualquier otra situación mundana, simplemente arrojando<br />

un cubilete con dados. El azar decidiría por él y de esa<br />

forma no se vería forzado a distraer su inteligencia. Sólo se<br />

encontró con un pequeño inconveniente: el azar no siempre<br />

coincidía con el deseo que, según parece, lo enturbia todo.<br />

Incluso, la semántica del azar<br />

* ESCRITOR, TRADUCTOR y PERIODISTA, ha publicado varios libros de poesía y<br />

editó la colección Planeta Nómade sobre literatura de viajes. Aparecieron los<br />

títulos El camino de las damas, La ruta argentina, En busca de Cathay y Las huellas<br />

del río, todos en Editorial Planeta. También la antología En la vía - Relatos<br />

desde un tren y Relatos de París.


12<br />

El<br />

señalador<br />

Creer, lo que se dice creer, la verdad es<br />

que mucho no creemos. Pero al parecer<br />

nos encanta desoír el segundo mandamiento,<br />

y jugar a inventar dioses. Lo hacemos<br />

permanentemente. De este lado<br />

del mundo, Maradona es Dios y Messi,<br />

el Mesías. Del otro lado, por ejemplo,<br />

Clapton puede ser Dios, como aseguraban<br />

aquellos grafitis de la Londres<br />

de la década del 60. Si cada uno goza<br />

de la libertad de inventarse su propio<br />

panteón, el mío estaría probablemente<br />

regido por un tipo llamado John Cheever<br />

(1912-1982).<br />

Seguro lo conocen: Cheever escribió<br />

novelas notables como Bullet Park, Falconer<br />

o Esto parece el paraíso pero, sobre<br />

todo, es autor de decenas de relatos<br />

en los que ha elevado el nivel del género<br />

a alturas que dan un poco de vértigo.<br />

De tantos que se han dedicado al oficio<br />

de imaginar historias breves desde fines<br />

del siglo XIX, pocos han dejado una<br />

huella imborrable en la tradición cuentística<br />

(¿la escritura del Dios), y Cheever<br />

merece figurar en ese selecto grupo<br />

junto a nombres como los de Chéjov,<br />

Kafka, Borges, Hemingway o Rulfo.<br />

Cheever, como todo narrador en pleno<br />

dominio de las herramientas de su oficio,<br />

sabía que debía evitar incurrir en lo<br />

que se conoce como “deus ex machina”:<br />

la arbitrariedad utilizada como recurso,<br />

tan recurrente en malas películas y<br />

Mi Dios tampoco<br />

juega a los dados<br />

Por Maximiliano Tomas*<br />

series televisivas. ¿Pero dónde trazar el<br />

límite entre lo que puede ser considerado<br />

una arbitrariedad y lo que vendría a<br />

ser el factor azar En literatura, se trata<br />

de una cuestión de lógica interna, pero<br />

también de verosimilitud, o de “efecto<br />

de verdad”.<br />

Tomemos como ejemplo uno de los<br />

relatos más celebrados de la obra breve<br />

de Cheever, “El marido rural”. En esta<br />

historia, donde seguimos la vida de<br />

Francis Weed durante algunos días, se<br />

encuentran condensados los temas y<br />

los ambientes de la mayor parte de sus<br />

cuentos: la clase media suburbana de<br />

los Estados Unidos, la hipocresía que<br />

sostiene la fachada familiar, el alcohol<br />

y sus efectos corrosivos, la infidelidad,<br />

el sexo y la doble moral, la memoria<br />

de la guerra y la humillación, la belleza<br />

física y los problemas que puede ocasionar<br />

obedecer ciegamente al deseo.<br />

Las escenas del texto se desarrollan una<br />

tras otra sin respiro, como encadenadas<br />

por el azar o un destino inescrutable:<br />

el accidente aéreo del protagonista, el<br />

regreso a casa, la caída amorosa, la traición<br />

y la posterior redención. La calma<br />

que, luego de la tormenta, cae como un<br />

manto sobre todos.<br />

¿Pero acaso hay algo azaroso en la envidiable<br />

construcción de este relato,<br />

repleto de personajes que se esfuman<br />

poco después de aparecer, y en el que<br />

suceden tantas cosas en apenas treinta<br />

páginas como en una novela Evidentemente<br />

no. Cuando solía dar clases de<br />

literatura, Vladimir Nabokov enseñaba<br />

este texto a sus alumnos. Y precisamente<br />

escribió acerca de “El marido rural”:<br />

“La historia constituye en realidad una<br />

novela en miniatura bellamente narrada,<br />

de modo que la impresión inicial de<br />

demasiadas cosas sucediendo al mismo<br />

tiempo se ve finalmente redimida por la<br />

satisfactoria coherencia a la hora de ordenar<br />

sus correlaciones temáticas”. Las<br />

palabras clave aquí son “coherencia” y<br />

“correlaciones”.<br />

Albert Einstein mantuvo durante años<br />

una disputa con otros grandes físicos<br />

que aseguraban, siguiendo algunas de<br />

sus teorías, que la base estructural de<br />

nuestro universo es caótica y desorganizada.<br />

El origen del mundo que habitamos<br />

y sus alrededores es el caos (o el<br />

azar) y hacia ese mismo caos nos dirigimos.<br />

Fue en una de las intervenciones<br />

de ese largo debate en las que acuñó<br />

aquella frase que fue resumida en un<br />

famoso epigrama: “Dios no juega a los<br />

dados con el universo”. Einstein se refería<br />

a que, sin ser una persona religiosa,<br />

en el fondo él creía en la existencia de<br />

una ley y un orden último.<br />

Esta suerte de demiurgo que Cheever<br />

demostró ser en sus mejores relatos<br />

también lo cree. Después de leer “El<br />

marido rural” una y otra vez sabemos<br />

que todo lo que sucede en la vida de<br />

Francis Weed, su protagonista, responde<br />

a una o a varias causas. Que su<br />

devenir no es producto del azar, a pesar<br />

de que muchas veces lo parezca. Por<br />

supuesto que no se trata de causas evidentes,<br />

Cheever es lo suficientemente<br />

diestro como para hacer que el lector<br />

deba buscarlas en los resquicios de la<br />

trama. En lo dicho y en lo no dicho.<br />

Que el sentido de los actos y sus derivaciones<br />

sea esquivo tiene que ver con<br />

otra cosa: en esa incertidumbre descansa<br />

nada menos que el secreto de la<br />

mejor literatura<br />

* Editor literario, crítico y periodista cultural.


Tema de tapa<br />

uno / cine<br />

Escena de Al azar de Baltasar, de Robert Bresson (1966)<br />

LOS Simpatizantes del viento<br />

Por Roger Koza*<br />

14<br />

Una sentencia tan precisa como enigmática: “Ningún vencedor<br />

cree en el azar”. La declaración proviene de un aforismo que<br />

pertenece a ese libro feliz y feroz titulado La gaya ciencia, de<br />

Friedrich Nietzsche. Como sucede con cualquier aforismo su<br />

fuerza semántica no radica en el silogismo. El aforismo concluye,<br />

su conclusión es directa y sus premisas, por decirlo cinematográficamente,<br />

permanecen en fuera de campo. No sabemos<br />

cómo llegó el pensador a semejante veredicto. La frase enuncia<br />

y se agota en su enunciación, como si fuera un relámpago en el<br />

discurso.<br />

También podríamos decir lo opuesto: “Ningún perdedor cree<br />

en el azar”. La inversión de la fórmula sugiere una vecindad entre<br />

ambas actitudes pero con alguna diferencia. En principio, el<br />

aforismo original y su enunciación contraria remite a un modelo<br />

de interpretación de la conducta, a una forma de revisión que<br />

se pone en juego frente a situaciones extremas o importantes.<br />

La pregunta frente a un accidente no suele recaer en una interrogación<br />

sobre qué debe hacerse frente a él sino más bien en<br />

querer saber por qué el acto en cuestión ha sucedido. La desgracia<br />

invita a una indagación inevitable por el sentido. “Todo<br />

sucede por algo” es la fórmula delirante que suele ordenar el<br />

malestar, la inquietud y el dolor. Se cree que si un evento trágico<br />

tiene algún sentido determinado, el descifrarlo conjura la<br />

sinrazón y naturaleza gratuita de él. Por eso, frente a estas cuestiones,<br />

siempre se cita al viejo sabio de la física: “Dios no juega<br />

a los dados”. Si Einstein lo dijo debe ser verdad.<br />

Los vencedores, efectivamente, se creen elegidos. El coronel,<br />

el político, el líder deportivo miran al cielo como si tuvieran<br />

una conexión directa con otra dimensión que influye en su rendimiento.<br />

Es un empujón que no corresponde exclusivamente<br />

a la voluntad propia. En ese gesto se invoca a otro poder. Es el<br />

plus metafísico de los atletas y estadistas. Ellos ponen lo suyo,<br />

pero existe una ayuda que no es enteramente de este mundo.<br />

Los perdedores, efectivamente, creen que sus desgracias constituyen<br />

una prueba de aprendizaje. La mala suerte es solamente<br />

una apreciación superficial, ya que existen razones que deben<br />

descubrirse para entender el fracaso y la decadencia. El perdedor<br />

asume su culpa, pero suele dotarla de un sentido. Habría<br />

entonces un plan, pero él o ella no estuvo a la altura de las circunstancias.<br />

La reparación consiste así en entender el mensaje<br />

secreto del error y actuar en consecuencia. El equívoco es un<br />

desvío, jamás una naturaleza.<br />

En las comedias románticas, los amantes casi siempre se sienten<br />

elegidos. No es el azar la fuerza que los reúne sino una<br />

especie de predestinación insensata que dadas ciertas circunstancias<br />

permite el encuentro entre un hombre y una mujer. La<br />

gran mayoría de las comedias románticas tienen un enemigo<br />

difuso pero identificable: el azar. En verdad, nada está librado<br />

al acaso, porque el amor de la vida presupone destinación. Los<br />

amantes solamente deben saber oír el lenguaje del corazón; el<br />

error consiste en desoírlo. El credo de los amantes es el de muchos:<br />

“Todo pasa por algo”.


La domesticación del azar es una tara metafísica que tiene<br />

siglos. Como si fuera un mantra visceral se repite un principio<br />

hasta el adoctrinamiento: el mundo no puede ser fruto del azar,<br />

menos aún la Historia, que nos conduce colectivamente hacia<br />

algún lugar mejor. He aquí, indirectamente, una función no<br />

declarada del cine desde sus inicios: el relato cinematográfico<br />

reproduce y valida una racionalidad de todos los actos en su<br />

conjunto. El encadenamiento de secuencias no es azaroso.<br />

Todo lleva a un lugar. De aquí se desprende ese gesto que<br />

tanto molesta al histérico y al pastor del sentido último de las<br />

cosas cuando alguien revela el final de una película. El placer<br />

por los finales, nuestra fijación por elevar el desenlace de una<br />

película como criterio último de su ingenio responde secretamente<br />

al imperativo metafísico que lleva al asentimiento de<br />

que todo pasa por algo. Los finales suelen operar una suerte<br />

de demostración de que así tenían que ser las cosas, como si<br />

en ese tiempo final el hilo conductor pudiera develarse por<br />

completo. Es que el relato es una forma de ordenar los eventos<br />

cotidianos, como si estos necesariamente respondieran a una<br />

lógica orientada a cumplir con un plan. ¿No será por eso que<br />

los finales abiertos irritan al espectador metafísico El bellísimo<br />

epílogo de Like Someone in Love, de Abbas Kiarostami, molesta<br />

justamente porque más que concluir su relato lo detiene abruptamente.<br />

El novio de la heroína arrojará una piedra a la ventana<br />

de la casa del viejo que se ha “acostado” con su novia. La piedra<br />

rompe el vidrio, y justo ahí empiezan los créditos. No solamente<br />

la ventana se viene abajo sino también el contrato poético<br />

por el cual se espera en la resolución de cualquier relato refrendar<br />

una forma de clausura de la que se predica un sentido.<br />

Filmar es siempre planificar un encuentro con el azar. La cámara<br />

sin guión registra el devenir, el paso del tiempo sin telos. Una<br />

vez que se elige un tema y un espacio, el guión organiza qué y<br />

cómo filmar un evento y producir una experiencia. Narrar constituye<br />

una forma de enlace entre acontecimientos en búsqueda<br />

de un sentido. El famoso guión de hierro no solamente remite<br />

al trabajo a conciencia de conjugar la palabra, los actos y la psicología<br />

de los personajes en un sistema coherente de representación.<br />

Es también una forma de expulsar el azar como fuerza<br />

que trastoca tanto el plan de rodaje como la ilustración de una<br />

idea y su desarrollo. Todo lo que está frente a cámara tiene que<br />

remitir a una idea central y alinearse a un concepto rector. He<br />

aquí uno de los problemas que el cine deberá enfrentar en los<br />

próximos años: la preeminencia de las nuevas series televisivas<br />

determinan una nueva modalidad de poéticas: la escritura<br />

colectiva del guión, instancia que está por encima del registro.<br />

Dos o tres guionistas piensan absolutamente todas las variables<br />

de un relato; la puesta en escena se dirime tan sólo en cómo<br />

ilustrar ese texto plural sin fisuras. Escribir sobre lo real para<br />

que lo real no interfiera en lo más mínimo.<br />

Hay algo singular en cierta tradición del documental. Películas<br />

como Hacia el sur, de Van der Keuken; Historia del viento, de<br />

Joris Ivens; Figuras de guerra, de Sylvain George; y Conforme<br />

avanzaba, ocasionalmente veía breves vistazos de belleza,<br />

de Jonas Mekas, por citar solo algunos títulos, se construyen a<br />

partir de detectar y apropiarse del azar como método para mirar<br />

el mundo circundante. O dicho de otro modo: el azar debe<br />

considerarse como materia real de la puesta en escena. Lo que<br />

el cineasta busca es estar abierto a lo caótico y a la sorpresa. La<br />

cámara sería entonces un radar, un detector de fenómenos que<br />

tienen lugar sin aviso. El cineasta sale a buscar, como si fuera<br />

a pescar. Espera, observa, registra. Conforme al movimiento<br />

de lo real él se dispone. Van der Keuken busca de esa forma<br />

la otredad; Ivens consigue filmar el viento que jamás avisa su<br />

recorrido y aparición; George se mimetiza con la marcha de los<br />

indocumentados para retratarlos; Mekas captura la inesperada<br />

belleza en lo cotidiano; los cineastas aquí nombrados van hacia<br />

la experiencia, no la producen mas la reciben. Se preparan para<br />

perseguir lo imprevisible. En Figuras de guerra, una vez que<br />

George es uno más con sus personajes y viaja con ellos descubre<br />

la insólita práctica de los inmigrantes que borran con fuego<br />

sus huellas digitales para evitar el reconocimiento informático<br />

de los sistemas de control policial. Ese pasaje define la totalidad<br />

de la película, un hallazgo que no puede ser siquiera imaginado<br />

en el trabajo previo a un rodaje.<br />

Pero el azar no es necesariamente prerrogativa del documental.<br />

Los grandes cineastas de ficción saben dejar cierto espacio<br />

indefinido y susceptible a lo abierto. Es que el cine no empieza<br />

en la palabra sino en un contacto indefinido y extraño con lo<br />

real. Robert Bresson tenía razón: “el viento sopla donde quiere”.<br />

Es decir: el cineasta (o todos los simpatizantes del azar)<br />

sabe(n) que lo aleatorio es el indicio de un signo viviente para<br />

una película.<br />

Una de las grandes películas de Bresson es justamente Al azar<br />

de Baltasar. ¿Quién es Baltasar Un burro. ¿Es posible entonces<br />

hacer un film cuyo protagonista es un cuadrúpedo de mala<br />

fama Sí. La vida de un animal no solamente refleja la vida de<br />

los hombres sino que toda su trayectoria por el mundo, funciona<br />

como una alegoría (anti)metafísica acerca de cómo una vida<br />

cualquiera depende del contexto donde tiene su desarrollo. El<br />

burro y sus circunstancias.<br />

Lo que ocurre con Baltasar es lo que pasa con todos nosotros:<br />

sus circunstancias fuerzan una forma de adaptación. En sus<br />

primeros dueños, los hijos de un campesino lo tratarán con<br />

amabilidad. Baltasar juega con los niños casi como si se tratara<br />

de un juguete viviente. Los primeros planos de una mano acariciando<br />

al burro destilan una ternura ausente en el mundo. De<br />

ahí en adelante, el burro pasará de un amo a otro, y su vida, en<br />

cierto sentido, estará signada por la crueldad de los hombres.<br />

En la montaña, rodeado de ovejas, Baltasar dejará de existir. Tal<br />

vez se trate de la muerte más extraordinaria jamás vista en la<br />

historia del cine.<br />

Lo que hace Bresson es intensificar el carácter azaroso de todos<br />

los actos que se encadenan sin motivos y determinan la vida del<br />

burro. Bresson se abstiene incluso, siendo él un hombre de fe,<br />

de introducir la gracia, la única fuerza espiritual fuera del alcance<br />

del azar que puede detener el choque infinito de actos que<br />

no responden a ningún elemento externo a su propia dinámica.<br />

Invocar a los dioses de antaño para recuperar el encanto perdido,<br />

postular un guión invisible que explique el mundo y el<br />

destino de todos sus entes, derrotar la ignominia de la evolución<br />

que no va hacia ningún lado y que no tiene al hombre como sus<br />

protagonista exclusivo, acciones simbólicas frente a un malestar<br />

y una sospecha asociado a lo aleatorio. El azar es la intrusión de<br />

un elemento salvaje en el seno de cómo miramos e interpretamos<br />

la vida. Inesperada paradoja: tal vez el azar no sea otra<br />

cosa que el reverso antipático de un valor del que nadie duda:<br />

la libertad<br />

* CRÍTICO DE CINE de La voz del interior, Córdoba. Publicó El inconsciente de las<br />

películas, ed. Brujas. Programador del Festival de Cine de Hamburgo.<br />

15


Acerca de sufrimientos y<br />

de castigos divinos<br />

Opinión<br />

Por Lic. Gabriel Rolón<br />

16<br />

Un hombre dobla a la derecha y encuentra<br />

la muerte. Quizás si hubiera<br />

doblado a la izquierda hubiera hallado el<br />

amor. Ese y no otro es el milagro de la<br />

vida y quizás eso que llamamos decisión<br />

no sea más que el hecho de entregarnos<br />

a las manos caprichosas del azar.<br />

El azar supone la idea de que no hay<br />

voluntad ni divina ni humana que rija<br />

nuestro destino, sino que se trata sólo<br />

de la intromisión de lo imprevisto, de<br />

algo que parece carecer de toda lógica y<br />

sentido.<br />

Esta idea ha obsesionado desde siempre<br />

al ser humano. Todos desearíamos poder<br />

controlar la vida y encontrarle una coherencia<br />

al universo. Muchas películas<br />

utilizan la inquietud de lo azaroso como<br />

arcilla para generar tensión y misterio.<br />

Pienso, por ejemplo, en El efecto mariposa,<br />

Corre, Lola, corre o en la recientemente<br />

estrenada Cuestión de tiempo.<br />

En esta última, un joven descubre que<br />

todos los hombres de su familia tienen<br />

el poder de volver en el tiempo a alguna<br />

situación de su vida para modificar algo<br />

y corregir las consecuencias de sus actos.<br />

Entusiasmado por esto que parece<br />

ser una bendición, utiliza esta potestad<br />

para encontrar el amor, compartir momentos<br />

con su padre muerto o evitar<br />

una tragedia.<br />

Pero luego descubre que no hay magia<br />

que no tenga un precio y finalmente<br />

opta por dejar de usar esta aptitud y<br />

vivir directamente cada día de su vida<br />

como si lo estuviera haciendo por segunda<br />

vez, pensando ante cada paso cuáles<br />

serán los efectos de sus decisiones.<br />

Intentar controlar el azar es ni más ni<br />

menos que negar la esencia de la vida,<br />

aquello que hace que nuestros corazones<br />

se aceleren ante la duda y el misterio.<br />

Es esperable, e incluso sano, que alguien<br />

planifique lo que desea para su<br />

futuro, que se esfuerce en lograrlo y emprenda<br />

el camino que conduce hacia sus<br />

proyectos. Pero hemos de entender que<br />

a pesar de todo lo que hagamos y de lo<br />

mucho que pongamos de nosotros mismos,<br />

siempre habrá una cuota de algo<br />

que no podremos manejar, una sorpresa<br />

que a veces tomará la forma de una injusticia<br />

y otras de un milagro.<br />

Por eso creo que la vida de cada uno es<br />

la consecuencia de esa mixtura entre<br />

lo que desea, el esfuerzo que haga por<br />

conseguirlo y esa pizca azarosa que<br />

aguarda en cada esquina.<br />

Dijo Sartre que somos lo que hacemos<br />

con lo que hicieron de nosotros. Agregaría<br />

que somos también la manera en<br />

la que enfrentamos lo inesperado; esas<br />

circunstancias que a veces parecen condenarnos<br />

injustamente pero que otras,<br />

por suerte, abren las puertas de cielos<br />

que ni siquiera nos habíamos animado a<br />

soñar<br />

“Quizás eso que<br />

llamamos decisión no<br />

sea más que el hecho<br />

de entregarnos a las<br />

manos caprichosas<br />

del azar”


18<br />

Entrevista<br />

uno


“Mi país<br />

me da vergüenza ”<br />

Almudena Grandes es una de las escritoras españolas más leídas en su país y en el mundo. Sus temas<br />

favoritos son los más comprometidos de los que ya casi nadie quería hablar en España y lo está volviendo<br />

a hacer gracias a ella y sus notables novelas: El corazón helado, Inés y la alegría, El lector de Julio Verne<br />

y la última, la que la trajo a nuestra Feria del Libro, Las tres bodas de Manolita. El que sigue es un diálogo<br />

imperdible con Felipe Pigna, en el que hablaron, por supuesto, de historia<br />

Por Felipe Pigna<br />

–¿Cree que en España se ha instalado desde los pactos<br />

de La Moncloa una política de la desmemoria Hay una<br />

especie de contrapolítica de memoria más exactamente. Ese ha<br />

sido siempre el tema más complicado en la historia de la democracia<br />

reciente, porque fue como la asignatura pendiente de la<br />

transición. La democracia española se fundó con un pecado original,<br />

una fragilidad congénita, que es su relación con el pasado.<br />

Todo lo que fue la transición, que bueno, la imagen que se vendía<br />

a los españoles era que íbamos a trazar entre todos una raya<br />

en el suelo, íbamos a hacer como que pasábamos al otro lado de<br />

la raya y que ya no había pasado lo que había pasado. Una propuesta<br />

un poco infantil, como los niños que no quieren pensar<br />

en monstruos para no tener pesadillas.<br />

–¿Qué papel jugó la izquierda española en ese proceso<br />

La izquierda española se integró a la democracia con muy mala<br />

conciencia, porque de alguna forma ahora ya se puede ver, no<br />

era tanto ganas de no poner problemas, como asumir hasta<br />

cierto punto la versión de los vencedores. Cuarenta años de<br />

dictadura implican cuarenta años de versión oficial. Entonces<br />

tanto el Partido Socialista como el Partido Comunista aceptaron<br />

ese invite absurdo y que además iba en contra de su propia tradición<br />

y en contra de su propio orgullo, y de hecho el PC pagó<br />

un precio muy alto por eso, porque desapareció, prácticamente,<br />

era el partido más importante de la oposición, había sido el partido<br />

que había sostenido casi en solitario la oposición y cuando<br />

renunció a esa tradición de alguna forma se hundió.<br />

–¿Y la Ley de Memoria histórica Muy tarde el gobierno de<br />

Zapatero hizo un tímido intento de desarrollar una ley, la ley de<br />

la memoria histórica, para arreglar un poco, normalizar un poco<br />

la situación española y cuando llega la derecha al poder lo que<br />

hace es paralizar eso. Por eso yo no creo que sea una política de<br />

desmemoria, sino más bien de contramemoria, de desmontar<br />

lo poco que se había hecho. Es una situación muy rara, España<br />

es un país muy raro, un país muy anormal y este es un aspecto<br />

específicamente anormal. Es un país muy anormal que no lo<br />

sabe, o que por lo menos nunca ha reconocido en público ni ha<br />

analizado en público su anormalidad y bueno, periódicamente<br />

aflora este tema porque es un tema que no está resuelto.<br />

–¿Qué es lo más anormal de esa anormalidad española<br />

Bueno, yo creo que España ha sido un país anormal desde<br />

1945. Nosotros nunca hemos ido a la misma velocidad que el<br />

resto de Europa, ni en la misma dirección, pero sobre todo<br />

nunca a la misma velocidad. En el primer tercio del siglo XX<br />

éramos los más modernos de Europa, luego, durante cuarenta<br />

años, fuimos los más antiguos; luego, durante los últimos treinta<br />

años, volvimos a ser los más modernos. Pero cuando en España<br />

hubo una guerra, en Europa no había guerra. En España<br />

ganó la guerra el aliado de los que la perdieron en Europa. Y la<br />

anormalidad definitiva se consagra en 1945 cuando los aliados<br />

deciden contrariar una máxima latina universal, que es la que<br />

dice que el amigo de mis enemigos es mi enemigo y deciden<br />

conjugarla diciendo el amigo de mi enemigo es mi amigo. Entonces,<br />

en contra de lo que se ha creído mucho tiempo y de<br />

lo que se ha dicho mucho tiempo, los máximos responsables y<br />

sostenedores de la victoria de Franco y la dictadura fueron las<br />

democracias, porque a políticos como Churchill los demócratas<br />

españoles les gustaban mucho menos que Franco, porque<br />

era la democracia más progresista de Europa.<br />

–¿La transición consagra de alguna manera esa anormalidad<br />

¡Claro! Porque es verdad que hubo una guerra, hubo<br />

guerras, en los años centrales del siglo XX. Entonces en los<br />

países de Europa se dan unas condiciones que en España no<br />

19


2o<br />

se dieron, es decir, se funda la democracia sobre la tradición<br />

antifascista, se rompe expresamente con el fascismo. Eso en España<br />

no se dio y hay una cosa todavía más sangrante, que es lo<br />

que tiene que ver con la novela que escribí ahora, la que acabo<br />

de publicar, que es que en España, después de la guerra, no ha<br />

llegado la paz. En toda Europa después de la guerra hubo un<br />

momento virulento de revancha con colaboracionistas colgados,<br />

fusilamientos, eso duraba unos meses normalmente y luego llegaba<br />

la paz. Y la paz implica políticas de reconciliación nacional,<br />

políticas asistenciales, políticas de integración y reformulaciones<br />

del país, una reformulación para que quepan todos y todos se<br />

integren y en España no pasó eso.<br />

–¿Cuáles son las fuentes históricas que utiliza para escribir<br />

sus novelas Estudié Historia en la Universidad, tenía la<br />

sensación de que yo sabía bastante, tenía que documentar un<br />

par de temas y decidí que iba a leer un poco para refrescarme<br />

la memoria y, como no es lo mismo tener veinte años que cuarenta,<br />

lo primero que descubrí fue que no sabía nada y a partir<br />

de ahí me enganché con la historia contemporánea como se<br />

enganchan los niños con los video juegos. Fue como una fila de<br />

fichas de dominó, que la primera tira la siguiente y pum pum<br />

pum. Cada libro que leía me obligaba a leer cuatro más, cada<br />

uno de esos cuatro me obligaba a leer cuatro más y me metí en<br />

una especie de bucle obsesivo del que no he acabado de salir<br />

todavía, pero ahora de vez en cuando puedo leer novelas americanas,<br />

durante años no pude. Leía de todo, leía historia, leía<br />

novelas, leía ficción, leía memorias, contemporáneas, de aquella<br />

época, del exilio, del interior, o sea, leía de todo.<br />

–Y ahí, además de documentarse sobre la guerra civil,<br />

se habrá sorprendido por esas notables historias de la<br />

posguerra… Sí, en ese proceso me fui encontrando con una<br />

serie de historias que eran historias de la posguerra y no sabía<br />

muy bien qué hacer con ellas, las fui apuntando en un cuaderno,<br />

acabé El corazón helado, no sabía muy bien qué hacer y de<br />

repente pensé: “si yo lo que sé hacer son novelas”. Y contar la<br />

posguerra tiene un sentido y es que, por todas estas anomalías<br />

de las que hemos hablado antes, en España la posguerra fue<br />

mucho más cruel que la guerra.<br />

–¿Por qué Fue mucho más cruel porque la guerra ya se sabe<br />

que es una calamidad, es un horror incomparable, pero tiene<br />

una fecha de caducidad en el horizonte. El problema es que<br />

la posguerra tuvo caducidad en España, nunca llegó la paz y la<br />

posguerra nunca se acababa, entonces para mucha gente fue<br />

mucho más cruel la posguerra que la guerra. Lo que descubrí<br />

es que los españoles vivíamos encima de una mina de oro,<br />

debajo de los pies tenemos un filón de historias que contar,<br />

de personajes, de misterios que nunca se resolverían. Yo, ante<br />

todo, soy escritora. Mi compromiso fundamental es con la literatura,<br />

mi obligación es escribir buenos libros, y a mí aquello<br />

me sedujo ante todo porque para un narrador la sensación de<br />

que ha descubierto un filón es irresistible y entonces me pareció<br />

que era muy buena idea, y me quedé aquí y estoy contenta.<br />

–¿Hasta dónde llegaba esta represalia contra los hijos de<br />

los “rojos” vencidos Hasta muy lejos. En Manolita… hay<br />

una historia verdadera, otra historia que nadie sabe –ahora,<br />

cuando publico el libro, cuando voy con Las tres bodas de Manolita,<br />

todo el mundo me dice “yo no sabía nada de lo de los niños…”–.<br />

Esa historia, que es una historia real, a mí me la contó<br />

una persona real, que aparece en el libro con su nombre y apellido,<br />

que me vino a ver un día en un acto político, un homenaje<br />

a los represaliados, y me preguntó qué sabía yo de los niños<br />

esclavos del franquismo, me contó esta historia de que ella había<br />

ido a un colegio de Bilbao y la habían hecho trabajar en vez<br />

de darle educación y que además a su hermana pequeña, que<br />

la habían separado de la hermana mayor, sí la habían educado…<br />

–Nada menos que los “ángeles custodios”… Claro, eran<br />

ángeles custodios de aquella manera. La hermana tenía nueve<br />

años. Supongo que las monjas pensaron que merecía la pena<br />

invertir en niñas de nueve años, aleccionarlas y adoctrinarlas.<br />

Pero ella tenía catorce y a las niñas de su edad las hacían trabajar.<br />

Entonces, me contó esa historia terrible, que yo jamás<br />

podría haberme inventado, y fíjate que yo tengo muy mal concepto<br />

del franquismo pero así y todo me parecía demasiado<br />

increíble. Ella me contaba que llegó a pesar treinta y siete kilos,<br />

que tenía anemia perniciosa, que estuvo dos años sin bañarse,<br />

dos años sin tener la regla, dos años sin salir a la calle. Yo le pregunté:<br />

“¿tú no tenías un pariente de tu hermano, de tu madre,<br />

aunque sea un tío, que pudiera ir a buscarte, que te llevara”.<br />

Y ella me dijo: “tú no entiendes, yo no podía salir del colegio<br />

hasta que mi madrastra saliera de la cárcel”. Y eso me resultaba<br />

muy difícil creérmelo. Entonces investigué un poco e Isabel<br />

tenía razón.<br />

–¿Cuántos niños estaban en esa condición de represaliados<br />

Había casi once mil niños bajo la tutela del patronato<br />

de redención de penas. Y esos niños, efectivamente, estaban<br />

vinculados en su destino al destino de sus padres. De tal forma<br />

que los hijos de los rojos redimían la pena de sus padres. Eso es<br />

una monstruosidad jurídica descomunal. Es una barbaridad tan<br />

grande que parece mentira, bueno, pues es otra cosa que tampoco<br />

se conoce y que tampoco se sabe y la historia de Isabel es<br />

muy dura porque la hacían trabajar en esas condiciones y porque<br />

era una niña doblemente explotada porque en el negocio<br />

de coger hijos de presos para los colegios era el Estado quien<br />

pagaba una cantidad para su manutención y si te gastabas la mitad<br />

en alimentarle lo demás te lo quedabas tú. Pero en el caso<br />

de estas niñas es una explotación doble y es una barbaridad,<br />

quiero decir que es otra historia terrorífica de la posguerra que<br />

nadie sabe en España.<br />

–¿Qué sabemos ahora de los niños desaparecidos o apropiados<br />

en España Los niños desaparecidos empezaron a<br />

desaparecer –los niños robados, decimos nosotros– gracias al<br />

mismo decreto que permitió meter a Isabel en ese colegio. Fue<br />

un decreto muy polifacético, que se publicó el 23 de noviembre<br />

del 40. Entonces, ese fue el que permitió robar niños también<br />

y hacer todas estas cosas. El tema de los niños robados a mí me<br />

parece muy interesante porque el hecho de que llegara hasta<br />

los años 80, el hecho de que llegara más allá de la transición,<br />

revela muy bien lo que es un país que ha vivido cuarenta años<br />

de dictadura, hasta qué punto una dictadura es un régimen vil,<br />

que envilece a sus ciudadanos y crea estructuras de miedo, de<br />

terror, de impotencia, que se perpetúan más allá de su vida.<br />

Porque el negocio de los niños robados al principio era robar


los niños de las presas políticas. En Madrid había una cárcel,<br />

la Prisión de Madres Lactantes, a la que las presas procuraban<br />

no ir, porque aunque allí tenían camas y tenían cunas, se sabía<br />

que cuando un niño caía enfermo no volvía. Entonces preferían<br />

tener a los niños en la cárcel de mujeres o dárselo a su hermana<br />

o a quien fuera que se quedara con él. Y eso es una práctica<br />

sistemática que empezó a escasear cuando las presas políticas<br />

dejaron de tener niños. Eso fue un gran negocio en los años 40.<br />

Luego ya en los 50 las presas de la guerra eran más mayores y<br />

llevaban toda la vida presas así que no había más niños y las que<br />

ingresaban pues ya era otro tema.<br />

–¿Cómo continuó el nefasto negocio Para mantener vivo el<br />

negocio empezaron a robar niños a mujeres indefensas, mujeres<br />

solas y sobre todo mujeres marcadas, porque eso les daba una<br />

especie de coartada moral, de que se le podía robar un niño a<br />

una prostituta, se le podía robar un niño a una mujer separada,<br />

se le podía robar el niño a una madre soltera. Ellos, como para<br />

justificarse entre ellos, tomaban este tipo de decisiones y esa<br />

práctica llegó hasta los 70 por una razón: porque en España a<br />

una mujer sola, que entraba sola en un hospital y venía un médico<br />

o venía un cura o una monja a decirle “tu hijo se ha muerto”<br />

no se le ocurría dudar, no se le ocurría protestar. Porque lo<br />

que tenía adelante era la autoridad y eran muchas décadas de<br />

sometimiento y muchas décadas de humillación. Este negocio,<br />

que era muy buen negocio, se acabó en los primeros 80, porque<br />

cambió la actitud de los españoles. Entonces, eso es un tema<br />

lamentable, tristísimo y atroz, pero que da también muy bien la<br />

medida de lo que es una dictadura, de cómo se moldea la conciencia<br />

de la gente. Esta monja monstruosa que vivía en Madrid<br />

y ya murió, se llamaba Sor María, ella decía: “este me la voy a<br />

quedar yo porque total no te lo mereces y tú ya tienes uno. Y<br />

como protestes te vamos a quitar el otro” y cosas así.<br />

–¿Usted se define como republicana ¿Siente que España<br />

está preparada para terminar con la monarquía en algún<br />

momento Es que yo creo que la monarquía española también<br />

es anormal, o sea, tenemos un rey que fue el heredero de<br />

un dictador, elegido por un dictador, nombrado heredero por<br />

unas cortes, por un Parlamento –por un seudoparlamento– que<br />

obedecía los designios del dictador. Y aparte de eso, el gran problema<br />

que había con el tema del republicanismo era que una<br />

de las grandes victorias del franquismo fue siempre convertir a<br />

las víctimas en culpables, eso lo consiguieron hacer muy bien.<br />

Los franquistas se rebelaron contra un Estado legítimamente<br />

constituido y lo primero que hicieron fue decir que todos los<br />

republicanos eran reos de rebelión, porque la rebelión había<br />

sido proclamar la república. Y entonces, a partir de ahí, le dieron<br />

la vuelta a todo. Y consiguieron convencer o instaurar en la<br />

opinión pública durante generaciones la conciencia de que la<br />

república había sido la causante de la guerra, cuando en realidad<br />

la república fue la víctima de la guerra. Eso está muy claro,<br />

es muy demostrable, y los historiadores no tienen la menor<br />

duda. Pero la república, en España, hace unos años tenía esa<br />

fama tormentosa de régimen aventurero que podía traer una<br />

catástrofe. Sin embargo, en los últimos años la monarquía se ha<br />

degradado tanto por sus propios errores, que la percepción de<br />

la república cambió. Creo que los defensores de la monarquía<br />

ya son muy pocos, a lo mejor de la monarquía como institución<br />

son más, pero creo que a Juan Carlos ya no le quedan defensores,<br />

sobre todo por el caso de Urdangarin, el yerno, que<br />

ha robado dinero público y su hija, que está igual de pringada<br />

que él, aunque el fiscal haga todo lo posible por no implicarles.<br />

Entonces, la república se ve de otra manera, se ve con mucha<br />

más normalidad, que es como se tiene que ver, como un estado<br />

alternativo.<br />

–¿Y cómo está España hoy Fatal. España está fatal. A ver,<br />

en este momento en España hay varias crisis concomitantes.<br />

Creo que la económica es la menos grave de todas. Porque es la<br />

única que se va a resolver sola. O sea, que sea económica se resolverá<br />

cuando suba la bolsa, cuando baje no sé qué, cuando los<br />

inversores no sé cuantitos y cuando tal. Pero en España misma<br />

hay una crisis moral muy importante y una crisis institucional<br />

que tiene que ver con la falta de confianza de los ciudadanos<br />

en las instituciones y con la desafección de los ciudadanos a las<br />

instituciones, empezando por la monarquía.<br />

–¿Qué opina de los juicios que se les están haciendo en<br />

la Argentina a los torturadores franquistas Hombre, pero<br />

me parece muy vergonzoso, por un lado, a mí me da mucha<br />

vergüenza mi país, y muy conmovedor, por otro lado, por lo que<br />

tiene de fenómeno de solidaridad internacional. En España<br />

tenemos un refrán que a mí me gusta mucho que es “hoy por<br />

ti y mañana por mí”, eso me parece muy conmovedor y muy de<br />

agradecer. Pero, sobre todo, me da mucha vergüenza. Mi país<br />

últimamente me da mucha vergüenza.<br />

–¿Cómo se siente en nuestro continente latinoamericano<br />

A mí, irme dos días a Londres me da mucha más pereza<br />

que irme a Ecuador una semana. Yo creo que Europa es un<br />

continente en decadencia. Es normal. Hemos estado en la<br />

cresta de la ola muchos siglos. Pero sobre todo es un continente<br />

viejo y de viejos y un continente muy anquilosado y muy acomodado<br />

en su bienestar, muy egoísta, muy poco curioso, muy<br />

poco interesado en lo que pasa en el resto del mundo. En ese<br />

sentido yo creo que en España somos unos privilegiados por<br />

formar parte también de la comunidad americana, por la lengua<br />

y por estar en dos sitios a la vez. Y a mí me parece que América<br />

Latina es un continente que lo que transmite es mucha energía<br />

y mucho entusiasmo<br />

21


Entrevista<br />

dos<br />

Rodrigo Fresán<br />

“Cada vez me gusta<br />

más escribir<br />

23<br />

y menos ser<br />

escritor”<br />

Por Christian Kupchik


24<br />

Al ser consultados sobre sus deseos cuando adultos, los<br />

niños argentinos pueden variar entre una infinidad de<br />

posibilidades, como convertirse en estrellas de rock,<br />

doctores, bomberos, casi con seguridad en futbolistas europeos<br />

(sic) e incluso en astronautas. Pero lo que resulta<br />

casi imposible es que alguno conteste que su deseo es “ser<br />

escritor”. Rodrigo Fresán (Buenos Aires, 1963) parece ser<br />

la excepción. Lector y voraz, a partir de su primer libro,<br />

Historia argentina, se convirtió en un actor indispensable<br />

de la literatura argentina de los 90, ya desde la narrativa<br />

como en el periodismo cultural, pero siempre reivindicando<br />

su rol como escritor. En aquella década dejó como<br />

testimonio de su fecundidad cinco títulos que marcaron<br />

–a veces de manera controvertida– el panorama literario<br />

nacional. En 1999 partió a Barcelona, donde reside desde<br />

entonces, y su obra se hizo más morosa, más rica, de largo<br />

aliento. Luego de nueve años volvió al país para presentar<br />

en la Feria del Libro su última novela, La parte inventada,<br />

en la que un escritor (“el Escritor”) se plantea su crisis<br />

existencial entre su vida y la creación. Al día siguiente de<br />

esa presentación, Fresán recibe a <strong>Quid</strong> satisfecho de la<br />

experiencia: “Fue muy divertida… En un momento dado,<br />

se levantó una señora mayor en la sala y comenzó a gritar:<br />

‘¡Yo fui su maestra de primer grado!’. ‘¡Señorita Rosita!’,<br />

respondí. ‘¡Sííí!’, gritó ella. Pero lo que quería saber era<br />

otra cosa: ‘¿Fue importante lo que te enseñé’. Bueno, me<br />

enseñó a escribir, técnicamente hablando, así que fue más<br />

importante que lo que me pudo haber dejado cualquier<br />

escritor. La gente estaba azorada”.<br />

–Historia argentina apareció en 1991. A 23 años de<br />

distancia, ¿cómo ve en retrospectiva su historia personal<br />

como escritor, luego del éxito de aquel primer<br />

libro Me considero muy afortunado porque no reniego<br />

de mis obras. Algunos escritores eliminan los primeros<br />

libros de su bibliografía o no permiten su reedición. No<br />

es mi caso. Es tan especial para mí Historia..., que uno de<br />

los epígrafes es la carta de Gerald Murphy a Scott Fitzgerald<br />

que dice: “Sólo la parte inventada de nuestra historia<br />

–la parte irreal– ha tenido alguna estructura, alguna<br />

belleza”, cosa en que no había reparado hasta el momento<br />

en que La parte inventada estaba por ingresar a imprenta.<br />

Entonces ahí sí, dije: “Oh, qué curioso”. Aunque no es tan<br />

curioso... Por lo general, no establezco demasiadas diferencias<br />

entre mis libros. Es como recorrer los diferentes ambientes<br />

de una casa a la que no conozco del todo, de la que<br />

voy abriendo habitaciones y prendiendo luces para pensar<br />

en volver a visitar y que, en definitiva, es la mía. Me siento<br />

privilegiado por tener desde el principio un mundo propio.<br />

Hay escritores que demoran mucho en encontrarlo.<br />

–Además de las formas (Historia argentina es un<br />

libro de relatos, en tanto los últimos son novelas de<br />

largo aliento), se nota también un cambio en el tono,<br />

más allá de la lógica identidad del estilo… Sí, aunque<br />

no pienso demasiado en la cuestión del género: creo que<br />

mis libros de cuentos son novelísticos y mis novelas cuentísticas,<br />

pero sí es cierto que hubo una modificación. Tuve<br />

una experiencia radical y decisiva como lector antes de escribir<br />

Esperanto, quizá mi despedida de ese primer Fresán<br />

al que le gustaba más patinar sobre el hielo, por decirlo<br />

así: un verano leí entero En busca del tiempo perdido y<br />

ya nada fue lo mismo. Ahí se modificó por completo mi<br />

genoma creativo, creo que a cualquiera le puede ocurrir…<br />

Lo que ocurre también –y lo cuento en La parte inventada–<br />

es que antes, al escribir, se me ocurrían tramas, en<br />

tanto que ahora se me ocurren frases. Entonces se da un<br />

movimiento invertido en mi creación: debo buscar tramas<br />

que se adecuen a esas frases, cuando antes era al revés.<br />

–En algún momento afirmó que La parte inventada<br />

es una suerte de celebración de la lectura, y lo que<br />

vino como consecuencia de Proust fue La velocidad<br />

de las cosas, título algo profético que anunciaba un<br />

cambio también en la forma de la lectura… Sí, creo<br />

que La parte inventada forma un díptico con La velocidad…,<br />

y quizá en veinte años escriba otra cosa que forme<br />

una trilogía con estos dos. Todo escritor ansía una trilogía<br />

en su vida. En efecto, anuncia un cambio en la lectura<br />

que se dio, definitivamente para mal. Esto es algo en lo<br />

que insistió mucho la prensa española en relación al libro,<br />

porque los periódicos parecen buscar en los escritores algo<br />

que los remita a la realidad, ya que la ficción por sí misma<br />

no parece ser digna de figurar en un diario. Entonces, se<br />

puso mucho énfasis en la diatriba del personaje contra los<br />

soportes electrónicos, que no es un tema que me preocupe<br />

tanto. Hay que tomar en cuenta que antes para mí los escritores<br />

eran semidioses y ahora son dioses caídos en desgracia,<br />

y el protagonista, el Escritor, es bastante patético.<br />

En consecuencia, le busqué un enemigo tonto, y no puede<br />

existir enemigo más tonto que Twitter donde lo máximo<br />

que puedes expresar se resume a ciento cuarenta caracteres,<br />

o Facebook, que te hace creer en amigos imaginarios.<br />

Su gran enemigo, en verdad, es el vacío creativo que le<br />

impide escribir. Buscar razones para no escribir es absurdo.<br />

Grandes obras de la literatura universal se han escrito<br />

a la luz de la luna en campos de concentración. Siempre se<br />

puede escribir algo.<br />

–Lo cierto es que, recurriendo a Freud, hoy la novela<br />

parece ocupar el lugar del malestar en la cultura:<br />

obliga a otros tiempos, otras formas de procesar la


información… Sí, es cierto. Un libro muy interesante en<br />

este sentido es The Shallows: What the Internet is Doing<br />

to Our Brains, de Nicholas Carr. Allí se habla puntualmente<br />

del efecto de Internet a la hora de leer. Y la verdad<br />

es que no pasan cosas buenas. Yo vivo en un sitio que no<br />

tiene muy buena recepción de Internet ni wi-fi, lo que me<br />

obliga a consultar diccionarios o enciclopedias y eso está<br />

bueno: a veces uno busca una palabra en el diccionario y<br />

descubre que la que está abajo es interesante, y posiblemente<br />

la que está arriba también lo sea. Cuando uno la<br />

busca en Internet encuentra esa palabra y nada más, y ojalá<br />

que sea precisa la definición porque tampoco hay ninguna<br />

garantía. A veces por curiosidad entro a alguno de esos<br />

blogs de cultura, y me asombra la capacidad de toxicidad,<br />

maledicencia y odio que existe. Un comentario elogioso<br />

genera otros tres, pero uno crítico da lugar a un ejército<br />

de hordas salvajes pidiendo sangre, como en el Coliseo<br />

romano. En fin, creo que Internet está algo sobrevalorado:<br />

toda esa apología de surfear a mí no me representa ninguna<br />

novedad, los escritores vivimos surfeando, pasando de<br />

una cosa a la otra, incluso mucho antes de la existencia de<br />

Internet.<br />

25


26<br />

–Eso queda de manifiesto en ciertos íconos que aparecen<br />

en su obra, no sólo literarios sino musicales<br />

(hay todo un capítulo dedicado a Pink Floyd)… Sí,<br />

aunque he de reconocer que tanto la música como el cine<br />

son territorios de los que me he apartado un poco. Puedo<br />

comentar el próximo disco de Bob Dylan, pero el de Neil<br />

Young, hmmm, no lo sé, ya estamos grandes…<br />

–¿Y qué significa ser contemporáneo hoy ¿Respecto<br />

a si yo soy contemporáneo No tengo idea… Sí sé que soy<br />

lo opuesto a lo que mucha gente piensa de mí. Estoy continuamente<br />

leyendo autores del siglo XIX o XVIII. Ocurre<br />

que también la lectura rabiosa de autores anglosajones<br />

actuales se ha potenciado por una de mis ocupaciones:<br />

soy lector de esa literatura para una editorial. Es distinto<br />

a lo que me ocurría antes, donde leía con la voracidad de<br />

quien vive en la Argentina y quiere comerse el mundo.<br />

Pero siempre jugué a dos bandas; a mí me causan mucha<br />

gracia esas etiquetas que te ponen periódicamente y son<br />

como esas calcomanías que pegan mal y se caen, como<br />

“mediático”, “planetario”, “narrativista”, “escritor periodístico”,<br />

etc. Después leés los libros y te das cuenta que esas<br />

etiquetas no significan nada. Pero bueno, yo me resigno a<br />

seguir pagando la terrible afrenta de haber publicado un<br />

primer libro exitoso, lo cual no se perdona nunca. Tendrán<br />

que pasar dos o tres generaciones para ser disculpado.<br />

–A lo largo de su última novela, el Escritor parece<br />

estar obligado a tener que elegir entre el arte y la<br />

vida, lo que reenvía de algún modo a aquella célebre<br />

opción que plantea Faulkner: “entre la pena y la<br />

nada…”. ¿Se le presentaron estas opciones Sí, aunque<br />

me parece que entre la pena y la nada, Faulkner optaba<br />

después por el whisky. Creo que se puede ajustar más<br />

la pregunta, que la opción vital para un escritor no está<br />

dada por elegir entre la vida o la obra, sino por tener hijos<br />

o no. Incluso he elaborado cierta teoría al respecto, me he<br />

convertido en un gran observador de escritores sin hijos…<br />

Considero que un escritor que no tuvo hijos en cierto sentido<br />

no envejece, son una suerte de Peter Pan, y eso puede<br />

ser muy bueno y muy ventajoso en muchas cosas. Hay otra<br />

especie similar, que son los escritores que tuvieron demasiados<br />

hijos pero con muchas mujeres distintas, son como<br />

eternos adolescentes. No voy a dar nombres… Esto lo viví<br />

como una cuestión central. Tuve a mi hijo a los 43 años, y<br />

la verdad es que quería tener un hijo pero a la vez dejaba<br />

pasar un poquito más de tiempo y ya cruzaba la frontera<br />

(obviamente, mi mujer de un modo mucho más tangible<br />

por cuestiones biológicas). Y es claro, la llegada de un<br />

hijo te modifica por completo todo un sistema de valores.<br />

Mientras uno no los tiene puede pensar: no voy a tener<br />

hijos sino libros, no voy a tener amores, sino musas. Es un<br />

tipo de pensamiento juvenilista, no infantil, porque creo<br />

que lo infantil es más sabio…<br />

–¿Y a Borges cómo lo catalogaría ¡Es muy interesante<br />

la pregunta! No lo he pensado, pero en realidad siempre<br />

digo que Borges es como Hal 9000, es una computadora y<br />

no un ser humano. También es posible que se trate más de<br />

una cuestión generacional, que abarca más a los escritores<br />

que van de los 50 en adelante, los que se formaron en la<br />

generación del 60. Mis padres me tuvieron muy jóvenes y<br />

quizás por eso nunca dejaron de ser hijos.<br />

–En los 90 publicaba casi un libro por año, en tanto<br />

que entre los tres últimos hay una distancia de casi<br />

cinco o seis años. ¿A qué se debe El gran cisma para<br />

mí fue cuando entre Esperanto y La velocidad de las cosas<br />

pasaron tres años, eso me pareció una eternidad. Ahora<br />

me parece que no fue nada… Creo que tiene que ver con<br />

diversas causas. Por un lado, hay cierta fatiga de materiales.<br />

Por otro, en sintonía con lo que estábamos diciendo,<br />

un hijo te lleva a otras zonas de diversión que antes estaban<br />

sólo en la escritura. Y la tercera razón y quizá la más<br />

importante, es que ahora disfruto más de escribir. Mi<br />

protagonista en un momento de la novela dice: “Cada vez<br />

me gusta más escribir y menos ser escritor”. Es una frase<br />

a la que suscribo. La función social del escritor o lo que se<br />

supone que tiene que hacer para ser escritor, la verdad no<br />

me interesa.<br />

–Ha cultivado la amistad de Roberto Bolaño, quien<br />

incluso le dedicó un cuento (“El gaucho insufrible”,<br />

que da título al libro), y que se ha convertido en una<br />

suerte de fenómeno cultural, una especie de “boom”<br />

en sí mismo. ¿Qué cosas rescata como primordiales<br />

de esa amistad Es curioso, pero nada que tuviera que<br />

ver con la literatura. Es muy bueno coincidir en la amistad<br />

con un escritor cuando los dos ya están formados y seguros<br />

de su camino. Se crea una relación sana, más pura. En lo<br />

personal, no tengo una compulsión competitiva, nunca he<br />

salido a ganarle nada a nadie en la vida ni me preocupan<br />

esas cosas y Roberto tampoco era así. Lo que más rescato<br />

es el recuerdo de un gran amigo que era un tremendo<br />

escritor con el que hablábamos de la vida. Lo único que<br />

hacíamos en relación a nuestra actividad era comprar libros<br />

juntos. Pero nunca leí un manuscrito suyo ni él uno<br />

mío. Sólo me preguntaba si en alguna de mis obras morían<br />

niños, y si tenía una respuesta afirmativa me amenazaba<br />

con no leerlo. Me decía: “Ya verás cuando seas padre, no<br />

te quedarán más ganas de hacer esa hijaputez. Nunca<br />

se mata a un niño, ni siquiera en la ficción”. Además era<br />

un tipo muy divertido. Creo que él y Alan Pauls son las


personas con las que más me he reído en mi vida. Era un<br />

gran tipo Roberto, con una característica que ya no abunda<br />

mucho: te decía y le decía a cualquiera lo primero que<br />

se le pasaba por la cabeza, muchas veces se excedía en la<br />

generosidad y otras en la crueldad.<br />

–Acaba de presentar La parte inventada. ¿Ahora<br />

cuál es la parte por inventar Estoy escribiendo dos cosas<br />

en este momento. Por un lado una novela “histórica”,<br />

que creo se puede relacionar de algún modo con Jardines<br />

de Kensington (dedicada a James Matthew Barrie, autor<br />

de Peter Pan), no por tener un personaje real sino porque<br />

transcurre en la realidad, y luego me pasó algo curioso.<br />

Mientras escribía esta novela la “voz” del personaje de La<br />

parte inventada se me metía todo el tiempo. Entonces,<br />

para sacármelo de encima, estoy escribiendo “la parte<br />

reinventada”, una suerte de bonus track en el que intento<br />

purgar lo que queda de esta novela ya publicada<br />

27


Entrevista<br />

tres<br />

Una religión<br />

sin Dios<br />

28<br />

El escritor chileno Alejandro Zambra acaba de publicar Mis documentos,<br />

una antología con once relatos sobre temas muy variados.<br />

Hay textos atravesados por la relación entre padres e hijos;<br />

el Chile de los años ochenta y el actual; la memoria y los recuerdos de la infancia;<br />

las dinámicas de pareja y la frustración; un tratamiento para dejar de fumar<br />

e interesantes reflexiones sobre la lectura<br />

Por Nando Varela Pagliaro<br />

“Los cigarros son los signos de puntuación de la vida. Ahora<br />

vivo sin puntuación, sin ritmo. Mi vida es un tonto poema<br />

de vanguardia”, escribe en “Yo fumaba muy bien”. “El<br />

título del libro suena como a algo muy personal, pero esa<br />

carpeta está en los computadores de todo el mundo. Todos<br />

tenemos esa carpeta y esa ilusión de vida propia”, dice el<br />

autor de Bonsái.<br />

Sobre su último libro, pero también sobre la clase media,


29<br />

la crítica literaria, los límites en la escritura y la posibilidad<br />

de transformarse en director de cine, hablamos en esta<br />

entrevista con uno de los narradores más destacados de su<br />

generación.<br />

–Pedro Mairal cuando completa la tarjeta de embarque<br />

prefiere poner que es docente antes que poeta<br />

o escritor. Le parece que poniendo docente queda<br />

menos sospechoso. En su caso varias veces declaró


3o<br />

que prefiere pensarse como lector antes que como<br />

escritor, ¿por qué a muchos de su generación les<br />

cuesta asumirse como escritores Creo que al decir<br />

eso, Pedro Mairal demuestra algo que yo siempre he<br />

pensado de él: que en el fondo es chileno. Pero yo tengo<br />

un par de amigos que en la papeleta ponen poeta, por joder,<br />

o quizás porque afuera suena mejor poeta chileno que<br />

narrador chileno.<br />

–En “Camilo”, uno de los once relatos de Mis documentos,<br />

recurre al fútbol como manera de relacionarse,<br />

como un lugar de encuentro entre padre e<br />

hijo, ¿piensa que la literatura puede llegar a ocupar<br />

ese lugar o eso es imposible Creo que la literatura es<br />

un lugar de encuentro. Siempre lo ha sido y siempre lo<br />

será. No sé si entre padres e hijos, aunque justamente Pedro<br />

Mairal (quiero seguir hablando de Mairal, quiero que<br />

toda esta entrevista sea sobre Pedro) publicó hace poco un<br />

libro con prólogo de su padre, qué lindo eso. Aunque no<br />

transmita algo así como un mensaje unívoco, o justamente<br />

por eso, la literatura sirve como lugar de encuentro y también<br />

de desencuentro. Quizás la literatura sirve para lidiar<br />

con una cierta incertidumbre que compartimos. Hacer<br />

presentes las ausencias.<br />

–“Nunca tuve, en todo caso, esos devaneos racionales<br />

sobre la existencia de Dios, porque después empecé<br />

a creer, de manera ingenua, intensa y absoluta<br />

en la literatura”, escribe en un pasaje de Mis documentos.<br />

Juan Forn, en alguna entrevista, dijo que<br />

para él la literatura es una religión politeísta, ¿está<br />

de acuerdo con esa concepción de la literatura ¡Qué<br />

buena definición! Estoy de acuerdo, sí, creo que hay algo<br />

de religioso en la escritura, una religión sin Dios, o con<br />

muchos dioses, como dice Juan, ninguno de ellos omnipotente,<br />

ninguno de ellos tan autoritario. En mi caso fue así.<br />

Dejé de creer en Dios más o menos al mismo tiempo en<br />

que empecé a creer en la literatura.<br />

–Mucho de sus textos son autorreferenciales, en<br />

“Yo fumaba muy bien” son muy claras las alusiones<br />

a personajes del ambiente literario argentino, por<br />

ejemplo. ¿Se pone algún límite a la hora de sentarse<br />

a escribir o todo y todos pueden ser incluidos dentro<br />

de un texto No me pongo límites, o más bien no pienso<br />

en esos límites, porque al escribir no estoy pensando<br />

tampoco en incluir esto o lo otro. Hay un momento, en la<br />

escritura, en que ya perdiste todas las certezas que tenías<br />

antes de escribir. Me gusta eso. En general tomo una imagen<br />

o una situación e indago en ella. A veces me parece<br />

absurdo inventar, no le veo sentido. Además que siempre,<br />

de algún modo, aunque no queramos, inventamos.<br />

–Algunos de los cuentos de Mis documentos, en<br />

cierta forma constituyen un guiño a sus ficciones<br />

anteriores. Fabián Casas dice que él suele dar vuelta<br />

sobre los mismos temas y que son esos mismos temas<br />

los que luego se transforman en poesía, ensayo,<br />

cuento o novela. En su caso, ¿el proceso de trabajo<br />

es similar o su imaginación ocupa un lugar más relevante<br />

que los elementos de la realidad No soy disciplinado<br />

como escritor: soy obsesivo. Escribo un rato todos<br />

los días, pero es una escritura de bocetos, que no entiendo<br />

de antemano como “literaria”, y lo que sucede con los libros<br />

es que de pronto ya no puedes pensar en nada más y<br />

entonces sí escribo varias horas al día, pero no por disciplina,<br />

digo: por obsesión. En un sentido pienso como Fabián,<br />

y también creo que en alguna medida cada libro nuevo<br />

nace como una respuesta al anterior. Es como si en lugar<br />

de corregirlo hubieras preferido escribir otro. De pronto<br />

son más visibles las continuidades, pero para mí son más<br />

importantes las fisuras del proyecto.<br />

–Desde hace algunos años lleva, según sus palabras<br />

“un diario de vida” en el que registra lo que le va<br />

pasando. También dijo que, si fuera presidente,<br />

obligaría a todo el mundo a llevar un diario y nunca<br />

publicarlo. ¿Qué le aporta a su vida y a su literatura<br />

ese registro cotidiano Básicamente no joder a los demás.<br />

No responsabilizar a los demás de lo que te pasa a ti.<br />

Y desahogarse, claro, que es el propósito primordial de un<br />

diario, al menos del mío. En todo caso, si supiera que voy<br />

a morir pronto, lo primero que haría sería quemar el diario,<br />

porque a veces hablo mal de gente que quiero y bien<br />

de gente que no quiero.<br />

–Durante un tiempo trabajó como crítico literario<br />

para diferentes medios. En No leer están incluidas<br />

algunas de esas experiencias de lectura. Teniendo en<br />

cuenta que sabe muy bien lo que es estar a ambos<br />

lados del mostrador, ¿cuál es hoy su relación con la<br />

crítica Buena, entiendo ambos lugares. Nunca hablo<br />

sobre las críticas de mis libros, no me interesa, no creo<br />

que tenga sentido. Nunca he pataleado en público por una<br />

reseña negativa ni agradecido una reseña positiva.<br />

–Alguna vez dijo que su generación en cierta medida<br />

está enferma de nostalgia. ¿Por qué cree eso ¿De<br />

qué se sienten culpables los escritores de su generación<br />

No lo sé, no podría hablar por los demás. Creo que<br />

eso lo dije pensando en la moda de la nostalgia, que tiende<br />

a simplificarlo todo, a banalizar la experiencia, a volverla<br />

líquida.<br />

–“Pienso que nos encaminamos a un mundo de<br />

mierda donde todas las canciones las canta Diego


Torres y todas las novelas<br />

las escribe Roberto<br />

Ampuero y en todas las<br />

películas actúa Robin<br />

Williams. Un mundo<br />

donde es mejor ni siquiera<br />

pensar en el postre<br />

porque lo único que hay<br />

es una fuente inmensa<br />

repleta de nauseabundo<br />

arroz con leche”, ¿cuánto<br />

de ficción y cuánto de<br />

su pensamiento hay en<br />

esta cita que forma parte<br />

de “Yo fumaba muy bien” En esta entrevista me has<br />

hablado de Pedro Mairal, de Juan Forn, de Fabián Casas:<br />

a todos ellos los quiero y respeto y admiro su trabajo. A los<br />

que mencionas en este enunciado, no. Debo reconocer, en<br />

todo caso, que a veces me pinto la cara, no de color esperanza,<br />

pero me la pinto.<br />

–En “Vida de familia”, Bruno le deja a Martín una<br />

pila con libros para gente que no lee. Si usted tuviera<br />

que hacer esa pila, ¿qué libros pondría Martín<br />

piensa que la existencia de libros para gente que no lee es<br />

absurda. En esta pasada estoy con él. Tengo un amigo que<br />

siempre hace esa broma. Recomienda un libro y dice: te<br />

va a gustar mucho. Y cuando le preguntan si a él le gustó,<br />

responde: no, lo encontré pésimo, pero a ti te va a gustar.<br />

–“La clase media es un problema si se quiere escribir<br />

literatura latinoamericana”, escribe en otro pasaje<br />

de Mis documentos. ¿Qué importancia tiene el hecho<br />

de pertenecer a esa clase y querer ser escritor<br />

Eso lo piensa un personaje que está intentando escribir un<br />

relato que parezca latinoamericano, un escritor que piensa<br />

más en el público que en la literatura: un mal escritor. Yo<br />

no sé qué es la clase media, al menos en Chile los ricos y<br />

los pobres dicen que son de clase media, porque queda<br />

mejor. Me interesa esa indefinición, esa inestabilidad.<br />

Creo que un escritor siempre termina interrogando su<br />

propia clase, sobre todo en un país tan clasista como Chile.<br />

–En alguna entrevista adelantó que tiene pensado<br />

realizar una película a partir de su relato “Vida de<br />

familia”, ¿Es un proyecto inmediato o todavía hay<br />

que esperar mucho para conocer al cineasta Alejandro<br />

Zambra Es más o menos inmediato. Ya escribí el<br />

guión y con dos amigos cineastas que admiro un montón<br />

queremos filmar este verano. No quiero hablar de eso todavía,<br />

pero estoy feliz, creo que de este experimento va a<br />

salir algo bueno


Ser<br />

editor<br />

32<br />

Fortunas y desventuras<br />

de un publicador<br />

Por Ignacio Iraola<br />

Escribir en esta sección en la que<br />

escribieron Alberto Díaz y Luis Chitarroni,<br />

para mí, no deja de ser un<br />

atrevimiento, una vergüenza y un honor.<br />

No me considero editor; me considero<br />

más bien un “publicador” con la suerte<br />

de jugar en un equipo con los mejores<br />

editores de América. Esto es lo que Planeta<br />

significa para mí: el mejor equipo<br />

con los mejores jugadores.<br />

Trabajar en una editorial debe ser una<br />

de las fantasías más grandes de una<br />

persona a la que le guste leer y, particularmente,<br />

creo que es uno de los<br />

mejores trabajos. Haber conocido a


Líneas paralelas,<br />

de Charly García<br />

Osvaldo Bayer, Juan José Saer, Fogwill,<br />

es algo que de por sí confirma<br />

lo que digo. Por suerte empecé de muy<br />

chico y tuve la posibilidad de tratar con<br />

mucha gente que me permitió crecer.<br />

Que a los 18 años te recomienden libros<br />

Fresán y Saccomanno es una master<br />

class. Tomar unas copas con Charlie<br />

Feiling y escucharlo hablar de libros<br />

es algo que jamás olvidaré. Almorzar<br />

con Tomás Eloy Martínez y pensar el<br />

lanzamiento de Santa Evita es algo que<br />

me emociona aún hoy. En fin: trabajé<br />

con José Pablo Feinmann, Martín Caparrós,<br />

Alejandro Dolina, publiqué el<br />

libro de Charly García. Si fuera por los<br />

nombres, este sería el mejor trabajo del<br />

mundo, pero…<br />

Pero: una editorial es también uno los<br />

lugares con mayor demanda, y esta<br />

demanda permanente puede llegar a<br />

amargar un poco pues no siempre se<br />

puede contentar a los escritores. Eso<br />

es algo que me dijo un gran editor y<br />

que confirmo día a día. Escritores espontáneos<br />

que te envían una novela<br />

por e-mail y pretenden que la leas de<br />

un día para el otro (y se enojan si no lo<br />

hacés). Autores dolidos por una crítica<br />

desfavorable en un diario que culpan a<br />

la editorial de no “defenderlos”. Celos.<br />

Malas ventas. Todas estas cuestiones<br />

–dentro de un mundo “narciso” como es<br />

el mundo editorial– generan un combo<br />

que hay que estar dispuesto a soportar.<br />

Dentro de Planeta existen varias ramas:<br />

la literatura plena en Emecé y Seix<br />

Barral; el libro de denuncia en Planeta-<br />

Espejo de la Argentina; el ensayo académico<br />

en Paidós. Pero lo que subyace<br />

todo el tiempo es la posibilidad de publicar<br />

para distintos públicos, tratando<br />

siempre de entretener. Esa búsqueda es<br />

algo que también nos entretiene a nosotros.<br />

Trabajar con la libertad de probar<br />

Mal comidos,<br />

de Soledad Barruti<br />

temáticas nuevas y autores nuevos es<br />

algo que nos divierte y nos mantiene<br />

unidos como equipo.<br />

Esta búsqueda permanente también<br />

nos llevó a publicar libros de cocina e<br />

inventar un nicho ahí, algo que habíamos<br />

visto en Europa. Trabajar con Nar-<br />

El Flaco,<br />

de José Pablo Feinmann<br />

pecable, primer libro de la periodista<br />

Soledad Barruti. Un sorpresivo best<br />

seller que advierte sobre lo mal que se<br />

come, sobre cómo cambió radicalmente<br />

nuestra alimentación y sobre los tejemanejes<br />

políticos detrás de la industria<br />

alimentaria. Lo pongo como ejemplo,<br />

entre otros, porque publicar un libro<br />

con estas características es un orgullo:<br />

muy pocas veces se puede concientizar<br />

desde un libro y a la vez lograr que ese<br />

libro sea un fenómeno de ventas. Eso es<br />

una de las cosas que más me gusta del<br />

trabajo de editor.<br />

Pensándolo bien, hay muchas cosas que<br />

me dan orgullo de mi trabajo: haberle<br />

insistido a José Pablo Feinmann para<br />

que escribiera El Flaco; publicar El<br />

dueño de Luis Majul, el libro más vendido<br />

de los últimos diez años; trabajar<br />

con Felipe Pigna, Gabriel Rolón, Guillermo<br />

Martínez, Fabián Casas, son<br />

motivos de orgullo y placer. Básicamente,<br />

trabajar con escritores es trabajar<br />

con personas de las que uno aprende<br />

constantemente: algo que es un privilegio,<br />

y por lo que estoy agradecido<br />

33<br />

Cartas marcadas,<br />

de Alejandro Dolina<br />

da Lepes, Osvaldo Gross, Donato de<br />

Santis, Pablo Massey, Pietro Sorba es<br />

divertido y una excusa para hacer libros<br />

lindos, de lujo, con otro tipo de trabajo,<br />

más arty si se quiere. Es editar de otra<br />

manera, más atentos al diseño y la fotografía<br />

pero sin descuidar los textos.<br />

También el hecho de acertar comercialmente<br />

es algo que nos gusta como<br />

equipo. Siempre tratamos de tener un<br />

mix de contenido con venta. Durante<br />

2013 tuvimos la felicidad de publicar<br />

Mal comidos, una investigación im-<br />

El dueño,<br />

de Luis Majul


Aniversario<br />

34<br />

Los maravillosos ecos<br />

del


Dossier<br />

literatura / cine<br />

o1<br />

Marguerite Duras<br />

La pasión<br />

Por Nancy Giampaolo<br />

El hecho de haber nacido en Gia Dinh, una aldea cerca de Saigón, el 4 de abril de 1914, cuando<br />

la zona aún era parte de la Indochina francesa, fue determinante en la biografía de Marguerite<br />

Donnadieu, hoy conocida como Marguerite Duras. “A los 18 años envejecí. No sé si<br />

a todo el mundo le ocurre lo mismo (...), ese envejecimiento fue brutal”, reveló cuando ya era<br />

considerada una de las más grandes figuras de la literatura francesa de su tiempo. Fue escritora,<br />

dramaturga, directora, guionista y productora de cine, pero antes de eso –muy lejos de


o2<br />

Francia, país en el que su familia tenía una casa de veraneo, en un pueblo llamado Duras, del<br />

que tomó su nombre– se forjaba el hierro con el que construiría su obra. Los primeros años<br />

en el actual Vietnam, antes de radicarse en París a los 18, son esenciales para la autora porque<br />

supo rescatar la fuerza dramática, y en igual medida estética, del lugar y la situación. Aquel<br />

entorno colonial y exótico para el occidental medio, es el motivo principal de gran parte de sus<br />

textos y películas.<br />

En Marguerite Duras, la pasión suspendida / Entrevistas con Leopoldina Pallota Della Torre,<br />

el libro prologado por Silvio Mattoni y traducido por César Aira, en respuesta a si tuvo o no<br />

una infancia especial, Duras responde: “A veces creo que toda mi escritura nace de ahí, entre<br />

los arrozales, las selvas, la soledad. De esa niña flaca y despistada que era, pequeña, blanca de<br />

paso, más vietnamita que francesa, siempre descalza, sin horarios, sin modales, habituada a<br />

contemplar el largo crepúsculo sobre el río, la cara quemada por el sol”.<br />

Su madre, Marie Legrand enviudó de su padre, colono y profesor de matemáticas, Henri<br />

Donnadieu, cuando Marguerite tenía cuatro años. La viuda tuvo otros dos hijos y todos terminaron<br />

en la pobreza debido a sus pésimas inversiones. La influencia de la personalidad materna,<br />

fue descripta por Duras en varios párrafos muy elocuentes, durante la serie de entrevistas<br />

realizadas por Della Torre: “Su locura me marcó para siempre. Su pesimismo también. Vivía<br />

a la espera incesante de una guerra, de una catástrofe natural que nos aniquilaría, a todos. (…)<br />

Se vestía siempre con ropa vieja y usada y puedo verla en su cuarto dando vueltas en camisón,<br />

o en la penumbra del comedor colonial, aullando, desesperada, diciendo que no quería volver<br />

a Francia”. Semejante mujer, a quien Duras también reconoció positivamente describiéndola,<br />

por ejemplo, como una excelente narradora, a pesar de no haberla visto nunca con un libro en<br />

la mano, apareció en varias de sus novelas, al igual que sus hermanos. Pero recién pudo hablar<br />

con total libertad de ellos cuando habían muerto. “El menor tenía un cuerpo delgado, ágil, me<br />

recordaba quién sabe por qué al de mi primer amante, el chino. (…) El otro era un pillo, sin<br />

escrúpulos, sin remordimiento, quizás incluso sin ningún sentimiento. Autoritario, nos daba<br />

miedo (… ). Creo que es de ahí de donde proviene esta desconfianza que siempre he experimentado<br />

hacia los hombres. (…) Yo nunca quería bailar con él, cuando nos regalaron un tocadiscos:<br />

el contacto con su cuerpo me horrorizaba a las vez que me atraía”.<br />

El amante chino al que alude Duras también fue una de sus inspiraciones literarias. La iniciación<br />

sexual es central en El amante, la novela ganadora del premio Goncourt en 1984, traducida<br />

a alrededor de cuarenta idiomas, con la que conoció la fama internacional, a los 70 años. La<br />

descripción del protagonista masculino de la historia es dolorosa: “Fue esa tarde cuando Léo<br />

me besó en la boca. Lo hizo por sorpresa. Experimenté una repulsión verdaderamente indescriptible”.<br />

Y el contexto pesa tanto como la trama: “Tengo quince años y medio, en ese país<br />

las estaciones no existen, vivimos en una estación única, cálida, monótona, nos hallamos en la<br />

larga zona cálida de la tierra, no hay primavera, no hay renovación”.<br />

El deseo, el erotismo con perfume oriental, el abuso, la prostitución, el capricho sexual, las<br />

aventuras efímeras con desconocidos, se repiten en los relatos autobiográficos de Duras: “Una<br />

vez tuve dieciséis años –escribió en su cuento “El tren a Burdeos”–. A esa edad todavía tenía<br />

Izq. Con su madre y sus hermanos,<br />

en Hanoi: “Su locura (la de su<br />

madre) me marcó para siempre.<br />

Su pesimismo también. Vivía a la<br />

espera incesante de una guerra,<br />

de una catástrofe natural que nos<br />

aniquilaría, a todos.”<br />

Der. Con su hermano mayor:<br />

“Era un pillo, sin escrúpulos, sin<br />

remordimiento, quizás incluso sin<br />

ningún sentimiento. Autoritario,<br />

nos daba miedo (…). Creo que es<br />

de ahí de donde proviene esta<br />

desconfianza que siempre he<br />

experimentado hacia los hombres.”


Izq. Marguerite con su hermano<br />

menor: “Tenía un cuerpo delgado,<br />

ágil, me recordaba quién<br />

sabe por qué al de mi primer<br />

amante, el chino.”<br />

Der. Junto a Jeanne Moreau,<br />

quien protagonizó junto a<br />

Jean Paul Belmondo<br />

Moderato cantabile<br />

(Peter Brook, 1960).<br />

aspecto de niña. Era al volver de Saigón, después del amante chino, en un tren nocturno,<br />

el tren de Burdeos, hacia 1930. Yo estaba allí con mi familia, mis dos hermanos y mi madre.<br />

Creo que había dos o tres personas más en el vagón de tercera clase con ocho asientos, y también<br />

había un hombre joven enfrente mío que me miraba. Debía de tener treinta años. Debía<br />

de ser verano. Yo siempre llevaba estos vestidos claros de las colonias y los pies desnudos en<br />

unas sandalias. No tenía sueño. Este hombre me hacía preguntas sobre mi familia, y yo le<br />

contaba cómo se vivía en las colonias, las lluvias, el calor, las veranadas, la diferencia con Francia,<br />

las caminatas por los bosques, y el bachillerato que iba a pasar aquel año, cosas así, de<br />

conversación habitual en un tren, cuando uno desembucha toda su historia y la de su familia.<br />

Y luego, de golpe, nos dimos cuenta de que todo el mundo dormía. Mi madre y mis hermanos<br />

se habían dormido muy deprisa tras salir de Burdeos. Yo hablaba bajo para no despertarlos. Si<br />

me hubieran oído contar las historias de la familia, me habrían prohibido hacerlo con gritos,<br />

amenazas y chillidos. (…) Soy yo la que dije que debíamos dormir para no estar demasiado<br />

cansados a la mañana siguiente, al llegar a París. Él estaba junto a la puerta, apagó la luz. Entre<br />

él y yo había un asiento vacío. Me estiré sobre la banqueta, doblé las piernas y cerré los<br />

ojos. Oí que abrían la puerta, salió y volvió con una manta de tren que extendió encima mío.<br />

Abrí los ojos para sonreírle y darle las gracias. Él dijo: Por la noche, en los trenes, apagan la<br />

calefacción y de madrugada hace frío. Me quedé dormida. Me desperté por su mano dulce y<br />

cálida sobre mis piernas, las estiraba muy lentamente y trataba de subir hacia mi cuerpo”.<br />

En 1932, Duras se fue a París donde la juventud silvestre de Saigón quedó muy atrás. Europa<br />

ofrecía otras eventualidades y otro entorno, daba la posibilidad de intentar una vida más normal,<br />

civilizada. Decidió formarse académicamente: estudió derecho, matemáticas y ciencias<br />

políticas; y para pagar las cuentas trabajó como secretaria en el Ministerio de Colonias, de<br />

1935 a 1941.<br />

En 1939 se casó con Robert Antelme y tres años más tarde con Dyonis Mascolo, con quien<br />

participó de la resistencia contra los nazis y con quien tuvo un hijo, Jean Mascolo, quien, de<br />

adulto, participó en algunas de sus películas en roles técnicos. Aunque nunca habló demasiado<br />

acerca de su propia maternidad, prefiriendo siempre ubicarse en el rol de hija, Duras hizo<br />

algunas pocas declaraciones que resultan conmovedoras: “En la vida llega un momento, y creo<br />

que es fatal, al que no se puede escapar, en que todo se pone en duda: el matrimonio, los amigos,<br />

sobre todo los amigos de la pareja. El hijo, no. El hijo nunca se pone en duda”.<br />

Cuando ya estaban en pareja, Mascolo fue apresado y enviado a un campo de concentración.<br />

Duras lo asistió cuando volvió del encierro en 1945 y narró la experiencia en una novela<br />

muy posterior, El dolor (1985): “El cuerpo de Robert L. 35 kilos. Raspadura. Transparencia.<br />

Gluten. Hueso a través. Cómo puede un cuerpo. Cómo puede un hombre. Cómo pueden<br />

un cuerpo un hombre volver a ser. Cómo puede un hombre volver a ser cuerpo volver a ser<br />

hombre. ¿Puede También un cuerpo enfermo alberga su propio ‘conatus’ (Spinoza). Lo que<br />

hace que sea: ‘natura naturans’. El empuje del fantasma. Eclosión de lo que rompe la espina<br />

de la muerte. Reducido a los mínimos de su existencia, Robert L. insiste en hablar. Antes de<br />

morir, quiere comer una trucha. Expresa su deseo, aunque no pueda comerla. Sólo por el ha-<br />

o3


o4<br />

bla sobrevive. Un habla distinta. Lechosa. Un habla narrante, que quiere narrar, contar lo que<br />

asombra, lo espantoso. Quien ha pasado por experiencias límite lo sabe: el habla o su espejismo<br />

sobreviven. Existe un habla que sobrevive al hundimiento, a la cercanía o al presagio de la<br />

muerte. A la extenuación. Hablar entonces es hablar también una lengua fantasma”.<br />

Más tarde, Duras destacó a Della Torre los que ella juzgaba como principales méritos de<br />

aquel texto tan visceral: “Haber elegido como punto de vista el miedo de una mujer que debe<br />

hablar de la guerra y no sólo de los temas generales. Que cuenta hechos íntimos que conciernen<br />

incluso a la fisiología humana en sus aspectos más animales, como el cuerpo descarnado<br />

de mi marido al volver de Dachau, o la historia de ese Pierre Rabier de la Gestapo, que quería<br />

acostarse conmigo y que yo no exploté hasta el fin para poder denunciarlo. O la escena,<br />

más atroz todavía, del interrogatorio que le infringí al informador de los alemanes”.<br />

La ocupación la había encontrado consustanciada con el trabajo de Jean-Paul Sartre y Simone<br />

de Beauvoir y afiliada al Partido Comunista. Pero a mediados de la década del 50 se fue, y<br />

criticó las políticas totalitarias de la Unión Soviética y el machismo dentro del partido. Posteriormente<br />

reconoció como nobles sólo algunos de los hitos de la izquierda: “Creí en (Salvador)<br />

Allende, sí, en la Revolución de 1917, en la Primavera de Praga, en los primeros tiempos de<br />

Cuba, en el Che Guevara”.<br />

Como muchos otros escritores, Duras combinó sus ficciones con textos periodísticos que fueron<br />

publicados en medios como Le Monde, France Observateur y hasta revistas femeninas<br />

como Vogue. “Siempre me gustó eso –decía–, la urgencia del periodismo. El texto debe tener<br />

en sí la fuerza, y por qué no, lo límites del apuro con el que ha sido redactado. Antes de ser<br />

consumido y descartado”. También justificó su actividad periodística como una necesidad que<br />

no podía omitir y que, de alguna manera, se complementaba a la perfección con sus textos<br />

ficcionales: “Se me hizo necesario, de pronto, exponer públicamente lo que pensaba sobre<br />

ciertos temas. Una necesidad de salir a la luz, de medirme conmigo misma más allá de las<br />

paredes de mi cuarto. Empecé a redactar artículos en momentos de vacío, en las pausas de mi<br />

escritura cotidiana. Cuando escribía un libro, ni siquiera leía los diarios. Pero los artículos, no<br />

puede imaginarse el tiempo que me llevaban, la tensión era muy fuerte, aun cuando llevaba<br />

años haciéndolo”.<br />

Aquellas columnas de opinión que Duras dio a conocer a lo largo de décadas tienen su sello,<br />

su manera de pensar, su impronta. Sobre Christine Villemin, una mujer acusada de haber<br />

matado a su hijo después de haber sido violada, escribió en Libération: “Ningún hombre en el<br />

mundo puede saber lo que significa para una mujer ser tomada por un hombre que ella no desea.<br />

La mujer penetrada sin deseo está en el crimen. El peso cadavérico del goce viril encima<br />

del cuerpo tiene el peso del crimen que ella no tiene la fuerza de devolver: el de la locura”.<br />

Habitualmente relacionada al feminismo por haber ahondado en la situación de la mujer, haciendo<br />

foco en la opresión, el maltrato, la discriminación, etc. Duras fue capaz de reflexionar<br />

sobre muchas otras cuestiones que nada tienen que ver con el género, como la existencia de<br />

Dios, y fue premonitora a la hora de mirar hacia el futuro: “La robotización, la telecomunicación,<br />

la informatización le ahorran todo esfuerzo al hombre, para terminar embotando<br />

Izq. Durante la filmación de<br />

India song.<br />

“No se puede escribir sin la<br />

fuerza del cuerpo. Para abordar la<br />

escritura hay que ser más fuerte<br />

que uno mismo, hay que ser más<br />

fuerte que lo que se escribe.”


Izq. Una de las tantas ediciones<br />

de El amante, traducida<br />

a más de cuarenta idiomas.<br />

Der. Luego de recibir el<br />

premio Goncourt en 1984<br />

por El amante.<br />

sus capacidades creativas. El riesgo de la humanidad es terminar achatada, sin memoria”. Y<br />

sintetizó, cuando Della Torre le preguntó si era creyente: “Saber si hay una divinidad no está<br />

sino en nosotros, en tanto sólo nos rodea el vacío, no ayuda a resolver el problema. No creer<br />

en Dios es apenas una creencia más. Dudo que sea posible no creer en absoluto. Sería como<br />

quitarles todo sentido, toda eternidad, a las grandes pasiones de nuestra vida. Todo se volvería<br />

un fin en sí, privado de consecuencias. Y tampoco se puede excluir que sea precisamente eso,<br />

el porvenir de la humanidad”.<br />

Sus reivindicaciones feministas, su estilo erótico, sus personajes y su tono general, tuvieron<br />

detractores como el escritor Jean-Edern Hallier quien escribió, en su libro El rechazo, que<br />

Duras “no es más que una vieja dama indigna de las letras francesas”, autora de una “literatura<br />

Tampax, al gusto de las secretarias ejecutivas y de las divorciadas sobre la cuarentena”, cuya<br />

“indigencia” literaria tenía “la ilusión de poner la vanguardia a la puerta de las clases medias<br />

sin cultura”.<br />

Duras tenía 28 años cuando publicó Les Impudents (1942), su primera novela, y 30 en la segunda,<br />

La vie tranquille (1944), acusadas por la crítica posterior de querer emular a Virginia<br />

Woolf, Ernest Hemingway, o a la literatura inglesa de fines del siglo XIX en general. La<br />

escritura de Duras, en efecto y según sus propias palabras, cambiaría: “Durante años tuve<br />

una vida social y la facilidad con la que conocía gente o les hablaba se reflejaba en mis libros.<br />

Hasta que conocí a un hombre, y poco a poco toda esa mundanidad desapareció. Era un amor<br />

violento, muy erótico, más fuerte que yo, por primera vez. Hasta quise matarme, y eso cambió<br />

incluso mi modo de hacer literatura. La mujer de Moderato cantabile y la de Hiroshima, mon<br />

amour, era yo”.<br />

Con la tercera novela, Un dique contra el Pacífico (1950), obtuvo bastante repercusión, y con<br />

El marino de Gibraltar (1952) comenzó a afianzarse en el panorama artístico de su país. En<br />

esos años de escritura sostenida también se editaron Los caballitos de Tarquinia (1953) y El<br />

Square: días enteros en las ramas (1955). Luego, escribió textos más breves como Moderato<br />

cantabile (1958), llevado a la gran pantalla en 1960 por Peter Brook, con Jeanne Moreau y<br />

Jean Paul Belmondo, y La tarde de M. Andesmas (1960) con un cambio de estilo que se vinculó<br />

al surgimiento del nouveau roman, relación que Duras desmintió luego, juzgándolo como<br />

un movimiento, pretencioso y sin gran interés.<br />

Muchos años después de haber publicado sus primeros libros, Duras habló de sus influencias<br />

literarias principales: “Digo simplemente que mis maestros son y serán siempre otros escritores:<br />

los diálogos de Hemingway, los análisis amorosos de Madame De La Fayette, y de Benjamin<br />

Constant, y después Faulkner, Musil, Rousseau”.<br />

La relación de Duras con la escritura fue, a todas luces, de sincera e inevitable entrega, reflexionó<br />

sobre ello hacia el final de su vida, en el texto titulado Escribir (1993): “La soledad<br />

de la escritura es una soledad sin la cual el escribir no se produce, o se fragmenta exangüe de<br />

buscar qué seguir escribiendo. Se desangra, el autor deja de reconocerlo. Y ante todo, nunca<br />

debe dictarse a secretaria alguna, por hábil que sea, y, en esta fase, nunca hay que dar a leer lo<br />

escrito a un editor. Alrededor de la persona que escribe libros siempre debe haber una sepa-<br />

o5


o6<br />

ración de los demás. Es una soledad. Es la soledad del autor, la del escribir. Para empezar, uno<br />

se pregunta qué es ese silencio que lo rodea. Y prácticamente a cada paso que se da en una<br />

casa y a todas horas del día, bajo todas las luces, ya sean del exterior o de las lámparas encendidas<br />

durante el día. Esta soledad real del cuerpo se convierte en la, inviolable, del escribir”.<br />

A partir de finales de los años 50, Duras se volcó con entusiasmo al cine: colaboró con celebridades<br />

del rubro como René Clément en This angry age (1958) o Alain Resnais en Hiroshima<br />

mon amour (1959), film antibelicista, inscripto entre los fundacionales de la nouvelle vague,<br />

cuyo guión, centrado en la relación de una actriz francesa y un arquitecto japonés, Duras<br />

escribió en nueve semanas. Las películas que guionó y dirigió, guardan estrecha relación con<br />

sus escritos, al punto de que una obra como India Song, derivara en un guión que fue reescrito<br />

y publicado como libro en 1973. El texto transcribe diálogos de la película y describe sus<br />

imágenes. Lo mismo hizo con varios de sus largometrajes y cortometrajes, transmutándolos<br />

en textos poéticos que se publicaron con el nombre de El navío Night (1979). A mediados de<br />

la década del 60, había publicado El arrebato de Lol V. Stein (1964) y El vicecónsul (1966),<br />

dos de sus novelas más celebradas, en tanto seguiría trabajando como guionista hasta estrenar<br />

su primera película, La música (1967) protagoniza por una pareja en proceso de divorcio.<br />

En Jaune de Soleil (1972), dirigió a su esposo, Dionys Mascolo y estrenó Nathalie Granger. En<br />

Des journees entieres dans les arbres (1976), Indochina y París, sus escenarios predilectos, son<br />

el marco para la historia de un hijo que rechaza la riqueza de su madre. Duras dirigiría películas<br />

hasta 1984, año en que estrenó Les infants. Su escritura, en tanto, no se detuvo, y publicó<br />

Ojos azules, pelo negro (1986), La vida material (1987) y El amante de la China del Norte<br />

(1991), entre otros títulos.<br />

Si bien el cine la convocó como para haber dirigido películas durante años, la fascinación de<br />

Duras con la escritura, siempre se antepuso: “Un escritor es algo extraño. Es una contradicción<br />

y también un sinsentido. Escribir también es no hablar. Es callarse. Es aullar sin ruido.<br />

Un escritor es algo que descansa, con frecuencia, escucha mucho. No habla mucho porque es<br />

imposible hablar a alguien de un libro que se ha escrito y sobre todo de un libro que se está<br />

escribiendo. Es imposible. Es lo contrario del cine, lo contrario del teatro y otros espectáculos.<br />

Es lo contrario de todas las lecturas. Es lo más difícil. Es lo peor. Porque un libro es lo desconocido,<br />

es la noche, es cerrado, eso es. El libro avanza, crece, avanza hacia su propio destino<br />

y el de su autor, anonadado por su publicación: su separación, la separación del libro, como el<br />

último hijo, siempre al más amado. Un libro abierto también es la noche. Estas palabras que<br />

acabo de pronunciar me hacen llorar, no sé por qué”. Otra de las tantas reflexiones que hizo<br />

en torno a la escritura puso a la vacilación, la falta de certidumbres propias del humano y sus<br />

circunstancias, como motor: “La duda es escribir. Por tanto, es el escritor, también. Y antes de<br />

que esté completamente escrito; es decir: solo y libre de ti, que lo has escrito. Es tan insoportable<br />

como un crimen. No creo a la gente que dice: ‘He roto mi manuscrito, lo he tirado’. No<br />

lo creo. O bien lo que estaba escrito no existía para los demás, o no era un libro. Y uno siempre<br />

sabe lo que no es un libro. Siempre se ha sabido. Creo también, que sin esa duda primera<br />

del gesto hacia la escritura, no hay soledad”.<br />

Izq. Afiche del film India song (1975).<br />

Der. Dirigiendo Des journees entieres<br />

dans les arbres (1976).


Izq. Biografía de Duras por Laetitia<br />

Cenac (2013).<br />

Der. Marguerite en su escritorio.<br />

“Un libro es lo desconocido, es la<br />

noche, es cerrado, eso es.”<br />

En su novela El amante, Duras escribió sobre el alcoholismo, uno de los más grandes horrores<br />

de su vida: “Ahora comprendo que muy joven, a los dieciocho, a los quince años, tenía ese<br />

rostro premonitorio del que se me puso luego con el alcohol, a la mitad de mi vida. El alcohol<br />

suplió la función que no tuvo Dios, también tuvo la de matarme, la de matar. Ese rostro del<br />

alcohol llegó antes que el alcohol. El alcohol lo confirmó. Esa posibilidad estaba en mí, sabía<br />

que existía, como las demás, pero, curiosamente, antes de tiempo. Al igual que estaba en mí<br />

la del deseo. A los quince años tenía el rostro del placer y no conocía el placer. Ese rostro parecía<br />

muy poderoso. Incluso mi madre debía notarlo. Mis hermanos lo notaban. Para mí todo<br />

empezó así, por ese rostro evidente, extenuado, esas ojeras que se anticipaban al tiempo, a los<br />

hechos”.<br />

Para el momento en que Della Torre entrevistó a Duras, ella vivía con Yann Andréa, quien<br />

sería su último compañero, homosexual, cuarenta años menor que ella (“todos los hombres<br />

son homosexuales en potencia, sólo les falta saberlo”, había dicho la autora). Yann y Marguerite,<br />

según se cuenta en la biografía escrita por Laure Adler, ganadora en Francia del Premio<br />

Femina al ensayo, vivían en un modesto piso de París (Duras amaba esa ciudad: “París es mi<br />

mundo, un lápiz y un papel son mi vida”), bebían desde que se levantaban y apenas comían.<br />

“Me gustaba darme asco a mí misma –contaría la escritora–. Me veía destrozándome. Era<br />

placentero aquel desplome.” La crisis alcohólica de Marguerite, en 1982, la acercó a la muerte<br />

por coma etílico. Dijo que haber estado hospitalizada la confrontó con un temor que no había<br />

experimentado antes: “Me dijeron que si tomaba una copa más, moriría. Entonces sentí un<br />

miedo extraño. El miedo de un animal acorralado. De joven, durante más de treinta años, le<br />

temía a la locura más que a la muerte. Siempre me reprochaban ser loca, ilógica. Pero en mí<br />

no había más que una apariencia de desorden, de contradictorio. Terminaron creándome una<br />

pequeña neurosis, y tuve que hacer grandes esfuerzos para librarme de la locura que me suscitaban<br />

los hombres”.<br />

Yann fue quien la asistió en su recuperación, y relató la experiencia en un libro al que tituló<br />

con el nombre de la autora. Pero en 1988, Duras nuevamente sería víctima fatal de sus vicios<br />

y sufrió una traqueotomía a causa del cigarrillo, pasando hospitalizada alrededor de un año.<br />

Aun durante las desintoxicaciones, Duras escribía. El arrebato de Lol V. Stein, que es juzgada<br />

como su novela más compleja desde el punto de vista estilístico, es fruto de un período en<br />

el que intentaba dejar el alcohol: “Yo estaba desintoxicándome cuando la escribí. Y siempre<br />

asociaré el libro al miedo de vivir sin alcohol. Es una novela en sí, la historia de una mujer que<br />

se vuelve loca por un amor latente, que no enuncia nunca, que no pasa al acto”. Desintoxicarse,<br />

enloquecer, estar postrada, no poder levantarse de la cama, todas esas vivencias fueron<br />

impregnadas de literatura para Duras. Dijo, en una entrevista que le hizo Pierre Dumayet<br />

a fines de los años 80: “Hay una relación de locura entre las camas y el escritor. Cuando se<br />

abandona la cama no se puede volver a ella tan fácilmente. Yo estuve un año en cama. En<br />

coma. Tenía pánico a la cama. No podía andar ni aunque me apoyase en los muebles. Estaba<br />

en un coma total. Pero he conservado el pánico a las camas sin hacer”. También el amor fue<br />

para ella una pulsión inevitablemente hermanada a la escritura: “Siempre pensé que el amor<br />

o7


o8<br />

se hacía de a tres: un ojo que mira, mientras el deseo circula de uno a otro. El psicoanálisis<br />

habla de repetición obligada de la escena primitiva. Yo hablaría de la escritura como tercer<br />

elemento de una historia. Por lo demás, no coincidimos nunca enteramente con lo que hacemos,<br />

no estamos por completo ahí donde creemos estar (…). Los personajes miran sabiendo<br />

que a su vez se los mira. Están excluidos y al mismo tiempo incluidos en la ‘escena primitiva’<br />

que se desarrolla una vez más frente a ellos”. Su libro más famoso, El amante, le proporcionaría<br />

una gran felicidad, incluso antes de ser el éxito que la consagró mundialmente, y al que<br />

relacionó estrechamente con la figura de Yann. Aseguró que mientras lo escribía sentía “una<br />

cierta dicha. (…) El amante es un texto salvaje: y ese aspecto brutal que tengo en mí fue Yann<br />

Andréa”. Duras enfatizó la realidad de lo que se cuenta en la novela, relacionándola con la<br />

muerte de su madre: “Yo había debido mentir durante años sobre tantas historias del pasado.<br />

Mi madre vivía todavía, no quería que ella se enterara de ciertas cosas. Y después, un día, me<br />

encontré sola y me dije, ¿por qué no decir la verdad ahora. Todo en ese libro es verdad: la<br />

ropa, la cólera de mi madre, la comida dulzona que nos hacía comer, la limusina de mi amante<br />

chino. (…) Sentía que era mi deber tomar dinero de un millonario y llevarlo a casa. Él me<br />

hacía regalos, nos paseaba y nos invitaba a todos al restaurante más caro de Saigón. En la mesa<br />

nadie le dirigía la palabra. Eran un poco racistas, en las colonias, y en mi familia lo odiaban.<br />

Por supuesto, cuando se trataba de dinero, cerraban los ojos. Así al menos no tendríamos que<br />

vender o empeñar los muebles para comer. (…) Su cuerpo chino me gustaba”.<br />

Duras nunca ocultó la preocupación por las opiniones que sus lectores guardaran sobre ella,<br />

arriesgó incluso una guía para ser leída y supo ponerse en el lugar de los que celebraban su<br />

obra en términos psicológicos: “Una lectura no continua, que vaya por saltos de temperatura,<br />

en relación con los hábitos del lector. Contrariamente a linealidad de la novela clásica, balzaquiana,<br />

se trata de libros abiertos, inacabados que, en última instancia, apuntan a un mundo<br />

en devenir, que no cesa nunca en su movimiento (…). Lo que le llega al lector nunca es el<br />

relato directo, la información bruta de lo que ha sucedido. Le llega la emoción, el residuo sublimado.<br />

¿No es como lo que pasa cuando contamos los sueños”.<br />

El 3 de marzo de 1996, la matriarca de las letras francesa murió en París, víctima del cáncer<br />

de garganta. Según cuenta Adler, poco antes de su muerte, al releer sus propios textos, la escritora<br />

se preguntaba: “¿Esto es Duras No parece Duras en absoluto”.<br />

En Escribir, el texto más explícito acerca de sus motivaciones para consagrar, como lo hizo, su<br />

vida a la escritura, Duras sintetiza su pensamiento en cada párrafo y en cierta forma se explica<br />

como mujer, artista y escritora: “No se puede escribir sin la fuerza del cuerpo. Para abordar la<br />

escritura hay que ser más fuerte que uno mismo, hay que ser más fuerte que lo que se escribe.<br />

Es algo curioso, sí. No es sólo la escritura, lo escrito, también los gritos de las bestias de la<br />

noche, los de todos, los vuestros y los míos, los de los perros. (…) Un libro es lo desconocido,<br />

es la noche, es cerrado, eso es (...). En el libro hay eso: la soledad es la del mundo entero. Está<br />

por todas partes. Lo ha invadido todo. Sigo creyendo en esta invasión. Como todo el mundo.<br />

La soledad es eso sin lo que nada se hace. Eso sin lo que ya no se mira nada. Es un modo de<br />

pensar, de razonar, pero sólo con el pensamiento cotidiano (...). Cada libro, como cada escritor,<br />

tiene un pasaje difícil, insoslayable. Y debe optar por dejar este error en el libro para que<br />

siga siendo un verdadero libro, no una falsedad. La soledad no sé en qué se convierte luego.<br />

Aún no puedo decirlo. Creo que esa soledad se torna trivial, a la larga se convierte en algo vulgar,<br />

y que es un gran acierto (…). Escribir a pesar de todo pese a la desesperación. No: con la<br />

desesperación. Qué desesperación, no sé su nombre. Escribir junto a lo que precede al escrito<br />

es siempre estropearlo. Y sin embargo hay que aceptarlo: estropear el fallo es volver sobre<br />

otro libro, un posible otro de ese mismo libro”<br />

Fuentes<br />

La pasión suspendida. Entrevistas<br />

con Leopoldina della Torre<br />

(Paidós).<br />

Escribir, Marguerite Duras<br />

(Tusquets).<br />

Diario El País.<br />

Diario La Nación.<br />

TijeretazosLITERARIA.


Billie Holiday,<br />

Edith Piaf,<br />

Frank Sinatra,<br />

Muddy Waters,<br />

Ingrid Bergman,<br />

María Félix,<br />

Orson Welles,<br />

Roland Barthes,<br />

Marguerite Duras,<br />

Philippe Ariès,<br />

Romain Gary,<br />

William Burroughs,<br />

Samuel Bellow,<br />

Arthur Miller,<br />

Bernard Malamud,<br />

Oscar Lewis,<br />

James Purdy,<br />

Robert Aickman,<br />

Dylan Thomas,<br />

Laurie Lee,<br />

Bohumil Hrabal,<br />

Arno Schmidt,<br />

Gregor von Rezzori,<br />

Alberto Moravia,<br />

Ana María Ortese,<br />

Julián Marías,<br />

Julio Caro Baroja,<br />

Martín Riquer,<br />

Efraín Huerta,<br />

José Revueltas,<br />

Octavio Paz,<br />

Adolfo Bioy Casares,<br />

Julio Cortázar;<br />

son sólo algunos de<br />

los nacidos en el año de la<br />

Gran Guerra<br />

Por Eduardo Dubians<br />

En la breve pero intensa última novela<br />

del francés Jean Echenoz, 14 (Anagrama),<br />

se nos plantea, sobre el trasfondo<br />

dramático del inicio de la Primera<br />

Guerra Mundial, el conflicto de<br />

un triángulo amoroso protagonizado<br />

por los hermanos Charles y Anthime,<br />

y Blanche, hija de unos industriales<br />

progresistas de la zona de Vendée. En<br />

verdad, ni siquiera hay espacio para<br />

el drama sentimental: los hermanos,<br />

diferentes entre sí, parten a la guerra<br />

con la convicción de ir a una excursión<br />

que no puede durar más que un<br />

par de semanas. Charles, aficionado a<br />

la incipiente aviación y la fotografía,<br />

será la primera víctima al caer derribado<br />

su avión. Anthime verá hundirse<br />

la vida de sus tres amigos de la vida, y<br />

la suya propia al perder un brazo. Un<br />

consuelo: es licenciado. Encontrará a<br />

Blanche con un hijo de Charles (aunque<br />

nunca fue pública la relación) y<br />

él le engendrará otro hacia el final.<br />

Anthime y Blanche, más el fantasma<br />

de Charles, se aferrarán sin palabras,<br />

también sin amor, con la rabia y el<br />

resentimiento de haber sobrevivido al<br />

sinsentido de una guerra absurda (la<br />

Gran Guerra, se recordará en Europa<br />

hasta el presente), que marcará al<br />

siglo XX como una centuria de violencia<br />

y barbarie como pocas.<br />

Es probable que muchas parejas hayan<br />

sentido lo mismo que Anthime y<br />

Blanche en diversas partes del mundo.<br />

No resulta sencillo averiguarlo<br />

ni encontrar respuestas a por qué en<br />

el momento de mayor oscuridad un<br />

hombre y una mujer apuestan a la luz<br />

eterna de un hijo. Lo notable es que a<br />

un siglo de distancia, aquella apuesta<br />

pareció tener resultados notables. Si<br />

el 14 es recordado como el fin de las<br />

esperanzas del siglo XIX y el comienzo<br />

de la incertidumbre, hoy merece<br />

celebrarse también el centenario de<br />

una insólita cantidad de creadores<br />

que llegaron al mundo en aquel año<br />

fatídico. Se podría nombrar a Billie<br />

Holiday, Edith Piaf, Frank Sinatra,<br />

Muddy Waters, entre los músicos<br />

notables que nacieron aquel año, las<br />

actrices Ingrid Bergman y María Félix<br />

o el director Orson Welles, pero<br />

la cuestión se vuelve aún más notable<br />

si lo referimos a la literatura: no menos<br />

de ochenta escritores de prestigio<br />

en todo el mundo cumplirían hoy cien<br />

años.<br />

Entre los nombres de mayor impacto<br />

se cuentan los franceses Roland<br />

Barthes, Marguerite Duras, Philippe<br />

Ariès, Romain Gary; los americanos<br />

William Burroughs, Samuel<br />

Bellow, Arthur Miller, Bernard<br />

Malamud, Oscar Lewis y James Purdy,<br />

entre otros; los ingleses Robert<br />

Aickman, Dylan Thomas, Laurie Lee,<br />

además del checo Bohumil Hrabal<br />

(autor de la inolvidable novela Trenes<br />

rigurosamente vigilados), el alemán<br />

Arno Schmidt, el austríaco Gregor<br />

von Rezzori, los italianos Alberto<br />

Moravia y Ana María Ortese, los<br />

españoles Julián Marías, Julio Caro<br />

Baroja y Martín Riquer, dentro de<br />

una larga lista de notables. Pero no<br />

sólo Europa fue pródiga en engendrar<br />

genios literarios para el siglo XX. En<br />

México, además de los excelentes<br />

Efraín Huerta y José Revueltas,<br />

se celebra este año el centenario de<br />

quien fuera su ícono literario más destacado:<br />

Octavio Paz, Premio Nobel<br />

en 1990. Y entre nosotros, también<br />

contamos con dos pesos pesados:<br />

Adolfo Bioy Casares y Julio Cortázar<br />

(a quien se le dedicó la Feria del<br />

Libro de París y se hará lo propio en<br />

Guadalajara).<br />

Pero hay un caso cercano por demás<br />

peculiar, que merecerá con toda<br />

justicia una celebración especial: el<br />

5 de septiembre próximo el chileno<br />

Nicanor Parra, hermano de Violeta,<br />

creador de la “antipoesía” y un<br />

ejemplo de energía vital, llegará al<br />

35


36<br />

centenario en vida. Aunque fiel a sí<br />

mismo y sin tiempo que perder, Parra<br />

empezó a celebrarlo con el principio<br />

del año en una AntiGala en playa de<br />

las Cruces, donde el escritor se radicó<br />

varios años, con la presencia de conocidos<br />

poetas y músicos.<br />

No resulta sencillo trazar paralelos<br />

entre existencias que tuvieron tanto<br />

un origen como un destino común<br />

a través de la palabra escrita. Obviamente,<br />

algunos hechos históricos<br />

marcaron necesariamente a quienes<br />

se veían hermanados generacionalmente,<br />

como la Guerra Civil Española<br />

o la Segunda Guerra Mundial en<br />

el caso de los europeos. Marguerite<br />

Duras [Ver dossier], por caso, participó<br />

en la Resistencia francesa y<br />

su grupo cayó tras una emboscada,<br />

y sólo logró escapar con la ayuda de<br />

François Mitterrand.<br />

Con Duras se aplica otra singularidad:<br />

junto con Romain Gary, quien nació<br />

en Lituania, y Julio Cortázar, que lo<br />

hizo en Bélgica, conforma la trilogía<br />

de autores que vieron la luz en un<br />

destino lejano, pero murieron todos<br />

en París (y la última, precisamente,<br />

fue Marguerite, en 1996). Su apellido<br />

original era Donnadieu y nació en lo<br />

que fue Saigón y hoy llaman Ho Chi<br />

Minh, en lo que era Cochinchina y<br />

hoy es Vietnam. Allí creció y se perdió<br />

en la soledad, el amor y la destrucción,<br />

sobre la que escribiría frenética<br />

novelas, guiones, y casi una veintena<br />

de películas para acabar despidiéndose<br />

de la vida con estas palabras:<br />

“Yo soy una escritora, no vale la pena<br />

decir nada más”.<br />

Otro eje temporal que seguramente<br />

marcó a esta generación de autores<br />

fueron los 60, y si bien el ánimo rupturista<br />

de sus respectivas obras se manifiesta<br />

de diversa forma, plasmando<br />

un abanico de estéticas sumamente<br />

enriquecedor, las experiencias de su<br />

tiempo dejaron una huella indeleble.<br />

En un conjunto tan amplio resultaría<br />

difícil dar con puntos de encuentro<br />

demasiado manifiestos, pero si lo reducimos<br />

a una lengua, por ejemplo,<br />

resultará sorprendente ver ciertas<br />

coincidencias. Cortázar conocía y quizá<br />

hasta admiraba las obras de Duras<br />

y Gary, pero las afinidades hay que<br />

localizarlas en otros paralelos. Con<br />

Bioy Casares, por ejemplo, no tuvo<br />

un trato intenso, pero sí participaban<br />

del entusiasmo por un mismo mundo:<br />

el fantástico. Bioy recuerda que “una<br />

vez, Cortázar publicó en una revista<br />

de Buenos Aires. El caso es que él ya<br />

era bastante conocido, pero yo no lo<br />

sabía y pensando que le iba a dar un<br />

placer le mandé el recorte y unas líneas<br />

afectuosas. Quiso ser un gesto de<br />

amistad y así lo interpretó él, que me<br />

lo agradeció. Yo lo admiraba muchísimo<br />

y me di cuenta de repente que<br />

todo el mundo lo admiraba”. Además,<br />

Cortázar y Bioy coincidieron en escribir<br />

casi el mismo cuento: “La puerta<br />

condenada” y “Un viaje o El mago<br />

inmortal”, respectivamente. Bioy, al<br />

recordarlo, afirmaba: “Fue una cosa<br />

extrañísima. (...) Creo que Cortázar y<br />

yo lo sentimos como una prueba del<br />

destino, de que éramos amigos”.<br />

No obstante, la mayor afinidad se dio<br />

entre Julio y Octavio Paz.<br />

En 1968 Cortázar<br />

y Aurora<br />

Bernárdez vivieron<br />

durante más<br />

de dos meses<br />

en la casa que<br />

los Paz tenían<br />

en Nueva Delhi<br />

(allí el argentino<br />

escribió “720<br />

círculos”, poema<br />

circular y abierto<br />

a la vez, en consonancia<br />

con la<br />

poética de Paz).<br />

Pero es posible<br />

incluso encontrar un parentesco estético<br />

entre ambos artistas. En Blanco<br />

(1967), el extenso poema espacial de<br />

Paz que pone en diálogo a Mallarmé<br />

con la vanguardia occidental y el tantrismo<br />

hindú, está precedido por una<br />

“Advertencia” que funciona igual que<br />

el “Tablero de dirección” al comienzo<br />

de Rayuela (1963), paratexto que<br />

señala varias posibilidades de lectura.<br />

Pero hay algo más: precisamente, en<br />

la novela paradigmática de Cortázar,<br />

aparece un poema de Paz. Lo hace en<br />

uno de los imprescindibles capítulos<br />

prescindibles (el número 149) de<br />

Rayuela, texto escogido seguramente<br />

porque funciona como microrreflejo<br />

no sólo de la estructura novelesca,<br />

sino también del tiempo que les tocó<br />

vivir. A ellos y sus compañeros, los<br />

creadores del 14:<br />

“Mis pasos en esta calle<br />

Resuenan<br />

En otra calle<br />

Donde<br />

Oigo mis pasos<br />

Pasar en esta calle<br />

Donde<br />

Sólo es real la niebla”


Tema de tapa<br />

dos<br />

38<br />

Literatura,<br />

el juego del amor<br />

y de la suerte<br />

Por Silvia Hopenhayn<br />

El azar es una carta que no se tiene en la mano. Sin embargo, se<br />

la juega, y en la vida suele ser tan codiciada como temida. Comodín<br />

de lo inesperado –sorpresa o accidente– es también un<br />

recurso: cuando la voluntad afloja, mejor apostar a ella.<br />

En la literatura, el azar se sirve de otro golpe de suerte: el amor.<br />

Lo casual del encuentro; su imposibilidad de preverlo al tiempo<br />

que la imposibilidad de evitarlo. Es lo que ocurre en varias novelas,<br />

desde Las afinidades electivas (1809), de Goethe, hasta la<br />

obra de teatro El juego del amor y del azar, de Marivaux (1730)<br />

o Rayuela (1963), de Julio Cortázar. En todos estos libros, la<br />

pasión amorosa se deslinda del encuentro fortuito, ya sea con<br />

una mirada, la caída de un guante o las páginas de un libro.<br />

Goethe establece un puente fecundo entre la química y la literatura.<br />

Se basa en la Tabla de diferentes relaciones observadas en<br />

química entre las diferentes sustancias, de 1718 y otro texto relevante<br />

sobre el tema que aparece en 1775, del sueco Tornbern<br />

Bergman, titulado Las afinidades electivas. En su novela homónima,<br />

el azar proviene de una fuerza de atracción, que al mismo<br />

tiempo implica una separación. Así, lo que ocurre con ciertas<br />

sustancias, que se dividen por aparición de una tercera, produciendo<br />

un nuevo elemento, distinto del anterior, también sucede<br />

entre las personas que, por azar (luego atribuido a la necesidad<br />

o a la elección), se atraen y rompen con anteriores uniones. La<br />

nueva pareja formada no tiene otro argumento que la irrefrena-


le atracción de las partes azarosamente encontradas.<br />

La obra de Marivaux también se sostiene en los encuentros azarosos<br />

e inevitables. Y esto puede leerse en el texto dramatúrgico<br />

como también verse en la película de Leopoldo Torres Ríos,<br />

con la actuación de Silvia Legrand (sí, la hermana de Mirta)<br />

basada en la obra del escritor francés. En esta historia, más<br />

próxima a la comedia de enredos, el juego de engaños posibilita<br />

el surgimiento del verdadero amor. El disfraz del enamorado<br />

habilita una nueva libertad: atraerse sin el mandato de una identidad<br />

previa. Algo así como “no sé quién sos pero algo inevitable<br />

me lleva hacia vos”.<br />

Paul Auster, autor de la paradigmática novela La música del<br />

azar, escribe: “Cualquiera que fuera su elección –y tenía que<br />

elegir– sería arbitraria, una sumisión al azar”. En el caso de Rayuela,<br />

más que sumisión, se trata de un estreno. El de la propia<br />

vida. Y es gracias al azar, que esta parece adquirir cualidades<br />

nuevas. Como cuando se ingresa en una lengua (por fuera de la<br />

materna): la realidad se acentúa de otro modo.<br />

Ya desde el comienzo la invitación a la lectura es juguetona. La<br />

novela de Cortázar cuenta con un permiso en la primera página<br />

para cambiar el itinerario de su lectura. Así como el azar salpica<br />

la vida de imprevistos, aquí el autor (suerte de demiurgo) ofrece<br />

un “Tablero de dirección” como alternativa a la previsible sucesión<br />

de los capítulos que, ordenadamente, irían del 1 al 155.<br />

Claro que esta nueva forma de deriva por las páginas… ¡tampoco<br />

es variable! Obedece a una estricta disposición del autor para<br />

comenzar por el capítulo 73, luego seguir por 1, el 2, el 116, el<br />

3, el 84… hasta llegar al último de esta nueva travesía, el 131.<br />

De todas maneras, la existencia de un “Tablero de dirección”,<br />

con la idea de cambiar el rumbo de la lectura (al estilo “Elige tu<br />

propia aventura”), produce un efecto de posible alteración del<br />

orden de los acontecimientos. Ya no parece tan severa la relación<br />

entre causa y efecto; más valiosa es “la piedrita y la punta<br />

del zapato”. O sea, el juego de la rayuela que Cortázar explicita<br />

en el capítulo 36: “La rayuela se juega con una piedrita que hay<br />

que empujar con la punta del zapato. En lo alto está el Cielo,<br />

abajo está la Tierra, es muy difícil llegar con la piedrita al Cielo.<br />

Un día se aprende a salir de la Tierra y remontar la piedrita<br />

hasta el Cielo, hasta entrar en el Cielo, lo malo es que justamente<br />

a esa altura, cuando casi nadie ha aprendido a remontar la<br />

piedrita hasta el Cielo, se acaba de golpe la infancia y se cae en<br />

las novelas, en la angustia al divino cohete, en la especulación<br />

de otro Cielo al que también hay que aprender a llegar (…). Y<br />

porque se ha salido de la infancia se olvida que para llegar al<br />

Cielo se necesitan, como ingredientes, una piedrita y la punta<br />

de un zapato”.<br />

En este sentido, la rayuela se convierte en el juego de la vida del<br />

que nadie sale ganador, pero sí ganando, que no es necesariamente<br />

lo mismo. La aparición de la Maga forma parte de esta<br />

fatalidad lúdica. “Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que<br />

andábamos para encontrarnos.” Según Borges, “maravilloso es<br />

el destino que disfrazamos de azar y que tiene la sustancia del<br />

milagro”.<br />

La novela comienza con una pregunta, bajo la forma especulativa<br />

del condicional: “¿Encontraría a la Maga”. Es una puerta de<br />

entrada perfecta. Como otros célebres comienzos (el de Moby<br />

Dick o Anna Karenina), el de Rayuela inaugura un nuevo camino<br />

dentro de la ficción. En un mismo interrogante, se plantea<br />

una ilusión de amor y el vislumbre de su fracaso. ¿La encontraría<br />

o no la encontraría, ¿qué es encontrar a una mujer ¿Toparse<br />

con ella por casualidad en una esquina o descubrirla en su<br />

frágil condición Horacio Oliveira (la primera persona que nos<br />

cuenta esta historia) inicia una búsqueda, a la manera de un periplo,<br />

tan metafísico como vital. Asegura, del lado del azar: “No<br />

nos encontraríamos en nuestras casas. Preferíamos encontrarnos<br />

en el puente, en la terraza de un café, en un cine-club o agachados<br />

junto a un gato en cualquier patio del barrio latino”.<br />

Los cuerpos también se enlazan sin pautas previas, casi movidos<br />

por la adivinación y el impulso. En el capítulo 7, leemos: “toco<br />

tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola<br />

como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se<br />

entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y<br />

recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que<br />

mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas,<br />

con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi<br />

mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender<br />

coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la<br />

que mi mano te dibuja”. La coincidencia es una figura del azar,<br />

quizá la más cercana al éxtasis; un remate inesperado de la justa<br />

proporción.<br />

Este juego del amor y del azar se completa o complementa con<br />

la imprevisibilidad de las palabras. Sobre todo con la invención<br />

de las mismas en el remoloneo de la conversación. Horacio y la<br />

Maga crean una lengua que los enlaza: “el gíglico”. Sus términos<br />

refieren a lo que surge del cuerpo como ansia de un decir. Es lo<br />

que ocurre cuando mantienen relaciones en el breve e intenso<br />

capítulo 68, que comienza con el famoso despunte: “Apenas él<br />

le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en<br />

hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes...”.<br />

Este azar del decir también es material de escritura. Morelli,<br />

el personaje misterioso de Rayuela, álter ego de Horacio y del<br />

propio Cortázar, último protagonista de la novela, se pregunta<br />

en el capítulo 82: “¿Por qué escribo esto No tengo ideas claras,<br />

ni siquiera tengo ideas. Hay jirones, impulsos, bloques, y todo<br />

busca una forma, entonces entra en juego el ritmo y yo escrito<br />

dentro de ese ritmo, escribo por él, movido por él y no por eso<br />

que llaman el pensamiento y que hace la prosa, literaria u otra”.<br />

El ritmo es al azar lo que la corriente al río. En cierto sentido,<br />

determina su caudal, y por ende, las orillas. En Rayuela, quien<br />

fluye es la Maga. No hace pie en la vida, pero se desliza gozadora.<br />

Horacio, aferrado al intelecto no alcanza la magia de la existencia<br />

sino a través de ella. Lo explicita en el capítulo 21: “Hay<br />

ríos metafísicos, ella los nada como esa golondrina está nadando<br />

en el aire, girando alucinada en torno al campanario. Yo describo<br />

y defino y deseo esos ríos, ella los nada. Yo los busco, los<br />

encuentro, los miro desde el puente, ella los nada. Y no lo sabe,<br />

igualita a la golondrina. No necesita saber como yo, puede vivir<br />

en el desorden sin que ninguna conciencia de orden la retenga.<br />

Ese desorden que es su orden misterioso, esa bohemia del cuerpo<br />

y el alma le abre de par en par las verdaderas puertas”<br />

39


Tema de tapa<br />

tres<br />

4o<br />

Tras el<br />

negocio<br />

de las<br />

ilusiones<br />

Desde las inocentes partidas de tabas en<br />

la época de los egipcios, hasta las grandes<br />

cadenas de casinos, el negocio de los juegos<br />

de azar se ha expandido por todo el mundo<br />

y ha crecido exponencialmente<br />

Por Flora de la Iglesia<br />

Las esperanzas se renuevan a cada instante, ganar siempre<br />

es posible, aunque parezca imposible. Sólo es cuestión<br />

de seguir intentando. Por eso se construyeron industrias<br />

millonarias alrededor de la apuesta. Se calcula que en el<br />

mundo hay unos 6341 casinos y casas de juego, 1755 están<br />

en Estados Unidos, por lejos el país que más casinos


tiene con una ciudad como Las Vegas, la meca del póker,<br />

el black jack, la ruleta y las tragamonedas. Le siguen Australia<br />

con 520, Francia con 461, el Reino Unido con 414,<br />

Alemania con 318 y Argentina con 160, el sexto país del<br />

planeta con más lugares habilitados para probar suerte.<br />

Se calcula que los juegos de azar existen desde hace miles<br />

y miles de años, ya en las pinturas rupestres se mostraban<br />

ciertos indicios. Algunos grupos primitivos se entretenían<br />

con unos dados hechos de huesos de tobillo de oveja<br />

llamados astragali, algo así como las tabas cuyas caras representaban<br />

diferentes valores. También se sabe que los<br />

chinos desarrollaron un juego en el que utilizaban baldosas<br />

de piedra sobre el que tallaban un tablero y en Tébes,<br />

Egipto, se han encontrado dados de marfil que datan del<br />

año 1500 a.C. En China, India y Roma se hallaron registros<br />

que indican que cerca del año 2300 a.C., tanto los juegos<br />

de azar como las apuestas ya existían y eran bastante<br />

populares.<br />

Los emperadores y soldados del Antiguo Imperio Romano<br />

dedicaban gran parte de su tiempo a jugar, era una época<br />

en la que, por ley, instruían a los niños a lanzar los dados<br />

desde muy chiquitos. También se sabe que el emperador<br />

Calígula llegó a confiscar propiedades a los caballeros para<br />

cobrarse deudas de juego. Y que el emperador Claudio<br />

hizo ampliar su carruaje para que se pudiera jugar a los<br />

dados en su interior más cómodamente. Hay historiadores<br />

que aseguran que los soldados romanos apostaron sobre<br />

la túnica sagrada de Jesús después de su crucifixión. Pero<br />

también se jugaban hasta sus mujeres e hijos. En cuanto a<br />

los juegos de cartas, a los que llamaban “tickets de papel”,<br />

se cree que fue inventado por los chinos luego de que empezara<br />

a circular el papel moneda, hacia el siglo VII.<br />

En América, los nativos creían que los juegos de azar habían<br />

sido creados por los dioses y utilizaban carozos de ciruela<br />

como dados pintándolos de blanco y negro. También<br />

los usaban para predecir cómo serían las futuras cosechas<br />

y hasta confiaban en ellos para adivinar si los miembros de<br />

la tribu con enfermedades graves se curarían o no.<br />

Desde esos tiempos ancestrales hasta la actualidad, mucha<br />

agua corrió debajo del puente. Lo cierto es que la palabra<br />

casino es una derivación del italiano que quiere decir casa<br />

de campo. En esos hermosos caserones de las afueras de<br />

las ciudades se reunían los nobles y la gente adinerada no<br />

sólo a jugar sino a realizar diferentes actividades recreativas.<br />

El Ridotto, en Venecia, abrió sus puertas en 1638 y<br />

fue la primera casa de apuestas en Europa. En 1830, Cincinnati,<br />

Estados Unidos, se convirtió en la primera ciudad<br />

desarrolladora de casinos impulsada por estafadores que<br />

abrieron las primeras “Cuevas de lobo” o “Casas de 10 por<br />

ciento”, llamadas así debido a que los juegos de azar representaban<br />

el 10% del total de la recaudación local. Después<br />

de la Guerra Civil estadounidense, entre 1861 y 1865, la<br />

reforma evangelista acabó con este tipo de prácticas convirtiéndolas<br />

en delitos, sobre todo en Nevada donde, paradójicamente,<br />

volvieron a permitirse en 1931 y el estado<br />

se convirtió en la capital de los juegos de azar, seguida por<br />

Atlantic City que la copió a partir de 1978.<br />

También surgieron sitios como estos en distintas partes del<br />

mundo, como por ejemplo Mónaco, donde estos inmensos<br />

espacios de entretenimiento se transformaron en uno de<br />

sus principales atractivos. Desde la época de los saloons<br />

–lo más parecido a una casa de juego de la actualidad–<br />

hasta hoy, se considera que el siglo XX fue la edad de oro<br />

de los juegos de azar. En ese momento la idea se expandió<br />

por el planeta dando lugar a un sinfín de posibilidades: la<br />

lotería, las carreras de caballos, los bingos y las ruidosas y<br />

luminosas máquinas tragamonedas, entre muchas otras.<br />

La lotería es otro curioso fenómeno que fue ganando<br />

adeptos a través de los siglos. Se popularizó cuando, en<br />

1759, Carlos III accedió al trono de España y concibió<br />

la idea de la beneficiata, un juego de lotería de gran éxito<br />

instaurado en Italia para beneficio de los hospitales y otras<br />

obras públicas. Años más tarde se presentaría la propuesta<br />

en la Corte de Cádiz que sería aprobada sin un solo voto<br />

en contra y se llamó Lotería Moderna. El 4 de marzo de<br />

1812, quince días antes de que se proclamara la primera<br />

constitución española, se celebró en Cádiz el sorteo de<br />

esta nueva modalidad de lotería.<br />

En Argentina, la Lotería Nacional fue creada el 16 de octubre<br />

de 1893 mediante un decreto del Congreso Nacional<br />

que la autorizó para que sus fondos sean destinados a “mejorar<br />

la calidad de vida del pueblo a través del desarrollo<br />

edilicio, auxilio de la población ante catástrofes naturales y<br />

equipamiento de la Biblioteca Nacional”. Fue el único juego<br />

disponible durante 51 años, hasta que en 1944 la Lotería<br />

Nacional de Beneficencia comenzó a administrar los<br />

casinos y las salas de juegos, y en 1953, los hipódromos de<br />

Palermo y San Isidro. En 1993 se firmaron convenios con<br />

jurisdicciones provinciales e internacionales para regular la<br />

actividad clandestina y se inauguró la primera sala de bingo.<br />

A partir de ahí, se propagaron sin demasiados límites<br />

las salas de juego por todo el territorio nacional, y en 1999<br />

se inauguró el Casino Flotante de Puerto Madero, abierto<br />

las 24 horas, los 365 días del año.<br />

Es que en los casinos todo está preparado para darle la<br />

más cálida bienvenida al cliente, sus deseos deben servirse<br />

en bandeja permanentemente, sobre todo en los más grandes<br />

y majestuosos donde las propuestas de gastronomía,<br />

41


hotelería, turismo y compras acompañan con precios más<br />

que tentadores.<br />

El objetivo es que cada persona que pise esa tierra se retire<br />

dejando en las arcas del establecimiento la mayor cantidad<br />

de dinero posible, y al mismo tiempo mantener viva la<br />

ilusión de que la próxima vez habrá mejor suerte.<br />

Para ello, se plantean espacios gigantes y laberínticos plagados<br />

de mesas de juego y máquinas tragamonedas para<br />

que salir no sea nada fácil; techos bajos para crear un sitio<br />

íntimo, y líneas curvas en lugar de rectas para invitar a la<br />

exploración. Hay pocos lugares donde sentarse en las zonas<br />

públicas, predomina el color rojo, asociado a la buena<br />

suerte, y el dorado, relacionado con la riqueza. El azul se<br />

descarta, hace que la gente se vea pálida, enferma, algo<br />

que puede afectar el humor y, por ende, las ganas de jugar.<br />

No hay relojes ni ventanas para que los jugadores pierdan<br />

la noción del tiempo, al punto de no saber si es de noche<br />

o de día. Incluso el ruido está regulado, se incrementa una<br />

y otra vez en las tragamonedas para mantener el nivel de<br />

excitación, máquinas a las que se las impregna con esencias<br />

florales ya que aseguran que un estudio demostró que<br />

al sentir rico aroma los clientes juegan mayores cantidades<br />

de dinero. Las luces, el ambiente, los tragos gratis, los<br />

regalos, los colores y texturas de las alfombras, todo, absolutamente<br />

todo, está pensado para que los apostadores<br />

permanezcan firmes al pie del cañón.<br />

El casino más grande del mundo es el Venetian Macao<br />

ubicado en Macao, China. Pertenece a la cadena Las Vegas<br />

Sands, y es una construcción monumental. Tiene 40<br />

pisos, con un hotel de 3000 suites incluido, y es el tercer<br />

edificio más grande del mundo con 975.481,92 metros<br />

cuadrados. Tres millones de hojas de oro decoran sus pa-<br />

42


edes, el servicio de catering está capacitado para servir a<br />

10.000 invitados en un santiamén y cuenta con 16.000 empleados.<br />

Las fortunas que allí se manejan son incontables,<br />

inimaginables. Hay muchos que atraviesan pésimas rachas,<br />

y no sólo en el Venetian Macao. Un ejemplo es el sirio<br />

Fouad al-Zayat, considerado por muchos el jugador con<br />

mayores pérdidas de la historia, quien sólo en el Aspinallis<br />

de Londres dejó 23 millones de dólares.<br />

En las casas de juego, la imagen de éxito, riqueza e ilusión<br />

tiene que ganarle la batalla a la mala fama que a través del<br />

tiempo se ganaron ligándose a la mafia, la delincuencia,<br />

la estafa, la prostitución y los vicios. “Los casinos han sido<br />

esenciales para el desarrollo de Estados Unidos”, afirmó<br />

el presidente de la Asociación Americana de Juego, Frank<br />

Fahrenkopf, en relación a que “crean riqueza, especialmente<br />

en las áreas con más recesión y desempleo. La<br />

industria del juego ha sido esencial en zonas de Estados<br />

Unidos con desempleados de larga duración, ya que junto<br />

al puesto de trabajo ofrecemos formación y facilidades de<br />

promoción”, declaró.<br />

En la Ciudad de Buenos Aires, el juego creció un 70% en<br />

los últimos seis años, y se cree que el monto jugado sólo<br />

el año pasado en el Casino Flotante, las máquinas de los<br />

hipódromos y las salas de bingo supera varios presupuestos<br />

sociales y toda la obra pública del Estado nacional.<br />

Sin embargo, a pesar de los grandes esfuerzos puestos<br />

en atraer jugadores a inmensas moles de cemento, donde<br />

todos los caprichos y deseos son cumplidos con sólo<br />

chasquear los dedos, hoy, la gran fija se concentra en los<br />

apostadores on line. Existen más de 100.000 salas virtuales<br />

con millones de usuarios en todo el planeta, aunque por el<br />

momento no amenazan con hacer saltar la banca<br />

Los periodistas Federico Poore y Ramón<br />

Indart han publicado un libro muy recomendable,<br />

El poder del juego (Aguilar), que<br />

investiga los vínculos entre los políticos<br />

con los operadores del juego en Argentina.<br />

-¿Siempre estuvieron vinculados los políticos<br />

y los empresarios del juego, o es<br />

una tendencia de los últimos años<br />

FP: En el libro incluimos un capítulo que<br />

repasa los inicios del juego en nuestro<br />

país, en el que descubrimos que ya a<br />

finales del siglo XIX se consolidan las relaciones<br />

entre políticos y empresarios a<br />

partir de las necesitadas arcas estatales. Lo<br />

que se advierte en las últimas décadas es<br />

la descentralización de estas actividades:<br />

cada provincia pasa a recibir los ingresos<br />

del juego en sus distritos, por lo que sus<br />

gobernantes se han dedicado a estimular y<br />

masificar las apuestas en cada distrito.<br />

RI: En las últimas décadas, sobre todo a<br />

partir de los 90, el negocio explota en Buenos<br />

Aires de una manera insospechada<br />

hasta entonces, con la instalación de numerosas<br />

salas de bingos, no ya en lugares<br />

de veraneo, sino en cada distrito del conurbano<br />

bonaerense. Con esta explosión<br />

se dio, inevitablemente, una relación muy<br />

cercana entre los empresarios del juego y<br />

la clase política. Esto no sólo se mantuvo<br />

hasta el presente, sino que hoy esta relación<br />

es mayor. Es uno de los puntos que<br />

remarcamos en el libro.<br />

-¿Qué circunstancias determinaron que<br />

así sea<br />

RI: Los dueños de la ruleta vieron el negocio<br />

antes que nadie. Por eso a fines de los<br />

80 comenzaron a buscar las zonas donde<br />

instalarse. Fue el entonces gobernador<br />

de Buenos Aires, Eduardo Duhalde, quien<br />

permitió la instalación masiva. Y el Estado<br />

comenzó a recaudar. Entonces se dio una<br />

necesidad mutua: los empresarios de la<br />

política para obtener garantías jurídicas<br />

y viceversa ya que el sistema político comenzó<br />

a alimentarse de este negocio.<br />

-¿Cómo ven el futuro en esta situación<br />

¿Hay más proyectos para más casinos en<br />

el territorio nacional<br />

FP: Depende de las decisiones políticas<br />

que tome cada jurisdicción. En Misiones<br />

hay un proyecto bastante avanzado para<br />

armar un “mini Las Vegas” en Puerto Iguazú.<br />

Pero en Córdoba, por ejemplo, el juego<br />

en la Capital está prohibido y la instalación<br />

de nuevas salas es resistida por varias<br />

localidades.<br />

El poder del juego,<br />

de Federico Poore y Ramón Indart<br />

Aguilar<br />

43


Entrevista<br />

cuatro<br />

Creer sólo<br />

EN LA<br />

LITERATURA<br />

44<br />

Treinta años después de haber sido escrita,<br />

El pudor del pornógrafo, la primera novela<br />

de Alan Pauls, se reedita con un posfacio<br />

inédito en el que el autor cuenta por qué<br />

la suya es la última generación de creyentes<br />

literarios en este país. Además, trabaja en un<br />

ensayo sobre el cineasta chileno Raúl Ruiz,<br />

una adaptación para cine de La pista de hielo<br />

de Roberto Bolaño y una traducción de los diarios<br />

íntimos de Baudelaire<br />

Por Nancy Giampaolo<br />

–Sus novelas se traducen y se venden en el exterior,<br />

¿se enfrentó a la idea de no ser lo suficientemente<br />

latinoamericano o argentino en su literatura Me<br />

refiero a un preconcepto por el cual un argentino<br />

debe escribir sobre ciertos temas: dictaduras, villas<br />

miseria, etc… Es común que los medios te pongan en<br />

ese lugar. Imposible escapar a ese estereotipo, o ser escritor<br />

argentino y no ser hijo de Borges y Cortázar.


45<br />

–Mujica Láinez prohibió la reedición de su segundo<br />

libro porque le parecía “horroroso”. Usted celebra<br />

la reedición de su primera novela El pudor del pornógrafo,<br />

treinta años más tarde. ¿La releyó después<br />

de mucho tiempo cuando le propusieron reeditarla<br />

o la tenía presente No releí El pudor... hasta que tuve<br />

el pdf de las pruebas en mis manos. De hecho no lo había<br />

releído cuando escribí el posfacio que acompaña la novela.


46<br />

Me pareció que el estado de malentendido nítido en el<br />

que la novela vegetaba gracias a una memoria capciosa era<br />

mejor para reconstruir cómo se escribió que cualquier relectura<br />

sensata, adulta, etc.<br />

–¿Relee sus trabajos habitualmente Releo sólo lo que<br />

publico en los medios, y apenas aparece publicado, siempre<br />

con el terror de haber cometido algún error irreparable.<br />

(Risas) El resto es literatura y no, no suelo releerlo,<br />

salvo para chequear alguna traducción.<br />

–La nueva edición viene con un posfacio inédito, ¿en<br />

qué consiste Trato de reconstruir las condiciones en las<br />

que escribí ese libro. Entre esas condiciones hay un editor<br />

genial (Enrique Pezzoni), un contratapista doblemente<br />

genial (Luis Chitarroni), una pasión malsana (los epistolarios,<br />

tanto el de Kafka con Felice como el de los consultores<br />

sexuales de las revistas porno con sus lectores desesperados),<br />

un título patético que por suerte me bocharon<br />

y, por fin, un tipo de 21 años que descubre que sólo cree y<br />

sólo creerá en la literatura.<br />

–¿Cuál era el título que le bocharon y con qué argumentos<br />

En el punto inmóvil. No era espantoso; era un<br />

título “de época”, como todos los títulos de las películas<br />

de Wim Wenders, que me encantaban y estaban de moda:<br />

En el transcurso del tiempo, Movimiento falso, El estado<br />

de las cosas. No hubo argumentos. Enrique Pezzoni tenía<br />

demasiada autoridad para gastarse en argumentaciones.<br />

Se limitaba a mordisquear la boquilla de sus cigarrillos y a<br />

reírse con desdén.<br />

–A propósito de esto de “creer en la literatura” dijo<br />

que usted pertenece a la que podría ser “la última<br />

generación de escritores creyentes literarios de este<br />

país”, ¿en qué sentido Creyentes en el sentido de que<br />

la literatura nunca fue para nosotros un medio sino un fin,<br />

un fin absorbente, exclusivo, que sobrevivió a todo y que<br />

nos formó, nos esculpió, nos permitió (mal)entender el<br />

mundo, guió nuestras decisiones vitales, etc. Sabemos que<br />

no hay garantías en el mundo, pero la literatura es quizá lo<br />

que más se acerca.<br />

–Además de estar presentando la reedición de su<br />

primera novela, encaró la traducción de los diarios<br />

íntimos de Baudelaire, ¿por qué Me la ofreció Matías<br />

Rivas, el capo de las ediciones de la Universidad Diego<br />

Portales, en Chile. Mi editor chileno. Él publicó mi libro<br />

de ensayos Temas lentos. Un tipo tan sagaz que cuesta seguirlo,<br />

sobre todo porque su oficina es su coche, un<br />

Volkswagen medio chocado en cuyo baúl esconde toda clase<br />

de sorpresas. Tiene ese ojo de lince que sólo tienen los<br />

buenos editores, que descubren los deseos de sus autores<br />

mucho antes que los autores mismos. Y a mí, Mi corazón<br />

al desnudo siempre me gustó muchísimo.<br />

–También está realizando un ensayo biográfico sobre<br />

el director cinematográfico chileno Raúl Ruiz<br />

¿Usted es fan de su cine Me gusta mucho Ruiz, como<br />

puede gustarte un cineasta que hacía muchas películas en<br />

una y que tiene una obra monstruosa, por lo enorme (130<br />

películas), por lo variada (largos, cortos, medios, documentales<br />

institucionales, programas de televisión, video,<br />

registro de teatro, etc.), por lo extravagante (películas<br />

underground, adaptaciones de Proust y de Stevenson,<br />

largos con estrellas, experimentos de entrecasa con amigos<br />

borrachos), etc. Prefiero decir “me interesa”, en el sentido<br />

en que se dice que una bala “te interesó” un órgano vital.<br />

Me inspira, me hace pensar, me zamarrea, me deja perplejo.<br />

Me interesa incluso cuando me repele o me aburre.<br />

¿De cuántos cineastas latinoamericanos se puede decir lo<br />

mismo ¿Uno ¿Glauber Rocha<br />

–Y está trabajando en una adaptación para cine de<br />

La pista de hielo de Bolaño con otra chilena, Valeria<br />

Sarmiento, que va a dirigirla… Conocía a Valeria por<br />

su película Notre mariage, que me había gustado mucho.<br />

La conocí personalmente cuando la entrevisté por el libro<br />

sobre Ruiz. La misma sensibilidad silenciosa que ya había<br />

descubierto en su película. Pocos meses después me llamó<br />

para ofrecerme el guión de La pista de hielo. La novela<br />

es de un Bolaño primerizo, muy observador y bastante<br />

pirotécnico, de la época en que vivía de ganar concursos<br />

literarios con sus novelas y sus cuentos. Muy buena para el<br />

cine, porque está armada como un trenzado de monólogos<br />

de tres personajes e inventa el camping como heterotopía<br />

propia del sudaca exiliado.<br />

–Entre su obra como ensayista, Manuel Puig, Lino<br />

Palacio y Jorge Luis Borges han sido personas a las<br />

que abordó. Entiendo que a los dos primeros los<br />

conoció y comprendió mejor como autores después<br />

de haber escrito sobre ellos. ¿Con Borges fue lo mismo<br />

No había leído a Borges “en serio” hasta que escribí<br />

el libro, y cuando terminé de escribirlo me di cuenta de<br />

que Borges era un extraordinario escritor para leer “en<br />

broma”. Escribir es también una forma de leer; en mi<br />

caso, lo más parecido al close reading que practican los filólogos<br />

(si todavía existe alguno) y los traductores.<br />

–Alguna vez dijo que un tipo como Mansilla le interesa<br />

por ser un gran escritor, ante todo. ¿Ve, en<br />

el presente, algún análogo de aquel dandismo que<br />

encarnaba Mansilla ¿Algún paralelo actual de un<br />

hombre que va con guantes, bonete y capa a negociar<br />

con los ranqueles y hace una novela sobre eso<br />

Los desplantes públicos del colombiano Fernando Valle-


jo, tan genial como performer vituperador que como escritor,<br />

elegante y autoconsciente como un loco al que acaban<br />

de sacarle su chaleco de fuerza. Los actings de Mario Bellatin,<br />

con sus túnicas negras y su garfio enjoyado.<br />

–Hace poco presentó la última novela de un escritor<br />

de su generación, Rodrigo Fresán, un escritor que<br />

se vale mucho de las referencias en sus ficciones.<br />

Usted suele usarlas muy ocasionalmente, ¿cuál es<br />

su criterio con eso Cuando uno en una ficción nombra<br />

algo real (y nada más real que un nombre propio) usa eso<br />

que nombra por su valor conceptual, por ese plus que trae<br />

de la realidad. Mi política en ese sentido es distinta: cito<br />

poco, lo indispensable (porque no me gusta el name dropping),<br />

y cuando cito, lo que cito está en relación con lo que<br />

pasa en la ficción, nunca o rara vez con mis gustos personales.<br />

Por eso puedo citar cosas que detesto, o que me son<br />

indiferentes, o que no tienen nada que ver con mis gustos.<br />

Listá la gente que cita Rodrigo en sus libros y tendrás<br />

la lista de sus predilecciones. Listá la que aparece en los<br />

míos y tendrás... la lista de los que aparecen en los míos<br />

47


INTERNET<br />

Cincuenta tips que inspiran para<br />

escribir a partir de los consejos –y la<br />

catarsis– de autores de renombre.<br />

http://ebookfriendly.com/50-most-inspiring-quotes-about-books-and-reading/<br />

Infografías que detallan qué herramientas<br />

han usado y usan para<br />

escribir directores de cine y escritores,<br />

como Tarantino, Stephen<br />

King y J. K. Rowling, entre otros.<br />

Steve McQueen, “el Rey Cool” de<br />

los sesenta, y una serie de fotos de<br />

su costado más relajado.<br />

Una diseñadora gráfica e ilustradora<br />

de Nueva Zelanda y su<br />

proyecto Found in Translation, en<br />

el que diseñó piezas gráficas para<br />

una serie de expresiones extranjeras<br />

que no se pueden traducir<br />

palabra por palabra al inglés.<br />

http://www.mediabistro.com/galleycat/<br />

top-writing-tools-of-famous-authors-infographic_b85834<br />

Las veinticinco iglesias y templos<br />

más hermosos del mundo.<br />

https://www.behance.net/gallery/9633585/Found-In-Translation<br />

http://www.kulfoto.com/celebrity/2376/20-photos-of-steve-mcqueen/31315/steve-mcqueen<br />

La luna siempre parece estar en<br />

el mismo lugar del cielo, lo cual es<br />

imposible. Esta animación, hecha<br />

de imágenes reales tomadas del<br />

espacio, ficcionaliza el amanecer<br />

de la tierra visto desde la luna.<br />

49<br />

Hace casi 40 años, le preguntaron<br />

a Simone de Beauvoir por qué era<br />

feminista, y en este video está su<br />

respuesta.<br />

http://all-that-is-interesting.com/cinemagraph-gifs<br />

http://www.openculture.com/2013/05/simone_de_beauvoir_explains_why_im_a_<br />

feminist_in_a_rare_tv_interview_1975.<br />

html<br />

Los gifs, emblemas de Internet,<br />

son piezas gráficas animadas a través<br />

de fotogramas, combinaciones<br />

de foto y video que buscan cierto<br />

efecto. Esta es una selección de 43<br />

gifs de cine para coleccionar.<br />

http://www.entrepreneur.com/article/232193<br />

http://elmeme.me/AnaGeekLogue/las-25-iglesias-mas-hermosasde-todo-el-mundo_40993utm_<br />

content=bufferd270f&utm_<br />

medium=social&utm_source=twitter.<br />

com&utm_campaign=buffer<br />

Siete tips que ayudan a recordar<br />

los nombres propios.<br />

http://www.slate.com/blogs/bad_astronomy/2014/05/08/earthrise_lro_animation_of_the_earth_rising_over_the_lunar_limb.html


RECOMENDADOS<br />

Tejiendo Sueños<br />

Patti Smith<br />

Lumen<br />

Música, pintora, fotógrafa y también escritora,<br />

este es el tercer libro de la genial Patti<br />

Smith. Lo fue armando durante muchas etapas<br />

de su vida y terminó de escribirlo a los<br />

45 años. Junto a una serie de fotos, cuenta<br />

sencillamente pequeños y grandes acontecimientos<br />

que marcaron su vida a fuego. “Con<br />

el tiempo lo desentrañamos. Reconocemos<br />

en nosotros mismos una mano de nuestra<br />

madre, una extremidad de nuestro padre.<br />

Pero la mente, eso es otro asunto. De ella<br />

nunca puedes estar seguro.”<br />

La economía de tu vida<br />

Tomás Bulat<br />

Sudamericana<br />

La idea de esta especie de manual es ayudarnos<br />

a decidir dónde y de qué manera<br />

utilizamos e invertimos nuestro dinero y<br />

nuestro tiempo para que rinda mejor en las<br />

transacciones del día a día. “Tanto en la economía<br />

como en la vida en general el tiempo<br />

vale oro, como dice el refrán. Lo que decidas<br />

hacer con él en esta etapa te marcará para<br />

siempre. La persona que se pase el día mirando<br />

tele en lugar de entregarle horas al<br />

estudio, la lectura o la capacitación tarde o<br />

temprano recibirá la factura o lo terminará<br />

pagando en calidad de vida.”<br />

Ciber Bullying<br />

Fernando Osorio<br />

Urano<br />

Se dan un sinnúmero de situaciones en las<br />

que los niños y jóvenes aparecen involucrados<br />

en el mundo cibernético de manera<br />

compleja; ya sea porque provocaron una acción<br />

violenta puntual o porque son víctimas<br />

del maltrato y el acoso de otros. Según el<br />

autor, “los adultos deben estar advertidos de<br />

que existe una utilización poco conveniente<br />

de las Tecnologías de Información y Comunicación<br />

(TIC) que pueden transformarse en<br />

una trampa mortal y dejar a nuestros hijos y<br />

alumnos atrapados en las redes”.<br />

5o<br />

Relatos reunidos<br />

Marcelo Cohen<br />

Alfaguara<br />

Ficciones que se tornan realidades en los<br />

mundos que provienen de la imaginación de<br />

Cohen. Relatos reunidos está conformado<br />

por textos de diferentes libros que escribió a<br />

lo largo de treinta años y está dividido en dos<br />

partes: “Cuentos de este mundo” y “Cuentos<br />

del Delta panorámico”. Pero también contiene<br />

un bonus track de relatos inéditos. “Una<br />

mañana había llamado a Sergio para decirle<br />

algo. Y le había dicho que se cuidase sobre<br />

todo la salud, para no llegar minado a la vejez<br />

y poder seguir siempre adelante, adelante hasta<br />

el fin, como un titán del mundo moderno.”<br />

A Lupita le gustaba planchar<br />

Laura Esquivel<br />

Suma de letras<br />

Lupita es una policía poco agraciada físicamente,<br />

con problemas de alcoholismo, que<br />

ha padecido la violencia y sobrevive en un<br />

medio donde reinan las apariencias, el dinero<br />

y el poder. Una sociedad donde no parece<br />

haber salidas verdaderas. “Cuando una persona<br />

se interpone en el camino de otra no es<br />

extraño pensar ‘cómo no se muere ese hijo,<br />

o hija, de la chingada’. Ella lo había pensado<br />

varias veces. La primera vez con su padrastro.<br />

Luego con su marido. Luego la ‘Mami’<br />

y luego… bueno, no valía la pena detenerse<br />

en ese punto.”<br />

Un gato callejero llamado Bob<br />

James Bowen<br />

El Ateneo<br />

Cada uno de los protagonistas de esta historia<br />

real encontró en el otro la fuerza para<br />

sobrevivir. El músico James Bowen vivía en<br />

las calles de Londres consiguiendo dinero<br />

para comprar drogas; Bob, un hermoso gato<br />

anaranjado necesitaba de alguien que lo<br />

cuidara. Se encontraron y la vida de ambos<br />

mejoró drásticamente. Este inspirador libro<br />

cuenta las aventuras, y los buenos y malos<br />

momentos que pasaron juntos, habiendo llegado<br />

al corazón de miles y miles de lectores<br />

en todo el mundo.


RANKING<br />

FICCIÓN NO FICCIÓN INFANTIL JUVENIL<br />

1. BAJO LA MISMA ESTRELLA<br />

John Green<br />

Nube de Tinta<br />

2. Cien años de soledad<br />

Gabriel García Márquez<br />

Sudamericana<br />

3. África. tormenta de libertad<br />

Hernán Lambers<br />

Plaza & Janés<br />

4. Cincuenta sombras de Grey<br />

E.L. James<br />

Grijalbo<br />

5. LA LADRONA DE LIBROS<br />

Markus Zusak<br />

Lumen<br />

1. NO QUIERO ENVEJECER<br />

Pilar Sordo<br />

Planeta<br />

2. historias inconscientes<br />

Gabriel Rolón<br />

Planeta<br />

3. usar el cerebro<br />

Facundo Manes<br />

Planeta<br />

4. 10 K<br />

Jorge Lanata<br />

Planeta<br />

5. AUDIENCIA CON EL DIABLO<br />

Víctor Hugo Morales<br />

Aguilar<br />

1. El principito<br />

Antoine de Saint-Exupéry<br />

Emecé<br />

2. Frozen<br />

N/A<br />

Guadal<br />

3. Gaturro y el secreto de los<br />

inmortales<br />

Nik<br />

Sudamericana<br />

4. Abremente 6/7<br />

Editores de Catapulta<br />

Catapulta<br />

5. Abremente 10/11<br />

Editores de Catapulta<br />

Catapulta<br />

1. SImplemente tini<br />

Martina Stoessel<br />

Planeta<br />

2. Maze Runner - correr o morir<br />

James Dashner<br />

V&R Editoras<br />

3. Caídos del mapa<br />

María Inés Falconi<br />

Quipu<br />

4. SINSAJO<br />

Suzanne Collins<br />

Del Nuevo Extremo<br />

5. Los juegos del hambre<br />

Suzanne Collins<br />

Del Nuevo Extremo<br />

51<br />

MÚSICA<br />

1. TUS OJOS MIS OJOS<br />

Axel<br />

Sony<br />

2. VIAJE<br />

Ricardo Arjona<br />

Sony<br />

3. Junior Express (CD+DVD)<br />

Topa<br />

Disney<br />

4. ABEL<br />

Abel Pintos<br />

Sony<br />

5. FÓRMULA - VOLUMEN 2<br />

Romeo Santos<br />

Sony<br />

PELÍCULAS<br />

1. FROZEN - UNA AVENTURA CONGELADA<br />

Chris Buck y Jennifer Lee<br />

Walt Disney<br />

2. VIOLETTA EN VIVO - EL SHOW<br />

N/D<br />

Walt Disney<br />

3. Tinkerbell - Hadas y piratas<br />

N/D<br />

Walt Disney<br />

4. PRINCESITA SOFÍA: UN PALACIO EN EL AGUA<br />

N/D<br />

Walt Disney<br />

5. EL HOBBIT - LA DESOLACIÓN DE SMAUG (2 DISCOS)<br />

Peter Jackson<br />

Warner<br />

Esta información comprende los libros (ficción/no ficción/infantiles/juveniles), CDs y películas más vendidos en todos los puntos de venta del Grupo ILHSA entre el 12/5/14 y el 18/5/14.


52<br />

Entrevista<br />

cinco


RETRATO<br />

DE UN<br />

HOMBRE<br />

afortunado<br />

La revista <strong>Quid</strong> fue el primer medio que Leonardo Sbaraglia eligió para hablar de Aire libre,<br />

la película que protagoniza junto a Celeste Cid dirigida por Anahí Berneri<br />

(Un año sin amor, Encarnación, Por tu culpa).<br />

Este actor iberoamericano que se despliega entre Argentina, España y México nos recibió en<br />

una locación muy acorde: el bar del tradicional hotel Castelar, en la hispánica Avenida de Mayo.<br />

Un diálogo relajado donde reflexionó sobre la intimidad de su oficio,el amor (casado hace más<br />

de una década, tiene una hija de 8 años), los riesgos de la alta exposición y la suerte que<br />

lo acompaña desde que arrancó su carrera<br />

Por Nadia Zimerman<br />

53<br />

–¿Cómo resumiría Aire libre Dejame pensar, es la primera<br />

vez que hablo de la película… Así: una pareja joven<br />

se quiere hacer una casa; como va a tardar, ella se vuelve<br />

a vivir con la mamá y él con sus padres. Eso les empieza a<br />

gustar, empiezan a sentirse cómodos, a sentir que recuperan<br />

un espacio que habían perdido. El planteo sería: ¿se puede<br />

encontrar un espacio aunque uno esté muy cerca de otra<br />

persona Es difícil, pero yo creo que sí.<br />

–Su vida podría ser una prueba… Claro. Mi mujer dice<br />

que hay que ser valiente para seguir con el otro, mucho más<br />

que para separarse. Es una lucha cotidiana; de eso se trata el<br />

amor, el respeto con el otro. Ahí estamos y ahí están muchas<br />

parejas, y el gran tema de la película: cuando uno se siente<br />

asfixiado hay que cambiar el chip… siempre se pueden encontrar<br />

alternativas, ¿no Anahí, la directora, pone en juego<br />

experiencias personales, y por eso hace resonar muchas<br />

cosas.<br />

–¿A usted qué le resuena Somos de la misma generación;<br />

son temas que empiezan cuando tenés hijos, estás<br />

hace mucho tiempo con alguien y querés ver cuál es el<br />

mejor proyecto para seguir. Es duro porque se ve todo el<br />

tiempo, también en los amigos. Cuando tenés un hijo se<br />

crean condiciones que nunca habías tenido con tu pareja;<br />

aparece en el otro alguien nuevo, y en uno alguien nuevo<br />

también. Cuando cimbra toda una base, se mueve el piso, si<br />

la pareja no se acomoda, si no se revalida, hay una regresión.<br />

La madurez tiene que ver con tener la suficiente espalda,<br />

posibilidades de diálogo, de confrontación, de poner los deseos<br />

arriba de la mesa para resistir los embates. Antes había<br />

otro modelo; la mayoría de nuestros padres se ha separado.


54<br />

La gente se enganchaba muy joven; mis padres a los 27 y<br />

25 años ya tenían tres hijos, con una naturalidad brutal. Me<br />

criaron ellos pero también mis abuelos. Tengo mucha más<br />

relación con mis abuelos que la que puede tener mi hija hoy<br />

con los suyos. En cierta clase social ahora hay una intención<br />

de ocuparse mucho más de la infancia de los hijos, hay más<br />

conciencia y más cuidado con la crianza.<br />

–Con Celeste Cid es la primera vez que trabaja; el<br />

vínculo de los personajes es complicado, ¿pudieron<br />

ensayar No más de tres semanas, porque yo estaba en<br />

México [grabando la serie Dos lunas]. Lo ideal es juntarse<br />

unos meses antes. Pero Anahí es una directora muy obsesiva;<br />

de pronto me hacía repetir once veces una escena; yo decía<br />

“¡pero cortá el plano!”, como hacen muchos directores:<br />

si no consiguen lo que buscan en una toma, tal vez en cinco,<br />

montaje mediante, lo logran. Ella quería todo en una sola;<br />

para el actor eso requiere más ensayo. Muchas veces me<br />

ponía nervioso y me preguntaba “pero qué pasa, ¿no le gusta<br />

nada de lo que estoy haciendo”.<br />

–¿Hubo margen para improvisar Sí, empezamos a encontrar<br />

el propio “caldo” que se iba cocinando con la película.<br />

El director sabe exactamente la receta, la tira dentro de la<br />

cacerola, pero con los actores eso se cocina de otra manera.<br />

–En este trabajo hizo desnudos totales en escenas muy<br />

comprometidas, ¿hay entrenamiento que valga No,<br />

entrenamiento no se tiene nunca. Lo había hecho en Plata<br />

quemada. En este caso no era para nada gratuito. Como<br />

los personajes se han “dejado estar”, tanto Celeste como<br />

yo engordamos adrede. Venía de hacer un galán mexicano,<br />

pero antes del rodaje empecé a morfar para tener un cuerpo<br />

abandonado. Se me ve desnudo, pero se me ve la zapán. En<br />

una de esas tomas ni siquiera entró el cámara, solamente se<br />

quedó el foquista; después nos preguntaron si estábamos<br />

de acuerdo en dejar esa parte. Lo mismo para la escena de<br />

cama. En ese momento te entregás: yo a Celeste le dije:<br />

“Soy tuyo” y ella me dijo lo mismo. Los dos somos pudorosos,<br />

pero uno tiene que tirarse a la pileta. ¿Dura 3, 5 minutos<br />

Bueno, me tiro a la pileta. Acá era importante.<br />

–¿Otras veces se lo propusieron y se negó No tengo<br />

complejos con mi cuerpo, pero no me parece que desnudarse<br />

tenga que ser gratuito. Nunca hice una foto para una<br />

revista “en cuero”, como los galancitos; tal vez alguna cuando<br />

empecé. Me parece algo obsceno, muy “argento”; todos<br />

muestran todo: las minas, los culos; los tipos, sus abdominales;<br />

nunca me gustó eso.<br />

–¿Cómo sobrelleva un actor escenas de pelea como las<br />

que tiene esta pareja Al momento del “¡Corte!”, ¿no<br />

queda “cargado” No salís inmediatamente de ese estado;<br />

te podés hacer el canchero, pero una carga te queda. El<br />

personaje te lo podés “sacar”, pero algo “cargadito” seguís.<br />

Si expresivamente lograste lo que tenías que lograr, salió. En<br />

cambio, cuando te trabás y no terminás de lograr la identidad<br />

que buscabas, ahí te quedás mal.<br />

–Habla muy claro de lo afectivo y lo profesional,<br />

¿cuántos años de terapia tiene encima Me analicé un<br />

montón. Desde los 7 hasta los 12 años. Después dejé y volví<br />

de los 19 hasta los 25, 26. Retomé hace cuatro o cinco años.<br />

–Análisis, compromiso… ¿queda algo librado al azar<br />

El azar, la suerte, acompaña. Yo me siento muy afortunado.<br />

Habiendo empezado joven, enseguida traté de manejar el<br />

timón en este medio que es tan complicado, que ejerce una<br />

presión social muy fuerte, de siempre tener que estar en la<br />

“cresta de la ola”. Nunca me preocupé por eso; mi intención<br />

fue buscar calidad, aprender, crecer. Te podés equivocar;<br />

todo el tiempo estás tan vigilado, tan en el candelero que<br />

por momentos te creés eso de “actor serio”; te empiezan a<br />

rotular; de ahí tenés que salir, si no estás frito. Hablando de<br />

azar, algo que surgió de casualidad fue el canto. Hace cuatro<br />

años, para mejorar la voz en una obra de teatro empecé a<br />

estudiar bel canto. Ahora canto todo el día; incluso hice un<br />

tema en un disco de mi hermano Pablo, que es músico. Lo<br />

mismo pasó con un espectáculo, El territorio del poder, que<br />

hago hace un tiempo, donde canto tres canciones. Surgió<br />

casi azarosamente a partir de un homenaje a Rodolfo Walsh.<br />

Leía cuentos en un atril con una banda de jazz que improvisaba;<br />

planteamos otros textos y terminamos con quince<br />

funciones por todo el país; sigo con la gira los fines de semana.<br />

En cada trabajo me rompo el alma; si me dejás, estoy 24<br />

horas trabajando. Ahora, si no te acompaña el azar estás un<br />

poco frito. ¿Cuánta gente se rompe el culo y no la pega<br />

–Cuéntenos algo de los films Choele (de Juan Sasiaín)<br />

y Relatos salvajes (de Damián Szifrón)... Choele la hicimos<br />

el año pasado. Ahí soy un mecánico de pueblo; mi<br />

mujer se va a la ciudad llevándose a nuestro hijo que, en sus<br />

vacaciones, vuelve conmigo: por primera vez padre e hijo<br />

están solos. Es emocionante: habla de gente simple envuelta<br />

en una circunstancia triste, en un lugar delicioso al lado<br />

del río (Choele Choel, en Río Negro). Con Relatos salvajes<br />

vamos al festival de Cannes. Todavía no la vi entera, sólo mi<br />

parte; son seis relatos de veinte minutos con un denominador<br />

común: todos los protagonistas pasan un umbral moral o<br />

físico y pierden el control.<br />

–¿Es la primera vez que va a Cannes No, había ido con<br />

la “Selección española” (por las películas Intacto y Salvador)<br />

pero en la “Selección argentina” es la primera vez. Relatos…<br />

compite con films de Cronenberg, Mike Leigh, Ken<br />

Loach… A mí me encantaría trabajar con ellos. Ahora, si los<br />

cruzo, no sé qué haría; soy cero cholulo, muy pudoroso. Laburé<br />

con De Niro y ni me animé a sacarme una foto…<br />

–Hablando de contactos internacionales… Una vez<br />

dijo que quería aprender otro idioma… Es que de vez<br />

en cuando me llaman de Estados Unidos; te mandan una


audición, la preparás durante diez días y la mandás. La última<br />

fue para Sense8, una serie de los hermanos Wachowski<br />

[creadores de Matrix]. La hice con un amigo inglés; un laburo<br />

de locos.<br />

–¿Le gustaría trabajar en Hollywood Si me contratan,<br />

encantado. No iría sin un proyecto. Allá me respetan, no hay<br />

muchos actores que tengan cuarenta películas, eso es un<br />

capital para ellos. Una mina que hace castings me dijo “ni en<br />

pedo te vengas a vivir acá; si tuvieras 20 años todavía, pero<br />

¿para qué vas a dejar la carrera que estás haciendo, para hacer<br />

pruebas Cuando aparezca un personaje te lo mando”.<br />

–¿En qué otras películas vamos a poder verlo Tengo<br />

cerradas tres para filmar en 2015: No te olvides de mí, de<br />

Fernanda Ramondo, una historia de inmigrantes en 1925;<br />

Sangre en la boca, de Hernán Belón, sobre un boxeador; y<br />

con Alejandro Maci, director de En terapia, vamos a hacer<br />

junto a Luisana Lopilato la adaptación de la novela Los que<br />

aman odian, de Bioy Casares y Silvina Ocampo<br />

aviso_quid_12-05-2014crv.pdf 1 12/05/14 12:55


Música<br />

alternativa<br />

El toque<br />

hispanoamericano<br />

Raíz es un formidable disco con un tridente<br />

ofensivo que se las trae: Lila Downs, Niña Pastori<br />

y Soledad Pastorutti juegan y cantan,<br />

con estilo exquisito, la música que más nos gusta:<br />

“la nuestra”<br />

56<br />

Por Sergio Varela<br />

Hay un libro de Juan Sasturain, publicado en su momento<br />

por Ediciones de la Flor, en un formato audaz e innovador,<br />

con sublimes ilustraciones de Roberto Fontanarrosa, que se<br />

llama El día del arquero. Una obra que merece relecturas más<br />

allá del paso del tiempo. En ese bello y breve libro, Sasturain<br />

ensaya una desopilante “Geopolítica y fútbol”, estableciendo<br />

idiosincrasias futbolísticas con humor, pero a la vez con rigor<br />

casi antropológico.<br />

Algo de ese espíritu respira el disco Raíz, en el que tres grandes<br />

de la canción hispanoamericana coinciden y representan<br />

diferentes modos de vida, estilos, culturas, pero también condensan<br />

una garra visceral y a la vez un saber decir en su manera<br />

de cantar que es una síntesis inspirada entre “la nuestra”<br />

menottista (o el juego exquisito del Barsa y la España campeona<br />

de 2010) y la afanosa búsqueda del resultado triunfal del<br />

bilardismo más exasperante.<br />

México, España y Argentina, tres países que tanto en fútbol<br />

como en música juegan al ataque, sin especulación, con el corazón,<br />

se unen en esta placa con tres representantes de lo más<br />

bellamente emotivo y genuino de su estilo de juego musical.<br />

Lila Downs, Niña Pastori y Soledad Pastorutti son tres<br />

entidades e identidades individuales, pero también conforman<br />

en conjunto una delantera del mejor Brasil setentoso en su<br />

desparramo de talento, irreverencia, humor y sensibilidad.<br />

La Cumbia del Mole, un clásico de la mexicana, cantada casi a<br />

coro, reflota el espíritu tribal de las hinchadas, pero en versión<br />

femenina, afinada, casi como un remanso entre tanta vocinglería<br />

de las barrabravas europeas y su cantos de gesta con acento<br />

medieval.<br />

Zapata se queda, recupera un tono folclórico de peña contracultural<br />

de los años 70, con la voz de la Downs y Niña Pastori<br />

como una especie de atenuante que invita a escucharla no<br />

entre vinos baratos y empanadas, sino con un buen espirituoso<br />

más cercano a la gauche caviar de quien disfruta de los placeres<br />

de la vida sin haber resignado sensibilidad social en su<br />

camino al progreso personal.<br />

Agua de rosas aporta ritmo y el especial lucimiento de la Pastori<br />

y su cadencia gitana, para “que esta tristeza se acabe de<br />

una vez”, con arreglos eléctricos y sintetizadores (los instrumentos,<br />

aunque los arreglos también, por qué no), para acompañar<br />

y sostener una mezcla deliciosa, entre la tremenda humanidad<br />

de estas voces únicas, irrepetibles, y los instrumentos<br />

–valga la palabra– sampleados, cabalgando sobre los recursos<br />

que les brinda la tecnología.<br />

El tema insignia del disco es La raíz de mi tierra, donde la voz<br />

líder de Niña Pastori aporta toda esa desmesura irresistible del<br />

cante hondo andaluz, esa liturgia pagana sonora, ese llamado<br />

árabe a la oración, y al mismo tiempo esa sutil sensualidad<br />

expresada con un tono dramático, casi trágico. Hay atrapados<br />

en cada detalle, cada silencio y cada ritmo contagioso de esta<br />

placa muy pero muy moderna, siglos de historia, de culturas<br />

que fueron subsumidas: la prodigiosa civilización árabe conquistada<br />

dentro mismo de España por el cattenaccio cultural<br />

manchego, las culturas maya y azteca, destruidas a punta de<br />

bala, la cultura de la pampa, la llanura y las selvas de El Dorado,<br />

arrasadas por voraces expediciones múltiples. Y hay una<br />

reivindicación de esa riqueza intangible que son las canciones,<br />

las composiciones que las recuerdan y las unen.<br />

Gran mérito para el director técnico que concibió en Raíz esta<br />

formación imbatible que se cita de memoria con una sonrisa<br />

de placer y un gesto de abstracción memoriosa al evocarla


Música<br />

clásica<br />

Modest Mússorgski<br />

La gran<br />

ESTRELLA FUGAZ<br />

Por Nadia Koval<br />

58<br />

Modest Mússorgski, el gran compositor ruso que produjo un<br />

importante impacto sobre la música del siglo XIX, nació el 21<br />

de marzo de 1839. Perteneciente a una familia de la nobleza<br />

rusa que supuestamente procedía del primer gobernante de<br />

Rutenia, Rúrik, y los príncipes soberanos de Smolensk que le<br />

siguieron. Su infancia transcurrió en el pueblo de Karevo, 400<br />

km al sur de San Petersburgo, en una atmósfera de vida campesina<br />

y patriarcal. En sus notas biográficas, Mússorgski resaltaba<br />

que “la familiaridad con el espíritu de la vida popular fue el<br />

principal impulso en mi labor creativa”.<br />

Su talento musical fue descubierto tempranamente. A los siete<br />

años de edad, Modest, bajo la tutoría de su madre, podía tocar<br />

algunas obras simples para piano de Franz Liszt y de John<br />

Field. Sin embargo, nadie en la familia pensaba seriamente sobre<br />

su futuro musical. De acuerdo con la tradición familiar, en<br />

1849, Modest y su hermano mayor Filaret ingresaron al colegio<br />

alemán Petrischule en San Petersburgo y luego a la Escuela<br />

de Cadetes de Guardia. La formación del joven Mússorgski en<br />

el entorno militar se llevó a cabo de una manera muy contradictoria:<br />

por un lado se destacaba en las materias de ciencia militar,<br />

pero por el otro tomaba clases de piano con el reconocido<br />

pedagogo A. Gerke y asistía a los espectáculos de ópera. Los<br />

cadetes tenían que hacer guardia en el palacio real, participar<br />

en desfiles en la Plaza del Palacio y también realizar el servicio<br />

en los hospitales militares. Una vez allí, Mússorgski se encontró<br />

con Alexandr Borodin, un médico-químico y un famoso músico<br />

aficionado. Borodin describe a Mússorgski en sus memorias:<br />

“Sus maneras eran agraciadas, aristocráticas. Hablaba tranquilo,<br />

intercalando sus palabras con frases en francés, un poco pretenciosas.<br />

Su cortesía y sus modales eran extraordinarios”.<br />

Mientras la vida de un cadete de guardia sopesaba a Mússorgski,<br />

su interés por la música se hacía más profundo y serio. En<br />

una oportunidad Modest se encontró con el amigo de Mijaíl<br />

Glinka, el famoso compositor Alexandr Dargomyzhski, en<br />

cuya casa se reunían varios músicos para interpretar canciones y<br />

fragmentos de óperas. En la casa de Dargomyzhski, Mússorgski<br />

por primera vez pudo percibir la actitud profesional hacia la<br />

música y también conocer gente que pensaba seriamente en el


desarrollo de la cultura musical en Rusia. El efecto de la música<br />

de Dargomyzhski sobre el joven músico fue enorme. Su credo<br />

creativo expresado en la frase “Quiero expresar las palabras con<br />

el sonido correcto”, posteriormente se convirtió en el lema propio<br />

de Mússorgski.<br />

En 1856, después de su graduación, Mússorgski fue nombrado<br />

oficial del regimiento Preobrazhensky. Ante él se abría una brillante<br />

carrera militar. Sin embargo, el encuentro con los músicos<br />

Cesar Cuí y Mili Balákirev lo inspiró a elegir otro camino.<br />

A pesar de los ruegos de los amigos y de los familiares, dejó el<br />

servicio militar presentando su renuncia. Ese mismo verano, a<br />

raíz de la elevada carga emocional por la ruptura con el servicio<br />

militar y también por la intensa dedicación a la música, Mússorgski<br />

sufrió un severo agotamiento nervioso. Por un tiempo<br />

ocultó su depresión, apatía, sensibilidad mórbida y las ideas<br />

místicas. Un año más tarde escribió a Balákirev: “Últimamente<br />

he hecho un esfuerzo para vencer mi enfermedad”. Sin embargo,<br />

más tarde, los brotes del malestar se repitieron.<br />

En enero de 1860, para gran alegría de Mússorgski, fue interpretado<br />

su Scherzo para orquesta en un concierto de la Sociedad<br />

Musical Rusa bajo la dirección de Anton Rubinstein. El<br />

famoso crítico musical A. Serov hizo un importante comentario<br />

sobre la obra: “Interpretada junto con la música del Maestro<br />

Meyerbeer, la composición de Mússorgski no ha perdido ante<br />

esta, sino que ha ganado”. Los años sesenta para Rusia fueron<br />

época de grandes cambios: se destruían las relaciones feudales<br />

y la nobleza y la monarquía estaban perdiendo su poder. La<br />

complejidad social se profundizó con la derrota de Rusia en la<br />

Guerra de Crimea en 1856. Por supuesto todo esto tuvo una<br />

gran influencia sobre la vida cultural. En este período comenzó<br />

la formación del famoso Grupo de los Cinco, integrada por Balakirev,<br />

Borodin, Cuí, Mússorgski y Rimski-Korsakov, quienes<br />

eligieron el camino del desarrollo de las tradiciones musicales<br />

de M. Glinka. En 1868, Mússorgski empezó a trabajar sobre<br />

su obra maestra, la ópera Boris Godunov y al mismo tiempo<br />

empezó a pensar en Jovánshchina. En este período fue cuando<br />

se hizo cercano a Rimski-Korsakov. Desde el otoño de 1871 los<br />

dos compositores incluso compartieron el mismo departamento.<br />

Desde la mañana hasta el mediodía el piano era utilizado<br />

por Mússorgski, mientras el otro trabajaba con partituras. Después<br />

del mediodía Mússorgski iba a trabajar al Departamento<br />

Forestal y Rimski-Korsakov se sentaba al piano.<br />

Lamentablemente, en los años siguientes Mússorgski se resistía<br />

cada vez menos a su obsesión por la bebida. Por sus frecuentes<br />

ausencias había perdido su trabajo en el servicio civil. Componía<br />

poco. A principios de 1881 sufrió cuatro ataques en rápida<br />

sucesión. A pesar de que sus amigos le habían encontrado una<br />

habitación cómoda en un buen hospital, la situación era desesperante.<br />

Ilya Repin pintó el famoso retrato que reflejó los últimos<br />

días del compositor. Una semana después de cumplir los<br />

42 años, Mússorgski murió. Fue enterrado en el cementerio del<br />

Monasterio de Alexander Nevsky en San Petersburgo.<br />

“No sé cómo fue mi desempeño en el arte; pero siento que he<br />

hecho algo justo e irrevocable.” El ciclo vocal de Canciones y<br />

danzas de la muerte, la suite pianística Cuadros de una exposición,<br />

la pieza orquestal Una noche en el Monte Pelado, Boris Godunov<br />

y Jovanshchina son brillantes ejemplos de su talento<br />

RECOMENDADOS<br />

RECOMENDADO DE NOTA PRINCIPAL<br />

Mússorgski, Boris Godunov. DVD<br />

Es una ópera basada en la tragedia homónima de<br />

Alexander Pushkin. Después de su primera versión,<br />

Mússorgski tuvo que revisar el libreto para poder<br />

estrenar la obra en el Teatro Imperial. Previamente<br />

este teatro había rechazado el original por ser poco<br />

convencional (por ejemplo, no incluía una figura<br />

principal femenina) y rozar en numerosas ocasiones<br />

el tema de la política. Posteriormente Rimski-Korsakov<br />

hizo dos nuevas versiones de la obra en 1896 y<br />

1908. La ópera se estrenó en París en 1908, siendo el<br />

papel principal interpretado por el genial bajo ruso<br />

Fiodor Chaliapin.<br />

NOVEDAD<br />

Rolando Villazón, Arias de Mozart<br />

El sello Deutsche Grammophon realizó el lanzamiento<br />

del nuevo CD de Rolando Villazón Mozart,<br />

Concert Arias. Se trata de una recopilación de arias de<br />

concierto para tenor, una de esas curiosidades poco<br />

oídas y siempre agradables para ser descubiertas.<br />

Rolando Villazón canta acompañado por la London<br />

Symphony Orchestra dirigido por Antonio Pappano.<br />

El cantante y el director juntos seleccionaron diez<br />

arias para incluirlas en el disco. Las arias abarcan<br />

toda la carrera de Mozart y recorren un amplio espectro<br />

emocional, desde el patetismo y la tragedia<br />

hasta la alegría y la comedia.<br />

PARA ARMAR SU COLECCIÓN DE MÚSICA CLÁSICA<br />

Verdi, Falstaff. DVD<br />

Falstaff es una ópera bufa en tres actos con libreto en<br />

italiano de Arrigo Boito, basado en la pieza The Merry<br />

Wives of Windsor (Las alegres comadres de Winsdor)<br />

y con escenas de Enrique IV de Shakespeare. Fue<br />

estrenada el 9 de febrero de 1893 en el Teatro de la<br />

Scala de Milán con gran éxito. Fue la última ópera<br />

compuesta por Verdi, escrita por el compositor octogenario,<br />

y se trata de la segunda comedia (la primera<br />

fue Un Giorno di Regno) entre sus 26 óperas. Es, además,<br />

la tercera ópera de Verdi basada en una obra de<br />

Shakespeare, después de Macbeth y Otelo.<br />

LIBRO RECOMENDADO<br />

Los Maestros cantores del siglo XX<br />

Horacio Sanguinetti<br />

Este libro hace recordar a los cantantes de ópera más<br />

famosos: Caruso, Gigli, Martinelli, Schipa, Pertile,<br />

Merli, Tagliavini, Del Mónaco, Björling, Melchior, Fleta,<br />

Thill, entre otros. El autor del libro habla acerca<br />

de las características vocales de cada uno, evocando<br />

sus personalidades y vidas. El libro contiene varias<br />

anécdotas, a veces ejemplares y otras pintorescas,<br />

que hace la lectura entretenida y agradable. A través<br />

de los retratos de cada uno de los cantantes, Sanguinetti<br />

cuenta sobre las particularidades de las escuelas<br />

de canto lírico de distintas partes del mundo.<br />

59


Tema de tapa<br />

cuatro<br />

Mala suerte,<br />

buena suerte...<br />

quién sabe<br />

6o<br />

En el pop, el rock & roll y el punk también hubo quienes se beneficiaron (o no) de las casualidades.<br />

Líneas abajo, algunas historias del mundo de la música<br />

Por Juan Manuel Cibeira*<br />

¿Cómo se puede catalogar lo que le pasó a Dick Rowe, el hombre<br />

del sello Decca, el responsable del repertorio artístico de la<br />

compañía , el que siempre será recordado por… no haber contratado<br />

a los Beatles, un grupo que buscaba afanosamente editar<br />

un disco ¿Fue el azar Qué imponderable se cruzó en la mente<br />

de este hombre, que los escuchó luego de que un tal Brian<br />

Epstein se presentara como manager del grupo y pagara por<br />

una hora de audición. Qué hizo que Rowe decidiera quedar en<br />

la historia como el hombre que luego de escucharlos dijo: “Lo<br />

siento señor Epstein, los grupos de guitarras ya no interesan”.<br />

Rowe remedió a medias su “azarosa” decisión, un periodista le<br />

acerca una banda que podía competir con los Beatles. Esta vez<br />

no dejó nada librado al azar y rápidamente firmó a ese grupo<br />

algo estrafalario pero con nombre llamativo: The Rolling Stones.<br />

En cambio, definitivamente fue un golpe del azar lo que ocurrió<br />

con el primer número uno del ranking conseguido por The<br />

Jam, el legendario trío new wave británico liderado por Paul<br />

Weller. El single iba a llevar de lado A el tema “Dreams of<br />

Children”, y el lado B era “Going Underground”. Pero por un<br />

error en la fábrica francesa que prensó el disco, terminó saliendo<br />

con dos lados A. Y los programadores de las radios eligieron<br />

“Going Underground”, convirtiendo en un hit un tema que podría<br />

haber sido “otro lindo lado B”.<br />

Acaso fue azaroso que mientras trabajaban juntos en la música<br />

para un álbum, Paul McCartney y Michael Jackson, este<br />

consultara al ex Beatle acerca de dónde invertir su dinero. Y<br />

McCartney no dudó en responder que la mejor inversión estaba<br />

en los derechos editoriales de las canciones. Así que Jackson


tomó nota, llamó a su ejército de abogados y sorprendió a Paul<br />

comprando los derechos editoriales de las canciones de los<br />

Beatles. McCartney no podía creerlo, simplemente nunca<br />

pensó que Jackson fuera directamente a comprar los derechos<br />

de las canciones más rentables de la historia. Encima, una de<br />

las cosas que los Beatles habían conseguido administrando sus<br />

derechos era que las canciones no fueran utilizadas para publicidad<br />

comercial… Y Michael Jackson lo primero que hizo<br />

fue ceder, a cambio de una tonelada de dinero, música para un<br />

comercial de Nike.<br />

Otro golpe del azar le ocurrió a un ignoto grupo estadounidense<br />

llamado The Knack, que tenía que sacar un single extraído de<br />

su álbum debut. Al líder y cantante de la banda, Doug Fieger<br />

se le ocurrió incluir un tema titulado “My Sharona”, que contaba<br />

su relación sentimental con una chica llamada Sharona Alperin,<br />

de la que estaba perdidamente enamorado. La canción la<br />

compusieron en quince minutos el guitarrista Berton Averre,<br />

con un riff que tenía de años atrás, y Fieger que escribió la letra<br />

hablando de su amor por Sharona y hasta la convenció para<br />

que apareciera en la tapa del single… Fue el azar que hizo que<br />

Doug entrara a una tienda de Los Ángeles y quedara completamente<br />

prendado de la vendedora de 17 años que lo atendió.<br />

Entonces decidió que la mejor forma de cortejarla era escribirle<br />

una canción. Ante semejante repercusión, Sharona cedió y salió<br />

con él durante tres años. “My Sharona” le cambió la vida a Fieger,<br />

de hecho ese fue su único éxito discográfico; mientras ella<br />

se convirtió en agente inmobiliaria (hasta participó en el film<br />

Anywhere But Here interpretando ese papel) pero siempre fue<br />

recordada por “My Sharona”.<br />

En momentos en que el punk retrocedía y la música disco lo invadía<br />

todo, el contundente ostinato de la guitarra de Averre y el<br />

pegadizo estribillo dispararon la canción hacia la cima del ranking.<br />

Editado en junio de 1979, el single se convirtió en Disco<br />

de Oro (más de un millón de copias) en 8 semanas y en agosto<br />

era el número 1 del ranking.<br />

Quizás también fue el azar el que dispuso que en diciembre<br />

de 1971 los músicos de Deep Purple estuvieran alojados en<br />

un hotel frente al casino ubicado a orillas del lago Geneva, en<br />

Montreux, Suiza, en diciembre de 1971. La idea era utilizar<br />

el lugar para grabar su nuevo disco de estudio en el estudio<br />

móvil alquilado a los Rolling Stones. La noche previa al comienzo<br />

de la grabación, actuaba en el casino Frank Zappa y la<br />

banda en pleno decidió ver el concierto. En medio del show,<br />

entre el público apareció un idiota que no tuvo mejor idea que<br />

disparar una bengala al techo, que se incendió de inmediato,<br />

anticipando una trágica costumbre. Afortunadamente, tanto los<br />

músicos como el público pudieron retirarse sin consecuencias.<br />

Deep Purple regresó a su hotel y desde allí vio cómo las llamas<br />

consumían el que iba a ser su lugar de trabajo. Luego de intentar<br />

reemplazar el casino por el teatro Pavilion, a través de las<br />

gestiones de Claude Nobs, el creador del mítico Montreux Jazz<br />

Festival, la banda finalmente recaló en el Gran Hotel Montreux<br />

y empezó a grabar. Con los primeros ensayos surgió un simple<br />

pero atrapante riff en la guitarra de Blackmore y luego sería<br />

el bajista Roger Glover quien sugirió que hicieran un tema<br />

referido al incendio del casino… Y fue él quien le puso título:<br />

“Smoke on the Water”.<br />

Deep Purple terminó de grabar su álbum, al que tituló Machine<br />

Head, y como primer single sacó el tema “Never Before”. Sin<br />

embargo, mucho tiempo después, la banda comprendió que<br />

tenía un tema en ese álbum que todos pedían y decidió lanzarlo<br />

como simple. “Smoke on the Water” explotó en los rankings<br />

de Estados Unidos y Canadá y posteriormente en Europa, y se<br />

convirtió en uno de los himnos del rock, con un riff emblemático<br />

que es un símbolo del sonido de guitarra eléctrica. El azar<br />

había reunido una montón de elementos, el estudio, el show de<br />

Zappa, la bengala, el incendio del casino, las mudanzas y la grabación,<br />

que luego resultaron en un hito para la historia del rock.<br />

Tampoco el azar fue ajeno al lanzamiento y éxito de otro de los<br />

temas más populares de la historia del rock, el himno de Queen<br />

“Bohemian Rhapsody”. Esta canción escrita por Mercury era<br />

sumamente compleja por su inusual estructura, más cercana a<br />

una rapsodia clásica que a un tema de rock. No tenía un estribillo<br />

y estaba dividida en seis partes, incluyendo un fragmento<br />

operístico, uno rockero, algo de balada y uno de los solos de<br />

guitarra que marcaron la historia del rock. Las partes vocales<br />

son otro hito en la música popular, sobre todo porque en los<br />

tempranos 70 los recursos técnicos disponibles eran muy limitados<br />

aún. Por eso tardaron tres semanas en grabarla, apelando<br />

constantemente a las sobregrabaciones ya que sólo disponían<br />

de cintas analógicas de 24 pistas. Cantando hasta diez horas por<br />

día, la banda obtuvo 180 registros vocales separados. Semejante<br />

trabajo terminó convirtiendo la grabación de la canción en una<br />

de las más caras de la historia.<br />

Cuando todo estuvo listo, llevaron la canción a la compañía<br />

discográfica. Sorprendidos, los ejecutivos aceptaron que la<br />

canción ofrecía una visión musical muy diferente y en cierto<br />

modo atractiva, pero la vetaron como single debido a su extensión<br />

y constantes cambios de ritmo. Los Queen y su productor<br />

discográfico Roy Thomas Baker, decidieron mostrarle el tema<br />

a Kenny Everett, un musicalizador amigo. Everett escuchó el<br />

tema y les pidió que le dejaran una copia de la canción, con la<br />

promesa de que nunca la emitiría ya que no era un single para<br />

promoción. Sin embargo, tentado por la primicia la emitió un<br />

par de veces. El impacto en la audiencia fue tal que durante los<br />

dos días siguientes llegó a pasarla 14 veces por día. La locura<br />

llegó a las disquerías que recibían pedidos de “Bohemian Rhapsody”<br />

una canción que no estaba a la venta… También por azar,<br />

Paul Drew que dirigía la emisora RKO en los Estados Unidos,<br />

escuchó el tema en el programa de Everett en Londres. Impactado,<br />

rápidamente consiguió una copia del single y empezó a<br />

emitirlo con gran suceso entre su audiencia. Sorpresivamente,<br />

una canción que la compañía discográfica consideraba inapropiada<br />

para ser emitida como single, se transformaba en un éxito<br />

rotundo en ambos lados del Atlántico<br />

* Periodista. Fue integrante del staff de la mítica revista Pelo. Actualmente<br />

forma parte del Departamento de Promoción de Warner Music.<br />

61


Entrevista<br />

seis<br />

La compañera<br />

fiel<br />

Una minúscula nación africana imaginaria<br />

es el punto de partida desde el que<br />

Eduardo De la Puente construye la que es<br />

su primera novela, La última tentación del rey<br />

Zumbabwe Ambaata<br />

Por Nancy Giampaolo<br />

62<br />

–¿Cómo definiría La última tentación del rey Zumbabwe<br />

Ambaata en pocas palabras Es una especie de guiño al best<br />

seller playero, porque es una novela que tiene espionaje, acción,<br />

romance, drama, pueblos originarios con una cultura muy<br />

extraña y una religión igual de extraña.<br />

–Habla de una similitud con el best seller pero en la novela<br />

hay otros elementos que no suelen verse en estos…<br />

Es verdad: hago chistes que son totalmente segregacionistas,<br />

homofóbicos, misóginos, antisemitas… Sencillamente porque<br />

también me tiro contra los nazis, contra los católicos, contra los<br />

blancos… básicamente, para mí, todos somos motivo de chiste.<br />

Yo te puedo hacer un chiste de judíos con una liviandad absoluta<br />

y sin ningún tipo de culpa porque no soy antisemita. Es decir:<br />

¿cayó alguien de la cole en la volteada Bueno cayó, ¿cayó un<br />

gallego Cayó, y ¿caí yo, perfecto, caí, caeré.<br />

–Podemos decir entonces que su novela no es políticamente<br />

correcta, si bien muchos best seller lo son… No,<br />

no lo es.<br />

–Es decir que termina siendo una parodia del best seller…<br />

Sí, una parodia, una sátira… terminó siendo así pero no<br />

era la primera intención. Creo que todo es pasible de ser satirizado,<br />

sin ofender ni hacer apologías horribles.<br />

–Antes había publicado cuentos, ¿sabía de entrada que<br />

esta iba a ser una novela No. Siempre escribí sin plan, para<br />

divertirme, como entretenimiento. Entonces nunca sé qué<br />

extensión va a tener algo o siquiera si voy a terminarlo. Por ahí<br />

algo que escribo hoy queda en la nada, por ahí me causó gracia<br />

y lo seguí. Nunca escribí con el objetivo de publicar, es más<br />

bien un placer lúdico y del momento.<br />

–¿Está atento a lo que escriben los autores argentinos<br />

de su generación Voy leyendo lo que me va cayendo sin una


tendencia, ni escuela, ni nacionalidad preferida. Además no<br />

tengo tanto tiempo para la lectura como antes.<br />

–¿Podría darme una suerte de autobiografía literaria<br />

(como lector) Arranqué muy chico, a eso de los seis años.<br />

Creo que lo primero debe haber sido Ray Bradbury, y de ahí<br />

le di bastante parejo a la lectura durante la primaria. Entré al<br />

secundario habiendo leído a todos los autores que publicaba<br />

Minotauro, habiendo leído el Martín Fierro, a Borges, a Cortázar.<br />

En casa se leía mucho y tuve mucha orientación de parte<br />

de mi vieja que, cuando me veía manotear algún libro de su biblioteca,<br />

me decía cosas como “Ese ahora no lo agarrés porque<br />

te va a cansar, pero está este que va bien para tu edad”. Después,<br />

en la secundaria empecé a abrirme a autores como Walt<br />

Whitman, los beatniks, cosas muy leídas en esa época, cosas<br />

que componen el folclore yanki por decirlo de alguna manera.<br />

También me gustaba Kafka, Camus… Pero más tarde me cansé<br />

de eso y entré en una cosa más pasatista, y hoy te diría que prefiero<br />

que los libros que leo no se metan a bucear en aguas pantanosas<br />

para llegar a un punto incierto. Quiero cosas ágiles que<br />

tengan una idea. No me convoca mucho esa cosa de que el libro,<br />

para ser inteligente, tiene que demostrarlo. Demostrar eso<br />

haciendo que la lectura sea empantanada y dificultosa no me<br />

tira ni un poco. Uno de los últimos libros que me gustó al punto<br />

de decirte que me partió la cabeza fue El curioso incidente del<br />

perro en la medianoche de Mark Haddon. Me parece que este<br />

tipo logró un equilibrio narrativo muy lindo y que tiene una<br />

sensibilidad extraordinaria. Logra ser popular sin ser idiota.<br />

–¿Piensa que lo antipopular, en términos literarios, tiende<br />

a ser un fenómeno de corto alcance en el tiempo Por<br />

cómo es el mundo de la palabra hoy te diría que sí. No sé si un<br />

tipo como Kafka, que llegó a ser mundialmente reconocido, va<br />

a seguir igual. No sé cuántas generaciones más va a sobrevivir<br />

La metamorfosis. En el ámbito académico seguramente sí, pero<br />

fuera de ahí, qué sé yo. Fuera de ahí la gente está usando la palabra<br />

de otra forma, fijate en Twitter o Facebook.<br />

–¿Qué relación tiene en lo personal con las redes sociales<br />

Tengo Twitter y lo uso para difundir tocadas de mi banda,<br />

o la publicación de esta novela, o para hacer chistes que me<br />

gustan, pero nada más. Con Facebook creo que es increíble<br />

que sus usuarios no se den cuenta de que están dejando ahí<br />

un montón de información personal y privada que sin duda es<br />

vista por servicios de inteligencia. Es como una especie de policía<br />

encubierta. En un punto, es inexplicable que tenga tanta<br />

aceptación. Pero, bueno, supongo que la gente se copa porque<br />

tienen la sensación de que ahí pueden mostrar una imagen<br />

idealizada de sí mismos, no sé...<br />

–Habló recién de ella como mentora literaria de sus primeros<br />

años ¿Vive su madre No, falleció cuando yo tenía 17<br />

años. Era alcohólica. Fue duro ser su hijo, pero como todo el<br />

mundo, tuvo sus cosas malas y buenas.<br />

–Usted es un referente para quienes lo han seguido por<br />

televisión y quienes lo escuchan por radio desde hace<br />

tantos años, ¿se hace cargo de eso Lo reconozco pero no<br />

me hago cargo porque yo no me puse en ese lugar, no pontifico<br />

desde mi lugar, no digo cómo hacer las cosas, simplemente soy<br />

un tipo que, desde donde está, entretiene y divierte o, mejor<br />

dicho, se entretiene, se divierte, hace lo que puede y muchas<br />

gracias, hasta ahí llego. Si yo soy tu referente en lo que sea, empezá<br />

a mirar para otro lado porque está lleno de referentes que<br />

valen más la pena (Risas). Porque, además, el hecho de asumirse<br />

como referente, podría implicar que alguien te venga a decir<br />

“vos como referente tenés que asumir tal o cual posición” y es<br />

algo que yo no podría hacer de ninguna manera.<br />

–¿Tiene una idea de cuál es el perfil de sus oyentes No.<br />

Actualmente, no. Antes sí tenía un poco más de idea. Ahora<br />

tengo menos detalle, sé que es mucha gente, y que es muy<br />

distinta entre sí. De golpe te encontrás con gente que es de<br />

una inocencia que te dan ganas de abrazarlos y decirles “Vení<br />

que te acompaño unas cuadras en la vida porque te vas a morir,<br />

sino” hasta otros que son directamente nazis. Y uno se pregunta<br />

“¿Por qué este tipo me está escuchando a mí”. Pero, bueno,<br />

capaz que el tipo decodifica lo que uno dice de una manera<br />

muy personal y extraña. Cuando hacíamos el programa con Mario<br />

(Pergolini) y Marcelo Gatman, que obviamente, es de “la<br />

cole”, Gatman a veces hacía chistes pesados como “¡Qué corto<br />

se quedó Adolfo!”, y no sé, quizás alguno se lo tomó en serio.<br />

Yo no tengo problemas con esas cosas, no me asusta lo políticamente<br />

incorrecto, como ya dijimos.<br />

–¿Se define como periodista No. Yo laburé de periodista<br />

gráfico porque lo único que sabía hacer era escribir. Empecé<br />

a editar una revista de rock con Sergio Marchi, y después de<br />

eso, empecé a colaborar en Satiricón, Eroticón, Diario Popular...<br />

hacía crónicas, entrevistas, iba saltando por todos lados. Y<br />

el ingreso a la radio fue también a través de la escritura porque<br />

hacía guiones, informes, esas cosas.<br />

–Digamos que la escritura ha sido como una aliada incondicional,<br />

un refugio… Sí, es el refugio, es una herramienta<br />

importante que siempre está ahí. Hoy tengo la suerte enorme de<br />

no tener que escribir por encargo ni nada por el estilo, pero de<br />

tener que hacerlo, lo haría. Escribir me ha salvado la vida, me ha<br />

mantenido, me divierte, la escritura es la compañera más fiel.<br />

–¿Habiendo trabajado muchos años en tele, es hoy un asiduo<br />

espectador No, todo lo contrario. Pero no voy a decirte<br />

una tilinguería como “No miro tele porque estoy releyendo el<br />

Ulises de Joyce”. Simplemente no miro porque no me convoca.<br />

–¿Y cómo recuerda los años frente a cámara Al principio,<br />

especialmente los cinco primeros años en América, la pasábamos<br />

muy bien. Nos cagábamos de risa. El programa éramos<br />

nosotros. El equipo era muy chico y nosotros escribíamos,<br />

actuábamos, realizábamos, era todo muy artesanal. Cuando el<br />

programa creció y vino la época de Telefé y todo eso, hubo que<br />

encararlo con un criterio más comercial que artístico y ya ahí no<br />

me gustaba tanto. En algún momento no tuvimos nada que ver<br />

con lo que se hacía, era más ir y ver y presentar lo que hacían<br />

otros. Se pagaba muy bien, eso sí.<br />

–¿Cómo encara la actividad con su banda, Tristemente<br />

célebres De manera lúdica, como la escritura. Me gusta tocar<br />

la guitarra, me gusta la música y soy muy afortunado de poder<br />

formar parte de una banda con músicos a los que quiero y<br />

respeto<br />

63


Fútbol<br />

El juego<br />

bonito<br />

Llegó el Mundial y junto con la pasión dentro<br />

y alrededor de la cancha,<br />

emergen nuevas expresiones literarias<br />

en torno al fútbol.<br />

Un género muy difundido y<br />

bien desarrollado en Argentina<br />

64<br />

Por Sergio Varela


Se saludaron con la<br />

caballerosidad impostada de<br />

los capitanes de un<br />

Argentina-Inglaterra,<br />

pero no intercambiaron<br />

banderines.<br />

Juan Sasturain<br />

“¿Qué tiene que ver el fútbol con la<br />

literatura”, se pregunta un testigo de<br />

un evento cultural donde uno de los<br />

espacios ha sido asignado al juego más<br />

popular de la Argentina. La pregunta,<br />

involuntariamente, resulta retórica<br />

en un país que respira fútbol desde la<br />

infancia durante todos los días de la<br />

vida de cada argentino.<br />

El fútbol en la Argentina no es un<br />

simple pasatiempo de los domingos,<br />

en el que “22 hombres corren en pantaloncitos<br />

cortos alrededor de un balón”,<br />

como simplificó, es de suponer<br />

–en su favor– que irónicamente, Jorge<br />

Luis Borges, quien también gustaba<br />

de autodefinirse irónicamente como<br />

un “humilde poeta de provincias”.<br />

Hay en el fútbol una simple competencia<br />

deportiva, pero cualquier lector<br />

medianamente entrenado sabe que<br />

detrás de ese espectáculo es posible<br />

descifrar una épica, hay confabulaciones,<br />

estratagemas, habilidades y debilidades,<br />

traiciones, lealtades, todos los<br />

condimentos que abonan una buena<br />

construcción dramática y narrativa.<br />

Incluso grandes “arrepentidos” de<br />

haber incursionado en el fútbol como<br />

tema han dejado páginas imborrables<br />

en la memoria de lectores-hinchas de<br />

su pluma inspirada.<br />

El fútbol es un relato, no sólo a través<br />

de quienes transmiten sus alternativas<br />

por radio. Es un relato en sí mismo.<br />

Y sobre todo, ha desarrollado, como<br />

dato cultural identitario de nuestro<br />

país, una especie de periferia conceptual,<br />

alrededor del “hincha” (vale<br />

recordar la maravillosa película de<br />

Enrique Santos Discepolo con ese<br />

título), que puebla innumerables páginas<br />

de fragmentos emotivos enhebrados<br />

desde la pasión por un cuadro,<br />

es decir, por un barrio, una identidad,<br />

un estilo, y sus alegrías o tristezas,<br />

emociones que resultan reconocibles,<br />

muchas veces emparentadas, valga la<br />

palabra, con legados familiares, generalmente<br />

transmitidos de padre a hijo<br />

varón. La elección de un equipo de<br />

fútbol no es un dato vano en la biografía<br />

personal de los argentinos, es<br />

una toma de posición, es la adopción<br />

de toda una escala de valores en la<br />

vida. De eso, también, trata la literatura<br />

argentina sobre fútbol. Se podrá<br />

decir que es una pavada que a uno le<br />

cambie el humor por un resultado deportivo.<br />

Se podrá también decir que<br />

la pavada es decir lo anterior.<br />

El fútbol –como el rugby– proviene<br />

del calcio, una especie de batalla<br />

entre pequeños pueblos europeos<br />

medievales, contiendas épicas en las<br />

que se entreveraban familias, identidades<br />

locales, idiomas, y disputaban<br />

una encarnizada trifulca con el balón<br />

como excusa para poner la trama en<br />

movimiento.<br />

Con transmisión en directo y on line<br />

a millones de espectadores, el fútbol<br />

internacional actual, ese de los mundiales<br />

y los relatores quejándose de la<br />

“innecesaria” ceremonia de los himnos<br />

previos al tiempo de juego, revive<br />

la misma sensación de aquel calcio<br />

medieval, pero a escala videogame.<br />

Con la llegada de un Mundial, el<br />

mundo también respira fútbol. Y son<br />

escasas las acotaciones o anécdotas<br />

referidas a jugadas específicas, con<br />

aséptica mirada de disfrute del juego<br />

por el juego mismo, como un conocedor<br />

de vinos. Abunda en cambio la<br />

pasión por los colores nacionales. Curiosamente,<br />

el equipo del que nadie<br />

elige hacerse “hincha” es el que despierta<br />

pasiones más enfervorizadas.<br />

En épocas de Mundial, el fútbol es<br />

tema excluyente. También en la literatura.<br />

Sobre este deporte hay mucho<br />

y muy bueno escrito en la Argentina.<br />

Así como en el teatro el género mejor<br />

desarrollado es el monólogo (por<br />

razones presupuestarias de nuestras<br />

sempiternas crisis económicas, y<br />

también porque permite expresar el<br />

65


66<br />

grotesco y el humor, rasgos culturales<br />

propios de nuestro arte dramático),<br />

y en cambio en Estados Unidos el<br />

género distintivo son las comedias<br />

musicales, con grandes despliegues<br />

de personal y vestuario (pero ligeras<br />

de contenido, por lo general); la literatura<br />

sobre fútbol revela blanco<br />

sobre negro que para los argentinos<br />

ese aspecto de la formación desde la<br />

infancia es mucho, pero mucho más<br />

que un juego. O por lo menos que<br />

permite otros juegos alrededor de él,<br />

si se acepta que la literatura de algún<br />

modo también lo es.<br />

Roberto Fontanarrosa, desde el<br />

humor y la crónica de costumbres fue<br />

uno de los más creativos narradores<br />

sobre fútbol, con su amado Rosario<br />

Central como territorio mítico, como<br />

si sus textos fueran crónicas de cruzados;<br />

Juan Sasturain ha sido quizás<br />

el más consistente de los escritores<br />

sobre fútbol, porque básicamente es<br />

un gran escritor que incorpora el fútbol<br />

a sus formidables textos; Eduardo<br />

Sacheri fue la figura emergente que<br />

sintetizó humor, emoción, intimidad<br />

familiar y luego, cuando ya no quiso<br />

“contar historias tan inocentes de padres<br />

buenos”, sorprendió con textos<br />

crudos y sórdidos que, de todas maneras,<br />

mantenían la eficacia para reflejar<br />

el mundo del fútbol y de sus hinchas<br />

con precisión.<br />

Más recientemente se han incorporado<br />

al fútbol las escritoras mujeres. Y<br />

está muy bien que ello haya sucedido.<br />

El futuro del fútbol es mujer. El<br />

fútbol femenino reclama visibilidad<br />

mediática y es un espectáculo fabuloso,<br />

donde se puede apreciar una<br />

especie de déjà vú del mejor fútbolespectáculo<br />

de los 70, con triangulaciones<br />

que recuerdan a la “Naranja<br />

Mecánica” de Holanda en el Mundial<br />

74, el Huracán del 73, o las gambetas<br />

y pases milimétricos del Brasil 70 de<br />

Pelé.<br />

Las mujeres que lo hacen juegan muy<br />

pero muy bien al fútbol. Y las que no,<br />

saben mirar y apreciar el juego aunque<br />

no hayan recibido desde niñas el<br />

mandato cultural familiar de hacerlo.<br />

El mérito entonces es doble.<br />

En Las dueñas de la pelota, un título<br />

de reciente publicación por Editorial<br />

El Ateneo, catorce escritoras, a cual<br />

más talentosa, integran un equipo de<br />

hábiles narradoras de historias, aglutinadas<br />

por Claudia Piñeiro como<br />

capitana. En el prólogo, esta notable<br />

autora hace referencia a los escritores<br />

y el fútbol, mencionando también<br />

al inolvidable Osvaldo Soriano (es<br />

recomendable releer su cuento famoso<br />

referido al “penal más largo del<br />

mundo”) y las estilizadas filigranas<br />

orientales de Eduardo Galeano en<br />

su Fútbol a sol y sombra (particularmente<br />

destacable la memoria sobre<br />

el plantel entero del Dynamo de Kiev<br />

fusilado en la cancha luego de vencer<br />

a un equipo nazi).<br />

En este nuevo libro desfilan, como<br />

entrando a la cancha bajo la manga,<br />

Esther Cross, Ana María Shua,<br />

Gabriela Saidon, Betina González,<br />

Gabriela Cabezón Cámara, Selva<br />

Almada, Alejandra Laurencich,<br />

Alejandra Zina, Claudia Piñeiro,<br />

Sandra Lorenzano, Débora Mundani,<br />

María Rosa Lojo, Susana Swarcz<br />

y Fernanda García Lao. Todas ellas<br />

tienen algo en común, más allá del<br />

género. Aplicando ese maravilloso<br />

poder transformador del fútbol sobre<br />

el lenguaje, se puede afirmar que<br />

ninguna de estas escritoras podría ser<br />

acusada, por su forma de escribir, de<br />

ser “pecho frío”.<br />

Como Borges, por ejemplo (genio inconmensurable,<br />

admirable por toda la<br />

eternidad, pero “pecho frío”).<br />

El fútbol en la literatura exige embarrarse<br />

las rodillas para escribir<br />

ficción sobre él. Y estas mujeres han<br />

transmitido una versión actualizada y<br />

posmoderna de esos conmovedores<br />

monólogos discepoleanos en blanco y<br />

negro.<br />

Otra cosa son los libros periodísticos<br />

sobre el fútbol, que también abundan.<br />

Allí, no se le reclama pasión a<br />

sus páginas, sino todo lo contrario:<br />

ecuanimidad, precisión informativa.<br />

El periodista sobre fútbol es fuera<br />

de la cancha como el árbitro dentro<br />

de ella. El mejor es el que pasa más<br />

inadvertido.<br />

Alejandro Fabbri cumple esos requisitos<br />

con creces y méritos de extraordinario<br />

periodista sobre fútbol,<br />

a quien ya se lo ha podido escuchar<br />

con atinadas intervenciones y lecturas<br />

del juego en su rol de comentarista<br />

televisivo. Ahora, en el plano de la<br />

gráfica, hace la pausa para recopilar<br />

en un libro las Historias secretas de<br />

los mundiales. Estas competencias<br />

internacionales tienen en sí mismas<br />

un glamour y a la vez una serie de<br />

pequeñas intrigas, detalles, y sutilezas<br />

que hacen que los textos sobre mundiales<br />

sean a los textos sobre fútbol<br />

lo que las novelas de espionaje en la<br />

Guerra Fría a los relatos épicos de la<br />

Segunda Guerra Mundial. En este<br />

texto en particular, según adelanta su<br />

autor: “La lista de hechos curiosos,<br />

ridículos, increíbles y secretos es muy<br />

extensa y la idea al hacer este libro<br />

fue contar aquellos que se conocen<br />

poco, refrescar algunos que han sido<br />

históricos y merecen revivirse, además<br />

de hurgar en archivos poco leídos<br />

o directamente ignorados”.<br />

Un banquete literario y de apostillas<br />

para el entretiempo


Entrevista<br />

siete<br />

68<br />

Y para que aumentaran las visitas hospitalarias, para que la<br />

gente no viera a los chicos con cáncer como chicos enfermos.<br />

En España aumentaron un 40% las visitas a los hospitales<br />

y en muchos hospitales, los héroes no llevan capas, llevan<br />

pulseras rojas. Creo que lo bonito de ayer en la Feria es que<br />

pude comprobar cómo le había llegado la serie a otro país,<br />

otra cultura.<br />

–¿Por qué cree que es necesario generar héroes Siem-<br />

Albert Espinosa<br />

“Aún creo que este es<br />

el día de mi muerte”<br />

Es el escritor del momento. Su libro El mundo amarillo es best seller en Europa y un éxito en América.<br />

Fue adaptado para la televisión en una serie que está haciendo furor, Pulseras rojas y<br />

de la que Spielberg compró los derechos para adaptarla en Estados Unidos. Aquí, en exclusiva, las<br />

confesiones de un hombre que vive de un modo distinto al que conocemos<br />

Por Antonela de Alva<br />

–¿Qué cree que pasó con Pulseras rojas que es tan exitoso<br />

Vivimos una experiencia deliciosa. Nunca sabes cómo<br />

la serie puede tocar a tanta gente. Lo hemos visto en otros<br />

países pero nunca en Argentina y es precioso todo. Las notas<br />

que me han dejado, los abrazos, el cariño, la gente que está<br />

luchando contra el cáncer y que vino, los que te cuentan que<br />

han seguido luchando en otras cosas de la vida por la serie. La<br />

escribí para ayudar a los niños a tener héroes en su vida real.


pre que uno ve una película o una serie, el personaje que<br />

tiene cáncer se morirá. Esa es la gracia de enseñar un personaje<br />

con cáncer: lo tienes que matar rápido. Y, realmente, el<br />

cáncer no produce dolor más que en un 3% de los casos. Pero<br />

en las películas siempre aparece con dolor. Entonces, es muy<br />

complicado, si luchas contra el cáncer, no encontrar ninguna<br />

serie en televisión ni nadie que sienta lo mismo que vos, que<br />

está feliz, que lucha, que tiene ganas de salir adelante, de<br />

enamorarse. Nuestros personajes tienen cáncer pero no paran<br />

de luchar, no paran de estar felices.<br />

–¿Qué significa en su vida el arte y sus distintas manifestaciones<br />

Creo que la música era la que me inspiraba<br />

mucho. Nos dormíamos con música porque en los hospitales<br />

hay muchos ruidos. Desde los 14 hasta los 24 estuve en un<br />

hospital y creo que la música es lo más increíble para la gente<br />

que está en un hospital. Siempre digo que si vas a ver a alguien<br />

a un hospital, le regales un CD y será feliz.<br />

–¿Cómo fue su vida en el hospital No teníamos moto<br />

pero teníamos sillas de ruedas, no podíamos ir a discotecas<br />

pero teníamos siete plantas. Además, a casi todos nos faltaba<br />

una pierna, por lo que teníamos un grito de guerra: “no somos<br />

cojos, somos cojonudos”. Parábamos poco en la habitación.<br />

–¿Cómo decidió escribir su historia, transformada primero<br />

en El mundo amarillo y luego, en televisión, Pulseras<br />

rojas En el hospital teníamos un pacto de vida. Y a mí<br />

me tocó vivir 3,7 vidas más la mía, 4,7. Esa fue la sensación<br />

que tuve para escribir la historia. Mucha gente cree que yo<br />

escribía en el hospital pero ahí no escribía nada. Y tampoco lo<br />

hice después. Cuando estudié ingeniería química industrial,<br />

me apunté a un grupo de teatro y ahí empecé a escribir obras<br />

sobre la universidad. La carrera de ingeniería tiene un fracaso<br />

del 47% y yo hice una obra con humor sobre lo duro que es el<br />

primer año y la tasa de fracaso bajó a un 22%. Así me di cuenta<br />

del poder del teatro y vi la luz: hacer una obra sobre lo que<br />

pasé con mis amigos. Todo empezó como una obra de teatro<br />

que se llama Los pelones y que acabó siendo Pulseras rojas.<br />

–¿Qué cree qué es lo importante cuando se atraviesa<br />

un proceso como el del cáncer Siempre pienso y digo<br />

que no sé cómo se cura el cáncer, no tengo la receta. Nunca<br />

he hecho un libro de cómo superar el cáncer; he hecho un<br />

libro, El mundo amarillo, del cáncer aplicado a la vida. No<br />

tengo ninguna receta, ojalá la tuviera. Pero siempre digo que<br />

lo importante es luchar. Y que no es tan importante vivir o<br />

morir. Los amigos que perdí son igual de sobrevivientes que<br />

yo. En el hospital pensábamos que cuando alguien luchaba<br />

contra el cáncer y, teóricamente, perdía su batalla, lo que<br />

hacían era distraerlo para que nos curáramos dos o tres. Con<br />

lo cual, yo me curé porque hubo amigos que distrajeron el<br />

cáncer un rato y pude pasar.<br />

–¿En qué cree Mi religión es la gente buena. Entré con 14<br />

años al hospital y mi madre me dijo: “no hables con desconocidos”<br />

y yo le contesté: “no hablaré con nadie”. Pero no fue<br />

así. Me tropecé con gente de 70, 80, 90 años. Dejé el colegio<br />

a los 13, así que me eduqué con aquellas personas, con la<br />

gente buena. Creo que hay mucha gente buena, confío en esa<br />

gente. Creo que si en el hospital la gente no hubiera perdido<br />

el tiempo conmigo, contándome cosas, historias, pues no sé<br />

si hubiera salido de la misma manera y con la felicidad que<br />

poseo. Esa es mi religión.<br />

–Toda la experiencia de hospital lo hizo vivir de otro<br />

modo. ¿Qué diferencia nota en su vida Me rijo mucho<br />

por vivir al día. Aún creo que este es el día en el que moriré.<br />

Cuando me despierto, tengo la primera gran ilusión del día,<br />

que es estar vivo. En general, la gente hace planes a largo<br />

término y yo los hago máximo a dos meses vista. No intento<br />

pensar mucho más allá. Creo que es un error pensar a largo<br />

plazo. Hay que disfrutar el día a día, hubiese muertes o no.<br />

Es una cuestión de mentalidad. Equivocarse, estar enfermo,<br />

fracasar o no, seguir los cánones que se esperan, te sitúan en<br />

un punto extraño en la sociedad. Y creo que contra eso hay<br />

que luchar. Me creé mi mundo amarillo en el hospital, con<br />

mis amigos y aún creo en mi mundo amarillo. Siempre habrá<br />

gente que te diga que no tiene sentido pero, al final, creo en<br />

la ternura... Siempre digo que están los diez terroristas más<br />

buscados en el mundo y los diez “ternuristas”. Hacer ternura<br />

es un delito. Cuando viene alguien y me dice: “no me gusta<br />

tu mundo, no me lo creo”, yo le digo: gracias. Gracias porque<br />

me da la oportunidad de convencerte en el futuro. No hay un<br />

problema. Creo que, al final, cada uno tiene que hacer lo que<br />

le dé la gana siempre que no ataque la libertad de otra persona.<br />

Forma parte de lo que me enseñaron en el hospital y es<br />

muy difícil que te olvides de eso. Creo que el niño de 14 no<br />

creció, está aquí conmigo y es el que me dice “detente”.<br />

–¿Qué consejo le daría a alguien que está luchando<br />

El consejo más importante que tengo me lo dio mi madre<br />

hospitalaria. Me dijo: “nunca te preguntes el por qué”. El<br />

por qué solo te lleva a la tristeza, a la depresión. Y si alguien<br />

te hace daño, sea una pareja o una persona muy cercana, de<br />

la familia, no intentes entenderla. Si no puedes entenderte a<br />

ti mismo que, en un día, haces siete cosas diferentes, no entiendo<br />

porque la gente se empeña en conocer a los demás. Y<br />

sobre todo la frase de que cuando conoces todas las respuestas,<br />

llega el universo y te cambia todas las preguntas. Cuando<br />

me pasa algo, pienso que el universo me ha visto calmado y<br />

me ha cambiado la pregunta, quiere que me enfrente a una<br />

nueva parte del videojuego. El gran problema de los mayores<br />

es que dejan de jugar y el mundo es genial porque es un patio,<br />

el más grande que existe. Tener un cáncer es parte de una<br />

de las pantallas de ese videojuego y que la serie funcione es<br />

otra parte. Finalmente, si no te preguntas excesivamente por<br />

el por qué y entiendes que hay que pasar el duelo, superarlo<br />

y entenderlo, no has perdido ese tiempo. Lo has dedicado a<br />

un duelo. Y creo que eso es lo divertido, esas pausas que le<br />

dan sentido a todo. Lo de la Feria no tiene sentido sino gozas<br />

con las 90, 120 notas, 200 cosas que te han dejado e intentas<br />

entender qué han depositado en ti<br />

69


Tema de tapa<br />

cinco<br />

Alegoría de la fortuna y la virtud, de Peter Paul Rubens (1630-1635)<br />

Fortuna y virtud<br />

Mírame a la cara, mi nombre es Pudo Haber Sido…<br />

Dante Gabriel Rossetti<br />

7o<br />

¿Cuánto de azar y cuánto de virtud hay en un político exitoso Probablemente seamos muchos los que nos hayamos hecho<br />

esta pregunta aunque más no sea disfrazada en un “¿y si no hubiese estado justo ahí en ese momento” o “¿y qué si no<br />

hubiese conocido a X cuando éramos jóvenes o estudiado con Y”. Y es que aunque a veces uno quisiera creer que la<br />

virtud y la propia capacidad son lo que más pesa en la selección de quienes nos gobiernan, con mucha frecuencia debemos<br />

reconocer que la suerte y el azar juegan un papel que, en ocasiones, es de igual o de mayor importancia aún<br />

Por Emilia Simison*<br />

Encontramos en El Príncipe de Niccolò<br />

Machiavelli, libro de lectura sin<br />

duda obligatoria para todo aquel interesado<br />

en la política, una sugestiva reflexión<br />

sobre el lugar que juegan el azar<br />

y la fortuna en la vida de todos nosotros<br />

y, en especial, en la de los políticos. Allí,<br />

luego de exponer una larga lista de consejos<br />

y recomendaciones para aquellos<br />

que deseen gobernar, le reconoce también<br />

a la fortuna un rol de importancia<br />

en el éxito o fracaso de un gobierno. Y<br />

de hecho, una multiplicidad de estudios<br />

posteriores, desde el ya clásico de<br />

Glenn Abney y Larry Hill hasta los<br />

más recientes de Kevin Arceneaux y<br />

Robert Stein y de John Gasper y Andrew<br />

Reeves, muestran cómo algo tan<br />

azaroso y fuera del alcance de los hombres<br />

como un desastre natural o malas<br />

condiciones climáticas para la producción<br />

agrícola pueden perjudicar los resultados<br />

electorales de los gobernantes<br />

en ejercicio. Y al que no le interesen las<br />

investigaciones académicas que piense<br />

en casos recientes como los de Barack<br />

Obama o Michelle Bachelet…<br />

Tal vez por esto, continúa reflexionando<br />

Machiavelli, la creencia en el poder de<br />

la fortuna en nuestras vidas sea tan intensa<br />

que nos lleve a pensar que no vale<br />

la pena preocuparse demasiado por lo<br />

que se hace o se deja de hacer. Sin em-


argo, nos recomienda no apresurarnos<br />

a sacar semejante conclusión. Para explicar<br />

por qué nuestras acciones tienen<br />

importancia más allá de la medida en<br />

que pueda ayudarnos o perjudicarnos el<br />

azar, compara la fortuna de los hombres<br />

con un río que se desborda. Si bien no<br />

hay mucho que se pueda hacer en el<br />

momento frente a un río que avanza<br />

impetuoso sobre una ciudad y por más<br />

impredecible que pueda ser dicho río,<br />

nada impide que los hombres se preparen<br />

en los períodos de calma para<br />

enfrentar sus crecidas. Y es aquí donde<br />

entra en juego nuevamente la virtud. La<br />

virtud, entonces, aunque no inmunice al<br />

príncipe de los efectos de la fortuna, sí<br />

le permite estar preparado para hacerle<br />

frente a una mala jugada del azar o para<br />

aprovechar las buenas manos que puedan<br />

tocarle.<br />

Aunque hayan pasado más de quinientos<br />

años desde que Machiavelli escribió<br />

su libro, la fortuna y la virtud siguen jugando<br />

un rol clave en nuestros destinos<br />

y en los de los políticos, así encontramos<br />

versiones renovadas de la alegoría del<br />

río hasta en las series de televisión. De<br />

hecho, la idea de la fortuna y la virtud<br />

residen en el fondo de la costumbre de<br />

Francis Underwood en House of Cards<br />

de golpear alguna superficie de madera<br />

con los rudillos cuando abandona algún<br />

cuarto. Como él mismo explica en la<br />

segunda temporada de la serie (no se<br />

preocupen, no les voy a contar a quién<br />

así no me acusan de spoiler los que todavía<br />

no la vieron), golpear los nudillos<br />

los fortalece mientras que “tocar madera”<br />

permite mantener alejada a la mala<br />

suerte. Y nuevamente virtud y fortuna<br />

se conjugan en el accionar político.<br />

El juego entre ambas tiene, además, un<br />

rol heurístico destacado en el método<br />

contrafáctico de razonamiento, muy<br />

utilizado en la historia política y de las<br />

relaciones internacionales y cuya base<br />

es algo tan simple y complejo a la vez<br />

como el interrogante por lo que “pudo<br />

haber sido”. La estructura lógica detrás<br />

del mismo es una proposición contrafáctica<br />

condicional que toma la forma<br />

genérica de “si hubiese sido el caso de<br />

C (o no C), entonces habría sido el caso<br />

de E (o no E)” y que se sostiene en la<br />

idea que, con fines y resultados más<br />

poéticos, expresa André Maurois: “no<br />

existe un pasado privilegiado (...) existen<br />

una infinidad de pasados, todos igualmente<br />

válidos (...). En todos y cada uno<br />

de los instantes del tiempo, por breves<br />

que los supongamos, la línea de los<br />

acontecimientos se bifurca”. Así, este<br />

método mediante el cual se busca identificar<br />

mentalmente las cadenas causales<br />

que llevan a los resultados históricos<br />

parte de preguntarse qué hubiera sucedido<br />

si la fortuna y la virtud de los hombres<br />

hubieran interactuado de manera<br />

diferente. De esta manera, por ejemplo,<br />

en un libro editado por el politólogo estadounidense<br />

Nelson W. Polsby con un<br />

título tan sugerente como ¿Y qué si…<br />

Exploraciones en la Ciencia Ficción Social,<br />

distintos académicos se preguntan<br />

cómo hubiese cambiado el curso de la<br />

historia mundial si la virtud de los hombres<br />

hubiese sido otra, interrogándose<br />

acerca de qué hubiera sucedido si los<br />

científicos alemanes hubieran logrado<br />

construir una bomba atómica en 1944<br />

o si Napoleón hubiera decidido aliarse<br />

con Rusia en lugar de invadirla, o si, por<br />

otro lado, la fortuna hubiera sido otra y,<br />

por ejemplo, Marx se hubiera ahogado<br />

en un accidente de ferry en 1847 no pudiendo<br />

llegar a escribir sus principales<br />

obras. Del mismo modo, se enfocan en<br />

la fortuna la serie de estudios que hipotetizan<br />

sobre cómo hubiera cambiado<br />

la política económica estadounidense<br />

si Franklin D. Roosevelt no hubiera<br />

contraído polio o si los médicos hubiesen<br />

tardado más aún en encontrar<br />

el diagnóstico correcto retrasando su<br />

tratamiento y empeorando sus secuelas.<br />

En nuestro caso, tal vez podríamos<br />

preguntarnos qué hubiera sucedido si<br />

Domingo Faustino Sarmiento no hubiese<br />

tenido la suerte de que fallara el<br />

tiro de su agresor en 1873 o si quienes<br />

planearon el atentado hubieran tenido<br />

la suficiente virtud como para prepararlo<br />

correctamente.<br />

Y hablando de Argentina, Juan Carlos<br />

Torre, quizás quien más sabe sobre el<br />

peronismo, nos propone, en su artículo<br />

“La Argentina sin el Peronismo”, que<br />

forma parte del libro Historia virtual:<br />

¿Qué hubiera pasado si… editado<br />

por el historiador británico Niall<br />

Ferguson, preguntarnos qué hubiera<br />

sucedido si la falta de virtud de algunos<br />

dirigentes sindicales y las vueltas de la<br />

fortuna hubiesen provocado el fracaso<br />

de la movilización del 17 de octubre<br />

de 1945 exponiendo toda una cadena<br />

de acontecimientos alternativa que se<br />

hubiera desatado en la historia nacional<br />

con sólo cambiar el desarrollo de una<br />

jornada. Asimismo, en “El factor Perón”,<br />

conferencia dictada el año pasado<br />

en la Universidad Torcuato Di Tella y<br />

disponible en Internet, sugiere ir aún<br />

más atrás y preguntarnos qué hubiera<br />

sucedido si la fortuna o la virtud de algún<br />

médico hubiesen evitado que Aurelia,<br />

la primera esposa de Juan Domingo<br />

Perón falleciera de cáncer en 1938. Según<br />

Torre, si este hubiera sido el caso,<br />

lo más probable habría sido que Perón<br />

no hubiera viajado en misión militar a<br />

Italia no teniendo, entonces, la posibilidad<br />

de observar la realidad argentina de<br />

la época desde la perspectiva europea.<br />

Según Torre, esto hubiese cambiado<br />

radicalmente la historia argentina ya<br />

que habría sido dicha perspectiva la que<br />

le permitió a Perón ganar relevancia en<br />

el escenario político nacional y la que le<br />

dio forma, luego, a gran parte de su accionar<br />

en el gobierno. Cuánto de cierto<br />

hay en estos pasados alternativos nunca<br />

lo sabremos pero no deja de ser interesante<br />

ver cómo eventos aparentemente<br />

tan pequeños podrían haber cambiado<br />

radicalmente la historia de un país.<br />

Fortuna y virtud, entonces, se conjugan<br />

continuamente en el desarrollo de los<br />

acontecimientos políticos dando forma<br />

a los resultados que, si bien tomamos<br />

como dados, no pueden ocultar del todo<br />

su dependencia del azar y de la virtud, o<br />

falta de ella, de quienes lo enfrentaron.<br />

Porque siempre, para cada evento y por<br />

inevitable que parezca, será posible preguntarnos<br />

qué pudo haber sido si...<br />

* Licenciada en Ciencias Políticas, UBA.<br />

71


72<br />

Historia<br />

y política<br />

SER judío eN los años<br />

setenta<br />

Daniel Goldman y<br />

Hernán Dobry<br />

Siglo XXI Editores<br />

UNA propuesta<br />

para volver a<br />

mirar el pasado<br />

Por Felipe Pigna<br />

Produce una gran satisfacción la aparición<br />

de este libro de Historia en un momento<br />

de una fuerte ofensiva en contra de una<br />

memoria que afortunadamente ya es historia.<br />

Es notable el pobre concepto de la<br />

historia que nos han inculcado, que cuando<br />

se dice vulgarmente eso ya es historia,<br />

se quiere decir que eso hay que olvidarlo,<br />

que no volveremos a hablar del asunto.<br />

Pero en realidad debemos decir que cuando<br />

convertimos la memoria en historia, le<br />

estamos dando una categoría superior, le<br />

estamos dando la jerarquía que merece<br />

a un determinado período, en este caso,<br />

nada más y nada menos que a la peor dictadura<br />

de nuestra historia.<br />

No sólo porque como decía Walter<br />

Benjamin, la historia puede ser una de las<br />

formas de la justicia, sino porque incorporamos<br />

ese período al acervo de un país. El<br />

libro tiene la enorme virtud de combinar<br />

muy buenos textos sobre temas claves de<br />

la relación de los judíos con aquel período<br />

con esclarecedores y en muchos casos,<br />

muy conmovedores relatos y testimonios.<br />

El texto comienza hablando de los judíos<br />

desaparecidos y se detiene con toda<br />

justicia en el tratamiento “especial” que<br />

recibían los judíos en los campos de concentración,<br />

tema altamente documentado<br />

en los testimonios de los sobrevivientes<br />

Hay una especie de naturalización, como<br />

si dijéramos que se trata de una obviedad.<br />

Pero esta obviedad, el mal trato por parte<br />

de represores de ultraderecha a los judíos,<br />

debe ser analizado, no dado por supuesto,<br />

porque cuando esto ocurre, la función<br />

terapéutica de la historia no funciona, la<br />

supuesta obviedad obtura la razón. Estos<br />

grupos perfectamente adoctrinados tenían<br />

como modelo a la sociedad occidental y<br />

cristiana, aquella que asume acríticamente,<br />

la inquisición, la expulsión de los judíos<br />

de España, la Conquista de América y<br />

desde ya, la Shoá, llegando a cuestionar el<br />

número de muertos, como se hará con el<br />

caso argentino. Esa sociedad Occidental<br />

y cristiana, no contiene obviamente a los<br />

judíos. Es la lógica de la Bolsa de Julián<br />

Martel de 1891, de los Pogroms contra los<br />

barrios judíos y las bibliotecas e imprentas<br />

obreras del centenario y la Semana Trágica,<br />

son los herederos de la Liga Patriótica,<br />

la Alianza Libertadora Nacionalista y la<br />

Triple A, los que decían haga patria mate<br />

un judío. Era la lógica transparentemente<br />

expresada por el almirante Massera en<br />

una charla en la Universidad Católica<br />

Argentina:<br />

“La crisis actual de la humanidad se debe<br />

a tres hombres. Hacia fines del siglo XIX,<br />

Marx publicó tres tomos de El capital y<br />

puso en duda con ellos la intangibilidad de<br />

la propiedad privada; a principios del siglo<br />

XX, es atacada la sagrada esfera íntima del<br />

ser humano por Freud, en su libro La interpretación<br />

de los sueños, y como si fuera<br />

poco, para problematizar el sistema de los<br />

valores positivos de la sociedad, Einstein,<br />

en 1905 hace reconocer la teoría de la<br />

relatividad, donde pone en crisis la estructura<br />

estática y muerta de la materia”.<br />

Estaba hablando del peligro de que implicaba<br />

para él todo tipo de evolución de las<br />

conciencias, pero también estaba hablando<br />

de tres judíos peligrosos.<br />

El capítulo el antisemitismo en Malvinas<br />

nos recuerda, y creo que hace falta, que<br />

muchos de los oficiales y suboficiales que<br />

actuaron en Malvinas venían de participar<br />

activamente en la primera línea de la<br />

represión y que su conducta en las Islas<br />

no los hizo naturalmente mejores. Los padecimientos<br />

de nuestros soldados son por<br />

todos conocidos, pero como en los campos<br />

de concentración, para los judíos también<br />

había un trato especial, en el peor sentido<br />

del término.<br />

Resultó particularmente interesante el<br />

capítulo dedicado a la DAIA y los desaparecidos<br />

donde se analiza con seriedad y<br />

profundamente la conducta de la entidad<br />

judía durante aquellos años.<br />

Finalmente, son de destacar los rescates<br />

de la figura del llamado por los autores “el<br />

rabino del siglo”, Marshall Mayer, recordado<br />

por su valiente y hasta temeraria<br />

defensa de los derechos humanos, y del<br />

periódico Nueva Presencia, uno de los pocos<br />

medios que podían leerse en aquellos<br />

años, dirigido por Herman Schiller. Un<br />

libro altamente recomendable<br />

Recomendados<br />

Historias secretas de los mundiales,<br />

Alejandro Fabbri, Capital Intelectual.<br />

La enseñanza de la historia contemporánea de<br />

América Latina en las universidades del Cono<br />

Sur, Josefina Pérez y Viviana Vega, Prohistoria<br />

Ediciones.<br />

2922 días, Eduardo Jozami, Sudamericana.<br />

Cines rigurosamente vigilados. Censura peronista<br />

y antiperonista (1946-1976), Hernán<br />

Invernizzi, Capital Intelectual.<br />

El origen de las fiestas patrias. Hispanoamérica<br />

en la era de las independencias, Pablo Ortemberg<br />

(dir.), Prohistoria Ediciones.<br />

Contame una historia. Relatos sobre la Revolución<br />

y la Independencia, Pablo Camogli,<br />

Aguilar.<br />

Enigmas y misterios de la historia. Mitos, engaños<br />

y fraudes, Massimo Pelidoro, Crítica.<br />

La historia de los hombres: el siglo XX, Josep<br />

Fontana Lázaro, Crítica.<br />

Una historia de la lectura, Alberto Manguel,<br />

Siglo XXI.<br />

Tres días de julio, Luis Romero, Ariel.<br />

Españoles en guerra. La Guerra Civil en 39<br />

episodios, Carlos Gil Andrés, Ariel.<br />

La Batalla del Somme. La batalla más sangrienta<br />

de la Primera Guerra Mundial, Sir Martin<br />

Gilbert, Ariel.


Entrevista<br />

ocho<br />

Benjamin Lacombe,<br />

un control freak<br />

Pasó por la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires y descolló. Fue uno de los más esperados y dos<br />

firmas en el stand de Edelvives y una en El Ateneo no dieron abasto para que todos sus fans lo vieran<br />

y se llevaran un ejemplar firmado. En exclusiva para <strong>Quid</strong>, el ilustrador francés del momento que conmueve<br />

con sus libros álbum y maravillosos dibujos<br />

75<br />

Por Antonela de Alva


76<br />

–Sabemos que empezó con un libro llamado Cereza<br />

guinda, que es el ilustrador del momento y que escribe<br />

muchos de sus libros pero, ¿por qué decidió dedicarse<br />

a esto, a dibujar Siempre dibujé. Nunca me pregunté por<br />

qué. Pero hablando con colegas ilustradores y niños –doy<br />

muchas clases–, me di cuenta de que, en realidad, siempre<br />

dibujamos. Todos empezamos a dibujar en algún momento de<br />

la vida pero por la educación u otros intereses, algunos paran<br />

y otros siguen. Yo soy parte de los que siguieron.<br />

–En este camino y en su profesión, ¿qué hay de azar<br />

En la imagen siempre hay azar. Trabajo de manera manual<br />

y no en digital así que siempre puede aparecer una mancha.<br />

Pero trato de controlar al máximo el azar. No me gusta estar<br />

en manos del azar. Cuando redacto o hago elecciones editoriales,<br />

lo pienso mucho. No hay nada librado al azar.<br />

–¿Y cómo controla el azar Tomando decisiones, pensando<br />

y no dejando que la decisión nos guíe. Dejo libre las decisiones<br />

cuando estoy de vacaciones pero cuando trabajo no lo<br />

hago porque soy una persona control freak. Me gusta tener<br />

todo muy bien controlado. Escribo los textos, elijo con qué<br />

personas trabajar, tengo que conocerlos, con qué editorial<br />

trabajaré y con qué editor voy a hacer las maquetas y también<br />

cómo sigue, cómo se va a presentar, distribuir y promocionar<br />

el libro. Por supuesto, estoy en cada etapa, controlando que<br />

todo vaya bien así que el azar no puede intervenir. Podría<br />

hacerlo si yo dejara algunas de las etapas del proceso. Pero no<br />

puedo, es parte de mi personalidad.<br />

–¿Siempre fue así o la necesidad de estar en cada etapa<br />

es cada vez mayor Las cosas fueron evolucionando.<br />

Al principio con Cereza guinda lo hacía. Pero es una política<br />

difícil de sostener porque para poder controlar hay que tener<br />

decisión y poder elegir la editorial. Tenés que tener la libertad<br />

para hacer ese proceso de control.<br />

Al principio, cuando trabaje con la editorial francesa Cirque<br />

du soleil, pude elegir cada paso. Pero cuando terminé la escuela<br />

de arte y me empezaron a caer los primeros trabajos<br />

por encargo, perdí esa libertad y el azar se apoderó bastante<br />

del proceso. Incluso hay tres libros que odio y que me rehúso<br />

a firmar cuando me lo piden. No están traducidos al español,<br />

los prohibí. Pude recuperar algo de control (Risas).<br />

–Usted se dedicó un<br />

tiempo a la publicidad,<br />

¿qué le aportó<br />

esa disciplina a la<br />

ilustración Sinceramente,<br />

nada. Es otra<br />

profesión y diría que es<br />

casi opuesta. Te buscan<br />

por lo que haces, después<br />

vas de reunión en<br />

reunión, con un brief<br />

y te piden que hagas<br />

algo que no tiene nada<br />

que ver con lo que<br />

sos. Entonces, yo miro el resultado final y no me reconozco.<br />

La publicidad es muy difícil. Si se hace es porque es rentable<br />

pero no es un trabajo de autor.<br />

–Pero ¿cómo maneja el trabajo de publicidad que se<br />

hace con sus libros En Francia, lo que se hace en marketing<br />

del libro es muy limitado. No se hacen grandes campañas.<br />

Para mí, es una pena porque eso sí funciona. Creo que es<br />

fundamental que la promoción esté directamente relacionada<br />

con el contenido del libro. Por ejemplo, con Madame Butterfly,<br />

organizamos una salida a la Ópera de París e hicimos<br />

ahí una firma. La campaña tiene que estar relacionada con el<br />

contenido del libro y tener su matiz.<br />

–¿Cómo fue el proceso de Memories Es el catálogo de<br />

una exposición que hice. A veces, se interpreta mal la palabra<br />

memories, que no significa memorias sino recuerdos. Y<br />

todos tenemos recuerdos. Era la primera vez que hacía una<br />

exposición con imágenes que no pertenecían a mis libros.<br />

Entonces, traté de captar cuál era el tema que aparecía en<br />

forma matemática en mi trabajo, sin que lo controlara. Había<br />

un leiv motiv que volvía a aparecer por lo que traté de buscar<br />

imágenes matrices de esos recuerdos que tienen que ver con<br />

mi infancia, cosas que viví y que tuve que plasmar a través de<br />

la cultura, de objetos. Así, se organizó la exposición-venta y lo<br />

que quise hacer fue un catálogo de edición limitada pero que<br />

fuera en sí mismo una obra, un objeto; que las personas jóvenes<br />

que no pueden acceder a un original, pudieran llevarse


algo. Algo que estuviera al alcance pero que fuera un verdadero<br />

objeto de arte.<br />

–Pero ahí estaban casi todos sus trabajos… ¿Qué fue<br />

lo más difícil Lo difícil no fue ver mis recuerdos sino la<br />

entrevista que había en ese libro. Ahí, tuve que explicar esos<br />

recuerdos, que son íntimos y personales. Por eso, lo volví a<br />

ver, rever y me costó mucho trabajo soltarlo y dejarlo ir. No<br />

soy una persona que habla de sí misma. Considero que en un<br />

trabajo hay suficiente de mi vida, de cosas que voy contando.<br />

Siempre hay una parte de uno en lo que haces. Por eso, lo<br />

difícil fue hablar de mí. Me costó un año porque no podía<br />

soltarlo.<br />

–Parece haber mucho de su infancia en sus dibujos,<br />

muchos creen que tienen cierta melancolía, ¿está de<br />

acuerdo con esta visión de los críticos No estoy de<br />

acuerdo con la melancolía. Son libros llenos de vida. Lo que<br />

sí creo es que uno se acuerda más de las emociones fuertes.<br />

Sí hay elementos tristes y duros, pero no en la totalidad, y los<br />

lectores lo entienden muy bien.<br />

–¿Cómo fue su infancia De mi niñez hay suficiente en mis<br />

libros. No hablo de eso.<br />

–Muchos de sus libros son cuentos clásicos, ¿por qué<br />

decidió ilustrarlos cuando ya había un mercado Elegí<br />

cada uno por distintas razones. En el caso de “Blancanieves”,<br />

por ejemplo, porque el tema es muy interesante. Me gusta<br />

muchísimo y es muy moderno porque habla de la sociedad<br />

que tenemos hoy en día, basada en las imágenes, con esas mujeres<br />

que tienen miedo a envejecer. Si observan, creo que esa<br />

reina cruel es muy moderna. Cuando la dibuje pensé en una<br />

mezcla de Madonna con Nicole Kidman, dos mujeres que<br />

no quieren envejecer. Pero para cada clásico hay una razón<br />

distinta. En los otros, por ejemplo, es el gusto el que me hizo<br />

elegirlos y lo que su lectura me provoca. Lo cierto es que hay<br />

otra cuestión y es que los textos son excelentes. Eso es una<br />

garantía.<br />

–¿Por qué Tené en cuenta que cuando uno hace un libro se<br />

está exponiendo de forma muy extrema: los críticos comentan,<br />

los lectores son muy exigentes. Y uno, muchas veces, se siente<br />

juzgado por uno mismo por las elecciones que hizo, el texto,<br />

la imagen. El objeto que presenté se volvió en un objeto comercial.<br />

Entonces, con los clásicos entendí que, por lo menos,<br />

el texto es bueno. Ahora, sí creo que no hay que caer en el defecto<br />

de hacer sólo textos clásicos porque me parece que algo<br />

de la creatividad, de la creación, se puede perder.<br />

–Pero, entonces, ¿por qué animarse a escribir Primero<br />

por lo que ya hablamos, de poder controlar las cosas. Pero<br />

también para poder desarrollar mi propio universo. En Francia,<br />

uno dibuja y otro escribe. Es muy difícil que entiendan<br />

que uno puede ser ilustrador, escritor o grafista porque tienden<br />

a encasillar a cada artista en un solo universo. Muchas<br />

veces, la gente se olvida de que yo escribí mis textos. Cuando<br />

lo hago en colaboración piensan que la otra persona los escribió<br />

y se olvidan. Así que no lo hago por el reconocimiento.<br />

Es muy difícil ser reconocido como autor cuando uno viene<br />

de otro universo como es la ilustración. Pero lo hago porque<br />

necesito desarrollar un universo para cada libro.<br />

–¿Y qué pretende desarrollar en cada universo El efecto<br />

sorpresa. Quiero desarrollar ese efecto, ir cambiando de<br />

universo tan rápido que la gente no sepa qué esperarse. Por<br />

eso, elijo los textos o los escribo yo. Si esperara que llagaran<br />

a mí, la gente me daría textos relacionados con la representación<br />

que se hacen de mí. Por eso es que prefiero buscarlos<br />

personalmente.<br />

–¿Qué le pasa en el proceso de la ilustración No sé si<br />

lo logro pero lo que espero es poder transmitir una reflexión,<br />

una apertura hacia el mundo y una posibilidad de evasión.<br />

Cuando hago libros o afiches siempre trato de poner poesía o<br />

evasión. Me gustan las cosas que son dobles, que no sean sólo<br />

un bloque, salado y dulce, esa ambivalencia, esa dualidad. Por<br />

ejemplo, cuando dibujo un conejito, todos dicen “qué dulce<br />

es”, “qué tierno” pero a mí me gusta hacerlo con los ojos rojos<br />

para que también sea un poco asustador, genere esa ambivalencia<br />

y diferentes niveles de lectura. Siempre trato de poner<br />

poesía y proponer ciertos niveles de reflexión. Si lo logro o no,<br />

77


En este Mundial<br />

jugá con<br />

los libros de<br />

crónicas mundiales<br />

De Guillermo Barrantes<br />

Las anécdotas más increíbles de<br />

las Copa del Mundo, desde 1930<br />

hasta la actualidad, en un formato<br />

dinámico, ideal para lectores<br />

curiosos e inquietos.<br />

¡más letras que no sé<br />

qué! abecedario<br />

De Silvia Schujer<br />

y Liza Porcelli Piussi<br />

Un divertidísimo abecedario para<br />

aprender las letras con disparatadas<br />

<br />

palabras más difíciles y juegos de<br />

busca y encuentra.<br />

disney Formas<br />

Las mejores historias<br />

de Disney en un sólido<br />

formato de goma EVA,<br />

que los hace ideales para<br />

los más chiquitos.<br />

no sé, pero es lo que trato de hacer. Y trato de crear la sorpresa.<br />

También trato de incluir la magia, siempre recuperar el<br />

contexto de las cosas y pensar el por qué. Trato de apartarme<br />

de los estereotipos.<br />

–¿Pero qué pasa internamente Son muchas las cosas<br />

que pasan al momento de crear. Sobre todo, mucha duda. La<br />

duda está muy presente pero también hay momentos de satisfacción<br />

que son cortos y mucho estrés porque tenemos que<br />

respetar fechas y deadlines por las entregas. Y también es una<br />

necesidad. No digo que sea fácil. Muchas veces, cuando tengo<br />

que terminar un libro, no salgo. Sólo saco a pasear a los perros<br />

y si mis amigos están sentados tomando un café al sol, no puedo<br />

ir porque tengo que terminar mi trabajo. Pero también es<br />

un placer. Es como ser un poco un investigador que busca el<br />

ángulo, el personaje, justo la maqueta y que, de vez en cuando,<br />

descubre y es esa magia de encontrarlo<br />

sobre ruedas<br />

Libros divertidos con una<br />

historia, una pista desplegable<br />

y un auto de carrera a cuerda<br />

para que los chicos jueguen<br />

una y otra vez.<br />

Av. Lacroze 1865 | C1426CPD | CABA<br />

Tel.: (54-11) 4899-0646 líneas rotativas<br />

www.editorialguadal.com.ar<br />

Hacete fan y enterate de nuestras novedades


INFANTIL Y JUVENIL<br />

Para los chiquitos que ya tengan su primer año de<br />

vida, Catapulta acaba de editar Descubre caritas,<br />

un libro ideal para comenzar a explorar el mundo.<br />

Con cómodas aletas y colores brillantes, este trabajo<br />

propone buscar y<br />

encontrar detrás de<br />

los personajes, tiernos<br />

rostros de bebés.<br />

Cerca de cien relatos breves<br />

para leer o escuchar<br />

en la cama son los que<br />

conforman Cuentos para<br />

soñar (El Ateneo), donde<br />

un dragón juega al ajedrez,<br />

un hada se enamora<br />

de un zapatero y Papá<br />

Noel anda en moto.<br />

Guadal presentó Crónicas<br />

mundiales, que es<br />

una propuesta divertida<br />

para niños de 6 años<br />

en adelante y que hará<br />

del mundial un nuevo<br />

encuentro de culturas y<br />

pasiones.<br />

Con historias increíbles<br />

y emocionantes, anécdotas<br />

que son un disparate<br />

y goles mágicos,<br />

como los de Maradona.<br />

El país de los miedos perdidos (Aerolitos) es un cuento encantador<br />

escrito por la gran Ana María Shua donde un niño, acariciando<br />

un perro, pierde su miedo a los perros, entonces lo<br />

sigue hasta el país de los miedos perdidos, donde su “medio<br />

amigo”, el miedo a los perros, lo lleva en un tour de lo más<br />

curioso. Las ilustraciones de Sebastián Dufour acompañan<br />

muy bien el relato. Muy recomendable.<br />

Sudamericana propone un<br />

divertidísimo libro de Silvia<br />

Schujer con ilustraciones<br />

de Pablo Bernasconi,<br />

La abuela electrónica. El<br />

cuento que lleva el nombre<br />

de este trabajo, se trata<br />

de una máquina abuela,<br />

que hace todo lo que de<br />

una abuela puede esperarse,<br />

pero todos los cuentos<br />

son igualmente graciosos y<br />

muy entretenidos.<br />

Cinthia Scoch (Alfaguara) es una nena muy graciosa que<br />

tiene tres amigos con los que no para de divertirse. Dos invitaciones<br />

de Ricardo Mariño con ilustraciones de Chavetta<br />

Lepipe: A la escuela con Cinthia Scoch y Cinthia Scoch, el<br />

libro del recreo. Juegos, pasatiempos, comentarios graciosos,<br />

consejos y mucho más.<br />

79


Entrevista<br />

nueve<br />

La<br />

aventura del<br />

Escritor<br />

en su<br />

Laberinto<br />

El estadounidense James Dashner<br />

es autor de la saga Maze Runner,<br />

entre otras producciones de<br />

literatura juvenil. Esa saga ha sido<br />

recientemente adaptada al cine,<br />

y ahora presenta su nueva obra<br />

La doctrina de la mortalidad, que<br />

reflexiona sobre los video games y<br />

la realidad virtual<br />

Por Sergio Varela


81<br />

–Su propia historia parece seguir ciertos sorprendentes<br />

“giros de guión” de las mejores sagas de<br />

aventuras. ¿Cómo fue que un graduado en contabilidad<br />

cambió drásticamente su destino y se convirtió<br />

en autor de best sellers de literatura juvenil Cuando<br />

era chico amaba la aventura y me encantaba escribir. Tenía<br />

el sueño de convertirme en autor de historias apasionantes.<br />

Pero pensaba que ese sueño era demasiado bueno


82<br />

para ser cierto, así que me inscribí para estudiar “una<br />

carrera en serio” y tener “un trabajo de verdad”. Así fue<br />

como me convertí en contador. Pero ya en el último año de<br />

la universidad me di cuenta de que odiaba esa carrera y lo<br />

que significaba, la obsesión por el cálculo, la especulación.<br />

Y para poder soportar ese año empecé a escribir mi primera<br />

novela, que me llevó siete años poder publicarla, pero<br />

pude concretar mi sueño, que ahora es mi realidad. Y te<br />

juro que no extraño la contabilidad, que fue mi pesadilla.<br />

–En su saga Maze Runner, más allá de su aparente<br />

levedad como literatura juvenil de entretenimiento,<br />

hay una metáfora muy fuerte sobre la vida: los personajes<br />

llegan, sin saber muy bien cómo ni por qué,<br />

a un laberinto y deben correr para sobrevivir. Con<br />

un mínimo de capacidad de simbolizar se podría<br />

decir que eso mismo es la vida de cada uno. Tratar<br />

de resolver cómo sobrevivir en medio de un laberinto<br />

lleno de sorpresas e imponderables. Y es un<br />

tema muy dramático, muy literario: Borges era muy<br />

afecto al tema de los laberintos, por otra parte. Mi<br />

primer objetivo fue el de entretener con una historia que<br />

atrapara al lector, pero es cierto que la del laberinto es una<br />

metáfora muy fuerte sobre la vida. Yo mismo pasé en mi<br />

adolescencia por un período de mucha confusión que me<br />

llevó a reflexionar para qué estoy acá, por qué vine a este<br />

mundo. Creo que la adolescencia misma es un laberinto,<br />

en el que nos enteramos de cuán difícil puede ser la existencia.<br />

Te sentís adulto, pero a la vez tenés toda la vida por<br />

delante para superar obstáculos que te van sorprendiendo<br />

y sobre los que no tenés ninguna información previa, y que<br />

a la vez te van transformando como personaje en el escenario<br />

de tu biografía, y de los cambios del mundo que se<br />

van dando a tu alrededor. Creo que cuando escribí Maze<br />

Runner, todas esas emociones y memorias de mi propia<br />

adolescencia fluyeron en mi mente de alguna manera.<br />

Siempre me han encantado y fascinado los laberintos. Y<br />

aún hoy me dan miedo.<br />

–Más allá de las lógicas “reglas” del género, hay en<br />

su obra un tratamiento muy especial sobre la idea<br />

del peligro, del riesgo, que se acrecienta en cada<br />

nuevo episodio de la saga. ¿Qué es lo que lo fascina<br />

del peligro ¿Hay algo en su vida que lo perturba<br />

especialmente respecto de los riesgos que conlleva<br />

la propia vida Creo que influyó que tuve que atravesar<br />

varias tragedias familiares muy seguidas, o por lo menos<br />

que resultaron muy impactantes para mí. Mi abuelo murió<br />

en un accidente cuando yo era muy chico y, más tarde, un<br />

sobrino mío de sólo 2 años de edad murió al ingerir una<br />

pastilla, un medicamento, por accidente también. A mis<br />

20 años falleció mi papá. Creo que todas esas experiencias<br />

tuvieron mucha incidencia en mí, ya no se trataba tanto<br />

del peligro, sino de una especie de repentina conciencia<br />

sobre la fragilidad de la vida, que despertó en mí una potente<br />

inquietud sobre el propósito de la existencia, que<br />

podría concluir de golpe y en cualquier momento. No sé si<br />

logré alcanzar esos propósitos, pero visto en retrospectiva,<br />

creo que lo más importante de esos pensamientos, de esas<br />

ideas, se ha plasmado. Y se ha expresado a través de mi<br />

escritura.<br />

–Se ha mencionado que Hunger Games inspiró en<br />

alguna medida a Maze Runner. ¿Qué similitudes y<br />

diferencias hay entre ambas sagas En primer lugar,<br />

quiero decir que escuchar a mi trabajo mencionado en una<br />

misma oración con Hunger Games es para mí un honor<br />

como escritor. Pero debo aclarar que yo escribí Maze Runner<br />

tres años antes que Hunger Games, en 2005, aunque<br />

finalmente se publicó en 2009 por las demoras habituales<br />

entre la llegada de un original y la publicación por parte<br />

de la editorial, por eso se piensa que fue el éxito de Hunger<br />

Games el que motivó Maze Runner. Creo que ambas<br />

historias rescatan el valor de la lealtad, el heroísmo, la<br />

amistad, el superar obstáculos. Y tratan sobre la esperanza.<br />

Además de ser muy entretenidos, un valor también importante<br />

en una obra artística.<br />

–Su nuevo libro, La doctrina de la mortalidad, incursiona<br />

en las obsesiones de los videogamers, en la<br />

realidad virtual de la época posapocalíptica. ¿Cuáles<br />

son sus preocupaciones al respecto y cómo las refleja<br />

esta nueva producción suya Hace muchos años me<br />

sentí realmente impactado cuando vi la película Matrix. Y<br />

con el tiempo, con el surgir de las redes sociales, del auge<br />

de la comunicación virtual a través de Internet, sentí que<br />

esa utopía se estaba volviendo realidad. Creo que toda esa<br />

fantasía de los juegos instala un mundo muy dark, muy<br />

opresivo, pero espero que eso nos lleve a un resurgir de la<br />

mejor ciencia ficción. También creo que en esos estímulos<br />

hay una posibilidad de que nos animemos a darle un poco<br />

más de complejidad a las historias, insistir en el heroísmo<br />

y la épica, pero también darle espacio a cierta reflexión<br />

psicológica que nos acerque cada vez más a las mejores<br />

expresiones del género.<br />

–Maze Runner está por ser llevada al cine. ¿Cuáles<br />

son sus expectativas respecto de la película En<br />

broma, le digo a mi mujer que el hecho de que mis libros<br />

sean llevados al cine es mejor que haberme casado y tener<br />

hijos. Es lo más lindo que me ha pasado hasta ahora.<br />

La posibilidad de ver en la pantalla grande aquello que<br />

he imaginado, y sobre todo que han respetado mucho la


esencia de los libros. Cuando empezó todo este proceso de<br />

adaptación tenía altas expectativas y, al ver los resultados,<br />

puedo decir que esas expectativas se han visto superadas.<br />

–¿Cuál es su libro favorito The stand, de Stephen<br />

King. Es un autor al que admiro mucho, porque cambió el<br />

criterio de reconocimiento de la literatura. Antes se pensaba<br />

que la mejor lectura era la que ganaba premios otorgados<br />

por los críticos especializados. Con Stephen King la<br />

lectura se convirtió en hábito divertido, que crea comunidades<br />

de fans que intercambian libros, un antiguo gusto<br />

de elites, él lo ha convertido en un gesto pop al estilo de<br />

los seguidores de las grandes bandas de rock. Y eso hace<br />

mucho más por la difusión de la lectura que los premios.<br />

Aunque él mismo se merece varios, por su profundidad y<br />

calidad en la escritura.<br />

Del mismo modo aspiro a poder cambiar algo en la vida de<br />

las personas que leen mis libros, que generen amistades a<br />

partir de compartir y comentar las historias y los libros, y<br />

que piensen en cosas que antes no se habían cuestionado


Danza<br />

La<br />

voluntad activa<br />

84<br />

Preparándose para la próxima Gala Internacional de Ballet de Buenos Aires, Martín Boschet,<br />

director artístico del Grupo Ars, analiza las razones del aislamiento de la danza local,<br />

además de adelantar la visita a los mejores doce bailarines del mundo, entre ellos a las grandes figuras<br />

Daniil Simkin y María Kochetkova<br />

Por Emilia Simison<br />

El próximo mes de agosto, y por cuarta<br />

vez consecutiva, llegará de la mano del<br />

Grupo Ars, la Gala Internacional de<br />

Ballet de Buenos Aires donde se podrá<br />

ver en escena a doce de los mejores<br />

bailarines del mundo. Además, a estas<br />

galas que ya nos ha acostumbrado a ver<br />

el teatro Coliseo rebosando de talento,<br />

se agregará el próximo noviembre la presentación<br />

de Daniil Simkin y María Kochetkova<br />

en Don Quijote. Para quienes<br />

no los conozcan (a quienes les aconsejo<br />

buscarlos en YouTube), y tomando prestadas<br />

las palabras de Javier Fernández<br />

Ortega en El País, es como si pudiéramos<br />

ver jugar a Messi un fin de semana<br />

con algún equipo nacional. Mientras<br />

esperamos ansiosos y vamos consiguiendo<br />

nuestras entradas (que ya están a la<br />

venta), nos juntamos a conversar con<br />

Martín Boschet, director artístico del<br />

Grupo Ars.<br />

Ante la obligada pregunta por el origen<br />

de las Galas, Boschet nos cuenta que la<br />

idea surge de la necesidad de “volver a<br />

poner delante de los ojos lo que sucede<br />

en el mundo”. Hoy en día, gracias a la<br />

tecnología, cualquier joven que baila o<br />

cualquiera al que le interesa la danza<br />

puede ver a sus ídolos en YouTube o en


Facebook, “pero eso, en vez de calmar<br />

la curiosidad, genera angustia porque<br />

es como tener la ñata contra el vidrio”.<br />

Así, las galas se presentan como una<br />

oportunidad de “ver a esos pibes que<br />

están triunfando en el mundo, acá en el<br />

Coliseo. Y ver que no sólo son maravillosos<br />

sino que también son pibes comunes<br />

que estudiaron, estudian, se rompen el<br />

lomo… pero que son chicos como cualquiera<br />

de acá”.<br />

Además de calmar la curiosidad del<br />

balletómano, las Galas servirían a otros<br />

dos grandes fines. Por un lado, Boschet<br />

cuenta que su gestión en el teatro Colón<br />

le permitió “ver las cosas desde el otro<br />

lado del mostrador” y entender como<br />

una de las razones por las que la danza<br />

en la Argentina perdió nivel competitivo<br />

y de excelencia profesional el aislamiento<br />

en que la actividad local ha estado<br />

durante los últimos veinte años. Tal vez<br />

una de las principales consecuencias en<br />

que se pueda observar dicho aislamiento<br />

sea en la cantidad de bailarines argentinos<br />

que triunfan en el exterior pero<br />

que nunca bailaron en Argentina, como<br />

es el caso de algunos de los que sí lo hicieron<br />

gracias a las Galas como Daniel<br />

Proietto. Según Boschet, no suelen venir<br />

a bailar a la Argentina “no porque no<br />

quieran sino porque no son convocados.<br />

Y no son convocados por dos razones<br />

centrales. Una: ni siquiera los que arman<br />

las funciones los conocen (…). Y después<br />

por mezquindad. Hay una mezcla rara e<br />

inexplicable de resentimiento frente al<br />

que se fue, es como una cuestión de ‘te<br />

fuiste y nosotros nos quedamos peleándola<br />

frente a la circunstancias, ¿ahora<br />

qué querés’”. De esta manera, la falta<br />

de voluntad, pero también la falta de conocimiento<br />

que viene con el aislamiento,<br />

impide que tengamos la oportunidad<br />

con mayor frecuencia de verlos bailando<br />

acá aún cuando “el argentino triunfante<br />

en el exterior debería ser el ejemplo,<br />

primero para entender qué es lo que nos<br />

falta para estar en un punto de comparación<br />

con otras compañías y, segundo,<br />

para entender qué falta en la educación<br />

o la enseñanza de la danza aquí para<br />

que un argentino que quiere triunfar en<br />

las grandes ligas deba partir”. Y por eso<br />

también las Galas incluyen siempre bailarines<br />

de los grandes teatros nacionales<br />

ya que sostiene que “la mejora en casa<br />

viene con la participación presencial”.<br />

A su vez, las Galas se han transformado<br />

en una oportunidad para ampliar el público<br />

de la danza. Por la selección coreográfica<br />

y de bailarines, se han transformado<br />

en un lugar para la demostración<br />

apasionada y “donde se generan fanatismos<br />

por A o por B” que en ocasiones le<br />

dan cierto “espíritu de cancha”. De esta<br />

manera, “las galas sirven para eso: para<br />

que un tipo que en principio jamás iría al<br />

ballet porque fue alguna vez y se aburrió<br />

o porque no fue nunca pero tiene prejuicio<br />

vaya porque acompaña a alguien pero<br />

salga fascinado y no tenga miedo de decirte<br />

‘la verdad es que lo pasé bárbaro’”.<br />

En el marco de este deseo por ampliar el<br />

público, Boschet nos cuenta la intención<br />

de armar un circuito y aprovechar que<br />

los bailarines ya están en Buenos Aires<br />

para incluir funciones en otras partes del<br />

país. Y, aunque todavía no está confirmado,<br />

es muy probable que este año se<br />

realice en Salta la primera Gala fuera de<br />

Buenos Aires.<br />

Charlando, entonces, sobre al futuro<br />

del ballet en Argentina y al ser consultado<br />

por el proyecto de la Ley Nacional<br />

de Danza (ver recuadro) la opinión de<br />

Boschet es que, si bien las leyes son<br />

importantes y podrían ayudar a resolver<br />

problemas como las jubilaciones y el<br />

bajo número de funciones de la mayoría<br />

de las compañías oficiales, las leyes por sí<br />

mismas no solucionan los problemas, por<br />

lo que el proyecto debería estar acompañado<br />

por una voluntad activa.<br />

Puntualmente sobre los eventos de este<br />

año, Boschet destca que a medida que<br />

pasaron las galas, el aval que en un comienzo<br />

se necesitaba obtener de parte<br />

de las compañías de pertenencia de los<br />

bailarines pasó a estar dado por la misma<br />

Gala. Esto les permitió pensar, para la<br />

Gala de 2014, “más en las coreografías,<br />

luego en los intérpretes para dichas<br />

coreografías y después, eventualmente,<br />

saber de qué compañía vienen” y, a lo<br />

largo de las cuatro Galas, darle más lugar<br />

a la danza contemporánea. Por otro<br />

lado, este año el Grupo Ars montará<br />

por primera vez un ballet entero y con<br />

música en vivo, lo cual hace que el desafío<br />

sea doble “porque no sólo tenés 60<br />

bailarines en escena sino que también<br />

tenés 60, 70 músicos en el foso” y “todas<br />

las partes tienen que estar bien”. Con<br />

dicho fin, se encuentra en tratativas un<br />

convenio con el Ballet del Centro del<br />

Conocimiento de Misiones en cuya joven<br />

compañía, director musical, maestro repositor<br />

y ensayistas, Boschet tiene plena<br />

confianza, lo que les deja como mayor<br />

desafío la producción, aunque proyecta<br />

que para eso contará también con ayuda<br />

del teatro Coliseo. Además, le da confianza<br />

“tenerlos a Daniil [Simkin] y María<br />

[Kochetkova] que son dos estrellas”<br />

ya que cuando se incluyen artistas como<br />

ellos “todo mejora, enseguida se nota la<br />

energía y se fluye distinto y todos naturalmente<br />

se esfuerzan más”.<br />

Antes de que se termine la entrevista, le<br />

preguntamos si pensaban armar alguna<br />

publicación más allá de los catálogos<br />

coleccionables que regalan en las funciones,<br />

a lo que Boschet respondió que<br />

tienen pensado armar un libro que recapitule<br />

todo lo que pasó en esos cinco<br />

años y que incluya fotos, información de<br />

los bailarines y anécdotas pero que planean<br />

esperar a la V Gala. Mientras tanto,<br />

entonces, seguiremos disfrutando de las<br />

funciones<br />

85<br />

Ley Nacional de Danza<br />

El 29 de abril ingresó, acompañado como corresponde por clases, una coreo multitudinaria y un festival, el proyecto para una Ley Nacional<br />

de Danza. Dicho proyecto establece que “la danza, en sus diversos géneros y manifestaciones, por su valor social y por constituir un factor<br />

esencial en el desarrollo de la cultura al ser creadora de valor simbólico, será objeto de promoción, estímulo y apoyo del Estado” y busca<br />

jerarquizar la actividad de la danza en su conjunto y a sus trabajadores. Más información en: www.leynacionaldedanza.com


Reseña<br />

Salinger: el último Peter Pan<br />

86<br />

Por Eduardo Dubians<br />

A fin de cuentas, era inevitable que<br />

las cosas sucedieran de este modo. La<br />

breve e intensa obra de J. D. Salinger,<br />

la misma que fuera saludada como la<br />

expresión renovada de la moderna literatura<br />

anglosajona, la que diera pie<br />

–a partir de su novela emblemática, El<br />

guardián entre el centeno– al absurdo<br />

de tragedias y asesinatos (el de John<br />

Lennon es el más recordado, pero no<br />

el único), terminó por convertir a su<br />

autor en un personaje más, recluido<br />

en el misterio de su ostracismo, cierto<br />

misticismo e incluso violencia. En consecuencia,<br />

de una biografía que debía<br />

luchar contra el mito y el silencio, sólo<br />

cabía esperar la desmesura. Y esto es lo<br />

que se apura en enseñar este Salinger<br />

(Seix Barral, 2014) por el que responden<br />

David Shields y Shane Salerno:<br />

una torre de babel hecha de voces superpuestas,<br />

mentiras y verdades, que<br />

componen una sinfonía chirriante y por<br />

momentos ensordecedora de más de<br />

setecientas páginas.<br />

Aunque tampoco hay que ser del todo<br />

injustos. Salinger aparece tres años después<br />

de J. D. Salinger: una vida oculta<br />

(Galaxia Gutenberg, 2011), de Kenneth<br />

Slawensky –a quien, curiosamente o<br />

no tanto, los autores omiten citar una<br />

sola vez, lo que no deja de llamar la<br />

atención dado el maremágnum de citas<br />

presentes–, que representa la biografía<br />

“oficial” del autor de Nueve Cuentos<br />

y Franny y Zooey. En rigor, en este<br />

caso no podemos hablar de biografía<br />

en sentido estricto sino, como lo hacen<br />

sus autores, de un libro que sirvió de<br />

base a un documental. Shane Salerno<br />

(Memphis, 1972) es guionista y director<br />

de Salinger, estrenado en el festival de<br />

Toronto y que acompañó a la aparición<br />

del volumen, en tanto David Shields<br />

(Los Ángeles, 1956) es un conocido<br />

escritor a partir de la publicación del<br />

ensayo Reality Hunger: A Manifesto<br />

(2010), compuesto exclusivamente con


citas de otros autores. Libro y documental<br />

ofrecen un retrato salingeriano<br />

poliédrico y discontinuo, sustentado<br />

por más de 150 fotografías inéditas,<br />

cartas, fragmentos de diarios y más de<br />

dos centenares de testimonios directos,<br />

muchos de los cuales se habían negado<br />

a hablar de su relación con Salinger hasta<br />

producirse su fallecimiento, el 28 de<br />

enero de 2010, con 91 años de edad; tal<br />

vez atenazados por el severo carácter de<br />

un personaje tan refractario, en vida, a<br />

revelar datos íntimos o familiares.<br />

La saturación informativa exhibida por<br />

los autores a través de los muchos materiales<br />

acumulados –indiscutiblemente<br />

valiosos–, otorgan cierto aire enciclopedista<br />

a la obra. Incluso, dada la propia<br />

estructura y disposición de los materiales,<br />

la concatenación de múltiples voces<br />

originadoras de una larga sucesión de<br />

entradas yuxtapuestas, a modo de polifonía<br />

coral o de guión documental –algo<br />

lógico considerando que Salerno ha<br />

escrito y dirigido el film complementario–<br />

no varían, en lo sustancial, al perfil<br />

humano ya esbozado por Slawenski en<br />

su libro sobre Salinger: sus orígenes en<br />

el seno de una adinerada familia judía<br />

de Nueva York; su formación académica,<br />

que pasó por diversos centros hasta<br />

acabar en la escuela militar de Valley<br />

Forge, donde adquirió la severidad y<br />

disciplina necesarias a su carácter rebelde;<br />

su aprendizaje literario en la Universidad<br />

de Columbia y sus primeras<br />

publicaciones en las llamadas revistas<br />

de poca trascendencia, y su actitud perseverante<br />

al ver rechazados muchos de<br />

sus relatos sobre jóvenes de clase alta,<br />

decadentes y triviales, hasta conseguir<br />

su verdadero objetivo: irrumpir en las<br />

páginas de The New Yorker. Pero sin<br />

duda el hecho más significativo fue su<br />

alistamiento en el ejército y la traumática<br />

experiencia de la guerra: el desembarco<br />

de Normandía, la cruenta batalla<br />

de las Ardenas, la pérdida de la mayoría<br />

de sus compañeros y el horror de los<br />

campos de exterminio en Dachau… Su<br />

retorno a la vida civil estuvo marcado<br />

por el extrañamiento dentro de una sociedad<br />

que ignoraba las crueldades que<br />

él había conocido, un sentimiento implícitamente<br />

trasladado al dilema planteado<br />

por su ícono adolescente, Holden<br />

Caulfield, al incorporarse a un mundo<br />

adulto hostil y del que, sin embargo,<br />

inexorablemente hay que formar parte.<br />

La experiencia de la guerra condujo a<br />

Salinger a abrazar la filosofía zen y el<br />

hinduismo vedanta como forma –quizá–<br />

de superar sus traumas. Por otra<br />

parte, se vio sorprendido por los problemas<br />

que, tras el éxito obtenido por su<br />

célebre Guardián…, comenzó a tener<br />

para manejar su fama emergente, lo<br />

que se tradujo en una voluntad de “no<br />

ser” renunciando –aparentemente– a su<br />

ego, para encerrarse en una recóndita<br />

casa de campo en New Hampshire,<br />

desvaneciendo paulatinamente su deseo<br />

de seguir publicando hasta que, a la<br />

aparición de su último relato en 1965,<br />

sucedieron cuarenta largos años de silencio<br />

literario, en los que parece que<br />

continuó escribiendo, pero no volvió a<br />

publicar.<br />

A todo esto hay que sumar la pérdida<br />

de su primer gran amor, Oona O’Neill,<br />

quien con sólo 18 años se casó con<br />

Charlie Chaplin. Desde entonces,<br />

Salinger se obsesionó con seducir y<br />

perseguir a jovencitas entre la infancia y<br />

la adolescencia, físicamente parecidas a<br />

la mujer del gran cómico y sexualmente<br />

sin “experiencia suficiente para juzgarle”,<br />

como forma de parar el tiempo<br />

y perpetuar una inocencia que nunca<br />

recuperaría. Y es en esta cuestión, la<br />

sentimental, donde más y mejor se revelan<br />

las debilidades y contradicciones<br />

que definen el perfil íntimo de Salinger,<br />

la dudosa sinceridad de su sentimiento<br />

religioso y su solamente relativo<br />

aislamiento cuyo misterio sí logró, en<br />

cambio, que incrementara la fascinación<br />

pública hacia su figura hasta convertirlo<br />

en mito. Salinger retiró su fotografía de<br />

la portada de El guardián… porque no<br />

creía en la autopromoción, pero cuando<br />

vio a Joyce Maynard en una portada del<br />

New York Magazine se sintió inmediatamente<br />

atraído por ella; se deshizo de<br />

su primer matrimonio con una mujer<br />

alemana tras saber que había trabajado<br />

para la Gestapo, pero aseguraba seguir<br />

comunicándose telepáticamente con<br />

ella. Pretendía ser puro y fiel al dharma,<br />

y sin embargo se enamoraba de jóvenes<br />

actrices que veía por televisión, como<br />

Catherine Oxemberg… En definitiva,<br />

pese a sus esfuerzos por parecer humilde<br />

nunca pudo desprenderse de su ego<br />

desmesurado ni fue capaz de renunciar<br />

al mundo ni dejar de preocuparse, hasta<br />

el extremo, por su reputación como escritor<br />

y por todo aquello que se decía o<br />

publicaba sobre su figura.<br />

A pesar de la negativa de la familia a<br />

colaborar con el libro y el documental<br />

(tanto su hijo Matt como su viuda, Colleen<br />

O’Neill, son los herederos de su<br />

legado), Shields y Salerno aseguran que<br />

se viene una avalancha de inéditos de<br />

Salinger que serán publicados a partir<br />

del año próximo: un libro titulado The<br />

family Glass, que reuniría sus relatos<br />

sobre la celebrada saga de niños prodigio;<br />

un manual de religión védica; una<br />

novela de amor ambientada en la guerra<br />

y en su matrimonio alemán; el diario de<br />

un agente de contrainteligencia, basado<br />

en los interrogatorios de prisioneros<br />

llevados a cabo por Salinger; y, por<br />

último, un volumen que reuniría todos<br />

los relatos protagonizados por Holden<br />

Caulfield con el título de uno de ellos,<br />

El último y mejor de los Peter Pans. A<br />

fin de cuentas, el título que mejor define<br />

a su autor<br />

Salinger,<br />

de David Shields y Shane Salerno.<br />

Seix Barral, 2014<br />

87


VIDA GOURMET<br />

Pequeños detalles que hacen la diferenciA<br />

Por Mónica Tracey<br />

El queso, el sabor más preciado<br />

88<br />

Ingrediente básico de muchísimos platos de la cocina internacional y un fiel compañero de<br />

tantos momentos especiales, el queso tiene una larga historia y un papel fundamental en<br />

el mundo de la alimentación y los sabores. Mucho de esa historia, de su presente y de sus<br />

secretos están en el libro que Pablo Battro acaba de publicar.<br />

A partir de un minucioso entrenamiento en los principales países productores de quesos y<br />

de su propia experiencia como productor, este ingeniero industrial es, hoy, un referente en<br />

el tema. Ahora afincado en Lincoln, es asesor de queserías en distintos países, dicta cursos<br />

y ha publicado dos libros, Quesos artesanales, dirigido a quienes deseen hacer quesos de<br />

calidad a pequeña escala, y este último, Todo lo que siempre quiso saber sobre los quesos.<br />

De este alimento excepcional que permitió un día lejano mantener las propiedades de la<br />

leche en el tiempo, cuando no se podía ordeñar por falta de pasturas o para poder cargar<br />

en la trashumancia, el libro aporta datos de todo tipo. Hay una completa clasificación de<br />

quesos, con sus especificaciones, detalles de producción, lugares y anécdotas de origen,<br />

informando también de esas variedades qué se hizo y se hace en nuestro país, a nivel<br />

industrial y, sobre todo, a nivel artesanal, con experiencias relativamente nuevas que son<br />

casi una revolución en el mundo gourmet. Con producciones de excelente calidad tanto en<br />

quesos de leche de vaca como de oveja, cabra e incluso de búfala.<br />

A medida que se avanza en el libro y se van viendo las fotos, se hace agua la boca y en ese<br />

estado se llega a los consejos más prácticos para el consumidor: dónde y cómo comprar,<br />

cuándo se sirven, antes o después de la comida, antes o después del postre… Según<br />

asegura Battro, el queso se puede servir incluso como plato principal en un almuerzo:<br />

“Una buena selección con una ensalada verde, pickles o chutney, fruta fresca, nueces<br />

y buen pan y vino”. También da pautas para armar una tabla de quesos según distintos<br />

criterios, pero aclara: “Casi como una obligación, una buena tabla de quesos debe<br />

servir para comentar, explicar, discutir; debe ser un elemento desencadenante de una<br />

conversación interesante”. Y a esa altura, uno deja el libro por un rato y se va, lleno de<br />

nuevos deseos y específicas exigencias, a visitar a su quesero.<br />

Pablo Battro<br />

Todo lo que siempre quiso saber sobre<br />

los quesos<br />

Albatros


Más sabor, distintos saberes, sentir<br />

más, gustar mejor, tradición, novedad,<br />

catas, un camino para conocerse en<br />

las propias elecciones<br />

Quesera gourmet,<br />

en Chiapas<br />

Un día, sólo con la certeza de que necesitaba hacer un cambio,<br />

Cecilia Etchegaray dejó de trabajar en la escribanía familiar<br />

en Buenos Aires y con sus fotografías a cuestas –había hecho<br />

un par de exposiciones–, fue a pasar un tiempo a México. Poco<br />

después fundaba una nueva vida en San Cristóbal de las Casas,<br />

un bello lugar de Chiapas. Allí empezó a hacer quesos con una<br />

amiga italiana y ahora, ocho años después, vive en una hermosa<br />

casa sustentable en la montaña, es una reconocida artesana de<br />

quesos, que ella misma vende en su puesto en el tianguis, esos<br />

mercados que se han mantenido de la época prehispánica. “La<br />

profesión tiene que ver con el aprender cosas”, dice, con su<br />

acento ya un poco mexicano, “yo estudié fotografía, trabajaba<br />

en una escribanía, y ahora hago quesos”.<br />

Sorprendida por la vida y dejándose llevar, Cecilia vive hoy<br />

como nunca lo imaginó antes, trabajando como artesana, en la<br />

montaña, en un espacio de total convivencia con la naturaleza<br />

y sus ciclos. “Que mi casa es sustentable significa que tengo<br />

captación de agua de lluvia, energía solar, baño seco. Ha sido<br />

mucho cambio, adaptarme y aprender a vivir de esta manera.<br />

Tengo un jardín con todas las hierbas que utilizo en mis quesos,<br />

una huerta, frutas, y todo en un lugar donde durante cuatro<br />

meses no cae lluvia”, explica y no es difícil imaginar el esfuerzo,<br />

aunque la belleza de esa casa hecha de adobe con tierra del lugar,<br />

llena de luz, seguramente ayuda a compensarlo.<br />

Cecilia cuenta que su primer intento con los quesos fue un<br />

desastre y pronto comprendieron que el problema era la leche.<br />

Todo llevó su tiempo, también conseguir esa preciada materia<br />

prima de calidad. “Eso fue fundamental, lo demás fue a prueba<br />

y error, y guiándome por mis gustos pero también aprendiendo<br />

con la gente en el mercado. Allí tengo la posibilidad de abrir un<br />

queso que vengo añejando y ver qué aceptación tiene. Luego<br />

vuelvo a mi cuadernito y comparo, cambio, pruebo cosas<br />

nuevas”.<br />

La mesa del mercado muestra variedades de quesos blandos y<br />

duros, dispuestos sobre hojas de plátano. “Hoy, en la mesa hay<br />

yogur natural, un queso untable que se puede comer con dulce<br />

o salado, hago la ricota fresca y ricotas horneadas, que las preparo<br />

con sal, aceite de oliva, distintas hierbas o distintos tipos<br />

de chiles, o semillas, hago con cacahuate, con hinojo, con curry,<br />

romero, orégano con ajo… También hago quesos añejados, el<br />

clima de San Cristóbal es fresco, bueno para añejar”, cuenta<br />

Cecilia entusiasmada.<br />

Lo que no cuenta es que sus quesos tienen un reconocimiento<br />

destacable. Es la proveedora de un exclusivo restaurante francés<br />

de la zona, entre otros, ha sido invitada por el movimiento<br />

Slow Food para formar parte del equipo, un conocido productor<br />

de mezcal ha elegido sus quesos para sus maridajes, además<br />

de tener su sostenida y entusiasta clientela en el mercado. Ella<br />

sólo quiere aclarar: “Trabajo en forma artesanal y natural, no<br />

uso aditivos, no le pongo cloruro, almidón, nada. En el caso de<br />

los quesos duros sí utilizo fermentos, aparte de cuajo, pero nada<br />

de lo que la industria utiliza para generar más ganancia. Hay<br />

mucho de sueño y pasión en esto, la pena es que no ha sido lo<br />

mismo desde lo económico”, reflexiona mientras acomoda amorosamente<br />

sus deliciosas creaciones sobre las hojas de plátano.<br />

89


TV<br />

SERIES<br />

Por LAURA BERTI<br />

Game of Thrones<br />

Es una fantasía medieval, mix de drama<br />

y aventuras, creada por David Benioff y<br />

D. B. Weiss para la cadena HBO, que ya<br />

lleva cuatro temporadas. Basada en la serie<br />

de novelas Canción de hielo y fuego,<br />

de George R. Martin.<br />

Su trama se centra en las violentas luchas<br />

dinásticas entre varias familias nobles<br />

por el control del Trono de Hierro del<br />

continente de Poniente. La historia se<br />

sitúa en un mundo medieval de ficción,<br />

con tres líneas argumentales: la crónica<br />

de la guerra civil dinástica por el control<br />

de Poniente entre varias familias nobles;<br />

la creciente amenaza de los Otros, apenas<br />

contenida por un inmenso muro de<br />

hielo que protege el norte de Poniente;<br />

y el viaje de Daenerys Targaryen, la hija<br />

exiliada del rey que fue asesinado en<br />

otra guerra civil hace quince años, quien<br />

busca regresar a Poniente a reclamar sus<br />

derechos.<br />

Es una brutal narración en la que brillan<br />

fabulosos personajes, valientes giros de<br />

guión y una épica medieval magnética.<br />

La serie tuvo, en sus tres primeras<br />

temporadas (2011, 2012 y 2013), una<br />

excelente acogida por parte de crítica y<br />

público, y está considerada como una de<br />

las mejores series televisivas de todos los<br />

tiempos. Recibió un gran número de premios<br />

(un Globo de Oro y once premios<br />

Emmy).<br />

Cuenta con un excelente elenco de grandes<br />

actores, que se funden en uno con<br />

los personajes, sobresalientes tramas y<br />

locaciones elegidas magistralmente, en<br />

síntesis, todo, hasta la vestimenta, es impresionante.<br />

Es común encontrarse con escenas de<br />

sexo y desnudos en Game Of Thrones.<br />

Muchas de esas imágenes tienen como<br />

locación el prostíbulo de Petyr Baelish,<br />

un Lord que forma parte del selecto grupo<br />

de consejeros del Rey. Algunas de las<br />

protagonistas de esos momentos calientes<br />

tienen experiencia en eso de aparecer<br />

sin ropa o en el medio de una relación<br />

sexual, pues vienen de la industria pornográfica.<br />

Dado el exitoso debut de la cuarta<br />

temporada (es el programa con mayor<br />

audiencia de HBO desde el capítulo final<br />

Los Soprano en 2007), se filmarán dos<br />

temporadas más.<br />

Recomendación: preparar un lugar cómodo<br />

ver las primeras tres temporadas<br />

seguidas y esperar a que salga la cuarta<br />

completa para verla de la misma manera.<br />

emitirse en el año 2009, sus productores<br />

ejecutivos son los de 24 y Arrested Development.<br />

Cuenta con la magnífica actuación<br />

de Tim Roth acompañado Kelli<br />

Williams, Brendan Hines y Monica<br />

Raymund.<br />

El eje de la serie es el Dr. Cal Lightman<br />

(Tim Roth) que es el especialista en<br />

detección de mentiras más importante<br />

del mundo. Analizando las expresiones<br />

faciales, inflexiones de la voz y el lenguaje<br />

corporal involuntario de las personas,<br />

puede leer sus sentimientos. Su<br />

trabajo le brinda los conocimientos y la<br />

habilidad tanto para engañar como para<br />

detectar mentiras. Pero Lightman sabe<br />

que su habilidad científica es tanto una<br />

bendición como una desgracia en su vida<br />

personal pues detecta cuando familiares<br />

y amigos mienten. No es que lo piense,<br />

lo sabe, debido a que ha desarrollado su<br />

habilidad de observación hasta convertirla<br />

en inconsciente, transformándose<br />

así en un detector de mentiras humano.<br />

De este modo, Cal puede descubrir los<br />

secretos mejor guardados y solucionar<br />

los casos más difíciles. Más exacto que<br />

cualquier prueba de polígrafo, sabe que<br />

su presencia no siempre resulta cómoda.<br />

Cal encabeza una agencia que ofrece sus<br />

servicios al FBI, la policía local, firmas de<br />

abogados, etc. Una serie para ver, para<br />

aprender y/o sólo para disfrutar.<br />

La serie se encuentra disponible en Tematika,<br />

Yenny y El Ateneo<br />

91<br />

La serie se encuentra disponible en Tematika,<br />

Yenny y El Ateneo<br />

Lie to Me<br />

Entre el thriller y el drama, con tres<br />

temporadas, esta serie está basada en<br />

el estudio e investigación realizado por<br />

el psicólogo Paul Ekman. Comenzó a


92<br />

Tema de tapa<br />

seis<br />

La casualidad<br />

DE LAS COSAS<br />

La ley de gravedad, el antibiótico, el Viagra, la Coca-Cola,<br />

las papas fritas, los Rayos X, el dulce de leche, y tantos más.<br />

Inventos que nacieron del azar<br />

Por Florencia Álvarez<br />

Si bien muchas veces los científicos,<br />

investigadores e inventores se han propuesto<br />

encontrar soluciones a problemas<br />

o necesidades concretas, lo cierto es que<br />

la gran mayoría de las cosas se fueron<br />

creando por azar. Desvíos en el camino<br />

que abrieron puertas impensadas.<br />

Los hermanos Kellogg no se sentaron a<br />

inventar los Corn Flakes, tampoco era la<br />

intención de Wilhelm Conrad Roentgen<br />

descubrir los Rayos X, la de Alexander<br />

Fleming hallar el poder antibiótico de la<br />

penicilina o la de John Pemberton crear<br />

la Coca-Cola. Ellos, y decenas de personas<br />

más encontraron cosas por puro azar,<br />

y en muchos casos significaron golpes de<br />

timón en el rumbo del mundo.<br />

Isaac Newton estaba refugiado de la<br />

epidemia de peste bubónica que en 1665<br />

azotó Londres en su casa de campo de<br />

Lincolnshire, Inglaterra. Descansaba debajo<br />

de un manzano cuando vio cómo un<br />

fruto caía al suelo. En ese instante, el físico<br />

comprendió que había algo que atraía<br />

a las cosas hacia abajo, y así creó una de<br />

las leyes que han definido la historia moderna:<br />

la de gravitación universal. Aunque<br />

muchos piensan que esto es una leyenda,<br />

en 2010 la Royal Society de Londres<br />

develó un manuscrito original que el también<br />

físico, amigo y contemporáneo de<br />

Newton, William Stukeley, utilizó para<br />

la novela biográfica Memorias de la vida<br />

de Sir Isaac Newton. “Me dijo que había<br />

estado en esta misma situación cuando la<br />

noción de la gravedad le asaltó la mente.<br />

Fue algo ocasionado por la caída de una<br />

manzana mientras estaba sentado en actitud<br />

contemplativa. ¿Por qué esa manzana<br />

siempre desciende perpendicularmente<br />

hasta el suelo, se preguntó a sí mismo”.<br />

El árbol original se vino abajo durante<br />

una tormenta en 1814, su madera se utilizó<br />

para hacer sillas, pero antes de que<br />

el manzano cayera ya se habían obtenido<br />

una gran cantidad de injertos que se plantaron<br />

en diferentes facultades de física<br />

del mundo entero.<br />

Siglos después, algo que también tiene<br />

que ver con la gravedad, alegró la vida<br />

de muchos hombres. El Viagra fue un<br />

descubrimiento al azar concebido por<br />

científicos galeses del Hospital de Morriston<br />

que trabajaban en la búsqueda de una<br />

droga para tratar la hipertensión arterial<br />

y la angina de pecho. Para su sorpresa, el<br />

gran “efecto colateral” de la prueba era el<br />

potente poder en la erección del pene. Ni<br />

lerdos ni perezosos, los laboratorios Pfizer<br />

decidieron comercializar el Sildenafil en<br />

Estados Unidos y patentarlo, en 1996.<br />

Desde ese año hasta hoy, se calcula que<br />

se vendieron mundialmente millones,<br />

millones, millones y millones de pastillas<br />

azules. Dar una cifra exacta sería como<br />

especular acerca de cuántos bebés nacen<br />

por segundo en el mundo. Sólo en Argentina,<br />

en 2012 se vendieron 3,6 millones<br />

de unidades.<br />

Otro ejemplo es el de la penicilina, fue<br />

en 1928 cuando el científico Alexander<br />

Fleming, que era muy desordenado, investigaba<br />

la gripe y al irse de vacaciones<br />

durante dos semanas se olvidó sobre la<br />

mesa de su laboratorio una placa de Petri<br />

con un cultivo de la bacteria del stafilococo.<br />

Al regresar se encontró con que un<br />

moho azul verdoso, que era un hongo, había<br />

impedido que la bacteria creciera. De<br />

esa forma descubrió el efecto antibiótico<br />

de la penicilina.<br />

Algo similar ocurrió con la invención de<br />

los Rayos X, el físico Wilhelm Conrad<br />

Roentgen no se propuso encontrar una<br />

forma de fotografiar el cuerpo humano<br />

por dentro; había descubierto la relación<br />

entre una especie de gas y unos extraños<br />

rayos catódicos que atravesaban papel,<br />

metales y la emulsión fotográfica. Casi<br />

que estaba jugando con eso hasta que<br />

decidió experimentar con su esposa. Le<br />

pidió a Berta que colocase su mano durante<br />

quince minutos sobre la placa de<br />

cristal que había creado y al revelarla no<br />

podía creer estar viendo las falanges de la<br />

mano de su esposa con su anillo de bodas.<br />

Lo llamó X por desconocido, y así nació la<br />

radiología.<br />

Pero hablando de científicos y de químicos,<br />

el suizo Albert Hofmann haría un<br />

descubrimiento que marcaría la contracultura<br />

de los años 60. En 1938, comenzó<br />

a trabajar con derivados del ácido lisérgico<br />

pensando que podría ser útil como<br />

estimulante de los sistemas circulatorios<br />

y respiratorios, pero las pruebas en animales<br />

fallaron. Cinco años más tarde,<br />

siguiendo “un curioso presentimiento”,<br />

volvió a experimentar sobre el compuesto.<br />

Enseguida se sintió mareado y se<br />

fue a su casa en un “estado similar a la<br />

ebriedad”, y la imaginación extraordinariamente<br />

estimulada. Pensó que se debía<br />

a la absorción del ácido por la piel. Por<br />

lo tanto al tercer día tomó una dosis mucho<br />

mayor. Sintió que le costaba hablar<br />

y regresó a su casa en bicicleta. Escribió<br />

en su diario que todo lo que había en su<br />

campo de visión ondulaba, distorsionado<br />

como una imagen en un espejo cóncavo.<br />

Después de pasar varias horas aterroriza-


do, convencido de que lo había poseído<br />

un demonio y de que los muebles de su<br />

casa lo amenazaban, el doctor Hofmann<br />

creyó enloquecer. Finalmente, se quedó<br />

dormido y al día siguiente despertó con<br />

sus sentidos “vibrando con una sensibilidad<br />

superior”.<br />

Ha habido otros inventos por azar, más<br />

banales quizás, pero no por eso menos<br />

trascendentes, como la Coca-Cola, las papas<br />

fritas y los Post-it.<br />

Se dice que la historia de la bebida más<br />

famosa del mundo nació de la mano de<br />

John Pemberton, farmacéutico y coronel<br />

de la Armada de la Confederación estadounidense<br />

quien, tras caer herido en una<br />

batalla y no tolerar el dolor, se hizo adicto<br />

a la morfina. Buscando un remedio para<br />

su adicción, experimentó con hojas de<br />

coca y semillas de nuez –algo parecido a<br />

lo que se utilizaba para hacer el famoso<br />

vino Mariani– creando una bebida a la<br />

que llamó Pemberton’s French Wine<br />

Coca. Averiguó que la planta en la que se<br />

basaba su elixir actuaba como estimulante,<br />

ayudante de la digestión, afrodisíaco<br />

y prolongaba la vida. La fórmula final se<br />

concretó el 18 de mayo de 1889, y fue su<br />

contador, Frank Robinson quien le dio el<br />

nombre y diseñó el logo de su puño y letra.<br />

Él fue quien también sacó los mayores<br />

réditos económicos de The Coca-Cola<br />

Company, y murió en agosto de 1888 de<br />

cáncer de estómago.<br />

Años antes, en 1853, se habían inventado<br />

las papas fritas tipo chips de manera<br />

también fortuita. George Crum era un<br />

reconocido chef del restaurante Moon<br />

Lake Lodge’s, en Saratoga Springs, Nueva<br />

York, que tenía la habilidad de convertir<br />

cualquier cosa en un verdadero manjar, y<br />

por eso muchos multimillonarios y famosos<br />

de la época iban a comer ahí. Había<br />

un cliente que siempre se quejaba por el<br />

grosor de las papas y devolvía los platos.<br />

Crum, cansado y con ganas de fastidiar a<br />

su quisquilloso comensal, cortó las papas<br />

redondas extremadamente finas, las introdujo<br />

en aceite por mucho más tiempo<br />

que el habitual y le puso sal en demasía<br />

para que ahora sí, el cliente devolviera<br />

el plato con razón. Pero el plan funcionó<br />

al revés, el hombre quedó encantado y<br />

pidió más. El invento de Crum tuvo tanto<br />

éxito que al poco tiempo abrió su propio<br />

restaurant donde las estrellas fueron las<br />

Saratoga Chips, como las bautizó.<br />

Los Post-it es uno de los materiales de<br />

oficina más vendidos de la actualidad. Se<br />

crearon en 1970 y se comenzaron a usar<br />

cuatro años más tarde. Surgieron cuando<br />

el químico Spencer Silver estaba trabajando<br />

en el desarrollo de un poderoso pegamento<br />

en los laboratorios de 3M, pero<br />

lo único que consiguió fue un pegote leve<br />

que al ponerlo entre dos trozos de papel<br />

se quedaba pegado tanto en uno como<br />

en otro. Le pareció un hallazgo bastante<br />

inútil, así que se olvidó de él. Un colega<br />

suyo que cantaba en el coro de la iglesia,<br />

siempre utilizaba señaladores para marcar<br />

el cantoral, pero se le caían y los perdía<br />

todo el tiempo, así que decidió ponerles<br />

un poco del pegamento creado por Silver.<br />

Así comprobó que los señaladores ya no<br />

se movían, y que al despegarlos no rompían<br />

las hojas.<br />

El celofán se inventó de forma parecida<br />

cuando el ingeniero textil suizo, Jacques<br />

Brandenberger, se había propuesto<br />

crear otra cosa. Sentado a la mesa en<br />

un restaurante vio cómo a un comensal<br />

se le derramaba el vino sobre el mantel<br />

manchándolo por completo. Volvió a su<br />

laboratorio decidido a descubrir algún<br />

tipo de capa transparente e impermeable<br />

que repeliera el líquido, sin embargo,<br />

luego de infinidad de pruebas aplicó a la<br />

tela un líquido viscoso que la dejó tiesa y<br />

quebradiza. Eso no serviría para proteger<br />

manteles, pero se dio cuenta que se podía<br />

separar en capas y tener otras utilidades.<br />

Otro suizo, George de Mestral, inventó<br />

el velcro en 1941 paseando por los Alpes.<br />

Le llamó la atención cómo se pegaban las<br />

espiguillas de las setarias en su ropa y en<br />

el pelo de su perro. Luego de examinar el<br />

fenómeno bajo el ojo de su microscopio,<br />

diseñó un cierre copiándolo. Comprobó<br />

que el nylon, cosido con rayos infrarrojos,<br />

formaba unos ganchitos resistentes que<br />

se pegaban muy fácilmente a una tela de<br />

nylon más suave y aterciopelada. Llamó<br />

a su descubrimiento velcro por la palabra<br />

francesa velours (terciopelo) y la inglesa<br />

crochet (gancho).<br />

En China, dos talentosos hermanos<br />

creaban hermosas piezas de porcelana<br />

requeridas por muchísimos clientes, lo<br />

que provocaba la envidia de sus vecinos<br />

que también eran fabricantes. Un día, los<br />

hermanos pusieron sus objetos en el horno<br />

y les pidieron a sus envidiosos vecinos<br />

si en cierto momento lo podían apagar<br />

porque no iban a poder volver a tiempo.<br />

Los vecinos no apagaron el horno y el<br />

resultado fue que la cerámica se craqueló.<br />

Cuando uno de los muchachos llegó vislumbró<br />

maravillado que ese craquelado<br />

era bellísimo y que, además, era mucho<br />

más resistente. Los envidiosos, con su<br />

mala actitud, provocaron que sus vecinos<br />

se hicieran ricos.<br />

William y John Kellogg dedicaron gran<br />

parte de su vida a investigar formas para<br />

mejorar la salud. Ambos eran médicos,<br />

pero John se destacó por ser un fanático<br />

extremista, ferviente impulsor de los<br />

enemas para limpiar el intestino llegaba a<br />

inyectar 57 litros de agua y un cuarto de<br />

yogur en el interior de sus pacientes por<br />

vía rectal, y férreo opositor de la masturbación,<br />

recomendaba la circuncisión sin<br />

anestesia a los niños para que la sensación<br />

de dolor perdurara, y un químico llamado<br />

fenol para el clítoris de las mujeres. En<br />

esa búsqueda de lo sano, los hermanos<br />

quisieron desarrollar un alimento liviano<br />

para vegetarianos que sustituyera al pan<br />

común. Pusieron a hervir el trigo para<br />

la masa y al pasarse de hervor, el grano<br />

se empezó a separar en escamas. Luego<br />

utilizaron maíz en lugar de trigo, y le<br />

agregaron azúcar. Este sacrilegio hizo que<br />

John abandonara la compañía cerca de<br />

1920 porque “era exactamente contrario<br />

al propósito inicial”.<br />

Y hablando de cosas que cambian de<br />

estado al pasarse en el fuego, dicen que<br />

también el dulce de leche nació así. La<br />

versión más firme sostiene que fue cuando<br />

Rosas y Lavalle se reunieron en Cañuelas<br />

a preparar la Organización Nacional.<br />

El 17 de julio, Lavalle, firme opositor<br />

rosista llegó al campamento de Rosas<br />

muy cansado y pidió verlo. Mientras lo<br />

esperaba, se durmió en un catre de campaña.<br />

Una sirvienta mulata preparaba un<br />

mate de leche para esperar la llegada de<br />

su patrón, a quien le gustaba con mucha<br />

azúcar. Pero al ver a Lavalle dormido en<br />

el camastro, la mulata se desesperó e intentó<br />

sacarlo de allí. Cuando llegó Rosas y<br />

vio la cara de consternación de su mulata<br />

por la cama usurpada, tapó a Lavalle con<br />

su poncho y le dijo: “Dejalo, que es un<br />

valiente”. Cuando la mujer fue a buscar el<br />

jarro para preparar el mate, había pasado<br />

demasiado tiempo. Encontró una crema<br />

color marrón claro, dulce y espesa a la<br />

que llamaron “dulceleche”<br />

93


Museos<br />

del mundo<br />

El juego NO TIENE MUSEO<br />

Por Martín Garrido<br />

“Los hombres no dejan de jugar porque envejecen, sino que<br />

envejecen, porque dejan de jugar”, es una de las citas memorables<br />

de Oliver Wendell Holmes (médico y escritor estadounidense,<br />

1809-1894). Unos años más tarde, Bernard Shaw<br />

(escritor irlandés, 1856-1950) lo reiteró: “El hombre no deja<br />

de jugar porque envejece, sino que se hace viejo porque deja<br />

de jugar”. No hay plagio sino experiencias compartidas porque<br />

ambos, además de ser personalidades notables en disciplinas<br />

distintas, fueron igualmente longevos y divertidos. Entonces a<br />

jugar, jugamos todos. Nadie quiere envejecer. Como en todas<br />

las recetas lo difícil es elegir la mejor manera.<br />

Pensemos, para poner un límite, en el azar. Los museos son<br />

habitualmente una herramienta para familiarizarnos con el conocimiento<br />

a través del tiempo pero, aunque parezca mentira,<br />

no conocemos ningún espacio que muestre en forma sistemática<br />

dados, barajas, cartas de tarot, tabas y los infinitos artículos<br />

que acompañan al hombre (y, por supuesto, a la mujer) en su<br />

pulseada con la suerte.<br />

El año pasado hubo una formidable exposición temporal en el<br />

Museo de Cluny en París. En esa única reunión, las colecciones<br />

más importantes del mundo prestaron 250 piezas entre sus<br />

joyas destacada que luego volvieron a poner en su lugar en el<br />

Louvre, el British Museum o el Metropolitan de Nueva York.<br />

Bajo el título Los juegos en el arte desde Babilonia hasta el Occidente<br />

Medieval, los elementos que formaban parte de la vida<br />

cotidiana durante la Antigüedad y la Edad Media se exhibieron<br />

en forma cronológica y temática. El mehen y senet, el juego de<br />

la palmera, el backgammon, ajedrez o tarot, junto a material<br />

arqueológico y manuscritos ilustrados.<br />

Pero como nada se pierde sino que todo se transforma, el mundo<br />

de las cosas físicas hoy se ha ido transformando en un catálogo<br />

virtual. Por eso en la televisión, junto a la programación de<br />

juegos, desde el fútbol al tenis pasando por todas las prácticas<br />

deportivas, han crecido los dedicados al póker on line que reúnen<br />

un número de participantes que algunos estiman en seis<br />

millones jugando al mismo tiempo a través de Internet con sus<br />

computadoras o teléfonos inteligentes.<br />

Mi sorpresa positiva fue encontrar un museo virtual. Físicamente<br />

está en Segovia, España, pero el acceso es por el ciberespacio:<br />

www.museodeljuego.org. Su director es Manuel Hernández<br />

Vázquez que junto con un amplio comité de expertos<br />

y científicos estudian el tema y publican en la revista Athlos<br />

los mejores trabajos. Es apasionante seguir en la pantalla esta<br />

historia desde las cavernas pasando por Egipto, Grecia, Roma y<br />

otros imperios y religiones. Sin perder de vista los sistemas, que<br />

son las piedras filosofales del jugador para ganar o por lo menos<br />

no perder ni en la ruleta de Montecarlo, los casinos de Las Vegas<br />

o el póker on line de la actualidad<br />

95


Turismo<br />

internacional<br />

96<br />

Montecarlo,<br />

un playroom de dos kilómetros<br />

Por Horacio de Dios<br />

Los chicos modernos suelen tener su propio cuarto y un espacio<br />

para jugar con los amigos, un playroom. Los grandes<br />

también tienen el suyo, y en lugar del pijama party prefieren<br />

la ruleta. Puede ser al lado del mar, en el casino de Mar del<br />

Plata, o en las mesas de juego de los cruceros. Pero ningún<br />

lugar compite con Montecarlo.<br />

Mónaco es muy pequeño, con sus dos kilómetros cuadrados,<br />

no supera el tamaño de Puerto Madero en Argentina. En lugar<br />

de estar junto al Río de la Plata está en el Mediterráneo,<br />

en la Costa Azul, donde su idioma oficial es el francés y su<br />

lengua franca el inglés.<br />

El casino de Montecarlo es el punto central de atención,<br />

no sólo por el juego sino por la magnificencia de su edificio<br />

beaux arts de Charles Garnier, el mismo arquitecto de la<br />

Ópera de París. Junto con el Hotel de París abierto en 1864<br />

(con su restaurante, Le Louis XV de Alain Ducasse, el chef<br />

más famoso del mundo) y el Gran Teatro de Montecarlo, que<br />

es sede de importantes ballets, conforman un complejo.<br />

Un dato para guardar: uno puede ir a la Trattoria en el Sporting,<br />

a disfrutar platos italianos frente al mar, y gastar menos<br />

para darse un gran recuerdo.<br />

La puerta del casino es el punto de partida del legendario<br />

rally y también pasa a su lado el espectacular Gran Premio de<br />

Mónaco de Fórmula Uno. La carrera que deslumbra por atravesar<br />

calles estrechas, ángulos cerrados de curvas y la entrada<br />

en el túnel donde Ayrton Senna alcanzaría el éxtasis con la<br />

velocidad y el riesgo. Lo ganó ganó seis veces antes de matarse<br />

en San Marino en 1994. Algunos pilotos como Jenson


Button, Felipe Massa y Lewis Hamilton no sólo ganaron la<br />

prueba sino que se radicaron luego en Mónaco mezclando los<br />

negocios con el placer.<br />

No es difícil obtener la residencia en este paraíso fiscal donde<br />

muchos no pagan impuestos. Sólo hay que hacer una inversión<br />

importante en el Principado. Por eso algunos extranjeros<br />

no viven en edificios importantes ni en hoteles de lujo, a los<br />

efectos prácticos de pasarla bien y reducir gastos, lo que es<br />

una habilidad de millonarios, algunos simplemente alquilan<br />

algo modesto. Lo que no pueden hacer es ingresar al casino,<br />

algo prohibido para locales y residentes porque en Montecarlo,<br />

con el juego no se juega.<br />

En cambio, cualquier visitante –doy fe porque lo hice– puede<br />

entrar a este palacio fabuloso con pasaporte, ropa formal y zapatos.<br />

Una visita guiada cuesta 15 euros y los vale. Se conocen<br />

los salones con demasía en mármol y oro y los juegos. Hay varias<br />

formas de roulette en salones exclusivos y en algunos las<br />

apuestas mínimas son de 5000 euros. Por supuesto están las<br />

mesas generales como en cualquier casino. Hay stud poker,<br />

blackjack, trente et quarante, craps, snap, baccarat y video<br />

póker. Incluso, lo que parece un sacrilegio para los puristas,<br />

316 máquinas tragamonedas (slot machines).<br />

Mónaco apeló al juego como fuente de ingresos en 1863 y se<br />

convirtió en la principal actividad económica. En la actualidad,<br />

el turismo es la primera industria, luego vienen las finanzas<br />

y recién en el quinto lugar los juegos de azar. Al principio<br />

imitaba a los centros europeos de spas con azar como el Baden<br />

Baden en Alemania. La idea tardó en imponerse porque<br />

el acceso era difícil, pero ayudó la construcción del ferrocarril<br />

y la expansión del automóvil que transformaron a Montecarlo<br />

en el casino más famoso del mundo. Luego, su apogeo fue<br />

todavía mayor a partir de los viajes en yates y aviones. Si bien<br />

en Montecarlo no se puede aterrizar, está a sólo quince minutos<br />

en helicóptero del aeropuerto de Niza. Por eso hay una<br />

presencia tan amplia de ricos (no tantos y se hacen ver poco)<br />

y famosos (que son muchos y en número creciente para los<br />

paparazzi y sus propios selfist).<br />

Guillermo Vilas estuvo vinculado a Carolina de Mónaco<br />

en 1982, las fotos recorrieron el mundo. El mejor tenista<br />

de nuestra historia hacía juego con Carolina, considerada la<br />

“novia de Europa” por Time, la más fotografiada y protagonista<br />

de tapas del jet set. Ella y su mundo cambiaron el 13<br />

de septiembre de 1982 cuando se mató su madre, la princesa<br />

Grace, en un accidente de auto.<br />

Al pasear por Montecarlo no podemos abandonar la sensación<br />

de haberlo visto antes, el déjà vú, que explican los psicólogos.<br />

Las películas tienen que ver. Por un lado, el agente 07 con las<br />

aventuras que seguimos en video (Casino Royale, Goldeneye<br />

y Never Say Never Again), y la polémica por la nueva biografía<br />

de Grace con Nicole Kidman que los monegascos califican<br />

de pura ficción. Por otra parte, y es mi preferida, la creación<br />

de Alfred Hitchcock de 1954, Para atrapar al ladrón, en la<br />

que la futura princesa junto a Cary Grant manejaba vertiginosamente<br />

por los caminos de Mónaco que luego se convirtió<br />

en una hecho real.<br />

También recuerdan su casino en La gran estafa de 2001 y<br />

La nueva gran estafa de 2004, de Steven Soderbergh con<br />

George Clooney. Es una presencia frecuente como el auto<br />

de carreras en Iron Man 2, los dibujos animados Spy, Cars 2,<br />

de Pixar, o Madagascar 3.<br />

Y, por último pero no menos publicitada, Montecarlo (Princesa<br />

por accidente) donde tres chicas se hacen pasar por gente<br />

de la alta sociedad. Una de ellas es Selena Gómez, nacida en<br />

Texas hace 22 años, de fama infantil con Disney y últimamente<br />

pareja de Justin Bieber<br />

Horacio de Dios<br />

TESTIMONIO PERSONAL<br />

Peatón en Montecarlo<br />

Desde Niza, donde estaba haciendo una nota sobre la Costa Azul, descubrí<br />

que frente a la Plaza Garibaldi (don Giuseppe nació allí cuando el<br />

lugar era italiano) salía el bus número 100. El dato lo conocen los locales<br />

pero no los turistas. Y que, por sólo un euro y medio, ese ómnibus me<br />

llevaba a Montecarlo en menos de 45 minutos por la ruta escénica junto<br />

a la Costa.<br />

El servicio, cada 15 minutos, sólo tiene una limitación: el último sale<br />

desde Niza a las 20 horas y vuelve de Montecarlo a las 22. Ideal para una<br />

visita durante el día pero no para la noche.<br />

Atravesé paisajes memorables, que había visto en películas y podía elegir<br />

seis paradas al llegar. Elegí la Office de Tourisme cerca de la Place du<br />

Casino y me puse a caminar. Fue una experiencia formidable y la recomiendo<br />

a mis amigos, como lo son el lector/a de <strong>Quid</strong>.<br />

Durante varias horas, hasta volverme antes de las 20, entré al casino,<br />

tomé varios cafés, curioseé por los jardines, comí un par de sándwiches<br />

y saqué fotos, muchas con el celular. Un periodista es un hombre común<br />

y corriente que tiene el privilegio de vivir de un oficio que es la manera<br />

más divertida de ser pobre. O de no ser rico en dinero.<br />

97


98<br />

Cocina<br />

Pan, QUESO,<br />

pan...<br />

Hablar de azar es hablar de juego. Y como no<br />

se puede jugar con la comida, lo que se puede<br />

hacer es jugar comiendo y aquí empieza nuestro<br />

viaje de cartas, islas y finger food<br />

Por Marina García<br />

Es probable que todos conozcamos la leyenda del inventor del<br />

sándwich, pero como el público se renueva y el revisionismo<br />

histórico aporta chismes inesperados, vamos a situarnos en<br />

1762, en una mesa donde el ludópata John Montagu, IV conde<br />

de Sandwich, llegó a pasar 24 horas seguidas jugando a las<br />

cartas. Parece ser que Johnny necesitaba comer algo que no lo<br />

obligara a dejar la mesa, pero que además se pudiera comer con<br />

una sola mano y al mismo tiempo que no le ensuciara los dedos.<br />

La suma de requerimientos y el ingenio de sus criados terminó<br />

por crear un bocadillo de fiambre entre panes, que a fuerza de<br />

moda (sus compañeros de mesa comenzaron a pedir “lo mismo<br />

que Sandwich”), resultó imponiéndose como una nueva forma<br />

de comer y un plato que recorrería el mundo entero versionándose<br />

en cada sitio con las costumbres locales.<br />

Otro dato de color es que el conde de Sandwich era un fan<br />

del capitán James Cook y fue quien aprobó los fondos para la<br />

segunda y tercera expedición del capitán inglés por el Océano<br />

Pacífico. De allí que en su honor, el capitán Cook bautizó las<br />

islas Sandwich (ahora Hawai).<br />

Pero no dejemos que el azar nos cambie el rumbo.<br />

Sería un poco inocente pensar que hubo que esperar a que el<br />

conde “inventara” este bocadillo (el recurso de encerrar algo<br />

entre panes es casi instintivo, especialmente cuando hay más<br />

pan que carnes), pero lo que sí es muy probable es que fuera la<br />

primera vez que este recurso gastronómico llegara a las mesas<br />

de la aristocracia, donde justamente el comer con las manos era<br />

considerado un gesto de poca alcurnia.<br />

Vale acotar que los ingleses le dieron su toque personal con el<br />

tipo de pan que lleva su marca, el “pan inglés” o para nosotros<br />

“pan lactal” o de molde, es un aporte delicado que en algunos<br />

países como el nuestro define incluso toda una categoría como<br />

es el “sándwich de miga”. Los antecedentes de este preciado<br />

bocado de cumpleaños y reuniones informales se remontan al<br />

cucumber sandwich que acompaña el clásico Tea time –sólo<br />

Dios sabe por qué alguien comería algo tan feo con té– pero<br />

aquí va la receta: finísimas rebanadas de pan de molde, sin corteza,<br />

untadas con mayonesa o manteca batida y rellenas con aún<br />

mas fínísimas rorajas de pepino apenas rociado con limón. No<br />

sería de extrañar que los ingleses que pisaron estas pampas (o<br />

sus fans locales, que los hubo y los hay) reemplazaran el ingrato<br />

vegetal por fiambres y esto derivara en los muy preciados “de<br />

miga” que parece que sólo se consumen en Argentina y Uruguay.<br />

Su variante tostada, es otra delicia de las mesas rioplatenses<br />

y también es válido para desayunos trasnochados de largas<br />

veladas de juegos, mate y azar<br />

365 bocadillos<br />

Carlota Máñez<br />

Uno de esos libros que son<br />

bellos de ver, leer, que disparan<br />

ideas y sobre todo que<br />

son aliados al momento de resolver<br />

sándwiches con lo que<br />

hay en casa. Super tentadoras<br />

las fotos y recetas para todos<br />

los gustos.<br />

Hamburguesas<br />

La reina indiscutida de las<br />

comidas rápidas es quizás la<br />

variante de sándwich más<br />

consumida en el mundo. En<br />

este libro superdivertido, con<br />

recursos de cómic y mucho<br />

humor, se pueden encontrar<br />

originales variantes para darle<br />

una vuelta gourmet.<br />

Pan & otras masas<br />

María Paz Valdes<br />

La clave del éxito en un buen<br />

sándwich será sin dudas un buen<br />

pan de base. Hay que animarse a<br />

vivir la experiencia de amasarlo<br />

para valorar todo su aporte en<br />

sabor y textura. En este libro, la<br />

autora recorre variedades de todo<br />

el mundo con excelentes fotos y<br />

cuidadas recetas para tentarse.

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