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Año 11 | Número 68<br />
FEBRERO - MARZO 2017<br />
CONSEJO EDITORIAL<br />
Adolfo de Vincenzi<br />
Jorge González<br />
Luz Henríquez<br />
Antonio Dalto<br />
DIRECCIÓN<br />
Jorge González<br />
EDICIÓN<br />
Carla Pandolfo<br />
COORDINACIÓN<br />
Hugo Cayssials<br />
Melina Dorfman<br />
DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN<br />
Conci|Melnizki edd<br />
FOTOGRAFÍA<br />
Silvana Sergio<br />
CORRECCIÓN<br />
Esteban Bertola<br />
COLABORAN EN ESTE NÚMERO<br />
Fernanda Argüello, Laura Berti, Esteban Bertola,<br />
Juan Cibeira, Kekena Corvalán, Horacio de Dios,<br />
Carolina Di Bella, Marina García, Martín Garrido,<br />
Nancy Giampaolo, Nadia Koval, Roger Koza,<br />
Christian Kupchik, Martina Leunda, Nicolás<br />
Pichersky, Felipe Pigna, Gabriel Rolón, Lucila<br />
Rolón, Mónica Tracey, Maximiliano Tomas,<br />
Sergio Varela, Nando Vera Pagliaro y Agustina<br />
Zabaljáuregui.<br />
PUBLICIDAD Y REDACCIÓN<br />
Tel.: 4943-8219/22<br />
Patagones 2463 | C1282ACA | CABA<br />
Correo: revistaquid@ilhsa.com<br />
<strong>Web</strong>: yenny-elateneo.com / Sección Quid<br />
REVISTA QUID<br />
Grupo Ilhsa S.A. es propietaria de Quid, publicación<br />
de Yenny y El Ateneo. Queda prohibida la reproducción<br />
del contenido de esta publicación, aun mencionando<br />
la fuente.<br />
Los editores no son responsables por las opiniones<br />
vertidas por los colaboradores, entrevistados, las notas<br />
firmadas y el contenido de los mensajes publicitarios.<br />
Registro Nacionl de la Propiedad Intelectual<br />
Nº 506670. ISSN 1669738-3<br />
Distribución en locales Yenny y El Ateneo de la Ciudad<br />
de Buenos Aires, GBA e interior del país.<br />
Cortaba un centímetro solo a uno de sus tacones para pronunciar el<br />
contoneo de sus caderas.<br />
Detestaba sus manos y, para no llamar la atención hacia ellas, evitaba<br />
usar anillos.<br />
Se teñía con el color que llamaba “blanco de funda de almohada”.<br />
Su melena, conocida como peek a boo band –espiar por la mirilla– terminó<br />
siendo prohibida por el Departamento de Guerra de EE.UU. ya que, al<br />
parecer, el peinado rubio, ondulado y que tapaba un ojo, era un peligro<br />
para las empleadas de las fábricas de armamento porque sufrían accidentes<br />
constantemente.<br />
Usaba pestañas postizas pero solo la mitad.<br />
No se consideraba una bomba sexual, ni mucho menos bella.<br />
Dijo una vez: “En mi corazón siempre seguiré siendo esa niña insegura<br />
de pelo oscuro llamada Norma Jeane Mortenson”.<br />
Solo la llamamos por el nombre de pila que se puso años después.<br />
Disfruten de este nuevo número de Quid.<br />
Adolfo de Vincenzi<br />
Director General<br />
Grupo Ilhsa
Sumario<br />
68<br />
Nota de tapa. Christian Kupchik se adentra en el juego<br />
08 de la seducción. De Ovidio a Casanova, pasando por<br />
56<br />
Baudrillard y Kierkegaard.<br />
Tema de tapa 3. Juan Cibeira se sumerge en el<br />
magnetismo de los músicos y va hasta el siglo XIX<br />
para traernos a Franz Liszt, casi un rock star.<br />
32<br />
46<br />
24<br />
13<br />
El señalador. Maximiliano Tomas escribe sobre John<br />
Cheever y su literatura, de chicos seductores y ambiciosos.<br />
68<br />
Tema de tapa 4. Literatura romántica. Cuál es el<br />
panorama actual de este género. Nuevas figuras<br />
y nuevas historias de ayer y de hoy.<br />
14<br />
Opinión. El licenciado Gabriel Rolón cuenta tres<br />
historias para referirse a la seducción.<br />
70<br />
Entrevista 9. Camucha Escobar es una cara nueva del<br />
género histórico/romántico, aunque su primer título,<br />
Tierra en sombras, obtuvo una gran repercusión.<br />
16<br />
Tema de tapa 1. Roger Koza se interroga acerca del<br />
porqué de la seducción del cine estadounidense y cuál<br />
es la matriz que lo sustenta.<br />
82<br />
Entrevista 11. José Miguel Onaindia escribió La Corte<br />
Suprema argentina (El Ateneo) una suerte de manual<br />
para aprender a ser ciudadano.<br />
72<br />
38<br />
20<br />
64<br />
Ser editor. Esteban Bertola escribe sobre la editorial que<br />
co-dirige, Editores argentinos.<br />
36 84<br />
Entrevista 12. Matías Alinovi, autor de París y el odio,<br />
habla de la ciudad que más fascina pero también que<br />
más frustra.<br />
42<br />
Tema de tapa 2. Las deidades de Hollywood que nos supieron<br />
fascinar a lo largo de las décadas. Cambios de signo<br />
de la seducción.<br />
88<br />
Tema de tapa 5. La crítica y curadora de arte Kekena<br />
Corvalán escribe sobre el diálogo a través de los tiempos<br />
entre la seducción y el arte.<br />
53<br />
Música Alternativa. Sergio Varela escribe sobre la nueva<br />
placa de los legendarios Rolling Stones, Blue & lonesome.<br />
98<br />
Cocina. Marina García nos deleita con el postre, el<br />
broche de oro de toda buena comida.<br />
28<br />
96<br />
60<br />
Dossier<br />
cine<br />
Mae West<br />
Una chica mala<br />
No cumplió con los modelos femeninos conocidos. Tampoco lució una<br />
belleza deslumbrante. El universo creado por Mae West era libre, jocoso,<br />
musical y despreocupado. Jamás encarnó ni a la esposa fiel, ni a la amante<br />
sumisa, ni a la rubia tonta, ni a la madre amorosa o la prostituta redimida.<br />
Su magnetismo se lo debió principalmente a su desparpajo y a su<br />
independencia.<br />
20. Hebe Uhart, una mujer de pueblo<br />
24. Diego Erlan, con ritmo punk<br />
28. Liliana Heker, con el mismo fuego<br />
32. Federico Bianchini, en Antártida<br />
38. Gonzalo Garcés, seductora provocación<br />
46. Julieta Ortega, una mujer con estilo<br />
60. Lorena Muñoz, bajo los efectos de Gilda<br />
64. Comida salada con Maru Botana<br />
72. Esther Sanz. Y sigue el amor<br />
96. Dublín, tierra de poetas
MISCELÁNEAS<br />
POR NEW YORK<br />
Y BUENOS AIRES<br />
La nueva actualización hasta el<br />
último detalle de la Guía completa<br />
New York (De Dios) nos<br />
lleva de la mano para conocer el<br />
circuito de las mejores barras, los<br />
mejores food trucks, los outlets, y<br />
los bares ocultos además de todas<br />
las atracciones para quien no fue<br />
nunca, para quien vuelve y para<br />
los eternos enamorados de esta<br />
increíble ciudad.<br />
500 restaurantes, barras & comida<br />
al paso. Buenos Aires<br />
(De Dios) es una guía completa<br />
con 282 restaurantes, 160 lugares<br />
de cocina al paso y 58 barras<br />
y cervecerías artesanales. Direcciones,<br />
teléfonos, orientación de<br />
precios, ubicación en el mapa y<br />
un comentario orientativo. Para<br />
disfrutar el verano en la ciudad.<br />
PARA MIRAR DESDE EL SILLÓN<br />
Miss Peregrine y los niños peculiares. La última de Tim<br />
Burton, basada en la novela homónima de Ransom Riggs.<br />
Protagonizada por Eva Green en el papel de Miss Peregrine,<br />
Asa Butterfield como Jacob Portman y Samuel<br />
Jackson como Barron.<br />
Francofonia es el último film de Alexander Sokurov,<br />
quien supo sorprendernos con la bellísima El arca rusa,<br />
vuelve esta vez para hablar de la cultura europea, el papel de<br />
los museos y la influencia de la política. Protagonizada por<br />
Louis-Do De Lencquesaing, Vincent Nemeth, Benjamin<br />
Utzerath, Johanna Korthals Altes, Jean-Claude<br />
Caër y Andrey Chelpanov.<br />
Una de guerra, donde la gran Helen Mirren encarna a<br />
una militar que, a través de drones y cámaras se prepara<br />
para desbaratar un plan terrorista cuando una niña entra en<br />
escena. Enemigo invisible está dirigida por Gavin Hood.<br />
Acompañan a Mirren, Alan Rickman y Aaron Paul.<br />
UNA DEL MAGO<br />
Se acaba de editar El gigante enterrado<br />
(Anagrama), de Kazuo<br />
Ishiguro. El japonés emigrado<br />
en su infancia a Inglaterra ya<br />
nos deleitó con Pálida luz en las<br />
colinas, Un artista del mundo<br />
flotante, Los restos del día<br />
(llevada al cine bajo el nombre<br />
de Lo que queda del día, donde<br />
Ishiguro se inspiró en las memorias<br />
de su padre, mayordomo de<br />
una gran casa aristocrática inglesa),<br />
Los inconsolables, Cuando<br />
fuimos huérfanos y Nunca me<br />
abandones, una fábula posible<br />
en cualquier momento de nuestro<br />
futuro. Esta vez, su relato<br />
está ubicado en la Edad Media,<br />
donde una pareja de ancianos<br />
sale en busca de su hijo.
8<br />
Nota<br />
de tapa<br />
EL ENCANTO<br />
MISTERIOSO<br />
POR Christian Kupchik<br />
Cuando la Serpiente convenció a Eva de morder la manzana,<br />
se puso en marcha la primera estrategia de seducción que<br />
conoce la historia. Por supuesto, la condena fue inmediata: el<br />
único seductor ante el que podían caer las criaturas humanas<br />
solo podía ser Dios. La expulsión del Paraíso fue inminente.<br />
Y sin embargo, el mundo se llenó de seductores. Pero el<br />
secreto que rodea su poder sigue siendo su misterio. Es<br />
razonable pensar en una suerte de juego de complicidad<br />
mediante el cual dos personas, o una sola, intentan atraer al<br />
otro. Aunque el término dista mucho de aludir a una cuestión<br />
lúdica. De hecho, seducir es todo lo contrario.<br />
La primera aparición de la palabra “seducción” en el diccionario<br />
de la RAE sostiene que seducir es “engañar con arte<br />
y maña”. En verdad, si recurrimos a la etimología podemos<br />
comprobar que el término proviene del latín seducere,<br />
formado por el prefijo se, de naturaleza separativa, y el verbo<br />
ducere, “conducir”. De tal forma, se puede deducir que el<br />
seductor es alguien que guía una situación hacia un terreno<br />
favorable. No obstante, a los seductores de la Antigüedad se<br />
los llamaba así no por su naturaleza galante, sino por una acción<br />
que forzaba los deseos de su objetivo. Seducir implicaba<br />
“apartar”, separar, conducir a una dama o un enemigo fuera<br />
del orbe de sus deseos.<br />
Uno de los primeros en reflexionar sobre el poder del amor<br />
romántico fue Publio Ovidio Nasón, quien diecisiete siglos<br />
antes de que Lord Byron y Casanova arrasaran en los<br />
salones de baile, publicó El arte de amar (Ars Amandi) en el<br />
año 8 d.C. Esta obra de Ovidio comienza con una recomendación:<br />
se debe asistir a lugares públicos para las cuestiones<br />
de la seducción, como el circo, por ejemplo. Dos importantes<br />
razones justifican el consejo. El primero tiene que ver con el<br />
sentido común: ahí es donde se reúne la gente: “El que acosa<br />
a los pájaros, conoce los árboles en que ponen los nidos, y<br />
el pescador de caña, las aguas abundantes en peces. Así, tú,<br />
que corres tras una mujer que te profese cariño perdurable,<br />
dedícate a frecuentar los lugares en que se reúnen las bellas”.<br />
Existe una segunda observación: la importancia de la sangre.<br />
El contacto visual con la muerte en directo a manera de<br />
espectáculo, activará las emociones, lo cual aparece como<br />
imprescindible para desbloquear el deseo amoroso.<br />
De todos modos, para Ovidio el escenario no es tan importante<br />
como el seductor. Si bien es cierto que la ocasión propicia y un<br />
lugar adecuado es lo ideal, lo que define es la convicción de<br />
este a la hora de concretar su deseo. En el Libro II desprecia<br />
los hechizos y ungüentos tan a la usanza de la época como<br />
recursos efectivos para concretar con éxito la seducción. Los<br />
califica de ineficaces, y recomienda como mejor opción que<br />
el seductor se prepare a conciencia en el conocimiento, en el<br />
dominio de los idiomas y las artes. Por el contrario, Ovidio no<br />
le asignaba un rol demasiado preponderante a la belleza, a la<br />
que consideraba como un don muy frágil dado el poder inflexible<br />
del tiempo. Cuando se publica El arte de amar desata una<br />
serie de polémicas, se lo acusa de publicidad al adulterio y el<br />
libertinaje. Sin embargo, a lo largo de los siglos ha demostrado<br />
mantener una vigencia incontrastable.<br />
En el film El imperio de los sentidos (1976), de Nagisa<br />
Oshima, una mujer busca el goce como fin último, por lo<br />
que cualquier estrategia de seducción se ve superada para<br />
satisfacer su demanda. Baudrillard nos dice que este es el<br />
elemento central de la sexualidad libertina del siglo XVIII, de<br />
Choderlós De Laclos a Casanova, pasando por Kierkegaard:<br />
para ellos, la seducción es un ceremonial y un ritual.<br />
Todos estos ceremoniales y rupturas con la vida restringida<br />
por las normas, surgen antes de que se lancen los derechos<br />
del hombre y la psicología con la verdad revelada del sexo.<br />
Dejarse llevar por las pulsiones sobrepasando el deseo, como<br />
sucede en El imperio de los sentidos, como sucede con la<br />
mente de Sade, donde el juego llegó a ir más allá del goce,<br />
porque a pesar de que este es inferior a cualquier estrategia,<br />
sigue siendo un instinto primario del sujeto parlante, es tocar<br />
a la locura que de libre tiene poco. La búsqueda del placer<br />
está en el campo de lo natural, la seducción no.<br />
Una de las visiones más inquietantes de la seducción la encontramos<br />
en esa obra notable de Søren Kierkegaard: Diario<br />
de un seductor (Forførerens Dagbog). Allí nos dice:<br />
“Es lo que trasluce en el juego más banal de la seducción:<br />
me muestro esquivo, no me harás gozar, soy yo quien te<br />
hará jugar, y quien te hurtará el goce. Juego movedizo,<br />
donde es falso suponer que solo es una estrategia sexual.<br />
Más que nada estrategia de desplazamiento…, de desviación<br />
de la verdad del sexo: jugar no es gozar. Ahí hay una<br />
especie de soberanía de la seducción, que es una pasión y<br />
un juego del orden del signo, y es quien gana a largo plazo<br />
porque es un orden reversible e indeterminado.”<br />
Cuando el seductor de Kierkegaard se acerca demasiado al<br />
objeto de deseo, se marcha, se aleja, pues este pierde aquel<br />
brillo (el de la nariz). Al liberarlo no se encuentra, no se sabe<br />
qué es, en parte, no quiere cambiar lo inalterable de esa<br />
mujer, que si bien es causante de deseo, también puede ser<br />
causante de su perdición y de él como seductor.<br />
En Diario de un seductor, la seducción intelectual con todas<br />
sus morbosas alquimias se despliega como núcleo central.<br />
Se trata de Juan, astuto seductor, que valiéndose de ardides<br />
conduce al desconcierto y la confusión a Cordelia quien, a<br />
sus 17 años, muere de amor por él. La historia toma relevancia<br />
a causa de la naturaleza contemplativa y reflexiva de Juan,<br />
quien está dispuesto a efectuar toda clase de experimentos<br />
psicológicos con el fin de lograr el punto de turbación en que<br />
Cordelia pierde su equilibrio y está dispuesta a cualquier<br />
9
10<br />
sacrificio. En este juego en el que cambia las tácticas y alterna<br />
desahogos y rigidez, se despliega un egoísmo refinado que<br />
pretende el máximo de placer sin ningún compromiso.<br />
Ya en términos contemporáneos, la seducción no se reduce<br />
únicamente a relaciones interpersonales, sino que encuentra<br />
su fundamento también en la propaganda política y como<br />
ejercicio en la comunicación de masas. Uno de los textos<br />
seguido de cerca por personajes tan poco seductores como<br />
Mussolini y Hitler, fue De la psicología de las masas<br />
(1895), de Gustave Le Bon y que habla de la relación<br />
estrecha que une al jefe y las masas –algunas de sus recomendaciones<br />
y efectos siguen manteniendo actualidad. Lo que Le<br />
Bon afirmó es que el individuo bruscamente proyectado dentro<br />
de un contexto masivo, pierde toda razón y autonomía,<br />
para no obedecer más que a sus emociones sometiéndose sin<br />
resistencia a la voluntad de los hábiles seductores. Las masas,<br />
por naturaleza manipulables, se separan del universo de la<br />
razón, del libre albedrío, del espíritu crítico para abandonarse<br />
a un mundo imaginario donde se borra la conciencia individual,<br />
donde reina la más estúpida credulidad.<br />
Para Le Bon, la seducción es una manera de calificar la fuerte<br />
desigualdad de una relación: uno domina (el seductor), el<br />
otro es dominado (la masa). ¿Pero qué es lo que seduce a las<br />
masas? Primero el prestigio “lo que quiere decir el poder de<br />
imponerse en una discusión”. Difícil de definirlo de otra manera<br />
que “por una fuerza misteriosa, una forma de embrujo<br />
llena de admiración y de respeto que paraliza las facultades<br />
críticas”. Pero esto no es suficiente, también hay que adular<br />
a las masas, “no se debe dudar en hacerle las promesas más<br />
fantásticas”, siempre siendo poco claro en qué es lo que se<br />
propone específicamente. Hay que nutrir los discursos de<br />
opiniones hechas, de simplismos, de imágenes evocadoras.<br />
En Psicología de masas y análisis del yo (1921), Sigmund<br />
Freud dice que lo que sucede en esta relación con las masas<br />
es un “estado amoroso”. Para Freud el poder hipnótico del<br />
seductor precede y nutre el estado amoroso que aniquila<br />
durablemente la voluntad de las masas. Así que para Freud la<br />
relación reposa sobre un –falso– intercambio. La fuerza del<br />
seductor reside en su capacidad de transmitir amor a cada<br />
uno de los individuos que componen la masa, a persuadirlo<br />
que “solo él es objeto digno de atención”. Yo lo amo, porque<br />
él me ama… Amamos finalmente porque nos creemos amados.<br />
Pesada ilusión que hace de las masas seducidas sean un<br />
grupo de individuos engañados.<br />
Si Lacan fue el filósofo del deseo, convirtiendo su obra y<br />
su práctica en una perfecta máquina de captura del deseo<br />
del Otro, Jean Baudrillard fue el filósofo de la seducción,<br />
el simulacro y la simulación. En tal sentido, es quien mejor<br />
interpretó la esencia del mecanismo en términos contemporáneos.<br />
Baudrillard inaugura una segunda etapa reflexiva con De la<br />
seducción, categoría que desplaza en sus consideraciones a<br />
la producción. El mundo no parece ya unido por encadenamientos<br />
productivos, sino por procesos de seducción. Es la<br />
desaparición tanto de lo real como del mundo de las finalidades<br />
objetivas de la producción. En este nuevo régimen<br />
de seducción absoluta y universal, todo funciona gracias a<br />
la multiplicidad inherente del signo más que a la captura de<br />
este en un referente claro y unívoco. La seducción es secreto<br />
puro sin verdad. Por esa razón se ha vuelto el motor del mundo<br />
y no se puede psicoanalizar ni interpretar unívocamente.<br />
La seducción rompe con la coherencia de la razón, aunque<br />
inaugura una nueva lógica basada en el rescate de la apariencia,<br />
una nueva realidad imantada. Asistimos al surgimiento de<br />
una nueva forma de existencia, estática, en la que la multiplicación<br />
demencial de signos satura toda significación posible.<br />
De ahí que para Baudrillard se vuelve más fragmentario y<br />
reversible, su obra parece reflejar e ilustrar constantemente<br />
las nociones que se ocultan detrás de la seducción moderna:<br />
simulación, simulacro, banalidad y fatalidad
El<br />
señalador<br />
El 10 de abril de 1954, bastante después<br />
de sus primeros relatos y poco antes de<br />
dar a conocer su primera novela, John<br />
Cheever publica en las páginas de la<br />
revista The New Yorker un relato titulado<br />
“The Five-Forty-Eight”. El título refiere<br />
al horario de llegada de un tren de cercanías<br />
que va de la ciudad de Nueva York<br />
hacia los suburbios, y fue traducido al<br />
castellano como “El tren de las cinco cuarenta<br />
y ocho”. Dijimos Nueva York, tren,<br />
suburbio, y pensamos: oficina, trabajo,<br />
regreso a casa. Así, ya tenemos buena<br />
parte de los significantes que componen<br />
el universo narrativo de John Cheever.<br />
Ese corpus de relatos que, a 35 años de<br />
su muerte (se cumplen el 18 de junio),<br />
sigue despertando la admiración (y la envidia)<br />
de todo aquel que decida dedicarse<br />
a construir historias en formato breve.<br />
Se ha dicho una y mil veces que Cheever<br />
es el cronista de la clase media, o media<br />
alta, de la población urbana y suburbana<br />
de la década del 50. Quien no haya<br />
leído aún a Cheever (sus cuentos, pero<br />
también sus novelas), bien haría en dejar<br />
este artículo aquí mismo y correr hacia la<br />
biblioteca más cercana. Pero aun quien no<br />
lo haya leído conoce bien de qué estamos<br />
hablando si de casualidad ha visto algún<br />
que otro capítulo de la serie Mad Men.<br />
Esos son los chicos que retrata Cheever,<br />
sus sueños y ambiciones: la ansiedad, el<br />
engaño, el alcohol, el consumo, los deseos,<br />
el adulterio de los profesionales de clase<br />
media de mediados del siglo XX, y los de<br />
sus mujeres, en general amas de casa que<br />
SEDUCIDOS Y<br />
ABANDONADOS<br />
POR Maximiliano Tomas*<br />
no se quedan atrás en malicia y frustración.<br />
¿Por qué se leían tanto los cuentos<br />
de Cheever si el escritor hundía el cuchillo<br />
en las miserias de las vidas de sus lectores,<br />
que eran quienes probablemente compraban<br />
por entonces The New Yorker?<br />
¿Porque era un genio, por un instinto de<br />
autoflagelación, porque Cheever era uno<br />
de ellos? Quizá por las tres cosas juntas.<br />
“El tren de las cinco cuarenta y ocho”<br />
tiene un comienzo in media res, algo que<br />
no es habitual en Cheever. Cuando Blake<br />
sale del ascensor del edificio de oficinas<br />
para volver a casa, se encuentra de frente<br />
con esa mujer, su ex secretaria, que lo<br />
está esperando y lo mira “con una expresión<br />
tan intensa de odio y decisión” que<br />
sabe de inmediato que las cosas no están<br />
bien. Algunos párrafos después nos enteramos<br />
de que Blake la había aceptado<br />
como secretaria, y aunque había demostrado<br />
ser “competente, puntual y buena<br />
mecanógrafa”, un buen día, después de<br />
ir a su casa con la excusa de beber algo y<br />
acostarse con ella, llama al departamento<br />
de personal y pide que la echen. La<br />
persecución y su final tienen el mérito<br />
de poner a la protagonista femenina en<br />
una posición de poder, bastante antes de<br />
que el feminismo fuera una corriente de<br />
pensamiento extendida.<br />
En 1994 apareció un libro llamado Thirteen<br />
uncollected stories, que reunía trece<br />
relatos tempranos escritos por Cheever<br />
entre 1931 (cuando tenía apenas 19 años)<br />
y 1942. Cualquier lector atento de su obra<br />
sentirá sino incomodidad, al menos des-<br />
concierto frente a estos cuentos, cuyas historias<br />
transcurren en pequeñas ciudades,<br />
cuando no en casinos e hipódromos. Son<br />
textos más sencillos, sin la profusión de<br />
historias secundarias y personajes que son<br />
una de sus marcas características. Vamos,<br />
que salvo por lo extraño de su ambientación,<br />
son los cuentos de un principiante:<br />
uno que terminará siendo un maestro de<br />
su arte, pero que acá aún está aprendiendo<br />
a andar en bicicleta.<br />
Hay, de todas maneras, un texto que<br />
llama la atención por la modernidad de<br />
sus ideas y la torsión elegida para el desenlace.<br />
Se llama “El hombre al que amó”.<br />
Es la historia de los Dexter, una madre<br />
y un padre de buen apellido pero en<br />
bancarrota que llevan de viaje a su joven<br />
hija y durante una comida conocen al que<br />
creen el candidato ideal para ella: Lord<br />
Deveraux. Pero Lila, a pesar de estas<br />
intenciones, se enamora de Joe Clancy,<br />
un tahúr irlandés en cuyo rostro “años<br />
de juego habían trazado cuatro líneas<br />
profundas en su frente, que ni el sueño<br />
podía borrar”.<br />
Todo apunta a la consumación conocida:<br />
la hija que desoye el mandato paterno y<br />
se escapa con su prometido, el triunfo del<br />
amor romántico sobre el arreglo y el dinero.<br />
Pero la diferencia en este caso es que<br />
al descubrir que su hija está realmente<br />
enamorada de un perdedor, y que impedir<br />
esa relación acabará con su vida, los padres<br />
deciden optar por su felicidad en lugar del<br />
conveniente matrimonio. En una escena<br />
inolvidable, la madre se humilla ante Lord<br />
Deveraux, que acaba de pedir la mano<br />
de Lila, haciéndose pasar por una mujer<br />
excéntrica y de bajos modales. Lo más llamativo<br />
en este cuento de Cheever es que<br />
el seducido y abandonado es, a diferencia<br />
de lo que uno podría esperar de acuerdo<br />
al tiempo histórico en que transcurre la<br />
narración, el personaje masculino<br />
* Editor literario, crítico y periodista cultural.<br />
13
TRES HISTORIAS BREVES Y<br />
UNA HUMILDE CONCLUSIÓN<br />
Opinión<br />
POR Lic. Gabriel Rolón<br />
14<br />
Cuando Basil Hallward le mostró su<br />
obra, sintió el impacto que genera la<br />
perfección. El retrato parecía tener<br />
vida y la belleza del joven lo perturbó.<br />
–¿Quién es? –preguntó.<br />
–Su nombre es Dorian Gray –respondió<br />
el artista, y Lord Henry Wotton<br />
supo dos cosas: que debía conocerlo y<br />
que ese joven estaba condenado.<br />
Unos días después volvió al atelier<br />
y encontró al modelo admirando su<br />
imagen en la tela.<br />
–¿En qué piensa? –le preguntó.<br />
–En lo injusto de la vida –respondió<br />
Dorian–. Este retrato vencerá al<br />
tiempo y permanecerá siempre joven y<br />
bello mientras que yo envejeceré y me<br />
iré corrompiendo. ¡Cómo desearía que<br />
fuera al revés! ¡Cómo quisiera permanecer<br />
así y que el cuadro cargara con el<br />
peso de mis años!<br />
El hombre sonrió e hizo un comentario<br />
que más parecía un presagio:<br />
–Tenga cuidado con lo que desea.<br />
Puede que se le cumpla.<br />
Miles de años antes, Liríope acudió<br />
ante el ciego Tiresias para averiguar el<br />
destino que le esperaba a su hijo recién<br />
nacido. El vidente le dijo de modo<br />
oracular: “Será feliz en tanto no se vea<br />
a sí mismo”. El muchacho creció entre<br />
el cuidado y los mimos de las ninfas,<br />
hasta que un día al inclinarse para<br />
beber agua en un arroyo vio su imagen<br />
reflejada en el agua y quedó condenado<br />
a adorarse a sí mismo.<br />
–Desdichado soy entre todos los<br />
mortales –vociferó Narciso–. Puedo ser<br />
amado por los demás, mas yo no puedo<br />
amar a nadie más que a mí.<br />
La última de estas historias se inicia en<br />
el casamiento de Tetis y Peleo. Eride,<br />
representación de la discordia, no<br />
había sido invitada a la celebración y en<br />
venganza envió de regalo una manzana<br />
que contenía solo una inscripción:<br />
“Para la más bella”. Atenea, Hera y<br />
Afrodita se postularon para comer el<br />
fruto y Paris fue elegido como juez de<br />
la contienda. Para sobornarlo, Hera le<br />
ofreció poder, Atenea sabiduría y Afrodita<br />
prometió concederle el amor de la<br />
mujer más bella del mundo: Helena. Y<br />
Paris no dudó.<br />
Es sabido que Dorian Gray se convirtió<br />
en un ser maligno que debió esconder<br />
su retrato para que nadie viera la<br />
maldad de su alma, Narciso se ahogó<br />
intentando abrazar su propia imagen<br />
y el juicio de Paris desató una guerra<br />
cuyas consecuencias fueron el horror,<br />
la muerte y la destrucción.<br />
La seducción otorga un poder, un<br />
erotismo tal que obnubila el entendimiento<br />
y desata la pasión. Si algo ha<br />
demostrado el psicoanálisis es que no<br />
solo la belleza es capaz de generar ese<br />
impacto. Existen sustitutos simbólicos:<br />
el poder, el dinero, el conocimiento o<br />
el talento son algunos de ellos.<br />
No obstante, lo que nadie puede negar<br />
es que quien ejerce la seducción posee<br />
un poder difícil de resistir. Por eso, líbrenos<br />
el destino de quienes hacen un<br />
uso perverso de ese preciado don
16<br />
Tema de tapa<br />
uno<br />
ATRACCIÓN<br />
FATAL<br />
POR Roger Koza<br />
En una película canadiense muy ingeniosa, Guy Maddin imagina un campeonato<br />
mundial de músicos que deben interpretar la música más triste del mundo. Como<br />
si se tratara de un partido a eliminación simple, un músico toca una pieza y el otro<br />
responde. El film no explica cómo se consigue determinar la tristeza de cada pieza,<br />
pero sí da un indicio cuando en la final un chelista húngaro aprovecha los graves de<br />
su instrumento y las gravedades de su propia historia para precipitar una desolación<br />
casi cósmica en la audiencia. Pero lo que importa es otra cosa.<br />
Maddin intuye en La música más triste del mundo (2003) una condición propia de la<br />
cultura del siglo XX y también del siglo en curso. En la contienda están los chinos, los<br />
alemanes, los mexicanos, entre muchos otros, y también Estados Unidos. A medida<br />
que avanza el torneo, el país que ahora tiene como presidente a un exponente de la<br />
industria de la construcción va anexando a todos los contrincantes que pierden sus<br />
partidas. La final consiste en un previsible enfrentamiento: el chelista magiar versus<br />
la comitiva estadounidense, representada en esa instancia del campeonato por prácticamente<br />
todos los países del mundo que han quedado afuera de la competencia.<br />
La anexión no es forzosa, tampoco mafiosa. No se compra a los músicos extranjeros:<br />
terminan por sentir como propia la pertenencia a esa nación aún novedosa. El film<br />
de Maddin transcurre en la década de 1930 y Estados Unidos es todavía un país<br />
bastante joven que sigue escribiendo diariamente su Historia. Lo que pasa en el film<br />
es en cierta medida una representación de lo que sucedió en ese tiempo con una<br />
gran cantidad de artistas que dejaban Europa y probaban suerte en el Nuevo Mundo.<br />
El sueño americano viene un poco antes de su enunciación; antes de haber sido un<br />
sueño fue una verdadera utopía. Es lo que se anuncia en Las perspectivas democráticas<br />
de Walt Whitman: ahí se da cuenta de que ese fervor demócrata por un<br />
sistema concebido sin ningún amparo y con fundamentación vertical por los griegos<br />
adquiere una dimensión romántica en el imaginario de los primeros estadounidenses.<br />
La democracia no era meramente un sistema representativo y parlamentario, más<br />
bien se trataba de un experimento social desprovisto de condicionamientos trascendentales<br />
en el que los hombres eran convocados a inventar. Ahí reside la secreta<br />
hermosura de los westerns. En ellos se conmemora una contienda de otro orden: las<br />
exigencias de la razón se oponen al imperio de los fuertes. Un tiro en la noche (1962)<br />
de John Ford es la quintaesencia de esa épica paciente con la que se conquista una<br />
vida social regulada por la ley y no por la lógica de la pólvora y el puño. Los hombres<br />
de la nueva nación aprenden a atenerse a las reglas, que no advienen de una manifestación<br />
divina sino que se forjan en la comprensión de ese experimento en el que<br />
todos tienen derecho a existir a su manera.<br />
Desde su institución, Estados Unidos ha contado con inspirados amanuenses que han<br />
presentido que la nación puede ser entendida como una gran novela. La genealogía<br />
de la nación y su tiempo de nacimiento son en sí contemporáneos a la democratización<br />
de la novela. Existir como nación es también considerar el destino en común<br />
como la evolución de un relato que aspira a la gloria. Si la novela fue una tecnología<br />
subjetiva secular por la cual en los intersticios de la reiteración de hábitos y rutinas de<br />
supervivencia se vislumbraba una lógica secreta de los actos hacia un fin que redimía<br />
una existencia ordinaria penada a la repetición, la aparición del cine potenciaba exponencialmente<br />
el alcance de esa intuición o creencia. El cine podía contar la Historia<br />
en menos tiempo y alcanzar a una multitud, algo que el libro no podía conseguir.<br />
También podía representar con mayor vehemencia y eficacia la gran fantasía subjetiva<br />
de los últimos doscientos años: cada uno puede ser el eslabón discreto de una<br />
aventura comunitaria. El héroe estadounidense es siempre quien tiene autoconciencia<br />
de su rol en esa gesta grandiosa; el héroe accidental apenas se da cuenta cuando<br />
la Historia lo pone a prueba. ¿No es justamente eso lo que Sully (2016) de Clint<br />
Eastwood viene a refrendar? El mito liberal de que un individuo hace la diferencia<br />
es el punto de partida empírico de una metafísica de un país elegido para administrar<br />
la felicidad en la Tierra y erigirse como modelo de una nueva humanidad. El nuevo<br />
hombre no fue solamente prerrogativa del comunismo. Hay que recordar que desde<br />
17
18<br />
los inicios del cine estadounidense todos sus relatos no son<br />
otra cosa que fragmentos de un gran relato mayor en el cual la<br />
nación es sacudida por una oscilación constante en la que se<br />
pierde y se recupera en un devenir sin fin la organicidad de su<br />
ser colectivo y los resortes de su unión.<br />
El filósofo estadounidense Daniel Dennett decía en su<br />
viejo libro La conciencia explicada que el “Yo es un centro de<br />
gravedad narrativo”. Es probable que el autor del notable libro<br />
La idea peligrosa de Darwin no tuviera en cuenta las consecuencias<br />
de una afirmación semejante en el momento en el<br />
que la profirió, pero más allá de su sugestiva fuerza filosófica la<br />
frase tiene un poder explicativo de por qué el cine estadounidense<br />
seduce en todos los rincones del mundo.<br />
La coincidencia azarosa entre una forma de narrar y una<br />
fantasía identitaria colectiva se impuso casi sin proponérselo<br />
como un modelo de lectura del mundo y del yo; esa ligazón<br />
entre nación e intimidad alcanza su mayor perfeccionamiento<br />
en el cine estadounidense. La matriz de El nacimiento de una<br />
nación (1915) de D. W. Griffith se repite desde hace cien<br />
años como una fórmula secreta en la que el individuo y el todo<br />
entran en consonancia material y espiritual. El famoso conflicto<br />
central que Raúl Ruiz identificaba como poética dominante<br />
de todo el cine de ficción se aplica tanto a la lectura que un<br />
sujeto realiza sobre sí mismo como también a la indesmentible<br />
hermenéutica con la que los estadounidenses leen la presunta<br />
grandeza de su nación. He aquí el porqué de la seducción.<br />
Por conflicto central Ruiz entiende una estructura narrativa<br />
en la que se presenta un conjunto de personajes que asumen<br />
una problemática en común que a lo largo del relato habrán de<br />
descifrar: ¿cómo desembarazarse de esa problemática?, ¿cómo<br />
vencer en ese nudo determinante? El conflicto central es la<br />
zona de intersección de las voluntades que entran en colisión<br />
hasta que un evento extraordinario reorganiza los lugares y<br />
el estado anímico de los participantes de ese conflicto. Ruiz,<br />
desde ya, imaginó un cine sin conflicto central, acaso un cine<br />
de ficción de intensidades dispersas y autónomas, con situaciones<br />
múltiples en las que no se resuelve absolutamente nada,<br />
pues las mutaciones de las condiciones iniciales son arrastradas<br />
por derivas que responden a motivaciones de los personajes y<br />
eventos azarosos: la propia ficción se basta a sí misma. Misterios<br />
de Lisboa es justamente la síntesis de esa idea. El puntapié<br />
inicial pasa por la orfandad de un expósito que desconoce su<br />
origen genético. El drama edípico y familiar es un mero signo<br />
inicial, pues del film brotarán historias adyacentes que tienen<br />
y no tienen que ver con ese desgraciado comienzo. He aquí<br />
lo que Ruiz también quería decir cuando decía que un film<br />
compuesto por cuatrocientos planos era cuatrocientas películas:<br />
la intensidad narrativa es autosuficiente en la duración del<br />
registro en sí.<br />
En otras palabras, la seducción que despierta el cine estadounidense<br />
en las audiencias de todo el mundo tiene que<br />
ver con una forma “universal” de composición del relato que,<br />
tras décadas de adoctrinamiento involuntario y debido a la<br />
propagación del cine estadounidense en todos los rincones del<br />
mundo, parece vibrar en la misma sintonía con la que un hombre<br />
examina su propio destino. Los hombres creen que tienen<br />
un guión que seguir. Los más arrogantes militan su destino,<br />
los hombres comunes quizás nunca llegan a pensarlo del todo,<br />
pero cuando algo fuera de lo esperado les sucede, la tentación<br />
es verse inmersos en una trama que los trasciende. El cine<br />
estadounidense es una gramática de lectura de sí.<br />
Desde ya existen otras modulaciones de representación del<br />
tiempo y nosotros en él. Todo relato es eso: una organización<br />
estética del fugaz momento presente bajo una promesa de<br />
sentido. Pero hay formas de narrar en el cine que prescinden<br />
de trabajar la sumatoria de los actos como un telos (épico y<br />
privado) conducido por un gran conflicto central que pone en<br />
funcionamiento la vida de todos los hombres. Darle sentido<br />
al mundo y a nosotros en él no siempre constituye la voluntad<br />
implícita del cine. Un buen ejemplo es el cine del georgiano<br />
Otar Iosseliani. En sus películas, todas sin excepción<br />
filmadas en rigurosos planos secuencia, que tienen como<br />
función hacer sentir el tiempo en su propia duración, lo que<br />
sucede se agota en su propia extensión en el registro. Las<br />
acciones no esperan por otras; se autojustifican sin la precedente<br />
y la que continúa; en todo caso, hay en esos films de<br />
Iosseliani encadenamientos de escenas y acciones que surgen<br />
y se desvanecen sin perpetuarse en una necesidad mayor de<br />
sustentar una sucesión. Lo que sucede no sucede para algo,<br />
simplemente sucede. Es por eso que el cine de Iosseliani es<br />
el cine del ocio por excelencia. Celebrar el ocio, intensificar<br />
el estar en el tiempo constituye la disolución física de un cine<br />
obligado a obedecer un sistema de narración aditivo. Nada<br />
progresa en el ocio; solamente se siente el placer de permanecer<br />
en el tiempo.<br />
Hay muchas otras formas de ficción. En el cine del filipino<br />
John Torres el tiempo se pliega en muchos tiempos que<br />
coexisten: los personajes tienen un presente, pero es fagocitado<br />
por otros tiempos que remiten a la historia de un país signado<br />
por la invasión de otras naciones. En las películas de Apichatpong<br />
Weerasethakul también se alude a la multiplicidad<br />
de una experiencia narrativa entrelazada por el presente, el<br />
oscuro pasado de una nación y una dimensión mítica que<br />
nunca deja de subsistir. Los ejemplos son muchos y no son<br />
prerrogativa de Oriente.<br />
Otras formas de narración son, en cierta medida, otras formas<br />
de hacer experiencia del mundo. Una hipótesis incomprobable:<br />
el hipotético fin del conflicto central en la matriz de<br />
todos los relatos embarcaría a los hombres en una aventura<br />
identitaria de otro orden. Es demasiado imaginar cómo sería<br />
un mundo bajo esas coordenadas simbólicas y estructurales.<br />
La experiencia más cercana a ese otro universo semántico<br />
antitético del conflicto central se puede adivinar en algunos<br />
pasajes del cine de Stan Brakhage, en varios diarios fílmicos<br />
de Jonas Mekas, en fragmentos aislados de la obra de algunos<br />
cineastas argentinos como Gustavo Fontán y Claudio<br />
Caldini y en las películas breves del extraordinario Artavazd<br />
Peleshian. En esas películas el Yo poco tiene que ver con un<br />
centro de gravedad narrativo y tampoco puede alinearse con<br />
los designios de una nación
20<br />
Entrevista<br />
uno<br />
En un mundo<br />
pequeño<br />
POR Christian Kupchik<br />
De aquí para allá (Adriana<br />
Hidalgo) es la última<br />
crónica de viaje de<br />
HEBE UHART, donde las<br />
comunidades indígenas<br />
de nuestro país son el eje<br />
principal de su relato<br />
Hebe Uhart tiene un extenso recorrido literario que llevó<br />
al gran Fogwill a declarar alguna vez que se trataba de<br />
“la mejor narradora argentina”. Ella, humilde, desestimó<br />
el elogio, aun cuando es un juicio compartido por muchos.<br />
Sin embargo, en los últimos años dejó de lado la ficción<br />
para dedicarse a la crónica de viajes. Unas crónicas más que<br />
particulares, que reniegan del exotismo y la singularidad para<br />
concentrarse más en lo cotidiano, lo nimio, aquello que escapa<br />
a la mirada común. Así fueron surgiendo Viajera crónica<br />
(2011), Visto y oído (2012), De la Patagonia a México (2015)<br />
y De aquí para allá (2016), que tiene como eje las comunidades<br />
indígenas, que dan lugar a una obra y una mirada singular<br />
sobre lo que nos rodea.<br />
–¿Cuándo comenzó esa pasión por los viajes? Siempre<br />
viajé mucho, desde los 19 años más o menos. Viajé a las Cataratas,<br />
a Ushuaia en un buque de la Marina de Guerra antes<br />
de los militares. Era muy barato, dormías en el barco y llevaba<br />
pasajeros. Y a los 20 fui a Lima, Cuzco, volví por Chile,<br />
todo por tierra. Había que atravesar Bolivia en tren, cuatro<br />
días de viaje. Ahora me hubiese gustado para este libro volver<br />
a Bolivia, pero ya no soporto el tema de la altura. En aquel<br />
viaje que hice hace ya más de medio siglo me afectó, pero<br />
claro, tenía otra edad. Primero a La Paz y después a Perú, en<br />
tren. Fui con dos amigas, una era un personaje tipo princesa<br />
en su camarote. Se parecía a Jeanne Moreau. Después<br />
fuimos a Perú. Yo tengo primos peruanos. Los hermanos de<br />
mi abuela emigraron a Lima y mi abuela emigró acá. Tengo<br />
un primo peruano de mi misma edad que me llevó por Lima<br />
y he vuelto como cuatro veces.<br />
–Cuando planea un viaje, ¿lo hace partiendo de una<br />
estructura o de una idea deliberada, o bien surge al<br />
azar? No, al azar no, porque siempre voy a ver algo específico<br />
que me interesa. Por ejemplo yo conozco muchos pueblos<br />
y ciudades del Uruguay y no Punta del Este, porque no<br />
siento ninguna afinidad, es como si ya lo conociera. Muchas<br />
veces me conducen las lecturas. El viaje que hice a las Salinas<br />
Grandes, a Carmen de Patagones y Viedma, que me gustó<br />
mucho, fue instigado por lecturas. A veces me ayuda algún<br />
librero. Así fue como preguntando en una librería conseguí<br />
la correspondencia de Cafulcurá con Urquiza, que es increíble.<br />
Se suele caer con demasiada frecuencia en reduccionismos<br />
absurdos. Uno dice “indio” y se le aparece un combo<br />
que incluye “pobreza, ignorancia y suciedad”, todo junto. Y<br />
no es así la cuestión. Yo entiendo, es más fácil pensarlo así y<br />
no aceptar la complejidad de ese grupo humano que abarca<br />
distintos estados económicos, sociales, culturales, etc. Mostrar<br />
esa diversidad me parece lo más interesante.<br />
–En este libro, donde el eje está puesto en las culturas<br />
indígenas, resuenan las huellas de Mansilla en Una<br />
excursión a los indios ranqueles… Sí, es correcto. El<br />
primero que me impulsó fue Mansilla, porque en su libro<br />
no se detiene en la descripción de un toldo, una persona o<br />
un personaje, porque se daba cuenta de la complejidad de<br />
ese mundo. Cafulcurá, en 1850 aproximadamente, tenía más<br />
cautivos blancos que indios. No hace falta ir a Colombia o<br />
Perú para notar las diferencias étnicas y culturales, ni siquiera<br />
al interior: alcanza con llegar hasta algún punto del cono<br />
urbano para notar que de diez personas hay nueve morenos<br />
y un blanco. Entonces estos viajes también me sirven para<br />
comprender mi contexto, dónde estoy parada, dónde estamos<br />
viviendo. Tengo alumnas muy rubias que me dicen: “Yo tengo<br />
un abuelo indio”. Ahora, a medida que llegan a la clase media<br />
y cuanto más acomodada, más lo niegan. Es un fenómeno<br />
que se da aquí, no en otras partes de América Latina.<br />
–En sus libros aparecen muchas voces de los lugares<br />
que visita como protagonistas, ¿cómo se establece ese<br />
contacto? A cada lugar que llego intento vincularme con la<br />
gente del lugar y unos me van conectando con otros. Ahora,<br />
por ejemplo, estoy muy interesada en los animales, y en Azul<br />
me encontré en una reunión de payadores, donde les cantan<br />
a los bichos. Siempre encuentro el auxilio de distinta gente.<br />
–También es muy interesante cómo trabaja la reproducción<br />
de la lengua, la cadencia, los distintos modismos…<br />
Sí, me gusta prestar atención a las formas orales que<br />
representan las distintas culturas, las mezclas con lo rural.<br />
Una señora que me hablaba de las estrellas y decía “viera<br />
cómo loquean”, no me decía “cómo titilan”, o “cómo brillan”,<br />
sino “cómo loquean”; ese movimiento que le parecía alucinante.<br />
Por esa forma de hablar veo cómo percibe el mundo<br />
esa señora. Hay que prestar mucha atención a esas cosas. El<br />
escritor tiene la obligación de tener un oído atento al lenguaje.<br />
El caso de Teresa Epuyén, una indígena que encontré<br />
en Viedma, es claro: de inmediato sentí con ella un lazo muy<br />
fuerte, la hubiese traído a mi casa de amiga. Un encanto de<br />
persona. Lo que te otorga estar con gente de otros sectores<br />
sociales o bien que no responden a los parámetros de la<br />
gente con quien una interactúa todo el tiempo y con la que<br />
se comparte una misma línea de pensamiento, es encontrar<br />
otra mirada del mundo, otra forma de sentir las cosas. Con la<br />
gente que te rodea, en cambio, uno puede leer La Nación y<br />
otros Página/12, pero más o menos todos están en la misma<br />
sintonía. En última instancia, se termina siendo tributario de<br />
los medios que se consumen. Aún en la divergencia, pensamos<br />
más o menos lo mismo, decimos lo mismo, comemos<br />
lo mismo. En tanto que una persona de otro sector u otro<br />
lugar tiene otra manera de expresar y ver el mundo, te aporta<br />
novedades respecto a cómo nombrar. Me atraen mucho las<br />
formas expresivas de Corrientes o el Paraguay, que son más<br />
enfáticas, más admirativas. El lenguaje revela siempre otra<br />
forma de pensar, de percibir.<br />
–Pero no siempre y no todos parecen dispuestos a asimilar<br />
al otro… Hay que estar abiertos a ver quién se muestra<br />
más propenso a hablar. Recuerdo que en un viaje anterior<br />
a Tandil entré en una pulpería de campo y me encontré con<br />
un personaje apenas achispado. Lo invité a charlar y al principio<br />
estaba un poco cortado, pero después se largó y me contó<br />
unas historias increíbles, como la de los nombres que les ponen<br />
a los animales, medio sofisticados, como la vaca Roxana<br />
21
22<br />
o cosas así. Por supuesto, nunca conviene entrar hablando en<br />
un área de alta intensidad, es mejor comenzar con pavadas y<br />
poco a poco la gente se va abriendo. Aunque hay muchas de<br />
esas pavadas que tienen escondida una profundidad notable.<br />
–¿Y cómo hace para encontrar lo diferente en lo cercano?<br />
Hay que saber entender qué es lo que vamos a buscar.<br />
Para las comunidades indígenas, por ejemplo, lo importante es<br />
el monte. Para los inmigrantes, para nuestros abuelos, lo más<br />
importante era la casa. La gente que vive en la selva o el monte.<br />
Levantan una casa aquí y después otra a diez kilómetros.<br />
Como me dijeron, el monte te da de comer, diversión y farmacia.<br />
A partir de esto que parece tan simple se revela otra forma<br />
de percibir la vida. En Santa Rosa me invitaron a una Feria del<br />
Libro y como estoy interesada en los animales, pedí que me<br />
presentaran a una persona del campo que tuviera algún tipo de<br />
contacto particular con ellos. En la ciudad encontré un señor<br />
Miguel que es ornitólogo y me llevó al campo a conocer a otro<br />
señor Miguel que también es ornitólogo. El ornitólogo del<br />
campo se nos apareció con una de esas tablas de asado llena de<br />
manzana picada, frutas y verduras. Yo quedé asombrada, pensé<br />
si eso era para nosotros. No, era para alimentar a los pájaros.<br />
Él tiene un campo chiquito. Los hermanos son cazadores, pero<br />
él no. La casa es como cualquiera, y no volvió a ser pintada<br />
desde el momento en que se erigió, en 1947. El hombre vestía<br />
de manera humilde, con esa ropa de campo algo decolorada,<br />
tiene un autito, teléfono y televisor. Pero la mayor parte de su<br />
dinero lo emplea en mantener a las aves. Comen en orden: primero<br />
los caranchos, después los chimangos, y así. Los pájaros<br />
son silvestres, están en los árboles. Les arregla los nidos para<br />
que estén más confortables, en fin, hace miles de cosas por el<br />
estilo. Desde nuestra perspectiva, lo que haríamos sería pintar<br />
la casa. Pero la casa más cercana este hombre la tiene a no sé<br />
cuántos kilómetros. No tiene que cotejar nada. Muchas de<br />
nuestras necesidades provienen de compararnos con el vecino,<br />
con el de al lado o el de más allá. Y si el hombre encuentra su<br />
felicidad allí, y no le hace mal a nadie, ¿para qué quiere tener<br />
más ropa o mejorar su casa cuando está cómodo?<br />
–Siempre se destacó como cuentista, y desde hace unos<br />
años sus libros se aplican a la crónica, ¿cómo convive<br />
con estas dos modalidades? Escribo dos clases de crónicas<br />
de viajes, dos tipos de impresiones. Una más libre, subjetiva,<br />
donde aparezco más yo, que son las que más se parecerían<br />
a un cuento. Y las que están más documentadas, con información<br />
relevante, unida a mis impresiones personales. Los<br />
géneros están muy mezclados. Hay cuentos que pueden ser<br />
leídos como crónicas y crónicas que son cuentitos.<br />
–Sus viajes se centran fundamentalmente en el país y<br />
América Latina. ¿No le interesaría hacer algo con destinos<br />
más exóticos, como África o la India? No, tendría que<br />
prepararme mucho para eso. No entendería nada, sería como<br />
un asalto a los sentidos. ¿Cómo hago yo para absorber todo<br />
eso? Tampoco me gusta la naturaleza plena, no me gusta el glaciar<br />
ni las ballenas. A mí me gustan los pueblos chicos, porque<br />
son abarcables, porque se los camina y se los conoce. Nací en<br />
un pueblo: me gustan los pueblos. Me resulta más difícil trabajar<br />
una ciudad grande. Los pueblos chicos son abarcables, me<br />
parecen literarios y además van con mi personalidad. Yo todavía<br />
hoy llego temprano a todas partes, todavía estoy acostumbrada<br />
a la matriz de tiempo de mi infancia. Como persona y<br />
como escritora, no soy campesina ni citadina ni conurbana: soy<br />
suburbana. En un pueblo me informo caminando, mirando las<br />
grafías, las plazas, yendo al café, preguntándole cosas a alguien.<br />
Aunque también estuve en algunas ciudades más grandes,<br />
como Córdoba, Rosario, La Habana, Quito, Lima, Arequipa o<br />
Nápoles. Quizás me gustaría hacer Nueva York. No lo sé… Por<br />
ahora prefiero mis mundos pequeños
Entrevista<br />
dos<br />
24 25<br />
EL AMOR ES<br />
UNA CANCIÓN<br />
DIEGO ERLAN acaba de publicar La disolución (Tusquets),<br />
su segunda novela, luego de El amor nos destrozará<br />
POR Christian Kupchik
En cierto momento de La disolución (Tusquets), segunda<br />
novela de Diego Erlan luego de El amor nos destrozará,<br />
se declara que “todas las historias de amor son parecidas”<br />
en tanto que “las rupturas son caóticas”. Pero la historia de<br />
Simón y Monserrat, intensa y memorable protagonista, no se<br />
parece a muchas y quizá a ninguna. La ruptura será caótica,<br />
claro, pero es a partir de ella que Simón se permite reconstruir<br />
el fuego desde las cenizas. La disolución, novela punk y<br />
pop a la vez, instala un registro poco frecuente en la narrativa<br />
argentina, donde además de la pasión puesta en juego por la<br />
pareja central participan una serie de guiños culturales que<br />
marcan el presente de una generación.<br />
–Un verso de Eliot –con algunas deformaciones, luego<br />
tomado también por Beckett y Burroughs, entre otros–<br />
dice: “En el final está mi comienzo”. Parece ser esa<br />
la premisa primera de La disolución… Justamente, ese<br />
verso clausura mi novela anterior, El amor nos destrozará.<br />
A partir del final quería contar esa historia de amor. Me<br />
interesaba, porque me parece muy lindo, reconstruir la forma<br />
en que dos personas se encuentran y construyen esa relación<br />
aunque sepamos desde un primer momento que no funcionó.<br />
Por otra parte, en la ruptura hay algo muy fuerte que pasa<br />
por no entender del todo qué ocurrió. Cuando te dejan hay<br />
un estado de perplejidad absoluto, te quedás completamente<br />
solo sin entender nada de lo que pasó. ¿Quién es ese otro que<br />
hasta cinco minutos antes dabas la vida y tenías una intimidad<br />
tan grande que sabías hasta lo que pensaba? Entonces, lo primero<br />
es cuestionarse hasta qué punto en realidad se conoce<br />
al otro. Tratar de meterse en esa cabeza y esos sentimientos<br />
te genera un montón de dudas, al punto de cuestionar, incluso,<br />
los motivos de esa fascinación que nos tenía atrapados.<br />
Ese desconocimiento post-ruptura creo que fue la clave que<br />
dio inicio al libro.<br />
–Simón recupera la imagen de Monserrat a partir<br />
de una serie de apuntes virtuales (notas, mails, etc.),<br />
marcados por la subjetividad y lo fugaz. Desde esta<br />
perspectiva, ¿se puede interpretar a Monserrat como<br />
una construcción suya? Creo que lo que quiere es asimilar<br />
eso, tener la voz de Monserrat, convertirse un poco en ella.<br />
De alguna manera lo que intenta reconstruir con esos materiales<br />
es cierta intensidad y cierta dinámica de la relación.<br />
Simón quiere entender por qué ella decía las cosas que decía,<br />
cómo las decía y qué había dicho en realidad. Sus mails son<br />
torrenciales, largos, excesivos por donde se los mire. Como<br />
autor quise evitar el formato del epistolario contemporáneo,<br />
del mail, pero sí reelaborar esa dinámica. Una bandeja de<br />
entrada con otro formato, digamos.<br />
–La novela tiene un ritmo trepidante y está llena de<br />
referencias musicales. En un momento incluso recupera<br />
un verso de Dylan que dice: “La vida es una<br />
canción”. ¿Cómo fue la elaboración de ese ritmo? A mí<br />
me interesa mucho esa cuestión. En ocasiones tengo perfecta<br />
conciencia del ritmo que quiero lograr aún sin saber de qué<br />
voy a escribir. Me interesa capturarlo y que la lectura tenga la<br />
tensión de ese ritmo. Yo quería hacer una canción punk: una<br />
canción con linda melodía pero que terminara a los dos minutos.<br />
Incluso creo que se me fue un poco, yo quería que sea<br />
más corta. Más allá de que Monserrat es fanática de Charly<br />
García y tiene todo un discurso entre el rock y el pop, creo<br />
que ella es un personaje bastante punk, que obedece a esa<br />
filosofía. Antes de comenzar a escribir siempre pienso en la<br />
estructura, en la forma que tendría que tener esa novela. Y así<br />
surgió La disolución: esto tendría que ser una canción de los<br />
Sex Pistols; ¿cómo consigo eso?, me pregunté.<br />
–Es curiosa esta reivindicación del rock como poética, estética<br />
y hasta ética, cuando hoy parece no ejercer el mismo<br />
peso de los 70, por caso, en el panorama cultural… Y<br />
es cierto: no lo ejerce. Está señalado que la novela transcurre en<br />
el 2009, pero creo que pasa más por el hecho de que ella es una<br />
idealista. Monserrat quiere que el rock sea lo que ella siente<br />
que debería ser. Quiere que el mundo sea más rockero, pero no<br />
este de los festivales, sino que el rock tiene que ser un espíritu,<br />
una forma de ser en la vida. Eso es lo que ella intenta hacer de<br />
sí misma y lo que le cuestiona a él. Claro que siempre este tipo<br />
de axiomas arrastran contradicciones. Por ejemplo, ella quiere<br />
casarse y él duda. Esa duda para ella es fatal: jugate entero o<br />
no te jugás. Así sea por la institución del matrimonio, aunque<br />
como ella misma declara, el matrimonio igualitario acercó un<br />
poco a esa institución. Por otra parte, las contradicciones son lo<br />
más interesante de un personaje, como lo son de cualquier ser<br />
humano. Allí anida todo germen literario.<br />
–En la producción literaria de los últimos años habían<br />
desaparecido esos personajes fuertes, icónicos<br />
como La Maga de Rayuela. ¿Monserrat enlaza con esa<br />
tradición? Creo que sí, por lo menos en la línea de Sofía, la<br />
protagonista de El pasado, de Alan Pauls. Hay un juego con<br />
ese personaje…<br />
–¿Cómo fue meterse en la psiquis de una chica de veintipico,<br />
con tanta intensidad? Los diálogos que ella mantiene<br />
con sus amigas son muy creíbles… La respuesta es<br />
simple: me encanta escuchar a las mujeres. Me gusta oírlas,<br />
saber cómo piensan, quizá porque quiero entenderlas y se me<br />
escapa mucho. Es una combinación de varias cosas, porque<br />
también hay muchas frases de Montserrat que me las digo<br />
a mí mismo. El idealismo, esa identidad con el rock, ciertas<br />
facetas de ella son mías, pero en el trance de la escritura era<br />
muy importante que fuera ella quien las dijera. También en<br />
el momento de construir un personaje pienso qué música<br />
escucha, qué poetas lee. Tomé mucho de la poesía de Perlongher<br />
para construir esas deformaciones que ella hace<br />
del lenguaje. Un personaje tiene que apropiarse del lenguaje,<br />
tiene que tener una manera de decir las cosas, si se puede de<br />
la forma más particular posible.<br />
–El personaje de Ramón Ávila, esa suerte de gurú y<br />
maestro zen ya veterano, ¿cómo se incluye en la novela?<br />
Pertenezco a una generación donde la poesía anda dando<br />
vueltas y fue mi idea recuperar a los viejos maestros que nos<br />
enseñaron a pensar y sentir. Por ello aparecen citados Viel<br />
Temperley o Aulicino. En el caso de Ávila, por supuesto<br />
es ficticio, pero es ese tipo de monje zen que te va a elevar y<br />
a la vez es un poco una especie de Keith Richards que te<br />
va a mostrar la mugre, las asimetrías.<br />
–Hace tiempo que trabaja en una biografía sobre Fogwill,<br />
¿el personaje de Ávila es deudor de su figura? En<br />
parte sí. Cuando terminé de escribir El amor nos destrozará<br />
tenía en la cabeza hacer esta novela pero no sabía cómo. Un<br />
año después de publicada mi novela anterior me encuentro<br />
con la posibilidad de encarar la biografía de Fogwill y<br />
ahí empieza mi interés en ese proyecto. De modo que esta<br />
novela queda abandonada, reducida a los breves bocetos que<br />
había realizado en un primer momento. En tanto fui haciendo<br />
un diario de la investigación sobre la biografía, cómo llego<br />
a determinados materiales, cómo entrevisto a alguien, etc.,<br />
como una manera de no perder las impresiones del momento.<br />
Luego comienzo a volcar también cosas de mi vida personal.<br />
Los dos proyectos, la biografía de Fogwill y esta novela,<br />
surgen de un mismo interés: cómo se cuenta la vida de otra<br />
persona. A veces, pensando algo sobre Fogwill, notaba que<br />
me servía para problemas que encontraba en La disolución.<br />
Fue como abrir una canilla. De hecho, la novela la escribí en<br />
dos meses, más allá de que después la fui corrigiendo, cambié<br />
estructuras, enfoques, etc. En ese momento corté un poco<br />
con Fogwill, porque me sentía un poco asfixiado.<br />
–El mundo “adulto”, los padres de Monserrat (que la tuvieron<br />
muy jóvenes) aparece como disruptiva. Pensaba<br />
si la ruptura no es solo amorosa, sino también generacional…<br />
Bueno, yo tengo una idea de la familia bastante particular.<br />
La “familia” en sí misma me parece una sociedad muy<br />
perversa, muy extraña. A veces te toca convivir con perfectos<br />
desconocidos. En el caso de los progenitores de Monserrat<br />
encontramos a un padre que es una suerte de adolescente<br />
eterno, que no puede con su vida, y una madre que está más<br />
preocupada en construirse a sí misma que a su hija.<br />
–Es muy fuerte el componente erótico del texto, ¿le<br />
costó escribirlo? No, en absoluto. Es cierto que lo trabajo<br />
más que otros aspectos. Me gusta que el sexo contenga cierta<br />
dosis de perversión, pero siempre sin perder la elegancia.<br />
Intento trabajar las escenas de sexo sin pruritos y a la vez sin<br />
caer en el mal gusto. Es un delicado equilibrio. Cuando se es<br />
demasiado pudoroso, las escenas de sexo parecen no tener<br />
sentido. Creo que hay que bucear un poco en la oscuridad y<br />
también en lo picante: a mí me tiene que excitar. Y ahí vuelve<br />
Fogwill. Un relato como “Luz mala” me parece de los más<br />
eróticos y sensuales que conozca la literatura argentina.<br />
–De El amor nos destrozará a La disolución se desemboca<br />
a la pregunta de Carver: ¿de qué hablamos cuando<br />
hablamos del amor? El amor es un fenómeno extraño y<br />
fascinante para mí. Es una de las cosas donde se juega todo:<br />
la muerte, la sensualidad, las grandes historias… La relación<br />
de pareja siempre me resultó muy sorprendente<br />
26 27
Entrevista<br />
tres<br />
–Salvo algunas excepciones, la mayor parte de los<br />
cuentos provienen de otros volúmenes. Lo novedoso<br />
del libro tal vez sea el orden, ¿qué propone este nuevo<br />
orden? Me gustó la idea de construir con todos los cuentos,<br />
publicados e inéditos, una nueva totalidad, agruparlos, no por<br />
orden cronológico sino por ciertas recurrencias o roces tangenciales,<br />
en secciones que, a su vez, son títulos de cuentos<br />
míos. La fiesta ajena, donde, de alguna manera, las historias<br />
tienen que ver con un sueño de perfección no cumplido o<br />
una dicha que siempre pertenece a otros; Vida de familia,<br />
con situaciones bastante frecuentes en mi narrativa: mundos<br />
familiares en apariencia normales pero en los cuales, por<br />
alguna grieta, se cuela el desorden, el disparate o el horror.<br />
Y Arte poética, donde los cuentos, por algún costado, tienen<br />
que ver con el acto creador.<br />
–Imagino que habrá habido otras opciones, ¿cuán<br />
difícil fue encontrar ese orden? Como base, recurrí a una<br />
división que ya había hecho en mi libro Los bordes de lo real,<br />
que reúne los cuentos de mis tres primeros libros. Si bien pasaron<br />
25 años y muchos cuentos entre aquel libro y este, me<br />
pareció que esos títulos seguían siendo aglutinantes de mis<br />
temas. De hecho, los cuentos inéditos que agregué también<br />
cabían bajo alguno de ellos. Fuera de estas tres secciones,<br />
separándolas entre sí, hay tres nouvelles.<br />
–En el prólogo aclara que son cuentos reunidos y no<br />
completos, ¿le tiene miedo a la idea de sentirse completa?<br />
Miedo no. Pero no tengo el más mínimo interés en<br />
completarme. Creo que uno, felizmente, vive en estado de<br />
incompletud. Siempre le quedan cosas que desearía hacer<br />
pero no ha hecho, búsquedas que encarar, torceduras que<br />
enderezar, huecos. Mientras existen esos huecos, y a una le<br />
quedan ganas –eso que Quiroga tan gráficamente llamó<br />
hambre–, una está viva. Por eso no dudé nunca: estos no son<br />
y mi cuerpo (y mi voluntad, ah, mi voluntad), voy a seguir<br />
teniendo ganas y energía. Pero quién puede saber esas cosas.<br />
Una parte hiperlúcida y cruel de mí misma intenta señalármelo<br />
pero yo la mato con la indiferencia.<br />
–¿Y el miedo de que ya no le quede nada para decir?<br />
Dicen que todos los escritores vienen con una cierta<br />
cantidad de tinta por derramar y cuando se acaba, se<br />
acaba… No creo haber venido destinada a una cantidad de<br />
tinta por derramar. Estoy segura de que, en mi cuna, ningún<br />
hada madrina me tocó con la varita mágica y me dijo vas a ser<br />
escritora. De hecho, hasta la adolescencia, ni se me ocurría<br />
esa posibilidad. Era una lectora ferviente y desordenada y me<br />
daba placer escribir, pero también me daba placer resolver<br />
problemas de matemática. Y lo que más me gustaba era leer.<br />
Pero los libros, para mí, los escribían otros. Volviendo a la<br />
tinta que me queda por derramar, cada novela, cada cuento<br />
que escribí vino de mi deseo de escribirlo y de mi voluntad<br />
de trabajar en eso. Mientras me queden alguna voluntad y<br />
ese deseo, voy a seguir escribiendo.<br />
–En el prólogo, Samantha Schweblin cuenta la anécdota<br />
de un cirujano que quería incorporarse a sus talleres<br />
y en una primera entrevista con usted le confiesa que<br />
“desde muy joven él había querido escribir una novela<br />
y que ahora que acababa de jubilarse y tenía tiempo, le<br />
parecía un buen momento para empezar”.<br />
A lo que usted le contestó: “Buenísimo. ¿Y qué te parece<br />
si yo, cuando me jubile como escritora, me dedico<br />
a la cirugía?”. ¿Por qué cree que para mucha gente<br />
la literatura ocupa ese lugar de hobby y no es tomada<br />
como una profesión como cualquier otra? Me parece<br />
que cierta gente piensa que escribir es algo aleatorio y fácil,<br />
y que cualquiera puede hacerlo sin el menor trabajo. Sucede<br />
que, a diferencia de la música o de las artes plásticas, que<br />
28 mis Cuentos completos.<br />
requieren estudios específicos, la herramienta de la escritura<br />
29<br />
“En la actualidad, el rol de los<br />
intelectuales ha perdido peso”<br />
LILIANA HEKER acaba de publicar sus Cuentos reunidos (Alfaguara), un libro que recorre desde sus<br />
primeros textos, algunos de ellos ya clásicos de la narrativa nacional, hasta los últimos, terminados<br />
poco antes del cierre de esta edición<br />
POR Nando Varela Pagliaro<br />
–¿Y mide su tiempo en relación a los cuentos que podría<br />
escribir? No mido de ningún modo el tiempo que me queda<br />
por delante; ni lo conozco ni me interesa. Subterráneamente<br />
sé que el plazo debe ser más corto de lo que era veinte años<br />
atrás, pero ese saber subliminal, si actúa sobre mí, actúa como<br />
un motor: hay que arrancar. Lo todavía no escrito o a mitad de<br />
camino me confiere una sensación de vida por delante.<br />
–En estos ejes temáticos en los que están agrupados los<br />
cuentos, se ve cómo van cambiando las preocupaciones<br />
con el correr de los años. En los primeros cuentos, por<br />
ejemplo, se nota cierto temor al fracaso. Ahora, ¿a qué<br />
le tiene miedo? Yo no hablaría de miedo –no soy miedosa–<br />
sino de angustia. La idea que hoy me provoca angustia es la<br />
de ya no tener ganas. De escribir, de reírme con Ernesto, de<br />
estar en movimiento, de charlar con mis amigos. Esa idea<br />
para mí es peor que la de la muerte. La resisto solo porque<br />
niego la posibilidad de que me vaya a pasar; de algún modo<br />
estoy convencida de que, mientras pueda manejar mi cabeza<br />
la tenemos todos desde primer grado. ¿Y quién no tiene algo<br />
para contar? ¿Quién no cree que su propia vida es única?<br />
Sin duda lo es, pero no por eso, así como así, va a resultar<br />
interesante para los otros. O sea que con el alfabeto y el mero<br />
hecho de estar vivo no alcanza. La escritura de ficciones<br />
implica un trabajo y una búsqueda. Crear es ir acercándose,<br />
cada vez con proximidad más peligrosa, a aquello que uno<br />
quiere escribir. Eso casi nunca sale de primera intención.<br />
Otra superstición: creer que el acto creador es aquello que<br />
uno vuelca de un tirón en primera instancia. No es así; esa<br />
primera versión suele estar muy lejos de provocar el impacto<br />
de horror, de desesperanza o de belleza que uno había<br />
vislumbrado en su historia antes de escribirla.<br />
–Hablábamos del cirujano. Cuando alguien viene a su<br />
taller, ¿qué es lo primero que ve? Nunca pido textos; no<br />
me importa cómo escribe la gente que quiere venir al taller.<br />
Considero que todos empezamos haciendo mal cualquier<br />
cosa que hacemos y eso no es un problema. Me importan, sí,
dos cosas. Una, que mi entrevistado se haya enamorado de<br />
la literatura, primero, a través de la lectura. Si ese enamoramiento<br />
abren caminos. Tal vez, para algunos de mi generación, fue<br />
más difícil escribir a partir de Cortázar, porque su escritura<br />
rísticas propias y muy determinadas dentro de un corpus más<br />
amplio que es la literatura.<br />
–Recién mencioné a Abelardo Castillo. Junto a él<br />
dirigió El Escarabajo de Oro y El Ornitorrinco, dos revistas<br />
fundamentales de nuestra literatura. Hoy, tal vez<br />
no quedan revistas de ese estilo, pero sí sigue habiendo<br />
suplementos culturales. ¿Qué mirada tiene con respecto<br />
a los suplementos? Los veo de la misma manera en que<br />
los veía cuando era adolescente: un poco aburridos. Pueden<br />
dar difusión a ciertos textos e incluso publicar algunas entrevistas<br />
o artículos interesantes, pero la verdadera dinámica de<br />
la literatura no se da en los suplementos de los grandes diarios,<br />
que lógicamente responden a determinados intereses.<br />
Los debates suelen darse en publicaciones específicas, entre<br />
escritores o grupos que confrontan por motivos ideológicos<br />
o estéticos. Desde fines del siglo XIX, en Argentina se han<br />
dado debates de mucho peso. En nuestras tres revistas, que<br />
sacamos entre 1960 y mediados de los 80, protagonizamos varias<br />
polémicas. Creo que en los últimos años estas polémicas<br />
están languideciendo notoriamente. El rol de los intelectuales<br />
ha perdido peso acá y en el mundo. Ahora, más que confrontación<br />
de ideas, suele haber agravios o una indiferencia<br />
cortés. Las dos actitudes me parecen lamentables. Discutir,<br />
apasionarse por las ideas del otro, es un modo de respetarlo.<br />
La indiferencia educada es todo lo contrario del respeto.<br />
–Si bien el contexto no es el mismo que en los 60 o 70,<br />
sigue habiendo desigualdades. ¿No cree que la falta de<br />
personas idóneas; el de Alberto Manguel en la Biblioteca<br />
Nacional y algunos otros. Pero son acontecimientos muy acotados,<br />
siempre bien visibles, y con un peso muy relativo en lo<br />
que hace a la cultura real de un pueblo: programas que permitan<br />
un acceso al conocimiento y al aprendizaje a lo largo<br />
y ancho del país, incentivos al movimiento teatral y a la formación<br />
musical, apoyo a los clubes de barrio, desarrollo de la<br />
ciencia y la tecnología, respaldo a la escuela y la universidad<br />
públicas, condiciones de trabajo digno y de salud para todos,<br />
defensa de los espacios que tienen que ver con la historia y<br />
los hábitos de una comunidad. En fin, todos los innumerables<br />
factores que hacen realmente a la cultura de una sociedad,<br />
no solo no han sido fomentados: en casi todos los casos están<br />
sufriendo un premeditado y a veces brutal retroceso.<br />
–Por último, si la Liliana Heker de 17 años leyera sus<br />
cuentos de hoy, ¿cómo cree que los leería? Y por otro<br />
lado, la Liliana de hoy, ¿cómo lee los cuentos que<br />
escribió cuando tenía 17? Sé que hoy no podría escribir<br />
un cuento como “Los que vieron la zarza”, tal como es. Pero<br />
también sé qué es ese cuento. Si no creyera que mis primeros<br />
textos se bastan a sí mismos y ocupan un lugar dentro<br />
de mi narrativa, no habría vuelto a publicarlos. En cuanto a<br />
cómo me leería la adolescente que fui: supongo que tanto<br />
no cambié, que ya en los comienzos tenía cierta sensibilidad<br />
para leer y para entender experiencias ajenas. Así que tengo<br />
la esperanza de que aquella que fui a los 17 años habría leído<br />
con algún interés estos Cuentos reunidos<br />
no existe, si no se es un lector apasionado, es muy<br />
difícil que se pueda llegar a entender qué es la literatura y,<br />
por lo tanto, se pueda hacer literatura. La otra cosa es que se<br />
entienda –que se acepte– que la literatura es un trabajo, y da<br />
trabajo. Un trabajo hermoso e inigualable, si es lo que uno<br />
quiere hacer. Pero trabajo al fin. Si el entrevistado entiende<br />
es muy tentadora y fácilmente copiable. En los 60, muchos<br />
jóvenes escritores eran nítidamente cortazarianos.<br />
–A los escritores de su generación, pienso en Abelardo<br />
Castillo, por ejemplo, jamás a nadie se le ocurriría preguntarle<br />
si su literatura es masculina. Sin embargo, no<br />
son pocas las mujeres que deben responder si escriben<br />
debate también tiene que ver con la falta de compromiso<br />
de los intelectuales? En el momento actual, hasta<br />
el significado de la palabra “compromiso” está desvirtuado.<br />
Al menos, no tiene la connotación inmediata, y claramente<br />
ideológica, que tenía en los 60, con una revolución socialista<br />
reciente y movimientos de liberación en toda la extensión del<br />
30 que vale la pena corregir diez veces un texto a fin de conseguir<br />
lo que busca, posiblemente pueda ser parte del taller.<br />
Hay una tercera cosa, pero esa tiene que ver con mi intuición<br />
y no es comunicable.<br />
–Para los escritores de su generación, imagino que<br />
habrá sido difícil escribir después de Borges, ¿fue así?<br />
De ningún modo creo que haya sido, o sea, difícil escribir<br />
después de Borges. Por el contrario, creo que mi generación<br />
tuvo la gran suerte de tener maestros dentro de la literatura<br />
argentina. No solo Borges. De haber sido nuestro único<br />
maestro, nuestra literatura habría sido más bien estática. Yo<br />
reconozco tres grandes maestros: Arlt, para mí el mayor escritor<br />
de la literatura argentina; Leopoldo Marechal, que<br />
consiguió trasgredir y fundir espléndidamente los modos del<br />
lenguaje nacional, cruzar géneros y estilos y hacer una novela<br />
extraordinaria como el Adán Buenosayres, y Borges, con su<br />
sintaxis y su modo de usar el lenguaje, únicos y cautivantes.<br />
Tenerlos en nuestra literatura fue un hecho muy afortunado<br />
porque los tres son referencias para quienes vinimos después;<br />
literatura femenina. ¿por qué cree que ocurre eso? ¿Es<br />
un término poco claro? Por supuesto que es poco claro.<br />
¿Qué quiere decir que una literatura sea femenina? ¿Que<br />
solo puede ser leída por mujeres? ¿Qué es coqueta y caderona?<br />
Nunca sentí que ser mujer y ser escritora implicaran una<br />
contradicción o un conflicto, pero cuando tenía 23 o 24 años,<br />
en una entrevista, me preguntaron por primera vez “¿cómo<br />
escribe una mujer?, ¿qué lee una mujer?” y otras cosas por<br />
el estilo, y yo me sentí una especie de chimpancé. A duras<br />
penas podía dar cuenta de mí misma, cómo podría dar cuenta<br />
de todas las mujeres. A raíz de eso, escribí la primera versión<br />
de Las hermanas de Shakespeare, en donde dije todo lo que<br />
pensaba en ese momento acerca de las mujeres y la literatura.<br />
No me cabe duda de que el sexo de un escritor tiene<br />
peso en lo que escribe, pero no es el único determinante; su<br />
locura, su país natal, la clase social a la que se pertenece, su<br />
formación, los avatares de su vida, pesan de igual manera en<br />
su escritura. Es ridículo y discriminatorio considerar que la<br />
literatura hecha por mujeres forma un subgrupo con caracte-<br />
tercer mundo. Por supuesto que las desigualdades y la explotación<br />
siguen existiendo, con viejos y nuevos métodos, aún<br />
más brutales que medio siglo atrás, pero el contexto ha cambiado<br />
dramáticamente y las opciones ideológicas deben ser<br />
pensadas desde este nuevo contexto, menos nítido, mucho<br />
más complejo que el de los 60. No es tarea fácil, sobre todo<br />
para quienes construimos nuestra visión del mundo en una<br />
época en que el socialismo parecía posible y tal vez cercano.<br />
Pero estamos vivos los que estamos vivos, y este es el mundo<br />
que hoy nos toca. Así que tendremos que hacer el esfuerzo<br />
de hacer prevalecer nuestra visión del mundo y nuestra idea<br />
de cómo es una sociedad justa desde acá, desde el difícil<br />
lugar donde hoy estamos parados.<br />
–Ya que hablamos del mundo actual, ¿cómo ve a este<br />
gobierno en materia cultural? Por lo que noto hasta el<br />
momento, el desconocimiento y el desinterés de este gobierno<br />
por la cultura en un sentido amplio son casi perfectos.<br />
Hay hechos puntuales auspiciosos, cierto: programas de<br />
becas para personas destacadas o escasos nombramientos de<br />
31
El mundo es generoso en extensiones y paisajes, al punto<br />
Entrevista<br />
cuatro<br />
de ofrecer un vastísimo catálogo de lugares que visitar,<br />
explorar, conocer y disfrutar. Entre ellos, no se encuentra<br />
32<br />
precisamente la Antártida, un sitio secreto que solo<br />
mereció la curiosidad de las almas intrépidas desde hace<br />
poco más de un siglo.<br />
Federico Bianchini (Buenos Aires, 1982) tiene mucho que<br />
ver con el espíritu de esos aventureros y decidió mostrar la<br />
vida de hombres y mujeres que viven en un universo sin colores,<br />
en blanco y negro, bajo un clima no apto para humanos<br />
durante la mayor parte del año, donde hasta la sensación del<br />
tiempo es diferente. La experiencia se plasmó en la magnífica<br />
crónica Antártida: 25 días encerrado en el hielo (Tusquets),<br />
que da un registro absolutamente singular de lo que significa<br />
vivir en esas latitudes. Como el propio Bianchini aclara, “Si<br />
vas a la Antártida por un año, sería recomendable que tengas<br />
bien en claro las cosas que vas a vivir”.<br />
–¿Cómo surgió la idea del viaje? En el 2009 estuve en<br />
el cerro Tronador entrenando cuatro días con los militares<br />
que iban a la Antártida como logística. Fue muy gracioso,<br />
porque en realidad yo empecé a hacer la nota en el Comando<br />
Antártico, en Paseo Colón. Le dije al responsable: “Mire,<br />
me interesa mucho lo que me cuenta y me gustaría volver a<br />
entrevistarlo, por si surgen algunas dudas”. Me contestó que<br />
la semana próxima no iba a poder porque se iba a Bariloche,<br />
y dio la casualidad de que yo también iba a Bariloche de vacaciones.<br />
Se lo comenté y me respondió: “Bueno, llamame<br />
si querés”. Cuando lo llamé me contó que al día siguiente<br />
salía en helicóptero para el Tronador. “¿Querés venir?”,<br />
me invitó, y por supuesto me prendí. El entrenamiento<br />
consta de dos etapas: una suerte de instrucción de un año<br />
aquí en Buenos Aires, y después en el Tronador algo que se<br />
podría denominar “Introducción al Hielo”. Los infantes van<br />
a Caviahue, en Neuquén, y se meten en las grietas y todo<br />
33<br />
“No hay metáfora del frío”<br />
eso, pero en este caso iban carpinteros, plomeros y otros<br />
trabajadores. Yo fui en helicóptero, que son cinco minutos.<br />
Pero hay otros que hacían el camino a pie, que son como<br />
seis horas de marcha, con equipos, mochilas, etc. Ahí quedó<br />
el vínculo que me iba a llevar a Antártida.<br />
–¿Y tenía en claro las cosas que iba a vivir? No demasiado,<br />
en realidad. Mi caso es un poco particular. Cuando<br />
FEDERICO BIANCHINI publicó Antártida: 25 días encerrado en el hielo (Tusquets).<br />
Aquí, algunas experiencias de ese misterioso lugar<br />
se llega a la Antártida te dan un discurso que dice algunas<br />
cosas terribles. Por ejemplo: “Si usted llama por teléfono<br />
POR Christian Kupchik<br />
a su casa y su esposa no lo atiende, no piense que le está<br />
siendo infiel. Todos pensamos eso, pero a lo mejor se fue al<br />
supermercado…”. Otra parte del discurso plantea que en la<br />
Antártida siempre hay que estar haciendo algo. “¿Tienen el<br />
escritorio así? Entonces lo desordenan y después lo vuelven<br />
a ordenar. Pero no tienen que pensar, porque el que piensa<br />
se enrosca y si se enrosca, no es bueno”.
34<br />
–¿De qué modo juegan los límites impuestos por las<br />
condiciones climatológicas? Es fundamental. Me contaron<br />
que debido a ellas hubo oportunidades en que debieron<br />
pasar de cuatro a seis meses para que pudiera entrar o salir<br />
un avión. No es que nadie se oponía a que el otro se fuera. Es<br />
que resultaba imposible. Incluso a mí cuando llegué allí me<br />
costaba creerlo. En el segundo capítulo de mi libro digo que<br />
en la Antártida el tiempo no pasa: transcurre distinto, como<br />
el agua en la profundidad de un lago que no sigue la corriente<br />
sino que circula encerrada en un espacio íntimo. Si llueve,<br />
no importa cuál es el día, sino que no se sale. Y si hay quince<br />
días de sol, habrá que trabajar los quince días. El Hércules<br />
que tenía que venir tuvo que salir de urgencia a Haití en misión<br />
humanitaria, y no se sabe por cuánto tiempo más había<br />
que permanecer allí. Uno se somete a una suerte de resignación<br />
donde se ve invertida la prioridad de las cosas.<br />
–Eso debe generar todo tipo de perturbaciones psicológicas…<br />
Seguro. El psicólogo que trabajaba allí me dijo que<br />
resulta fácilmente comprobable verificar un aumento fuerte<br />
de la paranoia. Por ejemplo, mucha gente cree que se quiere<br />
volver y piensa que no puede porque alguien se lo impide o<br />
está contra él. Es conocida una historia del 89, hubo un médico<br />
en la base Almirante Brown que dijo: “Yo me quiero ir”.<br />
Por supuesto, le contestaron que no era posible, y entonces el<br />
tipo amenazó con prender fuego la base. Pero no se quedó en<br />
la amenaza, sino que realmente le prendió fuego. Lo curioso<br />
es que cumplió su cometido, ya que lo sacaron de allí, aun<br />
cuando sentaron un precedente algo peligroso.<br />
–¿Hacen alguna actividad que los conecte internamente,<br />
como meditación o yoga? No. Lo único que había eran clases<br />
de salsa que daba una bióloga. En una base como Marambio<br />
hace muchísimo frío, pero tenés dos meses que se puede<br />
trabajar todo el tiempo. Acá el frío no es tan severo quizá, pero<br />
te tocan días con viento de veinte nudos donde no podés salir a<br />
navegar ni hacer nada. Entonces hay que buscar otras actividades.<br />
A las siete de la tarde había clases de salsa. Después,<br />
en la base también hay un cine, una sala INCAA. En realidad,<br />
todos bajan películas. Pero digamos que los viernes es día de<br />
cine y se hace pochoclo. A mí me pasó que un día salimos del<br />
cine y un tipo me dice: “Había olvidado que estábamos en el<br />
infierno”. Y es cierto: en todos lados ves una película y entrás<br />
en un mundo de abstracción, pero no tan absoluto.<br />
–En invierno esa abstracción debe ser más absoluta…<br />
Sí, claro. Me decían que en invierno obviamente todo es más<br />
difícil, porque el frío y la oscuridad solo inducen al sueño,<br />
no hay deseos de hacer nada. Entonces se imponen determinadas<br />
tareas para que la gente se mantenga activa. En ese<br />
momento el cuerpo sufre alteraciones, no te sentís ubicado<br />
en ningún sitio. Como un jet-lag permanente…<br />
–¿Cómo se simboliza esa realidad, con tan pocos<br />
elementos? A mí me sorprendió mucho que no haya mitos.<br />
No hay monstruos, ni figuras raras, ni nada. Tengo una<br />
hipótesis personal al respecto: creo que ahí es preferible no<br />
tener mitos, porque si tenés mitos no salís. Ya la realidad es<br />
lo suficientemente dura como para agregarle algo del orden<br />
de lo fantástico. No se puede simbolizar nada. La brutalidad<br />
empieza cuando abrís la puerta. No hay metáfora del frío.<br />
–¿Es diferente para los científicos que trabajan allí?<br />
En cierto sentido, sí. Los científicos afirman que allí todo es<br />
tan virgen, que por ejemplo alguien interesado en el estudio<br />
de los líquenes le basta con sacar cuatro muestras y ya tiene<br />
cuatro papers para publicar en las revistas de líquenes más<br />
importantes del mundo. Cualquier cosa que vayas a investigar<br />
ahí es novedosa. Va gente muy preparada, no quiero menospreciar<br />
su trabajo, pero sí te enfrentás con actividades y<br />
ocupaciones que nunca se te hubieran ocurrido. Por ejemplo,<br />
los investigadores que estudiaban líquenes estaban enojados<br />
porque en la base había una zona protegida para las aves, una<br />
zona protegida para los mamíferos, pero a los líquenes no<br />
los protegía nadie. Me decían: “¿Y quién se preocupa por no<br />
pisar un liquen? Está bien, será un musguito intrascendente,<br />
pero es nuestro objeto de estudio”. Se sentían discriminados.<br />
Y la verdad es que había unos líquenes de formas increíbles.<br />
–¿También hay un porcentaje de mujeres? Sí. Durante<br />
el año son siempre 25 hombres, todos de dotación y un par de<br />
científicos. Cuando fui en febrero éramos unas 75 personas, de<br />
los cuales 25 eran militares, cincuenta civiles y dentro de ese<br />
número, veinte eran mujeres. Cuando llegué, me informaron<br />
que había un bolichito y la única instrucción que me dieron<br />
fue que no tomara fotos. Me imaginé que adentro debían<br />
organizarse tremendas orgías. Estaba equivocado: no pasaba<br />
nada. El tema de las fotos era porque siempre alguno se tomaba<br />
unas copas de más, y podía resultar comprometedor, sobre<br />
todo si era militar. Todo es muy discreto. Ocurre que como no<br />
hay mucho para hacer, una de las actividades principales es el<br />
chismorreo salvaje. Entonces, se terminan armando unas historias<br />
donde la mitad son ciertas, la otra mitad mentiras, pero<br />
qué importan, si igual sirven para contarlas.<br />
–El carácter de la gente, ¿se modifica cuando regresa?<br />
Es inevitable. Lo que me sorprendió es el carácter de<br />
fraternidad que se establece entre la gente que estuvo allí.<br />
Se genera una suerte de espíritu de cofradía. Me pasó de<br />
cruzarme con alguno y te saludan como si fueras un hermano<br />
que no ves hace años, aunque quizá no te hayas cruzado más<br />
que dos veces con él. Supongo que eso viene de antes, donde<br />
la incomunicación hacía que el tipo de al lado fuera tu apoyo<br />
y tu igual. Ahora, con las posibilidades tecnológicas, ocurre<br />
menos. Podés comunicarte con el exterior a través de Skype,<br />
de los celulares, etc. Antes solo tenías la radio, y no solo te<br />
escuchaba el operador, sino que cualquier radioaficionado<br />
se enteraba de lo que estabas hablando con tu mujer. De<br />
todos modos, se teje un sentido de solidaridad muy fuerte,<br />
en función de que están todos solos. Siempre estamos solos,<br />
aunque como dice Onetti en un cuento, hacemos como que<br />
no nos damos cuenta. Bueno, en la Antártida te das cuenta<br />
de verdad. Mientras compartís con otros está todo bien, pero<br />
en cuanto salís y ves esa inmensidad blanca te sobreviene una<br />
sensación muy fuerte: no sos nadie allí perdido
Ser<br />
editor<br />
36<br />
RIESGO O ABSTINENCIA<br />
En febrero de 2017, Editores Argentinos cumple cinco años de actividad.<br />
Los más de veinte títulos publicados y los que publicará durante este año<br />
son los mejores ejemplos de la orientación que dan a su trabajo<br />
El trabajo de Editores Argentinos empezó en 2012, con<br />
muchísima incertidumbre y como guía, solamente, el deseo de<br />
publicar obras singulares que pusieran en juego una relación<br />
con el lenguaje y con la voz que tuviera una resonancia significativa<br />
en el mapa de la literatura. ¿Significativa para quién?<br />
En primer lugar, para nosotros, con Andrés Monteagudo<br />
–amigo, compinche literario desde hace mucho y ahora socios<br />
en esta travesía– sabíamos que si no lográbamos que esos<br />
títulos nos sedujeran en primer lugar a nosotros, no íbamos a<br />
conseguir nada. Aunque luego de esa primera instancia recién<br />
se empiece, porque funciona solamente si del otro lado existe<br />
un público o si ese público se puede, de algún modo, crear. A<br />
partir de nuestros gustos, afinidades, obsesiones y pasiones,<br />
empezamos a armar un recorrido de lecturas y autores que es<br />
el que ahora empieza a tomar forma luego de cinco años de<br />
trabajo. Complementamos ese armado con el rastreo de títulos<br />
POR Esteban Bertola<br />
que no estaban disponibles o autores que todavía no tenían el<br />
lugar que, creíamos, merecían.<br />
El énfasis estuvo puesto desde el principio en la literatura y<br />
específicamente en la literatura argentina, porque nos interesaba<br />
y nos siguen interesando las escrituras que son capaces de<br />
hacerle un trauma a la realidad, que le hacen algo a la lengua<br />
en la que están escritas, que dejan una marca indeleble. En<br />
esa tradición están, para nosotros, escritores como Macedonio<br />
Fernández, Néstor Sánchez, Leónidas y Osvaldo<br />
Lamborghini, Ricardo Zelarayán, Alberto Laiseca,<br />
entre otros autores que nos parecían fundamentales y cuyas<br />
obras han tenido una incidencia muy profunda para la literatura<br />
argentina. La pasión y los gustos estaban bastante claros,<br />
pero había que empezar a poder hacer todo esto viable y ahí<br />
las dificultades se complejizaron. Cualquier editor sabe que,<br />
acaso, lo que menos vende es la literatura, y convengamos que<br />
este tipo de literatura, como la poesía, posiblemente se venda<br />
aún menos, aunque nada esté dicho de antemano. A partir de<br />
eso, nuestra expectativa era poder mantenernos de pie y seguir<br />
publicando “sin bajar la vara”, como decimos siempre entre<br />
nosotros, al mismo tiempo que ampliar nuestro catálogo hasta<br />
donde pudiéramos y hacia lo que en ese momento nos pareció<br />
que podía significar un salto importante: incorporar autores<br />
internacionales y traducciones.<br />
El catálogo de una editorial, ya se ha dicho, compone una<br />
trama que compone un texto mayor. En ese sentido, el lugar<br />
de los editores es decisivo, porque si el sello se consolida,<br />
ese texto mayor empieza a tener una dimensión y un valor<br />
diferentes, ¿quién no ha seguido como lector los libros que<br />
publica determinada editorial porque sabe que ahí va a encontrar<br />
lo que le gusta? Por eso nuestro catálogo empezó con<br />
la reedición de El riseñor de Leónidas Lamborghini, porque<br />
además de ser un libro cuya primera edición se había perdido<br />
sin llegar a los lectores, sigue siendo un libro del presente (así<br />
como hay libros que nacen viejos, hay libros que no envejecen)<br />
y nos parecía la mejor manera de iniciar esa trama, o<br />
ese diálogo, no hay que olvidar que allí está la reescritura del<br />
Himno Nacional, que nos pinta de cuerpo entero como sociedad.<br />
A la par, también editamos un libro y video documental,<br />
Encuentros con Leónidas Lamborghini. El solicitante descolocado,<br />
cuyo video filmamos en 2004 y publicamos recién en<br />
2013 (la primera parte se puede ver completa en YouTube).<br />
Este último fue un trabajo orientado a poner en primer plano<br />
su voz. En la filmación dice: “lo que recorre la obra de un<br />
poeta es la búsqueda de una voz”, podemos decir que el trabajo<br />
de un editor también está recorrido por esa búsqueda.<br />
Y como Troilo que siempre está llegando, nosotros estamos<br />
empezando siempre, porque con cada lanzamiento volvemos<br />
a poner en juego esa trama mayor, cada lanzamiento vibra en<br />
toda la red. Así lanzamos a fin del último año La mañana sol<br />
de limón, de Hugo Savino y Violer d’amores, de Américo<br />
Cristófalo, libros que nos enorgullece haber publicado,<br />
cada uno solísimo y arriesgado, fuera de lo esperable, que de<br />
algún modo hacen resonar la serie que los precede.<br />
Es importante destacar, respecto de los libros de literatura<br />
argentina, que las tapas llevan trabajos de importantísimos<br />
artistas plásticos argentinos, algo que nos honra y, creo, nos<br />
distingue. Esto también fue una decisión importante porque<br />
sugiere el contrapunto con la plástica. Hay tapas con trabajos<br />
de Norberto Gómez, Blas Castagna, Eduardo Stupía,<br />
Jorge Pirozzi, Alfredo Prior, Carlos Gorriarena,<br />
Javier Maiza, Mauro Koliva y Lara Massone.<br />
Dos momentos marcaron el inicio de la colección de no<br />
ficción. En primer lugar, la ausencia de una traducción de los<br />
diarios de Jack Kerouac que nos desvelaba, cómo podía ser<br />
que ninguna editorial se hubiera interesado en tan valioso<br />
material y que tenía un atractivo comercial interesante<br />
porque a cada línea él mismo derrumba los mitos en torno a<br />
su figura (el más americano de los escritores estadounidense,<br />
por ejemplo, tiene una herencia literaria francesa decisiva<br />
para su obra; el inventor de la escritura automática era un<br />
obsesivo de la corrección y el trabajo, etc.), el resultado fue<br />
Diarios 1947-1954. Mundo soplado por el viento, ese libro<br />
obtuvo el premio al Libro Mejor Editado de 2015 en la<br />
categoría No ficción otorgado por la Cámara Argentina de<br />
Publicaciones a partir del veredicto de un jurado notable.<br />
Luego, encontrarnos con el inmenso escritor cubano, Juan<br />
Abreu, de quien publicamos A la sombra del mar. Jornadas<br />
cubanas con Reinaldo Arenas y Debajo de la mesa. Memorias,<br />
dos libros entrañables y descarnados de sus años en Cuba, y<br />
de una escritura potentísima. A partir de ahí la colección se<br />
orientó y encontró un espacio muy rico en materiales biográficos,<br />
seguirán Henri Meschonnic, Samuel Beckett<br />
y la correspondencia de Sam Shepard y Johnny Dark.<br />
Para la segunda mitad de 2017, además, empezaremos a<br />
publicar la obra que no está disponible de Reinaldo<br />
Arenas: Inferno. Poesía completa (con prólogo de Juan<br />
Abreu); Viaje a la Habana; Arturo, la estrella más brillante;<br />
Necesidad de libertad. Ensayos completos; La loma del ángel<br />
y Persecución (teatro).<br />
Nos enorgullece el catálogo que estamos pudiendo construir<br />
gracias a la confianza de nuestros autores o de sus herederos<br />
así como al trabajo en colaboración con muchas personas.<br />
Sentimos que recién estamos empezando un trabajo que<br />
probablemente nos acompañe por el resto de nuestras vidas y<br />
de seguro nunca dejaremos de arriesgarnos para construir ese<br />
catálogo de singularidades. Como decía el mismo Arenas:<br />
“La vida es riesgo o abstinencia”. Ser editor también<br />
37
“El escritor argentino siempre tiene la<br />
tentación de disfrazarse de lumpen”<br />
GONZALO GARCÉS acaba de publicar Cómo ser malos. Ensayos sobre literatura (Letras del<br />
Sur). En esta conversación con el autor de Hacete hombre, entre otras obras, se habló del<br />
compromiso, la polémica intelectual y la crítica literaria<br />
POR Nando Varela Pagliaro<br />
–El primer capítulo del libro se llama “La cosa con el escritor debería ser lo suficientemente egoísta para decir lo<br />
país natal”. Hace un tiempo, entrevisté a Hernán Casciari<br />
que realmente siente respecto de la plata, del sexo, del amor<br />
y él me decía que el hecho de haber vivido afuera y de lo que sea.<br />
Entrevista<br />
cinco<br />
le había dado cierta inmunidad inicial para escribir. En<br />
su caso, ¿qué le dieron sus años afuera? Me dio una forma<br />
de amor y de apreciación por la Argentina que no habría<br />
–Antes mencionaba a Fogwill y en el libro, su nombre<br />
atraviesa varios ensayos. ¿Cree que faltan escritores<br />
dispuestos a polemizar? En ese sentido, ¿Fogwill dejó<br />
tenido si me quedaba. Yo era de esa clase acomodada e ilustrada,<br />
un gran espacio vacío? Fogwill era un buen polemista<br />
cuyo vicio más notorio es el complejo de inferioridad porque sabía tocar puntos muy dolorosos. Cuando en una<br />
respecto del propio país. De eso, me curó el haber estado entrevista dice que “los pueblos sometidos hacen uso de los<br />
afuera: darme cuenta de que Argentina, entre otros países de gestos faciales de un modo diferente del que lo hacen los<br />
rango medio, es un país con peso y en algunos aspectos en su dominantes”, refiriéndose a los argentinos de pueblos originarios<br />
historia se ha destacado mucho más de lo que estaba llamada<br />
y a la cara de la gente del pueblo en México, toca algo<br />
a destacarse. Uno de esos lugares es la literatura. La Argentina<br />
que pone los pelos de punta. Porque, en general, al escritor<br />
cambió la literatura del siglo XX. Eso a mí me da un tema, argentino le gusta ser progre y estar con los buenos, pero de<br />
pero trato de que no me dé orgullo porque no es mérito mío ahí a señalar que la mucama o el negro que te arregla el escape<br />
haber nacido en este país.<br />
del auto tienen un cuerpo y un modo de usarlo diferente<br />
–¿Cómo veía el país a la distancia y cómo lo ve ahora? al tuyo, es muy distinto. Eso duele por cualquier lado que<br />
A la distancia me hacía la idea de mi país como un país pobre lo veas. Fogwill sabía meter los dedos en esos orificios, pero<br />
y acá me doy cuenta de la enorme riqueza y la enorme pobreza<br />
también sabía ser un polemista bobo. La polémica superfi-<br />
que existe. Es decir, veo más la desigualdad y también cial, tampoco le era ajena. Podía decir por ejemplo que si<br />
veo vicios que no veía de lejos. Por ejemplo, la mentalidad lo ponían en un taller a escribir junto con Alan Pauls, él<br />
muy dependiente que generó el modo argentino de trabajar,<br />
siempre iba a ser mejor. Lo cual es dudoso, porque él era un<br />
donde siempre el Estado es central. Eso engendró una tipo mucho más inteligente que la media de los escritores<br />
mentalidad, un poco quejosa, que también se traspasa a la argentinos, pero no escribía bien. Era un escritor monótono y<br />
literatura. Por ejemplo, en la literatura argentina una de sus personajes siempre hablaban igual. Esa fue una polémica<br />
las figuras recurrentes es la de “los poderosos”. En muchas que yo tuve con Fogwill. Yo decía que él sabía cosas que eran<br />
novelas, siempre aparece un hombre gordo con corbata que muy valiosas para nosotros, pero no había que aprender a<br />
representa al empresario, al malo. Por otra parte, el escritor crear personajes de él porque a sus personajes les daba un<br />
argentino siempre tiene la tentación de disfrazarse de lumpen,<br />
léxico que correspondía a su ámbito socioeconómico, pero a<br />
aunque en realidad sea un profesor de universidad, un todos los hacía hablar de las mismas cosas y desde una posi-<br />
rentista o un dueño de canchas de paddle. El problema no es ción aleccionadora. Todos sus diálogos, hasta te diría toda su<br />
hablar de empresarios o de lúmpenes, porque los dos existen, obra, tiene la estructura de una recriminación entre alguien<br />
pero cuando son figuras tan cristalizadas, tan formadas por el que sabe y alguien que no. “Las cosas no son así, boludo, son<br />
prejuicio, la literatura se empobrece. La literatura no tiene de esta otra manera”: esa pequeña estructura dialéctica es<br />
38<br />
que vivir de clichés. A mí me gustaría una novela argenti-<br />
toda la obra de Fogwill. Los personajes existen cuando les<br />
39<br />
na que hablara de la vida de un empresario, pero cómo es<br />
un empresario de verdad; que hablara de sus miedos, del<br />
momento vertiginoso de hacer una inversión, de arriesgar<br />
plata del propio bolsillo; que hablara de la crueldad, porque<br />
tampoco se trata de idealizar a un empresario; que se ocupara<br />
un poco menos del juicio moral prefabricado sobre el empresario<br />
y más del cómo, de los engranajes. Lo mismo te podría<br />
decir de la política. Me encantaría una novela precisa sobre<br />
la vida de un político y que no fuera esa figura estereotipada<br />
que solemos manejar.<br />
–¿No cree que ya hay novelas buenas sobre la vida de<br />
un político? Pienso en las de Jorge Asís, por ejemplo...<br />
Asís, al igual que Fogwill, tiene la curiosidad y el conocimiento<br />
de primera mano. De lo que no estoy seguro es que<br />
tenga el arte para hacerlo, pero esa es otra discusión.<br />
–Me decía que el escritor argentino siempre cae en la<br />
tentación de disfrazarse de lumpen, ¿por qué piensa<br />
que les cuesta tanto hablar de plata? Por sentimiento<br />
de culpa y la culpa es mala consejera para un escritor. Un<br />
das diferentes posiciones en el mundo. De nada sirve darles<br />
diferentes léxicos, si les vas a hacer decir lo mismo. Ese era<br />
un defecto de Fogwill, el otro era cuando vendía humo. Fogwill,<br />
a veces, era el tachero que sabe dónde están enterrados<br />
los dólares de López o el que te dice que la conspiración de<br />
la masonería está a punto de apoderarse del mundo. Porque<br />
también era paranoico y la paranoia, al contrario de lo que se<br />
piensa, tampoco es buena para los escritores.<br />
–Además de Fogwill, Aira es otro de los nombres que<br />
aparece en varios ensayos, ¿por qué su literatura es tan<br />
influyente para los escritores más jóvenes? Es curioso,<br />
porque yo conozco a mucha gente que admira o se entusiasma<br />
con Aira, pero no conozco a nadie que evidencie un goce<br />
en su lectura. Y lo comprendo porque Aira no me parece un<br />
escritor disfrutable. La imaginación de Aira está marcada por la<br />
fealdad, y por una fealdad como la de los productos de plástico.<br />
Sus novelas me hacen pensar en esos negocios del Once que<br />
venden osos de peluche mal cosidos o autitos con las calcomanías<br />
medio despegadas. Es un mundo colorido, lúdico, barato,
40<br />
imitativo que corresponde a la producción en serie de productos<br />
de baja calidad. Creo que el entusiasmo que provoca Aira se<br />
debe a que en este país hay una inusual proporción de lectores<br />
que aspiran también a ser escritores. Como son lectores que<br />
leen para encontrar modelos a seguir, Aira los entusiasma<br />
porque les propone un modelo fácil. Los hace sentir que la<br />
escritura y hasta la genialidad están al alcance de la mano.<br />
–En el ensayo que da nombre al libro, dice que “los<br />
escritores son malos para la controversia, malos para<br />
ser malos”. ¿Es así? En América Latina somos malos para<br />
la controversia porque somos mamíferos demasiado sensibles.<br />
Nos gusta demasiado tener amigos y que nos quieran.<br />
Entonces, polemizamos a la distancia. A través de Internet o<br />
en los comentarios de Facebook, decimos cosas duras, pero<br />
después no las mantenemos y cuando nos encontramos somos<br />
todos amigos. Por otro lado, como personalizamos todo,<br />
las polémicas quedan invalidadas de antemano. Si yo digo<br />
que la imaginación de Aira no me gusta porque me parece un<br />
escritor estereotipado y que sus ideas sobre la literatura me<br />
parecen superficiales y torpes, lo primero que se asumirá es<br />
que tengo algo personal contra Aira, que estoy celoso de él,<br />
que me molesta su fama o sus anteojos. La personalización de<br />
todo invalida la polémica. Y para mí, la polémica en el fondo<br />
es la realidad, en un sentido esencial. En el interior de cada<br />
uno, cada día hay una polémica entre el ser y el deber ser. En<br />
un nivel biológico, las células están todo el tiempo luchando<br />
entre la disgregación, la entropía y el impulso de permanecer<br />
unidas y seguir haciendo un organismo. En el fondo, como<br />
decía Leonard Cohen, “hay que volver a la guerra”.<br />
–Habla de volver a la guerra como una forma de volver<br />
a la polémica. Al poco tiempo de la primera marcha de<br />
“Ni una menos”, escribió una nota muy controvertida.<br />
Si bien algunas mujeres salieron al cruce, el texto no<br />
se terminó debatiendo lo suficiente. Liliana Heker dice<br />
(p. 28) que ahora los intelectuales adhieren o rechazan<br />
determinadas causas, cuando no es eso solo lo que<br />
se espera de ellos. En todo caso, lo que se espera es<br />
que piensen y argumenten esa adhesión, ese rechazo.<br />
¿Nota cierta vagancia en el campo intelectual? Claro,<br />
siempre hubo vagancia. En el caso del feminismo es quizás<br />
el tema más difícil de debatir del mundo. Para mí es difícil<br />
porque no tengo ninguna de las dos posiciones caricaturescas<br />
a las que parece reducirse todo. Es decir, no soy machista y<br />
tampoco soy feminista. Al mismo tiempo, me cuesta discutir<br />
con mis interlocutoras feministas porque partimos de<br />
concepciones muy distintas. El feminismo parte de una idea<br />
de que la finalidad de todo ser humano es ejercer el poder en<br />
forma abierta, institucionalizada y llevar el ideal de vida que<br />
nos propone la sociedad de consumo. Yo, en cambio, parto de<br />
una idea más cercana al pesimismo filosófico. Lo que buscamos<br />
es sobrevivir y mi marco de pensamiento es la psicología<br />
evolutiva darwinista, para la que en cada ecosistema dado,<br />
cada individuo de cualquier especie hace lo que necesita<br />
hacer para maximizar sus chances de supervivencia y de pasar<br />
su capital genético a la siguiente generación o desaparece.<br />
En el ecosistema previo a la Revolución Industrial, lo mejor<br />
que podía hacer una mujer para sobrevivir era adoptar el rol<br />
de ama de casa, hacer trabajos comparativamente livianos<br />
en el campo o en los albores de la industria o el artesanado y<br />
dedicar lo mejor de su energía a la crianza, mientras dejaban<br />
que el hombre se ocupara de los trabajos más peligrosos. Eso<br />
no fue el patriarcado, eso fue lo que en el ecosistema, previo<br />
a la Revolución Industrial, funcionaba. Cuando esta cambia<br />
el mundo del trabajo, y el trabajo se transforma en el trabajo<br />
tal como lo conocemos ahora, el ecosistema cambia y de<br />
pronto no hay ninguna razón para que la mujer se quede en<br />
casa y se dedique a la crianza. Está muy bien que sea así. Por<br />
eso son ridículos los tradicionalistas nostálgicos, que suponen<br />
que la naturaleza de la mujer sería la casa y la naturaleza del<br />
hombre sería salir a cazar. Eso es falso, no hay tal naturaleza,<br />
no existe lo natural, existen ecosistemas y adaptaciones. Entonces,<br />
¿qué pienso? Pienso que una sociedad igualitaria, en<br />
la que hombres y mujeres puedan decidir, según sus inclinaciones,<br />
su destino, es lo que corresponde hoy en día. Pero no<br />
llamo a eso una liberación, no hubo una lucha feminista que<br />
trajera ese orden. Lo único que hubo fue un cambio en el paradigma<br />
tecnológico y productivo que cambió el ecosistema y<br />
nos adaptamos a él.<br />
–Lo entiendo, pero en tiempos de “Ni una menos” es<br />
una postura que puede parecer provocadora... Yo no<br />
me enfrenté al colectivo “Ni una menos”, de hecho participé<br />
en las dos marchas que se hicieron. Quiero dejar en claro<br />
una cosa para que no se me malinterprete, yo apoyo a “Ni<br />
una menos”, apoyo que se haga una marcha para reclamar<br />
mayor protección para las mujeres víctimas de violencia. Por<br />
supuesto que estoy en contra de la violencia, pero de ahí<br />
no deduzco que vivamos en un patriarcado. El feminismo<br />
radical intenta aprovechar el pánico y la indignación legítima<br />
que causa la violencia contra las mujeres para hacer pasar su<br />
propia agenda ideológica. Y yo no quiero aceptar ese contrabando<br />
ideológico. Quiero que se pare la violencia contra<br />
las mujeres sin que por eso me fuercen a aceptar una visión<br />
espuria de la realidad, de la historia y una ideología que<br />
fomenta el odio entre hombres y mujeres.<br />
–Hablábamos de la falta de compromiso intelectual. En<br />
el libro hay una entrevista a Abelardo Castillo en la que<br />
él lee un fragmento de sus diarios. Ahí, Castillo dice que<br />
no sabe si va a volver a escribir otro libro que lo comprometa<br />
tanto como Crónica de un iniciado. ¿Hay escritores<br />
de su generación que vivan la literatura del mismo<br />
modo? La verdad, no sé muy bien dónde empieza y termina<br />
mi generación. Me viene a la cabeza el nombre de Carlos<br />
Gamerro. Para mí él es un “hombre de letras”; es alguien que<br />
ostensiblemente dedica lo mejor de sus fuerzas a la literatura.<br />
Su compromiso es tan grande como el de Abelardo, el de<br />
Bioy o el de Borges. Después, creo que Pola Oloixarac,<br />
que es probablemente la escritora de mi generación que<br />
prefiero, vive para las ideas. A veces esas ideas aparecen en<br />
forma de ficciones, a veces se incorporan al personaje que ella<br />
ha creado de sí misma, pero Pola es una fanática. Es alguien<br />
a quien no le interesa nada fuera del curso de sus obsesiones<br />
literarias. En un lugar completamente distinto, Juan Terranova<br />
también es un fanático. En Argentina, es lo más parecido<br />
que hay a lo que eran en Francia Mauriac o Huysmans. Un<br />
escritor católico con una agudeza y una finura crítica impactante,<br />
también con una dosis importante de paranoia.<br />
–Nombra a Terranova y en contraposición pienso en<br />
una frase de su libro. En uno de los ensayos dice que<br />
“al crítico argentino se lo reconoce por un rasgo: no critica”,<br />
¿realmente ve esa falencia de la crítica? Creo que<br />
es bastante injusto eso que dije. Yo vivía afuera y me guiaba<br />
mucho por la crítica de suplemento, que es excesivamente<br />
cortés. Pero no me había llegado, y no estoy seguro de que ya<br />
Terranova hubiera publicado sus trabajos críticos, como Los<br />
gauchos irónicos. Tampoco había leído a Mavrakis, que me<br />
parece otro crítico notable, y menos a Ingrid Sarchman, que<br />
empecé a leer hace mucho menos tiempo, uno va cambiando<br />
de acuerdo con lo que va leyendo. Hay mundos críticos que<br />
son estancos. El mundo de la pequeña crítica de suplemento,<br />
salvo pocas excepciones, sigue teniendo esa impostura, basada<br />
en el tecnicismo, que se fija en el uso de los tiempos o se<br />
ocupa de señalar si hay o no un monólogo interior, pero nunca<br />
termina de decir si el libro está bien o mal. Después están los<br />
críticos que se criaron en las catacumbas de los blogs en la<br />
década pasada. Muchos de ellos recién están floreciendo ahora<br />
como críticos y son infinitamente más interesantes.<br />
–Desde hace un tiempo está al frente de Editorial<br />
Galerna , gastar tanta energía en libros ajenos, ¿lo deja<br />
sin ganas para escribir su propia literatura? No, al contrario,<br />
me da más ganas. Probablemente, mi próxima novela<br />
tenga como protagonista a un editor y por una vez lo haré con<br />
la conciencia tranquila de que sé de lo que hablo<br />
41
Tema de tapa<br />
dos<br />
ACERCA<br />
DE DEIDADES<br />
HUMANAS<br />
POR Nicolás Pichersky<br />
42<br />
Hay un tipo de seducción que pertenece al cine. Es lo que nos dice Umberto<br />
Eco en su Historia de la belleza. Ese libro, que toma lo social de la historia del<br />
arte de Arnold Hauser y lo visual de la de E. H. Gombrich, relata la belleza<br />
del siglo XX a través de actores y actrices, dice mucho de la seducción en nuestros<br />
tiempos. Una seducción que puede ser politeísta y obedecer a diferentes dioses<br />
estéticos según cada época y cada lugar. A veces brilla con la frialdad cyborg y noir<br />
de la replicante Daryl Hannah en Blade Runer o de Trinity en Matrix. Otras veces<br />
nos gana con su sensibilidad y su ternura, de manera misteriosa, como sucede con<br />
los rostros aturdidos de James Dean o Daniel Day Lewis.<br />
A veces la seducción de algunas mujeres del cine es invocada por su belleza de<br />
infarto, sin que sus admiradores y bardos rememoren un solo fotograma de su<br />
filmografía, como si su solo nombre fuera metáfora de la atracción. Como Anita<br />
Ekberg –venerada por Bob Dylan en su canción “I shall be free”–, o Virna<br />
Lisi, a quien Sumo rememoraba como mantra y leit motiv en su hit “TV Caliente”.<br />
Y en las antípodas, otras grandes seductoras pertenecerán siempre a un papel, a<br />
un personaje inmemorial. Como Christina Hendricks, belleza y bermeja, que<br />
interpreta a la jefa de las secretarias en la serie Mad Men.<br />
Los ideales de seducción en el séptimo arte son múltiples y no es lo mismo el secreto<br />
de los ojos de George Clooney (incluso recién levantado, de mal humor y con<br />
insomnio a cuestas), la sonrisa de Julia Roberts, el asesino erotismo de Uma<br />
Thurman o el torso proletario y transpirado, admirable en 360 grados, de Marlon<br />
Brando en Un tranvía llamado deseo. En Historias del arte, el inclasificable diccionario<br />
de expresiones culturales de la pintora y ensayista Diana Aisenberg, hay una<br />
entrada para el término “Seducción”. Por todo significado, ofrece el ejemplo de las<br />
aves que juntan flores frescas, ramitas, restos de algodón o savia de bayas para atraer<br />
a sus parejas. Un galanteo multicolor que se expande al tecnicolor de las películas:<br />
en los animales, en las personas, en el encantamiento de las estrellas de cine, de lo<br />
que se trata es de seducir. “Lo que conmueve conviene”, podría ser el axioma de<br />
bolsillo de los actores y actrices que nos engalanan. Una famosa anécdota cuenta que<br />
un colaborador le preguntó a John Ford, el gran director de westerns, qué podría<br />
filmarse en ese set, un desierto con unas condiciones climáticas deplorables. Ford<br />
le contestó: “¿Qué podemos filmar? La cosa más sugestiva y excitante de todo el<br />
mundo: un rostro humano”. No son los ojos de Bette Davis, la expresión madura y<br />
43<br />
Humphrey Bogart e Ingrid Bergman | Casablanca<br />
retraída de Kevin Costner o los labios potenciados de Brad Pitt en El Club de la<br />
pelea. El arte de seducir puede ser sencillamente un rostro.
Barbara Stanwyck Brad Pitt y Geena Davis Gary Cooper Gingers Rogers y Fred Astaire Uma Thurman Woody Allen y Diane Keaton Sean Penn Rita Hayworth<br />
44<br />
chachos que en las sombras del género noir atraían peligro<br />
en la pantalla, y suspiros fuera de ella. Pero primero distingamos<br />
dos categorías en la seducción de los héroes y heroínas<br />
del cine: la femme fatale y el tipo “duro”. Ambos nacen de un<br />
género fílmico arquetípico, el cine negro clásico. Que a su<br />
vez proviene de la novela policial dura, el hard-boiled. Los<br />
tipos duros no bailan sentenció el escritor Norman Mailer.<br />
Pero antes del título de su libro ellos ya existían: hombres<br />
de sonrisa de lobo –como describe Dashiell Hammett<br />
al detective Sam Spade en la primera páginas de El halcón<br />
maltés–, recios, cigarrillo pegado a los labios (la corrección<br />
política lo fue limitando) y mirada absorbente.<br />
Fueron los tiempos de Gary Cooper, James Cagney,<br />
Humphrey Bogart, Sterling Hayden. Bogart fue severo,<br />
pero irresistible cuando le dijo a Ingrid Bergman (al<br />
mundo entero) “siempre tendremos París”. Seguirá siendo el<br />
detective Philip Marlowe más emblemático, pero sobre todo<br />
al actor que nos enseñó lo que vale “el comienzo de una bella<br />
amistad”. James Cagney llegó a la cima del cine clásico con<br />
su metro con sesenta y cinco centímetros, su risa sardónica,<br />
pero sobre todo por esa traza de ángel con cara sucia. Bajito e<br />
inmune, lucha contra todo sin defender nada. Fue un mafioso<br />
y un patán seductor, un ratón Mickey para público maduro<br />
y que hacía travesuras para los adultos. El sempiterno Sean<br />
Penn, ese dulce amargo que arranca suspiros a mujeres<br />
sub 30 y post 60, a demócratas o republicanas por igual, no<br />
hubiera existido sin la influencia de aquellos dos actores del<br />
cine clásico.<br />
En su asombrosa crítica de Bonnie and Clyde, Pauline<br />
Kael, una de las críticas de cine más refulgentes de EE.UU.,<br />
se lamentaba de que cierta crítica cinematográfica conservadora<br />
le reprochara al film la sensualidad de sus protagonistas.<br />
“¿Experimentaremos, como sugirieron algunos, la irresistible<br />
tentación de imitar los crímenes violentos de Bonnie & Clyde<br />
porque Faye Dunaway y Warren Beatty son ‘encantadores’?”.<br />
La pregunta que retórica y lúcidamente se hace Kael<br />
ADONIS Y POTROS SALVAJES<br />
Los primeros seductores del cine no arrancaron suspiros<br />
silentes, a pesar de haber pertenecido al cine mudo. Más<br />
bien sonoras e incontenibles risotadas, porque el cine creció<br />
en blanco y negro y principalmente como comedia. Y su<br />
educación sentimental fue la del slapstick, ese género que se<br />
erigió a golpe y porrazo físico, con esa farsa a puro ritmo de<br />
swing que altera todo sentido común. Y si cuesta ver a Groucho<br />
Marx como a un caballero irresistible ¿acaso no aplicó<br />
Woody Allen sus mejores lecciones de intelectual sensible<br />
cuando conquista a Annie Hall/Diane Keaton, o cuando le<br />
deja el corazón de propina a la deslumbrante Mariel Hemingway<br />
(seduce con su voz rota) en Manhattan? Después<br />
de todo, estamos hablando del protagonista de Sueños de un<br />
seductor, el primer éxito de Allen como actor en el cine. Sí:<br />
seducir es un acto tanto de amor… como de humor, bastaría<br />
entrever los amores, dentro y fuera de la pantalla (idénticos<br />
muchas veces) de Charles Chaplin: Edna Purviance,<br />
Pola Negri, Paulette Goddard y Oona O’neil, por<br />
solo mencionar sus amoríos más reconocidos.<br />
Pero el inicio de la comicidad y la atracción en el cine<br />
también está marcado por uno que sedujo e hizo reír sin<br />
mostrar jamás una sonrisa: Buster Keaton. Ese nombre y<br />
esa fisonomía árida dejaron su impronta en la atracción emo<br />
y angustiada de algunas jóvenes estrellas actuales. Alcanza<br />
con ver la más que recomendable Animales nocturnos y<br />
donde encontrarlos para comprobar que el personaje del<br />
nuevo galán Ezra Miller (Tenemos que hablar de Kevin,<br />
The Flash de la próxima Liga de la justicia) abreva del opaco<br />
atractivo del hombrecito con sombrero pork pie. O Adam<br />
Driver (ese hipster calculador de Mientras somos jóvenes, el<br />
villano Kylo Ren en El despertar de la fuerza) cuyo taciturno<br />
atractivo también le debe a Keaton.<br />
Luego, el cine, poco a poco, fue desertando de la comedia.<br />
Ni la realidad ni la Segunda Guerra Mundial eran ninguna<br />
broma y el cine, arte del presente, lo reflejó en apuestos mues<br />
por qué privarnos del placer de la seducción. Y agrega:<br />
“Greta Garbo podía encarnar a todas las mujeres enamoradas<br />
porque al ser más hermosa que la mujer de la vida real<br />
estaba en condiciones de expresar las emociones de una<br />
manera más bella”. El cine es un arte también de las emociones.<br />
Y el “cargo” contra la seducción es insostenible: son<br />
justamente los buenos papeles los que le confieren atractivo a<br />
los actores. Gradualmente, la belleza masculina de esos años<br />
60 y luego la de los 70 (la de Connery, Mcqueen, Newman,<br />
Redford, Hoffmann) daría lugar a otra, perfectible<br />
y antiheroica. Como la de Dustin Hoffmann, y otros menos<br />
insistentemente viriles, que hoy encarnan Edward Norton<br />
o Joaquin Phoenix.<br />
VENUS Y DIABLESAS<br />
Hay una forma de sensualidad femenina exclusivamente<br />
fílmica: la femme fatale. Guillermo Cabrera Infante,<br />
lúcido cinéfilo, apunta en su texto “Bad Babs”, sobre la diosa<br />
fatal Barbara Stanwyck, que “cuando es buena, es mala;<br />
pero cuando es mala, es peor”. Construcción masculina,<br />
mezcla de endiosamiento y misoginia, las mujeres fatales en<br />
el cine fueron relatadas por el universo de los varones. En los<br />
nombres de algunos de aquellos clásicos se filtra la luz gótica<br />
de esas actrices, ángeles del mal, que quedaron inscritas en<br />
esos protagónicos para siempre: Marlene Dietrich y The<br />
devil is a woman o Bette Davis y La malvada (cuyo título, inteligentemente<br />
no aludía a ella, si no al personaje que buscaba<br />
el camino al estrellato a cualquier costo, interpretado por<br />
Anne Baxter). A veces el sueño y la proyección masculina<br />
por esas mujeres araña –seres fascinantes, que tejen su red<br />
para atrapar a los hombres– quedaba casi explícito en la estética<br />
que adaptaba cada film. Como en El cartero llama dos<br />
veces, con la rubia Lana Turner, en La dama de Shangai,<br />
con la pelirroja Rita Hayworth o en Pacto de sangre con<br />
Barbara Stanwyck… en todos estos films es la voz masculina,<br />
en primera persona, la que relata la propia perdición en<br />
garras de esas mantis ateas: después del desayuno exigen el<br />
servicio completo del cuerpo masculino tibio, recién servido<br />
en bandeja.<br />
Y si Kim Basinger (no tanto la de Nueve semanas y media<br />
como la del clasicismo de Los Ángeles al desnudo), Kathleen<br />
Turner (en La guerra de los Roses, pero más aún<br />
en el neo-noir de Body heat), Michelle Pfeiffer (bruja<br />
en los 80, felina en los 90) o Diane Lane (madre de Superman,<br />
de tan fuerte que es) serían inconcebibles sin aquellas,<br />
un nuevo modelo de diosa salvaje, más sintético –más sincrético–,<br />
rige en la actualidad gracias a la evolución de la mirada<br />
del público. En la última Mad Max (Mad Max: Fury Road)<br />
es la destreza de una mujer manca (Charlize Theron),<br />
y no la proto-humanidad del simiesco Tom Hardy, la que<br />
lidera esa rebelión dulce y utópica de madres solas y tribus<br />
de ancianas que creen en la pólvora, las semillas y la cultura<br />
autosustentable. En esa senda también habita el atractivo frágil<br />
de Kristen Stewart, quien justamente en la adaptación<br />
de En el camino, de Walter Salles, encarna la discordia<br />
puntiaguda, incómodamente isósceles, del triángulo entre los<br />
personajes masculinos (y el homoerotismo entre estos dos).<br />
La seducción actual, casi extrema e hiriente, de la actriz y<br />
modelo Ruby Rose viene de la mano de aquel modelo de<br />
vampiresas, que como la Catherine Deneuve en El ansia<br />
(junto a la androginia glam de David Bowie) no juzgaba<br />
el encanto como algo masculino o femenino: hoy ya no se<br />
trata de modelos antagónicos de seducción, como en esas<br />
batallas de los sexos de las comedias de los 40 con mujeres<br />
fuertes y hombres ingeniosos. Quizás, como Fred Astaire o<br />
Gingers Rogers, o mejor aún, como el travestismo pop del<br />
musical Hedwig and the Angry Inch, los tiempos en los que<br />
le toca danzar a la seducción del Hollywood de hoy, sean los<br />
de un rock suelto o los de un tango en zapatillas y entre parejas<br />
del mismo sexo. Un swing cuyo encanto no reside tanto<br />
en la persona y el personaje, sino en los ojos de quien se deja<br />
seducir por esa alianza indivisible de artista y protagonista<br />
45
Entrevista<br />
seis<br />
–¿Cómo apareció la idea de crear una marca de pijamas?<br />
La idea de crear una marca de pijamas apareció por mi<br />
gusto por este tipo de ropa cómoda, tanto para estar adentro<br />
como para salir por el barrio. Los pantalones que no ajustan,<br />
las remeras suaves, los géneros livianos. Es ropa con la que<br />
vivo: la conozco, me encanta y tengo miles de pantalones de<br />
pijama y remeras sueltas para usar arriba.<br />
–¿Cómo son los roles en Jota & Co y cómo es, a grandes<br />
rasgos, la dinámica de trabajo? Yo aporto los diseños,<br />
A su trayectoria como actriz, mi socia, la ilustradora Fernanda Cohen dibuja las estampas.<br />
Ella me manda todo por mail, yo le hago una devolución...<br />
hasta que llegamos a tener alrededor de ocho estam-<br />
JULIETA ORTEGA suma una<br />
nueva faceta: la de diseñadora<br />
pas diferentes y ahí, entre las dos, pensamos qué estampa es<br />
y empresaria, al frente de para cada prenda. Vamos a comprar las telas, se mandan a<br />
Jota & Co, su nueva marca de hacer las muestras y por último mandamos los rollos de tela<br />
pijamas concebidos para usar<br />
al estampador. Recién ahí se manda a confeccionar.<br />
–Si bien no se la puede calificar como un ícono de la<br />
dentro y fuera de casa. En su<br />
moda, Julieta, al igual que su hermana Rosario Ortega<br />
encuentro con Quid, ofreció y su mamá, Evangelina Salazar, suele estar impecable<br />
detalles acerca de este<br />
emprendimiento y sobre una<br />
en cada una de sus apariciones públicas y es un<br />
referente estético para varias mujeres de su generación.<br />
Incontables tapas de revistas y marcas de ropa o<br />
serie de televisión en la que<br />
maquillaje la han tenido como figura. ¿Cómo ha sido<br />
está embarcada por estos días históricamente su relación con el mundo de la moda?<br />
Siempre me gustó la moda, pero sobre todo los buenos géneros.<br />
POR Nancy Giampaolo<br />
Suelo tocar la ropa de la gente mientras converso con<br />
alguien. Puedo hasta llegar a buscar la etiqueta para ver qué<br />
46<br />
género es, cómo está compuesta. Es más que seguir tendencias.<br />
Me pasa otra cosa. Me gusta la ropa simple, sin tanta información.<br />
Prefiero los géneros nobles, la buena confección,<br />
la ropa que no pincha, ni ajusta, ni molesta en ningún lado.<br />
Creo mucho en el estilo personal de cada uno. Y de cómo<br />
uno elige presentarse al mundo, salir a la vida. O en el caso<br />
de Jota, qué elige para no presentarse ante nadie.<br />
–¿Hay un tipo de mujer definido al que apunte su<br />
marca? ¡Jota & Co está apuntado a la mujer de entre 17<br />
y 70 años! (Risas)<br />
–No tiene límites… Es que la ropa de descanso no tiene<br />
edad. Pensamos en edades cuando hacemos las estampas,<br />
claro. En la primera colección, hicimos una casaca pantalón<br />
Una mujer con estilo<br />
de bicicletas negras, muy sobrio, sobre rayón arena que tenía<br />
algo de gris. Supimos que ese era el modelo que elegirían las<br />
mujeres más grandes (de hecho, el modelo lleva el nombre de<br />
mi madre) y además de mujeres grandes, terminó siendo el<br />
modelo más vendido también entre chicas más jóvenes. Susana<br />
Giménez lo usó en la tapa de su revista y me mandó un<br />
mensaje hermoso, diciendo que no se lo sacaba en todo el día.<br />
–Y ¿cuáles son las situaciones más propicias para usar<br />
sus prendas? Son prendas para usar puertas adentro, para<br />
47
cambiarte la ropa de calle apenas llegás a casa, pero también<br />
para salir a la mañana a llevar a tu hijo al colegio con algo<br />
arriba, para ir al kiosco si tenés un antojo de madrugada, o para<br />
decidir, un domingo, ¡que no pensás vestirte en todo el día!<br />
TV / SERIES<br />
POR Laura Berti<br />
48<br />
Julieta formó parte, desde su regreso a la Argentina en 1993,<br />
después de muchos años viviendo en distintas ciudades de<br />
Estados Unidos, de tiras televisivas de enorme repercusión<br />
como la clásica Amigos son los amigos, Son o se hacen (en<br />
la que interpretaba a una lesbiana en pareja con la actriz<br />
Carolina Fal), Sol Negro, Disputas (en la que jugó otro<br />
papel difícil como es el de prostituta), Vulnerables, y las más<br />
recientes, Graduados o Viudas e hijos del rock & roll. También<br />
hizo cine, involucrándose en proyectos increíblemente<br />
diversos, que abarcan desde una pequeña aparición en la célebre<br />
Carlito’s way de Brian De Palma, a roles de registro<br />
muy complejo en pequeñas producciones como Animalada,<br />
dirigida por el escritor, cineasta y músico Sergio Bizzio o<br />
Verano maldito, de su hermano Luis Ortega. Últimamente<br />
volvió al teatro con Deseo, obra del español Miguel del<br />
Arco, coprotagonizada por Juan Gil Navarro, Alejandro<br />
Paker y Moro Anghileri.<br />
–¿Cómo fue su experiencia en Deseo? La obra terminó hace<br />
poquito y fue una gran experiencia. No actuaba en teatro desde<br />
hacía mucho y fue reconfortante volver con estos compañeros,<br />
en plena calle Corrientes y que la experiencia haya sido feliz.<br />
–Y ahora está en otro proyecto televisivo… Sí, una<br />
miniserie dirigida por Bruno Stagnaro, llamada Un gallo<br />
para Esculapio. Es un director con el que siempre quise<br />
trabajar, me hace feliz. La protagonizan Luis Brandoni y<br />
Peter Lanzani.<br />
–Sé que le gusta leer, ¿en qué anda por estos días? Tengo<br />
en mi mesa de luz en este momento varios libros: Manual<br />
para mujeres de la limpieza, de Lucia Berlín, Las primas,<br />
de Aurora Venturini y Las Chicas, de Emma Cline.<br />
–¿Me habla un poco sobre su familia? Cuando estuve<br />
frente a las fotos del lanzamiento de su marca, se me<br />
hizo bastante impresionante verlos a todos allí, en lo<br />
que parecía un apoyo incondicional… Mi familia está<br />
siempre. Nos apoyamos mucho entre nosotros. Ante cualquier<br />
estreno, lanzamiento, inquietud, lo que sea. Nos vemos<br />
seguido, pero el día de encuentro seguro es el domingo.<br />
Mi padre es un gran asador. Invitamos amigos, siempre hay<br />
niños, se habla de la vida, del trabajo... la verdad es que no<br />
me imagino la vida sin hermanos. Fueron siempre una parte<br />
tan enorme de mi vida, que no sé cómo sería la vida sin ellos.<br />
Mucho más solitaria, seguro. Y mis padres han trabajado<br />
siempre para que nos mantengamos unidos. Tengo mi raíz<br />
ahí. Me sentí siempre con la fortaleza para hacer cualquier<br />
cosa que soñara, para dar un salto en el aire y saber que tenía<br />
quien me atajara. Esa es la hermosura de la familia<br />
Miniserie: Casanova<br />
Protagonistas: Peter O’Toole, David Tennant, Rose Byrne<br />
Origen: Reino Unido.<br />
Género: Melodrama, histórico, aventuras.<br />
Sinopsis: El viejo Casanova nos contará cómo se convirtió en<br />
un seductor por excelencia.<br />
Casanova nos cuenta la biografía (con ciertas inexactitudes,<br />
ya que se trata de una ficción) del mítico personaje, pero<br />
no se convierte en una aburrida clase de Historia, sino que<br />
adapta el relato con el espíritu de Casanova. Es decir, mezcla<br />
amor, desamor, drama, comedia y aventuras al mismo tiempo<br />
que cuenta una historia muy clásica pero de una forma novedosa.<br />
En tres episodios de casi una hora. Las transiciones<br />
entre pasado y futuro son muy fluidas, los personajes irradian<br />
humanidad, la trama no se detiene… Y todo ello con algo de<br />
comedia y drama, pero también con su ración de aventuras.<br />
El reparto es increíble, Peter O’Toole como el Casanova<br />
envejecido, torturado por su pasado y la sombra viviente<br />
de lo que fue, dispuesto a contar (más o menos) su vida a<br />
la sirvienta interpretada por una jovencísima Rose Byrne;<br />
inmenso David Tennant, uno de los mejores actores de<br />
la actualidad, da vida a un Casanova joven tragicómico, que<br />
pasa de la sonrisa a la lágrima y siempre se muestra ingenioso.<br />
El humor es uno de los puntos fuertes de la miniserie.<br />
Esta historia del eterno seductor tiene una recreación magnífica<br />
de Venecia y de los trajes de época. El mayor problema<br />
de la miniserie es que se hace corta. El último episodio<br />
parece contado con mucha prisa, pero vale la pena.<br />
Casanova es una de esas demostraciones de que se puede<br />
contar una biografía de forma ingeniosa si se tiene talento.<br />
Muy recomendable<br />
Serie: Psych<br />
Protagonistas: James Roday, Dule Hill, Corbin Bernsen.<br />
País: EE.UU.<br />
Género: Comedia, crimen.<br />
Sinopsis: Comedia de detectives que sigue a Shawn Spencer,<br />
un joven asesor en el departamento de policía de Santa Bárbara<br />
que tiene muy desarrollado su poder de observación e instinto<br />
detectivesco y con su personalidad seductora consigue convencer<br />
a la gente de que resuelve casos mediante poderes psíquicos.<br />
Durante su niñez, Shawn Spencer desarrolló, guiado por su<br />
padre policía, un considerable talento para percibir hasta los<br />
más ínfimos detalles de su entorno. Cuando intenta encauzar<br />
su vida profesional Shawn comienza a trabajar como falso<br />
médium. Aunque pocos son los que le creen, con su seducción<br />
y tenacidad le demuestra a la policía que su habilidad<br />
es de gran utilidad para ellos en relación con los casos que<br />
esta no es capaz de resolver. Su amigo de la infancia, Burton<br />
“Gus” Guster , le es de enorme ayuda en esta nueva situación<br />
y ambos se las arreglan para solucionar todos los extraños<br />
casos que llegan hasta sus manos.<br />
Psych es una de las series más estables de la televisión,<br />
manteniendo un nivel similar y su esencia intacta durante sus<br />
ocho temporadas, algo que es muy complicado teniendo en<br />
cuenta que la mayoría de ellas termina hundiéndose tarde o<br />
temprano. Psych no es una comedia en formato sitcom como<br />
la mayoría de las que ve el espectador medio, es una comedia<br />
en formato de cuarenta minutos y que sigue el modelo<br />
procedimental a rajatabla. Aunque muchas veces el caso es lo<br />
de menos, lo que importa es ver a Shawn y Gus en acción, haciendo<br />
mil y una referencias al cine y la televisión y provocando<br />
carcajadas en casi cada capítulo. No es una serie que deja al<br />
espectador ansioso por ver el siguiente episodio, simplemente<br />
invita a ir viéndola lentamente cuando se tiene ganas de reír.<br />
Muy recomendable<br />
49
RECOMENDADOS<br />
POR MÓNICA TRACEY<br />
RANKING<br />
DEL MUNDO QUE CONOCIMOS<br />
Abelardo Castillo<br />
Alfaguara<br />
Distintos motivos llevaron a Abelardo<br />
Castillo a seleccionar cada uno de los<br />
quince cuentos que reúne en Del mundo<br />
que conocimos, al que niega el estatus de antología,<br />
en tanto, dice, no todos los cuentos<br />
incluidos cuentan con su aprobación crítica.<br />
“Estos relatos son, por así decirlo, mis preferencias.<br />
Dibujan a su modo una especie<br />
de autobiografía, que no debe buscarse en<br />
las anécdotas, sino en lo ‘indecible’, en lo<br />
que cada historia significó para mí (verbal o<br />
humanamente) en el momento de escribirla”,<br />
confía en el prólogo. Más allá de sus<br />
motivos, es una oportunidad de volver sobre<br />
la escritura precisa y la construcción implacable<br />
de uno de nuestros grandes.<br />
LA ESPOSA JOVEN<br />
Alessandro Baricco<br />
Anagrama<br />
Una familia detenida en el tiempo, moviéndose<br />
en una forma particular del tiempo,<br />
como en una niebla majestuosa, con sus<br />
propias raras leyes, con su temor a la noche,<br />
horas en que se ha hecho tradición familiar<br />
morir, por eso el rito de agradecimiento de<br />
cada desayuno, con su empecinamiento en<br />
vivir la vida con su particular alegría y beber<br />
el erotismo de una vez y para siempre. Un<br />
narrador acomodaticio a los momentos<br />
en que quiere o siente que debe hacer su<br />
trabajo, que se traslada camaleónico a sus<br />
personajes, que se detiene en la aparición de<br />
cierto sentido. La prosa de Baricco, una vez<br />
más, tan indiscriminada de la poesía, mirando<br />
en la escritura sus dudas sobre el escribir.<br />
M TRAIN<br />
Patti Smith<br />
Lumen<br />
No es solo la intimidad de los sueños y los<br />
recorridos de Patti Smith, que a muchos<br />
nos bastarían, sino el tejido literario que su<br />
escritura hace de esos sueños y recorridos lo<br />
que fascina de este libro. Mundos perdidos<br />
en el mundo que siguen despertando deseos<br />
de aventuras, un vagabundeo con marcas del<br />
universo beat por los poetas que fueron conformando<br />
su poesía y su propia vida, escrita<br />
como un diario en cafés de tantas ciudades<br />
donde vivió o visitó en sus giras. Así de literario,<br />
así de vital es M Train, memorias de una<br />
artista que dejó su marca aun en quienes no<br />
frecuentaron su obra. Su música, su poesía, su<br />
vida son fundantes de una época que diseñó la<br />
estética y los sueños de varias generaciones.<br />
FICCIÓN<br />
1. LA CHICA DEL TREN<br />
Paula Hawkins<br />
Planeta<br />
2. PERSONAS DESCONOCIDAS<br />
John Katzenbach<br />
Ediciones B<br />
3. EL LABERINTO DE LOS ESPÍRITUS<br />
Carlos Ruiz Zafón<br />
Planeta<br />
4. NOCHE DE LUNA LARGA<br />
Gloria V. Casañas<br />
Plaza & Janés<br />
5. DESPUÉS DE TI<br />
Jojo Moyes<br />
Suma De Letras<br />
NO FICCIÓN INFANTIL JUVENIL<br />
1. HORÓSCOPO CHINO 2017<br />
Ludovica Squirru<br />
Urano<br />
2. ASÍ ME CUIDO YO<br />
Marina Borensztein<br />
Planeta<br />
3. TU FUERZA INTERIOR<br />
Bernardo Stamateas<br />
Ediciones B<br />
4. LA DÉCADA SAKEADA<br />
Fernando A. Iglesias<br />
Margen Izquierdo<br />
5. DIOS EN EL LABERINTO<br />
Juan José Sebreli<br />
Sudamericana<br />
1. GATURRO 27<br />
Nik<br />
De La Flor<br />
2. GATURRO 26<br />
Nik<br />
De La Flor<br />
3. MOANA<br />
N/D<br />
Guadal<br />
4. ABREMENTE 6/7<br />
Editores de Catapulta<br />
Catapulta<br />
5. ABREMENTE 8/9<br />
Editores de Catapulta<br />
Catapulta<br />
1. HARRY POTTER<br />
Y EL LEGADO MALDITO<br />
Joanne K. Rowling | Salamandra<br />
2. POKEMÓN<br />
LA GUÍA ESENCIAL DEFINITIVA<br />
Varios Autores | Montena<br />
3. HARRY POTTER<br />
Y LA PIEDRA FILOSOFAL<br />
Joanne K. Rowling | Salamandra<br />
4. FANTASTIC BEASTS AND WHERE TO<br />
FIND THEM. THE ORIGINAL SCREENPLAY<br />
Joanne K. Rowling | Little Brown<br />
5. WIGETTA Y LAS DINOLÍMPIADAS<br />
Vegetta777 Y Willyrex<br />
Temas De Hoy<br />
50 51<br />
CRONOMOTO<br />
Kurt Vonnegut<br />
Malpaso<br />
LA MAFIA SE SIENTA A LA MESA<br />
Jacques Kermoal y Martine Bartolomei<br />
Tusquets<br />
DIOSAS DE HOLLYWOOD.<br />
SEIS MUJERES INOLVIDABLES<br />
Frédérie Martínez | El Ateneo<br />
MÚSICA<br />
1. MÚSICA EN TI<br />
Soy Luna (Elenco)<br />
Universal<br />
PELÍCULAS<br />
1. ESCUADRÓN SUICIDA<br />
David Ayer<br />
Warner<br />
No es una novela pero encierra la historia de<br />
una novela fallida, que se inicia con un sismo<br />
en el tiempo y deriva hacia formas literarias<br />
que incluyen biografía del autor, de su álter<br />
ego, el autor de la novela fallida, opiniones de<br />
uno y otro, humor desmadrado, otras desmesuras,<br />
tinieblas de una realidad reconocible.<br />
Si después de haber escrito novelas como<br />
Matadero Cinco o Desayuno de campeones,<br />
Vonnegut no está entre sus lecturas, es hora<br />
de remediar ese desacierto y comenzar a<br />
acercarse a este escritor imprescindible.<br />
Horribles crímenes o sangrientas divisiones<br />
de territorios son tan parte de la historia<br />
de la Honorable Sociedad, como su culto<br />
por la gastronomía. Fundada hace casi tres<br />
siglos en Sicilia, la mafia se unió a la deliciosa<br />
cocina de la isla en una tradición de refinados<br />
banquetes con que celebraban sus triunfos<br />
o definían sus negocios. Algunos de esos<br />
fabulosos banquetes que agasajaron desde<br />
Garibaldi, a Frank Sinatra, se cuentan<br />
en este libro, con su relato histórico, el paso<br />
a paso del menú y las recetas de cada uno de<br />
esos platos, para prepararlos, servirlos sobre<br />
mantelito cuadrillé y fascinarse con las maravillas<br />
de ese cruce de culturas mediterráneas.<br />
Desde que volcó sobre la pantalla sus<br />
primeras luces y sombras en movimiento, el<br />
cine fue edificando su lugar en el arte a la<br />
par de una mitología de nuevos dioses, cuyas<br />
imágenes, tan cercanas como inalcanzables,<br />
fundaron nuevos y extraños cultos. Hacia<br />
mediados del siglo XX, las fulgurantes vidas<br />
de Ava Gardner, Grace Kelly, Marilyn<br />
Monroe, Rita Hayworth, Ingrid<br />
Bergman y Audrey Hepburn, tocaron<br />
el olimpo sin desprenderse de sus atavíos<br />
terrenales. Esa doble historia, inevitablemente<br />
trágica, es la que recorre este escritor<br />
francés reconocido por el rigor de sus<br />
investigaciones.<br />
2. BLUE & LONESOME<br />
The Rolling Stones<br />
Universal<br />
3. SOY LUNA<br />
Soy Luna<br />
Universal<br />
4. ABEL 11<br />
Abel Pintos<br />
Sony<br />
5. FOREVER (2 CDS)<br />
Queen<br />
Universal<br />
2. BATMAN VS SUPERMAN<br />
Zack Snyder<br />
Warner<br />
3. GAME OF THRONES - TEMPORADA 6<br />
N/D<br />
Warner<br />
4. BUSCANDO A DORY<br />
Andrew Stanton y Angus Maclane<br />
Walt Disney<br />
5. GAME OF THRONES - TEMPORADA 5<br />
N/D<br />
Warner<br />
Esta información comprende los libros (ficción/ no ficción/ infantiles/ juveniles), CDs y películas más vendidos en todos los puntos de venta del Grupo ILHSA S.A. desde el 02/01/17 y el 08/01/17
Música<br />
alternativa<br />
Triste, solitario y sensual<br />
La nueva placa de los eternos Rolling Stones deleita con excitantes versiones de clásicos y standards<br />
de rythm’n’blues. Susurros guturales y seductores en tus oídos<br />
POR Sergio Varela<br />
El eco del deseo. Así podría definirse a la reverberación<br />
envolvente de los acordes de guitarra eléctrica de Keith<br />
Richards, cuya percepción genera un efecto pavloviano digno<br />
de vigía del desierto que con un simple “¡chan!” de esa guitarra<br />
puede diagnosticar señalando al horizonte aparentemente<br />
vacío: “Damas y caballeros, con ustedes… los Rolling Stones!”.<br />
Esta banda mágica, fascinante e inexplicable como la atracción<br />
sexual, ha impregnado de coreografías procaces, tapas<br />
de discos poco menos que pornográficas para su época, y de<br />
interjecciones de indisimulable contenido erótico a su forma<br />
de cantar, sus letras y su música; y, a la edad en que la mayoría<br />
de los simples mortales se resigna a un retiro tranquilo, diáfano<br />
e imperturbable, ellos vuelven por sus fueros con un disco tan<br />
desaforado y apto para el roce intencionado como aquellos que<br />
soliviantaron al público adolescente hace cincuenta años.<br />
Blue & lonesome (“triste y solitario”) nos trae a la banda del<br />
rock y blues más legendaria en una faceta que marca un eterno<br />
retorno a sus orígenes, a la inmersión en los sonidos de la<br />
negritud, algo que hoy es previsible y políticamente correcto,<br />
pero que había que tener agallas para indagarlo en los años<br />
60, siendo un pelilargo blanquito británico. La placa, lanzada<br />
a nivel mundial a principios de diciembre pasado, fue grabada<br />
en apenas tres días, y compila una serie de covers de standards<br />
y clásicos de esa música que parece concebida para pélvicos<br />
movimientos arriba del parlante.<br />
Allí se destacan temas donde basta escuchar algunos acordes<br />
para provocar, valga la palabra, una reacción hipnótica pero<br />
activa, si se nos permite el megaeufemismo, como la de un<br />
zombie al revés, despabilando los sentidos al compás de la<br />
batería de Charlie Watts que marca una cadencia intencionada,<br />
el bajo de Darryl Jones, los teclados de Chuck<br />
Leavell, el bueno de Mick Jagger trasuntando su lascivia<br />
vocal imperecedera y Ronnie Wood en la guitarra de punta.<br />
Y como no podía ser de otra forma, quién sino el amigo Eric<br />
Clapton anduvo también paseando su feeling por este disco<br />
de homenaje al blues.<br />
“Just your fool” es el corte de difusión de este 25º álbum<br />
de estudio de los Stones. Un cover de un clásico de Buddy<br />
Johnson, legendario pianista afroamericano de blues. Con un<br />
aire a “estamos tocando para los amigos en un pub”, esta placa<br />
ofrenda temas de Jimmy Reed (“Little rain”), un guitarrista<br />
eléctrico de gran influencia sobre Stevie Ray Vaughan y el<br />
mencionado Clapton, entre otros. También hay de cosecha de<br />
Howlin’ Wolf (“Commit a crime”), un imponente cantante<br />
y armoniquista del blues de Chicago en las décadas del 50 y<br />
60, contrapunto de estilos con Muddy Waters, cuyos graves<br />
gemidos guturales podrían convertir a un monje budista de<br />
clausura en furtivo suscriptor de páginas web condicionadas.<br />
Se podría explicar la Teoría de los Grupos de Jean Paul<br />
Sartre a través del recorrido de los Rolling Stones (grupo de<br />
amigos, que luego se consolida profesionalmente y más tarde<br />
se convierte en institución donde la marca impera y hasta sus<br />
integrantes podrían resultar intercambiables). Pero no con<br />
Blue & Lonesome como música de fondo. Este es un disco más<br />
apto para prácticas de a dos que para teorías de grupos. Música<br />
para el calor, caliente y acalorada. Música de la noche para<br />
escuchar abrasados por el ardiente sol cenital.<br />
La banda de sonido perfecta para irse de rutas<br />
53
54<br />
Música<br />
clásica<br />
El desconocido<br />
de siempre<br />
POR Nadia Koval<br />
Ferruccio Busoni (1866-1924) fue una de las figuras<br />
más grandes en la historia del mundo pianístico, además de<br />
haber sido compositor, director y pedagogo. Fue un músico<br />
que tenía una capacidad artística brillante y una amplísima<br />
aspiración creativa. En él se combinaban las características<br />
del “último de los mohicanos” del arte del siglo XIX y las<br />
del visionario valiente del futuro de la música. Su idea de la<br />
“unidad de la música”, la diversidad de estilos con los que<br />
experimentó y la originalidad de sus obras no fueron comprendidas<br />
en su momento y es quizás la razón por la cual su<br />
nombre sufrió un relativo olvido en la lista de las grandes<br />
personalidades musicales del siglo XX.<br />
Busoni nació el 1° de abril de 1866 en la ciudad de Empoli,<br />
que se encuentra al norte de Italia en la región de Toscana.<br />
Era el hijo único del clarinetista Ferdinando Busoni y<br />
de la pianista Anne Weiss, que era de origen alemán. Los<br />
padres del niño se dedicaban a dar conciertos y llevaban una<br />
vida errante. El padre, una persona muy exigente, fue el primer<br />
maestro del futuro virtuoso; era capaz de sentarse al lado<br />
de su hijo durante cuatro horas al día cuando este tocaba el<br />
piano, controlando cada nota y cada dedo. Orientando a Ferruccio<br />
hacia el “camino de Mozart”, lo preparó para que diese<br />
su primer concierto en público a los 7 años. Esto aconteció<br />
en 1873 en Trieste. Luego, en 1876, el pequeño músico viajó<br />
FERRUCCIO BUSONI fue un gran músico y pianista<br />
que no es debidamente recordado. Virtuoso y prolífico,<br />
dejó su huella en otros que traspasaron las puertas<br />
que abrió adelantándose a su tiempo<br />
a Viena, donde fue presentado a Franz Liszt y a Johannes<br />
Brahms. En el periódico austríaco Neue Freie Presse salió<br />
un artículo sobre uno de sus conciertos, que decía: “En el pequeño<br />
pianista había muy poco de niño prodigio, pero mucho<br />
de un verdadero músico”.<br />
Después de estudiar con el compositor Wilhelm Mayer-Remy<br />
en Graz, el joven Busoni comenzó su gran carrera<br />
musical. En 1881, se convirtió en miembro de la Academia<br />
Filarmónica de Bolonia. Este fue el segundo caso, después<br />
de Mozart, en el que una persona tan joven recibió este<br />
importante título honorífico. En 1889, el músico se trasladó a<br />
Helsinki, donde comenzó a trabajar como profesor de música.<br />
Durante ese período, se conoció con Gerda Sjostrand,<br />
la hija de un escultor sueco, con la cual contrajo matrimonio.<br />
La vida de Busoni hizo un gran giro en 1890, cuando participó<br />
en el Primer Concurso Internacional de Pianistas y Compositores<br />
Anton Rubinstein. Cada sección fue galardonada<br />
con un premio. Ferruccio Busoni ganó el primer premio<br />
como compositor, gracias a la presentación de su Konzertstück.<br />
Según la opinión de la mayoría de los jueces, debería<br />
haber ganado también el premio como pianista. Luego de<br />
este concurso se convirtió en profesor del Conservatorio de<br />
Moscú. Tenía un gran número de discípulos y estaba obligado<br />
a enseñar 35 horas por semana. Pronto descubrió que sus<br />
ingresos no bastaban para cubrir todos los gastos, a pesar<br />
de que Gerda era una ama de casa inteligente y cuidadosa.<br />
Al poco tiempo empezó su añoranza por Hamburgo y Leipzig;<br />
en Moscú sentía que se hallaba separado de la cultura<br />
europea y solo podía esperar con ansias su gira de conciertos<br />
durante las vacaciones de Navidad.<br />
Un miembro de la familia Steinway lo urgió desde Nueva<br />
York para que visitara los Estados Unidos. Se precipitó a<br />
estudiar inglés y decidió aceptar la invitación para ocupar un<br />
puesto de catedrático en Boston. El salario propuesto era tres<br />
veces la suma que recibía en Moscú. Había otro estímulo más<br />
por el hecho de que su viejo amigo Arthur Nikish se había<br />
establecido en Boston como director de orquesta. No obstante,<br />
tras instalarse en Estados Unidos en 1891, Busoni pudo contemplar<br />
su estancia como un período de transición. La carrera<br />
que buscaba desarrollar era la de un virtuoso pianista viajero.<br />
Con tal idea en mente determinó situar su hogar en Berlín.<br />
El primer gran éxito de Busoni fue en 1898, después de una<br />
serie de cuatro conciertos dados para ilustrar la historia y el<br />
desarrollo del Concierto para piano. Busoni tocó los conciertos<br />
de Bach, Beethoven, Mozart, Hummel, Mendelssohn,<br />
Schumann, Chopin, Henselt, Brahms, Liszt y Rubinstein.<br />
La energía de este hombre simplemente no tenía fronteras.<br />
A principios del siglo organizó una serie de conciertos en Berlín<br />
con el nombre de “Las tardes de orquesta” donde bajo su<br />
dirección se interpretó una gran cantidad de música contemporánea.<br />
Entre las obras se encontraban las composiciones de<br />
Elgar, Delius y Schoenberg. Busoni fue promotor de la<br />
música moderna; influyó a muchos de sus alumnos y otros músicos.<br />
En su libro Esbozo de una nueva estética musical, aclaró<br />
su filosofía sobre la música y cómo hay que hacer para alcanzar<br />
la libertad en ella. Sus composiciones para piano se consideran<br />
difíciles de interpretar debido a las demandas físicas para los<br />
ejecutantes. Cuando Busoni presentó su Concierto para piano,<br />
Op. 39, él, como Brahms, fue acusado de inmediato de haber<br />
escrito no un concierto, sino una “sinfonía con piano obligado”.<br />
La acusación no era injusta; de hecho, era una sinfonía en forma<br />
y proporciones y la parte de piano era tan difícil que pocos<br />
pianistas podían tocarla.<br />
Busoni también compuso algunas óperas, entre las cuales se<br />
encuentra Doctor Fausto, la más famosa. Esta permaneció<br />
incompleta hasta el momento de su muerte, y fue completada<br />
más tarde por su alumno Philip Jarnach. Busoni fue un<br />
músico que se adelantó a su época. Sus ideas sobre la música<br />
parecían radicales y desconcertantes para los críticos pero<br />
alentadoras para sus seguidores. Lamentablemente, Busoni<br />
se convirtió en una figura periférica en el mundo de la música<br />
después de su muerte. Pero su legado permaneció vivo a<br />
través del arte de sus alumnos: Egon Petri, Kurt Weill,<br />
Edgard Varese, Stefan Wolpe, Percy Grainger, Vladimir<br />
Vogel, Guido Guerrini y Woldemar Freeman,<br />
entre muchos otros. El Concurso Internacional Ferruccio<br />
Busoni fue instituido para conmemorar sus contribuciones<br />
al mundo de la música<br />
RECOMENDADOS<br />
RECOMENDADOS DE NOTA PRINCIPAL:<br />
Benjamin Grosvenor, Homages<br />
En este nuevo trabajo, el joven pianista Benjamin<br />
Grosvenor explora piezas de grandes compositores<br />
que rendían tributo a sus predecesores. Entre estos,<br />
Mendelssohn rememora la forma Preludio y Fuga<br />
que Bach hizo tan popular; y Franck hace lo mismo<br />
(añadiendo un coral en la sección central). Busoni<br />
toma la famosa Chaconne para violín de Bach y lo<br />
presenta en una transcripción para piano; Chopin<br />
da un soplo de aire nuevo en el tradicional Barcarolle<br />
de los gondoleros venecianos, seguido diez años<br />
después por el tributo de Lizst a la canción italiana<br />
Venezia e Napoli.<br />
NOVEDAD:<br />
Elina Garanca, Revive<br />
Cada grabación de la gran mezzosoprano Elina<br />
Garanca es un acontecimiento. En esta ocasión, nos<br />
presenta un trabajo en el cual la acompaña el coro<br />
de la Generalitat Valenciana y la Orquesta de la comunidad<br />
Valenciana bajo la impecable dirección de<br />
Roberto Abbado. Elina Garanča es una de las mejores<br />
cantantes del mundo en este momento y posiblemente<br />
la mejor mezzo. Esta grabación tiene como<br />
subtítulo Mujeres fuertes en momentos difíciles y es<br />
un recorrido por diferentes personajes de óperas italianas,<br />
francesas y rusas. El CD incluye dos arias poco<br />
conocidas y muy bellas de La bohème de Leoncavallo<br />
y de Henry VIII de Saint-Saëns.<br />
PARA ARMAR SU COLECCIÓN DE MÚSICA CLÁSICA:<br />
P-L Aimard, Ravel, Conciertos para piano<br />
Pierre-Laurent Aimard, junto a la sabia batuta de<br />
Pierre Boulez, presenta los dos Conciertos para piano<br />
de Ravel. La grabación en vivo fue realizada en julio<br />
de 2010 junto a la Orquesta de Cleveland. Aimard<br />
presenta así su primera grabación con Deutsche<br />
Grammophon. No es una coincidencia que para este<br />
repertorio el apreciado pianista francés se reúna con<br />
Boulez, otra de las grandes estrellas musicales de<br />
Francia, con el que ha compartido grandes éxitos<br />
a lo largo de su carrera. El Concierto para piano y<br />
orquesta en Sol mayor fue compuesto por Maurice<br />
Ravel entre 1929 y 1931, paralelamente al Concierto<br />
para la mano izquierda.<br />
LIBRO RECOMENDADO:<br />
Nikolaus Harnoncourt,<br />
La música como discurso sonoro<br />
Nikolaus Harnoncourt ha sido capaz de añadir a<br />
su impresionante trayectoria como intérprete y<br />
director, un no menos denso e influyente repertorio<br />
de escritos y análisis sobre la “filosofía de la música<br />
antigua”. Publicada originalmente en 1984, la presente<br />
colección de ensayos recoge algunas de las más<br />
importantes contribuciones del autor al pensamiento<br />
musical de nuestro tiempo. Considerado por muchos<br />
como el auténtico “credo” de una de las voces más<br />
autorizadas de la interpretación musical histórica, los<br />
textos aquí reunidos son una excelente compilación<br />
de treinta años de experiencia y reflexión en favor de<br />
una mejor comprensión de la música antigua.<br />
55
56<br />
Tema de tapa<br />
tres<br />
PODER DE<br />
PERSUASIÓN<br />
POR Juan Cibeira<br />
Voy a ser tu mayordomo<br />
Y vos harás el rol de señora bien<br />
O puedo ser tu violador<br />
La imaginación<br />
Esta noche todo lo puede<br />
Te llevaré hasta el extremo<br />
Te llevaré, abrazame<br />
Este es el juego de seducción<br />
Estamos solos en la selva<br />
Nadie puede venir a rescatarnos<br />
Estoy muriéndome de sed<br />
Y es tu propia piel<br />
La que me hace sentir este infierno<br />
Te llevaré hasta el extremo<br />
Te llevaré, abrazame<br />
Este es el juego de seducción<br />
Juego de seducción<br />
Soda Stereo<br />
La seducción es una característica siempre presente en<br />
aquellas personas que desarrollan actividades públicas en<br />
las que deben convocar a muchas otras. Porque la seducción<br />
también implica una forma de persuasión.<br />
Lamentablemente, muchos de los “grandes seductores” de<br />
la historia no siempre hicieron de su virtud un servicio a la<br />
comunidad. Es indudable que algunos de los más crueles<br />
líderes que conoció el mundo, ejercieron su seducción para<br />
conducir a las multitudes hacia tremendas atrocidades.<br />
Por fortuna, también existieron y existen los grandes seductores<br />
del arte, aquellos personajes que desde su creatividad y<br />
también a través de ella, consiguieron seducir. Genios como<br />
Franz Liszt, Pablo Picasso, Casanova, Camus, Lord<br />
Byron o Jack London, eran reconocidos seductores y decenas<br />
de mujeres caían rendidas frente a sus arrolladoras personalidades,<br />
aun cuando muchos de ellos todavía no disfrutaban<br />
de la enorme popularidad que sus obras les depararían.<br />
El siglo XIX tuvo en Franz Liszt a uno de los grandes seductores<br />
de la música, casi una “estrella pop” de su época, tal<br />
como lo retrató el genial director inglés Ken Russell en su<br />
inolvidable film Lisztomania. Pianista brillante, compositor<br />
y director orquestal, este inspirado músico austrohúngaro<br />
desencadenaba la pasión femenina con sus incendiarias<br />
interpretaciones al piano. Las mujeres literalmente caían a<br />
sus pies en cada concierto y lo perseguían hasta conseguir<br />
ser objeto de sus atenciones.<br />
Otro seductor serial, pero ya del siglo XX fue Leopold<br />
Stokowski, extraordinario director que revolucionó la dirección<br />
orquestal con su particular estilo, al eliminar la batuta<br />
en sus presentaciones. Su nombre está asociado a grandes<br />
interpretaciones y las primeras grabaciones en sonido<br />
estereofónico, además de dirigir la banda sonora orquestal<br />
del legendario film de Disney Fantasía. Pero además de<br />
ser un artista exquisito, Stokowski ha sido reconocido como<br />
un gran seductor y sus aventuras amorosas pronto trascendieron<br />
tanto como su obra musical. Casado con la pianista<br />
Olga Samaroff, sus constantes aventuras extramaritales<br />
en el conservatorio Curtis, donde enseñaba, terminaron<br />
por destruir su matrimonio. Entre sus conquistas estaba<br />
Evangelina Johnson, la heredera estadounidense del<br />
imperio Johnson & Johnson, con quien se casó después<br />
de divorciarse. Pero esta unión no duraría mucho porque<br />
Stokowski seduciría nada menos que a la gran estrella del<br />
cine Greta Garbo. El músico fue descubierto vacacionando<br />
con su conquista en la paradisíaca isla de Capri. Así<br />
terminó su matrimonio con Johnson. La siguiente también<br />
fue otra rica heredera, la actriz y diseñadora estadounidense<br />
Gloria Vanderbilt.<br />
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Y si hablamos de grandes seductores de la música, imposible<br />
no mencionar a Frank Sinatra. El legendario “Blue Eyes”<br />
era un buen cantante que no parecía destacar demasiado,<br />
hasta que en diciembre de 1932 participó de un show en<br />
el teatro Paramount de Nueva York, en el que la figura<br />
principal era Benny Goodman. Pero cuando apareció<br />
Sinatra se desató la histeria entre el público femenino. Ese<br />
fue el punto de partida, un año más tarde, en el mismo<br />
teatro, 40.000 fanáticas rodearon el teatro y sus adyacencias,<br />
causando un colapso nunca visto antes. Sinatra se convirtió<br />
en una estrella y un seductor dentro y fuera del escenario,<br />
mujeres como Lauren Bacall, Sophia Loren, Marlene<br />
Dietrich y Ava Gardner –que fue su esposa– cayeron<br />
bajo esa fría mirada azul.<br />
Estos artistas marcaron una época en la que las comunicaciones<br />
todavía eran primitivas y su arte seductor quedaba<br />
restringido al entorno en el que desarrollaban su actividad.<br />
El mundo moderno, con su inagotable fuente de dispositivos<br />
de comunicación masiva, convirtió a los personajes<br />
populares en ídolos globales. Actores, músicos, deportistas,<br />
gente de la moda y la gastronomía, artistas que ejercen su<br />
rol a través de la constante y omnipresente actividad en las<br />
redes sociales y en todas las plataformas digitales.<br />
La revolución tecnológica estableció nuevas categorías de<br />
seductores: youtubers, bloggers y una infinita cantidad de<br />
personajes que surgen día a día y deslumbran a cientos de<br />
millones de espectadores como nunca antes había sido posible.<br />
Hoy, el mundo digital ofrece oportunidades impensadas<br />
de expresión, desde fenómenos auténticamente creativos y<br />
novedosos hasta inexplicables viralizaciones de una mediocridad<br />
alarmante. Sin duda, como nunca, el famoso axioma<br />
“el medio es el mensaje” del profesor y filósofo Marshall<br />
Mcluhan tiene plena vigencia. El intelectual canadiense<br />
vio como nadie el advenimiento de la sociedad de la información<br />
y el surgimiento de la “aldea global” con su interconexión<br />
a escala planetaria.<br />
De Franz Liszt a Justin Bieber, los grandes ídolos de la<br />
música siempre gozaron del poder de seducción. La música<br />
es la más extática de las artes, la que domina la mente y enciende<br />
la pasión. Darwin elaboró una hipótesis al vincular<br />
los sonidos que suelen emitir muchas especies animales<br />
cuando buscan aparearse con los humanos que desde la<br />
prehistoria usan la música como elemento de seducción.<br />
Los psicólogos Hella Oelman y Bruno Loeng, de la<br />
Universidad de Tromso en Noruega, comprobaron que<br />
personas de distintas culturas experimentaban reacciones<br />
emocionales comunes a estímulos musicales determinados.<br />
Esta identificación universal es la que permite desarrollar<br />
estudios paras definir perfiles de potenciales consumidores.<br />
Su aplicación práctica en elementos como las Playlist de las<br />
plataformas digitales, permiten ofrecer distintos tipos de<br />
música que funcionan como estímulos para cada ocasión.<br />
Una serie perfectamente ensamblada de música para cada<br />
gusto y cada momento. Hoy es posible disponer de los datos<br />
más precisos de los consumidores y poder ofrecerles el<br />
producto que sin duda los seducirá.<br />
Otra investigación realizada por el psicólogo musical<br />
Daniel Mullensiefen de la Universidad de Londres,<br />
concluye que la gente usa la música para comunicar sus<br />
emociones e incluso sus intenciones. Por eso, para una<br />
situación romántica, siempre suele ser muy importante la<br />
música que se pone en ese momento.<br />
Otro aporte interesantísimo es el del periodista y divulgador<br />
científico alemán Cristoph Drösser, cuyo libro La seducción<br />
de la música aporta claras definiciones para entender<br />
este fenómeno. Y lo hace desde una de las disciplinas más<br />
novedosas como es la neurociencia. Este ensayo revela que<br />
todos poseemos el don de la musicalidad, que cualquiera<br />
puede hacer música y disfrutarla. Nos habla de cómo la<br />
música influye en nuestra memoria y las emociones que<br />
despierta a partir de recrear determinada atmósfera, como<br />
ciertas notas suenan alegres y otras tristes, por qué algunas<br />
notas juntas resultan eufónicas y otras cacofónicas.<br />
El libro de Drösser tiene infinidad de datos, ejemplos y<br />
estímulos para que cualquiera comprenda de dónde surge<br />
el poder de seducción de la música, y que cualquiera puede<br />
participar de este maravilloso lenguaje artístico.<br />
Ya lo dijo el genial Stevie Wonder: “La música es un mundo<br />
en sí mismo, con un lenguaje que todos entendemos”<br />
58<br />
59
Entrevista<br />
siete<br />
LORENA MUÑOZ tiene tres películas<br />
como directora: Yo no sé qué me han<br />
hecho tus ojos (2003) y Los próximos<br />
pasados (2006), ambos documentales;<br />
y Gilda, no me arrepiento de este<br />
amor (2016), su primera ficción que<br />
aún sigue en cartel y ya llegó a los<br />
900.000 espectadores. Este año se<br />
prepara para un documental sobre la<br />
enigmática banda Don Cornelio y la<br />
Zona, donde una vez más la música<br />
será protagonista<br />
En el año 2001 fundó Habitación 1520, su propia<br />
productora junto a compañeros de la facultad. Con ella<br />
produjo Infancia clandestina (2011), escrita y dirigida<br />
por su ex pareja y socio, Benjamín Ávila, entre muchos<br />
otros proyectos.<br />
Se parece a sus personajes, tal vez sin ser consciente<br />
de ello. La directora y productora se juega el corazón<br />
por su cine y eso se refleja en sus películas. Pero es más<br />
que una imagen romántica, el riesgo asumido a la hora<br />
de ponerse sus proyectos al hombro es concreto: “Tuve<br />
que hipotecar mi casa para hacer la película. Dos veces”,<br />
confesó Lorena sobre Gilda, no me arrepiento de este<br />
amor en una charla que dio en el marco del 31° Festival<br />
Internacional de Mar del Plata que la tiene como jurado<br />
desde hace unos años. De más está decir que todas las<br />
pasiones están llenas de riesgos y sacrificios y el cine no<br />
es la excepción. Está más que claro que Lorena Muñoz<br />
no se arrepiente de ese amor.<br />
–¿Qué es lo que la seduce de una historia para que<br />
decida contarla? Creo que hay algo de lo heroico, todo<br />
lo que tiene que ver con eso me seduce. Me interesan<br />
bastante las historias de mujeres, porque somos más heroicas.<br />
Ya desde el vamos tenemos que luchar contra una<br />
cantidad de elementos que históricamente, por los siglos<br />
60<br />
de los siglos, son antagonistas.<br />
61<br />
A favor<br />
del<br />
viento<br />
POR Agustina Zabaljáuregui<br />
–Nacemos con el viento en contra… Exacto. O sea<br />
que eso ya me interesa y también la cosa de los más<br />
débiles. No por la mujer débil, sino por las historias de<br />
gente que está en desigualdad de condiciones y que<br />
se juega el corazón o que se juega por una pasión o un<br />
ideal. Que se arriesga por lo que cree o siente que debería<br />
hacer lo que le dicta el corazón y no lo que manda<br />
la sociedad o las normas. Eso me parece muy adorable.<br />
También todo aquello que va a favor de la pasión y en<br />
contra de lo material, de los elementos más terrenales.<br />
Ese sería un poco el punto de vista que elijo cuando me<br />
seduce un personaje.<br />
© Quique Mazzarino
62<br />
–Le robaron los equipos de filmación mientras hacía Los<br />
próximos pasados y con Gilda tuvo mucho tiempo de negativas<br />
por parte de los abogados de la familia hasta que<br />
el hijo finalmente aceptó que hiciera la película. ¿De<br />
dónde saca el fuego para seguir adelante con sus proyectos?<br />
Siempre digo que hacer cine tiene más que ver con<br />
ser constante y con ser muy paciente, más que con el talento,<br />
te diría. Obviamente se necesita talento pero yo me acuerdo<br />
de compañeros de estudio que eran brillantes y se quedaron<br />
a mitad de camino. O no, por ahí desde mi punto de vista es<br />
quedarse a mitad de camino y el de ellos es su felicidad. Pero<br />
por ahí hablando con compañeros te enterás de que algunos<br />
que parecía iban a ser directores increíbles, alguien brillante<br />
que pinta para ser Orson Welles y que, con el tiempo, deja.<br />
¿Qué pasó? “No, se cansó”, te dicen. Le criticaron un corto, no<br />
quiso más y se dedicó a otra cosa. Por eso me parece que tiene<br />
mucho que ver la constancia, mantenerte en el tiempo.<br />
–¿Y la pasión con respecto a la historia? Es muy difícil.<br />
Porque está tan manipulada esa historia. Vas reviéndola una<br />
y otra vez, porque mandás el guión y te hacen devoluciones<br />
y reescribís. Si tenés un scrip doctor vas trabajándolo más.<br />
También se lo pasás a amigos, a colegas y vas reviéndolo para<br />
equivocarte lo menos posible.<br />
–Es como el efecto de la pérdida del sentido de las<br />
palabras cuando se repiten muchas veces... Totalmente.<br />
Yo creo lo mismo con respecto a lo discursivo pero después<br />
pasa algo en el rodaje que todo eso desaparece y te volvés a<br />
encontrar en el minuto cero. Ahí está la verdad. Hay algo de<br />
lo virtual en el guión porque está hecho para ser filmado, no<br />
es una obra literaria en sí misma. Hay una cierta virtualidad<br />
y transición en eso. Es todo tan transitorio y cuando llega<br />
el momento de “acción”, se vuelve concreto. Hay algo de<br />
verdadero en eso, donde reside ese misterio de por qué nos<br />
apasiona tanto el cine a quienes lo hacemos.<br />
–Los próximos pasados, su documental sobre el mural<br />
de Siqueiros en Argentina, termina con planos detalles<br />
de la maqueta de la obra, el sonido del agua como una<br />
amenaza y los rostros de los personajes pintados que<br />
parecen pedir ayuda. Teniendo en cuenta que para<br />
el momento que hizo el documental el mural estaba<br />
pudriéndose por la lluvia en un conteiner, ¿lo hizo tratando<br />
de ayudar a esos personajes? ¿Con la esperanza<br />
de liberar el mural? Sí, porque yo sabía en ese momento<br />
que el mural estaba cortado en partes y guardado en contenedores<br />
hacía diecisiete años. Aparte, distintos peritos que lo<br />
habían visitado me dijeron que estaba en muy mal estado y<br />
que iba para peor. El hierro que sostenía la estructura estaba<br />
haciendo corrosión, el hierro se dilata y lo que contenía esta<br />
estructura, no. Si el hierro se dilataba y el material no, iba a<br />
terminar de arruinarse por completo. La idea fue claramente<br />
la de hacer una denuncia con la película. Por suerte, no fue<br />
solo la película, pero esta sumado a otros que venían haciendo<br />
gestiones re importantes, hizo que se le prestara atención.<br />
–Finalmente el mural fue rescatado y restaurado. Desde<br />
2010 está expuesto en el Museo del Bicentenario,<br />
¿lo visitó? ¿Qué le pasó cuando lo vio? Me emocioné muchísimo.<br />
Hace poco llevé a mis hijos y ellos estaban desesperados<br />
queriendo corregir a la señora que hacía la mini síntesis<br />
de la historia de mural: “¡No es así, mamá, hay que decirle!”.<br />
–Sus primeras películas, tanto Yo no sé qué me han<br />
hecho tus ojos y Los próximos pasados, son historias de<br />
encierro. En el primero porque Ada Falcón, la cantante<br />
de tango que busca el protagonista, deja todo para<br />
encerrarse en un convento. En el segundo porque el<br />
mural de Siqueiros estaba atrapado en un contenedor.<br />
Esto parece ser muy distinto en Gilda ya que su<br />
protagonista logra liberarse, “romper las cadenas”,<br />
como dice una de sus canciones… Sí, pero yo creo que su<br />
historia es de opresión también. Aunque termina la película<br />
logrando esa liberación. La historia es de opresión, de<br />
una mujer que busca no ser oprimida. Hay una lucha para<br />
liberarse. Está el caso súper simbólico del anillo, el ícono más<br />
claro, eso y tener una esclava, una de esas pulseras. A mí y a<br />
Tamara Viñes, mi amiga con la que hice el guión y con la<br />
que escribo cine hace veinte años, nos interesaba que Gilda,<br />
para inmortalizarse, para trascender, que era el objetivo<br />
emocional de nuestra protagonista, tenía que entregarse a la<br />
muerte de una manera no trágica. También que esa entrega<br />
para ser total tenía que ser en libertad. Por eso decidimos<br />
que no estuviese atada a nada y que ese pasaje a otro estado<br />
fuese liberador.<br />
–Gilda en definitiva tiene algo de lo mitológico de la<br />
estrella de rock. Como lo que escribió Kurt Cobain en<br />
su carta suicida, esa frase de Neil Young: “Es mejor<br />
explotar que desvanecerse”... Sí, totalmente. Me mata eso<br />
porque en Gilda hay una escena, la que yo más quiero en la<br />
película, la escena de giro o de quiebre para el personaje que<br />
es cuando explotan los fuegos artificiales en un festejo de año<br />
nuevo y ella vomita. La idea de estallar estaba presente para<br />
nosotras, esto de que explotan los fuegos artificiales pero ella<br />
también está explotando.<br />
–Tanto Ada Falcón como Gilda escucharon a su corazón.<br />
Una para encerrarse en un convento y entregar<br />
ese corazón a Dios y la otra para entregárselo a la música…<br />
En las dos hay una búsqueda de lo celestial. Hay una<br />
cosa muy espiritual en ambas ligada al canto. Pero Ada no es<br />
autora, es una intérprete y además el contexto histórico en el<br />
que transcurrió su vida es fundamental. Gilda sí era autora y<br />
para mí eso es muy importante. Gracias a esto se va armando<br />
la trama de la película, por las canciones que ella compone<br />
según lo que está ocurriendo en su vida en ese momento.<br />
–¿Lo suyo con el cine fue así, un llamado del corazón?<br />
Sí. Yo, igual, siento que fue más orgánico. Fluyó, pasó. Me<br />
gustaba muchísimo el cine. Tenía una amiga con la que alquilábamos<br />
cuatro o cinco películas y nos las veíamos una atrás<br />
de la otra, tomando termos de café.<br />
–Muy de estudiante de cine… Pero éramos más pendejas,<br />
más del secundario. Nos copábamos mucho con eso y<br />
también íbamos mucho al cine. Me empezó a entusiasmar<br />
también ir a ver películas que eran extrañas para mí en ese<br />
momento. Tarkovsky, por ejemplo, y pensaba: “¡Uh este<br />
señor lo que hace!”. Encontré películas que me partían la<br />
cabeza y me empezó a gustar ese estilo. Empecé a disfrutar<br />
de ese programa y pasó el tiempo. Porque no sabía que podía<br />
dedicarme a eso, estudiar eso que tanto me gustaba. También<br />
en esa época, te hablo del año 96, no es que había un montón<br />
de opciones. Igual ya existía Imagen y sonido de la UBA<br />
pero yo no la conocía, tal vez creo que hubiera estudiado ahí.<br />
Estaba la FUC que era muy cara para mí. Estaba el ENERC<br />
que era el CERC en ese momento y Avellaneda, que era solo<br />
documental. Me enteré del CIEVYC y fui a averiguar. Me<br />
dijeron, si te quedás en cuarenta minutos empieza la primera<br />
clase del año. Me quedé y no me fui hasta tres años después.<br />
–¿Destino? Sí, es verdad lo del destino pero también te lo<br />
forjás vos con las decisiones que tomás. Yo creo en el destino<br />
pero también es ponerse un poco a favor del viento
Entrevista<br />
ocho<br />
A manos<br />
llenas<br />
Se acaba de publicar<br />
Mis recetas (V&R),<br />
donde MARU BOTANA<br />
enseña a preparar sus<br />
platos salados, además<br />
de sus postres y tortas<br />
más clásicas<br />
De chiquita jugaba a cocinar, a la maestra y a la mamá,<br />
mucho más tarde escuchó a alguien que dijo que de chicos<br />
jugamos a lo que seremos de grande y por lo menos<br />
a Maru Botana, el vaticinio se le cumplió paso por paso.<br />
Es una cocinera profesional, es maestra de cocina y<br />
mamá de siete hijos, un récord a la hora de cumplir los<br />
sueños infantiles. Después de una carrera de casi treinta<br />
años, en la que se atrevió a todos los riesgos que se le<br />
presentaron, y luego de haber transmitido sus conocimientos<br />
en varios libros, publica Mis recetas, en el que<br />
por primera vez incluye comidas saladas.<br />
–Su formación fue en la cocina familiar, con las<br />
recetas y la presencia de sus abuelas y de su mamá,<br />
en la cocina de Francis Mallman, y junto al chef<br />
francés Émile Jung. ¿Qué le aportó cada una de<br />
esas experiencias? ¿En qué la formó cada una?<br />
Realmente la cocina fue una pasión desde muy chica.<br />
Para mí era un programa ir a lo de cualquiera de mis<br />
abuelas y cocinar con ellas. Cada una tenía sus especialidades.<br />
La abuela paterna, los profiteroles, y la materna,<br />
los alfajores de maicena, los canelones y los ñoquis. Y el<br />
Charlotte de fécula de maíz… Es importante no encontrarte<br />
sola con lo que te gusta. A mi mamá también le<br />
encanta cocinar. De Francis, valoro especialmente la<br />
actitud, la generosidad, su carisma, fue un placer mi experiencia<br />
de trabajo con él, uno de los mejores momentos<br />
de mi vida. Como persona, como jefe, me permitió<br />
hacer muchas cosas. Y luego, la generosidad cuando me<br />
dijo “abrite, hacé tu camino”. De su cocina, aprendí la<br />
simpleza, sabrosa, básica, simple, nada de hacer quinientos<br />
pasos para lograr una receta. Él se fue alejando de<br />
lo rebuscado buscando resaltar el sabor natural de los<br />
ingredientes. La experiencia con Jung fue fantástica,<br />
fue gracias a Francis que hice un stage en Au Crocodile.<br />
Aprendés mucho con una experiencia en una cocina europea,<br />
la organización, los hornos, el profesionalismo y la<br />
maravilla de los mercados, con toda esa fabulosa materia<br />
prima. Lo que más me quedó de las recetas fue en los<br />
postres, las croissants también. Los postres europeos son<br />
distintos a los que acostumbramos a consumir aquí pero<br />
aprendí muchos procedimientos y también a abrir la cabeza,<br />
y así darles una vuelta de tuerca para nuestro gusto.<br />
–Estudió administración de empresas, ¿por qué, si<br />
ya sabía que lo suyo era cocinar? A los doce años ya<br />
hacía tortas en casa, lo que quise lograr con la carrera<br />
era armar mi propio negocio, además por aquel entonces<br />
no había escuelas de cocina como ahora. Cuando estaba<br />
en segundo año de la carrera un compañero me dijo que<br />
lo fuera a ver a Francis Mallman, que era amigo de él,<br />
y estaba armando el equipo para un restaurante. Y ahí<br />
empezó todo.<br />
64 65<br />
POR Mónica Tracey
66<br />
–¿Cómo y por qué dejó “Patagonia”, el restaurante<br />
de Mallman? Fue Francis el que me dijo: “Maru es el<br />
momento de que vos hagas lo tuyo”. Fue increíblemente<br />
generoso conmigo, pero a mí me dio vértigo porque no<br />
tenía la plata para emprender algo propio. Yo tenía 19 años,<br />
fue vertiginoso.<br />
–Tiene cinco negocios, viaja para cocinar a distintos<br />
lugares y, sobre todo, tiene siete hijos y un marido, y cocina<br />
para ellos cada día. Es un panorama difícil de imaginar.<br />
¿Cómo es un día de su vida, paso a paso? Me levanto<br />
a las seis de la mañana, lo primero que hago es entrenar<br />
más o menos una hora y media, voy al gimnasio, corro, juego<br />
al tenis, eso me da pilas. Después ordeno la casa, me ocupo de<br />
la limpieza, las compras, la cortina que se rompió, todas esas<br />
situaciones que se presentan, además de organizar las cosas de<br />
los chicos, no es fácil con siete chicos. La mañana la comparto<br />
con Inés, la más chiquita que va al colegio a la tarde. Después,<br />
según los días, me ocupo de los negocios, soluciono cuestiones<br />
por mail, en general tomo el té con los chicos. Los lunes grabo<br />
Cocina para Facebook, donde hago recetas en vivo. Y después<br />
siempre cocino para la cena, trato de no tener compromisos a<br />
la noche para estar con mi familia.<br />
–¿Qué le gusta hacer aparte de cocinar, si le queda<br />
algo de tiempo? Me encanta entrenar, me gusta mucho ir<br />
al cine, aunque voy poco, pero cada vez que tengo un minuto,<br />
me tiro a ver una película, y también me gusta mucho<br />
salir a comer con los chicos.<br />
–En las recetas del libro, queda clarísimo que es una<br />
persona organizada. Da los tiempos de cuándo empezar<br />
con cada elemento, el orden de los preparativos,<br />
esos detalles que pueden ser un infierno para el que<br />
cocina una receta de un libro en su casa. ¿Diría que la<br />
clave de su mundo está en la organización? Sin dudas,<br />
es una cualidad que tengo, y la organización es clave en una<br />
familia grande, ayuda muchísimo. El mayor de mis hijos,<br />
Agustín, que tiene 17 años, también es muy organizado, me<br />
doy cuenta por cómo estudia. No es que estudie tanto, pero<br />
su organización suple la cantidad de tiempo que le dedica.<br />
–¿Qué diría de usted misma?¿Qué le gusta de usted y<br />
qué no le gusta para nada? De mí me gusta que soy generosa,<br />
solidaria, muy responsable y que tengo mucha fuerza.<br />
Lo que no me gusta es que me cuesta mucho valorarme a mí<br />
misma, es todo un trabajo y me esfuerzo en lograrlo.<br />
–¿Qué cosas son las que más le gustan de su trabajo<br />
y cuáles no le gustan? Soy maniática del orden y soy un<br />
desastre planchando, además de que me aburre. Lo que me<br />
fascina es cocinar. Y lo que no me gusta para nada es cuando<br />
tengo que bajar línea, enojarme con alguien, poner límites.<br />
–¿Con sus chicos también le cuesta poner límites? No,<br />
con mis chicos no me cuesta porque no me gustan para nada<br />
los chicos caprichosos, maleducados.<br />
–¿Qué tareas no delega en sus negocios y en su casa?<br />
En mis negocios tengo que delegar todo, en casa, nada.<br />
–Otra cosa difícil de pensar es cómo hace para mantenerse<br />
delgada estando todo el tiempo frente a comidas<br />
riquísimas. En el libro cuenta que solo prueba lo que<br />
cocina. ¿Cómo es su plan de cuidados? Con el deporte<br />
equilibro bastante, pero además siempre fui de comer sano,<br />
estoy acostumbrada, no me cuesta para nada.<br />
–¿Qué le gusta más, lo dulce o lo salado? ¿Hay alguna<br />
comida o ingrediente que la saque de sus límites? Me<br />
gustan los dos por igual, y una cosa que me encanta es el<br />
dulce de leche de pote.<br />
Sencillo mundo de delicias<br />
–¿No el casero? El casero me fascina. También otros dulces<br />
Con explicaciones detalladas, y lindas<br />
caseros, como el de naranja, las masitas crocantes y el pescado.<br />
Son las cosas que más me gustan.<br />
fotos de Maru cocinando, de mesas<br />
67<br />
–En el libro cuenta el origen de muchas de las recetas,<br />
que las sacó de un libro, que se la enseñó alguien,<br />
dejando de lado esa idea tal vez sobrevalorada de la<br />
creación propia. ¿Por qué lo hace? Me encanta reconocer<br />
las recetas de cada uno, no me gusta cuando eso se<br />
oculta, me parece feo, más que feo, una pavada.<br />
–Además de esa tremenda agenda diaria, realiza tareas<br />
solidarias... Sí, hago varias cosas, y una que me encanta<br />
son las clases de cocina que doy en un colegio secundario<br />
de chicos carenciados de Tigre, lo disfruto mucho. Gestioné<br />
con el Instituto Argentino de Gastronomía (IAG), y ya hay<br />
cuatro chicos becados estudiando allí.<br />
–¿Hubo algo que la motivó a hacer aportes solidarios?<br />
Siempre hice algo en ese sentido, pero desde que murió mi<br />
chiquito, me entregué mucho más a dar.<br />
–Su marido participa en la organización de sus negocios,<br />
¿las decisiones las toman juntos? Todo lo comercial,<br />
sí, pero en la cocina no se mete, además él es ingeniero<br />
agrónomo y está mucho tiempo en el campo.<br />
–¿A alguno de sus hijos le ve pasta de cocinero? A<br />
Inés, la más chiquita, de cuatro años, es la única. A Inés le<br />
encantan los juguetes de cocina, aunque también quiere ser<br />
doctora y maquilladora, ya veremos. A los otros, a ninguno<br />
los veo mucho cocinando<br />
servidas y de algunos de los paso a paso,<br />
además de las tentadoras imágenes de los<br />
platos presentados, el libro en el que la<br />
cocinera, más conocida por su repostería,<br />
agrega por primera vez sus recetas de<br />
salados, es una perfecta guía para atreverse<br />
a este mundo fascinante de delicias.<br />
Las recetas de mi vida | Maru Botana<br />
Fotos: Ángela Copello<br />
Editorial V&R
Tema de tapa<br />
cuatro<br />
La novela romántica:<br />
Soñar con el amor<br />
La novela romántica sigue describiendo qué se siente al estar<br />
enamorado. Así se ve en cualquier libro de Florencia Bonelli.<br />
Basta como ejemplo mencionar Indias blancas para<br />
estrujar el corazón de cualquier lector: ¿sería posible, siendo<br />
la intachable Laura Escalante, no enamorarse de Nahueltruz<br />
Guor? Con la misma intensidad se leen otros títulos de la autora,<br />
como Jasy, Almanegra y La tierra sin mal, que conforman<br />
la Trilogía del perdón y dejan a cualquier lectora exhausta<br />
de emociones después de atravesar la vida de Emanuela<br />
y Aitor. Todo en un contexto histórico descrito de manera<br />
minuciosa y cautivante, y con un in crescendo de la seducción<br />
muy bien logrado. Según cuentan las autoridades de Penguin<br />
Random House, Florencia Bonelli vende aproximadamente<br />
100.000 ejemplares de cada uno de sus títulos y es considerada,<br />
por la editorial, como la más exitosa en ventas.<br />
En los últimos años hubo una vuelta a la historia regional tanto<br />
en libros de no ficción como en los de ficción, y la novela<br />
romántica encontró episodios y personajes que se adaptaron<br />
POR Fernanda Argüello<br />
perfectamente a las necesidades del género, repasando hitos<br />
y líderes muy conocidos de los que no se sabía demasiado<br />
acerca de sus vidas privadas. Así, la novela histórico-romántica<br />
tuvo una llegada impresionante a los lectores, ávidos tanto<br />
de romance como de historia.<br />
“Alguien tenía que hacer novelas de amor”, decía Corín<br />
Tellado. Y hay que ver cómo cumplió con su palabra: más<br />
de 4000 títulos del género también llamado novela rosa. Se<br />
lo denomina así para diferenciarlo de la literatura romántica<br />
de los siglos XVIII y XIX, aunque esa fue una de las lecturas<br />
predilectas de la pequeña Socorrín que, a raíz de su extrema timidez,<br />
pasaba mucho tiempo en el desván de la casa familiar, a<br />
los pies de un baúl donde su padre guardaba obras de grandes<br />
escritores. Allí encontró a los Dumas, Blasco Ibáñez y otros<br />
que le permitieron descubrir un mundo de creatividad. En ese<br />
mismo baúl también descubrió a Pedro Mata, escritor de<br />
varias novelas eróticas. ¿Será esa mezcla lo que encausó los Corazones<br />
sin rumbo de las protagonistas de la pequeña Socorro?<br />
El cubano Guillermo Cabrera Infante, corrector de<br />
pruebas de la revista Vanidades de La Habana, puesto que<br />
le permitía leer todas sus novelas, estudió la obra de Corín y<br />
la describió como “la inocente pornógrafa”, por su capacidad<br />
para describir la pasión sin escenas de sexo. Sin embargo, se<br />
sabe que ella es la autora de la colección de novelas eróticas<br />
de bolsillo de Bruguera Especial Venus, firmadas con el seudónimo<br />
de Ana Millar. Este subgénero de la novela erótica<br />
tiene hoy un gran espacio en las librerías, siempre conservando<br />
el romanticismo.<br />
Es el caso de la saga Los chicos del calendario de Ediciones<br />
Urano. Candela Ríos, la protagonista, fue abandonada por su<br />
novio y se enteró a través de una foto que él subió a Instagram,<br />
lo que desató su furia. Decidió, entonces, buscar al<br />
hombre perfecto y se propuso conocer íntimamente a uno<br />
por mes calendario. Si bien en esta saga el romanticismo pasa<br />
a ser erotismo, resulta muy interesante la jugada de la editorial<br />
que modificó el texto original según el país en el que se<br />
publica el libro. Tanto en España como en México y Argentina,<br />
la búsqueda describe zonas geográficas reales de cada<br />
región. En nuestro país, se puede encontrar ya el segundo<br />
libro, Febrero-Marzo-Abril, bajo el sello de novela romántica<br />
de la editorial, Titania.<br />
Otra de las sagas que están haciendo furor es Valeria, de<br />
Elísabet Benavent, una licenciada en Comunicación Audiovisual<br />
que tiene un máster en Comunicación y Arte, y nada<br />
menos que 120.000 ejemplares vendidos solo en España. En<br />
los zapatos de Valeria, el primero de los títulos, fue publicado<br />
por la propia autora en Amazon. En poco tiempo conquistó a<br />
miles de lectores y alcanzó los primeros puestos de la lista de<br />
libros de ficción más vendidos. Posteriormente, Suma de letras<br />
le propuso publicar el libro en papel y dio su gran salto. Con<br />
sus inseparables amigas –Nerea, Carmen y Lola– Valeria es<br />
una joven que aun no llega a los treinta, presta atención a sus<br />
emociones, y se encuentra en un punto clave de su vida: debe<br />
enfrentarse a un cambio radical. Es fácil definirla como una<br />
moderna Carry Bradshaw, la protagonista de Sex and the city,<br />
dado que ella también es escritora y sabemos que la frescura<br />
de lo que se lee formará parte de sus futuras publicaciones.<br />
Esta saga es parte de lo que actualmente se llama chick lit, un<br />
subgénero dentro de la novela romántica que está en auge.<br />
Escrito y dirigido para mujeres jóvenes que se permiten pensar<br />
cambios en su vida y en sus relaciones, este tipo de textos<br />
muestran la extensa gama de experiencias que atraviesa la<br />
mujer actual, incluyendo el desarrollo profesional, la amistad,<br />
la familia, la sociedad y, por supuesto, el amor y el sexo.<br />
Beta Coqueta, nick de la autora en redes sociales, postea en<br />
su cuenta de Twitter mensajes como este: “Poco se habla de<br />
lo mágica que es la luz que se cuela por las ventanas ahora,<br />
entre azul y gris. Luz de cinco minutos más en la cama. O<br />
no”. Esa mezcla divertida y reflexiva define perfectamente a<br />
su personaje.<br />
La saga Valeria está compuesta por cuatro títulos: Valeria en<br />
el espejo, En los zapatos de Valeria, Valeria en blanco y negro<br />
y Valeria al desnudo. Desde Suma de letras confiesan contentos<br />
que la productora Diagonal TV compró los derechos<br />
audiovisuales para televisión y pronto se convertirá en una<br />
serie en España.<br />
Muchas veces la novela rosa es considerada como un género<br />
menor y para mujeres, como si esto fuera un agravante<br />
pertinente a la degradación de la misma consideración. Sin<br />
embargo, si pensamos que los textos de Corín Tellado publicados<br />
en los años 40 instaban a la búsqueda de la felicidad y<br />
promovían una imaginación apasionada y rebelde –hecho que<br />
de por sí se consideraba subversivo–; y si además estos textos<br />
estaban escritos por una mujer –género que por esos años<br />
tenía un acceso limitado a la escritura y la publicación–<br />
y completamos presentando a una fémina separada y con un<br />
trabajo que le permitía ganar mucho dinero y no depender<br />
de la tutela de un hombre, es leal decir que la novela rosa es<br />
en realidad una transgresión.<br />
Corín llevó adelante desde la literatura un cambio de paradigma<br />
de su época, propuso un nuevo modelo que corrió a<br />
la mujer del destino único de casarse y tener hijos, la ubicó<br />
en un lugar audaz y competitivo; le dio palabras a los deseos<br />
femeninos e incluso fue capaz de presentir las emociones<br />
masculinas. En esta conjunción de aciertos sumados al talento<br />
de escribir una novela en dos o tres días, se adivina<br />
el origen de su éxito.<br />
En el camino de romper esquemas, Ediciones B ofrece la<br />
colección Gay Romance, compuesta por Amar es No avergonzarse;<br />
Amar es Tener coraje; Amar es Libertad y Amar es<br />
No tener límites. Su autor, Andrew Grey, es referente de<br />
este nuevo fenómeno editorial. Las historias se centran en el<br />
amor entre varones y tienen todos los ingredientes del género<br />
romántico: los protagonistas se encuentran y se sienten atraídos<br />
pero tendrán que sortear obstáculos para poder vivir ese<br />
amor en libertad.<br />
A las características ya conocidas, se suma la condición gay<br />
como un nuevo obstáculo a ser superado, ya sea porque uno<br />
de los protagonistas recién está descubriendo su sexualidad<br />
o por la condena familiar, social o por razones religiosas.<br />
Las escenas eróticas están muy bien escritas y el lenguaje está<br />
muy trabajado.<br />
El escenario de estas novelas es la granja de Geoff, un joven<br />
que deja su trabajo en Chicago para hacerse cargo de la tradición<br />
familiar cuando su padre muere. Allí conocerá el verdadero<br />
amor, y en las siguientes novelas, esa granja –convertida<br />
en un próspero negocio– dará espacio a otros personajes que<br />
pasarán de ser secundarios a protagonizar sus propias historias.<br />
Nunca olvidaré aquel rincón de la biblioteca de mi madre<br />
donde me esperaba la autora española más leída después de<br />
Miguel De Cervantes, la que figura en el Libro Guinness<br />
de los Récords como la escritora más vendida en lengua castellana<br />
con 400.000.000 de ejemplares. Esa de quien Mario<br />
Vargas Llosa alguna vez dijo: “La vasta producción de Corín<br />
Tellado quedará como muestra de un fenómeno sociocultural”.<br />
Lo que hacen los sueños de amor en el mundo…<br />
68 69
Entrevista<br />
nueve<br />
CAMUCHA ESCOBAR comenzó<br />
a escribir a los 40 y desde<br />
ese momento no paró de<br />
ser reconocida con premios<br />
municipales, provinciales y<br />
nacionales, y con un excelente<br />
recibimiento del público.<br />
Su primera novela Tierra en<br />
sombras (Penguin Random<br />
House, 2016) le dio muchas<br />
satisfacciones. Este mes se<br />
publica Tu rostro en el fuego, su<br />
segunda novela<br />
Literatura histórica romántica:<br />
un acto de libertad<br />
–Su novela anterior, Tierra en sombras, fue la primera<br />
que publicó. ¿Qué diferencias encuentra entre aquel<br />
proceso de escritura y publicación y el que tuvo que hacer<br />
para publicar Tu rostro en el fuego? Fueron tres etapas<br />
completamente distintas. Tierra en sombras primero fue autopublicada<br />
y tuvo éxito desde el comienzo. La segunda etapa<br />
comenzó cuando le mandé un ejemplar a Cristina Bajo y a<br />
ella le gustó mucho. No solo lo recomendó en su página, sino<br />
que me puso en contacto con Florencia Cambariere, de<br />
Penguin Random House con quienes firmé contrato por Tierra<br />
en sombras y su continuación. Ahora estoy en la tercera etapa<br />
publicando Tu rostro en el fuego. Esta etapa fue diferente porque<br />
creo que uno va madurando en la forma de escribir. Los<br />
puntos débiles se van fortaleciendo y creo que el resultado es<br />
mejor. Estar bajo la dirección de una gran editorial me permite<br />
trabajar tranquila y segura.<br />
–¿Qué riquezas encuentra tanto en el lugar donde<br />
nació, Pergamino, como en ese momento histórico en el<br />
que decide situar ambas historias? La idea de las tierras de<br />
Pergamino y sus conflictos me interesó desde chica. Pergamino,<br />
mi ciudad natal y donde aún vivo hoy, debido a su puesto<br />
fronterizo, en aquellos años, fue testigo de hechos oscuros,<br />
intensos, crueles, algunos de los cuales trato de plasmar en<br />
ambas novelas. Nuestra zona es muy rica en batallas y sucesos<br />
importantes, por eso no quiero dejarlos de lado. La lucha entre<br />
unitarios y federales en Pergamino conforma el marco de estas<br />
dos novelas que mixturan el drama, el romance y la historia.<br />
–¿Cómo fue el proceso de construcción de los personajes<br />
de Tu rostro en el fuego? ¿Qué características tiene<br />
que tener un personaje para que la motive a escribir su<br />
historia? Tu rostro en el fuego es una continuación de la primera<br />
en lo que se refiere a acontecimientos históricos, siempre<br />
hablamos de Pergamino y la zona. La sitúo en San Nicolás y<br />
también en estos pagos. Algunos personajes secundarios de<br />
Tierra en sombras pasan a ser principales en Tu rostro en el<br />
fuego. Mis personajes tienen que ser esencialmente ambiguos,<br />
me permito jugar con sus distintas facetas. Ricos en luces y<br />
sombras. Ahora bien, esa ambigüedad se expresa solo en las<br />
personalidades de los personajes, no así en la ideología de la<br />
obra, cuyo sustento tiene base en una cruda guerra civil y cómo<br />
se proyectaba esa realidad en el seno de las familias criollas.<br />
–¿Con qué desafíos se encontró al escribir esta novela?<br />
¿Fueron los mismos que con la primera? Los desafíos<br />
fueron distintos porque con la segunda novela me sentí más<br />
cómoda a la hora de plasmar los distintos hechos históricos y<br />
entrelazarlos con la vida de los personajes. En ambos casos la<br />
escritura fue apasionante. Me encantan los conflictos y no me<br />
privé de hacer uso de ellos.<br />
–¿Cómo fue el trabajo de investigación? ¿Qué se necesita<br />
para escribir sobre un hecho histórico tan importante?<br />
Por suerte casi toda la investigación pude hacerla en Pergamino.<br />
Investigué en el Archivo Histórico que lamentablemente<br />
fue víctima de un voraz incendio, en la Biblioteca y también<br />
conté con la generosa ayuda de los historiadores locales.<br />
–¿Qué significa el amor en sus novelas y por qué le<br />
interesa escribir sobre eso? Creo que desde la ficción<br />
romántica uno puede contar hechos de nuestra historia de una<br />
forma más llevadera y amena. Este género conlleva un poco de<br />
todo: amor, acción, intriga, suspenso, historia y por supuesto<br />
un final feliz, donde los protagonistas deberán sortear escollos<br />
profundos para concretar su amor. Me interesa escribir sobre<br />
el motor que mueve a los seres humanos. A algunos los mueve<br />
el amor, a otros el poder, no somos muy distintos.<br />
–¿Qué cosas la llevaron a escribir y dedicarse a la<br />
literatura? Cuando cumplí 40 estaba bastante angustiada y<br />
mi psicólogo, muy astuto, sabiendo lo mucho que me gustaba<br />
leer me recomendó empezar un taller literario y eso hice.<br />
Fue una de las mejores decisiones que tomé en mi vida. Me<br />
dediqué a escribir cuentos cortos con los cuales tuve muchas<br />
gratificaciones. Sin embargo, la historia de Tierra en sombras<br />
y su personaje Facundo Godoy rondaba desde hacía muchos<br />
años en mi cabeza y gracias a los talleres literarios pude ir<br />
dándole forma. Escribir para mí es un acto de libertad, más<br />
allá de la disciplina que hay que tener, esto de no pensar<br />
cómo va a ser leído sino de concentrarme mucho en el trabajo,<br />
me da una inmensa libertad.<br />
–¿Qué autores inspiran su escritura? Cristina Bajo,<br />
Florencia Bonelli, Gloria Casañas, argentinas, y desde<br />
ya Mujica Láinez, que me encanta. Después leo de todo,<br />
salvo autoayuda. Además, me gustan mucho Poe, Mankell,<br />
García Márquez, Vargas Llosa, Jorge Amado y<br />
muchos más. Amo Harry Potter. También leo en inglés para<br />
no perder la costumbre.<br />
–¿A qué aspira cuando publica un libro? Publicar es dar a<br />
conocer ese mundo que hasta hace un momento fue privado,<br />
que se desarrolla en la soledad de mi escritorio y que por<br />
supuesto, tuvo mucha investigación y mucha pasión, así que,<br />
cuando llega el momento de publicar es soltarlo al mundo, un<br />
hijo que ya no necesita mis cuidados y que se tiene que defender<br />
solo (risas). Aspiro a que les guste a mis lectores, por supuesto,<br />
que disfruten, se apasionen y se sumerjan en la historia.<br />
Conozco lectores que me han dicho que se leyeron la novela de<br />
un tirón, eso, para mí, es lo mejor que me pueden decir.<br />
–¿Por qué una novela? Es algo casi inexplicable, esa<br />
pregunta me hace acordar a una película que vi hace tiempo,<br />
Billy Elliot, en donde le preguntan que es para él la danza<br />
y él contesta electricidad. Cuando supe “que podía escribir”,<br />
me di cuenta de que “puedo ser lo que mi imaginación<br />
crea”. Escribir, para mí, es lo más cercano a la libertad que<br />
conozco. Un mundo paralelo en donde puedo ser lo que yo<br />
misma imagino es por demás gratificante, no cualquiera se<br />
permite abrir ese portal casi invisible para soñar despierto.<br />
La magia de la escritura te permite dialogar en otros tiempos<br />
y con otros lenguajes, ser por momentos un niño, un hombre,<br />
una anciana, una mujer amada o despechada. En fin, lo<br />
que se te ocurra.<br />
–Sus cuentos no son particularmente románticos, ¿qué<br />
diferencias hay para usted, además de la extensión, entre<br />
un cuento y una novela? Creo que los cuentos fueron el<br />
medio para exorcizar todos mis demonios, por eso son cuentos<br />
fuertes, oscuros, morbosos. La muerte es el tema recurrente y<br />
el que expresa mi miedo más ancestral. Escribir un cuento corto,<br />
es decir que no se extienda más de una o dos carillas y que<br />
te deje sorprendido es muy trabajoso. En cambio, la novela fue<br />
escrita en otra etapa de mi vida y me permití soñar con ella y<br />
recrear mis fantasías. En la novela no solo importa la acción,<br />
sino también el desarrollo de los personajes, la interacción<br />
entre ellos e incluso la descripción de los entornos. El toque<br />
romántico en este caso nace de grandes inspiraciones que he<br />
tenido a lo largo de mi vida. El personaje de Heathcliff de<br />
Cumbres borrascosas o el del Fantasma de la ópera influenciaron<br />
notablemente en mis escritos.<br />
–¿Qué significó el éxito que tuvo Tierra en sombras y el<br />
que seguramente tendrá Tu rostro en el fuego? Todavía<br />
no soy consciente del éxito de Tierra en sombras, saberme en<br />
tantas mentes disfrutando de algo que yo misma creé es muy<br />
difícil, uno deja de ser uno y pasa a ser lo que el otro necesita<br />
y desea, desde la ficción y el romance, por supuesto. Por<br />
momentos le pertenecés al mundo y te debés a ello. Solo son<br />
momentos, luego vuelve la necesidad íntima de seguir escribiendo<br />
para mí. Creo que Tu rostro en el fuego sigue el camino<br />
de Tierra en sombras o al menos eso espero.<br />
–¿En qué proyectos está trabajando actualmente?<br />
¿Continúa esta historia? Actualmente estoy escribiendo<br />
mi tercera novela, que radica principalmente en la vida de los<br />
hijos de los personajes principales de Tierra en sombras y de<br />
Tu rostro en el fuego, transcurre en el año 1857, de cómo esta<br />
realidad política y social se instala en las familias criollas de<br />
Pergamino. Probablemente termine con la batalla de Cepeda o<br />
la de Pavón. Todavía no lo he decidido<br />
70 71<br />
POR Martina Leunda
Entrevista<br />
diez<br />
Para la<br />
edad de<br />
la belleza<br />
Autora de Si el amor es una isla, ESTHER SANZ<br />
se ubicó entre las preferidas del género<br />
romántico-juvenil y se prepara para venir<br />
a nuestra próxima Feria del Libro en 2017,<br />
donde presentará Si el amor es un canto de<br />
sirena, última parte de su saga Silence Hill<br />
POR Martina Leunda<br />
Esther Sanz no se cansa. Escribió mucho, publicó y tuvo éxito.<br />
Pero no se conforma y sigue. Escribe y escribe porque las<br />
historias queman. Porque le gusta escribir y porque encontró<br />
un género en el que se siente cómoda, en el que siente que<br />
encaja. Las fronteras son lo suyo, las líneas que dividen las<br />
casillas. Ahí está. Si hay una fórmula para escribir una novela<br />
romántica ella se corre e inventa otra cosa. Si hay un público<br />
difícil de conformar ahí pone el ojo. A ellos les da historias. Y<br />
ellos, los jóvenes, las reciben entusiasmados.<br />
–Sus historias no son consideradas como las típicas<br />
historias de las novelas románticas. Todas rompen un<br />
poco ese esquema, ¿por qué cree que sucede esto? Y<br />
¿cómo fue el proceso para llegar a encontrar esa voz<br />
literaria tan particular? Creo que cuando escribes algo<br />
desde el corazón es normal que salga una voz más particular<br />
y personal, porque no estás siguiendo una estructura o unas<br />
normas rígidas dentro del género, sino que buscas tu propio<br />
camino para contar tu historia. El proceso para encontrar tu<br />
voz es simplemente conectar con tu forma de ver la vida, o de<br />
explicarte lo que sucede a tu alrededor. La técnica o el oficio,<br />
obviamente, se va puliendo con la práctica, con la constancia<br />
o el trabajo, pero el estilo o la voz tiene más que ver con la<br />
frescura y la autenticidad, con dejarse llevar sin miedo, con<br />
permitir que fluya lo que somos y lo que llevamos dentro.<br />
–Mirando para atrás, ¿qué diferencias encuentra entre<br />
el primer libro que publicó, Vive rápido, siente despacio<br />
y el último que llegó hace unos meses a América<br />
Latina, Si el amor es una isla? Ha pasado mucho tiempo…<br />
Y me gusta pensar que he crecido como escritora, aunque el<br />
denominador común en mis novelas siempre es el amor. La<br />
principal diferencia entre estas dos novelas es el momento<br />
vital de las protagonistas. En Vive rápido, Violeta acaba de<br />
cumplir los 30 y tiene conflictos muy distintos de los que puede<br />
tener Luisa, que recién entra en el mundo adulto. Las dos<br />
son novelas de autodescubrimiento, ambas protagonistas se<br />
enfrentan a una serie de retos que las hacen crecer, madurar<br />
y conocerse mejor, pero desde un enfoque distinto.<br />
La obra de Sanz se incorpora al nuevo sello de la editorial<br />
V&R dedicado únicamente a las ficciones juveniles, VR YA.<br />
Porque ese es el público de sus historias. Ese público difícil<br />
es el que le atrae. La frontera, la transición, las contradicciones.<br />
Para ellos escribe.<br />
–¿Qué es lo que le atrae de esos lectores que ya perdieron<br />
la inocencia que tiene un niño pero que todavía<br />
no están completamente formados como adultos?<br />
Precisamente eso, es un territorio fronterizo muy interesante.<br />
Yo tengo un recuerdo muy preciso de mi adolescencia y me<br />
interesa mucho ese momento de paso, la transición de la niñez<br />
a la edad adulta. Tiene muchas contradicciones y mucha<br />
belleza. Para mí es una época donde la curiosidad está muy<br />
presente y donde todas las posibilidades están abiertas en el<br />
horizonte. Todo es posible dependiendo de las decisiones que<br />
tomemos. También creo que todos llevamos un adolescente<br />
dentro. Es esa parte de nosotros mismos que nos impulsa a<br />
hacer locuras, a arriesgarnos, a enamorarnos como la primera<br />
vez, a dejarnos llevar sin medir las consecuencias… Es bonito<br />
conectar con ese lado más libre, y creo que ese es el secreto<br />
por el que la literatura juvenil tiene un público tan amplio y<br />
gusta a lectores de todas las edades.<br />
–¿Qué le propone la saga Silence Hill a ese público<br />
juvenil que tanto la sigue? Es una propuesta de suspenso,<br />
misterio y amor. Para ir más allá, lo que podemos leer entre<br />
líneas es la necesidad de quitarnos máscaras, de deshacernos<br />
de nuestros personajes, a los que a menudo nos aferramos.<br />
Solo así podemos acercarnos un poco a lo auténtico, que en<br />
el fondo es lo que nos hace felices.<br />
–¿Qué consejo puede darle a los jóvenes que posiblemente<br />
sean lectores suyos y que sueñan con ser escritores<br />
en un futuro? Que lean muchísimo y que escriban solo<br />
cuando necesiten contar una historia. Que olviden las ansias de<br />
publicar y se centren en lo que de verdad importa: encontrar<br />
una historia que te quema y que necesitas sacar afuera. También<br />
les diría que sean humildes y pacientes. Escribir es una<br />
carrera de fondo, hay que tener disciplina y no perder la ilusión.<br />
–¿Qué siente cuando publica un libro y ve el gran éxito<br />
que cosecha? ¿Lo espera o siempre se sorprende?<br />
Siempre es una sorpresa. Cuando escribo intento encerrarme<br />
en el mundo que estoy creando, sin presiones. Creo que no<br />
me sentaría bien pensar en lo que sucederá a continuación,<br />
prefiero disfrutar del momento e ir paso por paso.<br />
–¿Cómo nació su gusto por la literatura, por la escritura<br />
y particularmente por el género romántico? Desde<br />
muy pequeña aprendí a encontrar mi refugio en los libros.<br />
Me gustaba evadirme de la realidad, encerrarme en mi habitación<br />
y perderme durante horas en los mundos que habían<br />
creado otras personas. De adolescente cayó en mis manos<br />
una edición antigua de Cumbres borrascosas que conservaba<br />
mi madre de cuando era joven. Su lectura me impactó y me<br />
convirtió en una lectora del género romántico. Aunque en<br />
realidad leía cualquier cosa que caía en mis manos.<br />
–¿Qué herramientas cree que le da el hecho de ser<br />
editora y periodista a la hora de escribir literatura?<br />
El periodismo me ayuda a situarme siempre en la piel del<br />
lector, me ha dado herramientas de comunicación con él y<br />
también a la hora de dar credibilidad a lo que escribo. Me<br />
gusta intercalar ficción y realidad en lo que escribo para dotar<br />
a la historia de un mayor realismo, aunque haya un componente<br />
fantástico o paranormal. Mi oficio de editora me pone<br />
más presión, ya que por mis manos pasan cada día originales<br />
con muchísima calidad. Esto me hace sentir, muchas veces,<br />
un poco pequeña y humilde. Inevitablemente hace que me<br />
cuestione mi aporte al mundo de los libros y que me exija a<br />
mí misma ser todo lo honesta y auténtica posible.<br />
–¿Cómo es el proceso de escritura que lleva a cabo<br />
para crear una de sus novelas? El proceso varía según la<br />
novela. Hay algunas que comienzan con un título o un par de<br />
escenas inconexas, otras con un artículo que leo o una conversación<br />
casual escuchada en el autobús… Normalmente la<br />
dejo madurar bastante tiempo y solo cuando siento que estoy<br />
lista, empiezo a trabajar. Soy escritora de brújula, más que de<br />
mapa, así que una vez que comienzo a escribir me dejo llevar<br />
por lo que los personajes me inspiran y por el lugar al que me<br />
lleva la historia.<br />
–¿Cuál es el método que utiliza para moldear a los<br />
personajes? Hago fichas muy detalladas con las características<br />
de cada personaje, físicas, emocionales e incluso sutiles, como<br />
su manera de hablar, su voz, su modo de caminar, su comida<br />
favorita… Intento dialogar mentalmente con ellos y ponerlos<br />
en diferentes situaciones para saber lo que harían en cada caso,<br />
aunque luego esas situaciones no acaben dentro de la novela.<br />
–¿Qué autores la inspiran? ¡Hay tantos! Depende de la<br />
historia me dejo inspirar por unos o por otros, en la atmósfera,<br />
en el tono e incluso en el estilo. Para Si el amor es una isla me<br />
inspiré en las hermanas Brönte y también en Henry James.<br />
Quería escribir una historia de misterio ambientada en un lugar<br />
oscuro y aislado, del que fuera difícil escapar, y que tuviera<br />
la atmósfera de los clásicos románticos del siglo XIX.<br />
–¿Tiene algún proyecto pensado para después de la<br />
saga? Sí, tengo entre manos un proyecto que me ilusiona<br />
mucho para VR YA. Será una serie de dos libros con una trama<br />
romántica y de misterio, con un toque paranormal. Espero poder<br />
contarles más en la Feria del Libro de Buenos Aires. Estoy<br />
muy emocionada con mi visita y con la posibilidad de tener un<br />
contacto más directo con mis lectores argentinos<br />
72 73
INFANTILES<br />
Grandes pensamientos<br />
El Señor O tiene un grave<br />
problema: sus pensamientos<br />
viven sobre su cabeza y todo<br />
el mundo puede verlos.<br />
Pero todo cambia cuando<br />
conoce a la Señorita I. Los<br />
indomables pensamientos del<br />
Señor O (Pípala) de Amalia<br />
Boselli con ilustraciones de<br />
Vero Gatti es un relato acerca<br />
del maravilloso mundo que<br />
habita en cada persona.<br />
¿Qué ves en esa nube?<br />
En Con la cabeza en las<br />
nubes (Pequeño Editor)<br />
Diego Bianki, Raquel<br />
Franco y Ruth Kaufman<br />
proponen soñar mirando el<br />
cielo. Ilustradores de todo<br />
el mundo se dan cita en las<br />
páginas mostrando sus dibujos<br />
realizados sobre las nubes e<br />
invitan al lector a que imagine y<br />
dibuje a su manera.<br />
Monstruos imaginarios<br />
Monstruopedia de Raquel Gu<br />
(Ediciones B) es un catálogo<br />
de monstruos que no existen.<br />
Con más de una docena de<br />
monstruos divertidos, cada uno<br />
dibujado y acompañado por<br />
un simpático poema, este libro<br />
invita a reírse de la oscuridad y<br />
a descubrir el lado humano de<br />
estos seres imaginarios.<br />
Sueños de animales<br />
¿Qué pasa cuando los animales<br />
duermen? Cómo sorprender<br />
a una jirafa / El sueño del<br />
murciélago (El gato de hojalata)<br />
de Graciela Repún con<br />
ilustraciones de Mariana<br />
Weschler es un libro flip flap<br />
con dos divertidos cuentos para<br />
aprender datos curiosos y jugar<br />
con originales trabalenguas.
INFANTILES / JUVENILES<br />
Una aventura insólita<br />
El faro del capitán Blum de<br />
Diego Muzzio (Pictus) narra la<br />
historia de Santiago, un joven a<br />
quien dos sujetos muy extraños<br />
le encargan construir una gran<br />
escalera de caracol. Sin saber lo<br />
que le aguarda, Santiago acepta<br />
la misión que lo sumergirá en<br />
una aventura insólita en la que<br />
no faltarán máquinas misteriosas,<br />
historias de amor, traiciones,<br />
juramentos de piratas, peleas a<br />
punta de espadas y desengaños<br />
imperdonables.<br />
JUVENILES<br />
Un viaje fantástico<br />
Jacob creció al cuidado de su<br />
abuelo que le contaba extrañas<br />
historias. Luego de la pérdida<br />
de su abuelo, un día cae en<br />
sus manos una misteriosa carta<br />
que lo empuja a emprender<br />
un maravilloso viaje. El hogar<br />
de Miss Peregrine para niños<br />
peculiares (Destino) de Ransom<br />
Riggs es una enigmática historia<br />
sobre niños extraordinarios y<br />
monstruos oscuros que ofrece<br />
al joven lector una historia tan<br />
sorprendente como inquietante.<br />
Historias inesperadas<br />
Vampiros, coleccionistas de<br />
nieve, espías, escritores y<br />
princesas chinas son algunos<br />
de los personajes que desfilan<br />
en las páginas de La memoria<br />
del vampiro y otros cuentos<br />
(Edelvives) de Cecilia Pisos.<br />
Un libro de cuentos inesperados<br />
que sorprenderán al lector<br />
página tras página.<br />
De magia, amor y profecías<br />
La reina impostora (VyR) de<br />
Sarah Fine es la historia de<br />
Elli, quien ha sido elegida<br />
como la futura sucesora de la<br />
reina: una mujer que puede<br />
manejar el poder infinito de<br />
la magia de hielo y de fuego<br />
al servicio de su pueblo. Sin<br />
embargo, una profecía que<br />
no se cumple dejará el reino<br />
a la deriva. Será entonces que<br />
Elli deberá averiguar cuál es<br />
su verdadero destino en la<br />
historia de su pueblo.<br />
Novela gráfica<br />
Cometas en el cielo (Salamandra),<br />
uno de los libros más<br />
exitosos de los últimos tiempos<br />
del prestigioso escritor Khaled<br />
Hosseini, llega a los lectores<br />
jóvenes como novela gráfica<br />
ilustrada por Fabio Celoni y<br />
Mirka Andolfo. Se trata de<br />
la conmovedora historia de dos<br />
padres y dos hijos, de su amistad<br />
y de cómo la casualidad puede<br />
marcar un hito inesperado en<br />
nuestro destino.<br />
Manos a la obra<br />
En Es tu mundo (Montena),<br />
Chelsea Clinton busca despertar<br />
el interés de los pequeños y jóvenes<br />
por la actualidad que los rodea y<br />
darles pistas sobre lo que pueden<br />
hacer para cambiar las cosas. Con<br />
la ayuda de fotografías, anécdotas<br />
y gráficos, la autora explica los<br />
mayores desafíos del mundo<br />
moderno, cuenta historias de chicos<br />
y chicas que han llevado adelante<br />
todo tipo de transformaciones e<br />
invita a los lectores a que se animen<br />
a aportar su granito de arena para<br />
construir un mundo mejor.
@LUPITTAR<br />
Curiosidades en la red<br />
POR LUCILA ROLÓN<br />
La sabiduría cósmica de Carl Sagan<br />
en algunas de sus frases.<br />
Para celebrar el que hubiera sido el<br />
cumpleaños 241 de la escritora Jane<br />
Austen, este test que descubre cuál de<br />
sus heroínas sos.<br />
Esta infografía explica cuánto tardaron<br />
los autores en escribir las novelas más<br />
famosas de la literatura mundial.<br />
http://pijamasurf.com/2016/01/la-sabiduria-cosmica-de-carl-sagan-en-4-de-susmejores-frases/#.WFl1U7gG83s.twitter<br />
¿Qué pasa si a un hombre, en una entrevista,<br />
se le hacen las mismas preguntas<br />
que le suelen hacer a las mujeres? BBC<br />
Mundo lo probó con Jorge Drexler.<br />
http://www.bbc.com/mundo/<br />
media-38106265<br />
Por si extrañamos algo de 2016, la<br />
revista Inrokuptibles armó una playlist<br />
con las mejores 100 canciones del año<br />
pasado.<br />
http://www.penguinrandomhouse.com/<br />
which-jane-austen-heroine-are-you/<br />
A un año y monedas de la muerte de<br />
David Bowie, esta lista de sus 40 mejores<br />
canciones elaborada por la revista<br />
NME ayuda a extrañarlo menos. O no…<br />
http://ebookfriendly.com/how-longwrite-famous-novels-infographic/<br />
Diego Erlan sacó una nueva novela<br />
por Tusquets, se llama La disolución,<br />
y tiene además una playlist a tono para<br />
disfrutar de la lectura o de la música<br />
combinada para la ocasión.<br />
http://www.losinrocks.com/musica/<br />
las-100-canciones-de-2016#.WG-_<br />
ObkRdLM<br />
Si ponemos canciones, tenemos que<br />
poner videos: acá, la revista británica<br />
Dazed armó el Top10 de los mejores<br />
clips musicales de 2016.<br />
http://www.nme.com/photos/davidbowie-s-40-greatest-songs-as-decidedby-nme-and-friends-1418012?utm_<br />
source=twitter&utm_medium=social<br />
Esta es la canción más vieja del mundo,<br />
escrita 3.400 años atrás y rescatada por<br />
arqueólogos en 1950. Es un himno sirio<br />
y se escucha acá.<br />
http://www.theparisreview.org/<br />
blog/2016/10/24/pandemic-pentameter/<br />
Imperdible traducción de La primavera<br />
y todo (1923), de Willam Carlos<br />
Willams.<br />
79<br />
http://www.dazeddigital.com/music/<br />
article/34141/1/the-best-music-videosof-2016<br />
http://www.openculture.com/2014/07/<br />
the-oldest-song-in-the-world.html<br />
https://buenosairespoetry.com/<br />
2016/06/01/de-la-primavera-y-todoxxii-1923-de-william-carlos-williams/
Historia<br />
y política<br />
Mary Beard, Pompeya, Historia de<br />
una ciudad Romana, Crítica.<br />
La catedrática de Clásicos de la Universidad<br />
de Cambridge, no solo no le teme a<br />
las redes sociales sino que ha logrado gracias<br />
a ellas ser una de las historiadoras más<br />
populares de habla inglesa. Su notable<br />
nivel académico y su estilo claro, directo<br />
y atrapante han convertido a sus obras<br />
en notables best-sellers. Tal es el caso de<br />
este trabajo bellamente ilustrado sobre la<br />
célebre ciudad destruida en el verano del<br />
79 de esta era, más precisamente el 24 de<br />
agosto, tras la tremenda erupción del volcán<br />
Vesubio. Beard nos lleva de recorrido<br />
por la vida cotidiana, las clases sociales, los<br />
estamentos gubernamentales, los juegos<br />
y diversiones y, obviamente, los placeres<br />
del cuerpo (comida, vino, sexo y baños).<br />
Pero también, fiel a su estilo, refuta mitos<br />
como la dudosa higiene de los baños o el<br />
excesivo número de prostíbulos. Nos trae<br />
de regreso a notables personajes como la<br />
sacerdotisa Eumaquia, a Publio Casca,<br />
uno de los recordados asesinos de César,<br />
la vida de los gladiadores, por entonces<br />
ídolos de las jovencitas pompeyanas. La<br />
autora reconstruye la historia de aquellas<br />
personas cuyos cuerpos fueron reconstruidos<br />
en yeso en el siglo XIX con una<br />
técnica consistente en rellenar los huecos<br />
dejados por la carne y las ropas dejados<br />
en la lava. Como dice Beard, “los muertos<br />
de Pompeya han sido siempre una de las<br />
imágenes más contundentes –y a la vez<br />
atractivas– de la ciudad destruida. (…)<br />
Voyerismo, patetismo y lubricidad macabra,<br />
todos estos elementos contribuyen a<br />
aumentar el atractivo de estos moldes. Incluso<br />
los arqueólogos más rancios pueden<br />
CIVILIZACIÓN<br />
Y BARBARIE<br />
POR Felipe Pigna<br />
recrearse en morbosas descripciones de la<br />
agonía de esas víctimas, o en el alto precio<br />
de vidas humanas que se cobró el flujo<br />
piroclástico (“sus cerebros debieron de<br />
cocerse”)”. Pero está claro que no todo es<br />
macabro y que la fascinación de Pompeya<br />
e incluso de estas figuras tiene que ver con<br />
que nos conectan de inmediato con vidas<br />
de hace 2000 años. El libro concluye con<br />
una invalorable guía de visita a Pompeya,<br />
en palabras de Mary, una ciudad que no<br />
decepciona casi nunca.<br />
Tony Judt, Postguerra, una historia de<br />
Europa desde 1945, Taurus.<br />
El profesor inglés Tony Judt, catedrático<br />
de Cambridge, Oxford, Berkeley y<br />
Nueva York ha escrito esta monumental<br />
obra de 1200 páginas que recorre<br />
la historia Europea desde 1945 hasta<br />
nuestros días. El punto de partida es<br />
aquel continente, el más pequeño de<br />
todos, como recuerda el autor, devastado,<br />
donde el título de vencedor era muy<br />
relativo para naciones como Francia e<br />
Inglaterra, seriamente afectadas en bienes<br />
y hombres, y el de vencido era toda<br />
una definición para naciones como Italia<br />
y Alemania. Gran parte del continente<br />
estaba destrozado, los muertos sumaban<br />
decenas de millones, familias destrozadas<br />
y millones de huérfanos. Estados Unidos<br />
y la Unión Soviética se repartían el<br />
mundo en áreas de influencia. Postguerra<br />
se ocupa de esta historia siempre<br />
marcada por la sombra de la guerra, la<br />
recuperación europea, la conformación<br />
de la Comunidad y el Mercado Común,<br />
la creación del euro, el auge y la desaparición<br />
de la URSS. Un pasaje interesante<br />
de este libro imprescindible es la<br />
comparación que hace Judt de la historia<br />
de la industria automotriz en Alemania,<br />
Italia, Francia y en el Reino Unido, sus<br />
puntos en común y sus notables diferencias.<br />
Nada importante escapa a su<br />
análisis como la Guerra Civil española,<br />
las dictaduras de Franco y el portugués<br />
Salazar, pero obviamente también las<br />
de Stalin y Ceausescu, siempre recordándonos<br />
el contexto mundial. La guerra<br />
civil en Grecia, el origen y la evolución<br />
de la socialdemocracia escandinava, las<br />
complejidades lingüísticas y culturales de<br />
Bélgica, pasan por estas hojas junto a los<br />
conflictos nacionalistas que marcaron el<br />
último cuarto del siglo como el irlandés y<br />
el vasco. También hay lugar obviamente<br />
para protagonistas como De Gaulle,<br />
Churchill, Mitterrand, los polacos<br />
Walesa y Jaruzelski, el italiano<br />
Berlusconi y los rusos Gorbachov y<br />
Putin. Y claro, hay un espacio destacado<br />
para la cultura, la evolución del cine<br />
francés, inglés, checo, ruso e italiano,<br />
las corrientes artísticas y filosóficas, las<br />
tendencias, los Beatles y hasta los Monty<br />
Python. Judt aclara: “Postguerra presenta<br />
una interpretación claramente personal<br />
del pasado reciente europeo. Algunas<br />
de sus opiniones pueden resultar quizás<br />
controvertidas, otras sin duda equivocadas.<br />
Todas son falibles. Para bien y para<br />
mal, son mías como también lo son los<br />
posibles errores que inevitablemente han<br />
de surgir de esta extensión y alcance”<br />
OTROS RECOMENDADOS<br />
Amar la patria. Las escuelas del territorio<br />
rionegrino y la acción argentinizadora en el sur |<br />
Cielo Zaidenwerg, Prohistoria Ediciones.<br />
Las tierras de los ingleses en la Argentina<br />
(1870-1914) | Eduardo José Míguez, UAI<br />
Editorial y Teseo.<br />
1945. Cómo el mundo descubrió el horror |<br />
Annette Wieviorka, Taurus.<br />
Últimos testigos. Los niños de la Segunda Guerra<br />
Mundial | Svetlana Alexiévich, Editorial Debate.<br />
La condición humana | Hannah Arendt, Paidós.<br />
A través de otros cristales. Viejos y nuevos<br />
problemas de la historia política de Iberoamérica<br />
| Fernando Ciaramitaro y Marcela Ferraro,<br />
Universidad Autónoma de la ciudad de México<br />
y Universidad de Mar del Plata.<br />
Embarcados. Los trabajadores marítimos y la<br />
vida a bordo: sindicatos, empresas y Estado en<br />
el puerto de Buenos Aires, (1889-1921) | Laura<br />
Caruso, Imago Mundi.<br />
81
Entrevista<br />
once<br />
Manual<br />
de instrucciones<br />
para ciudadanos<br />
–¿Por qué decidió utilizar a la Corte Suprema como<br />
objeto de estudio de un libro? En primer lugar me<br />
interesó tratar el tema de la Corte porque advierto cuando<br />
leo medios, redes sociales, etc., que se cometen muchos<br />
errores en cuanto a cuáles son las funciones, cuál es el rol de<br />
la institución. En segundo lugar también quería rescatar el<br />
rol político que tiene y tuvo la Corte, por eso en uno de los<br />
capítulos hago un racconto de lo que fue y los momentos en<br />
los que tuvo un protagonismo fuerte dentro de la vida social<br />
argentina. Y en último término, me parece que es interesante<br />
que el ciudadano sepa que lo que hace la Corte no es una<br />
cuestión que nos interesa solo a los abogados, es una cuestión<br />
que afecta a la vida cotidiana de toda la población. Si la<br />
Corte opina que es inconstitucional el matrimonio entre dos<br />
personas divorciadas está afectando a una porción importante<br />
de la población. Y en la historia reciente de nuestro país hubo<br />
momentos en los que las decisiones de la Corte tuvieron un<br />
efecto muy fuerte sobre toda la ciudadanía, en aspectos que<br />
a veces no tienen un sentido político partidario o político<br />
constitucional relevante, entonces pasan más desapercibidos.<br />
Pero si la Corte dice que la tenencia de estupefacientes no es<br />
delito, cambian las costumbres, los hábitos de vida y cambia<br />
el concepto de cuál es una actividad delictiva y cuál no.<br />
–El derecho en general es algo que al común de la<br />
ciudadanía nos llega poco o con muchos errores y es<br />
algo que nos debería importar mucho, ¿por qué cree<br />
que sucede esto? A mí me parece que no hay una sólida<br />
educación cívica en la población, lo que ha hecho que la<br />
democracia y el sistema institucional también estén muy<br />
desdibujados. No solamente falla el sistema formal educativo<br />
sino que falla en general todo lo que hoy educa: los medios<br />
de comunicación, las grandes campañas que pueden hacerse<br />
de alfabetización. Cuando se recuperó el orden democrático,<br />
en 1984, yo era un abogado recién recibido y ahí comencé<br />
mi carrera docente en la Facultad, propuse en ese momento<br />
hacer una campaña de alfabetización constitucional, o sea<br />
enseñarles a las personas cuáles son sus derechos, a quién<br />
deben recurrir, qué órganos las protegen. A mí me pareció<br />
importante escribir este libro, que además quiero aclarar que<br />
no es un libro que tenga como destinatario a los abogados…<br />
–De hecho está estructurado casi como un manual… Sí,<br />
es un ensayo político, donde claramente tengo que hablar de<br />
derecho porque no me queda otra.<br />
–Pero es muy claro para quienes no tenemos tanta<br />
idea… Me alegro, porque de eso uno nunca se da cuenta.<br />
Pero, te decía, creo que se necesita acercar más, acercarlo<br />
en el verdadero sentido. Y eso tiene que ver con un proceso<br />
que también abordo en uno de los capítulos del libro que<br />
me parece que se ha distanciado. Porque el lenguaje utilizado<br />
por la Corte para expedir sus sentencias es un lenguaje<br />
cada vez más críptico, de muy difícil comprensión para el<br />
lector común y hasta a veces de difícil comprensión para los<br />
abogados que necesitamos mucho tiempo de estudio para<br />
saber cuáles son las conclusiones, porque son textos muy<br />
largos, muy imbricados, y que resuelven asuntos esenciales<br />
para la población.<br />
–Uno a veces termina tomando partido por algún juez<br />
sin saber por qué toma las decisiones que toma…<br />
Exacto. Está lejos del mundo del derecho y no se le explica a<br />
la gente cómo son las cosas. Tampoco hay un entrenamiento<br />
para los intermediarios o comunicadores para poder comprender<br />
exactamente qué es lo que se hace. Lo que advierto<br />
también en mi función docente, no hay una noción clara de<br />
la relación de la Corte con los otros poderes, de qué significa<br />
decir que la Corte cumple una función política. Cumple una<br />
función política no partidaria, una función política que es<br />
muy importante para los ciudadanos porque en la realidad su<br />
función es protegernos contra un posible desborde de algún<br />
poder, del Ejecutivo o del Legislativo.<br />
–Hay frases como “justicia independiente” que se<br />
repiten y no tienen un contenido muy claro… ¿Independiente<br />
de quién? ¿Independiente para qué? Cuando uno<br />
le pregunta a alguien que repite ese tipo de frases, ¿qué significa<br />
una justicia independiente? ¿Cuándo la hubo? Muchas<br />
veces no se sabe la respuesta. Aquí lo que sucede, y es lo que<br />
me movió a escribir el libro, es la necesidad de comprender.<br />
Cuando muchos dicen “se tiene que ir Fayt de la Corte<br />
porque tiene más de 80 años” o frases similares, es necesario<br />
saber por qué, cuál es el motivo, debatamos, y no debatamos<br />
la coyuntura, no debatamos la pelea entre un presidente y un<br />
ministro de la Corte, debatamos qué es, para qué sirve y qué<br />
tipo de confrontaciones se tienen que dar. Hay confrontacio-<br />
nes entre el Poder Judicial y el Ejecutivo que son muy sanas<br />
para la ciudadanía y para el sistema político.<br />
–En el prólogo del libro se habla de “tomar distancia”<br />
para poder realizar un análisis más acabado, ¿cómo<br />
fue su toma de distancia? Principalmente tomé distancia<br />
geográfica porque hace cinco años que vivo en Montevideo<br />
en forma permanente. El hecho de no estar cotidianamente<br />
en Argentina, si bien vengo porque tengo algunas actividades<br />
académicas y demás, me da una posibilidad de mirar con<br />
un poco más de distancia de las pasiones habituales. Y obviamente<br />
cuando uno escribe, me parece, tiene que tener, salvo<br />
que escriba libros con un objetivo de difusión de una ideología,<br />
cierta objetividad para poder brindar. Si el libro está<br />
presentado como un ensayo político de investigación con<br />
una intención de acercamiento a los ciudadanos tengo que<br />
tomar la distancia suficiente, aunque yo creo que lo ideológico<br />
está presente siempre. Lo tomé casi como un deber<br />
generacional: creo que cuando uno va creciendo tiene que ir<br />
transmitiendo algunas experiencias personales y esa parte de<br />
la historia que uno vivió y que las generaciones que lo preceden<br />
no ha vivido. Es necesario echar luz sobre determinados<br />
errores históricos que se cometen. Nosotros no construimos<br />
una historia, construimos mitologías. Hay universos simbólicos<br />
en los que se cree que determinadas cosas sucedieron en<br />
determinado momento, y muchas cosas venían sucediendo<br />
desde siempre. Y también hay una visión de la Corte que<br />
está muy ligada a los tiempos recientes entonces es necesario<br />
decir que hubo otras Cortes que actuaron, que hubo largos<br />
períodos históricos, desde la organización nacional hasta<br />
1930 donde la Corte fue un organismo estable, que los presidentes<br />
no influenciaban para tener ministros adictos o afines<br />
o amigos. Entonces me parece que hubo otras concepciones<br />
políticas de la Corte que es importante que se sepan. No<br />
digo que haya que transportarlas al presente pero creo que,<br />
como digo en el último capítulo, debemos reflexionar qué<br />
es lo que vemos que no funciona, tanto de la Corte como<br />
del Poder Judicial en general, y qué podemos plantear como<br />
cambios a futuro.<br />
–¿Es necesario un cambio en el sistema? Sí, yo creo que<br />
es necesario. El mandato indefinido, por ejemplo, creo que<br />
no se adapta a los tiempos modernos, donde hay una dinámica<br />
social que no tiene sentido que el mismo funcionario pueda<br />
estar 33 años ejerciendo el mismo rol. Y obviamente creo<br />
que hay que separarlo de los cambios políticos para que no se<br />
politicen, pero que se armen con mandatos limitados. Es una<br />
idea que no es una creación original mía. Otra cosa es qué<br />
especializaciones tienen que tener los miembros de la Corte,<br />
si pueden ser solamente juristas o tienen que ser juristas y<br />
algo más. Hoy lo que decide un juez de la Corte tiene que<br />
ver con temas económicos, antropológicos, etc. Hay mucha<br />
temática que yo creo que excede el mero conocimiento de la<br />
norma. Es un tema que, en la Argentina de hoy, de constante<br />
crisis, no parece ser un tema a atender, pero que debería ser<br />
un motivo de reflexión<br />
JOSÉ MIGUEL ONAINDIA es abogado, profesor de grado y posgrado de Derecho Constitucional<br />
y Legislación Cultural en la Universidad de Buenos Aires, la Facultad Latinoamericana de<br />
Ciencias Sociales y otras universidades argentinas y del exterior. Con su último libro La Corte<br />
Suprema Argentina (El Ateneo, 2016) viene a echar luz sobre los mitos, errores y verdades que<br />
82 se escuchan y repiten sobre la institución que decide las claves de nuestra vida en sociedad<br />
83<br />
POR Martina Leunda
Entrevista<br />
doce<br />
–París y el odio es la historia de una fascinación que se<br />
transforma en la crónica de una frustración. ¿Personal<br />
o colectiva? ¿Hasta dónde cree que su experiencia viviendo<br />
allá tuvo que ver? Está bien la pregunta: ¿personal o<br />
colectiva? Personal que quiere ser colectiva. Me hacés pensar<br />
en una línea del Facundo. Sarmiento dice que Quiroga<br />
“hace de la guerra local, la guerra nacional, argentina”. Dice,<br />
también, que Quiroga es el elemento más ingenuo de la guerra<br />
civil. En muchas novelas aparece la dimensión por la que estás<br />
preguntando: la de la proyección hacia lo general de un conflicto<br />
personal. Y esa proyección es ingenua. Como si la novela<br />
dijera: quiero que la historia de esta fascinación personal que<br />
se transforma en frustración sea leída de un modo universal;<br />
quiero que sepan que la fascinación por París conduce fatalmente<br />
a la frustración. La ingenuidad de la pretensión estriba<br />
en que del conflicto personal no se sigue lo universal. Y ahora,<br />
en este momento, no sé si es ingenuidad o megalomanía. Pero<br />
no me asusto, porque en la ingenuidad hay una cierta megalomanía<br />
inconsciente. El recorrido que plantea el libro es mi<br />
propio recorrido, amplificado, exagerado, para convertirlo en<br />
algo que pueda ser leído por alguien más.<br />
–Hablar de la relación entre la literatura francesa y<br />
la literatura argentina lo podría ubicar dentro de una<br />
línea de autores como Sarmiento o Lucio V. Mansilla<br />
para terminar en otros como Julio Cortázar o Juan José<br />
Saer, ¿se siente emparentado con ellos? Me puedo sentir<br />
emparentado porque ninguno de ellos va a poder renegar del<br />
parentesco (risas). París y el odio es una novela vieja, porque<br />
París ha dejado de ser el modelo que fue para nosotros. Dejó<br />
de serlo aun en vida de su primer promotor, Sarmiento, que<br />
después de viajar a Francia cambió su modelo de civilización<br />
por el de los Estados Unidos. Y sin embargo, aunque el<br />
modelo es viejo –nació viejo, diríamos–, hay algo en la idea de<br />
modelo que siempre está vigente entre nosotros. No nos podemos<br />
olvidar del fantasma del modelo, que tiende a fijarnos<br />
en negatividades ilusorias. “El mal que aqueja a la Argentina<br />
es la extensión”, dice Sarmiento. ¿Por qué la extensión es un<br />
mal?, pregunta Arturo Jauretche. Porque el modelo fijo<br />
de la civilización es Francia, un territorio cinco veces menos<br />
extenso. Es el problema del imitador de Sandro, que tiende a<br />
identificar el ser con el ser Sandro. Así, no hace más que distinguirse:<br />
nos parece que no tiene la misma pinta, que no tiene la<br />
misma voz, que no tiene el mismo ritmo, etcétera. Ahora es un<br />
personaje anclado en sus negatividades, al que se lo contrata<br />
en las despedidas de soltero para reírnos de lo lejos que está<br />
de ser Sandro. Es que partió de una confusión original: lo<br />
ejemplar del ejemplo es su ejemplaridad, no su contenido. Si<br />
Francia pudo, quizás nosotros también podamos, pero empujando<br />
desde nuestras propias potencialidades.<br />
–En la novela hay un abrupto cambio de tono cuando<br />
introduce la crónica histórica. Marino, su protagonista<br />
argentino, cede la palabra a un escritor europeo.<br />
¿Tenía algún modelo en mente para esos capítulos?<br />
Ninguno en particular. Lo que debe querer decir que los tendría<br />
todos. Es verdad que quise escribir esa historia como si<br />
no la escribiera yo. Sin ser yo en el peor sentido: sin opinión,<br />
sin ironía. Sin estilo. Una historia plana, neutra, que narrara<br />
hechos. Fijate que a un escritor así lo llamás –lo llamamos–<br />
“europeo”. Como si ser europeo consistiera en alcanzar la<br />
neutralidad narrativa, la voz que narra sin narrarse. O en<br />
haberla alcanzado ya, porque ya estaría construida, dada.<br />
–El hecho de haber vivido y trabajado en Francia varios<br />
años me hace suponer que el manejo del francés tuvo<br />
que ver con alguna relación de distanciamiento que<br />
establece con la lengua… Pienso en una idea de Borges,<br />
de “El idioma de los argentinos”. Ellos son franceses, españoles,<br />
italianos, dice Borges, nosotros somos europeos. Es decir,<br />
nosotros, desde la periferia, tenemos la posibilidad de la irreverencia,<br />
de la subversión de valores, procedimientos, tópicos,<br />
algo que difícilmente ocurra desde el centro de una tradición<br />
nacional más larga, o más acendrada,<br />
o mejor definida. El castellano<br />
que hablamos en Argentina<br />
es una forma del extrañamiento<br />
del español. Me acuerdo de<br />
algo que dice Bioy en una carta<br />
desde España: con los españoles<br />
nos une todo, salvo la lengua.<br />
Yo diría que, del mismo modo,<br />
muchas cosas nos separan de<br />
los italianos, salvo la lengua, que<br />
nos une. La lengua de Buenos<br />
Aires es de palabras castellanas y<br />
filosofía italiana. Pero, al mismo<br />
tiempo, cualquier estilo, ¿no es<br />
una forma del extrañamiento<br />
de la lengua en que ese estilo se expresa? Me acuerdo de otra<br />
idea de Borges: cada familia habla su propio dialecto.<br />
–La París que recrea usted es una ciudad extrañamente<br />
solitaria, casi despoblada de franceses. Hacia el final<br />
es literalmente un desierto. Su personaje Bianco (construido<br />
a partir de la figura del escritor argentino Héctor<br />
Bianciotti), también parece ser un solitario como<br />
el narrador. Esta sensación, ¿partió de su experiencia<br />
allí, de su trato con Bianciotti? ¿O es algo que opera en<br />
un plano conceptual? Partió de la pura experiencia, de mi<br />
breve trato con Bianciotti, y opera, además, en un plano<br />
conceptual o simbólico. En París se vive solo. Bianciotti vivía<br />
solo. La soledad tiene otro signo: está más arraigada que entre<br />
nosotros. Yo conocí muy poca gente, casi ningún francés.<br />
Al final, la idea, en la novela, es hacer de París una estancia,<br />
un territorio arrasado por la barbarie, un desierto en el que<br />
podamos empezar de nuevo.<br />
–¿Piensa que hay un cambio en usted como autor si<br />
compara La Reja, su novela anterior, esta? La Reja y París<br />
y el odio son dos novelas distintas. París es más ambiciosa,<br />
presenta varias historias, es más meditada, y de estructura<br />
más fallida. La Reja es más intuitiva, más restringida, cuenta<br />
una sola historia y está más lograda, creo yo. Beatriz Sarlo<br />
dice que las segundas novelas se resienten del hecho de que<br />
son, en realidad, la novela cero. Se escribe una primera novela,<br />
con los recursos que se tienen, y luego, siempre según ella,<br />
se apela a materiales con los que ya se contaba, para escribir<br />
la segunda. Algo de razón tiene. Y también hay algo falaz<br />
en ese razonamiento. ¿Qué habría que hacer para evitarlo?<br />
La condición de posibilidad de la uno es indudablemente la<br />
cero. Por lo menos como modelo negativo: si hay uno es porque<br />
se trató de evitar los errores de la cero. Luego, si la uno<br />
fue pasable, u original, la dos no tiene modelo negativo del<br />
que distanciarse. O se reescribe la uno, o se apela al modelo<br />
de la cero, pero esta vez, antes que para distanciarse, para<br />
rescatar lo rescatable. ¿Cuál sería la alternativa? ¿La originalidad<br />
a cada paso? Pero entonces hay que entender que eso<br />
tampoco ocurrió con la uno<br />
84 85<br />
París, el territorio arrasado<br />
Con su segunda novela, París y el odio, MATIAS ALINOVI, presenta una versión desfasada y<br />
particular de una de las ciudades que más seduce al resto del mundo<br />
POR Nancy Giampaolo
Entrevista<br />
trece<br />
“Escribir es<br />
como vivir en<br />
paradojas”<br />
La escritora argentina CLAUDIA ABOAF creció<br />
junto a su abuelo y maestro Ulyses Petit de Murat,<br />
quien la inició en la lectura y la escritura. Durante<br />
varios años se dedicó a la astrología y a distintos<br />
emprendimientos gastronómicos. Como escritora<br />
ha publicado las novelas Medio grado de libertad<br />
(2003) y Pichonas (2014). Conversamos con ella<br />
acerca de El Rey del Agua (2016), su última novela:<br />
una historia que cuestiona la identidad y el futuro<br />
de nuestro planeta<br />
–Los personajes hacen una revisión de sí mismos y<br />
la novela parece entonces una invitación para que el<br />
lector se piense, ¿esto ha sido parte de su intención al<br />
escribir? Yo creo que si produce esa experiencia en el lector<br />
es porque también el autor estaba viviendo una experiencia,<br />
pensando acerca de quién es ese adentro de uno mismo.<br />
Pero no de quién es uno en un sentido de filiaciones, o en los<br />
hechos que van constituyendo una identidad, si no negándola.<br />
Y cuando el autor propone una experiencia, porque la<br />
está investigando y la está viviendo, de alguna manera esa<br />
experiencia se traslada al texto y de allí al lector. En este caso<br />
la vincularía directamente con la deconstrucción de identidad.<br />
En El Rey del Agua nos encontramos efectivamente con<br />
dos hermanas que se enfrentan entre ellas, y con la identidad:<br />
Juana deja que la identidad se diluya en Internet y Andrea en<br />
cambio, la interpela. Ella, Andrea afirma en la novela que “no<br />
hay hija” y con esto expresa su vivencia de la identidad como<br />
alguna clase de simulación. Para ella es inaceptable comprender<br />
la identidad como una sumatoria de hechos.<br />
–La novela cuestiona el paradigma de la identidad. Ya<br />
sea por abandono, por robo, por pérdida, por búsqueda,<br />
la identidad es un territorio líquido y el tema central...<br />
El paradigma de la identidad está cuestionado en toda la<br />
medida en que la autora pudo cuestionarla. A veces uno puede<br />
empujar ciertas ideas o pensamientos pero aparecen límites<br />
emocionales, mentales o formales. A pesar de que muchas veces<br />
el Delta se come un poco la novela y aparece casi como un<br />
personaje más, la interpelación al concepto de identidad tiene<br />
muchas vertientes que confluyen en los personajes.<br />
–En la novela se habla de transpropiación, ¿qué relación<br />
tiene con identidad? Lo que nosotros llamamos<br />
identidad en realidad es un proceso que en El Rey del Agua<br />
se define como transpropiación: un evento vincular. Es<br />
cuando la mente y ese que está en el espejo se reconocen.<br />
Recién a partir de esta primera relación será posible luego la<br />
relación con los demás. Cuando el ente y el pensamiento se<br />
encuentran, ese evento es la transpropiación. Si esto no ha<br />
ocurrido, ha sido abortado, abandonado o interrumpido, la<br />
identidad no podrá vincularse consigo ni con los demás. Por<br />
eso los desaparecidos, los NN, como dijo Videla, no están y<br />
si no están no existen. La idea, la anulación de la identidad,<br />
la consecuente imposibilidad de vincularse, que la dictadura<br />
ejecutó metódicamente, proviene de ideas oscuras de raigambre<br />
profunda y poderosa.<br />
–Más arriba habló de alteridad. La novela avanza de a<br />
pares, entre dos orillas. Se percibe el vaivén del agua<br />
en el ritmo de la acción, ¿esto formó parte de un plan<br />
de escritura previo? En mi prosa, sobre todo en esta novela<br />
y en la anterior, Pichonas, mi única función es desviarme. Mi<br />
trabajo consiste en que cada vez que me aparece un obstáculo<br />
formal (un precepto, un concepto, algo estudiado, un<br />
canon) mi única fuerza es evadir ese obstáculo para dejar<br />
que el texto se desvíe. La vivencia de la escritura es paradójica:<br />
hay materialidad –papel, límites, tiempos de entrega,<br />
correcciones, un editor, necesidad de curvar la trama hacia<br />
un final– y en este aspecto no voy a negar que no haya plan,<br />
pero básicamente mi trabajo es dejar que el texto se desvíe.<br />
No me cuestiono si me salgo de un género para pasar a otro,<br />
no dejo que nada condicione el texto. Estoy muy determinada<br />
interiormente hacia la libertad narrativa. Por ejemplo, esta<br />
novela fue reseñada una o dos veces como ciencia ficción y yo<br />
no lo discuto, porque así como no quiero asumir un género<br />
cuando escribo, tampoco me molesta que le adjudiquen un<br />
género o varios. No quiero establecer esa discusión.<br />
–Pasemos al Delta: paisaje y personaje, reflejo del paisaje<br />
interior, en diálogo constante con la historia. El Delta<br />
como anuncio, refugio y también el paisaje personal<br />
de la escritora. Hablemos de los paisajes de la novela<br />
confluyendo con los paisajes del escritor... El río fue para<br />
mí un auténtico descubrimiento. Nunca pensé que me iba a<br />
enamorar de esta manera. Un amor tan inútil como enamorarse<br />
del río. El Delta fue un territorio desconocido para nuestro<br />
país por mucho tiempo. Recién con las crónicas de Sarmiento<br />
o Marcos Sastre, que alucinaron con el Tigre, se tienen<br />
referencias escritas. Hay bitácoras anteriores pero aportaron<br />
datos inconsistentes. El Delta es un paisaje que provoca una<br />
visión fantástica y, tanto a mí como a estos cronistas mencionados<br />
nos ha distorsionado los sentidos. Supongo que se<br />
relaciona con el agua, que de por sí encierra gran cantidad de<br />
significados, como decía Heráclito “nunca es el mismo río”,<br />
y en el caso de los ríos del Delta también su falta de transparencia.<br />
Lo que no se ve se imagina. Estar inmersa en este<br />
monte blanco con el río oscuro desplegó un territorio fecundo<br />
para la fantasía y el desvío: el Territorio Líquido.<br />
–Primero fue Pichonas; ahora, El Rey del Agua…<br />
¿y después? Después, El ojo y la flor que está en proceso<br />
de escritura y que dará cierre a esta trilogía involuntaria.<br />
Cuando escribí Pichonas no tenía un plan de trilogía, pero<br />
al término de la escritura me di cuenta de que había una<br />
continuidad luego de ese “último miedo posible” que habían<br />
vivido las hermanas. Y la pregunta fue: ¿qué viene después<br />
del miedo? Esas dos mujeres habían quedado vacías de la<br />
identidad conocida hasta ese momento, luego del miedo: el<br />
vacío, y luego, construir una nueva identidad. Y al término<br />
de El Rey del Agua me pregunto qué viene después de la<br />
identidad o de la nueva modalidad de identidad, luego que<br />
ha negado todo lo anterior, ha sentido que “no hay nadie aquí<br />
adentro” como dice Andrea. Entonces pongo el foco en el<br />
vínculo: es el turno ahora de interpelar el vínculo desde múltiples<br />
planos. Estoy investigando los aspectos biológicos, los<br />
orígenes de lo vincular en lo celular, cómo se va constituyendo<br />
todo lo que llamamos vincular. Creo que en general desconocemos<br />
los procesos fundamentales que nos costituyen,<br />
como la sinapsis en el cerebro. O desarrollos biológicos que<br />
dan formas dependientes y creativas de manera simultánea.<br />
El ojo de ciertos insectos ha desarrollado capacidad para ver<br />
colores a la vez que la flor desarrolla esos colores, para que<br />
el ojo del insecto la vea y la siga polinizando. Este proceso<br />
se llama simbiogénesis e implica darse cuenta de hasta qué<br />
punto estamos en permanente estado de relación...<br />
–¿Es por esto que en El Rey del Agua predomina<br />
la fragmentación y los personajes que no están en<br />
relación? Es cierto. Los vínculos en El Rey del Agua son<br />
muy precarios, en todos los casos. Las hermanas comparten<br />
información genética pero no tienen casi ninguna relación.<br />
Las parejas son inusuales. ¿Cómo se van a encontrar estas<br />
hermanas en El ojo y la flor? No lo sé. El foco está ahora en<br />
el vínculo y no en las identidades. Me es mucho más fácil verlo<br />
en El ojo y la flor que entre las personas<br />
86 87<br />
POR Carolina Di Bella
Tema de tapa<br />
cinco<br />
ARTE Y<br />
SEDUCCIÓN<br />
POR Kekena Corvalán*<br />
88<br />
La expresión felicísima “arte y seducción” pareciera un pleonasmo<br />
(figura retórica que consiste en explicitar dos términos<br />
que son redundantes). Es difícil que el arte no seduzca,<br />
aunque sea terrible, porque la belleza estética guarda en su<br />
apreciación moderna mucho del sublime que nos despierta<br />
la naturaleza. El arte contemporáneo en particular, es una<br />
vía de encantamientos.<br />
Y cuando nombremos “arte”, de ahora en más, pensemos no<br />
solo en las llamadas “bellas artes”, en sentido restringido, es<br />
decir en las “Fine Arts”: pintura, escultura y grabado. Pensemos<br />
en la literatura, en el diseño, en las artes escénicas,<br />
en la arquitectura, en el urbanismo, y también, ¿por qué<br />
no?, en las que yo denomino “artes domésticas”, territorio<br />
en el que me siento una especialista, sin dudas. Es decir:<br />
el tejido, la cocina, la orfebrería con objetos de descarte, la<br />
jardinería, la ambientación, el fuego del hogar, los gestos<br />
cotidianos que no buscan más que instalar una interrupción<br />
placentera, un pequeño desvío, que sumado, posibilita otra<br />
manera de vivir. De última, no es otra cosa lo que pedían las<br />
vanguardias artísticas de comienzos del siglo pasado, los que<br />
se pensaban a sí mismos artistas modernos: unir arte y vida.<br />
89
90<br />
También podemos reflexionar desde la mera recepción,<br />
porque siento que en esto que acabo de enumerar hay una<br />
toma de posición productivista, desde la que estamos pensando<br />
la relación arte/seducción con la premisa beuysiana<br />
(por Joseph Beuys) de que toda persona es un artista. Solo<br />
mencionar lo que se conoce como Síndrome de Stendhal,<br />
en honor a lo que le sucede a Julien Sorel, protagonista de<br />
la novela Rojo y negro, de dicho escritor, esa dulce dolencia<br />
corporal, irrefrenable, que nos invade frente a ciertas obras<br />
de arte totalmente canónicas, con rasgos de epidemia en<br />
ciudades como Florencia y Roma, donde la gente simplemente<br />
se desmaya delante del David de Miguel Ángel.<br />
Dicho esto, comencemos a enumerar posibles estaciones<br />
del recorrido, desde donde detenernos para asombrarnos<br />
en la capacidad seductora del arte. Por ejemplo, la arquitectura.<br />
En las ciudades, el “arte edilicio del arte” puede ser<br />
un tema en sí mismo. Muchos museos, construidos por los<br />
grandes popes especialistas como el estadounidense Frank<br />
Gehry (MOMA de Nueva York, Guggenheim de Bilbao)<br />
o la anglo-iraquí Zaha Hadid (MAXXI de Roma, Palacio<br />
de la Ópera de Cantón, en China), o nuestra muy cercana<br />
ítalo-brasileña Lina Bo Bardi (Museo de Arte Moderno de<br />
San Pablo), o, en nuestra ciudad de Buenos Aires, el edificio<br />
que alberga la Colección Fortabat en Puerto Madero, obra<br />
del uruguayo Rafael Viñoly, son en sí mismos grandes<br />
moles que buscan interactuar con lo que contienen y valen<br />
escultóricamente, digamos, desde su sola presencia.<br />
Y en la esfera cotidiana, ya que mencioné las artes domésticas,<br />
la teoría arquitectónica también intervino y produjo debate.<br />
El ornamento, ese complemento del toque seductor,<br />
la bijouterie del espacio, dividió aguas en las dos grandes<br />
líneas a favor y en contra de revalorizarlo. Del lado de dotar<br />
cada objeto, por nimio que fuera, de estética, sin dudas,<br />
gana de lejos la Bauhaus (1919-1933), como proyecto integral,<br />
aunque la escuela de Glasgow (1845) y el movimiento<br />
Arts&Craft (hacia 1880) hayan sido los precursores. En el<br />
otro extremo, Adolf Loos y su famoso escrito, coetáneo de<br />
estas miradas, El ornamento como delito (1908).<br />
En la otra orilla, casi evanescente en su polifonía, quizás<br />
los laureles se los lleve la literatura, la reina mimada de las<br />
artes del tiempo, como las llamaría Gotthold Ephraim<br />
Lessing, junto al teatro y la música.<br />
Hay un camino directo –aunque no por ello sencillo– al<br />
asomarnos a la relación arte/seducción desde la poesía o la<br />
narrativa, y es sin dudas, esa maravilla del no menos divino<br />
Roland Barthes, Fragmentos de un discurso amoroso<br />
(1977), que simplemente comienza diciendo: “Es pues un<br />
enamorado el que habla y dice: ‘Me abismo, sucumbo...’”,<br />
en lo que puede ser, en tres palabras, la definición más<br />
acertada del pinchazo (del punctum, para seguir andando<br />
con el maestro), casi catástrofe y melodrama, seductor:<br />
abismarse, sucumbir.<br />
Yo recomendaría a cualquiera que quiera meterse en la<br />
camisa de once varas de la relación arte/seducción que<br />
comience por aquí, por el divino Roland, que será un<br />
camino más arduo, seguramente, que mirar figuritas o gifts<br />
animados, pero el más fructífero y revelador. La escritura<br />
barthesiana es la reina del encantamiento, es pura magia<br />
seductora, es un camino iniciático, un coito lector/autor en<br />
permanente demora.<br />
Allí, en Fragmentos…, está todo y solo cito la más efectiva<br />
y fundante, que no podría más que ser francesa (porque la<br />
seducción como constructo cultural, ¿en qué otro idioma<br />
podría hablarnos?): Gustave Flaubert, Charles Baudelaire,<br />
Marcel Proust, Paul Verlaine, pero también<br />
los de idioma nórdico, para decirles de algún modo<br />
aglutinante: Johann Goethe, Thomas Mann, Rainer<br />
Maria Rilke.<br />
Desde aquí vemos claramente que lo que une arte y seducción,<br />
y que rige para cualquier lenguaje artístico, es el pacto<br />
ficcional, esa capacidad de postular, aunque más no sea teóricamente,<br />
que somos otro/a, creando un verosímil inédito,<br />
contextual y seguramente efímero.<br />
Ahora vuelvo a las artes visuales. Es que el llamado arte<br />
contemporáneo, en esta otra línea que pareciera divergir<br />
completamente del Roland Barthes de Fragmentos de un<br />
discurso amoroso, pleno de voces tan expresionistas que<br />
modelan el mundo desde la opacidad, pareciera ser una<br />
escuela, una tendencia que seduce, sin dudas, desde la<br />
impresión.<br />
Aquí creo que la seducción es fría, quizás por predominio<br />
del giro conceptual, aunque el cuerpo esté más presente<br />
que nunca. Es fría como el infierno de Dante y el de<br />
Hieronymus Bosch. Porque es frío el fuego del infierno<br />
donde circula la imagen contemporánea. Y permítaseme<br />
acudir a Georges Didi Huberman, uno de los teóricos<br />
más importantes en el tema. La imagen tiene esa capacidad<br />
de tocar lo real. Y agrega la frase del poema de Rilke: “Si<br />
arde, es que es verdadera”. La imagen visual seduce porque<br />
arde, es fría (intelectualmente, es puro concepto a la vez) y<br />
toca lo real. La imagen visual seduce por la crisis, la contradicción,<br />
porque en realidad nos mira como el mejor (en el<br />
sentido de cabal), de nuestros síntomas.<br />
Solo menciono aquí, pensando en la imagen que es fría<br />
y arde, a la llamada escuela sensacionalista, como le diría<br />
Therry Smith, que domina el arte contemporáneo (definiéndolo<br />
como sinónimo de mercado de obras, objetos,<br />
personajes), con los artistas de Charles Saatchi (los<br />
tradicionales Young British Artists: Damien Hirst, Tracey<br />
Emin, los hermanos Chapman, Sarah Lucas o Rachel<br />
Whiteread, por mencionar algunos) a la cabeza, pero<br />
donde también se alinean otras personalidades como Ai<br />
Wei Wei, Richard Serra, Anish Kapoor, Jeff Koons,<br />
Takashi Murakami y tantos otros que exhiben sus nuevas<br />
maravillas del mundo por las bienales, espacios de arte<br />
público y ferias del mundo.<br />
Abriendo el juego, en primer lugar, si pienso desde esta<br />
deriva en el audiovisual, en el videoarte, en la imagen en<br />
movimiento, lo primero que se me representa es la producción<br />
del videoartista Bill Viola, especialmente en<br />
sus series húmedas (además de frías), tan cercana a la vez<br />
a la escultura, en su forma expansiva y combinada que es<br />
la instalación, que pareciera ser LA fine art de estas épocas<br />
por definición, por capacidad seductora y por presencia en<br />
la mayoría de las propuestas curatoriales o museísticas del<br />
mundo occidental y cercanías.<br />
En segundo lugar, siempre desde esa intersección del arte<br />
con lo real, vía el despliegue seductor, pienso en la performance,<br />
el otro gran lenguaje en el que se vehiculiza el<br />
tráfico por las fronteras de la imagen, donde ya no es lo que<br />
se muestra, sino lo que provoca y acciona. Marina Abramovic,<br />
despidiéndose de su compañero de treinta años,<br />
Ulay, en una peregrinación por la muralla china donde cada<br />
uno comienza de una punta y al llegar al medio se separan.<br />
Pero también en las performances durativas de Vanessa<br />
Beecroft y sus instalaciones de mujeres.<br />
Finalmente, algunas consideraciones sobre las artes<br />
domésticas. Yo las relaciono con lo que dejé afuera hasta<br />
ahora, que contrapongo aquí a lo que llamé arte contemporáneo,<br />
es decir, las prácticas artísticas que están por fuera<br />
del mercado, por fuera de las agendas mundiales y de las<br />
enunciaciones de la grandilocuencia museística, fundamentalmente<br />
estadounidense, pero también europea y asiática,<br />
que tienen que ver con las prácticas cotidianas y las mayorías<br />
minorizadas, es decir, ¡con todos nosotros! Domésticas,<br />
por la casa, obviamente, y con todas sus tensiones público/<br />
privado, íntimo/exterior. Allí me apoyo, en el pliegue, tan<br />
seductor como todos los pliegues, de los artistas de pequeño<br />
gesto, del acontecimiento que es bello pero no lindo,<br />
porque encierra memorias, trizas, Historia, cultura, región,<br />
microterritorialidades, y desde allí dispara el efecto poético.<br />
Dejo para otra nota posible la seducción del giro afectivo,<br />
político, lúdico y esperanzador, donde el infierno arde como<br />
el fuego sordo de Cortázar, que me despiertan las prácticas<br />
artísticas, donde además, hay tanto y tanto hacer por parte<br />
de artistas que se mueven desde América Latina, por ejemplo.<br />
Una seducción que se construye situadamente, porque<br />
tiene que ver con quedarnos disfrutando el aquí y ahora, y<br />
con la posibilidad de compartirlo. Hay un mundo fuera del<br />
arte contemporáneo hecho de otras formas que escapa a<br />
estas lógicas apenas esbozadas aquí, en el que estamos los<br />
otros, buscando potencialidades, los gozosamente condenados<br />
de las pantallas, haciendo el día a día.<br />
Quizás el desafío es esta contradicción, de vivir y sucumbir<br />
y abismarnos a todos los posibles, a todos los otros mundos<br />
que hay, y que como dijo Paul Eluard, están en este<br />
* Curadora y crítica de arte.<br />
91
LO QUE COCINO, BEATRIZ CHOMNALEZ<br />
Salados, dulces y algunas de las preparaciones básicas que se<br />
utilizarán en las recetas, conforman el contenido, así como recuerdos<br />
de la historia culinaria de la autora e intervenciones de sus<br />
maestros y alumnos. Este sería un resumen de Lo que cocino, pero<br />
dicho así no da cuenta de la pasión que transmite por la cocina y<br />
por ese ansia de superación y de descubrir nuevas alquimias que<br />
han hecho de Beatriz una gran cocinera y una fabulosa maestra de<br />
cocineros. En cuanto a las recetas, delicia, elegancia, inspiración.<br />
VIDA GOURMET<br />
Un mundo de pequeños detalles que hacen la diferencia<br />
Seducción con acento francés<br />
Esta receta, incluida en Lo que cocino, pertenece a Gérard Mulot,<br />
con quien Beatriz Chomnalez se formó como pastelera.<br />
92<br />
POR Mónica Tracey<br />
Beatriz Chomnalez, la cocina y<br />
Francia, un amor que hizo escuela<br />
Sobrio y deslumbrante, así es el primer libro de cocina de<br />
Beatriz Chomnalez, donde recorre minuciosamente sus<br />
recetas y procedimientos a la par que transmite su gran enseñanza:<br />
la cocina es cultura y un cocinero debe ser una persona<br />
culta. Menuda y con 86 años, es la gran maestra de la gastronomía<br />
francesa en la Argentina, y la formadora de muchos de<br />
los grandes cocineros de la actualidad. Y curiosamente, esta<br />
vocación, que la ubicó en ese lugar empezó al borde de los 50,<br />
cuando ya tenía una vida hecha. El motor lo encontró en sí<br />
misma, en su propia inquietud por encontrar nuevos sabores,<br />
distintos procedimientos, o como ella lo llama, su aburrimiento<br />
ante un plato ya logrado. En parte, ese es el motivo por el cual<br />
recién ahora publica un libro con sus recetas, con su historia.<br />
“El problema que siempre se me plantea es que un plato que<br />
hago hoy, mañana es obsoleto para mí. Entonces tengo miedo<br />
de que este libro, el día que se publique, no sea ya lo que haría<br />
hoy. Es difícil de explicar pero es así”, dice en la apertura de<br />
Lo que cocino.<br />
Claro que su fascinación por la cocina estuvo siempre, cuenta<br />
Beatriz, y mucho le reconoce a su abuela, de quien heredó<br />
el manejo de los pescados, los mariscos, las aves y las carnes.<br />
Dice que también sus padres cocinaban, y que de esa herencia<br />
fue internalizando gustos y formas, sin saberlo por entonces.<br />
“Ya casada, mi hogar era el lugar permanente de reuniones<br />
con amigos que eran fans de mi comida sencilla”, recuerda y<br />
nombra entre sus entusiastas comensales a Manuel Mujica<br />
Láinez, Jorge Luis Borges y María Kodama, Héctor<br />
Bianciotti y Daniel Barenboim, a quien conoció cuando<br />
ella tenía 18 años y él 6, y ya era un prodigio en el piano. Beatriz<br />
se hizo amiga de los padres y lo llevaba al pequeño artista<br />
a jugar a la pelota. Desde aquellos tiempos son amigos y fue<br />
Barenboim quien escogió el título de su libro.<br />
El mundo de la literatura, de la música, del arte, son para la<br />
cocinera y maestra, un anclaje de absoluta necesidad para<br />
quien quiera dedicarse a la cocina. “En ese plato que preparás<br />
no vas a poder leer Las flores del mal de Baudelaire, pero<br />
de alguna manera va a estar presente. Solo así los demás van a<br />
poder ‘leer’ tu plato”, dice.<br />
Algunos de sus destacados alumnos, quienes participan de<br />
Lo que cocino con sus comentarios, llenos de admiración y<br />
agradecimiento, recuerdan este particular rasgo de su formación<br />
junto a Beatriz. “Con ella aprendí que siendo cocinero se<br />
puede y se debe ser una persona cultivada. Aprendí lo lindo de<br />
saber, la valoración de la belleza de la persona en su dimensión<br />
espiritual. Su forma de enseñar el trabajo gastronómico me llevó<br />
a comprender profundamente la dimensión cultural, ritual y<br />
social de la cocina”, dice Mauro Colagreco.<br />
En cuanto a su propia educación formal en la cocina, todo<br />
empezó con el reencuentro con un viejo amor: Francia. Desde<br />
muy pequeña Beatriz estuvo unida a la cultura de ese país,<br />
del que aprendió la lengua y amó a sus grandes escritores.<br />
Junto a su esposo, Raúl Chomnalez, decidieron tomarse un<br />
tiempo sabático allí, donde dos de sus tres hijos iban a cursar la<br />
universidad, en 1978. La cocina era una asignatura pendiente<br />
y fue en la escuela La Varenne y luego en Le Cordon Bleu<br />
donde su vida comenzó a cambiar para siempre. Cuando volvió<br />
a la Argentina, en 1981, Tamara Di Tella, quien había probado<br />
sus delicias en París, cuando la visitaban con Guido Di Tella,<br />
le propuso que diera clases a ella y a un grupo de amigas.<br />
Fue entonces cuando Beatriz tomó contacto con la alegría de<br />
enseñar, algo que sigue haciendo hasta hoy, además de liderar<br />
su empresa de catering. “Cuando empecé a dar clases me encan-tó.<br />
En el primer encuentro les hice probar nada más que<br />
fondos de cocción durante un día entero. Bajaba a las dos de<br />
la madrugada a la cocina para abrir la heladera y ver si había<br />
prendido la salsa española”, cuenta en su libro y deja en claro<br />
ese grado de exigencia que la marcó y que dejó huella en tops<br />
como Colagreco o Germán Martitegui, Estanislao Carenzo,<br />
Rodrigo Sieiro y Paula Méndez Carreras, entre<br />
otros jóvenes grandes.<br />
El primer libro de Beatriz Chomnalez está dedicado a<br />
su nieta, Lola Luna, que fue asesinada en Uruguay en<br />
diciembre de 2014. La hija de Diego Chomnalez tenía 15<br />
años recién cumplidos, y es un golpe del que su abuela sabe<br />
que nunca se repondrá<br />
Torta de Chocolate Gérard Mulot<br />
Ingredientes para 2 unidades<br />
Biscuit<br />
-150 gr de chocolate cobertura semiamargo<br />
-150 gr de manteca<br />
-90 gr o 5 unidades chicas de yemas de huevo<br />
-160 gr de azúcar impalpable<br />
-30 gr de harina 0000<br />
-100 gr de harina de almendras<br />
-175 gr o 5 unidades chicas de claras de huevo<br />
Ganache<br />
-100 gr de chocolate cobertura semiamargo<br />
-150 ml de crema de leche<br />
Preparación<br />
1. Para el biscuit, forrar bases de dos aros de 20 cm de diámetro<br />
y 8 cm de altura con papel de aluminio. Enmantecar y reservar en<br />
la heladera.<br />
2. En un bol, fundir el chocolate y la manteca a baño María. Retirar<br />
del calor. Añadir las yemas de a una por vez, removiendo con un<br />
batidor de alambre hasta integrar.<br />
3. Tamizar el azúcar impalpable y la harina. Mezclar con la harina<br />
de almendras. Incorporar en dos partes sobre la mezcla de yemas,<br />
integrando con una espátula.<br />
4. Aparte, batir las claras hasta obtener punto nieve. Incorporarlas<br />
a la mezcla con movimientos envolventes de espátula.<br />
5. Verter sobre los aros fríos cubriendo 2/3 partes de los mismos<br />
y hornear a 170º C. Retirar cuando al introducir un palillo, este<br />
salga sin rastros de masa. Reservar a temperatura ambiente.<br />
6. Para elaborar la ganache, picar el chocolate y ponerlo en un bol.<br />
Calentar la crema de leche hasta llegar casi al punto de hervor y<br />
verterla sobre el chocolate picado. Dejar unos minutos en reposo<br />
y mezclar con un batidor de alambre, desde el centro hacia los<br />
bordes. Reservar a temperatura ambiente.<br />
7. Desmoldar los biscuits una vez que estén fríos. Apoyarlos sobre<br />
una rejilla y bañarlos con la ganache tibia.<br />
8. Quitar los excedentes de chocolate con una espátula plana<br />
inclinada. Reservar en un ambiente fresco y seco hasta que la ganache<br />
tome consistencia. Para cortar, usar un cuchillo ligeramente<br />
humedecido con agua caliente<br />
93
Museos<br />
del mundo<br />
El castillo de Drácula<br />
POR Martín Garrido<br />
La fantasía es más atrayente que la verdad. Por lo menos a la<br />
hora de viajar. Basta que uno diga Transilvania para que sienta<br />
el escozor del miedo y por esa misma razón el imponente<br />
Castillo de Bran se ha convertido en una de las atracciones<br />
más provechosas para Rumania. Levantado al pie de los<br />
montes Cárpatos no es en realidad un museo. Pero su dueño,<br />
Dominico De Habsburgo, permite visitarlo y se habla de<br />
proyectos para el acceso al interior de pasajeros estables.<br />
Dos escritores irlandeses encendieron la imaginación con el<br />
vampirismo. Joseph Thomas Sheridan Le Fanu (1814-<br />
1873) que con sus relatos de misterios dio pie al mismo<br />
Byron para hablar del tema y su novela Carmilla abrió una<br />
línea de lesbianismo erótico que fue corriéndose a la pornografía<br />
mucho después. Su colega Bram Stoker (1847-1912),<br />
inspirándose en el castillo de Bran y en el Conde de Drácula<br />
le puso escenario a la pasión del que comenzó a llamarse<br />
“El Príncipe de las Tinieblas”. Aunque en realidad, el lugar<br />
donde vivió el aristócrata con fama de empalador, estaba en<br />
el castillo de Poenari, en las montañas de Fagaras que está<br />
abandonado y a cuyas ruinas se puede acceder por escaleras<br />
con 1480 escalones. Allí vivió Vlac Draculea al que consideran<br />
héroe nacional y nada tiene que ver con el personaje de<br />
Stoker. Sería todo lo contrario.<br />
La competencia entre ambos castillos marca la diferencia<br />
y la ficción le gana por abrumadora mayoría a los hechos<br />
reales verificables. Hasta el punto de que el año pasado, para<br />
celebrar Halloween, el 31 de octubre, siguiendo el calendario<br />
celta porque es una celebración pagana, se hizo un concurso<br />
para premiar a una pareja que quisiera pasar esa noche durmiendo<br />
en el Castillo de Bran. No al pie de la letra porque<br />
podían hacerlo en camas y no tumbas. Y “un Bram Stoker”<br />
fue el maestro de ceremonias.<br />
El propietario estuvo en tratativas para venderlo a un millonario<br />
ruso en 50 millones de dólares. No llegaron al acuerdo.<br />
Según Forbes la valuación sería de 140 millones que podría<br />
ser mucho mayor si se lo convirtiera en un parque temático<br />
más aproximado a la fantasía de los visitantes.<br />
Precisamente ese dato es el que convirtió el tema en uno de<br />
los más reiterados del cine. Desde el mudo con Nosferatu<br />
de F. W. Murnau a la primera película hablada de Fritz<br />
Lang a la que luego siguieron varios grandes directores<br />
como Francis Ford Coppola o los productores de la saga<br />
Crepúsculo con una gran audiencia adolescente. También<br />
fueron grandes actores los que corporizaron al personaje<br />
desde Bela Lugosi, Lon Chaney o John Carradine<br />
en el terror. Pero también con los notables como Christopher<br />
Lee, Klaus Kinski o los elegidos por Coppola, Gary<br />
Oldman y Willem Dafoe. La estadística dice que hay<br />
236 películas sobre el tema y confirma que la popularidad de<br />
Drácula supera incluso a Sherlok Holmes.<br />
Literariamente la obra mereció el elogio de Oscar Wilde,<br />
entre otros y en su descendencia en libros más vendidos hay<br />
que agregar Entrevista con el Vampiro de Anne Rice en<br />
1994, que Neil Jordan convirtió en film con Tom Cruise<br />
y Brad Pitt.<br />
Información útil<br />
Construido en 1382 en lo alto de una roca de doscientos metros de<br />
altura, es el lugar de paso obligatorio en Transilvania. Con sus torres<br />
y torreones, actualmente bien conservados, es el lugar histórico más<br />
publicitado de Rumania a partir de 1989. Precisamente cuando fue<br />
derrocado y ejecutado el dictador Ceausescu y su mujer Elena, se<br />
hicieron mejoras para atraer el turismo creciente.<br />
Monumento histórico de Rumania.<br />
Str. General Traian Mosoiu, n° 24,<br />
Bran, cerca de Brasov<br />
Transilvania.<br />
95
Turismo<br />
internacional<br />
Dublín, la ciudad de los poetas<br />
POR Horacio de Dios<br />
Dentro de la red de ciudades creativas de la Unesco es la<br />
Ciudad de la Literatura desde el 2010, en un pie de igualdad<br />
con otras como Edimburgo, Praga o Barcelona el año próximo.<br />
Tiene cuatro escritores en los Premios Nobel desde 1923<br />
con William Butler Yeats (que incluía la biblioteca personal<br />
Julio Cortázar), Bernard Shaw en 1925, Samuel<br />
Beckett en 1969 y Seamus Heaney en 1995. Y está en<br />
carrera John Banville que se llevó el Premio Príncipe de<br />
Asturias en España.<br />
Sin detenernos en la imaginación de Jonathan Swift con las<br />
aventuras de Gulliver, el miedo en las tentaciones de Drácula<br />
de Bram Stoker y la vida y obra de Oscar Wilde que tiene<br />
su eco en la escultura de color más polémica de sus parques.<br />
Con una enorme omisión en los Nobel, comparable con la<br />
de Jorge Luis Borges, porque no incluyen a James Joyce<br />
(1882-1941), considerado uno de los más notables creadores<br />
de nuestro tiempo. Sus cuentos de Dublineses son una de las<br />
compañías más convenientes para el viajero en la capital de<br />
Irlanda o a través de los libros en el turismo de living.<br />
Música por M 2 desde vikingos y celtas<br />
Irlanda, la isla verde con una sola frontera terrestre (Irlanda<br />
del Norte) tiene una historia que se remonta en la prehistoria<br />
antes de los vikingos que pasaron por allí. Sin hablar de<br />
los celtas que forman parte de su convivencia cultural como<br />
lo expresa su folclore. Y sus raíces en las obras actuales de<br />
Enya, Sinead O’connor, Bob Geldof, The Chieftans o<br />
The Dubliner en una corta síntesis.<br />
La mayoría de sus artistas más conocidos nacieron en<br />
Dublín, que a sus muchos títulos agrega ser la Capital de la<br />
Cultura desde 1991. Es pequeña, lo mismo que París y mide<br />
la mitad de nuestra Capital Federal (115 km2 versus 203) De<br />
la misma manera que los perfumes cuanto más chico son los<br />
envases, más caros son.<br />
Al recorrerla, con letra y/o música de compañeros de ruta,<br />
nos va llevando al ritmo de caminata con la ayuda del transporte<br />
público que sumó a sus doscientas líneas de ómnibus,<br />
el LUAS la red de tranvías, desde 2004, que se considera un<br />
tren ligero cómodo y ecológico al uso del siglo XXI. Para distancias<br />
mayores está el DART que permite recorrer la zona<br />
costanera y luego hacia toda Irlanda y más allá.<br />
El río Liffey que atraviesa el país y su capital posee numerosos<br />
puentes para inmortalizar el paseo con el celular. Desde<br />
el más antiguo de 1764, hasta los más recientes y polémicos<br />
del español Santiago De Calatrava, que son una atracción<br />
en sí mismos y recuerdan, entre otros, a Samuel Beckett,<br />
James Joyce, Sean O’casey.<br />
El barrio de Temple, desde el siglo 16 a U2<br />
usaron sus exteriores se destacan, por ejemplo Far and Away<br />
(Horizonte muy lejano) con Nicole Kidman y Tom Cruise,<br />
así como la notable Once (que significa “una vez”, más que un<br />
punto cardinal). Fue tan exitosa que desde la pantalla en 2007<br />
llegó a Broadway en 2012 y actualmente sigue en gira. Una de<br />
sus canciones: “Falling Slowly” ganó el Oscar a la más original.<br />
El romance del joven irlandés con la inolvidable inmigrante<br />
checa (Glen Hansard y Markéta Irglová) puede ser una<br />
mejor guía para turismo temático en Dublín que la de Bono y<br />
sus amigos en toda Irlanda.<br />
Grafton Street entre Once y Molly Malone<br />
La calle comercial peatonal más famosa es Grafton Street y<br />
forma parte de la aristocracia mundial de las tiendas. Y, por<br />
supuesto, presente también en la literatura. Joyce la cita a<br />
menudo en Dublineses. Y la escena del encuentro de Once<br />
se produce entre un cantante ambulante y una vendedora<br />
de flores. En la misma calle está el comercio donde un piano<br />
sirvió de Cupido. Luego, el vecino parque de St. Stephens,<br />
equivalente a Palermo continuó la tarea.<br />
También es un paseo tan inevitable como grato cerca de la<br />
Universidad Trinity y con otro personaje encantador, Molly<br />
Malone, una pescadora que cambiaba de tarea por las noches<br />
y que ahora es una estatua de bronce muy sexy. Que además<br />
tiene un ejemplo audiovisual porque una canción muy popular<br />
repite su pregón mientras llevaba su carrito de pescado:<br />
“Berberechos y mejillones frescos”.<br />
al costado otro pilar con un torso masculino que representa a<br />
Dionisio, el dios del vino, la juventud y el teatro. También hay<br />
numerosas inscripciones con sus pensamientos y ocurrencias.<br />
Como despedida es oportuno recurrir a otro irlandés como<br />
George Bernard Shaw: “No debe olvidarse que, a pesar de<br />
que por cultura Wilde era un ciudadano de todas las capitales<br />
civilizadas, de raíz era un irlandés muy irlandés, y, como tal,<br />
un extranjero en todas partes menos en Irlanda”<br />
TESTIMONIO PERSONAL<br />
Horacio de Dios<br />
Se llaman igual que<br />
el avión espía... pero<br />
Es habitual recibir un pedido para traer algo al volver de un viaje.<br />
Al principio eran zapatillas de las marcas de moda que no llegaban<br />
a Buenos Aires. Luego, hasta el creciente auge de las copias piratas<br />
o no, fueron los discos que pesaban menos. Hace unos años, no<br />
demasiados aunque parezca una anécdota prehistórica, pasé un<br />
gran papelón. Me pidieron un álbum de Bono y sus amigos y no<br />
sabía cómo se escribía para pedirlo en una disquería. Solo atiné a<br />
pronunciarlo. Hoy, después de 150 millones de copias vendidas, ya<br />
sé que es U2. Aunque ignoro por qué parece un secreto comparable<br />
a la fórmula de una gaseosa igualmente globalizada.<br />
En 1960, el mismo año en que fue derribado GARY POWER (1927-<br />
1977), nacía PAUL DAVID HEWSON en Dublín, en una familia<br />
tolerante en materia religiosa cuando el enfrentamiento del IRA<br />
con el gobierno británico ascendía en violencia. Paul fue a una<br />
escuela secundaria de Mount Temple Comprensive School donde se<br />
armó el conjunto y se convirtió en “Bono” porque era necesario un<br />
sobrenombre y le gustaba que fuera la traducción de “buono” confirmando<br />
el talento italiano para la música. Allí también conoció a su<br />
mujer Alison que se convirtió en su esposa hace 34 años en la pareja<br />
más estable del mundo del rock. Tienen cuatro hijos, comparten las<br />
giras y viven en una casa de ensueño en las colinas de Killiney donde<br />
se puede llegar en tren DART hasta el camino a Vico Road. Tratan de<br />
mantener una vida normal manteniéndose apartados de la caravana<br />
de admiradores que solo pueden ver la mansión a lo lejos. A los<br />
Wilde, en colores entre sus dos deseos<br />
Entre el Trinity College y el Stephen Green, está la plaza<br />
Merrion y una de las mayores tentaciones de Dublín, sacarse<br />
una fotografía frente a la estatua de Oscar Wilde (1854-1900).<br />
Si bien el acceso al jardín está abierto de sol a sol, es frecuente<br />
que haya que esperar haciendo cola para la pose por la cantidad<br />
de turistas. La estatua enfrente de la casa donde nació (n°1<br />
96 53 años, cargado de infinitos premios por su música y su participación<br />
social, es el más rico del mundo con mil millones de dólares.<br />
97<br />
Pasado y presente son capítulos cambiantes y seductores que<br />
Merrion) está hecha por Danny Osborne, escultor irlandés y<br />
pueden iniciarse en el barrio de Temple, en pleno centro como<br />
financiada por Guinness. Se inauguró en 1997 y está montada Al escribir esta columna personal me quedé pensando en una sigla<br />
casi todas sus mayores atracciones peatonales. Sir William<br />
sobre una roca de 35 toneladas de cuarzo blanco. Wilde está compartida (U2) que se inició en el mismo año y tomó rumbos tan<br />
distinto desde la Guerra Fría (URSS-EEUU) a la Caliente en Irlanda<br />
Temple compró esas tierras en el siglo XVI que se fueron<br />
representado en sus 40 años, con una expresión ambivalente<br />
(IRA-gobierno Británico). El cine cuenta una parte en Puente de<br />
transformaron en los últimos años en una galería de celebridades.<br />
Sobre sus calles estrechas y empedradas se agolpan<br />
distintas para su chaqueta de smoking verde con cuello rosa. notables de los años de fuego en Dublín y Belfast. Una, que volví a<br />
de alegría y tristeza. Se usaron piedras de colores y texturas Espías de SPIELBERG y por la otra hay una sucesión de películas<br />
restaurantes y pubs que honran la memoria de Arthur Guinnes,<br />
que en 1759 elaboró la cerveza negra tipo stout. Una<br />
suman dos de bronce de menor tamaño de una mujer embara-<br />
de moda y siempre enseña que aciertan los que apuestan al amor<br />
La obra forma parte de un conjunto de tres piezas porque se ver, es El juego de las lágrimas, de Neil Jordan, de 1992. Nunca pasa<br />
marca privada globalizada con la celebración anual de San Patricio,<br />
incluso en Buenos Aires. La fiesta comienza cuando uno<br />
más que a la guerra.<br />
zada (la esposa Constance) que parece mirarlo con reproche y<br />
llega. En el Food Market (el mercado de comidas) o el Food<br />
Book (para los libros) Agregando la infinidad de anécdotas<br />
de sus escenarios con nombres y apellidos. En el restaurante<br />
Chamelon, en la mesa 8, terminaron las letras para uno de sus<br />
discos más notables, Achtung Baby generando un nuevo sonido<br />
de U2, y la canción de Bono “One” en 1991, aunque nunca<br />
olvidaron el Project Arts Centre donde comenzaron su carrera<br />
al igual que Neil Jordan. En el mismo barrio, pero en 1742<br />
estrenó Händel el coro de su Aleluya. Entre las películas que
98<br />
Cocina<br />
LA FRUTILLA<br />
DEL POSTRE<br />
El final de la comida, el bocado dulce, la última<br />
tentación... el postre reúne los más lujuriosos<br />
deseos gastronómicos y aunque la velada haya<br />
sido pantagruélica, siempre guardamos un<br />
rinconcito para ellos. Imposible resistirlos<br />
POR Marina García<br />
El postre es como la novia en los desfiles, puede ser todo<br />
divino, exquisito, gourmet, pero los comensales siempre van<br />
a esperar el broche dulce que corone la velada. Puede ser tan<br />
simple como un chocolate o tan complejo como una Pavlova,<br />
pero si luce, incluso los más ariscos van a pedir un poquitín<br />
“para cambiar el gusto”.<br />
Hay en los postres una delicadeza casi femenina, un misterio<br />
de cremas, de texturas, de colores y aromas, que deben siempre<br />
guardar el detalle hasta lograr la expresión tan buscada,<br />
ese “Mmmmm” a ojos cerrados que resulta al repostero lo<br />
que el aplauso para el asador.<br />
Todas las culturas del mundo tienen dulces finales que son<br />
tradición y gracias a la globalización podemos degustarlos<br />
en algunos rincones de Buenos Aires: tiramisú, baklava,<br />
cheese-cake, tarte Tatín, trifle, pannacotta, strudel, brownies,<br />
postre tres leches, crumbles o crème brûlée son hits que<br />
ameritan una salida solo a comer postre.<br />
Quienes se aferran a los clásicos, nunca les podrá faltar flan,<br />
mil hojas, panqueques, isla flotante, budín de pan, mousse,<br />
arroz con leche o el humilde y exquisito “queso y dulce”. De<br />
todos, este es uno de los rincones más interesantes para la<br />
exploración pastelera ya que de la mano de estos dulzores<br />
típicos, se puede deslumbrar combinando ingredientes inéditos<br />
como flanes sin huevo, mousse chai, yogur de coco, etc.<br />
Los postres con dulce de leche son casi una exclusividad<br />
rioplatense, pero cada vez es más frecuente el uso del “caramel”,<br />
una salsa a base de crema de leche y caramelo la cual<br />
se combina con una pizca de sal marina para lograr un efecto<br />
explosivo y sorprendente.<br />
En los últimos años se pusieron muy de moda los macarons<br />
(delicadísimos y coloridos “alfajorcitos” de textura parecida<br />
al merengue relleno con cremas varias) y los “volcanes” de<br />
chocolate o dulce de leche, los cuales son toda una experiencia<br />
para los sentidos.<br />
Todavía queda mucho por descubrir en nuestras mesas locales<br />
y aquí van algunas pistas para los pioneros:<br />
Pudding: una preparación típica anglosajona con horizontes<br />
amplísimos, a medio camino entre un budín muy húmedo y<br />
el “postre Royal” admite combinaciones de frutas y cremas<br />
desde las más golosas hasta las más sanas, como el súper cool<br />
pudding de chía.<br />
Cobbler: postre tibio de invierno, rico en texturas ideal para<br />
combinar con peras, manzanas o frutos rojos. Para hacerlo, se<br />
cocina una masa esponjosa y liviana (similar a la de panqueques)<br />
junto a trozos grandes de fruta en sartenes o fuentes de<br />
hierro o cerámica.<br />
Red-velvet: este pastel se luce con el impactante color de las<br />
remolachas junto a una original reacción química que “enrojece”<br />
parte del cacao; luego se intercala con crema de vainilla<br />
o de manteca. Ideal para tortas lujosas.<br />
Lamingtons: originarios de Australia, estos simpáticos cubos<br />
de bizcochuelo (a veces rellenos de limón o frambuesa) se<br />
bañan en chocolate y luego se “apanan” con coco rallado.<br />
Mendiants: elegantísimos bocados planos de chocolate que se<br />
coronan con frutas secas y desecadas. Muy, pero muy top<br />
LOS POSTRES DEL MUNDO<br />
Bernard Laurance<br />
El autor se reconoce un<br />
curioso obsesivo capaz de<br />
recorrer el mundo para<br />
encontrar los detalles<br />
secretos de una preparación,<br />
que luego repite una y mil<br />
veces hasta lograr el sabor<br />
original. Un libro ideal<br />
para edentrarse en nuevos<br />
sabores con indicaciones<br />
prácticas y fiables.<br />
REPOSTERIA CON ANNA<br />
Anna Olson<br />
Dicen que para la repostería<br />
hay que ser aún más exacto y<br />
meticuloso que para la cocina; sin<br />
embargo la autora nos reconcilia<br />
con la idea de “cocinar y hornear<br />
debe ser divertido”. Este es su<br />
primer libro en español y recopila<br />
más de doscientas recetas dulces<br />
con su estilo sencillo y ameno,<br />
repleto de detalles para que todo<br />
salga a la perfección.<br />
DELICIAS DULCES VEGANAS<br />
Juan Echenique<br />
Dentro del movimiento vegano,<br />
el ámbito de “lo dulce” exige una<br />
creatividad extrema ya que es<br />
allí donde el reemplazo de productos<br />
de origen animal como<br />
huevos, leche o cremas, resulta<br />
un desafío absoluto. Este pequeño<br />
libro ofrece recetas variadas<br />
y sabrosas para iniciarse en este<br />
camino sin perder la seducción<br />
de un buen postre.
Dossier<br />
cine<br />
99<br />
Mae West<br />
Una chica mala<br />
POR Nancy Giampaolo<br />
“Muy pocos tenemos la oportunidad de vivir nuestras fantasías. Una actriz puede tener esa<br />
suerte. Ser actriz y escritora es la mejor situación para alguien que desee algo así. No hay<br />
como escribir la pieza que vas a interpretar. (…) ¿Mi primer amor? Lo conocí cuando tenía<br />
cinco años. Debuté en Brooklyn en una obrita infantil que tuvo lugar en una iglesia. Fue mi<br />
primera historia de amor con mi público y se prolongó durante toda mi vida. El público fue el<br />
único que alguna vez realmente contó para mí. Ningún hombre pudo igualar eso”.
100<br />
Vestida al uso de 1890, una platinada muy carnosa que camina como hombre, canta un blues<br />
bastante picante, acompañada nada menos que por la orquesta de Duke Ellington. La audiencia,<br />
mayormente masculina, solo tiene ojos para ella. No es para menos: su voz es potente<br />
y preciosa, mira hacia arriba con los párpados de pestañas larguísimas a media asta, y golpea<br />
al aire con un paraguas que empuña como si fuera una fusta. La letra es casi una apología de<br />
la prostitución: “Yo tenía un buen hombre en Memphis, pero el tonto se murió/ Yo tenía un<br />
buen hombre en Memphis, pero su mujer lo acuchilló. Él era su hombre, es cierto, pero venía<br />
a verme a veces./ Subía seis pisos por escalera, muy contento para llegar a mi departamento./<br />
Él sabía lo que era el romance, pero su mujer de mente estrecha no lo entendió y ahora con<br />
lo que hizo, él ya no sirve a ninguna de las dos./ Por lo tanto: ricachones de Nueva Orleans,<br />
espero vengan a mí”. La película se llama Belle of the Nineties y la protagonista, nacida un 18<br />
de agosto, 41 años antes, en Brooklyn, es, para el momento del estreno en 1934, la estrella<br />
mejor paga de la Paramount Pictures. El mundo la conoce como Mae West. “Nunca he perdido<br />
dinero comprando arte o bienes raíces. Lo usé para estar a gusto. El dinero no compra la<br />
felicidad, pero es una gran poción de amor para una aventura. Se compra una buena cama con<br />
sábanas limpias y el tiempo para disfrutar de todo. Si usted tiene dinero, usted tiene menos de<br />
qué preocuparse, y preocuparse echa a perder la apariencia”.<br />
Bastante lejos de todos los modelos femeninos típicamente hollywoodenses que vinieron<br />
después, no se destacó por la figura esbelta (medía alrededor de metro y medio y usaba unos<br />
seudo sancos que la hacían andar con su paso inconfundible), ni por la belleza deslumbrante o la<br />
juventud. Tampoco encarnó jamás a la esposa fiel, ni a la amante sumisa, ni a la rubia tonta, ni a<br />
la heroína noble y valiente, ni a la madre amorosa o la prostituta redimida. Esta distancia de los<br />
estereotipos que el cine estadounidense ha explotado hasta lo inverosímil es la que, combinada<br />
con su talento performático, la convierte en una figura extraordinaria en el sentido más literal de<br />
la palabra. En el universo creado por Mae West, la mujer no es víctima del hombre (es lo contrario<br />
en varios casos), sino alguien que está a la par de él, sin proponérselo. Su personaje se sitúa<br />
fuera de toda competencia, mirando al mundo desde arriba, no necesita plantarse en el género<br />
para existir, ni necesita medirse con nadie. Más bien toma lo que le conviene del género masculino<br />
y femenino, componiendo una rara avis que se mueve con independencia dentro de un<br />
medio a veces hostil, a veces amigable, siempre musical, gracioso y optimista. Su apariencia es<br />
voluptuosa y blanda; su interioridad se intuye dura y fría como los diamantes (“My rocks”) que<br />
tanto ponderaba. Alterna con asesinos, tratantes de blancas, millonarios, policías, borrachines<br />
y hasta curas. Todos ellos la respetan, cuando no le temen. En una misma película puede tener<br />
más de treinta cambios de ropa, cuatro amantes, kilos y kilos de joyas y matar a una mujer que<br />
fue su amiga por error, sin pensar en entregarse a la ley, y sobre todo, sin perder la compostura.<br />
Mae West no llora, no grita, no exagera lo que siente (¿o no siente?), jamás se exalta, ni siquiera<br />
cae en la tentación de emitir carcajadas. Esta escasez de histrionismo emocional no implica, sin<br />
embargo, la falta de manejo de grandes contrastes. Con su cara de póker puede matar indios<br />
mientras se lima las uñas, puede ser adúltera y tener raptos de vocación religiosa, puede ser una<br />
amiga leal y generosa y una mentirosa pertinaz. Las versiones que se conocen de su vida privada<br />
hacen un juego parecido al de la ficción, se la ha descripto mayormente como promiscua, pero<br />
Afiche de Belle of te Nineties<br />
(1934). A los 41 años, West era<br />
la estrella mejor paga de la<br />
Paramount. “Nunca he perdido<br />
dinero comprando arte o bienes<br />
raíces. Lo usé para estar a gusto.<br />
El dinero no compra la felicidad,<br />
pero es una gran poción de amor<br />
para una aventura. Se compra una<br />
buena cama con sábanas limpias<br />
y el tiempo para disfrutar de<br />
todo. Si usted tiene dinero, usted<br />
tiene menos de qué preocuparse,<br />
y preocuparse echa a perder la<br />
apariencia.”<br />
Póster de Every Day´s a Holyday<br />
(1937). “Todos los hombres que<br />
conozco quieren protegerme. No<br />
puedo imaginar de qué.”<br />
también como pudorosa. Lo que no presenta matices es lo concerniente a la vida doméstica. Difícilmente<br />
cocine, zurza, se vista de entrecasa o se baje de los desmesurados tacos: es glamorosa<br />
en todas las circunstancias. Domenico Dolce y Stefano Gabbana fueron los principales<br />
defensores de su estilo dentro del mundo de la alta costura, y más de cinco décadas después del<br />
furor de sus films concibieron una colección en su honor, incluyendo un vestido corsé en forma<br />
de armadura como el que ella usaba. Incansable a la hora de cuidar su imagen, la figura de Mae<br />
West resplandece en la gloria y en la miseria de sus historias, y mantiene fuera del set y a lo largo<br />
del tiempo la misma actitud seductora, coqueta e inteligente. Persevera en su rol de mujer fatal,<br />
incluso pasados los 80 años. Nunca se queda con la palabra en la boca y no vacila al hablar, excepto<br />
que esté fingiendo. Sube la voz exclusivamente cuando canta, el resto del tiempo desgrana<br />
un ronroneo bastante monocorde que fue furor en su tiempo y signó todas sus apariciones, tanto<br />
ficcionales como documentales.<br />
Vivir nuestras fantasías fue un trabajo de tiempo completo. Pero más allá de su manera de<br />
moverse, vestirse y hablar, las líneas, siempre cómicas, que fue capaz de escribir y proferir<br />
desde su personaje, y también a título personal en notas y apariciones públicas, constituyen<br />
la base de su gracia y su encanto: “He escrito mi biografía. Va sobre una chica que perdió<br />
su reputación y nunca la echó de menos”; “Cuando soy buena, soy muy buena. Cuando soy<br />
mala, soy mejor”; “Todos los hombres que conozco quieren protegerme. No puedo imaginar<br />
de qué”; “El matrimonio es una gran institución, pero yo todavía no estoy preparada para<br />
ingresar en ella”; “Soy soltera porque nací así”; “Un orgasmo al día mantiene lejos al médico”;<br />
“¿Llevas una pistola en el bolsillo o es que te alegras de verme?”; “La mejor manera de<br />
comportarse es portarse mal”; “En ocasiones tengo la tentación de ser una dama. Menos mal<br />
que se me pasa rápido”; “Cuando tengo que escoger entre dos tentaciones malvadas siempre<br />
elijo la que no he probado antes”; “No hay hombre en el mundo que merezca que te salgan<br />
arrugas”; “Si quisiera una familia, me habría comprado un perro”, “Quizás yo no tenga alma”<br />
o “Solo se vive una vez, pero si lo haces bien, una vez puede ser suficiente”.<br />
De John Patrick West, su padre, se dice que era un fumador empedernido y peleador callejero<br />
de origen irlandés y su madre, Matilda Tillie Delker-Doelger, una modista alemana.<br />
Tuvieron a su hija el 18 de agosto de 1893. Solo 14 años después, ella inició su trayectoria artística<br />
en el vodevil bajo el seudónimo de “Baby Mae”, aunque sus allegados aún la llamaban por<br />
su nombre verdadero, Mary Jane. “Mi madre perdió un bebé justo antes de mí, así que yo era<br />
todo su mundo. Tuve una hermana y un hermano mayores, yo llegué tarde. Nunca estuve celosa<br />
de ellos. En toda mi vida, nunca he envidiado a nadie. Estuve demasiado ocupada pensando en<br />
mí misma. Algunas personas pensaron que hubiese sido bueno ver a un psiquiatra, pero siempre<br />
sentí que esa concentración en mi propia persona no era mala para mí. “¿Por qué echarla a<br />
perder con un psiquiatra? –recordó en una famosa entrevista que le hizo una de sus biógrafas,<br />
Charlotte Chandler, en 1979–. Mi madre había querido ser actriz, algo que finalmente<br />
logró a través de mí. Llegué a subirla al escenario conmigo poco antes de su muerte y fue muy<br />
feliz. El éxito que tuve en mi carrera valió mucho para ella, que siempre me había apoyado. (…)<br />
Cuando yo era poco más que una niña, mi padre no estaba tan seguro como mi madre de mi<br />
decisión de dedicarme a las tablas siendo tan joven. Pero ella sabía que yo podía lograrlo”.<br />
101
En Becoming Mae West, otra biógrafa, Emily Wortis Leider, afirma que basó su imperio<br />
en el uso calculado del escándalo. La define como “una suprema exhibicionista empeñada en<br />
expandir su territorio a gusto y ganar dinero con ello”. Sin embargo, la polémica facilitó las<br />
cosas solo al comienzo de su trayectoria, porque el dinero que ganó con sus películas e incluso<br />
con su variopinta y duradera actividad como cantante, menos tiene que ver con lo escandaloso<br />
que con la popularidad y el talento reales. Pero es cierto que los flashes empezaron a tomarla<br />
de blanco en 1926, cuando escribió, produjo y dirigió el musical de Broadway Sex (Madonna<br />
la homenajearía décadas después, sin llegar a transgredir ni por asomo las normas de su tiempo;<br />
lo de Mae West, en cambio, se vio como realmente desvergonzado, dio que hablar durante<br />
años y no tuvo verdaderas réplicas), por el que al año siguiente fue a la cárcel durante diez<br />
días, acusada de obscenidad. Marchó a cumplir su pena en una limusina llena de rosas blancas<br />
y durante su estancia se llevó muy bien con las otras reclusas. La revista Liberty le pagó mil<br />
dólares de la época por una entrevista tras quedar en libertad. “Me dijeron que si pagaba<br />
la fianza podría salir de la cárcel, pero decidí que sería más interesante cumplir la condena.<br />
Siempre me fascinaron las prisiones y las instituciones psiquiátricas”.<br />
Satisfecha por haber logrado captar la atención de público y prensa a costa de pasar por una<br />
celda, estrenó un segundo musical sobre homosexuales, titulado Drag, que terminó siendo<br />
prohibido en todas las salas de Nueva York. George Raft, que se había lucido como el cuñado<br />
de Tony en la gran versión original de Scarface, de Haward Hawks, era el protagonista que<br />
Mae West había querido para Sex, pero él rechazó el papel alegando “no estar preparado para<br />
algo así”. Sin embargo, en 1932, Mae West debutaría como actriz de cine (y, parcialmente, como<br />
escritora, ya que le permitieron escribir varias de sus líneas de diálogo) en una película protagonizada<br />
por Raft, Night After Night, dirigida por Archie Mayo. Aunque es un drama, el registro<br />
de la platinada es cómico y se despega notoriamente del resto. Tenía que hacerlo, con Night After<br />
Night estaba calzándose el traje que usó hasta el fin de su vida, inspirado en Texas Guinan,<br />
una actriz que entraba en decadencia y que iba a actuar inicialmente en la película, hasta que<br />
el estudio optó por West, porque era nueve años más joven. Sin vacilar (y a fin de aprovechar al<br />
máximo su oportunidad) incorporó algunas de las ideas transgresoras de Guinan en sus propios<br />
textos, con fantásticos resultados. Y siguió haciéndolo mientras pudo.<br />
En los años siguientes, escribió algunos de sus mayores éxitos como I’m no angel y She done<br />
him wrong. Con ellos salvó a los estudios Paramount de la quiebra pero favoreció la entrada<br />
en vigor del código Hays: “Creo en la censura. Después de todo he hecho una fortuna a su<br />
cuenta –ironizó varias décadas más tarde–. Se podría decir que he creado la Oficina Hays.<br />
Soy una especie de madrina junto al Código Picture Motion. Ahora utilizan desnudez y el lenguaje<br />
soez para ahorrarse la dificultad de escribir una buena historia. Yo no tuve que quitarme<br />
la ropa. Los hombres imaginaban lo que estaba debajo de ella gracias a mis palabras y mi<br />
actitud. La imaginación de un hombre es el mejor amigo de una mujer”.<br />
She done him wrong es su película más lograda y representativa, y tiene el plus de ser una de<br />
las primeras que protagonizó el, en aquel momento, jovencísimo Cary Grant, con quien<br />
reincidió en su segunda película I’m no angel. Cuando el famoso entrevistador estadounidense<br />
Dick Cavett la tuvo en su programa, a fines de los 70, le preguntó en qué circunstancia lo<br />
(Izq.) Escena de She Done Him<br />
Wrong (1933) con Owen Moore.<br />
(Der.) Con Cary Grant en<br />
I´m no Angel (1933).<br />
“Cuando los hombres sienten que<br />
una mujer está lista para el sexo,<br />
ellos probablemente lo estén de<br />
inmediato. Y en mi vida personal,<br />
cada hombre que vino a verme,<br />
lo ha hecho con una disposición<br />
sexual completa y voraz, al punto<br />
de tener que tratar de calmarlos<br />
un poco primero, porque sabían<br />
que yo sentía lo mismo. (…) El<br />
sexo y el trabajo han sido las<br />
únicas dos cosas en mi vida, en<br />
orden inverso de importancia. Si<br />
hubiese tenido que elegir entre el<br />
sexo y el trabajo, hubiese optado<br />
por el trabajo, pero me alegro<br />
de no haberme visto obligada a<br />
hacerlo nunca. Desde que me<br />
desarrollé, no pasé jamás una<br />
semana sin sexo.”<br />
había elegido, West contó que estando en las oficinas de la Paramount vio pasar a un actor tan<br />
anónimo como buenmozo y comentó a los ejecutivos que la acompañaban que ese hombre<br />
era lo más lindo que había visto en todo Hollywood. “Si sabe hablar –agregó–, lo quiero como<br />
mi coprotagonista”. No erró: en los dos largometrajes, forman una pareja hermosa de ver, en<br />
parte porque Grant aún no es el galán cómico de buena parte de sus éxitos y puede ponerse<br />
a la sombra de West, quien juega con él como gata con ratoncito. Cerca del final de She done<br />
him wrong, cuando el romance está por consumarse él le pregunta: “¿Qué estás pensando?”<br />
y ella responde: “Lo mismo que tú”. Cuando ya tenía más de 85 años, le preguntaron sobre<br />
ese diálogo, y entre gemidos como los de antaño, respondió: “Eso es muy excitante para un<br />
hombre. Cuando los hombres sienten que una mujer está lista para el sexo, ellos probablemente<br />
lo estén de inmediato. Y en mi vida personal, cada hombre que vino a verme, lo ha<br />
hecho con una disposición sexual completa y voraz, al punto de tener que tratar de calmarlos<br />
un poco primero, porque sabían que yo sentía lo mismo. (…) El sexo y el trabajo han sido las<br />
únicas dos cosas en mi vida, en orden inverso de importancia. Si hubiese tenido que elegir<br />
entre el sexo y el trabajo, hubiese optado por el trabajo, pero me alegro de no haberme visto<br />
obligada a hacerlo nunca. Desde que me desarrollé, no pasé jamás una semana sin sexo”.<br />
Pero esa arrogancia no era, para algunos como Truman Capote, más que una fachada.<br />
En una serie de crónicas sobre personajes famosos, el autor de A sangre fría describió un<br />
encuentro con ella, cuando ya había dejado el cine muy atrás, enfatizando rasgos que nadie<br />
hubiese esperado que tuviera: “Llegó la huésped de honor y lo que aún quedaba de la reunión<br />
no se arrepintió de haber esperado. No se arrepintió, pero sentía una extraña confusión. Los<br />
conocidos accesorios estaban allí: la peluca de bronce, los ojos de cimitarra con pestañas largas<br />
como espadas, la piel blanca, la forma, aquel Big Ben de clepsidras, aquel sueño de reos, nada<br />
faltaba, excepto Mae West. Pues esta mujer con certeza no era la verdadera Mae. Aunque sí<br />
era en realidad la señorita West: una mujer inquieta, tímida y vulnerable. Inclasificablemente<br />
virginal, cuya entrada tardía pudo muy bien deberse a una demora en la calle, hasta hacer<br />
acopio de valor para tocar el timbre. Mientras se la observaba –la temblorosa mariposa de una<br />
sonrisa iba revoloteando por sus labios sin acabar de posarse– susurrar vigorosa: ‘Encantada<br />
querido’ y, como demasiado tímida para proseguir, abandonar al punto su asiento en el balancín<br />
de cualquier conversación potencial, la fuerte naturaleza de su yo teatral, su misteriosa y<br />
absoluta plenitud, golpeaban con fuerza. Arrancada del reino protector de su muy graciosa<br />
creación, ese asexuado símbolo de sexualidad desinhibida carecería de defensas: sus largas<br />
pestañas vibraban como las antenas de un insecto patas arriba. Solo en un instante se rebeló la<br />
Mae más ruda. Causa de eso fue una joven que, acercándose a la actriz, anunció:<br />
–Yo vi Diamond lil; la semana pasada, fue magnífico.<br />
–Verdad, querida, ¿dónde?<br />
–En el Museo de Arte Moderno.<br />
Y una descorazonada señorita West, buscando amparo en aquel insolente y lento modo de<br />
pronunciar de su famosa cosecha inquirió:<br />
–¿Pero qué quiere decir con eso, querida? ¿Un museo?”.<br />
Con She done him wrong, la primera película que escribió y protagonizó, Mae West inaugura<br />
102 103
104<br />
formalmente un personaje que se calzó en la ficción y en la realidad. El New York Times de<br />
la época hizo una crítica celebratoria en la que, además, daba cuenta del perfil performático<br />
de West: “La rubia suplementa su aparición en el cine entregando sus talentos en un show<br />
en vivo. Con George Metaxa como coprotagonista, ella repite tres o cuatro breves escenas<br />
de la película y canta alguna de las canciones. Esta presentación adicional incorpora a Cliff<br />
Edwards con su fiel ukelele y a los Daimon Boys”. El magnate de los medios William<br />
Randolph Hearst, a su vez, la tildaba de “monstruo de lascivia” y “amenaza para la sagrada<br />
institución de la familia estadounidense”. Líneas de diálogo escritas y pronunciadas seductoramente<br />
por ella como: “‘Afuera hay diez hombres, ¿qué piensas hacer con ellos?’. ‘Unos van a<br />
tener que irse porque estoy un poco cansada’”, resultan escandalosas incluso hoy en día.<br />
Pero al margen de las especulaciones en torno a su personalidad real (¿fue de verdad una comehombres?,<br />
o ¿era tímida y virginal puertas para adentro?) hay coincidencia en que no escatimaba<br />
esfuerzos y disciplina. Como todos los que hablaron o escribieron sobre ella, Leider consigna que<br />
no bebía, ni fumaba y que “el placer era una gran parte de su vida, pero tenía que acotarse entre<br />
largas horas dedicadas al ensayo, la escritura, la actuación, las visitas a empresarios del mundo<br />
de la música y el teatro”. Asistía en escasas ocasiones a las fiestas de Hollywood y respetaba la<br />
vida privada de los demás. “Yo no salía a comer a restaurantes ni iba a otros sitios tanto como me<br />
habría gustado porque ¿quién iba a pagar por ver a alguien a quien puede ver gratuitamente?”.<br />
Una vez instalado el código Hays, West esquivó a los censores en un perseverante juego de<br />
inocencia fingida, una tensión sexual latente pero no explícita y la colección de frases que, por<br />
su humor y sarcasmo, se han transformado en íconos de la historia del cine. Walt Disney y los<br />
hermanos Fleischer la parodiaron en algunos de sus cortos de animación, Salvador Dalí<br />
le dedicó una obra, Retrato de Mae West que puede utilizarse como apartamento surrealista y<br />
los Beatles la incluyeron en la famosa tapa de Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band. West fue<br />
capaz de seducir a muchos cerebros distintos. Pero pese al reconocimiento del mundos del arte<br />
y el espectáculo y al éxito comercial y a la repercusión internacional de sus películas, su filmografía<br />
terminó siendo muy escasa, e incluye algunas innegablemente fallidas, como una suerte de<br />
western-comedia de 1940, My Little Chickadee, en la que compartió cartel con el cómico W. C.<br />
Fields. Amorfa desde el guión y pobremente dirigida, tiene no obstante algunas lindas escenas,<br />
como en la que West debe dar clases de lengua y matemática a un grupo de campesinos que la<br />
comen con la mirada. Camina de una punta a la otra del aula revoleando la cadera, los ojos achinados<br />
y una media sonrisa que sostiene toda la escena, la mano izquierda en la cintura y en la<br />
derecha el puntero con el que –otra vez, como con sus paraguas– surca el aire haciendo pensar<br />
en un espadachín drogado u otra anomalía. En cada aparición en la pantalla capitalizó la dificultad<br />
de caminar sobre zancos siendo gordita, añadiéndole revoleos de cadera y otros movimientos<br />
que daban como resultado figuras visualmente muy interesantes. Peinado, maquillaje, vestuario<br />
y, sobre todo, el canto completaban ese combo de habilidad performática, un tanto olvidada por<br />
la prensa contemporánea, que siempre destaca las frases ingeniosas, la facilidad para hacer reír y<br />
la actitud de mujer fatal por sobre sus otros talentos. “Cuando la gente piensa que eres gracioso,<br />
empiezan a reírse de todo lo que digas, sea gracioso o no. Puse una gran cantidad de reflexión<br />
seria en lo que he dicho y escrito, pero quizás no sea valorada”.<br />
Su filmografía es escasa e<br />
incluye algunas innegablemente<br />
fallidas, como una suerte de<br />
western-comedia de 1940,<br />
My Little Chickadee, en la que<br />
compartió cartel con el cómico<br />
W. C. Fields. Amorfa desde el guión<br />
y pobremente dirigida, tiene no<br />
obstante algunas lindas escenas,<br />
como en la que West debe dar<br />
clases de lengua y matemática<br />
a un grupo de campesinos que<br />
la comen con la mirada.<br />
“La miel, el sexo con amor es<br />
lo más grande en la vida. Pero<br />
el sexo sin amor no es tan malo<br />
tampoco. El sexo es el mejor<br />
ejercicio para el desarrollo de<br />
todo. Es muy bueno para el cutis<br />
y la circulación. Siempre he<br />
tenido la piel de una niña.”<br />
El decaimiento de su carrera en el cine no significó, como en el caso de tantas otras divas, una<br />
vejez decrépita o solitaria. Siempre se mantuvo activa: hizo radio, televisión y musicales en teatros<br />
de todo Estados Unidos. Su virtud como cantante tampoco se tiene muy en cuenta a pesar<br />
de ser impresionante. Cuando ya había pasado los 70 años, nuevamente se alejó de lo esperable<br />
animándose al rock y al pop. Lo hizo magistralmente. Si bien, por una cuestión generacional y<br />
porque es evidente que había estudiado muy bien las voces negras, se le daban perfecto el jazz<br />
y el blues, fue capaz de entregar increíbles versiones de clásicos como Rock around the clock,<br />
de Bill Haley, Great Balls of Fire de Jerry Lee Lewis, When a Man Loves a Woman de<br />
Calvin Lewis y Andrew Wright o Light my fire de The Doors, entre otros.<br />
Aunque no tuvo hijos, estuvo casada de muy joven, pero trató de ocultarlo a toda costa para<br />
no empañar su imagen con las ataduras del matrimonio. El 11 de abril de 1911, cuando era<br />
una adolescente, pasó por el civil de en Milwaukee, Wisconsin, junto a Frank Szatkus,<br />
cuyo nombre artístico era “Frank Wallace”, un hombre de 21 años que había conocido en el<br />
vodevil, alrededor de 1909. Pese a mantener la unión en secreto, en 1935 todo saltó a la luz,<br />
cuando un empleado de aquel registro civil sacó a relucir el certificado de matrimonio de la<br />
diva ante la prensa. También se descubrió una declaración jurada en la que se había declarado<br />
casada, efectuada durante el famoso juicio de 1927. Al principio, West negó todo, pero<br />
finalmente lo admitió en julio de 1937. La pareja, de todos modos, había sido atípica: convivieron<br />
muy poco tiempo y en habitaciones separadas y, en julio de 1942, West pidió el divorcio<br />
alegando que solo había convivido con Wallace unas pocas semanas. En mayo de 1943 le fue<br />
otorgado. No reincidió en el matrimonio nunca más.<br />
Sobre hombres, habló largo y tendido con Charlotte Chandler: “‘¿Qué haría usted –le preguntó<br />
la biógrafa– si no logra causar la mejor primera impresión en un hombre?’.<br />
‘Obtener un hombre diferente. Pensar que el problema es de él. En mi vida, me sentí sexy todo<br />
el tiempo. La cercanía de un hombre atractivo me mantuvo en un constante estado de agitación<br />
sensual. (…) Ellos siempre me buscaron y yo siempre tuve la habilidad de encontrar algo que<br />
me gusta en cada hombre’. ‘¿Cree que el sexo es mejor con amor?’, inquirió Chandler. ‘La miel,<br />
el sexo con amor es lo más grande en la vida. Pero el sexo sin amor no es tan malo tampoco. El<br />
sexo es el mejor ejercicio para el desarrollo de todo. Es muy bueno para el cutis y la circulación.<br />
Siempre he tenido la piel de una niña. (…) No puedo recordarme sin hombres alrededor. Siempre<br />
jugaba con los niños. Ellos se reunían en torno a mí. Me gustaba ver cómo besaba cada cual.<br />
El beso de un hombre es su firma. Siempre me ha gustado tener una gran cantidad de hombres<br />
alrededor. En una noche lluviosa es como tener más de un libro para elegir, solo que mejor.<br />
Nunca pude entender por mujeres que mueren sin probar más de un hombre. Al deshacerse<br />
de uno, es estúpido sentarse a sufrir abatida. (…) Demasiadas mujeres esperan la felicidad en<br />
función de los hombres. Yo tuve la perspicacia de no depender de los hombres para la mía. Supe<br />
cómo manejar a los hombres. Tengo un código, sin embargo: no beber, no fumar y no meterme<br />
con hombres casados. Hay hombres suficientes para todos, es cruel ir por uno que tiene mujer.<br />
Mi mejor amante era un francés que me iba a recoger después de Diamond Lil y me llevaba al<br />
otro teatro para ensayar, luego nos dedicábamos al placer. Si largábamos un sábado por la noche,<br />
seguíamos en ello hasta las cuatro de la tarde del día siguiente. (…) Un hombre puede ser petiso<br />
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y rechoncho, pero si tiene lo que a mí me gusta llamar ‘fuego’, a las mujeres les gustará. (…)<br />
John Barrymore no era tan malo para el fuego. No me hubiese molestado tener algo con él.<br />
Aunque lo hubiese preferido aún más para una película, porque las películas son para siempre,<br />
y el sexo no dura. (…) Yo fui una chica mala con un buen corazón. No creo que las cosas hayan<br />
cambiado mucho. Es todavía un mundo de hombres, con hombres haciendo las reglas que más<br />
les convienen. ¿Qué hora ha sido mejor para las mujeres? Creo que antes había cosas muy buenas.<br />
La mujer solía ser un premio muy grande para el hombre, y la cortejaban más. Pero más allá<br />
de las circunstancias o las modas, está uno mismo, es uno mismo el dueño de su vida. Tienes que<br />
tener un montón de autoestima, los nervios calmos y ser valiente en la vida. Yo agradezco haber<br />
tenido esas cualidades. Siempre hice lo que quería hacer. Fui una original. Y parte del secreto<br />
fue no fijarme en las necesidades de los demás o de la época, sino en las propias”.<br />
Mae West rodó su última película en 1978, Go west Young man, dos años antes de su muerte,<br />
cuando era una anciana con la mente despabilada pero apenas podía moverse y le costaba<br />
mucho esfuerzo memorizar sus líneas. El resultado es bizarro pero entrañable para sus fans.<br />
Se da el lujo de competir con la bella Raquel Welch y de rodearse de hombres musculosos<br />
obligados a actuar como los de antaño, aclamándola solo a ella. A partir de Go west Young<br />
man, gays, feministas y drag Queens, la redescubrieron y tomaron como referente. En 1996,<br />
la ensayista Ramona Curry publicó su Too much of a good thing, ensayo que la vincula al<br />
desarrollo de la sexualidad y su relación con la política y la sociedad en el siglo XX.<br />
West nunca consignó sufrimientos de ninguna índole excepto uno: “El momento más duro<br />
que viví fue el día que murió mi madre. Lloré. Nunca llegué a superarlo”. Durante los últimos<br />
26 años de su vida, estuvo acompañada por un amigo fiel Paul Novak, que oficiaba de secretario<br />
y confidente, en lo que fue su relación más duradera y estable, aunque no amorosa. El<br />
22 de noviembre de 1980, tras una breve dolencia que le generó un derrame cerebral, murió<br />
a los 87 años en su piso de California. Los diarios consignaron el deceso calificándola como<br />
“epítome de la sexualidad” o “legendaria actriz paradójicamente estadounidense”.<br />
Una de las palabras que terminaron imponiéndose masivamente para resumir su figura es<br />
“precursora”. Mujeres como Marilyn Monroe o Madonna se mencionan como continuadoras<br />
de su tradición. Sin embargo, revisando su filmografía, se puede constatar la atracción<br />
que el pasado de su país ejercía en ella, en detrimento de su preocupación por el futuro. Su<br />
sentido del humor, el tono cortante de sus réplicas, su desprecio por la propaganda sentimental<br />
y los psicologismos, su aspecto de mujer sobrealimentada, su distancia de las nociones<br />
englobables en lo políticamente correcto, remiten más a la cultura popular de finales del siglo<br />
XIX, que a los controlados códigos masivos del XX, con su consecuente producción en serie de<br />
obras, demasiadas veces, carentes de particularidad. Quizás John Patrick “Jack” West, matón<br />
de Brooklyn, soltó sus últimas bravuconadas encarnado en el inigualable personaje de su hija:<br />
destello de un mundo que había sido una vez salvaje<br />
Fuentes:<br />
https://www.theguardian.com/<br />
theguardian/2007/sep/21/<br />
greatinterviews<br />
http://www.vogue.es/moda/<br />
tendencias/articulos/quien-esmae-west/4349<br />
Mae West - Interview with<br />
Dick Cavett<br />
She Always Knew How. Mae West:<br />
A Personal Biography<br />
Becoming Mae West, Emily Wortis<br />
Leider<br />
www.elpaís.com<br />
www.therguardian.com