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Año 11 | Número 68<br />

FEBRERO - MARZO 2017<br />

CONSEJO EDITORIAL<br />

Adolfo de Vincenzi<br />

Jorge González<br />

Luz Henríquez<br />

Antonio Dalto<br />

DIRECCIÓN<br />

Jorge González<br />

EDICIÓN<br />

Carla Pandolfo<br />

COORDINACIÓN<br />

Hugo Cayssials<br />

Melina Dorfman<br />

DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN<br />

Conci|Melnizki edd<br />

FOTOGRAFÍA<br />

Silvana Sergio<br />

CORRECCIÓN<br />

Esteban Bertola<br />

COLABORAN EN ESTE NÚMERO<br />

Fernanda Argüello, Laura Berti, Esteban Bertola,<br />

Juan Cibeira, Kekena Corvalán, Horacio de Dios,<br />

Carolina Di Bella, Marina García, Martín Garrido,<br />

Nancy Giampaolo, Nadia Koval, Roger Koza,<br />

Christian Kupchik, Martina Leunda, Nicolás<br />

Pichersky, Felipe Pigna, Gabriel Rolón, Lucila<br />

Rolón, Mónica Tracey, Maximiliano Tomas,<br />

Sergio Varela, Nando Vera Pagliaro y Agustina<br />

Zabaljáuregui.<br />

PUBLICIDAD Y REDACCIÓN<br />

Tel.: 4943-8219/22<br />

Patagones 2463 | C1282ACA | CABA<br />

Correo: revistaquid@ilhsa.com<br />

<strong>Web</strong>: yenny-elateneo.com / Sección Quid<br />

REVISTA QUID<br />

Grupo Ilhsa S.A. es propietaria de Quid, publicación<br />

de Yenny y El Ateneo. Queda prohibida la reproducción<br />

del contenido de esta publicación, aun mencionando<br />

la fuente.<br />

Los editores no son responsables por las opiniones<br />

vertidas por los colaboradores, entrevistados, las notas<br />

firmadas y el contenido de los mensajes publicitarios.<br />

Registro Nacionl de la Propiedad Intelectual<br />

Nº 506670. ISSN 1669738-3<br />

Distribución en locales Yenny y El Ateneo de la Ciudad<br />

de Buenos Aires, GBA e interior del país.<br />

Cortaba un centímetro solo a uno de sus tacones para pronunciar el<br />

contoneo de sus caderas.<br />

Detestaba sus manos y, para no llamar la atención hacia ellas, evitaba<br />

usar anillos.<br />

Se teñía con el color que llamaba “blanco de funda de almohada”.<br />

Su melena, conocida como peek a boo band –espiar por la mirilla– terminó<br />

siendo prohibida por el Departamento de Guerra de EE.UU. ya que, al<br />

parecer, el peinado rubio, ondulado y que tapaba un ojo, era un peligro<br />

para las empleadas de las fábricas de armamento porque sufrían accidentes<br />

constantemente.<br />

Usaba pestañas postizas pero solo la mitad.<br />

No se consideraba una bomba sexual, ni mucho menos bella.<br />

Dijo una vez: “En mi corazón siempre seguiré siendo esa niña insegura<br />

de pelo oscuro llamada Norma Jeane Mortenson”.<br />

Solo la llamamos por el nombre de pila que se puso años después.<br />

Disfruten de este nuevo número de Quid.<br />

Adolfo de Vincenzi<br />

Director General<br />

Grupo Ilhsa


Sumario<br />

68<br />

Nota de tapa. Christian Kupchik se adentra en el juego<br />

08 de la seducción. De Ovidio a Casanova, pasando por<br />

56<br />

Baudrillard y Kierkegaard.<br />

Tema de tapa 3. Juan Cibeira se sumerge en el<br />

magnetismo de los músicos y va hasta el siglo XIX<br />

para traernos a Franz Liszt, casi un rock star.<br />

32<br />

46<br />

24<br />

13<br />

El señalador. Maximiliano Tomas escribe sobre John<br />

Cheever y su literatura, de chicos seductores y ambiciosos.<br />

68<br />

Tema de tapa 4. Literatura romántica. Cuál es el<br />

panorama actual de este género. Nuevas figuras<br />

y nuevas historias de ayer y de hoy.<br />

14<br />

Opinión. El licenciado Gabriel Rolón cuenta tres<br />

historias para referirse a la seducción.<br />

70<br />

Entrevista 9. Camucha Escobar es una cara nueva del<br />

género histórico/romántico, aunque su primer título,<br />

Tierra en sombras, obtuvo una gran repercusión.<br />

16<br />

Tema de tapa 1. Roger Koza se interroga acerca del<br />

porqué de la seducción del cine estadounidense y cuál<br />

es la matriz que lo sustenta.<br />

82<br />

Entrevista 11. José Miguel Onaindia escribió La Corte<br />

Suprema argentina (El Ateneo) una suerte de manual<br />

para aprender a ser ciudadano.<br />

72<br />

38<br />

20<br />

64<br />

Ser editor. Esteban Bertola escribe sobre la editorial que<br />

co-dirige, Editores argentinos.<br />

36 84<br />

Entrevista 12. Matías Alinovi, autor de París y el odio,<br />

habla de la ciudad que más fascina pero también que<br />

más frustra.<br />

42<br />

Tema de tapa 2. Las deidades de Hollywood que nos supieron<br />

fascinar a lo largo de las décadas. Cambios de signo<br />

de la seducción.<br />

88<br />

Tema de tapa 5. La crítica y curadora de arte Kekena<br />

Corvalán escribe sobre el diálogo a través de los tiempos<br />

entre la seducción y el arte.<br />

53<br />

Música Alternativa. Sergio Varela escribe sobre la nueva<br />

placa de los legendarios Rolling Stones, Blue & lonesome.<br />

98<br />

Cocina. Marina García nos deleita con el postre, el<br />

broche de oro de toda buena comida.<br />

28<br />

96<br />

60<br />

Dossier<br />

cine<br />

Mae West<br />

Una chica mala<br />

No cumplió con los modelos femeninos conocidos. Tampoco lució una<br />

belleza deslumbrante. El universo creado por Mae West era libre, jocoso,<br />

musical y despreocupado. Jamás encarnó ni a la esposa fiel, ni a la amante<br />

sumisa, ni a la rubia tonta, ni a la madre amorosa o la prostituta redimida.<br />

Su magnetismo se lo debió principalmente a su desparpajo y a su<br />

independencia.<br />

20. Hebe Uhart, una mujer de pueblo<br />

24. Diego Erlan, con ritmo punk<br />

28. Liliana Heker, con el mismo fuego<br />

32. Federico Bianchini, en Antártida<br />

38. Gonzalo Garcés, seductora provocación<br />

46. Julieta Ortega, una mujer con estilo<br />

60. Lorena Muñoz, bajo los efectos de Gilda<br />

64. Comida salada con Maru Botana<br />

72. Esther Sanz. Y sigue el amor<br />

96. Dublín, tierra de poetas


MISCELÁNEAS<br />

POR NEW YORK<br />

Y BUENOS AIRES<br />

La nueva actualización hasta el<br />

último detalle de la Guía completa<br />

New York (De Dios) nos<br />

lleva de la mano para conocer el<br />

circuito de las mejores barras, los<br />

mejores food trucks, los outlets, y<br />

los bares ocultos además de todas<br />

las atracciones para quien no fue<br />

nunca, para quien vuelve y para<br />

los eternos enamorados de esta<br />

increíble ciudad.<br />

500 restaurantes, barras & comida<br />

al paso. Buenos Aires<br />

(De Dios) es una guía completa<br />

con 282 restaurantes, 160 lugares<br />

de cocina al paso y 58 barras<br />

y cervecerías artesanales. Direcciones,<br />

teléfonos, orientación de<br />

precios, ubicación en el mapa y<br />

un comentario orientativo. Para<br />

disfrutar el verano en la ciudad.<br />

PARA MIRAR DESDE EL SILLÓN<br />

Miss Peregrine y los niños peculiares. La última de Tim<br />

Burton, basada en la novela homónima de Ransom Riggs.<br />

Protagonizada por Eva Green en el papel de Miss Peregrine,<br />

Asa Butterfield como Jacob Portman y Samuel<br />

Jackson como Barron.<br />

Francofonia es el último film de Alexander Sokurov,<br />

quien supo sorprendernos con la bellísima El arca rusa,<br />

vuelve esta vez para hablar de la cultura europea, el papel de<br />

los museos y la influencia de la política. Protagonizada por<br />

Louis-Do De Lencquesaing, Vincent Nemeth, Benjamin<br />

Utzerath, Johanna Korthals Altes, Jean-Claude<br />

Caër y Andrey Chelpanov.<br />

Una de guerra, donde la gran Helen Mirren encarna a<br />

una militar que, a través de drones y cámaras se prepara<br />

para desbaratar un plan terrorista cuando una niña entra en<br />

escena. Enemigo invisible está dirigida por Gavin Hood.<br />

Acompañan a Mirren, Alan Rickman y Aaron Paul.<br />

UNA DEL MAGO<br />

Se acaba de editar El gigante enterrado<br />

(Anagrama), de Kazuo<br />

Ishiguro. El japonés emigrado<br />

en su infancia a Inglaterra ya<br />

nos deleitó con Pálida luz en las<br />

colinas, Un artista del mundo<br />

flotante, Los restos del día<br />

(llevada al cine bajo el nombre<br />

de Lo que queda del día, donde<br />

Ishiguro se inspiró en las memorias<br />

de su padre, mayordomo de<br />

una gran casa aristocrática inglesa),<br />

Los inconsolables, Cuando<br />

fuimos huérfanos y Nunca me<br />

abandones, una fábula posible<br />

en cualquier momento de nuestro<br />

futuro. Esta vez, su relato<br />

está ubicado en la Edad Media,<br />

donde una pareja de ancianos<br />

sale en busca de su hijo.


8<br />

Nota<br />

de tapa<br />

EL ENCANTO<br />

MISTERIOSO<br />

POR Christian Kupchik<br />

Cuando la Serpiente convenció a Eva de morder la manzana,<br />

se puso en marcha la primera estrategia de seducción que<br />

conoce la historia. Por supuesto, la condena fue inmediata: el<br />

único seductor ante el que podían caer las criaturas humanas<br />

solo podía ser Dios. La expulsión del Paraíso fue inminente.<br />

Y sin embargo, el mundo se llenó de seductores. Pero el<br />

secreto que rodea su poder sigue siendo su misterio. Es<br />

razonable pensar en una suerte de juego de complicidad<br />

mediante el cual dos personas, o una sola, intentan atraer al<br />

otro. Aunque el término dista mucho de aludir a una cuestión<br />

lúdica. De hecho, seducir es todo lo contrario.<br />

La primera aparición de la palabra “seducción” en el diccionario<br />

de la RAE sostiene que seducir es “engañar con arte<br />

y maña”. En verdad, si recurrimos a la etimología podemos<br />

comprobar que el término proviene del latín seducere,<br />

formado por el prefijo se, de naturaleza separativa, y el verbo<br />

ducere, “conducir”. De tal forma, se puede deducir que el<br />

seductor es alguien que guía una situación hacia un terreno<br />

favorable. No obstante, a los seductores de la Antigüedad se<br />

los llamaba así no por su naturaleza galante, sino por una acción<br />

que forzaba los deseos de su objetivo. Seducir implicaba<br />

“apartar”, separar, conducir a una dama o un enemigo fuera<br />

del orbe de sus deseos.<br />

Uno de los primeros en reflexionar sobre el poder del amor<br />

romántico fue Publio Ovidio Nasón, quien diecisiete siglos<br />

antes de que Lord Byron y Casanova arrasaran en los<br />

salones de baile, publicó El arte de amar (Ars Amandi) en el<br />

año 8 d.C. Esta obra de Ovidio comienza con una recomendación:<br />

se debe asistir a lugares públicos para las cuestiones<br />

de la seducción, como el circo, por ejemplo. Dos importantes<br />

razones justifican el consejo. El primero tiene que ver con el<br />

sentido común: ahí es donde se reúne la gente: “El que acosa<br />

a los pájaros, conoce los árboles en que ponen los nidos, y<br />

el pescador de caña, las aguas abundantes en peces. Así, tú,<br />

que corres tras una mujer que te profese cariño perdurable,<br />

dedícate a frecuentar los lugares en que se reúnen las bellas”.<br />

Existe una segunda observación: la importancia de la sangre.<br />

El contacto visual con la muerte en directo a manera de<br />

espectáculo, activará las emociones, lo cual aparece como<br />

imprescindible para desbloquear el deseo amoroso.<br />

De todos modos, para Ovidio el escenario no es tan importante<br />

como el seductor. Si bien es cierto que la ocasión propicia y un<br />

lugar adecuado es lo ideal, lo que define es la convicción de<br />

este a la hora de concretar su deseo. En el Libro II desprecia<br />

los hechizos y ungüentos tan a la usanza de la época como<br />

recursos efectivos para concretar con éxito la seducción. Los<br />

califica de ineficaces, y recomienda como mejor opción que<br />

el seductor se prepare a conciencia en el conocimiento, en el<br />

dominio de los idiomas y las artes. Por el contrario, Ovidio no<br />

le asignaba un rol demasiado preponderante a la belleza, a la<br />

que consideraba como un don muy frágil dado el poder inflexible<br />

del tiempo. Cuando se publica El arte de amar desata una<br />

serie de polémicas, se lo acusa de publicidad al adulterio y el<br />

libertinaje. Sin embargo, a lo largo de los siglos ha demostrado<br />

mantener una vigencia incontrastable.<br />

En el film El imperio de los sentidos (1976), de Nagisa<br />

Oshima, una mujer busca el goce como fin último, por lo<br />

que cualquier estrategia de seducción se ve superada para<br />

satisfacer su demanda. Baudrillard nos dice que este es el<br />

elemento central de la sexualidad libertina del siglo XVIII, de<br />

Choderlós De Laclos a Casanova, pasando por Kierkegaard:<br />

para ellos, la seducción es un ceremonial y un ritual.<br />

Todos estos ceremoniales y rupturas con la vida restringida<br />

por las normas, surgen antes de que se lancen los derechos<br />

del hombre y la psicología con la verdad revelada del sexo.<br />

Dejarse llevar por las pulsiones sobrepasando el deseo, como<br />

sucede en El imperio de los sentidos, como sucede con la<br />

mente de Sade, donde el juego llegó a ir más allá del goce,<br />

porque a pesar de que este es inferior a cualquier estrategia,<br />

sigue siendo un instinto primario del sujeto parlante, es tocar<br />

a la locura que de libre tiene poco. La búsqueda del placer<br />

está en el campo de lo natural, la seducción no.<br />

Una de las visiones más inquietantes de la seducción la encontramos<br />

en esa obra notable de Søren Kierkegaard: Diario<br />

de un seductor (Forførerens Dagbog). Allí nos dice:<br />

“Es lo que trasluce en el juego más banal de la seducción:<br />

me muestro esquivo, no me harás gozar, soy yo quien te<br />

hará jugar, y quien te hurtará el goce. Juego movedizo,<br />

donde es falso suponer que solo es una estrategia sexual.<br />

Más que nada estrategia de desplazamiento…, de desviación<br />

de la verdad del sexo: jugar no es gozar. Ahí hay una<br />

especie de soberanía de la seducción, que es una pasión y<br />

un juego del orden del signo, y es quien gana a largo plazo<br />

porque es un orden reversible e indeterminado.”<br />

Cuando el seductor de Kierkegaard se acerca demasiado al<br />

objeto de deseo, se marcha, se aleja, pues este pierde aquel<br />

brillo (el de la nariz). Al liberarlo no se encuentra, no se sabe<br />

qué es, en parte, no quiere cambiar lo inalterable de esa<br />

mujer, que si bien es causante de deseo, también puede ser<br />

causante de su perdición y de él como seductor.<br />

En Diario de un seductor, la seducción intelectual con todas<br />

sus morbosas alquimias se despliega como núcleo central.<br />

Se trata de Juan, astuto seductor, que valiéndose de ardides<br />

conduce al desconcierto y la confusión a Cordelia quien, a<br />

sus 17 años, muere de amor por él. La historia toma relevancia<br />

a causa de la naturaleza contemplativa y reflexiva de Juan,<br />

quien está dispuesto a efectuar toda clase de experimentos<br />

psicológicos con el fin de lograr el punto de turbación en que<br />

Cordelia pierde su equilibrio y está dispuesta a cualquier<br />

9


10<br />

sacrificio. En este juego en el que cambia las tácticas y alterna<br />

desahogos y rigidez, se despliega un egoísmo refinado que<br />

pretende el máximo de placer sin ningún compromiso.<br />

Ya en términos contemporáneos, la seducción no se reduce<br />

únicamente a relaciones interpersonales, sino que encuentra<br />

su fundamento también en la propaganda política y como<br />

ejercicio en la comunicación de masas. Uno de los textos<br />

seguido de cerca por personajes tan poco seductores como<br />

Mussolini y Hitler, fue De la psicología de las masas<br />

(1895), de Gustave Le Bon y que habla de la relación<br />

estrecha que une al jefe y las masas –algunas de sus recomendaciones<br />

y efectos siguen manteniendo actualidad. Lo que Le<br />

Bon afirmó es que el individuo bruscamente proyectado dentro<br />

de un contexto masivo, pierde toda razón y autonomía,<br />

para no obedecer más que a sus emociones sometiéndose sin<br />

resistencia a la voluntad de los hábiles seductores. Las masas,<br />

por naturaleza manipulables, se separan del universo de la<br />

razón, del libre albedrío, del espíritu crítico para abandonarse<br />

a un mundo imaginario donde se borra la conciencia individual,<br />

donde reina la más estúpida credulidad.<br />

Para Le Bon, la seducción es una manera de calificar la fuerte<br />

desigualdad de una relación: uno domina (el seductor), el<br />

otro es dominado (la masa). ¿Pero qué es lo que seduce a las<br />

masas? Primero el prestigio “lo que quiere decir el poder de<br />

imponerse en una discusión”. Difícil de definirlo de otra manera<br />

que “por una fuerza misteriosa, una forma de embrujo<br />

llena de admiración y de respeto que paraliza las facultades<br />

críticas”. Pero esto no es suficiente, también hay que adular<br />

a las masas, “no se debe dudar en hacerle las promesas más<br />

fantásticas”, siempre siendo poco claro en qué es lo que se<br />

propone específicamente. Hay que nutrir los discursos de<br />

opiniones hechas, de simplismos, de imágenes evocadoras.<br />

En Psicología de masas y análisis del yo (1921), Sigmund<br />

Freud dice que lo que sucede en esta relación con las masas<br />

es un “estado amoroso”. Para Freud el poder hipnótico del<br />

seductor precede y nutre el estado amoroso que aniquila<br />

durablemente la voluntad de las masas. Así que para Freud la<br />

relación reposa sobre un –falso– intercambio. La fuerza del<br />

seductor reside en su capacidad de transmitir amor a cada<br />

uno de los individuos que componen la masa, a persuadirlo<br />

que “solo él es objeto digno de atención”. Yo lo amo, porque<br />

él me ama… Amamos finalmente porque nos creemos amados.<br />

Pesada ilusión que hace de las masas seducidas sean un<br />

grupo de individuos engañados.<br />

Si Lacan fue el filósofo del deseo, convirtiendo su obra y<br />

su práctica en una perfecta máquina de captura del deseo<br />

del Otro, Jean Baudrillard fue el filósofo de la seducción,<br />

el simulacro y la simulación. En tal sentido, es quien mejor<br />

interpretó la esencia del mecanismo en términos contemporáneos.<br />

Baudrillard inaugura una segunda etapa reflexiva con De la<br />

seducción, categoría que desplaza en sus consideraciones a<br />

la producción. El mundo no parece ya unido por encadenamientos<br />

productivos, sino por procesos de seducción. Es la<br />

desaparición tanto de lo real como del mundo de las finalidades<br />

objetivas de la producción. En este nuevo régimen<br />

de seducción absoluta y universal, todo funciona gracias a<br />

la multiplicidad inherente del signo más que a la captura de<br />

este en un referente claro y unívoco. La seducción es secreto<br />

puro sin verdad. Por esa razón se ha vuelto el motor del mundo<br />

y no se puede psicoanalizar ni interpretar unívocamente.<br />

La seducción rompe con la coherencia de la razón, aunque<br />

inaugura una nueva lógica basada en el rescate de la apariencia,<br />

una nueva realidad imantada. Asistimos al surgimiento de<br />

una nueva forma de existencia, estática, en la que la multiplicación<br />

demencial de signos satura toda significación posible.<br />

De ahí que para Baudrillard se vuelve más fragmentario y<br />

reversible, su obra parece reflejar e ilustrar constantemente<br />

las nociones que se ocultan detrás de la seducción moderna:<br />

simulación, simulacro, banalidad y fatalidad


El<br />

señalador<br />

El 10 de abril de 1954, bastante después<br />

de sus primeros relatos y poco antes de<br />

dar a conocer su primera novela, John<br />

Cheever publica en las páginas de la<br />

revista The New Yorker un relato titulado<br />

“The Five-Forty-Eight”. El título refiere<br />

al horario de llegada de un tren de cercanías<br />

que va de la ciudad de Nueva York<br />

hacia los suburbios, y fue traducido al<br />

castellano como “El tren de las cinco cuarenta<br />

y ocho”. Dijimos Nueva York, tren,<br />

suburbio, y pensamos: oficina, trabajo,<br />

regreso a casa. Así, ya tenemos buena<br />

parte de los significantes que componen<br />

el universo narrativo de John Cheever.<br />

Ese corpus de relatos que, a 35 años de<br />

su muerte (se cumplen el 18 de junio),<br />

sigue despertando la admiración (y la envidia)<br />

de todo aquel que decida dedicarse<br />

a construir historias en formato breve.<br />

Se ha dicho una y mil veces que Cheever<br />

es el cronista de la clase media, o media<br />

alta, de la población urbana y suburbana<br />

de la década del 50. Quien no haya<br />

leído aún a Cheever (sus cuentos, pero<br />

también sus novelas), bien haría en dejar<br />

este artículo aquí mismo y correr hacia la<br />

biblioteca más cercana. Pero aun quien no<br />

lo haya leído conoce bien de qué estamos<br />

hablando si de casualidad ha visto algún<br />

que otro capítulo de la serie Mad Men.<br />

Esos son los chicos que retrata Cheever,<br />

sus sueños y ambiciones: la ansiedad, el<br />

engaño, el alcohol, el consumo, los deseos,<br />

el adulterio de los profesionales de clase<br />

media de mediados del siglo XX, y los de<br />

sus mujeres, en general amas de casa que<br />

SEDUCIDOS Y<br />

ABANDONADOS<br />

POR Maximiliano Tomas*<br />

no se quedan atrás en malicia y frustración.<br />

¿Por qué se leían tanto los cuentos<br />

de Cheever si el escritor hundía el cuchillo<br />

en las miserias de las vidas de sus lectores,<br />

que eran quienes probablemente compraban<br />

por entonces The New Yorker?<br />

¿Porque era un genio, por un instinto de<br />

autoflagelación, porque Cheever era uno<br />

de ellos? Quizá por las tres cosas juntas.<br />

“El tren de las cinco cuarenta y ocho”<br />

tiene un comienzo in media res, algo que<br />

no es habitual en Cheever. Cuando Blake<br />

sale del ascensor del edificio de oficinas<br />

para volver a casa, se encuentra de frente<br />

con esa mujer, su ex secretaria, que lo<br />

está esperando y lo mira “con una expresión<br />

tan intensa de odio y decisión” que<br />

sabe de inmediato que las cosas no están<br />

bien. Algunos párrafos después nos enteramos<br />

de que Blake la había aceptado<br />

como secretaria, y aunque había demostrado<br />

ser “competente, puntual y buena<br />

mecanógrafa”, un buen día, después de<br />

ir a su casa con la excusa de beber algo y<br />

acostarse con ella, llama al departamento<br />

de personal y pide que la echen. La<br />

persecución y su final tienen el mérito<br />

de poner a la protagonista femenina en<br />

una posición de poder, bastante antes de<br />

que el feminismo fuera una corriente de<br />

pensamiento extendida.<br />

En 1994 apareció un libro llamado Thirteen<br />

uncollected stories, que reunía trece<br />

relatos tempranos escritos por Cheever<br />

entre 1931 (cuando tenía apenas 19 años)<br />

y 1942. Cualquier lector atento de su obra<br />

sentirá sino incomodidad, al menos des-<br />

concierto frente a estos cuentos, cuyas historias<br />

transcurren en pequeñas ciudades,<br />

cuando no en casinos e hipódromos. Son<br />

textos más sencillos, sin la profusión de<br />

historias secundarias y personajes que son<br />

una de sus marcas características. Vamos,<br />

que salvo por lo extraño de su ambientación,<br />

son los cuentos de un principiante:<br />

uno que terminará siendo un maestro de<br />

su arte, pero que acá aún está aprendiendo<br />

a andar en bicicleta.<br />

Hay, de todas maneras, un texto que<br />

llama la atención por la modernidad de<br />

sus ideas y la torsión elegida para el desenlace.<br />

Se llama “El hombre al que amó”.<br />

Es la historia de los Dexter, una madre<br />

y un padre de buen apellido pero en<br />

bancarrota que llevan de viaje a su joven<br />

hija y durante una comida conocen al que<br />

creen el candidato ideal para ella: Lord<br />

Deveraux. Pero Lila, a pesar de estas<br />

intenciones, se enamora de Joe Clancy,<br />

un tahúr irlandés en cuyo rostro “años<br />

de juego habían trazado cuatro líneas<br />

profundas en su frente, que ni el sueño<br />

podía borrar”.<br />

Todo apunta a la consumación conocida:<br />

la hija que desoye el mandato paterno y<br />

se escapa con su prometido, el triunfo del<br />

amor romántico sobre el arreglo y el dinero.<br />

Pero la diferencia en este caso es que<br />

al descubrir que su hija está realmente<br />

enamorada de un perdedor, y que impedir<br />

esa relación acabará con su vida, los padres<br />

deciden optar por su felicidad en lugar del<br />

conveniente matrimonio. En una escena<br />

inolvidable, la madre se humilla ante Lord<br />

Deveraux, que acaba de pedir la mano<br />

de Lila, haciéndose pasar por una mujer<br />

excéntrica y de bajos modales. Lo más llamativo<br />

en este cuento de Cheever es que<br />

el seducido y abandonado es, a diferencia<br />

de lo que uno podría esperar de acuerdo<br />

al tiempo histórico en que transcurre la<br />

narración, el personaje masculino<br />

* Editor literario, crítico y periodista cultural.<br />

13


TRES HISTORIAS BREVES Y<br />

UNA HUMILDE CONCLUSIÓN<br />

Opinión<br />

POR Lic. Gabriel Rolón<br />

14<br />

Cuando Basil Hallward le mostró su<br />

obra, sintió el impacto que genera la<br />

perfección. El retrato parecía tener<br />

vida y la belleza del joven lo perturbó.<br />

–¿Quién es? –preguntó.<br />

–Su nombre es Dorian Gray –respondió<br />

el artista, y Lord Henry Wotton<br />

supo dos cosas: que debía conocerlo y<br />

que ese joven estaba condenado.<br />

Unos días después volvió al atelier<br />

y encontró al modelo admirando su<br />

imagen en la tela.<br />

–¿En qué piensa? –le preguntó.<br />

–En lo injusto de la vida –respondió<br />

Dorian–. Este retrato vencerá al<br />

tiempo y permanecerá siempre joven y<br />

bello mientras que yo envejeceré y me<br />

iré corrompiendo. ¡Cómo desearía que<br />

fuera al revés! ¡Cómo quisiera permanecer<br />

así y que el cuadro cargara con el<br />

peso de mis años!<br />

El hombre sonrió e hizo un comentario<br />

que más parecía un presagio:<br />

–Tenga cuidado con lo que desea.<br />

Puede que se le cumpla.<br />

Miles de años antes, Liríope acudió<br />

ante el ciego Tiresias para averiguar el<br />

destino que le esperaba a su hijo recién<br />

nacido. El vidente le dijo de modo<br />

oracular: “Será feliz en tanto no se vea<br />

a sí mismo”. El muchacho creció entre<br />

el cuidado y los mimos de las ninfas,<br />

hasta que un día al inclinarse para<br />

beber agua en un arroyo vio su imagen<br />

reflejada en el agua y quedó condenado<br />

a adorarse a sí mismo.<br />

–Desdichado soy entre todos los<br />

mortales –vociferó Narciso–. Puedo ser<br />

amado por los demás, mas yo no puedo<br />

amar a nadie más que a mí.<br />

La última de estas historias se inicia en<br />

el casamiento de Tetis y Peleo. Eride,<br />

representación de la discordia, no<br />

había sido invitada a la celebración y en<br />

venganza envió de regalo una manzana<br />

que contenía solo una inscripción:<br />

“Para la más bella”. Atenea, Hera y<br />

Afrodita se postularon para comer el<br />

fruto y Paris fue elegido como juez de<br />

la contienda. Para sobornarlo, Hera le<br />

ofreció poder, Atenea sabiduría y Afrodita<br />

prometió concederle el amor de la<br />

mujer más bella del mundo: Helena. Y<br />

Paris no dudó.<br />

Es sabido que Dorian Gray se convirtió<br />

en un ser maligno que debió esconder<br />

su retrato para que nadie viera la<br />

maldad de su alma, Narciso se ahogó<br />

intentando abrazar su propia imagen<br />

y el juicio de Paris desató una guerra<br />

cuyas consecuencias fueron el horror,<br />

la muerte y la destrucción.<br />

La seducción otorga un poder, un<br />

erotismo tal que obnubila el entendimiento<br />

y desata la pasión. Si algo ha<br />

demostrado el psicoanálisis es que no<br />

solo la belleza es capaz de generar ese<br />

impacto. Existen sustitutos simbólicos:<br />

el poder, el dinero, el conocimiento o<br />

el talento son algunos de ellos.<br />

No obstante, lo que nadie puede negar<br />

es que quien ejerce la seducción posee<br />

un poder difícil de resistir. Por eso, líbrenos<br />

el destino de quienes hacen un<br />

uso perverso de ese preciado don


16<br />

Tema de tapa<br />

uno<br />

ATRACCIÓN<br />

FATAL<br />

POR Roger Koza<br />

En una película canadiense muy ingeniosa, Guy Maddin imagina un campeonato<br />

mundial de músicos que deben interpretar la música más triste del mundo. Como<br />

si se tratara de un partido a eliminación simple, un músico toca una pieza y el otro<br />

responde. El film no explica cómo se consigue determinar la tristeza de cada pieza,<br />

pero sí da un indicio cuando en la final un chelista húngaro aprovecha los graves de<br />

su instrumento y las gravedades de su propia historia para precipitar una desolación<br />

casi cósmica en la audiencia. Pero lo que importa es otra cosa.<br />

Maddin intuye en La música más triste del mundo (2003) una condición propia de la<br />

cultura del siglo XX y también del siglo en curso. En la contienda están los chinos, los<br />

alemanes, los mexicanos, entre muchos otros, y también Estados Unidos. A medida<br />

que avanza el torneo, el país que ahora tiene como presidente a un exponente de la<br />

industria de la construcción va anexando a todos los contrincantes que pierden sus<br />

partidas. La final consiste en un previsible enfrentamiento: el chelista magiar versus<br />

la comitiva estadounidense, representada en esa instancia del campeonato por prácticamente<br />

todos los países del mundo que han quedado afuera de la competencia.<br />

La anexión no es forzosa, tampoco mafiosa. No se compra a los músicos extranjeros:<br />

terminan por sentir como propia la pertenencia a esa nación aún novedosa. El film<br />

de Maddin transcurre en la década de 1930 y Estados Unidos es todavía un país<br />

bastante joven que sigue escribiendo diariamente su Historia. Lo que pasa en el film<br />

es en cierta medida una representación de lo que sucedió en ese tiempo con una<br />

gran cantidad de artistas que dejaban Europa y probaban suerte en el Nuevo Mundo.<br />

El sueño americano viene un poco antes de su enunciación; antes de haber sido un<br />

sueño fue una verdadera utopía. Es lo que se anuncia en Las perspectivas democráticas<br />

de Walt Whitman: ahí se da cuenta de que ese fervor demócrata por un<br />

sistema concebido sin ningún amparo y con fundamentación vertical por los griegos<br />

adquiere una dimensión romántica en el imaginario de los primeros estadounidenses.<br />

La democracia no era meramente un sistema representativo y parlamentario, más<br />

bien se trataba de un experimento social desprovisto de condicionamientos trascendentales<br />

en el que los hombres eran convocados a inventar. Ahí reside la secreta<br />

hermosura de los westerns. En ellos se conmemora una contienda de otro orden: las<br />

exigencias de la razón se oponen al imperio de los fuertes. Un tiro en la noche (1962)<br />

de John Ford es la quintaesencia de esa épica paciente con la que se conquista una<br />

vida social regulada por la ley y no por la lógica de la pólvora y el puño. Los hombres<br />

de la nueva nación aprenden a atenerse a las reglas, que no advienen de una manifestación<br />

divina sino que se forjan en la comprensión de ese experimento en el que<br />

todos tienen derecho a existir a su manera.<br />

Desde su institución, Estados Unidos ha contado con inspirados amanuenses que han<br />

presentido que la nación puede ser entendida como una gran novela. La genealogía<br />

de la nación y su tiempo de nacimiento son en sí contemporáneos a la democratización<br />

de la novela. Existir como nación es también considerar el destino en común<br />

como la evolución de un relato que aspira a la gloria. Si la novela fue una tecnología<br />

subjetiva secular por la cual en los intersticios de la reiteración de hábitos y rutinas de<br />

supervivencia se vislumbraba una lógica secreta de los actos hacia un fin que redimía<br />

una existencia ordinaria penada a la repetición, la aparición del cine potenciaba exponencialmente<br />

el alcance de esa intuición o creencia. El cine podía contar la Historia<br />

en menos tiempo y alcanzar a una multitud, algo que el libro no podía conseguir.<br />

También podía representar con mayor vehemencia y eficacia la gran fantasía subjetiva<br />

de los últimos doscientos años: cada uno puede ser el eslabón discreto de una<br />

aventura comunitaria. El héroe estadounidense es siempre quien tiene autoconciencia<br />

de su rol en esa gesta grandiosa; el héroe accidental apenas se da cuenta cuando<br />

la Historia lo pone a prueba. ¿No es justamente eso lo que Sully (2016) de Clint<br />

Eastwood viene a refrendar? El mito liberal de que un individuo hace la diferencia<br />

es el punto de partida empírico de una metafísica de un país elegido para administrar<br />

la felicidad en la Tierra y erigirse como modelo de una nueva humanidad. El nuevo<br />

hombre no fue solamente prerrogativa del comunismo. Hay que recordar que desde<br />

17


18<br />

los inicios del cine estadounidense todos sus relatos no son<br />

otra cosa que fragmentos de un gran relato mayor en el cual la<br />

nación es sacudida por una oscilación constante en la que se<br />

pierde y se recupera en un devenir sin fin la organicidad de su<br />

ser colectivo y los resortes de su unión.<br />

El filósofo estadounidense Daniel Dennett decía en su<br />

viejo libro La conciencia explicada que el “Yo es un centro de<br />

gravedad narrativo”. Es probable que el autor del notable libro<br />

La idea peligrosa de Darwin no tuviera en cuenta las consecuencias<br />

de una afirmación semejante en el momento en el<br />

que la profirió, pero más allá de su sugestiva fuerza filosófica la<br />

frase tiene un poder explicativo de por qué el cine estadounidense<br />

seduce en todos los rincones del mundo.<br />

La coincidencia azarosa entre una forma de narrar y una<br />

fantasía identitaria colectiva se impuso casi sin proponérselo<br />

como un modelo de lectura del mundo y del yo; esa ligazón<br />

entre nación e intimidad alcanza su mayor perfeccionamiento<br />

en el cine estadounidense. La matriz de El nacimiento de una<br />

nación (1915) de D. W. Griffith se repite desde hace cien<br />

años como una fórmula secreta en la que el individuo y el todo<br />

entran en consonancia material y espiritual. El famoso conflicto<br />

central que Raúl Ruiz identificaba como poética dominante<br />

de todo el cine de ficción se aplica tanto a la lectura que un<br />

sujeto realiza sobre sí mismo como también a la indesmentible<br />

hermenéutica con la que los estadounidenses leen la presunta<br />

grandeza de su nación. He aquí el porqué de la seducción.<br />

Por conflicto central Ruiz entiende una estructura narrativa<br />

en la que se presenta un conjunto de personajes que asumen<br />

una problemática en común que a lo largo del relato habrán de<br />

descifrar: ¿cómo desembarazarse de esa problemática?, ¿cómo<br />

vencer en ese nudo determinante? El conflicto central es la<br />

zona de intersección de las voluntades que entran en colisión<br />

hasta que un evento extraordinario reorganiza los lugares y<br />

el estado anímico de los participantes de ese conflicto. Ruiz,<br />

desde ya, imaginó un cine sin conflicto central, acaso un cine<br />

de ficción de intensidades dispersas y autónomas, con situaciones<br />

múltiples en las que no se resuelve absolutamente nada,<br />

pues las mutaciones de las condiciones iniciales son arrastradas<br />

por derivas que responden a motivaciones de los personajes y<br />

eventos azarosos: la propia ficción se basta a sí misma. Misterios<br />

de Lisboa es justamente la síntesis de esa idea. El puntapié<br />

inicial pasa por la orfandad de un expósito que desconoce su<br />

origen genético. El drama edípico y familiar es un mero signo<br />

inicial, pues del film brotarán historias adyacentes que tienen<br />

y no tienen que ver con ese desgraciado comienzo. He aquí<br />

lo que Ruiz también quería decir cuando decía que un film<br />

compuesto por cuatrocientos planos era cuatrocientas películas:<br />

la intensidad narrativa es autosuficiente en la duración del<br />

registro en sí.<br />

En otras palabras, la seducción que despierta el cine estadounidense<br />

en las audiencias de todo el mundo tiene que<br />

ver con una forma “universal” de composición del relato que,<br />

tras décadas de adoctrinamiento involuntario y debido a la<br />

propagación del cine estadounidense en todos los rincones del<br />

mundo, parece vibrar en la misma sintonía con la que un hombre<br />

examina su propio destino. Los hombres creen que tienen<br />

un guión que seguir. Los más arrogantes militan su destino,<br />

los hombres comunes quizás nunca llegan a pensarlo del todo,<br />

pero cuando algo fuera de lo esperado les sucede, la tentación<br />

es verse inmersos en una trama que los trasciende. El cine<br />

estadounidense es una gramática de lectura de sí.<br />

Desde ya existen otras modulaciones de representación del<br />

tiempo y nosotros en él. Todo relato es eso: una organización<br />

estética del fugaz momento presente bajo una promesa de<br />

sentido. Pero hay formas de narrar en el cine que prescinden<br />

de trabajar la sumatoria de los actos como un telos (épico y<br />

privado) conducido por un gran conflicto central que pone en<br />

funcionamiento la vida de todos los hombres. Darle sentido<br />

al mundo y a nosotros en él no siempre constituye la voluntad<br />

implícita del cine. Un buen ejemplo es el cine del georgiano<br />

Otar Iosseliani. En sus películas, todas sin excepción<br />

filmadas en rigurosos planos secuencia, que tienen como<br />

función hacer sentir el tiempo en su propia duración, lo que<br />

sucede se agota en su propia extensión en el registro. Las<br />

acciones no esperan por otras; se autojustifican sin la precedente<br />

y la que continúa; en todo caso, hay en esos films de<br />

Iosseliani encadenamientos de escenas y acciones que surgen<br />

y se desvanecen sin perpetuarse en una necesidad mayor de<br />

sustentar una sucesión. Lo que sucede no sucede para algo,<br />

simplemente sucede. Es por eso que el cine de Iosseliani es<br />

el cine del ocio por excelencia. Celebrar el ocio, intensificar<br />

el estar en el tiempo constituye la disolución física de un cine<br />

obligado a obedecer un sistema de narración aditivo. Nada<br />

progresa en el ocio; solamente se siente el placer de permanecer<br />

en el tiempo.<br />

Hay muchas otras formas de ficción. En el cine del filipino<br />

John Torres el tiempo se pliega en muchos tiempos que<br />

coexisten: los personajes tienen un presente, pero es fagocitado<br />

por otros tiempos que remiten a la historia de un país signado<br />

por la invasión de otras naciones. En las películas de Apichatpong<br />

Weerasethakul también se alude a la multiplicidad<br />

de una experiencia narrativa entrelazada por el presente, el<br />

oscuro pasado de una nación y una dimensión mítica que<br />

nunca deja de subsistir. Los ejemplos son muchos y no son<br />

prerrogativa de Oriente.<br />

Otras formas de narración son, en cierta medida, otras formas<br />

de hacer experiencia del mundo. Una hipótesis incomprobable:<br />

el hipotético fin del conflicto central en la matriz de<br />

todos los relatos embarcaría a los hombres en una aventura<br />

identitaria de otro orden. Es demasiado imaginar cómo sería<br />

un mundo bajo esas coordenadas simbólicas y estructurales.<br />

La experiencia más cercana a ese otro universo semántico<br />

antitético del conflicto central se puede adivinar en algunos<br />

pasajes del cine de Stan Brakhage, en varios diarios fílmicos<br />

de Jonas Mekas, en fragmentos aislados de la obra de algunos<br />

cineastas argentinos como Gustavo Fontán y Claudio<br />

Caldini y en las películas breves del extraordinario Artavazd<br />

Peleshian. En esas películas el Yo poco tiene que ver con un<br />

centro de gravedad narrativo y tampoco puede alinearse con<br />

los designios de una nación


20<br />

Entrevista<br />

uno<br />

En un mundo<br />

pequeño<br />

POR Christian Kupchik<br />

De aquí para allá (Adriana<br />

Hidalgo) es la última<br />

crónica de viaje de<br />

HEBE UHART, donde las<br />

comunidades indígenas<br />

de nuestro país son el eje<br />

principal de su relato<br />

Hebe Uhart tiene un extenso recorrido literario que llevó<br />

al gran Fogwill a declarar alguna vez que se trataba de<br />

“la mejor narradora argentina”. Ella, humilde, desestimó<br />

el elogio, aun cuando es un juicio compartido por muchos.<br />

Sin embargo, en los últimos años dejó de lado la ficción<br />

para dedicarse a la crónica de viajes. Unas crónicas más que<br />

particulares, que reniegan del exotismo y la singularidad para<br />

concentrarse más en lo cotidiano, lo nimio, aquello que escapa<br />

a la mirada común. Así fueron surgiendo Viajera crónica<br />

(2011), Visto y oído (2012), De la Patagonia a México (2015)<br />

y De aquí para allá (2016), que tiene como eje las comunidades<br />

indígenas, que dan lugar a una obra y una mirada singular<br />

sobre lo que nos rodea.<br />

–¿Cuándo comenzó esa pasión por los viajes? Siempre<br />

viajé mucho, desde los 19 años más o menos. Viajé a las Cataratas,<br />

a Ushuaia en un buque de la Marina de Guerra antes<br />

de los militares. Era muy barato, dormías en el barco y llevaba<br />

pasajeros. Y a los 20 fui a Lima, Cuzco, volví por Chile,<br />

todo por tierra. Había que atravesar Bolivia en tren, cuatro<br />

días de viaje. Ahora me hubiese gustado para este libro volver<br />

a Bolivia, pero ya no soporto el tema de la altura. En aquel<br />

viaje que hice hace ya más de medio siglo me afectó, pero<br />

claro, tenía otra edad. Primero a La Paz y después a Perú, en<br />

tren. Fui con dos amigas, una era un personaje tipo princesa<br />

en su camarote. Se parecía a Jeanne Moreau. Después<br />

fuimos a Perú. Yo tengo primos peruanos. Los hermanos de<br />

mi abuela emigraron a Lima y mi abuela emigró acá. Tengo<br />

un primo peruano de mi misma edad que me llevó por Lima<br />

y he vuelto como cuatro veces.<br />

–Cuando planea un viaje, ¿lo hace partiendo de una<br />

estructura o de una idea deliberada, o bien surge al<br />

azar? No, al azar no, porque siempre voy a ver algo específico<br />

que me interesa. Por ejemplo yo conozco muchos pueblos<br />

y ciudades del Uruguay y no Punta del Este, porque no<br />

siento ninguna afinidad, es como si ya lo conociera. Muchas<br />

veces me conducen las lecturas. El viaje que hice a las Salinas<br />

Grandes, a Carmen de Patagones y Viedma, que me gustó<br />

mucho, fue instigado por lecturas. A veces me ayuda algún<br />

librero. Así fue como preguntando en una librería conseguí<br />

la correspondencia de Cafulcurá con Urquiza, que es increíble.<br />

Se suele caer con demasiada frecuencia en reduccionismos<br />

absurdos. Uno dice “indio” y se le aparece un combo<br />

que incluye “pobreza, ignorancia y suciedad”, todo junto. Y<br />

no es así la cuestión. Yo entiendo, es más fácil pensarlo así y<br />

no aceptar la complejidad de ese grupo humano que abarca<br />

distintos estados económicos, sociales, culturales, etc. Mostrar<br />

esa diversidad me parece lo más interesante.<br />

–En este libro, donde el eje está puesto en las culturas<br />

indígenas, resuenan las huellas de Mansilla en Una<br />

excursión a los indios ranqueles… Sí, es correcto. El<br />

primero que me impulsó fue Mansilla, porque en su libro<br />

no se detiene en la descripción de un toldo, una persona o<br />

un personaje, porque se daba cuenta de la complejidad de<br />

ese mundo. Cafulcurá, en 1850 aproximadamente, tenía más<br />

cautivos blancos que indios. No hace falta ir a Colombia o<br />

Perú para notar las diferencias étnicas y culturales, ni siquiera<br />

al interior: alcanza con llegar hasta algún punto del cono<br />

urbano para notar que de diez personas hay nueve morenos<br />

y un blanco. Entonces estos viajes también me sirven para<br />

comprender mi contexto, dónde estoy parada, dónde estamos<br />

viviendo. Tengo alumnas muy rubias que me dicen: “Yo tengo<br />

un abuelo indio”. Ahora, a medida que llegan a la clase media<br />

y cuanto más acomodada, más lo niegan. Es un fenómeno<br />

que se da aquí, no en otras partes de América Latina.<br />

–En sus libros aparecen muchas voces de los lugares<br />

que visita como protagonistas, ¿cómo se establece ese<br />

contacto? A cada lugar que llego intento vincularme con la<br />

gente del lugar y unos me van conectando con otros. Ahora,<br />

por ejemplo, estoy muy interesada en los animales, y en Azul<br />

me encontré en una reunión de payadores, donde les cantan<br />

a los bichos. Siempre encuentro el auxilio de distinta gente.<br />

–También es muy interesante cómo trabaja la reproducción<br />

de la lengua, la cadencia, los distintos modismos…<br />

Sí, me gusta prestar atención a las formas orales que<br />

representan las distintas culturas, las mezclas con lo rural.<br />

Una señora que me hablaba de las estrellas y decía “viera<br />

cómo loquean”, no me decía “cómo titilan”, o “cómo brillan”,<br />

sino “cómo loquean”; ese movimiento que le parecía alucinante.<br />

Por esa forma de hablar veo cómo percibe el mundo<br />

esa señora. Hay que prestar mucha atención a esas cosas. El<br />

escritor tiene la obligación de tener un oído atento al lenguaje.<br />

El caso de Teresa Epuyén, una indígena que encontré<br />

en Viedma, es claro: de inmediato sentí con ella un lazo muy<br />

fuerte, la hubiese traído a mi casa de amiga. Un encanto de<br />

persona. Lo que te otorga estar con gente de otros sectores<br />

sociales o bien que no responden a los parámetros de la<br />

gente con quien una interactúa todo el tiempo y con la que<br />

se comparte una misma línea de pensamiento, es encontrar<br />

otra mirada del mundo, otra forma de sentir las cosas. Con la<br />

gente que te rodea, en cambio, uno puede leer La Nación y<br />

otros Página/12, pero más o menos todos están en la misma<br />

sintonía. En última instancia, se termina siendo tributario de<br />

los medios que se consumen. Aún en la divergencia, pensamos<br />

más o menos lo mismo, decimos lo mismo, comemos<br />

lo mismo. En tanto que una persona de otro sector u otro<br />

lugar tiene otra manera de expresar y ver el mundo, te aporta<br />

novedades respecto a cómo nombrar. Me atraen mucho las<br />

formas expresivas de Corrientes o el Paraguay, que son más<br />

enfáticas, más admirativas. El lenguaje revela siempre otra<br />

forma de pensar, de percibir.<br />

–Pero no siempre y no todos parecen dispuestos a asimilar<br />

al otro… Hay que estar abiertos a ver quién se muestra<br />

más propenso a hablar. Recuerdo que en un viaje anterior<br />

a Tandil entré en una pulpería de campo y me encontré con<br />

un personaje apenas achispado. Lo invité a charlar y al principio<br />

estaba un poco cortado, pero después se largó y me contó<br />

unas historias increíbles, como la de los nombres que les ponen<br />

a los animales, medio sofisticados, como la vaca Roxana<br />

21


22<br />

o cosas así. Por supuesto, nunca conviene entrar hablando en<br />

un área de alta intensidad, es mejor comenzar con pavadas y<br />

poco a poco la gente se va abriendo. Aunque hay muchas de<br />

esas pavadas que tienen escondida una profundidad notable.<br />

–¿Y cómo hace para encontrar lo diferente en lo cercano?<br />

Hay que saber entender qué es lo que vamos a buscar.<br />

Para las comunidades indígenas, por ejemplo, lo importante es<br />

el monte. Para los inmigrantes, para nuestros abuelos, lo más<br />

importante era la casa. La gente que vive en la selva o el monte.<br />

Levantan una casa aquí y después otra a diez kilómetros.<br />

Como me dijeron, el monte te da de comer, diversión y farmacia.<br />

A partir de esto que parece tan simple se revela otra forma<br />

de percibir la vida. En Santa Rosa me invitaron a una Feria del<br />

Libro y como estoy interesada en los animales, pedí que me<br />

presentaran a una persona del campo que tuviera algún tipo de<br />

contacto particular con ellos. En la ciudad encontré un señor<br />

Miguel que es ornitólogo y me llevó al campo a conocer a otro<br />

señor Miguel que también es ornitólogo. El ornitólogo del<br />

campo se nos apareció con una de esas tablas de asado llena de<br />

manzana picada, frutas y verduras. Yo quedé asombrada, pensé<br />

si eso era para nosotros. No, era para alimentar a los pájaros.<br />

Él tiene un campo chiquito. Los hermanos son cazadores, pero<br />

él no. La casa es como cualquiera, y no volvió a ser pintada<br />

desde el momento en que se erigió, en 1947. El hombre vestía<br />

de manera humilde, con esa ropa de campo algo decolorada,<br />

tiene un autito, teléfono y televisor. Pero la mayor parte de su<br />

dinero lo emplea en mantener a las aves. Comen en orden: primero<br />

los caranchos, después los chimangos, y así. Los pájaros<br />

son silvestres, están en los árboles. Les arregla los nidos para<br />

que estén más confortables, en fin, hace miles de cosas por el<br />

estilo. Desde nuestra perspectiva, lo que haríamos sería pintar<br />

la casa. Pero la casa más cercana este hombre la tiene a no sé<br />

cuántos kilómetros. No tiene que cotejar nada. Muchas de<br />

nuestras necesidades provienen de compararnos con el vecino,<br />

con el de al lado o el de más allá. Y si el hombre encuentra su<br />

felicidad allí, y no le hace mal a nadie, ¿para qué quiere tener<br />

más ropa o mejorar su casa cuando está cómodo?<br />

–Siempre se destacó como cuentista, y desde hace unos<br />

años sus libros se aplican a la crónica, ¿cómo convive<br />

con estas dos modalidades? Escribo dos clases de crónicas<br />

de viajes, dos tipos de impresiones. Una más libre, subjetiva,<br />

donde aparezco más yo, que son las que más se parecerían<br />

a un cuento. Y las que están más documentadas, con información<br />

relevante, unida a mis impresiones personales. Los<br />

géneros están muy mezclados. Hay cuentos que pueden ser<br />

leídos como crónicas y crónicas que son cuentitos.<br />

–Sus viajes se centran fundamentalmente en el país y<br />

América Latina. ¿No le interesaría hacer algo con destinos<br />

más exóticos, como África o la India? No, tendría que<br />

prepararme mucho para eso. No entendería nada, sería como<br />

un asalto a los sentidos. ¿Cómo hago yo para absorber todo<br />

eso? Tampoco me gusta la naturaleza plena, no me gusta el glaciar<br />

ni las ballenas. A mí me gustan los pueblos chicos, porque<br />

son abarcables, porque se los camina y se los conoce. Nací en<br />

un pueblo: me gustan los pueblos. Me resulta más difícil trabajar<br />

una ciudad grande. Los pueblos chicos son abarcables, me<br />

parecen literarios y además van con mi personalidad. Yo todavía<br />

hoy llego temprano a todas partes, todavía estoy acostumbrada<br />

a la matriz de tiempo de mi infancia. Como persona y<br />

como escritora, no soy campesina ni citadina ni conurbana: soy<br />

suburbana. En un pueblo me informo caminando, mirando las<br />

grafías, las plazas, yendo al café, preguntándole cosas a alguien.<br />

Aunque también estuve en algunas ciudades más grandes,<br />

como Córdoba, Rosario, La Habana, Quito, Lima, Arequipa o<br />

Nápoles. Quizás me gustaría hacer Nueva York. No lo sé… Por<br />

ahora prefiero mis mundos pequeños


Entrevista<br />

dos<br />

24 25<br />

EL AMOR ES<br />

UNA CANCIÓN<br />

DIEGO ERLAN acaba de publicar La disolución (Tusquets),<br />

su segunda novela, luego de El amor nos destrozará<br />

POR Christian Kupchik


En cierto momento de La disolución (Tusquets), segunda<br />

novela de Diego Erlan luego de El amor nos destrozará,<br />

se declara que “todas las historias de amor son parecidas”<br />

en tanto que “las rupturas son caóticas”. Pero la historia de<br />

Simón y Monserrat, intensa y memorable protagonista, no se<br />

parece a muchas y quizá a ninguna. La ruptura será caótica,<br />

claro, pero es a partir de ella que Simón se permite reconstruir<br />

el fuego desde las cenizas. La disolución, novela punk y<br />

pop a la vez, instala un registro poco frecuente en la narrativa<br />

argentina, donde además de la pasión puesta en juego por la<br />

pareja central participan una serie de guiños culturales que<br />

marcan el presente de una generación.<br />

–Un verso de Eliot –con algunas deformaciones, luego<br />

tomado también por Beckett y Burroughs, entre otros–<br />

dice: “En el final está mi comienzo”. Parece ser esa<br />

la premisa primera de La disolución… Justamente, ese<br />

verso clausura mi novela anterior, El amor nos destrozará.<br />

A partir del final quería contar esa historia de amor. Me<br />

interesaba, porque me parece muy lindo, reconstruir la forma<br />

en que dos personas se encuentran y construyen esa relación<br />

aunque sepamos desde un primer momento que no funcionó.<br />

Por otra parte, en la ruptura hay algo muy fuerte que pasa<br />

por no entender del todo qué ocurrió. Cuando te dejan hay<br />

un estado de perplejidad absoluto, te quedás completamente<br />

solo sin entender nada de lo que pasó. ¿Quién es ese otro que<br />

hasta cinco minutos antes dabas la vida y tenías una intimidad<br />

tan grande que sabías hasta lo que pensaba? Entonces, lo primero<br />

es cuestionarse hasta qué punto en realidad se conoce<br />

al otro. Tratar de meterse en esa cabeza y esos sentimientos<br />

te genera un montón de dudas, al punto de cuestionar, incluso,<br />

los motivos de esa fascinación que nos tenía atrapados.<br />

Ese desconocimiento post-ruptura creo que fue la clave que<br />

dio inicio al libro.<br />

–Simón recupera la imagen de Monserrat a partir<br />

de una serie de apuntes virtuales (notas, mails, etc.),<br />

marcados por la subjetividad y lo fugaz. Desde esta<br />

perspectiva, ¿se puede interpretar a Monserrat como<br />

una construcción suya? Creo que lo que quiere es asimilar<br />

eso, tener la voz de Monserrat, convertirse un poco en ella.<br />

De alguna manera lo que intenta reconstruir con esos materiales<br />

es cierta intensidad y cierta dinámica de la relación.<br />

Simón quiere entender por qué ella decía las cosas que decía,<br />

cómo las decía y qué había dicho en realidad. Sus mails son<br />

torrenciales, largos, excesivos por donde se los mire. Como<br />

autor quise evitar el formato del epistolario contemporáneo,<br />

del mail, pero sí reelaborar esa dinámica. Una bandeja de<br />

entrada con otro formato, digamos.<br />

–La novela tiene un ritmo trepidante y está llena de<br />

referencias musicales. En un momento incluso recupera<br />

un verso de Dylan que dice: “La vida es una<br />

canción”. ¿Cómo fue la elaboración de ese ritmo? A mí<br />

me interesa mucho esa cuestión. En ocasiones tengo perfecta<br />

conciencia del ritmo que quiero lograr aún sin saber de qué<br />

voy a escribir. Me interesa capturarlo y que la lectura tenga la<br />

tensión de ese ritmo. Yo quería hacer una canción punk: una<br />

canción con linda melodía pero que terminara a los dos minutos.<br />

Incluso creo que se me fue un poco, yo quería que sea<br />

más corta. Más allá de que Monserrat es fanática de Charly<br />

García y tiene todo un discurso entre el rock y el pop, creo<br />

que ella es un personaje bastante punk, que obedece a esa<br />

filosofía. Antes de comenzar a escribir siempre pienso en la<br />

estructura, en la forma que tendría que tener esa novela. Y así<br />

surgió La disolución: esto tendría que ser una canción de los<br />

Sex Pistols; ¿cómo consigo eso?, me pregunté.<br />

–Es curiosa esta reivindicación del rock como poética, estética<br />

y hasta ética, cuando hoy parece no ejercer el mismo<br />

peso de los 70, por caso, en el panorama cultural… Y<br />

es cierto: no lo ejerce. Está señalado que la novela transcurre en<br />

el 2009, pero creo que pasa más por el hecho de que ella es una<br />

idealista. Monserrat quiere que el rock sea lo que ella siente<br />

que debería ser. Quiere que el mundo sea más rockero, pero no<br />

este de los festivales, sino que el rock tiene que ser un espíritu,<br />

una forma de ser en la vida. Eso es lo que ella intenta hacer de<br />

sí misma y lo que le cuestiona a él. Claro que siempre este tipo<br />

de axiomas arrastran contradicciones. Por ejemplo, ella quiere<br />

casarse y él duda. Esa duda para ella es fatal: jugate entero o<br />

no te jugás. Así sea por la institución del matrimonio, aunque<br />

como ella misma declara, el matrimonio igualitario acercó un<br />

poco a esa institución. Por otra parte, las contradicciones son lo<br />

más interesante de un personaje, como lo son de cualquier ser<br />

humano. Allí anida todo germen literario.<br />

–En la producción literaria de los últimos años habían<br />

desaparecido esos personajes fuertes, icónicos<br />

como La Maga de Rayuela. ¿Monserrat enlaza con esa<br />

tradición? Creo que sí, por lo menos en la línea de Sofía, la<br />

protagonista de El pasado, de Alan Pauls. Hay un juego con<br />

ese personaje…<br />

–¿Cómo fue meterse en la psiquis de una chica de veintipico,<br />

con tanta intensidad? Los diálogos que ella mantiene<br />

con sus amigas son muy creíbles… La respuesta es<br />

simple: me encanta escuchar a las mujeres. Me gusta oírlas,<br />

saber cómo piensan, quizá porque quiero entenderlas y se me<br />

escapa mucho. Es una combinación de varias cosas, porque<br />

también hay muchas frases de Montserrat que me las digo<br />

a mí mismo. El idealismo, esa identidad con el rock, ciertas<br />

facetas de ella son mías, pero en el trance de la escritura era<br />

muy importante que fuera ella quien las dijera. También en<br />

el momento de construir un personaje pienso qué música<br />

escucha, qué poetas lee. Tomé mucho de la poesía de Perlongher<br />

para construir esas deformaciones que ella hace<br />

del lenguaje. Un personaje tiene que apropiarse del lenguaje,<br />

tiene que tener una manera de decir las cosas, si se puede de<br />

la forma más particular posible.<br />

–El personaje de Ramón Ávila, esa suerte de gurú y<br />

maestro zen ya veterano, ¿cómo se incluye en la novela?<br />

Pertenezco a una generación donde la poesía anda dando<br />

vueltas y fue mi idea recuperar a los viejos maestros que nos<br />

enseñaron a pensar y sentir. Por ello aparecen citados Viel<br />

Temperley o Aulicino. En el caso de Ávila, por supuesto<br />

es ficticio, pero es ese tipo de monje zen que te va a elevar y<br />

a la vez es un poco una especie de Keith Richards que te<br />

va a mostrar la mugre, las asimetrías.<br />

–Hace tiempo que trabaja en una biografía sobre Fogwill,<br />

¿el personaje de Ávila es deudor de su figura? En<br />

parte sí. Cuando terminé de escribir El amor nos destrozará<br />

tenía en la cabeza hacer esta novela pero no sabía cómo. Un<br />

año después de publicada mi novela anterior me encuentro<br />

con la posibilidad de encarar la biografía de Fogwill y<br />

ahí empieza mi interés en ese proyecto. De modo que esta<br />

novela queda abandonada, reducida a los breves bocetos que<br />

había realizado en un primer momento. En tanto fui haciendo<br />

un diario de la investigación sobre la biografía, cómo llego<br />

a determinados materiales, cómo entrevisto a alguien, etc.,<br />

como una manera de no perder las impresiones del momento.<br />

Luego comienzo a volcar también cosas de mi vida personal.<br />

Los dos proyectos, la biografía de Fogwill y esta novela,<br />

surgen de un mismo interés: cómo se cuenta la vida de otra<br />

persona. A veces, pensando algo sobre Fogwill, notaba que<br />

me servía para problemas que encontraba en La disolución.<br />

Fue como abrir una canilla. De hecho, la novela la escribí en<br />

dos meses, más allá de que después la fui corrigiendo, cambié<br />

estructuras, enfoques, etc. En ese momento corté un poco<br />

con Fogwill, porque me sentía un poco asfixiado.<br />

–El mundo “adulto”, los padres de Monserrat (que la tuvieron<br />

muy jóvenes) aparece como disruptiva. Pensaba<br />

si la ruptura no es solo amorosa, sino también generacional…<br />

Bueno, yo tengo una idea de la familia bastante particular.<br />

La “familia” en sí misma me parece una sociedad muy<br />

perversa, muy extraña. A veces te toca convivir con perfectos<br />

desconocidos. En el caso de los progenitores de Monserrat<br />

encontramos a un padre que es una suerte de adolescente<br />

eterno, que no puede con su vida, y una madre que está más<br />

preocupada en construirse a sí misma que a su hija.<br />

–Es muy fuerte el componente erótico del texto, ¿le<br />

costó escribirlo? No, en absoluto. Es cierto que lo trabajo<br />

más que otros aspectos. Me gusta que el sexo contenga cierta<br />

dosis de perversión, pero siempre sin perder la elegancia.<br />

Intento trabajar las escenas de sexo sin pruritos y a la vez sin<br />

caer en el mal gusto. Es un delicado equilibrio. Cuando se es<br />

demasiado pudoroso, las escenas de sexo parecen no tener<br />

sentido. Creo que hay que bucear un poco en la oscuridad y<br />

también en lo picante: a mí me tiene que excitar. Y ahí vuelve<br />

Fogwill. Un relato como “Luz mala” me parece de los más<br />

eróticos y sensuales que conozca la literatura argentina.<br />

–De El amor nos destrozará a La disolución se desemboca<br />

a la pregunta de Carver: ¿de qué hablamos cuando<br />

hablamos del amor? El amor es un fenómeno extraño y<br />

fascinante para mí. Es una de las cosas donde se juega todo:<br />

la muerte, la sensualidad, las grandes historias… La relación<br />

de pareja siempre me resultó muy sorprendente<br />

26 27


Entrevista<br />

tres<br />

–Salvo algunas excepciones, la mayor parte de los<br />

cuentos provienen de otros volúmenes. Lo novedoso<br />

del libro tal vez sea el orden, ¿qué propone este nuevo<br />

orden? Me gustó la idea de construir con todos los cuentos,<br />

publicados e inéditos, una nueva totalidad, agruparlos, no por<br />

orden cronológico sino por ciertas recurrencias o roces tangenciales,<br />

en secciones que, a su vez, son títulos de cuentos<br />

míos. La fiesta ajena, donde, de alguna manera, las historias<br />

tienen que ver con un sueño de perfección no cumplido o<br />

una dicha que siempre pertenece a otros; Vida de familia,<br />

con situaciones bastante frecuentes en mi narrativa: mundos<br />

familiares en apariencia normales pero en los cuales, por<br />

alguna grieta, se cuela el desorden, el disparate o el horror.<br />

Y Arte poética, donde los cuentos, por algún costado, tienen<br />

que ver con el acto creador.<br />

–Imagino que habrá habido otras opciones, ¿cuán<br />

difícil fue encontrar ese orden? Como base, recurrí a una<br />

división que ya había hecho en mi libro Los bordes de lo real,<br />

que reúne los cuentos de mis tres primeros libros. Si bien pasaron<br />

25 años y muchos cuentos entre aquel libro y este, me<br />

pareció que esos títulos seguían siendo aglutinantes de mis<br />

temas. De hecho, los cuentos inéditos que agregué también<br />

cabían bajo alguno de ellos. Fuera de estas tres secciones,<br />

separándolas entre sí, hay tres nouvelles.<br />

–En el prólogo aclara que son cuentos reunidos y no<br />

completos, ¿le tiene miedo a la idea de sentirse completa?<br />

Miedo no. Pero no tengo el más mínimo interés en<br />

completarme. Creo que uno, felizmente, vive en estado de<br />

incompletud. Siempre le quedan cosas que desearía hacer<br />

pero no ha hecho, búsquedas que encarar, torceduras que<br />

enderezar, huecos. Mientras existen esos huecos, y a una le<br />

quedan ganas –eso que Quiroga tan gráficamente llamó<br />

hambre–, una está viva. Por eso no dudé nunca: estos no son<br />

y mi cuerpo (y mi voluntad, ah, mi voluntad), voy a seguir<br />

teniendo ganas y energía. Pero quién puede saber esas cosas.<br />

Una parte hiperlúcida y cruel de mí misma intenta señalármelo<br />

pero yo la mato con la indiferencia.<br />

–¿Y el miedo de que ya no le quede nada para decir?<br />

Dicen que todos los escritores vienen con una cierta<br />

cantidad de tinta por derramar y cuando se acaba, se<br />

acaba… No creo haber venido destinada a una cantidad de<br />

tinta por derramar. Estoy segura de que, en mi cuna, ningún<br />

hada madrina me tocó con la varita mágica y me dijo vas a ser<br />

escritora. De hecho, hasta la adolescencia, ni se me ocurría<br />

esa posibilidad. Era una lectora ferviente y desordenada y me<br />

daba placer escribir, pero también me daba placer resolver<br />

problemas de matemática. Y lo que más me gustaba era leer.<br />

Pero los libros, para mí, los escribían otros. Volviendo a la<br />

tinta que me queda por derramar, cada novela, cada cuento<br />

que escribí vino de mi deseo de escribirlo y de mi voluntad<br />

de trabajar en eso. Mientras me queden alguna voluntad y<br />

ese deseo, voy a seguir escribiendo.<br />

–En el prólogo, Samantha Schweblin cuenta la anécdota<br />

de un cirujano que quería incorporarse a sus talleres<br />

y en una primera entrevista con usted le confiesa que<br />

“desde muy joven él había querido escribir una novela<br />

y que ahora que acababa de jubilarse y tenía tiempo, le<br />

parecía un buen momento para empezar”.<br />

A lo que usted le contestó: “Buenísimo. ¿Y qué te parece<br />

si yo, cuando me jubile como escritora, me dedico<br />

a la cirugía?”. ¿Por qué cree que para mucha gente<br />

la literatura ocupa ese lugar de hobby y no es tomada<br />

como una profesión como cualquier otra? Me parece<br />

que cierta gente piensa que escribir es algo aleatorio y fácil,<br />

y que cualquiera puede hacerlo sin el menor trabajo. Sucede<br />

que, a diferencia de la música o de las artes plásticas, que<br />

28 mis Cuentos completos.<br />

requieren estudios específicos, la herramienta de la escritura<br />

29<br />

“En la actualidad, el rol de los<br />

intelectuales ha perdido peso”<br />

LILIANA HEKER acaba de publicar sus Cuentos reunidos (Alfaguara), un libro que recorre desde sus<br />

primeros textos, algunos de ellos ya clásicos de la narrativa nacional, hasta los últimos, terminados<br />

poco antes del cierre de esta edición<br />

POR Nando Varela Pagliaro<br />

–¿Y mide su tiempo en relación a los cuentos que podría<br />

escribir? No mido de ningún modo el tiempo que me queda<br />

por delante; ni lo conozco ni me interesa. Subterráneamente<br />

sé que el plazo debe ser más corto de lo que era veinte años<br />

atrás, pero ese saber subliminal, si actúa sobre mí, actúa como<br />

un motor: hay que arrancar. Lo todavía no escrito o a mitad de<br />

camino me confiere una sensación de vida por delante.<br />

–En estos ejes temáticos en los que están agrupados los<br />

cuentos, se ve cómo van cambiando las preocupaciones<br />

con el correr de los años. En los primeros cuentos, por<br />

ejemplo, se nota cierto temor al fracaso. Ahora, ¿a qué<br />

le tiene miedo? Yo no hablaría de miedo –no soy miedosa–<br />

sino de angustia. La idea que hoy me provoca angustia es la<br />

de ya no tener ganas. De escribir, de reírme con Ernesto, de<br />

estar en movimiento, de charlar con mis amigos. Esa idea<br />

para mí es peor que la de la muerte. La resisto solo porque<br />

niego la posibilidad de que me vaya a pasar; de algún modo<br />

estoy convencida de que, mientras pueda manejar mi cabeza<br />

la tenemos todos desde primer grado. ¿Y quién no tiene algo<br />

para contar? ¿Quién no cree que su propia vida es única?<br />

Sin duda lo es, pero no por eso, así como así, va a resultar<br />

interesante para los otros. O sea que con el alfabeto y el mero<br />

hecho de estar vivo no alcanza. La escritura de ficciones<br />

implica un trabajo y una búsqueda. Crear es ir acercándose,<br />

cada vez con proximidad más peligrosa, a aquello que uno<br />

quiere escribir. Eso casi nunca sale de primera intención.<br />

Otra superstición: creer que el acto creador es aquello que<br />

uno vuelca de un tirón en primera instancia. No es así; esa<br />

primera versión suele estar muy lejos de provocar el impacto<br />

de horror, de desesperanza o de belleza que uno había<br />

vislumbrado en su historia antes de escribirla.<br />

–Hablábamos del cirujano. Cuando alguien viene a su<br />

taller, ¿qué es lo primero que ve? Nunca pido textos; no<br />

me importa cómo escribe la gente que quiere venir al taller.<br />

Considero que todos empezamos haciendo mal cualquier<br />

cosa que hacemos y eso no es un problema. Me importan, sí,


dos cosas. Una, que mi entrevistado se haya enamorado de<br />

la literatura, primero, a través de la lectura. Si ese enamoramiento<br />

abren caminos. Tal vez, para algunos de mi generación, fue<br />

más difícil escribir a partir de Cortázar, porque su escritura<br />

rísticas propias y muy determinadas dentro de un corpus más<br />

amplio que es la literatura.<br />

–Recién mencioné a Abelardo Castillo. Junto a él<br />

dirigió El Escarabajo de Oro y El Ornitorrinco, dos revistas<br />

fundamentales de nuestra literatura. Hoy, tal vez<br />

no quedan revistas de ese estilo, pero sí sigue habiendo<br />

suplementos culturales. ¿Qué mirada tiene con respecto<br />

a los suplementos? Los veo de la misma manera en que<br />

los veía cuando era adolescente: un poco aburridos. Pueden<br />

dar difusión a ciertos textos e incluso publicar algunas entrevistas<br />

o artículos interesantes, pero la verdadera dinámica de<br />

la literatura no se da en los suplementos de los grandes diarios,<br />

que lógicamente responden a determinados intereses.<br />

Los debates suelen darse en publicaciones específicas, entre<br />

escritores o grupos que confrontan por motivos ideológicos<br />

o estéticos. Desde fines del siglo XIX, en Argentina se han<br />

dado debates de mucho peso. En nuestras tres revistas, que<br />

sacamos entre 1960 y mediados de los 80, protagonizamos varias<br />

polémicas. Creo que en los últimos años estas polémicas<br />

están languideciendo notoriamente. El rol de los intelectuales<br />

ha perdido peso acá y en el mundo. Ahora, más que confrontación<br />

de ideas, suele haber agravios o una indiferencia<br />

cortés. Las dos actitudes me parecen lamentables. Discutir,<br />

apasionarse por las ideas del otro, es un modo de respetarlo.<br />

La indiferencia educada es todo lo contrario del respeto.<br />

–Si bien el contexto no es el mismo que en los 60 o 70,<br />

sigue habiendo desigualdades. ¿No cree que la falta de<br />

personas idóneas; el de Alberto Manguel en la Biblioteca<br />

Nacional y algunos otros. Pero son acontecimientos muy acotados,<br />

siempre bien visibles, y con un peso muy relativo en lo<br />

que hace a la cultura real de un pueblo: programas que permitan<br />

un acceso al conocimiento y al aprendizaje a lo largo<br />

y ancho del país, incentivos al movimiento teatral y a la formación<br />

musical, apoyo a los clubes de barrio, desarrollo de la<br />

ciencia y la tecnología, respaldo a la escuela y la universidad<br />

públicas, condiciones de trabajo digno y de salud para todos,<br />

defensa de los espacios que tienen que ver con la historia y<br />

los hábitos de una comunidad. En fin, todos los innumerables<br />

factores que hacen realmente a la cultura de una sociedad,<br />

no solo no han sido fomentados: en casi todos los casos están<br />

sufriendo un premeditado y a veces brutal retroceso.<br />

–Por último, si la Liliana Heker de 17 años leyera sus<br />

cuentos de hoy, ¿cómo cree que los leería? Y por otro<br />

lado, la Liliana de hoy, ¿cómo lee los cuentos que<br />

escribió cuando tenía 17? Sé que hoy no podría escribir<br />

un cuento como “Los que vieron la zarza”, tal como es. Pero<br />

también sé qué es ese cuento. Si no creyera que mis primeros<br />

textos se bastan a sí mismos y ocupan un lugar dentro<br />

de mi narrativa, no habría vuelto a publicarlos. En cuanto a<br />

cómo me leería la adolescente que fui: supongo que tanto<br />

no cambié, que ya en los comienzos tenía cierta sensibilidad<br />

para leer y para entender experiencias ajenas. Así que tengo<br />

la esperanza de que aquella que fui a los 17 años habría leído<br />

con algún interés estos Cuentos reunidos<br />

no existe, si no se es un lector apasionado, es muy<br />

difícil que se pueda llegar a entender qué es la literatura y,<br />

por lo tanto, se pueda hacer literatura. La otra cosa es que se<br />

entienda –que se acepte– que la literatura es un trabajo, y da<br />

trabajo. Un trabajo hermoso e inigualable, si es lo que uno<br />

quiere hacer. Pero trabajo al fin. Si el entrevistado entiende<br />

es muy tentadora y fácilmente copiable. En los 60, muchos<br />

jóvenes escritores eran nítidamente cortazarianos.<br />

–A los escritores de su generación, pienso en Abelardo<br />

Castillo, por ejemplo, jamás a nadie se le ocurriría preguntarle<br />

si su literatura es masculina. Sin embargo, no<br />

son pocas las mujeres que deben responder si escriben<br />

debate también tiene que ver con la falta de compromiso<br />

de los intelectuales? En el momento actual, hasta<br />

el significado de la palabra “compromiso” está desvirtuado.<br />

Al menos, no tiene la connotación inmediata, y claramente<br />

ideológica, que tenía en los 60, con una revolución socialista<br />

reciente y movimientos de liberación en toda la extensión del<br />

30 que vale la pena corregir diez veces un texto a fin de conseguir<br />

lo que busca, posiblemente pueda ser parte del taller.<br />

Hay una tercera cosa, pero esa tiene que ver con mi intuición<br />

y no es comunicable.<br />

–Para los escritores de su generación, imagino que<br />

habrá sido difícil escribir después de Borges, ¿fue así?<br />

De ningún modo creo que haya sido, o sea, difícil escribir<br />

después de Borges. Por el contrario, creo que mi generación<br />

tuvo la gran suerte de tener maestros dentro de la literatura<br />

argentina. No solo Borges. De haber sido nuestro único<br />

maestro, nuestra literatura habría sido más bien estática. Yo<br />

reconozco tres grandes maestros: Arlt, para mí el mayor escritor<br />

de la literatura argentina; Leopoldo Marechal, que<br />

consiguió trasgredir y fundir espléndidamente los modos del<br />

lenguaje nacional, cruzar géneros y estilos y hacer una novela<br />

extraordinaria como el Adán Buenosayres, y Borges, con su<br />

sintaxis y su modo de usar el lenguaje, únicos y cautivantes.<br />

Tenerlos en nuestra literatura fue un hecho muy afortunado<br />

porque los tres son referencias para quienes vinimos después;<br />

literatura femenina. ¿por qué cree que ocurre eso? ¿Es<br />

un término poco claro? Por supuesto que es poco claro.<br />

¿Qué quiere decir que una literatura sea femenina? ¿Que<br />

solo puede ser leída por mujeres? ¿Qué es coqueta y caderona?<br />

Nunca sentí que ser mujer y ser escritora implicaran una<br />

contradicción o un conflicto, pero cuando tenía 23 o 24 años,<br />

en una entrevista, me preguntaron por primera vez “¿cómo<br />

escribe una mujer?, ¿qué lee una mujer?” y otras cosas por<br />

el estilo, y yo me sentí una especie de chimpancé. A duras<br />

penas podía dar cuenta de mí misma, cómo podría dar cuenta<br />

de todas las mujeres. A raíz de eso, escribí la primera versión<br />

de Las hermanas de Shakespeare, en donde dije todo lo que<br />

pensaba en ese momento acerca de las mujeres y la literatura.<br />

No me cabe duda de que el sexo de un escritor tiene<br />

peso en lo que escribe, pero no es el único determinante; su<br />

locura, su país natal, la clase social a la que se pertenece, su<br />

formación, los avatares de su vida, pesan de igual manera en<br />

su escritura. Es ridículo y discriminatorio considerar que la<br />

literatura hecha por mujeres forma un subgrupo con caracte-<br />

tercer mundo. Por supuesto que las desigualdades y la explotación<br />

siguen existiendo, con viejos y nuevos métodos, aún<br />

más brutales que medio siglo atrás, pero el contexto ha cambiado<br />

dramáticamente y las opciones ideológicas deben ser<br />

pensadas desde este nuevo contexto, menos nítido, mucho<br />

más complejo que el de los 60. No es tarea fácil, sobre todo<br />

para quienes construimos nuestra visión del mundo en una<br />

época en que el socialismo parecía posible y tal vez cercano.<br />

Pero estamos vivos los que estamos vivos, y este es el mundo<br />

que hoy nos toca. Así que tendremos que hacer el esfuerzo<br />

de hacer prevalecer nuestra visión del mundo y nuestra idea<br />

de cómo es una sociedad justa desde acá, desde el difícil<br />

lugar donde hoy estamos parados.<br />

–Ya que hablamos del mundo actual, ¿cómo ve a este<br />

gobierno en materia cultural? Por lo que noto hasta el<br />

momento, el desconocimiento y el desinterés de este gobierno<br />

por la cultura en un sentido amplio son casi perfectos.<br />

Hay hechos puntuales auspiciosos, cierto: programas de<br />

becas para personas destacadas o escasos nombramientos de<br />

31


El mundo es generoso en extensiones y paisajes, al punto<br />

Entrevista<br />

cuatro<br />

de ofrecer un vastísimo catálogo de lugares que visitar,<br />

explorar, conocer y disfrutar. Entre ellos, no se encuentra<br />

32<br />

precisamente la Antártida, un sitio secreto que solo<br />

mereció la curiosidad de las almas intrépidas desde hace<br />

poco más de un siglo.<br />

Federico Bianchini (Buenos Aires, 1982) tiene mucho que<br />

ver con el espíritu de esos aventureros y decidió mostrar la<br />

vida de hombres y mujeres que viven en un universo sin colores,<br />

en blanco y negro, bajo un clima no apto para humanos<br />

durante la mayor parte del año, donde hasta la sensación del<br />

tiempo es diferente. La experiencia se plasmó en la magnífica<br />

crónica Antártida: 25 días encerrado en el hielo (Tusquets),<br />

que da un registro absolutamente singular de lo que significa<br />

vivir en esas latitudes. Como el propio Bianchini aclara, “Si<br />

vas a la Antártida por un año, sería recomendable que tengas<br />

bien en claro las cosas que vas a vivir”.<br />

–¿Cómo surgió la idea del viaje? En el 2009 estuve en<br />

el cerro Tronador entrenando cuatro días con los militares<br />

que iban a la Antártida como logística. Fue muy gracioso,<br />

porque en realidad yo empecé a hacer la nota en el Comando<br />

Antártico, en Paseo Colón. Le dije al responsable: “Mire,<br />

me interesa mucho lo que me cuenta y me gustaría volver a<br />

entrevistarlo, por si surgen algunas dudas”. Me contestó que<br />

la semana próxima no iba a poder porque se iba a Bariloche,<br />

y dio la casualidad de que yo también iba a Bariloche de vacaciones.<br />

Se lo comenté y me respondió: “Bueno, llamame<br />

si querés”. Cuando lo llamé me contó que al día siguiente<br />

salía en helicóptero para el Tronador. “¿Querés venir?”,<br />

me invitó, y por supuesto me prendí. El entrenamiento<br />

consta de dos etapas: una suerte de instrucción de un año<br />

aquí en Buenos Aires, y después en el Tronador algo que se<br />

podría denominar “Introducción al Hielo”. Los infantes van<br />

a Caviahue, en Neuquén, y se meten en las grietas y todo<br />

33<br />

“No hay metáfora del frío”<br />

eso, pero en este caso iban carpinteros, plomeros y otros<br />

trabajadores. Yo fui en helicóptero, que son cinco minutos.<br />

Pero hay otros que hacían el camino a pie, que son como<br />

seis horas de marcha, con equipos, mochilas, etc. Ahí quedó<br />

el vínculo que me iba a llevar a Antártida.<br />

–¿Y tenía en claro las cosas que iba a vivir? No demasiado,<br />

en realidad. Mi caso es un poco particular. Cuando<br />

FEDERICO BIANCHINI publicó Antártida: 25 días encerrado en el hielo (Tusquets).<br />

Aquí, algunas experiencias de ese misterioso lugar<br />

se llega a la Antártida te dan un discurso que dice algunas<br />

cosas terribles. Por ejemplo: “Si usted llama por teléfono<br />

POR Christian Kupchik<br />

a su casa y su esposa no lo atiende, no piense que le está<br />

siendo infiel. Todos pensamos eso, pero a lo mejor se fue al<br />

supermercado…”. Otra parte del discurso plantea que en la<br />

Antártida siempre hay que estar haciendo algo. “¿Tienen el<br />

escritorio así? Entonces lo desordenan y después lo vuelven<br />

a ordenar. Pero no tienen que pensar, porque el que piensa<br />

se enrosca y si se enrosca, no es bueno”.


34<br />

–¿De qué modo juegan los límites impuestos por las<br />

condiciones climatológicas? Es fundamental. Me contaron<br />

que debido a ellas hubo oportunidades en que debieron<br />

pasar de cuatro a seis meses para que pudiera entrar o salir<br />

un avión. No es que nadie se oponía a que el otro se fuera. Es<br />

que resultaba imposible. Incluso a mí cuando llegué allí me<br />

costaba creerlo. En el segundo capítulo de mi libro digo que<br />

en la Antártida el tiempo no pasa: transcurre distinto, como<br />

el agua en la profundidad de un lago que no sigue la corriente<br />

sino que circula encerrada en un espacio íntimo. Si llueve,<br />

no importa cuál es el día, sino que no se sale. Y si hay quince<br />

días de sol, habrá que trabajar los quince días. El Hércules<br />

que tenía que venir tuvo que salir de urgencia a Haití en misión<br />

humanitaria, y no se sabe por cuánto tiempo más había<br />

que permanecer allí. Uno se somete a una suerte de resignación<br />

donde se ve invertida la prioridad de las cosas.<br />

–Eso debe generar todo tipo de perturbaciones psicológicas…<br />

Seguro. El psicólogo que trabajaba allí me dijo que<br />

resulta fácilmente comprobable verificar un aumento fuerte<br />

de la paranoia. Por ejemplo, mucha gente cree que se quiere<br />

volver y piensa que no puede porque alguien se lo impide o<br />

está contra él. Es conocida una historia del 89, hubo un médico<br />

en la base Almirante Brown que dijo: “Yo me quiero ir”.<br />

Por supuesto, le contestaron que no era posible, y entonces el<br />

tipo amenazó con prender fuego la base. Pero no se quedó en<br />

la amenaza, sino que realmente le prendió fuego. Lo curioso<br />

es que cumplió su cometido, ya que lo sacaron de allí, aun<br />

cuando sentaron un precedente algo peligroso.<br />

–¿Hacen alguna actividad que los conecte internamente,<br />

como meditación o yoga? No. Lo único que había eran clases<br />

de salsa que daba una bióloga. En una base como Marambio<br />

hace muchísimo frío, pero tenés dos meses que se puede<br />

trabajar todo el tiempo. Acá el frío no es tan severo quizá, pero<br />

te tocan días con viento de veinte nudos donde no podés salir a<br />

navegar ni hacer nada. Entonces hay que buscar otras actividades.<br />

A las siete de la tarde había clases de salsa. Después,<br />

en la base también hay un cine, una sala INCAA. En realidad,<br />

todos bajan películas. Pero digamos que los viernes es día de<br />

cine y se hace pochoclo. A mí me pasó que un día salimos del<br />

cine y un tipo me dice: “Había olvidado que estábamos en el<br />

infierno”. Y es cierto: en todos lados ves una película y entrás<br />

en un mundo de abstracción, pero no tan absoluto.<br />

–En invierno esa abstracción debe ser más absoluta…<br />

Sí, claro. Me decían que en invierno obviamente todo es más<br />

difícil, porque el frío y la oscuridad solo inducen al sueño,<br />

no hay deseos de hacer nada. Entonces se imponen determinadas<br />

tareas para que la gente se mantenga activa. En ese<br />

momento el cuerpo sufre alteraciones, no te sentís ubicado<br />

en ningún sitio. Como un jet-lag permanente…<br />

–¿Cómo se simboliza esa realidad, con tan pocos<br />

elementos? A mí me sorprendió mucho que no haya mitos.<br />

No hay monstruos, ni figuras raras, ni nada. Tengo una<br />

hipótesis personal al respecto: creo que ahí es preferible no<br />

tener mitos, porque si tenés mitos no salís. Ya la realidad es<br />

lo suficientemente dura como para agregarle algo del orden<br />

de lo fantástico. No se puede simbolizar nada. La brutalidad<br />

empieza cuando abrís la puerta. No hay metáfora del frío.<br />

–¿Es diferente para los científicos que trabajan allí?<br />

En cierto sentido, sí. Los científicos afirman que allí todo es<br />

tan virgen, que por ejemplo alguien interesado en el estudio<br />

de los líquenes le basta con sacar cuatro muestras y ya tiene<br />

cuatro papers para publicar en las revistas de líquenes más<br />

importantes del mundo. Cualquier cosa que vayas a investigar<br />

ahí es novedosa. Va gente muy preparada, no quiero menospreciar<br />

su trabajo, pero sí te enfrentás con actividades y<br />

ocupaciones que nunca se te hubieran ocurrido. Por ejemplo,<br />

los investigadores que estudiaban líquenes estaban enojados<br />

porque en la base había una zona protegida para las aves, una<br />

zona protegida para los mamíferos, pero a los líquenes no<br />

los protegía nadie. Me decían: “¿Y quién se preocupa por no<br />

pisar un liquen? Está bien, será un musguito intrascendente,<br />

pero es nuestro objeto de estudio”. Se sentían discriminados.<br />

Y la verdad es que había unos líquenes de formas increíbles.<br />

–¿También hay un porcentaje de mujeres? Sí. Durante<br />

el año son siempre 25 hombres, todos de dotación y un par de<br />

científicos. Cuando fui en febrero éramos unas 75 personas, de<br />

los cuales 25 eran militares, cincuenta civiles y dentro de ese<br />

número, veinte eran mujeres. Cuando llegué, me informaron<br />

que había un bolichito y la única instrucción que me dieron<br />

fue que no tomara fotos. Me imaginé que adentro debían<br />

organizarse tremendas orgías. Estaba equivocado: no pasaba<br />

nada. El tema de las fotos era porque siempre alguno se tomaba<br />

unas copas de más, y podía resultar comprometedor, sobre<br />

todo si era militar. Todo es muy discreto. Ocurre que como no<br />

hay mucho para hacer, una de las actividades principales es el<br />

chismorreo salvaje. Entonces, se terminan armando unas historias<br />

donde la mitad son ciertas, la otra mitad mentiras, pero<br />

qué importan, si igual sirven para contarlas.<br />

–El carácter de la gente, ¿se modifica cuando regresa?<br />

Es inevitable. Lo que me sorprendió es el carácter de<br />

fraternidad que se establece entre la gente que estuvo allí.<br />

Se genera una suerte de espíritu de cofradía. Me pasó de<br />

cruzarme con alguno y te saludan como si fueras un hermano<br />

que no ves hace años, aunque quizá no te hayas cruzado más<br />

que dos veces con él. Supongo que eso viene de antes, donde<br />

la incomunicación hacía que el tipo de al lado fuera tu apoyo<br />

y tu igual. Ahora, con las posibilidades tecnológicas, ocurre<br />

menos. Podés comunicarte con el exterior a través de Skype,<br />

de los celulares, etc. Antes solo tenías la radio, y no solo te<br />

escuchaba el operador, sino que cualquier radioaficionado<br />

se enteraba de lo que estabas hablando con tu mujer. De<br />

todos modos, se teje un sentido de solidaridad muy fuerte,<br />

en función de que están todos solos. Siempre estamos solos,<br />

aunque como dice Onetti en un cuento, hacemos como que<br />

no nos damos cuenta. Bueno, en la Antártida te das cuenta<br />

de verdad. Mientras compartís con otros está todo bien, pero<br />

en cuanto salís y ves esa inmensidad blanca te sobreviene una<br />

sensación muy fuerte: no sos nadie allí perdido


Ser<br />

editor<br />

36<br />

RIESGO O ABSTINENCIA<br />

En febrero de 2017, Editores Argentinos cumple cinco años de actividad.<br />

Los más de veinte títulos publicados y los que publicará durante este año<br />

son los mejores ejemplos de la orientación que dan a su trabajo<br />

El trabajo de Editores Argentinos empezó en 2012, con<br />

muchísima incertidumbre y como guía, solamente, el deseo de<br />

publicar obras singulares que pusieran en juego una relación<br />

con el lenguaje y con la voz que tuviera una resonancia significativa<br />

en el mapa de la literatura. ¿Significativa para quién?<br />

En primer lugar, para nosotros, con Andrés Monteagudo<br />

–amigo, compinche literario desde hace mucho y ahora socios<br />

en esta travesía– sabíamos que si no lográbamos que esos<br />

títulos nos sedujeran en primer lugar a nosotros, no íbamos a<br />

conseguir nada. Aunque luego de esa primera instancia recién<br />

se empiece, porque funciona solamente si del otro lado existe<br />

un público o si ese público se puede, de algún modo, crear. A<br />

partir de nuestros gustos, afinidades, obsesiones y pasiones,<br />

empezamos a armar un recorrido de lecturas y autores que es<br />

el que ahora empieza a tomar forma luego de cinco años de<br />

trabajo. Complementamos ese armado con el rastreo de títulos<br />

POR Esteban Bertola<br />

que no estaban disponibles o autores que todavía no tenían el<br />

lugar que, creíamos, merecían.<br />

El énfasis estuvo puesto desde el principio en la literatura y<br />

específicamente en la literatura argentina, porque nos interesaba<br />

y nos siguen interesando las escrituras que son capaces de<br />

hacerle un trauma a la realidad, que le hacen algo a la lengua<br />

en la que están escritas, que dejan una marca indeleble. En<br />

esa tradición están, para nosotros, escritores como Macedonio<br />

Fernández, Néstor Sánchez, Leónidas y Osvaldo<br />

Lamborghini, Ricardo Zelarayán, Alberto Laiseca,<br />

entre otros autores que nos parecían fundamentales y cuyas<br />

obras han tenido una incidencia muy profunda para la literatura<br />

argentina. La pasión y los gustos estaban bastante claros,<br />

pero había que empezar a poder hacer todo esto viable y ahí<br />

las dificultades se complejizaron. Cualquier editor sabe que,<br />

acaso, lo que menos vende es la literatura, y convengamos que<br />

este tipo de literatura, como la poesía, posiblemente se venda<br />

aún menos, aunque nada esté dicho de antemano. A partir de<br />

eso, nuestra expectativa era poder mantenernos de pie y seguir<br />

publicando “sin bajar la vara”, como decimos siempre entre<br />

nosotros, al mismo tiempo que ampliar nuestro catálogo hasta<br />

donde pudiéramos y hacia lo que en ese momento nos pareció<br />

que podía significar un salto importante: incorporar autores<br />

internacionales y traducciones.<br />

El catálogo de una editorial, ya se ha dicho, compone una<br />

trama que compone un texto mayor. En ese sentido, el lugar<br />

de los editores es decisivo, porque si el sello se consolida,<br />

ese texto mayor empieza a tener una dimensión y un valor<br />

diferentes, ¿quién no ha seguido como lector los libros que<br />

publica determinada editorial porque sabe que ahí va a encontrar<br />

lo que le gusta? Por eso nuestro catálogo empezó con<br />

la reedición de El riseñor de Leónidas Lamborghini, porque<br />

además de ser un libro cuya primera edición se había perdido<br />

sin llegar a los lectores, sigue siendo un libro del presente (así<br />

como hay libros que nacen viejos, hay libros que no envejecen)<br />

y nos parecía la mejor manera de iniciar esa trama, o<br />

ese diálogo, no hay que olvidar que allí está la reescritura del<br />

Himno Nacional, que nos pinta de cuerpo entero como sociedad.<br />

A la par, también editamos un libro y video documental,<br />

Encuentros con Leónidas Lamborghini. El solicitante descolocado,<br />

cuyo video filmamos en 2004 y publicamos recién en<br />

2013 (la primera parte se puede ver completa en YouTube).<br />

Este último fue un trabajo orientado a poner en primer plano<br />

su voz. En la filmación dice: “lo que recorre la obra de un<br />

poeta es la búsqueda de una voz”, podemos decir que el trabajo<br />

de un editor también está recorrido por esa búsqueda.<br />

Y como Troilo que siempre está llegando, nosotros estamos<br />

empezando siempre, porque con cada lanzamiento volvemos<br />

a poner en juego esa trama mayor, cada lanzamiento vibra en<br />

toda la red. Así lanzamos a fin del último año La mañana sol<br />

de limón, de Hugo Savino y Violer d’amores, de Américo<br />

Cristófalo, libros que nos enorgullece haber publicado,<br />

cada uno solísimo y arriesgado, fuera de lo esperable, que de<br />

algún modo hacen resonar la serie que los precede.<br />

Es importante destacar, respecto de los libros de literatura<br />

argentina, que las tapas llevan trabajos de importantísimos<br />

artistas plásticos argentinos, algo que nos honra y, creo, nos<br />

distingue. Esto también fue una decisión importante porque<br />

sugiere el contrapunto con la plástica. Hay tapas con trabajos<br />

de Norberto Gómez, Blas Castagna, Eduardo Stupía,<br />

Jorge Pirozzi, Alfredo Prior, Carlos Gorriarena,<br />

Javier Maiza, Mauro Koliva y Lara Massone.<br />

Dos momentos marcaron el inicio de la colección de no<br />

ficción. En primer lugar, la ausencia de una traducción de los<br />

diarios de Jack Kerouac que nos desvelaba, cómo podía ser<br />

que ninguna editorial se hubiera interesado en tan valioso<br />

material y que tenía un atractivo comercial interesante<br />

porque a cada línea él mismo derrumba los mitos en torno a<br />

su figura (el más americano de los escritores estadounidense,<br />

por ejemplo, tiene una herencia literaria francesa decisiva<br />

para su obra; el inventor de la escritura automática era un<br />

obsesivo de la corrección y el trabajo, etc.), el resultado fue<br />

Diarios 1947-1954. Mundo soplado por el viento, ese libro<br />

obtuvo el premio al Libro Mejor Editado de 2015 en la<br />

categoría No ficción otorgado por la Cámara Argentina de<br />

Publicaciones a partir del veredicto de un jurado notable.<br />

Luego, encontrarnos con el inmenso escritor cubano, Juan<br />

Abreu, de quien publicamos A la sombra del mar. Jornadas<br />

cubanas con Reinaldo Arenas y Debajo de la mesa. Memorias,<br />

dos libros entrañables y descarnados de sus años en Cuba, y<br />

de una escritura potentísima. A partir de ahí la colección se<br />

orientó y encontró un espacio muy rico en materiales biográficos,<br />

seguirán Henri Meschonnic, Samuel Beckett<br />

y la correspondencia de Sam Shepard y Johnny Dark.<br />

Para la segunda mitad de 2017, además, empezaremos a<br />

publicar la obra que no está disponible de Reinaldo<br />

Arenas: Inferno. Poesía completa (con prólogo de Juan<br />

Abreu); Viaje a la Habana; Arturo, la estrella más brillante;<br />

Necesidad de libertad. Ensayos completos; La loma del ángel<br />

y Persecución (teatro).<br />

Nos enorgullece el catálogo que estamos pudiendo construir<br />

gracias a la confianza de nuestros autores o de sus herederos<br />

así como al trabajo en colaboración con muchas personas.<br />

Sentimos que recién estamos empezando un trabajo que<br />

probablemente nos acompañe por el resto de nuestras vidas y<br />

de seguro nunca dejaremos de arriesgarnos para construir ese<br />

catálogo de singularidades. Como decía el mismo Arenas:<br />

“La vida es riesgo o abstinencia”. Ser editor también<br />

37


“El escritor argentino siempre tiene la<br />

tentación de disfrazarse de lumpen”<br />

GONZALO GARCÉS acaba de publicar Cómo ser malos. Ensayos sobre literatura (Letras del<br />

Sur). En esta conversación con el autor de Hacete hombre, entre otras obras, se habló del<br />

compromiso, la polémica intelectual y la crítica literaria<br />

POR Nando Varela Pagliaro<br />

–El primer capítulo del libro se llama “La cosa con el escritor debería ser lo suficientemente egoísta para decir lo<br />

país natal”. Hace un tiempo, entrevisté a Hernán Casciari<br />

que realmente siente respecto de la plata, del sexo, del amor<br />

y él me decía que el hecho de haber vivido afuera y de lo que sea.<br />

Entrevista<br />

cinco<br />

le había dado cierta inmunidad inicial para escribir. En<br />

su caso, ¿qué le dieron sus años afuera? Me dio una forma<br />

de amor y de apreciación por la Argentina que no habría<br />

–Antes mencionaba a Fogwill y en el libro, su nombre<br />

atraviesa varios ensayos. ¿Cree que faltan escritores<br />

dispuestos a polemizar? En ese sentido, ¿Fogwill dejó<br />

tenido si me quedaba. Yo era de esa clase acomodada e ilustrada,<br />

un gran espacio vacío? Fogwill era un buen polemista<br />

cuyo vicio más notorio es el complejo de inferioridad porque sabía tocar puntos muy dolorosos. Cuando en una<br />

respecto del propio país. De eso, me curó el haber estado entrevista dice que “los pueblos sometidos hacen uso de los<br />

afuera: darme cuenta de que Argentina, entre otros países de gestos faciales de un modo diferente del que lo hacen los<br />

rango medio, es un país con peso y en algunos aspectos en su dominantes”, refiriéndose a los argentinos de pueblos originarios<br />

historia se ha destacado mucho más de lo que estaba llamada<br />

y a la cara de la gente del pueblo en México, toca algo<br />

a destacarse. Uno de esos lugares es la literatura. La Argentina<br />

que pone los pelos de punta. Porque, en general, al escritor<br />

cambió la literatura del siglo XX. Eso a mí me da un tema, argentino le gusta ser progre y estar con los buenos, pero de<br />

pero trato de que no me dé orgullo porque no es mérito mío ahí a señalar que la mucama o el negro que te arregla el escape<br />

haber nacido en este país.<br />

del auto tienen un cuerpo y un modo de usarlo diferente<br />

–¿Cómo veía el país a la distancia y cómo lo ve ahora? al tuyo, es muy distinto. Eso duele por cualquier lado que<br />

A la distancia me hacía la idea de mi país como un país pobre lo veas. Fogwill sabía meter los dedos en esos orificios, pero<br />

y acá me doy cuenta de la enorme riqueza y la enorme pobreza<br />

también sabía ser un polemista bobo. La polémica superfi-<br />

que existe. Es decir, veo más la desigualdad y también cial, tampoco le era ajena. Podía decir por ejemplo que si<br />

veo vicios que no veía de lejos. Por ejemplo, la mentalidad lo ponían en un taller a escribir junto con Alan Pauls, él<br />

muy dependiente que generó el modo argentino de trabajar,<br />

siempre iba a ser mejor. Lo cual es dudoso, porque él era un<br />

donde siempre el Estado es central. Eso engendró una tipo mucho más inteligente que la media de los escritores<br />

mentalidad, un poco quejosa, que también se traspasa a la argentinos, pero no escribía bien. Era un escritor monótono y<br />

literatura. Por ejemplo, en la literatura argentina una de sus personajes siempre hablaban igual. Esa fue una polémica<br />

las figuras recurrentes es la de “los poderosos”. En muchas que yo tuve con Fogwill. Yo decía que él sabía cosas que eran<br />

novelas, siempre aparece un hombre gordo con corbata que muy valiosas para nosotros, pero no había que aprender a<br />

representa al empresario, al malo. Por otra parte, el escritor crear personajes de él porque a sus personajes les daba un<br />

argentino siempre tiene la tentación de disfrazarse de lumpen,<br />

léxico que correspondía a su ámbito socioeconómico, pero a<br />

aunque en realidad sea un profesor de universidad, un todos los hacía hablar de las mismas cosas y desde una posi-<br />

rentista o un dueño de canchas de paddle. El problema no es ción aleccionadora. Todos sus diálogos, hasta te diría toda su<br />

hablar de empresarios o de lúmpenes, porque los dos existen, obra, tiene la estructura de una recriminación entre alguien<br />

pero cuando son figuras tan cristalizadas, tan formadas por el que sabe y alguien que no. “Las cosas no son así, boludo, son<br />

prejuicio, la literatura se empobrece. La literatura no tiene de esta otra manera”: esa pequeña estructura dialéctica es<br />

38<br />

que vivir de clichés. A mí me gustaría una novela argenti-<br />

toda la obra de Fogwill. Los personajes existen cuando les<br />

39<br />

na que hablara de la vida de un empresario, pero cómo es<br />

un empresario de verdad; que hablara de sus miedos, del<br />

momento vertiginoso de hacer una inversión, de arriesgar<br />

plata del propio bolsillo; que hablara de la crueldad, porque<br />

tampoco se trata de idealizar a un empresario; que se ocupara<br />

un poco menos del juicio moral prefabricado sobre el empresario<br />

y más del cómo, de los engranajes. Lo mismo te podría<br />

decir de la política. Me encantaría una novela precisa sobre<br />

la vida de un político y que no fuera esa figura estereotipada<br />

que solemos manejar.<br />

–¿No cree que ya hay novelas buenas sobre la vida de<br />

un político? Pienso en las de Jorge Asís, por ejemplo...<br />

Asís, al igual que Fogwill, tiene la curiosidad y el conocimiento<br />

de primera mano. De lo que no estoy seguro es que<br />

tenga el arte para hacerlo, pero esa es otra discusión.<br />

–Me decía que el escritor argentino siempre cae en la<br />

tentación de disfrazarse de lumpen, ¿por qué piensa<br />

que les cuesta tanto hablar de plata? Por sentimiento<br />

de culpa y la culpa es mala consejera para un escritor. Un<br />

das diferentes posiciones en el mundo. De nada sirve darles<br />

diferentes léxicos, si les vas a hacer decir lo mismo. Ese era<br />

un defecto de Fogwill, el otro era cuando vendía humo. Fogwill,<br />

a veces, era el tachero que sabe dónde están enterrados<br />

los dólares de López o el que te dice que la conspiración de<br />

la masonería está a punto de apoderarse del mundo. Porque<br />

también era paranoico y la paranoia, al contrario de lo que se<br />

piensa, tampoco es buena para los escritores.<br />

–Además de Fogwill, Aira es otro de los nombres que<br />

aparece en varios ensayos, ¿por qué su literatura es tan<br />

influyente para los escritores más jóvenes? Es curioso,<br />

porque yo conozco a mucha gente que admira o se entusiasma<br />

con Aira, pero no conozco a nadie que evidencie un goce<br />

en su lectura. Y lo comprendo porque Aira no me parece un<br />

escritor disfrutable. La imaginación de Aira está marcada por la<br />

fealdad, y por una fealdad como la de los productos de plástico.<br />

Sus novelas me hacen pensar en esos negocios del Once que<br />

venden osos de peluche mal cosidos o autitos con las calcomanías<br />

medio despegadas. Es un mundo colorido, lúdico, barato,


40<br />

imitativo que corresponde a la producción en serie de productos<br />

de baja calidad. Creo que el entusiasmo que provoca Aira se<br />

debe a que en este país hay una inusual proporción de lectores<br />

que aspiran también a ser escritores. Como son lectores que<br />

leen para encontrar modelos a seguir, Aira los entusiasma<br />

porque les propone un modelo fácil. Los hace sentir que la<br />

escritura y hasta la genialidad están al alcance de la mano.<br />

–En el ensayo que da nombre al libro, dice que “los<br />

escritores son malos para la controversia, malos para<br />

ser malos”. ¿Es así? En América Latina somos malos para<br />

la controversia porque somos mamíferos demasiado sensibles.<br />

Nos gusta demasiado tener amigos y que nos quieran.<br />

Entonces, polemizamos a la distancia. A través de Internet o<br />

en los comentarios de Facebook, decimos cosas duras, pero<br />

después no las mantenemos y cuando nos encontramos somos<br />

todos amigos. Por otro lado, como personalizamos todo,<br />

las polémicas quedan invalidadas de antemano. Si yo digo<br />

que la imaginación de Aira no me gusta porque me parece un<br />

escritor estereotipado y que sus ideas sobre la literatura me<br />

parecen superficiales y torpes, lo primero que se asumirá es<br />

que tengo algo personal contra Aira, que estoy celoso de él,<br />

que me molesta su fama o sus anteojos. La personalización de<br />

todo invalida la polémica. Y para mí, la polémica en el fondo<br />

es la realidad, en un sentido esencial. En el interior de cada<br />

uno, cada día hay una polémica entre el ser y el deber ser. En<br />

un nivel biológico, las células están todo el tiempo luchando<br />

entre la disgregación, la entropía y el impulso de permanecer<br />

unidas y seguir haciendo un organismo. En el fondo, como<br />

decía Leonard Cohen, “hay que volver a la guerra”.<br />

–Habla de volver a la guerra como una forma de volver<br />

a la polémica. Al poco tiempo de la primera marcha de<br />

“Ni una menos”, escribió una nota muy controvertida.<br />

Si bien algunas mujeres salieron al cruce, el texto no<br />

se terminó debatiendo lo suficiente. Liliana Heker dice<br />

(p. 28) que ahora los intelectuales adhieren o rechazan<br />

determinadas causas, cuando no es eso solo lo que<br />

se espera de ellos. En todo caso, lo que se espera es<br />

que piensen y argumenten esa adhesión, ese rechazo.<br />

¿Nota cierta vagancia en el campo intelectual? Claro,<br />

siempre hubo vagancia. En el caso del feminismo es quizás<br />

el tema más difícil de debatir del mundo. Para mí es difícil<br />

porque no tengo ninguna de las dos posiciones caricaturescas<br />

a las que parece reducirse todo. Es decir, no soy machista y<br />

tampoco soy feminista. Al mismo tiempo, me cuesta discutir<br />

con mis interlocutoras feministas porque partimos de<br />

concepciones muy distintas. El feminismo parte de una idea<br />

de que la finalidad de todo ser humano es ejercer el poder en<br />

forma abierta, institucionalizada y llevar el ideal de vida que<br />

nos propone la sociedad de consumo. Yo, en cambio, parto de<br />

una idea más cercana al pesimismo filosófico. Lo que buscamos<br />

es sobrevivir y mi marco de pensamiento es la psicología<br />

evolutiva darwinista, para la que en cada ecosistema dado,<br />

cada individuo de cualquier especie hace lo que necesita<br />

hacer para maximizar sus chances de supervivencia y de pasar<br />

su capital genético a la siguiente generación o desaparece.<br />

En el ecosistema previo a la Revolución Industrial, lo mejor<br />

que podía hacer una mujer para sobrevivir era adoptar el rol<br />

de ama de casa, hacer trabajos comparativamente livianos<br />

en el campo o en los albores de la industria o el artesanado y<br />

dedicar lo mejor de su energía a la crianza, mientras dejaban<br />

que el hombre se ocupara de los trabajos más peligrosos. Eso<br />

no fue el patriarcado, eso fue lo que en el ecosistema, previo<br />

a la Revolución Industrial, funcionaba. Cuando esta cambia<br />

el mundo del trabajo, y el trabajo se transforma en el trabajo<br />

tal como lo conocemos ahora, el ecosistema cambia y de<br />

pronto no hay ninguna razón para que la mujer se quede en<br />

casa y se dedique a la crianza. Está muy bien que sea así. Por<br />

eso son ridículos los tradicionalistas nostálgicos, que suponen<br />

que la naturaleza de la mujer sería la casa y la naturaleza del<br />

hombre sería salir a cazar. Eso es falso, no hay tal naturaleza,<br />

no existe lo natural, existen ecosistemas y adaptaciones. Entonces,<br />

¿qué pienso? Pienso que una sociedad igualitaria, en<br />

la que hombres y mujeres puedan decidir, según sus inclinaciones,<br />

su destino, es lo que corresponde hoy en día. Pero no<br />

llamo a eso una liberación, no hubo una lucha feminista que<br />

trajera ese orden. Lo único que hubo fue un cambio en el paradigma<br />

tecnológico y productivo que cambió el ecosistema y<br />

nos adaptamos a él.<br />

–Lo entiendo, pero en tiempos de “Ni una menos” es<br />

una postura que puede parecer provocadora... Yo no<br />

me enfrenté al colectivo “Ni una menos”, de hecho participé<br />

en las dos marchas que se hicieron. Quiero dejar en claro<br />

una cosa para que no se me malinterprete, yo apoyo a “Ni<br />

una menos”, apoyo que se haga una marcha para reclamar<br />

mayor protección para las mujeres víctimas de violencia. Por<br />

supuesto que estoy en contra de la violencia, pero de ahí<br />

no deduzco que vivamos en un patriarcado. El feminismo<br />

radical intenta aprovechar el pánico y la indignación legítima<br />

que causa la violencia contra las mujeres para hacer pasar su<br />

propia agenda ideológica. Y yo no quiero aceptar ese contrabando<br />

ideológico. Quiero que se pare la violencia contra<br />

las mujeres sin que por eso me fuercen a aceptar una visión<br />

espuria de la realidad, de la historia y una ideología que<br />

fomenta el odio entre hombres y mujeres.<br />

–Hablábamos de la falta de compromiso intelectual. En<br />

el libro hay una entrevista a Abelardo Castillo en la que<br />

él lee un fragmento de sus diarios. Ahí, Castillo dice que<br />

no sabe si va a volver a escribir otro libro que lo comprometa<br />

tanto como Crónica de un iniciado. ¿Hay escritores<br />

de su generación que vivan la literatura del mismo<br />

modo? La verdad, no sé muy bien dónde empieza y termina<br />

mi generación. Me viene a la cabeza el nombre de Carlos<br />

Gamerro. Para mí él es un “hombre de letras”; es alguien que<br />

ostensiblemente dedica lo mejor de sus fuerzas a la literatura.<br />

Su compromiso es tan grande como el de Abelardo, el de<br />

Bioy o el de Borges. Después, creo que Pola Oloixarac,<br />

que es probablemente la escritora de mi generación que<br />

prefiero, vive para las ideas. A veces esas ideas aparecen en<br />

forma de ficciones, a veces se incorporan al personaje que ella<br />

ha creado de sí misma, pero Pola es una fanática. Es alguien<br />

a quien no le interesa nada fuera del curso de sus obsesiones<br />

literarias. En un lugar completamente distinto, Juan Terranova<br />

también es un fanático. En Argentina, es lo más parecido<br />

que hay a lo que eran en Francia Mauriac o Huysmans. Un<br />

escritor católico con una agudeza y una finura crítica impactante,<br />

también con una dosis importante de paranoia.<br />

–Nombra a Terranova y en contraposición pienso en<br />

una frase de su libro. En uno de los ensayos dice que<br />

“al crítico argentino se lo reconoce por un rasgo: no critica”,<br />

¿realmente ve esa falencia de la crítica? Creo que<br />

es bastante injusto eso que dije. Yo vivía afuera y me guiaba<br />

mucho por la crítica de suplemento, que es excesivamente<br />

cortés. Pero no me había llegado, y no estoy seguro de que ya<br />

Terranova hubiera publicado sus trabajos críticos, como Los<br />

gauchos irónicos. Tampoco había leído a Mavrakis, que me<br />

parece otro crítico notable, y menos a Ingrid Sarchman, que<br />

empecé a leer hace mucho menos tiempo, uno va cambiando<br />

de acuerdo con lo que va leyendo. Hay mundos críticos que<br />

son estancos. El mundo de la pequeña crítica de suplemento,<br />

salvo pocas excepciones, sigue teniendo esa impostura, basada<br />

en el tecnicismo, que se fija en el uso de los tiempos o se<br />

ocupa de señalar si hay o no un monólogo interior, pero nunca<br />

termina de decir si el libro está bien o mal. Después están los<br />

críticos que se criaron en las catacumbas de los blogs en la<br />

década pasada. Muchos de ellos recién están floreciendo ahora<br />

como críticos y son infinitamente más interesantes.<br />

–Desde hace un tiempo está al frente de Editorial<br />

Galerna , gastar tanta energía en libros ajenos, ¿lo deja<br />

sin ganas para escribir su propia literatura? No, al contrario,<br />

me da más ganas. Probablemente, mi próxima novela<br />

tenga como protagonista a un editor y por una vez lo haré con<br />

la conciencia tranquila de que sé de lo que hablo<br />

41


Tema de tapa<br />

dos<br />

ACERCA<br />

DE DEIDADES<br />

HUMANAS<br />

POR Nicolás Pichersky<br />

42<br />

Hay un tipo de seducción que pertenece al cine. Es lo que nos dice Umberto<br />

Eco en su Historia de la belleza. Ese libro, que toma lo social de la historia del<br />

arte de Arnold Hauser y lo visual de la de E. H. Gombrich, relata la belleza<br />

del siglo XX a través de actores y actrices, dice mucho de la seducción en nuestros<br />

tiempos. Una seducción que puede ser politeísta y obedecer a diferentes dioses<br />

estéticos según cada época y cada lugar. A veces brilla con la frialdad cyborg y noir<br />

de la replicante Daryl Hannah en Blade Runer o de Trinity en Matrix. Otras veces<br />

nos gana con su sensibilidad y su ternura, de manera misteriosa, como sucede con<br />

los rostros aturdidos de James Dean o Daniel Day Lewis.<br />

A veces la seducción de algunas mujeres del cine es invocada por su belleza de<br />

infarto, sin que sus admiradores y bardos rememoren un solo fotograma de su<br />

filmografía, como si su solo nombre fuera metáfora de la atracción. Como Anita<br />

Ekberg –venerada por Bob Dylan en su canción “I shall be free”–, o Virna<br />

Lisi, a quien Sumo rememoraba como mantra y leit motiv en su hit “TV Caliente”.<br />

Y en las antípodas, otras grandes seductoras pertenecerán siempre a un papel, a<br />

un personaje inmemorial. Como Christina Hendricks, belleza y bermeja, que<br />

interpreta a la jefa de las secretarias en la serie Mad Men.<br />

Los ideales de seducción en el séptimo arte son múltiples y no es lo mismo el secreto<br />

de los ojos de George Clooney (incluso recién levantado, de mal humor y con<br />

insomnio a cuestas), la sonrisa de Julia Roberts, el asesino erotismo de Uma<br />

Thurman o el torso proletario y transpirado, admirable en 360 grados, de Marlon<br />

Brando en Un tranvía llamado deseo. En Historias del arte, el inclasificable diccionario<br />

de expresiones culturales de la pintora y ensayista Diana Aisenberg, hay una<br />

entrada para el término “Seducción”. Por todo significado, ofrece el ejemplo de las<br />

aves que juntan flores frescas, ramitas, restos de algodón o savia de bayas para atraer<br />

a sus parejas. Un galanteo multicolor que se expande al tecnicolor de las películas:<br />

en los animales, en las personas, en el encantamiento de las estrellas de cine, de lo<br />

que se trata es de seducir. “Lo que conmueve conviene”, podría ser el axioma de<br />

bolsillo de los actores y actrices que nos engalanan. Una famosa anécdota cuenta que<br />

un colaborador le preguntó a John Ford, el gran director de westerns, qué podría<br />

filmarse en ese set, un desierto con unas condiciones climáticas deplorables. Ford<br />

le contestó: “¿Qué podemos filmar? La cosa más sugestiva y excitante de todo el<br />

mundo: un rostro humano”. No son los ojos de Bette Davis, la expresión madura y<br />

43<br />

Humphrey Bogart e Ingrid Bergman | Casablanca<br />

retraída de Kevin Costner o los labios potenciados de Brad Pitt en El Club de la<br />

pelea. El arte de seducir puede ser sencillamente un rostro.


Barbara Stanwyck Brad Pitt y Geena Davis Gary Cooper Gingers Rogers y Fred Astaire Uma Thurman Woody Allen y Diane Keaton Sean Penn Rita Hayworth<br />

44<br />

chachos que en las sombras del género noir atraían peligro<br />

en la pantalla, y suspiros fuera de ella. Pero primero distingamos<br />

dos categorías en la seducción de los héroes y heroínas<br />

del cine: la femme fatale y el tipo “duro”. Ambos nacen de un<br />

género fílmico arquetípico, el cine negro clásico. Que a su<br />

vez proviene de la novela policial dura, el hard-boiled. Los<br />

tipos duros no bailan sentenció el escritor Norman Mailer.<br />

Pero antes del título de su libro ellos ya existían: hombres<br />

de sonrisa de lobo –como describe Dashiell Hammett<br />

al detective Sam Spade en la primera páginas de El halcón<br />

maltés–, recios, cigarrillo pegado a los labios (la corrección<br />

política lo fue limitando) y mirada absorbente.<br />

Fueron los tiempos de Gary Cooper, James Cagney,<br />

Humphrey Bogart, Sterling Hayden. Bogart fue severo,<br />

pero irresistible cuando le dijo a Ingrid Bergman (al<br />

mundo entero) “siempre tendremos París”. Seguirá siendo el<br />

detective Philip Marlowe más emblemático, pero sobre todo<br />

al actor que nos enseñó lo que vale “el comienzo de una bella<br />

amistad”. James Cagney llegó a la cima del cine clásico con<br />

su metro con sesenta y cinco centímetros, su risa sardónica,<br />

pero sobre todo por esa traza de ángel con cara sucia. Bajito e<br />

inmune, lucha contra todo sin defender nada. Fue un mafioso<br />

y un patán seductor, un ratón Mickey para público maduro<br />

y que hacía travesuras para los adultos. El sempiterno Sean<br />

Penn, ese dulce amargo que arranca suspiros a mujeres<br />

sub 30 y post 60, a demócratas o republicanas por igual, no<br />

hubiera existido sin la influencia de aquellos dos actores del<br />

cine clásico.<br />

En su asombrosa crítica de Bonnie and Clyde, Pauline<br />

Kael, una de las críticas de cine más refulgentes de EE.UU.,<br />

se lamentaba de que cierta crítica cinematográfica conservadora<br />

le reprochara al film la sensualidad de sus protagonistas.<br />

“¿Experimentaremos, como sugirieron algunos, la irresistible<br />

tentación de imitar los crímenes violentos de Bonnie & Clyde<br />

porque Faye Dunaway y Warren Beatty son ‘encantadores’?”.<br />

La pregunta que retórica y lúcidamente se hace Kael<br />

ADONIS Y POTROS SALVAJES<br />

Los primeros seductores del cine no arrancaron suspiros<br />

silentes, a pesar de haber pertenecido al cine mudo. Más<br />

bien sonoras e incontenibles risotadas, porque el cine creció<br />

en blanco y negro y principalmente como comedia. Y su<br />

educación sentimental fue la del slapstick, ese género que se<br />

erigió a golpe y porrazo físico, con esa farsa a puro ritmo de<br />

swing que altera todo sentido común. Y si cuesta ver a Groucho<br />

Marx como a un caballero irresistible ¿acaso no aplicó<br />

Woody Allen sus mejores lecciones de intelectual sensible<br />

cuando conquista a Annie Hall/Diane Keaton, o cuando le<br />

deja el corazón de propina a la deslumbrante Mariel Hemingway<br />

(seduce con su voz rota) en Manhattan? Después<br />

de todo, estamos hablando del protagonista de Sueños de un<br />

seductor, el primer éxito de Allen como actor en el cine. Sí:<br />

seducir es un acto tanto de amor… como de humor, bastaría<br />

entrever los amores, dentro y fuera de la pantalla (idénticos<br />

muchas veces) de Charles Chaplin: Edna Purviance,<br />

Pola Negri, Paulette Goddard y Oona O’neil, por<br />

solo mencionar sus amoríos más reconocidos.<br />

Pero el inicio de la comicidad y la atracción en el cine<br />

también está marcado por uno que sedujo e hizo reír sin<br />

mostrar jamás una sonrisa: Buster Keaton. Ese nombre y<br />

esa fisonomía árida dejaron su impronta en la atracción emo<br />

y angustiada de algunas jóvenes estrellas actuales. Alcanza<br />

con ver la más que recomendable Animales nocturnos y<br />

donde encontrarlos para comprobar que el personaje del<br />

nuevo galán Ezra Miller (Tenemos que hablar de Kevin,<br />

The Flash de la próxima Liga de la justicia) abreva del opaco<br />

atractivo del hombrecito con sombrero pork pie. O Adam<br />

Driver (ese hipster calculador de Mientras somos jóvenes, el<br />

villano Kylo Ren en El despertar de la fuerza) cuyo taciturno<br />

atractivo también le debe a Keaton.<br />

Luego, el cine, poco a poco, fue desertando de la comedia.<br />

Ni la realidad ni la Segunda Guerra Mundial eran ninguna<br />

broma y el cine, arte del presente, lo reflejó en apuestos mues<br />

por qué privarnos del placer de la seducción. Y agrega:<br />

“Greta Garbo podía encarnar a todas las mujeres enamoradas<br />

porque al ser más hermosa que la mujer de la vida real<br />

estaba en condiciones de expresar las emociones de una<br />

manera más bella”. El cine es un arte también de las emociones.<br />

Y el “cargo” contra la seducción es insostenible: son<br />

justamente los buenos papeles los que le confieren atractivo a<br />

los actores. Gradualmente, la belleza masculina de esos años<br />

60 y luego la de los 70 (la de Connery, Mcqueen, Newman,<br />

Redford, Hoffmann) daría lugar a otra, perfectible<br />

y antiheroica. Como la de Dustin Hoffmann, y otros menos<br />

insistentemente viriles, que hoy encarnan Edward Norton<br />

o Joaquin Phoenix.<br />

VENUS Y DIABLESAS<br />

Hay una forma de sensualidad femenina exclusivamente<br />

fílmica: la femme fatale. Guillermo Cabrera Infante,<br />

lúcido cinéfilo, apunta en su texto “Bad Babs”, sobre la diosa<br />

fatal Barbara Stanwyck, que “cuando es buena, es mala;<br />

pero cuando es mala, es peor”. Construcción masculina,<br />

mezcla de endiosamiento y misoginia, las mujeres fatales en<br />

el cine fueron relatadas por el universo de los varones. En los<br />

nombres de algunos de aquellos clásicos se filtra la luz gótica<br />

de esas actrices, ángeles del mal, que quedaron inscritas en<br />

esos protagónicos para siempre: Marlene Dietrich y The<br />

devil is a woman o Bette Davis y La malvada (cuyo título, inteligentemente<br />

no aludía a ella, si no al personaje que buscaba<br />

el camino al estrellato a cualquier costo, interpretado por<br />

Anne Baxter). A veces el sueño y la proyección masculina<br />

por esas mujeres araña –seres fascinantes, que tejen su red<br />

para atrapar a los hombres– quedaba casi explícito en la estética<br />

que adaptaba cada film. Como en El cartero llama dos<br />

veces, con la rubia Lana Turner, en La dama de Shangai,<br />

con la pelirroja Rita Hayworth o en Pacto de sangre con<br />

Barbara Stanwyck… en todos estos films es la voz masculina,<br />

en primera persona, la que relata la propia perdición en<br />

garras de esas mantis ateas: después del desayuno exigen el<br />

servicio completo del cuerpo masculino tibio, recién servido<br />

en bandeja.<br />

Y si Kim Basinger (no tanto la de Nueve semanas y media<br />

como la del clasicismo de Los Ángeles al desnudo), Kathleen<br />

Turner (en La guerra de los Roses, pero más aún<br />

en el neo-noir de Body heat), Michelle Pfeiffer (bruja<br />

en los 80, felina en los 90) o Diane Lane (madre de Superman,<br />

de tan fuerte que es) serían inconcebibles sin aquellas,<br />

un nuevo modelo de diosa salvaje, más sintético –más sincrético–,<br />

rige en la actualidad gracias a la evolución de la mirada<br />

del público. En la última Mad Max (Mad Max: Fury Road)<br />

es la destreza de una mujer manca (Charlize Theron),<br />

y no la proto-humanidad del simiesco Tom Hardy, la que<br />

lidera esa rebelión dulce y utópica de madres solas y tribus<br />

de ancianas que creen en la pólvora, las semillas y la cultura<br />

autosustentable. En esa senda también habita el atractivo frágil<br />

de Kristen Stewart, quien justamente en la adaptación<br />

de En el camino, de Walter Salles, encarna la discordia<br />

puntiaguda, incómodamente isósceles, del triángulo entre los<br />

personajes masculinos (y el homoerotismo entre estos dos).<br />

La seducción actual, casi extrema e hiriente, de la actriz y<br />

modelo Ruby Rose viene de la mano de aquel modelo de<br />

vampiresas, que como la Catherine Deneuve en El ansia<br />

(junto a la androginia glam de David Bowie) no juzgaba<br />

el encanto como algo masculino o femenino: hoy ya no se<br />

trata de modelos antagónicos de seducción, como en esas<br />

batallas de los sexos de las comedias de los 40 con mujeres<br />

fuertes y hombres ingeniosos. Quizás, como Fred Astaire o<br />

Gingers Rogers, o mejor aún, como el travestismo pop del<br />

musical Hedwig and the Angry Inch, los tiempos en los que<br />

le toca danzar a la seducción del Hollywood de hoy, sean los<br />

de un rock suelto o los de un tango en zapatillas y entre parejas<br />

del mismo sexo. Un swing cuyo encanto no reside tanto<br />

en la persona y el personaje, sino en los ojos de quien se deja<br />

seducir por esa alianza indivisible de artista y protagonista<br />

45


Entrevista<br />

seis<br />

–¿Cómo apareció la idea de crear una marca de pijamas?<br />

La idea de crear una marca de pijamas apareció por mi<br />

gusto por este tipo de ropa cómoda, tanto para estar adentro<br />

como para salir por el barrio. Los pantalones que no ajustan,<br />

las remeras suaves, los géneros livianos. Es ropa con la que<br />

vivo: la conozco, me encanta y tengo miles de pantalones de<br />

pijama y remeras sueltas para usar arriba.<br />

–¿Cómo son los roles en Jota & Co y cómo es, a grandes<br />

rasgos, la dinámica de trabajo? Yo aporto los diseños,<br />

A su trayectoria como actriz, mi socia, la ilustradora Fernanda Cohen dibuja las estampas.<br />

Ella me manda todo por mail, yo le hago una devolución...<br />

hasta que llegamos a tener alrededor de ocho estam-<br />

JULIETA ORTEGA suma una<br />

nueva faceta: la de diseñadora<br />

pas diferentes y ahí, entre las dos, pensamos qué estampa es<br />

y empresaria, al frente de para cada prenda. Vamos a comprar las telas, se mandan a<br />

Jota & Co, su nueva marca de hacer las muestras y por último mandamos los rollos de tela<br />

pijamas concebidos para usar<br />

al estampador. Recién ahí se manda a confeccionar.<br />

–Si bien no se la puede calificar como un ícono de la<br />

dentro y fuera de casa. En su<br />

moda, Julieta, al igual que su hermana Rosario Ortega<br />

encuentro con Quid, ofreció y su mamá, Evangelina Salazar, suele estar impecable<br />

detalles acerca de este<br />

emprendimiento y sobre una<br />

en cada una de sus apariciones públicas y es un<br />

referente estético para varias mujeres de su generación.<br />

Incontables tapas de revistas y marcas de ropa o<br />

serie de televisión en la que<br />

maquillaje la han tenido como figura. ¿Cómo ha sido<br />

está embarcada por estos días históricamente su relación con el mundo de la moda?<br />

Siempre me gustó la moda, pero sobre todo los buenos géneros.<br />

POR Nancy Giampaolo<br />

Suelo tocar la ropa de la gente mientras converso con<br />

alguien. Puedo hasta llegar a buscar la etiqueta para ver qué<br />

46<br />

género es, cómo está compuesta. Es más que seguir tendencias.<br />

Me pasa otra cosa. Me gusta la ropa simple, sin tanta información.<br />

Prefiero los géneros nobles, la buena confección,<br />

la ropa que no pincha, ni ajusta, ni molesta en ningún lado.<br />

Creo mucho en el estilo personal de cada uno. Y de cómo<br />

uno elige presentarse al mundo, salir a la vida. O en el caso<br />

de Jota, qué elige para no presentarse ante nadie.<br />

–¿Hay un tipo de mujer definido al que apunte su<br />

marca? ¡Jota & Co está apuntado a la mujer de entre 17<br />

y 70 años! (Risas)<br />

–No tiene límites… Es que la ropa de descanso no tiene<br />

edad. Pensamos en edades cuando hacemos las estampas,<br />

claro. En la primera colección, hicimos una casaca pantalón<br />

Una mujer con estilo<br />

de bicicletas negras, muy sobrio, sobre rayón arena que tenía<br />

algo de gris. Supimos que ese era el modelo que elegirían las<br />

mujeres más grandes (de hecho, el modelo lleva el nombre de<br />

mi madre) y además de mujeres grandes, terminó siendo el<br />

modelo más vendido también entre chicas más jóvenes. Susana<br />

Giménez lo usó en la tapa de su revista y me mandó un<br />

mensaje hermoso, diciendo que no se lo sacaba en todo el día.<br />

–Y ¿cuáles son las situaciones más propicias para usar<br />

sus prendas? Son prendas para usar puertas adentro, para<br />

47


cambiarte la ropa de calle apenas llegás a casa, pero también<br />

para salir a la mañana a llevar a tu hijo al colegio con algo<br />

arriba, para ir al kiosco si tenés un antojo de madrugada, o para<br />

decidir, un domingo, ¡que no pensás vestirte en todo el día!<br />

TV / SERIES<br />

POR Laura Berti<br />

48<br />

Julieta formó parte, desde su regreso a la Argentina en 1993,<br />

después de muchos años viviendo en distintas ciudades de<br />

Estados Unidos, de tiras televisivas de enorme repercusión<br />

como la clásica Amigos son los amigos, Son o se hacen (en<br />

la que interpretaba a una lesbiana en pareja con la actriz<br />

Carolina Fal), Sol Negro, Disputas (en la que jugó otro<br />

papel difícil como es el de prostituta), Vulnerables, y las más<br />

recientes, Graduados o Viudas e hijos del rock & roll. También<br />

hizo cine, involucrándose en proyectos increíblemente<br />

diversos, que abarcan desde una pequeña aparición en la célebre<br />

Carlito’s way de Brian De Palma, a roles de registro<br />

muy complejo en pequeñas producciones como Animalada,<br />

dirigida por el escritor, cineasta y músico Sergio Bizzio o<br />

Verano maldito, de su hermano Luis Ortega. Últimamente<br />

volvió al teatro con Deseo, obra del español Miguel del<br />

Arco, coprotagonizada por Juan Gil Navarro, Alejandro<br />

Paker y Moro Anghileri.<br />

–¿Cómo fue su experiencia en Deseo? La obra terminó hace<br />

poquito y fue una gran experiencia. No actuaba en teatro desde<br />

hacía mucho y fue reconfortante volver con estos compañeros,<br />

en plena calle Corrientes y que la experiencia haya sido feliz.<br />

–Y ahora está en otro proyecto televisivo… Sí, una<br />

miniserie dirigida por Bruno Stagnaro, llamada Un gallo<br />

para Esculapio. Es un director con el que siempre quise<br />

trabajar, me hace feliz. La protagonizan Luis Brandoni y<br />

Peter Lanzani.<br />

–Sé que le gusta leer, ¿en qué anda por estos días? Tengo<br />

en mi mesa de luz en este momento varios libros: Manual<br />

para mujeres de la limpieza, de Lucia Berlín, Las primas,<br />

de Aurora Venturini y Las Chicas, de Emma Cline.<br />

–¿Me habla un poco sobre su familia? Cuando estuve<br />

frente a las fotos del lanzamiento de su marca, se me<br />

hizo bastante impresionante verlos a todos allí, en lo<br />

que parecía un apoyo incondicional… Mi familia está<br />

siempre. Nos apoyamos mucho entre nosotros. Ante cualquier<br />

estreno, lanzamiento, inquietud, lo que sea. Nos vemos<br />

seguido, pero el día de encuentro seguro es el domingo.<br />

Mi padre es un gran asador. Invitamos amigos, siempre hay<br />

niños, se habla de la vida, del trabajo... la verdad es que no<br />

me imagino la vida sin hermanos. Fueron siempre una parte<br />

tan enorme de mi vida, que no sé cómo sería la vida sin ellos.<br />

Mucho más solitaria, seguro. Y mis padres han trabajado<br />

siempre para que nos mantengamos unidos. Tengo mi raíz<br />

ahí. Me sentí siempre con la fortaleza para hacer cualquier<br />

cosa que soñara, para dar un salto en el aire y saber que tenía<br />

quien me atajara. Esa es la hermosura de la familia<br />

Miniserie: Casanova<br />

Protagonistas: Peter O’Toole, David Tennant, Rose Byrne<br />

Origen: Reino Unido.<br />

Género: Melodrama, histórico, aventuras.<br />

Sinopsis: El viejo Casanova nos contará cómo se convirtió en<br />

un seductor por excelencia.<br />

Casanova nos cuenta la biografía (con ciertas inexactitudes,<br />

ya que se trata de una ficción) del mítico personaje, pero<br />

no se convierte en una aburrida clase de Historia, sino que<br />

adapta el relato con el espíritu de Casanova. Es decir, mezcla<br />

amor, desamor, drama, comedia y aventuras al mismo tiempo<br />

que cuenta una historia muy clásica pero de una forma novedosa.<br />

En tres episodios de casi una hora. Las transiciones<br />

entre pasado y futuro son muy fluidas, los personajes irradian<br />

humanidad, la trama no se detiene… Y todo ello con algo de<br />

comedia y drama, pero también con su ración de aventuras.<br />

El reparto es increíble, Peter O’Toole como el Casanova<br />

envejecido, torturado por su pasado y la sombra viviente<br />

de lo que fue, dispuesto a contar (más o menos) su vida a<br />

la sirvienta interpretada por una jovencísima Rose Byrne;<br />

inmenso David Tennant, uno de los mejores actores de<br />

la actualidad, da vida a un Casanova joven tragicómico, que<br />

pasa de la sonrisa a la lágrima y siempre se muestra ingenioso.<br />

El humor es uno de los puntos fuertes de la miniserie.<br />

Esta historia del eterno seductor tiene una recreación magnífica<br />

de Venecia y de los trajes de época. El mayor problema<br />

de la miniserie es que se hace corta. El último episodio<br />

parece contado con mucha prisa, pero vale la pena.<br />

Casanova es una de esas demostraciones de que se puede<br />

contar una biografía de forma ingeniosa si se tiene talento.<br />

Muy recomendable<br />

Serie: Psych<br />

Protagonistas: James Roday, Dule Hill, Corbin Bernsen.<br />

País: EE.UU.<br />

Género: Comedia, crimen.<br />

Sinopsis: Comedia de detectives que sigue a Shawn Spencer,<br />

un joven asesor en el departamento de policía de Santa Bárbara<br />

que tiene muy desarrollado su poder de observación e instinto<br />

detectivesco y con su personalidad seductora consigue convencer<br />

a la gente de que resuelve casos mediante poderes psíquicos.<br />

Durante su niñez, Shawn Spencer desarrolló, guiado por su<br />

padre policía, un considerable talento para percibir hasta los<br />

más ínfimos detalles de su entorno. Cuando intenta encauzar<br />

su vida profesional Shawn comienza a trabajar como falso<br />

médium. Aunque pocos son los que le creen, con su seducción<br />

y tenacidad le demuestra a la policía que su habilidad<br />

es de gran utilidad para ellos en relación con los casos que<br />

esta no es capaz de resolver. Su amigo de la infancia, Burton<br />

“Gus” Guster , le es de enorme ayuda en esta nueva situación<br />

y ambos se las arreglan para solucionar todos los extraños<br />

casos que llegan hasta sus manos.<br />

Psych es una de las series más estables de la televisión,<br />

manteniendo un nivel similar y su esencia intacta durante sus<br />

ocho temporadas, algo que es muy complicado teniendo en<br />

cuenta que la mayoría de ellas termina hundiéndose tarde o<br />

temprano. Psych no es una comedia en formato sitcom como<br />

la mayoría de las que ve el espectador medio, es una comedia<br />

en formato de cuarenta minutos y que sigue el modelo<br />

procedimental a rajatabla. Aunque muchas veces el caso es lo<br />

de menos, lo que importa es ver a Shawn y Gus en acción, haciendo<br />

mil y una referencias al cine y la televisión y provocando<br />

carcajadas en casi cada capítulo. No es una serie que deja al<br />

espectador ansioso por ver el siguiente episodio, simplemente<br />

invita a ir viéndola lentamente cuando se tiene ganas de reír.<br />

Muy recomendable<br />

49


RECOMENDADOS<br />

POR MÓNICA TRACEY<br />

RANKING<br />

DEL MUNDO QUE CONOCIMOS<br />

Abelardo Castillo<br />

Alfaguara<br />

Distintos motivos llevaron a Abelardo<br />

Castillo a seleccionar cada uno de los<br />

quince cuentos que reúne en Del mundo<br />

que conocimos, al que niega el estatus de antología,<br />

en tanto, dice, no todos los cuentos<br />

incluidos cuentan con su aprobación crítica.<br />

“Estos relatos son, por así decirlo, mis preferencias.<br />

Dibujan a su modo una especie<br />

de autobiografía, que no debe buscarse en<br />

las anécdotas, sino en lo ‘indecible’, en lo<br />

que cada historia significó para mí (verbal o<br />

humanamente) en el momento de escribirla”,<br />

confía en el prólogo. Más allá de sus<br />

motivos, es una oportunidad de volver sobre<br />

la escritura precisa y la construcción implacable<br />

de uno de nuestros grandes.<br />

LA ESPOSA JOVEN<br />

Alessandro Baricco<br />

Anagrama<br />

Una familia detenida en el tiempo, moviéndose<br />

en una forma particular del tiempo,<br />

como en una niebla majestuosa, con sus<br />

propias raras leyes, con su temor a la noche,<br />

horas en que se ha hecho tradición familiar<br />

morir, por eso el rito de agradecimiento de<br />

cada desayuno, con su empecinamiento en<br />

vivir la vida con su particular alegría y beber<br />

el erotismo de una vez y para siempre. Un<br />

narrador acomodaticio a los momentos<br />

en que quiere o siente que debe hacer su<br />

trabajo, que se traslada camaleónico a sus<br />

personajes, que se detiene en la aparición de<br />

cierto sentido. La prosa de Baricco, una vez<br />

más, tan indiscriminada de la poesía, mirando<br />

en la escritura sus dudas sobre el escribir.<br />

M TRAIN<br />

Patti Smith<br />

Lumen<br />

No es solo la intimidad de los sueños y los<br />

recorridos de Patti Smith, que a muchos<br />

nos bastarían, sino el tejido literario que su<br />

escritura hace de esos sueños y recorridos lo<br />

que fascina de este libro. Mundos perdidos<br />

en el mundo que siguen despertando deseos<br />

de aventuras, un vagabundeo con marcas del<br />

universo beat por los poetas que fueron conformando<br />

su poesía y su propia vida, escrita<br />

como un diario en cafés de tantas ciudades<br />

donde vivió o visitó en sus giras. Así de literario,<br />

así de vital es M Train, memorias de una<br />

artista que dejó su marca aun en quienes no<br />

frecuentaron su obra. Su música, su poesía, su<br />

vida son fundantes de una época que diseñó la<br />

estética y los sueños de varias generaciones.<br />

FICCIÓN<br />

1. LA CHICA DEL TREN<br />

Paula Hawkins<br />

Planeta<br />

2. PERSONAS DESCONOCIDAS<br />

John Katzenbach<br />

Ediciones B<br />

3. EL LABERINTO DE LOS ESPÍRITUS<br />

Carlos Ruiz Zafón<br />

Planeta<br />

4. NOCHE DE LUNA LARGA<br />

Gloria V. Casañas<br />

Plaza & Janés<br />

5. DESPUÉS DE TI<br />

Jojo Moyes<br />

Suma De Letras<br />

NO FICCIÓN INFANTIL JUVENIL<br />

1. HORÓSCOPO CHINO 2017<br />

Ludovica Squirru<br />

Urano<br />

2. ASÍ ME CUIDO YO<br />

Marina Borensztein<br />

Planeta<br />

3. TU FUERZA INTERIOR<br />

Bernardo Stamateas<br />

Ediciones B<br />

4. LA DÉCADA SAKEADA<br />

Fernando A. Iglesias<br />

Margen Izquierdo<br />

5. DIOS EN EL LABERINTO<br />

Juan José Sebreli<br />

Sudamericana<br />

1. GATURRO 27<br />

Nik<br />

De La Flor<br />

2. GATURRO 26<br />

Nik<br />

De La Flor<br />

3. MOANA<br />

N/D<br />

Guadal<br />

4. ABREMENTE 6/7<br />

Editores de Catapulta<br />

Catapulta<br />

5. ABREMENTE 8/9<br />

Editores de Catapulta<br />

Catapulta<br />

1. HARRY POTTER<br />

Y EL LEGADO MALDITO<br />

Joanne K. Rowling | Salamandra<br />

2. POKEMÓN<br />

LA GUÍA ESENCIAL DEFINITIVA<br />

Varios Autores | Montena<br />

3. HARRY POTTER<br />

Y LA PIEDRA FILOSOFAL<br />

Joanne K. Rowling | Salamandra<br />

4. FANTASTIC BEASTS AND WHERE TO<br />

FIND THEM. THE ORIGINAL SCREENPLAY<br />

Joanne K. Rowling | Little Brown<br />

5. WIGETTA Y LAS DINOLÍMPIADAS<br />

Vegetta777 Y Willyrex<br />

Temas De Hoy<br />

50 51<br />

CRONOMOTO<br />

Kurt Vonnegut<br />

Malpaso<br />

LA MAFIA SE SIENTA A LA MESA<br />

Jacques Kermoal y Martine Bartolomei<br />

Tusquets<br />

DIOSAS DE HOLLYWOOD.<br />

SEIS MUJERES INOLVIDABLES<br />

Frédérie Martínez | El Ateneo<br />

MÚSICA<br />

1. MÚSICA EN TI<br />

Soy Luna (Elenco)<br />

Universal<br />

PELÍCULAS<br />

1. ESCUADRÓN SUICIDA<br />

David Ayer<br />

Warner<br />

No es una novela pero encierra la historia de<br />

una novela fallida, que se inicia con un sismo<br />

en el tiempo y deriva hacia formas literarias<br />

que incluyen biografía del autor, de su álter<br />

ego, el autor de la novela fallida, opiniones de<br />

uno y otro, humor desmadrado, otras desmesuras,<br />

tinieblas de una realidad reconocible.<br />

Si después de haber escrito novelas como<br />

Matadero Cinco o Desayuno de campeones,<br />

Vonnegut no está entre sus lecturas, es hora<br />

de remediar ese desacierto y comenzar a<br />

acercarse a este escritor imprescindible.<br />

Horribles crímenes o sangrientas divisiones<br />

de territorios son tan parte de la historia<br />

de la Honorable Sociedad, como su culto<br />

por la gastronomía. Fundada hace casi tres<br />

siglos en Sicilia, la mafia se unió a la deliciosa<br />

cocina de la isla en una tradición de refinados<br />

banquetes con que celebraban sus triunfos<br />

o definían sus negocios. Algunos de esos<br />

fabulosos banquetes que agasajaron desde<br />

Garibaldi, a Frank Sinatra, se cuentan<br />

en este libro, con su relato histórico, el paso<br />

a paso del menú y las recetas de cada uno de<br />

esos platos, para prepararlos, servirlos sobre<br />

mantelito cuadrillé y fascinarse con las maravillas<br />

de ese cruce de culturas mediterráneas.<br />

Desde que volcó sobre la pantalla sus<br />

primeras luces y sombras en movimiento, el<br />

cine fue edificando su lugar en el arte a la<br />

par de una mitología de nuevos dioses, cuyas<br />

imágenes, tan cercanas como inalcanzables,<br />

fundaron nuevos y extraños cultos. Hacia<br />

mediados del siglo XX, las fulgurantes vidas<br />

de Ava Gardner, Grace Kelly, Marilyn<br />

Monroe, Rita Hayworth, Ingrid<br />

Bergman y Audrey Hepburn, tocaron<br />

el olimpo sin desprenderse de sus atavíos<br />

terrenales. Esa doble historia, inevitablemente<br />

trágica, es la que recorre este escritor<br />

francés reconocido por el rigor de sus<br />

investigaciones.<br />

2. BLUE & LONESOME<br />

The Rolling Stones<br />

Universal<br />

3. SOY LUNA<br />

Soy Luna<br />

Universal<br />

4. ABEL 11<br />

Abel Pintos<br />

Sony<br />

5. FOREVER (2 CDS)<br />

Queen<br />

Universal<br />

2. BATMAN VS SUPERMAN<br />

Zack Snyder<br />

Warner<br />

3. GAME OF THRONES - TEMPORADA 6<br />

N/D<br />

Warner<br />

4. BUSCANDO A DORY<br />

Andrew Stanton y Angus Maclane<br />

Walt Disney<br />

5. GAME OF THRONES - TEMPORADA 5<br />

N/D<br />

Warner<br />

Esta información comprende los libros (ficción/ no ficción/ infantiles/ juveniles), CDs y películas más vendidos en todos los puntos de venta del Grupo ILHSA S.A. desde el 02/01/17 y el 08/01/17


Música<br />

alternativa<br />

Triste, solitario y sensual<br />

La nueva placa de los eternos Rolling Stones deleita con excitantes versiones de clásicos y standards<br />

de rythm’n’blues. Susurros guturales y seductores en tus oídos<br />

POR Sergio Varela<br />

El eco del deseo. Así podría definirse a la reverberación<br />

envolvente de los acordes de guitarra eléctrica de Keith<br />

Richards, cuya percepción genera un efecto pavloviano digno<br />

de vigía del desierto que con un simple “¡chan!” de esa guitarra<br />

puede diagnosticar señalando al horizonte aparentemente<br />

vacío: “Damas y caballeros, con ustedes… los Rolling Stones!”.<br />

Esta banda mágica, fascinante e inexplicable como la atracción<br />

sexual, ha impregnado de coreografías procaces, tapas<br />

de discos poco menos que pornográficas para su época, y de<br />

interjecciones de indisimulable contenido erótico a su forma<br />

de cantar, sus letras y su música; y, a la edad en que la mayoría<br />

de los simples mortales se resigna a un retiro tranquilo, diáfano<br />

e imperturbable, ellos vuelven por sus fueros con un disco tan<br />

desaforado y apto para el roce intencionado como aquellos que<br />

soliviantaron al público adolescente hace cincuenta años.<br />

Blue & lonesome (“triste y solitario”) nos trae a la banda del<br />

rock y blues más legendaria en una faceta que marca un eterno<br />

retorno a sus orígenes, a la inmersión en los sonidos de la<br />

negritud, algo que hoy es previsible y políticamente correcto,<br />

pero que había que tener agallas para indagarlo en los años<br />

60, siendo un pelilargo blanquito británico. La placa, lanzada<br />

a nivel mundial a principios de diciembre pasado, fue grabada<br />

en apenas tres días, y compila una serie de covers de standards<br />

y clásicos de esa música que parece concebida para pélvicos<br />

movimientos arriba del parlante.<br />

Allí se destacan temas donde basta escuchar algunos acordes<br />

para provocar, valga la palabra, una reacción hipnótica pero<br />

activa, si se nos permite el megaeufemismo, como la de un<br />

zombie al revés, despabilando los sentidos al compás de la<br />

batería de Charlie Watts que marca una cadencia intencionada,<br />

el bajo de Darryl Jones, los teclados de Chuck<br />

Leavell, el bueno de Mick Jagger trasuntando su lascivia<br />

vocal imperecedera y Ronnie Wood en la guitarra de punta.<br />

Y como no podía ser de otra forma, quién sino el amigo Eric<br />

Clapton anduvo también paseando su feeling por este disco<br />

de homenaje al blues.<br />

“Just your fool” es el corte de difusión de este 25º álbum<br />

de estudio de los Stones. Un cover de un clásico de Buddy<br />

Johnson, legendario pianista afroamericano de blues. Con un<br />

aire a “estamos tocando para los amigos en un pub”, esta placa<br />

ofrenda temas de Jimmy Reed (“Little rain”), un guitarrista<br />

eléctrico de gran influencia sobre Stevie Ray Vaughan y el<br />

mencionado Clapton, entre otros. También hay de cosecha de<br />

Howlin’ Wolf (“Commit a crime”), un imponente cantante<br />

y armoniquista del blues de Chicago en las décadas del 50 y<br />

60, contrapunto de estilos con Muddy Waters, cuyos graves<br />

gemidos guturales podrían convertir a un monje budista de<br />

clausura en furtivo suscriptor de páginas web condicionadas.<br />

Se podría explicar la Teoría de los Grupos de Jean Paul<br />

Sartre a través del recorrido de los Rolling Stones (grupo de<br />

amigos, que luego se consolida profesionalmente y más tarde<br />

se convierte en institución donde la marca impera y hasta sus<br />

integrantes podrían resultar intercambiables). Pero no con<br />

Blue & Lonesome como música de fondo. Este es un disco más<br />

apto para prácticas de a dos que para teorías de grupos. Música<br />

para el calor, caliente y acalorada. Música de la noche para<br />

escuchar abrasados por el ardiente sol cenital.<br />

La banda de sonido perfecta para irse de rutas<br />

53


54<br />

Música<br />

clásica<br />

El desconocido<br />

de siempre<br />

POR Nadia Koval<br />

Ferruccio Busoni (1866-1924) fue una de las figuras<br />

más grandes en la historia del mundo pianístico, además de<br />

haber sido compositor, director y pedagogo. Fue un músico<br />

que tenía una capacidad artística brillante y una amplísima<br />

aspiración creativa. En él se combinaban las características<br />

del “último de los mohicanos” del arte del siglo XIX y las<br />

del visionario valiente del futuro de la música. Su idea de la<br />

“unidad de la música”, la diversidad de estilos con los que<br />

experimentó y la originalidad de sus obras no fueron comprendidas<br />

en su momento y es quizás la razón por la cual su<br />

nombre sufrió un relativo olvido en la lista de las grandes<br />

personalidades musicales del siglo XX.<br />

Busoni nació el 1° de abril de 1866 en la ciudad de Empoli,<br />

que se encuentra al norte de Italia en la región de Toscana.<br />

Era el hijo único del clarinetista Ferdinando Busoni y<br />

de la pianista Anne Weiss, que era de origen alemán. Los<br />

padres del niño se dedicaban a dar conciertos y llevaban una<br />

vida errante. El padre, una persona muy exigente, fue el primer<br />

maestro del futuro virtuoso; era capaz de sentarse al lado<br />

de su hijo durante cuatro horas al día cuando este tocaba el<br />

piano, controlando cada nota y cada dedo. Orientando a Ferruccio<br />

hacia el “camino de Mozart”, lo preparó para que diese<br />

su primer concierto en público a los 7 años. Esto aconteció<br />

en 1873 en Trieste. Luego, en 1876, el pequeño músico viajó<br />

FERRUCCIO BUSONI fue un gran músico y pianista<br />

que no es debidamente recordado. Virtuoso y prolífico,<br />

dejó su huella en otros que traspasaron las puertas<br />

que abrió adelantándose a su tiempo<br />

a Viena, donde fue presentado a Franz Liszt y a Johannes<br />

Brahms. En el periódico austríaco Neue Freie Presse salió<br />

un artículo sobre uno de sus conciertos, que decía: “En el pequeño<br />

pianista había muy poco de niño prodigio, pero mucho<br />

de un verdadero músico”.<br />

Después de estudiar con el compositor Wilhelm Mayer-Remy<br />

en Graz, el joven Busoni comenzó su gran carrera<br />

musical. En 1881, se convirtió en miembro de la Academia<br />

Filarmónica de Bolonia. Este fue el segundo caso, después<br />

de Mozart, en el que una persona tan joven recibió este<br />

importante título honorífico. En 1889, el músico se trasladó a<br />

Helsinki, donde comenzó a trabajar como profesor de música.<br />

Durante ese período, se conoció con Gerda Sjostrand,<br />

la hija de un escultor sueco, con la cual contrajo matrimonio.<br />

La vida de Busoni hizo un gran giro en 1890, cuando participó<br />

en el Primer Concurso Internacional de Pianistas y Compositores<br />

Anton Rubinstein. Cada sección fue galardonada<br />

con un premio. Ferruccio Busoni ganó el primer premio<br />

como compositor, gracias a la presentación de su Konzertstück.<br />

Según la opinión de la mayoría de los jueces, debería<br />

haber ganado también el premio como pianista. Luego de<br />

este concurso se convirtió en profesor del Conservatorio de<br />

Moscú. Tenía un gran número de discípulos y estaba obligado<br />

a enseñar 35 horas por semana. Pronto descubrió que sus<br />

ingresos no bastaban para cubrir todos los gastos, a pesar<br />

de que Gerda era una ama de casa inteligente y cuidadosa.<br />

Al poco tiempo empezó su añoranza por Hamburgo y Leipzig;<br />

en Moscú sentía que se hallaba separado de la cultura<br />

europea y solo podía esperar con ansias su gira de conciertos<br />

durante las vacaciones de Navidad.<br />

Un miembro de la familia Steinway lo urgió desde Nueva<br />

York para que visitara los Estados Unidos. Se precipitó a<br />

estudiar inglés y decidió aceptar la invitación para ocupar un<br />

puesto de catedrático en Boston. El salario propuesto era tres<br />

veces la suma que recibía en Moscú. Había otro estímulo más<br />

por el hecho de que su viejo amigo Arthur Nikish se había<br />

establecido en Boston como director de orquesta. No obstante,<br />

tras instalarse en Estados Unidos en 1891, Busoni pudo contemplar<br />

su estancia como un período de transición. La carrera<br />

que buscaba desarrollar era la de un virtuoso pianista viajero.<br />

Con tal idea en mente determinó situar su hogar en Berlín.<br />

El primer gran éxito de Busoni fue en 1898, después de una<br />

serie de cuatro conciertos dados para ilustrar la historia y el<br />

desarrollo del Concierto para piano. Busoni tocó los conciertos<br />

de Bach, Beethoven, Mozart, Hummel, Mendelssohn,<br />

Schumann, Chopin, Henselt, Brahms, Liszt y Rubinstein.<br />

La energía de este hombre simplemente no tenía fronteras.<br />

A principios del siglo organizó una serie de conciertos en Berlín<br />

con el nombre de “Las tardes de orquesta” donde bajo su<br />

dirección se interpretó una gran cantidad de música contemporánea.<br />

Entre las obras se encontraban las composiciones de<br />

Elgar, Delius y Schoenberg. Busoni fue promotor de la<br />

música moderna; influyó a muchos de sus alumnos y otros músicos.<br />

En su libro Esbozo de una nueva estética musical, aclaró<br />

su filosofía sobre la música y cómo hay que hacer para alcanzar<br />

la libertad en ella. Sus composiciones para piano se consideran<br />

difíciles de interpretar debido a las demandas físicas para los<br />

ejecutantes. Cuando Busoni presentó su Concierto para piano,<br />

Op. 39, él, como Brahms, fue acusado de inmediato de haber<br />

escrito no un concierto, sino una “sinfonía con piano obligado”.<br />

La acusación no era injusta; de hecho, era una sinfonía en forma<br />

y proporciones y la parte de piano era tan difícil que pocos<br />

pianistas podían tocarla.<br />

Busoni también compuso algunas óperas, entre las cuales se<br />

encuentra Doctor Fausto, la más famosa. Esta permaneció<br />

incompleta hasta el momento de su muerte, y fue completada<br />

más tarde por su alumno Philip Jarnach. Busoni fue un<br />

músico que se adelantó a su época. Sus ideas sobre la música<br />

parecían radicales y desconcertantes para los críticos pero<br />

alentadoras para sus seguidores. Lamentablemente, Busoni<br />

se convirtió en una figura periférica en el mundo de la música<br />

después de su muerte. Pero su legado permaneció vivo a<br />

través del arte de sus alumnos: Egon Petri, Kurt Weill,<br />

Edgard Varese, Stefan Wolpe, Percy Grainger, Vladimir<br />

Vogel, Guido Guerrini y Woldemar Freeman,<br />

entre muchos otros. El Concurso Internacional Ferruccio<br />

Busoni fue instituido para conmemorar sus contribuciones<br />

al mundo de la música<br />

RECOMENDADOS<br />

RECOMENDADOS DE NOTA PRINCIPAL:<br />

Benjamin Grosvenor, Homages<br />

En este nuevo trabajo, el joven pianista Benjamin<br />

Grosvenor explora piezas de grandes compositores<br />

que rendían tributo a sus predecesores. Entre estos,<br />

Mendelssohn rememora la forma Preludio y Fuga<br />

que Bach hizo tan popular; y Franck hace lo mismo<br />

(añadiendo un coral en la sección central). Busoni<br />

toma la famosa Chaconne para violín de Bach y lo<br />

presenta en una transcripción para piano; Chopin<br />

da un soplo de aire nuevo en el tradicional Barcarolle<br />

de los gondoleros venecianos, seguido diez años<br />

después por el tributo de Lizst a la canción italiana<br />

Venezia e Napoli.<br />

NOVEDAD:<br />

Elina Garanca, Revive<br />

Cada grabación de la gran mezzosoprano Elina<br />

Garanca es un acontecimiento. En esta ocasión, nos<br />

presenta un trabajo en el cual la acompaña el coro<br />

de la Generalitat Valenciana y la Orquesta de la comunidad<br />

Valenciana bajo la impecable dirección de<br />

Roberto Abbado. Elina Garanča es una de las mejores<br />

cantantes del mundo en este momento y posiblemente<br />

la mejor mezzo. Esta grabación tiene como<br />

subtítulo Mujeres fuertes en momentos difíciles y es<br />

un recorrido por diferentes personajes de óperas italianas,<br />

francesas y rusas. El CD incluye dos arias poco<br />

conocidas y muy bellas de La bohème de Leoncavallo<br />

y de Henry VIII de Saint-Saëns.<br />

PARA ARMAR SU COLECCIÓN DE MÚSICA CLÁSICA:<br />

P-L Aimard, Ravel, Conciertos para piano<br />

Pierre-Laurent Aimard, junto a la sabia batuta de<br />

Pierre Boulez, presenta los dos Conciertos para piano<br />

de Ravel. La grabación en vivo fue realizada en julio<br />

de 2010 junto a la Orquesta de Cleveland. Aimard<br />

presenta así su primera grabación con Deutsche<br />

Grammophon. No es una coincidencia que para este<br />

repertorio el apreciado pianista francés se reúna con<br />

Boulez, otra de las grandes estrellas musicales de<br />

Francia, con el que ha compartido grandes éxitos<br />

a lo largo de su carrera. El Concierto para piano y<br />

orquesta en Sol mayor fue compuesto por Maurice<br />

Ravel entre 1929 y 1931, paralelamente al Concierto<br />

para la mano izquierda.<br />

LIBRO RECOMENDADO:<br />

Nikolaus Harnoncourt,<br />

La música como discurso sonoro<br />

Nikolaus Harnoncourt ha sido capaz de añadir a<br />

su impresionante trayectoria como intérprete y<br />

director, un no menos denso e influyente repertorio<br />

de escritos y análisis sobre la “filosofía de la música<br />

antigua”. Publicada originalmente en 1984, la presente<br />

colección de ensayos recoge algunas de las más<br />

importantes contribuciones del autor al pensamiento<br />

musical de nuestro tiempo. Considerado por muchos<br />

como el auténtico “credo” de una de las voces más<br />

autorizadas de la interpretación musical histórica, los<br />

textos aquí reunidos son una excelente compilación<br />

de treinta años de experiencia y reflexión en favor de<br />

una mejor comprensión de la música antigua.<br />

55


56<br />

Tema de tapa<br />

tres<br />

PODER DE<br />

PERSUASIÓN<br />

POR Juan Cibeira<br />

Voy a ser tu mayordomo<br />

Y vos harás el rol de señora bien<br />

O puedo ser tu violador<br />

La imaginación<br />

Esta noche todo lo puede<br />

Te llevaré hasta el extremo<br />

Te llevaré, abrazame<br />

Este es el juego de seducción<br />

Estamos solos en la selva<br />

Nadie puede venir a rescatarnos<br />

Estoy muriéndome de sed<br />

Y es tu propia piel<br />

La que me hace sentir este infierno<br />

Te llevaré hasta el extremo<br />

Te llevaré, abrazame<br />

Este es el juego de seducción<br />

Juego de seducción<br />

Soda Stereo<br />

La seducción es una característica siempre presente en<br />

aquellas personas que desarrollan actividades públicas en<br />

las que deben convocar a muchas otras. Porque la seducción<br />

también implica una forma de persuasión.<br />

Lamentablemente, muchos de los “grandes seductores” de<br />

la historia no siempre hicieron de su virtud un servicio a la<br />

comunidad. Es indudable que algunos de los más crueles<br />

líderes que conoció el mundo, ejercieron su seducción para<br />

conducir a las multitudes hacia tremendas atrocidades.<br />

Por fortuna, también existieron y existen los grandes seductores<br />

del arte, aquellos personajes que desde su creatividad y<br />

también a través de ella, consiguieron seducir. Genios como<br />

Franz Liszt, Pablo Picasso, Casanova, Camus, Lord<br />

Byron o Jack London, eran reconocidos seductores y decenas<br />

de mujeres caían rendidas frente a sus arrolladoras personalidades,<br />

aun cuando muchos de ellos todavía no disfrutaban<br />

de la enorme popularidad que sus obras les depararían.<br />

El siglo XIX tuvo en Franz Liszt a uno de los grandes seductores<br />

de la música, casi una “estrella pop” de su época, tal<br />

como lo retrató el genial director inglés Ken Russell en su<br />

inolvidable film Lisztomania. Pianista brillante, compositor<br />

y director orquestal, este inspirado músico austrohúngaro<br />

desencadenaba la pasión femenina con sus incendiarias<br />

interpretaciones al piano. Las mujeres literalmente caían a<br />

sus pies en cada concierto y lo perseguían hasta conseguir<br />

ser objeto de sus atenciones.<br />

Otro seductor serial, pero ya del siglo XX fue Leopold<br />

Stokowski, extraordinario director que revolucionó la dirección<br />

orquestal con su particular estilo, al eliminar la batuta<br />

en sus presentaciones. Su nombre está asociado a grandes<br />

interpretaciones y las primeras grabaciones en sonido<br />

estereofónico, además de dirigir la banda sonora orquestal<br />

del legendario film de Disney Fantasía. Pero además de<br />

ser un artista exquisito, Stokowski ha sido reconocido como<br />

un gran seductor y sus aventuras amorosas pronto trascendieron<br />

tanto como su obra musical. Casado con la pianista<br />

Olga Samaroff, sus constantes aventuras extramaritales<br />

en el conservatorio Curtis, donde enseñaba, terminaron<br />

por destruir su matrimonio. Entre sus conquistas estaba<br />

Evangelina Johnson, la heredera estadounidense del<br />

imperio Johnson & Johnson, con quien se casó después<br />

de divorciarse. Pero esta unión no duraría mucho porque<br />

Stokowski seduciría nada menos que a la gran estrella del<br />

cine Greta Garbo. El músico fue descubierto vacacionando<br />

con su conquista en la paradisíaca isla de Capri. Así<br />

terminó su matrimonio con Johnson. La siguiente también<br />

fue otra rica heredera, la actriz y diseñadora estadounidense<br />

Gloria Vanderbilt.<br />

57


Y si hablamos de grandes seductores de la música, imposible<br />

no mencionar a Frank Sinatra. El legendario “Blue Eyes”<br />

era un buen cantante que no parecía destacar demasiado,<br />

hasta que en diciembre de 1932 participó de un show en<br />

el teatro Paramount de Nueva York, en el que la figura<br />

principal era Benny Goodman. Pero cuando apareció<br />

Sinatra se desató la histeria entre el público femenino. Ese<br />

fue el punto de partida, un año más tarde, en el mismo<br />

teatro, 40.000 fanáticas rodearon el teatro y sus adyacencias,<br />

causando un colapso nunca visto antes. Sinatra se convirtió<br />

en una estrella y un seductor dentro y fuera del escenario,<br />

mujeres como Lauren Bacall, Sophia Loren, Marlene<br />

Dietrich y Ava Gardner –que fue su esposa– cayeron<br />

bajo esa fría mirada azul.<br />

Estos artistas marcaron una época en la que las comunicaciones<br />

todavía eran primitivas y su arte seductor quedaba<br />

restringido al entorno en el que desarrollaban su actividad.<br />

El mundo moderno, con su inagotable fuente de dispositivos<br />

de comunicación masiva, convirtió a los personajes<br />

populares en ídolos globales. Actores, músicos, deportistas,<br />

gente de la moda y la gastronomía, artistas que ejercen su<br />

rol a través de la constante y omnipresente actividad en las<br />

redes sociales y en todas las plataformas digitales.<br />

La revolución tecnológica estableció nuevas categorías de<br />

seductores: youtubers, bloggers y una infinita cantidad de<br />

personajes que surgen día a día y deslumbran a cientos de<br />

millones de espectadores como nunca antes había sido posible.<br />

Hoy, el mundo digital ofrece oportunidades impensadas<br />

de expresión, desde fenómenos auténticamente creativos y<br />

novedosos hasta inexplicables viralizaciones de una mediocridad<br />

alarmante. Sin duda, como nunca, el famoso axioma<br />

“el medio es el mensaje” del profesor y filósofo Marshall<br />

Mcluhan tiene plena vigencia. El intelectual canadiense<br />

vio como nadie el advenimiento de la sociedad de la información<br />

y el surgimiento de la “aldea global” con su interconexión<br />

a escala planetaria.<br />

De Franz Liszt a Justin Bieber, los grandes ídolos de la<br />

música siempre gozaron del poder de seducción. La música<br />

es la más extática de las artes, la que domina la mente y enciende<br />

la pasión. Darwin elaboró una hipótesis al vincular<br />

los sonidos que suelen emitir muchas especies animales<br />

cuando buscan aparearse con los humanos que desde la<br />

prehistoria usan la música como elemento de seducción.<br />

Los psicólogos Hella Oelman y Bruno Loeng, de la<br />

Universidad de Tromso en Noruega, comprobaron que<br />

personas de distintas culturas experimentaban reacciones<br />

emocionales comunes a estímulos musicales determinados.<br />

Esta identificación universal es la que permite desarrollar<br />

estudios paras definir perfiles de potenciales consumidores.<br />

Su aplicación práctica en elementos como las Playlist de las<br />

plataformas digitales, permiten ofrecer distintos tipos de<br />

música que funcionan como estímulos para cada ocasión.<br />

Una serie perfectamente ensamblada de música para cada<br />

gusto y cada momento. Hoy es posible disponer de los datos<br />

más precisos de los consumidores y poder ofrecerles el<br />

producto que sin duda los seducirá.<br />

Otra investigación realizada por el psicólogo musical<br />

Daniel Mullensiefen de la Universidad de Londres,<br />

concluye que la gente usa la música para comunicar sus<br />

emociones e incluso sus intenciones. Por eso, para una<br />

situación romántica, siempre suele ser muy importante la<br />

música que se pone en ese momento.<br />

Otro aporte interesantísimo es el del periodista y divulgador<br />

científico alemán Cristoph Drösser, cuyo libro La seducción<br />

de la música aporta claras definiciones para entender<br />

este fenómeno. Y lo hace desde una de las disciplinas más<br />

novedosas como es la neurociencia. Este ensayo revela que<br />

todos poseemos el don de la musicalidad, que cualquiera<br />

puede hacer música y disfrutarla. Nos habla de cómo la<br />

música influye en nuestra memoria y las emociones que<br />

despierta a partir de recrear determinada atmósfera, como<br />

ciertas notas suenan alegres y otras tristes, por qué algunas<br />

notas juntas resultan eufónicas y otras cacofónicas.<br />

El libro de Drösser tiene infinidad de datos, ejemplos y<br />

estímulos para que cualquiera comprenda de dónde surge<br />

el poder de seducción de la música, y que cualquiera puede<br />

participar de este maravilloso lenguaje artístico.<br />

Ya lo dijo el genial Stevie Wonder: “La música es un mundo<br />

en sí mismo, con un lenguaje que todos entendemos”<br />

58<br />

59


Entrevista<br />

siete<br />

LORENA MUÑOZ tiene tres películas<br />

como directora: Yo no sé qué me han<br />

hecho tus ojos (2003) y Los próximos<br />

pasados (2006), ambos documentales;<br />

y Gilda, no me arrepiento de este<br />

amor (2016), su primera ficción que<br />

aún sigue en cartel y ya llegó a los<br />

900.000 espectadores. Este año se<br />

prepara para un documental sobre la<br />

enigmática banda Don Cornelio y la<br />

Zona, donde una vez más la música<br />

será protagonista<br />

En el año 2001 fundó Habitación 1520, su propia<br />

productora junto a compañeros de la facultad. Con ella<br />

produjo Infancia clandestina (2011), escrita y dirigida<br />

por su ex pareja y socio, Benjamín Ávila, entre muchos<br />

otros proyectos.<br />

Se parece a sus personajes, tal vez sin ser consciente<br />

de ello. La directora y productora se juega el corazón<br />

por su cine y eso se refleja en sus películas. Pero es más<br />

que una imagen romántica, el riesgo asumido a la hora<br />

de ponerse sus proyectos al hombro es concreto: “Tuve<br />

que hipotecar mi casa para hacer la película. Dos veces”,<br />

confesó Lorena sobre Gilda, no me arrepiento de este<br />

amor en una charla que dio en el marco del 31° Festival<br />

Internacional de Mar del Plata que la tiene como jurado<br />

desde hace unos años. De más está decir que todas las<br />

pasiones están llenas de riesgos y sacrificios y el cine no<br />

es la excepción. Está más que claro que Lorena Muñoz<br />

no se arrepiente de ese amor.<br />

–¿Qué es lo que la seduce de una historia para que<br />

decida contarla? Creo que hay algo de lo heroico, todo<br />

lo que tiene que ver con eso me seduce. Me interesan<br />

bastante las historias de mujeres, porque somos más heroicas.<br />

Ya desde el vamos tenemos que luchar contra una<br />

cantidad de elementos que históricamente, por los siglos<br />

60<br />

de los siglos, son antagonistas.<br />

61<br />

A favor<br />

del<br />

viento<br />

POR Agustina Zabaljáuregui<br />

–Nacemos con el viento en contra… Exacto. O sea<br />

que eso ya me interesa y también la cosa de los más<br />

débiles. No por la mujer débil, sino por las historias de<br />

gente que está en desigualdad de condiciones y que<br />

se juega el corazón o que se juega por una pasión o un<br />

ideal. Que se arriesga por lo que cree o siente que debería<br />

hacer lo que le dicta el corazón y no lo que manda<br />

la sociedad o las normas. Eso me parece muy adorable.<br />

También todo aquello que va a favor de la pasión y en<br />

contra de lo material, de los elementos más terrenales.<br />

Ese sería un poco el punto de vista que elijo cuando me<br />

seduce un personaje.<br />

© Quique Mazzarino


62<br />

–Le robaron los equipos de filmación mientras hacía Los<br />

próximos pasados y con Gilda tuvo mucho tiempo de negativas<br />

por parte de los abogados de la familia hasta que<br />

el hijo finalmente aceptó que hiciera la película. ¿De<br />

dónde saca el fuego para seguir adelante con sus proyectos?<br />

Siempre digo que hacer cine tiene más que ver con<br />

ser constante y con ser muy paciente, más que con el talento,<br />

te diría. Obviamente se necesita talento pero yo me acuerdo<br />

de compañeros de estudio que eran brillantes y se quedaron<br />

a mitad de camino. O no, por ahí desde mi punto de vista es<br />

quedarse a mitad de camino y el de ellos es su felicidad. Pero<br />

por ahí hablando con compañeros te enterás de que algunos<br />

que parecía iban a ser directores increíbles, alguien brillante<br />

que pinta para ser Orson Welles y que, con el tiempo, deja.<br />

¿Qué pasó? “No, se cansó”, te dicen. Le criticaron un corto, no<br />

quiso más y se dedicó a otra cosa. Por eso me parece que tiene<br />

mucho que ver la constancia, mantenerte en el tiempo.<br />

–¿Y la pasión con respecto a la historia? Es muy difícil.<br />

Porque está tan manipulada esa historia. Vas reviéndola una<br />

y otra vez, porque mandás el guión y te hacen devoluciones<br />

y reescribís. Si tenés un scrip doctor vas trabajándolo más.<br />

También se lo pasás a amigos, a colegas y vas reviéndolo para<br />

equivocarte lo menos posible.<br />

–Es como el efecto de la pérdida del sentido de las<br />

palabras cuando se repiten muchas veces... Totalmente.<br />

Yo creo lo mismo con respecto a lo discursivo pero después<br />

pasa algo en el rodaje que todo eso desaparece y te volvés a<br />

encontrar en el minuto cero. Ahí está la verdad. Hay algo de<br />

lo virtual en el guión porque está hecho para ser filmado, no<br />

es una obra literaria en sí misma. Hay una cierta virtualidad<br />

y transición en eso. Es todo tan transitorio y cuando llega<br />

el momento de “acción”, se vuelve concreto. Hay algo de<br />

verdadero en eso, donde reside ese misterio de por qué nos<br />

apasiona tanto el cine a quienes lo hacemos.<br />

–Los próximos pasados, su documental sobre el mural<br />

de Siqueiros en Argentina, termina con planos detalles<br />

de la maqueta de la obra, el sonido del agua como una<br />

amenaza y los rostros de los personajes pintados que<br />

parecen pedir ayuda. Teniendo en cuenta que para<br />

el momento que hizo el documental el mural estaba<br />

pudriéndose por la lluvia en un conteiner, ¿lo hizo tratando<br />

de ayudar a esos personajes? ¿Con la esperanza<br />

de liberar el mural? Sí, porque yo sabía en ese momento<br />

que el mural estaba cortado en partes y guardado en contenedores<br />

hacía diecisiete años. Aparte, distintos peritos que lo<br />

habían visitado me dijeron que estaba en muy mal estado y<br />

que iba para peor. El hierro que sostenía la estructura estaba<br />

haciendo corrosión, el hierro se dilata y lo que contenía esta<br />

estructura, no. Si el hierro se dilataba y el material no, iba a<br />

terminar de arruinarse por completo. La idea fue claramente<br />

la de hacer una denuncia con la película. Por suerte, no fue<br />

solo la película, pero esta sumado a otros que venían haciendo<br />

gestiones re importantes, hizo que se le prestara atención.<br />

–Finalmente el mural fue rescatado y restaurado. Desde<br />

2010 está expuesto en el Museo del Bicentenario,<br />

¿lo visitó? ¿Qué le pasó cuando lo vio? Me emocioné muchísimo.<br />

Hace poco llevé a mis hijos y ellos estaban desesperados<br />

queriendo corregir a la señora que hacía la mini síntesis<br />

de la historia de mural: “¡No es así, mamá, hay que decirle!”.<br />

–Sus primeras películas, tanto Yo no sé qué me han<br />

hecho tus ojos y Los próximos pasados, son historias de<br />

encierro. En el primero porque Ada Falcón, la cantante<br />

de tango que busca el protagonista, deja todo para<br />

encerrarse en un convento. En el segundo porque el<br />

mural de Siqueiros estaba atrapado en un contenedor.<br />

Esto parece ser muy distinto en Gilda ya que su<br />

protagonista logra liberarse, “romper las cadenas”,<br />

como dice una de sus canciones… Sí, pero yo creo que su<br />

historia es de opresión también. Aunque termina la película<br />

logrando esa liberación. La historia es de opresión, de<br />

una mujer que busca no ser oprimida. Hay una lucha para<br />

liberarse. Está el caso súper simbólico del anillo, el ícono más<br />

claro, eso y tener una esclava, una de esas pulseras. A mí y a<br />

Tamara Viñes, mi amiga con la que hice el guión y con la<br />

que escribo cine hace veinte años, nos interesaba que Gilda,<br />

para inmortalizarse, para trascender, que era el objetivo<br />

emocional de nuestra protagonista, tenía que entregarse a la<br />

muerte de una manera no trágica. También que esa entrega<br />

para ser total tenía que ser en libertad. Por eso decidimos<br />

que no estuviese atada a nada y que ese pasaje a otro estado<br />

fuese liberador.<br />

–Gilda en definitiva tiene algo de lo mitológico de la<br />

estrella de rock. Como lo que escribió Kurt Cobain en<br />

su carta suicida, esa frase de Neil Young: “Es mejor<br />

explotar que desvanecerse”... Sí, totalmente. Me mata eso<br />

porque en Gilda hay una escena, la que yo más quiero en la<br />

película, la escena de giro o de quiebre para el personaje que<br />

es cuando explotan los fuegos artificiales en un festejo de año<br />

nuevo y ella vomita. La idea de estallar estaba presente para<br />

nosotras, esto de que explotan los fuegos artificiales pero ella<br />

también está explotando.<br />

–Tanto Ada Falcón como Gilda escucharon a su corazón.<br />

Una para encerrarse en un convento y entregar<br />

ese corazón a Dios y la otra para entregárselo a la música…<br />

En las dos hay una búsqueda de lo celestial. Hay una<br />

cosa muy espiritual en ambas ligada al canto. Pero Ada no es<br />

autora, es una intérprete y además el contexto histórico en el<br />

que transcurrió su vida es fundamental. Gilda sí era autora y<br />

para mí eso es muy importante. Gracias a esto se va armando<br />

la trama de la película, por las canciones que ella compone<br />

según lo que está ocurriendo en su vida en ese momento.<br />

–¿Lo suyo con el cine fue así, un llamado del corazón?<br />

Sí. Yo, igual, siento que fue más orgánico. Fluyó, pasó. Me<br />

gustaba muchísimo el cine. Tenía una amiga con la que alquilábamos<br />

cuatro o cinco películas y nos las veíamos una atrás<br />

de la otra, tomando termos de café.<br />

–Muy de estudiante de cine… Pero éramos más pendejas,<br />

más del secundario. Nos copábamos mucho con eso y<br />

también íbamos mucho al cine. Me empezó a entusiasmar<br />

también ir a ver películas que eran extrañas para mí en ese<br />

momento. Tarkovsky, por ejemplo, y pensaba: “¡Uh este<br />

señor lo que hace!”. Encontré películas que me partían la<br />

cabeza y me empezó a gustar ese estilo. Empecé a disfrutar<br />

de ese programa y pasó el tiempo. Porque no sabía que podía<br />

dedicarme a eso, estudiar eso que tanto me gustaba. También<br />

en esa época, te hablo del año 96, no es que había un montón<br />

de opciones. Igual ya existía Imagen y sonido de la UBA<br />

pero yo no la conocía, tal vez creo que hubiera estudiado ahí.<br />

Estaba la FUC que era muy cara para mí. Estaba el ENERC<br />

que era el CERC en ese momento y Avellaneda, que era solo<br />

documental. Me enteré del CIEVYC y fui a averiguar. Me<br />

dijeron, si te quedás en cuarenta minutos empieza la primera<br />

clase del año. Me quedé y no me fui hasta tres años después.<br />

–¿Destino? Sí, es verdad lo del destino pero también te lo<br />

forjás vos con las decisiones que tomás. Yo creo en el destino<br />

pero también es ponerse un poco a favor del viento


Entrevista<br />

ocho<br />

A manos<br />

llenas<br />

Se acaba de publicar<br />

Mis recetas (V&R),<br />

donde MARU BOTANA<br />

enseña a preparar sus<br />

platos salados, además<br />

de sus postres y tortas<br />

más clásicas<br />

De chiquita jugaba a cocinar, a la maestra y a la mamá,<br />

mucho más tarde escuchó a alguien que dijo que de chicos<br />

jugamos a lo que seremos de grande y por lo menos<br />

a Maru Botana, el vaticinio se le cumplió paso por paso.<br />

Es una cocinera profesional, es maestra de cocina y<br />

mamá de siete hijos, un récord a la hora de cumplir los<br />

sueños infantiles. Después de una carrera de casi treinta<br />

años, en la que se atrevió a todos los riesgos que se le<br />

presentaron, y luego de haber transmitido sus conocimientos<br />

en varios libros, publica Mis recetas, en el que<br />

por primera vez incluye comidas saladas.<br />

–Su formación fue en la cocina familiar, con las<br />

recetas y la presencia de sus abuelas y de su mamá,<br />

en la cocina de Francis Mallman, y junto al chef<br />

francés Émile Jung. ¿Qué le aportó cada una de<br />

esas experiencias? ¿En qué la formó cada una?<br />

Realmente la cocina fue una pasión desde muy chica.<br />

Para mí era un programa ir a lo de cualquiera de mis<br />

abuelas y cocinar con ellas. Cada una tenía sus especialidades.<br />

La abuela paterna, los profiteroles, y la materna,<br />

los alfajores de maicena, los canelones y los ñoquis. Y el<br />

Charlotte de fécula de maíz… Es importante no encontrarte<br />

sola con lo que te gusta. A mi mamá también le<br />

encanta cocinar. De Francis, valoro especialmente la<br />

actitud, la generosidad, su carisma, fue un placer mi experiencia<br />

de trabajo con él, uno de los mejores momentos<br />

de mi vida. Como persona, como jefe, me permitió<br />

hacer muchas cosas. Y luego, la generosidad cuando me<br />

dijo “abrite, hacé tu camino”. De su cocina, aprendí la<br />

simpleza, sabrosa, básica, simple, nada de hacer quinientos<br />

pasos para lograr una receta. Él se fue alejando de<br />

lo rebuscado buscando resaltar el sabor natural de los<br />

ingredientes. La experiencia con Jung fue fantástica,<br />

fue gracias a Francis que hice un stage en Au Crocodile.<br />

Aprendés mucho con una experiencia en una cocina europea,<br />

la organización, los hornos, el profesionalismo y la<br />

maravilla de los mercados, con toda esa fabulosa materia<br />

prima. Lo que más me quedó de las recetas fue en los<br />

postres, las croissants también. Los postres europeos son<br />

distintos a los que acostumbramos a consumir aquí pero<br />

aprendí muchos procedimientos y también a abrir la cabeza,<br />

y así darles una vuelta de tuerca para nuestro gusto.<br />

–Estudió administración de empresas, ¿por qué, si<br />

ya sabía que lo suyo era cocinar? A los doce años ya<br />

hacía tortas en casa, lo que quise lograr con la carrera<br />

era armar mi propio negocio, además por aquel entonces<br />

no había escuelas de cocina como ahora. Cuando estaba<br />

en segundo año de la carrera un compañero me dijo que<br />

lo fuera a ver a Francis Mallman, que era amigo de él,<br />

y estaba armando el equipo para un restaurante. Y ahí<br />

empezó todo.<br />

64 65<br />

POR Mónica Tracey


66<br />

–¿Cómo y por qué dejó “Patagonia”, el restaurante<br />

de Mallman? Fue Francis el que me dijo: “Maru es el<br />

momento de que vos hagas lo tuyo”. Fue increíblemente<br />

generoso conmigo, pero a mí me dio vértigo porque no<br />

tenía la plata para emprender algo propio. Yo tenía 19 años,<br />

fue vertiginoso.<br />

–Tiene cinco negocios, viaja para cocinar a distintos<br />

lugares y, sobre todo, tiene siete hijos y un marido, y cocina<br />

para ellos cada día. Es un panorama difícil de imaginar.<br />

¿Cómo es un día de su vida, paso a paso? Me levanto<br />

a las seis de la mañana, lo primero que hago es entrenar<br />

más o menos una hora y media, voy al gimnasio, corro, juego<br />

al tenis, eso me da pilas. Después ordeno la casa, me ocupo de<br />

la limpieza, las compras, la cortina que se rompió, todas esas<br />

situaciones que se presentan, además de organizar las cosas de<br />

los chicos, no es fácil con siete chicos. La mañana la comparto<br />

con Inés, la más chiquita que va al colegio a la tarde. Después,<br />

según los días, me ocupo de los negocios, soluciono cuestiones<br />

por mail, en general tomo el té con los chicos. Los lunes grabo<br />

Cocina para Facebook, donde hago recetas en vivo. Y después<br />

siempre cocino para la cena, trato de no tener compromisos a<br />

la noche para estar con mi familia.<br />

–¿Qué le gusta hacer aparte de cocinar, si le queda<br />

algo de tiempo? Me encanta entrenar, me gusta mucho ir<br />

al cine, aunque voy poco, pero cada vez que tengo un minuto,<br />

me tiro a ver una película, y también me gusta mucho<br />

salir a comer con los chicos.<br />

–En las recetas del libro, queda clarísimo que es una<br />

persona organizada. Da los tiempos de cuándo empezar<br />

con cada elemento, el orden de los preparativos,<br />

esos detalles que pueden ser un infierno para el que<br />

cocina una receta de un libro en su casa. ¿Diría que la<br />

clave de su mundo está en la organización? Sin dudas,<br />

es una cualidad que tengo, y la organización es clave en una<br />

familia grande, ayuda muchísimo. El mayor de mis hijos,<br />

Agustín, que tiene 17 años, también es muy organizado, me<br />

doy cuenta por cómo estudia. No es que estudie tanto, pero<br />

su organización suple la cantidad de tiempo que le dedica.<br />

–¿Qué diría de usted misma?¿Qué le gusta de usted y<br />

qué no le gusta para nada? De mí me gusta que soy generosa,<br />

solidaria, muy responsable y que tengo mucha fuerza.<br />

Lo que no me gusta es que me cuesta mucho valorarme a mí<br />

misma, es todo un trabajo y me esfuerzo en lograrlo.<br />

–¿Qué cosas son las que más le gustan de su trabajo<br />

y cuáles no le gustan? Soy maniática del orden y soy un<br />

desastre planchando, además de que me aburre. Lo que me<br />

fascina es cocinar. Y lo que no me gusta para nada es cuando<br />

tengo que bajar línea, enojarme con alguien, poner límites.<br />

–¿Con sus chicos también le cuesta poner límites? No,<br />

con mis chicos no me cuesta porque no me gustan para nada<br />

los chicos caprichosos, maleducados.<br />

–¿Qué tareas no delega en sus negocios y en su casa?<br />

En mis negocios tengo que delegar todo, en casa, nada.<br />

–Otra cosa difícil de pensar es cómo hace para mantenerse<br />

delgada estando todo el tiempo frente a comidas<br />

riquísimas. En el libro cuenta que solo prueba lo que<br />

cocina. ¿Cómo es su plan de cuidados? Con el deporte<br />

equilibro bastante, pero además siempre fui de comer sano,<br />

estoy acostumbrada, no me cuesta para nada.<br />

–¿Qué le gusta más, lo dulce o lo salado? ¿Hay alguna<br />

comida o ingrediente que la saque de sus límites? Me<br />

gustan los dos por igual, y una cosa que me encanta es el<br />

dulce de leche de pote.<br />

Sencillo mundo de delicias<br />

–¿No el casero? El casero me fascina. También otros dulces<br />

Con explicaciones detalladas, y lindas<br />

caseros, como el de naranja, las masitas crocantes y el pescado.<br />

Son las cosas que más me gustan.<br />

fotos de Maru cocinando, de mesas<br />

67<br />

–En el libro cuenta el origen de muchas de las recetas,<br />

que las sacó de un libro, que se la enseñó alguien,<br />

dejando de lado esa idea tal vez sobrevalorada de la<br />

creación propia. ¿Por qué lo hace? Me encanta reconocer<br />

las recetas de cada uno, no me gusta cuando eso se<br />

oculta, me parece feo, más que feo, una pavada.<br />

–Además de esa tremenda agenda diaria, realiza tareas<br />

solidarias... Sí, hago varias cosas, y una que me encanta<br />

son las clases de cocina que doy en un colegio secundario<br />

de chicos carenciados de Tigre, lo disfruto mucho. Gestioné<br />

con el Instituto Argentino de Gastronomía (IAG), y ya hay<br />

cuatro chicos becados estudiando allí.<br />

–¿Hubo algo que la motivó a hacer aportes solidarios?<br />

Siempre hice algo en ese sentido, pero desde que murió mi<br />

chiquito, me entregué mucho más a dar.<br />

–Su marido participa en la organización de sus negocios,<br />

¿las decisiones las toman juntos? Todo lo comercial,<br />

sí, pero en la cocina no se mete, además él es ingeniero<br />

agrónomo y está mucho tiempo en el campo.<br />

–¿A alguno de sus hijos le ve pasta de cocinero? A<br />

Inés, la más chiquita, de cuatro años, es la única. A Inés le<br />

encantan los juguetes de cocina, aunque también quiere ser<br />

doctora y maquilladora, ya veremos. A los otros, a ninguno<br />

los veo mucho cocinando<br />

servidas y de algunos de los paso a paso,<br />

además de las tentadoras imágenes de los<br />

platos presentados, el libro en el que la<br />

cocinera, más conocida por su repostería,<br />

agrega por primera vez sus recetas de<br />

salados, es una perfecta guía para atreverse<br />

a este mundo fascinante de delicias.<br />

Las recetas de mi vida | Maru Botana<br />

Fotos: Ángela Copello<br />

Editorial V&R


Tema de tapa<br />

cuatro<br />

La novela romántica:<br />

Soñar con el amor<br />

La novela romántica sigue describiendo qué se siente al estar<br />

enamorado. Así se ve en cualquier libro de Florencia Bonelli.<br />

Basta como ejemplo mencionar Indias blancas para<br />

estrujar el corazón de cualquier lector: ¿sería posible, siendo<br />

la intachable Laura Escalante, no enamorarse de Nahueltruz<br />

Guor? Con la misma intensidad se leen otros títulos de la autora,<br />

como Jasy, Almanegra y La tierra sin mal, que conforman<br />

la Trilogía del perdón y dejan a cualquier lectora exhausta<br />

de emociones después de atravesar la vida de Emanuela<br />

y Aitor. Todo en un contexto histórico descrito de manera<br />

minuciosa y cautivante, y con un in crescendo de la seducción<br />

muy bien logrado. Según cuentan las autoridades de Penguin<br />

Random House, Florencia Bonelli vende aproximadamente<br />

100.000 ejemplares de cada uno de sus títulos y es considerada,<br />

por la editorial, como la más exitosa en ventas.<br />

En los últimos años hubo una vuelta a la historia regional tanto<br />

en libros de no ficción como en los de ficción, y la novela<br />

romántica encontró episodios y personajes que se adaptaron<br />

POR Fernanda Argüello<br />

perfectamente a las necesidades del género, repasando hitos<br />

y líderes muy conocidos de los que no se sabía demasiado<br />

acerca de sus vidas privadas. Así, la novela histórico-romántica<br />

tuvo una llegada impresionante a los lectores, ávidos tanto<br />

de romance como de historia.<br />

“Alguien tenía que hacer novelas de amor”, decía Corín<br />

Tellado. Y hay que ver cómo cumplió con su palabra: más<br />

de 4000 títulos del género también llamado novela rosa. Se<br />

lo denomina así para diferenciarlo de la literatura romántica<br />

de los siglos XVIII y XIX, aunque esa fue una de las lecturas<br />

predilectas de la pequeña Socorrín que, a raíz de su extrema timidez,<br />

pasaba mucho tiempo en el desván de la casa familiar, a<br />

los pies de un baúl donde su padre guardaba obras de grandes<br />

escritores. Allí encontró a los Dumas, Blasco Ibáñez y otros<br />

que le permitieron descubrir un mundo de creatividad. En ese<br />

mismo baúl también descubrió a Pedro Mata, escritor de<br />

varias novelas eróticas. ¿Será esa mezcla lo que encausó los Corazones<br />

sin rumbo de las protagonistas de la pequeña Socorro?<br />

El cubano Guillermo Cabrera Infante, corrector de<br />

pruebas de la revista Vanidades de La Habana, puesto que<br />

le permitía leer todas sus novelas, estudió la obra de Corín y<br />

la describió como “la inocente pornógrafa”, por su capacidad<br />

para describir la pasión sin escenas de sexo. Sin embargo, se<br />

sabe que ella es la autora de la colección de novelas eróticas<br />

de bolsillo de Bruguera Especial Venus, firmadas con el seudónimo<br />

de Ana Millar. Este subgénero de la novela erótica<br />

tiene hoy un gran espacio en las librerías, siempre conservando<br />

el romanticismo.<br />

Es el caso de la saga Los chicos del calendario de Ediciones<br />

Urano. Candela Ríos, la protagonista, fue abandonada por su<br />

novio y se enteró a través de una foto que él subió a Instagram,<br />

lo que desató su furia. Decidió, entonces, buscar al<br />

hombre perfecto y se propuso conocer íntimamente a uno<br />

por mes calendario. Si bien en esta saga el romanticismo pasa<br />

a ser erotismo, resulta muy interesante la jugada de la editorial<br />

que modificó el texto original según el país en el que se<br />

publica el libro. Tanto en España como en México y Argentina,<br />

la búsqueda describe zonas geográficas reales de cada<br />

región. En nuestro país, se puede encontrar ya el segundo<br />

libro, Febrero-Marzo-Abril, bajo el sello de novela romántica<br />

de la editorial, Titania.<br />

Otra de las sagas que están haciendo furor es Valeria, de<br />

Elísabet Benavent, una licenciada en Comunicación Audiovisual<br />

que tiene un máster en Comunicación y Arte, y nada<br />

menos que 120.000 ejemplares vendidos solo en España. En<br />

los zapatos de Valeria, el primero de los títulos, fue publicado<br />

por la propia autora en Amazon. En poco tiempo conquistó a<br />

miles de lectores y alcanzó los primeros puestos de la lista de<br />

libros de ficción más vendidos. Posteriormente, Suma de letras<br />

le propuso publicar el libro en papel y dio su gran salto. Con<br />

sus inseparables amigas –Nerea, Carmen y Lola– Valeria es<br />

una joven que aun no llega a los treinta, presta atención a sus<br />

emociones, y se encuentra en un punto clave de su vida: debe<br />

enfrentarse a un cambio radical. Es fácil definirla como una<br />

moderna Carry Bradshaw, la protagonista de Sex and the city,<br />

dado que ella también es escritora y sabemos que la frescura<br />

de lo que se lee formará parte de sus futuras publicaciones.<br />

Esta saga es parte de lo que actualmente se llama chick lit, un<br />

subgénero dentro de la novela romántica que está en auge.<br />

Escrito y dirigido para mujeres jóvenes que se permiten pensar<br />

cambios en su vida y en sus relaciones, este tipo de textos<br />

muestran la extensa gama de experiencias que atraviesa la<br />

mujer actual, incluyendo el desarrollo profesional, la amistad,<br />

la familia, la sociedad y, por supuesto, el amor y el sexo.<br />

Beta Coqueta, nick de la autora en redes sociales, postea en<br />

su cuenta de Twitter mensajes como este: “Poco se habla de<br />

lo mágica que es la luz que se cuela por las ventanas ahora,<br />

entre azul y gris. Luz de cinco minutos más en la cama. O<br />

no”. Esa mezcla divertida y reflexiva define perfectamente a<br />

su personaje.<br />

La saga Valeria está compuesta por cuatro títulos: Valeria en<br />

el espejo, En los zapatos de Valeria, Valeria en blanco y negro<br />

y Valeria al desnudo. Desde Suma de letras confiesan contentos<br />

que la productora Diagonal TV compró los derechos<br />

audiovisuales para televisión y pronto se convertirá en una<br />

serie en España.<br />

Muchas veces la novela rosa es considerada como un género<br />

menor y para mujeres, como si esto fuera un agravante<br />

pertinente a la degradación de la misma consideración. Sin<br />

embargo, si pensamos que los textos de Corín Tellado publicados<br />

en los años 40 instaban a la búsqueda de la felicidad y<br />

promovían una imaginación apasionada y rebelde –hecho que<br />

de por sí se consideraba subversivo–; y si además estos textos<br />

estaban escritos por una mujer –género que por esos años<br />

tenía un acceso limitado a la escritura y la publicación–<br />

y completamos presentando a una fémina separada y con un<br />

trabajo que le permitía ganar mucho dinero y no depender<br />

de la tutela de un hombre, es leal decir que la novela rosa es<br />

en realidad una transgresión.<br />

Corín llevó adelante desde la literatura un cambio de paradigma<br />

de su época, propuso un nuevo modelo que corrió a<br />

la mujer del destino único de casarse y tener hijos, la ubicó<br />

en un lugar audaz y competitivo; le dio palabras a los deseos<br />

femeninos e incluso fue capaz de presentir las emociones<br />

masculinas. En esta conjunción de aciertos sumados al talento<br />

de escribir una novela en dos o tres días, se adivina<br />

el origen de su éxito.<br />

En el camino de romper esquemas, Ediciones B ofrece la<br />

colección Gay Romance, compuesta por Amar es No avergonzarse;<br />

Amar es Tener coraje; Amar es Libertad y Amar es<br />

No tener límites. Su autor, Andrew Grey, es referente de<br />

este nuevo fenómeno editorial. Las historias se centran en el<br />

amor entre varones y tienen todos los ingredientes del género<br />

romántico: los protagonistas se encuentran y se sienten atraídos<br />

pero tendrán que sortear obstáculos para poder vivir ese<br />

amor en libertad.<br />

A las características ya conocidas, se suma la condición gay<br />

como un nuevo obstáculo a ser superado, ya sea porque uno<br />

de los protagonistas recién está descubriendo su sexualidad<br />

o por la condena familiar, social o por razones religiosas.<br />

Las escenas eróticas están muy bien escritas y el lenguaje está<br />

muy trabajado.<br />

El escenario de estas novelas es la granja de Geoff, un joven<br />

que deja su trabajo en Chicago para hacerse cargo de la tradición<br />

familiar cuando su padre muere. Allí conocerá el verdadero<br />

amor, y en las siguientes novelas, esa granja –convertida<br />

en un próspero negocio– dará espacio a otros personajes que<br />

pasarán de ser secundarios a protagonizar sus propias historias.<br />

Nunca olvidaré aquel rincón de la biblioteca de mi madre<br />

donde me esperaba la autora española más leída después de<br />

Miguel De Cervantes, la que figura en el Libro Guinness<br />

de los Récords como la escritora más vendida en lengua castellana<br />

con 400.000.000 de ejemplares. Esa de quien Mario<br />

Vargas Llosa alguna vez dijo: “La vasta producción de Corín<br />

Tellado quedará como muestra de un fenómeno sociocultural”.<br />

Lo que hacen los sueños de amor en el mundo…<br />

68 69


Entrevista<br />

nueve<br />

CAMUCHA ESCOBAR comenzó<br />

a escribir a los 40 y desde<br />

ese momento no paró de<br />

ser reconocida con premios<br />

municipales, provinciales y<br />

nacionales, y con un excelente<br />

recibimiento del público.<br />

Su primera novela Tierra en<br />

sombras (Penguin Random<br />

House, 2016) le dio muchas<br />

satisfacciones. Este mes se<br />

publica Tu rostro en el fuego, su<br />

segunda novela<br />

Literatura histórica romántica:<br />

un acto de libertad<br />

–Su novela anterior, Tierra en sombras, fue la primera<br />

que publicó. ¿Qué diferencias encuentra entre aquel<br />

proceso de escritura y publicación y el que tuvo que hacer<br />

para publicar Tu rostro en el fuego? Fueron tres etapas<br />

completamente distintas. Tierra en sombras primero fue autopublicada<br />

y tuvo éxito desde el comienzo. La segunda etapa<br />

comenzó cuando le mandé un ejemplar a Cristina Bajo y a<br />

ella le gustó mucho. No solo lo recomendó en su página, sino<br />

que me puso en contacto con Florencia Cambariere, de<br />

Penguin Random House con quienes firmé contrato por Tierra<br />

en sombras y su continuación. Ahora estoy en la tercera etapa<br />

publicando Tu rostro en el fuego. Esta etapa fue diferente porque<br />

creo que uno va madurando en la forma de escribir. Los<br />

puntos débiles se van fortaleciendo y creo que el resultado es<br />

mejor. Estar bajo la dirección de una gran editorial me permite<br />

trabajar tranquila y segura.<br />

–¿Qué riquezas encuentra tanto en el lugar donde<br />

nació, Pergamino, como en ese momento histórico en el<br />

que decide situar ambas historias? La idea de las tierras de<br />

Pergamino y sus conflictos me interesó desde chica. Pergamino,<br />

mi ciudad natal y donde aún vivo hoy, debido a su puesto<br />

fronterizo, en aquellos años, fue testigo de hechos oscuros,<br />

intensos, crueles, algunos de los cuales trato de plasmar en<br />

ambas novelas. Nuestra zona es muy rica en batallas y sucesos<br />

importantes, por eso no quiero dejarlos de lado. La lucha entre<br />

unitarios y federales en Pergamino conforma el marco de estas<br />

dos novelas que mixturan el drama, el romance y la historia.<br />

–¿Cómo fue el proceso de construcción de los personajes<br />

de Tu rostro en el fuego? ¿Qué características tiene<br />

que tener un personaje para que la motive a escribir su<br />

historia? Tu rostro en el fuego es una continuación de la primera<br />

en lo que se refiere a acontecimientos históricos, siempre<br />

hablamos de Pergamino y la zona. La sitúo en San Nicolás y<br />

también en estos pagos. Algunos personajes secundarios de<br />

Tierra en sombras pasan a ser principales en Tu rostro en el<br />

fuego. Mis personajes tienen que ser esencialmente ambiguos,<br />

me permito jugar con sus distintas facetas. Ricos en luces y<br />

sombras. Ahora bien, esa ambigüedad se expresa solo en las<br />

personalidades de los personajes, no así en la ideología de la<br />

obra, cuyo sustento tiene base en una cruda guerra civil y cómo<br />

se proyectaba esa realidad en el seno de las familias criollas.<br />

–¿Con qué desafíos se encontró al escribir esta novela?<br />

¿Fueron los mismos que con la primera? Los desafíos<br />

fueron distintos porque con la segunda novela me sentí más<br />

cómoda a la hora de plasmar los distintos hechos históricos y<br />

entrelazarlos con la vida de los personajes. En ambos casos la<br />

escritura fue apasionante. Me encantan los conflictos y no me<br />

privé de hacer uso de ellos.<br />

–¿Cómo fue el trabajo de investigación? ¿Qué se necesita<br />

para escribir sobre un hecho histórico tan importante?<br />

Por suerte casi toda la investigación pude hacerla en Pergamino.<br />

Investigué en el Archivo Histórico que lamentablemente<br />

fue víctima de un voraz incendio, en la Biblioteca y también<br />

conté con la generosa ayuda de los historiadores locales.<br />

–¿Qué significa el amor en sus novelas y por qué le<br />

interesa escribir sobre eso? Creo que desde la ficción<br />

romántica uno puede contar hechos de nuestra historia de una<br />

forma más llevadera y amena. Este género conlleva un poco de<br />

todo: amor, acción, intriga, suspenso, historia y por supuesto<br />

un final feliz, donde los protagonistas deberán sortear escollos<br />

profundos para concretar su amor. Me interesa escribir sobre<br />

el motor que mueve a los seres humanos. A algunos los mueve<br />

el amor, a otros el poder, no somos muy distintos.<br />

–¿Qué cosas la llevaron a escribir y dedicarse a la<br />

literatura? Cuando cumplí 40 estaba bastante angustiada y<br />

mi psicólogo, muy astuto, sabiendo lo mucho que me gustaba<br />

leer me recomendó empezar un taller literario y eso hice.<br />

Fue una de las mejores decisiones que tomé en mi vida. Me<br />

dediqué a escribir cuentos cortos con los cuales tuve muchas<br />

gratificaciones. Sin embargo, la historia de Tierra en sombras<br />

y su personaje Facundo Godoy rondaba desde hacía muchos<br />

años en mi cabeza y gracias a los talleres literarios pude ir<br />

dándole forma. Escribir para mí es un acto de libertad, más<br />

allá de la disciplina que hay que tener, esto de no pensar<br />

cómo va a ser leído sino de concentrarme mucho en el trabajo,<br />

me da una inmensa libertad.<br />

–¿Qué autores inspiran su escritura? Cristina Bajo,<br />

Florencia Bonelli, Gloria Casañas, argentinas, y desde<br />

ya Mujica Láinez, que me encanta. Después leo de todo,<br />

salvo autoayuda. Además, me gustan mucho Poe, Mankell,<br />

García Márquez, Vargas Llosa, Jorge Amado y<br />

muchos más. Amo Harry Potter. También leo en inglés para<br />

no perder la costumbre.<br />

–¿A qué aspira cuando publica un libro? Publicar es dar a<br />

conocer ese mundo que hasta hace un momento fue privado,<br />

que se desarrolla en la soledad de mi escritorio y que por<br />

supuesto, tuvo mucha investigación y mucha pasión, así que,<br />

cuando llega el momento de publicar es soltarlo al mundo, un<br />

hijo que ya no necesita mis cuidados y que se tiene que defender<br />

solo (risas). Aspiro a que les guste a mis lectores, por supuesto,<br />

que disfruten, se apasionen y se sumerjan en la historia.<br />

Conozco lectores que me han dicho que se leyeron la novela de<br />

un tirón, eso, para mí, es lo mejor que me pueden decir.<br />

–¿Por qué una novela? Es algo casi inexplicable, esa<br />

pregunta me hace acordar a una película que vi hace tiempo,<br />

Billy Elliot, en donde le preguntan que es para él la danza<br />

y él contesta electricidad. Cuando supe “que podía escribir”,<br />

me di cuenta de que “puedo ser lo que mi imaginación<br />

crea”. Escribir, para mí, es lo más cercano a la libertad que<br />

conozco. Un mundo paralelo en donde puedo ser lo que yo<br />

misma imagino es por demás gratificante, no cualquiera se<br />

permite abrir ese portal casi invisible para soñar despierto.<br />

La magia de la escritura te permite dialogar en otros tiempos<br />

y con otros lenguajes, ser por momentos un niño, un hombre,<br />

una anciana, una mujer amada o despechada. En fin, lo<br />

que se te ocurra.<br />

–Sus cuentos no son particularmente románticos, ¿qué<br />

diferencias hay para usted, además de la extensión, entre<br />

un cuento y una novela? Creo que los cuentos fueron el<br />

medio para exorcizar todos mis demonios, por eso son cuentos<br />

fuertes, oscuros, morbosos. La muerte es el tema recurrente y<br />

el que expresa mi miedo más ancestral. Escribir un cuento corto,<br />

es decir que no se extienda más de una o dos carillas y que<br />

te deje sorprendido es muy trabajoso. En cambio, la novela fue<br />

escrita en otra etapa de mi vida y me permití soñar con ella y<br />

recrear mis fantasías. En la novela no solo importa la acción,<br />

sino también el desarrollo de los personajes, la interacción<br />

entre ellos e incluso la descripción de los entornos. El toque<br />

romántico en este caso nace de grandes inspiraciones que he<br />

tenido a lo largo de mi vida. El personaje de Heathcliff de<br />

Cumbres borrascosas o el del Fantasma de la ópera influenciaron<br />

notablemente en mis escritos.<br />

–¿Qué significó el éxito que tuvo Tierra en sombras y el<br />

que seguramente tendrá Tu rostro en el fuego? Todavía<br />

no soy consciente del éxito de Tierra en sombras, saberme en<br />

tantas mentes disfrutando de algo que yo misma creé es muy<br />

difícil, uno deja de ser uno y pasa a ser lo que el otro necesita<br />

y desea, desde la ficción y el romance, por supuesto. Por<br />

momentos le pertenecés al mundo y te debés a ello. Solo son<br />

momentos, luego vuelve la necesidad íntima de seguir escribiendo<br />

para mí. Creo que Tu rostro en el fuego sigue el camino<br />

de Tierra en sombras o al menos eso espero.<br />

–¿En qué proyectos está trabajando actualmente?<br />

¿Continúa esta historia? Actualmente estoy escribiendo<br />

mi tercera novela, que radica principalmente en la vida de los<br />

hijos de los personajes principales de Tierra en sombras y de<br />

Tu rostro en el fuego, transcurre en el año 1857, de cómo esta<br />

realidad política y social se instala en las familias criollas de<br />

Pergamino. Probablemente termine con la batalla de Cepeda o<br />

la de Pavón. Todavía no lo he decidido<br />

70 71<br />

POR Martina Leunda


Entrevista<br />

diez<br />

Para la<br />

edad de<br />

la belleza<br />

Autora de Si el amor es una isla, ESTHER SANZ<br />

se ubicó entre las preferidas del género<br />

romántico-juvenil y se prepara para venir<br />

a nuestra próxima Feria del Libro en 2017,<br />

donde presentará Si el amor es un canto de<br />

sirena, última parte de su saga Silence Hill<br />

POR Martina Leunda<br />

Esther Sanz no se cansa. Escribió mucho, publicó y tuvo éxito.<br />

Pero no se conforma y sigue. Escribe y escribe porque las<br />

historias queman. Porque le gusta escribir y porque encontró<br />

un género en el que se siente cómoda, en el que siente que<br />

encaja. Las fronteras son lo suyo, las líneas que dividen las<br />

casillas. Ahí está. Si hay una fórmula para escribir una novela<br />

romántica ella se corre e inventa otra cosa. Si hay un público<br />

difícil de conformar ahí pone el ojo. A ellos les da historias. Y<br />

ellos, los jóvenes, las reciben entusiasmados.<br />

–Sus historias no son consideradas como las típicas<br />

historias de las novelas románticas. Todas rompen un<br />

poco ese esquema, ¿por qué cree que sucede esto? Y<br />

¿cómo fue el proceso para llegar a encontrar esa voz<br />

literaria tan particular? Creo que cuando escribes algo<br />

desde el corazón es normal que salga una voz más particular<br />

y personal, porque no estás siguiendo una estructura o unas<br />

normas rígidas dentro del género, sino que buscas tu propio<br />

camino para contar tu historia. El proceso para encontrar tu<br />

voz es simplemente conectar con tu forma de ver la vida, o de<br />

explicarte lo que sucede a tu alrededor. La técnica o el oficio,<br />

obviamente, se va puliendo con la práctica, con la constancia<br />

o el trabajo, pero el estilo o la voz tiene más que ver con la<br />

frescura y la autenticidad, con dejarse llevar sin miedo, con<br />

permitir que fluya lo que somos y lo que llevamos dentro.<br />

–Mirando para atrás, ¿qué diferencias encuentra entre<br />

el primer libro que publicó, Vive rápido, siente despacio<br />

y el último que llegó hace unos meses a América<br />

Latina, Si el amor es una isla? Ha pasado mucho tiempo…<br />

Y me gusta pensar que he crecido como escritora, aunque el<br />

denominador común en mis novelas siempre es el amor. La<br />

principal diferencia entre estas dos novelas es el momento<br />

vital de las protagonistas. En Vive rápido, Violeta acaba de<br />

cumplir los 30 y tiene conflictos muy distintos de los que puede<br />

tener Luisa, que recién entra en el mundo adulto. Las dos<br />

son novelas de autodescubrimiento, ambas protagonistas se<br />

enfrentan a una serie de retos que las hacen crecer, madurar<br />

y conocerse mejor, pero desde un enfoque distinto.<br />

La obra de Sanz se incorpora al nuevo sello de la editorial<br />

V&R dedicado únicamente a las ficciones juveniles, VR YA.<br />

Porque ese es el público de sus historias. Ese público difícil<br />

es el que le atrae. La frontera, la transición, las contradicciones.<br />

Para ellos escribe.<br />

–¿Qué es lo que le atrae de esos lectores que ya perdieron<br />

la inocencia que tiene un niño pero que todavía<br />

no están completamente formados como adultos?<br />

Precisamente eso, es un territorio fronterizo muy interesante.<br />

Yo tengo un recuerdo muy preciso de mi adolescencia y me<br />

interesa mucho ese momento de paso, la transición de la niñez<br />

a la edad adulta. Tiene muchas contradicciones y mucha<br />

belleza. Para mí es una época donde la curiosidad está muy<br />

presente y donde todas las posibilidades están abiertas en el<br />

horizonte. Todo es posible dependiendo de las decisiones que<br />

tomemos. También creo que todos llevamos un adolescente<br />

dentro. Es esa parte de nosotros mismos que nos impulsa a<br />

hacer locuras, a arriesgarnos, a enamorarnos como la primera<br />

vez, a dejarnos llevar sin medir las consecuencias… Es bonito<br />

conectar con ese lado más libre, y creo que ese es el secreto<br />

por el que la literatura juvenil tiene un público tan amplio y<br />

gusta a lectores de todas las edades.<br />

–¿Qué le propone la saga Silence Hill a ese público<br />

juvenil que tanto la sigue? Es una propuesta de suspenso,<br />

misterio y amor. Para ir más allá, lo que podemos leer entre<br />

líneas es la necesidad de quitarnos máscaras, de deshacernos<br />

de nuestros personajes, a los que a menudo nos aferramos.<br />

Solo así podemos acercarnos un poco a lo auténtico, que en<br />

el fondo es lo que nos hace felices.<br />

–¿Qué consejo puede darle a los jóvenes que posiblemente<br />

sean lectores suyos y que sueñan con ser escritores<br />

en un futuro? Que lean muchísimo y que escriban solo<br />

cuando necesiten contar una historia. Que olviden las ansias de<br />

publicar y se centren en lo que de verdad importa: encontrar<br />

una historia que te quema y que necesitas sacar afuera. También<br />

les diría que sean humildes y pacientes. Escribir es una<br />

carrera de fondo, hay que tener disciplina y no perder la ilusión.<br />

–¿Qué siente cuando publica un libro y ve el gran éxito<br />

que cosecha? ¿Lo espera o siempre se sorprende?<br />

Siempre es una sorpresa. Cuando escribo intento encerrarme<br />

en el mundo que estoy creando, sin presiones. Creo que no<br />

me sentaría bien pensar en lo que sucederá a continuación,<br />

prefiero disfrutar del momento e ir paso por paso.<br />

–¿Cómo nació su gusto por la literatura, por la escritura<br />

y particularmente por el género romántico? Desde<br />

muy pequeña aprendí a encontrar mi refugio en los libros.<br />

Me gustaba evadirme de la realidad, encerrarme en mi habitación<br />

y perderme durante horas en los mundos que habían<br />

creado otras personas. De adolescente cayó en mis manos<br />

una edición antigua de Cumbres borrascosas que conservaba<br />

mi madre de cuando era joven. Su lectura me impactó y me<br />

convirtió en una lectora del género romántico. Aunque en<br />

realidad leía cualquier cosa que caía en mis manos.<br />

–¿Qué herramientas cree que le da el hecho de ser<br />

editora y periodista a la hora de escribir literatura?<br />

El periodismo me ayuda a situarme siempre en la piel del<br />

lector, me ha dado herramientas de comunicación con él y<br />

también a la hora de dar credibilidad a lo que escribo. Me<br />

gusta intercalar ficción y realidad en lo que escribo para dotar<br />

a la historia de un mayor realismo, aunque haya un componente<br />

fantástico o paranormal. Mi oficio de editora me pone<br />

más presión, ya que por mis manos pasan cada día originales<br />

con muchísima calidad. Esto me hace sentir, muchas veces,<br />

un poco pequeña y humilde. Inevitablemente hace que me<br />

cuestione mi aporte al mundo de los libros y que me exija a<br />

mí misma ser todo lo honesta y auténtica posible.<br />

–¿Cómo es el proceso de escritura que lleva a cabo<br />

para crear una de sus novelas? El proceso varía según la<br />

novela. Hay algunas que comienzan con un título o un par de<br />

escenas inconexas, otras con un artículo que leo o una conversación<br />

casual escuchada en el autobús… Normalmente la<br />

dejo madurar bastante tiempo y solo cuando siento que estoy<br />

lista, empiezo a trabajar. Soy escritora de brújula, más que de<br />

mapa, así que una vez que comienzo a escribir me dejo llevar<br />

por lo que los personajes me inspiran y por el lugar al que me<br />

lleva la historia.<br />

–¿Cuál es el método que utiliza para moldear a los<br />

personajes? Hago fichas muy detalladas con las características<br />

de cada personaje, físicas, emocionales e incluso sutiles, como<br />

su manera de hablar, su voz, su modo de caminar, su comida<br />

favorita… Intento dialogar mentalmente con ellos y ponerlos<br />

en diferentes situaciones para saber lo que harían en cada caso,<br />

aunque luego esas situaciones no acaben dentro de la novela.<br />

–¿Qué autores la inspiran? ¡Hay tantos! Depende de la<br />

historia me dejo inspirar por unos o por otros, en la atmósfera,<br />

en el tono e incluso en el estilo. Para Si el amor es una isla me<br />

inspiré en las hermanas Brönte y también en Henry James.<br />

Quería escribir una historia de misterio ambientada en un lugar<br />

oscuro y aislado, del que fuera difícil escapar, y que tuviera<br />

la atmósfera de los clásicos románticos del siglo XIX.<br />

–¿Tiene algún proyecto pensado para después de la<br />

saga? Sí, tengo entre manos un proyecto que me ilusiona<br />

mucho para VR YA. Será una serie de dos libros con una trama<br />

romántica y de misterio, con un toque paranormal. Espero poder<br />

contarles más en la Feria del Libro de Buenos Aires. Estoy<br />

muy emocionada con mi visita y con la posibilidad de tener un<br />

contacto más directo con mis lectores argentinos<br />

72 73


INFANTILES<br />

Grandes pensamientos<br />

El Señor O tiene un grave<br />

problema: sus pensamientos<br />

viven sobre su cabeza y todo<br />

el mundo puede verlos.<br />

Pero todo cambia cuando<br />

conoce a la Señorita I. Los<br />

indomables pensamientos del<br />

Señor O (Pípala) de Amalia<br />

Boselli con ilustraciones de<br />

Vero Gatti es un relato acerca<br />

del maravilloso mundo que<br />

habita en cada persona.<br />

¿Qué ves en esa nube?<br />

En Con la cabeza en las<br />

nubes (Pequeño Editor)<br />

Diego Bianki, Raquel<br />

Franco y Ruth Kaufman<br />

proponen soñar mirando el<br />

cielo. Ilustradores de todo<br />

el mundo se dan cita en las<br />

páginas mostrando sus dibujos<br />

realizados sobre las nubes e<br />

invitan al lector a que imagine y<br />

dibuje a su manera.<br />

Monstruos imaginarios<br />

Monstruopedia de Raquel Gu<br />

(Ediciones B) es un catálogo<br />

de monstruos que no existen.<br />

Con más de una docena de<br />

monstruos divertidos, cada uno<br />

dibujado y acompañado por<br />

un simpático poema, este libro<br />

invita a reírse de la oscuridad y<br />

a descubrir el lado humano de<br />

estos seres imaginarios.<br />

Sueños de animales<br />

¿Qué pasa cuando los animales<br />

duermen? Cómo sorprender<br />

a una jirafa / El sueño del<br />

murciélago (El gato de hojalata)<br />

de Graciela Repún con<br />

ilustraciones de Mariana<br />

Weschler es un libro flip flap<br />

con dos divertidos cuentos para<br />

aprender datos curiosos y jugar<br />

con originales trabalenguas.


INFANTILES / JUVENILES<br />

Una aventura insólita<br />

El faro del capitán Blum de<br />

Diego Muzzio (Pictus) narra la<br />

historia de Santiago, un joven a<br />

quien dos sujetos muy extraños<br />

le encargan construir una gran<br />

escalera de caracol. Sin saber lo<br />

que le aguarda, Santiago acepta<br />

la misión que lo sumergirá en<br />

una aventura insólita en la que<br />

no faltarán máquinas misteriosas,<br />

historias de amor, traiciones,<br />

juramentos de piratas, peleas a<br />

punta de espadas y desengaños<br />

imperdonables.<br />

JUVENILES<br />

Un viaje fantástico<br />

Jacob creció al cuidado de su<br />

abuelo que le contaba extrañas<br />

historias. Luego de la pérdida<br />

de su abuelo, un día cae en<br />

sus manos una misteriosa carta<br />

que lo empuja a emprender<br />

un maravilloso viaje. El hogar<br />

de Miss Peregrine para niños<br />

peculiares (Destino) de Ransom<br />

Riggs es una enigmática historia<br />

sobre niños extraordinarios y<br />

monstruos oscuros que ofrece<br />

al joven lector una historia tan<br />

sorprendente como inquietante.<br />

Historias inesperadas<br />

Vampiros, coleccionistas de<br />

nieve, espías, escritores y<br />

princesas chinas son algunos<br />

de los personajes que desfilan<br />

en las páginas de La memoria<br />

del vampiro y otros cuentos<br />

(Edelvives) de Cecilia Pisos.<br />

Un libro de cuentos inesperados<br />

que sorprenderán al lector<br />

página tras página.<br />

De magia, amor y profecías<br />

La reina impostora (VyR) de<br />

Sarah Fine es la historia de<br />

Elli, quien ha sido elegida<br />

como la futura sucesora de la<br />

reina: una mujer que puede<br />

manejar el poder infinito de<br />

la magia de hielo y de fuego<br />

al servicio de su pueblo. Sin<br />

embargo, una profecía que<br />

no se cumple dejará el reino<br />

a la deriva. Será entonces que<br />

Elli deberá averiguar cuál es<br />

su verdadero destino en la<br />

historia de su pueblo.<br />

Novela gráfica<br />

Cometas en el cielo (Salamandra),<br />

uno de los libros más<br />

exitosos de los últimos tiempos<br />

del prestigioso escritor Khaled<br />

Hosseini, llega a los lectores<br />

jóvenes como novela gráfica<br />

ilustrada por Fabio Celoni y<br />

Mirka Andolfo. Se trata de<br />

la conmovedora historia de dos<br />

padres y dos hijos, de su amistad<br />

y de cómo la casualidad puede<br />

marcar un hito inesperado en<br />

nuestro destino.<br />

Manos a la obra<br />

En Es tu mundo (Montena),<br />

Chelsea Clinton busca despertar<br />

el interés de los pequeños y jóvenes<br />

por la actualidad que los rodea y<br />

darles pistas sobre lo que pueden<br />

hacer para cambiar las cosas. Con<br />

la ayuda de fotografías, anécdotas<br />

y gráficos, la autora explica los<br />

mayores desafíos del mundo<br />

moderno, cuenta historias de chicos<br />

y chicas que han llevado adelante<br />

todo tipo de transformaciones e<br />

invita a los lectores a que se animen<br />

a aportar su granito de arena para<br />

construir un mundo mejor.


@LUPITTAR<br />

Curiosidades en la red<br />

POR LUCILA ROLÓN<br />

La sabiduría cósmica de Carl Sagan<br />

en algunas de sus frases.<br />

Para celebrar el que hubiera sido el<br />

cumpleaños 241 de la escritora Jane<br />

Austen, este test que descubre cuál de<br />

sus heroínas sos.<br />

Esta infografía explica cuánto tardaron<br />

los autores en escribir las novelas más<br />

famosas de la literatura mundial.<br />

http://pijamasurf.com/2016/01/la-sabiduria-cosmica-de-carl-sagan-en-4-de-susmejores-frases/#.WFl1U7gG83s.twitter<br />

¿Qué pasa si a un hombre, en una entrevista,<br />

se le hacen las mismas preguntas<br />

que le suelen hacer a las mujeres? BBC<br />

Mundo lo probó con Jorge Drexler.<br />

http://www.bbc.com/mundo/<br />

media-38106265<br />

Por si extrañamos algo de 2016, la<br />

revista Inrokuptibles armó una playlist<br />

con las mejores 100 canciones del año<br />

pasado.<br />

http://www.penguinrandomhouse.com/<br />

which-jane-austen-heroine-are-you/<br />

A un año y monedas de la muerte de<br />

David Bowie, esta lista de sus 40 mejores<br />

canciones elaborada por la revista<br />

NME ayuda a extrañarlo menos. O no…<br />

http://ebookfriendly.com/how-longwrite-famous-novels-infographic/<br />

Diego Erlan sacó una nueva novela<br />

por Tusquets, se llama La disolución,<br />

y tiene además una playlist a tono para<br />

disfrutar de la lectura o de la música<br />

combinada para la ocasión.<br />

http://www.losinrocks.com/musica/<br />

las-100-canciones-de-2016#.WG-_<br />

ObkRdLM<br />

Si ponemos canciones, tenemos que<br />

poner videos: acá, la revista británica<br />

Dazed armó el Top10 de los mejores<br />

clips musicales de 2016.<br />

http://www.nme.com/photos/davidbowie-s-40-greatest-songs-as-decidedby-nme-and-friends-1418012?utm_<br />

source=twitter&utm_medium=social<br />

Esta es la canción más vieja del mundo,<br />

escrita 3.400 años atrás y rescatada por<br />

arqueólogos en 1950. Es un himno sirio<br />

y se escucha acá.<br />

http://www.theparisreview.org/<br />

blog/2016/10/24/pandemic-pentameter/<br />

Imperdible traducción de La primavera<br />

y todo (1923), de Willam Carlos<br />

Willams.<br />

79<br />

http://www.dazeddigital.com/music/<br />

article/34141/1/the-best-music-videosof-2016<br />

http://www.openculture.com/2014/07/<br />

the-oldest-song-in-the-world.html<br />

https://buenosairespoetry.com/<br />

2016/06/01/de-la-primavera-y-todoxxii-1923-de-william-carlos-williams/


Historia<br />

y política<br />

Mary Beard, Pompeya, Historia de<br />

una ciudad Romana, Crítica.<br />

La catedrática de Clásicos de la Universidad<br />

de Cambridge, no solo no le teme a<br />

las redes sociales sino que ha logrado gracias<br />

a ellas ser una de las historiadoras más<br />

populares de habla inglesa. Su notable<br />

nivel académico y su estilo claro, directo<br />

y atrapante han convertido a sus obras<br />

en notables best-sellers. Tal es el caso de<br />

este trabajo bellamente ilustrado sobre la<br />

célebre ciudad destruida en el verano del<br />

79 de esta era, más precisamente el 24 de<br />

agosto, tras la tremenda erupción del volcán<br />

Vesubio. Beard nos lleva de recorrido<br />

por la vida cotidiana, las clases sociales, los<br />

estamentos gubernamentales, los juegos<br />

y diversiones y, obviamente, los placeres<br />

del cuerpo (comida, vino, sexo y baños).<br />

Pero también, fiel a su estilo, refuta mitos<br />

como la dudosa higiene de los baños o el<br />

excesivo número de prostíbulos. Nos trae<br />

de regreso a notables personajes como la<br />

sacerdotisa Eumaquia, a Publio Casca,<br />

uno de los recordados asesinos de César,<br />

la vida de los gladiadores, por entonces<br />

ídolos de las jovencitas pompeyanas. La<br />

autora reconstruye la historia de aquellas<br />

personas cuyos cuerpos fueron reconstruidos<br />

en yeso en el siglo XIX con una<br />

técnica consistente en rellenar los huecos<br />

dejados por la carne y las ropas dejados<br />

en la lava. Como dice Beard, “los muertos<br />

de Pompeya han sido siempre una de las<br />

imágenes más contundentes –y a la vez<br />

atractivas– de la ciudad destruida. (…)<br />

Voyerismo, patetismo y lubricidad macabra,<br />

todos estos elementos contribuyen a<br />

aumentar el atractivo de estos moldes. Incluso<br />

los arqueólogos más rancios pueden<br />

CIVILIZACIÓN<br />

Y BARBARIE<br />

POR Felipe Pigna<br />

recrearse en morbosas descripciones de la<br />

agonía de esas víctimas, o en el alto precio<br />

de vidas humanas que se cobró el flujo<br />

piroclástico (“sus cerebros debieron de<br />

cocerse”)”. Pero está claro que no todo es<br />

macabro y que la fascinación de Pompeya<br />

e incluso de estas figuras tiene que ver con<br />

que nos conectan de inmediato con vidas<br />

de hace 2000 años. El libro concluye con<br />

una invalorable guía de visita a Pompeya,<br />

en palabras de Mary, una ciudad que no<br />

decepciona casi nunca.<br />

Tony Judt, Postguerra, una historia de<br />

Europa desde 1945, Taurus.<br />

El profesor inglés Tony Judt, catedrático<br />

de Cambridge, Oxford, Berkeley y<br />

Nueva York ha escrito esta monumental<br />

obra de 1200 páginas que recorre<br />

la historia Europea desde 1945 hasta<br />

nuestros días. El punto de partida es<br />

aquel continente, el más pequeño de<br />

todos, como recuerda el autor, devastado,<br />

donde el título de vencedor era muy<br />

relativo para naciones como Francia e<br />

Inglaterra, seriamente afectadas en bienes<br />

y hombres, y el de vencido era toda<br />

una definición para naciones como Italia<br />

y Alemania. Gran parte del continente<br />

estaba destrozado, los muertos sumaban<br />

decenas de millones, familias destrozadas<br />

y millones de huérfanos. Estados Unidos<br />

y la Unión Soviética se repartían el<br />

mundo en áreas de influencia. Postguerra<br />

se ocupa de esta historia siempre<br />

marcada por la sombra de la guerra, la<br />

recuperación europea, la conformación<br />

de la Comunidad y el Mercado Común,<br />

la creación del euro, el auge y la desaparición<br />

de la URSS. Un pasaje interesante<br />

de este libro imprescindible es la<br />

comparación que hace Judt de la historia<br />

de la industria automotriz en Alemania,<br />

Italia, Francia y en el Reino Unido, sus<br />

puntos en común y sus notables diferencias.<br />

Nada importante escapa a su<br />

análisis como la Guerra Civil española,<br />

las dictaduras de Franco y el portugués<br />

Salazar, pero obviamente también las<br />

de Stalin y Ceausescu, siempre recordándonos<br />

el contexto mundial. La guerra<br />

civil en Grecia, el origen y la evolución<br />

de la socialdemocracia escandinava, las<br />

complejidades lingüísticas y culturales de<br />

Bélgica, pasan por estas hojas junto a los<br />

conflictos nacionalistas que marcaron el<br />

último cuarto del siglo como el irlandés y<br />

el vasco. También hay lugar obviamente<br />

para protagonistas como De Gaulle,<br />

Churchill, Mitterrand, los polacos<br />

Walesa y Jaruzelski, el italiano<br />

Berlusconi y los rusos Gorbachov y<br />

Putin. Y claro, hay un espacio destacado<br />

para la cultura, la evolución del cine<br />

francés, inglés, checo, ruso e italiano,<br />

las corrientes artísticas y filosóficas, las<br />

tendencias, los Beatles y hasta los Monty<br />

Python. Judt aclara: “Postguerra presenta<br />

una interpretación claramente personal<br />

del pasado reciente europeo. Algunas<br />

de sus opiniones pueden resultar quizás<br />

controvertidas, otras sin duda equivocadas.<br />

Todas son falibles. Para bien y para<br />

mal, son mías como también lo son los<br />

posibles errores que inevitablemente han<br />

de surgir de esta extensión y alcance”<br />

OTROS RECOMENDADOS<br />

Amar la patria. Las escuelas del territorio<br />

rionegrino y la acción argentinizadora en el sur |<br />

Cielo Zaidenwerg, Prohistoria Ediciones.<br />

Las tierras de los ingleses en la Argentina<br />

(1870-1914) | Eduardo José Míguez, UAI<br />

Editorial y Teseo.<br />

1945. Cómo el mundo descubrió el horror |<br />

Annette Wieviorka, Taurus.<br />

Últimos testigos. Los niños de la Segunda Guerra<br />

Mundial | Svetlana Alexiévich, Editorial Debate.<br />

La condición humana | Hannah Arendt, Paidós.<br />

A través de otros cristales. Viejos y nuevos<br />

problemas de la historia política de Iberoamérica<br />

| Fernando Ciaramitaro y Marcela Ferraro,<br />

Universidad Autónoma de la ciudad de México<br />

y Universidad de Mar del Plata.<br />

Embarcados. Los trabajadores marítimos y la<br />

vida a bordo: sindicatos, empresas y Estado en<br />

el puerto de Buenos Aires, (1889-1921) | Laura<br />

Caruso, Imago Mundi.<br />

81


Entrevista<br />

once<br />

Manual<br />

de instrucciones<br />

para ciudadanos<br />

–¿Por qué decidió utilizar a la Corte Suprema como<br />

objeto de estudio de un libro? En primer lugar me<br />

interesó tratar el tema de la Corte porque advierto cuando<br />

leo medios, redes sociales, etc., que se cometen muchos<br />

errores en cuanto a cuáles son las funciones, cuál es el rol de<br />

la institución. En segundo lugar también quería rescatar el<br />

rol político que tiene y tuvo la Corte, por eso en uno de los<br />

capítulos hago un racconto de lo que fue y los momentos en<br />

los que tuvo un protagonismo fuerte dentro de la vida social<br />

argentina. Y en último término, me parece que es interesante<br />

que el ciudadano sepa que lo que hace la Corte no es una<br />

cuestión que nos interesa solo a los abogados, es una cuestión<br />

que afecta a la vida cotidiana de toda la población. Si la<br />

Corte opina que es inconstitucional el matrimonio entre dos<br />

personas divorciadas está afectando a una porción importante<br />

de la población. Y en la historia reciente de nuestro país hubo<br />

momentos en los que las decisiones de la Corte tuvieron un<br />

efecto muy fuerte sobre toda la ciudadanía, en aspectos que<br />

a veces no tienen un sentido político partidario o político<br />

constitucional relevante, entonces pasan más desapercibidos.<br />

Pero si la Corte dice que la tenencia de estupefacientes no es<br />

delito, cambian las costumbres, los hábitos de vida y cambia<br />

el concepto de cuál es una actividad delictiva y cuál no.<br />

–El derecho en general es algo que al común de la<br />

ciudadanía nos llega poco o con muchos errores y es<br />

algo que nos debería importar mucho, ¿por qué cree<br />

que sucede esto? A mí me parece que no hay una sólida<br />

educación cívica en la población, lo que ha hecho que la<br />

democracia y el sistema institucional también estén muy<br />

desdibujados. No solamente falla el sistema formal educativo<br />

sino que falla en general todo lo que hoy educa: los medios<br />

de comunicación, las grandes campañas que pueden hacerse<br />

de alfabetización. Cuando se recuperó el orden democrático,<br />

en 1984, yo era un abogado recién recibido y ahí comencé<br />

mi carrera docente en la Facultad, propuse en ese momento<br />

hacer una campaña de alfabetización constitucional, o sea<br />

enseñarles a las personas cuáles son sus derechos, a quién<br />

deben recurrir, qué órganos las protegen. A mí me pareció<br />

importante escribir este libro, que además quiero aclarar que<br />

no es un libro que tenga como destinatario a los abogados…<br />

–De hecho está estructurado casi como un manual… Sí,<br />

es un ensayo político, donde claramente tengo que hablar de<br />

derecho porque no me queda otra.<br />

–Pero es muy claro para quienes no tenemos tanta<br />

idea… Me alegro, porque de eso uno nunca se da cuenta.<br />

Pero, te decía, creo que se necesita acercar más, acercarlo<br />

en el verdadero sentido. Y eso tiene que ver con un proceso<br />

que también abordo en uno de los capítulos del libro que<br />

me parece que se ha distanciado. Porque el lenguaje utilizado<br />

por la Corte para expedir sus sentencias es un lenguaje<br />

cada vez más críptico, de muy difícil comprensión para el<br />

lector común y hasta a veces de difícil comprensión para los<br />

abogados que necesitamos mucho tiempo de estudio para<br />

saber cuáles son las conclusiones, porque son textos muy<br />

largos, muy imbricados, y que resuelven asuntos esenciales<br />

para la población.<br />

–Uno a veces termina tomando partido por algún juez<br />

sin saber por qué toma las decisiones que toma…<br />

Exacto. Está lejos del mundo del derecho y no se le explica a<br />

la gente cómo son las cosas. Tampoco hay un entrenamiento<br />

para los intermediarios o comunicadores para poder comprender<br />

exactamente qué es lo que se hace. Lo que advierto<br />

también en mi función docente, no hay una noción clara de<br />

la relación de la Corte con los otros poderes, de qué significa<br />

decir que la Corte cumple una función política. Cumple una<br />

función política no partidaria, una función política que es<br />

muy importante para los ciudadanos porque en la realidad su<br />

función es protegernos contra un posible desborde de algún<br />

poder, del Ejecutivo o del Legislativo.<br />

–Hay frases como “justicia independiente” que se<br />

repiten y no tienen un contenido muy claro… ¿Independiente<br />

de quién? ¿Independiente para qué? Cuando uno<br />

le pregunta a alguien que repite ese tipo de frases, ¿qué significa<br />

una justicia independiente? ¿Cuándo la hubo? Muchas<br />

veces no se sabe la respuesta. Aquí lo que sucede, y es lo que<br />

me movió a escribir el libro, es la necesidad de comprender.<br />

Cuando muchos dicen “se tiene que ir Fayt de la Corte<br />

porque tiene más de 80 años” o frases similares, es necesario<br />

saber por qué, cuál es el motivo, debatamos, y no debatamos<br />

la coyuntura, no debatamos la pelea entre un presidente y un<br />

ministro de la Corte, debatamos qué es, para qué sirve y qué<br />

tipo de confrontaciones se tienen que dar. Hay confrontacio-<br />

nes entre el Poder Judicial y el Ejecutivo que son muy sanas<br />

para la ciudadanía y para el sistema político.<br />

–En el prólogo del libro se habla de “tomar distancia”<br />

para poder realizar un análisis más acabado, ¿cómo<br />

fue su toma de distancia? Principalmente tomé distancia<br />

geográfica porque hace cinco años que vivo en Montevideo<br />

en forma permanente. El hecho de no estar cotidianamente<br />

en Argentina, si bien vengo porque tengo algunas actividades<br />

académicas y demás, me da una posibilidad de mirar con<br />

un poco más de distancia de las pasiones habituales. Y obviamente<br />

cuando uno escribe, me parece, tiene que tener, salvo<br />

que escriba libros con un objetivo de difusión de una ideología,<br />

cierta objetividad para poder brindar. Si el libro está<br />

presentado como un ensayo político de investigación con<br />

una intención de acercamiento a los ciudadanos tengo que<br />

tomar la distancia suficiente, aunque yo creo que lo ideológico<br />

está presente siempre. Lo tomé casi como un deber<br />

generacional: creo que cuando uno va creciendo tiene que ir<br />

transmitiendo algunas experiencias personales y esa parte de<br />

la historia que uno vivió y que las generaciones que lo preceden<br />

no ha vivido. Es necesario echar luz sobre determinados<br />

errores históricos que se cometen. Nosotros no construimos<br />

una historia, construimos mitologías. Hay universos simbólicos<br />

en los que se cree que determinadas cosas sucedieron en<br />

determinado momento, y muchas cosas venían sucediendo<br />

desde siempre. Y también hay una visión de la Corte que<br />

está muy ligada a los tiempos recientes entonces es necesario<br />

decir que hubo otras Cortes que actuaron, que hubo largos<br />

períodos históricos, desde la organización nacional hasta<br />

1930 donde la Corte fue un organismo estable, que los presidentes<br />

no influenciaban para tener ministros adictos o afines<br />

o amigos. Entonces me parece que hubo otras concepciones<br />

políticas de la Corte que es importante que se sepan. No<br />

digo que haya que transportarlas al presente pero creo que,<br />

como digo en el último capítulo, debemos reflexionar qué<br />

es lo que vemos que no funciona, tanto de la Corte como<br />

del Poder Judicial en general, y qué podemos plantear como<br />

cambios a futuro.<br />

–¿Es necesario un cambio en el sistema? Sí, yo creo que<br />

es necesario. El mandato indefinido, por ejemplo, creo que<br />

no se adapta a los tiempos modernos, donde hay una dinámica<br />

social que no tiene sentido que el mismo funcionario pueda<br />

estar 33 años ejerciendo el mismo rol. Y obviamente creo<br />

que hay que separarlo de los cambios políticos para que no se<br />

politicen, pero que se armen con mandatos limitados. Es una<br />

idea que no es una creación original mía. Otra cosa es qué<br />

especializaciones tienen que tener los miembros de la Corte,<br />

si pueden ser solamente juristas o tienen que ser juristas y<br />

algo más. Hoy lo que decide un juez de la Corte tiene que<br />

ver con temas económicos, antropológicos, etc. Hay mucha<br />

temática que yo creo que excede el mero conocimiento de la<br />

norma. Es un tema que, en la Argentina de hoy, de constante<br />

crisis, no parece ser un tema a atender, pero que debería ser<br />

un motivo de reflexión<br />

JOSÉ MIGUEL ONAINDIA es abogado, profesor de grado y posgrado de Derecho Constitucional<br />

y Legislación Cultural en la Universidad de Buenos Aires, la Facultad Latinoamericana de<br />

Ciencias Sociales y otras universidades argentinas y del exterior. Con su último libro La Corte<br />

Suprema Argentina (El Ateneo, 2016) viene a echar luz sobre los mitos, errores y verdades que<br />

82 se escuchan y repiten sobre la institución que decide las claves de nuestra vida en sociedad<br />

83<br />

POR Martina Leunda


Entrevista<br />

doce<br />

–París y el odio es la historia de una fascinación que se<br />

transforma en la crónica de una frustración. ¿Personal<br />

o colectiva? ¿Hasta dónde cree que su experiencia viviendo<br />

allá tuvo que ver? Está bien la pregunta: ¿personal o<br />

colectiva? Personal que quiere ser colectiva. Me hacés pensar<br />

en una línea del Facundo. Sarmiento dice que Quiroga<br />

“hace de la guerra local, la guerra nacional, argentina”. Dice,<br />

también, que Quiroga es el elemento más ingenuo de la guerra<br />

civil. En muchas novelas aparece la dimensión por la que estás<br />

preguntando: la de la proyección hacia lo general de un conflicto<br />

personal. Y esa proyección es ingenua. Como si la novela<br />

dijera: quiero que la historia de esta fascinación personal que<br />

se transforma en frustración sea leída de un modo universal;<br />

quiero que sepan que la fascinación por París conduce fatalmente<br />

a la frustración. La ingenuidad de la pretensión estriba<br />

en que del conflicto personal no se sigue lo universal. Y ahora,<br />

en este momento, no sé si es ingenuidad o megalomanía. Pero<br />

no me asusto, porque en la ingenuidad hay una cierta megalomanía<br />

inconsciente. El recorrido que plantea el libro es mi<br />

propio recorrido, amplificado, exagerado, para convertirlo en<br />

algo que pueda ser leído por alguien más.<br />

–Hablar de la relación entre la literatura francesa y<br />

la literatura argentina lo podría ubicar dentro de una<br />

línea de autores como Sarmiento o Lucio V. Mansilla<br />

para terminar en otros como Julio Cortázar o Juan José<br />

Saer, ¿se siente emparentado con ellos? Me puedo sentir<br />

emparentado porque ninguno de ellos va a poder renegar del<br />

parentesco (risas). París y el odio es una novela vieja, porque<br />

París ha dejado de ser el modelo que fue para nosotros. Dejó<br />

de serlo aun en vida de su primer promotor, Sarmiento, que<br />

después de viajar a Francia cambió su modelo de civilización<br />

por el de los Estados Unidos. Y sin embargo, aunque el<br />

modelo es viejo –nació viejo, diríamos–, hay algo en la idea de<br />

modelo que siempre está vigente entre nosotros. No nos podemos<br />

olvidar del fantasma del modelo, que tiende a fijarnos<br />

en negatividades ilusorias. “El mal que aqueja a la Argentina<br />

es la extensión”, dice Sarmiento. ¿Por qué la extensión es un<br />

mal?, pregunta Arturo Jauretche. Porque el modelo fijo<br />

de la civilización es Francia, un territorio cinco veces menos<br />

extenso. Es el problema del imitador de Sandro, que tiende a<br />

identificar el ser con el ser Sandro. Así, no hace más que distinguirse:<br />

nos parece que no tiene la misma pinta, que no tiene la<br />

misma voz, que no tiene el mismo ritmo, etcétera. Ahora es un<br />

personaje anclado en sus negatividades, al que se lo contrata<br />

en las despedidas de soltero para reírnos de lo lejos que está<br />

de ser Sandro. Es que partió de una confusión original: lo<br />

ejemplar del ejemplo es su ejemplaridad, no su contenido. Si<br />

Francia pudo, quizás nosotros también podamos, pero empujando<br />

desde nuestras propias potencialidades.<br />

–En la novela hay un abrupto cambio de tono cuando<br />

introduce la crónica histórica. Marino, su protagonista<br />

argentino, cede la palabra a un escritor europeo.<br />

¿Tenía algún modelo en mente para esos capítulos?<br />

Ninguno en particular. Lo que debe querer decir que los tendría<br />

todos. Es verdad que quise escribir esa historia como si<br />

no la escribiera yo. Sin ser yo en el peor sentido: sin opinión,<br />

sin ironía. Sin estilo. Una historia plana, neutra, que narrara<br />

hechos. Fijate que a un escritor así lo llamás –lo llamamos–<br />

“europeo”. Como si ser europeo consistiera en alcanzar la<br />

neutralidad narrativa, la voz que narra sin narrarse. O en<br />

haberla alcanzado ya, porque ya estaría construida, dada.<br />

–El hecho de haber vivido y trabajado en Francia varios<br />

años me hace suponer que el manejo del francés tuvo<br />

que ver con alguna relación de distanciamiento que<br />

establece con la lengua… Pienso en una idea de Borges,<br />

de “El idioma de los argentinos”. Ellos son franceses, españoles,<br />

italianos, dice Borges, nosotros somos europeos. Es decir,<br />

nosotros, desde la periferia, tenemos la posibilidad de la irreverencia,<br />

de la subversión de valores, procedimientos, tópicos,<br />

algo que difícilmente ocurra desde el centro de una tradición<br />

nacional más larga, o más acendrada,<br />

o mejor definida. El castellano<br />

que hablamos en Argentina<br />

es una forma del extrañamiento<br />

del español. Me acuerdo de<br />

algo que dice Bioy en una carta<br />

desde España: con los españoles<br />

nos une todo, salvo la lengua.<br />

Yo diría que, del mismo modo,<br />

muchas cosas nos separan de<br />

los italianos, salvo la lengua, que<br />

nos une. La lengua de Buenos<br />

Aires es de palabras castellanas y<br />

filosofía italiana. Pero, al mismo<br />

tiempo, cualquier estilo, ¿no es<br />

una forma del extrañamiento<br />

de la lengua en que ese estilo se expresa? Me acuerdo de otra<br />

idea de Borges: cada familia habla su propio dialecto.<br />

–La París que recrea usted es una ciudad extrañamente<br />

solitaria, casi despoblada de franceses. Hacia el final<br />

es literalmente un desierto. Su personaje Bianco (construido<br />

a partir de la figura del escritor argentino Héctor<br />

Bianciotti), también parece ser un solitario como<br />

el narrador. Esta sensación, ¿partió de su experiencia<br />

allí, de su trato con Bianciotti? ¿O es algo que opera en<br />

un plano conceptual? Partió de la pura experiencia, de mi<br />

breve trato con Bianciotti, y opera, además, en un plano<br />

conceptual o simbólico. En París se vive solo. Bianciotti vivía<br />

solo. La soledad tiene otro signo: está más arraigada que entre<br />

nosotros. Yo conocí muy poca gente, casi ningún francés.<br />

Al final, la idea, en la novela, es hacer de París una estancia,<br />

un territorio arrasado por la barbarie, un desierto en el que<br />

podamos empezar de nuevo.<br />

–¿Piensa que hay un cambio en usted como autor si<br />

compara La Reja, su novela anterior, esta? La Reja y París<br />

y el odio son dos novelas distintas. París es más ambiciosa,<br />

presenta varias historias, es más meditada, y de estructura<br />

más fallida. La Reja es más intuitiva, más restringida, cuenta<br />

una sola historia y está más lograda, creo yo. Beatriz Sarlo<br />

dice que las segundas novelas se resienten del hecho de que<br />

son, en realidad, la novela cero. Se escribe una primera novela,<br />

con los recursos que se tienen, y luego, siempre según ella,<br />

se apela a materiales con los que ya se contaba, para escribir<br />

la segunda. Algo de razón tiene. Y también hay algo falaz<br />

en ese razonamiento. ¿Qué habría que hacer para evitarlo?<br />

La condición de posibilidad de la uno es indudablemente la<br />

cero. Por lo menos como modelo negativo: si hay uno es porque<br />

se trató de evitar los errores de la cero. Luego, si la uno<br />

fue pasable, u original, la dos no tiene modelo negativo del<br />

que distanciarse. O se reescribe la uno, o se apela al modelo<br />

de la cero, pero esta vez, antes que para distanciarse, para<br />

rescatar lo rescatable. ¿Cuál sería la alternativa? ¿La originalidad<br />

a cada paso? Pero entonces hay que entender que eso<br />

tampoco ocurrió con la uno<br />

84 85<br />

París, el territorio arrasado<br />

Con su segunda novela, París y el odio, MATIAS ALINOVI, presenta una versión desfasada y<br />

particular de una de las ciudades que más seduce al resto del mundo<br />

POR Nancy Giampaolo


Entrevista<br />

trece<br />

“Escribir es<br />

como vivir en<br />

paradojas”<br />

La escritora argentina CLAUDIA ABOAF creció<br />

junto a su abuelo y maestro Ulyses Petit de Murat,<br />

quien la inició en la lectura y la escritura. Durante<br />

varios años se dedicó a la astrología y a distintos<br />

emprendimientos gastronómicos. Como escritora<br />

ha publicado las novelas Medio grado de libertad<br />

(2003) y Pichonas (2014). Conversamos con ella<br />

acerca de El Rey del Agua (2016), su última novela:<br />

una historia que cuestiona la identidad y el futuro<br />

de nuestro planeta<br />

–Los personajes hacen una revisión de sí mismos y<br />

la novela parece entonces una invitación para que el<br />

lector se piense, ¿esto ha sido parte de su intención al<br />

escribir? Yo creo que si produce esa experiencia en el lector<br />

es porque también el autor estaba viviendo una experiencia,<br />

pensando acerca de quién es ese adentro de uno mismo.<br />

Pero no de quién es uno en un sentido de filiaciones, o en los<br />

hechos que van constituyendo una identidad, si no negándola.<br />

Y cuando el autor propone una experiencia, porque la<br />

está investigando y la está viviendo, de alguna manera esa<br />

experiencia se traslada al texto y de allí al lector. En este caso<br />

la vincularía directamente con la deconstrucción de identidad.<br />

En El Rey del Agua nos encontramos efectivamente con<br />

dos hermanas que se enfrentan entre ellas, y con la identidad:<br />

Juana deja que la identidad se diluya en Internet y Andrea en<br />

cambio, la interpela. Ella, Andrea afirma en la novela que “no<br />

hay hija” y con esto expresa su vivencia de la identidad como<br />

alguna clase de simulación. Para ella es inaceptable comprender<br />

la identidad como una sumatoria de hechos.<br />

–La novela cuestiona el paradigma de la identidad. Ya<br />

sea por abandono, por robo, por pérdida, por búsqueda,<br />

la identidad es un territorio líquido y el tema central...<br />

El paradigma de la identidad está cuestionado en toda la<br />

medida en que la autora pudo cuestionarla. A veces uno puede<br />

empujar ciertas ideas o pensamientos pero aparecen límites<br />

emocionales, mentales o formales. A pesar de que muchas veces<br />

el Delta se come un poco la novela y aparece casi como un<br />

personaje más, la interpelación al concepto de identidad tiene<br />

muchas vertientes que confluyen en los personajes.<br />

–En la novela se habla de transpropiación, ¿qué relación<br />

tiene con identidad? Lo que nosotros llamamos<br />

identidad en realidad es un proceso que en El Rey del Agua<br />

se define como transpropiación: un evento vincular. Es<br />

cuando la mente y ese que está en el espejo se reconocen.<br />

Recién a partir de esta primera relación será posible luego la<br />

relación con los demás. Cuando el ente y el pensamiento se<br />

encuentran, ese evento es la transpropiación. Si esto no ha<br />

ocurrido, ha sido abortado, abandonado o interrumpido, la<br />

identidad no podrá vincularse consigo ni con los demás. Por<br />

eso los desaparecidos, los NN, como dijo Videla, no están y<br />

si no están no existen. La idea, la anulación de la identidad,<br />

la consecuente imposibilidad de vincularse, que la dictadura<br />

ejecutó metódicamente, proviene de ideas oscuras de raigambre<br />

profunda y poderosa.<br />

–Más arriba habló de alteridad. La novela avanza de a<br />

pares, entre dos orillas. Se percibe el vaivén del agua<br />

en el ritmo de la acción, ¿esto formó parte de un plan<br />

de escritura previo? En mi prosa, sobre todo en esta novela<br />

y en la anterior, Pichonas, mi única función es desviarme. Mi<br />

trabajo consiste en que cada vez que me aparece un obstáculo<br />

formal (un precepto, un concepto, algo estudiado, un<br />

canon) mi única fuerza es evadir ese obstáculo para dejar<br />

que el texto se desvíe. La vivencia de la escritura es paradójica:<br />

hay materialidad –papel, límites, tiempos de entrega,<br />

correcciones, un editor, necesidad de curvar la trama hacia<br />

un final– y en este aspecto no voy a negar que no haya plan,<br />

pero básicamente mi trabajo es dejar que el texto se desvíe.<br />

No me cuestiono si me salgo de un género para pasar a otro,<br />

no dejo que nada condicione el texto. Estoy muy determinada<br />

interiormente hacia la libertad narrativa. Por ejemplo, esta<br />

novela fue reseñada una o dos veces como ciencia ficción y yo<br />

no lo discuto, porque así como no quiero asumir un género<br />

cuando escribo, tampoco me molesta que le adjudiquen un<br />

género o varios. No quiero establecer esa discusión.<br />

–Pasemos al Delta: paisaje y personaje, reflejo del paisaje<br />

interior, en diálogo constante con la historia. El Delta<br />

como anuncio, refugio y también el paisaje personal<br />

de la escritora. Hablemos de los paisajes de la novela<br />

confluyendo con los paisajes del escritor... El río fue para<br />

mí un auténtico descubrimiento. Nunca pensé que me iba a<br />

enamorar de esta manera. Un amor tan inútil como enamorarse<br />

del río. El Delta fue un territorio desconocido para nuestro<br />

país por mucho tiempo. Recién con las crónicas de Sarmiento<br />

o Marcos Sastre, que alucinaron con el Tigre, se tienen<br />

referencias escritas. Hay bitácoras anteriores pero aportaron<br />

datos inconsistentes. El Delta es un paisaje que provoca una<br />

visión fantástica y, tanto a mí como a estos cronistas mencionados<br />

nos ha distorsionado los sentidos. Supongo que se<br />

relaciona con el agua, que de por sí encierra gran cantidad de<br />

significados, como decía Heráclito “nunca es el mismo río”,<br />

y en el caso de los ríos del Delta también su falta de transparencia.<br />

Lo que no se ve se imagina. Estar inmersa en este<br />

monte blanco con el río oscuro desplegó un territorio fecundo<br />

para la fantasía y el desvío: el Territorio Líquido.<br />

–Primero fue Pichonas; ahora, El Rey del Agua…<br />

¿y después? Después, El ojo y la flor que está en proceso<br />

de escritura y que dará cierre a esta trilogía involuntaria.<br />

Cuando escribí Pichonas no tenía un plan de trilogía, pero<br />

al término de la escritura me di cuenta de que había una<br />

continuidad luego de ese “último miedo posible” que habían<br />

vivido las hermanas. Y la pregunta fue: ¿qué viene después<br />

del miedo? Esas dos mujeres habían quedado vacías de la<br />

identidad conocida hasta ese momento, luego del miedo: el<br />

vacío, y luego, construir una nueva identidad. Y al término<br />

de El Rey del Agua me pregunto qué viene después de la<br />

identidad o de la nueva modalidad de identidad, luego que<br />

ha negado todo lo anterior, ha sentido que “no hay nadie aquí<br />

adentro” como dice Andrea. Entonces pongo el foco en el<br />

vínculo: es el turno ahora de interpelar el vínculo desde múltiples<br />

planos. Estoy investigando los aspectos biológicos, los<br />

orígenes de lo vincular en lo celular, cómo se va constituyendo<br />

todo lo que llamamos vincular. Creo que en general desconocemos<br />

los procesos fundamentales que nos costituyen,<br />

como la sinapsis en el cerebro. O desarrollos biológicos que<br />

dan formas dependientes y creativas de manera simultánea.<br />

El ojo de ciertos insectos ha desarrollado capacidad para ver<br />

colores a la vez que la flor desarrolla esos colores, para que<br />

el ojo del insecto la vea y la siga polinizando. Este proceso<br />

se llama simbiogénesis e implica darse cuenta de hasta qué<br />

punto estamos en permanente estado de relación...<br />

–¿Es por esto que en El Rey del Agua predomina<br />

la fragmentación y los personajes que no están en<br />

relación? Es cierto. Los vínculos en El Rey del Agua son<br />

muy precarios, en todos los casos. Las hermanas comparten<br />

información genética pero no tienen casi ninguna relación.<br />

Las parejas son inusuales. ¿Cómo se van a encontrar estas<br />

hermanas en El ojo y la flor? No lo sé. El foco está ahora en<br />

el vínculo y no en las identidades. Me es mucho más fácil verlo<br />

en El ojo y la flor que entre las personas<br />

86 87<br />

POR Carolina Di Bella


Tema de tapa<br />

cinco<br />

ARTE Y<br />

SEDUCCIÓN<br />

POR Kekena Corvalán*<br />

88<br />

La expresión felicísima “arte y seducción” pareciera un pleonasmo<br />

(figura retórica que consiste en explicitar dos términos<br />

que son redundantes). Es difícil que el arte no seduzca,<br />

aunque sea terrible, porque la belleza estética guarda en su<br />

apreciación moderna mucho del sublime que nos despierta<br />

la naturaleza. El arte contemporáneo en particular, es una<br />

vía de encantamientos.<br />

Y cuando nombremos “arte”, de ahora en más, pensemos no<br />

solo en las llamadas “bellas artes”, en sentido restringido, es<br />

decir en las “Fine Arts”: pintura, escultura y grabado. Pensemos<br />

en la literatura, en el diseño, en las artes escénicas,<br />

en la arquitectura, en el urbanismo, y también, ¿por qué<br />

no?, en las que yo denomino “artes domésticas”, territorio<br />

en el que me siento una especialista, sin dudas. Es decir:<br />

el tejido, la cocina, la orfebrería con objetos de descarte, la<br />

jardinería, la ambientación, el fuego del hogar, los gestos<br />

cotidianos que no buscan más que instalar una interrupción<br />

placentera, un pequeño desvío, que sumado, posibilita otra<br />

manera de vivir. De última, no es otra cosa lo que pedían las<br />

vanguardias artísticas de comienzos del siglo pasado, los que<br />

se pensaban a sí mismos artistas modernos: unir arte y vida.<br />

89


90<br />

También podemos reflexionar desde la mera recepción,<br />

porque siento que en esto que acabo de enumerar hay una<br />

toma de posición productivista, desde la que estamos pensando<br />

la relación arte/seducción con la premisa beuysiana<br />

(por Joseph Beuys) de que toda persona es un artista. Solo<br />

mencionar lo que se conoce como Síndrome de Stendhal,<br />

en honor a lo que le sucede a Julien Sorel, protagonista de<br />

la novela Rojo y negro, de dicho escritor, esa dulce dolencia<br />

corporal, irrefrenable, que nos invade frente a ciertas obras<br />

de arte totalmente canónicas, con rasgos de epidemia en<br />

ciudades como Florencia y Roma, donde la gente simplemente<br />

se desmaya delante del David de Miguel Ángel.<br />

Dicho esto, comencemos a enumerar posibles estaciones<br />

del recorrido, desde donde detenernos para asombrarnos<br />

en la capacidad seductora del arte. Por ejemplo, la arquitectura.<br />

En las ciudades, el “arte edilicio del arte” puede ser<br />

un tema en sí mismo. Muchos museos, construidos por los<br />

grandes popes especialistas como el estadounidense Frank<br />

Gehry (MOMA de Nueva York, Guggenheim de Bilbao)<br />

o la anglo-iraquí Zaha Hadid (MAXXI de Roma, Palacio<br />

de la Ópera de Cantón, en China), o nuestra muy cercana<br />

ítalo-brasileña Lina Bo Bardi (Museo de Arte Moderno de<br />

San Pablo), o, en nuestra ciudad de Buenos Aires, el edificio<br />

que alberga la Colección Fortabat en Puerto Madero, obra<br />

del uruguayo Rafael Viñoly, son en sí mismos grandes<br />

moles que buscan interactuar con lo que contienen y valen<br />

escultóricamente, digamos, desde su sola presencia.<br />

Y en la esfera cotidiana, ya que mencioné las artes domésticas,<br />

la teoría arquitectónica también intervino y produjo debate.<br />

El ornamento, ese complemento del toque seductor,<br />

la bijouterie del espacio, dividió aguas en las dos grandes<br />

líneas a favor y en contra de revalorizarlo. Del lado de dotar<br />

cada objeto, por nimio que fuera, de estética, sin dudas,<br />

gana de lejos la Bauhaus (1919-1933), como proyecto integral,<br />

aunque la escuela de Glasgow (1845) y el movimiento<br />

Arts&Craft (hacia 1880) hayan sido los precursores. En el<br />

otro extremo, Adolf Loos y su famoso escrito, coetáneo de<br />

estas miradas, El ornamento como delito (1908).<br />

En la otra orilla, casi evanescente en su polifonía, quizás<br />

los laureles se los lleve la literatura, la reina mimada de las<br />

artes del tiempo, como las llamaría Gotthold Ephraim<br />

Lessing, junto al teatro y la música.<br />

Hay un camino directo –aunque no por ello sencillo– al<br />

asomarnos a la relación arte/seducción desde la poesía o la<br />

narrativa, y es sin dudas, esa maravilla del no menos divino<br />

Roland Barthes, Fragmentos de un discurso amoroso<br />

(1977), que simplemente comienza diciendo: “Es pues un<br />

enamorado el que habla y dice: ‘Me abismo, sucumbo...’”,<br />

en lo que puede ser, en tres palabras, la definición más<br />

acertada del pinchazo (del punctum, para seguir andando<br />

con el maestro), casi catástrofe y melodrama, seductor:<br />

abismarse, sucumbir.<br />

Yo recomendaría a cualquiera que quiera meterse en la<br />

camisa de once varas de la relación arte/seducción que<br />

comience por aquí, por el divino Roland, que será un<br />

camino más arduo, seguramente, que mirar figuritas o gifts<br />

animados, pero el más fructífero y revelador. La escritura<br />

barthesiana es la reina del encantamiento, es pura magia<br />

seductora, es un camino iniciático, un coito lector/autor en<br />

permanente demora.<br />

Allí, en Fragmentos…, está todo y solo cito la más efectiva<br />

y fundante, que no podría más que ser francesa (porque la<br />

seducción como constructo cultural, ¿en qué otro idioma<br />

podría hablarnos?): Gustave Flaubert, Charles Baudelaire,<br />

Marcel Proust, Paul Verlaine, pero también<br />

los de idioma nórdico, para decirles de algún modo<br />

aglutinante: Johann Goethe, Thomas Mann, Rainer<br />

Maria Rilke.<br />

Desde aquí vemos claramente que lo que une arte y seducción,<br />

y que rige para cualquier lenguaje artístico, es el pacto<br />

ficcional, esa capacidad de postular, aunque más no sea teóricamente,<br />

que somos otro/a, creando un verosímil inédito,<br />

contextual y seguramente efímero.<br />

Ahora vuelvo a las artes visuales. Es que el llamado arte<br />

contemporáneo, en esta otra línea que pareciera divergir<br />

completamente del Roland Barthes de Fragmentos de un<br />

discurso amoroso, pleno de voces tan expresionistas que<br />

modelan el mundo desde la opacidad, pareciera ser una<br />

escuela, una tendencia que seduce, sin dudas, desde la<br />

impresión.<br />

Aquí creo que la seducción es fría, quizás por predominio<br />

del giro conceptual, aunque el cuerpo esté más presente<br />

que nunca. Es fría como el infierno de Dante y el de<br />

Hieronymus Bosch. Porque es frío el fuego del infierno<br />

donde circula la imagen contemporánea. Y permítaseme<br />

acudir a Georges Didi Huberman, uno de los teóricos<br />

más importantes en el tema. La imagen tiene esa capacidad<br />

de tocar lo real. Y agrega la frase del poema de Rilke: “Si<br />

arde, es que es verdadera”. La imagen visual seduce porque<br />

arde, es fría (intelectualmente, es puro concepto a la vez) y<br />

toca lo real. La imagen visual seduce por la crisis, la contradicción,<br />

porque en realidad nos mira como el mejor (en el<br />

sentido de cabal), de nuestros síntomas.<br />

Solo menciono aquí, pensando en la imagen que es fría<br />

y arde, a la llamada escuela sensacionalista, como le diría<br />

Therry Smith, que domina el arte contemporáneo (definiéndolo<br />

como sinónimo de mercado de obras, objetos,<br />

personajes), con los artistas de Charles Saatchi (los<br />

tradicionales Young British Artists: Damien Hirst, Tracey<br />

Emin, los hermanos Chapman, Sarah Lucas o Rachel<br />

Whiteread, por mencionar algunos) a la cabeza, pero<br />

donde también se alinean otras personalidades como Ai<br />

Wei Wei, Richard Serra, Anish Kapoor, Jeff Koons,<br />

Takashi Murakami y tantos otros que exhiben sus nuevas<br />

maravillas del mundo por las bienales, espacios de arte<br />

público y ferias del mundo.<br />

Abriendo el juego, en primer lugar, si pienso desde esta<br />

deriva en el audiovisual, en el videoarte, en la imagen en<br />

movimiento, lo primero que se me representa es la producción<br />

del videoartista Bill Viola, especialmente en<br />

sus series húmedas (además de frías), tan cercana a la vez<br />

a la escultura, en su forma expansiva y combinada que es<br />

la instalación, que pareciera ser LA fine art de estas épocas<br />

por definición, por capacidad seductora y por presencia en<br />

la mayoría de las propuestas curatoriales o museísticas del<br />

mundo occidental y cercanías.<br />

En segundo lugar, siempre desde esa intersección del arte<br />

con lo real, vía el despliegue seductor, pienso en la performance,<br />

el otro gran lenguaje en el que se vehiculiza el<br />

tráfico por las fronteras de la imagen, donde ya no es lo que<br />

se muestra, sino lo que provoca y acciona. Marina Abramovic,<br />

despidiéndose de su compañero de treinta años,<br />

Ulay, en una peregrinación por la muralla china donde cada<br />

uno comienza de una punta y al llegar al medio se separan.<br />

Pero también en las performances durativas de Vanessa<br />

Beecroft y sus instalaciones de mujeres.<br />

Finalmente, algunas consideraciones sobre las artes<br />

domésticas. Yo las relaciono con lo que dejé afuera hasta<br />

ahora, que contrapongo aquí a lo que llamé arte contemporáneo,<br />

es decir, las prácticas artísticas que están por fuera<br />

del mercado, por fuera de las agendas mundiales y de las<br />

enunciaciones de la grandilocuencia museística, fundamentalmente<br />

estadounidense, pero también europea y asiática,<br />

que tienen que ver con las prácticas cotidianas y las mayorías<br />

minorizadas, es decir, ¡con todos nosotros! Domésticas,<br />

por la casa, obviamente, y con todas sus tensiones público/<br />

privado, íntimo/exterior. Allí me apoyo, en el pliegue, tan<br />

seductor como todos los pliegues, de los artistas de pequeño<br />

gesto, del acontecimiento que es bello pero no lindo,<br />

porque encierra memorias, trizas, Historia, cultura, región,<br />

microterritorialidades, y desde allí dispara el efecto poético.<br />

Dejo para otra nota posible la seducción del giro afectivo,<br />

político, lúdico y esperanzador, donde el infierno arde como<br />

el fuego sordo de Cortázar, que me despiertan las prácticas<br />

artísticas, donde además, hay tanto y tanto hacer por parte<br />

de artistas que se mueven desde América Latina, por ejemplo.<br />

Una seducción que se construye situadamente, porque<br />

tiene que ver con quedarnos disfrutando el aquí y ahora, y<br />

con la posibilidad de compartirlo. Hay un mundo fuera del<br />

arte contemporáneo hecho de otras formas que escapa a<br />

estas lógicas apenas esbozadas aquí, en el que estamos los<br />

otros, buscando potencialidades, los gozosamente condenados<br />

de las pantallas, haciendo el día a día.<br />

Quizás el desafío es esta contradicción, de vivir y sucumbir<br />

y abismarnos a todos los posibles, a todos los otros mundos<br />

que hay, y que como dijo Paul Eluard, están en este<br />

* Curadora y crítica de arte.<br />

91


LO QUE COCINO, BEATRIZ CHOMNALEZ<br />

Salados, dulces y algunas de las preparaciones básicas que se<br />

utilizarán en las recetas, conforman el contenido, así como recuerdos<br />

de la historia culinaria de la autora e intervenciones de sus<br />

maestros y alumnos. Este sería un resumen de Lo que cocino, pero<br />

dicho así no da cuenta de la pasión que transmite por la cocina y<br />

por ese ansia de superación y de descubrir nuevas alquimias que<br />

han hecho de Beatriz una gran cocinera y una fabulosa maestra de<br />

cocineros. En cuanto a las recetas, delicia, elegancia, inspiración.<br />

VIDA GOURMET<br />

Un mundo de pequeños detalles que hacen la diferencia<br />

Seducción con acento francés<br />

Esta receta, incluida en Lo que cocino, pertenece a Gérard Mulot,<br />

con quien Beatriz Chomnalez se formó como pastelera.<br />

92<br />

POR Mónica Tracey<br />

Beatriz Chomnalez, la cocina y<br />

Francia, un amor que hizo escuela<br />

Sobrio y deslumbrante, así es el primer libro de cocina de<br />

Beatriz Chomnalez, donde recorre minuciosamente sus<br />

recetas y procedimientos a la par que transmite su gran enseñanza:<br />

la cocina es cultura y un cocinero debe ser una persona<br />

culta. Menuda y con 86 años, es la gran maestra de la gastronomía<br />

francesa en la Argentina, y la formadora de muchos de<br />

los grandes cocineros de la actualidad. Y curiosamente, esta<br />

vocación, que la ubicó en ese lugar empezó al borde de los 50,<br />

cuando ya tenía una vida hecha. El motor lo encontró en sí<br />

misma, en su propia inquietud por encontrar nuevos sabores,<br />

distintos procedimientos, o como ella lo llama, su aburrimiento<br />

ante un plato ya logrado. En parte, ese es el motivo por el cual<br />

recién ahora publica un libro con sus recetas, con su historia.<br />

“El problema que siempre se me plantea es que un plato que<br />

hago hoy, mañana es obsoleto para mí. Entonces tengo miedo<br />

de que este libro, el día que se publique, no sea ya lo que haría<br />

hoy. Es difícil de explicar pero es así”, dice en la apertura de<br />

Lo que cocino.<br />

Claro que su fascinación por la cocina estuvo siempre, cuenta<br />

Beatriz, y mucho le reconoce a su abuela, de quien heredó<br />

el manejo de los pescados, los mariscos, las aves y las carnes.<br />

Dice que también sus padres cocinaban, y que de esa herencia<br />

fue internalizando gustos y formas, sin saberlo por entonces.<br />

“Ya casada, mi hogar era el lugar permanente de reuniones<br />

con amigos que eran fans de mi comida sencilla”, recuerda y<br />

nombra entre sus entusiastas comensales a Manuel Mujica<br />

Láinez, Jorge Luis Borges y María Kodama, Héctor<br />

Bianciotti y Daniel Barenboim, a quien conoció cuando<br />

ella tenía 18 años y él 6, y ya era un prodigio en el piano. Beatriz<br />

se hizo amiga de los padres y lo llevaba al pequeño artista<br />

a jugar a la pelota. Desde aquellos tiempos son amigos y fue<br />

Barenboim quien escogió el título de su libro.<br />

El mundo de la literatura, de la música, del arte, son para la<br />

cocinera y maestra, un anclaje de absoluta necesidad para<br />

quien quiera dedicarse a la cocina. “En ese plato que preparás<br />

no vas a poder leer Las flores del mal de Baudelaire, pero<br />

de alguna manera va a estar presente. Solo así los demás van a<br />

poder ‘leer’ tu plato”, dice.<br />

Algunos de sus destacados alumnos, quienes participan de<br />

Lo que cocino con sus comentarios, llenos de admiración y<br />

agradecimiento, recuerdan este particular rasgo de su formación<br />

junto a Beatriz. “Con ella aprendí que siendo cocinero se<br />

puede y se debe ser una persona cultivada. Aprendí lo lindo de<br />

saber, la valoración de la belleza de la persona en su dimensión<br />

espiritual. Su forma de enseñar el trabajo gastronómico me llevó<br />

a comprender profundamente la dimensión cultural, ritual y<br />

social de la cocina”, dice Mauro Colagreco.<br />

En cuanto a su propia educación formal en la cocina, todo<br />

empezó con el reencuentro con un viejo amor: Francia. Desde<br />

muy pequeña Beatriz estuvo unida a la cultura de ese país,<br />

del que aprendió la lengua y amó a sus grandes escritores.<br />

Junto a su esposo, Raúl Chomnalez, decidieron tomarse un<br />

tiempo sabático allí, donde dos de sus tres hijos iban a cursar la<br />

universidad, en 1978. La cocina era una asignatura pendiente<br />

y fue en la escuela La Varenne y luego en Le Cordon Bleu<br />

donde su vida comenzó a cambiar para siempre. Cuando volvió<br />

a la Argentina, en 1981, Tamara Di Tella, quien había probado<br />

sus delicias en París, cuando la visitaban con Guido Di Tella,<br />

le propuso que diera clases a ella y a un grupo de amigas.<br />

Fue entonces cuando Beatriz tomó contacto con la alegría de<br />

enseñar, algo que sigue haciendo hasta hoy, además de liderar<br />

su empresa de catering. “Cuando empecé a dar clases me encan-tó.<br />

En el primer encuentro les hice probar nada más que<br />

fondos de cocción durante un día entero. Bajaba a las dos de<br />

la madrugada a la cocina para abrir la heladera y ver si había<br />

prendido la salsa española”, cuenta en su libro y deja en claro<br />

ese grado de exigencia que la marcó y que dejó huella en tops<br />

como Colagreco o Germán Martitegui, Estanislao Carenzo,<br />

Rodrigo Sieiro y Paula Méndez Carreras, entre<br />

otros jóvenes grandes.<br />

El primer libro de Beatriz Chomnalez está dedicado a<br />

su nieta, Lola Luna, que fue asesinada en Uruguay en<br />

diciembre de 2014. La hija de Diego Chomnalez tenía 15<br />

años recién cumplidos, y es un golpe del que su abuela sabe<br />

que nunca se repondrá<br />

Torta de Chocolate Gérard Mulot<br />

Ingredientes para 2 unidades<br />

Biscuit<br />

-150 gr de chocolate cobertura semiamargo<br />

-150 gr de manteca<br />

-90 gr o 5 unidades chicas de yemas de huevo<br />

-160 gr de azúcar impalpable<br />

-30 gr de harina 0000<br />

-100 gr de harina de almendras<br />

-175 gr o 5 unidades chicas de claras de huevo<br />

Ganache<br />

-100 gr de chocolate cobertura semiamargo<br />

-150 ml de crema de leche<br />

Preparación<br />

1. Para el biscuit, forrar bases de dos aros de 20 cm de diámetro<br />

y 8 cm de altura con papel de aluminio. Enmantecar y reservar en<br />

la heladera.<br />

2. En un bol, fundir el chocolate y la manteca a baño María. Retirar<br />

del calor. Añadir las yemas de a una por vez, removiendo con un<br />

batidor de alambre hasta integrar.<br />

3. Tamizar el azúcar impalpable y la harina. Mezclar con la harina<br />

de almendras. Incorporar en dos partes sobre la mezcla de yemas,<br />

integrando con una espátula.<br />

4. Aparte, batir las claras hasta obtener punto nieve. Incorporarlas<br />

a la mezcla con movimientos envolventes de espátula.<br />

5. Verter sobre los aros fríos cubriendo 2/3 partes de los mismos<br />

y hornear a 170º C. Retirar cuando al introducir un palillo, este<br />

salga sin rastros de masa. Reservar a temperatura ambiente.<br />

6. Para elaborar la ganache, picar el chocolate y ponerlo en un bol.<br />

Calentar la crema de leche hasta llegar casi al punto de hervor y<br />

verterla sobre el chocolate picado. Dejar unos minutos en reposo<br />

y mezclar con un batidor de alambre, desde el centro hacia los<br />

bordes. Reservar a temperatura ambiente.<br />

7. Desmoldar los biscuits una vez que estén fríos. Apoyarlos sobre<br />

una rejilla y bañarlos con la ganache tibia.<br />

8. Quitar los excedentes de chocolate con una espátula plana<br />

inclinada. Reservar en un ambiente fresco y seco hasta que la ganache<br />

tome consistencia. Para cortar, usar un cuchillo ligeramente<br />

humedecido con agua caliente<br />

93


Museos<br />

del mundo<br />

El castillo de Drácula<br />

POR Martín Garrido<br />

La fantasía es más atrayente que la verdad. Por lo menos a la<br />

hora de viajar. Basta que uno diga Transilvania para que sienta<br />

el escozor del miedo y por esa misma razón el imponente<br />

Castillo de Bran se ha convertido en una de las atracciones<br />

más provechosas para Rumania. Levantado al pie de los<br />

montes Cárpatos no es en realidad un museo. Pero su dueño,<br />

Dominico De Habsburgo, permite visitarlo y se habla de<br />

proyectos para el acceso al interior de pasajeros estables.<br />

Dos escritores irlandeses encendieron la imaginación con el<br />

vampirismo. Joseph Thomas Sheridan Le Fanu (1814-<br />

1873) que con sus relatos de misterios dio pie al mismo<br />

Byron para hablar del tema y su novela Carmilla abrió una<br />

línea de lesbianismo erótico que fue corriéndose a la pornografía<br />

mucho después. Su colega Bram Stoker (1847-1912),<br />

inspirándose en el castillo de Bran y en el Conde de Drácula<br />

le puso escenario a la pasión del que comenzó a llamarse<br />

“El Príncipe de las Tinieblas”. Aunque en realidad, el lugar<br />

donde vivió el aristócrata con fama de empalador, estaba en<br />

el castillo de Poenari, en las montañas de Fagaras que está<br />

abandonado y a cuyas ruinas se puede acceder por escaleras<br />

con 1480 escalones. Allí vivió Vlac Draculea al que consideran<br />

héroe nacional y nada tiene que ver con el personaje de<br />

Stoker. Sería todo lo contrario.<br />

La competencia entre ambos castillos marca la diferencia<br />

y la ficción le gana por abrumadora mayoría a los hechos<br />

reales verificables. Hasta el punto de que el año pasado, para<br />

celebrar Halloween, el 31 de octubre, siguiendo el calendario<br />

celta porque es una celebración pagana, se hizo un concurso<br />

para premiar a una pareja que quisiera pasar esa noche durmiendo<br />

en el Castillo de Bran. No al pie de la letra porque<br />

podían hacerlo en camas y no tumbas. Y “un Bram Stoker”<br />

fue el maestro de ceremonias.<br />

El propietario estuvo en tratativas para venderlo a un millonario<br />

ruso en 50 millones de dólares. No llegaron al acuerdo.<br />

Según Forbes la valuación sería de 140 millones que podría<br />

ser mucho mayor si se lo convirtiera en un parque temático<br />

más aproximado a la fantasía de los visitantes.<br />

Precisamente ese dato es el que convirtió el tema en uno de<br />

los más reiterados del cine. Desde el mudo con Nosferatu<br />

de F. W. Murnau a la primera película hablada de Fritz<br />

Lang a la que luego siguieron varios grandes directores<br />

como Francis Ford Coppola o los productores de la saga<br />

Crepúsculo con una gran audiencia adolescente. También<br />

fueron grandes actores los que corporizaron al personaje<br />

desde Bela Lugosi, Lon Chaney o John Carradine<br />

en el terror. Pero también con los notables como Christopher<br />

Lee, Klaus Kinski o los elegidos por Coppola, Gary<br />

Oldman y Willem Dafoe. La estadística dice que hay<br />

236 películas sobre el tema y confirma que la popularidad de<br />

Drácula supera incluso a Sherlok Holmes.<br />

Literariamente la obra mereció el elogio de Oscar Wilde,<br />

entre otros y en su descendencia en libros más vendidos hay<br />

que agregar Entrevista con el Vampiro de Anne Rice en<br />

1994, que Neil Jordan convirtió en film con Tom Cruise<br />

y Brad Pitt.<br />

Información útil<br />

Construido en 1382 en lo alto de una roca de doscientos metros de<br />

altura, es el lugar de paso obligatorio en Transilvania. Con sus torres<br />

y torreones, actualmente bien conservados, es el lugar histórico más<br />

publicitado de Rumania a partir de 1989. Precisamente cuando fue<br />

derrocado y ejecutado el dictador Ceausescu y su mujer Elena, se<br />

hicieron mejoras para atraer el turismo creciente.<br />

Monumento histórico de Rumania.<br />

Str. General Traian Mosoiu, n° 24,<br />

Bran, cerca de Brasov<br />

Transilvania.<br />

95


Turismo<br />

internacional<br />

Dublín, la ciudad de los poetas<br />

POR Horacio de Dios<br />

Dentro de la red de ciudades creativas de la Unesco es la<br />

Ciudad de la Literatura desde el 2010, en un pie de igualdad<br />

con otras como Edimburgo, Praga o Barcelona el año próximo.<br />

Tiene cuatro escritores en los Premios Nobel desde 1923<br />

con William Butler Yeats (que incluía la biblioteca personal<br />

Julio Cortázar), Bernard Shaw en 1925, Samuel<br />

Beckett en 1969 y Seamus Heaney en 1995. Y está en<br />

carrera John Banville que se llevó el Premio Príncipe de<br />

Asturias en España.<br />

Sin detenernos en la imaginación de Jonathan Swift con las<br />

aventuras de Gulliver, el miedo en las tentaciones de Drácula<br />

de Bram Stoker y la vida y obra de Oscar Wilde que tiene<br />

su eco en la escultura de color más polémica de sus parques.<br />

Con una enorme omisión en los Nobel, comparable con la<br />

de Jorge Luis Borges, porque no incluyen a James Joyce<br />

(1882-1941), considerado uno de los más notables creadores<br />

de nuestro tiempo. Sus cuentos de Dublineses son una de las<br />

compañías más convenientes para el viajero en la capital de<br />

Irlanda o a través de los libros en el turismo de living.<br />

Música por M 2 desde vikingos y celtas<br />

Irlanda, la isla verde con una sola frontera terrestre (Irlanda<br />

del Norte) tiene una historia que se remonta en la prehistoria<br />

antes de los vikingos que pasaron por allí. Sin hablar de<br />

los celtas que forman parte de su convivencia cultural como<br />

lo expresa su folclore. Y sus raíces en las obras actuales de<br />

Enya, Sinead O’connor, Bob Geldof, The Chieftans o<br />

The Dubliner en una corta síntesis.<br />

La mayoría de sus artistas más conocidos nacieron en<br />

Dublín, que a sus muchos títulos agrega ser la Capital de la<br />

Cultura desde 1991. Es pequeña, lo mismo que París y mide<br />

la mitad de nuestra Capital Federal (115 km2 versus 203) De<br />

la misma manera que los perfumes cuanto más chico son los<br />

envases, más caros son.<br />

Al recorrerla, con letra y/o música de compañeros de ruta,<br />

nos va llevando al ritmo de caminata con la ayuda del transporte<br />

público que sumó a sus doscientas líneas de ómnibus,<br />

el LUAS la red de tranvías, desde 2004, que se considera un<br />

tren ligero cómodo y ecológico al uso del siglo XXI. Para distancias<br />

mayores está el DART que permite recorrer la zona<br />

costanera y luego hacia toda Irlanda y más allá.<br />

El río Liffey que atraviesa el país y su capital posee numerosos<br />

puentes para inmortalizar el paseo con el celular. Desde<br />

el más antiguo de 1764, hasta los más recientes y polémicos<br />

del español Santiago De Calatrava, que son una atracción<br />

en sí mismos y recuerdan, entre otros, a Samuel Beckett,<br />

James Joyce, Sean O’casey.<br />

El barrio de Temple, desde el siglo 16 a U2<br />

usaron sus exteriores se destacan, por ejemplo Far and Away<br />

(Horizonte muy lejano) con Nicole Kidman y Tom Cruise,<br />

así como la notable Once (que significa “una vez”, más que un<br />

punto cardinal). Fue tan exitosa que desde la pantalla en 2007<br />

llegó a Broadway en 2012 y actualmente sigue en gira. Una de<br />

sus canciones: “Falling Slowly” ganó el Oscar a la más original.<br />

El romance del joven irlandés con la inolvidable inmigrante<br />

checa (Glen Hansard y Markéta Irglová) puede ser una<br />

mejor guía para turismo temático en Dublín que la de Bono y<br />

sus amigos en toda Irlanda.<br />

Grafton Street entre Once y Molly Malone<br />

La calle comercial peatonal más famosa es Grafton Street y<br />

forma parte de la aristocracia mundial de las tiendas. Y, por<br />

supuesto, presente también en la literatura. Joyce la cita a<br />

menudo en Dublineses. Y la escena del encuentro de Once<br />

se produce entre un cantante ambulante y una vendedora<br />

de flores. En la misma calle está el comercio donde un piano<br />

sirvió de Cupido. Luego, el vecino parque de St. Stephens,<br />

equivalente a Palermo continuó la tarea.<br />

También es un paseo tan inevitable como grato cerca de la<br />

Universidad Trinity y con otro personaje encantador, Molly<br />

Malone, una pescadora que cambiaba de tarea por las noches<br />

y que ahora es una estatua de bronce muy sexy. Que además<br />

tiene un ejemplo audiovisual porque una canción muy popular<br />

repite su pregón mientras llevaba su carrito de pescado:<br />

“Berberechos y mejillones frescos”.<br />

al costado otro pilar con un torso masculino que representa a<br />

Dionisio, el dios del vino, la juventud y el teatro. También hay<br />

numerosas inscripciones con sus pensamientos y ocurrencias.<br />

Como despedida es oportuno recurrir a otro irlandés como<br />

George Bernard Shaw: “No debe olvidarse que, a pesar de<br />

que por cultura Wilde era un ciudadano de todas las capitales<br />

civilizadas, de raíz era un irlandés muy irlandés, y, como tal,<br />

un extranjero en todas partes menos en Irlanda”<br />

TESTIMONIO PERSONAL<br />

Horacio de Dios<br />

Se llaman igual que<br />

el avión espía... pero<br />

Es habitual recibir un pedido para traer algo al volver de un viaje.<br />

Al principio eran zapatillas de las marcas de moda que no llegaban<br />

a Buenos Aires. Luego, hasta el creciente auge de las copias piratas<br />

o no, fueron los discos que pesaban menos. Hace unos años, no<br />

demasiados aunque parezca una anécdota prehistórica, pasé un<br />

gran papelón. Me pidieron un álbum de Bono y sus amigos y no<br />

sabía cómo se escribía para pedirlo en una disquería. Solo atiné a<br />

pronunciarlo. Hoy, después de 150 millones de copias vendidas, ya<br />

sé que es U2. Aunque ignoro por qué parece un secreto comparable<br />

a la fórmula de una gaseosa igualmente globalizada.<br />

En 1960, el mismo año en que fue derribado GARY POWER (1927-<br />

1977), nacía PAUL DAVID HEWSON en Dublín, en una familia<br />

tolerante en materia religiosa cuando el enfrentamiento del IRA<br />

con el gobierno británico ascendía en violencia. Paul fue a una<br />

escuela secundaria de Mount Temple Comprensive School donde se<br />

armó el conjunto y se convirtió en “Bono” porque era necesario un<br />

sobrenombre y le gustaba que fuera la traducción de “buono” confirmando<br />

el talento italiano para la música. Allí también conoció a su<br />

mujer Alison que se convirtió en su esposa hace 34 años en la pareja<br />

más estable del mundo del rock. Tienen cuatro hijos, comparten las<br />

giras y viven en una casa de ensueño en las colinas de Killiney donde<br />

se puede llegar en tren DART hasta el camino a Vico Road. Tratan de<br />

mantener una vida normal manteniéndose apartados de la caravana<br />

de admiradores que solo pueden ver la mansión a lo lejos. A los<br />

Wilde, en colores entre sus dos deseos<br />

Entre el Trinity College y el Stephen Green, está la plaza<br />

Merrion y una de las mayores tentaciones de Dublín, sacarse<br />

una fotografía frente a la estatua de Oscar Wilde (1854-1900).<br />

Si bien el acceso al jardín está abierto de sol a sol, es frecuente<br />

que haya que esperar haciendo cola para la pose por la cantidad<br />

de turistas. La estatua enfrente de la casa donde nació (n°1<br />

96 53 años, cargado de infinitos premios por su música y su participación<br />

social, es el más rico del mundo con mil millones de dólares.<br />

97<br />

Pasado y presente son capítulos cambiantes y seductores que<br />

Merrion) está hecha por Danny Osborne, escultor irlandés y<br />

pueden iniciarse en el barrio de Temple, en pleno centro como<br />

financiada por Guinness. Se inauguró en 1997 y está montada Al escribir esta columna personal me quedé pensando en una sigla<br />

casi todas sus mayores atracciones peatonales. Sir William<br />

sobre una roca de 35 toneladas de cuarzo blanco. Wilde está compartida (U2) que se inició en el mismo año y tomó rumbos tan<br />

distinto desde la Guerra Fría (URSS-EEUU) a la Caliente en Irlanda<br />

Temple compró esas tierras en el siglo XVI que se fueron<br />

representado en sus 40 años, con una expresión ambivalente<br />

(IRA-gobierno Británico). El cine cuenta una parte en Puente de<br />

transformaron en los últimos años en una galería de celebridades.<br />

Sobre sus calles estrechas y empedradas se agolpan<br />

distintas para su chaqueta de smoking verde con cuello rosa. notables de los años de fuego en Dublín y Belfast. Una, que volví a<br />

de alegría y tristeza. Se usaron piedras de colores y texturas Espías de SPIELBERG y por la otra hay una sucesión de películas<br />

restaurantes y pubs que honran la memoria de Arthur Guinnes,<br />

que en 1759 elaboró la cerveza negra tipo stout. Una<br />

suman dos de bronce de menor tamaño de una mujer embara-<br />

de moda y siempre enseña que aciertan los que apuestan al amor<br />

La obra forma parte de un conjunto de tres piezas porque se ver, es El juego de las lágrimas, de Neil Jordan, de 1992. Nunca pasa<br />

marca privada globalizada con la celebración anual de San Patricio,<br />

incluso en Buenos Aires. La fiesta comienza cuando uno<br />

más que a la guerra.<br />

zada (la esposa Constance) que parece mirarlo con reproche y<br />

llega. En el Food Market (el mercado de comidas) o el Food<br />

Book (para los libros) Agregando la infinidad de anécdotas<br />

de sus escenarios con nombres y apellidos. En el restaurante<br />

Chamelon, en la mesa 8, terminaron las letras para uno de sus<br />

discos más notables, Achtung Baby generando un nuevo sonido<br />

de U2, y la canción de Bono “One” en 1991, aunque nunca<br />

olvidaron el Project Arts Centre donde comenzaron su carrera<br />

al igual que Neil Jordan. En el mismo barrio, pero en 1742<br />

estrenó Händel el coro de su Aleluya. Entre las películas que


98<br />

Cocina<br />

LA FRUTILLA<br />

DEL POSTRE<br />

El final de la comida, el bocado dulce, la última<br />

tentación... el postre reúne los más lujuriosos<br />

deseos gastronómicos y aunque la velada haya<br />

sido pantagruélica, siempre guardamos un<br />

rinconcito para ellos. Imposible resistirlos<br />

POR Marina García<br />

El postre es como la novia en los desfiles, puede ser todo<br />

divino, exquisito, gourmet, pero los comensales siempre van<br />

a esperar el broche dulce que corone la velada. Puede ser tan<br />

simple como un chocolate o tan complejo como una Pavlova,<br />

pero si luce, incluso los más ariscos van a pedir un poquitín<br />

“para cambiar el gusto”.<br />

Hay en los postres una delicadeza casi femenina, un misterio<br />

de cremas, de texturas, de colores y aromas, que deben siempre<br />

guardar el detalle hasta lograr la expresión tan buscada,<br />

ese “Mmmmm” a ojos cerrados que resulta al repostero lo<br />

que el aplauso para el asador.<br />

Todas las culturas del mundo tienen dulces finales que son<br />

tradición y gracias a la globalización podemos degustarlos<br />

en algunos rincones de Buenos Aires: tiramisú, baklava,<br />

cheese-cake, tarte Tatín, trifle, pannacotta, strudel, brownies,<br />

postre tres leches, crumbles o crème brûlée son hits que<br />

ameritan una salida solo a comer postre.<br />

Quienes se aferran a los clásicos, nunca les podrá faltar flan,<br />

mil hojas, panqueques, isla flotante, budín de pan, mousse,<br />

arroz con leche o el humilde y exquisito “queso y dulce”. De<br />

todos, este es uno de los rincones más interesantes para la<br />

exploración pastelera ya que de la mano de estos dulzores<br />

típicos, se puede deslumbrar combinando ingredientes inéditos<br />

como flanes sin huevo, mousse chai, yogur de coco, etc.<br />

Los postres con dulce de leche son casi una exclusividad<br />

rioplatense, pero cada vez es más frecuente el uso del “caramel”,<br />

una salsa a base de crema de leche y caramelo la cual<br />

se combina con una pizca de sal marina para lograr un efecto<br />

explosivo y sorprendente.<br />

En los últimos años se pusieron muy de moda los macarons<br />

(delicadísimos y coloridos “alfajorcitos” de textura parecida<br />

al merengue relleno con cremas varias) y los “volcanes” de<br />

chocolate o dulce de leche, los cuales son toda una experiencia<br />

para los sentidos.<br />

Todavía queda mucho por descubrir en nuestras mesas locales<br />

y aquí van algunas pistas para los pioneros:<br />

Pudding: una preparación típica anglosajona con horizontes<br />

amplísimos, a medio camino entre un budín muy húmedo y<br />

el “postre Royal” admite combinaciones de frutas y cremas<br />

desde las más golosas hasta las más sanas, como el súper cool<br />

pudding de chía.<br />

Cobbler: postre tibio de invierno, rico en texturas ideal para<br />

combinar con peras, manzanas o frutos rojos. Para hacerlo, se<br />

cocina una masa esponjosa y liviana (similar a la de panqueques)<br />

junto a trozos grandes de fruta en sartenes o fuentes de<br />

hierro o cerámica.<br />

Red-velvet: este pastel se luce con el impactante color de las<br />

remolachas junto a una original reacción química que “enrojece”<br />

parte del cacao; luego se intercala con crema de vainilla<br />

o de manteca. Ideal para tortas lujosas.<br />

Lamingtons: originarios de Australia, estos simpáticos cubos<br />

de bizcochuelo (a veces rellenos de limón o frambuesa) se<br />

bañan en chocolate y luego se “apanan” con coco rallado.<br />

Mendiants: elegantísimos bocados planos de chocolate que se<br />

coronan con frutas secas y desecadas. Muy, pero muy top<br />

LOS POSTRES DEL MUNDO<br />

Bernard Laurance<br />

El autor se reconoce un<br />

curioso obsesivo capaz de<br />

recorrer el mundo para<br />

encontrar los detalles<br />

secretos de una preparación,<br />

que luego repite una y mil<br />

veces hasta lograr el sabor<br />

original. Un libro ideal<br />

para edentrarse en nuevos<br />

sabores con indicaciones<br />

prácticas y fiables.<br />

REPOSTERIA CON ANNA<br />

Anna Olson<br />

Dicen que para la repostería<br />

hay que ser aún más exacto y<br />

meticuloso que para la cocina; sin<br />

embargo la autora nos reconcilia<br />

con la idea de “cocinar y hornear<br />

debe ser divertido”. Este es su<br />

primer libro en español y recopila<br />

más de doscientas recetas dulces<br />

con su estilo sencillo y ameno,<br />

repleto de detalles para que todo<br />

salga a la perfección.<br />

DELICIAS DULCES VEGANAS<br />

Juan Echenique<br />

Dentro del movimiento vegano,<br />

el ámbito de “lo dulce” exige una<br />

creatividad extrema ya que es<br />

allí donde el reemplazo de productos<br />

de origen animal como<br />

huevos, leche o cremas, resulta<br />

un desafío absoluto. Este pequeño<br />

libro ofrece recetas variadas<br />

y sabrosas para iniciarse en este<br />

camino sin perder la seducción<br />

de un buen postre.


Dossier<br />

cine<br />

99<br />

Mae West<br />

Una chica mala<br />

POR Nancy Giampaolo<br />

“Muy pocos tenemos la oportunidad de vivir nuestras fantasías. Una actriz puede tener esa<br />

suerte. Ser actriz y escritora es la mejor situación para alguien que desee algo así. No hay<br />

como escribir la pieza que vas a interpretar. (…) ¿Mi primer amor? Lo conocí cuando tenía<br />

cinco años. Debuté en Brooklyn en una obrita infantil que tuvo lugar en una iglesia. Fue mi<br />

primera historia de amor con mi público y se prolongó durante toda mi vida. El público fue el<br />

único que alguna vez realmente contó para mí. Ningún hombre pudo igualar eso”.


100<br />

Vestida al uso de 1890, una platinada muy carnosa que camina como hombre, canta un blues<br />

bastante picante, acompañada nada menos que por la orquesta de Duke Ellington. La audiencia,<br />

mayormente masculina, solo tiene ojos para ella. No es para menos: su voz es potente<br />

y preciosa, mira hacia arriba con los párpados de pestañas larguísimas a media asta, y golpea<br />

al aire con un paraguas que empuña como si fuera una fusta. La letra es casi una apología de<br />

la prostitución: “Yo tenía un buen hombre en Memphis, pero el tonto se murió/ Yo tenía un<br />

buen hombre en Memphis, pero su mujer lo acuchilló. Él era su hombre, es cierto, pero venía<br />

a verme a veces./ Subía seis pisos por escalera, muy contento para llegar a mi departamento./<br />

Él sabía lo que era el romance, pero su mujer de mente estrecha no lo entendió y ahora con<br />

lo que hizo, él ya no sirve a ninguna de las dos./ Por lo tanto: ricachones de Nueva Orleans,<br />

espero vengan a mí”. La película se llama Belle of the Nineties y la protagonista, nacida un 18<br />

de agosto, 41 años antes, en Brooklyn, es, para el momento del estreno en 1934, la estrella<br />

mejor paga de la Paramount Pictures. El mundo la conoce como Mae West. “Nunca he perdido<br />

dinero comprando arte o bienes raíces. Lo usé para estar a gusto. El dinero no compra la<br />

felicidad, pero es una gran poción de amor para una aventura. Se compra una buena cama con<br />

sábanas limpias y el tiempo para disfrutar de todo. Si usted tiene dinero, usted tiene menos de<br />

qué preocuparse, y preocuparse echa a perder la apariencia”.<br />

Bastante lejos de todos los modelos femeninos típicamente hollywoodenses que vinieron<br />

después, no se destacó por la figura esbelta (medía alrededor de metro y medio y usaba unos<br />

seudo sancos que la hacían andar con su paso inconfundible), ni por la belleza deslumbrante o la<br />

juventud. Tampoco encarnó jamás a la esposa fiel, ni a la amante sumisa, ni a la rubia tonta, ni a<br />

la heroína noble y valiente, ni a la madre amorosa o la prostituta redimida. Esta distancia de los<br />

estereotipos que el cine estadounidense ha explotado hasta lo inverosímil es la que, combinada<br />

con su talento performático, la convierte en una figura extraordinaria en el sentido más literal de<br />

la palabra. En el universo creado por Mae West, la mujer no es víctima del hombre (es lo contrario<br />

en varios casos), sino alguien que está a la par de él, sin proponérselo. Su personaje se sitúa<br />

fuera de toda competencia, mirando al mundo desde arriba, no necesita plantarse en el género<br />

para existir, ni necesita medirse con nadie. Más bien toma lo que le conviene del género masculino<br />

y femenino, componiendo una rara avis que se mueve con independencia dentro de un<br />

medio a veces hostil, a veces amigable, siempre musical, gracioso y optimista. Su apariencia es<br />

voluptuosa y blanda; su interioridad se intuye dura y fría como los diamantes (“My rocks”) que<br />

tanto ponderaba. Alterna con asesinos, tratantes de blancas, millonarios, policías, borrachines<br />

y hasta curas. Todos ellos la respetan, cuando no le temen. En una misma película puede tener<br />

más de treinta cambios de ropa, cuatro amantes, kilos y kilos de joyas y matar a una mujer que<br />

fue su amiga por error, sin pensar en entregarse a la ley, y sobre todo, sin perder la compostura.<br />

Mae West no llora, no grita, no exagera lo que siente (¿o no siente?), jamás se exalta, ni siquiera<br />

cae en la tentación de emitir carcajadas. Esta escasez de histrionismo emocional no implica, sin<br />

embargo, la falta de manejo de grandes contrastes. Con su cara de póker puede matar indios<br />

mientras se lima las uñas, puede ser adúltera y tener raptos de vocación religiosa, puede ser una<br />

amiga leal y generosa y una mentirosa pertinaz. Las versiones que se conocen de su vida privada<br />

hacen un juego parecido al de la ficción, se la ha descripto mayormente como promiscua, pero<br />

Afiche de Belle of te Nineties<br />

(1934). A los 41 años, West era<br />

la estrella mejor paga de la<br />

Paramount. “Nunca he perdido<br />

dinero comprando arte o bienes<br />

raíces. Lo usé para estar a gusto.<br />

El dinero no compra la felicidad,<br />

pero es una gran poción de amor<br />

para una aventura. Se compra una<br />

buena cama con sábanas limpias<br />

y el tiempo para disfrutar de<br />

todo. Si usted tiene dinero, usted<br />

tiene menos de qué preocuparse,<br />

y preocuparse echa a perder la<br />

apariencia.”<br />

Póster de Every Day´s a Holyday<br />

(1937). “Todos los hombres que<br />

conozco quieren protegerme. No<br />

puedo imaginar de qué.”<br />

también como pudorosa. Lo que no presenta matices es lo concerniente a la vida doméstica. Difícilmente<br />

cocine, zurza, se vista de entrecasa o se baje de los desmesurados tacos: es glamorosa<br />

en todas las circunstancias. Domenico Dolce y Stefano Gabbana fueron los principales<br />

defensores de su estilo dentro del mundo de la alta costura, y más de cinco décadas después del<br />

furor de sus films concibieron una colección en su honor, incluyendo un vestido corsé en forma<br />

de armadura como el que ella usaba. Incansable a la hora de cuidar su imagen, la figura de Mae<br />

West resplandece en la gloria y en la miseria de sus historias, y mantiene fuera del set y a lo largo<br />

del tiempo la misma actitud seductora, coqueta e inteligente. Persevera en su rol de mujer fatal,<br />

incluso pasados los 80 años. Nunca se queda con la palabra en la boca y no vacila al hablar, excepto<br />

que esté fingiendo. Sube la voz exclusivamente cuando canta, el resto del tiempo desgrana<br />

un ronroneo bastante monocorde que fue furor en su tiempo y signó todas sus apariciones, tanto<br />

ficcionales como documentales.<br />

Vivir nuestras fantasías fue un trabajo de tiempo completo. Pero más allá de su manera de<br />

moverse, vestirse y hablar, las líneas, siempre cómicas, que fue capaz de escribir y proferir<br />

desde su personaje, y también a título personal en notas y apariciones públicas, constituyen<br />

la base de su gracia y su encanto: “He escrito mi biografía. Va sobre una chica que perdió<br />

su reputación y nunca la echó de menos”; “Cuando soy buena, soy muy buena. Cuando soy<br />

mala, soy mejor”; “Todos los hombres que conozco quieren protegerme. No puedo imaginar<br />

de qué”; “El matrimonio es una gran institución, pero yo todavía no estoy preparada para<br />

ingresar en ella”; “Soy soltera porque nací así”; “Un orgasmo al día mantiene lejos al médico”;<br />

“¿Llevas una pistola en el bolsillo o es que te alegras de verme?”; “La mejor manera de<br />

comportarse es portarse mal”; “En ocasiones tengo la tentación de ser una dama. Menos mal<br />

que se me pasa rápido”; “Cuando tengo que escoger entre dos tentaciones malvadas siempre<br />

elijo la que no he probado antes”; “No hay hombre en el mundo que merezca que te salgan<br />

arrugas”; “Si quisiera una familia, me habría comprado un perro”, “Quizás yo no tenga alma”<br />

o “Solo se vive una vez, pero si lo haces bien, una vez puede ser suficiente”.<br />

De John Patrick West, su padre, se dice que era un fumador empedernido y peleador callejero<br />

de origen irlandés y su madre, Matilda Tillie Delker-Doelger, una modista alemana.<br />

Tuvieron a su hija el 18 de agosto de 1893. Solo 14 años después, ella inició su trayectoria artística<br />

en el vodevil bajo el seudónimo de “Baby Mae”, aunque sus allegados aún la llamaban por<br />

su nombre verdadero, Mary Jane. “Mi madre perdió un bebé justo antes de mí, así que yo era<br />

todo su mundo. Tuve una hermana y un hermano mayores, yo llegué tarde. Nunca estuve celosa<br />

de ellos. En toda mi vida, nunca he envidiado a nadie. Estuve demasiado ocupada pensando en<br />

mí misma. Algunas personas pensaron que hubiese sido bueno ver a un psiquiatra, pero siempre<br />

sentí que esa concentración en mi propia persona no era mala para mí. “¿Por qué echarla a<br />

perder con un psiquiatra? –recordó en una famosa entrevista que le hizo una de sus biógrafas,<br />

Charlotte Chandler, en 1979–. Mi madre había querido ser actriz, algo que finalmente<br />

logró a través de mí. Llegué a subirla al escenario conmigo poco antes de su muerte y fue muy<br />

feliz. El éxito que tuve en mi carrera valió mucho para ella, que siempre me había apoyado. (…)<br />

Cuando yo era poco más que una niña, mi padre no estaba tan seguro como mi madre de mi<br />

decisión de dedicarme a las tablas siendo tan joven. Pero ella sabía que yo podía lograrlo”.<br />

101


En Becoming Mae West, otra biógrafa, Emily Wortis Leider, afirma que basó su imperio<br />

en el uso calculado del escándalo. La define como “una suprema exhibicionista empeñada en<br />

expandir su territorio a gusto y ganar dinero con ello”. Sin embargo, la polémica facilitó las<br />

cosas solo al comienzo de su trayectoria, porque el dinero que ganó con sus películas e incluso<br />

con su variopinta y duradera actividad como cantante, menos tiene que ver con lo escandaloso<br />

que con la popularidad y el talento reales. Pero es cierto que los flashes empezaron a tomarla<br />

de blanco en 1926, cuando escribió, produjo y dirigió el musical de Broadway Sex (Madonna<br />

la homenajearía décadas después, sin llegar a transgredir ni por asomo las normas de su tiempo;<br />

lo de Mae West, en cambio, se vio como realmente desvergonzado, dio que hablar durante<br />

años y no tuvo verdaderas réplicas), por el que al año siguiente fue a la cárcel durante diez<br />

días, acusada de obscenidad. Marchó a cumplir su pena en una limusina llena de rosas blancas<br />

y durante su estancia se llevó muy bien con las otras reclusas. La revista Liberty le pagó mil<br />

dólares de la época por una entrevista tras quedar en libertad. “Me dijeron que si pagaba<br />

la fianza podría salir de la cárcel, pero decidí que sería más interesante cumplir la condena.<br />

Siempre me fascinaron las prisiones y las instituciones psiquiátricas”.<br />

Satisfecha por haber logrado captar la atención de público y prensa a costa de pasar por una<br />

celda, estrenó un segundo musical sobre homosexuales, titulado Drag, que terminó siendo<br />

prohibido en todas las salas de Nueva York. George Raft, que se había lucido como el cuñado<br />

de Tony en la gran versión original de Scarface, de Haward Hawks, era el protagonista que<br />

Mae West había querido para Sex, pero él rechazó el papel alegando “no estar preparado para<br />

algo así”. Sin embargo, en 1932, Mae West debutaría como actriz de cine (y, parcialmente, como<br />

escritora, ya que le permitieron escribir varias de sus líneas de diálogo) en una película protagonizada<br />

por Raft, Night After Night, dirigida por Archie Mayo. Aunque es un drama, el registro<br />

de la platinada es cómico y se despega notoriamente del resto. Tenía que hacerlo, con Night After<br />

Night estaba calzándose el traje que usó hasta el fin de su vida, inspirado en Texas Guinan,<br />

una actriz que entraba en decadencia y que iba a actuar inicialmente en la película, hasta que<br />

el estudio optó por West, porque era nueve años más joven. Sin vacilar (y a fin de aprovechar al<br />

máximo su oportunidad) incorporó algunas de las ideas transgresoras de Guinan en sus propios<br />

textos, con fantásticos resultados. Y siguió haciéndolo mientras pudo.<br />

En los años siguientes, escribió algunos de sus mayores éxitos como I’m no angel y She done<br />

him wrong. Con ellos salvó a los estudios Paramount de la quiebra pero favoreció la entrada<br />

en vigor del código Hays: “Creo en la censura. Después de todo he hecho una fortuna a su<br />

cuenta –ironizó varias décadas más tarde–. Se podría decir que he creado la Oficina Hays.<br />

Soy una especie de madrina junto al Código Picture Motion. Ahora utilizan desnudez y el lenguaje<br />

soez para ahorrarse la dificultad de escribir una buena historia. Yo no tuve que quitarme<br />

la ropa. Los hombres imaginaban lo que estaba debajo de ella gracias a mis palabras y mi<br />

actitud. La imaginación de un hombre es el mejor amigo de una mujer”.<br />

She done him wrong es su película más lograda y representativa, y tiene el plus de ser una de<br />

las primeras que protagonizó el, en aquel momento, jovencísimo Cary Grant, con quien<br />

reincidió en su segunda película I’m no angel. Cuando el famoso entrevistador estadounidense<br />

Dick Cavett la tuvo en su programa, a fines de los 70, le preguntó en qué circunstancia lo<br />

(Izq.) Escena de She Done Him<br />

Wrong (1933) con Owen Moore.<br />

(Der.) Con Cary Grant en<br />

I´m no Angel (1933).<br />

“Cuando los hombres sienten que<br />

una mujer está lista para el sexo,<br />

ellos probablemente lo estén de<br />

inmediato. Y en mi vida personal,<br />

cada hombre que vino a verme,<br />

lo ha hecho con una disposición<br />

sexual completa y voraz, al punto<br />

de tener que tratar de calmarlos<br />

un poco primero, porque sabían<br />

que yo sentía lo mismo. (…) El<br />

sexo y el trabajo han sido las<br />

únicas dos cosas en mi vida, en<br />

orden inverso de importancia. Si<br />

hubiese tenido que elegir entre el<br />

sexo y el trabajo, hubiese optado<br />

por el trabajo, pero me alegro<br />

de no haberme visto obligada a<br />

hacerlo nunca. Desde que me<br />

desarrollé, no pasé jamás una<br />

semana sin sexo.”<br />

había elegido, West contó que estando en las oficinas de la Paramount vio pasar a un actor tan<br />

anónimo como buenmozo y comentó a los ejecutivos que la acompañaban que ese hombre<br />

era lo más lindo que había visto en todo Hollywood. “Si sabe hablar –agregó–, lo quiero como<br />

mi coprotagonista”. No erró: en los dos largometrajes, forman una pareja hermosa de ver, en<br />

parte porque Grant aún no es el galán cómico de buena parte de sus éxitos y puede ponerse<br />

a la sombra de West, quien juega con él como gata con ratoncito. Cerca del final de She done<br />

him wrong, cuando el romance está por consumarse él le pregunta: “¿Qué estás pensando?”<br />

y ella responde: “Lo mismo que tú”. Cuando ya tenía más de 85 años, le preguntaron sobre<br />

ese diálogo, y entre gemidos como los de antaño, respondió: “Eso es muy excitante para un<br />

hombre. Cuando los hombres sienten que una mujer está lista para el sexo, ellos probablemente<br />

lo estén de inmediato. Y en mi vida personal, cada hombre que vino a verme, lo ha<br />

hecho con una disposición sexual completa y voraz, al punto de tener que tratar de calmarlos<br />

un poco primero, porque sabían que yo sentía lo mismo. (…) El sexo y el trabajo han sido las<br />

únicas dos cosas en mi vida, en orden inverso de importancia. Si hubiese tenido que elegir<br />

entre el sexo y el trabajo, hubiese optado por el trabajo, pero me alegro de no haberme visto<br />

obligada a hacerlo nunca. Desde que me desarrollé, no pasé jamás una semana sin sexo”.<br />

Pero esa arrogancia no era, para algunos como Truman Capote, más que una fachada.<br />

En una serie de crónicas sobre personajes famosos, el autor de A sangre fría describió un<br />

encuentro con ella, cuando ya había dejado el cine muy atrás, enfatizando rasgos que nadie<br />

hubiese esperado que tuviera: “Llegó la huésped de honor y lo que aún quedaba de la reunión<br />

no se arrepintió de haber esperado. No se arrepintió, pero sentía una extraña confusión. Los<br />

conocidos accesorios estaban allí: la peluca de bronce, los ojos de cimitarra con pestañas largas<br />

como espadas, la piel blanca, la forma, aquel Big Ben de clepsidras, aquel sueño de reos, nada<br />

faltaba, excepto Mae West. Pues esta mujer con certeza no era la verdadera Mae. Aunque sí<br />

era en realidad la señorita West: una mujer inquieta, tímida y vulnerable. Inclasificablemente<br />

virginal, cuya entrada tardía pudo muy bien deberse a una demora en la calle, hasta hacer<br />

acopio de valor para tocar el timbre. Mientras se la observaba –la temblorosa mariposa de una<br />

sonrisa iba revoloteando por sus labios sin acabar de posarse– susurrar vigorosa: ‘Encantada<br />

querido’ y, como demasiado tímida para proseguir, abandonar al punto su asiento en el balancín<br />

de cualquier conversación potencial, la fuerte naturaleza de su yo teatral, su misteriosa y<br />

absoluta plenitud, golpeaban con fuerza. Arrancada del reino protector de su muy graciosa<br />

creación, ese asexuado símbolo de sexualidad desinhibida carecería de defensas: sus largas<br />

pestañas vibraban como las antenas de un insecto patas arriba. Solo en un instante se rebeló la<br />

Mae más ruda. Causa de eso fue una joven que, acercándose a la actriz, anunció:<br />

–Yo vi Diamond lil; la semana pasada, fue magnífico.<br />

–Verdad, querida, ¿dónde?<br />

–En el Museo de Arte Moderno.<br />

Y una descorazonada señorita West, buscando amparo en aquel insolente y lento modo de<br />

pronunciar de su famosa cosecha inquirió:<br />

–¿Pero qué quiere decir con eso, querida? ¿Un museo?”.<br />

Con She done him wrong, la primera película que escribió y protagonizó, Mae West inaugura<br />

102 103


104<br />

formalmente un personaje que se calzó en la ficción y en la realidad. El New York Times de<br />

la época hizo una crítica celebratoria en la que, además, daba cuenta del perfil performático<br />

de West: “La rubia suplementa su aparición en el cine entregando sus talentos en un show<br />

en vivo. Con George Metaxa como coprotagonista, ella repite tres o cuatro breves escenas<br />

de la película y canta alguna de las canciones. Esta presentación adicional incorpora a Cliff<br />

Edwards con su fiel ukelele y a los Daimon Boys”. El magnate de los medios William<br />

Randolph Hearst, a su vez, la tildaba de “monstruo de lascivia” y “amenaza para la sagrada<br />

institución de la familia estadounidense”. Líneas de diálogo escritas y pronunciadas seductoramente<br />

por ella como: “‘Afuera hay diez hombres, ¿qué piensas hacer con ellos?’. ‘Unos van a<br />

tener que irse porque estoy un poco cansada’”, resultan escandalosas incluso hoy en día.<br />

Pero al margen de las especulaciones en torno a su personalidad real (¿fue de verdad una comehombres?,<br />

o ¿era tímida y virginal puertas para adentro?) hay coincidencia en que no escatimaba<br />

esfuerzos y disciplina. Como todos los que hablaron o escribieron sobre ella, Leider consigna que<br />

no bebía, ni fumaba y que “el placer era una gran parte de su vida, pero tenía que acotarse entre<br />

largas horas dedicadas al ensayo, la escritura, la actuación, las visitas a empresarios del mundo<br />

de la música y el teatro”. Asistía en escasas ocasiones a las fiestas de Hollywood y respetaba la<br />

vida privada de los demás. “Yo no salía a comer a restaurantes ni iba a otros sitios tanto como me<br />

habría gustado porque ¿quién iba a pagar por ver a alguien a quien puede ver gratuitamente?”.<br />

Una vez instalado el código Hays, West esquivó a los censores en un perseverante juego de<br />

inocencia fingida, una tensión sexual latente pero no explícita y la colección de frases que, por<br />

su humor y sarcasmo, se han transformado en íconos de la historia del cine. Walt Disney y los<br />

hermanos Fleischer la parodiaron en algunos de sus cortos de animación, Salvador Dalí<br />

le dedicó una obra, Retrato de Mae West que puede utilizarse como apartamento surrealista y<br />

los Beatles la incluyeron en la famosa tapa de Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band. West fue<br />

capaz de seducir a muchos cerebros distintos. Pero pese al reconocimiento del mundos del arte<br />

y el espectáculo y al éxito comercial y a la repercusión internacional de sus películas, su filmografía<br />

terminó siendo muy escasa, e incluye algunas innegablemente fallidas, como una suerte de<br />

western-comedia de 1940, My Little Chickadee, en la que compartió cartel con el cómico W. C.<br />

Fields. Amorfa desde el guión y pobremente dirigida, tiene no obstante algunas lindas escenas,<br />

como en la que West debe dar clases de lengua y matemática a un grupo de campesinos que la<br />

comen con la mirada. Camina de una punta a la otra del aula revoleando la cadera, los ojos achinados<br />

y una media sonrisa que sostiene toda la escena, la mano izquierda en la cintura y en la<br />

derecha el puntero con el que –otra vez, como con sus paraguas– surca el aire haciendo pensar<br />

en un espadachín drogado u otra anomalía. En cada aparición en la pantalla capitalizó la dificultad<br />

de caminar sobre zancos siendo gordita, añadiéndole revoleos de cadera y otros movimientos<br />

que daban como resultado figuras visualmente muy interesantes. Peinado, maquillaje, vestuario<br />

y, sobre todo, el canto completaban ese combo de habilidad performática, un tanto olvidada por<br />

la prensa contemporánea, que siempre destaca las frases ingeniosas, la facilidad para hacer reír y<br />

la actitud de mujer fatal por sobre sus otros talentos. “Cuando la gente piensa que eres gracioso,<br />

empiezan a reírse de todo lo que digas, sea gracioso o no. Puse una gran cantidad de reflexión<br />

seria en lo que he dicho y escrito, pero quizás no sea valorada”.<br />

Su filmografía es escasa e<br />

incluye algunas innegablemente<br />

fallidas, como una suerte de<br />

western-comedia de 1940,<br />

My Little Chickadee, en la que<br />

compartió cartel con el cómico<br />

W. C. Fields. Amorfa desde el guión<br />

y pobremente dirigida, tiene no<br />

obstante algunas lindas escenas,<br />

como en la que West debe dar<br />

clases de lengua y matemática<br />

a un grupo de campesinos que<br />

la comen con la mirada.<br />

“La miel, el sexo con amor es<br />

lo más grande en la vida. Pero<br />

el sexo sin amor no es tan malo<br />

tampoco. El sexo es el mejor<br />

ejercicio para el desarrollo de<br />

todo. Es muy bueno para el cutis<br />

y la circulación. Siempre he<br />

tenido la piel de una niña.”<br />

El decaimiento de su carrera en el cine no significó, como en el caso de tantas otras divas, una<br />

vejez decrépita o solitaria. Siempre se mantuvo activa: hizo radio, televisión y musicales en teatros<br />

de todo Estados Unidos. Su virtud como cantante tampoco se tiene muy en cuenta a pesar<br />

de ser impresionante. Cuando ya había pasado los 70 años, nuevamente se alejó de lo esperable<br />

animándose al rock y al pop. Lo hizo magistralmente. Si bien, por una cuestión generacional y<br />

porque es evidente que había estudiado muy bien las voces negras, se le daban perfecto el jazz<br />

y el blues, fue capaz de entregar increíbles versiones de clásicos como Rock around the clock,<br />

de Bill Haley, Great Balls of Fire de Jerry Lee Lewis, When a Man Loves a Woman de<br />

Calvin Lewis y Andrew Wright o Light my fire de The Doors, entre otros.<br />

Aunque no tuvo hijos, estuvo casada de muy joven, pero trató de ocultarlo a toda costa para<br />

no empañar su imagen con las ataduras del matrimonio. El 11 de abril de 1911, cuando era<br />

una adolescente, pasó por el civil de en Milwaukee, Wisconsin, junto a Frank Szatkus,<br />

cuyo nombre artístico era “Frank Wallace”, un hombre de 21 años que había conocido en el<br />

vodevil, alrededor de 1909. Pese a mantener la unión en secreto, en 1935 todo saltó a la luz,<br />

cuando un empleado de aquel registro civil sacó a relucir el certificado de matrimonio de la<br />

diva ante la prensa. También se descubrió una declaración jurada en la que se había declarado<br />

casada, efectuada durante el famoso juicio de 1927. Al principio, West negó todo, pero<br />

finalmente lo admitió en julio de 1937. La pareja, de todos modos, había sido atípica: convivieron<br />

muy poco tiempo y en habitaciones separadas y, en julio de 1942, West pidió el divorcio<br />

alegando que solo había convivido con Wallace unas pocas semanas. En mayo de 1943 le fue<br />

otorgado. No reincidió en el matrimonio nunca más.<br />

Sobre hombres, habló largo y tendido con Charlotte Chandler: “‘¿Qué haría usted –le preguntó<br />

la biógrafa– si no logra causar la mejor primera impresión en un hombre?’.<br />

‘Obtener un hombre diferente. Pensar que el problema es de él. En mi vida, me sentí sexy todo<br />

el tiempo. La cercanía de un hombre atractivo me mantuvo en un constante estado de agitación<br />

sensual. (…) Ellos siempre me buscaron y yo siempre tuve la habilidad de encontrar algo que<br />

me gusta en cada hombre’. ‘¿Cree que el sexo es mejor con amor?’, inquirió Chandler. ‘La miel,<br />

el sexo con amor es lo más grande en la vida. Pero el sexo sin amor no es tan malo tampoco. El<br />

sexo es el mejor ejercicio para el desarrollo de todo. Es muy bueno para el cutis y la circulación.<br />

Siempre he tenido la piel de una niña. (…) No puedo recordarme sin hombres alrededor. Siempre<br />

jugaba con los niños. Ellos se reunían en torno a mí. Me gustaba ver cómo besaba cada cual.<br />

El beso de un hombre es su firma. Siempre me ha gustado tener una gran cantidad de hombres<br />

alrededor. En una noche lluviosa es como tener más de un libro para elegir, solo que mejor.<br />

Nunca pude entender por mujeres que mueren sin probar más de un hombre. Al deshacerse<br />

de uno, es estúpido sentarse a sufrir abatida. (…) Demasiadas mujeres esperan la felicidad en<br />

función de los hombres. Yo tuve la perspicacia de no depender de los hombres para la mía. Supe<br />

cómo manejar a los hombres. Tengo un código, sin embargo: no beber, no fumar y no meterme<br />

con hombres casados. Hay hombres suficientes para todos, es cruel ir por uno que tiene mujer.<br />

Mi mejor amante era un francés que me iba a recoger después de Diamond Lil y me llevaba al<br />

otro teatro para ensayar, luego nos dedicábamos al placer. Si largábamos un sábado por la noche,<br />

seguíamos en ello hasta las cuatro de la tarde del día siguiente. (…) Un hombre puede ser petiso<br />

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y rechoncho, pero si tiene lo que a mí me gusta llamar ‘fuego’, a las mujeres les gustará. (…)<br />

John Barrymore no era tan malo para el fuego. No me hubiese molestado tener algo con él.<br />

Aunque lo hubiese preferido aún más para una película, porque las películas son para siempre,<br />

y el sexo no dura. (…) Yo fui una chica mala con un buen corazón. No creo que las cosas hayan<br />

cambiado mucho. Es todavía un mundo de hombres, con hombres haciendo las reglas que más<br />

les convienen. ¿Qué hora ha sido mejor para las mujeres? Creo que antes había cosas muy buenas.<br />

La mujer solía ser un premio muy grande para el hombre, y la cortejaban más. Pero más allá<br />

de las circunstancias o las modas, está uno mismo, es uno mismo el dueño de su vida. Tienes que<br />

tener un montón de autoestima, los nervios calmos y ser valiente en la vida. Yo agradezco haber<br />

tenido esas cualidades. Siempre hice lo que quería hacer. Fui una original. Y parte del secreto<br />

fue no fijarme en las necesidades de los demás o de la época, sino en las propias”.<br />

Mae West rodó su última película en 1978, Go west Young man, dos años antes de su muerte,<br />

cuando era una anciana con la mente despabilada pero apenas podía moverse y le costaba<br />

mucho esfuerzo memorizar sus líneas. El resultado es bizarro pero entrañable para sus fans.<br />

Se da el lujo de competir con la bella Raquel Welch y de rodearse de hombres musculosos<br />

obligados a actuar como los de antaño, aclamándola solo a ella. A partir de Go west Young<br />

man, gays, feministas y drag Queens, la redescubrieron y tomaron como referente. En 1996,<br />

la ensayista Ramona Curry publicó su Too much of a good thing, ensayo que la vincula al<br />

desarrollo de la sexualidad y su relación con la política y la sociedad en el siglo XX.<br />

West nunca consignó sufrimientos de ninguna índole excepto uno: “El momento más duro<br />

que viví fue el día que murió mi madre. Lloré. Nunca llegué a superarlo”. Durante los últimos<br />

26 años de su vida, estuvo acompañada por un amigo fiel Paul Novak, que oficiaba de secretario<br />

y confidente, en lo que fue su relación más duradera y estable, aunque no amorosa. El<br />

22 de noviembre de 1980, tras una breve dolencia que le generó un derrame cerebral, murió<br />

a los 87 años en su piso de California. Los diarios consignaron el deceso calificándola como<br />

“epítome de la sexualidad” o “legendaria actriz paradójicamente estadounidense”.<br />

Una de las palabras que terminaron imponiéndose masivamente para resumir su figura es<br />

“precursora”. Mujeres como Marilyn Monroe o Madonna se mencionan como continuadoras<br />

de su tradición. Sin embargo, revisando su filmografía, se puede constatar la atracción<br />

que el pasado de su país ejercía en ella, en detrimento de su preocupación por el futuro. Su<br />

sentido del humor, el tono cortante de sus réplicas, su desprecio por la propaganda sentimental<br />

y los psicologismos, su aspecto de mujer sobrealimentada, su distancia de las nociones<br />

englobables en lo políticamente correcto, remiten más a la cultura popular de finales del siglo<br />

XIX, que a los controlados códigos masivos del XX, con su consecuente producción en serie de<br />

obras, demasiadas veces, carentes de particularidad. Quizás John Patrick “Jack” West, matón<br />

de Brooklyn, soltó sus últimas bravuconadas encarnado en el inigualable personaje de su hija:<br />

destello de un mundo que había sido una vez salvaje<br />

Fuentes:<br />

https://www.theguardian.com/<br />

theguardian/2007/sep/21/<br />

greatinterviews<br />

http://www.vogue.es/moda/<br />

tendencias/articulos/quien-esmae-west/4349<br />

Mae West - Interview with<br />

Dick Cavett<br />

She Always Knew How. Mae West:<br />

A Personal Biography<br />

Becoming Mae West, Emily Wortis<br />

Leider<br />

www.elpaís.com<br />

www.therguardian.com

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