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Año 11 | Número <strong>69</strong><br />
ABRIL - MAYO 2017<br />
CONSEJO EDITORIAL<br />
Adolfo de Vincenzi<br />
Jorge González<br />
Luz Henríquez<br />
Antonio Dalto<br />
DIRECCIÓN<br />
Jorge González<br />
EDICIÓN<br />
Carla Pandolfo<br />
COORDINACIÓN<br />
Hugo Cayssials<br />
Melina Dorfman<br />
DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN<br />
Conci|Melnizki edd<br />
FOTOGRAFÍA<br />
Silvana Sergio<br />
CORRECCIÓN<br />
Esteban Bertola<br />
COLABORAN EN ESTE NÚMERO<br />
Pablo Bassi, Laura Berti, Juan Manuel Cibeira,<br />
Kekena Corvalán, Carlos Díaz, Carolina Di Bella,<br />
Horacio de Dios, Marina García, Martín Garrido,<br />
Nancy Giampaolo, Silvia Hopenhayn, Nadia Koval,<br />
Roger Koza, Christian Kupchik, Felipe Pigna,<br />
Gabriel Rolón, Lucila Rolón, Emilia Simison,<br />
Maximiliano Tomas, Mónica Tracey, Nando Varela<br />
Pagliaro, Sergio Varela y Agustina Zabaljáuregui.<br />
PUBLICIDAD Y REDACCIÓN<br />
Tel.: 4943-8219/22<br />
Patagones 2463 | C1282ACA | CABA<br />
Correo: revistaquid@ilhsa.com<br />
Web: yenny-elateneo.com / Sección <strong>Quid</strong><br />
REVISTA QUID<br />
Grupo Ilhsa S.A. es propietaria de <strong>Quid</strong>, publicación<br />
de Yenny y El Ateneo. Queda prohibida la reproducción<br />
del contenido de esta publicación, aun mencionando<br />
la fuente.<br />
Los editores no son responsables por las opiniones<br />
vertidas por los colaboradores, entrevistados, las notas<br />
firmadas y el contenido de los mensajes publicitarios.<br />
Registro Nacionl de la Propiedad Intelectual<br />
Nº 506670. ISSN 16<strong>69</strong>738-3<br />
Distribución en locales Yenny y El Ateneo de la Ciudad<br />
de Buenos Aires, GBA e interior del país.<br />
Se ha asociado a la esperanza con la semilla, el símbolo de una promesa de<br />
una vida nueva. Pero existe una orquídea que pareciera ajustarse más al<br />
huidizo concepto que nos convoca en esta edición.<br />
Se llama “orquídea fantasma” y crece en los bosques densos de Gran<br />
Bretaña, donde la luz del sol muy pocas veces llega al suelo y por lo tanto,<br />
tiene humedad suficiente para vivir. Permanece escondida bajo tierra y solo<br />
en muy raras ocasiones sale a la superficie para dar de cinco a siete flores<br />
con seis pétalos amarillos y el séptimo, más grande, y rosa. Desaparece<br />
por períodos largos, por eso, en muchas ocasiones, se la ha considerado<br />
extinguida. Pero es recurrente, y ya cuando nadie la espera, florece en la<br />
oscuridad del bosque en una o dos localidades, tan solo.<br />
Disfruten de este nuevo número de <strong>Quid</strong>.<br />
Adolfo de Vincenzi<br />
Director General<br />
Grupo Ilhsa
Sumario<br />
<strong>69</strong><br />
Nota de tapa. Christian Kupchik analiza nuestro tema<br />
08 de tapa desde el color verde hasta Bloch, pasando por<br />
44<br />
su –curiosa– etimología.<br />
Semblanza 2. A cien años del nacimiento de<br />
Anthony Burgess, nuestro homenaje.<br />
34<br />
88<br />
80<br />
13<br />
El señalador. Para hablar de la esperanza, Maximiliano<br />
Tomas escribe sobre La uruguaya, la última novela de<br />
Pedro Mairal, donde su personaje va tras una (última)<br />
quimera, el amor.<br />
62<br />
Música clásica. Nadia Koval escribe sobre Elina Garanča,<br />
una de las mezzosopranos más notables del momento.<br />
14<br />
Opinión. El licenciado Gabriel Rolón narra la historia que<br />
los griegos nos contaron de la esperanza, el regalo que<br />
los dioses entregaron a los hombres, junto a otros males.<br />
68<br />
Tema de tapa 3. Una radiografía del punk, nacido<br />
sin esperanza, en Inglaterra.<br />
16<br />
Tema de tapa 1. Roger Koza reflexiona acerca<br />
de Manchester junto al mar, la única producción<br />
estadounidense que desobedece los mandatos<br />
filosóficos de Hollywood.<br />
73<br />
Tema de tapa 4. Juan Cibeira nos recuerda los<br />
conciertos en pos de un fin solidario y, de paso, los<br />
letristas que hicieron de la esperanza su leit-motiv.<br />
24<br />
28<br />
56<br />
64<br />
Tema de tapa 2. Silvia Hopenhayn escribe sobre<br />
Di Benedetto y su novela –Zama– recientemente<br />
traducida al inglés.<br />
20 77<br />
Reseña. Patti Smith y su último libro, M Train (Lumen).<br />
38<br />
Semblanza 1. Se cumplen 80 años de la muerte del<br />
gran Horacio Quiroga. Recordamos su magnífica obra<br />
y su trágica vida.<br />
82<br />
Tema de tapa 5. Emilia Simison explica cómo las<br />
campañas políticas, en diferentes partes del mundo,<br />
se basan en el miedo o la esperanza.<br />
42<br />
Entrevista 4. Ariel Urquiza, ganador del Premio Casa de<br />
las Américas de 2016 y autor de No hay risas en el cielo.<br />
90<br />
Arte. Kekena Corvalán nos introduce en varias<br />
obras artísticas donde se representa la esperanza.<br />
84<br />
96<br />
52<br />
Dossier<br />
poesía<br />
Emily Dickinson<br />
La voz invisible<br />
Vivió recluida en su casa, prácticamente no salió de ella. Recibía alguna<br />
visita de su mínimo círculo, cuidaba el jardín y se encargaba de menesteres<br />
domésticos. Algunos de sus versos fueron escritos en el dorso de una receta<br />
de cocina o en la esquina de algún folleto. Generalmente vestía de blanco<br />
y apenas publicó ocho poemas en vida, mientras otros, cerca de dos mil,<br />
tendrían que esperar hasta después de su muerte para leerse en letras de<br />
molde. Solo se conserva una fotografía.<br />
24. Marta Sanz, el ojo crítico<br />
28. Ian Manook, un detective en Mongolia<br />
34. Liliana Villanueva, el sonido de “Moscú”<br />
52. Juanse, una cuestión de fe<br />
56. Naomi Preizler, arte de punta a punta<br />
64. James Rhodes, sin perdón<br />
80. Gabriel Di Meglio y el cruce de los Andes<br />
84. Alieto Aldo Guadagni y el cambio climático<br />
88. Nuestro homenaje a Tzvetan Todorov<br />
96. Okinawa, para vivir cien años
MISCELÁNEAS<br />
ARTE URBANO<br />
Un tour para conocer el arte urbano de Buenos Aires. Itinerario<br />
para ver el monumental mural de Alfredo Segatori El<br />
regreso de Quinquela, a orillas del Riachuelo; admirar David,<br />
del cubano Jorge Rodríguez-Gerada, en una descascarada<br />
medianera de Monserrat, visitar la Hidra de tres cabezas, del<br />
español Spok, que sorprende en Palermo, el hombre escapando<br />
del Apocalipsis, en un viejo caserón de San Telmo, o el fascinante<br />
retrato de Pedro Luján junto a su perro, que Martin<br />
Ron creó en un muro de Barracas. Una guía para curiosos.<br />
CINE EN CASA<br />
La chica del tren está basada en la novela homónima de Paula<br />
Hawkins. Protagonizada por Emily Blunt, Rebecca<br />
Ferguson y Haley Bennet, y dirigida por Tate Taylor,<br />
cuenta la historia de una mujer alcohólica, devastada por su reciente<br />
divorcio que es testigo desde la ventanilla de un tren de<br />
un hecho que la involucrará directamente. Promete suspenso.<br />
Para una noche de chicas, El bebé de Bridget Jones es la<br />
tercera parte de la secuela de Bridget Jones, basada en los<br />
libros de Helen Fielding. En esta entrega, Bridget (René<br />
Zellweger) tiene 43 años, está separada de Mark Darcy<br />
(Collin Firth) y conoce al guapísimo estadounidense<br />
Jack Qwant (Patrick Dempsey). La nube termina cuando<br />
Bridget advierte que está embarazada.<br />
El ciudadano ilustre está protagonizada por Oscar Martínez.<br />
Lo acompañan “Dady” Brieva y Andrea Frigerio. Dirigida<br />
por Gastón Duprat y Mariano Cohn. Cuenta la<br />
historia de un escritor premiado con el Nobel, que regresa<br />
a su pueblo natal luego de treinta años de ausencia y cómo<br />
esa primera admiración se torna en rechazo de parte de los<br />
habitantes del pueblo.<br />
FERIA DEL LIBRO<br />
Desde el jueves 27 de abril hasta el lunes 15 de mayo abrirá<br />
sus puertas la Feria del libro. El acto inaugural será a las 18,30<br />
y estará a cargo de la escritora Luisa Valenzuela en la sala<br />
Jorge Luis Borges. Los autores invitados serán Alessandro<br />
Baricco, Cecelia Ahern, Carlos Ruiz Zafón, Bernhard<br />
Schlink, John Katzenbach, Etgar Keret, Nélida<br />
Piñon, Raúl Zurita y Héctor Tobar, entre otros.
8<br />
Nota<br />
de tapa<br />
LO ÚLTIMO<br />
QUE SE PIERDE<br />
POR Christian Kupchik<br />
Michael Nash | Varsovia 1946<br />
1.<br />
“El que espera desespera, / dice la voz popular. / ¡Qué verdad<br />
tan verdadera! / La verdad es lo que es, / y sigue siendo<br />
verdad / aunque se piense al revés.”<br />
Esta cita pertenece a los Proverbios y Cantares de Antonio<br />
Machado, y aun en su evidente certeza no deja de asomar<br />
un atisbo de perplejidad. ¿Qué es lo que se espera después<br />
de la espera? No deben existir tantas sentencias populares<br />
como la que refieren a la esperanza, y sin embargo su definición<br />
se presume enjabonada, escapa casi de continuo a una<br />
conclusión categórica.<br />
Poetas y filósofos de todas las épocas lucharon por intentar<br />
domeñar su resbaladizo significado, chocando una y otra vez<br />
con visiones encontradas sobre su esencia. Así, para Aristóteles<br />
“la esperanza es el sueño del hombre despierto”, en<br />
tanto Nietzsche albergaba una idea más oscura de acuerdo<br />
a su naturaleza pesimista: “La esperanza es el peor de los<br />
males, pues prolonga el tormento del hombre”. Del sueño<br />
al tormento, la esperanza es la posibilidad de creer en un<br />
paso más allá del horizonte, el filo de un improbable futuro<br />
cortando la hoja del cielo.<br />
2.<br />
Etimológicamente, como resulta previsible –la tentación<br />
es escribir “dado a esperar”– la palabra esperanza tiene su<br />
origen en el vocablo latino sperare –“tener esperanza”–, del<br />
que se deprende spes, ahora sí, “esperanza”. De modo que<br />
no implica una acción tanto como la promesa de esa acción.<br />
Cuando alguien espera a una persona, es porque tiene la<br />
esperanza de que llegará. Al perder esa esperanza, se va. No<br />
espera más. Todo se reduce a una amarga ilusión. Maurice<br />
Maeterlinck llegó a entenderlo con precisión: “La desesperanza<br />
está fundada en lo que sabemos, que es nada, y la<br />
esperanza sobre lo que ignoramos, que es todo”.<br />
De acuerdo a esto, la esperanza se ve íntimamente asociada<br />
a la decepción. Una y otra forman las caras de una misma<br />
moneda y el giro inesperado en el aire puede determinar a<br />
una u otra. Nos movemos en un mundo donde todo parece<br />
conspirar contra la larga duración, contra proyectos distendidos<br />
en el tiempo, no podemos contar con la seguridad de<br />
vínculos duraderos o identidades imperecederas. Hasta los<br />
saberes que ayer creímos definitivos, hoy se vuelven dudosos<br />
y relaciones que creíamos inquebrantables ante cualquier<br />
adversidad observamos que se resquebrajan con la menor<br />
brisa. Queda entonces la esperanza de que al otro lado del<br />
cristal nos bañe una luz nueva que nos permita seguir creyendo.<br />
Hacia allí vamos.<br />
Lo que impulsa al nómada es la decepción de su última<br />
estancia y la esperanza, nunca abandonada del todo, de que<br />
el próximo lugar, aún desconocido, se muestre libre de las<br />
frustraciones del anterior.<br />
3.<br />
Hasta el siglo XVII, el verde manifestó un carácter transgresor<br />
y turbulento. Excepto en Alemania, se lo consideraba<br />
un color excéntrico, acaso agresivo. El motivo quizá fuera<br />
porque antaño el verde tenía la particularidad de ser una<br />
tonalidad químicamente inestable. No resultaba demasiado<br />
complicado obtenerlo debido a que existen muchos productos<br />
vegetales –raíces, hojas, flores o cortezas– que podían<br />
llegar a servir como colorantes, pero que soportan poco<br />
sobre fibras y tejidos. Lo mismo ocurría en la pintura: ya sea<br />
el aliso, el abedul, el puerro e incluso la espinaca, se consumen<br />
con la luz, apelándose entonces a materias artificiales,<br />
como el verdín que se obtiene mezclando cobre con vinagre,<br />
orina o tártaro, con el que, si bien se conseguían tonos<br />
intensos y luminosos, eran corrosivos. El verde fabricado<br />
por esos medios era tóxico, en alemán la expresión Giftgrün<br />
significa precisamente “verde venenoso”. Hasta un período<br />
relativamente reciente, las fotografías color también se veían<br />
afectadas por el carácter volátil del verde.<br />
En suma, el verde es inestable y en ocasiones hasta peligroso,<br />
pero aun así se lo asocia indisolublemente con la<br />
esperanza. No resulta claro de donde proviene el parentesco<br />
–los colores ligados a determinadas cualidades humanas,<br />
como el rojo con la ira, el amarillo con la envidia, el negro<br />
con los celos, el blanco con la pureza, pueden explicarse<br />
por la teoría de los humores u otras de acuerdo al marco<br />
cultural en el que se insertan–, pero lo cierto es que el<br />
matrimonio entre el verde y la esperanza se muestra sólido<br />
como pocos. Quizás no haya que buscar incompatibilidades.<br />
Simbólicamente, el color se ha organizado de modo tal<br />
que representa todo lo que se mueve, cambia, varía. ¿Acaso<br />
la esperanza no sigue el mismo derrotero? ¿No queda a la<br />
espera de una respuesta muchas veces librada al azar? Muy<br />
bien, el azar, como la esperanza, es verde. A partir del siglo<br />
XVI en los casinos de Venecia se echaban las cartas sobre<br />
un tapete de ese color y en las cortes del XVII se jugaba sobre<br />
mesas verdes. En el mundo feudal los duelistas elegían<br />
para enfrentarse un prado verde y tanto juglares como bufones<br />
y cazadores optaban por la misma tonalidad, así como<br />
los jóvenes enamorados. Hasta hoy, verdes son las mesas<br />
de ruleta, de las salas de administración donde se juega el<br />
destino de las empresas, los campos de tenis (incluso sobre<br />
tierra batida) y los de ping pong.<br />
Es que así también es la esperanza: esquiva, promete la<br />
suerte y quizás entrega infortunio. A veces, se ilumina por<br />
la inmadurez, de los frutos verdes, y en otras el vigor, propio<br />
9
La esperanza hace que el náufrago<br />
agite sus brazos en medio de las aguas,<br />
aun cuando no vea tierra por ningún lado.<br />
Ovidio<br />
10<br />
del “viejo verde” cuando alardea de haber despertado la<br />
esperanza del amor perdido. La esperanza, en su ambigüedad,<br />
queda bien reflejada por el verde que abarca tanto la<br />
bucólica fe terrenal de la naturaleza como la inquietud que<br />
provocan malos espíritus, dragones, serpientes y otras errantes<br />
criaturas que acechan desde el más allá.<br />
La esperanza, en definitiva, como ese “verde que te quiero<br />
ver…”, y nunca se muestra del todo.<br />
4.<br />
Entre los años 1938 y 1947, el autor alemán Ernst Bloch<br />
(1885-1977) escribió la que sería su obra cumbre: El Principio<br />
Esperanza. Se compone de tres tomos, de los que realizó<br />
dos nuevas revisiones en 1953 y en el 59. Los ensayos que<br />
se incluyen responden a temas variados –religión, política,<br />
filosofía, arte, literatura, psicoanálisis, mitología, guerras,<br />
sociedad– y si bien el propósito inicial fue el de investigar la<br />
“utopía” de acuerdo a lo imaginado por Tomás Moro en su<br />
libro Del estado ideal de una república en la nueva isla de<br />
Utopía (1516), Bloch propone recuperar el significado del<br />
término de acuerdo a lo que marcan los nuevos tiempos y<br />
con un marco teórico marxista. Siendo alemán y habiendo<br />
escrito su obra en plena Segunda Guerra Mundial, puede<br />
sonar extraño que la palabra que articula todo sea, precisamente,<br />
“Esperanza”.<br />
Lo que intenta recuperar Bloch al cabo de esos años siniestros<br />
es la idea de utopía como ideal humano, tanto a nivel<br />
social como individual. Su antítesis es la nada, ese vacío<br />
que conocemos bien cuando nos faltan motivos para seguir<br />
adelante, metas por cumplir, y cuando todo lo que nos rodea<br />
parece inmodificable. Sin embargo, en un momento dado<br />
aparece otra vez el deseo como expresión de esperanza. Dice<br />
Bloch: “La mayoría de los hombres son demasiado cobardes<br />
para el mal, demasiado débiles para el bien”. Lo que queda<br />
es esa gris mediocridad que se impone desde el poder... Una<br />
mediocridad acomodaticia, ávida de consensos para que<br />
nada cambie y en procura de una ética mezquina suficiente<br />
para regular las normas de convivencia.<br />
Lo curioso del deseo como función de la esperanza es que<br />
también incluye lo que ni siquiera podemos cambiar, como<br />
por ejemplo, que mañana haga buen tiempo, o que llegue<br />
alguien de visita, o que nos suban el sueldo. Y el autor ratifica<br />
esta verdad con otra de Perogrullo: solo somos deseo.<br />
Y en el deseo habita la esperanza. Cita al Wilhelm Meisters<br />
Lehrjahre (Los años de aprendizaje de Wilhelm Meister),<br />
segunda novela de Goethe, para indicar que “Los deseos<br />
son presentimientos de las capacidades que anidan en nosotros,<br />
precursores de aquello que seremos un día capaces<br />
de realizar.”<br />
A veces, el deseo ni siquiera se parece al deseo que se alcanza.<br />
El escritor pone como ejemplo al rey Menelao, cuando<br />
sale en busca de Helena de Troya. Al encontrarla en Egipto,<br />
el comentario original aparece en una obra de Eurípides,<br />
ella le dice que la que está en Troya es una especie de<br />
aparición o fantasma y que la verdadera es ella, la que tiene<br />
ante sí en Egipto, frente a él. Menelao no se conforma. La<br />
conclusión es simple: en ciertas ocasiones, al obtener lo<br />
deseado, pierde su encanto, se agota la esperanza, lo cual no<br />
significa que no sigamos deseando.<br />
Se supone que, cuando hablamos de esperanza, partimos<br />
de un estado de carencia, de no presencia de lo esperado.<br />
La esperanza implica fe en que en el futuro se encarnará, se<br />
materializará aquel ensoñado objeto de deseo en el presente.<br />
Pero esa tensión entre dos mundos, el “real”, “objetivo”<br />
y el “soñado/esperado” produce dolor, ansiedad. Ciertas<br />
tradiciones culturales aconsejan no alimentar la ilusión: es<br />
vano para ellas albergar esperanzas; aunque, por otra parte,<br />
anuncian un gran paraíso para aquellos que sean capaces<br />
de renunciar a sus deseos. Sugieren desear el no deseo para<br />
alcanzar mucho más de lo que puede llegar a ser deseado<br />
desde la condición humana. Aquí cabría ubicar buena parte<br />
de las tradiciones budistas y al propio Schopenhauer. Es<br />
el esquema de la renuncia. Nietzsche, como vimos, habla de<br />
simple cobardía: una moral de esclavos.<br />
Bloch marca un camino contrario al de la renuncia. Más<br />
heroico. Y a la vez más nietzscheano. La esperanza sería la<br />
esencia de la condición humana, pero no habría que verla<br />
como esencia negativa, sino como algo que abre nuevos<br />
horizontes. Una salvación, digamos, expansiva y, al mismo<br />
tiempo, puramente terrenal.<br />
Principio Esperanza. Este es el concepto nuclear del imponente<br />
sistema filosófico que construyó Ernst Bloch. Y desde<br />
ese sistema nos llega un susurro fundamental, un consejo<br />
decisivo. Según ese murmullo, el verdadero desafío del ser<br />
humano es saber esperar. Bloch considera esta virtud como<br />
la dimensión realmente auténtica que expresa al hombre: es<br />
ese ser fabuloso que vuela hacia su única casa: el futuro. Es<br />
decir, que se dirige decidido hacia lo que ahora no es.
El<br />
señalador<br />
Dicen que la esperanza es lo último<br />
que se pierde. Pero la verdad es que si<br />
uno vive la vida de una manera honesta<br />
asistirá a un espectáculo bien distinto: la<br />
esperanza es algo que se desmorona, de a<br />
fragmentos cada vez más concretos, con<br />
los años y las décadas. Y más que esperanza,<br />
lo que aparece frente a nuestras<br />
narices es la necesidad de creer en algo,<br />
lo que sea. Es entonces cuando aflora<br />
la delgada línea mística entre lo que<br />
algunos llaman esperanza y lo que otros<br />
entienden como una mezcla de fe, credulidad<br />
y desesperación. Seamos sinceros:<br />
a partir de cierto momento el tobogán de<br />
la vida solo tiene una dirección y es hacia<br />
abajo. Y así uno se va encontrando por el<br />
camino con amigos que de un día para<br />
el otro se entregan sin más al yoga, el<br />
veganismo, las maratones, los tatuajes, el<br />
crossfit, las motocicletas, el golf, el turismo<br />
por destinos exóticos y, por qué no, la<br />
lectura de los Santos Evangelios.<br />
Que no se malinterprete. No se trata de<br />
una crítica: todos necesitamos renovar el<br />
ciclo de la vida con algún sueño. ¿Viajes,<br />
sexo, gloria, dinero, familia, poder? Que<br />
cada quien elija el combustible que su<br />
máquina biológica necesita. Y que el que<br />
esté libre de una crisis de mediana edad,<br />
que tire la primera piedra. Lucas Pereyra,<br />
44 años, escritor, padre reciente y a punto<br />
de descubrir que su mujer lo engaña,<br />
seguro no lo hará. Pereyra es el personaje<br />
de la última novela de Pedro Mairal<br />
(Buenos Aires, 1973), La uruguaya, lo<br />
que significó el regreso del autor de Una<br />
LA FE<br />
PAGANA<br />
POR Maximiliano Tomas<br />
noche con Sabrina Love, El año del desierto<br />
y Salvatierra al género, después de<br />
muchos años dedicado a otras escrituras.<br />
La esperanza, el sueño, la utopía del<br />
personaje de Mairal, lo que lo hace soñar<br />
con que existe una vía de escape hacia<br />
adelante es, cuando no, el amor. Tal vez<br />
el más poderoso de todos los combustibles<br />
mencionados más arriba. El más peligroso<br />
y el más corrosivo. El amor, para<br />
Pereyra, pasados los 40 años, acaba de<br />
materializarse en la figura de una mujer,<br />
Magalí Guerra Zabala, que tiene no pocas<br />
cosas de aquella “Maga” de Cortázar,<br />
empezando por el nombre, pero de<br />
este lado del Atlántico y en el siglo XXI,<br />
una mujer de veintiocho años a quien vio<br />
apenas una vez y que se evidencia como<br />
la razón más sincera del viaje que Pereyra<br />
emprende a Montevideo, Uruguay. En<br />
la superficie, es decir, para todos los que<br />
pregunten por el viaje, están los quince<br />
mil dólares reales que debe cobrar en<br />
un banco uruguayo, en tiempos del cepo<br />
bancario en la Argentina. Pero es Guerra<br />
–“¡Guerra!”, grita Pereyra entre sueños,<br />
en su cama marital de Buenos Aires–,<br />
el reencuentro con aquella sensualidad<br />
apenas intuida en un festival literario en<br />
Valizas, lo que le ofrece la esperanza de<br />
volver a transitar sino el camino del amor,<br />
al menos el de la pasión.<br />
Pereyra está atravesado por la inseguridad,<br />
fracturado por la sospecha, intimidado<br />
por la paternidad. “A veces pienso<br />
que no tendría que haber tenido un hijo a<br />
esta edad. Es horrendo pensarlo, pero se<br />
me llenó la vida con un miedo que antes<br />
no tenía, miedo de que me pase algo y<br />
se quede huérfano, que le pase algo a<br />
él, que te pase algo a vos. Es una nueva<br />
fragilidad, un lado vulnerable que no<br />
conocía”, reflexiona el personaje en esa<br />
suerte de monólogo dirigido a la que, intuye,<br />
se convertirá en su futura ex mujer,<br />
la madre de su hijo. Su crisis de mediana<br />
edad tiene la densidad del lugar común:<br />
no puede ser original, claro, pero por eso<br />
mismo es, al mismo tiempo, tan esencial<br />
como compartible.<br />
“El personaje se siente muy frustrado en<br />
su matrimonio y su vida cotidiana y la<br />
construcción de esa mujer joven del otro<br />
lado del río lo mantiene esperanzado. Se<br />
consuela con eso, con esa luz que brilla<br />
en su recuerdo y que él puede encender<br />
cuando quiere. El cerebro es muy<br />
poderoso en su capacidad de evocación y<br />
casi diría invocación. La memoria invoca,<br />
llama hacia sí a lo deseado, genera ese<br />
fantasma hasta volverlo casi palpable.<br />
Cuando ese fantasma se topa con la<br />
persona real, suele haber discordancias,<br />
diferencias casi insalvables. Por eso él va<br />
en busca de ella. Lo hice viajar para que<br />
se tope la mujer imaginada con la mujer<br />
real”, respondía Mairal en una entrevista.<br />
Es, entonces, la esperanza, esa suerte de<br />
fe pagana, la que lo empuja a emprender<br />
el cruce del Río de la Plata. Llegar a<br />
Montevideo, esa ciudad cercana y lejana<br />
a un tiempo, ir en busca de su dinero –el<br />
que le permita vivir sin trabajar un año<br />
más, dedicarse solo a la escritura: otra<br />
utopía– y de la anhelada renovación sensual.<br />
Pereyra cruza el charco para volver<br />
a sentirse útil y deseado. El viaje empieza<br />
bien, como todos los que se hacen con<br />
deseo y por voluntad propia. Como se<br />
pueden imaginar, no terminará de la<br />
misma manera<br />
13
Yo sé que hay una trampa en cada sueño,<br />
que la esperanza es un castigo más.<br />
Alejandro Dolina<br />
Opinión<br />
SIN PLUMAS<br />
POR Lic. Gabriel Rolón<br />
14<br />
Hubo un tiempo en que los dioses eran<br />
vengativos. Hoy preferimos creer que<br />
sus castigos son un acto de justicia,<br />
pero en la Grecia clásica, por ejemplo,<br />
la crueldad era uno de los atributos divinos.<br />
Vaya como ejemplo esta historia.<br />
Prometeo era un Titán que tuvo la<br />
idea de engañar a los dioses en favor<br />
de los humanos. Cierto día fue hasta<br />
el Monte Olimpo, robó una pequeña<br />
brasa que escondió dentro de una caña<br />
hueca, salió disimuladamente y se la<br />
regaló a los hombres, que, hasta ese<br />
entonces, desconocían el fuego.<br />
Pero eso no fue lo único que desató la<br />
ira celestial. Como es sabido, antes de<br />
comer, los griegos debían ofrendar algo<br />
de su alimento. Entonces, se preguntaron<br />
qué parte de los animales debían<br />
dar y Prometeo les sugirió que dejaran<br />
que los dioses eligieran ellos mismos.<br />
Introdujo en una bolsa las vísceras, la<br />
grasa, los huesos y los cubrió con un<br />
hermoso pedazo de carne. A continuación,<br />
puso en otra lo más sabroso y por<br />
encima unos huesos poco apetecibles<br />
y pidió a Zeus y los suyos que tomaran<br />
la bolsa que quisieran; y cayeron en<br />
la trampa. Optaron por la que tenía<br />
los deshechos y, a partir de entonces,<br />
quedó establecido que todo lo que se<br />
les ofrendaría era lo que ellos mismos<br />
habían elegido. Es decir, lo peor.<br />
A los dioses no les causó ninguna<br />
gracia esta nueva treta y, ya cansados<br />
del gigante, decidieron castigarlo en-<br />
viándole un obsequio. Era común que<br />
cuando los griegos le daban un regalo<br />
a alguien lo metieran en un problema.<br />
Recuerden, si no, al Caballo de Troya.<br />
En esta ocasión enviaron una mujer<br />
muy hermosa que llevaba una caja<br />
llena de presentes. Su nombre era<br />
Pandora. Seguramente, todos hemos<br />
oído hablar de la famosa caja de<br />
Pandora.<br />
La joven se presentó ante Prometeo<br />
y le entregó la caja. Pero<br />
el Titán, que había aprendido<br />
a desconfiar de los habitantes<br />
Olímpicos, le agradeció, dejando<br />
la caja cerrada en un rincón. La<br />
complicación surgió cuando su<br />
hermano, Epimeteo, la abrió por<br />
curiosidad. Y se encontró con<br />
que los dioses habían encerrado<br />
dentro todas las desgracias del<br />
mundo, las que salieron ni bien<br />
la caja fue abierta. Prometeo,<br />
viendo que surgían la desdicha,<br />
el desamor y el sufrimiento, se<br />
abalanzó rápidamente sobre ella y<br />
logró cerrarla, dejando atrapada, al<br />
menos una cosa: la esperanza. De<br />
allí se deduce que para los griegos<br />
la esperanza no era sino otra de las<br />
formas del castigo.<br />
Me permito una última reflexión que<br />
me acerca en algo a este pensamiento.<br />
En mi práctica analítica he llegado a<br />
comprender que, para que alguien<br />
pueda empezar el trabajo de duelo, es<br />
fundamental que admita que hay algo<br />
que se ha perdido. Nadie se esfuerza<br />
en superar la ausencia de aquello que<br />
puede volver. En ese sentido, esperar<br />
el retorno suele ser una dificultad<br />
enorme para quien debe superar un<br />
desamor.<br />
Dante Gabriel Rossetti, Pandora<br />
Por eso creo que, como Prometeo,<br />
debemos renunciar a los beneficios<br />
de la ingenuidad y aceptar que, lejos<br />
de ser un sentimiento noble, muchas<br />
veces la esperanza es la causa misma<br />
del dolor
16<br />
Tema de tapa<br />
uno<br />
LA VOLUNTAD<br />
POR Roger Koza<br />
Escena de la película<br />
Manchester junto al mar<br />
Frente a las calamidades y la evidencia del fracaso, no falta jamás la referencia<br />
a una asequible superstición, apenas desligada de la religión,<br />
que desconoce réplica: “La esperanza es lo último que se pierde”. Se<br />
razona así: el futuro luce como una apertura pletórica de posibilidades<br />
y una corrección del pasado, un tiempo por venir indeterminado que<br />
siempre se lee como superación. Nada garantiza que la indeterminación<br />
tenga una valencia positiva, pero así se prefiere pensar. Es un<br />
hábito, tal vez un hábito de supervivencia –no solo simbólica–.<br />
La esperanza es una creencia inevitable. Bíblica y existencialista,<br />
popular y multicultural, no hay lugar en la tierra en donde no goce<br />
de prestigio. Quien dude de su eficacia y atemporalidad tiene el alma<br />
mancillada de pesimismo. El desesperanzado padece esa enfermedad<br />
mortal a la que Kierkegaard llamó en cierta oportunidad la<br />
“enfermedad mortal”: el que renuncia a la esperanza se hunde en la<br />
desesperación. ¿Se la puede entonces desdeñar?<br />
Entre las tantas películas nominadas a los premios Óscar, había una,<br />
que no se alineaba con ese frecuente destino esotérico por el cual<br />
las películas deben refrendar creencias inspiradoras para el bien de<br />
la humanidad. En este film no se vindicaban los presuntos grandes<br />
valores estadounidenses, que suelen confundirse con los de todos los<br />
pueblos. Ya había títulos para eso: el patriotismo esotérico, la evasión<br />
romántica, los sueños de progreso, la trascendencia cósmica estaban<br />
representados en las nominadas. Sin embargo, la negatividad de esta<br />
película parecía inadecuada para el asunto que las convocaba. Los<br />
dramas son la preferencia de la Academia, en la medida en que haya<br />
una moraleja de último momento por la que se ofrezca una salida<br />
o un posible indicio de superación. Lo hermoso y verdadero de<br />
Manchester junto al mar es su total desobediencia de ese imperativo.<br />
Nada esperanzador se vislumbra en el film de Kenneth Lonergan;<br />
el futuro no traerá nada mejor y lo que el personaje interpretado por<br />
Cassey Affleck sabe es que nunca superará las consecuencias de<br />
un evento traumático.<br />
Desde el inicio, el cuerpo de Affleck es un monograma de una<br />
tragedia que tarda en mencionarse. Recluido en Boston en una pieza<br />
austera que tiene más de celda monástica que de monoambiente<br />
de soltero o divorciado, el todavía joven Lee Chandler pasa sus días<br />
arreglando los desperfectos de departamentos. Que se dedique a la<br />
reparación y al mantenimiento no es un oficio ocasional. Hay en esa<br />
labor una cifra. Lee parece un hombre tranquilo y solitario, aunque<br />
una inesperada escena en un bar dejará en claro una incontenible<br />
angustia inconfesa que puede surgir cuando el alcohol desinhibe y<br />
que puede también conjurarse ineficazmente en la descarga violenta<br />
frente a un estímulo cualquiera. No será la única escena que mostrará<br />
a Lee bajo el influjo de la desesperación, pero el relato situará<br />
perfectamente las razones de su incontinencia.<br />
Uno de los grandes méritos del film de Lonergan y de su notable<br />
intérprete, Affleck, consiste en cómo la conducta de Lee está codificada<br />
por una tragedia personal que solamente se conoce pasada una<br />
hora de película. Los diversos flashbacks que van interrumpiendo<br />
17
18<br />
Escena de la película Manchester junto al mar<br />
el progreso del relato en tiempo presente, que tienen que<br />
ver con la noticia de que el hermano de Lee ha muerto de<br />
un paro cardíaco prematuro, dejan entrever paulatinamente<br />
las razones de una circunspección y un abatimiento que no<br />
son ostensibles porque no se verbalizan, pero se intuyen. Los<br />
movimientos físicos contenidos y los gestos mínimos, además<br />
de la sonoridad de la voz y la forma de estar en el espacio,<br />
constituyen la gramática y la psicología con las que Affleck<br />
escribe los signos de un dolor imposible. La lógica narrativa,<br />
que va del pasado al presente y que también avanza hacia<br />
la magnífica resolución dramática por la cual se enuncia el<br />
límite de una experiencia, incompatible con cualquier idea<br />
de superación como emblema, facilita comparar y estudiar<br />
la conducta de Lee antes y después de aquel acontecimiento<br />
que alteró para siempre su vida. La interpretación del actor<br />
es descomunal. Affleck tiene que trabajar sobre la densidad<br />
histórica de su dolor y hallar las variaciones expresivas que<br />
incluyen un tiempo feliz, otro desgraciado y otro sufriente y<br />
cicatrizado que determina el estado de ánimo. Todo lo que<br />
sucede con su sobrino, una vez que su hermano ha muerto<br />
y ya se conoce más sobre por qué Lee apenas se limita a<br />
sobrevivir, es magnífico, porque la novedosa situación que el<br />
protagonista debe afrontar como posible y nuevo tutor no se<br />
inscribirá en el mito existencial de la segunda oportunidad.<br />
La esperanza está elidida en Manchester junto al mar: he<br />
aquí su mayor desobediencia filosófica. Una anomalía espiritual<br />
y una discreta clarividencia.<br />
Manchester junto al mar no se erige sobre la mentira de<br />
la mayoría de los relatos hollywoodenses, revestida de un<br />
voluntarismo ingenuo por el cual pase lo que pase siempre<br />
habrá un nuevo comienzo, como si existiera un secreto diseño<br />
en los destinos de las personas. El que quiere, puede; el que<br />
quiere será auxiliado por un devenir que garantiza otro intento,<br />
otra oportunidad. Indemostrables afirmaciones que tienen<br />
como fundamento la poderosa, falaz esperanza.<br />
El film de Lonergan se despega de los talismanes simbólicos<br />
y de todo el repertorio metafísico con el que se solicita creer<br />
en una fuerza que propone un salto hacia delante bajo la<br />
convicción de que todo será mejor después de un tiempo.<br />
Lee descree de esos supuestos atributos de la realidad, pero<br />
persiste en ocupar su espacio en ella. ¿Por qué un hombre<br />
persevera cuando ha perdido todo lo que ama? ¿Por perseverar,<br />
solamente?<br />
No sabemos exactamente qué es la voluntad, más allá de<br />
que hay libros satisfactorios y exhaustivos sobre la materia.<br />
Pero la voluntad sucede, habita dentro de cada hombre y<br />
mujer. Es un lugar común del lenguaje decir que existe una<br />
“fuerza” detrás de la voluntad; le asignamos tal cualidad por<br />
costumbre. En esta acepción, parece ser el yo el que, por una<br />
decisión afirmativa, moviliza un querer. Pero lo paradójico es<br />
que la naturaleza de la voluntad no parece responder estrictamente<br />
a la voluntad como instrumento; ella nos precede o<br />
nos constituye, y nos fuerza a querer.<br />
La gran virtud de Manchester junto al mar reside en situar y<br />
espiar esa fuerza de voluntad en un ser quebrantado. Quizás<br />
la extraña comicidad del film de Lonergan dé con esto una<br />
pista más para meditar sobre la materia. Como sea, la voluntad<br />
no parece depender de ningún agente externo que incida<br />
sobre nuestras vidas ni de ningún porvenir. La voluntad llena<br />
la experiencia del presente y la dota de su matiz particular.<br />
Es el presente reinventándose, alimentándose a sí mismo.<br />
En este sentido, su concepto está en las antípodas del de la<br />
esperanza, esa operación sospechosa por la que se pretende<br />
reavivar la voluntad de vivir mediante promesas.<br />
El film se concentra en el fenómeno central y más enigmático<br />
de la conducta de las personas: la voluntad no está investida<br />
de ningún signo que adorne esa raíz que predispone a alguien<br />
a no entregarse a lo inerme e inmóvil; está en su grado cero.<br />
Lo que mueve a un hombre a levantarse diariamente, a<br />
querer seguir con sus tareas y a mantenerse en pie es lo que<br />
despunta sin artificios en el film de Lonergan. El personaje<br />
no está sumido en la necedad de darse una extravagante<br />
razón para seguir apostando por su vida; tampoco espera un<br />
cataclismo exterior que termine con su convaleciente paso<br />
por el mundo. En el momento de mayor dolor, frente a la<br />
exacerbación inmediata de una pérdida injusta de la que se<br />
creyó culpable, pudo intentar acabar de un balazo consigo<br />
mismo, pero fue solamente una vez. Lee sigue vivo
Tema de tapa<br />
dos<br />
La escritora se refiere a Zama, de ANTONIO<br />
DI BENEDETTO, recientemente traducida al<br />
inglés y cuyo film se estrenará el 1º de junio,<br />
dirigido por LUCRECIA MARTEL y producido<br />
por PEDRO ALMODÓVAR<br />
20<br />
21<br />
Imagen de la película Zama<br />
LA ESPERA QUE<br />
NO ESPERANZA<br />
POR Silvia Hopenhayn<br />
La esperanza… ¿Empuje o dilación? ¿Placebo del presente?<br />
¿Zanahoria del devenir? En todo caso, la esperanza<br />
literaria es que no haya demasiados esperanzados para que<br />
busquen en las páginas de la literatura algún indicio de ella<br />
o certifiquen, leyendo, el carácter vacuo de una promesa<br />
sin objeto. Y no es que la considero inútil. No. A veces es<br />
fundamento de lo irrealizable o, incluso, se puede convertir<br />
en creencia de alguna realización. La esperanza tiene vuelo,<br />
aunque su aterrizaje es infrecuente…<br />
Hay una novela argentina que revuelve la esperanza y finalmente<br />
opta por otra figura, más oscura: la espera. Tres letras<br />
menos, y ya estamos en la encrucijada del existencialismo y<br />
el absurdo: Kafka, Beckett, Camus. La esperanza es una<br />
chispa caprichosa, mientras que la espera, una laguna de<br />
ondas inagotables.<br />
Me refiero a Zama, del escritor mendocino Antonio Di<br />
Benedetto. La novela se publicó hace más de sesenta años<br />
y recién ahora encuentra su traducción al inglés. O sea que<br />
es un libro nuevo para los lectores anglosajones. Tan nuevo,<br />
que lo están considerando como una originalísima forma de<br />
contar la historia de América, sin caer en los ornamentos y<br />
relamidos de la novela histórica.<br />
Acaban de aparecer sendas críticas en medios prestigiosos<br />
como el New York Review of Books o la revista The New<br />
Yorker, que ensalzan las áridas y voluptuosas páginas de Di<br />
Benedetto. Se toparon, sin embargo, con un serio proble-
Escena de la película Zama<br />
ma… La espera dibenedettiana es única, hasta intraducible.<br />
Ya la primera página, que cuenta con una sola frase, debió<br />
mantener ocupada largo rato a su traductora, Raquel<br />
Allen, también responsable de las próximas traducciones<br />
de las novelas de Di Benedetto al inglés. La frase es<br />
una dedicatoria ferozmente humana: “A las víctimas de la<br />
espera”. ¿Cómo traducirlo? ¿Es lo mismo esperar en una<br />
lengua o en otra? ¿A qué espera se refiere el autor? Quizá<br />
esta última pregunta sea la más estremecedora, ya que la<br />
novela fue publicada en 1956, muchos años antes de que Di<br />
Benedetto tuviera que esperar terriblemente la obtención<br />
de su libertad, cuando fue encarcelado y sometido a tortura<br />
en tiempos de la dictadura militar.<br />
¿Cómo, entonces, traducir lo indiscernible, la palabra insertada<br />
en la carne?<br />
La tentación poética desvirtúa el sentido: “To the victims of<br />
hope”. La esperanza es prácticamente lo contrario que la<br />
espera. Diría que son palabras que se dan la espalda. Este<br />
dilema no solo fue difícil para la traductora, también el Premio<br />
Nobel de Literatura, J. M. Coetzee, tuvo que vérselas<br />
con algunas páginas de esta novela, donde la espera no encontraba<br />
su término en inglés. Ya que Coetzee fue el primero<br />
en lanzar el grito en el cielo de las críticas para anunciar<br />
la aparición de Zama en los Estados Unidos, eligiendo como<br />
título: “A Great Writer We Should Know”, un extenso y delicioso<br />
ensayo donde el escritor sudafricano revela además<br />
su profundo conocimiento de la literatura latinoamericana.<br />
(http://www.nybooks.com/articles/2017/01/19/antonio-di-benedetto-great-writer/).<br />
Coetzee prefiere nombrar la espera ya no como esperanza,<br />
pero dando lugar al “sueño”; como si soñar despierto fuera<br />
quizá un modo más metafórico, menos crudo, de esperar<br />
algo, sin tampoco caer en la ilusión desaforada. En realidad,<br />
el planteo de Di Benedetto está más cerca de la vana espera<br />
beckettiana.<br />
Por suerte las palabras no son unívocas, tienen acepciones,<br />
deslizamientos, y Raquel Allen descartó hope. Su elección<br />
fue afinada, optó por expectation. En la edición norteamericana<br />
de New York Review of Books Classics, Zama<br />
comienza: “To the victims of expectation”. Hay un hálito,<br />
una atención, una posibilidad. Pero no es la espera a secas...<br />
¡Expectation también puede significar esperanza! Por algo<br />
muchas ediciones de la gran novela de Charles Dickens,<br />
Greats Expectations, eligieron de título en español, Grandes<br />
esperanzas. Es cierto que tampoco estaba en oferta la<br />
palabra wait, poco graciosa y menos sustantiva.<br />
Veamos de qué espera se trata, con la esperanza de hallar<br />
alguna traducción.<br />
La historia es la siguiente: Diego de Zama es un funcionario<br />
americano del imperio colonial español en la Asunción del<br />
Paraguay de finales del siglo XVIII, ciudad no nombrada,<br />
como tampoco otros referentes geográficos. Di Benedetto<br />
prefería jugar con lugares existentes sin nominación, como<br />
si lo importante del espacio estuviera más relacionado con<br />
su naturaleza –flora, fauna, hidrografía, etc–. Nombrar el<br />
lugar lo privaría de misterio y, al mismo tiempo, del carácter<br />
innominable de ciertos lugares.<br />
Zama, pues, está atascado en esa ciudad, en la que fue designado<br />
por corto tiempo, a la espera de mejor cargo, ya sea<br />
incorporarse en sedes de mayor prestigio o volver a Madrid<br />
junto a su esposa, que a su vez lo está esperando.<br />
Cuando comienza la novela, el protagonista ya ni siquiera es<br />
Foto gentileza Diario Los Andes<br />
DI BENEDETTO PERIODISTA<br />
La compilación y publicación de los textos periodísticos de Antonio<br />
Di Benedetto –Escritos periodísticos 1943-1986 (Adriana Hidalgo)–<br />
no solo echa luz sobre su formación y sus preocupaciones estéticas,<br />
culturales y políticas, sino que da cuenta del desarrollo de un<br />
proyecto de escritura a lo largo de cuatro décadas.<br />
Para Di Benedetto, el periodismo fue su territorio y su puerta al mundo.<br />
“Conseguí ser periodista. Persevero", escribió en su Autobiografía.<br />
Su injusta detención en 1976, así como la tortura y el encarcelamiento<br />
que padeció a lo largo de un año durante la última dictadura cívico<br />
militar argentina, tanto como su posterior exilio, tuvieron como<br />
causa su actitud como periodista.<br />
La mayoría de los textos fueron escritos para el diario mendocino<br />
Los Andes –del que fue subdirector–, como corresponsal de La Prensa,<br />
de Buenos Aires, o bien como colaborador de otros medios. Liliana<br />
Reales es profesora de Literatura del Departamento de Lenguas y Literaturas<br />
Extranjeras y del Programa de Posgrado en Literatura de<br />
la Universidad Federal de Santa Catarina, Brasil. Doctora en Literatura,<br />
es directora del Núcleo Juan Carlos Onetti de Estudios Literarios Latinoamericanos<br />
y directora de la revista Landa. Realizó posdoctorados<br />
en la Universidad Lille 3 y en la Universidad Nacional de Cuyo. Fue ella<br />
quien realizó un exhaustivo trabajo de investigación en la producción<br />
periodística de Di Benedetto, del que da cuenta esta publicación: “Él<br />
era un periodista al que le gustaba mucho su profesión y de la que<br />
se sentía orgulloso. Sus textos eran lacónicos, transgresores y esa<br />
característica se incrementó con el tiempo”, dijo en una entrevista.<br />
22<br />
Corregidor, ha sido destituido por su origen americano, sin<br />
embargo, su ideal es la mujer europea y hasta inconscientemente<br />
planifica una suerte de conquista invertida: tener<br />
un hijo de una mujer española, así como tantos españoles<br />
lo hicieran con las nativas… Tener como descendencia un<br />
mestizo al revés, del otro lado. Es su América. “Para nadie<br />
existía América, sino para mí; pero no existía sino en mis<br />
necesidades, en mis deseos y en mis temores.”<br />
A lo largo de la novela, Diego de Zama espera: espera un<br />
barco con noticias de su familia, espera su traslado a tierras<br />
más promisorias, espera las monedas de un sueldo siempre<br />
demorado –“mis manos estaban destinadas a permanecer<br />
vacías otro largo tiempo”–, espera por una recomendación;<br />
espera volver a ser, sin llegar a haber sido…<br />
Una especie de espera del yo, y lo dice así:<br />
“Yo esperaba ser yo en el futuro, mediante lo que pudiera<br />
ser en ese futuro. Tal vez creía serlo ya y vivir en función de<br />
esa imagen que me aguardaba adelante. Tal vez ese Zama<br />
que pretendía parecerse al Zama venidero se asentaba en<br />
el Zama que fue, copiándolo, como si arriesgara, medroso,<br />
interrumpir algo.”<br />
“Lírica y misteriosa”, como señaló Augusto Roa Bastos,<br />
la novela avanza con este personaje empantanado en su<br />
propia existencia, sin convencerse del todo de nada, pero jugando<br />
la carta de la esperanza como estrategia para soportar<br />
la espera.<br />
La esperanza puede ser una carta de la baraja de la espera,<br />
pero de muy poca monta. Por eso Zama se dedica a “juntar<br />
pedacitos de esperanza” para “espiritualizarse”, como<br />
él mismo lo dice. Pensemos que la novela está escrita en<br />
primera persona y, por lo tanto, el personaje está al descubierto<br />
todo el tiempo.<br />
En Zama, “espiritualizarse” es una forma de preguntarse<br />
por las mujeres. Solo su impulso erótico disuelve la espera<br />
existencial. Allí no hay espera ni esperanza, se obtiene la satisfacción.<br />
Pero son meros espasmos. Los grandes tramos de<br />
su vida, Zama los lleva a cabo sin satisfacciones, y él mismo<br />
se vuelve amoral.<br />
Ya al final de su recorrido, y de la novela, Zama dice:<br />
“Me pregunté, no por qué vivía, sino por qué había vivido.<br />
Supuse que por la espera y quise saber si aún esperaba algo.<br />
Me pareció que sí. Siempre se espera más.”<br />
Parecido al personaje de Kafka que espera toda su vida<br />
ante las puertas de la Ley. Esta espera final, en la flamante<br />
edición en inglés aparece del siguiente modo:<br />
“I asked myself not why I was alive but why I had lived.<br />
Out of expectation, I supposed, and wondered whether I<br />
still expected anything. It seemed I did. Something more is<br />
always expected.”<br />
Difícil resolución que al menos propone matices y diferencias<br />
entre expectativa, espera, esperanza y sueño. Y<br />
todo gracias a una novela argentina cuya traducción esperó<br />
tantos años.<br />
Quizá ya no estemos ahora tan perdidos en la traslación<br />
23
Entrevista<br />
uno<br />
Fotos © Berta Sanchez-Casas<br />
“Soy una mujer<br />
de izquierdas pero no soy<br />
un monje franciscano”<br />
–El mundo de la literatura y del teatro tienen muchos clase media, ausente del músculo constitutivo de la sociedad,<br />
puntos en común. Sin embargo, a la hora de escribir cada vez menos medular en el debate social y político.<br />
su nueva novela prefirió hacerlo sobre el mundo del –¿Tuvo alguna devolución por parte de actores que leyeron<br />
teatro. ¿Con qué tuvo que ver esa elección? ¿Qué le<br />
la novela? Tuve una recepción muy positiva por parte<br />
daba el mundo de los actores? Me daba a la vez distancia de críticos teatrales y directores escénicos. No he sentido el<br />
y proximidad. Me permitía hablar de cultura desde un lugar rechazo de ningún actor, entre otras cosas, porque creo que,<br />
que es el mío, pero no absolutamente mío, como quien mira por detrás de los filtros satíricos y de los espejos valleinclanescos<br />
su casa a través de una ventana exterior. Me parece que ese<br />
que deforman y exageran las personalidades artísticas en<br />
sitio es un sitio privilegiado para contar: con una pierna dentro Farándula, cualquier lector se da cuenta de que el sentimiento<br />
y otra fuera. Por otro lado, yo siempre he tenido un lado<br />
que yo les profeso a los actores es de admiración y respeto.<br />
mitómano y cinéfilo que me hizo disfrutar mucho construyendo<br />
Enormes. Lo mismo sucedió cuando utilicé la parresia para<br />
los personajes de Farándula. A eso se añade la breve hablar de mi madre en la novela autobiográfica, La lección de<br />
experiencia biográfica: mi madre fue actriz de una compañía anatomía. Mi madre fue lo suficientemente inteligente como<br />
amateur cuando yo era una niña. La veía ensayar, moverse por para percatarse de que, por detrás de mi percepción siempre<br />
la casa, y sufría durante los estrenos, por si se equivocaba. Esa subjetiva de los fragmentos más oscuros de su personalidad,<br />
empatía, casi enfermiza, con el actor me vino muy bien para lo que prevalece es el amor: la necesidad de construir una<br />
24 expresar uno de los temas fundamentales de Farándula: el de madre que llegue a los lectores como personaje de carne y 25<br />
Previo a su visita a la Feria del Libro, hablamos con MARTA SANZ sobre su última novela,<br />
Farándula (Premio Herralde 2015), el feminismo, el éxito y la importancia de los premios<br />
POR Nando Varela Pagliaro<br />
la necesidad de conservar los vínculos fuertes en el amor, la<br />
política y la cultura frente a esos otros vínculos más débiles,<br />
propiciados por el cambio de modelo de conocimiento y la<br />
virtualidad: por la idea de que lo interesante siempre está<br />
sucediendo en otra parte. Privilegiamos lo ausente frente a<br />
lo presente. En el tránsito de un modelo de construcción y<br />
recepción cultural que va de lo analógico a lo digital posiblemente<br />
ganamos muchas cosas, pero también perdemos otras<br />
a las que, me parece, no deberíamos renunciar. La profesión<br />
de actor también me servía para reflexionar sobre la existencia<br />
de distintas clases sociales dentro de los oficios artísticos:<br />
hay actores y escritores que viven como reyes en una loma de<br />
Beverly Hills, despertando formas del resentimiento que posiblemente<br />
son legítimas en un mundo en crisis; hay otros que<br />
casi se identifican con el lumpen y otros que pertenecemos<br />
a una borrosa clase media, con altos y con bajos, una borrosa<br />
hueso, en su luz y su sombra, un personaje que se sintiese<br />
como persona, “amable”, en el sentido literal del término,<br />
con todas sus contradicciones. Amable como yo la amo.<br />
–Farándula ganó la anteúltima edición del Premio Herralde.<br />
¿Hasta qué punto los premios terminan legitimando<br />
una obra? En su caso, ¿cómo influyó? ¿Se siente<br />
cómoda con el nuevo lugar que ocupa en la escena literaria?<br />
Los premios, las reseñas positivas, los estudios académicos,<br />
las invitaciones a congresos, las presentaciones... Todos<br />
son mecanismos de visibilización de proyectos literarios que<br />
solo se consideran útiles en la medida en la que repercuten, no<br />
tanto en esa posteridad de una escritura que se relaciona con<br />
su potencial cosmovisionario, sino en la posibilidad de vender.<br />
Al final, en una sociedad de mercado, lo único que legitima a<br />
quienes nos dedicamos a este oficio es la venta. En ese contexto,<br />
yo no me siento especialmente cómoda, porque, aunque
soy absolutamente consciente de que el proceso comunicativo<br />
de la literatura solo encuentra su sentido último en la recepción,<br />
me parece que no deberíamos identificar mimética y<br />
excluyentemente “recepción” con cantidad de libros vendidos.<br />
La recepción de un texto no solo es un asunto cuantitativo, sino<br />
también cualitativo. En este sentido, el Premio Herralde para<br />
mí ha sido un estímulo fundamental, porque considero que es<br />
cualitativamente muy relevante. Jorge Herralde no es un<br />
lector ni un editor cualquiera. Su inteligencia, su lucidez, su<br />
arrojo y su trabajo le han hecho ganarse un lugar de privilegio<br />
en el campo de la literatura escrita en español.<br />
–Entre otras cosas, la novela trata sobre el desprestigio<br />
de la cultura, sobre la posibilidad de que el arte pueda<br />
comprometerse. ¿Por qué cree que son tan pocos los<br />
referentes de la cultura que se comprometen con las<br />
causas que verdaderamente importan? Usted suele hablar<br />
de compromiso tolerado y compromiso no tolerado.<br />
Comprometerse desde la cultura estrecha el ancho de banda<br />
de un público objetivo que se identifica con el “cliente”. Hace<br />
poco, en España, una actriz declaró que los actores nunca<br />
deberían hablar de política, que los actores deberían hacer lo<br />
mismo que los futbolistas. A mí me parece que lo imposible<br />
es no posicionarse: cuando tomas la palabra en el espacio<br />
público, estás adoptando una posición en ese espacio. Eso es<br />
inevitablemente un gesto ideológico, un gesto que se imposta<br />
o que se adopta escribiendo literatura política o rondando una<br />
comedia romántica aparentemente “blanca”. Nada hay menos<br />
blanco que una comedia romántica, me parece. Respecto a lo<br />
del compromiso tolerado y no tolerado, tengo la sensación de<br />
que si le metes el dedo en el ojo a los mantras de la ideología<br />
dominante puedes tener problemas, pero si desarrollas una<br />
especie de crítica humanista light te has ganado un lugar en el<br />
cielo de los justos y de las buenas personas.<br />
–En Farándula cita una frase de Orson Welles: “Lo malo<br />
de la izquierda americana es que traicionó para salvar<br />
sus piscinas”. De algún modo, ¿muchos intelectuales<br />
no terminan traicionándose para salvar, no sus piscinas,<br />
pero sí el mucho o poco espacio que han conseguido?<br />
Supongo que todo el mundo tiene derecho a salvar lo que<br />
cree que se ha ganado con el fruto de sus esfuerzos. Siempre<br />
y cuando, eso, que ha ganado, no provenga de la explotación<br />
y de la violencia ejercida contra los otros. Yo soy una mujer de<br />
izquierdas, pero no soy un monje franciscano. Y me niego a<br />
aceptar el argumento de que las personas de izquierda, para<br />
ejercer la crítica, deberíamos renunciar a nuestros bienes. Ese<br />
argumento es un modo de precarizarnos, de neutralizar o imposibilitar<br />
la crítica, de taparnos la boca. Yo tengo una casa, ni<br />
muy grande ni muy cara, pero por el hecho de tenerla no voy a<br />
dejar de decir lo que me parece mal. No me avergüenzo. Por<br />
otro lado, la palabra “traición” me parece gruesa y dogmática.<br />
Los pensamientos pueden evolucionar legítimamente en función<br />
de las vivencias. La búsqueda de un horizonte de coherencia<br />
y honestidad ha de ser público, pero también privado.<br />
–Además del desprestigio de la cultura, en su novela<br />
también hace una crítica de la ideología de Silicon<br />
Valley, del tránsito de lo analógico a lo digital que está<br />
modificando nuestro modo de pensar, nuestra visión<br />
del ser humano. En este contexto, ¿para qué sirve la<br />
literatura? Espero que la literatura sea un espacio desde<br />
el que mirar, entender, resistir, intervenir y transformar. El<br />
lugar para poner en conexión el afuera con el adentro, el<br />
individuo con la comunidad, el yo en el nosotros. Puede que,<br />
en la práctica literaria, se conserve una forma de lenguaje<br />
lenta y con relieve que nos ayude a no perder el sentido crítico,<br />
que nos estimule a buscar por debajo del falso sentimentalismo<br />
de las posverdades, que hoy es el concepto de moda,<br />
y que nos ayude a entender que, posiblemente, la ideología<br />
dominante y la invisible son lo mismo; un ámbito para no<br />
perder la memoria y en el que se pueda conversar sin sentirse<br />
encorsetado por la corrección política, la prisa, la necesidad<br />
publicitaria de la actualidad y la idea interesada y terrible de<br />
que la libertad de expresión es siempre un exabrupto.<br />
–La novela plantea que si se cree que la inteligencia<br />
es la capacidad de adaptación al medio, se elimina la<br />
posibilidad de disentir. ¿Cree que estamos perdiendo el<br />
sentido crítico? Creo que la resiliencia y el pensamiento positivo<br />
nos ponen una sonrisa en los labios y que resulta muy, muy<br />
duro, bracear siempre contra la corriente, que, a veces, llega<br />
la fatiga y que no se puede culpar a nadie por sentirse cansado<br />
y retirarse. A la vez, soy gramsciana: pesimista en el pensamiento,<br />
pero optimista en la voluntad. Tal vez por eso sigo<br />
escribiendo libros para contar, entre otras cosas, que cuando<br />
a un parado de más de cincuenta años le dicen que la crisis es<br />
una oportunidad y que se haga emprendedor, dicha sugerencia<br />
se parece mucho a una burla. Me inquieta que un señor como<br />
Warren Buffett tuviese que decirnos a todos que la lucha<br />
de clases existía y que, por supuesto, la iban ganando ellos.<br />
–Se define como una mujer de izquierda y feminista. A<br />
nadie se le ocurriría preguntarle a un escritor si hace<br />
una literatura masculina. Sin embargo, no son pocas<br />
las escritoras que deben responder si su literatura es<br />
femenina. ¿Por qué cree que pasa eso? Seguramente<br />
porque seguimos viviendo en sociedades patriarcales, pese a<br />
que, a veces, queramos vivir el espejismo de que no. A mí me<br />
gusta mucho la idea de Adrienne Rich de las geografías de<br />
la escritura: yo escribo desde mi condición de mujer española<br />
de clase media, blanca, heterosexual, casada, con padres vivos,<br />
atea, de izquierdas... Todo ese magma se proyecta en cada una<br />
de las ficciones que construyo, porque todo ese magma está en<br />
la base de mis preocupaciones: entre ellas la que convierte mi<br />
diferencia como mujer en una desventaja. Seguimos viviendo<br />
en un patriarcado en el que muchas mujeres, en la conquista<br />
de la igualdad, luchamos por emular conductas patriarcales,<br />
competitivas, excluyentes. Yo creo que se trata de intentar<br />
construir otra mirada, otra voz, otra manera de actuar en la vida<br />
cotidiana, tomando conciencia de nuestras contradicciones y de<br />
todas las capas culturales que nos conforman y que hacen que,<br />
a menudo, entremos en contradicción con nosotras mismas y<br />
con nuestra idea de lo que es la libertad. Yo creo que la libertad<br />
tiene que ver con la posibilidad de elegir y de cumplir nuestros<br />
deseos, pero, para ello, debemos saber de dónde provienen<br />
nuestros deseos. Y, en este sentido, tengo la sospecha de que<br />
dentro de mí, como mujer, en el ámbito de la intimidad, aún<br />
no he conseguido desprenderme del prejuicio del sexo como<br />
suciedad, culpa, pecado; de la tachadura del cuerpo a la que sometió<br />
a las mujeres el nacionalcatolicismo franquista; de la idea<br />
vampírica, posesiva y arrebatada del amor romántico y, junto a<br />
todo ello, ahora se adhiere la capa de las nuevas exigencias de<br />
un neoliberalismo que banaliza el sexo, lo mercantiliza dentro<br />
de cada hogar, de cada comunidad y me obliga a ser sexualmente<br />
hiperactiva e incluso complaciente hasta justo el momento<br />
antes de morir. El caso es que las mujeres siempre nos<br />
equivocamos y debemos justificarnos por todo: por tener hijos,<br />
por no tenerlos, por escribir libros con voces femeninas o simplemente<br />
por escribir libros, por trabajar, por no trabajar, por<br />
cuidar a los ancianos o no cuidarlos, por contraer matrimonio o<br />
decidir no hacerlo... Estamos en una posición de vulnerabilidad<br />
y somos víctimas de violencias contemporáneas muy sofisticadas<br />
a las que se unen ciertas violencias prehistóricas. Tenemos<br />
que reubicarnos en el espacio de la intimidad y limar todas las<br />
desventajas en la sociedad civil: brechas salariales, violencia de<br />
género, derecho a decidir sobre nuestro cuerpo...<br />
–¿También, en el mundo de la literatura las mujeres<br />
siguen estando en desventaja? Claro, la literatura no es<br />
una burbuja al margen del mundo entero.<br />
–La escuché decir que vivimos en un mundo corrupto<br />
y perverso y que, si se tiene cierto éxito, eso significa<br />
que algo se está haciendo mal, que en algo se está<br />
equivocado. ¿Cómo se lleva con su propio éxito? Bueno,<br />
eso depende de lo que entiendas por éxito. Yo he ganado un<br />
premio que me ha permitido poder llegar a muchísimos más<br />
lectores y poder culminar así la faceta comunicativa de la<br />
literatura. En este momento, ocupo un sitio que para muchas<br />
otras personas sería envidiable y yo me siento agradecida y<br />
honrada. Sin embargo, me parece que todo esto es episódico.<br />
La novedad y la velocidad son exigencias del mercado y sé<br />
que es muy probable que, dentro de poco tiempo, casi nadie<br />
se acuerde de mis libros. Por otro lado, para mí el éxito, más<br />
allá de la coherencia personal, la honestidad y la posibilidad<br />
de hacer lo que a uno le gusta, también se relaciona con la<br />
tranquilidad y el poder adquisitivo. Yo no estoy nada tranquila,<br />
no me he desclasado hacia arriba y mi poder adquisitivo<br />
deja mucho, mucho que desear: los oficios culturales son<br />
precarios, eso es un tema básico en Farándula, y me exploto<br />
más que nunca. Como casi todo el mundo, tengo que hacer<br />
muchísimas cosas para llegar a fin de mes. Por muchas de<br />
ellas no cobro nada y, aun así, sé que no puedo decir que no.<br />
–Por último, suele decir que todos los libros que escribe<br />
salen de libros anteriores. Farándula surge de las<br />
ideas que se recogen en el ensayo No tan incendiario<br />
y de ese leitmotiv de Daniela Astor que es la relación<br />
entre la realidad y sus representaciones. ¿El origen del<br />
próximo libro habrá que buscarlo en Farándula? ¿Sobre<br />
qué está trabajando en estos días? En estos días, en<br />
España acaba de salir un nuevo libro. Esta vez escribí sobre<br />
el cuerpo como centro de un dolor que puede ser físico o<br />
psíquico, interno o externo. Es un texto humorístico e híbrido<br />
que, más que una historia de hipocondría, es un relato de<br />
sobreexplotación, una indagación sobre las raíces económicas<br />
y sociales del dolor, sobre el derecho a quejarse y sobre cómo<br />
los textos se fracturan como consecuencia de la irrupción en<br />
ellos de lo físico y lo real<br />
26 27
Entrevista<br />
dos<br />
Poco a poco e imperceptiblemente, el mundo comenzó a cubrirse<br />
de policías extraños que contaban unas historias bizarras<br />
desde los lugares más insólitos. Así, aparecieron Wallander<br />
(Henning Mankell) en Ystad, Suecia; Erlandur (Arnaldur<br />
Indridasson) en Reykiavik, Montalbano (Andrea Camilleri)<br />
en Sicilia, Chen Cao (Quiu Xiaolong) en Shanghai<br />
o Kostas Jaritos (Petros Markaris) en Atenas parecieron<br />
agotar el repertorio. Pero faltaba el ingrediente más exótico de<br />
todos: un detective suelto en Mongolia. Lo creó Ian Manook,<br />
aunque detrás de este particular nombre se esconde el francés<br />
Patrick Manookian (Meudon, 1949), un licenciado en<br />
Derecho y Ciencias Políticas que en realidad parece un marino<br />
que perdió su barco. Viajero incansable, trabajó como editor y<br />
periodista cuando, en el otoño de su vida, se dio a la escritura.<br />
Acertó: le llovieron premios de todos lados, aun con registros<br />
muy diferentes que van desde guiones para cómics hasta libros<br />
de viajes. Pero la verdadera revelación llegará con Yeruldelgger.<br />
Muertos en la estepa (Salamandra), primera novela de<br />
una trilogía que tiene como protagonista a Yeruldelgger, una<br />
mezcla de policía y chamán por las calles de Ulan Bator.<br />
Manook llegó por primera vez a Mongolia acompañando a su<br />
hija Zoe, quien desde hace años amadrina a un niño nativo. La<br />
idea era conocerlo y también recorrer el país. Ninguno de los<br />
dos había estado antes y aprovecharon la ocasión para explorarlo.<br />
El resultado fue sorprendente.<br />
–¿Había algo en particular de la cultura mongola que le<br />
interesara? No, no diría de la cultura sino otro aspecto. Siempre<br />
me han interesado mucho los países y regiones que tienen una<br />
identidad marcada por lo mineral. La Patagonia, Islandia, Alaska<br />
y claro, también Mongolia. Yo hacía tiempo que quería visitarlo y<br />
mi hija me dio la excusa perfecta. Por lo general no me documento<br />
para mis viajes, prefiero volcar lo que son mis recuerdos.<br />
–Ha escrito mucho sobre viajes. ¿Lo alentaba también<br />
a investigar sobre la cultura nómade? Sí, siempre me he<br />
–¿Y cómo surge entonces la idea de hacer un policial en<br />
Mongolia? Bueno, eso es una historia graciosa… Yo escribo<br />
desde los 15 años, pero nunca terminaba nada. Le daba de<br />
leer a mi hija las cosas que hacía, ella me hacía sus comentarios<br />
pero después, por algún motivo, lo abandonaba. Cuando<br />
viajamos a Mongolia, le conté que pensaba escribir algo sobre<br />
el país, pero ella me contestó que no iba a leer nada mío si<br />
antes no lo veía publicado. Tenía que terminarlo y publicarlo.<br />
A partir de esto surgió un desafío interesante: le dije que iba a<br />
escribir dos libros por año, de géneros distintos y firmados con<br />
seudónimos. Hice una lista y me propuse encarar la novela decimonónica,<br />
juvenil, saga histórica, policial y novela social. Los<br />
cuatro primeros funcionaron bastante bien y, cuando llegué al<br />
policial, fue un éxito inesperado. Llegaron premios, traducciones,<br />
cosas que realmente no podía imaginar…<br />
–Resulta bastante extraño lo que ocurre hoy con el<br />
policial, donde lo vemos crecer en los lugares más exóticos,<br />
de Escandinavia a China, de Grecia a Mongolia…<br />
Cuando surge la figura del detective en la narrativa<br />
estadounidense, lo hace como paradigma del antihéroe<br />
que se opone al sistema. ¿Cómo explica este fenómeno<br />
del policial global? No sabría explicarlo, pero hay algo<br />
que me diferencia de los otros autores del género: yo no soy<br />
mongol, soy un francés que escribe sobre Mongolia y cuyo<br />
protagonista es nativo del país. Mankell, Camilleri y los otros<br />
crean a sus protagonistas en el mismo medio del que ellos<br />
provienen, de modo tal que tienen un conocimiento y un<br />
registro más cercano con lo que narran, con la psicología de<br />
los personajes, con la sociedad que describen. Por otra parte,<br />
no creo que Wallander o Montalbano sean antihéroes, no me<br />
parece. Son más bien héroes que pierden contra el sistema,<br />
losers o, si prefiere, “héroes perdedores”, pero eso de ningún<br />
modo significa antihéroes.<br />
–Yeruldelgger rechaza las normas y la figura de la<br />
28<br />
interesado por ella, pero me siento más cerca aún del concepto autoridad, lo que le recriminan constantemente.<br />
29<br />
Un<br />
detective suelto<br />
en Mongolia<br />
La novela policial de IAN MANOOK, Yeruldelgger. Muertos<br />
en la estepa (Salamandra), que forma parte de una trilogía,<br />
se convirtió rápidamente en una revelación<br />
POR Christian Kupchik<br />
de “diáspora”, que es un tipo de nomadismo. Yo tengo origen<br />
armenio y me di cuenta de que, investigando en mis raíces,<br />
la noción de diáspora era muy importante ya no solo para mí,<br />
sino también para muchos pueblos que se vieron obligados a<br />
emigrar. Pienso en el pueblo armenio, pero también en el judío<br />
y muchos otros, privados de un lugar propio. Estos pueblos<br />
nómades, que no se asientan en ningún lugar físico, aun dentro<br />
de un mismo territorio, siento que me interpelan.<br />
–¿Y cuáles eran sus contactos con la literatura policial<br />
antes de emprender su aventura con Yeruldelgger?<br />
Ninguno. Antes de ponerme a escribir sobre el tema no tenía<br />
ningún contacto con la novela policial. No conocía a Mankell<br />
ni a ningún otro autor de éxito de los que hoy se habla tanto.<br />
Tampoco a los americanos. En verdad, si hay un punto de<br />
contacto, debo decir que mi interés por el género se detuvo<br />
en los años 80, cuando leía a gente como Ludlum, Forsyth<br />
o Le Carré. Pero tampoco se puede decir que ellos eran autores<br />
de policiales. Estaban más atravesados por el espionaje<br />
u otras tramas por el estilo.<br />
Desde esa perspectiva puede encarnar a un antihéroe,<br />
aunque también tiene rasgos de superhéroe. Por momentos<br />
parece Batman… Es cierto, rechaza a la autoridad,<br />
pero, a diferencia de los otros, Wallander o el que sea, acepta<br />
otra autoridad: la autoridad cultural del chamanismo, al que<br />
no hay que ver como una autoridad religiosa sino espiritual.<br />
Allí radica el conflicto del personaje, porque rechaza una autoridad<br />
en nombre de otra. Este fue uno de los motivos por<br />
los que elegí también a Mongolia como centro de mi historia.<br />
Entre los rasgos esenciales que caracterizan la novela policial<br />
no faltan el crimen, la violencia y el destino. El chamanismo<br />
aporta sobre estos temas otra perspectiva, un ángulo por<br />
completo diferente de nuestra concepción occidental.<br />
–En ese sentido, se exponen varios momentos de tensión<br />
entre la cultura mongola y la occidental. En un<br />
fragmento, Yeruldelgger no puede creer que en Mongolia<br />
se ignoren la existencia de la Segunda Guerra<br />
Mundial y los seis millones de víctimas. Su interlocutora<br />
le dice: ‘No es nuestra historia…’ Sí, y yo creo que
30<br />
esa es una de las fuerzas fundamentales con las que cuenta el<br />
policial: se pueden abordar algunas temáticas que serían muy<br />
polémicas desde otro tipo de géneros. Todo lo que hago decir<br />
sobre el nazismo por boca de mis personajes, no hubiese<br />
podido hacerlo sin ser catalogado como lo peor en cualquier<br />
otro contexto. Este fragmento, que marca con acierto, sería<br />
incomprendido, pero lo que ocurre es que resulta totalmente<br />
cierto: Mongolia se mantuvo ajena a Occidente no solo en sus<br />
conflictos bélicos, sino respecto a casi todo.<br />
–No obstante esa distancia entre Mongolia y el mundo<br />
occidental, no deja de ser curioso que los nómadas<br />
toman como modelo, por ejemplo, una serie como CSI.<br />
¿Cómo se vive esa contradicción? Es así, pero para mí<br />
no constituye ninguna contradicción. Los nómadas pueden<br />
fusionar sin inconvenientes una cultura oral, escrita, radial<br />
o televisiva. No es esto una amenaza, algo que puede poner<br />
en peligro al nomadismo. En Occidente se suele asociar al<br />
nomadismo a figuras que atraviesan por un paisaje hermoso,<br />
en armonía con lo que les rodea, cuando en realidad es todo lo<br />
contrario: el nomadismo es una técnica de supervivencia en un<br />
medio hostil. No hay nómadas donde no hay medio hostil. La<br />
tradición lo que intenta es transmitir precisamente esta técnica<br />
de supervivencia. El peligro no es que vean CSI o Doctor<br />
House, sino que pierdan esa tradición, porque de hacerlo verán<br />
seriamente amenazada su supervivencia física.<br />
–¿El verdadero peligro para la extinción del nomadismo<br />
no estaría dado por la ilusión del consumo y<br />
el canto de sirenas de las ciudades? Absolutamente…<br />
Al principio no se entendía bien, pero el gobierno central<br />
de Ulan Bator se aplicó a seducir sobre todo a los jóvenes<br />
con una política muy cínica que tiene por fin, obviamente,<br />
acabar con el nomadismo, pues lo considera un obstáculo<br />
para el desarrollo económico. De un modo muy sutil, en el<br />
peor sentido del término, introdujeron entre los nómadas un<br />
concepto que para ellos era desconocido: el de propiedad.<br />
Esto permitió a los especuladores fortalecer el mercado<br />
inmobiliario, por una parte, y luego hacer concesiones a<br />
grandes empresas mineras extranjeras vaciando la estepa de<br />
nómadas. Cuando al fin del riguroso frío de los inviernos los<br />
nómadas perdieron todo su ganado –es decir, todo, ya que es<br />
el único medio de subsistencia con el que cuentan, debido a<br />
que no tienen tierras donde pastar– el gobierno les dio 700<br />
metros cuadrados en las afueras de Ulan Bator para que instalen<br />
sus yurtas allí. Y además eso fue publicitado como una<br />
buena medida. Podría haber sido un buen paso, si esa acción<br />
hubiese estado acompañada por una política humanitaria que<br />
contemplase un plan social que les permitiera integrarse a la<br />
economía del país. Sin embargo, lo único que les proveyeron<br />
son esos 700 metros cuadrados rodeados por un muro, donde<br />
viven desbordados y en condiciones miserables.<br />
–Además de la amenaza que significa para su identidad,<br />
lo que puede derivar en otro tipo de problemas… Exacto.<br />
El hecho de alejarlos de la estepa es criminal. Viven allí desde<br />
los días de Genghis Khan. Los mongoles son tres millones<br />
y medio de habitantes, más o menos. Hasta hace veinte años,<br />
un cuarto de la población vivía en Ulan Bator y el resto en la<br />
estepa. Hoy casi la mitad de la población está en la capital, lo<br />
que significa que una cuarta parte ha emigrado para asentarse<br />
en la ciudad. Y esto tiene otro significado aún más dramático:<br />
hay 700.000 pobres más. Ulan Bator depende en gran medida<br />
de los subsidios y donaciones de los organismos internacionales<br />
para ser utilizados en diversos planes de asistencia y ayuda a los<br />
sectores más desprotegidos. Con un cinismo increíble, desplazan<br />
a 700.000 nómadas a la ciudad para aumentar las subvenciones<br />
y ejecutar planes de vivienda, salud, educación que, por<br />
supuesto, nunca llegan a los que más los necesitan.<br />
–Esta situación de corrupción generalizada que describe<br />
en Mongolia, ¿se da en todos los niveles? Sí, dado<br />
que sigue un patrón que todo el mundo conoce: el de un país<br />
que sale de tres generaciones de un régimen soviético muy<br />
duro. No hay que olvidar que Mongolia es el primer país que<br />
devino soviético después del propio imperio. Y lo hizo de<br />
manera muy violenta. Se prohibió desde la escritura hasta los<br />
apellidos. Cuando el régimen terminó, cayeron en un ultraliberalismo<br />
extremo, con una “democracia parlamentaria”,<br />
así, entre comillas. Pero sigue exactamente el mismo modelo<br />
que todos los países del antiguo bloque soviético. Cambiaron<br />
de sistema, con la diferencia que ahora hay más dinero y eso<br />
favoreció un nivel de corrupción que lo atraviesa todo.<br />
–En francés Yeruldelgger forma parte de una trilogía.<br />
¿Pensó en ella desde un comienzo o se fueron sumando?<br />
No, siempre que empiezo un libro sé cómo va a terminar. Y<br />
este lo pensé como una trilogía... De hecho, los dos primeros<br />
los escribí casi al mismo tiempo. Al entrar en la parte final<br />
del segundo me di cuenta de que todavía tenía algo más que<br />
decir acerca de Mongolia, su geopolítica y el medio ambiente.<br />
Al mismo tiempo, advertí que expulsar a Yeruldelgger de la<br />
policía no me resultaba satisfactorio. En el primero intenté que<br />
pudiera aplicar las antiguas tradiciones para resolver los problemas<br />
modernos; en el segundo, que se enoje sin ser colérico.<br />
Pude encontrarle un final más armonioso para su relación con<br />
el mundo, consigo mismo y también conmigo
Ser<br />
editor<br />
32<br />
Siguiendo la huella<br />
El director de Siglo XXI escribe sobre su trabajo en la mítica editorial.<br />
Líneas abajo cuenta cómo fueron –y son– esos diecisiete años<br />
POR Carlos E. Díaz<br />
Mis inicios como editor fueron extraños. A los 25 años, en el<br />
año 2000, se me presentó la oportunidad de darle continuidad<br />
a uno de los proyectos editoriales que más admiraba: Siglo<br />
XXI. La editorial había funcionado en la Argentina entre 1966<br />
y 1976 y había dejado una gran huella en el ambiente cultural,<br />
en las redes de revistas y de intelectuales. Había sido y seguía<br />
siendo una editorial mítica, caracterizada por haber publicado<br />
lo mejor del pensamiento de izquierda tanto latinoamericano<br />
como europeo y norteamericano, y una de las grandes difusoras<br />
del estructuralismo francés y del marxismo heterodoxo.<br />
Continuar ese proyecto, un cuarto de siglo más tarde, no era<br />
sencillo. El mundo había cambiado y el panorama editorial<br />
también. Por suerte, cuando se es joven se tiene menos conciencia<br />
o temor (o más osadía, por decirlo desde la positiva),<br />
y me embarqué en esa tarea.<br />
Cuando empezamos, éramos tres personas en un departamentito<br />
de dos ambientes en el centro, pero más allá de estas<br />
limitaciones iniciales teníamos que hacer algo que estuviera<br />
a la altura de la historia de la editorial. Empecé por relanzar<br />
dos de las colecciones más tradicionales: Sociología y política e<br />
Historia y cultura. Recuperé autores clásicos como Juan Carlos<br />
Portantiero, Tulio Halperin Donghi o José Luis<br />
Romero, y también sumé nuevos que tenían todo que ver con<br />
el sello a pesar de que no habían publicado nunca con nosotros.<br />
Mi estreno como editor fue nada menos que con Beatriz Sarlo,<br />
con un libro que hasta hoy me parece maravilloso, Tiempo<br />
presente. Notas sobre el cambio de una cultura. (Hay dos cosas<br />
que nunca olvidaré: una, cuando recibí los primeros ejemplares<br />
de imprenta. Recuerdo que esa noche me fui a dormir con el<br />
libro porque no podía dejar de mirarlo. Luego, cuando vi en el<br />
Alto Palermo a una persona que lo sacaba de una bolsa y se sentaba<br />
a leerlo mientras esperaba a alguien. Confieso que incluso<br />
hoy, cuando veo a alguien en el subte o en la calle leyendo un<br />
libro “mío”, me emociono; creo que le pasa a cualquier editor.)<br />
Al mismo tiempo que retomaba la línea histórica de la editorial,<br />
quería darle una impronta moderna, y fue así como<br />
lanzamos los primeros títulos de Ciencia que ladra… junto al<br />
que se convertiría con el tiempo en un maravilloso compañero<br />
de ruta y parte ineludible de Siglo XXI: Diego Golombek.<br />
Lanzamos cinco títulos y no nos fue muy bien. Explotó la crisis<br />
de 2001 cuando empezábamos a dejar atrás nuestro primer<br />
aniversario. Aun así, continuamos desarrollando la serie y, poco<br />
a poco, la colección empezó a despegar y a volverse prestigiosa.<br />
En 2006 publicamos el primer libro de Adrián Paenza, Matemática…<br />
¿estás ahí?, que marcó un nuevo hito en la historia<br />
de la editorial al permitirnos pegar un salto en términos de<br />
visibilidad y presencia en librerías (fue el libro de no ficción<br />
más vendido de ese año en todo el país).<br />
Eduardo Galeano merece un párrafo aparte. Autor histórico<br />
de Siglo, en la Argentina estaba publicando en otra editorial<br />
dada la ausencia de “su” sello en el país. Apenas abrí en 2000,<br />
fui a visitarlo a Montevideo para proponerle organizar el regreso.<br />
Llegué a su casa, me ofreció un café y me dijo que le daba<br />
mucho gusto verme y que, antes de empezar, quería contarme<br />
que ya tenía editor en la Argentina. Tragué saliva, agradecí<br />
el café, hablamos generalidades y me volví a Buenos Aires.<br />
Seguimos en contacto y recién en 2008 decidió darme un libro<br />
nuevo que estaba terminando de escribir: Espejos, una historia<br />
casi universal. Todo salió maravillosamente bien; el libro<br />
era, es, fantástico, y disfrutamos mucho de la experiencia de<br />
trabajo. Inmediatamente decidió pasarme el resto de su obra y,<br />
diez años después de esa primera reunión fallida, recuperamos<br />
a uno de los autores más paradigmáticos y queridos de Siglo<br />
XXI. Yo, de paso, consolidé una relación increíble de amistad<br />
que duró hasta su muerte en abril de 2015. En mi cabeza ubico<br />
aquí un segundo momento trascendental para la editorial.<br />
Acabo de contar una historia que tuvo final feliz, aunque no<br />
siempre son tan perfectas. Tulio Halperin Donghi vivía en Berkeley<br />
y venía a Buenos Aires al menos una vez al año. Siempre<br />
pasaba por la editorial y charlábamos mucho. En uno de esos<br />
encuentros le dije que creía que debía escribir sus memorias;<br />
su respuesta fue claramente negativa. Insistí, le encontramos<br />
una vuelta y, después de unos dos años de trabajo muy intenso,<br />
lanzamos Son memorias, llenos de ilusión. El libro tuvo unas<br />
críticas maravillosas y muchos especialistas lo consideran una<br />
de sus grandes obras. Pasaron casi diez años de su primera<br />
edición y todavía no la agotamos.<br />
Otra historia bonita de perseverancia es la que me une a otro<br />
gran amigo, Mario Wainfeld. En 2005 le propuse escribir<br />
un libro sobre el kirchnerismo, que en ese momento era<br />
un proceso muy novedoso; y él era para mí el periodista que<br />
mejor lo entendía. Le encantó la idea y nos juntamos durante<br />
diez años, cada seis meses aproximadamente, a charlar sobre la<br />
posible obra, los tiempos, etc. En 2016 lanzamos con bombos<br />
y platillos Kirchner, el tipo que supo, que de inmediato se<br />
convirtió en un éxito y para mí es uno de los mejores libros que<br />
se han escrito sobre el tema.<br />
Desde el 2000 hasta hoy no hubo un año en el que no lanzáramos<br />
una nueva colección o subserie. En 2017 es el turno<br />
de nuestra nueva colección de historia, Hacer historia, que<br />
reemplaza a la que dirigió durante quince años Luis Alberto<br />
Romero. Hay quienes presentan el trabajo del editor como<br />
una tarea solitaria, de hombres iluminados y geniales. En<br />
mi caso, en nuestro caso, no es así. Se trata de un trabajo<br />
colectivo, en el que contamos con un comité editorial conformado<br />
por historiadores, sociólogos, gente de letras, de arte,<br />
economistas, biólogos, antropólogos, filósofos… resultaría<br />
muy difícil poder dar cuenta en soledad del conocimiento de<br />
punta en todas estas disciplinas, que son las que le dan forma<br />
al catálogo de Siglo XXI.<br />
En los últimos años venimos publicando unas cincuenta<br />
novedades anuales y pensamos mantenernos en esa escala.<br />
Nuestras tiradas habituales son de apenas dos mil ejemplares,<br />
y tres mil cuando se trata de traducciones. Claro que hay<br />
excepciones, libros con mayor potencial comercial, pero dentro<br />
de esos cincuenta representan una minoría absoluta.<br />
Creo que el tamaño es muy importante. Con esta escala podemos<br />
mantener la calidad del vínculo con los autores y hacer<br />
bien el trabajo de edición con cada obra. Kurt Wolff, el<br />
editor de Franz Kafka, decía que las editoriales que publican<br />
más de cien títulos al año “nunca llegarán a ser la expresión<br />
personal e individual de un editor”. Es como si el proceso se<br />
volviera serial, puramente industrial, y perdiera la cualidad<br />
artesanal, la que permite ver la mano de un editor, seguir un<br />
criterio, entender de qué manera se constituyó un catálogo determinado.<br />
Me gusta pensar que Siglo XXI, con sus quinientos<br />
títulos publicados en diecisiete años, mantiene esa impronta y,<br />
mejor aún, que los lectores y libreros lo notan y lo valoran<br />
33
Entrevista<br />
tres<br />
Hay viajes ciertamente extraños y que no siempre tienen<br />
que ver con la trayectoria espacial de quien los protagoniza.<br />
El caso de Liliana Villanueva es ejemplar: si bien nació<br />
en Buenos Aires, vivió nueve años en Alemania, donde se<br />
doctoró en Arquitectura en la Universidad de Darmstad. A<br />
mediados de los años 90, su pareja recibe una invitación para<br />
instalarse en Moscú como corresponsal y ella acepta también<br />
ir. Es un mundo desconocido y en plena transformación: la<br />
Perestroika está en marcha en medio de una crisis económica<br />
histórica y de la apertura a Occidente, luego de siete décadas.<br />
De casualidad, Rusia le brinda a Villanueva otra puerta: comienza<br />
a trabajar también como periodista y, a partir de ahí,<br />
abraza la escritura como un nuevo destino. El resultado será<br />
Sombras rusas (Blatt & Ríos), una serie de crónicas increíbles<br />
sobre la realidad del gigante del Norte y también sobre su<br />
propia experiencia. Dos de ellas, “La idea del frío” y “El hielo<br />
vive”, ya habían conseguido el Premio Osvaldo Soriano de<br />
Relato. Además, su libro Las clases de Hebe Uhart agotó cinco<br />
ediciones y obtuvo el Premio del Lector, de la Fundación<br />
El Libro, en 2015. Por si fuera poco, este año ganó el Premio<br />
Casa de las Américas, en Cuba, por su trabajo Lloverá siempre,<br />
en la categoría “Literatura testimonial”.<br />
mí los libros eran cosas que escribían otros. A mí me tocaba<br />
escribir en mis libretas. Siempre tuve una relación traumática<br />
con la escritura, aunque siempre lo he hecho, pero, más allá<br />
de las notas personales, practiqué el género epistolar. Escribía<br />
cartas muy largas, de ocho a diez páginas, que en cierta<br />
forma eran como un diario de viaje.<br />
–No obstante, Moscú le ofrece también la oportunidad<br />
de una escritura ya de orden público, porque empieza<br />
a trabajar allí como corresponsal. Sí, fue un fenómeno<br />
tan extraño como inesperado. Me di cuenta de que eso mismo,<br />
que hacía para mí, podía resultar útil para otros, que a la<br />
gente le gustaba lo que publicaba. Durante un año y medio<br />
hice crónicas de viaje, urbanas, entrevistas, hice de todo,<br />
menos escribir de economía y política.<br />
–En el libro señala, en más de una oportunidad, el tema<br />
de la otredad, salirse de sí misma, proceso que la escritura<br />
favorece. ¿Cómo incorporaba, además, la otredad<br />
rusa, no solo por tener que interactuar con una lengua y<br />
hasta un alfabeto completamente distinto, sino también<br />
por sus códigos culturales? Sí, no es sencillo. Es como<br />
volver a formarse. Si bien yo tenía alguna referencia por lo que<br />
me tocó vivir en Alemania, Rusia significaba empezar ya no de<br />
cero, sino de menos veinte. Es empezar a ser desde el no ser.<br />
En la crónica de la lechería, lo que quise expresar era eso: ni<br />
siquiera en mi infancia recuerdo haber tenido que ir a comprar<br />
algo repitiendo el nombre del producto. Porque ya no alcanza<br />
con saber cómo se dice leche en ruso, sino también cuál es la<br />
LILIANA VILLANUEVA es la autora de<br />
rutina para pagar, para recibir la compra, etc. Hay un retorno<br />
Sombras rusas, que se acaba de publicar.<br />
a lo primario, a lo infantil, donde todo tiene que ser incorporado<br />
Como si fuera poco, Las clases de Hebe<br />
de nuevo. Al principio, antes de viajar incluso, cuando<br />
Uhart ya lleva cinco ediciones<br />
hablaba con conocidos alemanes me decían: “Mirá, si buscás<br />
un lugar tranquilo para escribir tu tesis, andá a Moscú porque<br />
allí no pasa nada”. Llegué a Moscú y me di cuenta de que era<br />
exactamente al revés: pasaba de todo. La crisis económica<br />
34<br />
POR Christian Kupchik<br />
cambiaba las reglas de juego de modo continuo, pero además<br />
35<br />
Moscú<br />
no cree en<br />
lágrimas<br />
–Cuando llega la propuesta para ir a Rusia, ¿qué fantasía<br />
tenía de ese mundo? Es difícil hablar de una fantasía,<br />
en todo caso yo podía tener una en Buenos Aires y otra muy<br />
distinta en Berlín, que es donde vivía por entonces y llegaba<br />
mucha información. Era un momento histórico muy interesante.<br />
Recuerdo una exposición en Berlín sobre el nuevo arte ruso<br />
en la Perestroika. Gorbachov estaba bastante presente en las<br />
noticias, es decir, que había una presencia bastante continua.<br />
Sin embargo, tenía poco que ver conmigo. Lo extraño es que,<br />
cuando vino mi ex pareja y me comentó la posibilidad de<br />
mudarnos allí, yo me vacié de todo y lo único que registré fue<br />
la palabra “Moscú”. En verdad, si lo pienso bien, me fui por el<br />
sonido de esa palabra. Desde chica, para mí, el lenguaje tiene<br />
una fuerza muy grande y Moscú representaba algo que no podía<br />
definir, pero que encerraba una presencia muy significativa.<br />
Recuerdo palabras que me han marcado de chica.<br />
–¿O sea que lo que determinó el cambio de ciudad fue<br />
el topónimo? Sí. Quizá si me hubiera dicho Babilonia, lo<br />
habría pensado mucho más, pero Moscú me pareció fuerte<br />
y que en ese momento estuviera vacía de contenido también<br />
fue importante. El único preconcepto que guardaba del<br />
lugar es que era algo lejano, misterioso, prohibido, que ligaba<br />
a novelas o películas de espías, pero todo eso desapareció<br />
cuando pronuncié la palabra Moscú. Había algo atractivo en<br />
empezar de cero, no solo con Rusia, sino también conmigo<br />
misma. Después de nueve años en Alemania, empezar a vivir<br />
en Rusia significó, de alguna manera, un aislamiento, porque<br />
Moscú, por entonces, seguía aislada del resto de Europa. De<br />
algún modo, creo que lo sigue estando.<br />
–¿Cómo se dio la construcción del libro? ¿Lo imaginó<br />
desde un comienzo como posibilidad? No, nunca. Para<br />
no olvidemos que no solo yo tenía que empezar de cero, sino<br />
también todos los rusos que debían dejar atrás casi ochenta<br />
años de un régimen que determinó sus vidas. Hay cosas que no<br />
están en el libro –porque tendría que haber sido infinito si no–,<br />
pero que merecen ser contadas. Comprar un metro de tela<br />
exigía un ensayo sociológico. En los comercios, al lado de cajas<br />
registradoras que yo llamaba “prerrevolucionarias”, eran esos<br />
armatostes grises de la década del 50, había ábacos, contadores<br />
de madera. No lo podía creer: estaba en un país hiperindustrializado,<br />
que envía satélites al espacio, y tenían contadores de<br />
madera como los del tiempo de mis abuelos.<br />
–Supongo que esas paradojas darían lugar a situaciones<br />
que bordean el absurdo… Todo el tiempo. Recuerdo<br />
que, en un momento, me anoté para hacer unos cursos de<br />
ruso en el Instituto Moscovita de Aviación, donde también<br />
se preparan los astronautas. Ese lugar, al mismo tiempo,<br />
estaba siendo invadido por mafias, como muchos otros. Una<br />
mafia de mueblerías, por ejemplo, colocó bombas de gas en<br />
el Instituto Aeronáutico, porque querían conseguir el edificio
36<br />
a un alquiler más barato para sus empresas. Para ir al baño<br />
había que subir tres pisos por escalera y se salía a un pasillo<br />
que era una especie de pista de aterrizaje de tres metros de<br />
ancho. Allí, había que pasar por delante de un guardia, que<br />
generalmente estaba dormido apoyado en su Kalashnikov. Lo<br />
más increíble es que, cuando una llegaba finalmente al baño,<br />
el papel higiénico era un plano de satélite. A mí me parecía<br />
fantástico. Hay montones de historias de ese tipo.<br />
–En el libro relata el encuentro con Pável Grushkó,<br />
traductor y entusiasta de Cortázar, que muestra su<br />
fascinación, y la de los lectores rusos, por Historias de<br />
Cronopios y de Famas. ¿Tiene que ver con una identificación,<br />
justamente por ese absurdo de lo cotidiano?<br />
Para llegar al absurdo hay que pasar por determinadas etapas.<br />
La primera impresión que me dio Rusia fue la de una gran<br />
escuela de señoritas: todo tenía que ser de una determinada<br />
manera, pero, después, todo cayó en el vacío y ya no había<br />
reglas que valiesen. Recuerdo que, en el momento en que yo<br />
estuve, había muy pocos restaurantes en Moscú –hoy la oferta<br />
es indescriptible–. Fui a una de las pocas pizzerías italianas<br />
que existían y el dueño, al enterarse de que era argentina, se<br />
me acercó para charlar. Me decía: “Los rusos son muy improvisados,<br />
no entienden de mafia. Si viene uno por la mañana a<br />
pedirme que le pague, no puede pasar otro por la tarde”. El<br />
italiano se asombraba por la imprevisibilidad de los mafiosos<br />
rusos. Ese tipo de cosas suceden constantemente.<br />
–Siguiendo con la idea de traducción, el libro se escribió<br />
después de vividos muchos de estos hechos. ¿También<br />
son una traducción del tiempo en que acontecieron? Yo<br />
creo que todo es traducción. Nuestro lenguaje es traducción<br />
de nuestros pensamientos. También hay traducción de los<br />
recuerdos. El viaje es casi siempre hacia adelante, pero, al escribirlo,<br />
es necesario ir hacia atrás y en profundidad. Al escribir<br />
se tiene la posibilidad de detenerse de otra manera sobre el<br />
detalle. En el caso de la mujer de Pável, por ejemplo, yo puse<br />
que era muy linda pero, a la vez, me pregunté un poco fastidiada<br />
conmigo: “¿cómo era linda?”. La vi solo por algunos minutos<br />
y pasaron dieciséis años al momento de describirla. Era<br />
rubia, sí, ¿pero qué tipo de rubia? Recordé su piel, que tenía<br />
una leve pelusilla, que era baja, la situación en que estábamos.<br />
Todos esos detalles significaron para mí un viaje interior, un<br />
viaje al corazón de mi propia memoria. No tiene que ver con la<br />
autobiografía, ni el diario, ni el relato de viaje: es una excursión<br />
por el propio recuerdo y la traducción del mismo.<br />
–En su trabajo como corresponsal, hay una exigencia<br />
en pos de la verdad y los hechos que pasa por un estilo<br />
aséptico: no puede utilizar la primera persona, ni dar<br />
opiniones propias… Hay como una disociación con lo<br />
que produjo en Sombras rusas. Sí, totalmente, pero a mí<br />
me vino perfecta esa exigencia, porque justamente tiendo a la<br />
disociación. Me vino muy bien como ejercicio. De hecho, no<br />
me costó nada no utilizar la primera persona.<br />
–Sin embargo, en muchas de las crónicas que aparecen<br />
en el libro hay un imperativo del yo muy fuerte, incluso,<br />
que revela cuestiones muy personales. ¿Cómo fue<br />
escribir eso? Sí, en realidad hubo dos versiones del libro.<br />
La primera la terminé a fines de 2012 y reunía unas quince<br />
crónicas, mucho más periodísticas. En algún momento,<br />
Hebe Uhart, mi admirada maestra, me hizo un comentario<br />
con toda la razón y sensatez de las que ella es capaz. Me dijo:<br />
“Vos sobrevolás las cosas. Quedate en un lugar”. Al volver a<br />
escribir me impuse eso, sostenerme en un lugar y escribir<br />
desde allí. Otra cosa que me dijo Hebe y también mucha otra<br />
gente que leyó el libro fue: “Está muy bien, pero faltás vos.<br />
No se entiende qué estás haciendo en Rusia”. Entonces me<br />
propuse hacer una introducción explicando qué hacía yo allí<br />
y comenzaron a salir una serie de crónicas que ya no tenía<br />
como objeto presentarme en el lugar, sino explicarlo y explicarme<br />
desde otro lugar, mucho más personal.<br />
–De modo que parte de una subjetividad única para<br />
procurar una subjetividad colectiva… Sí, puede ser así.<br />
Creo que hay una trama oculta que recorre las diferentes<br />
crónicas, independientemente de dónde están escritas. En definitiva,<br />
soy yo y, a la vez, no lo soy. Después, hay otra cosa que<br />
me gusta desarrollar: disparatar la crónica. El disparate logra<br />
dar un tamiz diferente a lo que se relata y lo abre a la vez
Semblanza<br />
uno<br />
38<br />
EL<br />
HOMBRE<br />
MUERTO<br />
A ochenta años de su partida, recordamos a HORACIO QUIROGA.<br />
Sus cuentos –varios de ellos ya clásicos de la literatura hispanoamericana<br />
del siglo XX– están impregnados de la fatalidad con<br />
que vivió su vida. Las imágenes que acompañan esta nota son<br />
de Irupé Tentorio y formaron parte del homenaje que la Dirección<br />
General del Libro, Bibliotecas y Promoción de la Lectura le hizo<br />
al escritor en la Biblioteca Güiraldes<br />
POR Nando Varela Pagliaro<br />
La costa del Paraná en San Ignacio<br />
El viejo cruza la calle, la mirada perdida, el paso resuelto.<br />
Se lleva una mujer por delante que lo mira con desprecio,<br />
porque el tipo tiene el pelo y la barba larga y parece un loco<br />
desencajado. Entra en la ferretería y pide cianuro, que el<br />
empleado le extiende impasible. Después camina las doce<br />
cuadras que lo separan del hospital, deteniéndose a veces<br />
para tomarse de las paredes, cuando el cansancio y el dolor<br />
–punzante, agudo– lo agobian. A las dos de la tarde, el hall del<br />
Hospital de Clínicas es un hervidero de gente, y al entrar de<br />
repente, se acuerda de los hormigueros que corroen la tierra<br />
roja de la selva, pero se escurre en los pasillos y desaparece<br />
como quien conoce perfectamente su casa. Una vez en la<br />
habitación, el día transcurrirá tan lento como el goteo de los<br />
medicamentos que le pasan a través del suero. Pero cuando<br />
caiga la noche y el último médico termine la ronda de guardia,<br />
no le temblará la mano para concretar lo que vino pensando<br />
y en el vaso final de whisky, de contrabando, encontrará una<br />
muerte tan rápida como tantas otras que presenció.<br />
Porque Horacio Quiroga tuvo una vida marcada por la<br />
tragedia. A los seis meses de haber llegado al mundo, su<br />
padre muere accidentalmente al dispararse su escopeta de<br />
caza. A sus 18 años, con esa misma arma, su padrastro se<br />
mata deliberadamente. Solo cinco años después, mueren<br />
sus dos hermanos mayores, víctimas de la fiebre tifoidea. Al<br />
año siguiente, de un tiro, mata accidentalmente a su mejor<br />
amigo, el escritor Federico Ferrando. Cuando tenía 37,<br />
su primera mujer, con la que llevaban casados cinco años, se<br />
suicida a su lado, envenenándose en Misiones. En 1937, el<br />
propio Quiroga tomará esa misma decisión, a la edad de 58<br />
años, luego de haber sido diagnosticado con un cáncer de<br />
próstata intratable e inoperable.<br />
39
Casa de Horacio Quiroga<br />
Calle Horacio Quiroga, San Ignacio<br />
40<br />
Nacido en Salto, Uruguay, concretó sus estudios secundarios<br />
en Montevideo y, desde su adolescencia, se volcó a la literatura,<br />
aunque también demostró cierto interés por la fotografía, el<br />
ciclismo y la vida en el campo. Entre 1894 y 1897 colaboró con<br />
las publicaciones La Revista y La Reforma. Dos años después,<br />
viajó a París, con el dinero de la herencia que había recibido<br />
por la muerte de su padrastro, pero la ciudad lo desilusionó<br />
y, fiel a su estilo auténtico, no tuvo miedo para declarar<br />
“inclusive Salto es mejor que París”, derrumbando el deslumbramiento<br />
de la época con la Ciudad Luz. Publicó su primer<br />
libro en 1901, Los arrecifes de coral, y ese mismo año, luego<br />
de la muerte de sus hermanos y el asesinato accidental de su<br />
amigo, emigró a Buenos Aires. Allí trabajó como docente en el<br />
Colegio Nacional Buenos Aires. Dos años después, ya estaba<br />
instalado como profesor de Castellano en distintas escuelas de<br />
la ciudad. Por sus dotes como fotógrafo, recibió la invitación de<br />
su amigo Leopoldo Lugones para acompañarlo en un viaje<br />
de investigación a las ruinas jesuíticas de Misiones. Conoció<br />
así la tierra que lo cobijó en los momentos más felices y más<br />
difíciles de su vida y que sería la inspiración para muchos de<br />
sus relatos. A su regreso, decidió invertir lo que le quedaba de<br />
la herencia paterna en unos campos algodoneros en el Chaco,<br />
pero fracasó y la experiencia lo marcó profundamente. De ahí<br />
en adelante, decidió priorizar su carrera literaria. Comenzó así<br />
una época muy fructífera de su obra, en la que publicó el libro<br />
de cuentos El crimen de otro, la novela Los perseguidos y ocho<br />
cuentos en la mítica revista Caras y Caretas, entre ellos, el<br />
magistral “El almohadón de plumas”.<br />
En 1906 volvió a Misiones para adquirir un terreno y comenzar<br />
la construcción de un bungaló, mientras enseñaba Castellano<br />
y Literatura. Se enamoró de una de sus alumnas, con quien se<br />
casó y tuvo su primera hija, Eglé. En 1911, ya estaba radicado<br />
definitivamente en la selva y se desempeñaba como juez de<br />
paz en el Registro Civil de San Ignacio, a la vez que explotaba<br />
sus yerbatales. Poco tiempo después nació Darío, su segundo<br />
hijo, pero nuevamente vendrían tiempos de tormenta con el<br />
suicidio de su mujer, quien había caído en una profunda depresión.<br />
Esto lo llevó a radicarse con sus hijos en Buenos Aires.<br />
Allí trabajó en el Consulado de Uruguay y publicó Cuentos<br />
de amor, de locura y de muerte (1917), los relatos para niños<br />
Cuentos de la selva (1918), El salvaje (1920), la obra teatral Las<br />
sacrificadas (1920), Anaconda (1921), El desierto (1924), La<br />
gallina degollada y otros cuentos (1925). Su obra está marcada<br />
por la influencia de Rudyard Kipling, Rubén Dario, Guy<br />
De Maupassant, Joseph Conrad, Tolstoi, Dostoievski,<br />
Jack London, Thoreau, Baudelaire y, sobre todo, Edgar<br />
Allan Poe, con quien fue repetidamente comparado, para<br />
el agrado de Quiroga. En gran parte de sus relatos, la selva de<br />
Misiones es uno más de los personajes en un mundo bárbaro<br />
e incivilizado, donde imperan la locura, la violencia, el crimen<br />
y el salvajismo. La naturaleza siempre está en conflicto con el<br />
hombre quien, ante su poder, debe tomar conciencia de su finitud.<br />
Quiroga diría “escribo, siempre que puedo, con náuseas<br />
al comenzar” y de esa sensación de las entrañas nace su prosa,<br />
estremecedora e inquietante.<br />
A mediados de la década del 20 continuó con sus actividades<br />
en el ámbito de la cultura: fundó la Agrupación Anaconda y<br />
participó como secretario de una embajada cultural. También<br />
incursionó en el ambiente cinematográfico y tuvo a su cargo<br />
la sección de crítica de cine de la revista Atlántida, El Hogar<br />
y La Nación. Además, escribió el guión para un largometraje,<br />
La jangada florida, que jamás llegó a filmarse.<br />
En 1926, se afincó en una quinta de Vicente López y publicó<br />
Los desterrados, mientras continuaba colaborando en Caras<br />
y Caretas, Fray Mocho y La Novela Semanal. En ese período,<br />
una importante editorial le dedicó un homenaje del que<br />
participaron, entre otros, Arturo Capdevila, Baldomero<br />
Fernández Moreno, Benito Lynch, Juana De Ibarbourou,<br />
Armando Donoso y Luis Franco. Un año después, se<br />
casó con María Elena Bravo, compañera de escuela de su<br />
hija Eglé, quien no había cumplido aún los 20 años. En 1932,<br />
logró un traslado de su cargo consular y se radicó con su mujer<br />
y su tercera hija en Misiones, pero un cambio de gobierno lo<br />
expulsó del consulado y comenzó a sufrir penurias económicas.<br />
En el monte, también comenzaron los conflictos con su mujer,<br />
porque a ella no le gustaba la vida en la selva; las discusiones se<br />
hicieron cada vez más frecuentes.<br />
En 1935 se publicó Más allá, una colección de cuentos, que no<br />
fue bien recibida por la crítica. La demanda de su trabajo literario<br />
comenzó a mermar. Durante ese mismo año, aparecieron<br />
los primeros síntomas de su enfermedad, lo que provocó su<br />
traslado a Posadas, para concretar un diagnóstico. Después de<br />
seis años de matrimonio, su esposa prefirió abandonarlo antes<br />
que enloquecer y se llevó a su pequeña hija a Buenos Aires.<br />
Ante este escenario, Quiroga cayó en una profunda depresión.<br />
En una carta, al repasar su obra dijo: “si en dicha cantidad de<br />
páginas no dije lo que quería, no es tiempo ya de decirlo”. A<br />
partir de entonces, ocupó su tiempo haciendo labores nimias<br />
y domésticas de las que disfrutaba. Cuando se agravó su<br />
estado de salud, viajó a Buenos Aires para hacerse tratar en<br />
el Hospital de Clínicas, donde, como residente con permiso<br />
ambulatorio, finalmente murió. La trágica cadena de desenlaces<br />
no terminaría en el patriarca; eventualmente, sus tres hijos,<br />
también se suicidarían. Como escribió Alfonsina Storni, en<br />
un poema que le dedicó al autor uruguayo, “No se vive en la<br />
selva impunemente, ni cara al Paraná”<br />
41
Entrevista<br />
cuatro<br />
sas en el cielo no intenta ser hiperrealista ni mucho menos, se<br />
trata de un libro en el que se despliega una ficción que tiene<br />
mucho que ver con una realidad que también está atravesada<br />
por la ficción.<br />
–Por las páginas de su libro deambulan narcotraficantes,<br />
verdugos, sicarios, asesinos, mafiosos y victimarios<br />
que se transforman en víctimas y viceversa. Todos ellos<br />
enhebrados por una especie de dios de los infiernos,<br />
una sombra omnipresente respetada y temida, llamada<br />
el Señor, que les da sentido y motivos de progreso…<br />
Traté de imaginar a los personajes, sus temperamentos, su<br />
historia, comprenderlos desde su propia lógica de comportamiento<br />
y pensamiento sin juzgarlos ni mirarlos desde mi<br />
perspectiva. Como decía Flannery O´Connor,* la literatura<br />
no debe juzgar a sus personajes. Si el escritor interviene<br />
o irrumpe en la ficción ejerciendo su propia moral o la de los<br />
preceptos sociales de su época, los personajes pierden identidad<br />
y se transforman en sus voceros. Además, cuando esto<br />
ocurre, los cuentos dejan de mostrar lo que sucede y pasan a<br />
decir algo acerca de lo que sucede. Y esto último le corresponde<br />
al lector, no al autor.<br />
la oralidad creo que se conjugó<br />
positivamente con mi gusto por la<br />
actuación y el teatro.<br />
–Cuentos, novela, teatro…<br />
Retomemos el tema de los<br />
géneros… Quisiera que No hay<br />
risas en el cielo no se leyera como<br />
un libro de un género. Preferiría<br />
que fuera leído y recibido como<br />
literatura. Hay una temática clara<br />
que tiene que ver con el mundo del<br />
narcotráfico, con sicarios, historias<br />
concretas que incluso tienen<br />
una estructura clásica en su desarrollo, pero no quisiera que<br />
fuera encasillado como un libro de narcoliteratura o que fuera<br />
tildado de novela negra en formato de libro de cuentos. Seguramente<br />
en él conviven y se cruzan recursos provenientes de<br />
distintos géneros, pero para mí se trata principalmente de un<br />
libro dramático, en el que se suceden situaciones dramáticas.<br />
Y en este plano, me importó que los cuentos desarrollaran una<br />
atmósfera, que exista en ellos un tono que los trascienda luego<br />
Un cielo infernal<br />
–Uno de los cuentos se titula “El camino sin orillas”, de terminar la lectura.<br />
frase que conduce directamente al cuento “Nos han –En el cuento “Variaciones del violeta” un personaje<br />
dado la tierra” de Juan Rulfo que da comienzo al libro declara: “Él cree en la ley, aunque sea su ley. Yo no. Yo<br />
El llano en llamas. Hablemos ahora de cómo el escritor creo que no hay forma de hacer justicia”. ¿Cree que tal<br />
No hay risas en el cielo es el título del libro del argentino ARIEL URQUIZA, ganador del Premio Casa de<br />
nutre su obra a partir de sus lecturas previas. Esa frase<br />
de “Nos han dado la tierra” siempre me maravilló. Sin duda<br />
vez en su libro se pone en juego una revisión del concepto<br />
de justicia? Creo que, con el devenir de los cuentos, surgió<br />
mi admiración por la obra de Rulfo se hace presente en mi esa idea de justicia diferente, pero no por eso menos justa, que<br />
las Américas 2016. Se trata de un conjunto de relatos entrecruzados y dramáticos en los que el cielo<br />
libro. A partir de su lectura me enamoré de esa voz mexicana y solo implica la aceptación de otras reglas. Si la justicia es algo<br />
inalcanzable está regido por el Señor de los sicarios, dueño de las mujeres, los hombres y su descendencia<br />
eso tal vez me condujo a la decisión de escribir cuentos en los consensuado, entonces es posible pensar que existan otras formas<br />
de entenderla y ejercerla. El personaje que dice esa frase,<br />
que hubiera diálogos entre mexicanos. Esto me significó también<br />
un enorme desafío, ya que mi conocimiento de la jerga el hermano de Elías, es uno de los más cerebrales del libro y<br />
POR Carolina Di Bella<br />
mexicana era limitado y tuve que investigarlo. En este aspecto,<br />
creo que también la obra de Carlos Fuentes ha ejercido<br />
su visión de la justicia tal vez sea más teórica en relación con la<br />
visión que tienen los restantes personajes. Creo que los sicarios<br />
42<br />
–Cuando el lector comienza a leer su obra cree estar transcurriría entre México y Argentina y que incluiría algunos<br />
influencia directa sobre mi escritura.<br />
del libro aceptan más la justicia que él, sea la justicia que sea.<br />
frente a un libro de cuentos. Pero, a medida que avanza, personajes de otros países latinoamericanos.<br />
–¿Qué lo llevó a elegir el narcotráfico latinoamericano –¿Por qué No hay risas en el cielo? Fue originalmente el<br />
43<br />
descubre que esos personajes están ligados entre sí<br />
y conforman un panorama, un paisaje humano. Sin<br />
embargo, cuando la lectura finaliza, comprende que ese<br />
entramado, que se inició en la primera página, viene de<br />
antes y que continúa más allá de la última. La ficción<br />
que nace y se prolonga más allá del recorte que, de ella,<br />
ofrecen las páginas… ¿Cuáles fueron sus intenciones<br />
como autor respecto de la obra? ¿Tuvo un plan? ¿Hubo<br />
premeditación o escritura espontánea? Primero escribí<br />
un cuento que nació simplemente como un cuento más. Pero<br />
luego sentí la necesidad de conocer ese mundo. Entonces<br />
empecé a planificar. Tracé una especie de mapa con personajes<br />
y situaciones. Así surgieron los restantes cuentos organizados<br />
–El universo humano de su libro es eminentemente<br />
masculino. Lo femenino aparece como una débil voz de<br />
fondo que sirve al curso de los hechos. ¿A qué se debe<br />
este protagonismo? El libro se detiene en el mundo del<br />
narcotráfico, masculino y machista, dominado y controlado por<br />
hombres y articulado por sus reglas implícitas. Por esto, si bien<br />
podría haberse dado que en algún cuento en particular algún<br />
personaje femenino tuviera más relevancia, lo cierto es que<br />
hacerlo como constante en todo el libro habría sido forzado y<br />
significado una pérdida de verosimilitud. Además, la intención<br />
de mi plan era retratar ese mundo.<br />
–Habla de verosimilitud, pero en su libro de alguna<br />
manera también se la cuestiona. Uno de sus personajes<br />
como tema? Sentí una profunda atracción por los resortes de<br />
ese mundo, por llegar a comprender y mostrar el lado humano<br />
de los personajes que lo habitan. Traté de cambiar la mirada,<br />
de mover de sitio el punto de vista. En lugar de mostrarlos<br />
solamente como monstruos que, ciertamente, cometen atrocidades,<br />
descubrirlos también como seres capaces de creer con<br />
lealtad absoluta en sus principios, en la ley que los guía. Intenté<br />
inventar un mundo similar al que yo conocía, pero reconstruyéndolo<br />
desde la lógica del comportamiento de sus actores.<br />
Me atrajo mucho la relación de estos personajes con sus jefes,<br />
tan parecida a la que tiene el creyente con su dios. Una relación<br />
caracterizada por la devoción, la fe ciega, el respeto por<br />
los códigos y en la que una traición se paga con la muerte.<br />
título de un cuento que escribí hace muchos años, que luego<br />
desestimé y que además no guarda ninguna relación temática<br />
con este libro. Luego, cuando buscaba un título, me reencontré<br />
con aquel y me pareció adecuado y sugerente. Se trata de<br />
un cielo imposible, del cielo soñado por los personajes. La<br />
idea fue también que el título no ancle específicamente en<br />
ningún cuento, que solo esté ahí sin poder ser relacionado<br />
concretamente con algo. Si bien el título armoniza con las<br />
historias, no puede atribuirse a ninguna en particular. Por<br />
otra parte, tal vez, un cielo en el que no hay risas se asemeje<br />
más a un infierno<br />
en torno a una idea. Sabía hasta dónde quería llegar e incluso afirma: “El mundo es una fantasía que no merece ser<br />
–El lenguaje de su libro está atravesado por los recursos<br />
de la oralidad. El lector se encuentra con escenas ha de medirse cada cosa; y el ojo es un órgano que, además de abarcar cuanto<br />
*Urquiza se refiere al siguiente fragmento de “El arte del cuento”, de Flannery<br />
O´Connor: “Para el escritor de ficciones, en el ojo se encuentra la vara con que<br />
cuál sería la historia del último cuento. Si bien los cuentos en tomada muy en serio”. El escritor desea volver creíble<br />
su conjunto no relatan una historia que empieza en la primera su ficción aun cuando sus personajes descrean de ella.<br />
habladas que transcurren con cierto ritmo teatral… Yo se puede ver del mundo, compromete con frecuencia nuestra personalidad<br />
entera. Involucra, por ejemplo, nuestra facultad de juzgar. Juzgar es un acto que<br />
página y termina en la última, en ese segmento que transita Ese universo no es tan cierto como parece… Esto ha<br />
sentía que los personajes debían escucharse. Las voces del<br />
tiene su origen en el acto de ver. En la escritura de ficción, salvo en muy contadas<br />
ocasiones, el trabajo no consiste en decir cosas, sino en el libro supe desde dónde y hasta dónde quería contar, que sido esencial para mí. Y no todos lo han leído así. No hay ri-<br />
texto tienen que hacerse oír sin intermediarios. En cuanto a<br />
mostrarlas.”
Foto: International Anthony Burgess Foundation<br />
Semblanza<br />
dos<br />
Anthony Burgess:<br />
LOS CIEN<br />
AÑOS DEL<br />
PESIMISTA<br />
FELIZ : )<br />
El 25 de febrero pasado hubo ocasión de celebrar un aniversario<br />
particular: se cumplió el centenario del nacimiento de ANTHONY<br />
BURGESS, un inglés tan católico como iconoclasta<br />
POR Christian Kupchik<br />
44 45<br />
Ganó prestigio como el creador de La naranja mecánica, en particular luego de<br />
la versión cinematográfica de Stanley Kubrick (1971), aunque abominara que<br />
se lo recuerde por esa obra cuando acumula más de cincuenta títulos y cientos de<br />
ensayos y artículos traducidos a una treintena de idiomas.<br />
Alto, con un remolino de cabellos entre el amarillo y gris que resultaba un jeroglífico,<br />
marcado acento y humor british, bebedor y amante de un inconformismo que<br />
lo llevó a desarrollar una implacable visión pesimista sobre todas las cosas, lo cierto<br />
es que Burgess tuvo una vida rica y variada en un constante sube y baja emocional.<br />
Nació en Manchester en 1917 como John Anthony Burgess Wilson. Cursó estudios<br />
en la Universidad de su ciudad natal y, entre 1940 y 1946, debió servir a su país en<br />
varios frentes de batalla. Terminada la Segunda Guerra Mundial, trabajó para el<br />
Ministerio de Educación británico, por lo que fue nombrado responsable educativo<br />
del Servicio Colonial de Kuala Kangsar, Malasia, y posteriormente trasladado junto<br />
a su mujer Llewela “Lynne” Jones a Brunei, entre 1954 y 1959. Fue en este<br />
último destino cuando, tras un desmayo sufrido durante una clase, le diagnosticaron<br />
un tumor cerebral que lo condenaba a una esperanza de vida máxima de dos
46<br />
años. Para asegurar el porvenir económico de su familia, el<br />
moribundo comenzó entonces a escribir a velocidad crucero,<br />
al punto de concebir cinco novelas y media en el término de<br />
un año. La literatura y la música habían ocupado desde siempre<br />
su verdadera pasión, pero solo la amenaza de la muerte<br />
disparó la vocación.<br />
De esta experiencia surge la Trilogía malaya (Malayan Trilogy,<br />
1956-59), que integran las obras Time for a Tiger (1956),<br />
The Enemy in the Blanket (1958) y Beds in the East (1959).<br />
Dicha trilogía conforma un fresco narrativo ingenioso, inventivo<br />
y melancólico sobre los últimos días del Imperio. A ellas<br />
le seguirán The Right to an Answer (1960), una de sus obras<br />
más divertidas, donde Burgess plantea una crítica profunda a<br />
la pérdida de los valores tradicionales en el marco de una sociedad<br />
de consumo; y Devil of a State (1961). Por la elegancia<br />
y el humor que despliega en sus textos, la crítica observa la<br />
influencia positiva de autores como Evelyn Waugh y James<br />
Joyce. Este último será uno de sus más importantes modelos,<br />
a quien le dedicará dos estudios.<br />
El parentesco con el irlandés se incrementará con su próxima<br />
obra, a partir de la experimentación realizada con el lenguaje<br />
en A clockwork orange (La naranja mecánica, 1962), al<br />
cabo su obra más trascendente, en buena medida, gracias<br />
al film de Stanley Kubrick (1971). La misma reconoce un<br />
origen traumático: en 1944, “Lynne” Jones, primera esposa<br />
del escritor, fue víctima de robo y violación en las calles de<br />
Londres por cuatro marines del ejército estadounidense. Esta<br />
era la “media” novela que había intentado escribir en aquel<br />
fructífero año de su supuesta convalecencia y que no había<br />
terminado. Ahora, ese terrible episodio abre la historia de La<br />
naranja… El escritor siempre se mostró fastidioso respecto a<br />
la trascendencia de esta obra, a la que no le adjudicaba mayor<br />
mérito que a las otras. “Sucede que la considero una expresión<br />
ingenua, al menos a juzgar por el grado de violencia que<br />
encontramos en la actualidad. Tal vez acerté al profetizar el<br />
síntoma, pero no los alcances de la enfermedad”, solía decir.<br />
La película retrataba de una manera muy directa la violencia<br />
juvenil y recibió feroces críticas cuando se estrenó en Londres,<br />
por lo que Kubrick se negó a que se siguiera exhibiendo<br />
en el Reino Unido y, desde entonces, no ha sido repuesta.<br />
Por si faltara algo, en 1990 la Shakespeare Royal Company<br />
estrenó en Londres una adaptación teatral de La naranja<br />
mecánica, que su autor desaprobó no solo por su contenido,<br />
sino también por la música y la emprendió contra sus compositores,<br />
nada menos que Bono y The Edge, cuando U2 aún se<br />
encontraba en el pináculo de su carrera.<br />
No le faltaban argumentos: además de la literatura, a la que<br />
aportó, más allá de su tardío debut (a los 43), nada menos que<br />
52 títulos en tres décadas que fueron traducidos a una treintena<br />
de idiomas, sin mencionar centenares de artículos y ensayos,<br />
Burgess se destacó también como un músico eximio: fue<br />
compositor, autor de tres sinfonías, una ópera, un ballet y hasta<br />
un musical. Gracias a su sensibilidad y acceso para la música,<br />
afirmaba, llegó a desarrollar una particular capacidad con las<br />
lenguas (lo cual no implica que cualquier compositor sea políglota):<br />
dominaba nada menos que una docena, desde el malayo<br />
y el ruso hasta algo de hebreo, persa y japonés, junto a diversas<br />
lenguas indoeuropeas. No solo podía manejar a voluntad los<br />
idiomas, sino que esa versatilidad lo llevó a crear uno: el Ulam.<br />
Estimulado por el cineasta francés Jean-Jacques Annaud, el<br />
británico ideó un lenguaje ficticio para expresión de diversos<br />
clanes de la Edad de Piedra en el film La guerra del fuego.<br />
En 1968 muere su esposa Lynne de una insuficiencia hepática,<br />
poco después de que Burgess regresara de Los Ángeles,<br />
donde se había entrevistado con la Warner Bros. para tratar<br />
la adaptación de su novela Nada como el sol. Algunos años<br />
más tarde volvió a contraer matrimonio con Liliana “Liana”<br />
Macellari, una lingüista y traductora italiana. La pareja se<br />
trasladó poco tiempo después junto al hijo de ambos, Paolo<br />
Andrea, a Malta, comenzando de esta manera una existencia<br />
itinerante que habría de durar el resto de la vida de Burgess.<br />
Entre otros lugares, vivieron en Roma y Bracciano, en<br />
Italia, y en Lugano, Suiza, antes de establecerse en Mónaco.<br />
En todo este período, Burgess siguió escribiendo de forma<br />
incansable, no solo ficción (más de treinta novelas), sino también<br />
crítica, artículos periodísticos, además de trabajos para<br />
la radio y de composición musical, posiblemente estimulado<br />
por la recepción que tuvo su Sinfonía No 3 en Do menor en la<br />
Universidad de Iowa.<br />
Anthony Burgess es una figura de relieve en el mundo de la<br />
literatura anglosajona, ya sea por la diversidad de sus intereses,<br />
ya por el volumen de su obra, toda ella impregnada de<br />
una vena autobiográfica y la extraña combinación de un pesimismo<br />
militante con un humor exquisito. Tal vez los elementos<br />
de mayor originalidad de su escritura haya que buscarlos<br />
en su especial capacidad para transformar su patrimonio vital<br />
en materia narrativa, forjada con un lenguaje original.<br />
La confirmación de un cáncer pulmonar lo devuelve a<br />
Londres a comienzos de 1991. La última hora llegó el 22<br />
de noviembre de 1993 en Twickenham, en los suburbios de<br />
la capital. El tiempo no fue suficiente para la ópera sobre<br />
Freud ni otra sobre D. H. Lawrence, pero sí alcanzó para<br />
dejar listo el original de Un hombre muerto en Deptford. No<br />
se trata de una novela más, sino que merece ser leída como la<br />
última risa del gran provocador. Al cumplirse el cuarto centenario<br />
de la desaparición de Christopher “Kit” Marlowe,<br />
genio literario y bad boy de las letras británicas, Burgess se<br />
aleja de todo tipo de pompa solemne y grave para dejar como<br />
testamento un homenaje irreverente y vital que incluso, aún<br />
bajo los ropajes del policial y la novela de espionaje, se anima<br />
a plantear audaces teorías acerca de la historia literaria de<br />
su país. En suma, el tributo a un amor incondicional por la<br />
literatura y la lengua inglesa
RECOMENDADOS<br />
POR MÓNICA TRACEY<br />
RECOMENDADOS INFANTILES / JUVENILES<br />
POR CAROLINA DI BELLA<br />
EL LECTOR DEL TREN DE LAS 6.27<br />
Jean-Paul Didierlaurent<br />
Seix Barral<br />
CUADERNOS DE LENGUA Y LITERATURA. VOL. X<br />
Mario Ortiz<br />
Eterna Cadencia<br />
SILENCIO<br />
Susaku Endo<br />
Edhasa<br />
MINI ABREMENTE CURSIVA<br />
A partir de 5 años<br />
Catapulta Junior<br />
ADIVINANZAS QUE ENCANTAN<br />
Florencia Esses | Ilustraciones Bela Oviedo<br />
Editorial Albatros<br />
COLECCIÓN<br />
10 CUENTOS A LA CARTA<br />
Editorial Sigmar<br />
Del rescate de la literatura a través de la<br />
lectura podría decirse que trata esta primera<br />
novela del escritor francés ya reconocido<br />
por sus relatos. Una monstruosa máquina<br />
devora libros que convierte en pasta para<br />
hacer otros libros. El protagonista trabaja<br />
limpiando y aceitando los engranajes de “La<br />
Cosa”, hundiéndose en su siniestra oscuridad,<br />
que oculta su luminosa tarea: rescatar<br />
páginas sueltas que lee cada mañana a los<br />
viajeros del tren que él toma para ir al trabajo<br />
que detesta. Recetas de cocina, instructivos,<br />
historias, todo inconcluso, lo que entra<br />
en una página, sin continuidad, bengalas<br />
lanzadas al azar que iluminan el amanecer<br />
de sus ávidos oyentes.<br />
Un ensayo en clave literaria, del cual este,<br />
dedicado al concepto de espacio, conforma<br />
el último libro según anunció su autor, un<br />
profesor de literatura de Bahía Blanca, que<br />
en la saga de sus cuadernos se ha consagrado<br />
como un original narrador y poeta. “Concibamos<br />
el espacio como un texto que se expande<br />
por líneas de transparencia que los dedos<br />
trazan sobre una mancha de niebla para descubrir<br />
y ligar elementos heterogéneos en un<br />
mismo tramado…”, dice, y para qué mayores<br />
explicaciones para recomendar estas bellas<br />
clases de literatura atravesadas de una mirada<br />
poética. ¿Hay un modo mejor de aprender?<br />
La referencia histórica es el intento de evangelización<br />
por parte de misioneros españoles<br />
y portugueses de distintas órdenes en el Japón<br />
del siglo XVII, donde pronto enfrentarían,<br />
sacerdotes y campesinos conversos, terribles<br />
persecuciones. El viaje a lo desconocido de<br />
dos jóvenes jesuitas para rastrear a un ex<br />
profesor de teología misionero, en Japón,<br />
del que se decía que había renegado de la fe<br />
ante la tortura, podría ser en sí mismo toda<br />
la aventura. Pero la novela que consagró al<br />
escritor japonés cuando se editó en 1966,<br />
busca comprender la fe, sus límites, y ese gran<br />
interrogante acerca del silencio de Dios frente<br />
al martirio de sus creyentes. Silencio, la película<br />
de Scorsese, se basó en esta novela.<br />
Las cuarenta páginas con actividades para<br />
escribir y borrar del libro Mini Abremente<br />
Cursiva son una propuesta original y<br />
novedosa de lectoescritura con seis historias<br />
para leer, letras en relieve para recorrer con<br />
los dedos y letras punteadas para trazar,<br />
ordenadas según la complejidad del dibujo.<br />
Los adultos y los niños podrán compartir<br />
momentos de aprendizaje y divertirse<br />
jugando con actividades que estimulan la<br />
imaginación y la creatividad. Además, el<br />
libro incluye un marcador con borrador,<br />
para que los niños puedan escribir y borrar<br />
cuantas veces quieran.<br />
Cuando las palabras convocan con imágenes,<br />
ritmo, sonoridad, cadencia y silencios,<br />
se vuelven poesía. Y la poesía es una de las<br />
manifestaciones más antiguas del arte de la<br />
palabra y más afines a los primeros años de<br />
los niños. Adivinanzas que encantan es una<br />
puerta de entrada a adivinanzas, limericks,<br />
rimas para la suerte y otros poemas que<br />
invitan a jugar con las palabras. Con una<br />
descripción ingeniosa, un juego de palabras<br />
o a través de las características y cualidades<br />
de algo oculto, siempre es divertido intentar<br />
descubrir qué hay detrás de cada acertijo.<br />
Un libro que confirma que las adivinanzas<br />
no pasan de moda y siguen encantando a<br />
toda la familia.<br />
Se trata de cuatro libros de destacados autores<br />
e ilustradores argentinos. Cada uno incluye<br />
diez cuentos que giran en torno a dragones,<br />
princesas, brujas y monstruos. En Dragones<br />
revueltos, Darío Levin presenta historias<br />
de sorprendentes dragones. En Ensalada de<br />
princesas, Fabiana Fondevila conoce unas<br />
princesas inquietas. Nicolás Schuffen, en<br />
Monstruos fritos, relata historias de impensados<br />
monstruos tan graciosos como extraños y<br />
Patricia Suárez en Guiso de brujas narra<br />
las aventuras y desventuras de unas brujas<br />
para nada convencionales. Ilustrados por<br />
Diego Stigliano, Sabrina Dieghi, Pablo<br />
Tambuscio y Sabina Schürman.<br />
48<br />
49<br />
EL CIRCUITO ESCALERA<br />
Javier Daulte<br />
Alfaguara<br />
PATRIA<br />
Fernando Aramburu<br />
Tusquets<br />
TRUMP Y LA CAÍDA DE LOS CLINTON<br />
Vicente Vallés<br />
El Ateneo<br />
EL PODER DE LA IMAGINACIÓN DE HENRY<br />
Skye Byrne | Ilustraciones Nic George<br />
Uranito<br />
EL MISTERIOSO CASO DEL INSPECTOR SEVERO VALENZUELA<br />
Maryta Berenguer | Ilustraciones Santiago Oddis<br />
Quipu<br />
NOCHE DE LUZ<br />
Jay Asher<br />
VRYA<br />
El protagonista de la primera novela de<br />
Daulte, Walter, es un exitoso director<br />
teatral y de televisión que vive sus cuarenta<br />
con una crisis que cuestiona su trabajo como<br />
artista, sus relaciones personales, el lugar que<br />
ocupa. No se resigna a que la vida no sea una<br />
constante aventura y comienza a huir hacia<br />
el riesgo. Mientras, su pareja, su ex mujer,<br />
su hijo adolescente, sus amigos y colegas<br />
recorren sus propios caminos que van a dar,<br />
certeros, en el mundo de Walter. Ya probado<br />
escritor en teatro y guión, además de reconocido<br />
director teatral, Javier Daulte se interna<br />
cómodamente en la novela.<br />
La novela comienza el día en que el ETA<br />
anuncia el abandono de las armas. Desde<br />
allí se despliega en presente y pasado la<br />
trama que recorre la vida de un pueblo vasco<br />
de la provincia de Guipúzcoa, centrada en<br />
dos familias vecinas y amigas: una perdió al<br />
hombre de la casa en un atentado de ETA, la<br />
otra tenía un hijo en la organización armada,<br />
que continúa en prisión. El intento de fresco<br />
histórico está, la mirada, más bien simple,<br />
no alcanza a dar cuenta de tamaño desafío.<br />
Aramburu es un reconocido escritor vasco,<br />
nacido en San Sebastián, que reside hace<br />
treinta años en Alemania.<br />
El periodista y analista español especializado<br />
en la política estadounidense de los<br />
últimos años da algunas explicaciones del<br />
sorpresivo triunfo de Trump, en las que<br />
incluye el importante papel de los medios, y<br />
advierte sobre la posible propagación del fenómeno<br />
en otros países. Dice también que<br />
en su triunfo pesó su anuncio de gobernar<br />
contra lo políticamente correcto. Vallés<br />
analiza la derrota de Hillary Clinton,<br />
quien a pesar de haber tenido tres millones<br />
de votos a su favor, no alcanzó la presidencia<br />
por las peculiaridades del sistema electoral<br />
estadounidense, y asegura que no era una<br />
buena candidata.<br />
La capacidad para fantasear es un arma<br />
poderosa tal como se pone de manifiesto en<br />
este libro álbum. La trama comienza con la<br />
desazón del pequeño Henry cuando pierde a<br />
su peluche y el abuelo le aconseja: “Imagina<br />
que Frambuesa –así se llama su muñeco–<br />
vuelve a estar contigo”. A partir de entonces,<br />
el niño cambia de actitud y las páginas abandonan<br />
la realidad para adentrarse en escenarios<br />
que conducen a la aventura, como ese río<br />
de tela que habrá de atravesar para librarse<br />
de los cocodrilos recreados con pinzas de la<br />
ropa. La combinación de dibujos e imágenes<br />
de piezas cotidianas van encadenando las hazañas<br />
que se vuelven tesoros gracias al poder<br />
de la imaginación.<br />
Martín y sus amigos, Fede y Pili, están de<br />
vacaciones en la costa y se encuentran con<br />
un nuevo misterio por resolver. A pedido del<br />
intendente, tienen que investigar la desaparición<br />
de todas las almejas en la playa. Con<br />
la ayuda de un personaje genial, Don Vito,<br />
un viejo filibustero que vive a orillas del mar,<br />
y de sus peligrosos galgos salvajes, deberán<br />
enfrentar una serie de dificultades, incluida<br />
la misteriosa presencia del inspector Severo<br />
Valenzuela, un hombre sospechoso que<br />
presta servicios en la Municipalidad de Villa<br />
del Cielo. Maryta Berenguer invita a leer<br />
una nueva novela policial, de aventura, amor<br />
y misterio, con el humor y las situaciones<br />
emocionantes que caracterizan su obra.<br />
Jay Asher, autora best seller de The New<br />
York Times, ofrece en su novela un romance<br />
que romperá corazones. Noche de luz es una<br />
historia dulce y desgarradora sobre el primer<br />
amor y el perdón. La familia de Sierra vive en<br />
Oregón y tiene un negocio de árboles de Navidad.<br />
Cada año, Sierra viaja hasta California<br />
y extraña pasar Navidad con sus mejores<br />
amigas. Sin embargo, cuando se entera de<br />
que hay una posibilidad de que ese año sea<br />
el último, no puede evitar sentirse triste. Por<br />
eso cuando conoce a Caleb, las cosas no serán<br />
nada sencillas. Pero las historias siempre<br />
tienen más de una cara y Sierra tendrá que<br />
tomar una decisión con respecto a lo que<br />
quiere creer.
TV / SERIES<br />
POR LAURA BERTI<br />
RANKING<br />
50<br />
Proof<br />
¿Qué pasa con nosotros tras morir? Todos queremos tener<br />
la esperanza de que hay algo más. Esta serie trata de eso, de<br />
descubrir si existe algo más allá de esta vida, siempre desde<br />
un punto de vista científico, intentando encontrar una prueba<br />
real de las luces al final del túnel y de cómo el alma abandona<br />
nuestro cuerpo y sale volando para ver desde arriba cómo un<br />
médico intenta reanimarnos sin conseguirlo. Jennifer Beals<br />
(Flashdance y The L word) es la Doctora Carolyn Turner, una<br />
extraordinaria y escéptica cirujana que, tras perder a su hijo<br />
en un accidente de tránsito, se centra en su carrera, desestabilizando<br />
a su familia y convirtiéndose en una persona fría<br />
y alejada de toda empatía con el resto de la humanidad. Y<br />
aquí es donde aparece Matthew Modine, interpretando a<br />
Ivan Turing, un millonario enfermo de cáncer obsesionado y<br />
dispuesto a gastar su fortuna en saber y estar preparado para lo<br />
que le espera al llegar al otro lado. Por supuesto que al principio<br />
no será fácil convencer a la doctora, pero, finalmente, ella<br />
accederá y se convertirá en toda una investigadora de “Cuarto<br />
milenio”, quizás por cierto feeling que le despierta el hecho de<br />
poder saber algo más sobre su hijo. Así, junto a su compañero<br />
de trabajo Zedan Badawi (Edi Gathegi), quien aporta la veta<br />
cómica de la serie, se dedicarán a investigar ciertos casos en<br />
los que, por un tema u otro, sus protagonistas han estado cerca<br />
de la muerte o bien han estado técnicamente muertos durante<br />
cierto tiempo. A esto cabe añadirle el personaje que interpreta<br />
Callum Blue (Smallville y Los Tudor), el escritor Peter Van<br />
Owen, creador de best sellers sobre el más allá, que intenta<br />
también acercarse a la doctora para convencerla de que hay<br />
algo más después de la vida. En un primer momento, puede<br />
parecer que se aprovecha del sufrimiento ajeno, pero, poco<br />
a poco, nos va convenciendo de que cree en lo que escribe.<br />
También destacamos a Joe Morton (Terminator 2), como<br />
jefe del hospital donde trabaja nuestra doctora. Una historia y<br />
trama muy original, huyendo de las típicas series de médicos y<br />
que poco tiene que ver con la parapsicología. Una buena historia,<br />
innovadora, entretenida e interesante por cómo intenta<br />
que sea el razonamiento empírico el que la haga avanzar por<br />
encima de la creencia indiscriminada de testimonios y pruebas<br />
de dudosa credibilidad. Sin sensiblerías fáciles y con espíritu<br />
de ir más allá de la típica serie autoconclusiva con un trasfondo<br />
que nunca llega, esta es digna de ser vista y entretenida.<br />
Y aunque solo tiene una temporada, tiene un final cerrado ya<br />
que todos los protagonistas, de alguna manera, completan sus<br />
tramas, en especial, la protagonista<br />
Grace & Frankie<br />
Grace & Frankie es una serie original de Netflix, de Marta<br />
Kauffman (co-creadora de Friends), nos trae a Lily<br />
Tomlin y Jane Fonda en una historia sobre los cambios en<br />
la vida a los 70 años. Es una historia de esperanza, porque es<br />
la esperanza la que hace que nos esforcemos para adaptarnos<br />
al cambio, que comienza con Grace y Frankie, quienes llevan<br />
cuarenta años casadas con Robert y Sol, respectivamente. Ellos<br />
han sido amigos y socios de negocios durante casi el mismo<br />
tiempo, pero, por la mitad de esos años, han tenido un romance<br />
en secreto. Al comienzo de la serie, ellos deciden finalmente<br />
terminar sus matrimonios y salir del clóset para empezar a vivir<br />
antes de que sea demasiado tarde.<br />
La serie nos lleva a través del ajuste que deben enfrentar estas<br />
dos mujeres, luego de recibir semejantes noticias, y cómo<br />
todos los involucrados, incluidos los hijos de ambas parejas<br />
y ex-parejas, se intentan adaptar al cambio de vida luego de<br />
tantos años. Los cuatro personajes principales de la historia<br />
están en sus 70 años y son personas con vidas, intereses, sueños,<br />
problemas y miedos. Además asisten mucho a funerales<br />
y el mundo parecer recordarles constantemente que “su<br />
tiempo ya pasó”. Hacia el final, la serie gira alrededor de Grace<br />
y Frankie, dos mujeres que tienen que empezar de nuevo<br />
y apenas tienen la más mínima idea de cómo hacerlo. Grace<br />
es interpretada por Jane Fonda y Frankie por Lily Tomlin.<br />
Ambas mujeres, quienes nunca fueron demasiado cercanas a<br />
pesar de conocerse desde hace décadas, terminan entablando<br />
una hermosa amistad dadas sus nuevas circunstancias similares<br />
de vida. Por otro lado, están Sol y Robert, interpretados<br />
por Sam Waterston y Martin Sheen. Esta pareja de<br />
ancianos homosexuales es tan adorable que nadie tiene más<br />
remedio que perdonarlos por haber mentido durante veinte<br />
años. Los hijos de ambas parejas también aportan un extra<br />
a la serie, que le da un toque especial a la dinámica, por sus<br />
interesantes personalidades<br />
FICCIÓN<br />
1. LA CHICA DEL TREN<br />
Paula Hawkins<br />
Planeta<br />
2. PERSONAS DESCONOCIDAS<br />
John Katzenbach<br />
Ediciones B<br />
3. LA RAZÓN DE ESTAR CONTIGO<br />
Bruce W. Cameron<br />
Roca Editorial<br />
4. EL PREDADOR<br />
Wilbur Smith<br />
Emecé<br />
5. EL LABERINTO DE LOS ESPÍRITUS<br />
Carlos Ruiz Zafón<br />
Planeta<br />
MÚSICA<br />
1. RANDOM<br />
Charly García<br />
Sony<br />
2. DIVIDE (DELUXE)<br />
Ed Sheeran<br />
Warner<br />
3. LA LA LAND ORIGINAL MOTION<br />
PICTURE SOUNDTRACK<br />
Varios Intérpretes |Universal<br />
NO FICCIÓN INFANTIL JUVENIL<br />
1. FUERON POR TODO<br />
Nicolás Wiñazki<br />
Sudamericana<br />
2. PABLO ESCOBAR IN FRAGANTI<br />
Juan Sebastián Marroquín Santos<br />
Planeta<br />
3. ASÍ ME CUIDO YO<br />
Marina Borensztein<br />
Planeta<br />
4. DE LA ESTUPIDEZ A LA LOCURA<br />
Umberto Eco<br />
Lumen<br />
5. USAR EL CEREBRO<br />
Facundo Manes<br />
Planeta<br />
1. GATURRO 27<br />
Nik<br />
De La Flor<br />
2. MOANA<br />
N/D<br />
Guadal<br />
3. ABREMENTE 6/7<br />
Editores de Catapulta<br />
Catapulta<br />
4. COLORES - BICHILIBROS<br />
Fiona Hayes<br />
El Ateneo<br />
5. EL PRINCIPITO<br />
Antoine De Saint-Exupery<br />
Catapulta<br />
PELÍCULAS<br />
1. TROLLS<br />
Mike Mitchell<br />
20Th Century Fox<br />
2. CIGÜEÑAS<br />
Doug Sweetland<br />
Warner<br />
3. ESCUADRÓN SUICIDA<br />
David Ayer<br />
Warner<br />
1. ANIMALES FANTÁSTICOS Y DÓNDE<br />
ENCONTRARLOS<br />
Joanne K. Rowling | Salamandra<br />
2. POKÉMON<br />
LA GUÍA ESENCIAL DEFINITIVA<br />
Varios Autores | Montena<br />
3. HARRY POTTER<br />
Y EL LEGADO MALDITO<br />
Joanne K. Rowling | Salamandra<br />
4. UNO IGUAL AL RESTO<br />
Mariano Bondar<br />
Altea<br />
5. POKÉMON - GUÍA OFICIAL DEL<br />
MÍTICO Y LEGENDARIO POKÉMON<br />
Varios Autores | Montena<br />
51<br />
4. PRIMERA CITA<br />
Cnco<br />
Sony<br />
4. ELENA DE AVALOR<br />
Disney<br />
Walt Disney<br />
5. DIVIDE<br />
Ed Sheeran<br />
Warner<br />
5. EL LIBRO DE LA SELVA<br />
Jon Favreau<br />
Walt Disney<br />
Esta información comprende los libros (ficción/ no ficción/ infantiles/ juveniles), CDs y películas más vendidos en todos los puntos de venta del Grupo ILHSA S.A. desde el 27/02/17 y el 05/03/17
Entrevista<br />
cinco<br />
De aquí<br />
a la<br />
eternidad<br />
Autor de un cancionero indiscutiblemente popular y perdurable,<br />
muchos de sus hits superan el cuarto de siglo y siguen sonando.<br />
JUANSE charló con <strong>Quid</strong> después de un ensayo con la nueva<br />
banda que lo acompaña en su etapa solista. Genuinamente<br />
52<br />
comprometido con la religión, concentró la mayor parte de su<br />
interés en ese plano, sin dejar de ser ese tipo desenfadado al que<br />
53<br />
casi todos conocemos gracias a su extensa trayectoria. Picos de<br />
misticismo, humor y la actitud serena y mansa de quien sabe que,<br />
al final, todo, menos Dios, perece<br />
POR Nancy Giampaolo
54<br />
–Juanse no es el mismo hombre que unos años atrás.<br />
Desde afuera vemos que su adhesión al cristianismo<br />
lo transformó. ¿Usted cómo ve esto? En un momento<br />
aparece un evento interior, donde paso de estar en contacto<br />
con lo que hacemos nosotros, que es desarrollar una artesanía<br />
y hay que tener en cuenta que el desarrollo de esa<br />
artesanía tiene sus complejidades, a estar en contacto con<br />
otras cosas mucho más de adentro mío y, al mismo tiempo,<br />
más universales. Vengo a ser una especie de testigo de un<br />
montón de cosas que fueron sucediendo en la medida en que<br />
fui madurando y, mirándome como desde afuera, veo que<br />
la instrucción que recibí tenía que ver con mantenerme en<br />
segundo plano. Pero había una contradicción: yo era un pibe<br />
conocido en mi barrio sin necesidad de tocar o hacer algo<br />
para merecerlo. Por otro lado con mi papá músico, mi mamá<br />
marchand de arte y sin hermanos, tuve siempre la vocación<br />
artística bombardeándome en casa. Pero creo que yo también<br />
quería tener un aspecto social más desintegrado, en el sentido<br />
de no querer cobrar protagonismo, lo que evidentemente<br />
no salió. (Risas). Siempre fui muy normal por un lado y muy<br />
extraño por otro. Y el aspecto atípico es el que prevaleció y<br />
mi función o aspiración interior de querer ser normal no se<br />
logró. Igual es todo circunstancial, una vez que el cuerpo se<br />
deshace, el alma es la misma.<br />
–Por cómo arranca esta charla, noto que no tiene mucho<br />
interés en repasar su carrera. Y tengo en cuenta<br />
que la palabra carrera no es muy feliz… No necesariamente,<br />
porque si la tomás como el hecho de correr por<br />
esta autopista que es la vida del mundo hasta que te quedás<br />
sin nafta, no está tan mal. Lo que pasa es que la gente hace<br />
de este término, que podría ser más universal, una lectura<br />
restringida, personal, vanidosa, etc.<br />
–En esta etapa de su vida, habló varias veces de un<br />
concepto más que interesante: la destrucción del ego.<br />
¿Cuál es su lectura específica? Lo más difícil para todos<br />
es la destrucción del ego, pero lograrlo es muy importante.<br />
Hay un problema con eso en la vida de hoy que tiene mucho<br />
que ver con cosas como el psicoanálisis donde, lejos de aplacar<br />
la vanidad del ego, se trabaja con el paciente para que su<br />
ego se fortalezca y lo domine todo. Yo no creo en eso. Por<br />
supuesto que a veces un psicólogo puede ayudar a alguien a<br />
salir de una patología determinada, de una angustia o de algo<br />
que no puede manejar porque lo excede. Pero me parece<br />
que ir al psicólogo para convencerte de que sos genial es<br />
una pelotudez. Yo como cristiano no acepto eso para nada.<br />
La vanidad que tengo hoy es infantil, consiste en discutir en<br />
mi casa con mis hijos medio en broma o medio en serio por<br />
una naranja o el control remoto, o hacer una especie de “acá<br />
mando yo” con el estilo de Enrique Carreras (risas). Es<br />
un juego inocente donde uno no le hace daño a nadie ni a<br />
uno mismo, porque la principal víctima del ego es uno mismo.<br />
Y el resultado final de la vanidad y el ego, para colmo, es<br />
la envidia y el sentirse vacío.<br />
–Es decir que para usted en el mundo de hoy hay cosas<br />
que están invertidas… Si aceptamos una ficción teatral y<br />
nos emocionamos es porque estamos predispuestos a hacerlo,<br />
pero, por buena que sea la obra en cuestión, nunca puede llegar<br />
a conmoverte como lo hace Dios con su manifestación, con<br />
lo que creó. Y claro que es absurdo o triste conmoverse más<br />
con algo hecho por el hombre que con la obra divina que incluye<br />
al hombre, pero así estamos. La axiología se ocupa de la<br />
jerarquía de los valores, y la sociedad en general está poniendo<br />
en primer plano al hombre, dice que el hombre es el que hace<br />
el bien, el que hace el mal y de esta manera nos encontramos<br />
discutiendo cosas increíbles como quién paga el muro.<br />
–Hay una estigmatización de la fe más allá de los<br />
estigmas literales del cristianismo… Hay una estigmatización<br />
porque somos muchos los que creemos en Dios y<br />
al ser muchos hay buenos y malos como en todos los grupos<br />
humanos, como en todos los niveles. Y las investigaciones<br />
para descubrir a esos malos recaen sobre la iglesia católica<br />
especialmente, no sobre otras instituciones religiosas que por<br />
ahí denuncian mucho pero no miran para adentro.<br />
–En muchas notas que dio recientemente habló de la<br />
conversión… Sí, para mí es esencial porque si uno no pasa<br />
por una conversión está como perdido. Pero no es todo.<br />
Como dice Romano Guardini: “voy camino a ser cristiano”,<br />
uno no se considera un cristiano completo porque cae<br />
en dudas y faltas, pero estar en el camino es lo que importa,<br />
tener la intención.<br />
–¿Y por qué es tan rechazado por la sociedad secular<br />
ese camino? Porque lo que propone prescinde totalmente de<br />
lo que nos está rodeando en este momento, que es todo material<br />
y vinculado al dinero. Vos fijate que estamos en un bar,<br />
donde desde la tele hay un tipo que grita sin parar, dificultando<br />
nuestra comunicación y al irnos encima vamos a tener que<br />
pagar una cuenta (risas). No es raro que se rechace un camino<br />
que te llama a ayudar a quien no conocés, por ejemplo. Porque<br />
amar y ayudar a tu familia o amigos o personas a las que<br />
conocés, y por eso las querés, es mucho más fácil que ayudar a<br />
alguien de quien no sabés nada. Tener esa conciencia de que<br />
la presencia divina está en todos, y ayudarlos y amarlos incluso<br />
aunque vengan en un envase que a uno no le guste como el de<br />
un policía, no es algo sencillo para nada.<br />
–¿La inspiración proveniente de Dios es posible para<br />
todos? El llama todo el tiempo, todos los días. Vos por ahí<br />
no te das cuenta, pero un día, con tu 15% de libre albedrío,<br />
aunque posiblemente pensás que tenés un 100, te das vuelta<br />
para decirle que sí o que no. Y sos la misma persona. Yo soy<br />
el mismo ser humano que antes, pero ahora tengo un cuidado<br />
especial al prójimo, pero no por miedo o respeto, sino por<br />
amor, amor incondicional, sin preguntar de dónde venís o<br />
quien sos, porque es una asistencia que yo le brindo a Cristo,<br />
no a una persona en particular fuera de él.<br />
–¿Piensa que tocar es un acto de amor? No. Es como<br />
caminar: uno puede ir caminado a un prostíbulo, al camino<br />
de Santiago, o al baño. Yendo al prostíbulo pensando en que<br />
vas a convertir a alguien hablándole tal vez hagas mejor que<br />
si caminás por el camino de Santiago pensando “con quién<br />
me voy a cruzar por ahí”. Pero errar es humano: nosotros<br />
como seres humanos lo único que realmente inventamos es<br />
el error, ese es nuestro gran descubrimiento. Al final la gracia<br />
y el don vienen de la mano del sacrificio.<br />
–¿Qué opinión le merece el Papa Francisco? Es el acontecimiento<br />
más importante o, mejor dicho, trascendente de la<br />
historia del país como Nación. El mundo toma al Papa como<br />
una figura farandulesca. Para mí es el sucesor de San Pedro,<br />
no es broma, no es algo que pueda reducirse a la celebridad<br />
o la política. El papado, además, es una cosa que se vino<br />
manteniendo en forma coherente y representa todo lo que el<br />
mundo de hoy detesta: organización, jerarquía, coherencia…<br />
Por supuesto que la Iglesia está formada por humanos y hay<br />
algunos que se comprometen con algo que no pueden hacer<br />
en realidad y desbarrancan y se van de mambo.<br />
–¿Qué piensa de Castañeda? Asumo que alguna vez, ya<br />
hace mucho, lo leyó… Obvio, y es magia negra pura y dura.<br />
Lo sabe todo el mundo…<br />
–Pero quizás pueda ser para alguien una puerta de<br />
entrada a la verdadera fe. Es como lo que decía del<br />
prostíbulo: importa la intención. El mundo es un gran<br />
prostíbulo y todos caemos en algo que está mal, por eso la<br />
confesión. Estos son años decisivos de división entre el bien<br />
y el mal. Cuando me reprochan seguir cantando temas como<br />
Vicio o el Rock del pedazo como algo contradictorio yo siento<br />
que ese es mi testimonio de algo que fui, que no lo puedo<br />
borrar y que no nací convertido, la conversión vino después<br />
de todo eso que hice. Imaginate que si se convirtieron los<br />
santos… Igual, lo más importante que lográs en este camino<br />
que yo encaré es que me resulte totalmente intrascendente<br />
la opinión del mundo, desde ningún ángulo, ni desde el familiar,<br />
ni desde el amistoso o afectivo. Realmente, lo que digan<br />
no me toca para nada.<br />
–¿Y cuándo dicen cosas lindas, rayanas a la idolatría?<br />
La idolatría es lo peor, pero hay que diferenciar un poco con<br />
lo que puede ser cariño, qué se yo. En estos años vi partir a<br />
los que fueron considerados como los más grandes, estuve<br />
ahí viendo cómo los ídolos, al morir, dejan de serlo. Esto<br />
puede llegar a pasar por una visión agónica, o aburrida, o escatológica<br />
pero es así: cuando llega la hora, ¿dónde está todo<br />
lo que te tomaste? ¿Y la plata? ¿Y el auto? ¿Y el departamento?<br />
¿Y la mina que te llevaste? Pero vos sí estás… Todo lo<br />
otro es casi absurdo<br />
55
–Estamos sobre la fecha de lanzamiento de su<br />
Entrevista<br />
seis<br />
EP, ¿qué puede contarnos? Se llama Strass. Es una<br />
historia dividida en capítulos, que serían las canciones.<br />
Yo cuento la historia, pero hay una protagonista, que es<br />
“La Chica”. Ella representa a cualquier chica que haya<br />
vivido situaciones similares. Strass es brillar con poco, es<br />
tener la intención, no los recursos. Los temas son muy<br />
callejeros; una chica explorando, viviendo, curioseando,<br />
cayendo, fallando. Es una especie de amazona urbana y<br />
latina. Podría ser feminista, podría ser socialista. El sonido<br />
es muy latino, tiene un beat sutil de cumbia, reggaeton o<br />
hip-hop, algunas referencias étnicas como hindúes, árabes<br />
y africanas, pero nada que hayan escuchado antes. El bajo<br />
es muy protagonista y el tempo es lento, te va adentrando<br />
en la canción y te sitúa en un contexto. Es bailable. Las<br />
bases son climáticas. Esa es mi intención: que aquel que<br />
lo escuche se sienta el protagonista de la historia. Fue<br />
producido por Julián Aznar, que es mi colaborador musical<br />
desde el 2015. Creamos juntos. Diego Tuñón de los<br />
Babasónicos también colaboró desde el inicio del EP y nos<br />
guió mucho. 2016 fue un año de mucho aprendizaje.<br />
–Su música se completa con una potente parte<br />
visual, tanto en los vivos como en los videoclips,<br />
¿por qué? Vengo del campo de lo visual. Mi primer<br />
acercamiento al arte fue a través del dibujo y la pintura. Y<br />
después fui modelo y me la pasé trabajando en la imagen.<br />
La estética visual es algo muy presente en todo lo que<br />
hago. Cuando compongo, cuando escribo letras, pienso en<br />
imágenes, en escenas, ¡pienso en el videoclip antes de tener<br />
el tema listo! (Risas). Cada video es un mundo distinto<br />
56<br />
que imagino. Creo que mis temas cuentan una historia.<br />
57<br />
Artista de<br />
vocación<br />
POR Nancy Giampaolo<br />
Su trayectoria como modelo abarca las marcas,<br />
diseñadores y fotógrafos más conocidos del<br />
mundo, pero es solo una faceta dentro de la gran<br />
variedad de actividades que NAOMI PREIZLER<br />
despliega, con un sello siempre personal. Artista<br />
plástica y cantante, estrena su nuevo EP, con el<br />
que sigue expandiendo sus dotes performáticas.<br />
Escrupulosa a la hora de dar respuestas y<br />
magníficamente profesional al momento de ser<br />
fotografiada, habló con <strong>Quid</strong> sobre su música,<br />
sus pinturas y su feminismo, entre otros temas<br />
Y de eso se trata este EP. Strass es la obra artística más<br />
visual que hice hasta ahora. Es lo más parecido a un cortometraje.<br />
Es una historia muy definida, muy visual, con<br />
personajes existentes. No soy abstracta, nunca lo fui. Ni en<br />
mis dibujos, ni en mis letras. Para los shows en vivo hice<br />
mis propias visuales, con animaciones, con colores, videos,<br />
efectos que edito en premiere, y las disparamos desde<br />
el escenario. A veces hay bailarines o performers. No es<br />
una banda, el atractivo no está en cuán bien tocamos los<br />
instrumentos, sino en lo que se ve, en lo que se percibe.<br />
–¿Cuándo y cómo empezó su romance con la<br />
música? Mi romance es con el arte y siempre lo fue. La<br />
música es una expresión artística que me dio la libertad<br />
de contar historias, pensamientos, ideas, sentimientos,<br />
a través de sonidos, ondas y letras y que mi obra sea<br />
accesible, porque la música hoy en día es gratis. Me dio<br />
la oportunidad de usar mi cuerpo y voz para expresarme.<br />
Para mí es un arte muy completo. Siempre me gustó,
58<br />
¿A quién no le gusta la música? Es el lenguaje universal que<br />
te traslada a emociones. Yo venía explorando el arte performático<br />
y experimental y Julián me convenció de hacer<br />
algo pop. En realidad nunca pensé que me iba a dedicar a<br />
la música, porque no me creía virtuosa o eso me decían mis<br />
padres. Porque en mi casa se valoraba el virtuosismo y cada<br />
hijo debía seguir su talento innato. El mío era el dibujo, el<br />
de mi hermana el canto, etc. Pero después me di cuenta que<br />
mi búsqueda pasaba por otro lado, y que los músicos que yo<br />
admiraba no eran los más afinados y que eso no importa, que<br />
lo más atractivo de ellos es su rotura, su imperfección y su<br />
capacidad de crear y expresar algo que nos cambie la vida. Lo<br />
más interesante en la vida es lo que sale mal.<br />
–Como artista plástica, llegó a exponer en el exterior<br />
y tiene una cantidad importante de obras. ¿Cómo comenzó<br />
y cómo fue desarrollándose a lo largo del tiempo<br />
esa faceta suya? Dibujo desde chica. Las artes plásticas<br />
tenían su propio espacio en la casa de mis padres y también<br />
en la de mis abuelos. Era la cocina, el living, el dormitorio, el<br />
baño y el taller de arte. Recuerdo que a los 5 años mi mamá<br />
me llevó a un concurso de arte de niños y me dejó sola ante<br />
una hoja y lápices. Yo veía que todos los otros niños estaban<br />
pintando con ayuda de sus padres. Y yo me quedé sola y feliz<br />
creando mi propio mundo y gané el tercer premio. Y así, sola<br />
y feliz, viví en las ciudades con mayor oferta cultural, como<br />
Londres, París, Nueva York y Tokio, gracias a mi profesión<br />
como modelo. Recorrí todas las muestras de arte que pude,<br />
tomé clases y dibujé a quien pude en el tiempo que tuve.<br />
Generalmente era en los backstages de los desfiles y castings.<br />
Entonces las modelos se convirtieron en las protagonistas de<br />
mi obra. Y me empezaron a llamar para colaborar con casas<br />
y medios de moda como Vogue, Harvey Nichol’s, DKNY,<br />
Harper’s Bazaar, The Telegraph, etc. Mi arte se convirtió<br />
en moda. Pero me volví a Buenos Aires porque mi arte se<br />
había convertido en moda. Y yo quería explorar otras cosas,<br />
otros temas. No quería ser la ilustradora de la moda, sino<br />
una artista. Y me di cuenta de que no había vivido ciertas<br />
cosas necesarias para una artista. Ciertas realidades, como<br />
relacionarme con gente diversa, con gente real. Noté que allá<br />
transitaba por un falso mundo y que en mi ciudad iba a poder<br />
desarrollarme en un espacio propio. Entonces, volví al taller.<br />
Ahora me inspiran las mujeres reales. Expuse en algunos<br />
lugares y tengo una galería que me representa en Nueva York<br />
y otra en Barcelona.<br />
–Se evidencia que su vocación artística es fuerte. ¿Alguna<br />
vez quiso ser otra cosa? No, jamás. Siempre quise<br />
tener una profesión artística. De chica quería ser bailarina y<br />
después actriz para poder estar en varios mundos a la vez.<br />
–Su trayectoria como modelo es enorme, entre otras<br />
cosas, porque trascendió por mucho el ámbito local,<br />
¿cuáles son los hitos más importantes? Primero que todo<br />
haber vivido en ciudades tan hermosas y estimulantes. En el<br />
plano profesional el haber trabajado para Margiela, Chanel,<br />
Balenciaga, Jean-Paul Gaultier, Marc Jacobs, Calvin Klein y<br />
haber pasado tiempo con sus directores creativos como Karl<br />
Lagerfeld, Nicholas Ghesquiere, Alexander Wang,<br />
etc. Haber sido retratada por fotógrafos muy talentosos como<br />
Steven Meisel, Patrick Demarchelier, Francesco<br />
Carrozzini para revistas como Vogue, Love, Dazed &<br />
Confused, Harper’s Bazaar, V Magazine… Todos encuentros<br />
y experiencias muy enriquecedoras y llenas de adrenalina. No<br />
me considero una top model, pero estoy satisfecha.<br />
–¿Referentes en el mundo de la plástica y en el mundo<br />
de la moda? Dentro de la plástica mencionaría a Tracey<br />
Emmin, Ana Gallardo, Christian Boltanski, Niki De<br />
Saint Phalle, Ai Weiwei, Marlene Dumas, Van Gogh,<br />
Grete Stern, Kara Walker. Y en la moda: Martin Margiela,<br />
Yohji Yamamoto, Elsa Schiaparelli, Yves Saint<br />
Laurent, Nicholas Ghesquiere, Franca Sozzanni,<br />
Raf Simons, Vivienne Westwood.<br />
–Se define como feminista, ¿por qué? ¿Cómo y cuándo<br />
empezó a interesarse por la problemática de la mujer<br />
en general? Porque soy mujer y porque viví situaciones de<br />
violencia de género. Siempre fui de luchar mucho por los<br />
derechos que me correspondían, no como mujer sino como<br />
ser humano. Vengo de una familia religiosa y en la religión<br />
la mujer ocupa un lugar más abajo que el hombre, pero<br />
por suerte en mi familia tuve ejemplos de mujeres fuertes.<br />
Me despertaron las ganas de trabajar sobre el feminismo y<br />
la problemática que sufrimos a partir de ciertas relaciones<br />
mías y que veía a mi alrededor, inundadas en violencia física<br />
y psicológica. Siempre traté de volcar todo en mi obra como<br />
una especie de duelo o consuelo. Conocí mujeres fabulosas<br />
e inspiradoras. Estos temas tratan el feminismo desde la<br />
idea de partir de nosotras mismas: “Las chicas sean unidas”.<br />
También creo que hay mujeres que dejan su talento y carrera<br />
de lado para poder estar al lado de cierto tipo de hombre, hay<br />
mucho temor, mucha cobardía. El hombre tiene que dejar de<br />
incomodarse ante el éxito de una mujer y la mujer tiene que<br />
ser más militante de su individualidad. Yo me apoyé mucho<br />
en las mujeres que fui encontrando en mi camino. Me parece<br />
que todavía tenemos naturalizadas ciertas situaciones e ideas<br />
que nos metieron en la sociedad, en la educación, en la cultura…<br />
Y son ideas erradas, machistas, de mucha desigualdad y<br />
no nos damos cuenta. La violencia es diaria, está en la calle al<br />
alcance de todos. La sufren tanto las mujeres como los hombres.<br />
Hay muchas presiones aún, muchos prejuicios por el<br />
género, sexualidad, apariencia, por la clase social, etc. Y entre<br />
las mujeres y todos los que adhieran a mejorar esta situación<br />
pido, con Strass, cooperación, unión, valentía, apertura,<br />
entendimiento y rebeldía. Y que nadie calle ni tenga miedo,<br />
porque acá estamos todas en la misma. El mundo tiene que<br />
volverse más femenino para frenar con tanta violencia
Música<br />
jazz & blues<br />
GENTE CON SWING<br />
La retrospectiva de la obra de DJANGO REINHARDT propicia el disfrute de uno de los intérpretes<br />
más virtuosos de la historia del jazz, que ofrenda una música deliciosa y esperanzadora<br />
POR Sergio Varela<br />
Hay sonidos que provocan trances hipnóticos y hay música que<br />
se baila en trance autista, ajeno a la estridencia que aturde;<br />
hay melodías sublimes que nos dejan en éxtasis de perplejidad<br />
como también hay ruidos molestos grabados en compact disc,<br />
hay cantantes, que parecen sirenas de leyenda y otros que<br />
desentonan ritmos de moda como barrabrava de primera B,<br />
pero la música de Jean Baptiste Reinhardt, más conocido como<br />
“Django”, es la entrañable banda de sonido de la esperanza<br />
contra todo augurio desfavorable.<br />
El creador del gipsy jazz era un virtuoso de la guitarra y,<br />
también, un gitano literal. Nació en Bélgica y se crió en un<br />
campamento de las afueras de París, donde la tribu de su calle<br />
lo acunó con canciones mágicas y misteriosas que impregnaron<br />
su estilo, capaz de maravillar generaciones sin fecha de vencimiento<br />
a la vista.<br />
Esa impronta gitana se tradujo en la creación de todo un género,<br />
el jazz manouche, en francés, o gipsy jazz, en inglés. No hay<br />
contradicción ni oxímoron en ese contrapunto cultural, ya que<br />
tanto los afroamericanos como los gitanos encontraron en la<br />
música un pasaporte artístico a la libertad. “La vida es como el<br />
jazz: mejora cuando se improvisa”, decía George Gershwin,<br />
y Django Reinhardt perfeccionó con sensibilidad la idea de una<br />
música nómade, libre y creativa, donde cada acorde es una sorpresa<br />
festiva para los oídos; música para escuchar, beber, bailar<br />
y disfrutar la vida, porque si la vida incluye a la música de “ese<br />
gitano en París” es que ha de ser algo bueno de experimentar.<br />
En 1928, al regresar de una actuación en un club nocturno, en<br />
la casa rodante donde vivía y en la que su mujer había almacenado<br />
flores de celuloide para vender, creyó escuchar un ratón<br />
en la oscuridad y prendió una vela, provocando un terrible<br />
incendio del que fue rescatado, junto a su esposa, por los bomberos.<br />
Como consecuencia de ese accidente, quedaron incapacitados<br />
los dedos anular y meñique de la mano izquierda. Esto<br />
sucedió en los inicios de su carrera, a los 18 años. Teniendo<br />
en cuenta que su leyenda, compilada en la caja Retrospective<br />
1938-1953, se forjó en los años siguientes, convirtiéndolo en<br />
el más extraordinario guitarrista de jazz de la historia, el dato<br />
de que, además, otorgaba el hándicap de tocar con dos dedos<br />
menos provoca asombro y exaltada admiración.<br />
Hay versiones extraordinarias de grandes standards de jazz en<br />
esta compilación. Desde su deslumbrante “Blues en mineur”,<br />
una de las melodías más subyugantes que se hayan concebido<br />
alguna vez, hasta clásicos casi tribales como “St Louis Blues”,<br />
que en su guitarra flamenca adquiere una densidad trágica que<br />
flota en los silencios, como si con ese instrumento pudiera y<br />
lograra equipararse a una orquesta de vientos. También es maravillosa<br />
su versión de “All of me”, en la que transmite la poesía<br />
de amor de la letra mediante su virtuosismo en las seis cuerdas,<br />
que susurran una serenata sincopada. Pero Django Reinhardt<br />
no es simplemente un artista cuya obra puede, debe, ser admirada:<br />
es casi un estado de la mente y el alma. Por eso no resulta<br />
demasiado conveniente andar haciendo zapping entre sus canciones,<br />
sino disponerse a disfrutar de los 53 temas de la caja,<br />
de forma continua, abandonándose a sus hipnóticos fraseos<br />
como quien aborda una meditación zen. Como las tormentas<br />
de Murakami, la música de Django Reinhardt transforma<br />
al oyente; no somos los mismos después de eventualmente<br />
descubrirlo e inexorablemente disfrutarlo<br />
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62<br />
Música<br />
clásica<br />
La prima donna<br />
ELINA GARANČA se considera una de las mejores mezzosopranos de la actualidad. Bajo la exclusividad<br />
de la compañía discográfica Deutsche Grammophon, Garanča ha grabado trece CDs, seis son álbumes<br />
solistas, tres de los cuales fueron premiados por el Echo Klassik. Su repertorio contiene papeles<br />
principales para mezzo; no obstante, luego de haberse enfocado en las óperas de Mozart, Rossini y<br />
Bellini, la cantante actualmente se dedica a otros roles, tales como la princesa Éboli de Don Carlos,<br />
de Verdi, y Dalila de Sansón y Dalila, de Saint-Saëns<br />
POR Nadia Koval<br />
Cuando Elina Garanč a comenzó su carrera internacional, se<br />
le atribuyó el nombre de “la rival rubia de Anna Netrebko”.<br />
Pero hay que notar que esta comparación no se había hecho<br />
únicamente por su belleza y carisma: Garanč a también dispone<br />
de un gran potencial artístico que le permite ser original<br />
y auténtica a la hora de crear los personajes de la ópera. A la<br />
pregunta de si le gusta ser la figura central de un espectáculo,<br />
Garanč a responde: “No, no me gusta. Soy cantante de equipo.<br />
Me encanta estar junto con los mejores cantantes. Quiero<br />
aprender de mis colegas, ver y escucharlos de cerca. Nunca<br />
entendí a las ‘divas’ que prefieren cantar con aquellos que se<br />
consideran menos preparados y menos talentosos”. A propósito:<br />
la famosa soprano Anna Netrebko y Elina Garanč a mantienen<br />
una relación de amigas y, muchas veces, participan<br />
juntas en distintas Gala-conciertos y espectáculos de ópera.<br />
Puede mencionarse también su trabajo conjunto en la graba-<br />
ción de la ópera I Capuleti e i Montecchi, de Bellini. Cuando<br />
se habla de la rivalidad entre cantantes, Garanč a subraya que<br />
no tiene nada en contra de una “rivalidad sana”. Según ella, a<br />
través de esta, los artistas no pierden, solo ganan.<br />
Elina Garanč a nació en 1976 en Riga, Letonia. Se crió en el<br />
seno de una familia musical: su padre era director de coro y<br />
su madre, una reconocida cantante y pedagoga. “Mi primera<br />
visita a la ópera fue a los siete años. Obviamente me quedé<br />
dormida en el primer acto y después me fui a la casa de una<br />
amiga para jugar con las muñecas. Lo cierto es que siempre<br />
quise ser actriz de teatro. Tiempo después me impactaron<br />
los cantantes Julia Migenes y Plácido Domingo con su<br />
interpretación de Carmen, de Bizet; no sé cuántas veces vi<br />
aquella función espectacular, pero definitivamente cambió<br />
mi forma de ver la ópera”, cuenta Garanč a. Después de<br />
graduarse en la Academia Nacional de Música, en 1998, obtuvo<br />
© Paul Schirnhofer | Deutsche Grammophon<br />
un compromiso con la Ópera de Riga. Pero su sueño era viajar<br />
a Alemania y formar parte de algún teatro lírico. “Al principio,<br />
me invitaron a la ópera de Meiningen, donde, en aquel entonces,<br />
el director titular era Kirill Petrenko. Había llegado sin<br />
saber ni una palabra en alemán. Empecé a estudiar el idioma<br />
con los programas de televisión, los formularios de declaración<br />
de impuestos, los visados, etc. Gracias a la necesidad de<br />
resolver los problemas de la vida cotidiana y el apoyo de mis<br />
amigos, lo aprendí”.<br />
La ópera de Meiningen se convirtió para Garanč a en un<br />
trampolín que le abrió el camino hacía el reconocimiento<br />
internacional. Así, en 2003, en el Festival de Salzburgo,<br />
interpretó con gran éxito el papel de Annio en la ópera La<br />
Clemenza di Tito, de Mozart, que fue dirigida por Nicolaus<br />
Harnoncourt. “Fue Harnoncourt –recuerda Elina– quien<br />
me llevó a Salzburgo, donde mi nombre se hizo conocido en<br />
el mundo. Él valoró mi trabajo. Además, me enseñó que no<br />
hay que bajar los brazos, cuando uno recibe críticas. Al contrario:<br />
siempre hay que seguir adelante y encontrarse consigo<br />
mismo en la búsqueda del camino de la música”.<br />
Luego del éxito en Salzburgo, fueron las presentaciones de<br />
Carmen, de Bizet, en la Metropolitan Opera House de Nueva<br />
York y en el Covent Garden de Londres, las que la coronaron<br />
como una de las grandes que interpretaron ese papel. Así<br />
habla Garanč a acerca de este personaje: “Carmen es como<br />
un caucho, una pelota de tenis que es muy difícil de atrapar.<br />
Es cambiante como las imágenes de un calidoscopio. Por eso<br />
pienso que son superficiales las tendencias de interpretarla<br />
simplemente como una mujer vulgar y de sexualidad brutal”.<br />
Cuando le ofrecieron el rol de la famosa heroína de Bizet,<br />
ella decidió viajar a Sevilla para conocer la vida y las tradiciones<br />
del lugar donde se desarrolla la historia de Carmen. Pero<br />
su atracción por España nació mucho antes; la heredó de su<br />
madre, a quien le gustaba cantar las canciones de los compositores<br />
españoles. No es casual que uno de los primeros<br />
trabajos discográficos de Garanč a fue el CD Habanera, que<br />
compila las obras de Manuel de Falla, Xavier Montsalvatge,<br />
Francisco Asenjo Barbieri y Pablo Luna, entre<br />
otros. Finalmente, el amor por España la llevó a instalarse<br />
en ese país. Ha elegido Benalmádena, cerca de Gibraltar,<br />
donde nació su marido, el director de orquesta Karel Mark<br />
Chichon. “En España me siento como en casa. Me gusta el<br />
idioma, la gente, la comida, la tradición de comer en familia,<br />
la actitud positiva hacia la vida”. A la pregunta de si viaja a<br />
Riga, Garanč a contesta: “Me encanta volver al lugar donde<br />
nací. Además, a mis hijas les gusta estar con su abuela y hablar<br />
en letón. Durante nuestra última visita, por ejemplo, nos<br />
fuimos todos juntos al teatro de marionetas para ver Los tres<br />
chanchitos. ¡Todos quedamos muy contentos!”.<br />
Este año Elina Garanč a comenzó con los conciertos en México,<br />
como paso previo a su retorno a la Metropolitan Opera con El<br />
caballero de la rosa, de Richard Strauss. Después participará<br />
en la Gala concierto por el 50 aniversario de dicha institución,<br />
al lado del famoso tenor mexicano Rolando Villazón<br />
RECOMENDADOS<br />
RECOMENDADOS DE NOTA PRINCIPAL:<br />
Elina Garanča. Romantique<br />
El CD Romantique de Elena Garanča fue grabado<br />
en 2012 por Deutsche Grammophon. Con este trabajo<br />
la famosa mezzosoprano hace su contribución<br />
al repertorio romántico, representando brillantemente<br />
heroínas tan diferentes como Juana de Arco,<br />
de la ópera La doncella de Orleans de Tchaikovski;<br />
Sapho de la ópera homónima de Gounod, y Dalila<br />
de Sansón y Dalila, de Saint-Saëns. El CD también<br />
incluye arias de Donizetti, Vaccai, Berilos y Lalo.<br />
La cantante fue acompañada por la Orquesta<br />
Filarmónica del Teatro Comunal de Bolonia,<br />
dirigida por Yves Abel.<br />
NOVEDAD:<br />
Gustavo Dudamel. Concierto de Año Nuevo 2017<br />
A los 35 años, el músico venezolano se convirtió en<br />
el director de orquesta más joven que hasta la fecha<br />
haya dirigido este célebre evento. “Ha sucedido antes<br />
de lo esperado y lo hace aún más especial”, expresó<br />
entusiasmado el músico. Dudamel subrayó que para<br />
él fue un gran honor estar incluido en la lista de<br />
grandes maestros como Herbert von Karajan, Claudio<br />
Abbado, Carlos Kleiber, Zubin Mehta, Riccardo Muti,<br />
Nikolaus Harnoncourt, Seiji Ozawa y Daniel Barenboim,<br />
entre otros, que dirigieron la Orquesta Filarmónica<br />
de Viena, durante los festejos del Año Nuevo.<br />
PARA ARMAR SU COLECCIÓN DE MÚSICA CLÁSICA:<br />
Giordano. André Chénier<br />
La ópera André Chenier es un drama de ambiente<br />
histórico en cuatro actos con música de Umberto<br />
Giordano y libreto en italiano de Luigi Illica, basado<br />
libremente en la vida del poeta francés André<br />
Chénier (1762-1794), quien fue ejecutado durante la<br />
Revolución Francesa. Esta ópera verista fue estrenada<br />
en La Scala de Milán el 28 de marzo de 1896. Desde<br />
el principio entró en el repertorio operístico estándar<br />
gracias a su espléndida música. Los roles principales<br />
de la versión recomendada fueron realizados por Mario<br />
del Mónaco, Renata Tebaldi y Fiorenza Cossotto.<br />
LIBRO RECOMENDADO:<br />
Santiago Miralles Huete<br />
Preludios. Una historia de la música en 24 diálogos<br />
¿De qué hablaban Mozart y Da Ponte mientras<br />
componían? ¿Qué palabras amargas se dijeron Verdi<br />
y el duque de Rivas frente al Teatro Real de Madrid en<br />
la víspera del estreno de La forza del destino? ¿Tenía<br />
envidia Händel de Bach, o tenía miedo, o solo le dio<br />
pereza recibirlo y por eso nunca llegaron ni a saludarse?<br />
¿Qué dijo Schubert, un poco borracho, el día<br />
del entierro de Beethoven? No hay respuestas a estas<br />
preguntas con certeza. Pero el autor de este libro<br />
las ha imaginado con la ayuda de cartas, biografías,<br />
testimonios de la época y la obra de los compositores<br />
y artistas que protagonizan este libro.<br />
63
Entrevista<br />
siete<br />
“Todos<br />
estamos<br />
un poco<br />
locos”<br />
El pianista JAMES RHODES<br />
visitó nuestro país para presentar<br />
Instrumental, una autobiografía<br />
acerca de su vida y de su camino<br />
hacia la música<br />
“De niño me violaron. En el transcurso de cinco años mantuve<br />
relaciones sexuales con un hombre tres veces más grande<br />
yo y entre treinta y cuarenta años mayor, en contra de mi<br />
voluntad, de forma dolorosa, secreta, agresiva, montones y<br />
montones de veces. Fui convertido en algo que utilizar. El<br />
dolor lo podía sobrellevar, pero lo que no te cuentan es que<br />
las consecuencias extienden sus manos frías y tóxicas más<br />
allá de tu propia persona. Instauran en ti la finísima creencia<br />
de que todos los niños atraviesan la infancia sufriendo de las<br />
formas más abominables y nadie los puede proteger de ello”.<br />
El que habla es James Rhodes, un pianista londinense que<br />
se ha convertido en lo más parecido a una estrella pop dentro<br />
del mundo de la música clásica. Instrumental, su conmovedora<br />
autobiografía, es la historia de un sobreviviente, de alguien<br />
que intentó suicidarse varias veces, que se enfrentó cara a<br />
cara con sus demonios, pero pudo salir. La música lo curó,<br />
lo mantuvo a salvo, le dio esperanza cuando no la había en<br />
ningún otro lado. Comenzó a tocar el piano de muy pequeño,<br />
pero nunca se planteó dedicarse en forma profesional.<br />
Cuando llegó la época de ir a la Universidad, se inscribió<br />
en Psicología en Edimburgo, pero, al poco tiempo, terminó<br />
en un psiquiátrico. Entre los 18 y los 28 años, consiguió un<br />
trabajo en la City en el que le pagaban muy bien y abandonó<br />
el piano. Se casó, tuvo un hijo, se compró una casa y llevó la<br />
vida que todo pequeño burgués añora, pero las heridas del<br />
pasado lo seguían atormentando y huyó. En ese momento<br />
pensó que solo podía estar bien si estaba cerca de la música.<br />
Por eso, su primera intención fue dedicarse a ser agente de<br />
pianistas. Sin embargo, gracias a la ayuda de un amigo que<br />
ofició como un antiguo mecenas, fue él mismo el que terminó<br />
siendo concertista. Ahora, con cuarenta y dos años, la vida<br />
de Rhodes es mucho más feliz de lo que hubiera imaginado.<br />
Vive con su segunda mujer, cuida a su hijo y recorre distintos<br />
países tocando el piano y hablando de música clásica. Pero,<br />
de cualquier modo, las secuelas de la violación nunca lo<br />
dejan. Sabe que solo dos semanas lo separan de acabar en un<br />
psiquiátrico y terminar otra vez hundido.<br />
En esta entrevista, hablamos del poder sanador de la música<br />
con James Rhodes, el pianista que huye de las formalidades y<br />
los trajes de etiqueta.<br />
–Me imagino que debe estar cansado de remover su<br />
pasado en cada entrevista, ¿es así? A veces sí, pero creo<br />
que es muy importante hablar de ciertas cosas de las que es<br />
difícil hablar. Sentirse expuesto y a veces avergonzado no es<br />
una razón válida para quedarse callado. Además, también<br />
puedo hablar mucho de música, lo cual es fantástico.<br />
–Al leer el libro queda claro que no se puso ningún<br />
límite a la hora de contar su propia historia. Ahora<br />
que el libro está publicado, ¿se arrepiente de algo? De<br />
nada. La pelea legal para publicarlo fue agotadora y costosa<br />
en todos los niveles, pero no me arrepiento.<br />
–Su ex mujer quiso prohibir la publicación del libro,<br />
porque temía que las cosas que usted contaba pudiesen<br />
hacer daño al hijo de ambos. ¿Le preocupa la lectura<br />
que pueda hacer su hijo del libro? No me preocupa. Sé<br />
que no es un libro para niños. De todos modos, si por un minuto<br />
sintiera que él sufriría al leerlo, nunca lo habría publicado.<br />
Siguiendo el mismo criterio, ¿los directores de cine o los<br />
escritores que son padres no deben hacer películas o escribir<br />
libros que tratan temas difíciles? Yo creo que sí.<br />
–Además de la música, su hijo y su mujer, ¿cuán importante<br />
fue el hecho de poder contar su historia a todo el<br />
mundo, para sentir que la vida tiene sentido? Mi vida<br />
todavía no tiene sentido, pero creo que es importante hablar<br />
de enfermedades mentales, abuso infantil y música clásica.<br />
Todos ellos son temas sobre los que necesitamos hablar más<br />
para ser más abiertos al respecto.<br />
–Y la terapia, ¿cuánto ayudó? ¿Qué piensa hoy de los<br />
hospitales psiquiátricos? Fue una mezcla de todo lo que<br />
me mantuvo vivo. Un buen terapeuta puede hacer un trabajo<br />
increíble. A menudo hay demasiada burocracia en los hospitales,<br />
pero todas las enfermeras que conocí querían hacer<br />
el mejor trabajo posible y también debo reconocer que las<br />
drogas eran geniales.<br />
–Contar su historia cambió su vida abruptamente. Ahora<br />
es un músico exitoso a escala internacional. Teniendo<br />
en cuenta todo lo que ha pasado, ¿tiene miedo de<br />
que el éxito lo confunda? Todo me confunde. Lo bueno es<br />
que, al menos, así puedo seguir haciendo lo que amo mientras<br />
estoy confundido.<br />
–¿Es difícil seguir siendo honesto con uno mismo y con<br />
su propia búsqueda artística, después de un éxito comercial<br />
como el que tuvo? Independientemente del éxito,<br />
para todos nosotros creo que es difícil ser honestos. De todos<br />
modos, aunque realmente no siento que he tenido éxito en<br />
algo, siempre trato de mejorar y mejorar. Todos los días hago lo<br />
mejor para ser lo más honesto conmigo mismo que puedo ser.<br />
–En estos tiempos de redes sociales, ¿es posible que<br />
la música clásica ocupe el lugar que usted desea que<br />
tuviera? ¿Es posible pensar en un Mozart de estos<br />
tiempos? Lamentablemente no sé si un Mozart podría<br />
existir hoy, pero creo que la música clásica puede y necesita<br />
ser más escuchada; es el mejor antídoto para el mundo súper<br />
rápido en el que vivimos.<br />
–Instrumental lo escribió por pedido de una editora.<br />
Ahora, ¿qué lugar ocupa la escritura en su vida? Casi<br />
tanto como el piano. Me encanta escribir. Quiero mejorarme.<br />
Estoy escribiendo todos los días. Me siento muy afortunado.<br />
64 65<br />
POR Nando Varela Pagliaro
Curiosidades en la red<br />
POR LUCILA ROLÓN @LUPITTAR<br />
La Universidad de Harvard seleccionó<br />
las ciudades más atractivas donde vivir<br />
por trabajo.<br />
Una línea de tiempo de la historia de<br />
Internet.<br />
Dylan Thomas leyendo su obra<br />
maestra.<br />
https://hbr.org/2017/03/the-mostattractive-cities-to-move-to-forwok?utm_source=twitter&utm_<br />
medium=social&utm_campaign=hbr<br />
La bellísima etimología de la palabra<br />
“fe” en sánscrito, la lengua sagrada de<br />
la India.<br />
http://pijamasurf.com/2017/03/fe_en_<br />
sanscrito_la_bellisima_etimologia_de_<br />
dos_palabras_en_el_lenguaje_sagrado_<br />
de_la_india/#.WLruHpR6_B0.twitter<br />
https://twitter.com/Ronald_vanLoon/<br />
status/8325318767913287<strong>69</strong><br />
Más de cincuenta artistas rinden tributo<br />
a las películas de Hayao Miyazaki.<br />
https://www.brainpickings.<br />
org/2017/01/24/dylan-thomas-do-notgo-gentle-into-that-good-night/<br />
La historia de la primera radio feminista<br />
norteamericana en 1955.<br />
Imágenes del primer eclipse solar anual<br />
de este año, especialmente en Chile y<br />
la Argentina.<br />
66<br />
–Leyendo su historia, uno piensa que los finales felices<br />
son posibles. ¿Realmente cree en eso o la oscuridad<br />
y los demonios siempre van a estar ahí, a punto de<br />
aparecer? Quiero creer desesperadamente en finales felices,<br />
pero tengo que ser realista y no ser complaciente. Lamentablemente,<br />
creo que nunca estoy muy lejos de estar de vuelta<br />
en el hospital o peor. Tal vez eso cambiará con el tiempo.<br />
–Uno de los ejercicios que le hicieron hacer en terapia<br />
consiste en escribir una carta para que sea leída por<br />
su violador. ¿Le hubiera gustado que él leyera su libro<br />
y viera que, a pesar del daño que le hizo, finalmente<br />
pudo salir adelante? No, que se pudra.<br />
–¿Se puede perdonar a quien hizo tanto daño? ¿Usted<br />
pudo? No, que se pudra de nuevo. La ira es buena. El tiempo<br />
no cura todas las heridas y algunas cosas no merecen perdón.<br />
–Cada capítulo está encabezado por el título de una<br />
pieza musical y una pequeña biografía, frecuentemente<br />
infeliz, de sus autores. ¿Hay una relación entre la<br />
existencia traumática, la locura y la música clásica? Todos<br />
nosotros estamos un poco locos. Todos experimentamos<br />
traumas hasta cierto punto. Si tenemos la suerte de crear, lo<br />
hacemos a pesar de nuestros traumas, no por tenerlos. Estoy<br />
convencido de que la creatividad es un signo de bienestar<br />
mental, no de enfermedad mental.<br />
–Los argentinos somos muy egocéntricos, así que no<br />
puedo dejar de preguntarle por nuestros pianistas célebres.<br />
¿Qué piensa acerca de Marta Argerich y Daniel<br />
Baremboim? Si Argerich y Barenboim fueran del Reino<br />
Unido, también hablaría de ellos todo el tiempo. Son legendarios<br />
y me encantan los dos. Sergio Tiempo también me<br />
encanta. Él es increíblemente talentoso. Es parte de la razón<br />
por la que estoy tan emocionado de visitar Argentina. ¡Oh,<br />
Dios!, Argerich. La quiero profundamente.<br />
–¿Le preocupa cuánto pesa su historia personal a la<br />
hora de valorar su obra como intérprete? De ningún<br />
modo. La música y la interpretación provienen de un lugar<br />
mucho más profundo que nuestros propios egos e historias.<br />
–“La música no es difícil, lo que es complicado es<br />
invertir tiempo en ella”. ¿Por qué, cree usted, cuesta<br />
tanto dedicar tiempo a las cosas que nos hacen bien?<br />
Tal vez porque ahora hay una aplicación para todo y la idea<br />
de diez mil horas de práctica parece estar bastante más allá<br />
de nuestras capacidades. Pero no es así y la recompensa de<br />
trabajar duro en algo, ya sea música o meditación, escritura<br />
o baile, es milagrosa. Tal vez también no tendemos a sentir<br />
que merecemos invertir tiempo en nosotros mismos.<br />
Lo cual es profundamente triste y espero que esto un día<br />
cambie. Lo necesitamos<br />
https://twitter.com/i/moments/835851191649128448<br />
Los íconos de la liberación sexual en<br />
California, 1970.<br />
http://www.dazeddigital.com/<br />
photography/article/34716/1/photos-ofthe-faces-of-californias-gayliberation-movement-in-the-70s<br />
Las famosas estampillas inglesas Royal<br />
Mail diseñaron una colección de diez<br />
piezas en homenaje a David Bowie.<br />
http://www.booooooom.<br />
com/2017/01/29/50-artists-pay-tributeto-the-films-of-hayao-miyazaki/<br />
http://pitchfork.com/news/71131-<br />
david-bowie-tribute-stampsannounced/?mbid=social_twitter<br />
http://www.openculture.com/2015/12/<br />
the-story-of-wher-americas-pioneeringfirst-all-women-radio-station-1955.html<br />
Pictoline sobre la victoria de Donald<br />
Trump en las últimas elecciones presidenciales.<br />
https://twitter.com/pictoline/<br />
status/82255<strong>69</strong>50902796288<br />
67
Tema de tapa<br />
tres<br />
Se cumplen 40 años del punk rock. El punk<br />
fue un grito de guerra que quiso despertar<br />
a una sociedad dormida. Pero el movimiento<br />
no nació de un día para el otro, sino que tuvo<br />
años de gestación. Para algunos, el momento<br />
fundacional fue cuando los Ramones cruzaron<br />
el charco y dieron un show histórico en<br />
Inglaterra, el cuatro de julio de 1976<br />
POR Agustina Zabaljáuregui<br />
68<br />
EL SONIDO<br />
Y LA FURIA<br />
Steve Diggle, bajista de los Buzzcocks, lo dijo de esta manera:<br />
“Si Jesucristo nació en Belén, el punk británico nació<br />
en Manchester, en ese recital”. Pero el año anterior Patti<br />
Smith, madre del género, había editado Horses, su primer<br />
grito sagrado, con John Cale en la producción. Esto, junto<br />
al nacimiento de los Ramones en 1974 daba cuenta de este<br />
despertar de ira, descontento y desenfreno que fue el punk<br />
rock. Sin embargo la ruta ya había sido pavimentada por la<br />
poesía rebelde de Lou Reed y por la locura de los Stooges,<br />
en particular, la de su frontman, Iggy Pop, que ya en 19<strong>69</strong><br />
aterraba y fascinaba a su audiencia untándose carne en el<br />
pecho, cortándose los brazos con vidrio o simplemente retorciéndose<br />
desnudo cual reptil poseído. Pero hay pruebas de<br />
que el punk ya corría por las venas del mundo unos cuantos<br />
años antes. El ejemplo más claro de esto son Los Saicos, una<br />
banda peruana de garaje rock que llamaban a demoler una<br />
estación de tren en 1964.<br />
Aunque los síntomas del punk fueron muchos, en distintos<br />
momentos y lugares, Inglaterra en el año 1977 fue el lugar<br />
y el momento en los que se terminaron de hacer visibles<br />
fuera del under. En ese momento, Doña Rosa, el operario<br />
de la fábrica textil, el profesor de la universidad y hasta la<br />
mismísima reina se enteraron de que en Inglaterra existía un<br />
grito de furia que atentaba contra todo lo que aquel Imperio<br />
había construido. Estos jóvenes vomitaban lo que todos sabían<br />
que estaba ocurriendo y preferían ignorar. La sociedad<br />
inglesa estaba colapsada por el desempleo y la desesperanza,<br />
cuando los Sex Pistols lo pusieron en palabras: “Cuando no<br />
<strong>69</strong>
70<br />
The Clash<br />
hay futuro, ¿cómo puede haber pecado? / Somos las flores<br />
en el tacho de basura / el veneno en su maquinaria humana /<br />
Somos el futuro, tu futuro / Dios salve a la reina, lo decimos<br />
en serio / No hay futuro en el sueño de Inglaterra”. Aunque<br />
la banda ya era perseguida y estaba prohibida en todas partes<br />
desde su aparición en la televisión, insultando en pleno horario<br />
central, el siete de junio de 1977 se convirtieron en el<br />
enemigo público del Reino Unido. Con motivo del vigésimo<br />
quinto aniversario de Isabel II en el trono, los Pistols sacaron<br />
su single “Dios salve a la Reina”. Las tazas de té temblaron<br />
en toda Gran Bretaña, mientras Rotten rugía que la<br />
Reina no era un ser humano y que la corona era parte de un<br />
régimen fascista. Para peor, el día de los festejos del Jubileo,<br />
los Pistols tocaron desde un barco que navegaba el Támesis,<br />
pasando por Westminster y por el Parlamento. El resultado<br />
fue una nación horrorizada, la banda presa y “Dios salve a la<br />
Reina” en el primer puesto de los charts ingleses. Había tanto<br />
odio hacia la banda que en los medios aparecía el primer<br />
puesto vacío, como si haciéndolos invisibles pudieran evitar<br />
su furia despabiladora.<br />
Los Sex Pistols se formó en el local de ropa de la hoy<br />
prestigiosa diseñadora Vivianne Westwood y su novio<br />
Malcom Mclaren, quien se convirtió en mánager de la<br />
banda. No es casualidad que la génesis del grupo estuviera<br />
tan cerca de la moda. Esta fue una parte fundamental de los<br />
orígenes del punk, ya que el impacto que buscaban generar<br />
comenzaba con su aspecto sucio, sexual y amenazante: para<br />
asustar primero hay que disfrazarse de monstruo y eso es lo<br />
que hicieron. Cuero, alfileres de gancho, cadenas y muchos<br />
agujeros junto con crestas de colores y hasta insignias nazis,<br />
todo lo que provocara y atemorizara, terminó por convertirse<br />
en el uniforme de estos soldados que despertaron a esa<br />
sociedad al grito de “No hay futuro”.<br />
El grupo estaba encabezado por John Lydon, más conocido<br />
como Johnny Rotten (“Juancito Podrido”), debido al estado lamentable<br />
de su dentadura. Lydon era un verdadero freak, un<br />
muchacho que nunca había logrado encajar en ningún lado.<br />
En su infancia tuvo una meningitis que lo dejó seis meses en<br />
coma; esto le ocasionó una pérdida casi total de memoria. No<br />
reconocía ni a sus padres y tuvo que confiar en que esos dos<br />
extraños le estaban diciendo la verdad. Volvió a aprender casi<br />
todo desde cero aunque permanecieron en él algunas secuelas,<br />
como una especie de joroba y un problema en la vista. La<br />
música fue su refugio. Más tarde, sería parte fundamental de<br />
aquel movimiento que integró a todos los raros y los deformes.<br />
Gracias al punk ya no había que ser lindo para ser el frontman<br />
de una banda. Una historia similar le ocurrió a otro ícono del<br />
género, Jeffrey Ross Hyman, o “Joey Ramone”, cuyo aspecto<br />
y personalidad muy poco tenían que ver con la imagen<br />
del rockstar esbelto y seductor a la que el rock había acostumbrado<br />
al mundo. Joey medía casi dos metros, era feo, desgarbado,<br />
tenía una miopía galopante y un trastorno obsesivo compulsivo<br />
que lo tenía cerrando y abriendo puertas, prendiendo<br />
y apagando luces o contando pasos con muchísima frecuencia.<br />
Además tenía un leve problema de aprendizaje, por lo que en<br />
el colegio le dijeron a su madre que no le esperaba un futuro<br />
muy brillante. Como suele suceder, la escuela estaba equivocada.<br />
En escena, Joey era todo lo que las reglas del mundo no<br />
le habían permitido ser.<br />
Tanto los Pistols como los Ramones, y casi todas las bandas<br />
fundacionales del movimiento, eran la prueba viviente de<br />
que no había que ser músico para tener una banda y tocar.<br />
Eso fue una valiosa enseñanza que dio coraje a muchos para<br />
que lo intentaran. John Frusciante, ex guitarrista de los<br />
Red Hot Chili Peppers, confiesa: “Si hubiera admirado solo<br />
a los virtuosos, cuando era chico, nunca hubiera empezado<br />
a tocar. Cuando descubrí a los Ramones, me di cuenta de<br />
que la música era algo que yo podía hacer en ese momento”.<br />
Lo cierto es que el punk no solo fue una patada en los<br />
dientes para el establishment, también lo fue para el rock.<br />
Este se había vuelto complejo y distante, casi inaccesible<br />
para muchos. Bandas como Pink Floyd, aunque maravillosas<br />
en su creatividad y en su sonido, no lograban representar<br />
a una juventud que estaba sacándose la venda de los ojos.<br />
Las estrellas de rock, que en otro momento habían sido los<br />
protagonistas de su propia revolución, hoy eran millonarios<br />
caprichosos que estaban igual de ciegos que el resto. Por<br />
eso, estos chicos enojados, que no sabían tocar pero gritaban<br />
muy fuerte lo que nadie quería escuchar, fueron también<br />
una sorpresa hasta para los más rebeldes. Pero tocar mal no<br />
era una condición indispensable para ser punk, lo importante<br />
era hacer sin importar el resultado. Esa idea abrió<br />
una maravillosa ventana donde todo era posible y estaba al<br />
alcance de la mano. Así fue como los Buzzcocks, otro gigante<br />
del movimiento, sacó un disco sin depender de un sello<br />
discográfico, algo impensado hasta ese momento.<br />
Casi todas las bandas punks fueron aprendiendo a tocar<br />
sobre la marcha, mientras llevaban a cabo su revolución.<br />
Algunos, como los Ramones, se quedaron haciendo la misma<br />
música y hasta vistiendo igual hasta el fin de su historia. Los<br />
Ramones encontraron su sonido desde el primer día y se<br />
mantuvieron fieles a él. La historia del rock les agradecerá<br />
por siempre aquella sabia decisión.<br />
Sin embargo, otros emprendieron una búsqueda creativa.<br />
Este fue el caso de los Clash, quienes, a pesar de ser una<br />
de las bandas más importantes del punk, lo utilizaron como<br />
punto de partida para su viaje musical. En esa búsqueda<br />
incluyeron al reggae, el otro género revolucionario que estaba<br />
dando vueltas en las cabezas inglesas jóvenes, y como consecuencia<br />
el público negro se sumó a esta revolución de la que<br />
no se sentía muy parte en un principio. Los Clash también<br />
incluyeron las ideas políticas al punk. En un principio el movimiento<br />
era una bola de magma incandescente compuesta por<br />
odio y nihilismo, pero Strummer y su banda le dieron una<br />
dirección. De hecho llamaron, Sandinista a uno de sus discos,<br />
porque no había información sobre esa corriente revolucionaria<br />
nicaragüense en los diarios y querían que el mundo los conociera.<br />
Se identificaron con los sandinistas, porque los Clash<br />
realmente sentían que eran parte de una revolución. Bono,<br />
cantante de U2, recuerda: “Las letras de Strummer eran como<br />
un atlas, me abrieron las puertas al mundo”.<br />
Mientras que la llama de Sex Pistols se apagaba muy rápidamente,<br />
los Clash lograron mantenerse juntos y tocando por<br />
Ramones<br />
diez años. Su éxito fue inmenso, en particular cuando pisaron<br />
suelo estadounidense. El director Martin Scorsese dice<br />
sobre ellos: “Los Clash fueron una revelación. Nos llevó de<br />
vuelta a la emoción de escuchar rock por primera vez”. Por<br />
su parte, los Ramones nunca lograron en su país el éxito que<br />
se merecían, pero, cuando llegaron a la Argentina, pudieron<br />
experimentar la sensación de ser un beatle por un rato. El<br />
comienzo de ese maravilloso romance entre los Ramones y<br />
nuestro país fue hace treinta años, con un show en Obras Sanitarias.<br />
Regresaron en 1991 y volvieron cada año hasta 1996,<br />
cuando pusieron punto final a la banda. Esa historia de amor<br />
estaba escrita en el ADN de la nación, en parte, porque el “no<br />
hay futuro” suele ser una sensación muy nuestra.<br />
En Argentina, el punk también tiene su historia. Sus primeros<br />
protagonistas fueron Los Testículos. Eso era lo que había<br />
que tener para hacer punk durante la dictadura. Todo comenzó<br />
con un aviso en la revista Pelo, donde buscaban interesados<br />
para formar una banda punk. Este fue respondido y<br />
lo que surgió fue el germen de Los Violadores. En el primer<br />
recital había seis personas, entre ellos “Gamexane”, quien se<br />
convertiría en un ícono punk primero con Los Laxantes y,<br />
más tarde, con la legendaria Todos Tus Muertos.<br />
Sin embargo, el punk terminó perdiendo su efecto inicial al<br />
ser absorbido por el sistema, como casi todas las cosas. El grito<br />
de guerra duró poco pero su eco sonará por siempre, porque<br />
el mundo no volvió a ser el mismo desde su estallido<br />
71<br />
Sex Pistols
Tema de tapa<br />
cuatro<br />
ACERCA DE<br />
CAMBIAR EL MUNDO<br />
POR Juan M. Cibeira<br />
En 1984, el mundo se conmovía ante las dantescas imágenes<br />
de la hambruna en Etiopía, África. El músico irlandés<br />
Bob Geldof, integrante de Boom Town Rats, impulsa la<br />
grabación de una canción para recaudar fondos y asistir a<br />
las víctimas. Para ello armó un supergrupo bautizado Band<br />
Aidcon, junto con algunas de las más grandes estrellas de<br />
la música europea: David Bowie, Sting, Duran Duran,<br />
McCartney, Freddie Mercury, Boy George, Bono,<br />
George Michael, Phil Collins, entre muchos otros.<br />
Geldof compuso con Midge Ure, de la banda Ultravox, la<br />
canción titulada “Do They Know It's Christmas?” y la grabó y<br />
mezcló en una sola jornada el 24 de noviembre de 1984.<br />
Cinco días más tarde, “Do They Know It's Christmas?” salió a<br />
la venta , alcazando, en su debut, el primer puesto del ránking<br />
británico, donde permaneció durante cinco semanas. En la<br />
primera vendió más de un millón de discos y terminó convirtiéndose<br />
en el single más vendido con tres millones de copias,<br />
récord absoluto en la música británica. La canción, un llamado<br />
de atención en vísperas de la Navidad, incluía la palabra esperanza:<br />
“Esta Navidad, lleva paz y alegría a África occidental,<br />
una canción de esperanza si esta noche no hay esperanza”.<br />
En los Estados Unidos, la noticia de la catástrofe humanitaria<br />
africana también impactó y el músico y actor Harry Belafonte<br />
decidió replicar la iniciativa británica, convocando, de<br />
similar modo, a un importante grupo de músicos y grabando<br />
un single. Con la ayuda de Michael Jackson, Lionel<br />
Richie y el productor Quincy Jones, fueron convocados 45<br />
músicos –entre ellos Bob Geldof–, que, bajo la denominación<br />
USA For Africa, grabaron la canción “We Are The World”,<br />
compuesta por Jackson y Richie.<br />
El tema fue registrado durante una única sesión en enero de<br />
1985, en la que participaron la mayoría de las estrellas musicales<br />
del momento, como Bruce Sprinsteen, Bob Dylan,<br />
Tina Turner, Billy Joel, Stevie Wonder, Cindy<br />
Lauper, Ray Charles, Kenny Rogers, Willie Nelson,<br />
Diana Ross y Paul Simon. El lanzamiento se produjo en<br />
marzo y en abril alcanzó el número uno, donde se mantuvo<br />
durante cuatro semanas. Por supuesto, en la letra también<br />
aparecía la palabra esperanza: “Cuando estás caído y afuera,<br />
parece no haber ninguna esperanza. / Pero si tu simplemente<br />
creyeras, no hay forma que podamos caer”.<br />
“We Are The World” es un emblemático tema pop con una<br />
73
En la grabación de We Are The World<br />
74<br />
lírica brillante, de profundo sentido humanitario y compromiso<br />
social. Justificadamente número uno, solo en Estados<br />
Unidos vendió más de siete millones de singles. Finalmente,<br />
Geldof y sus colegas estadounidenses unieron fuerzas para<br />
hacer, el 13 de julio de 1985, Live Aid, un concierto simultáneo<br />
en Londres y Filadelfia, que contó con un batallón<br />
de artistas de primera línea como Led Zeppelin, Santana,<br />
Eric Clapton, Mick Jagger, Queen, U2, Madonna,<br />
Elton John, The Who, INXS, David Bowie, Black Sabbath<br />
y muchos otros. Los shows se extendieron durante más de<br />
dieciséis horas y fueron vistos en directo por cientos de miles<br />
de espectadores y más de 1500 millones de personas en todo<br />
el planeta, a través de la televisión.<br />
Más allá de los resultados posteriores de estas acciones, quedaron<br />
buenas canciones que hablan de esperanza y, aunque<br />
sea solo por un momento, esa gente en África debió haber<br />
sentido que la palabra esperanza significaba algo.<br />
Es imposible hablar de esperanza sin mencionar ese himno<br />
local que es “Color esperanza”. Esta canción enorme fue<br />
compuesta por Roberto Sorokin Esparza, más conocido<br />
por el nombre artístico “Coti”, un brillante músico rosarino<br />
que se hizo conocido a través de sus canciones pop compuestas<br />
para otros artistas. Andrés Calamaro, Julieta Benegas,<br />
Natalia Oreiro, Javier Calamaro, Diego Torres,<br />
Enrique Iglesias, Paulina Rubio y Alejandro Lerner<br />
son algunos de los músicos que disfrutaron de la inspiración<br />
de Coti grabando sus hits.<br />
Pero la canción que definitivamente lo puso en la vidriera del<br />
mundo es “Color esperanza”. En 2001, en medio de una devastadora<br />
crisis social provocada por el descalabro económico<br />
y político, Coti estaba componiendo para el álbum Un mundo<br />
diferente, quinto disco de estudio de Diego Torres. Escribió<br />
la canción “No me olvides” junto al productor Cachorro<br />
López. Un día, según narró, se le ocurrió el estribillo de la<br />
canción y se la tarareó a López. El proyecto le gustó, pero la<br />
cosa quedó ahí. Tiempo después, López le preguntó por ese<br />
tema para incluirlo en el disco. Coti le dijo que no lo había grabado,<br />
pero que lo recordaba. Había leído a Paul McCartney,<br />
quien en una entrevista había dicho que a las buenas canciones<br />
no hacía falta grabarlas, porque uno las recuerda siempre.<br />
A caballo del contundente suceso del hit “Color esperanza”, el<br />
álbum Un mundo diferente vendió más de cinco millones de<br />
discos internacionalmente y llevó a Diego Torres a un nivel de<br />
estrellato global. Así fue como, en 2003, la interpretó en España,<br />
durante un acto multitudinario congregado por la visita del<br />
Papa Juan Pablo II. Torres cantó, acompañado por cientos de<br />
miles de jóvenes españoles, la canción que había sido elegida<br />
por la Conferencia Conferencia Episcopal española, por considerar<br />
que “resumía el espíritu positivo” de la juventud.<br />
La crisis del 2001, su catastrófica secuela en Argentina y la<br />
guerra de Irak, a nivel internacional, potenciaron a la categoría<br />
de himno de la esperanza una canción de letra optimista y<br />
estribillo adhesivo. En aquellos años, fue tan grande y popular<br />
el éxito del tema que se convirtió en uno de esos motivos<br />
musicales infaltables en cualquier reunión social, saturando,<br />
por supuesto, los medios. En España, los candidatos a la alcaldía<br />
de Madrid del Partido Popular y del Partido Socialista<br />
se disputaron el tema para sus respectivas campañas.<br />
Sin embargo, hay que reconocer la mano inspirada de Coti<br />
para una canción que es pura esperanza y que tiene uno de<br />
los estribillos más reconocidos de la música popular:<br />
“Pintarse la cara color esperanza<br />
Tentar al futuro con el corazón”.<br />
El recientemente fallecido cantante George Michael compuso<br />
una hermosa canción sobre la esperanza titulada “Praying For<br />
Time”, que incluyó en su álbum Listen Without Prejudice<br />
Vol. 1, de 1990, el segundo disco de estudio de Michael,<br />
luego del explosivo debut multipremiado Faith, de 1987.<br />
Un álbum en el que hizo un gran esfuerzo para mostrarse<br />
como un compositor serio y comprometido con su realidad.<br />
“Praying for Time” es una canción de protesta disfrazada de<br />
sombría balada. Con palabras acerca de la desigualdad y la<br />
desesperanza para el futuro, la forma en que la interpretación<br />
de Michael crece, desde un susurro resignado a un grito desesperado,<br />
hace que esta canción todavía resuene con fuerza,<br />
27 años después de su lanzamiento.<br />
“Es difícil amar, cuando hay tanto por odiar<br />
Aferrados a la esperanza<br />
Cuando no hay esperanza de la cual hablar”.<br />
Pocas canciones en castellano tienen una letra tan poética<br />
e intensa como “España, camisa blanca de mi esperanza”.<br />
Compuesta por el brillante compositor e intérprete español<br />
Víctor Manuel e interpretada por su mujer, la gran actriz<br />
y cantante Ana Belén, este tema es una fotografía de la<br />
España profunda, esa que sufre divisiones y enfrentamientos.<br />
Víctor Manuel se inspiró en un poema del gran poeta<br />
español Blas Otero, razón por la que muchos creyeron que<br />
Manuel, simplemente, había musicalizado el poema.<br />
“España camisa blanca de mi esperanza, aquí me tienes,<br />
nadie me manda, quererte tanto me cuesta nada. Nos haces<br />
siempre a tu imagen y semejanza lo bueno y malo que hay en<br />
tu estampa, de peregrina a ningún lugar”.<br />
Una curiosidad es “Hope Of The Future” (“Esperanza del<br />
futuro”), un tema que compuso Paul McCartney para musicalizar<br />
el videojuego Destiny. El video y la canción fueron<br />
estrenados en el canal Vevo, en diciembre de 2014. Paul<br />
aparece como un holograma, cantando una canción con todas<br />
las marcas familiares y una letra muy bien armada. El tema fue<br />
producido por el ex Beatle y el productor Giles Martin, hijo<br />
del gran George Martin, y grabado en los estudios Abbey<br />
Road junto a una orquesta de 120 músicos. “Hope Of The<br />
Future” fue tan bien recibida por los seguidores de Paul, que<br />
decidió editarla en el marco de un disco breve, en el que se<br />
incluyó el tema original más otras tres versiones de la canción.<br />
“Hope Of The Future” es un ejemplo del talento para componer<br />
de McCartney y, aunque no es un producto de un momento<br />
de inspiración sino un encargo, el resultado es sorprendente.<br />
“Algunos tienen esperanza por el futuro<br />
Algunos esperan la llamada<br />
Para decir que los días venideros<br />
Serán los mejores de todos”.<br />
Indudablemente el ser humano necesita la esperanza, aunque<br />
tenga algunos detractores como el filósofo alemán Nietzsche,<br />
quien dijo que “La esperanza es, en verdad, el peor de los<br />
males, porque prolonga las torturas de los hombres”. Dura<br />
verdad, pero preferimos quedarnos con la reflexión del gran<br />
Julio Cortázar, que decía: “La esperanza pertenece a la<br />
vida, es la vida misma defendiéndose”
Reseña<br />
Patti Smith, la heroína de las mil caras<br />
El pasado 30 de diciembre, Patricia Lee Smith cumplió<br />
siete décadas en este mundo y lo festejó tocando su obra<br />
maestra, Horses, en su Chicago natal. Su gran amigo Michael<br />
Stipes, cantante de R.E.M., quien decidió que iba a<br />
ser músico después de escuchar ese disco, subió al escenario<br />
con una torta y todos, músicos y público, le cantaron el feliz<br />
cumpleaños. Pero el festejo no solo tuvo que ver con su<br />
natalicio, sino con el hecho de que siga entre nosotros, produciendo,<br />
particularmente después de un año que arrasó con<br />
ídolos irremplazables. El valor de Patti es inconmensurable,<br />
es un ser mágico que convierte en arte todo lo que toca. Tal<br />
vez su faceta más conocida sea la de madrina del punk rock,<br />
pero esa es solo una de las tantas caras que la componen. Patti<br />
encuentra la explicación en una cita de Walt Whitman:<br />
“Contenemos multitudes”.<br />
Como músico es un vendaval de potencia, poesía y espiritualidad,<br />
desde su crudo Horses, el disco con el que cambió el curso<br />
de la historia del rock, hasta Banga, su último disco solista<br />
donde rinde homenaje a personajes tan dispares como Piero,<br />
Della Francesca, Amy Winehouse, Mijail Bulgákov<br />
y Johnny Deep. Pero honrar a sus ídolos o seres queridos es<br />
una constante en la obra de Smith. Su último proyecto musical<br />
es un disco experimental que hizo en colaboración con<br />
su hija y habla del último día de la vida de Nico, la modelo y<br />
cantante alemana. Su literatura también está atravesada por<br />
esta costumbre, el ejemplo más concreto es Just Kids. Allí,<br />
Patti cumple su promesa a Robert Mapplethorpe, su<br />
amante, amigo y compañero de alma, y cuenta la historia de<br />
ambos: cómo dejaron sus ciudades natales y se aventuraron<br />
en la Nueva York de fines de los años 60, para convertirse en<br />
artistas, luchando contra el hambre y siendo parte de una de<br />
las usinas artísticas más fascinantes del siglo XX. En este libro<br />
no solo nos encontramos con una inigualable historia de amor<br />
y una oda a Nueva York y los personajes que la habitaron,<br />
también descubrimos la génesis y la naturaleza de Patti Smith.<br />
Entendemos que, por sobre todas las cosas, ella es una poeta.<br />
La música solo fue un medio de expresión, una hoja en blanco<br />
donde plasmar sus versos. Así lo explica: “No tengo la habilidad<br />
de un músico ni pienso como uno, pero la música que hay<br />
en mí viene de las palabras”.<br />
El año pasado Smith volvió a la prosa con M Train, donde<br />
entendemos que su mundo personal es tan hermoso, vasto y<br />
espiritual como su obra. En este nuevo libro Patti nos condu-<br />
ce por su rutina diaria: el café, la escritura y el vagabundeo<br />
por su ciudad, la que la vio convertirse en ella misma, y por<br />
otras partes del mundo a las que viaja para visitar templos<br />
y tumbas de sus ídolos o simplemente para internarse a ver<br />
una serie policial en un hotel. En estos viajes también busca<br />
retratar con su polaroid objetos que para ella son sagrados,<br />
desde la mesa de ajedrez donde se enfrentaron Kasparov y<br />
Bobby Fischer hasta la cama de Frida Kahlo. Hay en Patti<br />
una devoción por los objetos que ella convierte en tesoros,<br />
llenándolos de historia y significado.<br />
También existe en ella un gran interés por la religión y la<br />
espiritualidad, más allá de que Patti no sea devota de ningún<br />
dogma en particular, tal vez porque se crió en un hogar en<br />
el que su madre era Testigo de Jehová y su padre, ateo. Sin<br />
embargo, ha desarrollado una profunda relación con Dios,<br />
pero de manera muy personal. Tiene un panteón de santos<br />
propios a los que rinde culto, también muy a su modo.<br />
La mayoría de ellos son las voces que marcaron su rumbo.<br />
Rimbaud, Genet y Sylvia Plath, tal vez, sean su santísima<br />
trinidad, pero hay muchísimos otros, entre ellos Murakami,<br />
Bolaño y Bulgákov. En todos encuentra inspiración. Así teje<br />
su red personal entre el arte y el espíritu. En M Train no solo<br />
nos muestra su panteón de poetas y rituales, también están<br />
presentes aquellos seres queridos que perdió a lo largo de su<br />
vida y que lleva siempre consigo como fantasmas protectores.<br />
En particular el músico Fred Smith, su difunto marido,<br />
presente en cada página, aún en las que no lo menciona.<br />
También hay en Patti una fervorosa activista política, que<br />
se ha manifestado contra la guerra y a favor del cuidado del<br />
medioambiente. Ha dado recitales a favor de distintas causas<br />
como la liberación del Tíbet y para concientizar sobre el cambio<br />
climático. También ha apoyado al partido verde y a su candidato,<br />
Ralph Nader, y fue vocera en la primera manifestación<br />
contra la guerra de Irak. A su vez es miembro de una sociedad<br />
científica secreta que honra a Alfred Wegener, inventor de<br />
la teoría de la deriva continental que fue creada en los años 80 y<br />
cuenta con solo 27 miembros, Patti es la número 23.<br />
Por estas y otras mil razones la necesitamos entre nosotros por<br />
muchos años más. Para que nos siga mostrando el mundo a<br />
través de su mirada mágica, personal e irreverente, inspirándonos<br />
en la creación, el cambio y la búsqueda de la felicidad. Allí<br />
reside el don más preciado de un artista. No hay otra palabra<br />
que pueda definir a Patti Smith con mayor exactitud<br />
77
Historia<br />
y política<br />
Perry Anderson, El Nuevo Viejo<br />
Mundo, Editorial Akal.<br />
El reconocido historiador Perry<br />
Anderson dedica este libro a lo que<br />
considera un “objeto imposible”: la<br />
Europa contemporánea. Por eso se<br />
propone analizar el juego de tensiones<br />
entre la Unión Europea y los estados<br />
nacionales, tomando como hilo conductor<br />
el ascenso del neoliberalismo, definido<br />
por dos grandes procesos de cambio que<br />
alteraron la forma de la Unión: la llegada<br />
al poder de Thatcher y Reagan, con la<br />
consecuente liberación de los mercados,<br />
la privatización y, por otra parte, la caída<br />
del comunismo en el Bloque Soviético y<br />
la ampliación del liberalismo hacia el este.<br />
El libro recoge ensayos publicados a<br />
lo largo de diez años, sobre los que el<br />
autor decidió no hacer grandes cambios,<br />
para presentarlos como “testimonios y<br />
reflejos de su época”.<br />
Está estructurado en tres partes, cada<br />
una de las cuales utiliza un enfoque<br />
acorde a su objeto. En la primera centra<br />
su mirada en la Unión Europea, desde<br />
sus orígenes, en 1995, hasta nuestros<br />
días, analizando el propósito con el que<br />
fue formada, sus cambios y su configuración<br />
actual.<br />
La segunda parte gira en torno a los<br />
estados nacionales, concretamente,<br />
Francia, Alemania e Italia. Estos tres<br />
países son los que cuentan para el autor,<br />
interesado no solo en los procesos históricos,<br />
sino también en las construcciones<br />
teóricas que dan cuenta de ellos, con la<br />
historia intelectual y cultural más rica<br />
del viejo mundo.<br />
En la última parte, Anderson analiza el<br />
LIBERALISMO<br />
Y MEDIOEVO,<br />
FIGURAS IMAGINARIAS<br />
POR Felipe Pigna<br />
gran desafío actual de la UE: la incorporación<br />
de Chipre y la candidatura de<br />
Turquía. Esta nueva “Cuestión Oriental”,<br />
signada por la diferencia en términos<br />
de población y de conflicto entre los<br />
dos países, llena a la Unión de interrogantes<br />
que la hacen volverse sobre sí<br />
misma y cuestionar su naturaleza.<br />
Perry Anderson es consciente de<br />
que “Todo intento de comprender la<br />
sociedad moderna a lo largo de dos<br />
décadas, a bocajarro, es inevitablemente<br />
precario”, pero asume el riesgo e invita<br />
a instalar el debate sobre un tema que<br />
considera que no ha tenido el suficiente<br />
protagonismo en el campo intelectual.<br />
Jacques Le Goff, Héroes, maravillas<br />
y leyendas de la Edad Media,<br />
Madrid, Paidós, 2010.<br />
En esta obra, Jacques Le Goff vuelve<br />
sobre el concepto de imaginario para<br />
acercarnos una visión fantástica del<br />
mundo medieval, con su claridad y<br />
rigurosidad habituales. El autor distingue<br />
lo imaginario de lo simbólico y de lo ideológico,<br />
nociones emparentadas, y, sobre<br />
todo, de la representación, a partir de su<br />
carácter fundamentalmente creativo. “Lo<br />
imaginario construye y nutre leyendas y<br />
mitos. Puede definírselo como el sistema<br />
de los sueños de una sociedad, de una<br />
civilización que transforma lo real en<br />
visiones apasionadas de la mente”.<br />
En las páginas de este libro nos encontramos<br />
con personajes que tuvieron un<br />
origen histórico, pero se convirtieron<br />
en legendarios, como Carlomagno<br />
y El Cid; otros cuyo asidero histórico<br />
es oscuro, el rey Arturo, por ejemplo,<br />
y algunos directamente nacidos de la<br />
imaginación, tal es el caso de Robin de<br />
los Bosques o el mago Merlín. También<br />
encuentran su lugar en el texto algunas<br />
mujeres, generalmente excluidas de lo<br />
que Georges Duby llamó la “Edad<br />
Media viril”, como la papisa Juana, nacida<br />
del miedo de los hombres, o el hada<br />
Melusina. El mundo animal, legendario<br />
o real, se halla representado por las figuras<br />
del unicornio y del zorro. Además, se<br />
analizan categorías colectivas como las<br />
de caballero, trovador, saltimbanqui y<br />
juglar. En cuanto a las maravillas, que el<br />
autor distingue de los milagros (potestad<br />
divina) y de la magia (potestad demoníaca),<br />
están representadas por el castillo, la<br />
catedral y el claustro. La relevancia de lo<br />
imaginario como categoría radica no solo<br />
en que permite una mayor comprensión<br />
de la Edad Media, sino también en la<br />
impronta que tiene en manifestaciones<br />
artísticas posteriores. Le Goff da cuenta<br />
de reelaboraciones que el cine y el<br />
cómic han hecho de estas leyendas. “Los<br />
héroes y las maravillas de la Edad Media<br />
son las luces, las hazañas de la instalación<br />
de los cristianos sobre una tierra<br />
que decoran como si tuviera la gloria<br />
y el encanto del mundo sobrenatural”.<br />
En este libro podemos disfrutarlas de la<br />
mano de uno de los grandes especialistas<br />
del período<br />
OTROS RECOMENDADOS<br />
El pensamiento alternativo en la Argentina<br />
contemporánea. Tomo III. Derechos humanos,<br />
resistencia, emancipación (1960-2015) | Hugo<br />
E. Biagini y Gerardo Oviedo.<br />
Circule por la derecha. Percepciones, redes<br />
y contactos entre las derechas sudamericanas,<br />
1917-1973 | João Fábio Bertonha y Ernesto<br />
Bohoslavsky.<br />
La política social de los regímenes dictatoriales<br />
de Argentina y Chile 1960-1970 | Gabriela<br />
Gomes.<br />
Peronismo y Educación Pública. Políticas<br />
públicas entre 1946 y 1955 | Iván Pablo Orbuch,<br />
Miño y Dávila.<br />
El eslabón perdido. La economía política de<br />
los gobiernos radicales (1910-1930) | Pablo<br />
Gerchunoff.<br />
Archivos del silencio. Estado, indígenas y violencia<br />
en Patagonia central, 1878-1941, | Pilar Pérez.<br />
Estereotipos en negro. Representaciones y autorrepresentaciones<br />
visuales de afroporteños en el<br />
siglo XIX | María de Lourdes Ghidoli.<br />
79
Entrevista<br />
ocho<br />
El camino<br />
hacia la<br />
libertad<br />
A 200 años del cruce del Ejército<br />
de los Andes, el historiador GABRIEL<br />
DI MEGLIO recuerda la gesta de<br />
un pueblo conducido por el General<br />
San Martín<br />
POR Pablo Bassi<br />
Abascal derrotó a los patriotas allí en 1810, 1813 y 1815.<br />
Todos los focos insurgentes de América del Sur habían caído,<br />
excepto Buenos Aires. Fueron derrotados Santiago de Chile,<br />
Quito, Nueva Granada –hoy Venezuela– y México. Mientras el<br />
Ejército de los Andes cruzaba la cordillera, los realistas invadían<br />
Salta y Jujuy y los portugueses Montevideo, con el doble<br />
de la cantidad de soldados encolumnados tras San Martín.<br />
El eco de la soledad independentista alcanzaba a Europa. Las<br />
potencias que vencieron el proyecto imperialista de Napoleón<br />
consensuaron derrotar toda rebelión en el mundo, iluminada<br />
por los republicanos de Francia. Incluso Gran Bretaña, a pesar<br />
de su interés en comerciar con América, y los Estados Unidos,<br />
ávidos por comprarle Florida a la corona española.<br />
“En 1813, cuando reorganiza el derrotado Ejército del Norte<br />
comandado por Manuel Belgrano, San Martín avizora ya<br />
que sería difícil triunfar vía Perú. Comenzó entonces a idear<br />
un plan alternativo”, continúa Di Meglio.<br />
El primer paso fue solicitar al poder central en Buenos Aires,<br />
conducido por el Segundo Triunvirato, de grandes divergencias<br />
políticas con San Martín, gobernar Mendoza, San Juan<br />
y San Luis, por aquellos días denominado Cuyo. Era casi un<br />
destierro político. Hábil, el general tejió una muy buena relación<br />
con las élites de Mendoza, que le transfirieron recursos<br />
para su operación.<br />
A partir del 9 de julio de 1816 se abriría el horizonte: el<br />
Congreso de Tucumán resolvió aprobar los planes militares de<br />
San Martín, declaró la independencia y eligió como Director<br />
Supremo a Juan Martín De Pueyrredón, un ex adversario<br />
del general correntino con quien ahora, sin embargo, acordó el<br />
envío de dinero, armas, insumos de guerra y esclavos.<br />
En medio de la inestabilidad política producto del acecho de<br />
los ejércitos de Europa y los distintos proyectos coexistentes<br />
entre los revolucionarios, se consolidó un triángulo asentado<br />
sobre conducciones firmes, tildadas de autoritarias por sus<br />
opositores: San Martín en Cuyo, Güemes en Salta y Pueyrredón<br />
en Buenos Aires.<br />
Así como en agosto de 1816 nacía la primera hija de San<br />
Martín, Mercedes, nació también el Ejército de los Andes: una<br />
fuerza de tres mil cuyanos, exiliados chilenos y los regimientos<br />
de Buenos Aires enviados por Pueyrredón, principalmente.<br />
Del total de 5200 hombres, 1500 eran libertos: esclavos comprados<br />
por el gobierno, a quienes, a cambio, se les prometió la<br />
libertad. Había negros de Mozambique, Angola y Congo.<br />
La inmensa mayoría del Ejército de los Andes no era profesional<br />
de la guerra. Su jefe, que sí lo era, debió disciplinarla y<br />
entrenarla. Para evitar su deserción, algo muy común en las<br />
huestes de la época, le garantizó un salario al día. ¿Habrán peleado<br />
esos hombres entonces por el salario y las libertades individuales<br />
prometidas o por la soberanía política del continente?<br />
“No hay cartas que atestigüen qué pensaban los soldados,<br />
porque no sabían leer ni escribir”, dice Di Meglio. “Sí hay<br />
indicios de rencores. Porque sus mujeres, al casarse con un<br />
español, accedían a ciertas ventajas, porque el inmigrante<br />
tenía una red de coterráneos que rápido lo instalaba en la sociedad<br />
o porque por un mismo delito españoles y americanos<br />
tenían penas distintas”, señala Di Meglio.<br />
El Ejército de los Andes inició su expedición un domingo. Para<br />
despistar al gobernador de Santiago, Francisco Marco Del<br />
Pont, San Martín organizó siete columnas que atravesaron las<br />
montañas por caminos transitables. Las más importantes pasaron<br />
por Uspallata, Mendoza, y Los Patos, San Juan. La última,<br />
o primera, de las divisiones lo hizo por Neuquén, para lo cual el<br />
general solicitó previo permiso a las autoridades pehuenches.<br />
Tres semanas después, las columnas principales se encontraron<br />
detrás de la cordillera y avanzaron unidas hasta Chacabuco,<br />
donde acechaba el ejército realista.<br />
Aquella batalla casi se pierde, porque Bernardo De<br />
O´Higgins se lanzó a la ofensiva antes de lo debido y<br />
Miguel Soler casi no llega a atacar al enemigo en su<br />
retaguardia. Pero llegó y obligó finalmente al ejército de<br />
Marco del Pont a replegarse.<br />
Quince días después, los realistas vencieron en Cancha Rayada.<br />
Aunque envalentonados por este triunfo, camino a Santiago,<br />
fueron contenidos por San Martín en Maipú. Esa fue la<br />
batalla más importante de la época: desde entonces, el valle<br />
central de Chile pasaría a estar controlado por los patriotas.<br />
Eran 5200 hombres, pero no se sabe cuántos fueron abandonados<br />
por ahí, muertos de frío. Soportaron noches de diez<br />
En la película Revolución, Rodrigo de la Serna, en el<br />
papel de San Martín, invita a uno de sus escoltas a jugar ajedrez.<br />
80<br />
Aquel granadero era Gabriel Di Meglio, ahora Director<br />
***<br />
grados bajo cero y mediodías de más de 30. Alcanzaron los<br />
4000 metros sobre el mar, fatigados, y recorrieron, a diario, del Museo del Cabildo y la Revolución de Mayo, que recibe<br />
“La gente de la época se identificaba porteña, cordobesa o<br />
81<br />
un promedio de 28 kilómetros acompañados de diez mil<br />
mulas, 1600 caballos y 600 vacas que mataban para comer.<br />
Cargaron con 900 tiros de fusil y carabina, 2000 balas de<br />
cañón y otras 2000 de metralla, más 600 granadas.<br />
Comieron lo que resistía la altura y perduraba en el tiempo:<br />
carne salada –charqui–, cebolla cruda, sopas, galletas de maíz,<br />
quesos; bebían vino. Amputaron heridos y calmaron dolores<br />
con opio como al General José De San Martín, jefe de la<br />
tropa, trasladado en camilla durante ciertas jornadas por su<br />
afección al reuma y los agudos dolores de úlcera estomacal.<br />
La del Ejército de los Andes fue una operación militar admirable.<br />
Pequeña en relación a las batallas napoleónicas que<br />
movilizaban por entonces a 200 mil personas, pero la más<br />
importante de América del Sur, sin duda. “Lo que no me deja<br />
dormir no es la oposición que puedan hacerme los enemigos,<br />
sino el atravesar estos inmensos montes”, escribió meses<br />
antes San Martín.<br />
El hecho sucedió entre el 19 de enero y 8 de febrero de 1817.<br />
a <strong>Quid</strong> en su despacho de la casa histórica, pegado a lo que<br />
fue el calabozo del poder político en Buenos Aires. “No, no<br />
tengo experiencia como actor –explica mientras se sonríe–.<br />
Lo que ocurrió fue que estaba en el set de filmación, ya que<br />
asesoré al director Leandro Ipiña y, en un momento dado,<br />
me pidieron que me calce el uniforme de un granadero y que<br />
diga ‘sí, mi general’”.<br />
“San Martín llegó aquí en 1812 con saberes de la guerra<br />
moderna, aprendidos al servicio del ejército de España que<br />
enfrentó Napoleón. El Primer Triunvirato le pidió entonces<br />
organizar una tropa de elite que resguardara las costas del<br />
Paraná de una invasión realista. Así nació el Regimiento de<br />
Granaderos a Caballo”, explica Di Meglio.<br />
La estrategia de los revolucionarios, para terminar con la presencia<br />
española en América, contó con una táctica malograda:<br />
se intentó vencer a los realistas en Lima, Alto Perú, donde yacían<br />
las minas de plata cuya producción representaba el 85%<br />
de las exportaciones del puerto de Buenos Aires. El virrey de<br />
***<br />
Plumerillo es casi un barrio de la ciudad de Mendoza. Hoy<br />
se distancian por apenas ocho kilómetros a través de la ruta<br />
nacional 40, pero en 1816 era un pueblo cercano a la aldea.<br />
Allí San Martín asentó a su ejército.<br />
En la intersección de las calles Moyano e Independencia,<br />
supuesto epicentro del campamento, hay dos cañones y una<br />
reconstrucción de adobe, techos de caña y barro y puertas<br />
forradas en cuero de vaca, donde los chicos juegan a ser<br />
reclutas a las órdenes del Libertador.<br />
salteña y, asimismo, americana. Decían pelear por América y,<br />
de hecho, las primeras constituciones provinciales de 1820 le<br />
otorgaban ciudadanía a cualquier americano. ¿Qué significaba?<br />
Que cualquier americano podía ser gobernador de Santa<br />
Fe o Catamarca, por ejemplo”, precisa Di Meglio.<br />
El historiador sostiene que desde fines de la última dictadura<br />
militar la historiografía argentina ha avanzado notablemente:<br />
“No ha habido quizás nuevos aportes sobre el cruce de los<br />
Andes, pero sí respecto al período. Por ejemplo: el mitrismo<br />
y los revisionistas sostuvieron por años que el proceso<br />
independentista se trató de una guerra entre argentinos y<br />
españoles, lo que no es cierto. La identidad argentina, todavía<br />
entonces, no existía”.<br />
Son aportes recientes los detalles sobre la organización del<br />
ejército, la procedencia de los soldados, los proyectos en pugna<br />
dentro del bloque revolucionario. “Se ha revalorizado el<br />
papel de la tropa”, indica Di Meglio. “Se ha demostrado una<br />
vez más que los cambios en la historia son colectivos”
Tema de tapa<br />
cinco<br />
SUEÑO Y DESENCANTO<br />
POR Emilia Simison*<br />
La esperanza es un concepto necesariamente<br />
ligado al futuro y, por lo<br />
tanto, eminentemente humano. Como<br />
escribe el filósofo y ensayista español<br />
Daniel Innerarity en su libro El<br />
futuro y sus enemigos, los humanos nos<br />
diferenciamos por ser conscientes de<br />
la existencia de un futuro. Así, cuando<br />
nos preocupamos o esperanzamos es<br />
porque sabemos que el futuro existe,<br />
que puede ser mejor o peor y, como<br />
si esto fuera poco, que ese resultado<br />
depende al menos en parte de nosotros<br />
mismos. En este contexto, entonces, la<br />
esperanza aparece fuertemente ligada<br />
a la política. En palabras del filósofo<br />
alemán Max Weber –sí, otra vez sopa,<br />
sabrán perdonar– la política debe manejar<br />
y responsabilizarse por el futuro.<br />
Así, los políticos enfrentan la difícil<br />
tarea de cargar con nuestras esperanzas<br />
y desesperanzas pero, también, con la<br />
posibilidad de hacer uso de ellas. Uso<br />
que va desde el más instrumental como<br />
ganar unas elecciones –“síganme, no los<br />
voy a defraudar” y hagamos a “América<br />
great again”– hasta el más ambicioso de<br />
La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte<br />
se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar<br />
Eduardo Galeano<br />
efectuar cambios efectivos en el mundo<br />
que los rodea.<br />
No resulta nada difícil encontrar casos<br />
para el primero de estos usos. Por<br />
ejemplo, Dimitra Dimitrakopoulou,<br />
de la Fundación Helénica para<br />
la Política Europea y Extranjera,<br />
ELIAMEP, y Salami Boukala, de la<br />
Universidad de Lancaster en el Reino<br />
Unido, analizaron campañas griegas<br />
recientes, observando cómo los principales<br />
partidos legitimaron sus decisiones<br />
políticas en base a los conceptos de<br />
miedo y esperanza. Ya en 2003 el sociólogo<br />
Zygmunt Bauman afirmaba que<br />
vivimos en un mundo donde, en vez del<br />
discurso de la esperanza, domina el discurso<br />
del miedo. Tal predominancia en<br />
el uso de tales formulaciones afectivas<br />
en la política también es resaltada por<br />
la profesora de la Universidad del Sur<br />
de la Florida Susan McManus, quien,<br />
sin embargo, en su artículo “Esperanza,<br />
Miedo y las Políticas de la Agencia<br />
Afectiva” también señala las excepciones<br />
de aquellos políticos que utilizan,<br />
en cambio, el discurso de la esperanza.<br />
En palabras del primer ministro canadiense<br />
Justin Trudeau, y más clarito<br />
imposible: “Vencimos al miedo con la esperanza,<br />
vencimos al cinismo con trabajo<br />
duro”. Quizás el caso más famoso de esta<br />
tendencia retórica, y de sus implicancias<br />
en términos de expectativas y de cambio,<br />
sea el de Barack Obama. Durante<br />
la campaña de 2007 retomó la idea de la<br />
“feroz urgencia del ahora” de Martin<br />
Luther King Jr. para diferenciarse de<br />
la política del “miedo y el cinismo”. Esta<br />
idea, que fue consolidándose como uno<br />
de los principales pilares de su campaña,<br />
también se encuentra presente en su<br />
libro La audacia de la esperanza, publicado<br />
en 2006, donde critica el cinismo<br />
generado en la sociedad por las promesas<br />
rotas. Por ejemplo, en un discurso<br />
de marzo de 2008 afirmaba que “lo que<br />
ya hemos logrado nos da esperanza –la<br />
audacia de la esperanza– para lo que<br />
podemos y debemos lograr mañana”.<br />
De esta manera, Obama no solo le ponía<br />
literalmente el cuerpo al cambio, lo que,<br />
como escribía Bob Herbert en el New<br />
York Times, el 12 de enero de 2008,<br />
facilitaba que la gente frustrada con el<br />
statu quo se atreviera a la esperanza y a<br />
creer nuevamente en su país, sino que<br />
también hizo un uso efectivo de dicha<br />
idea. El profesor de la Universidad<br />
de California, Davis, Justin Leroy<br />
escribió durante las elecciones primarias<br />
que, si bien tanto Obama como Hilary<br />
Clinton recibieron atención por el<br />
hecho de que, en tanto que hombre de<br />
color y mujer, representaban literalmente<br />
el potencial visible para el cambio,<br />
Obama fue el que pudo capitalizar ese<br />
discurso anticipatorio a lo largo de su<br />
campaña con un mensaje explícito de<br />
esperanza. De hecho, quizás una de las<br />
imágenes más famosas de la campaña<br />
haya sido el afiche de “Hope”, diseñado<br />
por la artista Shepard Fairey.<br />
Sin embargo, y hete aquí el problema,<br />
en política la esperanza va de la mano<br />
del desencanto y el “demasiado bueno<br />
para ser verdad” suele ser la norma.<br />
Resumido en una frase referente a<br />
Obama del ex presidente Bill Clinton<br />
durante las elecciones de 2008:<br />
“Todo esto es el mayor cuento de hadas<br />
que haya visto jamás”. Y es que aun los<br />
cuentos de hadas, cuando los vivimos,<br />
nos hacen dudar y quizás la decisión de<br />
Giselle en “Encantada” de quedarse en<br />
Nueva York haya sido más sabia que la<br />
de Nancy…<br />
Incluso los mismos políticos deben<br />
reconocer este problema aunque sus<br />
chances de resolverlo sean casi nulas.<br />
Así, Obama, en su libro de 2006, afirma<br />
que es lo suficientemente nuevo en<br />
la escena política como para servir<br />
como una pantalla en la que gente de<br />
diferentes líneas políticas proyecte<br />
sus propias visiones, pero reconoce, al<br />
mismo tiempo, que por eso mismo está<br />
destinado a desilusionar, al menos, a<br />
algunos de ellos, sino a todos ellos. Y<br />
esta desilusión, evidente en las elecciones<br />
presidenciales del 2016, fue una<br />
constante durante sus dos períodos<br />
presidenciales. Así, por ejemplo, Eric<br />
Bates publicaba en New Republic<br />
que, desde el momento de su elección,<br />
Obama empezó a desilusionar a<br />
quienes habían creído en su mensaje de<br />
cambio al conformar un Gabinete de<br />
insiders. La desilusión habría continuado<br />
con el fracaso en cerrar Guantánamo,<br />
la deportación de dos millones<br />
de inmigrantes, los ataques aéreos en<br />
áreas civiles y, más en general, con un<br />
accionar pragmático. Tal como afirma<br />
el profesor de la Universidad de Nueva<br />
York, Nikhil Pal Singh, esta desilusión<br />
fue particularmente fuerte entre<br />
los votantes jóvenes, en cuestiones relativas<br />
a la justicia social, la equidad y la<br />
educación. Resumido por el crítico cultural<br />
Henry A. Giroux en su libro La<br />
política luego de la esperanza: Obama<br />
y la crisis de la juventud, la raza y la<br />
democracia: “Obama ofreció esperanza,<br />
pero en cambio abrazó al poder corporativo<br />
y militar. En consecuencia, puso<br />
en peligro la conexión democrática entre<br />
esperanza y política”. Sin embrago,<br />
¿hay salida de esta encrucijada?<br />
En este punto resulta ilustrativa la<br />
respuesta negativa de Matt Sleat,<br />
profesor de Teoría Política en la Universidad<br />
de Sheffield, en el Reino Unido,<br />
para quien la desilusión sería una<br />
experiencia familiar de la vida política<br />
donde estamos más acostumbrados a<br />
ver nuestras esperanzas frustradas que<br />
realizadas. Aunque no nos resulta difícil<br />
creer en esta afirmación, solo con mirar<br />
algunas cifras nos podemos terminar<br />
de convencer. Por ejemplo, según el<br />
Eurobarómetro, 45% de los europeos<br />
no está satisfecho con la forma en que<br />
la democracia funciona en su país. En<br />
América Latina, y según los últimos<br />
resultados del Latinobarómetro, estas<br />
cifras son aún más llamativas y, aunque<br />
un 57% está muy de acuerdo con que<br />
la democracia es preferible a cualquier<br />
otra forma de gobierno, solo un 10%<br />
está muy satisfecho con su desempeño,<br />
casi la mitad del 19,2% que está nada<br />
satisfecho. No obstante, según Sleat<br />
esto no se debería a la maldad, desinterés<br />
o ineptitud de los políticos –al<br />
menos no solamente, digamos–, sino<br />
que la desilusión sería un resultado de<br />
las condiciones en que la política tiene<br />
lugar, entre límites y restricciones y en<br />
un contexto marcado por la lucha entre<br />
valores en conflicto.<br />
¿Significa esto que lo mejor es no<br />
esperar nada para no desilusionarnos?<br />
Es cierto que eso haría más fácil la vida<br />
de los políticos y que ha dado origen a<br />
toda una literatura en materia de manejo<br />
de las expectativas, pero entonces,<br />
¿cuál sería el propósito de la política?<br />
En un discurso brindado en la Universidad<br />
de Tübingen, el filósofo alemán<br />
Ernst Bloch afirmó que la esperanza<br />
es algo que, pese a todo, no hace las<br />
paces con el mundo existente y que por<br />
eso mismo se orienta al cambio, más<br />
que a la repetición, incorporando el<br />
elemento del azar sin el cual no podría<br />
existir nada nuevo. Así, como sostiene<br />
Giroux: “la esperanza nunca termina<br />
porque ninguna sociedad tiene una<br />
democracia perfecta o es lo suficientemente<br />
democrática para que la feroz<br />
urgencia del ahora se vuelva obsoleta o<br />
irrelevante”. En tal caso, como sugiere<br />
Sleat, puede que sea conveniente aceptar<br />
que la desilusión es inevitable y usar<br />
esa certeza como base.<br />
Volviendo al caso de Obama, Leroy<br />
resalta el hecho de que en su campaña<br />
la esperanza no estaba puesta solamente<br />
en lo que él podría hacer como presidente,<br />
sino también en el estímulo a<br />
la acción. Ilustrativamente, el mensaje<br />
de bienvenida en su página decía: “Les<br />
estoy pidiendo que crean. No solo en<br />
mi habilidad de llevar el cambio real a<br />
Washington… Les estoy pidiendo que<br />
crean en el suyo”. De esa manera, aun<br />
sabiendo que la esperanza puede llevar a<br />
la desilusión, Leroy nos invita a recordar<br />
que sin desilusión no sería realmente<br />
una esperanza. Así, cuando la periodista<br />
especializada en movimientos sociales y<br />
laborales Sarah Jaffe es invitada a reflexionar<br />
sobre el legado de Obama tras<br />
la asunción de Donald Trump, rescata<br />
la activación política de las generaciones<br />
más jóvenes que reconocieron que, de<br />
existir un cambio, debe venir de ellos.<br />
Y es que, después de todo, y como diría<br />
Paulo Freire, “prescindir de la esperanza<br />
en la lucha por cambiar el mundo,<br />
como si la lucha pudiera reducirse exclusivamente<br />
a actos calculados, a pura<br />
cientificidad, es pura ilusión”<br />
82 83<br />
*Mg en Ciencia Política (UBA-UTDT). Beca M.I.T.
Entrevista<br />
nueve<br />
–Los factores que han generado el cambio climático a<br />
nivel global, incluidos en su libro, son principalmente<br />
las emisiones generadas por el consumo de combustibles<br />
fósiles como petróleo, gas y carbón, la deforestación<br />
y ciertas prácticas agropecuarias ¿Cuáles son<br />
y en qué consisten básicamente esas prácticas? Esta<br />
cuestión ha sido considerada por la FAO, Organización de las<br />
Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, que<br />
estima que las emisiones procedentes de la agricultura y la<br />
silvicultura se han casi duplicado en el mundo en los últimos<br />
50 años. La tendencia existente indica que en los próximos<br />
30 años estas emisiones aumentarán un 30% más, si es que<br />
no se implementan urgentemente políticas de mitigación.<br />
La mayor fuente de emisión de gases de efecto invernadero,<br />
dentro del sector agrícola, corresponde a la fermentación<br />
entérica, el metano producido por el ganado durante su<br />
digestión y expulsión al eructar. También generan gases de<br />
efecto invernadero los procesos biológicos en los arrozales<br />
que emiten metano y algunos fertilizantes sintéticos. La FAO<br />
estima que dos tercios de las emisiones del sector agrícola<br />
corresponden al sector ganadero. A todo esto hay que sumar<br />
el daño ambiental producido por la deforestación, no porque<br />
se emitan más gases, sino porque se reduce la cantidad de<br />
árboles capaces de absorber parte de los gases emitidos por<br />
los combustibles fósiles y estas actividades agrícolas.<br />
–¿Cuáles son las modificaciones climáticas más notorias<br />
en Argentina, gestadas fundamentalmente en los<br />
últimos 40 años? Al considerar las tendencias climáticas<br />
e hidrológicas imperantes en Argentina, Vicente Barros<br />
señalaba los daños, debido a lluvias intensas y a las consiguientes<br />
inundaciones, que se han incrementado en la Cuenca del<br />
Plata. En los valles de los ríos Paraná, Uruguay y Paraguay se<br />
han hecho más frecuentes las inundaciones desde la pasada<br />
década del 70. Durante el siglo pasado doce de las dieciséis<br />
mayores descargas mensuales del río Paraná, en Corrientes, se<br />
registraron en los últimos 25 años. En el río Paraguay, once de<br />
las quince mayores inundaciones del último siglo se registraron<br />
después de 1975. En el río Uruguay, ninguno de los mayores<br />
picos de crecida, después de 1950, tuvo lugar antes del año<br />
1970. Las nuevas condiciones climáticas han vuelto obsoleta a<br />
una gran parte de la actual infraestructura, teniendo en cuenta<br />
que fue diseñada en el pasado para otras condiciones climáticas<br />
muy distintas a las de hoy.<br />
–Podría ofrecernos una breve explicación, para quien<br />
no está en tema, de la encíclica “Laudato sí”. Claro. El<br />
Papa Francisco ha presentado, en mayo de 2015, pocos meses<br />
antes de la reunión de Naciones Unidas en París, un diagnóstico<br />
claro y completo de la crisis ambiental global que enfrenta<br />
la humanidad mediante la Encíclica “Laudato sí”. En este<br />
documento se plantea el gran desafío ético que implica evitar<br />
los crecientes daños ambientales, que se pronostican para un<br />
futuro no muy lejano. El Vaticano difundió esta Encíclica en<br />
mayo de 2015, es decir, pocos meses antes de la Reunión de<br />
París de las Naciones Unidas, que consideró los nuevos acuerdos<br />
climáticos en la COP 21 en el mes de diciembre del mismo<br />
año. En esta Encíclica se expresa lo siguiente: El clima es un<br />
bien común, de todos y para todos. A nivel global es un sistema<br />
complejo relacionado con muchas condiciones esenciales para<br />
la vida humana. Hay un escenario científico muy consistente<br />
que indica que nos encontramos ante un importante calentamiento<br />
del sistema climático. La humanidad está llamada a<br />
tomar conciencia de la necesidad de realizar cambios de estilos<br />
de vida, de producción y de consumo, para combatir ese calentamiento.<br />
Los peores impactos probablemente recaerán en las<br />
próximas décadas sobre los países en desarrollo. Lamentablemente,<br />
hay una general indiferencia ante estas tragedias, que<br />
suceden ahora mismo en distintas partes del mundo. La falta<br />
de reacción frente a estos dramas de nuestros hermanos y hermanas<br />
es un signo de la pérdida de aquel sentido de responsabilidad<br />
por nuestros semejantes sobre el cual se funda toda<br />
sociedad civil. Muchos de aquellos que tienen más recursos y<br />
poder económico o político parecen concentrarse, sobre todo,<br />
en enmascarar los problemas o en ocultar los síntomas, tratando<br />
solo de reducir algunos impactos negativos del cambio<br />
climático. Es necesario que los países desarrollados contribuyan<br />
a resolver esta deuda, limitando de manera importante el<br />
consumo de energía no renovable y aportando recursos a los<br />
países más necesitados para apoyar políticas y programas de<br />
desarrollo sostenible<br />
–El libro también menciona los mensajes religiosos del<br />
Islam y el judaísmo. ¿Cuáles son los puntos de encuentro<br />
fundamentales entre las tres religiones abrahámicas,<br />
en lo concerniente a la ecología? Un postulado básico y<br />
común a las diversas religiones, en particular las monoteístas,<br />
es el cuidado de la Tierra creada por Dios. En todas las visiones<br />
religiosas el hombre ocupa y domina la Tierra, pero no es<br />
su dueño. Por esto, no debe sorprender que los representantes<br />
de estas confesiones religiosas se hayan expresado con claridad<br />
antes de la Reunión de París del año 2015. Las voces de los<br />
cristianos, hebreos y musulmanes se oyeron en esta oportunidad,<br />
con un mensaje que reconoce un fundamento común:<br />
cuidar la Tierra para las futuras generaciones.<br />
–¿Cómo impactan, en el calentamiento global, los aumentos<br />
de las actividades económicas y las tecnologías<br />
aplicadas a la producción de bienes y servicios? En todo<br />
el siglo XIX el crecimiento de la población fue de 672 millones<br />
de personas, mientras que en el siglo XX trepó nada menos<br />
que 4.465 millones. En solo quince años del siglo XXI, la<br />
población creció en 1.232 millones de habitantes. La consecuencia<br />
de esta evolución de la población fue la aceleración<br />
de la producción de bienes –alimentos, productos industriales,<br />
automotores, ferrocarriles y aviones– y servicios –transporte,<br />
protección de la salud, turismo, etc.–, a efectos de atender<br />
la creciente demanda de consumo masivo. El otro impacto<br />
en el calentamiento climático es resultado del aumento de la<br />
actividad económica, que ha crecido aceleradamente en el<br />
tiempo, así como de la revolución tecnológica incorporada en<br />
la producción de bienes y servicios y, finalmente, de políti-<br />
84 85<br />
Antes de que sea tarde<br />
La temperatura de la Tierra aumenta año tras año. Ante esta insoslayable evidencia, el<br />
economista y ensayista ALIETO ALDO GUADAGNI y el licenciado en Economía Política<br />
MIGUEL ÁNGEL CUERVO presentaron El cambio climático. (Un desafío Mundial), un trabajo<br />
que analiza causas, consecuencias y eventuales soluciones de un problema que nos afecta a<br />
todos. En diálogo con <strong>Quid</strong>, Guadagni ofreció una excelente síntesis del contenido del libro<br />
POR Nancy Giampaolo
86<br />
cas de explotación de recursos naturales que descuidaron la<br />
sustentabilidad de los mismos. Para la Agencia de Protección<br />
Ambiental de los Estados Unidos, el cambio climático global se<br />
debe a factores naturales y otros derivados del comportamiento<br />
humano. Antes de la irrupción de los humanos, el cambio<br />
climático resultaba enteramente de causas naturales, como<br />
variaciones en la órbita de la tierra, modificaciones en la actividad<br />
solar o erupciones volcánicas, pero, desde el comienzo de<br />
la era industrial en Gran Bretaña a partir del año 1750 en que<br />
comenzó la primera Revolución Industrial, la actividad de los<br />
habitantes de la Tierra agregó billones de toneladas de GEI a<br />
la atmósfera. En conclusión, el hombre ha sido y es el protagonista<br />
del cambio climático.<br />
–Hay un capítulo muy interesante dedicado a los aspectos<br />
fiscales del cambio climático global. ¿Puede darnos<br />
algún ejemplo de esas sanciones, su operatividad y a<br />
quién se dirigen? El cambio climático es una “externalidad<br />
negativa” global que, por lo tanto, requiere un sistema de “cooperación<br />
fiscal internacional”, que “internalice” estos costos<br />
ambientales. Recordamos que una “externalidad negativa”<br />
es un perjuicio colectivo que no es afrontado totalmente por<br />
quien lo causa, por ejemplo, una fábrica que derrama desechos<br />
tóxicos sobre el sistema de cloacas y no paga por ese perjuicio<br />
a la sociedad. Una “externalidad negativa” se “internaliza”,<br />
cuando se la evita y entonces el contaminador absorbe los costos<br />
o cuando el costo de la reparación recae totalmente sobre<br />
el causante del daño. Existen varios instrumentos de política<br />
fiscal, que son eficaces para “internalizar” esta “externalidad<br />
negativa”, a saber: impuesto a las emisiones contaminantes<br />
de las energías fósiles, cuotas –cap-and-trade–, asignadas por<br />
subasta o por las autoridades y la generación de bonos “verdes”<br />
que permitan efectuar una transacción, a nivel global, de las<br />
emisiones, eliminación de subsidios a las energías fósiles,<br />
otorgamiento de subsidios a las energías limpias, combinación<br />
de los instrumentos previos. Debemos mencionar que Canadá<br />
ya aplica impuestos a las emisiones de CO2. La provincia de<br />
British Columbia introdujo el impuesto al carbono en el año<br />
2008, con un gravamen de 23 dólares la tonelada. Alberta<br />
grava, con un impuesto de quince dólares la tonelada de CO2,<br />
las emisiones generadas por los combustibles fósiles. Ontario<br />
próximamente aplicará también impuestos a la emisión de<br />
CO2. El Primer Ministro Justin Trudeau, anunció la aplicación,<br />
en todo el territorio, de un impuesto que aumentará, año<br />
a año, y llegará a 38 dólares la tonelada en el año 2022.<br />
–¿Podría hablarnos sobre algunas de las pautas destinadas<br />
a salvar el clima sin paralizar la economía? Sí.<br />
Básicamente, es necesario acelerar la transformación hacia el<br />
bajo consumo de carbono, integrando al clima en el proceso<br />
de toma de decisiones económicas. Esto exigirá un acuerdo<br />
internacional climático que sea firme, duradero, equitativo y<br />
que procure: reducir gradualmente los subsidios a los combustibles<br />
fósiles, introducir precios predecibles para el CO2,<br />
bajar los costos de capital para la nueva infraestructura en<br />
bajo consumo de carbono, incrementar la innovación en las<br />
técnicas clave de bajo consumo de carbono –como las energías<br />
limpias–, generar sistemas de tránsito urbano energéticamente<br />
eficientes y, obviamente, detener la deforestación de<br />
bosques naturales.<br />
–Volviendo a nuestro país, ¿cuáles son los riesgos más<br />
graves que corremos? El Banco Mundial presentó en mayo<br />
de 2016, el informe: “Argentina: Análisis Ambiental del País”,<br />
en el cual se sostiene que el deterioro ambiental cuesta nada<br />
menos que el 8% del PBI. Este informe considera los desafíos<br />
que enfrentan el medio ambiente y los recursos naturales en<br />
nuestro país. Las evidencias consideradas en el informe sostienen<br />
las siguientes afirmaciones: entre 2001 y 2014, la Argentina<br />
perdió más del 12% de sus zonas forestales, lo que equivale<br />
a perder un bosque del tamaño de un campo de fútbol cada<br />
minuto y se compara con una pérdida de cubierta forestal del<br />
7,4% en Brasil, y de 6,3% en el mundo. Durante ese mismo<br />
período, nuestro país se posicionó en el noveno puesto en lo<br />
tocante a la pérdida forestal a escala global. En la provincia de<br />
Santiago del Estero se dieron los mayores niveles de desmonte<br />
en el mundo. Casi toda la deforestación, el 93%, ocurrió en el<br />
norte de la Argentina. Las inundaciones son el mayor desastre<br />
natural que amenaza a nuestro país y representan el 60% de<br />
los desastres naturales y el 95% de los daños económicos. La<br />
mayor frecuencia de los eventos climáticos extremos aumenta<br />
los retos ambientales y la vulnerabilidad de la población.<br />
Por ejemplo, las precipitaciones más intensas y erráticas<br />
incrementan la probabilidad de inundaciones urbanas, en<br />
especial cuando no existen sistemas de drenaje adecuados ni<br />
planificación urbana apropiada, o cuando falta mantenimiento<br />
o instrumentación correcta de los sistemas existentes. Se<br />
espera que las temperaturas en aumento coloquen mayor<br />
presión sobre el suministro de agua en las partes del país que<br />
sufren mayor estrés por escasez de este recurso; una mayor<br />
probabilidad de olas de calor, junto con temperaturas más<br />
elevadas, tendrá efectos adversos sobre la salud humana y la<br />
infraestructura –en especial, el transporte y la electricidad–, lo<br />
que activa una mayor demanda de electricidad para enfriar el<br />
ambiente, con un impacto desproporcionadamente negativo<br />
sobre los sectores más pobres. Ello implica, entre otras cosas,<br />
costos operativos adicionales para la infraestructura pública<br />
crítica, como los hospitales y las escuelas. Supeditado al comportamiento<br />
de las tecnologías de generación de energía y del<br />
transporte, la contaminación del aire también puede aumentar<br />
como efecto secundario de ello. Las proyecciones sugieren<br />
que el país, en su totalidad, experimentará un aumento de las<br />
temperaturas promedio y las regiones Norte y Central también<br />
tendrán mayores precipitaciones. Hasta 2039, las temperaturas<br />
aumentarán un promedio de 0,5-1° C, y, para 2090, se proyecta<br />
que las temperaturas en el norte de la Argentina suban un<br />
promedio de 4° C, mientras que en el sur el aumento solo será<br />
de 1,1° C. Las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI)<br />
han aumentado en forma constante en la Argentina y el sector<br />
energético se ha convertido en el principal contribuyente<br />
individual. Los recientes niveles de subsidios a los precios de la<br />
energía ayudaron a los elevados niveles de emisiones de GEI y<br />
a la degradación ambiental.<br />
–Por último: ¿qué es la COP 22 y cuáles son sus perspectivas<br />
a corto y largo plazo? En el mes de noviembre pasado<br />
deliberaron en Marrakech 198 países, convocados por Naciones<br />
Unidas, para enfrentar el cambio climático. La principal<br />
conclusión de esta reunión, COP 22, fue definir que el 2018<br />
será el año en que deberá estar concluido el documento implementando<br />
el Acuerdo de París de 2015. Argentina hizo un<br />
significativo aporte a esta COP 22, ya que procedió a mejorar<br />
la oferta previamente presentada en la COP 21 de París. En<br />
esta nueva propuesta se apunta a reducir efectivamente las<br />
emisiones contaminantes de gases de efecto invernadero. Donald<br />
Trump ya es el presidente de los Estados Unidos, lo que<br />
constituye un hecho importante para el futuro de las relaciones<br />
internacionales entre esta nación líder con grandes potencias<br />
como Rusia, China, la Unión Europea y, también, con su<br />
vecino, México, pero también para algo que definirá el futuro<br />
de nuestra Tierra: la implementación de acciones globales para<br />
proteger al planeta del cambio climático. La política de abatimiento<br />
de las emisiones contaminantes que impulse este nuevo<br />
gobierno republicano en los próximos cuatro años del mandato<br />
presidencial tendrá un gran impacto sobre el comportamiento<br />
de las restantes potencias “contaminadoras”. En el mundo<br />
hay alrededor de 200 naciones, pero son 190 las naciones que<br />
representan apenas un tercio de las emisiones causadas por los<br />
combustibles. Nada menos que dos tercios de estas emisiones<br />
corresponden a China, Estados Unidos, Unión Europea, India,<br />
Rusia y Japón. Es evidente que no habrá una solución global<br />
efectiva para evitar el calentamiento global que no parta de un<br />
acuerdo básico entre estos seis grandes contaminadores. Desde<br />
ya que este acuerdo puede no ser suficiente, pero sí es necesario.<br />
No parece que estas cinco naciones vayan a hacerse cargo<br />
del esfuerzo propio que pueda negar Trump
88<br />
Homenaje<br />
TZVETAN TODOROV (1939-2017)<br />
EL ÚLTIMO HUMANISTA<br />
POR Christian Kupchik<br />
“Si amamos de cierta forma al mundo y los seres que lo habitan,<br />
¿podemos todavía decir que este acto es enteramente<br />
ajeno a la idea del bien?”.<br />
Con estas palabras se cierra un breve y bello volumen titulado<br />
El arte o la vida (Edhasa), que recoge dos ensayos, El caso<br />
Rembrandt seguido de Arte y moral. Aparecido en octubre<br />
de 2016, es lo último que pudimos conocer de Tzvetan<br />
Todorov, acaso el último humanista entre nosotros. La vida<br />
de este lingüista, filósofo e historiador de las ideas se apagó el<br />
7 de febrero, dejando un vacío enorme tras de sí, comparable<br />
al que también dejó su amigo Edward Said, en 2003, de<br />
quien Todorov afirmó: “Se comprometió apasionadamente<br />
con los principios de la justicia y, en tal sentido, fue un hijo<br />
de la diáspora que se describió como un judío palestino. Iluminó<br />
la condición del exiliado tanto como la del intelectual.<br />
Nos dejó un ejemplo de una existencia generosa y sensible”.<br />
Las mismas palabras se pueden aplicar a este amigo de los<br />
desarraigados y el pensamiento rebelde. A los 77 años, su<br />
desaparición tiene un profundo valor simbólico, como si la<br />
Ilustración, a la que nunca dejó de alabar, muriese un poco<br />
con él. Nació en Sofía, Bulgaria, en 1939, y en 1963 se trasladó<br />
a Francia para completar sus estudios de semiótica y literatura.<br />
Cofundador de la revista Poétique junto al especialista<br />
Gérard Genette, a pesar de haber sido formado en el seno<br />
del estructuralismo, Todorov comenzó a ampliar sus intereses<br />
de manera notable, sobre todo en el campo de historia de las<br />
ideas. Eso lo llevó a abarcar desde una Introducción a la literatura<br />
fantástica hasta La conquista de América: el problema<br />
del otro. A partir de 1984 se distanció definitivamente del<br />
estructuralismo con su ensayo Crítica de la crítica.<br />
©John Foley<br />
Comenzó a producir febrilmente basado en algunas obsesiones,<br />
entre las que contaban el exilio, la alteridad, el amor, la<br />
barbarie, la democracia, la convivencia o la insubordinación.<br />
Todos sus ensayos, tan sensibles como sutiles y agudos en la<br />
manera de expresar sus convicciones –Elogio de lo cotidiano;<br />
Memoria del mal, tentación del bien; El jardín imperfecto;<br />
Los aventureros del absoluto; El miedo a los bárbaros, entre<br />
tantos otros–, revelan un espíritu vivo, incitante y generoso.<br />
Quienes lo conocieron testimonian que solo bastaba con<br />
acercarse e intercambiar algunas ideas con él para que se manifestase<br />
una sensibilidad intensa que lo llevaba a interesarse<br />
por cuanto rodeaba al género humano. De allí que comenzó<br />
a ser etiquetado como “humanista”, quizá un juicio algo<br />
anacrónico y menospreciado pero que Todorov defendió con<br />
gracia y elegancia. Tenía su propia definición al respecto:<br />
“El humanismo no es un programa partidario, sino más bien<br />
un concepto del ser humano y un conjunto de principios<br />
éticos y políticos. El humanismo constata la pertenencia de<br />
todos los miembros de una misma especie y pide que a todos<br />
les corresponda la misma dignidad. Promueve la expresión<br />
de la voluntad de la sociedad a través de la soberanía popular,<br />
la del individuo en la esfera privada. Solo considera la acción<br />
humana en función de objetivos puramente humanos. Entre<br />
sus mayores valores sostiene al amor, porque cada uno de<br />
nosotros necesita del otro, que tiene la llave para nuestra<br />
felicidad. Una actitud humanista hoy lleva a oponerse a cualquier<br />
forma de discriminación…”, sostuvo en una entrevista<br />
concedida en 2010.<br />
Cercano a las posiciones comprometidas y resistentes de la<br />
etnóloga Germaine Tillion (1907-2008), a quien incluyó en<br />
un volumen de retratos titulado Los insumisos (2015) junto a<br />
Mandela, Malcolm X, Boris Pasternak y Alexander<br />
Solyenitzyn, entre otros, Todorov mantuvo la energía y la<br />
voluntad del rebelde ante la imposición del orden y las normas<br />
del mundo moderno. “He encontrado mi vocación a tientas”,<br />
afirmó en otra ocasión. “Eso me convirtió gradualmente en un<br />
historiador de las ideas, las culturas y las obras que intenta no<br />
perder de vista el mundo actual en el que vivimos”.<br />
El conflicto entre la democracia y el totalitarismo en el siglo<br />
XX lo mantuvo como un apasionado defensor de la misma<br />
ética, política y estética centrada en el principio humano.<br />
“¿Cómo podemos vivir juntos y no pensar en el mundo que<br />
compartimos?”, se preguntaba con sincera preocupación.<br />
Todorov nunca olvidó de dónde venía, pero tampoco se doblegaba<br />
ante explicaciones facilistas.<br />
Es posible encontrar en esas pocas siluetas de “los insumisos”<br />
algunos rastros que había visto en los dibujos de Rembrandt:<br />
mujeres y hombres que luchan contra el destino. Pero la tierna<br />
mirada de Todorov, que floreció en los libros, fue mucho más<br />
allá de las creaciones artísticas o literarias en la búsqueda por<br />
determinar lo que puede haber de luminoso en la complejidad<br />
de aquellos que contemplan. De modo tal que su posición asume<br />
cabalmente el término humanista, en el sentido más noble<br />
y contemporáneo de la palabra<br />
TODOROV: UN DECÁLOGO<br />
1. Comprender al enemigo quiere decir también descubrir en<br />
qué nos parecemos a él.<br />
2. La inmensa mayoría de los crímenes colectivos fueron<br />
cometidos siempre en nombre del bien... Las causas nobles no<br />
disculpan los actos innobles.<br />
3. La guerra es más poderosa que las razones por las que se va<br />
a la guerra. Hoy casi todas las guerras que lidera Occidente se<br />
presentan como si fueran humanitarias.<br />
4. Creo que el rol de los intelectuales no es seguir la corriente,<br />
sino perseguir la libertad, preguntarse por ella, y transmitir los<br />
resultados de su búsqueda. Y no tener miedo.<br />
5. Cuando los acontecimientos vividos por el individuo o por el<br />
grupo son de naturaleza excepcional o trágica, el derecho (a la memoria)<br />
se convierte en un deber: el de acordarse, el de testimoniar.<br />
6. La humanidad no puede vivir sin ideales. Si no tuviera más<br />
ideales, habría habido una mutación de la especie. Hay momentos<br />
de ceguera e inconsciencia, pero uno se puede despertar de<br />
esos momentos.<br />
7. A veces los escritores, y también los críticos y los profesores,<br />
olvidan que la gran vocación de la literatura es dar sentido a nuestra<br />
vida y la encierran en un ejercicio estéril, puramente formal.<br />
8. La Historia nos ayuda a salir de la ilusión maniquea en la que<br />
a menudo nos encierra la memoria: la división de la humanidad<br />
en dos compartimentos estancos, buenos y malos, víctimas y<br />
verdugos, inocentes y culpables.<br />
9. Intento que mi vida sea tan rica como sea posible, aun en el<br />
simple hecho de cocinar. Es una acción que da sentido, porque<br />
la comida se hace para los otros, se comparte con los otros, es<br />
un don, es una obra efímera que desaparece de la noche a la<br />
mañana, es una obra para recomenzar todos los días...<br />
10. Si como ser humano, al final de mi vida me preguntaran qué<br />
es el éxito, respondería que es haber vivido la vida que viví, amé<br />
y respeté, y fui respetado por los otros a los que amé y respeté.<br />
Disculpen que use tanto la palabra “vida” o el verbo “vivir”, pero<br />
prefiero no buscar ni sinónimos ni otras formas de decirlo. El<br />
éxito de una vida entera, de una vida completa, es el éxito en las<br />
relaciones humanas. Una vida sin amor sería desastrosa.<br />
(*) Las citas pertenecen a diversas obras.<br />
©Marti Fradera<br />
89
La Esperanza, Gustav Klimt<br />
EN<br />
EL<br />
FONDO<br />
DE<br />
LA<br />
CAJA<br />
Nos lanzan el tema, la esperanza, y pensamos de súbito en<br />
una imagen compleja, que en su momento, además de compleja,<br />
sonó incómoda para muchos sectores de una ciudad capital<br />
que aún era provinciana: La Esperanza, una tela pintada<br />
por Gustav Klimt en 1903, de su característico formato<br />
alargado, esto es, 189 x 67 cm. En ella aparece una mujer<br />
jovencita embarazada, de pie y de perfil, desnuda, con el<br />
rostro vuelto hacia el espectador, inocente y llamativa. Cierta<br />
desproporción entre el cuerpo y el vientre –significativas del<br />
estilo de su autor y gran gesto rebelde y antinaturalista–, le da<br />
un aspecto fantasmal. La imagen pertenecería a la iconografía<br />
influencia. En La Esperanza deja un sello extraño en una de<br />
las caras del fondo, similar a la estética del primer Grito, de<br />
1893. No le falta una calavera tampoco, por eso de que toda<br />
esperanza, como toda vida, termina en la muerte, fiel a la tradición<br />
de la Vanitas de la Modernidad que se verá totalmente<br />
alucinada cuando estalle la Primera Guerra. La Vanitas,<br />
además, porque nada más vanidoso y omnipotente que tener<br />
esperanzas.<br />
Así las cosas, pareciera que cualquier afirmación de algo<br />
mejor que pronto llegará, cuando menos, se topa con una<br />
realidad oscura, densa, un mundo en guerras.<br />
¿Entonces, desde esta imagen, cómo pensar la esperanza,<br />
sobre todo, como alegoría fundacional del decir simbólico,<br />
portadora de tantas contradicciones, como lo es la naturaleza<br />
misma de cualquier imagen en esta edad de oro de lo visual,<br />
cuando todo concepto se vuelve forma, se vuelve un significante<br />
contundente como condición sine qua non para que<br />
podamos deglutirla?<br />
La esperanza es fundadora de la cultura, sin dudas, desde<br />
Arte<br />
de las maternidades, más bien escasas dentro de las representaciones<br />
de la historia del arte, aunque claro está, con sello<br />
klimtiano. Entonces, la cabellera es pelirroja, aludiendo a la<br />
tradición de mujeres fatales, aunque no necesariamente lo<br />
fueran, como es el caso de otro ejemplo bellísimo y famosísimo,<br />
su Nuda Veritas, de 1899, aunque esta, como buena<br />
verdad, es frontal. Oportuno es aclarar que el maestro de la<br />
secesión vienesa tiene también La Esperanza II (1907-1908),<br />
una joven embarazada, pero esta vez vestida, de gran carga<br />
decorativa, del mismo año y similar posición, digamos que<br />
muy cercana morfológicamente a su archifamoso Beso, que<br />
por si quedan dudas, es del mismo año.<br />
Pero volvamos a su primera obra, La Esperanza. Así, nos<br />
acercamos a la obra con extrañeza; es extraño que a la gente<br />
en general no le guste la pintura de este artista. Sin dudas,<br />
la pasión que despierta también radica en la inquietud,<br />
cierta perturbación, cierto simbolismo inexplicable que nos<br />
confunde como si hubiera algo más. Al contemplarla detenidamente<br />
observamos la figura, terriblemente pregnante<br />
a pesar de su tamaño, que para Klimt es como el ser que se<br />
afirma al frente de la Verdad Desnuda, pero, esta vez, con<br />
un vientre avanzado y exhibiéndolo, con toda la fuerza de lo<br />
que está por nacer, que parece a punto de romper la piel que<br />
lo contiene. Un porvenir, una esperanza, desnuda, libre, casi<br />
animalizada, en la experiencia del entre siglos, en un mundo<br />
de guerras imperialistas y territoriales, en un mundo donde<br />
la mujer se impone día a día, en los albores del Art nouveau,<br />
el expresionismo y las vanguardias; mucho sabor a inocencia<br />
perdida, mucha esperanza paradójica, como lo deben ser<br />
todas en un Occidente en el que cada día se hace más difícil<br />
hablar de poesía.<br />
los griegos, los sumerios y en la tradición judeocristiana de<br />
la espera del Mesías. En el comienzo de nuestra civilización,<br />
será el mal que nos queda en la caja de Pandora, el único que<br />
no se suelta cuando, al abrir el regalo enviado por los dioses,<br />
se escapan las pestes y males y ella, asustada, cierra de golpe,<br />
dejando la esperanza dentro.<br />
Quizás, por quedar en el fondo, se acompaña en el refranero<br />
popular con: “lo último que se pierde”. Dudas, desde siempre,<br />
ante su doble naturaleza: ¿es una virtud o una calamidad?<br />
¿Es bueno o es malo esperar algo? Recuerdo al poeta<br />
Silvio Rodríguez, que dice esa genialidad, mantra cotidiano:<br />
“lo que me falta me abandona menos”.<br />
Pero, al mismo tiempo, hay otra tradición que la asimila a<br />
lecturas más díscolas y modernas. Digamos, contextos más<br />
egoístas e íntimos. Esta vez, la capacidad de la esperanza<br />
anda por la vía del optimismo, y se entremezcla con el concepto<br />
de resiliencia.<br />
Desde el disparador de esas notas, el poema de Emily Dickinson<br />
(“Es la esperanza esa cosa con plumas que se posa en<br />
el alma, y sin palabras su canción entona y nunca se calla, / y<br />
más dulce se escucha en el vendaval; y poderosa ha de ser la<br />
tormenta, que pueda abatir al pequeño pajarito, que a tantos<br />
abrigó. / Lo he escuchado en las tierras más frías, y en los<br />
mares más extraños; mas nunca en la penuria, me pidió una<br />
migaja”). Aquí, la cercanía amistosa que comparte la poeta,<br />
la lleva a avalarla como a una vieja amiga, resaltando, sobre<br />
todo, su generosidad, ya que no pide nada a cambio.<br />
Una referencia que no podría faltar es la de nuestro divino<br />
Julio, que en 62 Modelo para armar sigue soltando imágenes<br />
como piezas de un rompecabezas desfigurado, tras la<br />
frase que le hace decir a Calac: “¿La esperanza, entonces, esa<br />
POR Kekena Corvalán<br />
La imagen tiene un fondo cargado, en una continuidad visual puta de vestido verde?”.<br />
donde también está presente la cita a uno de sus antecedentes,<br />
Mientras, otras voces menos irónicas y más directas esgrimen<br />
90<br />
Edvard Munch, solo un año más grande en edad<br />
que Klimt pero que, sin embargo, pareciera actuar como<br />
llantos ante su propio reconocimiento en la no esperanza:<br />
“soy una canción desesperada, hoja enloquecida en el tur-<br />
91<br />
bión…” dice el tango, que en la voz de Hugo Del Carril<br />
puede sonar al fin del mundo, más o menos. El tango, que<br />
sin dudas tiene tanto de plumas, especialmente nocturnas y<br />
teatrales, en cambio, tiene muy poco que ver con el poema<br />
de Dickinson.<br />
Pero, ¿cómo llegamos desde una jovencita austríaca, lánguida<br />
y celestial, al prototipo de, al menos, una de nuestras tantas<br />
argentinidades, donde nos quedaremos a descansar? A través<br />
de la esperanza, que puede ser también un modo de creer,<br />
un modo de vivir, una fortaleza cultural, una sensación del<br />
propio poder comunitario puestos a soñar. Qué son los libros<br />
sino uno de sus vehículos primordiales y, aquí, elegimos<br />
cerrar con el gran José Saramago y sus Cuadernos de Esperanza<br />
y Utopía, para irnos en contra de tanto arte encumbrado<br />
y sin dudas bello, para sentenciar, y seguir frescos y<br />
livianos: “Obviamente, no tengo nada personal contra la esperanza,<br />
pero prefiero la impaciencia. Ya es hora de que esta se<br />
note en el mundo, para que aprendan algo esos que prefieren<br />
que nos alimentemos de esperanzas. O de utopías”
VIDA GOURMET<br />
EL RESTAURANT DE LA BODEGA:<br />
una experiencia gastronómica<br />
Moderno y confortable, el restaurant Saurus tiene una espectacular<br />
vista sobre los viñedos desde sus enormes ventanales.<br />
Adentro, el servicio es esmerado y la propuesta gastronómica,<br />
de alta cocina, se encuentra a cargo del chef Ezequiel<br />
González, quien con probada maestría explora las posibilidades<br />
de los productos regionales. Su última carta tentaba con<br />
Pulpo a la leña con maíz rallado, remolachas, frutillas y reducción<br />
de balsámico, riñoncitos de cordero envueltos en panceta,<br />
papas doradas, pasta de tomates ahumados y criolla, o lomitos<br />
de ternera con emulsión de arvejas, gel de Pinot Noir y hongos<br />
y papines rellenos. Solo para dar una idea.<br />
POR Mónica Tracey<br />
Los viñedos que ganaron<br />
el desierto patagónico<br />
92<br />
Como un valle encantado en medio del desierto, San Patricio<br />
del Chañar, en Neuquén, es un bello corredor de viñedos,<br />
una suerte de milagro que empezó a gestarse hace poco más<br />
de quince años. Allí plantó sus vides y se estableció un grupo<br />
pequeño de bodegas que, junto a sus pares de la zona de<br />
General Roca, en Río Negro, pusieron en el mundo los vinos<br />
de la Patagonia, que poseen características especiales dadas<br />
por su uva estrella, la Pinot Noir, que crece allí como en<br />
pocas regiones, compartiendo, de hecho, latitud con la región<br />
francesa de Burdeos.<br />
Una de estas bodegas quedó unida al origen de estas tierras<br />
desérticas por un fabuloso descubrimiento. Durante las excavaciones<br />
previas a su construcción, se hallaron restos de una<br />
especie hasta entonces desconocida de Dinosaurio, de la familia<br />
de los Titanosáuridos, al que se denominó Panamericansaurus<br />
Schroederi, por el apellido de los dueños de esa tierra, quienes<br />
suspendieron la edificación hasta que un grupo de paleontólogos<br />
concluyeran la extracción de los restos. En la base de la<br />
bodega se recuerda el lugar exacto del hallazgo, con una réplica<br />
de los huesos encontrados y una de las vértebras originales, que<br />
se les permitió conservar. El pequeño museo está ubicado justo<br />
al lado de la sala de degustación, donde se hace inevitable ligar<br />
la alegría de esos excelentes vinos y espumantes con aquellos<br />
lejanísimos momentos de nuestros orígenes. El dinosaurio<br />
hallado data de hace 75 millones de años.<br />
Con esa mística siguió adelante el emprendimiento de la familia<br />
Schroeder que se había iniciado en 2001, cuando se plantaron<br />
los viñedos. En el año 2003 se hizo la primera cosecha,<br />
en tanto que la bodega se inauguró en 2004, saliendo, en 2005,<br />
al mercado sus primeras botellas. De 150 hectáreas de viñedos<br />
se obtiene una producción de dos millones de botellas al año,<br />
todas con uvas propias, que se dividen en partes iguales entre<br />
vinos y espumantes. “Somos una bodega a escala pequeña, ni<br />
boutique ni de gran producción, no queremos crecer más en<br />
ese sentido. Nuestro proyecto nació con el objetivo de hacer<br />
los mejores vinos y espumantes que esta tierra permita. Tenemos<br />
una producción con menos kilos por hectárea que la de<br />
otras provincias y la mano de obra es más cara. Se suele decir<br />
que las bodegas patagónicas estamos condenadas a la calidad, y<br />
ese es nuestro desafío, estamos concentrados en hacer un vino<br />
distinto, con valor agregado”, dice Roberto Schroeder, uno<br />
de los cuatro hermanos a cargo del emprendimiento y CEO<br />
de Bodegas Familia Schroeder, quien inició el camino como<br />
un proyecto de inversión y confiesa que se ha transformado en<br />
una verdadera pasión. “La producción de vino no es un proceso<br />
productivo más, es una actividad muy especial que genera<br />
pasión en todos los que intervienen”, agrega.<br />
Lo que da su distinción a esos vinos es justamente la tierra, el<br />
clima, los vientos que ayudan a combatir las plagas y a evitar<br />
los pesticidas, y que, sumados a la amplitud térmica, hacen que<br />
las uvas desarrollen una piel más gruesa, que genera mayor<br />
concentración de aromas y color. Las características de la zona<br />
brindan vinos con una acidez más marcada, con mayor color,<br />
más calcáreos y minerales.<br />
Algunas de las líneas de vinos de la bodega celebran el hallazgo:<br />
Saurus, Saurus Select y Saurus Barrel Fermented. La línea<br />
top es Familia Schroeder, que además de varietales de Malbec,<br />
Pinot Noir y Merlot, ha logrado dos excelentes blends, uno de<br />
Pinot Noir y Malbec, y otro de Cabernet Sauvignon, Malbec,<br />
Merlo y Cabernet Franc. Muchos de ellos han recibido importantes<br />
premios nacionales e internacionales.<br />
El proyecto incluyó desde sus inicios la elaboración de<br />
espumantes, proyecto para el que fue elegido un experi-<br />
mentado enólogo ex Chandon, Leonardo Pupatto, quien<br />
elabora estos productos con el método Charmat. Logró una<br />
gran aceptación de consumidores y especialistas en todas sus<br />
burbujas. El primero de los espumantes en salir al mercado<br />
fue el Deseado, un dulce natural de uva Torrontés, que se lleva<br />
el lauro de ser el producto más vendido de la bodega, y uno<br />
de los más vendidos entre los dulces en la Argentina. No hace<br />
mucho, la línea se completó con el Deseado Rosé, sumando<br />
Malbec al Torrontés. También tienen un extra brut, Saurus,<br />
con la tradicional fórmula Chardonnay-Pinot Noir, y el Rosa<br />
de los Vientos Rosé Nature, un magnífico espumante de Pinot<br />
Noir. Para su décimo aniversario, la bodega festejó con la salida<br />
de su espumante top, el Familia Schroeder Brut Nature, 60%<br />
de Pinot Noir y 40% de Chardonnay, sencillamente exquisito.<br />
Para viajeros amantes del vino resulta imprescindible hacer<br />
una parada en San Patricio del Chañar y visitar la bodega,<br />
abierta al turismo, que puede recorrerse con guías expertos<br />
y cuyo itinerario culmina en una generosa sala de degustación.<br />
Se recomienda efectuar el paseo por la mañana, para<br />
después almorzar en el restaurant Saurus, que merece un<br />
capítulo aparte<br />
93
Museos<br />
del mundo<br />
Sobre los anhelos y sus paradojas<br />
EMILY DICKINSON (ver Dossier) pocas veces abandonó su hogar. Este era su refugio, oculta del mundo.<br />
Hoy, su casa es un museo. Estar en su dormitorio, a solas durante dos horas, cuesta 100 dólares<br />
POR Martín Garrido<br />
El turismo cultural actualizó las personalidades literarias en<br />
todo el mundo y de manera singular en los Estados Unidos, en<br />
el estado de Massachussets, con casas museos que recuerdan,<br />
entre otros, a Louise May Alcott, Mark Twain, Herman<br />
Melville, Edith Warton y, sobre todo, a Emily Dickinson.<br />
Solo tiene menos de cuarenta mil habitantes y es ideal para<br />
recorrer en bicicleta, porque en sus 70 km 2 –tres veces menos<br />
que nuestra Capital Federal– funcionan tres universidades.<br />
Una de ellas es el College asociado a Emily, responsable de la<br />
conservación de su hogar y el de su hermano Austin Dickinson,<br />
también poeta.<br />
Las viviendas cuentan historias que el lector asocia, sin<br />
esfuerzo y con creciente interés, como en esta visita a un ámbito<br />
fundamental de la poesía norteamericana y universal por<br />
su trascendencia como lo muestra este Dossier de <strong>Quid</strong>.<br />
En sus 56 años, su vida se restringió a su familia y amigos.<br />
Le encantaba cuidar el jardín y sus 1800 poemas y su amplia<br />
correspondencia se alimentaban en la soledad de su alcoba.<br />
El visitante puede entrar a esa habitación, asomarse a las mismas<br />
ventanas, imaginar la luz de su lámpara y ver las ropas<br />
de la figura de blanco, interrumpiendo la privacidad que ella<br />
tanto defendió.<br />
La posibilidad de una experiencia de culto, que nos permita<br />
estar una o dos horas a solas en su dormitorio, tiene su costo<br />
–100 dólares mínimo y por no más de dos horas para una o<br />
dos personas exclusivamente– y forma parte de la misión del<br />
museo abierto en 2003, que implica expandir el conocimiento<br />
y la imaginación.<br />
El pueblo, donde también vivió Robert Frost, parece, por<br />
el respeto a sus tradiciones, una postal de Nueva Inglaterra,<br />
desde la arquitectura a las costumbres. Fue el punto de llegada<br />
de los primeros pobladores ingleses. La ciudad más importante<br />
es Boston, mucho mayor que Amherst, en Hampshire,<br />
a la que se puede llegar por un aeropuerto cercano.<br />
Hay hoteles y restaurantes, pero su atracción mayor son las<br />
dos casas-museo impecablemente conservadas en su estilo y<br />
con los colores que la evocan. En este universo de poco más<br />
de una manzana nuestra –unos tres acres– vivió Emily, como<br />
todos abrevian. Un recuerdo que muchos adquieren es una<br />
remera, T-shirt, que tiene uno de sus textos mas reiterados:<br />
“I’am Nobody...”. Está en inglés en su frente y espalda. Una<br />
traducción al paso nos dice: “No soy Nadie / ¿Quién eres tú? /<br />
¿Eres nadie también? / Entonces somos un par de nadies...”.<br />
La tienda, como es habitual en los museos, implica una<br />
fuente de ingresos al margen de la entrada, que es paga. Es<br />
una ayuda para expandir el conocimiento de regreso a casa.<br />
Puede serlo mediante una agenda anual con información,<br />
citas e imágenes. Las reproducciones de su retrato y obras de<br />
pintores continúan con la Misión que se propone el College.<br />
Conviene recordar que está considerada una de las más renombradas,<br />
entre las instituciones privadas. El museo forma<br />
parte de su extensión cultural<br />
Información útil<br />
Emily Dickinson Museum, (413) 542-8161<br />
280 Main Street, Amherst MA 01002<br />
Owned by Trustees of Amherst College<br />
95
Turismo<br />
internacional<br />
Un lugar para vivir cien años<br />
Okinawa, deportes acuáticos, playas perfectas y hasta viejos sabios del karate-do<br />
POR Horacio de Dios<br />
Hay cinco lugares en la Tierra que guardan el secreto de<br />
la mayor esperanza humana: llegar a cumplir cien años,<br />
agregando vida al almanaque, porque el que se para pierde el<br />
compás. Morirse en el sueño, sin la agonía de las terminales.<br />
Levantarse diariamente con una razón y una sonrisa, disfrutar<br />
del sexo riéndose del Viagra, tener amigos y familiares<br />
para quien la vejez no es contagiosa. Compartir caminatas al<br />
aire libre, escalando colinas o bailando. Jugar de igual a igual<br />
con los nietos. Comer sin dietas y con alcohol.<br />
En los paraísos azules no hay geriátricos y nadie se suicida.<br />
Trabajan en lo que les place y no están condenados a la Jubilación<br />
obligatoria por la edad. Es el Shangri-la que imaginó el<br />
inglés James Hilton en su novela Horizontes perdidos en el<br />
Tíbet, en 1933.<br />
Pero los estudios científicos, recién en 2004, comenzaron<br />
a reconocerlo y publicarlo en la prensa médica, aunque la<br />
humanidad lo supiera desde hace siglos. Hoy son las nuevas<br />
Mecas para un peregrinaje de “autoayuda” en Cerdeña,<br />
Italia, Loma Linda en California, la península de Nicoya en<br />
Costa Rica, Ikaria en Grecia y Okinawa en Japón.<br />
Puntos geográficos distintos, con respuestas diferentes, lo<br />
mismo que sus culturas. La receta más difundida es la Clave<br />
Okinawa, un puñado de islas cercanas a Osaka y Taiwán,<br />
que están a igual distancia de Beijing en China Continental<br />
y Tokio en el sur de Japón. A treinta horas de vuelo (con dos<br />
escalas) desde Buenos Aires para un salto en el Pacífico de<br />
casi 20 mil kilómetros para encontrarnos con más de setecientos<br />
hoteles de todo tipo, desde cinco estrellas, de lujo,<br />
hasta Bed and Breakfast, de costo razonable. Nunca baratos,<br />
porque lo que vale, cuesta. Incluso tenemos un embajador<br />
que nos podría describir el escenario: Carlos Tevez viajó a<br />
Okinawa donde hizo su pretemporada el Shanghai Shenthua<br />
para el campeonato de fútbol chino.<br />
Karate Kid para longevos<br />
¿Si este no es el paraíso, el paraíso dónde está? Una primavera<br />
empieza cuando usted llega a un archipiélago subtropical<br />
con una temperatura mínima anual de 20 grados y máxima<br />
de 25, de sol y lluvias abundantes, rodeados de naturaleza<br />
exuberante, con una diversidad de flora y fauna comparable<br />
a las Galápagos en Ecuador. Las aguas que rodean las islas<br />
entre corales poseen tonos turquesas y las playas, “arenas<br />
estrellas”, porque sus formas copian el cielo.<br />
Son 1600 islas, de las que solo cuarenta están habitadas. Entre<br />
ellas, la más grande: Okinawa, con su capital Naha, tiene una<br />
superficie de 1200 km2, apenas tres veces el tamaño de París<br />
pero con una densidad mucho mayor, con más de un 1.300.000<br />
argentina Paula Pareto ganó el Oro en Judo, que tiene mucho<br />
en común con las artes marciales. En todo el mundo, la serie<br />
de películas de Karate Kid, del mismo director de Rocky e<br />
iniciadas en 1984, se suceden con éxito.<br />
Lo llamativo, para esta nota de turismo, es que en Okinawa hay<br />
grandes profesores de Karate-do que tienen más de cien años.<br />
¡Qué bello es vivir!<br />
La película de Frank Capra, estrenada apenas terminó la<br />
Segunda Guerra Mundial, coincidió con momentos dramáticos<br />
en Okinawa, que pasó a ser ocupada por tropas estadounidenses<br />
hasta 1972. La influencia extranjera fue visible y, en<br />
el cine, que todo lo refleja, se estrenó Casa de té de la Luna<br />
de Agosto, en 1956. Marlon Brando, su estrella, estudió<br />
las costumbres para su papel de Sakini, el intérprete local.<br />
Se trataba de una comedia. Es difícil ver una copia en video,<br />
pero valdría la pena compararla cincuenta años más tarde.<br />
Hoy en la isla hay muchos lugares de comidas rápidas muy<br />
populares entre los jóvenes, pero los mayores prefieren las<br />
comidas lentas –el slow food– antes que el apuro y las hamburguesas<br />
con papas fritas. No solo en sus ingredientes, sino<br />
en la forma de comer es donde sigue vigente el pensamiento<br />
de Confucio. Su consejo: detenerse al sentirse satisfecho,<br />
un 80% menos que lo habitual de quedar satisfecho: “Hara<br />
Hachi Bu”, en su lengua madre.<br />
El éxito de esa práctica les permite celebrar con alegría, al<br />
llegar a los 60 años, el comienzo de la edad mayor. Es el Kanreki<br />
al que sigue el Toukachi a los 88 años y a la mayor fiesta<br />
de todas, el Kajimaya a los 97. En el prólogo al centenario y<br />
con expectativas de alcanzar los 120 años, los ancianos visten<br />
de rojo, como símbolo de regreso a la juventud. En esta oportunidad,<br />
se hace un gran desfile y los homenajeados llevan un<br />
molinete de papel mientras los vecinos se acercan a saludarlos<br />
para compartir los deseos de salud y longevidad.<br />
Sin dietas, gimnasios ni pastillas<br />
El secreto de Okinawa no es ningún secreto. En las entrevistas<br />
a los mayores, incluso los que enseñan artes marciales,<br />
hay costumbres que se reiteran sin fanatismo. Se levantan<br />
temprano, no hacen gimnasia, sino las que demanda el cuidado<br />
de la higiene, el trabajo en la casa y la huerta de donde<br />
toman sus alimentos básicos. No van al supermercado. Preparan<br />
sus comidas con abundancia de hortalizas, zanahorias,<br />
repollo, cebollas, pescado con alto Omega 3 –salmón, atún–<br />
un poco de cerdo y algunas frutas, como la papaya. Algunos<br />
duermen siestas largas, otros caminan, andan en bicicleta o<br />
se van a pescar.<br />
Un ama de casa de 86 años usa un telar, mientras otra de su<br />
misma edad prepara mermelada de flores y pastelitos de arroz.<br />
TESTIMONIO PERSONAL<br />
Horacio de Dios<br />
Sopa de ramen okinawense<br />
De chico no me gustaba la sopa. De grande no me la pierdo. Como<br />
decía mi abuela, que siempre tenía razón, con una sopa cualquier<br />
bocado es un almuerzo. Y, a partir de lo que aprendemos de la dieta<br />
de Okinawa, puede ser una receta de longevidad.<br />
Al margen de los méritos de la pasta italiana, los ramen, versión<br />
japonesa de la sopa de fideos china, se popularizaron. En 1958, el<br />
imaginativo MOMOFUKU ANDÓ creó la sopa instantánea como solución<br />
a la necesidad de alimentarse rápidamente en la posguerra.<br />
En Okinawa la sopa es un plato fuerte que se sirve muy bien en<br />
Buenos Aires donde se multiplican supermercados y restaurantes<br />
orientales. A partir de los ramen, en este caso, planos y gruesos, se le<br />
incorporan pequeñas cebollas de verdeo bien picadas, pasta de pescado<br />
con mariscos, kamaboko y costillas de cerdo bien cocidas. Pueden<br />
sumarse verduras japonesas como la batata morada, los pepinos,<br />
melones amargos, algas y, por supuesto, soja, o un toque de jengibre.<br />
En mis primeros viajes al exterior, sin experiencia, prefería mi comida<br />
de siempre. Esa monotonía no fue buena compañera de ruta.<br />
El bife argentino afuera es caro –aun con el dólar barato–. Terminaba<br />
ordenando una empanada o hamburguesa. En Tokio tuve que<br />
cambiar. Incluso en los lugares de comida rápida, no sabía cómo<br />
pedir. Descubrí que cada plato se presentaba con una fotografía y<br />
con una palabra o término en inglés, el esperanto del viajero. Me<br />
equivoqué a menudo y, a veces, acerté.<br />
Me quedó la nueva idea de aprender comiendo en Nueva Delhi,<br />
Kuala Lumpur o donde me dejara el avión hasta que volviera a<br />
casa. Ahora sigo la costumbre sin necesitar pasaporte, para elegir mi<br />
manera de dar la vuelta al mundo con tenedor o palitos.<br />
La mayoría vive sola y es autosuficiente. No hay geriátricos y la<br />
visitas a los médicos son muy espaciadas. Un chequeo es suficiente<br />
para controlar, por ejemplo, la osteoporosis. No dejan de<br />
pedalear por caminos sinuosos y con pendientes.<br />
96<br />
pobladores. Lejos todavía de los récords de las ciudades superpobladas<br />
de China y Japón, posee, igualmente, un alto número<br />
significa círculo de relaciones a todas las edades y abarca, siempre meditan. Les gusta estar con sus amigos y familiares<br />
El sentido de pertenencia es uno de los secretos. El Yuimaru Se acuestan temprano luego de oír su radio o ver televisión y<br />
97<br />
de emigrantes, caso paralelo al de Galicia, en España.<br />
La colectividad de Okinawa en Argentina tiene su centro en el<br />
barrio de San Cristóbal –San Juan 2651– donde brindan cursos<br />
en especial, la vejez que es respetada como no ocurre en<br />
Occidente. Pasa lo mismo en las otras zonas celestes, aunque<br />
tengan idiomas y culturas diferentes.<br />
sin dejar de practican el bashofu, el tejido típico. No conocen<br />
el aburrimiento y siempre tienen algo que hacer. Son dueños<br />
de su propia vida: “Nada limita mi pensamiento ni mi liber-<br />
culturales para propios y ajenos con restaurante incluido.<br />
tad. Hago lo que quiero, cuando quiero. Disfruto jugando<br />
Sus integrantes no creen que su longevidad tenga exclusivamente<br />
con los jóvenes y me gusta que me llamen ‘Abuela’”.<br />
bases genéticas, sino en un estilo de vida que cualquiera<br />
No hay remedios ni recetas. La respuesta es más clara que el<br />
podría seguir, con prácticas simples que alejan el estrés.<br />
agua transparente de sus corales<br />
En su larga historia desde el siglo XII, se destaca el reino<br />
de Ryukyu, independiente hasta su incorporación plena al<br />
Japón en 1879 y padeciente de las batallas de la Guerra con<br />
Estados Unidos durante las que perdió la tercera parte de su<br />
población. Siendo un pueblo muy pacífico, no es paradojal<br />
que sea la principal fuente de conocimiento del Karate –la<br />
mano vacía– y, en especial, del Karate-do –camino de vida,<br />
filosofía de vivir–, ya que no hay armas de por medio. Por<br />
supuesto, hay modalidades que incluyen bastones y otros<br />
accesorios marciales. En las Olimpíadas del 2020, esta<br />
disciplina será incluida en los Juegos. En Río 2016, la médica
98<br />
Cocina<br />
ALIMENTANDO<br />
UN MUNDO NUEVO<br />
Gracias a las nuevas tendencias en alimentación<br />
consciente, se ha extendido el uso de ingredientes<br />
vegetales que reemplazan a la perfección cualidades<br />
nutricionales y funcionales que, hasta el momento,<br />
solo se atribuían a los derivados animales<br />
POR Marina García<br />
Es notable cómo la mayoría de las personas no tiene mucha<br />
idea de lo que necesita comer. Por muchos años, se creyó que<br />
“mucho” era sano. Luego, la ciencia médica y la industria se<br />
enfocaron en demonizar ciertos alimentos como el aceite de<br />
oliva y el huevo (hoy rescatados de esa categoría). Más tarde,<br />
se reflotaron conceptos de las medicinas antiguas para “volver<br />
a lo natural”... No obstante, el público en general suele<br />
consumir lo que le dicen que “hace bien”, sin cuestionar<br />
demasiado la fuente.<br />
Las proteínas constituyen una de las grandes obsesiones alimenticias.<br />
Se cree que es el nutriente más importante y, sin<br />
embargo, la FAO/OMS indica que la proporción recomendable<br />
es de apenas un 15% de la ingesta de macronutrientes<br />
–55% deberían ser carbohidratos integrales y el 30% de<br />
grasas saludables–. También está instalada la idea de que las<br />
proteínas cárnicas son “mejores” y eso tampoco es verdad.<br />
Acompañando a los recientes movimientos de alimentación<br />
consciente y/o vegana, ha surgido un desarrollo esperanzador<br />
respecto al reemplazo de productos de uso cotidiano como<br />
carnes, lácteos y huevos. Lo interesante es que incluso las<br />
personas que no son veganas o vegetarianas pueden aprovechar<br />
la variedad de estos alimentos para enriquecer y mejorar<br />
su alimentación diaria. Cereales ancestrales como la quinoa,<br />
el amaranto, el trigo sarraceno, legumbres como la soja, los<br />
garbanzos y las lentejas ofrecen las codiciadas “proteínas<br />
completas”, son fáciles de almacenar y cocinar... e, incluso,<br />
muchas veces son más económicos y rendidores que un bife.<br />
Preparados ultranutritivos como el tofu, el fainá, los quesos<br />
de semillas, las leches vegetales, los germinados y los fermentados<br />
brindan una enorme cantidad de vitaminas, minerales,<br />
probióticos y antioxidantes suficientes, como para considerar<br />
su incorporación en la dieta cotidiana.<br />
Las semillas y frutos secos –chía, lino, sésamo, girasol, almendras,<br />
nueces, cajú, etc. –también son excelentes reemplazos en<br />
el aporte de ácidos grasos omega e incluso de los lácteos, por<br />
su alto contenido en calcio y minerales esenciales. La mayoría<br />
son muy económicas y todas son fáciles de consumir.<br />
Por último, la gran esperanza del mundo vegetal: el aquafaba.<br />
Se trata ni más ni menos que del agua de cocción de<br />
las legumbres, especialmente de los garbanzos, los cuales<br />
contienen casi un 30% de proteínas. Este “agua mágica”<br />
puede reemplazar con éxito a los huevos en muchas preparaciones,<br />
logrando bizcochuelos esponjosos y hasta ¡merengues!<br />
algo inimaginable para el mundo de la pastelería vegana...<br />
ya que, con apenas 3 cucharadas, se reemplaza un huevo. El<br />
aquafaba no tiene colesterol ni grasas y se puede congelar sin<br />
perder sus propiedades. Puede obtenerse más información en<br />
su blog oficial: Aquafaba.com<br />
En pleno siglo XXI aún hay mucho por descubrir, existe una<br />
gran promesa en las montañas y selvas de Sudamérica, donde<br />
cada día aparecen –o reaparecen– nuevos frutos que alimentan<br />
la esperanza de un mundo más sano, para todos<br />
GUÍA COMPLETA PARA<br />
COCINAR CON INGREDIENTES VEGANOS<br />
Joni Marie Newman y Celine Steen<br />
El reemplazo de alimentos de origen animal<br />
abarca mucho más que sus aspectos<br />
nutricionales. Los consejos y experiencia<br />
de las autoras, ambas referentes de la<br />
cocina integral y vegana, ayudan a primerizos<br />
y expertos a descubrir las herramientas<br />
que les permitirán transformar<br />
cualquier receta en un plato libre de<br />
sufrimiento animal. Válido también para<br />
quienes sin ser veganos buscan ampliar<br />
sus horizontes gastronómicos.<br />
ALIMENTACIÓN PARA SANAR<br />
Susana Zurschmitten<br />
En su más reciente publicación,<br />
la autora invita a<br />
profundizar en los aspectos<br />
regeneradores y reparadores<br />
de los alimentos, proponiendo<br />
alternativas saludables y<br />
accesibles a la dieta de todos<br />
los días. Incluye recetas e<br />
información nutricional fundamental<br />
para comprender la<br />
importancia de cada alimento<br />
y su influencia en la salud.<br />
FAST FOOD CONSCIENTE<br />
Pablito Martin<br />
Es frecuente la excusa de comer<br />
mal porque “no se tiene tiempo<br />
de cocinar”. Sin embargo, las<br />
técnicas de preparación y cocción<br />
actuales son muy rápidas<br />
ya que de este modo se aprovechan<br />
mejor los nutrientes.<br />
Fiel a su estilo fresco y ameno,<br />
el autor sorprende con recetas<br />
saludables y muy nutritivas<br />
para disfrutar en menos de 30<br />
minutos.
Dossier<br />
literatura<br />
99<br />
Emily Dickinson<br />
La voz invisible<br />
POR Nancy Giampaolo<br />
La esperanza es el ser con plumas / que anida en el alma,<br />
y canta una melodía sin palabras, / y nunca concluye del todo,<br />
y la canción más dulce en ráfagas / se oye;<br />
pues debe estar molesta la tormenta / que logra abatir al pájaro<br />
que nos mantenía cálidos. / La escuché en la gélida tierra,<br />
y en el más extraño mar; aunque, jamás, en los confines<br />
pidió una astilla de mí.
100<br />
Solo existe una fotografía de ella. Nunca vio uno de sus libros publicados. No se casó, no tuvo<br />
hijos, no recorrió el mundo. Escribió incansablemente, pasó gran parte de su vida encerrada.<br />
¿Tenía Emily Dickinson la esperanza de llegar a ser leída por miles en todo el mundo<br />
después de su muerte?<br />
¡Yo no soy nadie! ¿Quién eres tú? / ¿No eres –Nadie– tampoco tú?<br />
¡Entonces somos un par! / ¡No lo digas! ¡Nos desterrarían – ya sabes!<br />
¡Qué aburrido – ser – Alguien! / ¡Qué público – como una Rana –<br />
Decir tu nombre – durante Junio entero – / A un Cenagal admirado!<br />
“No hay, que yo sepa –dijo Jorge Luis Borges– una vida más apasionada y más solitaria que<br />
la de esta mujer. Prefirió soñar el amor y acaso imaginarlo y temerlo. En su recluida aldea<br />
de Amhers buscó la reclusión de su casa y, en su casa, la reclusión del color blanco y la de no<br />
dejarse ver por los pocos amigos que recibía”.<br />
Resulta muy difícil elaborar una biografía de Emily Dickinson por la escasez de datos concretos<br />
que hay sobre su vida. La razón es aparentemente simple (y la inscribe dentro de un reducidísimo<br />
grupo de artistas entre los que podríamos mencionar a Robert Walser, Fernando<br />
Pessoa o a nuestro Macedonio Fernández): no le interesaban la fama ni el prestigio, y muy<br />
probablemente tampoco la edición de su obra. Y si le interesaban, no hizo prácticamente nada<br />
para que se notara. Como el austríaco y el argentino, la gran poeta estadounidense escribía, ante<br />
todo, por compulsiva necesidad. Publicar, darse a conocer, otorgar entrevistas, disertar en conferencias,<br />
negociar con editores y todas las otras yerbas, que conforman el trabajo de un escritor<br />
estándar, fueron actividades por completo desconocidas para ella. Otro nombre del mundo de las<br />
letras con el que suele asociársela es el de su contemporáneo y compatriota, Walt Whitman,<br />
debido a una impronta común en la poesía de ambos, fascinada con la naturaleza.<br />
El agua se aprende por la sed; / la tierra, por los océanos atravesados;<br />
el éxtasis, por la agonía. / La paz se revela por las batallas;<br />
el amor, por el recuerdo de los que se fueron; / los pájaros, por la nieve.<br />
(Fragmento de uno de los poemas que forma parte del libro El viento comenzó a mecer la hierba).<br />
Otros ejemplos:<br />
¡Como si una pequeña flor del Ártico / desde la orilla polar,<br />
fuera vagando a través de latitudes, / hasta llegar desde la perplejidad<br />
a continentes de verano, / firmamentos de sol,<br />
hacia extrañas, luminosas matas de flores, / y de pájaros de lenguas extranjeras!<br />
Digo, como si esta pequeña flor al Edén estuviese viajando–<br />
¿Qué entonces? Por qué, nada, solo / ¡tu pensamiento entonces!<br />
También:<br />
Sobrellevar nuestra parte de noche – / Nuestra parte de mañana –<br />
Casa natal de Emily, en Amherst,<br />
donde funciona el Museo<br />
(Ver Museos del mundo, Página<br />
95), donde por 100 dólares se le<br />
permite al visitante estar a solas<br />
en su dormitorio.<br />
Izq.: Walt Withman y Dickinson<br />
son considerados los poetas<br />
fundadores de la literatura<br />
estadounidense. Fueron<br />
contemporáneos, pero nunca se<br />
conocieron.<br />
Der.: Performance que se<br />
desarrolla en el museo, donde el<br />
espectador asiste a diferentes<br />
momentos de la vida de Dickinson<br />
a través de los diferentes<br />
ambientes de la casa.<br />
Nuestro hueco llenar de felicidad, / Nuestro hueco de desdén –<br />
Aquí una estrella, y allí una estrella, / ¡Algunas pierden su camino!<br />
Aquí una niebla – y allí una niebla – / ¡Después – el Día!<br />
O este, deliciosamente infantil:<br />
Se las robé a una Abeja / Se las robé a una Abeja –<br />
Por – Ti – / Dulce pretexto – ¡Ella me perdonó!<br />
Ambos son catalogados como dos de las voces fundacionales más importantes de la literatura<br />
del siglo XIX; pero sus poemas difieren en innumerables rasgos y, más que nada, en el modo<br />
en el que dieron cuerpo a sus respectivas obras. El poeta de Long Island tenía lo que hoy<br />
llamamos un perfil muy alto que le permitía recitar en público y moverse de un lugar a otro<br />
cosechando aventuras, admiradores y amigos. Dickinson a duras penas se animó a viajar de su<br />
pueblo natal a Washington y a Filadelfia antes de la treintena, para recluirse luego en su casa<br />
paterna de Amherst, y eludir en todo lo posible cualquier contacto humano que no fuera de<br />
algún familiar directo. Solo ocho poemas de los centenares que escribió fueron publicados<br />
durante su vida. Su compulsión por la escritura era inversamente proporcional a la difusión.<br />
Se evidencia la necesidad imperante de escribir gratuitamente en los versos apuntados en el<br />
dorso de recetas de cocina o folletos.<br />
En un trabajo en el que se compara a ambos autores, el poeta y ensayista mexicano Alberto<br />
Blanco, apuntó: “Whitman tuvo una concepción moderna y angustiada de la existencia, que<br />
si bien hunde sus raíces en la herencia tradicional cristiana, tiende sus brazos a la desolación del<br />
siglo XX. Emily Dickinson decía lo mismo: ‘¡Ah cómo cantamos, para apartar la oscuridad!’, que<br />
confesaba en una carta a Thomas Wentworth Higginson: ‘Canto como lo hace el niño al<br />
pasar junto al cementerio: porque estoy asustada.’ (…) ¡Qué contraste tan marcado entre estas<br />
dos creaciones, entre estas dos vidas! Y sin embargo, cuántos puntos en común, cuántos vasos<br />
comunicantes, cuántos lazos fraternales entre ambas obras, entre ambas visiones del mundo.<br />
Frente a la desbordante virilidad de Whitman, la reconcentrada capacidad de observación de<br />
Emily Dickinson. El mundo no fue extraño a ninguno de los dos. Lo conocieron y lo gozaron,<br />
cada uno a su manera. Walt Whitman lo hizo con vista telescópica; Emily Dickinson lo hizo al<br />
microscopio, casi sin tocarlo, casi sin hablar, con un cuidado infinito; el mismo que utilizaba para<br />
vestirse impecablemente de blanco, o para seleccionar y arreglar las flores que regalaba a sus<br />
escasos visitantes, o para escribir sus poemas: cada detalle ha sido serenamente sopesado. Cada<br />
poema ha sido trabajado con esmero, procurando no desperdiciar nada. Es una poesía que no<br />
deja de sorprendernos. La vida de su autora, tampoco. A pesar de los largos estudios que se le han<br />
dedicado, su vida sigue siendo un enigma para nosotros”. Durante su existencia, Emily Dickinson<br />
solo publicó unos cuantos poemas. En 1890, cuatro años después de su muerte acaecida en 1886,<br />
se publicó su primer libro, con una breve selección de los casi dos mil poemas que dejó escritos.<br />
Poco después vieron la luz otros dos volúmenes de poesía, junto con dos recolecciones de su correspondencia.<br />
En 1914 se publicaron más poemas , pero no fue sino hasta 1950, año en que la<br />
Universidad de Harvard compró todos sus manuscritos y derechos de publicación, que se inició<br />
101
la edición meticulosa de su obra completa; eso que a ella le gustaba llamar “una carta dirigida al<br />
mundo”. Solo tenemos una semblanza escrita por uno de sus contemporáneos, que nos permite<br />
asomarnos por un instante a la vida de esta artista. Fue escrita por T. W. Higginson, el único<br />
literato con el que Emily Dickinson tuvo contacto en su vida, a través de una larga y copiosa correspondencia<br />
que, por sí sola, se distingue como una de las más notables colecciones de cartas<br />
del siglo XIX. Higginson vio a Emily Dickinson solo en una ocasión y el recuento que escribió de<br />
su visita nos resulta ahora precioso. Años después pagaría su hospitalidad haciéndose cargo de<br />
la publicación de su primer libro. “La impresión de un genio poético original, totalmente nuevo,<br />
se abrió paso en mi mente de inmediato...”, dice T. W. Higginson, aunque más adelante agrega:<br />
“Indudablemente me impresionó su tremenda tensión y en parte su anormalidad... era demasiado<br />
enigmática para mí”.<br />
Nació el 10 de diciembre de 1830 en Main Street, Amherst, pequeño pueblo de Massachusetts.<br />
Apenas dos meses antes, sus padres Edward Dickinson y Emily Norcross Dickinson<br />
y su hermano mayor Austin, se habían mudado allí para vivir con los padres de Edward,<br />
Samuel Fowler y Lucretia Gunn Dickinson. Tres años más tarde, nació Lavinia, la<br />
hermana menor de la autora, a quien se atribuye el rescate de los casi 2000 poemas publicados<br />
post-mortem. La familia vivía holgadamente gracias a la espléndida carrera de Edward,<br />
abogado mezclado en política. Emily tenía nueve años cuando su papá compró una casa mucho<br />
más grande que la anterior en Pleasant Street. Los quehaceres domésticos como cocinar y<br />
cuidar la huerta ocupaban su tiempo, junto con la escuela y la iglesia. Su educación formal fue<br />
excepcional para las pequeñas mujeres estadounidenses de principios del siglo XIX. Asistió<br />
a la Academia de Amherst durante unos siete años antes de entrar al pretigioso Seminario<br />
Femenino Mount Holyoke (hoy Mount Holyoke College), en 1847. Se quedó en el Seminario<br />
por un año, en lo que fue el período de tiempo más largo que pasó fuera de casa.<br />
Durante su adolescencia, Dickinson comenzó a perder el entusiasmo por la vida social. Muchos<br />
autores lo relacionan con su supuesta falta de atractivo físico. Al ingresar a la pubertad,<br />
había escrito: “Estoy creciendo muy rápido muy rápido, espero ser la gran belleza de Amherst<br />
cuando llegue a mi decimosexto año. No dudo que tendré multitudes de admiradores a esa<br />
edad”. Ese anhelo jamás se concretó. Cultivó, en cambio, numerosas amistades femeninas,<br />
incluyendo las de Abiah Root, Abby Wood, Emily Fowler y Susan Gilbert, quien<br />
más tarde se convirtió en su cuñada. Aunque nunca se casó, tuvo un puñado de amigos, como<br />
Benjamin Newton, de quien recibió su amada copia de Emerson’s Poems, y Henry Vaughn<br />
Emmons, con quien compartió parte de su propia poesía temprana. Se dice que recibió al<br />
menos una oferta matrimonial de parte de George H. Gould, un graduado de la universidad<br />
de Amherst, pero la propuesta quedó en la nada.<br />
Escribió, sin embargo, mucho sobre el amor:<br />
(De izq. a der.): Abiah Root,<br />
Susan Gilbert –quien más tarde<br />
se convertiría en su cuñada–,<br />
Abby Wood y Emily Fowler: sus<br />
queridas amigas que formaban<br />
parte del autodenominado “grupo<br />
de las cinco”.<br />
Y con un cierto humorismo<br />
Hacemos crecer el amor entre otras cosas / y lo guardamos en el cajón,<br />
hasta convertirlo en vieja moda / como disfraces vestidos por antepasados.<br />
En otras poesías habló del amor con el tamiz preferido de la naturaleza.<br />
En mi flor me he escondido / para que, si en el pecho me llevases,<br />
sin sospecharlo tú también allí estuviera… / Y sabrán lo demás solo los ángeles.<br />
En mi flor me he escondido / para que, al deslizarme de tu vaso,<br />
tú, sin saberlo, sientas / casi la soledad que te he dejado.<br />
Y otro muy breve que le regaló a su cuñada:<br />
Que Amor es todo lo que hay / Es todo lo que sabemos de Amor,<br />
Es suficiente, la carga debería estar / Ajustada al surco.<br />
Pero también escribió sobre la soledad y a lucha interior, la librada contra nuestra propia alma:<br />
El alma ensimismada es una amiga poderosa / o el espía más agónico<br />
que un enemigo pudiera enviar.<br />
Segura contra sí misma ninguna traición puede temer; soberana de sí misma,<br />
en sí misma el alma en espanto permanece.<br />
Las muertes de amigos y familiares, incluida la de su joven prima, Sophia Holland, también<br />
102<br />
signaron su juventud, e hicieron de la muerte un tema frecuente en sus escritos. Desde<br />
la casa de Pleasant Street, situada cerca del cementerio de la ciudad, Dickinson era al mismo<br />
103<br />
tiempo testigo de entierros que proporcionaron imágenes intensas para sus poemas.<br />
Él era débil y yo era fuerte, / después él dejó que yo le hiciera pasar<br />
y entonces yo era débil y él era fuerte, / y dejé que él me guiara a casa.<br />
No era lejos, la puerta estaba cerca, / tampoco estaba oscuro, él avanzaba a mi lado,<br />
no había ruido, él no dijo nada, / y eso era lo que yo más deseaba saber.<br />
El día irrumpió, tuvimos que separarnos, / ahora ninguno de los dos era más fuerte,<br />
él luchó, yo también luché, / ¡pero no lo hicimos a pesar de todo!<br />
Escribió sobre el amor en relación a la vida y la muerte:<br />
El amor es anterior a la vida / posterior a la muerte<br />
inicio de la creación, / y el soplo de respiración.<br />
O en relación a las propias aspiraciones / Los avatares del Amor<br />
son más que sus Vivencias / inversiones al mejor postor / son tiempo en oro<br />
No es que el morir nos duela tanto / Es el vivir – lo que nos duele más –<br />
Pero el Morir es un camino distinto / Una variedad detrás de la Puerta<br />
La Costumbre Sureña – del Pájaro / Que antes de que lleguen las heladas<br />
Acepta una Latitud mejor / Nosotras – somos los Pájaros – que se quedan.<br />
Las Ateridas en torno a las puertas del Campesino / Por cuya miga reacia<br />
Pactamos – hasta que las Nieves compasivas / Persuadan a nuestras plumas a Casa.<br />
Otra de sus poesías dice:<br />
Los momentos superiores del Alma / le sobrevienen en soledad… [y consisten en]<br />
Una revelación que hace la Eternidad / acerca de la Colosal Sustancia de la Inmortalidad.<br />
Y otra:<br />
Había muerto yo por la Belleza; / me cercaban silencio y soledad,<br />
cuando dejaron cerca de mi huesa / a alguno que murió por la Verdad.<br />
En el suave coloquio que entablamos, / vecinos en la lúgubre heredad,<br />
me dijo y comprendí: Somos hermanos / una son la Belleza y la Verdad.
Y así, bajo la noche, tras la piedra, / dialogó nuestra diáfana hermandad<br />
hasta que el rostro nos cubrió la yedra / y los nombres borró la eternidad.<br />
104<br />
Los pensamientos religiosos de Emily durante la pubertad se centraban en la preocupación de<br />
la sociedad calvinista por la salvación del alma humana, pero la escritura comenzó a ocupar un<br />
rol cada vez más importante en su día a día, el espacio de la religión se encarnó allí. En una carta<br />
a un amigo de esos años expresó: “He adquirido el hábito de escribir algunas cosas”. Un par de<br />
estos escritos antiguos se publicaron en el periódico estudiantil de Amherst Collage, The Indicator,<br />
de 1850, y en el republicano de Springfield, de 1852. Las cartas que Dickinson escribe a<br />
su hermano a partir de 1850, a su vez, revelan una creciente sensación de diferencia entre ella<br />
y los demás: “¿Qué hace que algunos de nosotros seamos tan diferentes de los demás? Es una<br />
pregunta que me hago a menudo”.<br />
A finales de 1855, Dickinson se trasladó nuevamente a Homestead, su lugar de nacimiento,<br />
junto a su familia. Su padre había comprado otra casa a principios de ese año y al año siguiente<br />
su hermano, Austin, se casó con su amiga Susan Huntington Gilbert, y se mudaron a la casa<br />
de al lado, conocida como The Evergreens. El enclave conformado por las dos casas se convirtió<br />
en un punto de reunión favorito de la alta sociedad de Amherst, y Dickinson participó<br />
de las reuniones que se celebraban con cierta reticencia, para ir volcándose cada vez más a la<br />
introspección que terminó con su seudoencierro voluntario y los famosos vestidos blancos que<br />
usaba como prendas excluyentes. Entre 1858 y 1865 escribió una cantidad impresionante de<br />
poemas, sin dejar de lado las actividades hogareñas y la lectura.<br />
Cayeron como Copos – / Cayeron como estrellas –<br />
Como Pétalos desde una Rosa – / Cuando de repente a través de Junio<br />
Pasa – un Viento con dedos – / Perecieron en la Hierba sin costuras –<br />
Ningún ojo podría encontrar el lugar – / Pero Dios puede convocar a cada una de las caras<br />
De su Lista – Irrevocable.<br />
Los tres hijos de su hermano, Ned, nacido en 1861; Martha, en 1866, y Gilbert, en 1875,<br />
trajeron mucha alegría a su vida, al igual que un invernadero montado por Austin en el que<br />
pudo dedicarse a la jardinería (actividad que adoraba) durante todo el año.<br />
¿De quién son estas camitas –les pregunté– / que en los valles están?<br />
Algunas sacudieron sus cabezas / y otras sonrieron, pero ninguna respondió.<br />
Tal vez no oyeron –dije–. / Preguntaré de nuevo.<br />
¿De quién son las pequeñas camas / que, tan juntas, en la llanura están?<br />
Tenía su dormitorio en la esquina suroeste del segundo piso de su casa. Este fue el espacio en el<br />
que se consagró a escribir el grueso de su profusa obra. A los 35 ya tenía más de 1100 poemas de<br />
los cuales unos 800 fueron plasmados en pequeños folletos hechos a mano en autoediciones que<br />
no compartía con nadie. Excepcionalmente, mostraba algunos de sus poemas a familiares y amigos<br />
a los que admiraba por la virtud de su gusto literario. Su cuñada Susan recibió de regalo más<br />
de 250 poemas a lo largo de los 40 años de amistad con la autora y Thomas Wentworth Higginson,<br />
clérigo, periodista y editor recibió unos 100, de los que solo publicó en vida de Dickinson unos<br />
pocos, modificándolos para hacerlos más “comerciales”. Muchos críticos lo mencionan como una<br />
suerte de mentor de la autora, en tanto otros aseguran que ella jamás lo tomó en serio.<br />
Los poemas que le regaló a su cuñada (a la que amaba como a una hermana) cuentan siempre<br />
con amorosas dedicatorias, y la firma “Emily”.<br />
Una Hermana tengo en nuestra casa – / Y una, a un seto de distancia.<br />
Solo una está inscrita, / Pero ambas me pertenecen.<br />
Una vino por el camino que yo vine – / Y llevó mi vestido del año anterior –<br />
La otra, como un pájaro su nido, / Entre nuestros corazones construyó.<br />
Daguerrotipo de Emily Dickinson<br />
tomado en el seminario de Mount<br />
Holyoke entre diciembre de 1846<br />
y principios de 1847, cuando<br />
tenía 16 años. Es la única imagen<br />
autentificada de la poeta más allá<br />
de su infancia. Debajo, el poema:<br />
“¡Yo no soy nadie! ¿Quién eres tú?<br />
¿No eres –Nadie– tampoco tú?<br />
¡Entonces somos un par!<br />
¡No lo digas! ¡Nos desterrarían –<br />
ya sabes!<br />
¡Qué aburrido – ser – Alguien!<br />
¡Qué público – como una Rana –<br />
Decir tu nombre –<br />
durante Junio entero –<br />
A un Cenagal admirado!”<br />
Ella no cantaba como nosotras – / Era una melodía diferente –<br />
Ella misma para sí una música / Como Abejorro de Junio.<br />
Hoy está lejos de la Infancia – / Pero subiendo y bajando las colinas<br />
Yo le cogía la mano aún más fuerte – / Lo que acortaba todas las distancias –<br />
Y todavía su zumbido / Pasados los años,<br />
Engaña a la Mariposa; / Todavía en sus Ojos<br />
Yacen las Violetas / Consumidas en tantos Mayos.<br />
Yo derramé el rocío – / Pero tomé la mañana;<br />
Escogí esta estrella singular / Entre las muchas que hay en la noche –<br />
¡Sue - para siempre!<br />
Fuera de lo que está documentado en cartas, documentos de uso legal, notas y borradores,<br />
los eventos en la vida de Dickinson durante su intenso período de escritura son difíciles de<br />
reconstruir. Los borradores de tres cartas, ahora llamadas las “cartas maestras”, sobreviven<br />
desde finales de 1858 y principios de 1861 y sugieren un enamoramiento de un desconocido al<br />
que algunos eruditos adjudican una influencia que explica la enorme producción creativa de la<br />
escritora en ese período. También se refirió por escrito a un trauma que describió en una carta:<br />
“Tuve un terror – desde septiembre – no podía decirle a nadie”, pero la causa de ese terror es<br />
desconocida. Amistades significativas como las de Samuel Bowles, fueron quedando de lado<br />
y se dice que Dickinson comenzó a sentir una creciente necesidad de que su trabajo se edite,<br />
pero no hay demasiadas constancias de ello. En 1864 y 1865, fue sometida a tratamientos muy<br />
penosos por una dolencia en uno de sus ojos (ahora se piensa que fue iritis), con un prestigioso<br />
oftalmólogo de Boston. Fueron casi dos años en los que viajó bastante junto a sus primos,<br />
Frances Dickinson y Louisa Norcros, para no volver a hacerlo prácticamente nunca más.<br />
No valió Medicina – / No era Enfermedad – entonces –<br />
Ni necesidad de Cirugía – / Y por tanto – no era Dolor –<br />
Se llevó las Mejillas – / Un Hoyuelo cada vez –<br />
Y dejó el Perfil – más feo – / Y en el lugar de la Lozanía –<br />
Dejó el pequeño Matiz / Que nunca tuvo Nombre –<br />
Lo has visto en una cara de Molde – / ¿Fue – culpa – del Paraíso<br />
Si momentáneamente entreabierto – / La temeridad – se acercó –<br />
Y enfermó – para siempre / Por Algo que vio?<br />
Según consigna Paola Kaufmann en La hermana, una novela biográfica escrita desde el<br />
presunto punto de vista de Lavinia, la historia oficial de Dickinson se fue escribiendo con omisiones.<br />
Según la autora, “Vinnie” fue una hermana injustamente olvidada porque ofreció otra<br />
105
visión acerca de la poeta, además de haber movido cielo y tierra para que los 1789 poemas<br />
que Dickinson dejó al morir encontraran un editor. En el libro de Kaufmann se destacan las<br />
ironías que Lavinia destina a los advenedizos que aseguraron haber conocido íntimamente a<br />
Emily cuando comenzó a volverse famosa; y cierta sorna cómplice en cuanto a las mentadas<br />
excentricidades como vestirse exclusivamente de blanco, hecho que vinculó a cierta afición<br />
de la poeta por montar un personaje pintoresco. Por otra parte, La hermana se adentra en la<br />
publicación póstuma de los tres tomos de poesía de Dickinson, a cargo de Higginson y Mabel<br />
Todd, una mujer que fue amante de Austin, el hermano mayor de las Dickinson, durante<br />
más de diez años. “Desde las primeras páginas, la novela preanuncia la historia de esa relación<br />
adúltera que constituye un motivo de dolor y vergüenza para Lavinia. Sobre los recuerdos que<br />
va enhebrando, planea este conflicto, que se agudiza cuando ella, incapaz de editar la obra de<br />
Emily por su cuenta, entrega para este fin los poemas a Mabel Todd”, aseguraba el diario español<br />
El País en 2003, cuando el trabajo de Kaufmann fue premiado en España. Lo concreto<br />
es que, en vida, Dickinson apenas publicó. Y eso nadie lo discute.<br />
Emily Dickinson, Poemas<br />
Selección y traducción de<br />
Silvina Ocampo | Editorial: Tusquets<br />
Si logro salvar un corazón de romperse, / no viviré en vano;<br />
si logro borrar de una vida el dolor, / o enfriar una herida<br />
o ayudar a un esfumado petirrojo a regresar a su nido de nuevo, / no viviré en vano.<br />
106<br />
También es irrefutable que la escritora pasó sus últimos años juntos a su hermana Lavinia y<br />
sus padres y que conoció personalmente a Higginson, en 1870, cuando la visitó en su casa en<br />
Amherst. Hay autores que afirman que Dickinson se burló de quien sería su futuro editor,<br />
fingiendo ser más pacata de lo que realmente era. En otras versiones, se dice que le ofreció su<br />
visión de la poesía: “Si leo un libro y hace que todo mi cuerpo esté tan frío que ningún fuego<br />
me puede calentar, sé que eso es poesía, si me siento físicamente como si me hubieran quitado<br />
la parte superior de la cabeza, sé que eso es poesía: es la única forma en que la conozco”.<br />
Según algunos ensayistas como John Mulvihill el hecho de no titular sus poemas se relaciona<br />
a la idea de no publicarlos, pero no existen evidencias al respecto.<br />
Para comienzos de 1880, Dickinson seguía escribiendo como de costumbre, pero los manuscritos<br />
parecen menos terminados que los de su período más prolífico, comprendido entre 1858 y<br />
1865. En 1875, Higginson leyó algunos poemas de Two Unknown Poetesses en el New England<br />
Woman’s Club, sin mencionar a su autora. Alrededor de la misma época, Helen Hunt Jackson,<br />
también poeta, pidió a Dickinson que contribuyera con algo en un volumen de versos anónimos.<br />
La leyenda dice que logró la aceptación de Dickinson después de decirle “¿Sería de alguna<br />
utilidad pedirle una vez más uno o dos de sus poemas, que salgan en el volumen de la poesía ‘sin<br />
nombre’ que Roberts Bros publicará pronto? Si usted me da permiso los copiaré, enviándolos con<br />
mi propia caligrafía, y prometeré no contar nunca a nadie, ni siquiera a los editores, cuyos poemas<br />
son... ¿No podrías soportar esta gran publicidad?... solo tú y yo reconoceríamos los poemas”.<br />
En sus últimos años, la autora tuvo, aparentemente, un romance con un juez viudo Otis Phillips<br />
Lord, amigo de su padre. Los borradores de cartas a Lord sugieren que la autora consideró<br />
casarse con él, pero no lo hizo. Los años siguientes están marcados por la enfermedad<br />
y la muerte de su padre en 1874, y un accidente cerebrovascular de su madre al año siguiente.<br />
Pero lo peor ocurrió en 1883, cuando murió su sobrino Gib a los ocho años. El mismo destino<br />
tuvieron su novio Otis y su amiga Helen pocos meses más tarde. Por esos días, escribió: “La<br />
crisis de la pena de tantos años es todo lo que me cansa”.<br />
A los 55 años, el 15 de mayo de 1886, Dickinson murió a causa de una enfermedad renal. Fue<br />
enterrada cuatro días más tarde en el cementerio cercano a su casa, hoy conocido como West<br />
Cemetery. Había escrito, en uno de sus poemas más sintéticos y bellos:<br />
Se dice que la palabra está muerta<br />
cuando se pronuncia, yo digo que<br />
comienza a vivir ese día<br />
Emily Dickinson, Antología bilingüe<br />
Edición de Amalia Rodríguez<br />
Monroy | Alianza editorial<br />
Emily Dickinson, Poemas<br />
Edición bilingüe de Margarita<br />
Ardanaz | Editorial: Cátedra<br />
Fuentes:<br />
http://www.emilydickinson<br />
museum.org/<br />
http://El Pais.com<br />
http://www.elcultural.com/<br />
http://www.materialdelectura.<br />
unam.mx<br />
http://La Nacion.com