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tismo; pero se fatigó luego, porque extremó en otros campos su<br />
censura y fué incomprendida en éste. La autoridad ha iniciado<br />
con buena voluntad un comienzo de censura y ha logrado organizar<br />
las matinées infantiles. Este es un primer paso y nada más<br />
que un paso corto. Queremos llamar la atención de nuestros lectores<br />
hacia tan interesante problema en suyo estudio estamos vergonzosamente<br />
rezagados.<br />
Lo que primero nota el observador es la incompetencia de las<br />
madres para darse cuenta de la intensidad de estas cuestiones<br />
educatidas. Ellas mismas demuestran una curiosidad ridícula, si<br />
además no fuera malsana, por toda película que tenga algún elemento<br />
picante o medianamente lascivo. Se ve a mujeres cuarentonas,<br />
robustas, que han tenido muchos hijos y gozan de excelente<br />
apetito, cuchichear con las comadres, con risillas contenidas<br />
y gestos maliciosos, sobre argumentos escabrosos de películas<br />
que acaban de ver y admirar. ¡Qué de besos, que de pasión fotográfica,<br />
que de mujeres desnudas, unas veces hasta la cintura y<br />
otras veces hasta el comienzo de las medias, sin motivo alguno,<br />
porque sí, porque son modelos de artistas o porque van a serlo,<br />
porque se quieren suicidar o simplemente porque hace calor y<br />
quieren darse un bario! Sin perjuicio de que estas damas que corren<br />
a la barraca cinematográfica más apartada, donde se anuncia<br />
la película con ají, protesten contra el escote de una mujer<br />
bonita y joven y viva, o se quejen de la Venus de Milo, del Apolo<br />
del Belbedere o de cualquiera obra, de arte en piedra.<br />
Naturalmente no es buen ejemplo para ta niñez y la ad.oles,<br />
cencia ver en las salas de cinematógrafos, palcos con señoras y<br />
aún niñitas por ellas conducidas, mientras se dan películas cursis,<br />
desnudas, necias, o que falsean el sentido de la realidad y de<br />
la verosimilitud, Así como cuando se habló de una escuela para<br />
domésticas, se dijo que era indispensable abrir en ella un concurso<br />
para matronas, así creemos que junto con las matinées infantiles<br />
deben organizarse veladas maternales donde se saque luego<br />
de las curiosidades a estas respetables fundadoras de las familias<br />
de mañana y se les muestre al vivo el peligro de la pelicula, , peligro<br />
de entontecimiento para ellas y de perturbación para sus<br />
hijos.<br />
Se nos dice que ahora, por disposición de la Intendencia, no<br />
se permite la entrada de niños solos en las salas cinematográficas<br />
cuando se dan determinadas películas. Sin embargo, hace pocos<br />
días hemos oído en la AlamedX a un grupo de chicos que venían<br />
de un Colegio particular, y en el cual uno de ellos decía:—«Dicen<br />
que en el «Biógrafo... Tal», se dá, una película bien linda<br />
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que se llama.., tomemos un carro y nos vamos todos juntos?» Y<br />
así lo hicieron; ninguno de esos muchachitos se excusó para pedir<br />
permiso en su casa. Es evidente que los niños pueden ir solos<br />
aún a películas de clara inconveniencia y es aconsejable poner en<br />
vigencia la prohibición.<br />
La causa de que muchas madres no puedan tener a sus hijos<br />
en la casa, es la pereza y la misma incompetencia señaladas antes.<br />
Naturalmente es más cómodo echar a los chicos a la calle<br />
para que se diviertan, así como las madres pobres de los conventillos<br />
los echan a «buscarse la caridad», como dicen. Para 'entretener<br />
y disciplinar a. los chicos, se necesita trahajo y paciencia.<br />
Y para darles de comer, también.<br />
A pesar de que en Inglaterra, Francia y los Estados Unidos,<br />
los pedagogos y educacionistas se preocupan Mucho del cinematógrafo,<br />
en Alemania encontramos más abundancia de literatura<br />
sobre la materia.<br />
Fortunatus, con el titulo de Filmzauber, «el canto del Film«,<br />
clama contra los dramas cinematográficos y dice que son la divulgación<br />
gravísima de la «novela de falte», de esa novela criminal<br />
e inmunda que ha hecho víctima hasta los últimos y más<br />
apacibles y patriarcales rincones de los países.<br />
Hellwig, que ha dedicado en el curso de los años <strong>12</strong> y 13 numerosos<br />
trabajos al problema de la película, dice en un primer<br />
estudio tímido en que comienza a orientarse, con el título «Schundfilms<br />
als Verbrecheranreiz», «el cinematógrafo y el crimen»,<br />
que la influencia criminal de las malas películas se ejerce indudablemente<br />
sobre la juventud; confiesa que en algunos casos las<br />
pruebas son insuficientes; pero agrega que demuestran siempre<br />
que el cinematógrafo ha sugerido los medios del delito o desarrollado<br />
su tendencia al niño que la tenía en gérmen. En otro estudio<br />
pasa rápida revista a los peligros que corren las almas de los<br />
niños en las malas películas: excitación nerviosa, daños corporales,<br />
endurecimiento, relajamiento moral, alteración del sentido<br />
de la realidad, tendencia a proyectar 'crímenes.<br />
En un tercer estudio Hellwig se refiere a «los principios jurídicos<br />
de la censura cinematográfica». Dice que hay dos aspectos<br />
que estudiar: el contenido de la película y su influencia. He<br />
aquí los dos objetivos de la censura. Mientras Se trate del contenido,<br />
la tarea es fácil. Apenas entra en el terreno de la acción<br />
que puede ejercer y seguramente ejercerá sobre el espectador, la<br />
misión es árdua. El autor establece entonces un paralelo entre la<br />
censura del teatro y la del cinematógrafo que dá, luz sobre la cuestión.<br />
El mismo se refiere más tarde, en otras páginas, a la censu-