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La Iglesia Lidereada - Mark Dever - Cimiento Estable

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otros modelos de ministerio asumen es que el método no es realmente todo lo que<br />

importa para Dios. "Si esto trae a la gente a la iglesia o les ayuda a sentir que ellos<br />

realmente han alabado el domingo, esto debe ser una cosa buena, ¿no es cierto?‖<br />

Cuando esto viene a edificar un pueblo para Su propio nombre y gloria, Dios tiene<br />

cuidado de cómo vamos a participar en Sus objetivos redentores. Como veremos<br />

en el capítulo 1, el Evangelio por sí mismo es el poder constructivo de Dios para<br />

edificar el cuerpo de Cristo (Is. 55:10-11; Rm. 1:16; 1 Pe. 1:23-25).<br />

<strong>La</strong> Palabra edifica la <strong>Iglesia</strong>. Nuestro poder no está en tener pequeños grupos, o<br />

en conocer las necesidades sentidas de nuestra audiencia objetivo, o en la<br />

utilización del programa de evangelización correcto, o en tener parodias graciosas,<br />

o en contar con parqueo abundante, o en que nuestros ministerios apunten a lo<br />

post-moderno. Nuestro poder está en nuestro mensaje único - el Evangelio<br />

(griego, euangelion)- no en nuestras innovaciones. Como tal, nuestro método<br />

primario debe ser comunicar claramente ese mensaje tan extensamente como<br />

sea posible. Bíblicamente, esto quiere decir que fielmente debemos predicarlo<br />

(griego, euangelizδ), sin miedo, llamando al arrepentimiento y a la fe, como únicas<br />

respuestas para salvación (Mc. 1:14-15).<br />

Mucho antes de que comencemos a hablar de los detalles prácticos de edificar la<br />

iglesia con responsabilidad, seamos claros acerca de la relación entre el Evangelio<br />

de Cristo y el método de sus ministros.<br />

(1) <strong>La</strong> teología conduce el método. Ya sea que lo comprendamos o no,<br />

nuestro pensamiento sobre el Evangelio moldeará la forma en que lo<br />

compartimos. Nuestra teología de las buenas nuevas tendrá que ver en<br />

como construimos la iglesia.<br />

(2) Los métodos de Dios determinan el nuestro. Los métodos que usamos<br />

para plantar y regar la viña de Dios deben ser subordinados a y en armonía<br />

completa con el funcionamiento del método de crecimiento de Dios - el<br />

Evangelio, fielmente predicado por Sus siervos. Trabajar de manera<br />

contraria a los procesos de Dios, a menudo quiere decir trabajar de manera<br />

contraria a Sus propósitos.<br />

(3) El Evangelio permite y comunica nuestra participación en los<br />

objetivos de Dios. No somos aún capaces de entrar en el Reino de Dios,<br />

mucho menos ministrar en él, a no ser que Su Evangelio primero haga su<br />

trabajo en nosotros; tampoco sabemos como ministrar en Su reino a no ser<br />

que Su Evangelio primero nos proporcione los parámetros para hacerlo.<br />

Como tal, sólo el Evangelio debe formar y evaluar cualquier método de<br />

ministerio que usemos.<br />

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