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destierro dictatorial, y aquí, a son de campana del<br />
Concejo proclamó la segunda república española. Este<br />
es el corazón, henchido de sol y de aire, de la ciudad;<br />
el templo civil, sin otra bóveda que la del cielo.<br />
(“En la plaza mayor de Salamanca”. El Sol, Madrid,<br />
18 de septiembre de 1932).<br />
Plaza cuadrada, –es decir, cuadrilátera, no cuadrado–,<br />
con sus soportales y toda llena de aire y de<br />
luz… Circulan bajo sus soportales los hombres y las<br />
mujeres en dos filas, separados, dándose cara; ellos<br />
hacia la parte de fuera, en el sentido del reloj, ellas por<br />
la parte de dentro, en otro sentido. Y hay algo de litúrgico<br />
en este circular, –mejor sería decir “cuadrar”–, de<br />
las gentes de la ciudad por su plaza... Primer mentidero<br />
de la ciudad.<br />
(Artículo “Salamanca”, Salamanca, abril 1914. En<br />
“Andanzas y visiones españolas”).<br />
Junto al ágora salmantina, encontramos el Casino<br />
de los Señores cuando Unamuno pisó por primera vez<br />
tierra charra en 1891, asociándose a la Institución junto<br />
a colegas universitarios, amigos médicos, curiosos periodistas<br />
y ocasionales consocios, para conversar en<br />
ese espacio que hoy ocupa el busto del maestro Casillas, presidiendo el rincón predilecto del tertuliano<br />
rector.<br />
La fundación del Casino de Salamanca en la primera mitad del siglo XIX está justificada por la<br />
sociedad de aquella época, proclive a la asociación ciudadana en torno a cafés e instituciones favorecedoras<br />
de relaciones sociales, inquietudes políticas y ocupaciones culturales, convertidas en<br />
mentideros locales de obligada presencia para la clase dirigente local.<br />
Lo que primero fue Círculo Cultural, pasó a ser Sociedad de Recreo en 1858 y Casino de Salamanca<br />
en 1864, cuando Unamuno venía al mundo en el bochito bilbaíno el 29 de septiembre,<br />
sin sospechar que un día presidiría el Casino y dejaría sus restos en la ciudad castellana setenta y<br />
dos años después, cuando el Casino era sede de aliados militares a la incivil guerra que lo llevó<br />
al misterioso hogar del Padre Eterno, el 31 de diciembre de 1936.<br />
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