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y que a partir de otro momento aprendió<br />

de él subida y monte, noche y llama.<br />

Yo he habitado en tres tiempos interiores<br />

de Salamanca. Uno es el que forma<br />

la cadena de genios, santos y maestros,<br />

que vivieron entre 1515 y 1591. Por ella<br />

pasan, en ella están o para ella trabajan<br />

desde Francisco de Vitoria y Báñez, a<br />

todos los demás<br />

juristas y teólogos;<br />

por ella pasan<br />

esos años<br />

como estudiantes<br />

San Ignacio y San<br />

Juan de la Cruz;<br />

como fundadora,<br />

Santa Teresa<br />

(1515-1582); en<br />

ella escriben los<br />

hebraístas y Fray<br />

Luís de León no<br />

solo traduce en<br />

romance el Antiguo<br />

Testamento<br />

y los clásicos sino<br />

crea una obra<br />

poética única; y<br />

en esos años<br />

suena la música<br />

acordada de Salinas.<br />

Toda una<br />

sinfonía de creadores,<br />

cada uno en su teclado y con su<br />

cuerda vital. El penúltimo decenio ve la<br />

edición de las obras de Santa Teresa por<br />

Fray Luis de León (1588), que muere en<br />

Madrigal de las Altas Torres (1527-1591).<br />

En 1591 también, yendo camino de América<br />

a las ‘ínsulas extrañas’, muere en<br />

Úbeda Fray Juan de la Cruz. Es el canto<br />

de cisne del siglo.<br />

Siendo yo hijo del siglo XX, la máxima<br />

presencia real en esta ciudad ha<br />

sido Don Miguel de Unamuno. Me encontré<br />

con él siendo yo bien joven y lejos<br />

de aquí. Era seminarista en un Seminario<br />

menor de provincias, en el que durante<br />

los años cincuenta sin pasión y sin<br />

miedo, con ilusión y empeño, leíamos a<br />

Unamuno y a Ortega, a los poetas de la<br />

generación del 27 y a los de la generación<br />

de 1950.<br />

Nunca podré olvidar<br />

el ejemplar<br />

del “Rosario de<br />

sonetos líricos”,<br />

de Don Miguel,<br />

editado por Afrodisio<br />

Aguado,<br />

que un profesor<br />

puso en mis<br />

manos junto con<br />

los dos tomitos<br />

de la “Antología<br />

poética del siglo<br />

XX, 1900-1950,<br />

del P. L. Alonso<br />

Schökel. Junto<br />

con ellos la poesía<br />

a mi vida, por<br />

la leve “Senda lírica”,<br />

de Quiliano<br />

Blanco, inspector<br />

escolar durante<br />

la República,<br />

editada en Ávila. Todo eso ocurría en<br />

Ávila sin gritos y sin inquisiciones, con la<br />

normalidad de quien se abre a las fuentes<br />

de la palabra verdadera.<br />

El último medio siglo, Salamanca ha<br />

sido mi morada vital y Unamuno ha sido<br />

una amorosa compañía. Su figura primero<br />

durante años enhiesta y erguida,<br />

luego doblada por los años, pesadumbres<br />

y dolores. Le he sentido como una<br />

gesta creadora, una humanidad ejemplar<br />

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