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Pascua Lama - Areaminera

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evista<br />

areaminera<br />

LA INDUSTRIA MINERIA POST-ROYALTY:<br />

¡EL PELIGRO NO HA PASADO!<br />

Columna<br />

50<br />

Después de un debate legislativo más polémico<br />

que profundo, Chile finalmente es<br />

un país con “royalty.” ¿Cuánto afectará<br />

esto a nuestras posibilidades de desarrollo<br />

en la principal riqueza del país? La respuesta<br />

no parece tan difícil: en tiempos<br />

de precios altos, poco, pero en tiempos de<br />

precios bajos, como seguro vendrán en el<br />

futuro, este nuevo costo afectará mucho.<br />

Por ello, como siempre señalé durante el<br />

debate en el Congreso, este impuesto a la<br />

minería no solo contribuye a descapitalizar<br />

a nuestro país en recursos naturales<br />

potenciales, sino que nos hace retroceder<br />

varios espacios en el listado de países<br />

atractivos para la inversión minera. Nada<br />

impide que en el futuro, podamos recuperar<br />

nuestra posición de privilegio, pero el<br />

deterioro de imagen ante muchos inversionistas<br />

extranjeros y no solo la perdida<br />

económica, no es menor.<br />

Pero más allá de lo anterior, es preciso<br />

sacar algunas conclusiones. La primera y<br />

más importante, es que por más que parezca<br />

que la discusión esta zanjada, la industria<br />

no debe estar tranquila. El debate del<br />

royalty demostró que el sector es vulnerable<br />

y que carece de apoyo en la sociedad<br />

civil y en la opinión pública. Asimismo,<br />

mostró que las promesas de algunos políticos,<br />

incluso de aquellas altas figuras más<br />

celebradas y más confiables, como el Presidente<br />

Lagos y el Ministro Eyzaguirre, en<br />

tiempos electorales, son febles y poco duraderas<br />

(lo que da una clave para la actitud<br />

hacia el futuro).<br />

Los tiempos de bonanza de precios por la<br />

que el cobre y otros minerales atraviesan<br />

actualmente, más que un momento de vacaciones<br />

deben servir, para que la industria<br />

minera pueda comenzar una nueva etapa,<br />

esta vez, en serio.<br />

En efecto, la opacidad y las actitudes<br />

secretistas existente en el entorno de la<br />

industria, mantenida en muchos casos<br />

en forma voluntaria por las propias empresas,<br />

ha demostrado ser una estrategia<br />

equivocada y puede constituir un arma de<br />

doble filo, ya que si<br />

bien permite mantenerse<br />

lejos de la<br />

contingencia y del<br />

comidillo diario de<br />

la prensa, también<br />

permite levantar<br />

falsos mitos sobre<br />

las empresas mineras<br />

y echar por tierra<br />

los importantes<br />

aportes que muchas<br />

de estas han hecho.<br />

El país debe conocer<br />

mejor los<br />

beneficios de esta<br />

actividad y la institucionalidad<br />

que permite su existencia. Esto<br />

no sólo debe interesar a las empresas mineras<br />

sino a todos quienes estamos interesados<br />

en que la minería haga su aporte al país.<br />

Lo anterior es fundamental hacerlo ahora,<br />

ya que desgraciadamente, la minería en<br />

Chile seguirá siendo una industria tan importante<br />

como vulnerable. El royalty no<br />

resolvió los problemas que lo motivaron<br />

(impopularidad, pobreza en las zonas donde<br />

de encuentran las faenas, una industria que<br />

acepta impuestos con poca y desorganizada<br />

resistencia, ausencia de defensa por parte<br />

de los formadores de opinión y en general<br />

de todos los integrantes de la sociedad civil,<br />

etc). Por ello, el royalty no fue una solución<br />

ni mucho menos. Si se hubiera optado por<br />

perfeccionar el sistema tributario, erradicar<br />

distorsiones y privilegios cuestionables, aumentando<br />

de paso el aporte a las localidades<br />

del norte del país y a la educación, pero sin<br />

perjudicar la competitividad de la industria,<br />

los caminos eran otros: mediante mecanismos<br />

imparciales, de general aplicación, no<br />

discriminatorios. Y peor aún, si el estado<br />

necesita nuevos recursos y no quiere obtenerlos<br />

de los ciudadanos, ya sabe a dónde<br />

debe recurrir.<br />

A mayor abundamiento, el ejemplo de la<br />

Ley Escondida, una ley con nombre y apellido,<br />

no solo muestra que hay que estar<br />

atentos. Se puede legislar en forma discriminatoria,<br />

con nombre y apellido -una suerte<br />

de contrato de tributación, en vez de legislación<br />

tributaria- generales, corrigiendo<br />

con leyes urgentes y mal tramitadas, errores<br />

que contenían otras leyes anteriores (Royalty<br />

I y II) igualmente mal tramitadas y con<br />

peores errores.<br />

En muchas oportunidades he escuchado<br />

por parte de la industria minera hablar de<br />

mejorar su imagen y sus relaciones con la<br />

comunidad. Cada vez que se hace un discurso<br />

público, el tema sale a colación. Pero<br />

de acciones, se vio muy poco, hasta que las<br />

primeras gotas de sangre llegaron al río.<br />

Ahora, que el vendaval del royalty ha pasado,<br />

es hora de poner manos a la obra y<br />

trabajar por disminuir los riesgos “ambientales”<br />

que pueden afectar fuertemente no<br />

solo a la minería (y a sus accionistas), sino<br />

a las posibilidades de crecimiento de Chile<br />

como país.<br />

La minería debe comenzar una nueva etapa,<br />

positiva y constructiva. El peligro no ha<br />

pasado.<br />

Nicolás Monckeberg Diaz<br />

Diputado<br />

Miembro Comisión de Mineria

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