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parte del mundo todas las eficiencias estén
cubiertas, por lo que en Chile hay aún espacio,
en cualquier industria -incluida la minerapara
avanzar en ese sentido”, aseguró.
Respecto a la generación de energía por
parte de las mismas industrias como negocio
anexo a su giro principal, Castillo dijo que
la propia industria es la que sabe hasta qué
punto le es relevante lograr mayores niveles
de autonomía.
Respecto a la implementación de los parques
eólicos por parte de las empresas mineras,
señaló que hasta ahora, en Chile se ha
avanzado en materia de “experimentación,
de investigación y desarrollo; de probar y de
hacer las apuestas”. Ese paso, sin embargo, es
distinto de lo que vendría a futuro, que implica
que realmente se tenga en mente que una
parte relevante de las necesidades energéticas
sea cubierta efectivamente por este tipo
soluciones.
“El camino seguido hasta ahora es natural,
tienen que saber cuánto realmente les cuesta,
cuál es el verdadero factor de planta y a
cuánto corren realmente los vientos. Porque
en Chile faltaba mucha información y creo
que es muy útil que existan empresas que
tomen la decisión de dar el primer paso. Es
lo que se requiere para poder determinar hasta
qué punto es una buena idea. En adelante,
probablemente con los resultados de estos
proyectos pilotos, podrán tomarse decisiones
de más de largo plazo respecto a reemplazar
cantidades de energía relevantes por estas
incursiones”, aseveró.
Respecto a la posibilidad de que los
consumidores nacionales subsidien pagando
un sobreprecio o de alguna otra forma a
la industria que utilice fuentes de energías
renovables, el profesional dijo que ve difícil
que eso ocurra en un país que se encuentra
aún en vías de desarrollo, como Chile, donde
las necesidades más básicas aún no están
resueltas.
Castillo precisó que si se optara por un
impuesto o un subsidio estatal, su fuente de
financiamiento será a través de los impuestos
que pagan las personas, y por ello debe
analizarse técnicamente el tema para que
pueda aplicarse de forma correcta. “Los
recursos disponibles al final son los mismos,
pero cómo se manejan obviamente genera
incentivos diferentes”, dijo.
Al respecto, el ejecutivo explicó como toda
decisión termina teniendo efectos que es
preciso analizar en detalle. “¿Qué es lo más
efectivo? ¿Poner un impuesto parejo para
subsidiar o sobre cargar directamente a
las empresas contaminantes y obligarlas a
hacer las inversiones, de manera que ellas
van a tener un sobre costo, van a generar
menos para el país, recaudando menos
impuestos eventualmente. Eso nuevamente
se va a extender como resultado al resto de la
sociedad?”, ejemplificó.
Castillo ve difícil que en Chile se llegue a
tomar la decisión de que el Estado vaya a
subsidiar directamente este tipo de energías o
incluso temas de eficiencia energética.
“Eso no está en el ADN de nuestro país, pero
no significa que no pueda haber incentivo por
tarifa. La ley que existe, que establece una
cuota de energías renovales mínimas y una
multa, eventualmente significa que llegado
el momento en que las empresas calculan el
costo de su energía, analizan cuál es el sobre
costo que eventualmente implica tener que
cumplir con una cuota de energías renovables
del 5% y del 10% en el futuro. Eso, tarde o
temprano, de algún modo incide en mayores
precios de energías para todos”, dijo.
Respecto al camino que debe tomar el país,
Castillo señaló que como asociación, no
cuenta con una directriz precisa a priori, y
que para ello se está trabajando en un análisis
técnico serio sobre la materia.
Sin embargo, explicó que la energía debería
ser parte de la estrategia país, dado que las
posibilidades de desarrollo de Chile siguen
sustentándose aún en forma muy importante
en la explotación de recursos naturales y,
por lo tanto, su competitividad continua
extremadamente marcada por un intenso
uso de energía en la generación de riqueza.
“Mantener competitivo los sistemas de
generación y distribución es estratégico”,
puntualizó.
Según explicó, los principales cuellos de
botella que habrían estado afectando el
desarrollo energético y los incentivos a las
inversiones en este sector en los últimos 10
años, ya fueron resueltos. Sin embargo, eso
no significa, dijo el profesional, que hoy
no estemos viviendo desafíos nuevos. “El
contexto internacional nos obliga a hacer
una especie de Energía 2.0, es decir, dar un
paso más allá en el diseño de nuestro sistema
eléctrico y hacernos cargo, básicamente, de
la necesidad de que sea menos contaminante,
más eficiente y además de ser más seguro”,
concluyó Rodrigo Castillo.