468 REVISTA DE CI<strong>EN</strong>CIAS SOCIALESla llevando consigo la camisa que su hijo había usado el día <strong>de</strong>lcastigo. Ya <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la escuela, fue directamente al asiento al lado<strong>de</strong>l cual su hijo había sido castigado. Tomó la camisa, la arrolló yprocedió a limpiar el piso <strong>de</strong> barro al tiempo que murmuraba:Vengo en nombre <strong>de</strong>l curan<strong>de</strong>ro García que no pue<strong>de</strong> venir a estahora. Vengo yo para reunir el espíritu <strong>de</strong> mi hijo José, que está enfermo.Vengo yo a esta hora y sólo a esta hora. Seguramente, no fue tu intención<strong>de</strong>jarlo sin espíritu. Adiós, yo volveré en cuatro días a <strong>de</strong>cirte cómoestá y para· hacer cualquier cosa que sea necesaria. .La madre entonces sacó <strong>de</strong> sus ropas una botella <strong>de</strong> aguardientemezclado con una yerba llamada hoja <strong>de</strong> espanto, y con su bocaroció aguardiente en la camisa y en el piso <strong>de</strong> barro sobre el que estabael asiento. A la vez, se persignaba y hacía la señal <strong>de</strong> la cruzsobre la camisa mojada. Luego recogió la camisa y excavó un poco <strong>de</strong>tierra y la llevó consigo a su casa. Allí su hijo se puso la camisay la tierra la echaron en un recipiente con aguardiente que se colocóal lado <strong>de</strong> la camita <strong>de</strong>l niño. Después la madre socilitó los servicios<strong>de</strong> un curan<strong>de</strong>ro profesional
<strong>EL</strong> <strong>SUSTO</strong> <strong>EN</strong> HISPANOAMERICA469En los casos <strong>de</strong> no indígenas informados <strong>de</strong> Texas, las curas~aunque parecidas en muchos respectos- no comprendían expía.ción ni propiciación. El mayor problema que confronta el curan<strong>de</strong>rotejano es el <strong>de</strong> inducir el regreso <strong>de</strong>l alma al cuerpo <strong>de</strong>l enfermo. Noestá complicada por la concepción <strong>de</strong> captores maléficos. En el caso<strong>de</strong> Antonio su madre lo tendió en el piso <strong>de</strong> barro <strong>de</strong> su casuchacon los brazos extendidos y las piernas juntas <strong>de</strong> manera que formarauna cruz humana. Entonces hizo un hueco a sus pies, otro a su cabeceora y uno al lado <strong>de</strong> cada una <strong>de</strong> sus manos extendidas y los llenó <strong>de</strong>un líquido compuesto <strong>de</strong> agua y yerbas medicinales. Luego comenzó a"barrer" la 'enfermedad fuera <strong>de</strong>l cuerpo <strong>de</strong> su hijo por sus extremida<strong>de</strong>susando una escoba fabricada <strong>de</strong> un arbusto <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sierto concualida<strong>de</strong>s medicinales. Después, ella y su hijo elevaron súplicas porque el alma perdida y errante retornara al cuerpo, tras <strong>de</strong> lo cualella rocío líquido <strong>de</strong> su boca directamente en la cara <strong>de</strong>l hijo, y Antoniotornó unos sorbos <strong>de</strong>l líquido medicinal que su madre extrajo<strong>de</strong> los huecos que hizo en el piso <strong>de</strong> barro.Entre las más meticulosas <strong>de</strong>scripciones <strong>de</strong>l susto están las afie.cidas por Sal y Rosas (1958: 177.184). En su mayor parte, sus datosse refieren a los indios quechua <strong>de</strong>l Callejón <strong>de</strong> Huarlas, en el Perú,pero varias <strong>de</strong> sus observaciones alu<strong>de</strong>n también a otras regiones.<strong>de</strong>lpaís. Después <strong>de</strong>l diagnóstico, según Sal y Rosas, el enfermo se tien.<strong>de</strong> en una cama o sobre una manta en el piso y junto a él se poneuna mezcla <strong>de</strong> pétalos <strong>de</strong> flores, hojas y harinas o maíz. La curan<strong>de</strong>,ra bendice la mixtura y la aplica sobre el cuerpo <strong>de</strong>l enfermo, comen.zando por la cabeza, bajando por las piernas, hasta los pies. Luegoel oficiante lleva la mixtura envuelta en una prenda <strong>de</strong>l enfermo alJugar don<strong>de</strong> se produjo el susto. En el trayecto va <strong>de</strong>rramando en unalínea, los pétalos, hojas y harinas a fin <strong>de</strong> señalarle al alma el carnino<strong>de</strong> regreso al cuerpo. También lleva aguardiente, cigarrillos y hojas<strong>de</strong> coca y los ofrenda en el sitio <strong>de</strong>l susto para propiciar el regreso<strong>de</strong>l alma. Después toma la camisa <strong>de</strong>l enfermo y la agita en el airepara atraer la atención <strong>de</strong>l alma. Al volver a la casa <strong>de</strong>l enfermo, elcuran<strong>de</strong>ro sigue cuidadosamente la línea <strong>de</strong> pétalos, hojas y harinasy sujeta la camisa <strong>de</strong> manera que se vea y el alma no tenga dificulta<strong>de</strong>n encontrar el camino. (En casos más severos <strong>de</strong> pérdida <strong>de</strong>l alma,se fricciona el enfermo con un cuyo vivo, c¡ue luego se ofrenda a losespíritus <strong>de</strong>l sitio don<strong>de</strong> se produjo el susto como reemplazo <strong>de</strong>l almaraptada). ,Los informes <strong>de</strong> Weitlaner (1961) Y Carrasco (1960: 103-105,110) sobre síntomas, etiología y ritos curativos entre los grupos <strong>de</strong>habla Nahual y Chontal al oeste <strong>de</strong> México manifiestan que la captura<strong>de</strong>l alma y sus síntomas concomitantes son marcadamente parecí