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EL SUSTO EN HISPANOAMERICA* - Revista de Ciencias Sociales

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<strong>EL</strong> <strong>SUSTO</strong> <strong>EN</strong> <strong>HISPANOAMERICA*</strong>ARrnUR J. RUB<strong>EL</strong>University of TexasESTE artículo exploratorio tien<strong>de</strong> a establecer hasta qué punto una'enfermedad popular es susceptible a estudios epi<strong>de</strong>miológicos aligual que otras enfermeda<strong>de</strong>s. En este trabajo se presume que, en general,los fenómenos <strong>de</strong> la enfermedad popular pue<strong>de</strong>n ser sometidos ainvestigación <strong>de</strong> este tipo si se tienen en cuenta los problemas metodológicosconcomitantes. A la presentación <strong>de</strong> algunos <strong>de</strong> estos proble­, mas generales sigue un examen <strong>de</strong> la enfermedad popular hispanoamericanaa que me refiero con el término susto?Problemas metodológicosUn trabajo que tiene por objeto la <strong>de</strong>scripción, distribución y etiología<strong>de</strong> la enfermedad popular confronta varios problemas metodológicos.Dar una <strong>de</strong>finición aceptable a la enfermedad no es <strong>de</strong> losmenos importantes, En estas páginas, "enfermedad" se refiere alsíndrome que los miembros <strong>de</strong> un grupo en particular alegan sufrir,* La versión en inglés, The Epi<strong>de</strong>miology of a Folk Illness: Susto in Hispanic-America",aparecido en Ethnology, 111:2'68-283_ 1964. -Esta versión en español, clara e inteligente,se <strong>de</strong>be a la labor <strong>de</strong> la señora Carmen Curnrnings,1 El trabajo en el propio ambiente se efectúa entre los chinantecos <strong>de</strong> San LucasOjitlán en 1950 y en los municipios tzotzil <strong>de</strong> San Bartolomé <strong>de</strong> los Llanos, San AndrésLarrainza y Santa Catarina Pantelhó en 1957 y 1961. Entre 1957 y 1959 me <strong>de</strong>diquéa un estudio <strong>de</strong> salubridad y vida social entre norteamericanos- <strong>de</strong> <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia mexicanaen el sur <strong>de</strong> Texas. El trabajo entre los tzotziles fue auspiciado por el ProjectoHombre en la Naturaleza (Man-in-Nature Project) <strong>de</strong> la Universidad <strong>de</strong> Chicago, enTexas por la Fundación Hogg para Salud Mental, y en Laredo por la División <strong>de</strong> Salud<strong>de</strong> Mi~rantes <strong>de</strong>l Servicio <strong>de</strong> Salud Pública <strong>de</strong> los Estados Unidos. A todas estas organizacionestestimonio mi agra<strong>de</strong>cimiento. Una versión preliminar <strong>de</strong> este trabajo fue--presentada en la reunión anual <strong>de</strong> la Sociedad para la Antropología Aplicada (Societyfor Applied Anthropology), efectuada en Pittsburgh en el 1960, y una breve versiónapareció en Resedt"ch Previews 8:13:19 (Chapel Hill, 1961). Deseo expresar mi gratituda R. N. Adams, Harriet Kupferer, Duane Metzger, Ralph Patrick y Richard Simpsonpor sus críticas, que he consi<strong>de</strong>rado. Las faltas son responsabilidad únicamente <strong>de</strong>l autor.El Fondo para Investigación (Research Fund) <strong>de</strong> la Universidad <strong>de</strong> Carolina <strong>de</strong>l Norte,én Greensboro, contribuyó en la preparación <strong>de</strong>l manuscrito, por lo qua estoy muy egt«.<strong>de</strong>cido.


458 REVISTA DE CI<strong>EN</strong>CIAS SOCIALESy para el cual su cultura proporciona etiología, diagnóstico, medidaspreventivas y métodos creativos. Aplico el vocablo "popular" a aquellaenfermedad que no es <strong>de</strong> comprensión ni competencia <strong>de</strong> la medicinaocci<strong>de</strong>ntal ortodoxa. Aunque algo inconveniente, esta <strong>de</strong>finicióntiene el valor <strong>de</strong> resumir los síntomas aparentemente extrañosque se informan en la literatura .antropológica, médica y psiquiátrica<strong>de</strong> muchas regiones <strong>de</strong>l mundo.Otro problema <strong>de</strong> importancia es que, al analizar sistemática.mente la medicina popular, a los epi<strong>de</strong>miólogos y a los médicos<strong>de</strong>dicados a la investigación se les hace difícil convenir con la genteen que se traba <strong>de</strong> un real problema <strong>de</strong> salud. A<strong>de</strong>más, tien<strong>de</strong>n aestar en <strong>de</strong>sacuerdo con sus pacientes hasta en las más fundamen.tales premisas <strong>de</strong> la medicina. Ambos glUlpos perciben la misma condición<strong>de</strong>s<strong>de</strong> premisas fundamentalmente distintas. El hecho <strong>de</strong> queel profesional .en salud tenga que obtener historia médica y <strong>de</strong>scripciones<strong>de</strong>l pa<strong>de</strong>cimiento <strong>de</strong> gente <strong>de</strong> punto <strong>de</strong> vista opuesto complica. el problema.En años recientes, los antropólogos han aclarado la lógica en quela gente se basa pana interpretar la enfermedad, su diagnóstico ycuración, como en el trabajo <strong>de</strong> Frake (;1.961) entre los subanun, <strong>de</strong>Metzger y Williams (;1.963) sobre los tzeltales, y <strong>de</strong> Rubel (1960)entre los norteamericanos <strong>de</strong> origen mexicano. Estos son pasos <strong>de</strong>a<strong>de</strong>lanto, pero no nos señalan cuáles componentes <strong>de</strong> la población<strong>de</strong> hecho enferman, bajo qué circunstancias ocurre la af'ección, niqué curso toma cuando se manifiesta. En la actual etalpa <strong>de</strong> La investigación<strong>de</strong> la enfermedad popular, sólo nos es posible señalar conalgún grado <strong>de</strong> seguridad que cierto síndrome parece estar limitadoa .particulares grupos culturales o lingüísticos; por ejemplo algon.quines esquimales o norteamericanos <strong>de</strong> origen mexicano, y no semanifiesta en otros. Es <strong>de</strong>cir, si la ínvéstigación <strong>de</strong> la enfermedadpopular se dividiera en dos ,áreas <strong>de</strong> estudio complementarias -laenfermedad como complejo cultural y la epi<strong>de</strong>miología <strong>de</strong> la enfermedad-.en mi concepto la primera i<strong>de</strong> ellas representa La actualetepa <strong>de</strong> conoci'miento.En monografías, artí\culos y notas más informales 'sobre culturasexóticas abundan 'las referencias a nociones aparentemente extra.ñas sobre enfermeda<strong>de</strong>s. A veces estas <strong>de</strong>scripciones discuten el aspectofolklórico, pero frecuentemente no entran en <strong>de</strong>talles. A menudoestos informes <strong>de</strong>spiertan el interés <strong>de</strong>l lector al ofrecerle allgunoscasos clínicos <strong>de</strong> la medicina <strong>de</strong> ciertas cultunas, p'ero sólo encontadas .ocasiones <strong>de</strong>scriben <strong>de</strong>talladamente la historia médica <strong>de</strong>un enfermo, su reacción al <strong>de</strong>clarársele la afección y observacionesdirectas <strong>de</strong>l curso <strong>de</strong>l pa<strong>de</strong>cimiento. Más raro todavía es que el lector


<strong>EL</strong> <strong>SUSTO</strong> <strong>EN</strong> HISPANOAMERICA 459encuentre un extenso número <strong>de</strong> casos recopilados .<strong>de</strong> documenta.ción escrita o <strong>de</strong> observaciones en el propio ambiente.La extensa colección <strong>de</strong> material bibliográfico a base <strong>de</strong> la cualParker (1960) y Teicher (1960) discuten la enfermedad popularconocida como wiitiJ{o es en extremo valiosa. La escrupulosa atenciónprestada por estos estudiosos a las complejida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> una enfer.medad popular apunta hacia algunos <strong>de</strong> los problemas más urgentesconfrontados por los investigadores que utilizan facilida<strong>de</strong>s biblia.tecarias para <strong>de</strong>rivar inferencias epi<strong>de</strong>miológicas sobre causalidad.Por ejemplo, en .el caso <strong>de</strong>l wiítiKo el material proviene <strong>de</strong> observadorestan diversos 'como antropólogos, exploradores, misioneros cazadores,e indígenas. A<strong>de</strong>más, tanto en este como en otros casos, losinformes <strong>de</strong>scriptivos compren<strong>de</strong>n un .periodo <strong>de</strong>' años y hasta siglosy <strong>de</strong>finen la población sólo en términos muy generales. Sin pará.metros cronológicos, sociales, o culturales precisos, .es .arriesgado tratar<strong>de</strong> inferir porcentajes <strong>de</strong> prevalencia o inci<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> una enfer.medad popular, mucho menos las relaciones entre estos porcentajesy variables <strong>de</strong>mográficas tales como edad, sexo, o estado civil. Sinembargo, esperamos que precisamente estas inferencias y asociacionesnos ayu<strong>de</strong>n a enten<strong>de</strong>r la naturaleza <strong>de</strong> la enfermedad.El investigador metódico que busca casos <strong>de</strong> enfrmedad popular<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un lugar y tiempo precisamente <strong>de</strong>limitados, tiene el pro.blema <strong>de</strong> <strong>de</strong>finir <strong>de</strong> antemano lo que busca..Muchas veces, aunque lossíntomas <strong>de</strong> presuntos enfermos permanezcan constantes <strong>de</strong> lugar enlugar, los nombres con que se i<strong>de</strong>ntifica la afección varían consi<strong>de</strong>rablemente.Pata propósitos heurísticos y prácticos en la actual etapa<strong>de</strong>l estudio <strong>de</strong> la enfermedad popular, sugiero que cuando varios sintomasaparezcan juntos regularmente en una población específica ylos miembros' <strong>de</strong> esa población respondan con patrones similares <strong>de</strong>coooucta,el conjunto He síntomas se <strong>de</strong>fina como una enfermedad.Como ha comentado Leighton (1961 :486) conviene fijar nuestraatención primero en "la distribución <strong>de</strong> tipos <strong>de</strong> patrones humanosy sólo más a<strong>de</strong>lante preguntar por 'sus consecuencias .funcionales. La<strong>de</strong>terminación <strong>de</strong> patología es lo último que <strong>de</strong>be hacerse más bienque lo primero" (también Blum, 1962).El Susto <strong>de</strong> HispanoaméricaLos problemas generales <strong>de</strong>l estudio <strong>de</strong> ~a enfermedad popular seaplican igualmente a la investigación <strong>de</strong> una condición que aquí Ilamaremossusto y que se ha informado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> muchas regiones <strong>de</strong> habla


460 REVISTA DE CI<strong>EN</strong>CIAS SOCIALEShispana en el Nuevo Mundo." Llámesele SiUSfO Jpasmo, jáni, espanto,pérdida <strong>de</strong> la sombra, o como se le llame en otros lugares, en estetrabajo siempre se hace referencia a un síndrome en vez <strong>de</strong> a un nombrevariable. Para fines <strong>de</strong> exposición, este particu.bar conjunto <strong>de</strong>síntomas y creencias y conductas concomitantes será <strong>de</strong>signado arbi.trariarnente .con el término susto,Las enfermos <strong>de</strong> susto incluyen indígenas y no indígenas, hombresy mujeres, ricos y pobres, campesinos y habitantes <strong>de</strong> la ciudad. Enlos Estados Unidos, este pa<strong>de</strong>cimiento en endémico en los habitantes<strong>de</strong> habla hispana <strong>de</strong> California, Colorado, Nuevo México y Texas(Clark, 1951; Saun<strong>de</strong>rs, '1954; Rubel, 1960). En Hispanoamérica, elsusto se menciona con frecuencia en los escritos <strong>de</strong> antropólogos yotras personas. Sin embargo, en contraste con otras enfermeda<strong>de</strong>s popularesconocidas, tales como el wiitigo y la historia ártica, no selimita exclusivamente a gentes que hablan un solo grupo <strong>de</strong> lenguasrelacionadas ni a los miembros <strong>de</strong> cierto grupo socio-cultural. Gentes<strong>de</strong> lenguas aborígenes no relacionadas como, por ejemplo.chinanteco,tzotzil, y quechua, así como no indígenas <strong>de</strong> habla hispana, parecenser igualmente susceptibles al slndrome."Des<strong>de</strong> eí 'punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong>l análisis cultural, el .síndrome <strong>de</strong>lsústo refleja la presencia en Hispaonamérica <strong>de</strong> un complejo <strong>de</strong> rasgosque también se presenta en cualquiera otra parte <strong>de</strong>l mundo. Estecomplejo consiste die creencias '<strong>de</strong> que el individuo está compuesto<strong>de</strong> cuerpo y una o más almas inmateriales o espíritus que pue<strong>de</strong>n .separarse <strong>de</strong>l cuerpo y vagar libremente. En Hispanoamérica, comoen cualquier otra parte, las almas pue<strong>de</strong>n separarse <strong>de</strong>l cuerpo mientrasla persona duerme,padicularmente mientras sueña, pero entrecampesinos Ygente <strong>de</strong> la ciudad también pue<strong>de</strong>n separarse a consecuencia<strong>de</strong> una experiencia perturbadora. Este último aspecto <strong>de</strong> laseparación <strong>de</strong>l espíritu <strong>de</strong>l cuerpo ha cobrado tanta importancia quese justifica su <strong>de</strong>scripción como un foco cultural (Honigmann, 1959:128-129). Yo hablaré <strong>de</strong> él, junto a los modos <strong>de</strong> conducta que sele asocian, como foco <strong>de</strong>l susto, Es claramente distinto <strong>de</strong>l más ampliamentedifundido aspecto <strong>de</strong> separación <strong>de</strong>l alma. Más bien queen la naturaleza cultural <strong>de</strong>l foco, este trabajo se concentra en la conductasocial.Las variaciones regionales a los síntomas coherentes básicos <strong>de</strong>lsusto lo hacen parecer más inconstante <strong>de</strong> lo que en realidad es. Si2 Foster (1953) comenta sobre la ausencia <strong>de</strong> éste o síndrome semejante tanto enla vida histórica española como en la contemporánea.3 Según Adams (1957), en algunos países este síndrome se distribuye aquí y allá,<strong>de</strong> pueblo en pueblo, <strong>de</strong>scubrimiento éste que ofrece una excitante oportunidad para hacerestudios comparativos controlados <strong>de</strong> la relación funcional entre el susto y otrosaspectos <strong>de</strong> la vida social.


<strong>EL</strong> <strong>SUSTO</strong> <strong>EN</strong> HISPANOAMERICA 461se concentra en las constantes que se repiten con marcada consisten.cia en las poblaciones entre' las cuales se han informado casos <strong>de</strong>susto, el síndrome básico es como sigue: 1)-el enfermo preser1ta agi~tación mientras duerme; 2) cuando están <strong>de</strong>spiertos, los enfermos secaracterizan por indiferencia, pérdida <strong>de</strong> apetito, <strong>de</strong>sinterés en el vestiry la higiene personal, <strong>de</strong>bilidad, <strong>de</strong>presión e introversión (Sal yRosas, 1958; ,Gillin, 1954).4Cierto número <strong>de</strong> elementos básicos se repiten en la etiologíapopular <strong>de</strong>l susto. Entre los indígenas hay la creencia <strong>de</strong> que el almafue oapturada porque el enfermo adre<strong>de</strong> o no, perturbó los espíritusguardianes <strong>de</strong> la tierra, los ríos, bosques o animales, y el alma perma.necerá cautiva hasta que se expíe la falta. En contraste, cuando se lediagnostica a un no indígena que pa<strong>de</strong>ce <strong>de</strong> pérdida <strong>de</strong>l alma, ellugar en que se produjo -un río o un bosque, por ejemplo-- no essignificativo, ni se sospecha <strong>de</strong> espíritus maléficos. En muchos, aunqueno en todos los casos, la enfermedad se atribuye a un susto pro.vacado por un acci<strong>de</strong>nte o encuentro inesperado.Los ritos <strong>de</strong> cura <strong>de</strong> los grupos en que el síndrome se manifiestacomo un significativo fenómeno <strong>de</strong> la salud tienen ciertas caracterís.ticas básicas en' común. Hay una sesión diagnóstica inicial entre elcuran<strong>de</strong>ro y 'el enfermo en la cual se especifica la causa <strong>de</strong>l episodioen particular y los participantes se ponen <strong>de</strong> acuerdo sobre la misma.'Entonces se exhorta al alma y se suplica que se reintegre al cuerpo<strong>de</strong>l enfermo. En el caso <strong>de</strong> indígenas, se invocan los espíritus que hancapturado el alma y se les hacen ofrendas propiciatorias para que la<strong>de</strong>jen en libertad. Tanto en grupos indígenas como no indígenas, eloficiante le muestra al alma el trayecto <strong>de</strong> regreso al cuerpo. Duran.te los ritos <strong>de</strong> cura, se le da un masaje al enfermo y muchas vecesse le hace sudar -.ambas cosas aparentemente para relajación- y se .le "barre" o soba con algún objeto para sacarle la enfermedad <strong>de</strong>lcuerpo. En la sierra <strong>de</strong>l Perú se utiliza el cuye para la soba terapéu.tica, mientras que algunos indígenas <strong>de</strong> Guatemala usan huevos <strong>de</strong>gallina, y al sur <strong>de</strong> Texas y en algunas partes <strong>de</strong> México se empleanplantas medicinales con el mismo propósito. .4 Es <strong>de</strong> <strong>de</strong>stacarse queen una <strong>de</strong> las poblaciones <strong>de</strong> la sierra <strong>de</strong>l Perú, entre losaymara <strong>de</strong> Chuquito, se presenta una enfermedad i<strong>de</strong>ntificada como Kat'a, que Tschopik, equipara al susto, con un conjunto diferente <strong>de</strong> síntomas, aunque etiológicamente equi•. vale al susto <strong>de</strong>setito por Sal y Rosas, GilJin y otros (Tschopik, 1951:202, 211-212,282-283). A más <strong>de</strong> esto, los ritos aymara para la cura <strong>de</strong>l Kat' a tiene todas las característicasesenciales <strong>de</strong> los ritos quechua <strong>de</strong>scritos por Sal y Rosas (1958).


462 REVISTA DE CI<strong>EN</strong>CIAS SOCIALESHistorial <strong>de</strong> casosEl informe más completo <strong>de</strong> un caso <strong>de</strong> susto (Gillin, 1949) <strong>de</strong>scribela condición <strong>de</strong> una india pokoman <strong>de</strong> San Luis ]ilotepeque aloriente <strong>de</strong> Guatemala. Esta mujer <strong>de</strong> 63 años <strong>de</strong> edad compartía consus vecinos la creencia <strong>de</strong> que su alma se había separado <strong>de</strong>l resto<strong>de</strong> su cuerpo y permanecía en po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> seres sobrenaturales. Sefiguraban que la captura <strong>de</strong>l alma había sido provocada al ella sorpren<strong>de</strong>ra su marido galanteando a una mujerzuela <strong>de</strong> la al<strong>de</strong>a, Porconsecuencia, la enferma había vituperado su conducta y el maridoen represalia le dio una pedrada. Cuando Gillen (1948: 348), encontróa la mujer:se sentía <strong>de</strong>primida, había <strong>de</strong>scuidado los quehaceres domésticos y sustrabajos <strong>de</strong> cerámica, y sólo mantenía contacto con amigos y parientes.En cuanto a trastorno orgánico, se quejaba <strong>de</strong> diarrea, "dolor <strong>de</strong> estómago",falta <strong>de</strong> apetito, "dolores en la espalda y en las piernas" y,a veces, fiebre. Hablaba con congoja y ansiedad; su estado <strong>de</strong> ánimoalternaba entre <strong>de</strong>sasosiego, aprensión y tensión caracterizada por temblor<strong>de</strong> las manos y movimientos generalmente rápidos y sobresaltados,y letargos profundos aunque conscientes. Tenía a<strong>de</strong>cuada conciencia <strong>de</strong>tiempo y lugar y reflejos normales."El caso siguiente (Rubel, 1960) es el <strong>de</strong> una pequeña ciudad<strong>de</strong>l sur <strong>de</strong> Texas. La Sra. Benítez, 'enferma no indígena, nació en Méxicopero había residido en Texas durante muchos años. Es como <strong>de</strong>35 años y sólo tenía hijas, cinco niñas. Su marido había abandonadola familia hacía más <strong>de</strong> cinco años. Cuando la conocí, la enfermase empleaba irregubrmente en faenas agrícolas, pero la mayor parte<strong>de</strong>l ingreso <strong>de</strong> la familia provenía <strong>de</strong> agencias <strong>de</strong> beneficencia. Estabaextraordinariamente <strong>de</strong>lgada y pálida y parecía mucho mayor<strong>de</strong> la cuenta. Tenia una larga historia <strong>de</strong> ataques epilépticos, inclusiverigi<strong>de</strong>z <strong>de</strong> la quijada y espasmos en las piernas y alegaba no recordarlo que pasaba durante estos ataques. Decía estar siempre cansaday sentirse socialmente aislada, y sostenía que había sufrido repetidasveces <strong>de</strong> pérdida <strong>de</strong>l alma.Otro caso correspon<strong>de</strong> a un hombre <strong>de</strong> edad mediana, pana<strong>de</strong>ros La importancia <strong>de</strong> seres sobrenaturales (sentient beings) en casos <strong>de</strong> enfermedad<strong>de</strong> indígenas y su ausencia en casos <strong>de</strong> no indígenas presumiblemente es función <strong>de</strong>lempleo <strong>de</strong> espíritus maléficos (sprítes) y otros seres sobrenaturales en los procedimientos<strong>de</strong> socialización en culturas indígenas y no indígenas. El miedo a los espantos ("Bogymen") se da seguramente en ambos grupos, pero los indígenas invocan los espíritusguardianes <strong>de</strong> bosques, animales, cuevas y arroyos en mayor grado que los ladinos (véaseWhiting y Child, 1953).


'<strong>EL</strong> <strong>SUSTO</strong> <strong>EN</strong> HISPANOAMERICA463<strong>de</strong> oficio, no indígena, <strong>de</strong> Mexiquito, al sur <strong>de</strong> Texas. Según su hermana,un día que como <strong>de</strong> costumbre repartía pan y tortas entre lostrabajadores <strong>de</strong> un almacén empacador <strong>de</strong> vegetales a la hora <strong>de</strong> lamerienda, al mediodía, pisó sobre un conducto <strong>de</strong> hielo abierto en laplataforma <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra por don<strong>de</strong> andaba. Su pierna se dobló bajo elpeso <strong>de</strong>l cuerpo, dio <strong>de</strong> espaldas contra el suelo y los panes y tortasse regaron por todas partes. Los trabajadores se rieron al darse cuenta<strong>de</strong> su situación embarazosa y cuantdo notaron que se había hechodaño se apresuraron .a ir en su auxilio. De inmediato lo llevaron asu casa, don<strong>de</strong> su madre, quien inició el tratamiento contra la pérdida<strong>de</strong>l alma presumiblemente originada por el acci<strong>de</strong>nte. También le,dio masajes en la pierna afectada, y obtuvo <strong>de</strong> un vecino la corteza interior'<strong>de</strong> un árbol conocido como "huisatche chino," la que hirvióy dio <strong>de</strong> tomar al enfermo durante los siguientes ocho días. Aparen.temente, la información concedía tanta importancia a la risa <strong>de</strong> losespectadores y la modificación e ira impotente <strong>de</strong> la víctima, que lasmencionó tres veces durante su breve relato. 'Otro caso <strong>de</strong> Mexiquito, Texas, tiene que ver con una familia quellamaré los Montalvo. El Sr. Montalvo es un ciudadano americano <strong>de</strong>hablahispana, nacido aquí, que no habla inglés ni lee ni escribe ningúnidioma. Des<strong>de</strong> que tuvo edad suficiente para trabajar se <strong>de</strong>dicó a lasfaenas agrícolas, con excepción <strong>de</strong> un corto tiempo que se empleó enuna pequeña compañía constructora. Su mujer, que también sólo pue.<strong>de</strong> conversar en español, proce<strong>de</strong> <strong>de</strong> un villorio <strong>de</strong>l árido noreste <strong>de</strong>México don<strong>de</strong> creció pobre, analfabeta y angustiada. Su' constante temor<strong>de</strong> que su presencia en este país pudiera ser <strong>de</strong>scubierta, llevan.do a su arresto y <strong>de</strong>portación, aumentaba el patetismo <strong>de</strong> su vida.Cuando la conocí, la familia <strong>de</strong>dicaba la mayor porción <strong>de</strong> susescasas entradas y gran parte <strong>de</strong> su tiempo al esfuerzo por conseguirlos documentos mexicanos requeridos para establecer resi<strong>de</strong>ncia legalen los Estados Unidos. Los Montalvo tenían una hija <strong>de</strong> siete años,un hijo <strong>de</strong> cinco y un bebé que murió poco <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> yo haberlosconocido.En una salida <strong>de</strong> domingo, Ricardo, el hijo mayor, sufrió un ataque<strong>de</strong> susto. El resto <strong>de</strong> la familia restozó en un estanque <strong>de</strong>l lugar,pero Ricardo tuvo escrúpulos. A pesar <strong>de</strong> las llamadas y las chan,gas; especialmente <strong>de</strong> su hermana, no quiso saber <strong>de</strong>l agua y se fueal coche a dormir. Durmió toda la 'tar<strong>de</strong> y ni siquiera <strong>de</strong>spertó allleva:r1o a la casa y acostarlo. Esa noche durmió a ratos y varias veceshabló en voz alta en sueños. A la mañana siguiente los padres<strong>de</strong>cidieron que Ricardo había sufrido un susto. Razonaban que no ha.bía sido provocado por el miedo al agua sino por la insistencia <strong>de</strong> lafamilia en, gue se metiera al' estanque ---cosa a la cual él no pudo


464 REVISTA DE CI<strong>EN</strong>CIAS SOCIALESacce<strong>de</strong>r. Lo llevaron a un curan<strong>de</strong>ro local para propiciar el regreso<strong>de</strong>l alma al cuerpo y así curarlo <strong>de</strong> la pérdida <strong>de</strong>l alma.El siguiente caso se relaciona con Antonio, un joven casado, como<strong>de</strong> 25 años <strong>de</strong> edad, también ciudadano americano nacido aquí, queno sabía leer, escribir ni hablar inglés. Así como sus antepasados,trabajaba en las cosechas <strong>de</strong> algodón y vegetales al sur <strong>de</strong> Texas, yen la primavera y el verano emigraba a emplearse en faenas agrícolassimilares en los estados centrales <strong>de</strong>l norte. Antonio aparentabaser un joven expansivo y suficientemente satisfecho con su suerte. Vivíacon su mujer y sus hijos en una casucha fabricada por ellos mis.mos, <strong>de</strong> piso <strong>de</strong> barro, pare<strong>de</strong>s <strong>de</strong> cartón corrugado y <strong>de</strong> hojas <strong>de</strong>lata. No tenía instalación <strong>de</strong> agua, pero Antonio y el dueño <strong>de</strong>lsolar <strong>de</strong> la casucha habían i<strong>de</strong>ado una ducha y provisto <strong>de</strong> agua uncuarto que ambas familias usaban. A diferencia <strong>de</strong> Antonio, su mujervenía <strong>de</strong> un villorrio <strong>de</strong>l noreste <strong>de</strong> México. No hablaba ni entendíainglés, pero sabía escribir español empleando unas letras <strong>de</strong> mol<strong>de</strong>que aprendió por sí misma. Pese a la pobreza <strong>de</strong> la familia tambiénella parecía alegre y sin complicaciones.En cierta ocasión, Antonio fue recluido en el hospital con un diagnóstico<strong>de</strong> pulmonía doble. Su fiebre fue controlada con buenos resultadosy lo <strong>de</strong>jaron en una sala por un período <strong>de</strong> recuperación.Una noche notó un cambio en su compañero <strong>de</strong> sala, se alarmó ytrató infructuosamente <strong>de</strong> comunicarlo a su enfermero. Más tar<strong>de</strong><strong>de</strong>scubrieron que el compañero había muerto y sacaron el cadáver<strong>de</strong> la sala. A Antonio le afectó mucho el inci<strong>de</strong>nte. Se <strong>de</strong>svelaba, sequejaba <strong>de</strong> angustia en las noches y <strong>de</strong>mostraba poco interés en sucomida o en lo que lo ro<strong>de</strong>aba. A<strong>de</strong>más, notaba que su cuerpo "brincaba"involuntariamente al reclinarse en la cama. Luego <strong>de</strong> salir<strong>de</strong>l hospital pidió que su madre, quien vivía en México, fuera traídaa su cabecera. Tan pronto llegó, ella comenzó a propiciar el retorno<strong>de</strong>l alma a su cuerpo mediante una cura tradicional (véase más a<strong>de</strong>.lante).Una mujer <strong>de</strong> Laredo, Texas, pa<strong>de</strong>ció <strong>de</strong> susto por lo menos dosveces en el transcurso <strong>de</strong> varios años, ambas veces se produjo durantela migración <strong>de</strong> la familia a trabajar en faenas agrícolas en el norte.Su marido, el Sr. Solís, era persona muy excitable y aparentementeenojada que se <strong>de</strong>scribía a sí mismo como ganando la vida con elhonrado sudor <strong>de</strong> mi frente "no obstante las restricciones <strong>de</strong>l gobiernolocal y fe<strong>de</strong>ral y la obvia ruindad <strong>de</strong> sus patronos". Por estarcapacitado sólo para el trabajo agrícola y no tener ocupación durantetodo el año en el sur <strong>de</strong> Texas, no les quedaba más alternativa que emi,grar. Esto impedía que los niños fueran a la escuela, a pesar <strong>de</strong> laclara motivación <strong>de</strong> la familia por la educaci6n y sus aspiraciones <strong>de</strong>


<strong>EL</strong> <strong>SUSTO</strong> <strong>EN</strong> HISPANOAMERICA465una vida mejor. Aunque probablemente no pasaba <strong>de</strong> los 45 años, laSra. Solís estaba enferma constantemente y se sentía débil y sin ganas<strong>de</strong> comer nada, aun al <strong>de</strong>spertar en la mañana. A<strong>de</strong>más, se le veía indiferentedurante todo el día y sin <strong>de</strong>seos <strong>de</strong> moverse. Alegaba.habersufrido esta condición por dos años, pero no había consultado a un-médico.El primer episodio <strong>de</strong> susto afectó a la Sra. Solís durante la esta.día <strong>de</strong> la familia en un campamento para trabajadores agrícolas migratoriosen el estado <strong>de</strong> Indiana. Se produjo cuando impotentementetuvo que presenciar cuando un miembro pacífico <strong>de</strong> la cuadrilla <strong>de</strong>su marido fue atacado por unos peleones borrachos <strong>de</strong> otra cuadrilla,hiriéndolo en el abdomen, por lo que hubo que llevarlo al hospital.Varios años más tar<strong>de</strong>, estando encinta, la Sra. Salís presenció, sinpo<strong>de</strong>r hacer nada para evitarlo, cuando el camión <strong>de</strong> la familia sevolcaba con todo el fruto <strong>de</strong> la cuadrilla. Como resultado <strong>de</strong> esteinci<strong>de</strong>nte perturbador tuvo un aborto y otra vez pa<strong>de</strong>ció <strong>de</strong> susto.En los siete casos <strong>de</strong> pérdida <strong>de</strong>l alma presentados hasta aquí-uno <strong>de</strong> una comunidad indígena <strong>de</strong> Guatemala y el resto <strong>de</strong> gruposno indígenas <strong>de</strong>l sur <strong>de</strong> Texas-- ha sido posible ofrecer datos relevantessobre la personalidad <strong>de</strong>l enfermo, el contexto familiar y lascausas que las personas implicadas atribuyeron a la pérdida <strong>de</strong>l almay la enfermedad. Los casos siguientes no son tan completos puestoque no contamos con toda la información relevante.Uno <strong>de</strong> los casos es el <strong>de</strong> un muchacho indio chinanteco, <strong>de</strong> laescuela <strong>de</strong> San Lucas Ojitlán en Oaxaca, México. De acuerdo con sumaestro, un día se hizo necesario castigarlo por platicar en clase. Elmaestro le pidió ponerse <strong>de</strong> pie al lado <strong>de</strong> su asiento con las manosextendidas, palmas arriba, y le pegó con una pequeña regla <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>raen una <strong>de</strong> las palmas. Según la versión <strong>de</strong>l maestro, los golpes no fueronsuficientemente fuertes para hacerle daño en el sentido físico. Sinembargo, tan severa fue la enfermedad resultante <strong>de</strong>l castigo, queel muchacho faltó a la escuela por dos semanas. Durante este tiempono podía comer y <strong>de</strong>mostraba mucha apatía. La madre <strong>de</strong>l niño reconociópor 'estos signos que el alma <strong>de</strong> su hijo había abandonado sucuerpo y había sido capturada por el espíritu <strong>de</strong> la tierra, y tomó lasmedidas correctivas que apuntaremos más a<strong>de</strong>lante.Los dos casos siguientes fueron informados 'por Díaz <strong>de</strong> Solas(1957), sobre indios <strong>de</strong> habla rzotzil <strong>de</strong> San Bartolomé <strong>de</strong> los Llanosen el estado mexicano <strong>de</strong> Chiapas. En el primer caso, una madre indígenasentó su niño <strong>de</strong> cuatro años sobre una pared <strong>de</strong> piedra <strong>de</strong>s<strong>de</strong>don<strong>de</strong> podía observarle trabajando en la milpa <strong>de</strong> la familia. Al ca.bo <strong>de</strong> un rato, el niño perdió el balance y cayó al suelo. Aunquelloró no pareció haberse hecho daño ni se creyó que como resultado


466 REVISTA DE CI<strong>EN</strong>CIAS SOCIALESsufriera un susto. Su madre sin embargo, perdió el alma -condiciónque en opinión <strong>de</strong> la comunidad, fue provocada al presenciar impotentementela caída <strong>de</strong>l niño.El segundo caso <strong>de</strong> San Bartolorné es sobre un hombre que sufrióun susto como consecuencia <strong>de</strong> un acci<strong>de</strong>nte que no pudo evitar. Elindio venía <strong>de</strong>l mercado. con su caballo bien cargado, y para llegara su casa tenía que cruzar una corriente caudalosa. Al cruzarla, elanimal cargado fue arrastrado corriente abajo. El dueño se salvó a símismo y hasta pudo rescatar al caballo, pero perdió la valiosa carga.Subsecuentemente el indio se enfermó y su condición se le diagnosticócomo susto. Se suponía que su alma había sido capturada por elespíritu <strong>de</strong>l lugar don<strong>de</strong> ocurrió el acci<strong>de</strong>nte. En ambos casos <strong>de</strong> SanBartolomé se creía que la enfermedad continuaría hasta que se expiarala molestia ocasionada a los espíritus <strong>de</strong> la tierra y <strong>de</strong>l río,respectivamente.Un caso muy parecido aconteció en San Andrés Larrainzar, otromunicipio tzotzil en la sierra <strong>de</strong> Chiapas (Guieras Holmes, 1961:269-275). Un indio iba <strong>de</strong> un paraje <strong>de</strong> San Andrés a otro con sucaballo cargado <strong>de</strong> maíz-y durante la jornada se vio obligado a cruzarel río Tuvo. El hombre condujo al animal por la corriente mientrasutilizaba un estrecho puente. El caballo fue arrastrado por lacorriente hasta que dio contra un ~ronco caído. Aunque su dueñopudo rescatarlo, la carga se perdió. Se sintió un espanto (¡nótese lasecuencia!). Al cabo <strong>de</strong> un mes, el enfermo estaba acongojado y enfermoy no tenía ganas <strong>de</strong> comer nada. En vista <strong>de</strong> estos síntomas sellamó a un curan<strong>de</strong>ro.Foster (1951: 168-169) relata un inci<strong>de</strong>nte en que un indio popolacasufrió la pérdida y captura <strong>de</strong> su alma. Según la versión <strong>de</strong>lenfermo:En agosto <strong>de</strong>l 1939, yo iba en una chalupa cerca <strong>de</strong> Cotzacoalcos yla chalupa se volcó y me tiro al agua. Yo luché y traté <strong>de</strong> llegar a laorilla pero no pu<strong>de</strong>. Tenía miedo <strong>de</strong> ahogarme. Al fin me sacaron,pero me puse muy enfermo. No podía comer; ni sentarme podía.Pasé enfermo el otoño y el invierno, hasta marzo. Peor y peor meponía. Yo sé lo que tenía porque soñé con Cotzacoalcos y supe queallí estaba mi espíritu.Los ejemplos <strong>de</strong> susto que informamos en las páginas anterioresrepresentan sólo unas pocas <strong>de</strong> las referencias a la enfermedad en laliteratura. Fueron seleccionados para inclusión en este trabajo porqué<strong>de</strong>scriben con alguna amplitud las circunstancias que ro<strong>de</strong>an el co­


<strong>EL</strong> <strong>SUSTO</strong> <strong>EN</strong> HISPANOAMERICA467mienio <strong>de</strong> un caso específico <strong>de</strong> susto o porque dan algunas <strong>de</strong> lascaracterísticas sociales o <strong>de</strong> la personalidad <strong>de</strong> los enfermos.Ritos <strong>de</strong> Cura~.~~.~~Paso ahora a la discusión <strong>de</strong> los ritos <strong>de</strong> cura asociados al síndrome<strong>de</strong>l susto. Primero <strong>de</strong>scribiré los empleados para curar algunos<strong>de</strong> los enfermos <strong>de</strong> los casos ya presentados. Luego me referiré aalgunas <strong>de</strong>scripciones generalizadas, pero <strong>de</strong>talladas, ofrecidas por elpsiquiatra Sal y Rosas (1958) y por los antopólogos Tschopik(951), Weitlaner (1961) y Carrasco (1960).En el caso <strong>de</strong> San Luis ]ilopeque, Guatemala, <strong>de</strong>scrito por Gi.Ilin (1948) las ceremonias <strong>de</strong> cura se <strong>de</strong>stinaron a la mujer que oa<strong>de</strong>cía<strong>de</strong> un marido conquistador. Los aspectos fundamentales <strong>de</strong>l tratamientopue<strong>de</strong>n dividirse en varias etapas. En la primera etapa -la<strong>de</strong>l diagnóstico- el curan<strong>de</strong>ro pronunció a la enferma un diagnósticoevi<strong>de</strong>nte y terminante <strong>de</strong> espanto o pérdida <strong>de</strong>l alma. Más tar<strong>de</strong>, re.quirió que la mujer consi<strong>de</strong>rara y "confesara" los sucesos que realmentellevaron al episodio <strong>de</strong> pérdida <strong>de</strong>l alma (la enferma teníaun historial previo <strong>de</strong> episodios semejantes). En la segunda etapa, ungrupo <strong>de</strong> personas significantes para la enferma fue organizado paraque asistiera a una ceremonia nocturna. Algunas <strong>de</strong> éstas se unierona los rezos <strong>de</strong> la enferma y el curan<strong>de</strong>ro a los santos católicos <strong>de</strong> laal<strong>de</strong>a, luego pasaron huevos <strong>de</strong> gallina sobre la enferma para absorberparte <strong>de</strong> la enfermedad. Más tar<strong>de</strong> los huevos fueron <strong>de</strong>positados enel lugar en que se produjo la pérdida <strong>de</strong>l alma, junto con una colección<strong>de</strong> regalos para apaciguar los espíritus que retenían el alma <strong>de</strong>la enferma y a quienes se exhortaba a que la <strong>de</strong>jaran en libertad.Tras las oraciones y libaciones a los espíritus, se organizaba una procesión.Esta iba <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el lugar <strong>de</strong>l acci<strong>de</strong>nte hasta la casa <strong>de</strong> lamujer, y el curan<strong>de</strong>ro hacía ruidos para señalarle la dirección correctaal alma. Finalmente, se <strong>de</strong>svestía la enferma, y el curan<strong>de</strong>ro la "asustaba"rociándole la cara con un buche <strong>de</strong> aguardiente. Luego se ledaba un masaje y, por último, se le hacía sudar en una cama colocadasobre un brasero lleno <strong>de</strong> lumbre.Los aspectos fundamentales <strong>de</strong> la. ceremonia <strong>de</strong> los pokonam,excepto ciertos <strong>de</strong>talles en los ritos <strong>de</strong> expiación, se encuentran ampliamentedispersos por toda Hispanoamérica tanto entre indígenascomo no indígenas. En el caso <strong>de</strong>l escolar chinanteco, por ejemplo,los ritos <strong>de</strong> cura fueron así." La madre <strong>de</strong>l niño se dirigió a la escue­(l Para un rito curativo marcadamente similar en <strong>de</strong>talle, véase Mak (1959: 128­129).


468 REVISTA DE CI<strong>EN</strong>CIAS SOCIALESla llevando consigo la camisa que su hijo había usado el día <strong>de</strong>lcastigo. Ya <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la escuela, fue directamente al asiento al lado<strong>de</strong>l cual su hijo había sido castigado. Tomó la camisa, la arrolló yprocedió a limpiar el piso <strong>de</strong> barro al tiempo que murmuraba:Vengo en nombre <strong>de</strong>l curan<strong>de</strong>ro García que no pue<strong>de</strong> venir a estahora. Vengo yo para reunir el espíritu <strong>de</strong> mi hijo José, que está enfermo.Vengo yo a esta hora y sólo a esta hora. Seguramente, no fue tu intención<strong>de</strong>jarlo sin espíritu. Adiós, yo volveré en cuatro días a <strong>de</strong>cirte cómoestá y para· hacer cualquier cosa que sea necesaria. .La madre entonces sacó <strong>de</strong> sus ropas una botella <strong>de</strong> aguardientemezclado con una yerba llamada hoja <strong>de</strong> espanto, y con su bocaroció aguardiente en la camisa y en el piso <strong>de</strong> barro sobre el que estabael asiento. A la vez, se persignaba y hacía la señal <strong>de</strong> la cruzsobre la camisa mojada. Luego recogió la camisa y excavó un poco <strong>de</strong>tierra y la llevó consigo a su casa. Allí su hijo se puso la camisay la tierra la echaron en un recipiente con aguardiente que se colocóal lado <strong>de</strong> la camita <strong>de</strong>l niño. Después la madre socilitó los servicios<strong>de</strong> un curan<strong>de</strong>ro profesional


<strong>EL</strong> <strong>SUSTO</strong> <strong>EN</strong> HISPANOAMERICA469En los casos <strong>de</strong> no indígenas informados <strong>de</strong> Texas, las curas~aunque parecidas en muchos respectos- no comprendían expía.ción ni propiciación. El mayor problema que confronta el curan<strong>de</strong>rotejano es el <strong>de</strong> inducir el regreso <strong>de</strong>l alma al cuerpo <strong>de</strong>l enfermo. Noestá complicada por la concepción <strong>de</strong> captores maléficos. En el caso<strong>de</strong> Antonio su madre lo tendió en el piso <strong>de</strong> barro <strong>de</strong> su casuchacon los brazos extendidos y las piernas juntas <strong>de</strong> manera que formarauna cruz humana. Entonces hizo un hueco a sus pies, otro a su cabeceora y uno al lado <strong>de</strong> cada una <strong>de</strong> sus manos extendidas y los llenó <strong>de</strong>un líquido compuesto <strong>de</strong> agua y yerbas medicinales. Luego comenzó a"barrer" la 'enfermedad fuera <strong>de</strong>l cuerpo <strong>de</strong> su hijo por sus extremida<strong>de</strong>susando una escoba fabricada <strong>de</strong> un arbusto <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sierto concualida<strong>de</strong>s medicinales. Después, ella y su hijo elevaron súplicas porque el alma perdida y errante retornara al cuerpo, tras <strong>de</strong> lo cualella rocío líquido <strong>de</strong> su boca directamente en la cara <strong>de</strong>l hijo, y Antoniotornó unos sorbos <strong>de</strong>l líquido medicinal que su madre extrajo<strong>de</strong> los huecos que hizo en el piso <strong>de</strong> barro.Entre las más meticulosas <strong>de</strong>scripciones <strong>de</strong>l susto están las afie.cidas por Sal y Rosas (1958: 177.184). En su mayor parte, sus datosse refieren a los indios quechua <strong>de</strong>l Callejón <strong>de</strong> Huarlas, en el Perú,pero varias <strong>de</strong> sus observaciones alu<strong>de</strong>n también a otras regiones.<strong>de</strong>lpaís. Después <strong>de</strong>l diagnóstico, según Sal y Rosas, el enfermo se tien.<strong>de</strong> en una cama o sobre una manta en el piso y junto a él se poneuna mezcla <strong>de</strong> pétalos <strong>de</strong> flores, hojas y harinas o maíz. La curan<strong>de</strong>,ra bendice la mixtura y la aplica sobre el cuerpo <strong>de</strong>l enfermo, comen.zando por la cabeza, bajando por las piernas, hasta los pies. Luegoel oficiante lleva la mixtura envuelta en una prenda <strong>de</strong>l enfermo alJugar don<strong>de</strong> se produjo el susto. En el trayecto va <strong>de</strong>rramando en unalínea, los pétalos, hojas y harinas a fin <strong>de</strong> señalarle al alma el carnino<strong>de</strong> regreso al cuerpo. También lleva aguardiente, cigarrillos y hojas<strong>de</strong> coca y los ofrenda en el sitio <strong>de</strong>l susto para propiciar el regreso<strong>de</strong>l alma. Después toma la camisa <strong>de</strong>l enfermo y la agita en el airepara atraer la atención <strong>de</strong>l alma. Al volver a la casa <strong>de</strong>l enfermo, elcuran<strong>de</strong>ro sigue cuidadosamente la línea <strong>de</strong> pétalos, hojas y harinasy sujeta la camisa <strong>de</strong> manera que se vea y el alma no tenga dificulta<strong>de</strong>n encontrar el camino. (En casos más severos <strong>de</strong> pérdida <strong>de</strong>l alma,se fricciona el enfermo con un cuyo vivo, c¡ue luego se ofrenda a losespíritus <strong>de</strong>l sitio don<strong>de</strong> se produjo el susto como reemplazo <strong>de</strong>l almaraptada). ,Los informes <strong>de</strong> Weitlaner (1961) Y Carrasco (1960: 103-105,110) sobre síntomas, etiología y ritos curativos entre los grupos <strong>de</strong>habla Nahual y Chontal al oeste <strong>de</strong> México manifiestan que la captura<strong>de</strong>l alma y sus síntomas concomitantes son marcadamente parecí­


470 REVISTA DE CI<strong>EN</strong>CIAS SOCIALESdos a los informados entre grupos aborígenes <strong>de</strong> muy distinta .filia,ción lingüística. Entre los chontal y nahualt hay la creencia <strong>de</strong> quela pérdida y captura <strong>de</strong>l alma es provocada por una caída en una carreterao camino, al resbalar a caer cerca <strong>de</strong> un cuerpo <strong>de</strong> agua o altener encuentro súbitos con animales, serpientes y hasta, con un cadáver.El diagnóstico y la cura disponen que el curan<strong>de</strong>ro obtenga lafecha, el. sitio y otras circunstancias, pertinentes al suceso, a las cualesel enfermo pueda atribuir la enfermedad. A esto sigue la expiaciónpor la molestia causada a los espíritus guardianes <strong>de</strong>l sitio y la pro.piciacón para aplacar a estos seres y conseguíi a cambio el alma capturada.El curan<strong>de</strong>ro luego trata <strong>de</strong> exhortar y conducir el alma ausentehasta el cuerpo que la aloja. A diferencia <strong>de</strong> otros grupos discutidosanteriormente, los nahuatl y chontal adornan sus ritos <strong>de</strong> curacon elaborados simbolismos en los cuales juegan papel importantelos colores <strong>de</strong>l ritual, los números, y las direcciones. No obstante,bajo las variaciones locales uno, pue<strong>de</strong> rápidamente discernir los fundamentos<strong>de</strong>l difundido complejo <strong>de</strong>l susto y los ritos <strong>de</strong> cura aso.ciados que estos indígenas tienen en común con los <strong>de</strong>más gruposmencionados.Resumen <strong>de</strong> los datos <strong>de</strong>scriptivosUno <strong>de</strong> los aspectos más notables <strong>de</strong>l fenómeno <strong>de</strong>l susto es elhecho <strong>de</strong> que entre los grupos hispanoamericanos, sean o no indígenas,se repite con notable constancia un núcleo básico <strong>de</strong> premisas yasunciones -síntomas, etiología y medios <strong>de</strong> cura.En general los siguientes síntomas caracterizan las víctimas <strong>de</strong>esta enfermedad: 1) mientras duerme, el enfermo presenta <strong>de</strong>sasosiegoy 2) mientras está <strong>de</strong>spierto, presenta indiferencia, falta <strong>de</strong>apetito, <strong>de</strong>sisterés en el vestir o la higiene personal, pérdida <strong>de</strong> enerogÍas y <strong>de</strong> peso, <strong>de</strong>presión e introversión. En el caso único <strong>de</strong> la enferma<strong>de</strong> Texas, Sra. Benítez, durante el susto se presentan tambiénconvulsiones epilépticas, aparte <strong>de</strong> la usual <strong>de</strong>bilidad, <strong>de</strong>presión, apatía,indiferencia e introversión. Sin embargo, <strong>de</strong>be notarse que al<strong>de</strong>scribir su condición, esta víctima <strong>de</strong> susto pone énfasis en los esta.dos emocionales post-espasmódicos <strong>de</strong> <strong>de</strong>presión e introversión envez <strong>de</strong> en las convulsiones en sí.Aunque el susto pue<strong>de</strong> presentarse tanto en indígenas como enno indígenas, hay diferencias significativas en cuanto a la naturaleza<strong>de</strong> los agentes causales. A diferencia <strong>de</strong> los no indígenas, los gruposindígenas imaginan que la separación <strong>de</strong>l alma <strong>de</strong>l cuerpo es provocadopor una afrenta a los espíritus guardianes <strong>de</strong>l lugar -guardia.


:<strong>EL</strong>. <strong>SUSTO</strong> <strong>EN</strong> HJSP~OAMERICA.471nes <strong>de</strong> tierra, agua o animales-e-. aunqu~ generalmente la víctima nocomete la ofensa adre<strong>de</strong>. Sea intencional o no, la maldad <strong>de</strong>be serexpiada y los. espíritus <strong>de</strong>l lugar <strong>de</strong>ben ser propiciados para que <strong>de</strong>jenen libertad el alma capturada.Hay otros rasgos <strong>de</strong> los sucesos provocadores que se repiten connotable constancia. Así, una característica que se <strong>de</strong>staca en todos loscasos citados es la impotencia ante cierta situación. Significativamente,sin embargo, la impotencia <strong>de</strong> la víctima se manifiesta sola.mente asociada a cierta clase <strong>de</strong> problemas en la conducción <strong>de</strong> su papel,pero no a otros. Por ejemplo, en ninguno <strong>de</strong> los casos observamos.que la víctima se sintiera impotente frente a los conflictos <strong>de</strong>lpapel que <strong>de</strong>sempeñaba o a las expectaciones resultantes <strong>de</strong> su marginalidadcultural o su movilidad social. En otras palabras, el sustoparece manifestar la incapacidad <strong>de</strong>l sujeto para llenar a<strong>de</strong>cuada.mente las expectaciones <strong>de</strong> la sociedad en que se ha socializado. Noparece marcar los conflictos <strong>de</strong>l papel ni las' insegurida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l indioque pasa a la sociedad <strong>de</strong>l ladino o los problemas que confrontan losnorteamericanos.<strong>de</strong> origen mexicano que suben en la escala social comoresultado <strong>de</strong>l proceso <strong>de</strong> asimilación en la sociedad anglo-americano<strong>de</strong> Texas.En el caso <strong>de</strong> robo <strong>de</strong>l alma, un especialista en la cura va a don<strong>de</strong>se produjo el acci<strong>de</strong>nte y allí invoca a los espíritus y propician el regreso<strong>de</strong>l alma en libertad exhortándola a reintegrarse al cuerpo porun camino claramente indicado por el curan<strong>de</strong>ro. La enfermedad queha entrado al cuerpo <strong>de</strong>l enfermo es removida barriéndola fuera pormedio <strong>de</strong> ramas medicinales o pasando huevos <strong>de</strong> gallina, un ave oun cuyo por el cuerpo <strong>de</strong> la víctima <strong>de</strong> manera que absorba la enfermedadsacándola <strong>de</strong> la víctima. Ya que los grupos no indígenas noatribuyen la pérdida <strong>de</strong>l alma a seres sobrenaturales maléficos ni ledan importancia al sitio <strong>de</strong>l acci<strong>de</strong>nte, sus ritos <strong>de</strong> cura no incluyenexpiación ni propiciación. Por último, los ritos <strong>de</strong> ambos grupos compartenelementos tales como la "barrida" medicinal para remover laenfermedad interna, la recordación y <strong>de</strong>scripción verbal <strong>de</strong>l enfermo<strong>de</strong>l suceso que provocó la separación <strong>de</strong>l alma <strong>de</strong> su cuerpo, estímulo<strong>de</strong>l "susto" que fue causa inmediata <strong>de</strong> la separación e invocacionesal alma para que se reintegre a la víctima. La constancia con que serepiten los sucesos provocadores, síntomas y métodos curativos en diversosgrupos en Hispanoamérica hace al síndrome susceptible a investigaciónepi<strong>de</strong>miólogica sistemática.


472 REVISTA DE CI<strong>EN</strong>CIAS SOCIALESUn mo<strong>de</strong>lo epi<strong>de</strong>m~ológicoLa epi<strong>de</strong>miología ha sido <strong>de</strong>scrita por Wa<strong>de</strong> Hampton Frost ca.mo "algo más que el total <strong>de</strong> los hechos comprobados. Compren<strong>de</strong>su disposición or<strong>de</strong>nada en ca<strong>de</strong>nas <strong>de</strong> inferencia que se extien<strong>de</strong>nmás o menos fuera <strong>de</strong> los límites <strong>de</strong> la observación directa" (Maxcy,1941: 1). En lo que sigue trataré <strong>de</strong> or<strong>de</strong>nar los datos <strong>de</strong>scriptivosen tales "ca<strong>de</strong>nas <strong>de</strong> inferencia." Permítaseme aclarar ante todo queno intento investigar la veracidad <strong>de</strong> las afirmaciones <strong>de</strong> los infor,mantes en cuanto a si los que se quejan <strong>de</strong> afecciones asociadas a lapérdida <strong>de</strong>l alma están realmente enfermos. Ha sido mi experiencia(y es compartida por otros que escriben sobre el fenómeno) que lossujetos que alegan sufrir la condición <strong>de</strong> asustados se caracterizanpor lo menos por una notable falta <strong>de</strong> bienestar físico -que es uncriterio mínimo en La <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> una enfermedad.Espero que mi mo<strong>de</strong>lo conceptual y las !hipótesis que genera re.sulten en una prueba ulterior <strong>de</strong> estas hipótesis para verificarlas modificarlaso rechazarlas corno se requiera. Fundamental a este mo<strong>de</strong>lo esla asunción. que mantiene que el síndrome <strong>de</strong>l susto es producto <strong>de</strong> lainteracción entre tres sistemas abiertos, cada uno enca<strong>de</strong>nado alos otros (Caudill, 1958: 4.7). Los tres sistemas en cuestión son:.1) el estado <strong>de</strong> salud <strong>de</strong>l individuo, 2) su sistema <strong>de</strong> personalidad, y3) el sistema social a que pertenece. La interacción entre estos tressistemas abiertos enca<strong>de</strong>nados se representa en el sencillo diagrama si.guiente. (Véase Cassell et. al., 1960).BEstado <strong>de</strong> Salud1, Susceptibilidad al susto y a otras enfermeda<strong>de</strong>s2. Severidad y cronicidad <strong>de</strong> la enfermedad3. Frecuencia <strong>de</strong> los episodiosSistema <strong>de</strong> la personalidad .Sistema social1. Propia percepción <strong>de</strong> relativo 1. Expectaciones <strong>de</strong>l papel poréxito o fracaso en el <strong>de</strong>sempe­sexo específico y edad especíño<strong>de</strong> las expectaciones <strong>de</strong>l fica.papel social. .B Representa la adaptación <strong>de</strong> un mo<strong>de</strong>lo preparado por el Departamento <strong>de</strong> Epi<strong>de</strong>miología,Escuela <strong>de</strong> Salud Pública, Universidad <strong>de</strong> Carolina <strong>de</strong>l Norte, a cuyos miembros<strong>de</strong>bo mi adiestramiento en epi<strong>de</strong>miología.


2. Capacidad <strong>de</strong>l individuo paraadaptarse al <strong>de</strong>sempeño ina<strong>de</strong>cuadosegún propia percepción.<strong>EL</strong>, <strong>SUSTO</strong> <strong>EN</strong>, HISPANOAMERICA 47~Finalmente, expongo las siguientes hipótesis tentativas:1. El síndrome <strong>de</strong>l susto se dará sólo, en .situaciones sociales quela víctima perciba como llenas <strong>de</strong> tensión. El síndrome es el vehículopor medio <strong>de</strong>l cual las gentes <strong>de</strong> las socieda<strong>de</strong>s rurales y urbanashispanoamericanas manifiestan sus reacciones ante ciertas formas <strong>de</strong>situaciones percibidas por sí mismas como fuentes <strong>de</strong> tensión, pero noante otras. Las gentes <strong>de</strong> estas socieda<strong>de</strong>s no sólo <strong>de</strong>ci<strong>de</strong>n asumir elpapel <strong>de</strong> enfermos sino que eligen la clase <strong>de</strong> síntomas mediante loscuales se presenta su falta <strong>de</strong> bienestar (compárense Parsons y Fox,1952; Weinstein, 1962).n. Las tensiones sociales que se reflejan en el síndrome <strong>de</strong>l sustoson <strong>de</strong> naturaleza intra-cultural e intra.social, Las tensiones provocadaspor el conflicto entre culturas y por la marginalidad o movilidadsocial <strong>de</strong>l individuo serán simbolizadas por síntomas <strong>de</strong> otras enfer.meda<strong>de</strong>s aparte <strong>de</strong>l susto. En otras palabras, el susto no reflejará lafrustración o enajenación que a menudo resulta <strong>de</strong>l esfuerzo por i<strong>de</strong>ntificarsecon, y tener la aceptación <strong>de</strong>, los miembros <strong>de</strong> una sociedado estrata social distinta a aquella en que uno se ha socializado.Hl. En socieda<strong>de</strong>s hispanoamericanas, el síndrome <strong>de</strong>l susto aparecerácomo consecuencia <strong>de</strong> un episodio en que un individuo nopueda <strong>de</strong>sempeñar lo que su propia sociedad espera <strong>de</strong>l papel socialpara el cual lo hayan socializado.Corolario 1. Debido a que estas socieda<strong>de</strong>s diferencian entre la socialización<strong>de</strong> hombres y mujeres, y <strong>de</strong>bido a que las expectaciones <strong>de</strong> lasociedad para niños y niñas son distintas a las expectaciones para hombresy mujeres maduros, se espera que las niñas y las mujeres seanafectadas por el susto y sus concomitantes a consecuencia <strong>de</strong> experienciasdistintas a las que exponen, la salud <strong>de</strong> niños y hombres <strong>de</strong> la mismasociedad. Por ejemplo, las niñas son socializadas para ser mo<strong>de</strong>stas <strong>de</strong>pendientesy <strong>de</strong>dicadas al hogar. mientras que 19s niños son adiestradospara que <strong>de</strong>muestren agresividad in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia y se <strong>de</strong>diquen a papeles<strong>de</strong> responsabilidad en el trabajo y la ciudadanía. Yo no anticiparíaque muchas <strong>de</strong> las niñas y mujeres <strong>de</strong> estas socieda<strong>de</strong>s manifiesten sustobajo circunstancias en que la sociedad no tenga razÓn alguna para esperarque una mujer llene acertadamente una responsabilidad. Tampoco podríaesperarse <strong>de</strong> un joven enfermo <strong>de</strong>bido a su incapacidad para llevar a


REVisTADÉCIE.NciAS SOcIALEScabo con éxito una tarea asignada generalmentea las mujeres: Por ejemplo,si en lugar <strong>de</strong> Ricardo, el niño norteamericano <strong>de</strong> origen mexicano,una niña <strong>de</strong> más o menos igual edad se hubiera negado a meterse alagua por timi<strong>de</strong>z, creo que el síndrome <strong>de</strong>l susto no se hubiera presentado.La timi<strong>de</strong>z <strong>de</strong> la niña hubiera 'sido '<strong>de</strong>mestración <strong>de</strong> la conductaapropiada, mientras que la conducta <strong>de</strong> Ricardo <strong>de</strong>jaba mucho que <strong>de</strong>searen términos <strong>de</strong> 'lo''que tos' norteamericanos-<strong>de</strong> 'origen mexicanó' esperan<strong>de</strong> niños y hombres.i~ :', 'Corolario 2. Puesto que las, socieda<strong>de</strong>s ,hisPAAloamericanas dan m~" lID­, portancia ial triunfo en unas ocupaciones que en otras, mientras misimportancia dan los socializadores.a unaocupación, mayor será la pro,babilidad <strong>de</strong> que-se presente, el, susto asociado al fracaso e!1laOCU:pa~ción. Como resultado, aunque tanto las mujeres como las hombres están'expuestos a enfermar como consecuencia <strong>de</strong>l fracaso en el <strong>de</strong>sempeño <strong>de</strong>una ocupación propia '<strong>de</strong> :sU: sexo o edad especificas, no 'todas lasocupaciones conllevanel mismo riesgo.,;IV. Aunque todas las personas <strong>de</strong> una sociedad puedan creer enel concepto <strong>de</strong> pérdida <strong>de</strong>l alma, no todos los miembros <strong>de</strong> la sociedad<strong>de</strong> hecho serán víctimas <strong>de</strong> estaclase <strong>de</strong>-enfermedad. Se formulala hipótesis <strong>de</strong> que las personalida<strong>de</strong>s individuales sirven <strong>de</strong> varia.bles en la contingencia, es <strong>de</strong>cir, si dos miembros <strong>de</strong> la sociedad, <strong>de</strong>igual edad y sexo, no llenan su papel a<strong>de</strong>cuadamente según las expectaciones<strong>de</strong> la sociedad, uno pue<strong>de</strong> reaccionar ante la incapacidadadvertida por sí mismo eligiendo el papel dé enfermo; por ejemplo<strong>de</strong> susto, mientras que el otro pue<strong>de</strong> adaptarse <strong>de</strong> otra manera, comoexpresando ira u hostilidad. Aún más, entre los: que eligen el síndrome<strong>de</strong>l sasto, la severidad, cronicidad' y frecuencia <strong>de</strong> sus' episodiosvariarán sistemáticamente' con' 'respeto a las variables sociales' y <strong>de</strong>personalidad. Des<strong>de</strong> luego, los puntos que nos interesan 'son: 1) queciertas culturas ofrecen el susto tomo un mecanismo <strong>de</strong> adaptación a'la incapacidadpercibidapor uno mismo, mientras que otras no, y'2) que algunos; perono todos los individuos que tienen esta creenciacultural eligen los síntomas <strong>de</strong>l' susto para indicar que no se sientenb· len., " , 'Brevemente, estas hipótesis proponen que la enfermedad <strong>de</strong>l sustoen las socieda<strong>de</strong>s hispanoamericanas pue<strong>de</strong> enten<strong>de</strong>rse como el pro.'dueto <strong>de</strong> una compleja interacción entre el estado <strong>de</strong> salud <strong>de</strong>l indioviduo y las expectaciones <strong>de</strong> la sociedad en cuanto al papel'social,mediando aspectos <strong>de</strong> la personalidad <strong>de</strong>l individuo.


<strong>EL</strong> <strong>SUSTO</strong> <strong>EN</strong> HISPANOAMERICA 475... ResumenEn estaexploración<strong>de</strong>lfenómeno <strong>de</strong> salud que <strong>de</strong>nomino susto,he intentado estimar hasta qué punto esta enfermedad popular es'susceptible a análisis' epi<strong>de</strong>miológico. Pese a las variaciones regionales<strong>de</strong>l tema general <strong>de</strong> la pérdida <strong>de</strong>l alma,en muchas socieda<strong>de</strong>sse presenta un conjunto déelementos constantes que nos lleva a coricluirque este fenómeno se 'presta a or<strong>de</strong>nada <strong>de</strong>scripción y análisis.A<strong>de</strong>más, las inferencias "<strong>de</strong>. casualidad basadas en datos etnográficosofrecen gran<strong>de</strong>s posibilida<strong>de</strong>s para enten<strong>de</strong>r la naturaleza <strong>de</strong> la enfermedadpopular y'al~nas facetas <strong>de</strong> las relaciones entre la saludy la conducta social. Porúltirnorsi una enfermedad popular, el susto,prueba ser susceptible a la investigación, otras nociones aparentementeextrañas sobre 'enfermeda<strong>de</strong>s exigen la atención <strong>de</strong> los epi<strong>de</strong>miólogosy los médicos <strong>de</strong>dicados a 'la investigación, en colaboración conlos antropólogos. (Véase Fleck y Ianni, 1958).BIBLIOGRAFIAAdams, R. N.An Atudysis of Medical Beliefs and Practices in a Guatemalanlndian Town. Guatemala, 1952.Cultural Survey of Panama-Nicaragua-Guatemda-EJ Salvador-Honduras. Washington,1957.Adams, R. N. Y A. J. Rubel. Sicbness and Social Relations, Handbook ofMiddle- American Indian (en prensa).Blum, R. H. Case I<strong>de</strong>ntification in Psycbiuric Bpi<strong>de</strong>miology: Methods andProblems. Milbank Memorial Fund Quarterly 40: 253-289, 1962.Carmsco,P. Pagan Riteals ami Beliejs Among tbe Chontal Indians of Oaxa-ica. Anthropological Records 20: 87-117, 1960. .Cassel, J., R. Patrick y D. Jenkins. Epi<strong>de</strong>miological Analysis of Health lmp.Jicationsof Culture Change: A Conceptual Mo<strong>de</strong>l. Annals of the NewYork Aca<strong>de</strong>my of Sciences 84: 938-949, 1960.Caudill, W. Effects of Social and Cultural Systems in Reaction to Stress.Memorandum to the Committee on Preventive Medicine and Social ScienceResearch, Pamphlet, 14, 1958.Clark, M. Health in the Mexican-American Culture. Berkeley, 1959.Diaz <strong>de</strong> Solas, M. Personal Communication, 1959.Fleck, A. C. y F A. J. Ianni. Epi<strong>de</strong>miology and Anthropology: Sorne Sug­gested Affinities in Theory and Method. Human Organization 16: 38­41, 1958.1 iI


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