El-romanismo-enemigo-de-la-Santa-Biblia

42«preciables é industriosos tuvieron que abandonar su patria.Y por citar otro ejemplo mas. En el año de 1712,cuando, por virtud del tratado de Alt-fiastádt,' ciertoslugares habian de cederse á algunos príncipes Protestantes,el Papa Clemente XI. en una carta dírijida alEmperador Carlos VI. denunció á los Protestantes comosecta ecsecrable, y, en la plenitud de su pretendida Supremacíadeclaró que cualquiera convenio se entendiese, ópudiese ser entendido, como causando estorbó ó perjuicioá la creencia ó al culto Romano, ó á su autoridad, juris-'dicción ó derechos cualesquiera, "quedaría y quedaba,''desde el principio, nulo, injusto y reprobado, invalido" y de ninguna obligación y que nadie estaba obligado á" guardarlo, aunque hubiera sido repetido, ratificado, ó''afirmado con juramento."(1.)Tales son las doctrinas de la Iglesia de Roma, y tal hasido su práctica por muchos siglos. Individuos muy respetablesdé su comunión, cuya sinceridad no se puededudar, las han desechado; mas quedan aun reconocidaspor toda lá Curia Romana de estos tiempos. El lectorno habrá podido menos de observar la oposición de-estasdoctrinas á la Escritura, á la razón, y muchas vecesala moral, pero son las mismas que han áido promulgadas"'por'Papas, Concilios y Canonistas; y, hasta quePapas, "Concilios y Canonistas se convengan en negar*las, los Protestantes rio podernos menos de mirarías' comopropias dé la Iglesia de Roma, y guardarnos de ellas comoperjudiciales á las libertades civiles y relijiosas de loshombres. Deseamos mantenerla relijion pura é inmaculadade Jesu-Cristo, perseverar en la libertad que Jesu-(1.) Digest of Evidence on thc State of Ireland, Part ii. p. 243.