El-romanismo-enemigo-de-la-Santa-Biblia

52NOTA (E.), Pajina 17.DE LA CANONIZACIÓN DE TOMAS A BECKET.• iCerca de cincuenta años después de muerto Tomas áBecket, se disputaba públicamente en la universidad deParis, sobre si estaba en el cielo ó en el infierno, ¡ tandudosa era su santidad! Algunos sostenian que, por suorgullo desordenado, era digno de condenación. Otrosípor el contrario, aseguraban que los milagros, hechossobre su sepulcro eran prueba indudable de su salvación.Este argumento hubiera sido decisivo en el caso de sertan bien establecida su autenticidad como activo el esmeroen publicarlos.Empero,; demasiado habia merecido Tomas de la curiaRomana por no tener lugar en el Catálogo de los Santos.Y de consiguiente fué'canonizado dos ó tres años despuésde muerto;. mas, por deseoso que estuviese el Papáde mostrarse agradecido á.tan fiel siervo, era necesario,convencer ál mundo de' que la causa por la que perdió la.vida era de Dios, ó de otro modo su canonización hubierapodido ser impugnada, Para conseguir este convencimientopúblico, ningún medio podiaser mas á propósito que elde los milagros. Por tanto, como era regular, se obrarontatttos sobre el sepulcro del nuevo mártir, que en otrocualquiera siglo, su muchedumbre, en lugar dé conciliarlá fé del mundo, hubiera tenido el efecto contrario. Nilos Apóstoles, ni aun Cristo, habian obrado tamañas nitantas maravillas, en prueba de la verdad del mismo Cristianismo,como -las que hizo este nuevo Santo á fin' deautorizar los privilejios é inmunidades del Clero. No parecíasuficiente el decir que habia resucitado á algunoshombres muertos; se anadia que habia dado nueva vidaaun á las bestias. Se aseguraba, que estando su cadáverespuesto á la vista de los fieles antes de ser enterrado,