10.07.2015 Views

LUNA-CRECIENTE-3-Maqueta-Final

LUNA-CRECIENTE-3-Maqueta-Final

LUNA-CRECIENTE-3-Maqueta-Final

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Luna creciente 3 (Fall 2014) - 55más resistencia. No era una cerda o una perra, sedijo. No estaba enferma. Era solo otro momentode debilidad.#Sofía se presentó en casa de Amelia unpoco antes de las seis. Amelia la recibió con sualbornoz de ducha, lo cual fue una sorpresa paraella. Amelia siempre iba de punta en blanco,incluso si tenía que ir a hacer la compra.- Amelia –dijo–, tienes un aspectohorrible. ¿Qué es lo que te pasa?- No sé, algo que he debido de coger. Eseste frío, que no le deja a una tranquila.Sofía asintió. Permaneció en el umbral.- ¿Puedo pasar?- Sí... Pasa.Sofía entró, desconcertada. Amelia cerróla puerta.César apareció en el salón. Como el díaanterior, estaba sucio y limpiándose las manos.- Buenas tardes –le saludó Sofía.- Buenas tardes –contestó César. Y,volviéndose a Amelia, añadió-: Señora, heacabado por hoy.- ¿Le apetece tomar un café connosotras? –preguntó Sofía antes de que su amigapudiera contestar-. Es decir, si no tiene nadamejor que hacer.- En realidad –se apresuró Amelia-, mehabía dicho hace un momento que su novia leestaba esperando, ¿verdad?Sofía miró a César. Éste dejó en unamesita el trapo con el que estaba limpiándose.- Se ha cancelado –dijo-. Sí, la verdad esque me apetece.- ¡Bien! –concluyó Sofía–. Amelia,cámbiate que ya me quedo yo con él.Amelia no contestó. Salió del salón, secambió de ropa en su dormitorio y, al volver,encontró a César y Sofía sentados alrededor dela mesa del café y en medio de lo que parecíauna animada charla. Algo se agitó dentro de ella.Por un momento, la idea de los celos hizo mellaen su cerebro, pero trató de rechazarla. Sinembargo, ese pensamiento volvió enseguida conmás fuerza. Observó la manera de conducirse deSofía. Era obvio que estaba flirteando con Césary que a éste le gustaba ese juego. ¿Qué era loque pretendían los dos? ¿Se estaban riendo deella? Sofía estaba casada, tenía hijos. ¿Por quéintentaba seducir... a su hombre? Y César..., ¿esque acaso no tenía bastante con ella? ¿Pretendía,con esa provocación, que se arrodillara ante él yle pidiera que no mirara a nadie más?No le sigas el juego. Es el hombre quela policía está buscando.- ¿No te sientas, Amelia? –preguntóSofía.Amelia salió de su ensimismamiento yvio que tanto su amiga como César estabanesperando una respuesta. Las palabras, noobstante, no le salieron. Vio que César la mirabafijamente, como si la estudiara, y que luegomiraba de reojo a Sofía. ¿Estaba acaso pensandoen ella como la siguiente?- Amelia –repitió Sofía, esta vez máspreocupada-, ¿te encuentras bien, cielo?

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!