Derecho de autor - Buenos Aires Ciudad
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Una i<strong>de</strong>a <strong>de</strong>l nuevo sigloPor Eduardo Fabregat para la revista Pugliese (diciembre <strong>de</strong> 2005).La batalla legal contra la piratería tuvo un efecto in<strong>de</strong>seado: sise eliminan todos los programas <strong>de</strong> intercambio <strong>de</strong> archivos,muchos artistas se quedarán sin una formidableherramienta para difundir sus obras. Por eso, un grupo<strong>de</strong> expertos diseñó un sistema <strong>de</strong> licencias queapunta a seguir <strong>de</strong>sarrollando la red como una realforma <strong>de</strong> producción y difusión in<strong>de</strong>pendiente.Des<strong>de</strong> que la industria discográfica empezó a mostrar –<strong>de</strong> varias maneras– su preocupación por la piratería industrialy en Internet, el concepto <strong>de</strong> “<strong>de</strong>rechos <strong>de</strong> <strong>autor</strong>” aparece unay otra vez, en los medios, en las charlas <strong>de</strong> representantes <strong>de</strong>la industria y sobre todo en los <strong>de</strong>bates sobre cómo adaptar lalegislación existente, el conjunto <strong>de</strong> normas i<strong>de</strong>ado y puestoen práctica en la era predigital, y que inevitablementechoca en más <strong>de</strong> una ocasión con el estado <strong>de</strong> lascosas en un momento <strong>de</strong> explosión tecnológica queno parece tener límites. Los <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong> <strong>autor</strong> sonla base <strong>de</strong> la batalla legal que los sellos discográficosllevan a<strong>de</strong>lante contra los sistemas <strong>de</strong> intercambio<strong>de</strong> archivos (conocidos como peer to peer), don<strong>de</strong> losinternautas hacen un uso libre <strong>de</strong> material que en realidad...no es libre.Pero esta batalla también planteó inconvenientes inesperados.Es cierto, los programas <strong>de</strong> “usuario a usuario” son un foco<strong>de</strong> piratería, propician que muchas personas quemendiscos o películas en vez <strong>de</strong> comprarlos. Pero esa no esla única función <strong>de</strong> los P2P. Para muchos creadoresalejados <strong>de</strong>l gran circuito comercial, Internet es sumejor herramienta para darse a conocer, difundir susobras y generar un público que suele caracterizarse porsu espíritu <strong>de</strong> investigación, <strong>de</strong> búsqueda <strong>de</strong> los nuevo.Pero la puja legal no discrimina entre el material protegidoy aquello que los mismos creadores ofrecen en la red: elobjetivo es dar <strong>de</strong> baja todos los sistemas <strong>de</strong> intercambio<strong>de</strong> archivos e incluso sancionar a sus usuarios –como<strong>de</strong>muestran las <strong>de</strong>mandas iniciadas en Estados Unidos,y que acaban <strong>de</strong> sumar un capítulo argentino con losjuicios encarados por la Cámara <strong>de</strong> Productores eIndustriales <strong>de</strong> Fonogramas, CAPIF–, <strong>de</strong>smantelar laherramienta más allá <strong>de</strong>l “buen uso” que le pue<strong>de</strong>ndar otros usuarios.Teniendo en cuenta este incipiente problema, en 2001 ungrupo <strong>de</strong> expertos en tecnología y legislación sobre <strong>de</strong>rechos<strong>de</strong> <strong>autor</strong> buscó una variante, una reformulación <strong>de</strong>l concepto<strong>de</strong> <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong> <strong>autor</strong> que contemplara las nuevas posibilida<strong>de</strong>sque planteaba la red. Tomando como ejemplo las acciones <strong>de</strong> laFree Software Foundation’s GNU General Public License (GNUGPL) –<strong>de</strong>dicada a <strong>de</strong>sarrollar el software libre–, James Boyle,Michael Carroll, Molly Shaffer Van Houweling y LawrenceLessig, entre otros, le dieron vida a Creative Commons.¿Qué plantea Creative Commons? Un nuevo modo <strong>de</strong>manejar los <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong> <strong>autor</strong>, una manera <strong>de</strong> que loscreadores <strong>de</strong> cualquier rubro artístico puedan ofrecery compartir sus obras en la red sin caer en la mismabolsa que el pirata.De algún modo, el concepto <strong>de</strong> CC <strong>de</strong>vuelve al artista ciertocontrol sobre su creación: mediante una sencilla serie <strong>de</strong>pasos, el usuario elige un tipo <strong>de</strong> licencia que va <strong>de</strong>l “dominiopúblico” (que <strong>autor</strong>iza a utilizar esa obra) a permisos parciales(citando la fuente, <strong>autor</strong>izando a utilizar el material “sinfines comerciales” e incluso permitiendo que el usuario“intervenga” en la obra, o prohibiendo expresamenteel uso sin permiso <strong>de</strong>l <strong>autor</strong>). Esto permite que, porejemplo, un fotógrafo cuelgue en internet sus fotos,con un logo <strong>de</strong> CC que lleva a una página don<strong>de</strong> seexplica qué tipo <strong>de</strong> uso se pue<strong>de</strong> dar a esas fotos. Deeste modo, se vuelve a un contrato entre el creador y suusuario directo, evitando las complejida<strong>de</strong>s, abstracciones ycontradicciones legales que plantea la batalla basada en el<strong>de</strong>recho <strong>de</strong> <strong>autor</strong> típico.La i<strong>de</strong>a prendió fuerte en Internet, y <strong>de</strong>l sitio baseen Estados Unidos pronto se fueron <strong>de</strong>sprendiendorepresentantes en todo el mundo, <strong>de</strong> Eslovenia aNigeria, <strong>de</strong> las Filipinas a Italia, Japón, los paísesnórdicos y Argentina: sobre el final <strong>de</strong>l año, finalmenteCC inauguró su capítulo argentino, con Ariel Vercelliy Pablo Palazzi como project lea<strong>de</strong>rs y el auspicio ysponsoreo <strong>de</strong> la Fundación OSDE. Teniendo en cuenta lacantidad <strong>de</strong> vacíos legales que existen en Argentina, y ellimitadísimo acceso que muchos artistas tienen al circuito<strong>de</strong> producción “gran<strong>de</strong>”, el lanzamiento <strong>de</strong> CC Argentinasupone una variante a tener en cuenta, un modo <strong>de</strong> seguircultivando la producción in<strong>de</strong>pendiente, encontrar unaprotección más flexible y directa a las obras y <strong>de</strong>sarrollarel modo <strong>de</strong> llegar a un público siempre caracterizadopor su hambre cultural. Es, también, una herramientapor <strong>de</strong>más útil en un momento en que el tráfico <strong>de</strong>música en la red está siendo observado con lupa (y conun garrote amenazador), y pue<strong>de</strong> significar un verda<strong>de</strong>rodolor <strong>de</strong> cabeza. De a poco, los tiempos van cambiando.28