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Revista CONAMED, Vol. 13, octubre - diciembre 2008

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Esta falta de cultura y el temor de los profesionales de<br />

la medicina a enfrentarse a quejas y demandas, ha dado<br />

lugar al desarrollo de la medicina defensiva, a través de la<br />

cual se llevan a cabo procedimientos diagnósticos y terapéuticos<br />

innecesarios, que exponen al paciente a un riesgo<br />

no justificable y a un gasto excesivo, para las instituciones o<br />

para las familias y el paciente, con el propósito de sentirse<br />

protegido ante una eventual queja o demanda.<br />

Si regresamos al concepto de calidad podremos observar,<br />

la medicina defensiva se aparta de la práctica profesional<br />

con calidad:<br />

• Un profesional de la práctica médica competente, indica<br />

los procedimientos diagnósticos necesarios para<br />

establecer, comprobar o precisar un diagnóstico. Los<br />

estudios en exceso indicados para substituir la falta de<br />

conocimientos (ignorancia), para protegerse de las decisiones<br />

clínicas tomadas sin sustento clínico, la inseguridad<br />

o simplemente, para contar con los estudios que<br />

pudieran ser solicitados por las instancias ante las cuales<br />

se presentó una queja o una demanda.<br />

Una herramienta fundamental de un profesional competente,<br />

es el expediente clínico, en el cual se pueden registrar<br />

los razonamientos semiológicos realizados, que fundamenten<br />

la justificación de los estudios solicitados y las<br />

razones por las cuales no se requirieron otros, es suficiente<br />

para acreditar la buena práctica de un profesional de la<br />

medicina.<br />

Una práctica inaceptable, carente de ética y sujeta al<br />

calificativo de “corrupción”, es la indicación de estudios o<br />

prescripción de medicamentos, con el propósito de obtener<br />

beneficios económicos o en especie (dicotomía), tanto cuando<br />

son innecesarios, como cuando sí son necesarios, exponiendo<br />

al paciente a riesgos o encareciendo la atención.<br />

• Si bien desde el punto de vista ético, es imprescindible<br />

tener en cuenta el riesgo inherente a cualquier procedimiento<br />

diagnóstico o terapéutico, y solamente correr<br />

aquellos riesgos que aportarán un beneficio significativamente<br />

mayor para el paciente, el riesgo inherente a<br />

un estudio no necesario, es inaceptable por pequeño<br />

que sea y puede ser considerado como violatorio del<br />

más elemental principio de la ética: “primero no hacer<br />

daño”.<br />

• Todos estamos concientes de los altos costos que en la<br />

actualidad ha alcanzado la práctica médica, tanto por<br />

el desarrollo de tecnologías sofisticas y de mayor costo,<br />

como por los costos derivados de la substitución de la<br />

práctica clínica por los auxiliares de diagnóstico, por lo<br />

cual es evidente la importancia de evitar la práctica de<br />

estudios innecesarios, que graviten sobre el presupuesto<br />

familiar o de las instituciones de salud.<br />

4<br />

Es necesario desarrollar una nueva “cultura de calidad” que<br />

le devuelva a la práctica clínica el valor que tiene como elemento<br />

inicial y fundamental de la atención a los pacientes,<br />

a través de reforzar la docencia en las escuelas de medicina<br />

y la formación de especialistas, durante las residencias médicas.<br />

No menos trascendente es la necesidad de desarrollar<br />

la conciencia ética de los profesionales de la medicina durante<br />

todo el proceso de su formación, tanto en los aspectos<br />

docentes, en las escuelas de medicina, enfermería,<br />

trabajo social y otras, como durante el ejercicio profesional,<br />

mediante actualización permanente y sobre todo con una<br />

práctica apegada a los principios deontológicos que la rigen,<br />

que sea ejemplo para las nuevas generaciones.<br />

La mejor forma de prevenir las quejas y las demandas,<br />

indudablemente no es la medicina defensiva, por los argumentos<br />

antes mencionados. Es necesario un trabajo conjunto<br />

del personal de salud, los directivos de los hospitales<br />

y los propios pacientes y sus familiares, para prevenir los<br />

eventos adversos y el error médico, a través de conocer sus<br />

quejas e inconformidades, los errores y eventos adversos<br />

ocurridos y ponernos a trabajar todos en su prevención.<br />

La representación en México de la Alianza Mundial para<br />

la Seguridad del Paciente de la Organización Mundial de la<br />

Salud, integrada por familiares de pacientes que han sufrido<br />

un evento adverso y que están convencidos que la queja<br />

o la demanda no son la solución, sino el trabajo conjunto<br />

para prevenirlos, están integrando la Red de Pacientes<br />

por la Seguridad del Paciente, como respuesta organizada<br />

para la prevención de los eventos adversos.<br />

Por su parte la Comisión Nacional de Arbitraje Médico,<br />

en el ejercicio de sus facultades, ha publicado y difundido en<br />

la <strong>Revista</strong> <strong>CONAMED</strong> el “Plan para el Autocuidado de la Seguridad<br />

del Paciente”, que involucra a pacientes, familiares,<br />

personal de salud y directivos médicos como responsables<br />

de su seguridad y dentro del Capítulo de Recomendaciones:<br />

“Los lineamientos generales para el cuidado de la seguridad<br />

del paciente”, dirigidos a prevenir eventos adversos.<br />

Ahora corresponde al personal de salud, conocer los<br />

motivos de inconformidad de los pacientes y sus familias<br />

con los servicios recibidos e identificar los errores cometidos,<br />

para registrarlos, analizarlos y generar acciones para<br />

su prevención y corrección, haciendo eco de la frase de<br />

Santiago Ramón y Cajal, Premio Nobel de Fisiología y Medicina<br />

(1906), quien dijo:<br />

“Lo peor no es cometer un error, sino tratar de justificarlo,<br />

en vez de aprovecharlo como aviso providencial de<br />

nuestra ligereza o ignorancia”.<br />

Dr. Germán Fajardo Dolci,<br />

Comisionado Nacional de Arbitraje Médico.<br />

gfajardo@conamed.gob.mx.<br />

<strong>Revista</strong> <strong>CONAMED</strong>, <strong>Vol</strong>. <strong>13</strong>, <strong>octubre</strong>–<strong>diciembre</strong> <strong>2008</strong>

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